Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
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24 participantes
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
15/12/13, 04:28 am
Recuerdo del primer mensaje :
El ataque de risa de Tap fue tal que su cuerpo se sacudió en el aire como si sufriera espasmos. El aparato fonador emitió ruidos incomprensibles que no eran más que el poltergeist intentando hacer ver al idrino lo gracioso que había sido verle la cara en plena descarga eléctrica. Cuando por fin se calmó, Saren le preguntó sobre su cuerpo y Tap comenzó a hablar tan rápido que las palabras se trababan y no salían. Tuvo que coger aire antes de intentarlo de nuevo, esta vez más despacio que la anterior.
—Es de metal irrense y plástico—explicó—. Fabricado por dama Hálito, demi… demiur… demiurga—se le atascaba la palabra. La mención a la violeta le hizo sentir algo de pena. Perder a los pocos gigantes que merecían la pena nunca era divertido. Continuó su charla moviendo cada una de las secciones en las que se dividía y haciendo una mención obvia al aparato que le permitía hablar—. Además lo estoy armando. Como lo de la electric… electricicicicidad—de nuevo se le atascaron las palabras y Tap sacudió la cabeza de manera inútil—. Electricidad. Todavía me que-queda hasta que… aprenda del todo. Pero bueno.
Tap estaba tan eufórico por su nuevo cuerpo que le daba igual las trabas que su ponía. Valoraba la mejora y lo veía todo un pelín más positivo. Un pelín suficiente como para que no quisiera matar al gigante que tenía enfrente en ningún momento. Era probable que el hecho de que fuera Saren y no otro, como Pablo, por ejemplo, también tuviera que ver. Pero lo importante era que, en aquellos momentos, el poltergeist se encontraba a gusto.
—Y tú, ¿Q-qué eres? ¿Y qué haces? Sales muy a menudo de la Sede—Tap estaba realizando esas mismas preguntas a todos los gigantes que decidía que eran dignos de relacionarse. Sobre todo porque según las respuestas, así sabría si lo seguían siendo, si era mejor alejarse de ellos o, simplemente, sabía si podía alegrarse porque la Luna Roja les castigaba con algún aspecto injusto de sus transformaciones. Sabía lo felices que fueron muchos gigantes cuando descubrieron que como poltergeist no podría hablar, así que no pensaba esconder la diversión que le producía saber que ahora a algunos les mataba el sol o que estaban catatónicos durante todo el día en la cama.
El ataque de risa de Tap fue tal que su cuerpo se sacudió en el aire como si sufriera espasmos. El aparato fonador emitió ruidos incomprensibles que no eran más que el poltergeist intentando hacer ver al idrino lo gracioso que había sido verle la cara en plena descarga eléctrica. Cuando por fin se calmó, Saren le preguntó sobre su cuerpo y Tap comenzó a hablar tan rápido que las palabras se trababan y no salían. Tuvo que coger aire antes de intentarlo de nuevo, esta vez más despacio que la anterior.
—Es de metal irrense y plástico—explicó—. Fabricado por dama Hálito, demi… demiur… demiurga—se le atascaba la palabra. La mención a la violeta le hizo sentir algo de pena. Perder a los pocos gigantes que merecían la pena nunca era divertido. Continuó su charla moviendo cada una de las secciones en las que se dividía y haciendo una mención obvia al aparato que le permitía hablar—. Además lo estoy armando. Como lo de la electric… electricicicicidad—de nuevo se le atascaron las palabras y Tap sacudió la cabeza de manera inútil—. Electricidad. Todavía me que-queda hasta que… aprenda del todo. Pero bueno.
Tap estaba tan eufórico por su nuevo cuerpo que le daba igual las trabas que su ponía. Valoraba la mejora y lo veía todo un pelín más positivo. Un pelín suficiente como para que no quisiera matar al gigante que tenía enfrente en ningún momento. Era probable que el hecho de que fuera Saren y no otro, como Pablo, por ejemplo, también tuviera que ver. Pero lo importante era que, en aquellos momentos, el poltergeist se encontraba a gusto.
—Y tú, ¿Q-qué eres? ¿Y qué haces? Sales muy a menudo de la Sede—Tap estaba realizando esas mismas preguntas a todos los gigantes que decidía que eran dignos de relacionarse. Sobre todo porque según las respuestas, así sabría si lo seguían siendo, si era mejor alejarse de ellos o, simplemente, sabía si podía alegrarse porque la Luna Roja les castigaba con algún aspecto injusto de sus transformaciones. Sabía lo felices que fueron muchos gigantes cuando descubrieron que como poltergeist no podría hablar, así que no pensaba esconder la diversión que le producía saber que ahora a algunos les mataba el sol o que estaban catatónicos durante todo el día en la cama.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- InvitadoInvitado
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
13/11/15, 01:04 am
Lo primero que le vino a la cabeza a Nasher cuando Varsai describió su otra forma fue un armiño, pero no tenía claro si sería algo así.
-¿No puedes transformarte y enseñarnoslo?- aventuró. No todos los licántropos podían cambiar a placer desde el primer día, y había algunos a los que no les agradaba mucho su forma animal.- Solo si quieres, ¿eh? Y claro que puedes coger algo de comer, esta es tu casa, pilla lo que te apetezca.
Él había terminado de pelar y cortar fruta y la había mezclado en una especie de macedonia junto con los grillos cubiertos de chocolate. Empezó a comer a cucharadas, sentado en una encimera.
-¿No puedes transformarte y enseñarnoslo?- aventuró. No todos los licántropos podían cambiar a placer desde el primer día, y había algunos a los que no les agradaba mucho su forma animal.- Solo si quieres, ¿eh? Y claro que puedes coger algo de comer, esta es tu casa, pilla lo que te apetezca.
Él había terminado de pelar y cortar fruta y la había mezclado en una especie de macedonia junto con los grillos cubiertos de chocolate. Empezó a comer a cucharadas, sentado en una encimera.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
13/11/15, 09:30 pm
La varmana les enseñó una libreta donde se leía por qué buscaba a Karime. «¿Es que no habla?». Leyéndola, averiguó que tenían el mismo tipo de transformación, y aunque sí era un motivo de peso para buscarla, se preguntó quién se lo habría dicho. Al detallar el aspecto que adquiría al cambiar, Kin se encogió ligeramente de hombros. En su mundo no había apenas fauna, y la de otros se le antojaba demasiado extensa para estudiarla a propósito. Aquella descripción no le decía mucho.
—Si lo intentas ten en cuenta que necesitas encargar a alguien que te ancle la ropa a una runa primero, ¿sabes? —añadió a lo dicho por Nasher, divertido. Cuando se fijó en lo que preparaba el asreniano para comer trató de no mirar demasiado, igual que cada vez alguien daba buena cuenta de aquellos pobres animales.
—Si lo intentas ten en cuenta que necesitas encargar a alguien que te ancle la ropa a una runa primero, ¿sabes? —añadió a lo dicho por Nasher, divertido. Cuando se fijó en lo que preparaba el asreniano para comer trató de no mirar demasiado, igual que cada vez alguien daba buena cuenta de aquellos pobres animales.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
15/11/15, 12:08 am
Una vez acabó la guía, Rasqa dejó a Varsai consultando dudas y entró en autonomía. Quería investigar por sí mismo el edificio, la parte que le quedaba por ver, claro. Y eso hizo. Por desgracia, todo lo que encontró fueron habitaciones (muy bien cerradas, lo comprobó de primera mano y de segunda y tercera embestidas en algunos casos), o bien ocupadas, o bien vacías y aburridas. Se aseguró de cruzar todas las plantas y supo que no había mucho más allá de lo que Nasher les había enseñado. Bufó en cuanto descubrió que no quedaba ningún secreto por descubrir y acabó decidiendo que su habitación se encontraría en la planta más alta, la tercera. Cualquiera que cruzara por el pasillo, se encontraría al parqio tallando su nombre en la puerta con sus garras.
Una vez que acabó, bajó a la planta baja. Explicaría a todos los que se cruzase en su camino que ya había escogido su habitación y daría señas innecesarias para confirmarles cual. Acto seguido iría volando a la biblioteca para hacer lo que absolutamente todos estaban haciendo. Investigar. Con el nombre de su transformación dado, Rasqa lo tuvo muy fácil. Y daba gracias, pues con lo mal que leía, de otra manera habría tardado décadas en encontrar nada. La información que descubrió distó de sorprenderle. Algo en su fuero interno ya le había avisado, si es que se podía decir, de cuál era la finalidad de aquel cambio en su cuerpo. ¿Por qué iba a darle la Luna Roja fuego si no quisiera que quemara nada? Era una obviedad aplastante. Por suerte para el parqio, para el moloch, había llegado a la ciudad con muy pocos escrúpulos. Y los pocos que trajo disminuyeron aún más conforme crecía y Rasqa descubría su cuerpo. Tal vez enfrentarse a Rocavarancolia había sido determinante para este desarrollo o tal vez Rasqa habría cargado el fuego dentro durante toda su vida, lunas o no.
El parqio no tuvo que asimilar nada, quemar gente le sonaba divertido, algo que habría querido practicar, aunque no hubiera leído nada en un libro. Lo que tuvo que pensar, aquello a lo que necesitó darle varias vueltas, era cómo se lo tomarían sus amigos. Les tenía demasiado cariño como para que no le importara lo que pensaran de él y Rasqa quería asegurarles que no era peligroso para ellos. En absoluto. El moloch estaba dispuesto a extinguir su fuego por cada uno de ellos, pero no quería vivir mintiendo u ocultando algo que parecía tan natural en él. Ya había sentido el instinto de las llamas la noche de la luna y Rasqa estaba seguro de que más adelante, volvería a tirar de él. Y quería darle rienda suelta.
