Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
+20
Lathspell
Bellota
Lops
Tak
Giniroryu
Yber
Merodeador
Seth
Aes
Zarket
Jack
Dal
Alicia
Rocavarancolia Rol
Naeryan
Evanna
Leonart
Poblo
Muffie
Red
24 participantes
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
15/12/13, 04:28 am
Recuerdo del primer mensaje :
El ataque de risa de Tap fue tal que su cuerpo se sacudió en el aire como si sufriera espasmos. El aparato fonador emitió ruidos incomprensibles que no eran más que el poltergeist intentando hacer ver al idrino lo gracioso que había sido verle la cara en plena descarga eléctrica. Cuando por fin se calmó, Saren le preguntó sobre su cuerpo y Tap comenzó a hablar tan rápido que las palabras se trababan y no salían. Tuvo que coger aire antes de intentarlo de nuevo, esta vez más despacio que la anterior.
—Es de metal irrense y plástico—explicó—. Fabricado por dama Hálito, demi… demiur… demiurga—se le atascaba la palabra. La mención a la violeta le hizo sentir algo de pena. Perder a los pocos gigantes que merecían la pena nunca era divertido. Continuó su charla moviendo cada una de las secciones en las que se dividía y haciendo una mención obvia al aparato que le permitía hablar—. Además lo estoy armando. Como lo de la electric… electricicicicidad—de nuevo se le atascaron las palabras y Tap sacudió la cabeza de manera inútil—. Electricidad. Todavía me que-queda hasta que… aprenda del todo. Pero bueno.
Tap estaba tan eufórico por su nuevo cuerpo que le daba igual las trabas que su ponía. Valoraba la mejora y lo veía todo un pelín más positivo. Un pelín suficiente como para que no quisiera matar al gigante que tenía enfrente en ningún momento. Era probable que el hecho de que fuera Saren y no otro, como Pablo, por ejemplo, también tuviera que ver. Pero lo importante era que, en aquellos momentos, el poltergeist se encontraba a gusto.
—Y tú, ¿Q-qué eres? ¿Y qué haces? Sales muy a menudo de la Sede—Tap estaba realizando esas mismas preguntas a todos los gigantes que decidía que eran dignos de relacionarse. Sobre todo porque según las respuestas, así sabría si lo seguían siendo, si era mejor alejarse de ellos o, simplemente, sabía si podía alegrarse porque la Luna Roja les castigaba con algún aspecto injusto de sus transformaciones. Sabía lo felices que fueron muchos gigantes cuando descubrieron que como poltergeist no podría hablar, así que no pensaba esconder la diversión que le producía saber que ahora a algunos les mataba el sol o que estaban catatónicos durante todo el día en la cama.
El ataque de risa de Tap fue tal que su cuerpo se sacudió en el aire como si sufriera espasmos. El aparato fonador emitió ruidos incomprensibles que no eran más que el poltergeist intentando hacer ver al idrino lo gracioso que había sido verle la cara en plena descarga eléctrica. Cuando por fin se calmó, Saren le preguntó sobre su cuerpo y Tap comenzó a hablar tan rápido que las palabras se trababan y no salían. Tuvo que coger aire antes de intentarlo de nuevo, esta vez más despacio que la anterior.
—Es de metal irrense y plástico—explicó—. Fabricado por dama Hálito, demi… demiur… demiurga—se le atascaba la palabra. La mención a la violeta le hizo sentir algo de pena. Perder a los pocos gigantes que merecían la pena nunca era divertido. Continuó su charla moviendo cada una de las secciones en las que se dividía y haciendo una mención obvia al aparato que le permitía hablar—. Además lo estoy armando. Como lo de la electric… electricicicicidad—de nuevo se le atascaron las palabras y Tap sacudió la cabeza de manera inútil—. Electricidad. Todavía me que-queda hasta que… aprenda del todo. Pero bueno.
Tap estaba tan eufórico por su nuevo cuerpo que le daba igual las trabas que su ponía. Valoraba la mejora y lo veía todo un pelín más positivo. Un pelín suficiente como para que no quisiera matar al gigante que tenía enfrente en ningún momento. Era probable que el hecho de que fuera Saren y no otro, como Pablo, por ejemplo, también tuviera que ver. Pero lo importante era que, en aquellos momentos, el poltergeist se encontraba a gusto.
—Y tú, ¿Q-qué eres? ¿Y qué haces? Sales muy a menudo de la Sede—Tap estaba realizando esas mismas preguntas a todos los gigantes que decidía que eran dignos de relacionarse. Sobre todo porque según las respuestas, así sabría si lo seguían siendo, si era mejor alejarse de ellos o, simplemente, sabía si podía alegrarse porque la Luna Roja les castigaba con algún aspecto injusto de sus transformaciones. Sabía lo felices que fueron muchos gigantes cuando descubrieron que como poltergeist no podría hablar, así que no pensaba esconder la diversión que le producía saber que ahora a algunos les mataba el sol o que estaban catatónicos durante todo el día en la cama.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
26/12/18, 12:30 am
Nime estaba muy interesada en la recién llegada por su cultura, por lo que cuando presenció a Guille acariciarla se le quedó una cara de entre desconcierto y miedo. Por muy suave que pareciese, no se le pasaba por la cabeza hacerle aquello a un felino. Zarpa, por otro lado, no parecía molesta por el gesto de Guille. Nime aprovechó a responderle cuando Rena apartó al humano.
—Me encantaría hablar más veces contigo, muchas gracias —dijo con una cierta timidez que para cualquiera que la conociese resultaría extraña.
Eitne, entre tanto, había comentado que le gustaría salir a vivir su segundo cambio en plena calle. Los primeros pensamientos de Nime fueron alarmarse, imaginando las noches oscuras y frías de la ciudad, llenas de peligros. Luego recordó que la noche anterior habían salido, que la luz de la Luna permitía ver en las calles de noche y, sobre todo, que ya no estaban tan indefensos. Pero ella ni siquiera sabía cómo usar sus ráfagas de destrucción, o lo que fuera aquello. Por suerte Zarpa se ofreció a acompañarlos y eso la hizo terminar de decidirse. No había nada que temer, y se dispuso a ayudar a Eitne a convencer a quienes no parecían demasiado por la labor de dejarlos salir.
—¡No va a pasar nada! Y menos si viene Zarpa con nosotros. Seguro que Eitne se lo pasa muy bien teniendo espacio para correr —argumentó—. Y los demás podemos practicar las cosas que aprendimos de los libros, también.
Mientras los neotransformados hablaban en el interior de la sede, Archi y Kin se acercaban al edificio cargando un par de maletines metálicos. Venían de Serpentaria, donde les habían explicado que no se había presentado ningún irrense. Kin no podía evitar temerse lo peor, pero por lo que habían oído no se había presentado casi nadie todavía en Serpentaria y, o bien los neotransformados estaban en la sede, o todavía no habían abandonado sus refugios.
No necesitaba hablar con Archi para compartir sus preocupaciones, suponía. Era fácil imaginarse que podría no haber llegado ningún compatriota vivo a la Luna, y le ponía nervioso conocer el número exacto de los que habían sido cosechados. A veces preferiría no haber hablado con Ippon sobre aquello.
—Bueno, allá vamos —le dijo a Archi. Según atravesaron la puerta se empezaron a escuchar muchas voces armando barullo que provenían del salón; no solo eran más de lo habitual, sino desconocidas para él, que vivía allí.
Se le hacía difícil hablarle de repente a los nuevos. Con la remesa pasada se había limitado a convivir con ellos y solo hablarse si hacía falta para algo. Era la forma de convivir irrense, después de todo. Hizo de tripas corazón y se asomó al salón sin atravesar el marco de la puerta. Durante un instante no dijo nada, ya que estaba examinando rápidamente a la gente de la sala. Muchas transformaciones desconocidas, caras nuevas… y dos irrenses. No se detuvo en nadie demasiado para evitar ser descortés, pero no pudo evitar notar que incluso había niños que parecían demasiado pequeños para aquella ciudad. Obviamente no eran bebés, como los de Lara, pero le trajo malos recuerdos.
—Hola. —Su mirada se desvió hacia Zarpa y la saludó también con un movimiento de cabeza. Era la única persona conocida de la sala. Dio un paso adelante y se hizo a un lado para que Archi también pudiese entrar y ver lo mismo que él. La irrense había perdido el implante completo—. Perdón por interrumpir, pero queríamos ayudar y hemos traido algunas herramientas y tal para arreglar implantes irrenses. Supongo que ya conocéis la ley de no intervención, sentimos que no haya podido ser antes. —Al decir aquello miró a la irrense sin brazo. Él mismo se había pasado el final de la cosecha con solo un brazo, podía imaginarse por lo que había pasado y estaba seguro de que en esa misma situación le habría cabreado que sus compatriotas le hubiesen ignorado hasta entonces. El peso de la ley de no intervención no calaba en un día.
Su mirada también se desvió hacia el otro irrense. Ninguno parecía tener cambios físicos, así que no sabía si sus transformaciones afectaban a sus implantes de alguna forma como había sido su caso. Además había reconocido a Milo del video que le había enseñado su amigo en Irraria, y se sintió aliviado de saber que estaba bien. Quería hablarle, pero decidió esperar a ver cómo reaccionaban primero.
—Me encantaría hablar más veces contigo, muchas gracias —dijo con una cierta timidez que para cualquiera que la conociese resultaría extraña.
Eitne, entre tanto, había comentado que le gustaría salir a vivir su segundo cambio en plena calle. Los primeros pensamientos de Nime fueron alarmarse, imaginando las noches oscuras y frías de la ciudad, llenas de peligros. Luego recordó que la noche anterior habían salido, que la luz de la Luna permitía ver en las calles de noche y, sobre todo, que ya no estaban tan indefensos. Pero ella ni siquiera sabía cómo usar sus ráfagas de destrucción, o lo que fuera aquello. Por suerte Zarpa se ofreció a acompañarlos y eso la hizo terminar de decidirse. No había nada que temer, y se dispuso a ayudar a Eitne a convencer a quienes no parecían demasiado por la labor de dejarlos salir.
—¡No va a pasar nada! Y menos si viene Zarpa con nosotros. Seguro que Eitne se lo pasa muy bien teniendo espacio para correr —argumentó—. Y los demás podemos practicar las cosas que aprendimos de los libros, también.
* * * *
Mientras los neotransformados hablaban en el interior de la sede, Archi y Kin se acercaban al edificio cargando un par de maletines metálicos. Venían de Serpentaria, donde les habían explicado que no se había presentado ningún irrense. Kin no podía evitar temerse lo peor, pero por lo que habían oído no se había presentado casi nadie todavía en Serpentaria y, o bien los neotransformados estaban en la sede, o todavía no habían abandonado sus refugios.
