Kankri
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Kankri
05/04/20, 05:50 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Kankri
El portal se encuentra dentro de una cueva a pie de playa, en una pequeña isla del hemisferio norte que está habitada principalmente por cangrejos de caparazón rojo. La isla forma parte de un archipiélago con otras once islas.
El portal se encuentra dentro de una cueva a pie de playa, en una pequeña isla del hemisferio norte que está habitada principalmente por cangrejos de caparazón rojo. La isla forma parte de un archipiélago con otras once islas.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Kankri
18/07/20, 01:24 am
Eitne había delegado la responsabilidad de organizar el viaje a Kankri en los más mayores, pero estaba tan entusiasmado que se ofreció a ayudar con los preparativos, metiendo las manos o las zarpas aquí y allá. También ayudó a Rox a conciliar el sueño, super orgulloso de poderle echar un cable. Llenó su mochila personal con una poca ropa de repuesto, toallas y, sobre todo, cubos, palas, rastrillos y otros juguetillos que les habían sugerido. El único mar que había visto en persona era el de Rocavarancolia, pero sabía por los libros de la biblioteca que los había mucho más bonitos y sobrecogedores que ese, que todavía parecía un vertedero marino. Eitne estaba preparadísimo para pasarselo bien, aprender a nadar y hacer un castillo de arena gigante con pozas para los pececillos con los que quería entablar amistad. Eso sí, la mochila pesaba tanto que tuvo que colgarla en Cobrecito.
Llegado el día, se vistió para la ocasión con con una visera roja, desgastada, en la que ponía Coca Cola; un crop top negro y un bañador corto azul clarito y salpicado de formas simples que simulaban pececillos de colores. En el último momento cambió unas chanclas (que le molestaban al andar con la pierna irrense) por unas sandalias que se abrochaban y quedaban bien sujetas a los pies.
El niño cruzó el portal con sorpresa, intentando empaparse de aquel proceso que realizaba, por primera vez, despierto,y abrió los ojos como platos al pasar de la explanada al interior de una cueva que olía raro y estaba humedísima. Eitne se mantuvo boquiabierto durante todo el trayecto hasta la boca de la cueva, buscando con los ojillos a los artrópodos que los rehuían o cualquier otro signo de vida animal hasta que atravesaron la salida.
Pisó primero con el pie irrense y sintió la arena mullida debajo, pero no fue hasta que la arena se le coló por los huecos de la sandalia de su otro pie que se le escapó la risa. Se quedó anclado ahí, disfrutando de los colores de aquel paraíso tropical, pasando la mirada de los cangrejos rojos a la arena clara o al límite en el que la playa se convertía en una selva verde frondosa. Una bandada de pájaros graznó sobre sus cabezas y Eitne no dudó en gritarles:
—¡Buenos días! ¡Espero que no os molestemos! —luego se agachó—. Hola, cangrejos, me llamo Eitne.
Avanzó lentamente, sin perder de vista a los artrópodos. Muchos habían seguido con su vida, pero un par se ladearon y corrieron detrás de él, quizás embelesados. A Eitne le dio la risa al ver cómo se movían de lado, se agachó para verlos de cerca y, sin querer, su pie se acercó peligrosamente a uno de ellos, que hizo ademán de, según él, cortarle un dedo del pie con las tenazas. El susto fue suficiente para que la magia hipnótica de Eitne se rompiera y el niño se diera prisa en llegar con los demás.
Cuando vio que Nime ya se había tirado al agua y que otros se acercaban o se habían mojado ya, se sintió repentinamente pequeño. El mar en Rocavarancolia parecía antipático y claramente peligroso, pero se sentía pequeñito y no llamaba tanto la atención. En comparación, el mar de Kankri parecía una críatura mítica, era sobrecogedor y (como la propia bestia de día) casi hipnótico, lo que le hacía desconfiar un poco.
—¡No os ahoguéis, porfa! —pidió, mientras bajaba su mochila de Cobrecito y empezaba a estirar toallas con impaciencia. Le daba un poco de reparo, pero en el fondo estaba deseando probar el agua. Asintió con vehemencia cuando Rox dijo de quedarse a vivir allí y le faltó tiempo para apuntarse a cazar cangrejos con Rena—. ¿Yo también puedo?
Llegado el día, se vistió para la ocasión con con una visera roja, desgastada, en la que ponía Coca Cola; un crop top negro y un bañador corto azul clarito y salpicado de formas simples que simulaban pececillos de colores. En el último momento cambió unas chanclas (que le molestaban al andar con la pierna irrense) por unas sandalias que se abrochaban y quedaban bien sujetas a los pies.
El niño cruzó el portal con sorpresa, intentando empaparse de aquel proceso que realizaba, por primera vez, despierto,y abrió los ojos como platos al pasar de la explanada al interior de una cueva que olía raro y estaba humedísima. Eitne se mantuvo boquiabierto durante todo el trayecto hasta la boca de la cueva, buscando con los ojillos a los artrópodos que los rehuían o cualquier otro signo de vida animal hasta que atravesaron la salida.
Pisó primero con el pie irrense y sintió la arena mullida debajo, pero no fue hasta que la arena se le coló por los huecos de la sandalia de su otro pie que se le escapó la risa. Se quedó anclado ahí, disfrutando de los colores de aquel paraíso tropical, pasando la mirada de los cangrejos rojos a la arena clara o al límite en el que la playa se convertía en una selva verde frondosa. Una bandada de pájaros graznó sobre sus cabezas y Eitne no dudó en gritarles:
—¡Buenos días! ¡Espero que no os molestemos! —luego se agachó—. Hola, cangrejos, me llamo Eitne.
Avanzó lentamente, sin perder de vista a los artrópodos. Muchos habían seguido con su vida, pero un par se ladearon y corrieron detrás de él, quizás embelesados. A Eitne le dio la risa al ver cómo se movían de lado, se agachó para verlos de cerca y, sin querer, su pie se acercó peligrosamente a uno de ellos, que hizo ademán de, según él, cortarle un dedo del pie con las tenazas. El susto fue suficiente para que la magia hipnótica de Eitne se rompiera y el niño se diera prisa en llegar con los demás.
Cuando vio que Nime ya se había tirado al agua y que otros se acercaban o se habían mojado ya, se sintió repentinamente pequeño. El mar en Rocavarancolia parecía antipático y claramente peligroso, pero se sentía pequeñito y no llamaba tanto la atención. En comparación, el mar de Kankri parecía una críatura mítica, era sobrecogedor y (como la propia bestia de día) casi hipnótico, lo que le hacía desconfiar un poco.
—¡No os ahoguéis, porfa! —pidió, mientras bajaba su mochila de Cobrecito y empezaba a estirar toallas con impaciencia. Le daba un poco de reparo, pero en el fondo estaba deseando probar el agua. Asintió con vehemencia cuando Rox dijo de quedarse a vivir allí y le faltó tiempo para apuntarse a cazar cangrejos con Rena—. ¿Yo también puedo?
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Re: Kankri
18/07/20, 07:54 pm
Neil había estado desde el principio entusiasmado con la idea de la excursión a la playa pensando en lo mucho que jugarían y lo bien que lo pasarían, aunque le asustaba un poco la idea de nadar.
Por supuesto, en cuanto se puso sobre la mesa la necesidad de hacer merienda, el aurva se adjudicó el trabajo rápidamente. Nunca hubiera sospechado que conocía tantísimas recetas que incluyeran patatas así que quedó gratamente sorprendido cuando se lo tomó como un reto y terminó llenando dos neveras de playa de tuppers, una más de bebidas frías y otra de helados caseros que había reforzado con hechizos de congelación para evitar que se derritieran. Aunque su primera idea había sido llevar las neveras levitando, había terminado por colgarlas en Cobrecito, aunque sí llevó al hombro su bolsa personal con crema solar, toalla, manguitos con estampado de abejorros, un libro de magia, algunos cubos y esferas de cera y ropa de abrigo porque por mucho que fueran a la playa, el sinhadre sabía que el frío le podía coger en cualquier parte y nunca estaba de más prevenir.
Bajo la instrucción de los especialistas en playa, Neil se había echado varias capas de protector solar dejándose incluso un gran pegote de crema en la punta de la nariz por culpa de un comentario de Guille sobre pecas, quemaduras y piel blanca convirtiéndose en roja. Para el gran evento, el brujo, al percibir esto como un atuendo adecuado para la playa, se había agenciado una bonita camisa de manga corta verde clara con palmeras plasmadas en ella que llevaba sobre una camiseta de tirante ancho blanca (probablemente, las primeras prenda que no eran de manga larga que había tenido en su vida) y un bañador corto morado con dibujos de frutas tropicales en rosas y violetas. Para completar el conjunto llevaba unas grandes y redondas gafas de sol y un enorme sombrero de paja a juego con el de su edeel adornado con figuras de cera de colores que representaban distintos animales marinos como estrellas de mar, cangrejos y pececillos.
Lo primero que pensó Neil al cruzar el portal era que el sol era tan brillante que probablemente se sentiría muy incómodo durante la excursión porque aunque había superado la mayoría de sus miedos con la luz, en algunas ocasiones todavía se inquietaba un poco. Pero en cuanto salieron de la cueva quedó tan impresionado por lo bonita que era la playa y lo relajante que era su sonido que cualquier miedo o inquietud que pudiera haber tenido se esfumó tan rápido como había venido, y con una amplia sonrisa Neil siguió a sus amigos hasta donde habían ido dejando las mochilas y el resto de bultos, dejando que todos comenzaran a disfrutar ya del agua, mientras él extendía toallas, comenzando por la de Adru y la suya, colocaba sombrillas y comprobaba las neveras para que todo estuviera perfecto.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Kankri
19/07/20, 01:38 am
—Me recuerda mucho a mi casa... —murmuró. Así eran las playas a las que había acudido toda la vida, a lo sumo menos salvajes, pero... bueno, hasta eso era dudoso tratándose de Queensland. Sonrió. Dios, como lo había echado de menos—. ¿Verdad? —contestó a la pequeña demonio—. ¡Está perfecta! Tiene que haber mogollón de peces.