Tuvo los dos días siguientes para pensarlo. El consejo se había empeñado en que debía reponer los desperfectos causados y bla bla bla. Rasqa variaba entre la rabia y el humor ácido cada vez que pensaba en aquello. <<”OS HEMOS ABANDONADO Y CASI LA PALMAIS, LOS QUE NO HABEIS MUERTO DEL TODO, PERO POBRES COLCHONES BRRRRRRRR”>> les imitó mentalmente mientras volaba la primera mañana hacia Letargo. Rasqa iba muy envalentonado, dispuesto a soltarle cuatro cosas a quienquiera que le fuera a esperar allí.
Sin embargo, antes de aterrizar vio quien era y se le fue toda la voluntad. Frente a Letargo, le esperaba de nuevo la bípeda dragona del día anterior. Rasqa suspiró levemente, ¿cómo le iba a decir nada a la única criatura que podría considerar una figura de autoridad? ¿Y si era medio dragona de verdad y se metía con todos los de su estirpe al quejársele a ella? Tenía que tener cuidado y tenía que demostrar que era un digno merecedor de los poderes que había recibido anoche.
Empezó bien, los Ancianos bien sabían que el parqio puso lo mejor de sí en dar una buena impresión, pero se aburrió enseguida. Lo que le pedían era mucho más laborioso de lo que al moloch le apetecía hacer y su instinto demasiado sincero como para que Rasqa continuara con aquella fachada de “SOY UN DRAGÓN HURRRR”. La mujer no hablaba y él tampoco hizo el esfuerzo de sacar conversación. Seguía pensando que el sistema de esta gente perdía agua por cincuenta agujeros diferentes y le ponía de mal humor tener que malgastar dos días trabajando. Solo quería irse. Fruto de su desgana, el resultado final de su condena de servicios comunitarios fue bastante deficiente: los colchones no estaban bien llenos o bien cosidos; algunos eran demasiado blandos y otros demasiado duros. Los esqueletos de las camas tampoco corrieron mejor suerte. Algunos hacían ruidos feos y otros simplemente amenazarían con caerse en cuanto los cosechados los movieran, ya que el parqio había hecho todo lo posible por disimular su mal trabajo.
La noche del segundo día, la mujer dragona seguía igual de muda, pero para Rasqa había pasado de ser un ídolo a un ser mundano. Al moloch le habían bastado dos días con ella para saber que no era más que otra ciudadana, como él. Con más experiencia, claro, y de mejor ver que la mayoría de los que se había cruzado en siete meses, pero solo eso. El parqio alzó el vuelo sin despedirse y se alejó con la esperanza de que no lo volvieran a llamar nunca para una mierda similar. Tenía un cuerpo nuevo, tenía fuego, y no quería perder el tiempo en reconstruir cosas que ya estaban bien tras quemarlas.
Antes de volver a la sede, el parqio descubrió que la noche no le daba miedo. La luna seguía en lo alto, cubriéndolo todo con su fulgor rojo, y las llamas de Rasqa iluminaban los recovecos escondidos del gran astro. Los habitantes más madrugadores de la sede se encontrarían los cadáveres de cuatro colaespinas hechos pedazos sobre la mesa de la cocina. La noche ya no le daba miedo, pero Rasqa seguía sin entender los cacharruzos que los bípedos usaban para cocinar.
El parqio aún tardaría en despertar.
Una vez que acabó, bajó a la planta baja. Explicaría a todos los que se cruzase en su camino que ya había escogido su habitación y daría señas innecesarias para confirmarles cual. Acto seguido iría volando a la biblioteca para hacer lo que absolutamente todos estaban haciendo. Investigar. Con el nombre de su transformación dado, Rasqa lo tuvo muy fácil. Y daba gracias, pues con lo mal que leía, de otra manera habría tardado décadas en encontrar nada. La información que descubrió distó de sorprenderle. Algo en su fuero interno ya le había avisado, si es que se podía decir, de cuál era la finalidad de aquel cambio en su cuerpo. ¿Por qué iba a darle la Luna Roja fuego si no quisiera que quemara nada? Era una obviedad aplastante. Por suerte para el parqio, para el moloch, había llegado a la ciudad con muy pocos escrúpulos. Y los pocos que trajo disminuyeron aún más conforme crecía y Rasqa descubría su cuerpo. Tal vez enfrentarse a Rocavarancolia había sido determinante para este desarrollo o tal vez Rasqa habría cargado el fuego dentro durante toda su vida, lunas o no.
El parqio no tuvo que asimilar nada, quemar gente le sonaba divertido, algo que habría querido practicar, aunque no hubiera leído nada en un libro. Lo que tuvo que pensar, aquello a lo que necesitó darle varias vueltas, era cómo se lo tomarían sus amigos. Les tenía demasiado cariño como para que no le importara lo que pensaran de él y Rasqa quería asegurarles que no era peligroso para ellos. En absoluto. El moloch estaba dispuesto a extinguir su fuego por cada uno de ellos, pero no quería vivir mintiendo u ocultando algo que parecía tan natural en él. Ya había sentido el instinto de las llamas la noche de la luna y Rasqa estaba seguro de que más adelante, volvería a tirar de él. Y quería darle rienda suelta.
Tuvo los dos días siguientes para pensarlo. El consejo se había empeñado en que debía reponer los desperfectos causados y bla bla bla. Rasqa variaba entre la rabia y el humor ácido cada vez que pensaba en aquello. <<”OS HEMOS ABANDONADO Y CASI LA PALMAIS, LOS QUE NO HABEIS MUERTO DEL TODO, PERO POBRES COLCHONES BRRRRRRRR”>> les imitó mentalmente mientras volaba la primera mañana hacia Letargo. Rasqa iba muy envalentonado, dispuesto a soltarle cuatro cosas a quienquiera que le fuera a esperar allí.
Sin embargo, antes de aterrizar vio quien era y se le fue toda la voluntad. Frente a Letargo, le esperaba de nuevo la bípeda dragona del día anterior. Rasqa suspiró levemente, ¿cómo le iba a decir nada a la única criatura que podría considerar una figura de autoridad? ¿Y si era medio dragona de verdad y se metía con todos los de su estirpe al quejársele a ella? Tenía que tener cuidado y tenía que demostrar que era un digno merecedor de los poderes que había recibido anoche.
Empezó bien, los Ancianos bien sabían que el parqio puso lo mejor de sí en dar una buena impresión, pero se aburrió enseguida. Lo que le pedían era mucho más laborioso de lo que al moloch le apetecía hacer y su instinto demasiado sincero como para que Rasqa continuara con aquella fachada de “SOY UN DRAGÓN HURRRR”. La mujer no hablaba y él tampoco hizo el esfuerzo de sacar conversación. Seguía pensando que el sistema de esta gente perdía agua por cincuenta agujeros diferentes y le ponía de mal humor tener que malgastar dos días trabajando. Solo quería irse. Fruto de su desgana, el resultado final de su condena de servicios comunitarios fue bastante deficiente: los colchones no estaban bien llenos o bien cosidos; algunos eran demasiado blandos y otros demasiado duros. Los esqueletos de las camas tampoco corrieron mejor suerte. Algunos hacían ruidos feos y otros simplemente amenazarían con caerse en cuanto los cosechados los movieran, ya que el parqio había hecho todo lo posible por disimular su mal trabajo.
La noche del segundo día, la mujer dragona seguía igual de muda, pero para Rasqa había pasado de ser un ídolo a un ser mundano. Al moloch le habían bastado dos días con ella para saber que no era más que otra ciudadana, como él. Con más experiencia, claro, y de mejor ver que la mayoría de los que se había cruzado en siete meses, pero solo eso. El parqio alzó el vuelo sin despedirse y se alejó con la esperanza de que no lo volvieran a llamar nunca para una mierda similar. Tenía un cuerpo nuevo, tenía fuego, y no quería perder el tiempo en reconstruir cosas que ya estaban bien tras quemarlas.
Antes de volver a la sede, el parqio descubrió que la noche no le daba miedo. La luna seguía en lo alto, cubriéndolo todo con su fulgor rojo, y las llamas de Rasqa iluminaban los recovecos escondidos del gran astro. Los habitantes más madrugadores de la sede se encontrarían los cadáveres de cuatro colaespinas hechos pedazos sobre la mesa de la cocina. La noche ya no le daba miedo, pero Rasqa seguía sin entender los cacharruzos que los bípedos usaban para cocinar.
El parqio aún tardaría en despertar.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
15/11/15, 04:59 pm
La niña miró a Nasher cuando éste le preguntó si no podía transformarse y enseñarlo.
"No es que no quiera, es que no sé cómo hacerlo. Ayer me transformé y mientras dormía volví a esta forma." explicó encogiéndose de hombros. Miró en la despensa y sacó algo de carne seca y pan.
-Bueno, no te preocupes - le dijo la naga mientras se terminaba su café.- Todos hemos pasado por algo parecido, quizá no igual, pero muy similar. A mí por ejemplo, me llevó días aprender a moverme correctamente, y es que una cola en vez de piernas es algo complicado - le sonrió a la varmana y luego añadió.- Pero para eso estamos nosotros aquí, puedes preguntar lo que necesites y te intentaremos resolver las dudas. Respecto a Karime... va y viene, pero tarde o temprano te la acabarás encontrando, la ciudad no es tan grande y hasta donde yo sé sigue viviendo aquí.
Varsai asintió a las palabras de la naga y luego escribió en su libreta "¿Hay alguna otra ley o norma o tradición que deba conocer? Lo digo por la de no poder interferir con los que lleguen nuevos a la ciudad."
Sura no contestó, se quedó pensando en si había alguna cosa.
"No es que no quiera, es que no sé cómo hacerlo. Ayer me transformé y mientras dormía volví a esta forma." explicó encogiéndose de hombros. Miró en la despensa y sacó algo de carne seca y pan.
-Bueno, no te preocupes - le dijo la naga mientras se terminaba su café.- Todos hemos pasado por algo parecido, quizá no igual, pero muy similar. A mí por ejemplo, me llevó días aprender a moverme correctamente, y es que una cola en vez de piernas es algo complicado - le sonrió a la varmana y luego añadió.- Pero para eso estamos nosotros aquí, puedes preguntar lo que necesites y te intentaremos resolver las dudas. Respecto a Karime... va y viene, pero tarde o temprano te la acabarás encontrando, la ciudad no es tan grande y hasta donde yo sé sigue viviendo aquí.
