Grupo de Baile

Recuerdo del primer mensaje :

La evaki agradeció totalmente a Irianna por ayudarla con el anuncio del grupo de música y le aseguró que podría asistir al grupo cuando quisiera, para pasar el rato. Cuando se le había ocurrido aquella idea, algo que llevaba algún tiempo en el fondo de su mente peor nunca había terminado de plasmar con todo lo que había pasado, no se había parado a pensar como haría para que aquello llegase a toda la gente posible sin tener que ir pregonándolo incansablemente de boca en boca. Irianna le había salvado el culo con sus propias manos, literalmente.

No sabiendo aun así cuanta gente vendría al final, el día programado para la reunión, Samika estaba ya en la sala de entrenamientos de la Sede, habiendo dejado el aparato de música en un lado para que no estorbase, con su batería ya cargada, y ya vestida cómodamente para la ocasión, unos leggins negros deportivos, sus tenis, pues no veía conveniente ir con botas en esta ocasión y un top deportivo también negro que dejaba descubierta, su estómago, su espalda y brazos para no estorbarle en las alas. Había dormido bastante bien aquella mañana, era lo que tenía su cambio de horario natural, por tanto, estaba enérgica y sonriente, sentada en el suelo hacía algunos estiramientos para sus brazos, espalda y piernas, sobre una esterilla que había traído consigo.

Así se la encontrarían los primeros que fueran llegando, sentada en el suelo mientras alcanzaba con sus manos sus tobillos prácticamente doblada en su totalidad con sus alas también estiradas todo lo que podía a cada lado de su cuerpo, mientras del reproductor de música salía una música suave, relajante y no muy alta, para que la evaki pudiera escuchar si alguien llegaba al lugar.

Tenía bastante claro como quería empezar las cosas, como plantear que fuese el grupo y esperaba que cuando llegasen estuviesen de acuerdo, pues ella al menos iba a necesitar que se cumplieran ciertos prerrequisitos para participar en el grupo o iba a confundirse y volverse loca relativamente rápido entre la gente, las voces, seguramente la mayoria desconocidas, y la música.

<<Me pregunto quien vendra>> en realidad tenia mucha curiosidad de saber eso y si habria conocidos entre los que participasen.

La votación fue más que unánime y el perreo salió victorioso. Maila se alejó un par de pasos del resto solo para dejar algo de espacio, ya que la clase estaba a punto de comenzar. Con una sonrisa escuchó las palabras de Karime, que aquel baile no era formal y todo era para divertirse un rato mientras aprendían algunos movimientos de ataque/defensa. En aquel momento es lo que necesitaba la hawaiana: distracción, pasar un buen rato. Poner su mente a reposar y solo centrarse en algo más cotidiano. Lejos de los estudios de magia, compendios de brujería y... problemas con desaparecidos. Los comentarios "calientes" de la maestra no es que te dieran oportunidad de pensar en otra cosa, todo sea dicho.

Maila imitaría a la profesora con los movimientos de calentamiento y girando la cadera en cuadrados. El grito de Nime la desconcentró unos instantes y miró en su dirección con curiosidad. Pronto descubrió que se trataba de Rox y alguna clase de poder que tenía para ¿crear dibujos en su piel? No estaba segura pero le hizo bastante gracia y se rio. Le recordó a la típica tontería que haría ella misma para sacarles una sonrisa a sus hermanos. -¡Pero qué bien lo haces!- Le diría a la niña con una sonrisa en los labios, secundando a Tayron y Amira. Cuando empezó el calentamiento se sintió un poco incómoda con ese tipo de baile delante de la niña, pero no parecía que nadie le diera importancia y la mayoría la conocían mejor así que no parecía haber problema. Además Nime se lo estaba pasando en grande.

-Tú también lo haces genial, Tayron.- Le contestó al chico de cola anillada. ¿Qué clase de transformación tenía, para empezar? ¿Se podría convertir en lémur como podía hacer Fleur en cisne?- Pero... creo que tu amigo te lleva mucha ventaja. No quería ser yo la que te lo dijera.- Dijo con una sonrisita divertida en el rostro, pensando en cómo podía tener aquel chico esa flexibilidad en la cintura. La dinámica de ambos le había hecho mucha gracia, y no podía evitar interactuar con ellos de ese modo. -"Movimientos libidinosos" es otra manera de tumbar a alguien, ¿no?- Le contestó con una risa a Sinceridad, sin dejar de mover la cadera como había dicho Karime.

