Grupo de Baile

Recuerdo del primer mensaje :

La evaki agradeció totalmente a Irianna por ayudarla con el anuncio del grupo de música y le aseguró que podría asistir al grupo cuando quisiera, para pasar el rato. Cuando se le había ocurrido aquella idea, algo que llevaba algún tiempo en el fondo de su mente peor nunca había terminado de plasmar con todo lo que había pasado, no se había parado a pensar como haría para que aquello llegase a toda la gente posible sin tener que ir pregonándolo incansablemente de boca en boca. Irianna le había salvado el culo con sus propias manos, literalmente.

No sabiendo aun así cuanta gente vendría al final, el día programado para la reunión, Samika estaba ya en la sala de entrenamientos de la Sede, habiendo dejado el aparato de música en un lado para que no estorbase, con su batería ya cargada, y ya vestida cómodamente para la ocasión, unos leggins negros deportivos, sus tenis, pues no veía conveniente ir con botas en esta ocasión y un top deportivo también negro que dejaba descubierta, su estómago, su espalda y brazos para no estorbarle en las alas. Había dormido bastante bien aquella mañana, era lo que tenía su cambio de horario natural, por tanto, estaba enérgica y sonriente, sentada en el suelo hacía algunos estiramientos para sus brazos, espalda y piernas, sobre una esterilla que había traído consigo.

Así se la encontrarían los primeros que fueran llegando, sentada en el suelo mientras alcanzaba con sus manos sus tobillos prácticamente doblada en su totalidad con sus alas también estiradas todo lo que podía a cada lado de su cuerpo, mientras del reproductor de música salía una música suave, relajante y no muy alta, para que la evaki pudiera escuchar si alguien llegaba al lugar.

Tenía bastante claro como quería empezar las cosas, como plantear que fuese el grupo y esperaba que cuando llegasen estuviesen de acuerdo, pues ella al menos iba a necesitar que se cumplieran ciertos prerrequisitos para participar en el grupo o iba a confundirse y volverse loca relativamente rápido entre la gente, las voces, seguramente la mayoria desconocidas, y la música.

<<Me pregunto quien vendra>> en realidad tenia mucha curiosidad de saber eso y si habria conocidos entre los que participasen.

Mientras Nime destilaba alegría por todos los poros Rox fue saludando a la gente según entraban, y a diferencia suya él no necesitaba doble chequear a Karime para saber como estaba. La había visto veces suficientes por la torre como para poder transformarse en ella con los ojos cerrados, además de que sabía lo justo y necesario de sus directas como para no querer provocarla de más, de ninguna manera. Le ponía algo nervioso, algo que por supuesto no le pasaba al tonto de Tayron que entró pisando fuerte. Alguna risita se le escapó con la actitud y las fichas que el lémur lanzaba, incluso si estas llegaban a buen puerto. La vergüenza que le daba era menor a lo mucho que le entretenía el muy payaso.

—Qué pasa, Tay —repitió con un tono de voz mucho más grave del habitual cuando por fin se dirigió a él, cruzado de brazos con la cabeza ligeramente inclinada en su dirección con el mismo desdén fingido. La serpiente que tenía tatuada en el cuello le sacó la lengua—. Sí, los críos bien, y el marido también. Pero no hables de la casa como si tú no fueras a vivir también en ella, subnormal.

No se resistió a pegarle sin apenas fuerza en un hombro tras un bufido de risa. A las otras dos chicas nuevas -Amira y Maila- les guiñó un ojo de manera más alegre y menos erótico-festiva que la profesora (que sabiendo de su historial era más fácil asumir que era eso, un guiño, y no un tic en su único ojo).

—Yo soy Rox. Por desgracia estoy asociado al bicho este —señaló a Tayron— , pero es inofensivo. ¡Bienvenidas a nuestro club de pirados con ritmo!

Guardó silencio para escuchar a Karime explicar los distintos estilos que manejaba. Sonrió con cierta suficiencia cuando mencionó que necesitarían fuerza y flexibilidad, incapaz de no pensar en maneras de trampear por ahí con su cuerpo. Según lo que iba oyendo el segundo estilo era el que menos le interesaba: no le quitaba utilidad o que sonara guay de por sí solo, pero sin el gancho artístico se le antojaba más como una clase de gimnasia de las de instituto en las que el profesor se pone en modo inventivo para que sudaran distinto o algo. Si en el instituto tuvieran armas, claro. Con el último que propuso sí se le iluminaron más los ojos.

