Sede de los Taumaturgos (Archivo III)

Recuerdo del primer mensaje :

El ataque de risa de Tap fue tal que su cuerpo se sacudió en el aire como si sufriera espasmos. El aparato fonador emitió ruidos incomprensibles que no eran más que el poltergeist intentando hacer ver al idrino lo gracioso que había sido verle la cara en plena descarga eléctrica. Cuando por fin se calmó, Saren le preguntó sobre su cuerpo y Tap comenzó a hablar tan rápido que las palabras se trababan y no salían. Tuvo que coger aire antes de intentarlo de nuevo, esta vez más despacio que la anterior.

—Es de metal irrense y plástico—explicó—. Fabricado por dama Hálito, demi… demiur… demiurga—se le atascaba la palabra. La mención a la violeta le hizo sentir algo de pena. Perder a los pocos gigantes que merecían la pena nunca era divertido. Continuó su charla moviendo cada una de las secciones en las que se dividía y haciendo una mención obvia al aparato que le permitía hablar—. Además lo estoy armando. Como lo de la electric… electricicicicidad—de nuevo se le atascaron las palabras y Tap sacudió la cabeza de manera inútil—. Electricidad. Todavía me que-queda hasta que… aprenda del todo. Pero bueno.

Tap estaba tan eufórico por su nuevo cuerpo que le daba igual las trabas que su ponía. Valoraba la mejora y lo veía todo un pelín más positivo. Un pelín suficiente como para que no quisiera matar al gigante que tenía enfrente en ningún momento. Era probable que el hecho de que fuera Saren y no otro, como Pablo, por ejemplo, también tuviera que ver. Pero lo importante era que, en aquellos momentos, el poltergeist se encontraba a gusto.

—Y tú, ¿Q-qué eres? ¿Y qué haces? Sales muy a menudo de la Sede—Tap estaba realizando esas mismas preguntas a todos los gigantes que decidía que eran dignos de relacionarse. Sobre todo porque según las respuestas, así sabría si lo seguían siendo, si era mejor alejarse de ellos o, simplemente, sabía si podía alegrarse porque la Luna Roja les castigaba con algún aspecto injusto de sus transformaciones. Sabía lo felices que fueron muchos gigantes cuando descubrieron que como poltergeist no podría hablar, así que no pensaba esconder la diversión que le producía saber que ahora a algunos les mataba el sol o que estaban catatónicos durante todo el día en la cama.

Kudryavka

Cogiendo a Zira del pecho como un bebe, la levantó para luego sentarse enfrente de uno de los mandos con las piernas cruzadas y sobre su regazo dejó a la mona a seguir con su curiosidad sobre el artilugio.

Soltando una carcajada jovial, el vánara respondió al draco.
-¡Pense hacer la cita completa, pero me dije: "Solo los niños que de veras han visto a un dragon clippear a traves del suelo" lo entenderian asi que decidí dejarla como está!-se explicó, aunque no fuera exactamente lo que Noel se habia referido con "flojo". Ante la revelación de la camiseta del draco, el propio vánara ahuyó, reconociendolo de inmediato y canturreando la melodia de aquel videojuego retro, mientras bailaba animosamente sobre su sitio.
Antes a la mención de agrado el ruso soltó una risilla e hizo una pequeña reverencia teatral.
-¡Te encantaria este juego, Saria! ¡Puedes ser una hechicera con el poder de la voz o un astronauta con ayuda de un gigante!-bromeó para despues desternillarse un buen rato por su propia gracia.

Zira empezó a mordisquear el mando, asi que Kud fue rápido a arrebatarselo y soltarle una toba en el pegote que tenia por nariz. La mona ofuscada le protestó con un chillidito, pero Kud tambien se habia adelantado a aquello, metiendole en la ruidosa boca dentada medio melocotón y eso la mantuvo entretenida un buen rato.
-¡Yo voto por lo de Rocavarancolia, es como romper la cuarta pared o algo! ¿Se pueden elegir las transformaciones? ¡Oh, oh! ¡Apuesto a que hay un sistema de perfil que lo rellenas y en base a eso y a los quick time events y flags que tengas te salga uno u otro! ¡Mucha rejugabilidad diria yo! ¡Casi para jugar años y años con cada nueva cosecha!-tras lo cual, dió unas palmas y se desternilló.