No necesitaba hablar con Archi para compartir sus preocupaciones, suponía. Era fácil imaginarse que podría no haber llegado ningún compatriota vivo a la Luna, y le ponía nervioso conocer el número exacto de los que habían sido cosechados. A veces preferiría no haber hablado con Ippon sobre aquello.
—Bueno, allá vamos —le dijo a Archi. Según atravesaron la puerta se empezaron a escuchar muchas voces armando barullo que provenían del salón; no solo eran más de lo habitual, sino desconocidas para él, que vivía allí.
Se le hacía difícil hablarle de repente a los nuevos. Con la remesa pasada se había limitado a convivir con ellos y solo hablarse si hacía falta para algo. Era la forma de convivir irrense, después de todo. Hizo de tripas corazón y se asomó al salón sin atravesar el marco de la puerta. Durante un instante no dijo nada, ya que estaba examinando rápidamente a la gente de la sala. Muchas transformaciones desconocidas, caras nuevas… y dos irrenses. No se detuvo en nadie demasiado para evitar ser descortés, pero no pudo evitar notar que incluso había niños que parecían demasiado pequeños para aquella ciudad. Obviamente no eran bebés, como los de Lara, pero le trajo malos recuerdos.
—Hola. —Su mirada se desvió hacia Zarpa y la saludó también con un movimiento de cabeza. Era la única persona conocida de la sala. Dio un paso adelante y se hizo a un lado para que Archi también pudiese entrar y ver lo mismo que él. La irrense había perdido el implante completo—. Perdón por interrumpir, pero queríamos ayudar y hemos traido algunas herramientas y tal para arreglar implantes irrenses. Supongo que ya conocéis la ley de no intervención, sentimos que no haya podido ser antes. —Al decir aquello miró a la irrense sin brazo. Él mismo se había pasado el final de la cosecha con solo un brazo, podía imaginarse por lo que había pasado y estaba seguro de que en esa misma situación le habría cabreado que sus compatriotas le hubiesen ignorado hasta entonces. El peso de la ley de no intervención no calaba en un día.
Su mirada también se desvió hacia el otro irrense. Ninguno parecía tener cambios físicos, así que no sabía si sus transformaciones afectaban a sus implantes de alguna forma como había sido su caso. Además había reconocido a Milo del video que le había enseñado su amigo en Irraria, y se sintió aliviado de saber que estaba bien. Quería hablarle, pero decidió esperar a ver cómo reaccionaban primero.
- InvitadoInvitado
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
26/12/18, 03:13 am
Los enanos parecían realmente ilusionados con la salida. En cierto modo lo entendía; habían pasado meses aterrorizados por la ciudad y ahora de pronto tenían armas con las que defenderse y un montón de novedades a las que no habían tenido acceso como cosechados. Eitne además tenía el extra de poder correr de nuevo. Rena se preguntaba por qué Eitne recuperaba su pierna en su forma bestial y ella no. Al final cayó rendida ante el entusiasmo y los argumentos de mierda de sus amigos. Ella también quería salir, aunque no lo reconociera.
-Vale, supongo que si viene Zarpa podemos esquivar las zonas de más peligro. Pero nada de irse corriendo al primer bicho esponjoso con el que nos crucemos -advirtió, y señaló con un dedo acusador tanto a Eitne como a Guille.
Pensaba acabarse el bocadillo y prepararse de nuevo para salir. Pero entonces aparecieron los otros irrenses.
A Rena le dio un vuelvo el corazón. Los reconocía, más o menos. Estaban cambiados pero no tanto como para que no pudiera relacionar sus caras con los vídeos que había visto mil veces dando vueltas por internet. Eran Cio y Archi, los habína cosechado un par de años atrás pero le daba la impresión de que habían pasado veinte años desde que vio el primer vídeo con su amiga e hicieron bromas y comentarios y deseó en voz alta que a ella también se la llevaran. No había vuelto a saber de ellos y en el poco tiempo que llevaba transformada tampoco se había preguntado dónde estarían. Se sintió mal por ello. Ni siquiera le molestó la mención a la ley de no intervención.
-Hola -saludó de vuelta. Durante unos instantes se quedó muda, no sabía qué debía decir o cómo reaccionar. Tenía una sonrisa bailándole en los labios, de puro alivio, de emoción, de muchas cosas. No solo tenía delante a lo más parecido a celebridades que había conocido en su vida sino que ofrecían justo la ayuda que no podía darles nadie de allí, por mucha magia o poderes chulos que tuvieran -Joder, lo siento -rió incómoda -Nos venis del carajo, se me cayó brazo justo ayer cuando salió la Luna y ya pensé que iba a tener que quedarme manca hasta que pudiese volver a Irraria.
De pronto Rena cayó en la cuenta de la magnitud del problema que tenía. Que le volviesen a enchufar el brazo y le hiciesen un mantenimiento básico no iba a ser suficiente, sabía que en cuanto volviese a convertirse en oso le pasaría lo mismo que la noche anterior. Se mordió el labio inferior.
-Casi… que mejor os sentéis… y le vayáis echando un ojo aquí a mi colega. Yo voy a por mi brazo y ahora os explico.
-Vale, supongo que si viene Zarpa podemos esquivar las zonas de más peligro. Pero nada de irse corriendo al primer bicho esponjoso con el que nos crucemos -advirtió, y señaló con un dedo acusador tanto a Eitne como a Guille.
Pensaba acabarse el bocadillo y prepararse de nuevo para salir. Pero entonces aparecieron los otros irrenses.
A Rena le dio un vuelvo el corazón. Los reconocía, más o menos. Estaban cambiados pero no tanto como para que no pudiera relacionar sus caras con los vídeos que había visto mil veces dando vueltas por internet. Eran Cio y Archi, los habína cosechado un par de años atrás pero le daba la impresión de que habían pasado veinte años desde que vio el primer vídeo con su amiga e hicieron bromas y comentarios y deseó en voz alta que a ella también se la llevaran. No había vuelto a saber de ellos y en el poco tiempo que llevaba transformada tampoco se había preguntado dónde estarían. Se sintió mal por ello. Ni siquiera le molestó la mención a la ley de no intervención.
-Hola -saludó de vuelta. Durante unos instantes se quedó muda, no sabía qué debía decir o cómo reaccionar. Tenía una sonrisa bailándole en los labios, de puro alivio, de emoción, de muchas cosas. No solo tenía delante a lo más parecido a celebridades que había conocido en su vida sino que ofrecían justo la ayuda que no podía darles nadie de allí, por mucha magia o poderes chulos que tuvieran -Joder, lo siento -rió incómoda -Nos venis del carajo, se me cayó brazo justo ayer cuando salió la Luna y ya pensé que iba a tener que quedarme manca hasta que pudiese volver a Irraria.
De pronto Rena cayó en la cuenta de la magnitud del problema que tenía. Que le volviesen a enchufar el brazo y le hiciesen un mantenimiento básico no iba a ser suficiente, sabía que en cuanto volviese a convertirse en oso le pasaría lo mismo que la noche anterior. Se mordió el labio inferior.
-Casi… que mejor os sentéis… y le vayáis echando un ojo aquí a mi colega. Yo voy a por mi brazo y ahora os explico.
- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
26/12/18, 10:28 am
Mónica asintió despacio a lo que Abejonejo le había dicho.
—Sí-í. Creo. La verdad es que no entiendo bien qué hago o cómo —sacó uno de sus espejos y se puso a darle vueltas, para luego mirar al Cachorrillo—. Puedo meterme en ellos. Me quedé encerrada en uno cuando salió la Luna —frunció el ceño ante el recuerdo, y sin que se diera cuenta, solo por unos segundos, la imagen del espejo que sostenía onduló, pero no se vio nada claro en él. Hizo una pausa y luego sonrió, incómoda—. Fue confuso. También puedo mover imágenes, creo.
Se entretuvo un rato mirando al rubiales, que jugaba con su colección de manos, y riendo por lo bajo, al menos hasta que entró la osa (aunque ya no en forma «Kenai») acompañada de un leopardo que les habló en la mente. La chica ya no se sorprendió, el día estaba resultando de lo más extraordinario. Si hubiera entrado una patata cantando, Mon no habría ni parpadeado.
—Yo me llamo Mónica —respondió al saludo del animal.
Al comentar Cachorrillo lo de salir, Mon se acercó a Sinceridad para susurrarle que a ella le gustaría salir de nuevo, y que si se apuntaba… y en esas estaba cuando nuevas personas entraron a donde estaban ellos.
—Sí-í. Creo. La verdad es que no entiendo bien qué hago o cómo —sacó uno de sus espejos y se puso a darle vueltas, para luego mirar al Cachorrillo—. Puedo meterme en ellos. Me quedé encerrada en uno cuando salió la Luna —frunció el ceño ante el recuerdo, y sin que se diera cuenta, solo por unos segundos, la imagen del espejo que sostenía onduló, pero no se vio nada claro en él. Hizo una pausa y luego sonrió, incómoda—. Fue confuso. También puedo mover imágenes, creo.
Se entretuvo un rato mirando al rubiales, que jugaba con su colección de manos, y riendo por lo bajo, al menos hasta que entró la osa (aunque ya no en forma «Kenai») acompañada de un leopardo que les habló en la mente. La chica ya no se sorprendió, el día estaba resultando de lo más extraordinario. Si hubiera entrado una patata cantando, Mon no habría ni parpadeado.
—Yo me llamo Mónica —respondió al saludo del animal.
Al comentar Cachorrillo lo de salir, Mon se acercó a Sinceridad para susurrarle que a ella le gustaría salir de nuevo, y que si se apuntaba… y en esas estaba cuando nuevas personas entraron a donde estaban ellos.
- Los motes de los letarguinos… hasta que Mon se acostumbre a ellos:
- -Adru: ¿? (entre Abejonejo y Flash).
-Eitne: Cachorrillo.
-Neil: ¿? (barajando Grititos).
-Guille: ¿?
-Nime: ¿? (por ahora «con la que soñó Since»).
-Pam: ¿?
-Rena: ¿? (por ahora «OMG no me mates» o «Kenai»).
-Milo: ¿?
-Rox: ¿? (barajando Kpop).
-Zob: ¿?
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
26/12/18, 05:09 pm
Adrune
—Hala, eso tiene que ser súper guay —le había dicho a Mónica cuando le explicó qué cosas podía hacer con los espejos—. Es como vivir una aventura ahí dentro. —Se agachó un poco para ver su reflejo en el pequeño espejo que sostenía la bruja. De pronto esbozó una sonrisa divertida—. ¿Puedes meter a otras personas dentro?