Varsai asintió a las palabras de la naga y luego escribió en su libreta "¿Hay alguna otra ley o norma o tradición que deba conocer? Lo digo por la de no poder interferir con los que lleguen nuevos a la ciudad."
Sura no contestó, se quedó pensando en si había alguna cosa.
- InvitadoInvitado
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
17/11/15, 07:15 pm
Nasher se sintió un poco decepcionado por no poder ver al armiño en acción, pero no lo mostró en su expresión. Se encogió de hombros y siguió comiendo, ya no quedaba mucho más que decir.
Casi estuvo a punto de decirle a la varmana que no sabía nada, pues Rocavarancolia lo que se dicen leyes no tenía muchas, y tradiciones tenía demasiadas y cada cual las seguía un poco como les parecía. Al final cayó, pensando en sus amigos más que en sí mismo.
-Ah, los nombres. Hay gente que se cambia el nombre a uno que pegue más con sus cambios o con la ciudad. Yo no lo hice porque me gusta el mío y buscar otro me daba bastante pereza, pero tengo amigos que lo han hecho.- << Y por razones de peso...>> añadió mentalmente.
Casi estuvo a punto de decirle a la varmana que no sabía nada, pues Rocavarancolia lo que se dicen leyes no tenía muchas, y tradiciones tenía demasiadas y cada cual las seguía un poco como les parecía. Al final cayó, pensando en sus amigos más que en sí mismo.
-Ah, los nombres. Hay gente que se cambia el nombre a uno que pegue más con sus cambios o con la ciudad. Yo no lo hice porque me gusta el mío y buscar otro me daba bastante pereza, pero tengo amigos que lo han hecho.- << Y por razones de peso...>> añadió mentalmente.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
17/11/15, 09:58 pm
La varmana, de todos modos, ni siquiera dominaba aún sus cambios. Esperaba que la aleatoriedad de la transformación no le resultase muy inoportuna. Cuando escuchó lo que decía la naga al respecto de aquello había pensado en sus propios primeros días, pero prefirió no comentar nada al respecto. La pregunta de las tradiciones y normas también lo cogió a él un poco despistado. Asintió a lo que dijo Nasher y añadió:
—No es una ciudad sin ley, pero casi. Hay normas para visitar los mundos vinculados, aunque de momento no podrías ir sola. Los guardianes de los portales te las explican siempre que quieras. Por lo demás… no lo sé. Ándate con ojo, es mi consejo.
Después de eso se dirigió a la puerta, pensando que haría caso a Sura en lo de deshacerse de parte de la carga. El chisporroteo de sus cuernos bien podía estar resultando un tanto inquietante, especialmente para la nueva.
—Por la tarde os busco para entrenar, ¿vale? —le dijo a Sura. Luego se volvió hacia a la varmana—. Pasaos también por la sala de entrenamiento entonces, si os apetece. Hasta luego.
—No es una ciudad sin ley, pero casi. Hay normas para visitar los mundos vinculados, aunque de momento no podrías ir sola. Los guardianes de los portales te las explican siempre que quieras. Por lo demás… no lo sé. Ándate con ojo, es mi consejo.
Después de eso se dirigió a la puerta, pensando que haría caso a Sura en lo de deshacerse de parte de la carga. El chisporroteo de sus cuernos bien podía estar resultando un tanto inquietante, especialmente para la nueva.
—Por la tarde os busco para entrenar, ¿vale? —le dijo a Sura. Luego se volvió hacia a la varmana—. Pasaos también por la sala de entrenamiento entonces, si os apetece. Hasta luego.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
18/11/15, 12:48 am
-Oh cierto - apostilló a lo que dijo Nasher.- Se me olvidaba eso, y mira que todos mis amigos lo han hecho. Está claro que tengo la mente en otra parte - comentó encogiéndose de hombros.
Varsai no entendía muy bien aquello del nombre, pero tampoco quería atosigar a los veteranos a preguntas aunque le hubieran dicho que preguntar estaba bien por lo que no escribió nada. Decidió investigar por su cuenta sobre eso y sobre lo que era, cuando se encontrase con Karime quería tener al menos una base teórica.
Observó marcharse a Kin y un chisporroteo en sus cuernos le llamó la atención. Asintió a sus palabras, pensaba pasarse para ver como entrenaban los veteranos en cuanto pudiera.
-Dalo por hecho, pero te vas a llevar una paliza - la naga sonrió y luego le dijo a la niña.- Si me disculpas tengo unas cosas que hacer. Bienvenida una vez más, espero que te sientas a gusto entre nosotros.
Surásara se fue a su habitación y Varsai pensó en buscar una propia. Subió las escaleras y probó con varias, muchas estaban ocupadas así que decidió probar suerte en el último piso donde dio con un cuarto vacío y que parecía deshabitado. Cerca vio una puerta marcada con garras y el nombre de Rasqa, Varsai sonrió antes de cerrar la puerta y tumbarse un rato en la cama para pensar.
Varsai no entendía muy bien aquello del nombre, pero tampoco quería atosigar a los veteranos a preguntas aunque le hubieran dicho que preguntar estaba bien por lo que no escribió nada. Decidió investigar por su cuenta sobre eso y sobre lo que era, cuando se encontrase con Karime quería tener al menos una base teórica.
Observó marcharse a Kin y un chisporroteo en sus cuernos le llamó la atención. Asintió a sus palabras, pensaba pasarse para ver como entrenaban los veteranos en cuanto pudiera.
-Dalo por hecho, pero te vas a llevar una paliza - la naga sonrió y luego le dijo a la niña.- Si me disculpas tengo unas cosas que hacer. Bienvenida una vez más, espero que te sientas a gusto entre nosotros.
Surásara se fue a su habitación y Varsai pensó en buscar una propia. Subió las escaleras y probó con varias, muchas estaban ocupadas así que decidió probar suerte en el último piso donde dio con un cuarto vacío y que parecía deshabitado. Cerca vio una puerta marcada con garras y el nombre de Rasqa, Varsai sonrió antes de cerrar la puerta y tumbarse un rato en la cama para pensar.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
19/11/15, 11:13 pm
Era el día de la Luna, por lo que la fuerte luz roja de esta se colaba por la ventana con un tono febril y misterioso, Ruth, allí parada y sin asimilar de que ahora tendría un cuarto para ella sola odiaba lo que sucedía a su alrededor, como prácticamente había hecho estos siete meses atrás. ¿Por qué debía de estar contenta? ¿Tenía que sentirse culpable por sentir unas energías renovadas con tanta intensidad?, no lo sabía, ni siquiera quería conocer las respuestas a todas las preguntas que su mente iba formulando sin ningún límite, en algún momento la israelita llegó a una conclusión, a estas alturas no le importaba. Se quedó allí quieta, con una mirada desafiante hacia el nuevo lugar, era un demonio de fuego, eso le habían dicho, y aquello era lo que verdaderamente le impactaba y comía la cabeza.
Su aspecto podía ir ligada a su personalidad ardiente, respondona, a veces cálida pero peligrosa igualmente, era lo único que le gustaba de sí misma físicamente, al fin y al cabo había descubierto que había dejado caer el velo que le cubría, así era ella por dentro, ahora entendía quién había sido siempre, lo único que quedaba por hacer era sospesar la balanza, necesitaba gustarse, y lo peor de todo es que no parecía que algún día fuera a descubrir si se aceptaba o no.
Se le vino todo de golpe, como una avalancha, si alguien se lo hubiera dicho siete meses antes se habría reído en su cara, ¿Ruth entristecida por no estar con gente?, imposible. Pero así fue, no se había percatado de lo que necesitaba a sus amigos hasta que se separó de ellos, era una escena con una atmósfera extraña, nada cuajaba del todo, y no le gustaba emociones tan contradictorias como el conseguir independencia y necesitar a sus amigos más que nunca. Porque eso era lo que había logrado todo este tiempo, sí, Rocavarancolia le sirvió para algo aunque no quisiera darse cuenta, se había forjado a sí misma, nada de armaduras, y se había rodeado de un círculo de gente que le importaba demasiado como para obviarlo.
Se sentó en la cama, después del éxtasis de la Luna parecía haber recuperado un poco de conciencia y hundió los hombros derrotada por la ausencia de Irianna, Kimbra, Sekk...al menos tenía a Devoss, y bueno, no los había perdido para siempre, pero era la primera noche sin ellos, y era unas cadenas que la enredaban y de las que no sabía deshacerse.
Todo era un cúmulo de sensaciones, tan fuertes que la empujaban a deslizarse a la cama, al principio no se dio cuenta pero no tardó en recordar que el cabello le ardía por completo, y sin embargo tenía la cabeza recostada en la almohada, olisqueó y parpadeó, no quemaba. ¿Cómo? ¿Había logrado controlarlo?, no, si ni se había esforzado, se le vino a la mente algunos hechizos que podían hacer inmunes al fuego los objetos o personas. Sonrió, ya tenía algo menos en lo que pensar.
Lentamente fue acostándose hasta quedar boca arriba, con la cola en un lado y las manos en el pecho, le pediría a Varsai dormir con ella esa noche, sin duda alguna, pero tenía tanto sueño y estaba tan cansada..., se recostó de lado y se dejó llevar, abandonándose por completo.
-Hasta mañana...-susurró repitiendo lo que decía todas las noches a sus compañeras, con la única diferencia de que ese día la demonio de fuego lanzaría esas palabras al aire, totalmente sola en la habitación.
Su aspecto podía ir ligada a su personalidad ardiente, respondona, a veces cálida pero peligrosa igualmente, era lo único que le gustaba de sí misma físicamente, al fin y al cabo había descubierto que había dejado caer el velo que le cubría, así era ella por dentro, ahora entendía quién había sido siempre, lo único que quedaba por hacer era sospesar la balanza, necesitaba gustarse, y lo peor de todo es que no parecía que algún día fuera a descubrir si se aceptaba o no.