-Y estoy segura de que esto no es nada todavía.- Habló con una ligera sonrisa nerviosa en dirección a la profesora.-

Karime se fijó en los movimientos de cada uno de sus alumnos, satisfecha con lo bien que lo hacían, aunque claramente unos más que otros. La licántropa estaba lo suficientemente familiarizada con los cambiantes como para saber que la flexibilidad no iba a ser un problema en absoluto para Rox.

-Perfecto, chicos. Pasemos a los círculos -indicó haciendo los movimientos descritos mientras hablaba-. Vamos a hacerlos así, levantando un poco más la parte izquierda de la cadera cuando empecemos por la izquierda y al contrario, más la parte derecha cuando empecemos hacia la derecha. Y cuando lo tengamos dominado, los haremos uno detrás de otro con un pequeño rebote. Hacemos un círculo completo hacia la izquierda y cuando llegamos al final, rebotamos y hacemos el círculo hacia la derecha.

La loba rió con los comentarios, sin dejar de moverse para ejemplificar los movimientos para los que les costaba más pillarlos no se perdieran.

-Bueno, yo te enseño los movimientos, el cómo tú los uses está bajo tu responsabilidad -bromeó levantando las manos en un gesto inocente-. Siempre puedes aprovecharte de los “movimientos libidinosos” para que tu contrincante baje la guardia o esté despistado. Es genial si puedes tumbarlo solo con sensualidad o solo con golpes, pero si puedes combinarlos, el doble de diversión -comentó sonriendo con picardía.

Karime enseñó algunos movimientos más de cadera, pero también de brazos, piernas, tronco e incluso de cabeza, queriendo dejar marcada una base.

-Bien, ahora vamos a poner una canción y cada uno va a bailar lo que le salga de dentro. Lo que le resulte más divertido. Dejaos llevar por la música. Intentad usar alguno de los movimientos, pero está bien también si no los usáis. Incluso podéis inventar o descubrir nuevos y enseñarnoslos a los demás. Luego pasaremos a introducir la parte más de defensa personal, pero ahora es sobre todo diversión e improvisación.

Dicho eso, la linense se giró hacia el aparato de música que, aunque se había asegurado de que funcionara y estuviera cargado de batería y música, la realidad era que no sabía manejarlo muy bien.

-¿Alguna sugerencia? -preguntó de vuelta a la clase.

—Oh discúlpeme usted, no volveré a tocarle el trasero a su señoría nunca más entonces.

Las risas de Nime le sacaron otras a él, aunque con su carácter payaso no le avergonzaba lo más mínimo. Esquivando los cuernos le puso una mano en la cabeza a la pequeña libense a modo de "no pasa nada" e hizo que el leoncito parase, ruborizado y con cara de susto. El resto se encargó de subirle la moral así que él se limitó a guiñarle un ojo.

No escuchó la pregunta que Tayron le hizo a Maila, pero sí la respuesta que ella le dio. No había que atar muchos cabos para saber de qué y quién hablaban. Soltó su camiseta y se inclinó hacia ellos, con la oreja más próxima reemplazada por la de un golden retriever, tiesa y alerta.
—¿Hmm? ¿HMMM? ¿Quién dices que le lleva mucha ventaja a Tay?

Con una pequeña sacudida su oreja volvió a la normalidad y él recuperó su sitio para atender a la profesora. Le encantaba eso de tumbar a la gente solo usando su sensualidad, aunque hacerlo con Milo no tuviera mucho mérito dado el carácter del chaval. Si conseguía hacerlo con alguno de los allí presentes, no obsante... Sonrió para sí mismo. Por supuesto ya tenía una víctima predilecta.

—No veas la Sincy como sabe —silbó.

Siguió a rajatabla los nuevos ejercicios, de cuando en cuando pendiente de Nime no para asegurarse de que lo hiciera perfecto, sino de que estaba cómoda y lo pasaba bien, y dio un par de botes dignos de un canguro cuando Karime pidió sugerencias musicales.

—¡Oh oh oh, búscate algo de la Nicki Minaj, o de la Cardi B! —visto que la loba parecía un poco perdida con aquella reliquia tecnológica empujó a Tayron hacia ella sin miramientos—. ¡Tú, que sabes de lo que hablo!