El agua a sus tobillos era reconfortante, y aunque se muriera de ganas de seguir el ejemplo de Rena y Nime metiéndose mar adentro, tenían cosas que preparar antes. Que Neil se encargase de todo mientras ellos nadaban no era lo suyo, además, cuanto antes se lo quitasen de encima mejor. Ver a Milo con la camisa abierta detrás suya casi le provoca un cortocircuito, y pese a que su primera reacción fue desviar la mirada azorado, el rubio no tardaría en recordar que llevaba gafas de sol, y por ende, que sus vistazos eran más discretos. El mar no era lo único que le iba a deleitar la vista ese día.
—¡Venga Eitne, métete! Nosotros ponemos las cosas rápido —le animó mientras salía, esperando que siguiesen su consejo y no se ahogasen. O al lo menos que no se ahogasen tan pronto—. ¡Que no se te olviden los manguitos! —al pasar cerca de Milo le salpicó no muy alto con el pie—. A ti tampoco.
Recogió la mochila de Nime junto la suya y las colocó donde Neil estaba organizando las toallas. De paso le hizo gestos a Obel para que les ayudase por ahí. La costumbre le hizo clavar la primera sombrilla con fuerza física, pero sus ganas de nadar a la de ya, el calor del sol en el cogote y que no quería sudar la camisa nueva hicieron que recurriese al hechizo de levitación para casi todo lo demás. Las buenas costumbres de dama Isis se le iban pegando. Al final entre varios montaron la primera línea de playa rápido, dejando que el sinhadre se encargase de las neveras a gusto. Rox se desabrochó la camisa, la dejó sobre su toalla y regresó corriendo, esta vez sin chanclas, a la orilla. En menos que canta un gallo el cambiante estaría bien metido en el agua, hundiendo la cabeza para mojarse el pelo de una. Un pequeño grito de júbilo siguió al gesto.
Volver al mar y encima hacerlo sin su antigüo cuerpo y su disforia debía ser lo más cercano al nirvana que había estado nunca.
El agua a sus tobillos era reconfortante, y aunque se muriera de ganas de seguir el ejemplo de Rena y Nime metiéndose mar adentro, tenían cosas que preparar antes. Que Neil se encargase de todo mientras ellos nadaban no era lo suyo, además, cuanto antes se lo quitasen de encima mejor. Ver a Milo con la camisa abierta detrás suya casi le provoca un cortocircuito, y pese a que su primera reacción fue desviar la mirada azorado, el rubio no tardaría en recordar que llevaba gafas de sol, y por ende, que sus vistazos eran más discretos. El mar no era lo único que le iba a deleitar la vista ese día.
—¡Venga Eitne, métete! Nosotros ponemos las cosas rápido —le animó mientras salía, esperando que siguiesen su consejo y no se ahogasen. O al lo menos que no se ahogasen tan pronto—. ¡Que no se te olviden los manguitos! —al pasar cerca de Milo le salpicó no muy alto con el pie—. A ti tampoco.
Recogió la mochila de Nime junto la suya y las colocó donde Neil estaba organizando las toallas. De paso le hizo gestos a Obel para que les ayudase por ahí. La costumbre le hizo clavar la primera sombrilla con fuerza física, pero sus ganas de nadar a la de ya, el calor del sol en el cogote y que no quería sudar la camisa nueva hicieron que recurriese al hechizo de levitación para casi todo lo demás. Las buenas costumbres de dama Isis se le iban pegando. Al final entre varios montaron la primera línea de playa rápido, dejando que el sinhadre se encargase de las neveras a gusto. Rox se desabrochó la camisa, la dejó sobre su toalla y regresó corriendo, esta vez sin chanclas, a la orilla. En menos que canta un gallo el cambiante estaría bien metido en el agua, hundiendo la cabeza para mojarse el pelo de una. Un pequeño grito de júbilo siguió al gesto.
Volver al mar y encima hacerlo sin su antigüo cuerpo y su disforia debía ser lo más cercano al nirvana que había estado nunca.
- InvitadoInvitado
Re: Kankri
20/07/20, 12:22 am
La carrera del cambiante fue respuesta suficiente a su pregunta. Contagiada por el entusiasmo de Rox y Adru Rena retrocedió fuera del agua para soltar sus trastos y las chanclas a toda prisa y se metió corriendo al principio y luego un poco más prudente. Las olas chocaban perezosas contra sus rodillas, el agua era tan cristalina que podía verse las uñas pintadas y los pececillos alejándose del barullo que estaban montando. Se echó a reir a carcajadas cuando Nime se tiró en plancha.
-¡Yo también quiero vivir aquí! ¿Creéis que podríamos pedirle algún permiso de construcción al Consejo? -dijo, medio en broma medio en serio. La verdad es que era una idea demasiado tentadora. -Eitne, el agua no cubre nada, no te preocupes -le dijo al pequeño para tranquilizarlo. -Y claro que puedes venir a cazar cangrejos, ¿quién va a afinidarlos si no?
En cuanto vio que algunos empezaban con los preparativos salió del agua, llevándose a Nime en volandas.
-Vamos a colgar la ropa de Cobrecito para que se seque, que si no luego no vamos a tener qué ponernos para la vuelta -le dijo después de soltarla donde se había decidido levantar el ‘’campamento’’.
A la sudadera realmente solo se le habían mojado los bajos, pero ahí colgada había menos posibilidades de que se llenase de arena. Colgó también la ropa de Nime antes de ayudar al resto a montar las cosas. Eran bastantes y tenían la ventaja de fuerza sobrenatural y magia, así que no tardaron nada. No perdió la oportunidad de lanzarle una sonrisa burlona a Rox en cuanto vio que Milo iba con la camisa abierta. En cuanto estuvo todo fue a unirse a los bañistas. Su capacidad de atención no le daba para más, solo veía el mar y sus destellos.
-Tío a mi no me caben los manguitos pero tengo la colchoneta esa de pez que pillé, ¿debería traerla? -preguntó. El agua no cubría nada y parecía la cosa menos peligrosa que había visto en su vida, pero tampoco tenía mucha idea.
-¡Yo también quiero vivir aquí! ¿Creéis que podríamos pedirle algún permiso de construcción al Consejo? -dijo, medio en broma medio en serio. La verdad es que era una idea demasiado tentadora. -Eitne, el agua no cubre nada, no te preocupes -le dijo al pequeño para tranquilizarlo. -Y claro que puedes venir a cazar cangrejos, ¿quién va a afinidarlos si no?
En cuanto vio que algunos empezaban con los preparativos salió del agua, llevándose a Nime en volandas.
-Vamos a colgar la ropa de Cobrecito para que se seque, que si no luego no vamos a tener qué ponernos para la vuelta -le dijo después de soltarla donde se había decidido levantar el ‘’campamento’’.
A la sudadera realmente solo se le habían mojado los bajos, pero ahí colgada había menos posibilidades de que se llenase de arena. Colgó también la ropa de Nime antes de ayudar al resto a montar las cosas. Eran bastantes y tenían la ventaja de fuerza sobrenatural y magia, así que no tardaron nada. No perdió la oportunidad de lanzarle una sonrisa burlona a Rox en cuanto vio que Milo iba con la camisa abierta. En cuanto estuvo todo fue a unirse a los bañistas. Su capacidad de atención no le daba para más, solo veía el mar y sus destellos.
-Tío a mi no me caben los manguitos pero tengo la colchoneta esa de pez que pillé, ¿debería traerla? -preguntó. El agua no cubría nada y parecía la cosa menos peligrosa que había visto en su vida, pero tampoco tenía mucha idea.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Kankri
20/07/20, 12:08 pm
Nime se rebozó en el agua riendo, sin prestar atención a nada más que aquella sensación familiar del agua salada y la arena colándose entre sus dedos. No había sido consciente de la nostalgia que sentía hacia aquellas pequeñas cosas hasta que se había propuesto la excursión. La pregunta de Adru fue lo que la devolvió a la realidad.
—¡Pues claro! Si mi familia era pescadora, ¡no podemos no saber nadar! ¿Quieres que te enseñe? —preguntó, haciéndole señales para que se metiese mar adentro.
La niña mostró entusiasmo por cualquier plan que se propusiese, desde mudarse a vivir allí hasta cazar cangrejos, inconsciente de que Rox se había tenido que encargar de recoger su mochila, hasta que ella fue la recogida de forma literal.
—¡Suéltame, suéltame! —le decía a Rena, sin parar de reír y patalear mientras la llevaba hacia donde el resto se estaban instalando. Una vez allí, Nime se quitó la ropa sin protestar. No era cómodo llevar el peso del agua encima, y en su plan original no había entrado mojarla.
Entre tanto Kin se había unido a quienes montaban el toldo, aguantándose las ganas de poner los pies a remojo. Cuando estuvo listo, colgó los altavoces de la estructura y se dirigió a los otros irrenses.
—Están en abierto, podéis mandar música desde vuestros ordenadores en cualquier momento. —Los había traído como aporte a la fiesta, por lo que no sería el primero en usarlos. Ni siquiera sabía mucho sobre las preferencias del resto.
»En esta nevera hay bebidas energéticas que traje de Irraria para quienes quieran —anunció después para el grupo, señalando la bolsa encantada que había traído.
Tras eso, el raigaurum rebuscó en su mochila el flotador que había podido conseguir y se sentó en la arena para llenarlo. No se iba a quedar sin probar el agua, independientemente del peso de sus brazos, pero a medida que intentaba inflarlo a pulmón se le iban quitando las ganas. Hacía demasiado calor para tomarse semejante esfuerzo, pero según repasaba mentalmente hechizos no se le ocurría ninguno específico que hiciera la tarea por él.