—Yo voto al Perreo de Defensa Personal —comentó con una mano arriba, sin esconder ni un poco lo mucho que se le notaba en el rostro cuanto prefería esa opción frente las otras—. Aunque me da igual lo que salga.

Nime vibraba de contenta como un cachorrillo con la atención de Karime.
—¿Malignidades? —preguntó con una risa—, pues yo también, con Eitne y Guille —le confesó en voz baja, y volvió a alzarla para responder a su otra pregunta—. ¡Me va bien, gracias!

No quería distraerla más mientras saludaba al resto de recién llegados. Nime también le dedicó una gran sonrisa a Tayron y Sinceridad cuando entraron por la puerta.
—¡Holaaa! —exclamó, pidiéndoles que se acercasen a Rox y ella con una mano. Vio otra cara conocida, Amira, la chica a la que no se podía llamar señora, y también agitó la mano en su dirección con una sonrisa.

Aparte llegó una chica más, que parecía ser conocida de Amira. Nime le devolvió el saludo y no perdió el tiempo presentándose, mientras Tayron y Rox terminaban de intercambiar saludos a su peculiar manera.
—¡Yo soy Nime, encantada!

No pudieron hablar más por el momento porque Karime dio comienzo a la clase. Nime intentó atender sin perderse, pero en medio de la explicación estaba demasiado ocupada imaginándose un combate épico con movimientos exagerados de danza. En realidad le daba igual por dónde empezar, pero le llamaba la primera opción porque no acababa de entender la segunda. Le fastidiaba mostrar ignorancia delante de Karime, pero más le fastidiaría que se enterase después de que fingía que entendía cosas que no entendía y quedase como una tonta. Tras la intervención de Rox levantó la mano.
—¿Qué es perreo, Karime?

Las presentaciones no tardaron demasiado en llegar, y daba gracias de que no eran demasiados porque acordarse de todos los nombres con solo oírlos una vez iba a ser imposible. Abrió mucho los ojos cuando Maila apareció, primero porque agradecía ver una cara conocida y segundo porque iba guapísima. Que no era la única, porque aquella clase estaba llena de gente estilosa.

Joder, si es que entendía perfectamente los ligoteos descarados del tal Tayron con la profesora, aunque aquel exceso de confianza se le antojaba extraño y no le hubiera sorprendido que Karime le diera una bofetada. Parecía, sin embargo, que Ka disfrutaba de las fichas, viendo cómo las devolvía con soltura.

Amira se sentía un poco fuera de lugar viendo las fichas y los piques, como si todos se conocieran de hacía muchísimo tiempo y ella fuera una intrusa, por lo que osciló a estar cerca de Maila de manera inconsciente, buscando la comodidad de lo conocido.

Prestó atención a las explicaciones de Karime sobre los bailes que iban a hacer, que parecían orientados al combate, lo que le llamaba todavía más la atención. Los dos primeros parecían bastante entretenidos, y el segundo tenía bastante utilidad, pero el tercero hizo que sonriera. Ay, cómo echaba de menos una buena noche de fiesta.
—Secundo lo del Perreo —dijo tras Rox.
La verdad es que le daba igual que fuera útil como defensa o no, la sola mención de perrear se le antojaba deseable, un recuerdo de momentos divertidos en la Tierra,

Tay se mostraba ceñudo, manteniendo el tipo serio y aquella apatía fingida hacia Rox mientras este le respondía. Pero su expresión prefabricada se fue yendo al traste conforme el cambiante hablaba. Así que cuando el tatuaje de su cuello en forma de serpiente le sacó la lengua terminó por aflorar una risa en su garganta, luego se dejó llevar por el mini golpecito de su amigo para volver como si fuera un  boomerang y hacer lo propio.

—Viviré en ella —respondió resignado—. Pero todos sabemos que me quedaré fuera en el jardín con un cuenco de agua, mientras otros gozan de las habitaciones grandes, a menos que se comparta un poco... —apostilló, sin disimulo.

La presencia de las nuevas y de Nime hizo que se cortara un poco en las maquinaciones que pasaban por su mente para responderle a Ka como le hubiera gustado. En su lugar aceptó el comentario receptivo con una mueca socarrona, y ladeando la cabeza un poquito para mirarle las piernas. Más allá de eso se contuvo, tenía una bonita tarde por delante para ello.