Entre varios le hicieron sentir enseguida que no había interrumpido nada, primero el contacto tranquilizador de Rox y después las palabras amables de Tayron, Amira y Maila. Aunque en el fondo sabía que solo eran para animarle, hinchó el pecho con orgullo, y el rubor remitió enseguida.
—¡Ahora sí que me voy a poner en serio, eh! —confirmó para todos, despidiéndose en broma del leoncito ruborizado de la piel de Rox y centrándose una vez más en los ejercicios de calentamiento. Parecía algo difícil, pero esperaba no ser la única que hiciese aquello del perreo por primera vez. No quería hacer el ridículo sola. «Bueno, pero he venido a divertirme, ¿no?» se tuvo que recordar. En su mente todo era una competición, pero poco a poco iba superando esa forma de pensar.

La demostración de Karime la dejó con los ojos pegados y una gran preocupación: ¿seguro que podía hacer eso? ¿Y que no se viera ridículo en ella? «Espero no ponerme como un tomate otra vez» llegó a pensar, hasta que Karime la tranquilizó al decir que podían improvisar. Dudaba que fuese a hacer nada mejor con la improvisación, pero al menos estaría más cómoda. Echaba de menos a Eitne allí para escudarse haciendo el tonto con él. Mientras escogían la música le daría vueltas a qué podía bailar, aunque no conociendo la canción de antemano sería aún más difícil.

Tayron fingió pucheros mirando fijamente a Rox cuando este dijo que no le tocaría más el culo. Normalmente su dinámica bailaba entre esas insinuaciones pero ese día el belga se sorprendió dejando fluir ciertas imágenes en su mente. Luego pensó en Milo y una punzada hizo que se sintiera mal de inmediato.
—¡Oye! Tampoco he dicho eso... —respondió con una sonrisa y el ceño más fruncido de lo normal.

El lémur se alegró cuando Nime se vino arriba y procuró aguantar la risa por ver a una persona de menos edad perreando. Suerte que Maila se sumaba al hostigamiento que recibía por parte del cambiante. Era más capullita de lo que creía y eso le gustaba.
—¿Qué ventaja ni QUÉ ventaja? Está claro que me subestimáis —preguntó como ofendido, pero guiñando un ojo para dar a entender lo contrario. La oreja de perrito de Rox le arrancó un bufido, siempre que trataba de ponerse serio se quedaba impactado con cualquier tontería de su amigo—. ¡Alguna vez podrías probar a ponerte una cremallera por boca!

El momento estaba resultando cálido para el lémur, rodeado de sus colegas y gente desconocida pero muy buena onda. Eso no significaba que no aplicara las explicaciones de Karime con todo su ahínco. El belga levantaba la cadera de un lado y otro realizando los movimientos sin destacar demasiado, pero sin ser el peor en ejecutarlos. Cuando Rox le arrojó a los leones no se acobardó y con una mueca burlona aprovechó para surfear esa ola.

—¡Oh! Tengo varias sugerencias sí, pero no sé si te va lo cañero o... lo menos cañero profe... —diría sin disimular el doble sentido. Luego se arrodilló ante el aparato de música y procuró que su bíceps estuviera lo suficiente flexionado en el proceso, su cola se deslizaba con lentitud a su espalda—. A ver, hay buena mierda de la Cardi B —en cuanto manipuló el instrumento comenzó a sonar "Bodak Yellow". Tay se giró hacia todos, dejándose llevar por la base lenta pero constante de la canción y permitiendo que su cintura se movieran un poco. El calentamiento de la libense surtía efecto y notaba su cuerpo mucho más suelto y ligero—. ¿Os mola esta? A Sincy no le pregunto porque ya sé que es una cachonda. —miró sobre todo a Maila y Amira al hablar.

Aquello de los círculos ya costaba más, entre la facilidad que tenían algunos para soltarse ciertos comentarios (y que hacían que se sintiera un poco una intrusa, aunque viendo como habían recibido a Maila sabía que era sensación suya y no una realidad) y que normalmente Amira no se ponía a pensar cuando bailaba. El centrarse de más en levantar más la zona que correspondía con el giro o en los rebotes hacía que a veces fuera en la dirección contraria. Aquello le salía mucho mejor cuando había cero pensamientos en la discoteca, pero para eso le faltaba música.

Por suerte para la francesa, la falta de esta no duró mucho, porque el siguiente ejercicio iba de bailar libremente con algo de fondo. A penas le había dado tiempo a pensar una sugerencia cuando Rox había dado dos que eran de su gusto, así que no intervino mientras Tayron lo ponía. De verdad que no entendía cómo podían hacer todos esos comentarios subidos de tono con facilidad, porque ella empezaba a sonrojarse y eso que no iban para ella.