Gael sonrió disimuladamente al escuchar mentalmente la voz de Noel. Lo cierto era que le daba lástima el mando que estaba toqueteando la mascota, pero se imaginaba que hacía falta mucho más que eso para romperlo. El fuego fatuo se acomodó en el aire detrás del sofá donde se sentaba el raigaurum, consiguiendo un buen sitio para observar los juegos sin molestar a nadie.
—Ese, por favor, el de los magos —dijo después de las explicaciones de Kin—. Salvo que las cinemáticas sean infinitas —añadió, al escuchar a Noel.
—No, no, precisamente se empieza con una especie de tutorial —respondió, mirando también a Giz por la pregunta que había hecho respecto a las instrucciones—. Introduce a la historia después, pero te dejan un poco a tu bola entre cada cinemática, si no recuerdo mal.

Kin procedió a seleccionar el juego del menú. Mientras pasaban una serie de créditos, procedió a explicar alguna cosa respecto a lo que había dicho Kud.
—La verdad es que no hay transformaciones. Hay razas, que es un poco de cosecha propia, podría decirse. Los poderes están muy inventados, hay diferentes especializaciones en magia y tienes que centrarte en una; solo puedes aprender un número de hechizos limitado de otras, aunque ese número ya depende un poco de lo que hagas. Ya lo veréis. ¿Tenéis todos amuletos? Para entenderlo.
El irrense alcanzó el suyo sobre la mesa, donde había dos. Esperaba que no tuviese que quedarse nadie sin entender a los que estuviesen jugando en cada momento.

En la pantalla holográfica apareció un menú de juego, y en los altavoces que había colocados a su lado empezó a sonar una melodía electro folk de aires épicos. Todas las partidas estaban a nombre de Iqelor, y dejó seleccionado un hueco vacío.
—Primero empezamos una partida nueva, luego usamos la mía para el multijugador. ¿Quién quiere coger el mando? —preguntó ofreciéndolo. Empezar una partida no tenía demasiada dificultad, y consideraba el mando bastante intuitivo. A quien se ofreciese, le daría una explicación breve sobre los botones y cómo en el juego se usaban símbolos para identificarlos, procurando que todos viesen y oyesen para no tener que repetir la explicación más tarde—. Selecciona ahí donde lo he dejado y le das a empezar una partida nueva.

Con aquella última explicación la pantalla se fundió en negro, dando paso a un menú de personalización de personaje. Había cinco razas para escoger: unos eran irrenses estándar; otros eran raqis, irrenses de piel pálida, orejas grandes, rasgos delicados y con vello corporal; otros eran siras, irrenses de piel oscura, altos y fornidos, con antenas y rasgos que recordaban a un insecto; otros eran qiros, irrenses de piel escamosa y verde, con cola y sin orejas; la última eran los lires, irrenses de piel rosada con vello corporal, orejas un poco más grandes, y un hocico que prácticamente parecía una nariz humana. Se podía elegir su sexo y rasgos físicos, y tras escoger la clase, se podían vestir con prendas de un limitado catálogo. Como explicaría el raigaurum, la ropa se desbloqueaba a lo largo del juego y dependía de la clase de mago. Como principiante solamente había cuatro ramas básicas de magia, en las que luego habría que especializarse: mago de la materia viva, mago de la materia muerta, mago de la materia inerte, y mago de las fuerzas físicas.
—Una advertencia: el mago de las fuerzas físicas es el más poderoso, pero también es más difícil de controlar.
No era plan de perder mucho tiempo en la personalización, pero no sugirió saltarse el paso porque, si lo que buscaban era reírse, por él como si le ponían la boca al personaje en el mentón. De hecho, fue como si el fuego fatuo le hubiese leído el pensamiento.
—Ponedle la cara más chunga que podáis, por favor —sugirió sonriendo. Gael, para sí, ya hacía planes de usar un mago de la materia muerta cuando se enfrentasen por grupos. «Por lo menos parece que no tiran de “los cuatro elementos” en Irraria» pensó, divertido.

Arriba, abajo, aceptar, cancelar... Saria apenas tardó en familiarizarse con los controles.