Se le vino todo de golpe, como una avalancha, si alguien se lo hubiera dicho siete meses antes se habría reído en su cara, ¿Ruth entristecida por no estar con gente?, imposible. Pero así fue, no se había percatado de lo que necesitaba a sus amigos hasta que se separó de ellos, era una escena con una atmósfera extraña, nada cuajaba del todo, y no le gustaba emociones tan contradictorias como el conseguir independencia y necesitar a sus amigos más que nunca. Porque eso era lo que había logrado todo este tiempo, sí, Rocavarancolia le sirvió para algo aunque no quisiera darse cuenta, se había forjado a sí misma, nada de armaduras, y se había rodeado de un círculo de gente que le importaba demasiado como para obviarlo.
Se sentó en la cama, después del éxtasis de la Luna parecía haber recuperado un poco de conciencia y hundió los hombros derrotada por la ausencia de Irianna, Kimbra, Sekk...al menos tenía a Devoss, y bueno, no los había perdido para siempre, pero era la primera noche sin ellos, y era unas cadenas que la enredaban y de las que no sabía deshacerse.
Todo era un cúmulo de sensaciones, tan fuertes que la empujaban a deslizarse a la cama, al principio no se dio cuenta pero no tardó en recordar que el cabello le ardía por completo, y sin embargo tenía la cabeza recostada en la almohada, olisqueó y parpadeó, no quemaba. ¿Cómo? ¿Había logrado controlarlo?, no, si ni se había esforzado, se le vino a la mente algunos hechizos que podían hacer inmunes al fuego los objetos o personas. Sonrió, ya tenía algo menos en lo que pensar.
Lentamente fue acostándose hasta quedar boca arriba, con la cola en un lado y las manos en el pecho, le pediría a Varsai dormir con ella esa noche, sin duda alguna, pero tenía tanto sueño y estaba tan cansada..., se recostó de lado y se dejó llevar, abandonándose por completo.
-Hasta mañana...-susurró repitiendo lo que decía todas las noches a sus compañeras, con la única diferencia de que ese día la demonio de fuego lanzaría esas palabras al aire, totalmente sola en la habitación.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
20/11/15, 02:33 am
-No creo que haya ido a buscar a Lemus, ni siquiera sabemos donde se lo llevaron y ya me contasteis que estaba totalmente fuera de sus cabales -respondió Samika que negó con la cabeza, suspirando con amargura al pensar en su compañero. La luna había sido cruel con el convirtiéndolo en algo sin raciocinio alguno al punto de matar a Arik. Aun si hubiera podido salvar al libense no habría podido frenar el cambio de Lemus como no pudiera frenar el de los demás. Samika se sintió por un momento egoísta por maldecir tanto su transformación cuando ella seguía viva y seguía con su mente intacta y aquello era mas de lo que sus compañeros podían decir.
Sacudió la cabeza intentando quitarse aquellos amargos pensamientos y centrarse en lo único que quedaba. No es como si lamentar lo ocurrido fuese a hacer que cambiara, Samika lo sabia de sobra. Estuvo de acuerdo con Ergot en visitar luego a Emmit tras la Sede y hablar con Rasqa, detalle que agradeció que Ergot le recordara. Samika se agencio un buen trozo de bizcocho antes de salir.
---
El trayecto fue un poco agobiante al inicio tras días sin salir. La ciudad, las calles por las que pasaban parecían haber cobrado una cierta vida para Samika que se le pasaba mirando sin ver en varias direcciones al escuchar crujidos entre maderos de las casas, de posibles alimañas y los pasos de sus compañeros en el suelo de piedra.
<<Oigo tan bien que resulta fastidioso. ¿Funcionara aquí fuera el clic lingual? Antes solo funcionaba en espacio cerrados>> pensó Samika sin tenerlo muy claro. Sabia que su transformación traía el poder usar la eco-localización, peor aun no lo había intentado realmente, fastidiada por tanto ruidito. Hizo el intento aun así, chasqueando la lengua como solía hacer y pegando un respingo en el sitio cuando "vio", por decirlo de alguna manera, lo que parecía un muro algo mas adelante de sus vista hábil. No era mucha la distancia, ¡pero que mas daba!.
-¡Oh dios mio, funciona!-exclamo repentinamente incrédula. Su eco-localización nunca había funcionado fuera de un recinto cerrado, anulada por otros otros ruidos ambientales. Pero con sus nuevas orejas, podía notar los cambios provocados por lo sonidos que ella misma emitía al chocar contra un objeto- ¡Veo con el sonido! era la forma mas simple de explicarlo mirando a sus acompañantes con una enorme sonrisa. Se paso el resto del camino experimentando con una curiosidad casi infantil, averiguando lo que le rodeaba pero sin desprenderse de su bastón, hasta que llegaron a la Sede.
Sabiendo de la presencia de la puerta antes de que entrara en su campo visual gracias al nuevo truco adquirido. Si era así con un simple chasquido..¿como seria con un tono mas alto? Debia averiguarlo mas atrde.
-Creo que va a tocar llamar...- murmuro Samika al acordarse que no tenían idea de la contraseña, así que se acerco a la puerta dando algunos golpes esperando que alguien estuviera en la planta baja y pudiera abrirles. Sino tocaría usar el truco del grito.
Sacudió la cabeza intentando quitarse aquellos amargos pensamientos y centrarse en lo único que quedaba. No es como si lamentar lo ocurrido fuese a hacer que cambiara, Samika lo sabia de sobra. Estuvo de acuerdo con Ergot en visitar luego a Emmit tras la Sede y hablar con Rasqa, detalle que agradeció que Ergot le recordara. Samika se agencio un buen trozo de bizcocho antes de salir.
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El trayecto fue un poco agobiante al inicio tras días sin salir. La ciudad, las calles por las que pasaban parecían haber cobrado una cierta vida para Samika que se le pasaba mirando sin ver en varias direcciones al escuchar crujidos entre maderos de las casas, de posibles alimañas y los pasos de sus compañeros en el suelo de piedra.
<<Oigo tan bien que resulta fastidioso. ¿Funcionara aquí fuera el clic lingual? Antes solo funcionaba en espacio cerrados>> pensó Samika sin tenerlo muy claro. Sabia que su transformación traía el poder usar la eco-localización, peor aun no lo había intentado realmente, fastidiada por tanto ruidito. Hizo el intento aun así, chasqueando la lengua como solía hacer y pegando un respingo en el sitio cuando "vio", por decirlo de alguna manera, lo que parecía un muro algo mas adelante de sus vista hábil. No era mucha la distancia, ¡pero que mas daba!.
-¡Oh dios mio, funciona!-exclamo repentinamente incrédula. Su eco-localización nunca había funcionado fuera de un recinto cerrado, anulada por otros otros ruidos ambientales. Pero con sus nuevas orejas, podía notar los cambios provocados por lo sonidos que ella misma emitía al chocar contra un objeto- ¡Veo con el sonido! era la forma mas simple de explicarlo mirando a sus acompañantes con una enorme sonrisa. Se paso el resto del camino experimentando con una curiosidad casi infantil, averiguando lo que le rodeaba pero sin desprenderse de su bastón, hasta que llegaron a la Sede.
Sabiendo de la presencia de la puerta antes de que entrara en su campo visual gracias al nuevo truco adquirido. Si era así con un simple chasquido..¿como seria con un tono mas alto? Debia averiguarlo mas atrde.
-Creo que va a tocar llamar...- murmuro Samika al acordarse que no tenían idea de la contraseña, así que se acerco a la puerta dando algunos golpes esperando que alguien estuviera en la planta baja y pudiera abrirles. Sino tocaría usar el truco del grito.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
21/11/15, 01:00 am
Rasqa despertó no supo cuando. Había dormido de un tirón una burrada de tiempo para descansar lo absurdos que habían sido sus dos días anteriores. Quería aprovechar que por fin era verdaderamente libre para darse vida y, lo primero que se le vino a la mente, fue buscar por la casa a sus nuevos vecinos. Y así fue como se encontró a Ramas, coincidiendo con él en una de las salas de entrenamiento completamente vacía. Su primer pensamiento fue claro: tenía todas las pintas de ser un niño flor y parecía que en lugar de tragarse el agua de la fuente, se había atragantado con ella.
Una hora más tarde, Rasqa se había visto forzado a cambiar de opinión. Confirmaba que era un niño flor, pero del tipo que te parte la cara sin problemas. Rasqa había tenido el valor de bromear (a medias) con quemarle, y había acabado atrapado entre ramas recibiendo un fuerte leñazo en la barriga.
En el momento que llamaron, Ramas y Rasqa charlaban amistosamente en la cocina.
—En seriamente, no sé qué le he hecho a la luna, pero no deja de traer a gente con fuego en el cuerpo o cosas mataplantas desde hacia años —le contaba el tipo árbol con una sonrisa que resultaba contradictoria. <<¿Se alegra o qué morros ocurre aquí?>> se preguntó curioso.
Ramas se levantó de un salto rápido en cuanto oyó llamar y desapareció tras la puerta al tiempo que hablaba. "Estos días son así" se había quejado. Los primeros días tras la luna, era normal que los novatos fueran de un lado al otro. Rasqa lo siguió por curriosidad y sonrió de oreja a oreja al ver quienes se encontraban fuera.
—Buenos... ¡Ergot! —Dirke reconocía a uno de sus cosechados cuando se lo encontraba. Sobretodo con lo particulares que eran—. ¡Me gusta tu luna! —exclamó alegre al tiempo que se agachaba para observar de cerca su cuerpecillo de avispa. El alemán no tenía ni idea de qué era aquella transformación. Ninguna de las que habían venido—. ¿Qué tal ha sido?
—No os fieis de él —bromeó Rasqa, dirigiéndose a los que Ramas había ignorado—. Es un madero peleón.
Una hora más tarde, Rasqa se había visto forzado a cambiar de opinión. Confirmaba que era un niño flor, pero del tipo que te parte la cara sin problemas. Rasqa había tenido el valor de bromear (a medias) con quemarle, y había acabado atrapado entre ramas recibiendo un fuerte leñazo en la barriga.