Los primeros compases de la música le llevaron de vuelta a la Tierra, a las noches de fiesta con sus amigas. El runrún que eran sus pensamientos empezaba a apagarse poco a poco, importando ya poco si sobraba allí o si alguien estaba juzgando el cómo bailaban. Podían joderles, había llegado el momento de pasarlo bien. Empezó a moverse con mucha más soltura de la que había demostrado anteriormente, centrándose en hacer movimientos con la cadera.
—Prefiero a la Nicki, pero no tienes tan mal gusto como sugiere ese eyeliner de mapache que llevas —le picó, para proceder a arrepentirse al momento.

Vale, parecía que llevaba bien esas coñas, pero ¿y si había tocado un tema que no debía? ¿Y si ese era un tema doloroso? ¿Y si…? «Centráte en la música». Y eso hizo. Ya afrontaría las consecuencias después, si es que de verdad la había jodido.

De verdad, si la roquense no se iba corriendo a enseñar ese estilo de baile a sus congéneres de Tierra Bruja era porque no soportaría volver a Rocavarancolia. Tenía ganas de explicárselo a alguien, como quien descubre una cosa importantísima o súper interesante... ¡pero sus amistades estaban allí! Y definitivamente, lo pondría en práctica con Tay en otra de sus noches en la Taberna del Mago Tuerto. Pero maldito fuera el ambiente, la música y el grupo bailando, porque acabó respondiendo a Maila con cierta picardía. Los comentarios de Karime no ayudaban, precisamente.
—Imagino que sí serviría, solo necesitaría una voluntaria... —se le escapó, y luego hizo lo posible por corregirlo—. ¡Una persona voluntaria, o sea! ¡De entrenamiento de combate, digo!

Se calló para no acabar peor. No la conocía apenas, ¿en qué estaba pensando? Intentó centrarse en los próximos movimientos para distraerse. Qué bajo había caído, cuánta práctica había perdido. Si le hubieran visto en Tierra Bruja, se habrían echado a reír de lo lindo. Y lo peor es que se habían quedado con sus palabras de los "movimientos libidinosos"!
—Os voy a cobrar por usar la frasecita libidinosa, ¿eh? —se rió.

Lo malo es que tanto pensar en el baile, el baile en sí, en sus posibilidades, en las juergas de la Taberna... le estaban dando ganas de acicalarse y encontrar una pareja de baile a quien retar y acabar en la cama. Le estaban contaminando con sus poses lascivas, claramente! Se reía para sus adentros.

Cuando llegó el momento de improvisar o sugerir música, guardó silencio. No tenía instrumentos para tocar nada de su tierra y no conocía ni recordaba haber escuchado en la Taberna nada que se pudiera bailar como estaban haciendo. Los temas que mencionaban no le sonaban de nada, de hecho.
—No tengo ni idea de qué música estáis diciendo, pero me gusta —reía.

No dejaba de moverse, en cualquier caso. La música le hacía danzar sin pensarlo, inconscientemente, como si recibiera un chute de electricidad al escucharla y se activara algo dentro de ella. Ya fuera improvisando con lo que estaban aprendiendo o bien con todo lo que le gustara. Solo tenía que tener cuidado cuando se movía en zancadas o abría y bailaba con las alas para no entorpecer al resto.

Maila sonreiría con la respuesta enérgica de Nime. Le recordaba demasiado a sus hermanos, y aunque eso podía sacar a la luz todo el agobio que llevaba encima...en aquel momento la hawaiana solo podía pensar en los buenos momentos en los que le hacía pensar la niña.

Después escuchó entre risas la respuesta que le dio Since. Era la primera vez que la veía pero le caía demasiado bien también. Que intentara arreglarlo y explicar lo que quería decir solo le dio un toque más gracioso a todo aquello.-¡Vas a tener que explicar también eso de "entrenamiento de combate"!- Le dijo a Since con tono divertido.

La profe Karime pediría ahora que se dejaran llevar por la música y Maila asentiría aprobando mucho aquella idea. Sentía que ya había calentado lo suficiente y que su cuerpo estaba lo bastante suelto y ligero como para empezar a darle más caña al baile. No pudo evitar una risa con el "pique" de Rox Tayron, o cómo éste último se insinuó a Karime. Estaba claro que era un chico muy despierto y espabilado. La canción que eligió era de los más acertada y la hawaiana inconscientemente aceleró el ritmo de sus movimientos.-¡Es un temazo!-Le respondió a Tayron siguiendo en sintonía con una sonrisa los movimientos del chico. Escuchó el comentario de Amira con una sonrisa algo incómoda. Sabía que lo había dicho con la mejor de sus intenciones para romper el hielo, pero no estaba segura de si Tayron se lo tomaría bien al no tener mucha confianza.