—¡Madre mía! —comentaba, entusiasmada—. ¡Sí que es como el rol! Pues a ver... ¡Hostias! —exclamó mientras el irrense les explicaba las especies—. ¡Si podemos hacer a Xalkoth! —y se echó a reír mientras caracterizaba a su personaje—. A ver, tiene que ser un sira... ¡Estos! ¡Qué feos son! ¡Me encantan! ¿Se le pueden poner los ojos a diferentes alturas? ¿Y a cada lado de la cabeza? Molaría si pareciera que las antenas son unos bigotes... ¿no? —la ordesa hizo todo lo que estuvo en su mano para ayudar a afear el rostro del personaje, no por meterse con Xalkoth, sino por contribuir a lo que dijo el fuego fatuo, y luego añadió—. ¿Podemos llamarlos Xalkito 0? Porfa. Ah, y voto por hacerle mago de la materia viva o la materia muerta. ¿Qué opinais vosotros?

Giz asentía de vez en cuando, pero sobre todo negaba con la cabeza. La mayoría de decisiones que estaba tomando la mala sombra no le hacían mucha gracia. Especialmente la opción de no elegir la clase de magia más poderosa. ¿Qué sentido tenía? Sin embargo, él no tenía el mando y no dijo nada.

Noel entendía las referencias de Kud y se permitió sonreír con diversión al escucharlas, aunque no añadió nada. Era un tema de conversación nostálgico y podría hablar de ello durante horas, pero no estaban allí para eso.
—Es poco probable que la idea de los irrenses sobre Rocavarancolia se parezca remotamente a la realidad —replicó, no obstante, ante las suposiciones del vánara sobre el juego que estaban a punto de probar.
El sueco también tenía ganas de coger el mando y si veía que nadie se decidía lo haría él. Pero la ordesa no tardó en ofrecerse a ser la primera por lo que su turno tendría que esperar.

De la explicación de Kin le hizo especial gracia aquello de “mago de las fuerzas físicas” porque si se comparaba con la realidad se podría interpretar que los irrenses creían que si ibas a Rocavarancolia adquirías las capacidades de un brujo con una multitud de dominios con los que prácticamente podría destruir el universo con una simple orden. Se preguntó si el nombre de los menús era el apodo que usaba Kin en los videojuegos, pero su pregunta fue respondida sin necesidad de formularla cuando el raigaurum hizo mención a “su partida”.
—Esos son los mejores editores de personajes, los que te permiten crear tus propias aberraciones —comentó cuando les mostró aquella herramienta del juego y aprobando la sugerencia de Gael.
A continuación Saria comenzó a crear a su avatar y dejó escapar una risotada cuando explicó qué pretendía hacer.
>>¿El cero no tenía connotaciones muy negativas? Se te da muy bien crear engendros para ser la primera vez que tocas un mando —le dijo a la mala sombra con una sonrisa acompañada de una ceja alzada: las declaraciones de la ordesa al respecto de cómo quería crear al personaje hacían parecer que pretendía burlarse de su compañero de criba—. Si va a ser una plaga lo que más le pega es mago de la materia muerta, aunque tengo curiosidad por ver el mago de las fuerzas físicas ese —concluyó aportando su opinión.

Kudryavka

Kud atendió a la explicación con todas las fuerzas que pudo para evitar estarse inquieto. No recordaba que le fuera tan dificil simplemente sentarse a jugar un poco. Desde que se transformó, rara vez se sentaba y si lo hacia, siempre mantenia sus manos ocupadas. Hacia el final de la explicación, sin embargo, Kin explicó los tipos de las magias que uno podia escoger y Kud al oir la descripción de "la más poderosa pero más dificil de controlar" tuvo que físicamente controlarse por vociferear a los cuatro vientos cuan idonea para el era aquella magia, cosa que acabó con el patas arriba levantando dos pulgares apoyando la idea.
-¡Venga chicos, hagamoslo! ¡Leerooooyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy....!-aulló a la vez que terminaba el creador de personaje con un salto, volviendo a su postura sentada neutra.-...Jenkinsss....-susurró mientras su cara se iluminaba de emoción a medida que el juego empezaba.