En el momento que llamaron, Ramas y Rasqa charlaban amistosamente en la cocina.
—En seriamente, no sé qué le he hecho a la luna, pero no deja de traer a gente con fuego en el cuerpo o cosas mataplantas desde hacia años —le contaba el tipo árbol con una sonrisa que resultaba contradictoria. <<¿Se alegra o qué morros ocurre aquí?>> se preguntó curioso.
Ramas se levantó de un salto rápido en cuanto oyó llamar y desapareció tras la puerta al tiempo que hablaba. "Estos días son así" se había quejado. Los primeros días tras la luna, era normal que los novatos fueran de un lado al otro. Rasqa lo siguió por curriosidad y sonrió de oreja a oreja al ver quienes se encontraban fuera.
—Buenos... ¡Ergot! —Dirke reconocía a uno de sus cosechados cuando se lo encontraba. Sobretodo con lo particulares que eran—. ¡Me gusta tu luna! —exclamó alegre al tiempo que se agachaba para observar de cerca su cuerpecillo de avispa. El alemán no tenía ni idea de qué era aquella transformación. Ninguna de las que habían venido—. ¿Qué tal ha sido?
—No os fieis de él —bromeó Rasqa, dirigiéndose a los que Ramas había ignorado—. Es un madero peleón.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.Personajes :- ● Ergot: -Véspido Soldado Repobladoril-
● Nadzieja: -Escoria Cosechada HomoSapiens-
Status : Las dudas son como los muertos, siempre acaban saliendo a flote.
Humor : Epístola de San Pablo a los adefesios: "Sois feos de cojones."
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
21/11/15, 01:24 pm
El repoblador caminó hasta la sede en silencio. Paseaba con tranquilidad y sin prisa, disfrutando de la ciudad como nunca había hecho antes, observando sus calles con ojos nuevos, riendo ante las expresiones maravilladas de Samika con sus nuevas capacidades y mirando de vez en cuando a Ayne y a Eara para hacerles gestos de ánimo con las recién estrenadas antenas. Se sentía más que nunca parte de la ciudad, había una diferencia entre el repoblador de una semana y el de estos momentos que no era sólo física. Ergot siempre sería un repoblador de los bosques del Macetero pero, desde hacía apenas unos días, también era un véspido soldado de Rocavarancolia y ahora se daba cuenta de que estaba feliz y orgulloso de ambas cosas.
Cuando llegaron a la Sede lo primero y único que pudo hacer el avispa-planta fue sonreír de oreja a oreja al ver a Rasqa y a Dirke, pero lo cierto es que sólo tenía ojos para este último.
-¡Dirke!- Cuando el hombre árbol se agachó para observarlo el repoblador sintió el impulso de abrazarlo por lo que no se reprimió en lo mas mínimo, le rodeo con sus brazos el cuello, teniendo especial cuidado de no tocarle con sus aguijón y garras sabiendo ya que estas eran venenosas, mientras sus alas y antenas se movían entusiasmadas de un lado para otro. Se apartó un poco de su interlocutor para poder mirarlo a la cara y así poder hablarle bien: -¡Gracias, soy un véspido soldado! Ahora tengo alas, un aguijón, unas garras venenosas ¡y mira, puede mover mis antenas! ¿Es muy floreado, verdad? No tengo magia y al principio todo era muy complicado y aun no se volar pero es bonito y genial ¿A qué sí?
Y mirando a sus compañeros de cosecha añadió: -Este es Dirke, él me trajo aquí.– No añadió que gracias a él los había conocido pues dio por hecho que se entendía. Y no escuchó los comentarios de Rasqa de lo ensimismado que estaba con el hombre árbol. Hacia tanto tiempo que no veía a su cosechador, había echado de menos el Macetero muchas veces pero nunca había odiado a Ramas por haberlo traído ahí y en esos momentos, a pesar de todas las cosas malas por las que habían pasado, se lo agradecía. Por lo que cuando le contesto a su pregunta lo hizo con total sinceridad. Le hablo de lo mucho que deseo ver plantas al principio, de las tallas de Tesón, de su nido de pelusas, de las pérdidas que habían sufrido, de su gran amigo Emmit que era “un árbol como tú pero no exactamente” y de dama Poda, de las enredaderas de Letargo, del pez que casi se le come, de la luna, de Ayne que le había enseñado a leer, la nostalgia de los primeros días… Lo dijo todo muy rápido y muy por encima, sin detalles y desordenado, hablando con más entusiasmo de las cosas felices y algo más apagado en las tristes, pero en general su relato fue alegre y además termino con un feliz: -¿Así qué vives aquí?
Ergot empezaba a preguntarse, sabiendo que Serpentaria era para magia y que él no tenía, sino sería mejor para él mudarse a ese lugar y más si aquí estaba Ramas, el peso de dejar atrás a sus amigos era muy grande pero una pequeña vocecita le aseguraba que incluso sino vivían todos juntos seguirían unidos.
Cuando llegaron a la Sede lo primero y único que pudo hacer el avispa-planta fue sonreír de oreja a oreja al ver a Rasqa y a Dirke, pero lo cierto es que sólo tenía ojos para este último.
-¡Dirke!- Cuando el hombre árbol se agachó para observarlo el repoblador sintió el impulso de abrazarlo por lo que no se reprimió en lo mas mínimo, le rodeo con sus brazos el cuello, teniendo especial cuidado de no tocarle con sus aguijón y garras sabiendo ya que estas eran venenosas, mientras sus alas y antenas se movían entusiasmadas de un lado para otro. Se apartó un poco de su interlocutor para poder mirarlo a la cara y así poder hablarle bien: -¡Gracias, soy un véspido soldado! Ahora tengo alas, un aguijón, unas garras venenosas ¡y mira, puede mover mis antenas! ¿Es muy floreado, verdad? No tengo magia y al principio todo era muy complicado y aun no se volar pero es bonito y genial ¿A qué sí?
Y mirando a sus compañeros de cosecha añadió: -Este es Dirke, él me trajo aquí.– No añadió que gracias a él los había conocido pues dio por hecho que se entendía. Y no escuchó los comentarios de Rasqa de lo ensimismado que estaba con el hombre árbol. Hacia tanto tiempo que no veía a su cosechador, había echado de menos el Macetero muchas veces pero nunca había odiado a Ramas por haberlo traído ahí y en esos momentos, a pesar de todas las cosas malas por las que habían pasado, se lo agradecía. Por lo que cuando le contesto a su pregunta lo hizo con total sinceridad. Le hablo de lo mucho que deseo ver plantas al principio, de las tallas de Tesón, de su nido de pelusas, de las pérdidas que habían sufrido, de su gran amigo Emmit que era “un árbol como tú pero no exactamente” y de dama Poda, de las enredaderas de Letargo, del pez que casi se le come, de la luna, de Ayne que le había enseñado a leer, la nostalgia de los primeros días… Lo dijo todo muy rápido y muy por encima, sin detalles y desordenado, hablando con más entusiasmo de las cosas felices y algo más apagado en las tristes, pero en general su relato fue alegre y además termino con un feliz: -¿Así qué vives aquí?
Ergot empezaba a preguntarse, sabiendo que Serpentaria era para magia y que él no tenía, sino sería mejor para él mudarse a ese lugar y más si aquí estaba Ramas, el peso de dejar atrás a sus amigos era muy grande pero una pequeña vocecita le aseguraba que incluso sino vivían todos juntos seguirían unidos.
"Mientras no tengan conciencia de su fuerza no se rebelarán, y hasta después de haberse rebelado no serán conscientes. Éste es el problema." G.O.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
21/11/15, 05:41 pm
Ninguno de los sinhadres puso objeciones al respecto de pasarse a ver a Emmit más tarde. Eara, además, no había podido verle nunca antes, ni a él ni al lugar en que se encontraba. Casi se había acostumbrado al estado del humano tras tanto tiempo tratando aquel tema de forma habitual, pero de pronto volvía a sentir cierto reparo al pensar en verle, al pensar en lo injusta que había sido Rocavarancolia con él.
De camino, Eara le preguntó a Ergot si quería ir sobre ella a pesar de que parecía que se las arreglaba bien ya con su nuevo cuerpo. Ayne no habló demasiado durante el camino, aunque que Eara intentó que entablase conversación elogiando las antenas de Ergot o la audición de Samika. La sede de los Taumaturgos, por suerte, tampoco estaba demasiado lejos. Era un edificio curioso, de madera, que tampoco parecían haber avistado con anterioridad. Tenía algún encanto del que serpentaria carecía, esencialmente por el material con que había sido construido, pero por lo demás sabían que ofrecía lo mismo que su refugio a excepción de la biblioteca.
Les abrió la puerta un humanoide cuya particularidad era, sin embargo, su vestimenta. La carencia de ella, para ser precisos. Los sinhadres se sobresaltaron, preguntándose si habían llamado a la puerta del edificio correcto o si interrumpían algo, pero Rasqa no tardó en aparecer detrás del rubio desnudo. Les costó algunos segundos deducir que aquel tipo era el cosechador de Ergot, porque tampoco había ningún otro modo de que se conociesen con anterioridad. Sobre todo a Ayne le sorprendió el nulo rencor que demostraba hacia él, así como la familiaridad entre ellos. «No sé qué haría si me encontrase con Jack, pero desde luego eso no» pensó.
Cuando Ergot se lo presentó, y tras el comentario que había hecho Rasqa, los sinhadres no podían dejar de preguntarse qué clase de persona podía ser. Saludaron con educación de vuelta, pero era un poco difícil hablar con él cuando no se sabía muy bien dónde poner los ojos.
—¿Hay algún motivo por el que no lleves… nada? —Se adelantó Ayne por fin, con cierta incomodidad impresa en sus gestos, pero también con curiosidad. Aparentemente el chico consideraba más prioritario ponerse hojas en la cabeza que unos pantalones.
Eara entre tanto desviaba la mirada hacia Rasqa. Tenía ganas de saber qué había pasado con aquellos trabajos en Letargo.