-¡Después podemos poner una de Nicki!- Animó a Amira en un intento de echarle una mano y cambiar de tema, solo por si acaso. Después con movimientos enérgicos se dirigió a Karime.-¿Conocías a Cardi B? Yo creo que es genial para tu clase, tiene canciones muy buenas.- Comentó con una sonrisilla. Aquella mujer la ponía más nerviosa de lo que quería admitir. De vez en cuando miraba cómo iba Nime y aunque acababa de conocerla no podía evitar estar atenta a ella y sobre todo asegurarse de que lo estuviera pasando bien. Aunque sus amigos que estaban ahí ya lo estaban haciendo y no hacía falta su intervención para nada.

Karime rió encantada por el desliz de lengua de Sinceridad, pero en seguida se distrajo con las sugerencias de música de Rox y el cómo empujó a Tayron hacia adelante.

-Sorpréndeme -le contestó al lémur de forma sugerente mientras le observaba con interés agacharse y elegir la música elegida.

Distraída como estaba con el movimiento de cintura del chico, no escuchó mucho lo que decían los demás hasta que Malia se dirigió directamente a ella.

-¡Para nada! No soy muy diestra en música de los mundos, la verdad. Me limito a escuchar lo que tocan en el pub o en la taberna y dudo mucho que se pueda encontrar una partitura de Cardi B que el violinista sea capaz de tocar -bromeó disimulando bastante bien dónde había estado su mente con anterioridad.

La loba no tardó en asimilar la música y comenzar a moverse, haciendo aparecer su cola para que siguiera sus movimientos, un poco inspirada por la propia cola de Tayron.

-Recordad que es improvisación, todo lo que hagáis estará bien -instruyó para todos, esperando que eso aliviara posibles vergüenzas, aunque también supuso que la que más tendría problemas sería Nime por ser la más pequeña-. Ey, pequeña alhaja, ¿sabes que puedes probar si no se te ocurre nada? Imagina que estás jugando con un hulahoop a cámara lenta, ¿vale? Cuando yo jugaba con mi hermano competíamos a ver quién llegaba más abajo. ¿Quieres competir conmigo?

En cuanto Cardi B empezó a cantar Rox se dejó llevar por la base moviendo la cabeza, primero suave, poco a poco de manera más pronunciada, dejando que el ritmo se contagiase al resto de su cuerpo a cada pequeño añadido que había en la instrumental. No era una canción rápida, pero dentro de su sencillez se prestaba fácilmente a bailar. Iba a picar al lémur, para variar, sobre como le pegaba manejar música de intensito emo como Linkin Park o alguna movida del palo (“qué se yo, los openings de Naruto”), su sorpresa era grata y genuina pues no esperaba que controlase de Cardi B, pero Amira se le adelantó con un comentario que le descolocó un poco. Después de todo había estado muy callada hasta entonces y había apuntado a algo físico. Rox no iba a meterse en donde no le llamaban, él no estaba en el ajo, más al ver la expresión cortada de Tayron alargarse en segundos el cambiante dio un pasito hacia él, sin dejar de moverse para que no se viese como una entrada agresiva. Seguramente la chica lo hubiera dicho sin maldad alguna, cosa de la timidez o los nervios, aunque fuera un pelo desafortunado para empezar.

—No es maquillaje, sus ojitos son así —dijo con una sonrisa a la par que rodeaba los hombros del lémur con un brazo. Le dio un pequeño caderazo, mirándole con una nueva capa de picardía, y continuó en voz baja pero perfectamente audible—. A mi me parece que estás muy sexy, mapachito.

El tono meloso se derrumbó con el bufido divertido que le provocaron sus propias palabras, y en cuanto su sonrisa se hizo más pequeña le dedicó una breve y discreta mirada cómplice para asegurar que todo estaba okey.

—¡Eso eso! —secundó a Karime, echando la cabeza a un lado, visto que Nime estaba en buenas manos con ella—. ¡Como el mini-Eitne! —y para reforzar el ejemplo empezó a hacer el hulahoop él mismo, sin importarle que Tayron estuviera en su trayectoria—. Uy, perdón —dijo al chocar y, mirándole a los ojos con picardía renovada, los movimientos en su cintura se hicieron más sinuosos, lentos y elegantes incluso, sin rozarle—. Cosas de no tener huesos, se me va el cuerpo solo.