—¡El perreo, de cabeza! —votó, alzando la mano y moviendo un poquito la cintura para seguir dejando claro el número de neuronas que poseía. Miró a Maila y Amira, quienes les resultaban muy atléticas, con una sonrisa deslumbrante de buena onda—. ¿Vosotras sabéis bailar? Yo soy Tayron, por cierto, y perdonad mi gilipollez, ponerme al lado de este tontaintas me vuelve más tonto —argumentó, mientras su cola anillada apuntaba en la dirección de Rox como si fuera una flecha.

Casi todo el mundo presente era gente conocida, pero se anotó mentalmente los nombres de Amira y Maila, con quienes había coincidido poco y no quería avergonzarse si allí mismo necesitaba dirigirse a las chicas. Después se presentó Karime y, por lo que podía apreciar... a todo el mundo allí presente se le iban los ojos en una o varias direcciones. Incluso a su amigo Tay. Le habría gustado darle un codazo, pero solo alcanzó a reírse por lo bajo cuando coqueteó con quien sería su instructora. También se fijó en el intercambio que tenía con Rox, pero ahí no se metería... excepto si era él quien recibía.
—Eh, eh, un respeto al Capitán Lemur. Estar asociado a él es una gran ventaja —bromeó con ellos, pero no más porque se olía que había algo por ahí por sus comentarios. ¿Estaban flirteando pasivo-agresivamente, acaso? ¿Y qué era eso de que iban a vivir juntos? Les preguntaría más tarde. Pronto tendría que irse ella también y aún no tenía ni idea de qué hacer.

El entusiasmo del grupo le devolvió al presente. Llegó el momento de escuchar las explicaciones de Karime y entonces les preguntó qué preferían. La roquense había venido a aprender lo que pudiera, así que todo lo que sonara nuevo para sus oídos tenía papeletas de ganar... máxime cuando todo el mundo parecía querer lo mismo. ¿Pero en qué consistía y por qué lo llamaban baile de fiesta desfasada? Ay, aquí se va a desplumar más de uno...» pensó, divertida.
—Yo no sé qué es eso del perreo... —respondió, dubitativa. No tenía una idea concreta de dónde se estaba metiendo y no se fiaba de la reacción de Tay. ¿Por qué se contoneaba así, tendría algo que ver? Seguramente—. Pero seguro que nuestra magnífica profesora me puede enseñar eso y más —añadió después. No quería quedarse atrás en los comentarios de ese tipo, que tanto echaba de menos. Por desgracia, no supo con qué ojo guiñarle, así que no lo hizo.

El resto del grupo no tardó en presentarse y Maila decidió rápidamente que había sido una buena idea ir a esa clase. Eran gente divertida y parecía que la mayoría ya se conocían entre ellos, además estaba acompañada de Amira que era una chica que si se hubieran conocido en la Tierra también se habrían llevado de lujo, así que todo pintaba fenomenal. La niña llamada Nime le llamó especialmente la atención, su corta edad y esa energía desbordante le recordaban a su propia hermana pequeña, Mana. No pudo evitar pensar qué clase de horrores tuvo que haber sufrido la pobre. Durante un par de segundos una sombra de preocupación asomó en el rostro de la hawaiana, pero desapareció con facilidad. <<Has venido a pasártelo bien, precisamente a dejar de pensar durante una hora en este tipo de cosas>>. Se dijo así misma, luego le devolvió la sonrisa a la niña con un asentimiento de cabeza y la mente más tranquila. -¡Encantada de conocerte, Nime!- Su tono igual de jovial que el de ella.

-¡Muchas gracias!- Dijo cuando le dieron la bienvenida dos chicos llamados Rox y Tayron. La chica no pudo evitar reírse con sus comentarios, atacándose entre ellos dos de manera amistosa. -Parece que el pensamiento que tenéis del otro es mutuo, pero no seré yo quien me meta.- Dijo con tono de broma y las manos levantadas, para echar más leña al "fuego" a esa dinámica tan graciosa.- Creo...que me defiendo un poco en el baile.- Le contestó al chico con cola de lémur y ojos bonitos. Rox en cambio parecía muy normal, aunque nadie le quitaba el estilo que llevaba, y se preguntó si se trataría de una clase de brujo. A su lado había una especie de gran ave con muchos ojos, y con sus comentarios no pudo evitar sentirse también bastante cómoda con ella y que le pareciera muy simpática.