—¡Qué miedicas! ¡Si en el mar se flota! —se burló Nime con petulancia mientras caminaba hacia el agua solo con unas bragas puestas, riéndose de los manguitos, colchonetas y flotadores del resto—. ¡Mirad y aprended!
La demonio mineral se lanzó de nuevo al agua y empezó a alejarse de la orilla a nado. El raigaurum la observaba hacerse cada vez más pequeña en la distancia apoyado en el flotador a medio inflar.
—¿Es consciente de que aquí puede haber tiburones o deberíamos preocuparnos más bien por los tiburones? —preguntó a nadie en particular.
—¡Pues claro! Si mi familia era pescadora, ¡no podemos no saber nadar! ¿Quieres que te enseñe? —preguntó, haciéndole señales para que se metiese mar adentro.
La niña mostró entusiasmo por cualquier plan que se propusiese, desde mudarse a vivir allí hasta cazar cangrejos, inconsciente de que Rox se había tenido que encargar de recoger su mochila, hasta que ella fue la recogida de forma literal.
—¡Suéltame, suéltame! —le decía a Rena, sin parar de reír y patalear mientras la llevaba hacia donde el resto se estaban instalando. Una vez allí, Nime se quitó la ropa sin protestar. No era cómodo llevar el peso del agua encima, y en su plan original no había entrado mojarla.
Entre tanto Kin se había unido a quienes montaban el toldo, aguantándose las ganas de poner los pies a remojo. Cuando estuvo listo, colgó los altavoces de la estructura y se dirigió a los otros irrenses.
—Están en abierto, podéis mandar música desde vuestros ordenadores en cualquier momento. —Los había traído como aporte a la fiesta, por lo que no sería el primero en usarlos. Ni siquiera sabía mucho sobre las preferencias del resto.
»En esta nevera hay bebidas energéticas que traje de Irraria para quienes quieran —anunció después para el grupo, señalando la bolsa encantada que había traído.
Tras eso, el raigaurum rebuscó en su mochila el flotador que había podido conseguir y se sentó en la arena para llenarlo. No se iba a quedar sin probar el agua, independientemente del peso de sus brazos, pero a medida que intentaba inflarlo a pulmón se le iban quitando las ganas. Hacía demasiado calor para tomarse semejante esfuerzo, pero según repasaba mentalmente hechizos no se le ocurría ninguno específico que hiciera la tarea por él.
—¡Qué miedicas! ¡Si en el mar se flota! —se burló Nime con petulancia mientras caminaba hacia el agua solo con unas bragas puestas, riéndose de los manguitos, colchonetas y flotadores del resto—. ¡Mirad y aprended!
La demonio mineral se lanzó de nuevo al agua y empezó a alejarse de la orilla a nado. El raigaurum la observaba hacerse cada vez más pequeña en la distancia apoyado en el flotador a medio inflar.
—¿Es consciente de que aquí puede haber tiburones o deberíamos preocuparnos más bien por los tiburones? —preguntó a nadie en particular.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Kankri
20/07/20, 03:58 pm
Lo cierto era que Adru no recordaba el detalle de que la familia de Nime era pescadora, pero asintió a lo que le dijo, no queriendo herir sus sentimientos.
—¡Qué guay! ¡Sí, puedes ayudar a Rox a enseñarnos a nadar! Ojalá yo hubiese aprendido de pequeño como tú…
No mucho después Rena apareció para “secuestrar” a Nime y el gamusino siguió a la ursántropa riéndose, para ayudar también a colocar las cosas.
En un periquete tuvieron todo listo sin demasiados accidentes por su parte y, una vez todo el mundo volvió a empezar a moverse hacia el agua, se quitó la única prenda que llevaba que no fuese el bañador (un pareo de color rosa) y cogió a Neil de una mano y a Eitne de la otra.
—¡Chicos, vamos a aprender a nadar! ¿Tú sabes nadar, Obel? —le preguntó a la gárgola al pasar a su lado sin esperar a que le respondiese antes de seguir su camino llevando consigo a sus dos “víctimas”.
A medio camino había aupado al daeliciano y lo había subido a sus hombros mientras con las manos seguía tirando de su aurva. Se detuvo al llegar a la orilla, soltó al brujo de la cera y se agachó para que la bestia del crepúsculo bajase, mientras observaba a Nime burlarse de ellos.
—¡Pero tú no puedes hacer esto! —exclamó amplificando su voz con las manos.
Compuso una sonrisa pícara y cogió carrerilla, para entonces echar a correr mar adentro. Pasó al lado de la libense e hizo un quiebro para dejar una remanencia que la saludaba al estilo militar y continuó corriendo sobre el agua hasta que consideró que se estaba adentrando demasiado y dio la vuelta para regresar a la orilla. En el mar había varias remanencias de gamusino que se irían desvaneciendo a distintos ritmos.
—¡Qué guay! ¡Sí, puedes ayudar a Rox a enseñarnos a nadar! Ojalá yo hubiese aprendido de pequeño como tú…
No mucho después Rena apareció para “secuestrar” a Nime y el gamusino siguió a la ursántropa riéndose, para ayudar también a colocar las cosas.
En un periquete tuvieron todo listo sin demasiados accidentes por su parte y, una vez todo el mundo volvió a empezar a moverse hacia el agua, se quitó la única prenda que llevaba que no fuese el bañador (un pareo de color rosa) y cogió a Neil de una mano y a Eitne de la otra.
—¡Chicos, vamos a aprender a nadar! ¿Tú sabes nadar, Obel? —le preguntó a la gárgola al pasar a su lado sin esperar a que le respondiese antes de seguir su camino llevando consigo a sus dos “víctimas”.
A medio camino había aupado al daeliciano y lo había subido a sus hombros mientras con las manos seguía tirando de su aurva. Se detuvo al llegar a la orilla, soltó al brujo de la cera y se agachó para que la bestia del crepúsculo bajase, mientras observaba a Nime burlarse de ellos.
—¡Pero tú no puedes hacer esto! —exclamó amplificando su voz con las manos.
Compuso una sonrisa pícara y cogió carrerilla, para entonces echar a correr mar adentro. Pasó al lado de la libense e hizo un quiebro para dejar una remanencia que la saludaba al estilo militar y continuó corriendo sobre el agua hasta que consideró que se estaba adentrando demasiado y dio la vuelta para regresar a la orilla. En el mar había varias remanencias de gamusino que se irían desvaneciendo a distintos ritmos.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Kankri
21/07/20, 10:02 pm
Cuando Nime se lanzó en plancha el agua y Rena empezó a reírse a carcajadas el brujo del cobre no pudo evitar hacerse eco de las mismas, sonriendo mientras observaba las evoluciones de sus amigos desde el lugar medio a la sombra que habían escogido para montar el campamento. Aún tenían que dejar todas las cosas preparadas antes de entregarse por completo al ocio, pero la brisa marina y la agradable temperatura invitaban a remolonear con muchísima fuerza.
—Hace buenísimo… —murmuró para sí, estirándose perezosamente en el sitio sin demasiadas ganas de ponerse en movimiento.
Por suerte o por desgracia Neil, tan diligente como siempre, empezó a organizar las cosas, por lo que no queriendo ser menos el hacker se obligó a ayudar siguiendo el ejemplo de los demás. Entre todos no tardaron demasiado en tenerlo montado, preparando la zona de descanso con bastante rapidez, y en cuanto las toallas estuvieron dispuestas las ganas de meterse en el agua empezaron a extenderse entre casi todos los presentes.
—No dejes que la ropa se llene de arena, ¿de acuerdo? —le preguntó a su dominio por mera costumbre, dándole la orden silenciosa de que se mantuviera alejado del suelo para proteger las prendas de la irrense y la libense mientras se secaban.
Milo aceptó la oferta de Kin con entusiasmo, apresurándose a buscar la señal de los altavoces con su ordenador para empezar a reproducir una lista de audio de temática muy similar al vaporwave terrestre. Aquel tipo de música seguramente fuera algo anticuada para sus compatriotas, pero al hacker siempre le había encantado el género y en su opinión era muy apropiado para el lugar en el que se encontraban.
—¿Tiburones? —le preguntó al demonio raigaurum, mirándole fijamente sin saber si lo decía en serio o estaba de broma—. Yo apenas sé nada de este mundo, ¿lo has leído en alguna parte? —se interesó, sopesando seriamente si debía restringir la distancia a la que se podían alejar los más pequeños con algún hechizo.
Mientras esperaba una respuesta los ojos se le fueron involuntariamente hacia Rox, que ya estaba nadando en el mar sin camisa, pero afortunadamente sus gafas de sol ocultaron muy bien su primera mirada y se apresuró a centrar su atención en el gamusino. Por suerte para Milo nadie iba a preguntarle que le había dejado boquiabierto con Adru corriendo sobre el agua justo enfrente de ellos.
—Hace buenísimo… —murmuró para sí, estirándose perezosamente en el sitio sin demasiadas ganas de ponerse en movimiento.
Por suerte o por desgracia Neil, tan diligente como siempre, empezó a organizar las cosas, por lo que no queriendo ser menos el hacker se obligó a ayudar siguiendo el ejemplo de los demás. Entre todos no tardaron demasiado en tenerlo montado, preparando la zona de descanso con bastante rapidez, y en cuanto las toallas estuvieron dispuestas las ganas de meterse en el agua empezaron a extenderse entre casi todos los presentes.
—No dejes que la ropa se llene de arena, ¿de acuerdo? —le preguntó a su dominio por mera costumbre, dándole la orden silenciosa de que se mantuviera alejado del suelo para proteger las prendas de la irrense y la libense mientras se secaban.
Milo aceptó la oferta de Kin con entusiasmo, apresurándose a buscar la señal de los altavoces con su ordenador para empezar a reproducir una lista de audio de temática muy similar al vaporwave terrestre. Aquel tipo de música seguramente fuera algo anticuada para sus compatriotas, pero al hacker siempre le había encantado el género y en su opinión era muy apropiado para el lugar en el que se encontraban.