El gamusino miró a Zarpa de forma inquisitiva ante su respuesta acerca de la telepatía y los licántropos.
—Entonces… ¿Hay varios tipos de personas que se transforman en animales? Bueno, Eitne es un león de humo y solo se transforma por la noche, pero Eorlir parece como Rena…
La edeel no entendía el porqué de las diferencias y se disponía a buscarle algún sentido a su manera, pero la propuesta del daeliciano llamó poderosamente la atención tanto por sí misma como por la hipnótica voz de la bestia del crepúsculo. Además Neil también expresó su interés por salir. Se disponía a pedirle a Rena que les dejase ir que no pasaría nada, sobre todo si los acompañaba la licántropa leopardo, pero entonces otras personas entraron al salón. Eran irrenses, como Rena y Milo, aunque uno de ellos tenía cuernos distintos a los suyos y en un principio no lo había reconocido como tal. Le alegró oír que venían a ayudarles.
—¡Hola, soy Adru y Neil es mi aurva! Gracias por venir a ayudarles con sus brazos de metal.
Krono Rádem
El kairós cargaba con bastantes herramientas, ya que el estado de los implantes de los neotransformados podía ser altamente variable. Sabía que ambos solo llevaban el implante estándar, aunque el de aquel amigo común que Kin tenía con Ippon estaba modificado. Probablemente ello no afectase a las tareas de reparación que tendría que llevar a cabo previsiblemente aquel día, pero lo había tenido en cuenta por si acaso. Tras visitar la Torre Serpentaria se planteó la posibilidad de que ningún irrense hubiese sobrevivido, pero le alegró comprobar que no era así.
Dejó que Kin iniciase la conversación mientras observaba a aquel nutrido grupo de recién transformados. Había varias transformaciones que no distiguía, y aparentemente varios brujos. Su atención se centró en Rena, la irrense que les hablaba en ese momento y de la cual conocía su nombre gracias a la red de Irraria. Aunque de quien más se hablaba era de Remilo, el otro irrense, por tratarse de uno de los hackers más buscados del planeta. Cuando la chica se disculpó, el biomecánico desvió la mirada hacia el demonio raigaurum un instante, buscando una reacción que le indicase el motivo de ello. Asintió, en cambio, al ofrecimiento: si tal y como sospechaba la chica era algún tipo de cambiaformas la reparación de su brazo iba a resultar mucho más complicada que la de su compañero. La sinhadre efusiva se presentó entonces y el irrense le devolvió el saludo con un asentimiento de cabeza antes de volver su atención sobre sus compatriotas.
—Saludos. Yo soy Archime. O Krono Rádem si preferís: es mi nombre de negocios. —El ingeniero era consciente de que lo más probable era que ya conociesen su nombre irrense, pero quería que supiesen a quién buscar si necesitaban encontrar su clínica—. ¿Me permites que inspeccione tu brazo? —Le dijo a Remilo mientras comenzaba a sacar las herramientas básicas para empezar a trabajar.
—Hala, eso tiene que ser súper guay —le había dicho a Mónica cuando le explicó qué cosas podía hacer con los espejos—. Es como vivir una aventura ahí dentro. —Se agachó un poco para ver su reflejo en el pequeño espejo que sostenía la bruja. De pronto esbozó una sonrisa divertida—. ¿Puedes meter a otras personas dentro?
El gamusino miró a Zarpa de forma inquisitiva ante su respuesta acerca de la telepatía y los licántropos.
—Entonces… ¿Hay varios tipos de personas que se transforman en animales? Bueno, Eitne es un león de humo y solo se transforma por la noche, pero Eorlir parece como Rena…
La edeel no entendía el porqué de las diferencias y se disponía a buscarle algún sentido a su manera, pero la propuesta del daeliciano llamó poderosamente la atención tanto por sí misma como por la hipnótica voz de la bestia del crepúsculo. Además Neil también expresó su interés por salir. Se disponía a pedirle a Rena que les dejase ir que no pasaría nada, sobre todo si los acompañaba la licántropa leopardo, pero entonces otras personas entraron al salón. Eran irrenses, como Rena y Milo, aunque uno de ellos tenía cuernos distintos a los suyos y en un principio no lo había reconocido como tal. Le alegró oír que venían a ayudarles.
—¡Hola, soy Adru y Neil es mi aurva! Gracias por venir a ayudarles con sus brazos de metal.
Krono Rádem
El kairós cargaba con bastantes herramientas, ya que el estado de los implantes de los neotransformados podía ser altamente variable. Sabía que ambos solo llevaban el implante estándar, aunque el de aquel amigo común que Kin tenía con Ippon estaba modificado. Probablemente ello no afectase a las tareas de reparación que tendría que llevar a cabo previsiblemente aquel día, pero lo había tenido en cuenta por si acaso. Tras visitar la Torre Serpentaria se planteó la posibilidad de que ningún irrense hubiese sobrevivido, pero le alegró comprobar que no era así.
Dejó que Kin iniciase la conversación mientras observaba a aquel nutrido grupo de recién transformados. Había varias transformaciones que no distiguía, y aparentemente varios brujos. Su atención se centró en Rena, la irrense que les hablaba en ese momento y de la cual conocía su nombre gracias a la red de Irraria. Aunque de quien más se hablaba era de Remilo, el otro irrense, por tratarse de uno de los hackers más buscados del planeta. Cuando la chica se disculpó, el biomecánico desvió la mirada hacia el demonio raigaurum un instante, buscando una reacción que le indicase el motivo de ello. Asintió, en cambio, al ofrecimiento: si tal y como sospechaba la chica era algún tipo de cambiaformas la reparación de su brazo iba a resultar mucho más complicada que la de su compañero. La sinhadre efusiva se presentó entonces y el irrense le devolvió el saludo con un asentimiento de cabeza antes de volver su atención sobre sus compatriotas.
—Saludos. Yo soy Archime. O Krono Rádem si preferís: es mi nombre de negocios. —El ingeniero era consciente de que lo más probable era que ya conociesen su nombre irrense, pero quería que supiesen a quién buscar si necesitaban encontrar su clínica—. ¿Me permites que inspeccione tu brazo? —Le dijo a Remilo mientras comenzaba a sacar las herramientas básicas para empezar a trabajar.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
27/12/18, 09:09 pm
Milo enredó en la cocina un rato, curioseando la despensa y memorizando la disposición de todo para futuras expediciones culinarias. Le fascinaba lo nutrido que estaba la sede en cuanto a menaje de cocina después de haber vivido siete meses en un torreón medieval, pero lo más increíble era la cantidad de alimentos disponibles. Se le hacía la boca agua solo de pensar en las posibilidades, pero el rugido de su estómago le recordó a que había ido allí y se decantó por prepararse algo sencillo: un par de bocadillos de queso y aguacate con un poco de sal.
Una vez listos salió a la entrada del edificio, pues necesitaba tomar un poco el aire, y dio buena cuenta de ellos sentado en una piedra cerca de la puerta. Durante un rato observó la Luna Roja en el cielo con aire ausente, muy lejos de allí, pero acabó aburriéndose y decidió regresar al salón con los demás, topándose con la reunión con el leopardo blanco de improvisto. Durante unos instantes se tensó, pero enseguida se dio cuenta de que no podía ser un animal cualquiera por como se relacionaban con él sus compañeros y procedió a presentarse con una ligera sonrisa. Seguía chocándole lo fácil que era tratar con los ciudadanos ahora que la luna los había transformado, pero también comprendía que la ley de no intervención era un tema peliagudo. Que él mismo tuviera una guillotina colgando sobre el cuello por haberla roto al hacer un trato con Rutilante le volvía más predispuesto a entender a los rocavarancoleses que pedían disculpas por no haberse arriesgado a quebrantarla.
Tenia ciertos reparos a lo de la salida e intercambió miradas con Rox y Rena, pero si la veterana salía con ellos estarían relativamente seguros.
—Pero solo si no os alejáis demasiado, ¿de acuerdo? Yo voy a quedarme porque estoy algo cansado, pero me quedo mas tranquilo si permanecéis cerca. —aclaró, dejándose caer en un sofá libre mientras su bola de cobre rodaba y se elevaba hasta quedarse entre sus rodillas.
Antes de que se fueran, sin embargo, otras dos personas desconocidas hicieron su aparición. Esta vez eran compatriotas de la ursántropa y el brujo del cobre, sin embargo, y a ninguno de los dos les resultó difícil reconocerles. El hacker nunca había prestado demasiada atención a la cosecha anual, pues siempre había considerado que los problemas del planeta eran mucho más importantes que Rocavarancolia, pero Ippon le había hablado de su amigo cosechado, Cío, y también había leído sobre Archime, el famoso biomecánico que los rocavarancoleses se habían llevado a su “maravillosa” ciudad.
—Yo soy Milo, un placer. —se presentó con una leve sonrisa efectuando el saludo irrense por acto reflejo, agradecido de que se hubieran acercado a echarles una mano con sus implantes. El caso de Rena era el más preocupante, no obstante, pero accedió a que le echaran un ojo a su prótesis mientras la irrense iba a buscar la suya al cuarto.
Tendió su brazo izquierdo al biomecáncio cuando este se lo pidió y observó un rato en silencio. El norteño siempre había cuidado bien de su implante, y había intentado mantener ese hábito en la ciudad, aunque la falta de herramientas adecuadas se notaba y había leves signos de desgaste. A pesar de todo estaba en bastantes buenas condiciones, aunque le preocupaba una cosa.
—Últimamente ha dejado de funcionar durante periodos cortos a intervalos irregulares, pero desconozco el motivo. Hasta donde yo se no le he dado ningún mal golpe... —informó en un momento dado, observando alternativamente los cambios de los dos irrenses veteranos con la suficiente sutileza como para no resultar demasiado maleducado.
Una vez listos salió a la entrada del edificio, pues necesitaba tomar un poco el aire, y dio buena cuenta de ellos sentado en una piedra cerca de la puerta. Durante un rato observó la Luna Roja en el cielo con aire ausente, muy lejos de allí, pero acabó aburriéndose y decidió regresar al salón con los demás, topándose con la reunión con el leopardo blanco de improvisto. Durante unos instantes se tensó, pero enseguida se dio cuenta de que no podía ser un animal cualquiera por como se relacionaban con él sus compañeros y procedió a presentarse con una ligera sonrisa. Seguía chocándole lo fácil que era tratar con los ciudadanos ahora que la luna los había transformado, pero también comprendía que la ley de no intervención era un tema peliagudo. Que él mismo tuviera una guillotina colgando sobre el cuello por haberla roto al hacer un trato con Rutilante le volvía más predispuesto a entender a los rocavarancoleses que pedían disculpas por no haberse arriesgado a quebrantarla.