Y a la par que sonreía una cremallera le cruzó la boca. No olvidaba su sugerencia de antes.

Nime se vino arriba porque nadie en el grupo la estaba mirando raro, y cada uno hacía lo que le apetecía y no pasaba nada. No era un entrenamiento militar ni nada que se le pareciese, aunque lo presidiese Karime.

La niña no conocía la canción escogida, y le pareció bastante rara porque apenas oía los instrumentos, pero no hizo ningún comentario, porque los humanos parecían encantados con la elección. Tampoco es que no le gustara, simplemente era muy diferente de lo que conocía. Por lo menos le resultó fácil intuir el ritmo sin saber la canción, y siguió practicando hasta que escuchó la llamada de Karime y se detuvo de inmediato. Por un momento pensó que había hecho algo mal, pero no acababa de tener claro si se trataba de eso.
—¡Eso es divertido! —exclamó en respuesta, recordando el único aro que había llegado a tener y que su hermano mayor había roto accidentalmente (algo que nunca le perdonaría)—. Pero, ¿cómo competimos? ¿Has traído? —Al decir aquello se puso a mirar a los lados, buscando. A lo mejor no tenía nada que ver con la clase pero le apetecía más que seguir dibujando cuadrados con el culo.

Al fijarse en Rox para ver de nuevo al mini Eitne no pudo evitar partirse de risa al verlo chocar con Tayron a propósito. Si hubiese aros, ¿a lo mejor él también quería competir?

Tomar la decisión de presentarse a la clase de baile había sido todo un acierto. Necesitaba aquello. Dejarse fluir, mover las caderas de un lado a otro, reír con sus amigos, conocer gente y... sobre todo... No pensar en su mierda. Era algo que necesitaba, no quería detenerse, porque si lo hacía corría el riesgo de que lo acosaran sus fantasmas, y lémur o no... tenía muchos.

Qué cojones. Además... ¿Cuánto hacía que no bailaba? Alguna noche en la taberna con la roquense sí... pero ¿Antes de eso? Sonrió.

Nime se lo estaba pasando bien. La profe era una cachonda de cuidado, y explicaba de puta madre. ¡Sinceridad se estaba soltando! Era divertido verla enredarse en sus propias torpezas. Rox no dejaba de ser Rox en ningún momento, lo cual ya era suficiente. Y las nuevas parecían estar en su misma onda. Maila un poquito más resuelta y Amira más callada. No la culpaba, sabía que podía pecar de intenso a veces en especial delante de gente que no conocía mucho. El caso es que le caían bien. Por eso el comentario de la francesa le descolocó.

No supo identificar exactamente por qué. Pero durante unos segundos se giró hacia ella con las cejas alzadas e incapaz de redirigir lo que supuso que sería una broma para devolverle un contrataque amistoso. Posiblemente tenía que ver con su naturaleza, una de la que no estaba muy orgulloso. O quizás porque no tenían confianza, y era pulsar una tecla muy equivocada hablar del físico de alguien en Rocaravancolia, donde no sabías si se trataba de maquillaje o se te cayó la cara al suelo el día de la Luna Roja.

En otras circunstancias no le habría afectado en absoluto. Quiso ser capaz de disimular, para no joder el ambiente. Pero sus palabras le habían llegado al estómago, como un harakiri emocional.

El contacto de un brazo en sus hombros hizo que se sobresaltara medio segundo, hasta que fue consciente de que no era más que su amigo, acudiendo al rescate. Tayron entendió el salvavidas que el cambiante le estaba ofreciendo, y no dudó en aferrarse a este ni un segundo para recuperar la compostura.
—Tal cual —concedió notándose un poco torpe al principio. Vamos, tenía que hacer funcionar los engranajes de nuevo. Debía de ser un desliz, producto de los nervios o algo. No iba a juzgarla demás por una mala elección de palabras—. Pero es un eyeliner resistente ¿eh? —el amago de sonrisa fue bastante convincente—. No se me cae desde que vino el astro rojo gigante.

Después se dejó arrastrar por la brisa placentera que le resultaba Rox. Casi tuvo ganas de darle un beso en todos los morros por la bengala suavizante que había prendido. Todo en señal de agradecimiento... claro... ¿No?

La expresión de Tayron cambió cuando le llamó sexy y mapachito. De nuevo no pudo responder de manera similar a la altura. Estaba un poco aturdido todavía y descubriendo que aquel tipo de piques sexuales sonaba mejor en sus labios de lo que recordaba.