Gael no pudo evitar soltar más de una risotada con la composición que estaba haciendo Saria, y los comentarios que se iban haciendo al respecto no contribuían a que fuese capaz de mantener una expresión seria. Se acercó a la comida y cogió en la mano algunos frutos garrapiñados para ir picoteando mientras tanto.
—Le falta la pinza, por lo demás está clavado —bromeó.
—Le falta la pinza porque se le fue hace mucho tiempo —puntualizó el raigaurum.
—¡Ay! Es una lástima que no podamos hacer a Valek también y enfrentarlos —rio el fuego fatuo, recordando con el comentario de Kin aquel encuentro fatídico que dudaba que Noel o el irrense hubiesen olvidado. Gael echó un vistazo rápido a las escaleras, como esperando encontrarse a uno de los dos espiándoles, pero no había nadie.

Kin por fin se había quitado de encima el nerviosismo y empezaba a dejarse contagiar por las risas de los demás. Al principio le había preocupado que algo saliese mal, que llegase demasiada gente o que llegase gente que no estuviese cómoda con otros invitados. Pero de momento todo parecía estar yendo bien, aunque todavía esperaba que apareciese algún rezagado más.

—Voto por mago de la materia muerta. Quiero ver cómo funcionan, y de paso echarme unas risas también.
—Pues… sí. Es básicamente nigromancia flipada. Ya lo verás.
Al aceptar el personaje, la pantalla volvió a fundirse a negro. Una voz, distorsionada por el eco y la lejanía, habló.
—Eres uno de los pocos elegidos —dijo—. Podrás dominar la magia, vivir entre dioses, pero no será sencillo. —Entre cada frase se hacía el silencio, haciendo evidente que lo que escuchaban eran fragmentos de un flashback—. ¿Vienes conmigo o te quedas?
»Te aseguro que has elegido la mejor opción.
Junto a aquella última frase la música de fondo comenzó a intensificarse, hasta silenciarse de repente.

El personaje que habían creado despertó en una habitación de piedra, llena de cachivaches que, aunque tuviesen formas desconocidas, gritaban “soy mágico”. Se incorporó en la cama y se preguntó a sí mismo, con la voz que habían escogido para él:
—¿Dónde…?
—Cliché —masculló Kin—. Aunque un pelín acertado.
—Bienvenido a Arippar, Xalkito Cero. —La voz que había dicho aquello era la misma del flashback. Pertenecía a un adulto joven, irrense, ataviado con ropa mucho más anticuada que la que solía verse en Irraria. Además, llevaba una capa corta y un báculo—. Has estado durmiendo horas, ¿te ha mareado el portal dimensional? —rio—. A partir de hoy, esta es tu habitación, y a partir de hoy eres un estudiante más de la academia Rabba de magia.
—¿Ese tío es Dumbledore? ¿Dónde está la barba? —protestó Gael, llevándose un garrapiñado a la boca.

“Dumbledore” se presentó como Arel, uno de los profesores de la academia. Aparte de enseñar, su trabajo era cosechar chicos con capacidad para la magia en el mundo de origen de Xalkito 0. Diciéndole que debía irse, lo invitó a explorar los terrenos del colegio por su cuenta.
—Tu primera lección tendrá que esperar. Y las explicaciones también. Te encontraré más tarde —dijo, y se volatilizó.
—Ese es un mago físico especializado en teletransporte y magia de portales.
—Flipado —dijo Gael.
—Un poco. Pero es majo.

Lara se encontraría parada ante la puerta del cuarto de Xalkito 0, con la opción de investigar primero el cuarto o salir directamente. Al inspeccionar los cachivaches saldrían frases que pretendían tener cierta gracia con el protagonista no entendiendo nada de lo que tocaba. En el pasillo podría ver por las ventanas un paisaje verde idílico. Abajo, en un patio, podría ver más gente, y también alguna pasando de vez en cuando por los pasillos. Se podía hablar con cualquiera de ellos y seleccionar varias respuestas diferentes de un menú. El juego estaba programado para conocer a la primera futura compañera del protagonista al abrir la puerta del patio, una lire que le lanza un hechizo por error y luego se negará a disculparse.