Pronto Karime empezó a explicar los diferentes tipos de bailes, y aunque a Maila no le interesaban ninguno que tuviera que ver con armas se quedó bastante alucinada. Ka se movía con una fluidez delicada para que ellos pudieran entender lo que hacía, pero la hawaiana estaba segura de que la profesora podía meterle cinco marchas más y ser un peligro con cualquier arma. <<¿Será una especie de guerrera? Si no lo es, lo parece>>. El PDP o Perreo de Defensa Personal le pareció más interesante. Seguía teniendo un matiz marcial, pero es que llevaba la palabra "perreo" en su nombre, Maila tenía que averiguar que era eso.

-¡El perreo, no tengo ninguna duda!-. Votó con una sonrisa, asintiendo con la cabeza y los brazos en la cintura a modo de jarras. Al parecer no era la única que quería esa opción y Maila volvió a sonreír nuevamente por vigésima vez. Completamente metida en la clase y con ganas de pasar un buen rato.

Karime sonrió a Nime con afecto cuando esta dijo que ella también planeaba malignidades con sus amigos, alborotándole un poco el pelo con un gesto de cariño antes de volverse de nuevo al frente de la clase.

-El perreo es un estilo de baile bastante libre -comenzó a explicar para Nime y Sinceridad-. Se basa principalmente en movimientos de caderas y en general es bastante sexy y provocativo de la manera menos inocente posible -explicó con una sonrisa lobuna, mordiéndose la lengua mentalmente para no soltar que era el tipo de baile perfecto para perras como ella-. Como no es un estilo formal en absoluto, mi idea es que improvisemos y nos divirtamos y, de paso, aprendamos a meter ciertos ataques o defensas mientras lo hacemos. Un poco para que nada te pille desprevenida incluso cuando lo estás dando todo en la pista. Mi movimiento favorito es en el que lanzas a tu pareja de baile por encima de la cabeza haciendo twerking, es decir, con el culo.

La idea del Perreo de Defensa Personal, como cabía esperar, triunfó en el grupo y la loba solo pudo sonreír complacida con la decisión.

-Parece que tenemos un claro ganador -aceptó entusiasmada-. Bien, vamos a empezar con algunos movimientos para ir soltando el cuerpo, simplemente para evitar lesiones cuando lleguemos a los movimientos más difíciles o bruscos y sobre todo porque no sé cuán calientes venís de casa -explicó, ronroneando en la palabra “calientes”, pero sin regodearse demasiado en ella-. Primero vamos a dar algunos saltos en el sitio, a mover los brazos, el tronco, el cuello y las caderas.

Mientras hablaba, Karime iba ejemplificando sus palabras con su cuerpo a la vez que echaba un vistazo al grupo para ver cómo lo iban haciendo todos.

-Genial. Una vez hayamos calentado un poco de forma general, vamos a soltar la cadera de forma más específica. Empezaremos por hacer un cuadrado con ella de esta manera: adelante, a la izquierda, atrás, a la derecha y vuelta adelante -explicó la loba con movimientos exagerados y pronunciados para que se viera claramente. Antes de repetirlo, la licántropa se arremangó la camiseta asegurándola por debajo del sujetador deportivo dejando al descubierto todo su vientre para que pudieran ver mejor los movimientos de cadera-. Adelante, izquierda, atrás, derecha y vuelta a empezar. Un, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete y ocho. ¿Véis? Vamos a hacerlo dos veces empezando hacia la izquierda y dos veces empezando hacia la derecha. Lo repetiremos cada vez más rápido y luego pasaremos a los círculos.

—Ah, pero a mi no me importa compartir —respondió a Tayron con media sonrisa mientras se masajeaba el hombro donde el golpecito había ido a caer. Que lo interpretase como quisiese—. Peeero eso de que te quedes en el jardín con un plato de uvas no suena mal...

La pregunta de Nime le sacó un bufido. Que estuviera allí no le preocupaba lo más mínimo, después de los horrores de la criba un puñado de jóvenes adultos perreando no iba a traumarla, ni siquiera si esos jóvenes adultos eran Tayron y Karime. O al menos eso esperaba. Al primero le dio una "coz", echando la pierna hacia atrás y un lado para darle con el dorso del zapato en el culo cuando le devolvió el insulto delante de las nuevas. Luego rodó los ojos y negó, de brazos cruzados, al comentario de Sinceridad.
—¿Este? Si no llega ni a soldado.

El obvio estilo elegido fue el perreo. Rox atendió a la profesora, sintiéndose cada vez más ajeno a lo horny en la main que estaba la loba (pero no por eso no se divertía), seguro de que en cuanto se pusieran a perrear e introducir ataques eso iba a tener el glamour de una escuela de payasos. Menos mal que siempre podía robarle la cara al lémur para dar vergüenza en el cuerpo de otro.