—¿Tiburones? —le preguntó al demonio raigaurum, mirándole fijamente sin saber si lo decía en serio o estaba de broma—. Yo apenas sé nada de este mundo, ¿lo has leído en alguna parte? —se interesó, sopesando seriamente si debía restringir la distancia a la que se podían alejar los más pequeños con algún hechizo.
Mientras esperaba una respuesta los ojos se le fueron involuntariamente hacia Rox, que ya estaba nadando en el mar sin camisa, pero afortunadamente sus gafas de sol ocultaron muy bien su primera mirada y se apresuró a centrar su atención en el gamusino. Por suerte para Milo nadie iba a preguntarle que le había dejado boquiabierto con Adru corriendo sobre el agua justo enfrente de ellos.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Kankri
23/07/20, 01:54 am
Sox había tenido sus dudas antes de manifestar que se apuntaría a la excursión, pero había llegado el momento de dejar de atrincherarse como en la criba, expandir sus horizontes. Encerrándose en la Sede no conseguiría nada.
El carabés no recordaba la sensación de sensación de atravesar un portal, por descontado, pero la llegada al mundo vinculado le brindó de vuelta una sensación que había olvidado poco a poco: el vértigo. La arena tampoco ofrecía el más estable de los asentamientos y tuvo que ahuecar las alas para mantener el equilibrio.
El tenue sol de Carabás y la pálida luz rocavarancolesa le habían preparado de forma deficiente para el radiante brillo de Kankri. El ángel negro entrecerró los ojos, deslumbrado. Nunca había ido por recreo a una playa, y el concepto le había sonado extraño cuando se lo habían planteado la primera vez. No era la primera vez que Sox veía el mar, incluso descontando la Bahía de los Naufragios, pero en Carabás siempre habían sido simulaciones en clase para ilustrar algún concepto. Éstas no habían incluido el aire cargado de humedad, de tal forma que incluso las ráfagas de viento parecían contener peso, ni el rumor de las olas, mucho más ruidoso de lo que habría imaginado, ni que la masa de agua no sólo era inmensa hacia delante sino que la vista también se perdía si intentaba buscar sus límites en los laterales. Aunque el carabés no sintió conexión alguna con el océano, extendiéndose imponente e infinito en torno a él en todas direcciones, sí sentía por todas partes el viento a su alrededor constantemente en movimiento, expectante.
Exhaló en silencio al ver a Obel elevarse. Sus ojos siguieron de forma obvia la trayectoria del gárgola en el aire; ésta no era ágil como una saeta u orgánica al modo de un pájaro, sino que estaba más bien dotada de la cualidad inexorable de un meteorito.
Dirigió una mirada penetrante al nublino ante el comentario una vez aterrizó, pero se limitó a decir que le ayudaría a montar el toldo. Él también quería ver las vistas, pero se hallaba anclado a tierra.
Hizo un gesto de cabeza escéptico a las olas.
—¿Te vas a meter? No me digas que flotas.
Él no tenía prisa, especialmente cuando nadar parecía ser algo básico incluso para los chavales. Él había tenido que dar clases en algún punto en una piscina, lo justo para decidir que no le gustaba nada y cambiarse a otra disciplina de educación física en cuanto habían terminado las sesiones obligatorias. Todavía no había llegado el día en que iría a pedirle a unos críos que le enseñasen a nadar en condiciones, especialmente si iban a ir con recochineo como la enana aquella. Muchas cosas habían cambiado en él desde que estaba en Rocavarancolia, pero todavía tenía dignidad.
Como retribución a la excursión el ángel negro se había ofrecido a cargar con algunos de los postes pesados que necesitarían para montar el toldo. Le era inconsecuente de una forma curiosa: sentía plenamente el peso de lo que cargaba, éste no se había vuelto de repente liviano como una pluma. Simplemente ya no le era un estorbo.
Ayudó a montar la estructura mientras las siluetas de los más jóvenes se perdían en el agua. Por un momento tuvo la desconcertante sensación de que parecían más de las que realmente eran por las estelas que dejaba el gamusino a su paso.
Miró con intriga a Milo cuando le habló a su perchero con total normalidad. No había habido brujos en su torreón, pero Sox ya había tenido ocasión de cruzarse con algunos: excéntricos con arañas en el pelo o vestiduras llamativas, con ejércitos de animales, sombras o materiales inanimados siguiendo su estela. Algunos se veía que únicamente hablaban solos.
Algo le distrajo enseguida, sin embargo.
—Perdona, ¿tiburones?
Habló casi al tiempo que Milo, y se quedó mirando los cuernos del otro irrense. Desde la Luna había ganado un nuevo aprecio por las modificaciones corporales, y aquéllos le llamaban mucho la atención. Otra de las cosas en las que se había fijado primero tras traspasar el portal habían sido los tatuajes del cambiante.
El carabés no recordaba la sensación de sensación de atravesar un portal, por descontado, pero la llegada al mundo vinculado le brindó de vuelta una sensación que había olvidado poco a poco: el vértigo. La arena tampoco ofrecía el más estable de los asentamientos y tuvo que ahuecar las alas para mantener el equilibrio.
El tenue sol de Carabás y la pálida luz rocavarancolesa le habían preparado de forma deficiente para el radiante brillo de Kankri. El ángel negro entrecerró los ojos, deslumbrado. Nunca había ido por recreo a una playa, y el concepto le había sonado extraño cuando se lo habían planteado la primera vez. No era la primera vez que Sox veía el mar, incluso descontando la Bahía de los Naufragios, pero en Carabás siempre habían sido simulaciones en clase para ilustrar algún concepto. Éstas no habían incluido el aire cargado de humedad, de tal forma que incluso las ráfagas de viento parecían contener peso, ni el rumor de las olas, mucho más ruidoso de lo que habría imaginado, ni que la masa de agua no sólo era inmensa hacia delante sino que la vista también se perdía si intentaba buscar sus límites en los laterales. Aunque el carabés no sintió conexión alguna con el océano, extendiéndose imponente e infinito en torno a él en todas direcciones, sí sentía por todas partes el viento a su alrededor constantemente en movimiento, expectante.
Exhaló en silencio al ver a Obel elevarse. Sus ojos siguieron de forma obvia la trayectoria del gárgola en el aire; ésta no era ágil como una saeta u orgánica al modo de un pájaro, sino que estaba más bien dotada de la cualidad inexorable de un meteorito.
Dirigió una mirada penetrante al nublino ante el comentario una vez aterrizó, pero se limitó a decir que le ayudaría a montar el toldo. Él también quería ver las vistas, pero se hallaba anclado a tierra.
Hizo un gesto de cabeza escéptico a las olas.
—¿Te vas a meter? No me digas que flotas.
Él no tenía prisa, especialmente cuando nadar parecía ser algo básico incluso para los chavales. Él había tenido que dar clases en algún punto en una piscina, lo justo para decidir que no le gustaba nada y cambiarse a otra disciplina de educación física en cuanto habían terminado las sesiones obligatorias. Todavía no había llegado el día en que iría a pedirle a unos críos que le enseñasen a nadar en condiciones, especialmente si iban a ir con recochineo como la enana aquella. Muchas cosas habían cambiado en él desde que estaba en Rocavarancolia, pero todavía tenía dignidad.
Como retribución a la excursión el ángel negro se había ofrecido a cargar con algunos de los postes pesados que necesitarían para montar el toldo. Le era inconsecuente de una forma curiosa: sentía plenamente el peso de lo que cargaba, éste no se había vuelto de repente liviano como una pluma. Simplemente ya no le era un estorbo.
Ayudó a montar la estructura mientras las siluetas de los más jóvenes se perdían en el agua. Por un momento tuvo la desconcertante sensación de que parecían más de las que realmente eran por las estelas que dejaba el gamusino a su paso.
Miró con intriga a Milo cuando le habló a su perchero con total normalidad. No había habido brujos en su torreón, pero Sox ya había tenido ocasión de cruzarse con algunos: excéntricos con arañas en el pelo o vestiduras llamativas, con ejércitos de animales, sombras o materiales inanimados siguiendo su estela. Algunos se veía que únicamente hablaban solos.
Algo le distrajo enseguida, sin embargo.
—Perdona, ¿tiburones?
Habló casi al tiempo que Milo, y se quedó mirando los cuernos del otro irrense. Desde la Luna había ganado un nuevo aprecio por las modificaciones corporales, y aquéllos le llamaban mucho la atención. Otra de las cosas en las que se había fijado primero tras traspasar el portal habían sido los tatuajes del cambiante.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Kankri
24/07/20, 12:37 am
Obel ayudó a colocar las carpas que iban a usar para protegerse del sol encantado. Toda su vida la había pasado montando y desmontando tiendas para dormir cuando su familia se desplazaba, aquello era nostálgico y agradable. Al terminar hundió las garras de los pies en la arena disfrutando del cosquilleo que le proporcionaba aquello.
-Sí, sí que sé nadar. Aprendí a nadar en los ríos cuando nos quedábamos cerca de uno - respondió pensando en aquellos días en que disfrutaba nadando en Nubla, sin preocuparse por nada más que por dónde estaría la semana siguiente.- Pues no sé qué decirte, Sox. Desde que me transformé mi única interacción con el agua ha sido al beberla y ducharme en la Sede. De todas formas pienso que si mis alas tienen la fuerza suficiente para mantenerme en el aire mis brazos y piernas deberían tenerla para mantenerme a flote.
>>No sé lo que es un tiburón pero dudo que tengamos problemas - comentó echando un vistazo significativo al montón de milagros allí reunidos.- Nada que entre todos no podamos arreglar - sonrió con suficiencia.
-Sí, sí que sé nadar. Aprendí a nadar en los ríos cuando nos quedábamos cerca de uno - respondió pensando en aquellos días en que disfrutaba nadando en Nubla, sin preocuparse por nada más que por dónde estaría la semana siguiente.- Pues no sé qué decirte, Sox. Desde que me transformé mi única interacción con el agua ha sido al beberla y ducharme en la Sede. De todas formas pienso que si mis alas tienen la fuerza suficiente para mantenerme en el aire mis brazos y piernas deberían tenerla para mantenerme a flote.