El gesto de Saria al mencionar la nigromancia fue bastante descriptivo, aquella rama de la magia le daba asco, sin eufemismos, y no se habría cortado ni aunque supiera que Gael la practicaba. Sin embargo, al tratarse solo de un videojuego, además uno de rol con una historia fantasiosa, no tenía problemas en utilizar aquello como parte de su personaje. Más aún si su personaje se basaba en un insecto que podría destruir todo un bosque solo con pasearse por él.

—Vuestra falsa Rocavarancolia es mejor que la real, qué decepcionante —dijo, refiriendose a la realidad de las cosechas. La mala sombra empezó a toquetear los botones al azar y, en un santiamén, se familiarizó con los controles (más o menos)—. ¿Dambeldor? ¿De qué hablais? ¡OYE! ¡Pero si es como Krono! —y rió por la coincidencia, le encantaba—. Aunque suena más cheto, desde luego.

Para la ordesa, la exploración era importantísima. Tanto que se negó a salir de la habitación sin enterarse de todo lo que había en ella. Salió la pasillo, Saria maravillada con la vida que irradiaba el juego y los escenarios tan bonitos, y se dedicó a hablar y a hablar y hablar. Asegurándose siempre de dar la respuesta moralmente mejor. Xalkito 0 debía ser un héroe, pensaba.

—¡Hala! ¿Y esta quien es? Qué mona, ¿pero como solucionamos esto?

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Giz, por su parte, callaba. A veces miraba a la pantalla y a veces al mando, quedandose con cada dato de la historia y de los controles.

Finalmente se pusieron de acuerdo acerca del personaje y el juego empezó, al fin. El principio no era tan alejado de la realidad, con la excepción sin importancia de que se suponía que en el juego estaban diciendo la verdad.
—Guau, si incluso leen el nombre que introduces en voz alta. El primer juego terrestre con doblaje que permitía cambiarle el nombre al protagonista se las arreglaba para llamarle siempre “ese chico” y salidas del paso similares cuando tenían que hablar de él —comentó cuando apareció el primer pnj y le habló al personaje de Saria.
El parecido con cierta saga de novelas de la Tierra era evidente, tal y como evidenció el hecho de que no fue el único en pensarlo.
>>Yo me doy por satisfecho si manifiesta un favoritismo injustificado y excesivo hacia Xalkito 0 —le dijo a Gael con una sonrisa sarcástica ante su comparación.

La jugabilidad no parecía demasiado diferente de un JRPG clásico y la ordesa no tardó en descubrirse como jugadora que no quiere dejar una sola esquina sin explorar. No podía culparla, él solía hacer lo mismo en aquella clase de juegos.
—¿Y esta es la Hermione de aquí? —Dijo cuando Xalkito 0 se topó con la primera alumna—. Yo le lanzaría un hechizo “por error” también, pero como no sabemos hacer magia todavía me imagino que el juego nos obligará a hacernos amigos de esta borde —supuso.

Gael rió con el comentario de Noel, aunque necesitó hacer memoria durante unos segundos para entenderlo –de pequeño ni siquiera se había planteado que el mencionado mago estuviese favoreciendo al protagonista–. Y como el comentario de Saria también era acertado, añadió:
—A partir de hoy queda bautizado como Krono Dumbledore. Y diez puntos para los magos de la materia muerta.

Kin, que no entendía buena parte de las referencias, callaba y se dejaba estar. A veces se preguntaba si significaba que el juego no les estaba gustando, pero decidió esperar y observar.
—Pues más o menos —dijo después de Noel—, básicamente puedes elegir entre intentar empezar con buen pie o con muy mal pie. Tienes todo el tiempo del mundo para ganarte su confianza más adelante, en una serie de misiones secundarias. De hecho, si no las haces, no puedes elegirla para formar equipo.