Mantenerse impasible a los dobles sentidos de Karime estaba siendo una cosa, sobre todo porque la vergüenza ajena que le producía le estaba minando las defensas y quería partirse la caja ahí mismo. Puede que Nime no, pero él saldría perjudicado seguro. Hizo los calentamientos tal y como mandaba, que con su flexibilidad de muñeco de goma era trabajo fácil, y en un toque burlón porque no veía que tan necesario era eso de levantarse la camiseta, hizo él lo mismo. Le chistó por lo bajo a Nime para llamar su atención, y es que en su abdomen ahora al descubierto había dibujado el garabato de un león con cuernos, parecido a Eitne en su forma nocturna, que se meneaba sobre sus cuartos traseros de un lado a otro con un hula-hop a cada caderazo que el cambiante hacía. A más velocidad mejor se meneaba el leoncito, y en un momento dado en el que se percató de Nime le lanzó un beso con la zarpa y le guiñó un ojo. Si huesos en el cuerpo la cadera se le iba pronto a los círculos.

El perreo aquel iba ganando de cabeza, así que Nime casi se arrepintió de haber preguntado su duda, porque por la unanimidad de votos iba a acabar aprendiéndolo tarde o temprano con las instrucciones de Karime. Al menos Sinceridad estaba en las mismas y la hacía sentirse un poco menos sola en aquello.

Se rio una vez más con las payasadas de Tayron y Rox, pero cuando llegó el turno de atender a Karime centró su atención en la libense. Lo primero que hizo fue aclarar la duda, aunque Nime no terminó de imaginarse muy bien cómo se hacía aquello. No importaba, asintió con una sonrisa y decidió esperar a ver la demostración, que sería lo más fácil. Al decir Karime que se podía lanzar a alguien con el culo Nime se rió con una tonta una vez más. Ya se podía imaginar tirando a sus amigos con el culo. La única ventaja de que Eitne y Guille no hubieran venido es que serían sus primeras víctimas.

Pero, antes de nada, venían los calentamientos. Nime se puso en posición y miró a Karime y a sus compañeros alternativamente, porque empezó haciendo los ejercicios girando en dirección contraria por actuar como si Karime fuese un espejo. Mientras se intentaba asegurar de que nadie se fijase en su comienzo con mal pie, Rox llamó su atención, pero no para burlarse de ella, sino para enseñarle algo que llevaba “tatuado” en la barriga en ese momento. Nime se paró en seco no pudiendo contener una carcajada, y por si fuera poco el león bailarín empezó a moverse para mandarle un saludo glamuroso.
—¡Tienes que enseñárselo a Eitne! —dijo, y enseguida se arrepintió de alzar tanto la voz, aunque sus risas ya habían llamado bastante la atención. Los coloretes de Nime se enrojecieron todavía más cuando pensó que tal vez había interrumpido la clase por no saber aguantarse la risa, y miró a sus compañeros con cautela, pero sobre todo a Karime. Esperaba que no se hubiese molestado.

—Espera... ¿Lo dices en serio? —la expresión confusa que Tayron le dirigió a Rox no duró mucho, pues de repente sintió una patadita en el culo nada inocente por parte de este último—. ¡Ehhhhhh! —fingió ofensa—. ¿Es que no sabes que me gano la vida con el trasero? Soldado o no cuidado con estropeármelo —el belga se echó a reír acunado por la defensa de Sinceridad y la leña que Maila lanzaba al fuego, pero cualquiera que le conociera lo suficiente vería como su expresión era más ceñuda, como si le estuviera dando vueltas a algo en la cabeza.

Por suerte Karime estaba bastante buena como para que mantuviera su atención focalizada, y era buena profesora. El lémur realizaría el calentamiento entre divertido por ver cómo su amiga la roquense se lanzaba al mundo del flirteo y expectante al observar como la libense se remangaba la camiseta, dejando un abdomen muy trabajado al descubierto.

—Lo estás haciendo de puta madre, Nime —le diría a la demonio mineral cuando la vio enrojecer por esgrimir una risa quizá demasiado alta. Él por su parte se encontraba demasiado centrado en realizar los movimientos bien en forma de cuadrado. Aunque por supuesto le gustaba más moverla de atrás hacia adelante y vuelta a empezar de manera... rítmica—. ¿No estoy haciendo mucho el ridículo, no? —le susurró a Maila en voz queda, si la chica se defendía en el baile podría saber si lo estaba haciendo bien sin tener que recurrir a quedar en evidencia delante de la instructora.