>>No sé lo que es un tiburón pero dudo que tengamos problemas - comentó echando un vistazo significativo al montón de milagros allí reunidos.- Nada que entre todos no podamos arreglar - sonrió con suficiencia.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Kankri
24/07/20, 01:53 pm
Eitne no dudó ni un instante cuando Rox le dio vía libre y buscó a toda prisa los manguitos que se había traído. Lo más parecido a nadar para Eitne era meterse en el río junto al pueblo por una zona tranquila que no cubría y, en esa época, no era algo que le apasionase. Pero el río no tenía nada que ver con el mar que tenían enfrente, incluso si sus colores eran menos daelicianos. Una vez tuvo los manguitos, sopló y sopló hasta que adquirieron la forma de un pez globo y se los puso con mucho cuidado. Estaba volviendo a echarse crema, por si acaso, cuando Adru le tendió la mano.
—¡Yo los afinido! —le respondió a Rena mientras echaba a andar. No tardó mucho en acabar por los aires, sobre los hombros de la gamusino, y se le escaparon varias carcajadas sonoras al vuelo, sin ningún tipo de restricción. Eran audibles para todos los presentes, incluído algún que otro animalillo asustadizo y los cangrejos que casi le habían cortado un dedo del pie, según él. En ese instante tuvo una duda importantísima y completamente ajena a todo; buscó con la mirada a al aurva brujo y le dijo—. ¡Neil, Neil! ¿La cera flota?
Había pensado que podría ser divertido y a lo mejor podrían hacer castillos de cera sobre el agua (si flotaba), o adornar los de arena si no, o incluso cosas más elaboradas que tan solo podrían ocurrírsele al propio brujo. ¡O flotadores! En ese carril de pensamiento estaba cuando volvió a pisar la arena con sus dos pies, el de carne y el mecánico, y sus chanclas filtraron el agua marina, haciéndole cosquillas en los dedos. Había algo relajador y no sabía si era el sonido de las olas, el vaivén del agua o el tacto de la arena húmeda acompañando la espuma. Fuera lo que fuese, volvió a la realidad cuando escuchó a Nime y la vio alejarse.
—¡No somos miedicas, somos nuevos! —le dijo indignado, pero luego añadió, exclusivamente para la demonio—. Dicen que hay tiburones, ¡ten mucho cuidado! ¡Y avisame si ves uno, porfa! —Hecho aquel breve intercambio secreto de palabras, se dirigió de nuevo a los mayores—. ¿Qué hay que hacer para aprender?
Estaba deseando adentrarse un poco más en el mar, tanto por poder presumir de que sabía nadar como por interactuar con los peces.
—¡Yo los afinido! —le respondió a Rena mientras echaba a andar. No tardó mucho en acabar por los aires, sobre los hombros de la gamusino, y se le escaparon varias carcajadas sonoras al vuelo, sin ningún tipo de restricción. Eran audibles para todos los presentes, incluído algún que otro animalillo asustadizo y los cangrejos que casi le habían cortado un dedo del pie, según él. En ese instante tuvo una duda importantísima y completamente ajena a todo; buscó con la mirada a al aurva brujo y le dijo—. ¡Neil, Neil! ¿La cera flota?
Había pensado que podría ser divertido y a lo mejor podrían hacer castillos de cera sobre el agua (si flotaba), o adornar los de arena si no, o incluso cosas más elaboradas que tan solo podrían ocurrírsele al propio brujo. ¡O flotadores! En ese carril de pensamiento estaba cuando volvió a pisar la arena con sus dos pies, el de carne y el mecánico, y sus chanclas filtraron el agua marina, haciéndole cosquillas en los dedos. Había algo relajador y no sabía si era el sonido de las olas, el vaivén del agua o el tacto de la arena húmeda acompañando la espuma. Fuera lo que fuese, volvió a la realidad cuando escuchó a Nime y la vio alejarse.
—¡No somos miedicas, somos nuevos! —le dijo indignado, pero luego añadió, exclusivamente para la demonio—. Dicen que hay tiburones, ¡ten mucho cuidado! ¡Y avisame si ves uno, porfa! —Hecho aquel breve intercambio secreto de palabras, se dirigió de nuevo a los mayores—. ¿Qué hay que hacer para aprender?
Estaba deseando adentrarse un poco más en el mar, tanto por poder presumir de que sabía nadar como por interactuar con los peces.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Kankri
25/07/20, 04:28 pm
En aquella ocasión, como en otras tantas... Tayron acudió solo. Cuando cruzó el portal con algo de vértigo no pudo reprimir sus emociones y una gran sonrisa cruzó su rostro de lado a lado. Conocía la playa, por supuesto, pero Rocavarancolia era un lugar lúgubre y casi se le había olvidado cuando iba con sus amigos montados en las bicicletas y bebían en la orilla hasta el amanecer. Echaba de menos a su grupo, sin embargo si miraba a sus nuevos amigos de diferentes especies y con los que había pasado cosas horribles... ¿acaso no quedaba el “Club del Escorpión” muy atrás? Como si permaneciera a una parcela de su vida olvidada y cerrada con un candado que había tirado a la basura. Se miró el tatuaje oscuro que relucía por la crema solar una última vez, antes de centrarse en que pisaba por segunda vez en su vida un planeta desconocido. A la mierda Neil Armstrong, ellos tenían otro récord.
Jadeó con los brazos abiertos y extendidos por unos segundos, sintiendo y saboreando aquel sol radiante sobre su piel morena. Desde que había sido tocado por la Luna la noche parecía llamarle y cada vez pasaba más tiempo de sus horas activas trasnochando, pero amaba el calor y el mar. Y Kankri era sencillamente fascinante y nuevo, su alma aventurera le acarició la garganta para que gritara.
—¡WUHUUUUU! —fue lo último que dijo antes de revolear sus cosas, su camiseta de tirantes negra y sus chanclas a la orilla, para después correr y de un salto zambullirse en el agua con estruendo. El contacto con una temperatura más caliente de lo que esperaba lo sobrecogió pero terminó agradeciéndolo cuando casi de inmediato salió para ayudar a colocar las cosas. Había sido únicamente una toma de contacto, después se acomodó justo al resto tras ayudar con el torso y el pecho algo definido al descubierto, un bañador verde oscuro que se degradaba hasta el negro conforme el color descendía, unas gafas de sol, un pañuelo negro en su cabeza chorreando al estilo pirata y todos los colgantes de hueso que pudo salvar de Maciel.
—Vamos a ver, ¿qué cojones es esto? —dio unas palmadas en el aire al acercarse al carabés y al nublino , sus ojos amarillos tras el cerco negro los miró con ilusión, en aquel momento tenía hasta la perilla empapada y agitaba la cola (la cual sostenía a través de sí misma un manguito verde limón por hacer la gracia) con energía vibrante—¡¿A qué esperáis?! ¡Él último en llegar al agua es un pedazo de roca mustia y... oh, lo siento Obel! —sin mirar atrás volvió a la carga pretendiendo entrar de cabeza a la primera ola que se le presentara— ¡Para aprender tienes que molar como Panda Gris! —le diría a Eitne al pasar por su lado antes de desaparecer bajo la espuma y por primera vez en mucho tiempo no pensar en muertes, desgracias o espíritus.
...Aunque... ¿sentiría la presencia de un barco fantasma en las profundidades?.
Jadeó con los brazos abiertos y extendidos por unos segundos, sintiendo y saboreando aquel sol radiante sobre su piel morena. Desde que había sido tocado por la Luna la noche parecía llamarle y cada vez pasaba más tiempo de sus horas activas trasnochando, pero amaba el calor y el mar. Y Kankri era sencillamente fascinante y nuevo, su alma aventurera le acarició la garganta para que gritara.
—¡WUHUUUUU! —fue lo último que dijo antes de revolear sus cosas, su camiseta de tirantes negra y sus chanclas a la orilla, para después correr y de un salto zambullirse en el agua con estruendo. El contacto con una temperatura más caliente de lo que esperaba lo sobrecogió pero terminó agradeciéndolo cuando casi de inmediato salió para ayudar a colocar las cosas. Había sido únicamente una toma de contacto, después se acomodó justo al resto tras ayudar con el torso y el pecho algo definido al descubierto, un bañador verde oscuro que se degradaba hasta el negro conforme el color descendía, unas gafas de sol, un pañuelo negro en su cabeza chorreando al estilo pirata y todos los colgantes de hueso que pudo salvar de Maciel.
—Vamos a ver, ¿qué cojones es esto? —dio unas palmadas en el aire al acercarse al carabés y al nublino , sus ojos amarillos tras el cerco negro los miró con ilusión, en aquel momento tenía hasta la perilla empapada y agitaba la cola (la cual sostenía a través de sí misma un manguito verde limón por hacer la gracia) con energía vibrante—¡¿A qué esperáis?! ¡Él último en llegar al agua es un pedazo de roca mustia y... oh, lo siento Obel! —sin mirar atrás volvió a la carga pretendiendo entrar de cabeza a la primera ola que se le presentara— ¡Para aprender tienes que molar como Panda Gris! —le diría a Eitne al pasar por su lado antes de desaparecer bajo la espuma y por primera vez en mucho tiempo no pensar en muertes, desgracias o espíritus.
...Aunque... ¿sentiría la presencia de un barco fantasma en las profundidades?.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Kankri
26/07/20, 12:23 am
—Si quieres tráetela, así es más fácil —respondió a la irrense, relajando el cuerpo para dejarse flotar—. Igualmente aquí haces pie, y para empezar es mejor que os enseñemos aquí cerca.