Tenia ciertos reparos a lo de la salida e intercambió miradas con Rox y Rena, pero si la veterana salía con ellos estarían relativamente seguros.
—Pero solo si no os alejáis demasiado, ¿de acuerdo? Yo voy a quedarme porque estoy algo cansado, pero me quedo mas tranquilo si permanecéis cerca. —aclaró, dejándose caer en un sofá libre mientras su bola de cobre rodaba y se elevaba hasta quedarse entre sus rodillas.
Antes de que se fueran, sin embargo, otras dos personas desconocidas hicieron su aparición. Esta vez eran compatriotas de la ursántropa y el brujo del cobre, sin embargo, y a ninguno de los dos les resultó difícil reconocerles. El hacker nunca había prestado demasiada atención a la cosecha anual, pues siempre había considerado que los problemas del planeta eran mucho más importantes que Rocavarancolia, pero Ippon le había hablado de su amigo cosechado, Cío, y también había leído sobre Archime, el famoso biomecánico que los rocavarancoleses se habían llevado a su “maravillosa” ciudad.
—Yo soy Milo, un placer. —se presentó con una leve sonrisa efectuando el saludo irrense por acto reflejo, agradecido de que se hubieran acercado a echarles una mano con sus implantes. El caso de Rena era el más preocupante, no obstante, pero accedió a que le echaran un ojo a su prótesis mientras la irrense iba a buscar la suya al cuarto.
Tendió su brazo izquierdo al biomecáncio cuando este se lo pidió y observó un rato en silencio. El norteño siempre había cuidado bien de su implante, y había intentado mantener ese hábito en la ciudad, aunque la falta de herramientas adecuadas se notaba y había leves signos de desgaste. A pesar de todo estaba en bastantes buenas condiciones, aunque le preocupaba una cosa.
—Últimamente ha dejado de funcionar durante periodos cortos a intervalos irregulares, pero desconozco el motivo. Hasta donde yo se no le he dado ningún mal golpe... —informó en un momento dado, observando alternativamente los cambios de los dos irrenses veteranos con la suficiente sutileza como para no resultar demasiado maleducado.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
29/12/18, 02:02 pm
Nime empezaba a tener ganas de la salida, y tenía una sonrisa pintada en la cara al ver que los mayores estaban cediendo para permitirla. Entonces se escuchó la puerta de nuevo y dos irrenses –fáciles de reconocer aun transformados– se plantaron en el salón. Lo primero que hizo Nime fue comparar los cuernos del primero en entrar con los de Adru y pensar que los de la capitana eran más chulos. Más letales, suponía.
Nime no se relajó del todo hasta que escuchó que venían a ayudar y Milo y Rena parecían dispuestos a aceptar esa ayuda.
Kin respiró aliviado al ver que el grupo los aceptaba. En cierto modo, le sorprendía que hubiese sido tan fácil. Esperaba tener que dar más explicaciones o incluso tener que volver otro día, cuando se hubiesen calmado. Suponía que el hecho de que ambos tuviesen problemas con sus implantes también influia, aunque los de Milo parecían un poco menos graves.
—Yo soy Kin —dijo tras la presentación de su compañero. No añadió nada más porque a aquellas alturas añadir su transformación no le diría nada a aquellos chicos.
Apoyó la maleta en el suelo y la abrió para que Archi pudiese alcanzar las herramientas que necesitase. A la hora de examinarle a Milo el implante su ayuda iba a ser innecesaria. Probablemente lo más que podría hacer por él había sido cargar las herramientas hasta allí, pasárselas o sujetar algo.
—Espero que podáis volver a ponerle el brazo a Rena, está un poco roto —les dijo a ambos irrenses la niña cubierta de cristales, mientras se balanceaba sobre sus piernas. Nime había hablado sin presentarse. A diferencia de como había actuado con las chicas, especialmente la felina, esta vez se le había olvidado.
Kin la miró durante un segundo, mascando qué responderle que no fuese demasiado poco halagüeño.
—Habrá que ver cómo está.
—¿Y tú por qué tienes dos? —preguntó entonces, haciendo saltar su mirada de un brazo a otro sin discreción alguna.
—Perdí los míos. Y todavía no los he encontrado.
La niña frunció el ceño y Kin se encogió de hombros.
Nime no se relajó del todo hasta que escuchó que venían a ayudar y Milo y Rena parecían dispuestos a aceptar esa ayuda.
Kin respiró aliviado al ver que el grupo los aceptaba. En cierto modo, le sorprendía que hubiese sido tan fácil. Esperaba tener que dar más explicaciones o incluso tener que volver otro día, cuando se hubiesen calmado. Suponía que el hecho de que ambos tuviesen problemas con sus implantes también influia, aunque los de Milo parecían un poco menos graves.
—Yo soy Kin —dijo tras la presentación de su compañero. No añadió nada más porque a aquellas alturas añadir su transformación no le diría nada a aquellos chicos.
Apoyó la maleta en el suelo y la abrió para que Archi pudiese alcanzar las herramientas que necesitase. A la hora de examinarle a Milo el implante su ayuda iba a ser innecesaria. Probablemente lo más que podría hacer por él había sido cargar las herramientas hasta allí, pasárselas o sujetar algo.
—Espero que podáis volver a ponerle el brazo a Rena, está un poco roto —les dijo a ambos irrenses la niña cubierta de cristales, mientras se balanceaba sobre sus piernas. Nime había hablado sin presentarse. A diferencia de como había actuado con las chicas, especialmente la felina, esta vez se le había olvidado.
Kin la miró durante un segundo, mascando qué responderle que no fuese demasiado poco halagüeño.
—Habrá que ver cómo está.
—¿Y tú por qué tienes dos? —preguntó entonces, haciendo saltar su mirada de un brazo a otro sin discreción alguna.
—Perdí los míos. Y todavía no los he encontrado.
La niña frunció el ceño y Kin se encogió de hombros.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
29/12/18, 04:53 pm
Mientras los nuevos desconocidos entraban al salón, Eitne se había ido a la cocina a por un par de piezas de fruta. Había encontrado una selección bastante amplia (poco sabía que buena parte de los frutos pertenecían a un hombre árbol) y se quedó con una ramillete de bayas de un color rosa fucsia. Salió al salón con la boca llena y tuvo que echarse todas las bayas masticadas a un carrillo para que se le entendiera al hablar.
—Hola, señores irrenses —les saludó con su vocecilla cándida, adornada de su aura.
Se les quedó mirando con muy poco disimulo, igual que había observado a todos los que habían ido acercándose a lo largo del día. Le hacía mucha gracia ver las diferencias entre los cuatro irrenses: que si cuernos, que si medio osos, que si nada apartente… Sin querer, pensó en el supuesto daeliciano que vivía con la niña sonámbula y se preguntó en qué se habrían convertido ellos. Tal vez habría que buscarlos más adelante.
—¡Yo ya estoy listo para salir! —avisó, una vez se tragó todo lo que se había metido en la boca—. ¿Queréis frutas de estas? Están muy ricas.
Tendió el racimo por si alguien aceptaba su oferta y, en caso de que no, lo dejaría caer en una mesa. Lo siguiente que hizo fue buscar sus muletas y acercarse a la puerta para meter prisa al grupo de la forma más sutil que se le había ocurrido. Se apoyó en una de las paredes de la entrada y tarareó la canción que cantó con Guille para la Navidad de Rox. Con un poco de suerte, su nueva aura hipnótica le ayudaría a atraerlos hacia la puerta, o eso era lo que creía el niño.
—Hola, señores irrenses —les saludó con su vocecilla cándida, adornada de su aura.
Se les quedó mirando con muy poco disimulo, igual que había observado a todos los que habían ido acercándose a lo largo del día. Le hacía mucha gracia ver las diferencias entre los cuatro irrenses: que si cuernos, que si medio osos, que si nada apartente… Sin querer, pensó en el supuesto daeliciano que vivía con la niña sonámbula y se preguntó en qué se habrían convertido ellos. Tal vez habría que buscarlos más adelante.
—¡Yo ya estoy listo para salir! —avisó, una vez se tragó todo lo que se había metido en la boca—. ¿Queréis frutas de estas? Están muy ricas.
Tendió el racimo por si alguien aceptaba su oferta y, en caso de que no, lo dejaría caer en una mesa. Lo siguiente que hizo fue buscar sus muletas y acercarse a la puerta para meter prisa al grupo de la forma más sutil que se le había ocurrido. Se apoyó en una de las paredes de la entrada y tarareó la canción que cantó con Guille para la Navidad de Rox. Con un poco de suerte, su nueva aura hipnótica le ayudaría a atraerlos hacia la puerta, o eso era lo que creía el niño.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
29/12/18, 10:38 pm
Atendió a la explicación de Mónica con cierta curiosidad, pareciendole un dominio bastante practico, y sobretodo mas que curiosos de usar. ¿Poder moverse entre espejos, suponía la capacidad de moverse entre cualquier espejo de la ciudad, no? Y entrar y salir de ellos. Pelusa, se anotó aquel dato en el fondo de su mente, viendo como finalmente aprecian decidir el salir aprovechando que iban con Zarpa.
La mona del queso viendo que se había decidido se dispuso a volver a su habitación para descansar un poco la cabeza, tras conseguirse algo de comer en la cocina, pero la llegada de dos nuevos individuos, unos con unos destacados cuernos y rasgos de irrense y otro con todos los rasgos de irrense bien claro, aparecieron y tras presentarse se acercaron a Rena y Milo aparentemente para tratar sus implantes. Pelusa les miro con atención y curiosidad y posiblemente en otro momento se quedaría a escuchar y observar el proceso de observación del implante de Milo y del brazo de Rena, pero su cuota se sociabilidad estaba en sus limites.
Sin contar que aun no estuviera prestandole atención, aun sentía el mareo en su cuerpo, manteniendo estoicamente por no dar mas espectacular y eso estaba minando por momento sus energías. Así que su prioridad ahora era comer algo, y encerrarse un rato donde ni aire ni gente pudiesen ser interceptados por sus antenas en la medida de lo posible.
-Gracias por venir a ayudar...mi nombre es Pelusa - dijo Pelusa mirando a los dos irrense con un tono serio y tranquilo antes de observar a los que saldrían que al parecer serian casi todos los de su torreón- Tened cuidado allá afuega...e intentar resistir su seductora voz de campanillas o lo que sea que tenga, en la medida de lo posible, o se va a acostumbrar a que se le den todos los caprichos- apunto Pelusa concisa con un gesto a Eitne, pues aunque no tenia claro si Eitne podía hacer eso o simplemente lo imaginaba, pero cada vez que hablaba le era imposible no prestarle atención. También podría deberse que ahora sabia que eran amigos, a saber como funcionaba eso- Yo, subigé un rato a mi habitación en cuanto coma algo, estamos todos en la segunda planta, para que lo tengáis en cuenta cuando volváis...- dijo Pelusa que volvió a trabarse con su lengua ligeramente. Si estaba muy cansada ya, definitivamente, por lo que diciendo eso y tras echarle una mirada mas a Rena y Milo junto a los dos irrenses, Pelusa, se dirigió a la cocina con el fin de hacerse algo de comer antes de subir a su habitación.