De camino, Eara le preguntó a Ergot si quería ir sobre ella a pesar de que parecía que se las arreglaba bien ya con su nuevo cuerpo. Ayne no habló demasiado durante el camino, aunque que Eara intentó que entablase conversación elogiando las antenas de Ergot o la audición de Samika. La sede de los Taumaturgos, por suerte, tampoco estaba demasiado lejos. Era un edificio curioso, de madera, que tampoco parecían haber avistado con anterioridad. Tenía algún encanto del que serpentaria carecía, esencialmente por el material con que había sido construido, pero por lo demás sabían que ofrecía lo mismo que su refugio a excepción de la biblioteca.
Les abrió la puerta un humanoide cuya particularidad era, sin embargo, su vestimenta. La carencia de ella, para ser precisos. Los sinhadres se sobresaltaron, preguntándose si habían llamado a la puerta del edificio correcto o si interrumpían algo, pero Rasqa no tardó en aparecer detrás del rubio desnudo. Les costó algunos segundos deducir que aquel tipo era el cosechador de Ergot, porque tampoco había ningún otro modo de que se conociesen con anterioridad. Sobre todo a Ayne le sorprendió el nulo rencor que demostraba hacia él, así como la familiaridad entre ellos. «No sé qué haría si me encontrase con Jack, pero desde luego eso no» pensó.
Cuando Ergot se lo presentó, y tras el comentario que había hecho Rasqa, los sinhadres no podían dejar de preguntarse qué clase de persona podía ser. Saludaron con educación de vuelta, pero era un poco difícil hablar con él cuando no se sabía muy bien dónde poner los ojos.
—¿Hay algún motivo por el que no lleves… nada? —Se adelantó Ayne por fin, con cierta incomodidad impresa en sus gestos, pero también con curiosidad. Aparentemente el chico consideraba más prioritario ponerse hojas en la cabeza que unos pantalones.
Eara entre tanto desviaba la mirada hacia Rasqa. Tenía ganas de saber qué había pasado con aquellos trabajos en Letargo.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
21/11/15, 06:38 pm
Samika no se dio en un principio cuenta de la apariencia del rubio, llegando a pensar por una fracción de segundo que el chico llevaba ropa bastante ajustada. El desconcierto tan solo duro eso, el tiempo necesario para que su cerebro procesara el surrealista momento de que alguien te abrierá la puerta en bolas. Y al darse cuenta la primera reacción de Samika fue sobresaltarse a igual que sus compañeros sinhadre y que toda la sangre se le subiera de golpe al rostro.
Y es que la evaki se esperaba ya de todo, de todo menos que alguien te habrá la puerta desnudo. Era de esperar que aquello le incomodara, no es como viera gente del genero opuesto desnudo todos los días y muchísimo menos en esa situación tan...anormal. <<Esto no es bueno para mi corazón>> Solo veía borroso y ya estaba como un tomate, no quería ni pensar de ver perfectamente. La gente de ese lugar estaba mas loca por momentos y esperaba que el hecho de ir como dios le trajo al mundo tuviese alguna explicación, así que agradeció la pregunta de Ayne.
Sus ojos se desviaron, por suerte para su vergüenza, a terreno menos vergonzoso, cuando Rasqa habló escuchando de fondo la parrafada de Ergot que parecía encantado de encontrarse con Dirke que en esencia parecía buen tipo, sorprendiendo aun mas a Samika al enterarse que era su cosechador. Aquel detalle atrajo un poco la atención de esta que quería preguntar algo pero no tenia claro cuando hacerlo, devolviéndola a realidad. Al final decidió mejor hablar primero con Rasqa, al que sonrió sintiendo aun el calor en su rostro y que seguramente tardaría aun un ratillo en abandonarla.
-Lamentamos no haber venido antes, queríamos ver como era la Sede y darles una visita ¿Como te fue con esos trabajillos que tenias que hacer en letargo? -pregunto la evaki, observando por primera vez de cerca la increíble figura del moloch cuando al fin consiguieron adentrarse dentro del torreón- Es la primera vez que te veo realmente...¡molas muchísimo Rasqa, pareces un dragón espinoso! -exclamó la humana viendo curiosa la apariencia del parquio, que siendo un reptil ya de serie se había vuelto incluso mas intimidante.
>>-A todo esto, mi nombre es Samika. Ellos son Eara y Ayne -dijo mirando a Dirke, presentándolos tras acordarse que no lo había hecho al entrar por el shock de la peculiar bienvenida- Uhm..¿eres el único cosechador que vive aquí?- pregunto tras un momento de duda, pues a decir verdad no tenía idea donde se alojaban estos y era al primero que conocía.
Y es que la evaki se esperaba ya de todo, de todo menos que alguien te habrá la puerta desnudo. Era de esperar que aquello le incomodara, no es como viera gente del genero opuesto desnudo todos los días y muchísimo menos en esa situación tan...anormal. <<Esto no es bueno para mi corazón>> Solo veía borroso y ya estaba como un tomate, no quería ni pensar de ver perfectamente. La gente de ese lugar estaba mas loca por momentos y esperaba que el hecho de ir como dios le trajo al mundo tuviese alguna explicación, así que agradeció la pregunta de Ayne.
Sus ojos se desviaron, por suerte para su vergüenza, a terreno menos vergonzoso, cuando Rasqa habló escuchando de fondo la parrafada de Ergot que parecía encantado de encontrarse con Dirke que en esencia parecía buen tipo, sorprendiendo aun mas a Samika al enterarse que era su cosechador. Aquel detalle atrajo un poco la atención de esta que quería preguntar algo pero no tenia claro cuando hacerlo, devolviéndola a realidad. Al final decidió mejor hablar primero con Rasqa, al que sonrió sintiendo aun el calor en su rostro y que seguramente tardaría aun un ratillo en abandonarla.
-Lamentamos no haber venido antes, queríamos ver como era la Sede y darles una visita ¿Como te fue con esos trabajillos que tenias que hacer en letargo? -pregunto la evaki, observando por primera vez de cerca la increíble figura del moloch cuando al fin consiguieron adentrarse dentro del torreón- Es la primera vez que te veo realmente...¡molas muchísimo Rasqa, pareces un dragón espinoso! -exclamó la humana viendo curiosa la apariencia del parquio, que siendo un reptil ya de serie se había vuelto incluso mas intimidante.
>>-A todo esto, mi nombre es Samika. Ellos son Eara y Ayne -dijo mirando a Dirke, presentándolos tras acordarse que no lo había hecho al entrar por el shock de la peculiar bienvenida- Uhm..¿eres el único cosechador que vive aquí?- pregunto tras un momento de duda, pues a decir verdad no tenía idea donde se alojaban estos y era al primero que conocía.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
21/11/15, 10:45 pm
Mientras Rasqa bostezaba y prestaba más atención a los cambios que habían sufrido Ergot, Samika y Ayne, Dirke escuchaba con curiosidad real todo lo que el repoblador le narraba. Le acarició un hombro en cuanto escuchó sobre Emmit y se ofreció a ayudarle con sus cuidados en el futuro. Dirke sabía lo que era perder gente y sabía que el hacer piña con otras personas ayudaba mucho a superar la pérdida. O la permanencia vegetativa, en este caso particular.
—Muy floreado, sí —respondió Ramas, no muy seguro de a qué se refería el repoblador—. Floreadamente perfecto, diría yo.
Se fijó en Rasqa, que miraba de un lado a otro con un gesto evidenciaba que se estaba empezando a aburrir y le sonrió. Entre el uno y el otro, al moloch le estaban dando ganas de hacer una hoguera completamente ecológica y Dirke, bueno, por algún motivo se lo podía imaginar.
—¿Os molesta? —preguntó el hombre árbol en cuanto escuchó la pregunta del tipo sin ojos. Antes de que le llegara respuesta alguna, la entrepierna del alemán quedó trapada por varias flores de colores—. No llevo ropa porque se rompe cada vez que cambio, soy un hombre árbol—para demostrarles a qué se refería, hizo que varias ramas crecieran de su torso desnudo.
La siguiente en hablar fue Samika y a Rasqa se le iluminó la cara. ¡Lo sabía! Ahora era más dragón que nunca y que hasta una persona ciega lo pudiera distinguir le llenaba de orgullo. <<Espera, ¿me está viendo?>>. Rasqa pestañeó confuso.
—¿Qué sois vosotros exactamente? ¿Y qué hacéis? Yo soy un moloch y quemo cosas —respondió entusiasmado a su propia pregunta—. Los trabajos aburridos. Volvió a venir la Dragona que nos recibió en Serpentaria pero resultó ser una sosa silenciosa...
Mientras Rasqa narraba aquello, Dirke aprovechó para presentarse formalmente y les tendió la mano.
—Solo vive alguno más aquí, pero si queréis buscar a alguien en concreto, os puedo ayudar —respondió Dirke a Samika—. De hecho, el vuestro, es amigo mío, el capitán Jackitín —explicó con una sonrisa de oreja a oreja a los sinhadres. ¿Estaba intentando dar mala impresión de Jack a sus cosechados? Probablemente.
—¿Que tal están los demás? —se preocupó Rasqa por los que no habían venido. Especialmente los que él consideraba su manada.
—Muy floreado, sí —respondió Ramas, no muy seguro de a qué se refería el repoblador—. Floreadamente perfecto, diría yo.
Se fijó en Rasqa, que miraba de un lado a otro con un gesto evidenciaba que se estaba empezando a aburrir y le sonrió. Entre el uno y el otro, al moloch le estaban dando ganas de hacer una hoguera completamente ecológica y Dirke, bueno, por algún motivo se lo podía imaginar.
—¿Os molesta? —preguntó el hombre árbol en cuanto escuchó la pregunta del tipo sin ojos. Antes de que le llegara respuesta alguna, la entrepierna del alemán quedó trapada por varias flores de colores—. No llevo ropa porque se rompe cada vez que cambio, soy un hombre árbol—para demostrarles a qué se refería, hizo que varias ramas crecieran de su torso desnudo.