Mientras el irrense hablaba, apareció una segunda chica en la pantalla, aparentemente amiga de la primera, que se disculpó en su nombre. Era una raqi menuda y regordeta que, como apuntaría Kin brevemente, controlaba la materia viva. Por ese motivo tenía un pájaro grandote de plumas azuladas posado en su hombro.
—¿Quién te ha pedido que te metas? No necesito ayuda para hablar con un novato —decía, enfadada, la que Noel había apodado Hermione. Su auténtico nombre era Birca.
—A lo mejor sí que necesitas ayuda para dejar de ser tan borde —repuso la otra. Se llamaba Imara. A pesar del tono de reproche, se notaba confianza de sobra entre ambas.
En la pantalla aparecieron las siguientes opciones de diálogo para Xalkito 0:

—En realidad yo también tengo parte de la culpa, no iba mirando por dónde andaba.
—Lo siento si te fastidia haber metido la pata, pero merezco una disculpa.
—¿Normalmente vas por ahí lanzando hechizos sin mirar a dónde?
—No solo necesitas ayuda para aprender a hablar, también te vendrían bien unas clases de puntería.

—No vamos a jugar el juego entero, voto por la cuarta o la tercera —sugirió Gael.
—Por mí… —añadió Kin, encogiéndose de hombros. Había decisiones a lo largo del juego que cambiaban rutas y finales, pero tal como había dicho el fuego fatuo, no iban a terminarlo y les era bastante indiferente todo eso.

Las semanas pasaron, llenas de un aura de calma, tranquilidad y monotonía. El holandés se dedicó aparte de entrenar en el patio  a progresar en las transformaciones. Cuanto más lo intentanba mejores resultados obtenía, por lo que los habitantes de la Sede no verían mucho al licántropo por  los  pasillos en ese tiempo. Cada intento terminaba con un Devoss agotado pero con unos centrímetros más de pelo y una mayor bestialidad y salvajismo en su mirada.  Mantuvo informada a Ruth pero guardándose para sí el aumento de sus instintos. Al menos hasta que supiera mantenerse a raya.

La primera vez que lo consiguió fue de madrugada, había mejorado bastante hasta el punto de parecer más un tigre que un humano. Solo le faltaba la pincelada final para acabar el cuadro y concluir esa etapa de su aprendizaje. Las noches anteriores se había dado cuenta de como sus sentidos se incrementaban de forma muy rápida y violenta, y cuando sintió  ganas de derribar la puerta  y matar a quien había pasado por ella en ese momento lo supo. <<Mañana es el día.>> Por lo que había ideado la táctica de cubrir la puerta con la cama, por si perdía el control y tenía que estar encerrado toda la noche.

Ese día llegó, y tal y cómo había predicho se transformó por completo. Sus primeros sentimientos fueron de poderío y orgullo.<<Nada puede vencerme>>.Pensó ignorante. Pero por desgracia acabó descontrolándose y golpeando la cama con fuerza, esta no tardaría en caer y cuando ya estaba andando olfateando a una posible presa recobró el sentido. Las siguientes veces tampoco supo controlarse, lo que le llevó a apilar más muebles en la puerta, pero los periodos de ira y descontrol cada vez fueron disminuyendo hasta desaparecer casi por completo. Y aunque seguía sin ser un experto en el tema sabía manejarse decentemente.

Pronto no tardaría en darle la noticia a Ruth y salir al exterior con el objetivo de llevarse algo a la boca. Su principal dieta fueron las hienas que cogía desprevenidas y algunas alimañas, pero Devoss aspiraba a una presa más grande en el futuro. Le encantaba sobre todo el momento de la persecución y el instante antes de abalanzarse sobre la pobre criatura. El primer bocado que devoró lo volvió loco, y aunque sabía que le daría asco a su “yo” pasado él ya no era esa persona. Había renacido.

En el día actual se levantó desperezándose, alegre por haber conseguido finalmente su propósito y por no haber matado a nadie en el proceso.

Rasqa se había levantado temprano aquel día y había bajado a la cocina. Había agarrado un filete de carne enorme y lo estaba tostando en el suelo, utilizaba las llamas que emitía por los nudillos de sus patas delanteras para ello. No estuvo listo hasta que no se quedó completamente requemado. Se dio unos segundos para olisquear la carne con expresión de sumo gusto y, finalmente, le hincó el diente y dejó que el filete crujiera entre sus mandíbulas.

El moloch se moría de ganas de salir para matar bichos, todavía arrastrando la energía y el ánimo que había obtenido tras conseguir magia por primera vez. Todavía no podía ir solo a ningún mundo vinculado, pero quemar a las ratas era casi igual de placentero.