La mayoría estaban igual de ilusionados con el perreo que ella. Tal vez era una decisión un poco… cuestionable con una niña delante y viendo el panorama de los comentarios de Karime, pero bueno. Si ninguno de los que parecían conocerla lo veía mal, era por algo y no iba a ser quien se quejase, porque le hacía ilusión. Especialmente aquello de lanzar gente por los aires con el twerking, anda que no le hubiera ido bien con más de un baboso en las discotecas.

La verdad es que envidiaba la facilidad de Maila para meterse en medio de la conversación que tenían dos personas que ya parecían conocerse, porque a ella le costaba aún. Había superado algo de su timidez, pero en aquellas situaciones todavía se movía con mucha menos comodidad. Siguió los ejercicios de calentamiento con facilidad, sin poder evitar sonrojarse ligeramente con el tono que Ka había usado con la palabra calientes «¿¡Cómo hostias lo hace para tener tanta soltura diciendo esas cosas!?».

Y luego los ejercicios de cadera. Adelante, izquierda, atrás, derecha… Estaba concentrada en aquello, mucho más de lo que realmente requería, como si así pudiera evitar todo el ambiente de gente salida que, aunque no la incomodaba demasiado, tampoco agradecía a la hora de soltarse. Solo las risas de Nime la sacaron del trance e hicieron que mirase en su dirección.
—¡Eso, no te preocupes que te sale genial! —secundó tras Tayron, evitando a posta usar palabrotas. Que era una niña, joder.

Aquella situación definitivamente se situaba en un nivel de flirteo y mamarracherío superior al de la roquense. No podía seguirles el ritmo con tantas puyas e indirectas, tanto fuego cruzado. Pero le encantaba verles así y descubrir ese lado de sus amistades, ese jugueteo. Y qué decir de la libense, «¿dónde ha estado esa señora todo este tiempo, va a volverles locos con esa camiseta anudada» pensaba Sinceridad con diversión. No tenía intención alguna más allá de pasárselo bien en el baile, no después de ninguna manera en el tono de las connotaciones que se estaban disparando entre sí, pero sabía apreciar el atractivo de la gente a su alrededor y cómo lo recibían los demás.

Volviendo al baile... era de lo más peculiar. El calentamiento había sido lo habitual, pero lo siguiente la descolocaba. La argos no tenía mucho problema en seguir los pasos, si acaso más confusa por su utilidad que por su complejidad. Se pasaba los días bailando desde que había escapado a Tierra Bruja, así que conocía bien su cuerpo y su equilibrio, pero le daba la risa al mover la cadera de esa manera o sacar el trasero tanto.
—Que alguien me convenza de que el objetivo de esto no es derretir a la gente con los movimientos de cadera libidinosos en lugar de tumbarles a golpes —se reía—. Pero sin ánimo de ofender, Karime, que tengo mucha curiosidad por este estilo y agradecemos el esfuerzo de enseñarnos.

La votación fue más que unánime y el perreo salió victorioso. Maila se alejó un par de pasos del resto solo para dejar algo de espacio, ya que la clase estaba a punto de comenzar. Con una sonrisa escuchó las palabras de Karime, que aquel baile no era formal y todo era para divertirse un rato mientras aprendían algunos movimientos de ataque/defensa. En aquel momento es lo que necesitaba la hawaiana: distracción, pasar un buen rato. Poner su mente a reposar y solo centrarse en algo más cotidiano. Lejos de los estudios de magia, compendios de brujería y... problemas con desaparecidos. Los comentarios "calientes" de la maestra no es que te dieran oportunidad de pensar en otra cosa, todo sea dicho.

Maila imitaría a la profesora con los movimientos de calentamiento y girando la cadera en cuadrados. El grito de Nime la desconcentró unos instantes y miró en su dirección con curiosidad. Pronto descubrió que se trataba de Rox y alguna clase de poder que tenía para ¿crear dibujos en su piel? No estaba segura pero le hizo bastante gracia y se rio. Le recordó a la típica tontería que haría ella misma para sacarles una sonrisa a sus hermanos. -¡Pero qué bien lo haces!- Le diría a la niña con una sonrisa en los labios, secundando a Tayron y Amira. Cuando empezó el calentamiento se sintió un poco incómoda con ese tipo de baile delante de la niña, pero no parecía que nadie le diera importancia y la mayoría la conocían mejor así que no parecía haber problema. Además Nime se lo estaba pasando en grande.