Y como si quisiera llevarles la contraria, Nime pasó nadando por un lado alejándose del resto. El cambiante se incorporó lo justo para ver que tan lejos se iba, riendo por lo bajini, tentado en irse detrás suya para mofarse un poco de sus amigos. Entonces Kin dio en el clavo.
Rox, el mismo que para esa excursión había estudiado anatomía de tiburones, que llevaba uno dibujado en la piel, que toda su vida había intentado llevar con normalidad su numerosa presencia en las aguas australianas... había omitido por completo la posibilidad de que en Kankri hubiera. La selacofobia tiró de él hacia atrás, como un gancho en el estómago, poniéndole en pie tan rápido como un resorte allí donde había estado nadando. Su relación con esos animales era una de respeto, fascinación y miedo, el tipo de miedo irracional que de pequeño le hacía salir de la piscina creyendo que en las partes más profundas podía encontrarse con uno. Si bien su amor al mar, los años y la falta de malas experiencias le habían hecho madurar, Kankri era terreno desconocido. Lo mismo el gran tiburón blanco no era lo más grande que podían encontrarse ahí. En esos instantes le salvaba que el agua era tan poco profunda que difícilmente llegaría a ellos nada amenazante, aunque su imaginación ya se había puesto en marcha para jugarle malas pasadas.
—¡Nime, no te vayas lejos! —replicó, colocando ambas manos a modo de altavoz alrededor de su boca.
Ya no eran solo tiburones, ahora pensaba en avispas de mar, en peces escorpión y rayas cuyas colas venenosas esperaban ocultas en la arena. Intentó controlar el repentino nervio, aunque quienes se fijasen bien en él notarían que sus ojos deambulaban desde la superficie cristalina del mar a la arena debajo, como si hubiera perdido algo. Adru le distrajo lo suficiente para quedarse mirando como una versión morada, más joven y orejuda de Jesucristo corría sobre el agua, pero lo que le devolvió del todo a tierra fue Eitne, como si la confirmación de que no era un miedica también fuese para él.
—¡Ah! Sí, a ver... —Tayron se metió en el agua en ese momento, haciendo que el australiano rodase los ojos con su comentario—. Lo primero es no hacerle caso a Panda Gris. ¡Eh! —alzó la voz para hacerse oír por quienes estaban más apartados, intentando que se oyese tras la música—. ¡Quien quiera aprender a no morir en el agua que venga! ¡Nime, venga, que tú también vas a ser profe!
En realidad su idea era improvisar sobre la marcha, pero le apuraba que hubiese accidentes de no explicarse bien. Demasiados novatos. Por mucho que fueran algo así como superhéroes chetados, en algo tan simple como nadar estaban en pañales. ¿Qué se supone que tenía que hacer? ¿Decirles que flotasen? ¿Que respirar bajo el agua es mala idea, que movieran las extremidades a lo perrito? ¿Y si ni siquiera habían visto un puñetero perro antes?
Y como si quisiera llevarles la contraria, Nime pasó nadando por un lado alejándose del resto. El cambiante se incorporó lo justo para ver que tan lejos se iba, riendo por lo bajini, tentado en irse detrás suya para mofarse un poco de sus amigos. Entonces Kin dio en el clavo.
Rox, el mismo que para esa excursión había estudiado anatomía de tiburones, que llevaba uno dibujado en la piel, que toda su vida había intentado llevar con normalidad su numerosa presencia en las aguas australianas... había omitido por completo la posibilidad de que en Kankri hubiera. La selacofobia tiró de él hacia atrás, como un gancho en el estómago, poniéndole en pie tan rápido como un resorte allí donde había estado nadando. Su relación con esos animales era una de respeto, fascinación y miedo, el tipo de miedo irracional que de pequeño le hacía salir de la piscina creyendo que en las partes más profundas podía encontrarse con uno. Si bien su amor al mar, los años y la falta de malas experiencias le habían hecho madurar, Kankri era terreno desconocido. Lo mismo el gran tiburón blanco no era lo más grande que podían encontrarse ahí. En esos instantes le salvaba que el agua era tan poco profunda que difícilmente llegaría a ellos nada amenazante, aunque su imaginación ya se había puesto en marcha para jugarle malas pasadas.
—¡Nime, no te vayas lejos! —replicó, colocando ambas manos a modo de altavoz alrededor de su boca.
Ya no eran solo tiburones, ahora pensaba en avispas de mar, en peces escorpión y rayas cuyas colas venenosas esperaban ocultas en la arena. Intentó controlar el repentino nervio, aunque quienes se fijasen bien en él notarían que sus ojos deambulaban desde la superficie cristalina del mar a la arena debajo, como si hubiera perdido algo. Adru le distrajo lo suficiente para quedarse mirando como una versión morada, más joven y orejuda de Jesucristo corría sobre el agua, pero lo que le devolvió del todo a tierra fue Eitne, como si la confirmación de que no era un miedica también fuese para él.
—¡Ah! Sí, a ver... —Tayron se metió en el agua en ese momento, haciendo que el australiano rodase los ojos con su comentario—. Lo primero es no hacerle caso a Panda Gris. ¡Eh! —alzó la voz para hacerse oír por quienes estaban más apartados, intentando que se oyese tras la música—. ¡Quien quiera aprender a no morir en el agua que venga! ¡Nime, venga, que tú también vas a ser profe!
En realidad su idea era improvisar sobre la marcha, pero le apuraba que hubiese accidentes de no explicarse bien. Demasiados novatos. Por mucho que fueran algo así como superhéroes chetados, en algo tan simple como nadar estaban en pañales. ¿Qué se supone que tenía que hacer? ¿Decirles que flotasen? ¿Que respirar bajo el agua es mala idea, que movieran las extremidades a lo perrito? ¿Y si ni siquiera habían visto un puñetero perro antes?
- ♪♫♬:
- InvitadoInvitado
Re: Kankri
26/07/20, 01:42 am
Rena al final se decidió por no ir a por un flotador, no porque le hubiera molestado el comentario de Nime si no porque al ver a Kin recordó que había que inflarlos y le daba mucha pereza. Además, si se transformaba en oso podía hacerles un boquete y no era plan de echarlos a perder. No debía ser tan difícil, si la libense podía flotar con esos pedruscos incrustados en el cuerpo ella debería poder. La observó alejarse, prestando atención a sus movimientos. Parecía estar en su salsa. Sin embargo, el comentario de Kin y la reacción de Rox a este le hicieron entrar brevemente en pánico.
-¿Tibuqué? ¿Qué es eso? -preguntó, dispuesta a lanzarse mar adentro a por Nime aunque esta se manejase mucho mejor que ella en el agua -¡Nime ten cuidado! -le gritó.
Rena no se sentía tan confiada con sus habilidades como Obel. Aunque fueran un grupo de monstruos con poderes mágicos (y de hech la propia Nime podía defenderse perfectamente con su rayo de la muerte) seguían estando en un mundo alienígena del que aún no sabían mucho. Se consoló pensando que a unas malas cualquiera con magia podía flotar y sacarla del agua sin exponerse a lo que sea que pudiera haber. O podía ir Adru.
En la vida se le había ocurrido que el gamusino pudiese correr sobre el agua, y verlo en directo le quitó de un plumazo todas las preocupaciones.
-¡ADRU CÓMO MOLA! -vitoreó. Casi quería pedirle que lo volviera a hacer. Pero tenían trabajo por delante. -Yo me apunto a lo de no morir en el agua, en cuanto cambie la música a algo que no me de sueño.
Rena buscó entre sus propios archivos algo más apropiado según su criterio. Ya pondrían la música de Milo para dormir la siesta después de comer.
-¿Tibuqué? ¿Qué es eso? -preguntó, dispuesta a lanzarse mar adentro a por Nime aunque esta se manejase mucho mejor que ella en el agua -¡Nime ten cuidado! -le gritó.
Rena no se sentía tan confiada con sus habilidades como Obel. Aunque fueran un grupo de monstruos con poderes mágicos (y de hech la propia Nime podía defenderse perfectamente con su rayo de la muerte) seguían estando en un mundo alienígena del que aún no sabían mucho. Se consoló pensando que a unas malas cualquiera con magia podía flotar y sacarla del agua sin exponerse a lo que sea que pudiera haber. O podía ir Adru.
En la vida se le había ocurrido que el gamusino pudiese correr sobre el agua, y verlo en directo le quitó de un plumazo todas las preocupaciones.
-¡ADRU CÓMO MOLA! -vitoreó. Casi quería pedirle que lo volviera a hacer. Pero tenían trabajo por delante. -Yo me apunto a lo de no morir en el agua, en cuanto cambie la música a algo que no me de sueño.
Rena buscó entre sus propios archivos algo más apropiado según su criterio. Ya pondrían la música de Milo para dormir la siesta después de comer.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Kankri
26/07/20, 01:57 pm
Mientras Nime se alejaba, Kin había levantado bastante interés con su mención a los tiburones.
—Le pregunté a toda la gente que conozco si habían oído cosas de este mundo, por si era peligroso y tal. Por lo que sé es lo peor que te puedes encontrar por aquí —explicó—, pero dudo que tengamos que preocuparnos, hay alimañas mucho peores en la ciudad.
El raigaurum continuó inflando su flotador mientras escuchaba la música que había puesto Milo, que no era su predilecta pero tampoco le desagradaba, y por poco se le escapó buena parte del aire al quedarse mirando asombrado la maniobra del gamusino sobre el agua.
Entre tanto Nime recibía las advertencias de sus compañeros sin darles mayor importancia. Lo que más le había molestado era la victoria de Adru sobre su demostración, que se había quedado en nada en comparación. Cuando el gamusino hubo regresado a la arena Nime dejó de nadar y miró hacia la orilla para sacarle la lengua, y solo las palabras de Rox la convencieron para regresar. El suave oleaje la ayudó a volver más rápido de lo que se había alejado.
—Que conste que no me dan miedo los peces —les aseguró—, pero quiero ayudar también con las clases de nadar.