La mona del queso viendo que se había decidido se dispuso a volver a su habitación para descansar un poco la cabeza, tras conseguirse algo de comer en la cocina, pero la llegada de dos nuevos individuos, unos con unos destacados cuernos y rasgos de irrense y otro con todos los rasgos de irrense bien claro, aparecieron y tras presentarse se acercaron a Rena y Milo aparentemente para tratar sus implantes. Pelusa les miro con atención y curiosidad y posiblemente en otro momento se quedaría a escuchar y observar el proceso de observación del implante de Milo y del brazo de Rena, pero su cuota se sociabilidad estaba en sus limites.
Sin contar que aun no estuviera prestandole atención, aun sentía el mareo en su cuerpo, manteniendo estoicamente por no dar mas espectacular y eso estaba minando por momento sus energías. Así que su prioridad ahora era comer algo, y encerrarse un rato donde ni aire ni gente pudiesen ser interceptados por sus antenas en la medida de lo posible.
-Gracias por venir a ayudar...mi nombre es Pelusa - dijo Pelusa mirando a los dos irrense con un tono serio y tranquilo antes de observar a los que saldrían que al parecer serian casi todos los de su torreón- Tened cuidado allá afuega...e intentar resistir su seductora voz de campanillas o lo que sea que tenga, en la medida de lo posible, o se va a acostumbrar a que se le den todos los caprichos- apunto Pelusa concisa con un gesto a Eitne, pues aunque no tenia claro si Eitne podía hacer eso o simplemente lo imaginaba, pero cada vez que hablaba le era imposible no prestarle atención. También podría deberse que ahora sabia que eran amigos, a saber como funcionaba eso- Yo, subigé un rato a mi habitación en cuanto coma algo, estamos todos en la segunda planta, para que lo tengáis en cuenta cuando volváis...- dijo Pelusa que volvió a trabarse con su lengua ligeramente. Si estaba muy cansada ya, definitivamente, por lo que diciendo eso y tras echarle una mirada mas a Rena y Milo junto a los dos irrenses, Pelusa, se dirigió a la cocina con el fin de hacerse algo de comer antes de subir a su habitación.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- InvitadoInvitado
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
30/12/18, 12:33 am
Rena abrió la puerta de su nueva habitación y agarró su brazo mecánico, que estaba tirado sobre el colchón. Estaba un poco lleno de babas y barro. Antes de entregarlo pasó por la cocina y le pasó un trapo húmedo para que no diese tanto asco.
-Aquí está -dijo, tendiéndoselo a Archi -Cuando salió la Luna Roja hizo ‘plop’ y se me cayó. Bueno, supongo que fue porque me convertí en oso y ya no encajaba -se rascó la nuca, incómoda -Parece que eso es lo que soy, un ursántropo. Os lo demostraría pero la verdad es que no tengo ni pajolera idea de cómo me transformo.
Rena se sentía increíblemente torpe. No le preocupaba tanto hacer el ridículo como el marrón tan grande que parecía lo que le estaba planteando al mecánico. La verdad es que no se le ocurría ninguna forma para solucionarlo, y no quería quedarse manca para el resto de su vida.
Mientras ella había ido a por su brazo y le revisaban a Milo el suyo los enanos habían empezado a movilizarse. La irrense se dio cuenta de la impaciencia de Eitne y de la ilusión de los otros por salir. Ella tendría que quedarse, ver qué demonios hacía con su brazo era una prioridad en ese momento, pero ¿era justo cancelar la salida porque eso? Aunque fueran enanos también necesitaban descubrir cosas de sus transformaciones. Respiró hondo.
-Lo siento retacos, voy a tener que quedarme, y Milo también. Rox, vigila que no la líen -pidió.
No le hacía ninguna gracia pero era lo que había.
-Aquí está -dijo, tendiéndoselo a Archi -Cuando salió la Luna Roja hizo ‘plop’ y se me cayó. Bueno, supongo que fue porque me convertí en oso y ya no encajaba -se rascó la nuca, incómoda -Parece que eso es lo que soy, un ursántropo. Os lo demostraría pero la verdad es que no tengo ni pajolera idea de cómo me transformo.
Rena se sentía increíblemente torpe. No le preocupaba tanto hacer el ridículo como el marrón tan grande que parecía lo que le estaba planteando al mecánico. La verdad es que no se le ocurría ninguna forma para solucionarlo, y no quería quedarse manca para el resto de su vida.
Mientras ella había ido a por su brazo y le revisaban a Milo el suyo los enanos habían empezado a movilizarse. La irrense se dio cuenta de la impaciencia de Eitne y de la ilusión de los otros por salir. Ella tendría que quedarse, ver qué demonios hacía con su brazo era una prioridad en ese momento, pero ¿era justo cancelar la salida porque eso? Aunque fueran enanos también necesitaban descubrir cosas de sus transformaciones. Respiró hondo.
-Lo siento retacos, voy a tener que quedarme, y Milo también. Rox, vigila que no la líen -pidió.
No le hacía ninguna gracia pero era lo que había.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
30/12/18, 01:03 pm
Adrune
Adru rió con la broma de Kin acerca de los brazos, aunque ella también tenía curiosidad por saber el motivo de que tuviera dos. No quería distraer a los recién llegados, no obstante, ya que estaban haciendo algo importante en aquel momento y se limitó a corretear alrededor de la mesa donde estaban examinando el brazo de Milo, inconsciente de que posiblemente su hiperactividad resultaría más molesta que cualquier cosa que pudiera decir. Su atención fue totalmente desviada hacia Eitne al escuchar su tintineante voz, sin embargo, y se apresuró a acercarse a la puerta del edificio cuando el daeliciano anunció que estaba listo.
—¡Yo sí! —Aceptó el ofrecimiento de las frutas y se apresuró a comerse una—. Qué rico —confirmó—. No pasa nada, Pelusa —se dirigió a la mona del queso cuando esta les hizo una advertencia sobre la voz de la bestia del crepúsculo—. Eitne es un niño bueno, ¿verdad? —Le guiñó un ojo al pequeño.
Salieron, finalmente, rumbo a lo desconocido. Pero al contrario que durante los últimos meses, aquella idea ya no inquietaba a la sinhadre. Sentía que sus amigos y ella eran capaces de cualquier cosa con sus nuevos poderes.
Sigue en el Cementerio
Krono Rádem
El kairós reprimió las ganas de responder a la pregunta de la libense, al ser consciente de que Kin quería bromear sobre ello y siguió trabajando en el brazo de Milo. Tal y como había dicho el hacker su brazo se encontraba en condiciones aceptables para haber sido sometido a siete meses de uso sin un mantenimiento completo y no le llevaría demasiado finalizar su trabajo. Alzó la vista, no obstante, cuando le explicó acerca de una anomalía que había aparecido a lo largo de aquel periodo.
—No parece que haya ningún problema electrónico, por lo que quizás se trate de un fallo de software —dijo mientras empezaba a teclear en su propio ordenador. Suponía que Milo tendría las herramientas necesarias en el suyo, pero no estarían traducidas al rocavarancolés que probablemente era el motivo por el que no había podido solucionar el problema él mismo—. Permíteme el acceso y lo compruebo enseguida.
Le señalaría al otro irrense donde tenía que pulsar en su pantalla en el caso de que no reconociese de qué se trataba al no poder leerlo. A continuación utilizaría las aplicaciones pertinentes para examinar aquellos ficheros u opciones que podrían estar causando el problema que había descrito Milo.
—He reparado un error de fragmentación, pero no veo nada que pueda ser el causante de la intermitencia en el encendido del ordenador —anunció tras tres minutos realizando comprobaciones desde su propio brazo—. ¿Ha ocurrido en algún momento desde ayer al anochecer?
Ante la negativa del irrense finalizaría el proceso de acceso remoto al ordenador de Milo.
>>Entonces es altamente probable que se tratase de un síntoma. Eres brujo del cobre, ¿no es así? —No había pasado por alto la esfera hecha de aquel metal que siempre se encontraba cerca del irrense—. Tu control sobre este metal probablemente estaba interfiriendo con el cobre que se utiliza en la placa base de forma inconsciente
Mientras tanto Rena había vuelto con su brazo desprendido y les explicó la situación.
—Estamos familiarizados con los licántropos —le aseguró mientras examinaba los daños producidos—. Permíteme que examine también tu hombro.
No le llevaría demasiado tiempo realizar una evaluación de daños.
>>Podría repararlo en mi taller con facilidad, pero el problema radica en tu incapacidad para controlar la transformación. Si mis conocimientos al respecto no son erróneos a los licántropos les lleva un tiempo obtener el nivel de control que requeriría poder mantener el implante a salvo. Es un problema con difícil solución a corto plazo, aunque puedo trabajar en elaborar un implante que te permitiese emplearlo también tu forma alternativa. Estamos hablando de un animal cuadrúpedo, ¿no es así?
El kairós ya había comenzado a tomar nota en su ordenador tecleando frenéticamente mientras hablaba. El proyecto que empezaba a formarse en su mente ocupaba su atención, sin haberse parado a pensar en que la novata no dispondría de dinero para financiarlo.
Adru rió con la broma de Kin acerca de los brazos, aunque ella también tenía curiosidad por saber el motivo de que tuviera dos. No quería distraer a los recién llegados, no obstante, ya que estaban haciendo algo importante en aquel momento y se limitó a corretear alrededor de la mesa donde estaban examinando el brazo de Milo, inconsciente de que posiblemente su hiperactividad resultaría más molesta que cualquier cosa que pudiera decir. Su atención fue totalmente desviada hacia Eitne al escuchar su tintineante voz, sin embargo, y se apresuró a acercarse a la puerta del edificio cuando el daeliciano anunció que estaba listo.
—¡Yo sí! —Aceptó el ofrecimiento de las frutas y se apresuró a comerse una—. Qué rico —confirmó—. No pasa nada, Pelusa —se dirigió a la mona del queso cuando esta les hizo una advertencia sobre la voz de la bestia del crepúsculo—. Eitne es un niño bueno, ¿verdad? —Le guiñó un ojo al pequeño.
Salieron, finalmente, rumbo a lo desconocido. Pero al contrario que durante los últimos meses, aquella idea ya no inquietaba a la sinhadre. Sentía que sus amigos y ella eran capaces de cualquier cosa con sus nuevos poderes.