-Tú también lo haces genial, Tayron.- Le contestó al chico de cola anillada. ¿Qué clase de transformación tenía, para empezar? ¿Se podría convertir en lémur como podía hacer Fleur en cisne?- Pero... creo que tu amigo te lleva mucha ventaja. No quería ser yo la que te lo dijera.- Dijo con una sonrisita divertida en el rostro, pensando en cómo podía tener aquel chico esa flexibilidad en la cintura. La dinámica de ambos le había hecho mucha gracia, y no podía evitar interactuar con ellos de ese modo. -"Movimientos libidinosos" es otra manera de tumbar a alguien, ¿no?- Le contestó con una risa a Sinceridad, sin dejar de mover la cadera como había dicho Karime.

-Y estoy segura de que esto no es nada todavía.- Habló con una ligera sonrisa nerviosa en dirección a la profesora.-

Karime se fijó en los movimientos de cada uno de sus alumnos, satisfecha con lo bien que lo hacían, aunque claramente unos más que otros. La licántropa estaba lo suficientemente familiarizada con los cambiantes como para saber que la flexibilidad no iba a ser un problema en absoluto para Rox.

-Perfecto, chicos. Pasemos a los círculos -indicó haciendo los movimientos descritos mientras hablaba-. Vamos a hacerlos así, levantando un poco más la parte izquierda de la cadera cuando empecemos por la izquierda y al contrario, más la parte derecha cuando empecemos hacia la derecha. Y cuando lo tengamos dominado, los haremos uno detrás de otro con un pequeño rebote. Hacemos un círculo completo hacia la izquierda y cuando llegamos al final, rebotamos y hacemos el círculo hacia la derecha.

La loba rió con los comentarios, sin dejar de moverse para ejemplificar los movimientos para los que les costaba más pillarlos no se perdieran.

-Bueno, yo te enseño los movimientos, el cómo tú los uses está bajo tu responsabilidad -bromeó levantando las manos en un gesto inocente-. Siempre puedes aprovecharte de los “movimientos libidinosos” para que tu contrincante baje la guardia o esté despistado. Es genial si puedes tumbarlo solo con sensualidad o solo con golpes, pero si puedes combinarlos, el doble de diversión -comentó sonriendo con picardía.

Karime enseñó algunos movimientos más de cadera, pero también de brazos, piernas, tronco e incluso de cabeza, queriendo dejar marcada una base.

-Bien, ahora vamos a poner una canción y cada uno va a bailar lo que le salga de dentro. Lo que le resulte más divertido. Dejaos llevar por la música. Intentad usar alguno de los movimientos, pero está bien también si no los usáis. Incluso podéis inventar o descubrir nuevos y enseñarnoslos a los demás. Luego pasaremos a introducir la parte más de defensa personal, pero ahora es sobre todo diversión e improvisación.

Dicho eso, la linense se giró hacia el aparato de música que, aunque se había asegurado de que funcionara y estuviera cargado de batería y música, la realidad era que no sabía manejarlo muy bien.

-¿Alguna sugerencia? -preguntó de vuelta a la clase.

—Oh discúlpeme usted, no volveré a tocarle el trasero a su señoría nunca más entonces.

Las risas de Nime le sacaron otras a él, aunque con su carácter payaso no le avergonzaba lo más mínimo. Esquivando los cuernos le puso una mano en la cabeza a la pequeña libense a modo de "no pasa nada" e hizo que el leoncito parase, ruborizado y con cara de susto. El resto se encargó de subirle la moral así que él se limitó a guiñarle un ojo.

No escuchó la pregunta que Tayron le hizo a Maila, pero sí la respuesta que ella le dio. No había que atar muchos cabos para saber de qué y quién hablaban. Soltó su camiseta y se inclinó hacia ellos, con la oreja más próxima reemplazada por la de un golden retriever, tiesa y alerta.
—¿Hmm? ¿HMMM? ¿Quién dices que le lleva mucha ventaja a Tay?

Con una pequeña sacudida su oreja volvió a la normalidad y él recuperó su sitio para atender a la profesora. Le encantaba eso de tumbar a la gente solo usando su sensualidad, aunque hacerlo con Milo no tuviera mucho mérito dado el carácter del chaval. Si conseguía hacerlo con alguno de los allí presentes, no obsante... Sonrió para sí mismo. Por supuesto ya tenía una víctima predilecta.