En otra habitación y en otra temporalidad diferentes, Lara se mordía los labios indecisa sobre qué camino tomar. Estaba maravillada con el videojuego, jamás había visto nada igual, y se moría de ganas de hacerlo todo lo mejor posible, pero claro, Koval llevaba razón. Y también era cierto que causar bulla podía ser divertido. Indecisa, se sacó una moneda sin trucar de su marsupio y dijo:

-Cara a la tres, cruz a la cuatro. ¡Que hable la suerte!

La mala sombra lanzó la moneda al aire, sin truco, con tanta fuerza que pudo dar un par de palmadas rápidas antes de recoger la moneda. Una vez visto el resultado, lo marcaría en la pantalla con una sonrisa de oreja a oreja.

Tirada:

El miembro 'Yber' ha efectuado la acción siguiente: Número Aleatorio

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'Dado de 100 caras' : 19

El draco se lo estaba pasando en grande intercambiando comentarios plagados de referencias con Gael y por estar contemplando algo que le había apasionado durante toda su vida humana y que sin duda echaba en falta en su día a día desde que la mayoría de aspectos relacionados con el proceso de cambio y adaptación habían pasado a tratarse de algo rutinario.
—Ah, ya veo, es un juego con cierta libertad de decisiones. Eso siempre está bien —comentó tras la explicación de Kin.
Tras la decisión tomada por la moneda de Saria, la respuesta tuvo el efecto de molestar a la tal Birca, quien se fue ofendida, y su amiga se disculpó nuevamente en su nombre.
>>¿No podemos elegir a esta como compañera? Parece bastante más simpática que la otra —preguntó con diversión.
Mientras siguiesen con aquel juego, el sueco siempre estaría a favor de tomar las decisiones con cierta controversia “por poner las cosas un poco más interesantes”.

Kin no abrió la boca mientras tomaban la decisión, y observó con nostalgia cómo transcurría la escena.
—Os voy a contar la gracia de la elección esta. La peor de las cuatro opciones era la primera. La segunda y la tercera la ofenden pero te toma por una persona normal; la cuarta la ofende y se dedica a ignorarte; con la primera directamente te toma por idiota y se dedica a burlarse de ti; sabe perfectamente que tiene la culpa, pero es más terca que una mula. De cualquier manera tienes que ganártela en las misiones. A Imara no, se une pronto. Sí, también se la puede escoger —apuntó mirando a Noel—. De hecho ahora viene por fin el tutorial de las magias, que era mínimo a lo que quería que llegaseis porque si no es demasiado que explicar antes de empezar con el multijugador.
—Podías haber avisado, yo quería la peor reacción —masculló Gael.

Imara llevó a Xalkito 0 a conocer a otros novatos que estaban haciendo sus primeros pinitos con la magia antes de empezar oficialmente las lecciones. Eran los alumnos veteranos, curiosos por ver qué tipo de magia desarrollaban, quienes les enseñaban sus primeros hechizos. Fue Imara quien comenzó a explicar el funcionamiento de los controles y quien les enseñó el hechizo más básico y esencial. Como habían elegido un mago de la materia muerta, este permitía localizar la materia muerta en un pequeño radio, que aumentaría según se especializase el personaje y subiese de nivel. De la presencia del tipo de materia de la especialidad mágica dentro de ese rango era de donde se sacaba el potencial de ataque, por lo que cada mago requería lugares estratégicos para colocarse durante los combates. A más difícil era de encontrar una energía en el medio, mayor era el rango de carga del tipo de mago, por tanto los magos de la materia muerta tenían los mayores, y les convenía situarse en zonas con más acúmulo de materia orgánica.
—El resto de magos tienen energía de sobra durante los combates, pero el mago de la materia muerta gana más cuantos más enemigos derrota. Además, puede usarlos como títeres después. El mago de la materia viva puede hacer títere a cualquier enemigo en cualquier momento, salvo otros magos, pero los vivos se resisten más, así que no es muy conveniente salvo que tu enemigo esté bastante debilitado o tenga poco nivel. Aunque escasee la energía, creo que son mejores los de la materia muerta. —Kin calló porque no quería dar demasiadas explicaciones, y los demás probablemente estarían intentando atender. La sobrecarga de información podía ser aburrida, así que no tardó en hacer una sugerencia—. Ahora que ya han explicado lo básico y falta un cuanto hasta que te echen al primer bicho encima… ¿qué tal si nos pasamos ya al multijugador? Creo que la forma más rápida de aprender es probando directamente. Si os queda curiosidad por la Rocavarancolia de pacotilla os cuento lo que queráis, porque tampoco es que fuésemos a avanzar mucho en la historia aunque siguiésemos.
«Y aún menos avanzaremos teniendo en cuenta que a Saria no le gusta dejar un rincón sin mirar».