Kin se acercó al grupo con el flotador ya listo y metió los pies en el agua. No estaba fría, pero era refrescante, algo que era de agradecer para un irrense en un clima tan cálido como el de Kankri. Había dejado la camisa y el pantalón en la arena, pero además del bañador que había conseguido llevaba aún la camiseta. No se acababa de sentir cómodo bañándose como lo hacían los chicos de otros mundos.
El comentario de Rena cuando cambió la música hizo reír al raigaurum, porque no le faltaba razón, pero la verdad es que con los chapoteos apenas se escuchaba el hilo musical desde el agua. La mayoría de esos chapoteos provenían de Nime, que daba vueltas nadando alrededor de los que se adentraban en el mar.
—No le tengáis miedo, ¿vale? Ni siquiera hay olas grandes ahora. ¿Sabéis cómo aprendí yo a nadar? Mi madre me dejaba sola por el agua desde muy pequeña, dice que es la mejor manera de empezar. No sé si funcionará con vosotros porque sois más mayores pero, bueno, podéis intentarlo con vuestros flotacosas. Es súper fácil —charloteaba sin parar.
Kin no acababa de discernir si la niña tenía razón o estaba hablando desde el privilegio de saber nadar. Por el momento se había metido hasta el pecho y no acababa de ver claro cómo levantar los pies del suelo. Sus brazos no se sentían más ligeros dentro del mar, como sí el resto del cuerpo, pero no quería dar la impresión de que se aferraba al flotador como si le fuese la vida en ello. Tampoco quería meterse dentro del rosco como los niños del dibujo del envase porque tenía la impresión de que el nivel de patetismo de la escena desplomaría considerablemente su imagen. Aunque en aquel momento tampoco estaba dando una mucho mejor.
—¿Hay algún truco o nos lanzamos a intentar no ahogarnos? —preguntó a los que sabían nadar y eran mayores, mirando de reojo a Nime, que ahora flotaba panza arriba entre ellos con una sonrisa de oreja a oreja.
—Le pregunté a toda la gente que conozco si habían oído cosas de este mundo, por si era peligroso y tal. Por lo que sé es lo peor que te puedes encontrar por aquí —explicó—, pero dudo que tengamos que preocuparnos, hay alimañas mucho peores en la ciudad.
El raigaurum continuó inflando su flotador mientras escuchaba la música que había puesto Milo, que no era su predilecta pero tampoco le desagradaba, y por poco se le escapó buena parte del aire al quedarse mirando asombrado la maniobra del gamusino sobre el agua.
Entre tanto Nime recibía las advertencias de sus compañeros sin darles mayor importancia. Lo que más le había molestado era la victoria de Adru sobre su demostración, que se había quedado en nada en comparación. Cuando el gamusino hubo regresado a la arena Nime dejó de nadar y miró hacia la orilla para sacarle la lengua, y solo las palabras de Rox la convencieron para regresar. El suave oleaje la ayudó a volver más rápido de lo que se había alejado.
—Que conste que no me dan miedo los peces —les aseguró—, pero quiero ayudar también con las clases de nadar.
Kin se acercó al grupo con el flotador ya listo y metió los pies en el agua. No estaba fría, pero era refrescante, algo que era de agradecer para un irrense en un clima tan cálido como el de Kankri. Había dejado la camisa y el pantalón en la arena, pero además del bañador que había conseguido llevaba aún la camiseta. No se acababa de sentir cómodo bañándose como lo hacían los chicos de otros mundos.
El comentario de Rena cuando cambió la música hizo reír al raigaurum, porque no le faltaba razón, pero la verdad es que con los chapoteos apenas se escuchaba el hilo musical desde el agua. La mayoría de esos chapoteos provenían de Nime, que daba vueltas nadando alrededor de los que se adentraban en el mar.
—No le tengáis miedo, ¿vale? Ni siquiera hay olas grandes ahora. ¿Sabéis cómo aprendí yo a nadar? Mi madre me dejaba sola por el agua desde muy pequeña, dice que es la mejor manera de empezar. No sé si funcionará con vosotros porque sois más mayores pero, bueno, podéis intentarlo con vuestros flotacosas. Es súper fácil —charloteaba sin parar.
Kin no acababa de discernir si la niña tenía razón o estaba hablando desde el privilegio de saber nadar. Por el momento se había metido hasta el pecho y no acababa de ver claro cómo levantar los pies del suelo. Sus brazos no se sentían más ligeros dentro del mar, como sí el resto del cuerpo, pero no quería dar la impresión de que se aferraba al flotador como si le fuese la vida en ello. Tampoco quería meterse dentro del rosco como los niños del dibujo del envase porque tenía la impresión de que el nivel de patetismo de la escena desplomaría considerablemente su imagen. Aunque en aquel momento tampoco estaba dando una mucho mejor.
—¿Hay algún truco o nos lanzamos a intentar no ahogarnos? —preguntó a los que sabían nadar y eran mayores, mirando de reojo a Nime, que ahora flotaba panza arriba entre ellos con una sonrisa de oreja a oreja.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Kankri
28/07/20, 07:02 pm
Al final, Neil no fue el único en ponerse a colocar todo aquello que habían traído y su trabajo terminó limitándose a supervisar las neveras, su colocación y su estado, para que no perdieran frío y nada en su interior se estropeara. Antes de salir de la sede había colocado unas etiquetas en cada una de las neveras indicando qué había en ellas, así si a alguien le apetecía una bebida o comer algo antes de que el grupo al completo decidiera comer, no tendrían que ir preguntando ni rebuscando en ellas. También le preguntó a Kin si le parecía bien unir la nevera que el había traído a las suyas para que así toda la comida y bebida estuviera junta.
En cuanto estuvo satisfecho con todo lo colocado, Neil decidió que era el momento de hinchar los manguitos que había traído para tenerlos preparados, aunque no estaba seguro de si entrar ya directamente al agua. Al terminar de hinchar el primero, pensó que debería probárselos antes de nada, así que se quitó la camisa de palmeras y con un poco de esfuerzo por lo mucho que lo había hinchado consiguió ponerse el manguito derecho. En ese momento, Adru le cogió del brazo izquierdo y tiró de él y de Eitne hacia el agua estremeciéndose con el primer contacto porque, aunque no estaba fría, tampoco estaba caliente.
-¡Adru! ¡Tengo que hinchar los manguitos antes! ¡Y no he podido quitarme las gafas y el sombrero! ¡Se mojarán!
Aunque sus exclamaciones habían salido con tono de queja, no pudo evitar reir por las tonterías de su edeel cogiendo a hombros a Eitne y corriendo por el agua. En realidad, no tenía por qué preocuparse de nada. Ni Adru ni Eitne ni ninguno de sus amigos en el agua dejaría que se ahogara por todavía no llevar uno de los manguitos y si sus gafas y sombrero se mojaban solo necesitaba un hechizo rápido para secarlos al momento.
-¡Oh! -exclamó ante la pregunta de Eitne, no habiéndosela esperado. Con la mirada pensativa, Neil cogió una de las estrellas de mar de cera que adornaba su sobrero y la lanzó al agua, esperando hasta el momento en el que esta emergió de nuevo del agua y quedó ahí flotando-. Sí -le contestó a Eitne, como si él no hubiera podido ver su demostración empírica.
En realidad, el brujo ya sabía de antemano que la cera flotaba en agua porque uno de los métodos de extracción de la cera de abeja del que se había estado documentando consistía en separar la cera del deshecho hirviendo agua sobre la que flota la cera. Pero el método hablaba de agua dulce y Neil no había estado seguro de si esta flotación se aplicaba también al agua salada. Aunque si lo pensaba un poco, tenía sentido que el agua salada al ser más densa permitiera flotar la cera mejor.
Por suerte para él, no escuchó sobre la amenaza de los tiburones, distraído con la alegría de Adru, o probablemente habría salido corriendo del agua y se habría negado a volver.
Neil, decidiendo que sería absurdo volver a la orilla a dejar sus cosas para luego volver a entrar, se plantó donde estaba con los pies sumergidos y terminó de hinchar y colocarse el manguito izquierdo mientras la estrella de mar de cera que había lanzado al agua se disolvía en cuatro pececillos enanos que nadaron hacia sus pies y que al tocar su pierna se convirtieron en pequeños cangrejos que treparon por su cuerpo hasta su sombrero donde de nuevo adoptaron la forma de la estrella de mar colocándose en su lugar original. Una vez los manguitos estuvieron puestos, el aurva pensó que ya no iba a necesitar las gafas de sol ya que, si iba a estar mucho tiempo en el agua, debería ir acostumbrándose a la luz sin ellas, así que las lanzó hacia su bolsa con un hechizo, pero decidió dejarse el sombrero por el momento, no planeando meter la cabeza aun y contento con que siguiera protegiendo su cabeza del sol.
Neil, amante de la música como era, apreció mucho todas las canciones que pusieron, contento por poder añadirlo a la experiencia y algo envidioso por no tener la posibilidad, como los irrenses, de tener música al momento en cualquier momento. El aurva siempre había trabajado mejor cuando Nora tocaba su instrumento para él, pero en Rocavarancolia, durante la criba, había tenido que limitarse a tararear canciones o reproducirlas en su mente mientras cocinaba o tallaba porque no se atrevía a pedirles a Milo, Rena o Rox algo de su música y una vez se hubo transformado, había tanto que estudiar y aprender que, aunque había anhelado que alguien tocara para él o que le prestaran alguno de esos reproductores que sus amigos tenían, no creía tener el tiempo en pedirlo o encontrar una manera de escuchar música. Quizás, cuando salieran a tumbarse en las toallas y a comer, tendría la oportunidad de preguntarles a sus amigos si sabían de una manera de que él pudiera tener también un reproductor de música.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguasPersonajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Kankri
28/07/20, 10:04 pm
Adru hizo una reverencia a cada una de las personas que habían reaccionado a su carrera sobre el agua, sintiéndose especialmente orgullosa del comentario de Rena y permitiéndose devolver el gesto a Nime, aunque sonriéndole inmediatamente después.