Sigue en el Cementerio
Krono Rádem
El kairós reprimió las ganas de responder a la pregunta de la libense, al ser consciente de que Kin quería bromear sobre ello y siguió trabajando en el brazo de Milo. Tal y como había dicho el hacker su brazo se encontraba en condiciones aceptables para haber sido sometido a siete meses de uso sin un mantenimiento completo y no le llevaría demasiado finalizar su trabajo. Alzó la vista, no obstante, cuando le explicó acerca de una anomalía que había aparecido a lo largo de aquel periodo.
—No parece que haya ningún problema electrónico, por lo que quizás se trate de un fallo de software —dijo mientras empezaba a teclear en su propio ordenador. Suponía que Milo tendría las herramientas necesarias en el suyo, pero no estarían traducidas al rocavarancolés que probablemente era el motivo por el que no había podido solucionar el problema él mismo—. Permíteme el acceso y lo compruebo enseguida.
Le señalaría al otro irrense donde tenía que pulsar en su pantalla en el caso de que no reconociese de qué se trataba al no poder leerlo. A continuación utilizaría las aplicaciones pertinentes para examinar aquellos ficheros u opciones que podrían estar causando el problema que había descrito Milo.
—He reparado un error de fragmentación, pero no veo nada que pueda ser el causante de la intermitencia en el encendido del ordenador —anunció tras tres minutos realizando comprobaciones desde su propio brazo—. ¿Ha ocurrido en algún momento desde ayer al anochecer?
Ante la negativa del irrense finalizaría el proceso de acceso remoto al ordenador de Milo.
>>Entonces es altamente probable que se tratase de un síntoma. Eres brujo del cobre, ¿no es así? —No había pasado por alto la esfera hecha de aquel metal que siempre se encontraba cerca del irrense—. Tu control sobre este metal probablemente estaba interfiriendo con el cobre que se utiliza en la placa base de forma inconsciente
Mientras tanto Rena había vuelto con su brazo desprendido y les explicó la situación.
—Estamos familiarizados con los licántropos —le aseguró mientras examinaba los daños producidos—. Permíteme que examine también tu hombro.
No le llevaría demasiado tiempo realizar una evaluación de daños.
>>Podría repararlo en mi taller con facilidad, pero el problema radica en tu incapacidad para controlar la transformación. Si mis conocimientos al respecto no son erróneos a los licántropos les lleva un tiempo obtener el nivel de control que requeriría poder mantener el implante a salvo. Es un problema con difícil solución a corto plazo, aunque puedo trabajar en elaborar un implante que te permitiese emplearlo también tu forma alternativa. Estamos hablando de un animal cuadrúpedo, ¿no es así?
El kairós ya había comenzado a tomar nota en su ordenador tecleando frenéticamente mientras hablaba. El proyecto que empezaba a formarse en su mente ocupaba su atención, sin haberse parado a pensar en que la novata no dispondría de dinero para financiarlo.
- Lathspell
Ficha de cosechado
Nombre: Kyllikki Paasikoski
Especie: Humana
Habilidades: Buena menoria, muy buena, lealtad, y facilidad para los idiomas.Personajes : Zobriel: Nublino transformado en Basilisco
Kyllikki: Humana cosechada.
Armas : Zobriel: Malicioso, Colmillo veneno, Cuchillada, Cola veneno
Kyllikki: Elataquedelasmilteoriascientificasypseudocientificasmasinutildetodoslostiempos
Status : Disponible para cualquier debate ilógico
Humor : Culpable de dibujar horrible y hacer chistes peores aun
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
31/12/18, 06:03 pm
Aun podía recordar las palabras en su mente y seguía molesto. Zob había salido del salón un rato después de que Huyng se fuera, casi siguiendo a Rena y tentado a ir con ella, pero no. Había calculado los minutos contándolos en su mente para no cruzarse con el mientras subía. Si, sabía que Hyung no tenía la culpa, y sabía que era tan victima de la misma ciudad, como todos ellos, incluso muchísimo mas. Pero aun así le dolía y enojaba que hubiera contado esas cosas sobre ellos. Tenía en su mente el día que se había quedado con Nime y Eitne solos en la niebla, ellos le habían preguntado si estaba todo bien...ese día había sido muy consciente de lo que era ser uno de los mayores del grupo. Y después de tantas cosas que pasaron, no podía evitar estar molesto por lo que sea que le hubieran hecho pensar al humano. Zob se había desvanecido en silencio del salón apretando en sus garras el papel que le dio Naeleth y ahora estaba tumbado en una habitación.
Aquello tambien era raro para él, incluso en Nubla siempre había dormido con más gente. Primos, hermanos, luego sus amigos en letargo, y ahora tenía un cuarto solo para él. Se sentía pequeñísimo, y estaba tentado a decorarlo un poco, pero a la vez estaba nervioso. Lo había escuchado ya un par de veces y después de ver a Rena en su momento de enojo....¿De verdad pertenecía el ese sitio? no se sentía fuerte ni nada, ni ágil ni apto para usar su físico. Cerro el puño al darse cuenta que eso pudo preguntarlo antes, tal vez aun habría alguien abajo, si se apuraba.... Se quedo sentado en la cama con la cola moviéndose por instinto. tomo el papel y un trozo de tela que cargaba con el desde que la idea de la venda le surgió.
- Asssss..... - Cerro la boca escondiendo su bífida lengua rápido antes de mordérsela por la frustración. No había querido abusar de la buena voluntad de la nublina pero ahora se sentía un tonto. Trato un par de veces mas según decía el papel pero no era capaz de pronunciar lo suficientemente bien. - Ahhg ¡jusssto essste hechizzo tiene que tener tantassss esssesssss! yo... - Su cola azoto la cama con un sonido sordo, se trato de calmar antes de ponerse de pie frustrado respirando profundamente, seguía con muy mala leche por todo. Quería y no quería salir, pero a fin de cuentas no ganaba nada mas allí enroscado como una serpiente en su madriguera. Había subido hace poco, y volver a bajar le aprecia raro, pero en verdad estaba sin saber qué hacer. Obviamente él no era de los que se desquitaban golpeando cosas, y no le quedaban mas opciones.
Bajo nuevamente en silencio, cosa ya habitual como basilisco, se había fijado muy bien cuál era su habitación antes de salir y esperaba recordarla. Sabía que no eran los únicos allí y no quería entrar de casualidad al cuarto de otra persona. Cuando bajo había mas de lo que esperaba, caras nuevas y todo. y los enanos no estaban. Pero no se asusto, le hubiera gustado salir a distraerse pero tenía muchas cosas mas que hacer antes. fue a la cocina sin acercarse a los demás.
-Pam....¿que passso? ¿quienesss sson? - ya ni siquiera se molesto en disimular su enojo, solo puso el papel sobre la mesa antes de mirar alrededor por comida y por Neil- no puedo decir esto y tengo hambre...ssser un diosss no parece tan glamorosssso
Aquello tambien era raro para él, incluso en Nubla siempre había dormido con más gente. Primos, hermanos, luego sus amigos en letargo, y ahora tenía un cuarto solo para él. Se sentía pequeñísimo, y estaba tentado a decorarlo un poco, pero a la vez estaba nervioso. Lo había escuchado ya un par de veces y después de ver a Rena en su momento de enojo....¿De verdad pertenecía el ese sitio? no se sentía fuerte ni nada, ni ágil ni apto para usar su físico. Cerro el puño al darse cuenta que eso pudo preguntarlo antes, tal vez aun habría alguien abajo, si se apuraba.... Se quedo sentado en la cama con la cola moviéndose por instinto. tomo el papel y un trozo de tela que cargaba con el desde que la idea de la venda le surgió.
- Asssss..... - Cerro la boca escondiendo su bífida lengua rápido antes de mordérsela por la frustración. No había querido abusar de la buena voluntad de la nublina pero ahora se sentía un tonto. Trato un par de veces mas según decía el papel pero no era capaz de pronunciar lo suficientemente bien. - Ahhg ¡jusssto essste hechizzo tiene que tener tantassss esssesssss! yo... - Su cola azoto la cama con un sonido sordo, se trato de calmar antes de ponerse de pie frustrado respirando profundamente, seguía con muy mala leche por todo. Quería y no quería salir, pero a fin de cuentas no ganaba nada mas allí enroscado como una serpiente en su madriguera. Había subido hace poco, y volver a bajar le aprecia raro, pero en verdad estaba sin saber qué hacer. Obviamente él no era de los que se desquitaban golpeando cosas, y no le quedaban mas opciones.
Bajo nuevamente en silencio, cosa ya habitual como basilisco, se había fijado muy bien cuál era su habitación antes de salir y esperaba recordarla. Sabía que no eran los únicos allí y no quería entrar de casualidad al cuarto de otra persona. Cuando bajo había mas de lo que esperaba, caras nuevas y todo. y los enanos no estaban. Pero no se asusto, le hubiera gustado salir a distraerse pero tenía muchas cosas mas que hacer antes. fue a la cocina sin acercarse a los demás.
-Pam....¿que passso? ¿quienesss sson? - ya ni siquiera se molesto en disimular su enojo, solo puso el papel sobre la mesa antes de mirar alrededor por comida y por Neil- no puedo decir esto y tengo hambre...ssser un diosss no parece tan glamorosssso
El Odio es por mucho el placer mas duradero. El hombre Ama con prisas, pero llega a Odiar con mucha calma.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
31/12/18, 06:32 pm
Pelusa que estaba en la cocina intentando hacerse algo de comer, levanto la vista sobresaltada un cuando noto junto a ella a Zobriel, al que mejor dicho escucho hablar, al que no noto acercarse. No miro a su cara directamente solo a si figura, sino que sus ojos se quedaron posados durante largos minutos en su cola, que sobresalían claramente a su espalda. La voz siseante de Zobriel, mostraba un evidente fastidio, acompañado de sus gestos era bastante improbable no notarlo.