La siguiente en hablar fue Samika y a Rasqa se le iluminó la cara. ¡Lo sabía! Ahora era más dragón que nunca y que hasta una persona ciega lo pudiera distinguir le llenaba de orgullo. <<Espera, ¿me está viendo?>>. Rasqa pestañeó confuso.
—¿Qué sois vosotros exactamente? ¿Y qué hacéis? Yo soy un moloch y quemo cosas —respondió entusiasmado a su propia pregunta—. Los trabajos aburridos. Volvió a venir la Dragona que nos recibió en Serpentaria pero resultó ser una sosa silenciosa...
Mientras Rasqa narraba aquello, Dirke aprovechó para presentarse formalmente y les tendió la mano.
—Solo vive alguno más aquí, pero si queréis buscar a alguien en concreto, os puedo ayudar —respondió Dirke a Samika—. De hecho, el vuestro, es amigo mío, el capitán Jackitín —explicó con una sonrisa de oreja a oreja a los sinhadres. ¿Estaba intentando dar mala impresión de Jack a sus cosechados? Probablemente.
—¿Que tal están los demás? —se preocupó Rasqa por los que no habían venido. Especialmente los que él consideraba su manada.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
22/11/15, 02:09 pm
Los días siguientes para Ruth fueron lo más extraños que pasó, para empezar dormía tranquila, algo inusual, y tenía una corte de gente por conocer distribuidos en el edificio en el que ahora vivía. Se había adaptado a su habitación y debía reconocer que le gustaba, su cama era más amplia que la de Letargo y los muebles estaban dotados de hechizos de inmunidad al fuego, bastante práctico a tener en cuenta en su transformación. Además su nuevo cuarto no estaba muy lejos del de Devoss, y siempre que se aburriera podría visitar a los dos licántropos, y por supuesto a Rasqa, con el que las conversaciones no pueden dejar ser interesantes.
Mientras pasaba el tiempo allí la joven israelita iba desprendiéndose del velo apenado que sufrió la primera noche, aún se sentía extraña pero no dejaba de pensar que Serpentaria no estaba tan lejos, ella misma la había cruzado a pie el primer día, sus compañeros estaban a salvo, y ella también, solo había algo que le rondaba en la mente, no le preocupaba, ni siquiera se sentía mal por sentirse indiferente, pero ¿Dónde estaba Roaxen?, estaba completamente segura de que en ninguno de los torreones, pero era hora de dejar de pensar en los demás, y hacerlo en sí misma.
Aunque la mayor parte del tiempo la había pasado en su habitación, en la que se encontraba más cómoda que nunca, tenía la necesidad de investigar, descubrir, encontrar respuestas útiles. Más que por curiosidad necesitaba hacerlo por seguridad, su transformación se le antojaba compleja, y aunque tenía miedo de encontrar algo que la aterrorizase toda su vida en los libros no podía ignorar que era más importante encontrar todos los datos que les fuese posible. Más allá del descontento de su físico siempre habría algo que la atemorizaba si no ponía remedio, y por supuesto, para evitar quemar al tocar quería ir al origen. De lo que ahora simbolizaba solo sabía su nombre, hubiera preferido evitar que la nombrasen a sí, pero Ruth era una persona a la que le gustaba llamar las cosas por como eran, y ella se había convertido en una Demonio.
Para su sorpresa descubriría la primera característica apreciable del lugar que había escogido, la Sede de los Taumaturgos carecía de biblioteca y conocimientos, así que no le quedaría más remedio que ir a otro lado, quizás la Biblioteca, aquel lugar que visitaron meses atrás, puede que más tarde organizara una expedición en busca del saber junto con el holandés y quien quisiera acompañarles, por el momento quería estar tranquila, y aunque lo negara tenía una excusa para atrasar cualquier aspecto malo que la Luna le había otorgado.
Quién sabe lo que habría pasado si la israelita hubiera encontrado información, el caso es que dependía de lo poco que sabía de sí misma y de lo que el brujo de las enredaderas le había desvelado, así que cometió un error que su cabeza lamentaría por varios días. Intentó algo, imposible en los demonios de fuego, al menos hasta el punto que lo quiso llevar. Fue en la segunda noche cuando se esforzó por controlar su temperatura y disminuirla hasta niveles humanos, no tardó en marearse pero su tozudez la traicionó y continuó hasta que las piernas le temblaron y cayó al suelo prácticamente inconsciente, su cabeza se golpeó contra el suelo, de ahí surgió el bulto que le salió en la sien izquierda y que tapó con disimulo a la mañana siguiente. No lo intentaría de nuevo, y cuando despertó dio gracias a que la caída no fue peor, nunca había tenido tantas náuseas y lo peor de todo fue darse cuenta de que quizá era pedir demasiado. Sin duda tenía pensado descubrir cual era su temperatura actual.
En el día de hoy se despertó de lado, escuchó voces abajo y pasó de puntillas por la puerta del holandés para no despertarlo, sonrió al escuchar a Samika y bajó, ignorando la impresión que podría dar su nuevo aspecto.
-Cuidado con las alas- bromeó bajando las escaleras, allí se encontraban los sinhadres, contuvo una mueca de miedo al ver de nuevo las cuencas vacías de Ayne, Eara en cambio parecía normal, >>¿Algo como Irianna?<<, y Ergot no paraba de hablar con un muchacho extraño que no había visto en sus días de inquilina, Rasqa no estaba mucho más lejos- y bueno, ¿Os va todo bien en Serpentaria? ¿Y a los de Letargo?, no hemos podido hablar en condiciones- prosiguió mirándolos a todos y conteniendo un abrazo para la Evaki- me alegro de ver que no todos hemos cambiado- opinó, mirando a Eara con media sonrisa- y lo siento si no os doy la mano, no sé que podríais hacerme vosotros pero hasta que no lo controle me temo que mi piel puede tostar el pan.
Mientras pasaba el tiempo allí la joven israelita iba desprendiéndose del velo apenado que sufrió la primera noche, aún se sentía extraña pero no dejaba de pensar que Serpentaria no estaba tan lejos, ella misma la había cruzado a pie el primer día, sus compañeros estaban a salvo, y ella también, solo había algo que le rondaba en la mente, no le preocupaba, ni siquiera se sentía mal por sentirse indiferente, pero ¿Dónde estaba Roaxen?, estaba completamente segura de que en ninguno de los torreones, pero era hora de dejar de pensar en los demás, y hacerlo en sí misma.
Aunque la mayor parte del tiempo la había pasado en su habitación, en la que se encontraba más cómoda que nunca, tenía la necesidad de investigar, descubrir, encontrar respuestas útiles. Más que por curiosidad necesitaba hacerlo por seguridad, su transformación se le antojaba compleja, y aunque tenía miedo de encontrar algo que la aterrorizase toda su vida en los libros no podía ignorar que era más importante encontrar todos los datos que les fuese posible. Más allá del descontento de su físico siempre habría algo que la atemorizaba si no ponía remedio, y por supuesto, para evitar quemar al tocar quería ir al origen. De lo que ahora simbolizaba solo sabía su nombre, hubiera preferido evitar que la nombrasen a sí, pero Ruth era una persona a la que le gustaba llamar las cosas por como eran, y ella se había convertido en una Demonio.
Para su sorpresa descubriría la primera característica apreciable del lugar que había escogido, la Sede de los Taumaturgos carecía de biblioteca y conocimientos, así que no le quedaría más remedio que ir a otro lado, quizás la Biblioteca, aquel lugar que visitaron meses atrás, puede que más tarde organizara una expedición en busca del saber junto con el holandés y quien quisiera acompañarles, por el momento quería estar tranquila, y aunque lo negara tenía una excusa para atrasar cualquier aspecto malo que la Luna le había otorgado.
Quién sabe lo que habría pasado si la israelita hubiera encontrado información, el caso es que dependía de lo poco que sabía de sí misma y de lo que el brujo de las enredaderas le había desvelado, así que cometió un error que su cabeza lamentaría por varios días. Intentó algo, imposible en los demonios de fuego, al menos hasta el punto que lo quiso llevar. Fue en la segunda noche cuando se esforzó por controlar su temperatura y disminuirla hasta niveles humanos, no tardó en marearse pero su tozudez la traicionó y continuó hasta que las piernas le temblaron y cayó al suelo prácticamente inconsciente, su cabeza se golpeó contra el suelo, de ahí surgió el bulto que le salió en la sien izquierda y que tapó con disimulo a la mañana siguiente. No lo intentaría de nuevo, y cuando despertó dio gracias a que la caída no fue peor, nunca había tenido tantas náuseas y lo peor de todo fue darse cuenta de que quizá era pedir demasiado. Sin duda tenía pensado descubrir cual era su temperatura actual.
En el día de hoy se despertó de lado, escuchó voces abajo y pasó de puntillas por la puerta del holandés para no despertarlo, sonrió al escuchar a Samika y bajó, ignorando la impresión que podría dar su nuevo aspecto.
-Cuidado con las alas- bromeó bajando las escaleras, allí se encontraban los sinhadres, contuvo una mueca de miedo al ver de nuevo las cuencas vacías de Ayne, Eara en cambio parecía normal, >>¿Algo como Irianna?<<, y Ergot no paraba de hablar con un muchacho extraño que no había visto en sus días de inquilina, Rasqa no estaba mucho más lejos- y bueno, ¿Os va todo bien en Serpentaria? ¿Y a los de Letargo?, no hemos podido hablar en condiciones- prosiguió mirándolos a todos y conteniendo un abrazo para la Evaki- me alegro de ver que no todos hemos cambiado- opinó, mirando a Eara con media sonrisa- y lo siento si no os doy la mano, no sé que podríais hacerme vosotros pero hasta que no lo controle me temo que mi piel puede tostar el pan.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.Personajes :- ● Ergot: -Véspido Soldado Repobladoril-
● Nadzieja: -Escoria Cosechada HomoSapiens-
Status : Las dudas son como los muertos, siempre acaban saliendo a flote.