—No veas la Sincy como sabe —silbó.

Siguió a rajatabla los nuevos ejercicios, de cuando en cuando pendiente de Nime no para asegurarse de que lo hiciera perfecto, sino de que estaba cómoda y lo pasaba bien, y dio un par de botes dignos de un canguro cuando Karime pidió sugerencias musicales.

—¡Oh oh oh, búscate algo de la Nicki Minaj, o de la Cardi B! —visto que la loba parecía un poco perdida con aquella reliquia tecnológica empujó a Tayron hacia ella sin miramientos—. ¡Tú, que sabes de lo que hablo!

Entre varios le hicieron sentir enseguida que no había interrumpido nada, primero el contacto tranquilizador de Rox y después las palabras amables de Tayron, Amira y Maila. Aunque en el fondo sabía que solo eran para animarle, hinchó el pecho con orgullo, y el rubor remitió enseguida.
—¡Ahora sí que me voy a poner en serio, eh! —confirmó para todos, despidiéndose en broma del leoncito ruborizado de la piel de Rox y centrándose una vez más en los ejercicios de calentamiento. Parecía algo difícil, pero esperaba no ser la única que hiciese aquello del perreo por primera vez. No quería hacer el ridículo sola. «Bueno, pero he venido a divertirme, ¿no?» se tuvo que recordar. En su mente todo era una competición, pero poco a poco iba superando esa forma de pensar.

La demostración de Karime la dejó con los ojos pegados y una gran preocupación: ¿seguro que podía hacer eso? ¿Y que no se viera ridículo en ella? «Espero no ponerme como un tomate otra vez» llegó a pensar, hasta que Karime la tranquilizó al decir que podían improvisar. Dudaba que fuese a hacer nada mejor con la improvisación, pero al menos estaría más cómoda. Echaba de menos a Eitne allí para escudarse haciendo el tonto con él. Mientras escogían la música le daría vueltas a qué podía bailar, aunque no conociendo la canción de antemano sería aún más difícil.

Tayron fingió pucheros mirando fijamente a Rox cuando este dijo que no le tocaría más el culo. Normalmente su dinámica bailaba entre esas insinuaciones pero ese día el belga se sorprendió dejando fluir ciertas imágenes en su mente. Luego pensó en Milo y una punzada hizo que se sintiera mal de inmediato.
—¡Oye! Tampoco he dicho eso... —respondió con una sonrisa y el ceño más fruncido de lo normal.

El lémur se alegró cuando Nime se vino arriba y procuró aguantar la risa por ver a una persona de menos edad perreando. Suerte que Maila se sumaba al hostigamiento que recibía por parte del cambiante. Era más capullita de lo que creía y eso le gustaba.
—¿Qué ventaja ni QUÉ ventaja? Está claro que me subestimáis —preguntó como ofendido, pero guiñando un ojo para dar a entender lo contrario. La oreja de perrito de Rox le arrancó un bufido, siempre que trataba de ponerse serio se quedaba impactado con cualquier tontería de su amigo—. ¡Alguna vez podrías probar a ponerte una cremallera por boca!

El momento estaba resultando cálido para el lémur, rodeado de sus colegas y gente desconocida pero muy buena onda. Eso no significaba que no aplicara las explicaciones de Karime con todo su ahínco. El belga levantaba la cadera de un lado y otro realizando los movimientos sin destacar demasiado, pero sin ser el peor en ejecutarlos. Cuando Rox le arrojó a los leones no se acobardó y con una mueca burlona aprovechó para surfear esa ola.

—¡Oh! Tengo varias sugerencias sí, pero no sé si te va lo cañero o... lo menos cañero profe... —diría sin disimular el doble sentido. Luego se arrodilló ante el aparato de música y procuró que su bíceps estuviera lo suficiente flexionado en el proceso, su cola se deslizaba con lentitud a su espalda—. A ver, hay buena mierda de la Cardi B —en cuanto manipuló el instrumento comenzó a sonar "Bodak Yellow". Tay se giró hacia todos, dejándose llevar por la base lenta pero constante de la canción y permitiendo que su cintura se movieran un poco. El calentamiento de la libense surtía efecto y notaba su cuerpo mucho más suelto y ligero—. ¿Os mola esta? A Sincy no le pregunto porque ya sé que es una cachonda. —miró sobre todo a Maila y Amira al hablar.