-Son apagentemente conocidos de Milo y Rena de su mundo, por lo que entendí, el de cuegnos dijo llamarse Kin y el otro que habla cosas que no entiendo bien, es Archi, vinieron para ver si Rena o Milo, necesitan mmm...ayuda con sus brazos- respondió Pelusa ala duda de Zobriel que no parecía del mejor humor y que a juzgar como trataba el trozo de papel que según sabia le fue entregado mas temprano por Naeleth para ayudarle con lo de sus ojos, estaba teniendo muy poco uso. Eso de tener lenguas nuevas estaba siendo un incordio, pues aunque ella por fin empezaba a defenderse con la propia, las 'R' aun le costaban y se le trababan de vez en cuando. Pelusa tomo la hoja dejando por Zobriel para mirar el hechizo pronunciándolo en voz baja, con algo de dificultad peor de forma bastante clara
- Adru, Neil y los demás salieron...y aunque puedo decir esto...no tengo magia aun y no se cuando podre obtenegla, así que no puedo ayudagte con esto, soy totalmente inutil ahora mismo- dijo Pelusa mirando sus propias manos, antes de dejar de nuevo la hoja en la mesa con una señal de frustración evidente. No tenía claro cuando la obtendría o de obtenerla de algún modo sin darse cuenta, si es que tan siquiera era eso posible, si se sentiría diferente de algún modo.Ya tenia una ligera idea de como funcionaba su precio, o al menos eso pensaba, pero eso significaba por lo que podía entender de base, que mientras no dañase a a quienes dañasen a sus amigos, no podría obtener nada. Así que mientras algo no ocurriera, poco podría hace-¿Que mas peudeg hacer, aparte de los de los ojos? ¿Eres mas fuegte, mas rápido o algo así? Silenciosos, ya note que lo eres, no te escuche llegar-pregunto Pelusa suavemente interesada pues no se habia enterado muy bien de aquellos detalles de Zobriel, haciendo un poco de conversación mientras terminaba de hacer su comida y por costumbre comenzaba a hacer también comida para su compañero.
-Son apagentemente conocidos de Milo y Rena de su mundo, por lo que entendí, el de cuegnos dijo llamarse Kin y el otro que habla cosas que no entiendo bien, es Archi, vinieron para ver si Rena o Milo, necesitan mmm...ayuda con sus brazos- respondió Pelusa ala duda de Zobriel que no parecía del mejor humor y que a juzgar como trataba el trozo de papel que según sabia le fue entregado mas temprano por Naeleth para ayudarle con lo de sus ojos, estaba teniendo muy poco uso. Eso de tener lenguas nuevas estaba siendo un incordio, pues aunque ella por fin empezaba a defenderse con la propia, las 'R' aun le costaban y se le trababan de vez en cuando. Pelusa tomo la hoja dejando por Zobriel para mirar el hechizo pronunciándolo en voz baja, con algo de dificultad peor de forma bastante clara
- Adru, Neil y los demás salieron...y aunque puedo decir esto...no tengo magia aun y no se cuando podre obtenegla, así que no puedo ayudagte con esto, soy totalmente inutil ahora mismo- dijo Pelusa mirando sus propias manos, antes de dejar de nuevo la hoja en la mesa con una señal de frustración evidente. No tenía claro cuando la obtendría o de obtenerla de algún modo sin darse cuenta, si es que tan siquiera era eso posible, si se sentiría diferente de algún modo.Ya tenia una ligera idea de como funcionaba su precio, o al menos eso pensaba, pero eso significaba por lo que podía entender de base, que mientras no dañase a a quienes dañasen a sus amigos, no podría obtener nada. Así que mientras algo no ocurriera, poco podría hace-¿Que mas peudeg hacer, aparte de los de los ojos? ¿Eres mas fuegte, mas rápido o algo así? Silenciosos, ya note que lo eres, no te escuche llegar-pregunto Pelusa suavemente interesada pues no se habia enterado muy bien de aquellos detalles de Zobriel, haciendo un poco de conversación mientras terminaba de hacer su comida y por costumbre comenzaba a hacer también comida para su compañero.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Lathspell
Ficha de cosechado
Nombre: Kyllikki Paasikoski
Especie: Humana
Habilidades: Buena menoria, muy buena, lealtad, y facilidad para los idiomas.
Personajes : Zobriel: Nublino transformado en Basilisco
Kyllikki: Humana cosechada.
Armas : Zobriel: Malicioso, Colmillo veneno, Cuchillada, Cola veneno
Kyllikki: Elataquedelasmilteoriascientificasypseudocientificasmasinutildetodoslostiempos
Status : Disponible para cualquier debate ilógico
Humor : Culpable de dibujar horrible y hacer chistes peores aun
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
31/12/18, 07:26 pm
- No lo sse...no tengo idea.. - Zob respiro un poco más calmado y puso unas cuantas cosas en un plato. Era mucho mejor hablar con sus amigos que sus soliloquios infructuosos que solo servían para frustrarlo con su lengua- El libro mencionaba .. - dijo pausado volviendo a calcular las letras de las palabras - aumento en el fissico, pero ahora estoy igual que antess...que ayer, al menosss no me parece que haya cambiado lo necessario para poder parar a Rena..
Su comparación le dio risa hasta a el mismo, vamos, que ni ahora ni antes ninguno podía detener a una Rena ya sea modo oso o no. Recordando además algunas cosas de los basiliscos, quito unas cuantas frutas de su plato y las dejo aparte. - Ssupongo que también debo de cuidar la comida, mencionaba el libro que tengo ssaliva venenosssa... por lo que no debo dejar comida a medio terminar creo... - suponía que era mas fácil servirse un poco mas después de terminar su porción, que dejar comida que nadie mas probaría. - Aparte de esso, lo de mis ojoss es lo que llama la atención, aunque admito que lo de la cola me gusta mucho..
Movió la cola un poco, aun sorprendido de como su cuerpo la manejaba tan instintivamente. Levantó la vista para ver alrededor como los demás iban en sus asuntos y se fijo en como Pam ya podía moverse un poco mejor al preparar la comida. - ¿Lo del mareo y lass antenasss va mejor? La terapia de enojo parece sser útil, aunque espero que aprendas a volar ssin tener que cabrearte con alguien - soltó una pequeña risa, un poco más fuerte de lo que pretendía y volteo de neuvo a ver a los demás esperando no haber incomodado en sus conversaciones. - Lo sssien....perdón perdón....
Su comparación le dio risa hasta a el mismo, vamos, que ni ahora ni antes ninguno podía detener a una Rena ya sea modo oso o no. Recordando además algunas cosas de los basiliscos, quito unas cuantas frutas de su plato y las dejo aparte. - Ssupongo que también debo de cuidar la comida, mencionaba el libro que tengo ssaliva venenosssa... por lo que no debo dejar comida a medio terminar creo... - suponía que era mas fácil servirse un poco mas después de terminar su porción, que dejar comida que nadie mas probaría. - Aparte de esso, lo de mis ojoss es lo que llama la atención, aunque admito que lo de la cola me gusta mucho..
Movió la cola un poco, aun sorprendido de como su cuerpo la manejaba tan instintivamente. Levantó la vista para ver alrededor como los demás iban en sus asuntos y se fijo en como Pam ya podía moverse un poco mejor al preparar la comida. - ¿Lo del mareo y lass antenasss va mejor? La terapia de enojo parece sser útil, aunque espero que aprendas a volar ssin tener que cabrearte con alguien - soltó una pequeña risa, un poco más fuerte de lo que pretendía y volteo de neuvo a ver a los demás esperando no haber incomodado en sus conversaciones. - Lo sssien....perdón perdón....
El Odio es por mucho el placer mas duradero. El hombre Ama con prisas, pero llega a Odiar con mucha calma.
- InvitadoInvitado
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
01/01/19, 09:20 pm
-¿Eres un brujo, Milo? ¡Cómo mola! -dijo entusiasmada.
Había escuchado de pasada lo que Archime le había dicho a su compañero. Eso explicaba que no hubiese cambiado físicamente, igual que Neil y Guille, y que el trozo de metal lo siguiese a todas partes. Tenía que preguntarle más adelante sobre lo que podía hacer. Respecto al mecánico, su forma de hablar le resultaba molesta, pero estaba demasiado agradecida por la ayuda que le estaba ofreciendo como para hacer ningún comentario al respecto. Necesitó unos segundos para asimilar lo que había dicho.
-Cuadrúpedo… bueno, soy un oso. Ya sabes, me puedo poner de pie y dar hostias pero para correr sí necesito ir a cuatro patas… - << Más bien a tres>> pensó. No había caído en la cuenta de lo ridículo que quedaría su brazo mecánico si lo conservaba en su forma osuna, sería tan útil como estar manca, aunque lo conservaría en su forma original << ¿Merece la pena hacer el payaso en la forma con la que se supone que tengo que asustar a la peña? >> Era un elemento disuasorio que no podía desaprovechar en esa ciudad -Entonces me da que voy a tener que estar una temporada manca, ¿no? Hasta que aprenda a transformarme. La idea de un implante que se adapte suena cojonuda.
La risa de Zob fue lo que le delató, y la irrense se dio cuenta de que había vuelto. Le sonrió y le guiñó un ojo para que quitase la cara de apuro que había puesto por reírse.
Había escuchado de pasada lo que Archime le había dicho a su compañero. Eso explicaba que no hubiese cambiado físicamente, igual que Neil y Guille, y que el trozo de metal lo siguiese a todas partes. Tenía que preguntarle más adelante sobre lo que podía hacer. Respecto al mecánico, su forma de hablar le resultaba molesta, pero estaba demasiado agradecida por la ayuda que le estaba ofreciendo como para hacer ningún comentario al respecto. Necesitó unos segundos para asimilar lo que había dicho.
-Cuadrúpedo… bueno, soy un oso. Ya sabes, me puedo poner de pie y dar hostias pero para correr sí necesito ir a cuatro patas… - << Más bien a tres>> pensó. No había caído en la cuenta de lo ridículo que quedaría su brazo mecánico si lo conservaba en su forma osuna, sería tan útil como estar manca, aunque lo conservaría en su forma original << ¿Merece la pena hacer el payaso en la forma con la que se supone que tengo que asustar a la peña? >> Era un elemento disuasorio que no podía desaprovechar en esa ciudad -Entonces me da que voy a tener que estar una temporada manca, ¿no? Hasta que aprenda a transformarme. La idea de un implante que se adapte suena cojonuda.
La risa de Zob fue lo que le delató, y la irrense se dio cuenta de que había vuelto. Le sonrió y le guiñó un ojo para que quitase la cara de apuro que había puesto por reírse.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
05/01/19, 09:53 pm
Entre tanto revuelo, Sinceridad se excusó y se fue a leer a los primeros escalones. Total, se había quedado cerca de la puerta desde hacía rato, sintiéndose cada vez más fuera de lugar entre todo el mundo, así que estaba cerca de las escaleras y pudo ir sin llamar mucho la atención. O eso creía la emplumada, al menos.
No entendía nada de brujos, criaturas, transformaciones, magia-sí, magia-ahora-no, energía, dominios, luces visibles e invisibles... Y encima llegaba gente nueva, del exterior y de la misma torre. Vio a conocidos y desconocidos subir y bajar, entrar y salir, trajinar en la cocina, para acá, para allá... ¿Cómo podían aceptar todo aquello sin agobiarse tanto como ella? Empeoró cuando Mónica fue a buscarla para avisarla de una salida. ¿Ahora? ¿Salir? ¿Mareándose, sin dominar sus ojos ni habilidades todavía? ¿Con tanto que leer y entender? Ni hablar.