Humor : Epístola de San Pablo a los adefesios: "Sois feos de cojones."
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
22/11/15, 02:55 pm
Ergot sonrió con verdadero aprecio cuando Dirke le dijo lo floreadamente perfecto que estaba y le dio un sincero agradecimiento por la futura ayuda con Emmit. Todo esto sin darse cuenta de las crecientes ganas de barbacoa del Moloch.
Hasta que no habló Ayne el repoblador no se soltó del hombre árbol para volver al suelo. Cuando este último demostró sus capacidades, el véspido soldado se quedó maravillado otra vez con sus habilidades y automáticamente alargó las patas para tocar una de las flores que habían salido del cuerpo del alemán.
-Son preciosas y sus pétalos están perfectos.- Y mirando el pelo y la entrepierna de Dirke se giró hacia sus compañeros de torreón y les pregunto: -¿Debería ponerme yo también flores?
Pero pronto la voz de Samika hizo que se concentrase en su amigo volador. Ahora Rasqa estaba repleto de pnchos y su aspecto se había vuelto en cierto modo agresivo, pero ya cuando hablo el parqio, este se volvió aterrador. “¿Se ha convertido en un esbirro del demonio floral? ¡Oh no!” Sólo el hecho de que lo conociese con anterioridad y lo considerase un amigo hizo que no se alejase corriendo, todos sus instintos le gritaban “ataca y luego huye como si no hubiese un mañana, pero primero dale con el aguijón”. En todo caso se puso a temblar y a rebotar ligeramente en el sitio, tanto que mientras el parqio seguía hablando Ergot saltó a los brazos de Eara en busca de refugio. No escuchó mucho más del discurso del dragoncillo, concentrándose en la presentación de Ramas y en el tal “Capitán Yaquetin”.
Cuando Rasqa preguntó por el resto, Ergot ya estaba lo suficientemente calmado como para responder:
-Yo soy un véspido soldado, soy venenoso y vuelo muy rápido, pero aún no se volar y sobre el resto creo que están bien… no les he visto mucho.-
Fue en ese momento cuando apareció Ruth, que no se había transformado en un esbirro del demonio floral sino en la reina misma de los demonios florales. Ni siquiera escuchó lo que esta decía pues sus instintos le aullaban algo así como “a esta no intentes pincharla, huye directamente, ya, venga, estas tardando, corre”. No tardó ni medio segundo, tras verla, en saltar de los brazos de la sinhadre para “alzar el vuelo” a gran velocidad al grito histérico de “Fuego. Fuego. Fuego. Fuego...” y acabar estampándose contra el minarete que era la sede.
-Aaaaaaay… auuuu.- Lloriqueo en el suelo. Ergot temblaba de puro pánico pero se quedó dónde estaba completamente dolorido. Del golpetazo se había roto las dos antenas, las cuales se agarraba y acariciaba con delicadeza.
Hasta que no habló Ayne el repoblador no se soltó del hombre árbol para volver al suelo. Cuando este último demostró sus capacidades, el véspido soldado se quedó maravillado otra vez con sus habilidades y automáticamente alargó las patas para tocar una de las flores que habían salido del cuerpo del alemán.
-Son preciosas y sus pétalos están perfectos.- Y mirando el pelo y la entrepierna de Dirke se giró hacia sus compañeros de torreón y les pregunto: -¿Debería ponerme yo también flores?
Pero pronto la voz de Samika hizo que se concentrase en su amigo volador. Ahora Rasqa estaba repleto de pnchos y su aspecto se había vuelto en cierto modo agresivo, pero ya cuando hablo el parqio, este se volvió aterrador. “¿Se ha convertido en un esbirro del demonio floral? ¡Oh no!” Sólo el hecho de que lo conociese con anterioridad y lo considerase un amigo hizo que no se alejase corriendo, todos sus instintos le gritaban “ataca y luego huye como si no hubiese un mañana, pero primero dale con el aguijón”. En todo caso se puso a temblar y a rebotar ligeramente en el sitio, tanto que mientras el parqio seguía hablando Ergot saltó a los brazos de Eara en busca de refugio. No escuchó mucho más del discurso del dragoncillo, concentrándose en la presentación de Ramas y en el tal “Capitán Yaquetin”.
Cuando Rasqa preguntó por el resto, Ergot ya estaba lo suficientemente calmado como para responder:
-Yo soy un véspido soldado, soy venenoso y vuelo muy rápido, pero aún no se volar y sobre el resto creo que están bien… no les he visto mucho.-
Fue en ese momento cuando apareció Ruth, que no se había transformado en un esbirro del demonio floral sino en la reina misma de los demonios florales. Ni siquiera escuchó lo que esta decía pues sus instintos le aullaban algo así como “a esta no intentes pincharla, huye directamente, ya, venga, estas tardando, corre”. No tardó ni medio segundo, tras verla, en saltar de los brazos de la sinhadre para “alzar el vuelo” a gran velocidad al grito histérico de “Fuego. Fuego. Fuego. Fuego...” y acabar estampándose contra el minarete que era la sede.
-Aaaaaaay… auuuu.- Lloriqueo en el suelo. Ergot temblaba de puro pánico pero se quedó dónde estaba completamente dolorido. Del golpetazo se había roto las dos antenas, las cuales se agarraba y acariciaba con delicadeza.
"Mientras no tengan conciencia de su fuerza no se rebelarán, y hasta después de haberse rebelado no serán conscientes. Éste es el problema." G.O.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Sede de los Taumaturgos (Archivo III)
22/11/15, 05:20 pm
Les permitieron el paso mientras hablaban, y de un vistazo averiguaron que la sede por dentro también resultaba muy acogedora. El que decía ser un hombre árbol se tapó más o menos –menos que más– con unas pocas flores, y Ayne estuvo a punto de negar con la cabeza, alucinado, hasta que recordó que trataba con un completo desconocido. De todos modos, no era un chico desagradable, solo excéntrico, y su transformación era muy curiosa. A Eara le llamó mucho la atención que fuese capaz de hacer crecer partes de planta sobre sí mismo como quisiese. Eso le hizo pensar en Emmit, aun si no tenía mucho sentido relacionarlos.
Ambos sinhadres, al ver cómo reaccionaba Ergot a la aparición de las flores, trataron de decirle algo al repoblador antes de que tocase nada, pero en cuanto se hizo tarde para avisar, ambos callaron, dejando el asunto entre cosechador y cosechado. Se miraron el uno al otro un segundo, en parte divertidos por haber reaccionado a la vez, pero devolvieron enseguida la atención a sus anfitriones.
—Creo que paso de encontrarme con el… capitán Jackitin. Pero gracias —le respondió Ayne al hombre árbol todo lo cordialmente que pudo. «¿Qué clase de mote es ese?». Si aquel chico no dijese ser amigo de Jack, probablemente le habría dedicado alguna que otra palabra más al tema. No podía perdonarle que hubiese arrastrado a Eara hasta Rocavarancolia sin motivo, pero cuando pensaba en ello se daba cuenta de que él mismo la habría hecho acompañarlo de todos modos, de haberles dejado la elección a ellos.
Mientras hablaban de sus transformaciones, Ruth apareció desde el fondo del corredor. Los cambios en ella también eran chocantes, pero en esencia seguía pareciendo ella misma. Ergot se asustó de pronto, y solo Eara entre ambos sinhadres entendió de qué enseguida; cuando saltó a sus brazos le acarició la cabeza y trató de tranquilizarlo.
—No pasa nada. Es Ruth, ¿por qué iba a querer hacerte daño? —«Ya te lo haces tú solo» añadió Ayne para sí por el pequeño espectáculo que acababa de dar el repoblador.
—En mi caso soy un anima —continuó el edeel la conversación. No tenía muchas ganas de especificarlo, pero a fin de cuentas tampoco era ningún secreto—. Robo almas. En cuanto a Eara… exactamente, no ha cambiado —añadió volviendo sus cuencas hacia Ruth.
—No tengo esencia y por eso la Luna no me ha transformado —añadió ella misma. Siempre que pensaba en ello se sentía una intrusa entre los demás.
Ambos sinhadres, al ver cómo reaccionaba Ergot a la aparición de las flores, trataron de decirle algo al repoblador antes de que tocase nada, pero en cuanto se hizo tarde para avisar, ambos callaron, dejando el asunto entre cosechador y cosechado. Se miraron el uno al otro un segundo, en parte divertidos por haber reaccionado a la vez, pero devolvieron enseguida la atención a sus anfitriones.
—Creo que paso de encontrarme con el… capitán Jackitin. Pero gracias —le respondió Ayne al hombre árbol todo lo cordialmente que pudo. «¿Qué clase de mote es ese?». Si aquel chico no dijese ser amigo de Jack, probablemente le habría dedicado alguna que otra palabra más al tema. No podía perdonarle que hubiese arrastrado a Eara hasta Rocavarancolia sin motivo, pero cuando pensaba en ello se daba cuenta de que él mismo la habría hecho acompañarlo de todos modos, de haberles dejado la elección a ellos.
Mientras hablaban de sus transformaciones, Ruth apareció desde el fondo del corredor. Los cambios en ella también eran chocantes, pero en esencia seguía pareciendo ella misma. Ergot se asustó de pronto, y solo Eara entre ambos sinhadres entendió de qué enseguida; cuando saltó a sus brazos le acarició la cabeza y trató de tranquilizarlo.
—No pasa nada. Es Ruth, ¿por qué iba a querer hacerte daño? —«Ya te lo haces tú solo» añadió Ayne para sí por el pequeño espectáculo que acababa de dar el repoblador.
—En mi caso soy un anima —continuó el edeel la conversación. No tenía muchas ganas de especificarlo, pero a fin de cuentas tampoco era ningún secreto—. Robo almas. En cuanto a Eara… exactamente, no ha cambiado —añadió volviendo sus cuencas hacia Ruth.
—No tengo esencia y por eso la Luna no me ha transformado —añadió ella misma. Siempre que pensaba en ello se sentía una intrusa entre los demás.
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