—¿Qué es un tiburón? —Le preguntó a Eitne volviendo junto a él y Neil—. No creo que aquí haya nada más peligroso que en Rocavarancolia… Pero no os alejéis mucho —añadió enseguida, recordando que posiblemente no era buena idea dar a entender a los más pequeños que podían despreocuparse por completo.
Asistió entonces con fascinación al pequeño espectáculo de figuritas de su aurva, felicitándole efusivamente cuando la estrella de mar regresó a su sombrero. Poco después de ver pasar a Tayron en dirección al agua y estando tentando de seguirle, Rox anunció que ya iban a comenzar las clases de aprender a nadar. El gamusino se fue en busca de su flotador en casi literalmente un abrir y cerrar de ojos y comenzó a inflarlo con cierta torpeza mientras se acercaba al cambiante y al resto de los aprendices. No sabía si seguir el consejo de Nime o no, así que decidió esperar a recibir alguna indicación de parte del profesor mayor. Mientras tanto, al contrario que Kin, ella no tendría ningún reparo en deslizarse dentro de su flotador y comenzaría a darle algunas vueltas a su alrededor mientras esperaba.
—¿Qué es un tiburón? —Le preguntó a Eitne volviendo junto a él y Neil—. No creo que aquí haya nada más peligroso que en Rocavarancolia… Pero no os alejéis mucho —añadió enseguida, recordando que posiblemente no era buena idea dar a entender a los más pequeños que podían despreocuparse por completo.
Asistió entonces con fascinación al pequeño espectáculo de figuritas de su aurva, felicitándole efusivamente cuando la estrella de mar regresó a su sombrero. Poco después de ver pasar a Tayron en dirección al agua y estando tentando de seguirle, Rox anunció que ya iban a comenzar las clases de aprender a nadar. El gamusino se fue en busca de su flotador en casi literalmente un abrir y cerrar de ojos y comenzó a inflarlo con cierta torpeza mientras se acercaba al cambiante y al resto de los aprendices. No sabía si seguir el consejo de Nime o no, así que decidió esperar a recibir alguna indicación de parte del profesor mayor. Mientras tanto, al contrario que Kin, ella no tendría ningún reparo en deslizarse dentro de su flotador y comenzaría a darle algunas vueltas a su alrededor mientras esperaba.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Kankri
29/07/20, 03:01 pm
Pelusa miró hacia el portal con ligera desconfianza, sintiéndose pequeña e incómoda al hacerlo, mirando de reojo al guardián que lo custodiaba, con duda. Había esperado llegar junto a los demás, pero le había sido imposible, había tenido que ir a ver a Vacuum aquella mañana para avisarle que no asistiría al entrenamiento de esa tarde para volar y cuando le dijo a donde iría, este le ayudo a embadurnarse las alas con el spray para proteger el polvo de sus alas del agua. Que ella dudaba de meterse en el agua y por eso no se lo había puesto en primer lugar, pero era preferible prevenir.
Al volver a la Sede todos se había ido, así que Pam fue a recoger su bolsa de tela del cuarto y que llevaba colgada de su hombro, donde lleva el spray protector por si las moscas, la crema sola, un cuaderno donde ella hacia aputnes y dibujos un poco chorras de lo que le resultaba curioso y unas gafas de sol que había conseguido gracias a Dama Isis. Y una pamela, una insultante pamela con un lazo blanco a la que mriaba con aprehension desde que se hizo con ella, que ocultaba todo su rastro y hacia juego con su vestido blanco hasta las rodillas, sus chancas blancas con flores de un rosa palo y el traje de baño que no se veía bajo la tela y que había sido regalo de Rox. No había tenido tiempo de ponerse la crema solar, lo haría en Kankri y dando que su cabeza era como un espejo que atraía el calor y sus antenas eran malditamente sensibles, había preferido cuidarse ambas. <<Me siento estúpida>> pensó la niña atravesando finalmente el portal sin ningún reclamo y sintiendo de primeras el aroma a cueva a mar...hacía calor, un calor húmedo nuevo para ella.
El bajo de su vestido se meció cuando salió de la cueva, encontrando el bulto de colores formados por sus compañeros que ya había hecho una zona de descanso bastante amplia, colorida y bien colocada para todos. Los ojos de Pelusa se entrecerraron fascinando por el mar tan amplio que casi aprecia imposible y como algunode sus amigos se mecían en el agua sin problema, aparentemente reunidos ya para iniciar con las clases de anda que ya habían dicho que harían, siendo que había un buen grupo de gente que no sabía, incluyéndose ella. Entre sus grupos, también se encontraba algunos de los chicos del otro torreón con los cuales la mayoría Pelusa no había hablado demasiado, mas allá de los saludos esenciales de verse contantemente por los pasillos.
La arena se metió entre sus dedos por sobre las chanclas, Pelusa se sintió incluso más pequeña ante la visión frente a ella, agarrando el asa de su bolso con fuerza se acercó a donde sus amigos habían formado aquel camping.
-Ya estoy aquí, me entretuve ¡que poco os habéis tardado en meteros al agua! Sois unos impacientes - dijo con un tono de voz algo más alto para hacerse oír cuándo se acercó al lugar finalmente- Voy a ponerme la crema solar por que no quiero convertirme en un cangrejo y que Eitne se confunda...¿alguien me ayudaria a a ponermela en la espalda o lo que se vea de ella? No llego - dijo Pam que movió sus alas abanicándose un poco con ellas y haciendo énfasis de paso, metiéndose bajo la sombra de una de las sombrillas para sacarse la pamela, dejar el bolso en un lado junto al resto de cosas que había traído los demás y quitarse el vestido con algo de dificultad cuidando de no dañarse las alas. Finalmente se quedó en un bañador rosado clarito, con pequelas florecillas blancas y con una faldita corta que se iba degradando de rosa pálido a blanco y que parecia mas de decoracion que para cubrir.
Ya lista y satisfecha, saco de su bolso un bote de crema con el que pensaba embadurnarse entera empezando por su perfecta calva, sus antenas con mucho cuidado y su rostro, para ir luego al resto del cuerpo. Su piel era muy blanca y ya había sufrido alguna que otra vez en el pasado el efecto que provocaba el sol en ella y por lo que sabía en kankri era peor, así que no quería averiguarlo. << Con lo sensible que son ademas la antenas, como para que se quemen, que dolor>> penso mientrasse aseguraba de cubrirse bien con la crema.
Al volver a la Sede todos se había ido, así que Pam fue a recoger su bolsa de tela del cuarto y que llevaba colgada de su hombro, donde lleva el spray protector por si las moscas, la crema sola, un cuaderno donde ella hacia aputnes y dibujos un poco chorras de lo que le resultaba curioso y unas gafas de sol que había conseguido gracias a Dama Isis. Y una pamela, una insultante pamela con un lazo blanco a la que mriaba con aprehension desde que se hizo con ella, que ocultaba todo su rastro y hacia juego con su vestido blanco hasta las rodillas, sus chancas blancas con flores de un rosa palo y el traje de baño que no se veía bajo la tela y que había sido regalo de Rox. No había tenido tiempo de ponerse la crema solar, lo haría en Kankri y dando que su cabeza era como un espejo que atraía el calor y sus antenas eran malditamente sensibles, había preferido cuidarse ambas. <<Me siento estúpida>> pensó la niña atravesando finalmente el portal sin ningún reclamo y sintiendo de primeras el aroma a cueva a mar...hacía calor, un calor húmedo nuevo para ella.
El bajo de su vestido se meció cuando salió de la cueva, encontrando el bulto de colores formados por sus compañeros que ya había hecho una zona de descanso bastante amplia, colorida y bien colocada para todos. Los ojos de Pelusa se entrecerraron fascinando por el mar tan amplio que casi aprecia imposible y como algunode sus amigos se mecían en el agua sin problema, aparentemente reunidos ya para iniciar con las clases de anda que ya habían dicho que harían, siendo que había un buen grupo de gente que no sabía, incluyéndose ella. Entre sus grupos, también se encontraba algunos de los chicos del otro torreón con los cuales la mayoría Pelusa no había hablado demasiado, mas allá de los saludos esenciales de verse contantemente por los pasillos.
La arena se metió entre sus dedos por sobre las chanclas, Pelusa se sintió incluso más pequeña ante la visión frente a ella, agarrando el asa de su bolso con fuerza se acercó a donde sus amigos habían formado aquel camping.
-Ya estoy aquí, me entretuve ¡que poco os habéis tardado en meteros al agua! Sois unos impacientes - dijo con un tono de voz algo más alto para hacerse oír cuándo se acercó al lugar finalmente- Voy a ponerme la crema solar por que no quiero convertirme en un cangrejo y que Eitne se confunda...¿alguien me ayudaria a a ponermela en la espalda o lo que se vea de ella? No llego - dijo Pam que movió sus alas abanicándose un poco con ellas y haciendo énfasis de paso, metiéndose bajo la sombra de una de las sombrillas para sacarse la pamela, dejar el bolso en un lado junto al resto de cosas que había traído los demás y quitarse el vestido con algo de dificultad cuidando de no dañarse las alas. Finalmente se quedó en un bañador rosado clarito, con pequelas florecillas blancas y con una faldita corta que se iba degradando de rosa pálido a blanco y que parecia mas de decoracion que para cubrir.
Ya lista y satisfecha, saco de su bolso un bote de crema con el que pensaba embadurnarse entera empezando por su perfecta calva, sus antenas con mucho cuidado y su rostro, para ir luego al resto del cuerpo. Su piel era muy blanca y ya había sufrido alguna que otra vez en el pasado el efecto que provocaba el sol en ella y por lo que sabía en kankri era peor, así que no quería averiguarlo. << Con lo sensible que son ademas la antenas, como para que se quemen, que dolor>> penso mientrasse aseguraba de cubrirse bien con la crema.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
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