Rechazó la invitación y en su lugar dijo que buscaría cuartos libres para Lorenzo, la humana y ella. Poco después de que se marcharan, dio con unas habitaciones seguidas desocupadas tras preguntar como buenamente pudo a los que vivían allí desde antes de su llegada. Necesitaba aislarse, asimilarlo todo a solas y habituarse a sus ojos lo más pronto posible. Y en "su habitación" se encerró. No estaba mal. Armario, una cajonera, un escritorio, una cama... Le sobraba con aquello.
Llevaba el libro con ella y con él se sentó a la mesa y volvió a abrirlo por la página que le habían indicado antes. Recordaba también las palabras de Rad al respecto de sus dudas, y acabó teorizando que el carabés se había referido a una especie de tela o red mágica invisible que lo unía todo, como una red en la que los ciudadanos y cualquier criatura fueran los peces. ¿Pero Rad había hablado de ello como si fuera algo neutral, una energía que unía toda la realidad? ¿Y cómo plumas podridas podía saltarse ella las normas de la maraña y mirar más allá o percibir las alteraciones? No lo iba a entender ni a solas ni hablando con gente más avanzada que ella.
Así que despegó y abrió las alas con lentitud, a todo lo largo, mientras se agarraba al cabecero. Estaba a salvo en la cama, por lo que solo haría movimientos lentos con ellas mientras experimentaba con los ojos que asomaban entre las plumas. Con no marearse le bastaba, de momento, pero esperaba acostumbrarse pronto para poder volver a volar. <<¿Pero cómo voy a concentrarse en el aire si puedo ver a través de lo que sea mientras vuelo?>> Además de todo lo que se podía mover abajo en las calles. Así que necesitaba mucha, mucha práctica. Le urgía más que entender cómo funcionaban sus ojos. Y a ello se dedicaría mientras los demás estuvieran fuera: a abrir y cerrar ojos salpicados por el cuerpo y, después, con mucho tiento, abrir los de la espalda mientras su amiga volvía con los demás.
No entendía nada de brujos, criaturas, transformaciones, magia-sí, magia-ahora-no, energía, dominios, luces visibles e invisibles... Y encima llegaba gente nueva, del exterior y de la misma torre. Vio a conocidos y desconocidos subir y bajar, entrar y salir, trajinar en la cocina, para acá, para allá... ¿Cómo podían aceptar todo aquello sin agobiarse tanto como ella? Empeoró cuando Mónica fue a buscarla para avisarla de una salida. ¿Ahora? ¿Salir? ¿Mareándose, sin dominar sus ojos ni habilidades todavía? ¿Con tanto que leer y entender? Ni hablar.
Rechazó la invitación y en su lugar dijo que buscaría cuartos libres para Lorenzo, la humana y ella. Poco después de que se marcharan, dio con unas habitaciones seguidas desocupadas tras preguntar como buenamente pudo a los que vivían allí desde antes de su llegada. Necesitaba aislarse, asimilarlo todo a solas y habituarse a sus ojos lo más pronto posible. Y en "su habitación" se encerró. No estaba mal. Armario, una cajonera, un escritorio, una cama... Le sobraba con aquello.
Llevaba el libro con ella y con él se sentó a la mesa y volvió a abrirlo por la página que le habían indicado antes. Recordaba también las palabras de Rad al respecto de sus dudas, y acabó teorizando que el carabés se había referido a una especie de tela o red mágica invisible que lo unía todo, como una red en la que los ciudadanos y cualquier criatura fueran los peces. ¿Pero Rad había hablado de ello como si fuera algo neutral, una energía que unía toda la realidad? ¿Y cómo plumas podridas podía saltarse ella las normas de la maraña y mirar más allá o percibir las alteraciones? No lo iba a entender ni a solas ni hablando con gente más avanzada que ella.
Así que despegó y abrió las alas con lentitud, a todo lo largo, mientras se agarraba al cabecero. Estaba a salvo en la cama, por lo que solo haría movimientos lentos con ellas mientras experimentaba con los ojos que asomaban entre las plumas. Con no marearse le bastaba, de momento, pero esperaba acostumbrarse pronto para poder volver a volar. <<¿Pero cómo voy a concentrarse en el aire si puedo ver a través de lo que sea mientras vuelo?>> Además de todo lo que se podía mover abajo en las calles. Así que necesitaba mucha, mucha práctica. Le urgía más que entender cómo funcionaban sus ojos. Y a ello se dedicaría mientras los demás estuvieran fuera: a abrir y cerrar ojos salpicados por el cuerpo y, después, con mucho tiento, abrir los de la espalda mientras su amiga volvía con los demás.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
07/01/19, 01:59 am
Un escalón, luego otro... se sentía tan ligero, era tan fácil moverse que... ¿Porque le costaba tanto? Pero no eran solo los escalones, era cada paso, cada palabra que salía del libro, se sentía tan ligero y a la vez, tan cansado...
Por fin en aquel cuarto, aquel nuevo espacio para él dado por el Consejo. Se dejó caer en la cama respirando lentamente el olor de aquel libro. Calma... y algo más. Era agradable, tanto que sentía poder dormirse con ello al lado, como si estuviera junto a unas sabanas recién lavadas o junto al pasto húmedo de nubla.
Posó el libro a su lado con su mano izquierda y empezó a desvestirse con esta, hacía un rato que no usaba su derecha y solo se dio cuenta cuando intento ayudarse empujando con su muñón como solía hacer solo para quedarse mirando a su nueva mano un rato más, ya no había cicatrices ni marcas en ella, tan solo un pelaje gris con manchas negras que parecía empezar a extenderse por su cuerpo.
Se levantó con pereza a rebuscar en los armarios algo cómodo como un pijama, no era tan fácil pues había ropa de todas las tallas aunque la mayoría eran prendas simples y repetidas, algunas incluso ya estaban preparadas para tener alas o cola, tendría que hablar con la gente y repartirlas para conseguir más de su talla.
Volvió a dejarse caer para vestirse y poco a poco le fue venciendo el cansancio. Quería echarse en la cama junto al libro y... Pero no podía, había cosas que hacer, siempre había cosas que hacer... ¿No? Tenía que bajar a saber si tenía magia, luego aprenderla o entrenar y luego... ¿Luego qué? ¿Para qué? ¿Ganar dinero en la ciudad que lo había vapuleado? ¿Intentar mejorarla bajo la burla de la Luna? ¿Ayudar a los que le dieron de lado en el torreón durante tanto tiempo? Y su hermano... la escena de su hermano se repetía, grabada a fuego en su cerebro.
Barael se acurrucó en la cama junto al libro, dejándose llevar por aquel aroma y el sonido de la lluvia a través de la ventana. Incluso con aquello delante, magia y conocimiento, todo lo que había deseado siempre... Simplemente ya no tenía fuerzas para nada.
Una ráfaga de viento hizo traquetear a la ventana un poco más fuerte de lo normal y esto abrió los ojos del nublino, luz rojiza teñía ahora toda la habitación pues solo la Luna quedaba en el cielo. Poco a poco se desperezó y se levantó.
¿Qué hora es?
Salió de su cuarto, el sonido de sus pasos se mezclaba con el murmullo de la lluvia chocando contra el edificio, pronto llegó al salón, o sala común, aún no sabía cómo llamarlo en realidad.
Algunos de los libros estaban donde los había posado Naeleth, otros debían tenerlos el resto.
El que tenía su don...
Por fin en aquel cuarto, aquel nuevo espacio para él dado por el Consejo. Se dejó caer en la cama respirando lentamente el olor de aquel libro. Calma... y algo más. Era agradable, tanto que sentía poder dormirse con ello al lado, como si estuviera junto a unas sabanas recién lavadas o junto al pasto húmedo de nubla.
Posó el libro a su lado con su mano izquierda y empezó a desvestirse con esta, hacía un rato que no usaba su derecha y solo se dio cuenta cuando intento ayudarse empujando con su muñón como solía hacer solo para quedarse mirando a su nueva mano un rato más, ya no había cicatrices ni marcas en ella, tan solo un pelaje gris con manchas negras que parecía empezar a extenderse por su cuerpo.
Se levantó con pereza a rebuscar en los armarios algo cómodo como un pijama, no era tan fácil pues había ropa de todas las tallas aunque la mayoría eran prendas simples y repetidas, algunas incluso ya estaban preparadas para tener alas o cola, tendría que hablar con la gente y repartirlas para conseguir más de su talla.
Volvió a dejarse caer para vestirse y poco a poco le fue venciendo el cansancio. Quería echarse en la cama junto al libro y... Pero no podía, había cosas que hacer, siempre había cosas que hacer... ¿No? Tenía que bajar a saber si tenía magia, luego aprenderla o entrenar y luego... ¿Luego qué? ¿Para qué? ¿Ganar dinero en la ciudad que lo había vapuleado? ¿Intentar mejorarla bajo la burla de la Luna? ¿Ayudar a los que le dieron de lado en el torreón durante tanto tiempo? Y su hermano... la escena de su hermano se repetía, grabada a fuego en su cerebro.
Barael se acurrucó en la cama junto al libro, dejándose llevar por aquel aroma y el sonido de la lluvia a través de la ventana. Incluso con aquello delante, magia y conocimiento, todo lo que había deseado siempre... Simplemente ya no tenía fuerzas para nada.
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Una ráfaga de viento hizo traquetear a la ventana un poco más fuerte de lo normal y esto abrió los ojos del nublino, luz rojiza teñía ahora toda la habitación pues solo la Luna quedaba en el cielo. Poco a poco se desperezó y se levantó.
¿Qué hora es?
Salió de su cuarto, el sonido de sus pasos se mezclaba con el murmullo de la lluvia chocando contra el edificio, pronto llegó al salón, o sala común, aún no sabía cómo llamarlo en realidad.
Algunos de los libros estaban donde los había posado Naeleth, otros debían tenerlos el resto.
El que tenía su don...
- Tirada:
- A 51 o más el libro se encuentra entre los restantes
- Equilibrio:
Un blanco mas oscuro que el negro.
Un negro mas claro que el blanco.
El gris se desborda en mil tonos.
Y el arcoiris se hunde en monotonia.
Vivimos caminando el sendero dejado por los muertos.
Mientras brindamos nueva muerte a nuestro paso para extenderlo.
- Rocavarancolia Rol
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
07/01/19, 01:59 am
El miembro 'Reifon' ha efectuado la acción siguiente: Número Aleatorio
'Dado de 100 caras' : 47
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