¿Por qué estaba tan tonto últimamente?

El balanceo de Rox y su choque en las caderas terminó de espabilarle por completo. Tay rio, esbozando una sonrisa sincera y asintiendo con la cabeza en su dirección, para contestar a su mirada cómplice sobre si se encontraba bien. No lo diría en voz alta, pero estaba seguro que entendería su "Gracias"

El belga siguió la cadencia de la música, cerrando los ojos un poco e imitando dentro de lo posible los movimientos de Rox, pero sin resultar tan elegante ni sinuoso. En una de aquellas contratacó, fingiendo que se le había ido el cuerpo. En su caso no había excusa convincente, solo quería proximidad.
—¿Mapachito sexy? —susurró—. Esa es nueva... ¿no? —quizá estaba siendo demasiado pretencioso, y quizá solo le había echado un cable y ahora ese movimiento por su parte resultaba raro más allá del juego que se traían. Pero la verdad, siempre podía decir que era broma—. ¡Me gustaría si no fuera porque soy un puto lémur! —remató, para disipar tensión. En última instancia dirigió su atención hacia Amira, asegurándose de que estaba bien.

Le lanzó una mirada a Maila de agradecimiento eterno por sacarla del apuro. Estaba claro que los nervios le habían traicionado, pero el estatismo de no saber que decir no había sido mucho mejor hasta el momento y quería romperlo de alguna manera. Que hubiera salido mal era algo que sabía bien que podía pasar, y no era la primera ni la segunda vez que le pasaba en la Tierra. Rocavarancolia no era tan distinta, al fin y al cabo.

Y la explicación de Rox y luego del propio Tayron solo hicieron que se quisiera morir aún más. Que directamente se la tragase la tierra o desapareciera de golpe, iba a ser mejor. Acertó a murmurar unas disculpas totalmente sinceras, notando un rubor en las mejillas fruto de la vergüenza. «Menuda puta primera impresión, Amira». Lo iba a disimular lo mejor que pudiera, porque tampoco quería arruinar (más) el ambiente, pero no por ello iba a martirizarse menos por dentro.

Al menos la música le servía algo para distraerse, y no pensaba dejar de seguir bailando. Tenía que intentar pasarlo bien dentro de lo que cabía, y tenía ganas de esos movimientos de combate que había prometido Karime.

Inmersa como estaba en su propia torpeza, su vergüenza, sus ganas de echar su picardía olvidada a volar... Sinceridad se perdió desliz alguno entre sus compañeros de clase. Solo alcanzó a responder a Maila lo mejor que supo.
—¡No me tires del pico, que eso se ve mejor en una clase privada o con restricciones en la puerta! —se rió, pero es que le daba mucho apuro tanto hacer ciertos comentarios con Nime allí como hablar de su presencia. No quería que la chica interpretara que molestara, de ningún modo.

Sí que se fijó en lo que le decía Karime a su amiga, pero no sabía a qué se referían. ¿Qué sería aquel objeto que les faltaba? Paró su propia improvisación y se acercó a las chicas.
—Eh, eh, ¿qué necesitáis, puedo ayudar? ¿Qué es eso del "hulahoop" y cómo puedo ganaros si lo hacéis? —le sacó la lengua a Nime. Habían hablado de competir, y si aprendía algo... dos por uno.

Maila rio con la respuesta de Sinceridad sin dejar de bailar, la acababa de conocer hacía nada pero se sentía bastante cómoda con su forma de ser. Con el comentario de Karime sobre Cardi B y el violinista no pudo evitar sonreír e imaginárselo literalmente tocando esa canción en una ciudad como Rocavarancolia. Que mencionara una taberna le hizo rápidamente desear entrar en una solo para observar un poco cómo era todo aquello, aunque ya habría tiempo para eso. Por otro lado la loba aseguraba no saber mucho de la música de otros mundos, lo que descolocó un poco a la hawaiana. Ya que hasta entonces había creído que era una transformada humana.- Pues ese violinista se haría rico si tocara sus canciones.- Aseguró la chica entre bromas.

Por otro lado se alegraba de que aquella tensión con el comentario de Amira se hubiera superado de alguna manera. Sabía que no lo había dicho a malas y no quería que se creasen esa impresión, aunque por la reacción de Tayron y la ayuda de Rox parecían haber entendido que fue un desliz. Se puso al lado de Amira para intentar animarla.