Si volvían al menú y entraban en la partida de Iqelor, verían que este era un sira, mago de la materia inerte especializado en control del terreno. Vestía de tal forma que parecía gritar “me he pasado el juego por lo menos tres veces”, sobre todo si se comparaba con las pintas de Xalkito 0. Todos los personajes y todos los terrenos para combatir estaban desbloqueados; había quince de cada. Diferentes tipos de paisajes podían tener ventajas o inconvenientes para cada tipo de mago, así que Kin les recomendaría empezar en un bosque, para que nadie tuviese seria desventaja. Sería un terreno ideal para jugar al escondite, eso sí.

Saria hizo un mohín. Quería ver aquella Rocavarancolia falsa, sentía curiosidad por aquel mundo que se habían inventado a partir de cuatro cosas mal sabidas y a la vez sentía ganas de superar el reto que suponía el juego. Por suerte para ella (solía ser así así con la mala sombra), iban a pasar al modo multijugador o algo así: iban a pelearse entre ellos. Y, aunque la pena por perderse el mundo seguía ahí, el reto de ganar a sus compañeros le llamaba la atención mucho más que la historia del juego.

Sus habilidades le daban información extra y Saria no dudó en aprovecharla. La ordesa cogió al personaje que mejor fortuna le brindaba de todos: una lire cubierta de armadura ligera y una capa con muchas filigranas. Saria habría preferido más capa y más filigranas y menos armatoste, pero no se quejó. Su personaje era maga de la materia inerte y se especializaba en el uso de protecciones, aprovechando los materiales del entorno para levantar defensas en torno a ella y reforzar su armadura o la de sus posibles compañeros.

—¡Dad la bienvenida a Cari 40! ¡Levantadora de islas, baluarte de la naturaleza y pateadora de cráneos (los de vuestros personajes)! —y soltó una carcajada como pocas veces de un tiempo a esta parte—. Es broma, os prometo que es maja, ¡ya veréis!

A pesar de que se tomaba las competiciones muy en serio, la ordesa estaba disfrutando como la niña que aun era, en cierto modo. Sus ojos, como no, estaban esperando para lanzar todo su infortunio sobre los mandos ajenos, si sus rivales se lo permitían.

No continuaron con el modo de un jugador durante mucho más tiempo, pero Noel trató de prestar atención al tutorial ya que no quería tener que pasarse los primeros minutos importunando a Kin para que le recordase qué hacía cada botón. De todas formas ya iba a tener que afrontar un problema difícilmente salvable: sus garras. Cuando se le pasó un mando lo cogió con todo el cuidado que pudo.
—Discúlpame de antemano si el mando termina con algún arañazo. Intentaré solventarlo antes de irnos —le advirtió al demonio Raigaurum—. Creo que yo escogeré a un mago de la materia viva. Probaría con el de las fuerzas físicas, pero me gustaría poder hacer algo más aparte de manquear —bufó con sorna.
Tenía asumido que partía con desventaja y que la mentalidad competitiva no le iba a servir más que para frustrarse en aquella situación.

El sueco escogió un qiro y lo nombró “Griz”.
—No sé, es lo primero que se me vino a la cabeza tratando de pensar cómo sería tu nombre irrensizado —le dijo al goliat con diversión, intentando que participase en la conversación ya que había permanecido completamente en silencio hasta ese momento—. Descuida, Saria, yo no tengo dudas de que a mí me vas a machacar tanto como quieras.
La ordesa se había hecho con el videojuego con gran facilidad pese a que se trataba de algo totalmente nuevo para ella.