-¡Eh, Amira! ¿Por qué no me enseñas algunos pasos de baile que te sepas? Si quieres empiezo yo.- Acto seguido se puso a mover los brazos de un lado a otro rítmicamente, moviendo al compás las caderas al más puro estilo hawaiano y tarareando una vieja canción. De pequeña solía hacer aquellos bailes con su madre y aún recordaba algunas cosas. Finalmente no pudo evitar reírse y volver a movimientos más normales. Después volvió a hablar con tono más confidente para que solo ella se enterara.- No te preocupes, seguro que entienden que no ibas con mala intención.- Le dijo con una sonrisa tranquilizadora.

Karime rió encantada ante el entusiasmo de Nime y echando un ojo por todo el grupo para comprobar que todos se estaban divirtiendo improvisando, decidió que dedicarse a competir por un momento con Nime no haría daño a nadie.

-Fallo mío, debí haber traído, pero, ey, imaginación al poder. Vamos a imaginar que tenemos un aro y vamos a girarlo en nuestra cadera mientras vamos hacia abajo -explicó mientras imitaba el movimiento-. Gana quien llegue más abajo sin caerse de culos y luego vuelva a subir, ¿vale? a ver qué tal lo haces. Quiero que sepas que no soy una contrincante fácil, soy muy buena en esto -le chinchó sacándole la lengua-. ¡Únete, Sinceridad! Es un juego de Libo que se hace con un aro, pero como no tenemos simplemente imita nuestro movimiento de cadera y lo que le he dicho a Nime, gana quien llegue más abajo y vuelva a subir sin caerse.

Aunque aquello era un juego totalmente infantil, a Karime le pareció bastante divertido haber comenzado esta pequeña competición, sobre todo porque era una buena manera de introducir a Nime en los movimientos del perreo de una forma bastante más acorde con su edad.

-¡A ver cómo bajan esas caderas!

Parecía que había servido, bien. Aún recordaba la vez que había protagonizado problemas con dama Abrazos en esa misma sala con parte de ese grupo y nada podía superar los niveles de horror de aquello. En este caso no fue más que una tontería, realmente lo que más le sorprendía era lo descolocado que se había visto Tayron, así que se aseguró de sonreírle a Amira para que tras sus disculpas apenadas no hubiera mayor preocupación y, por supuesto, volcarse en el bobalicón de su amigo.

El lémur volvió a su ser y cualquier compasión por su parte perdió forma con una sonrisa picajosa cuando este le devolvió el choque. La falta de espacio y el susurro se sintieron extraños, provocativos, y aunque todo era un juego su pecho se comprimió con nervios y espectativa. Espectativa de qué? Siempre tonteaban, siempre se sentía más o menos igual, pero… la música y el tipo de baile al que se estaban dedicando ayudaba, claro. Alzó una ceja sin borrar la sonrisa, pensando rápidamente con que contratacar más la aclacaración del final le pilló desprevenido, haciéndole reír y destensar aquel hilo rebelde en su estómago.

—¡Ah, vaya! Discuuulpe usted, pero te asocio tanto a ser un rey apestoso que mapache te pega más que lémur.

Aunque quería seguir picándole y devolverle algún comentario más, se lo aguantó mientras observaba como Karime le daba un nuevo reto a Nime. La loba se estaba centrando en ella y Sinceridad, estaba bien acompañada, pero el cambiante tampoco quería aislarse demasiado. Al imitar lo que decían, girar las caderas como si tuviera que mantener un hulahoop y bajar un poco se dio cuenta de que era un truco excelente (“¡guapísimo!”) y es que en su cabeza lo había imaginado más tonto, posiblemente por culpa del tan lindo pero poco sensual mini-Eitne que aún seguía muy vivo en su imaginario.

—¡Dale Nime, barre el suelo con el culo! O-… ¡O sea barre el suelo con ellas, con el culo mejor no que pierdes! ¡Que el culo no toque el suelo!

Se volteó a Tayron haciendo ese hulahoop, primero normal, luego haciendo una pequeña bajada de espaldas a él solo para fastidiar, mirándole de medio lado según subía leeeento. Menos mal que su sangre era blanca y si notaba calor en sus mejillas sabía que no tenía que permitir que su subconsciente las tiñera de rojo, sino probablemente el cambiante estuviera ruborizándose un poco.

—Qué, puto lémur sexy, te reto a lo que están jugando ellas. El que se caiga, no sé —bajó la voz, por si acaso se fuera ofender alguien—. El que se caiga es hetero. Ya te puede servir esa cola de contrapeso.