La Boutique de dama Isis

«Es que nadie hace el trabajo mejor que tú. Hay que aprovechar que somos compinches de la detective» añadió con tono inocente para alabar a Irianna. Ante su consejo soltó una carcajada. «Ah, ríndete, me gusta el olor. Perro viejo no aprende trucos nuevos.»

El collar de pinchos no cuajó y le dio un poco de pena, pues estaba convencido de que Ámarok se vería extra intimidante con uno. De ahí pasó a imaginarse a Ares con accesorios, preguntándose asímismo si podría anillarle la pata o tunearlo con collares y pañuelos. Conociéndole, fuera lo que fuese lo destrozaría con el pico tan pronto lo tuviese puesto.

Jace no podía llevarse la mano a la cara y aún así hizo el ademán cuando Rasqa llamó a Isis a voces. No era la mejor manera de avisarla, y tampoco lo mejor que decirle. Esperaba que no se tomase a malas los gritos de su colega, ni lo de vestir a un perro gigante con su ropa fina. Joder, visto así sí que era mala idea. Cuando se acercó a ellos estuvo a puntito de esconderse entre la gente, como si no tuviera nada que ver con el asunto, pero por suerte la frivy les siguió el rollo. De todas formas ya podía imaginarse lo que la veela estaría pensando en esos momentos, cosa que le sacó una risa instigada por las indicaciones de Kimbra.

«Yoooo voy a aprovechar para ver ropa, que me hacen falta unos pantalones nuevos» dijo para nadie en específico, señalando con el pulgar por encima de su hombro las prendas detrás suya. No mentía en lo de necesitar otros pantalones, pero ahora solo necesitaba marcarse una bomba de humo.

-¿En serio?- Reiría el holandés ante la coincidencia con Rena, para luego imitarla y transformar su brazo en una garra. -Eso estaría guay, gracias, y siempre viene bien buscar otras formas de hacer ejercicio.- Le agradeció a la ursántropa.

-Si, éramos de la misma cosecha, aunque de distintos torreones.- Le respondió a Rox y a Pelusa mientras recordaba aquellos momentos. No había sido fácil para ninguno y el holandés podía notar sobre todo en sus más cercanos cómo la ciudad los había cambiado. A pesar de lo mucho que había odiado Rocavarancolia en su criba ahora no lo tenía tan claro. ¿Odiaba lo que les hacía el reino a los cosechados? Si. Pero aquella crueldad no se encontraba por suerte en todos los habitantes. Y aquel grupo de transformados eran una prueba de ello.

El licántropo tigre ladearía la cabeza cuando escuchó a Arcan decir que desgraciadamente era un rapiña. No conocía de qué se trataba su transformación ni por qué era una desgracia para él, pero tampoco quiso preguntarle delante de todos. De todas formas la mención de su nombre por parte de Ruth lo sacó de sus pensamientos.

-¡Ya te digo, cabrona! Me llevé un susto increíble.- Diría el licántropo antes de despedirse junto con su amiga. -Ha molado tener una charla con vosotros y está todo genial. ¡Os habéis ganado un cliente!- Dijo mientras se despedía con ellos llevándose la mano a la cabeza rollo militar y seguía a la demonio.

Rió cuando Devoss transformó su brazo igual que ella. Nunca había visto un tigre salvo en ilustraciones en libros de la biblioteca. Ojalá pudiera verlo en algún entrenamiento en la Sede << Ya coincidiremos>>

-¡Buah, eso mola mucho! -dijo al ver a Ruth prender su pelo. Luego añadió con una sonrisa ladeada -No me extraña que eligieses la Sede.

Pelusa le mostró dónde estaban las chaquetas por las que había preguntado. Expuestas solo había negras o rojas pero al parecer podía preguntar por más colores. Se probó dos modelos en negro, aunque al final no compró ninguno. Quería esperar a una compra más grande de ropa, así además podía mirar con tranquilidad todo lo que tenían sin que estuviese el local lleno.

-Yo no sé si me hizo dudar de mis exualidad pero jamás me había sentido así delante de una tía, mucho menos una con tetas alienígenas. Sin ofender -se apresuró a añadir mirando a Ruth y Zarpa.

Los chicos veteranos se despidieron y dejaron al grupo solo. Pudieron terminar de ver la planta y, ya que supusieron que se habría despejado el puesto de comida, bajar a saludar a los amigos de Adru y Neil. Desde el punto de vista de Rena fue un día de diez. Sus amigos estaban ilusionados, habían comido cosas ricas, visto ropa bonita, y descubierto nuevas caras de la ciudad, de esas que no daban miedo.

Por supuesto, Rasqa no tenía ni idea de todo lo que había hecho mal en tan pocos segundos. Si alguien le hubiese llamado la atención habría pedido disculpas o lo habría intentado encauzar todo comprándose algo que no usaría nunca, para compensar, pero no era el caso. Así, se quedó contento con cómo había abordado el tema y con el esfuerzo que hizo para no quemar nada. Como el objeto era para Kimbra, permaneció en silencio y dejó que la demonio y la veela intercambiaran los detalles pertinentes. Sin embargo, cuando Kimbra pidió opinión sí que intentó ayudar.

—El negro queda siempre bien —dijo Rasqa, haciéndose el entendido. Se lo había escuchado a alguien, no sabía a quién, y realmente creía que le iba bien a Ámarok. Luego, añadió—. Lo pago yo, ¿vale?

Necesitaba gastar su dinero, no sabía qué hacer con tanto. A todo esto…

—O bueno, no. Que no he traído —se rio.

Sekk:

Por suerte para todos Isis no pareció tomarse demasiado a mal la intervención de Rasqa, y aunque había dejado a un posible cliente con una conversación a medias no dudó en acercarse a hablar con ellos sobre la petición del moloch. Fue Kimbra la encargada de explicarle los detalles, sin embargo, pues a fin de cuentas era la interesada, y como al final se había decantado por un pañuelo le preguntó a la veela sobre distintos tipos de tejidos y colores.
—Pues yo de esos que ha dicho solo conozco el cuero… —le comentó al dullahan en voz baja con una media sonrisa, apreciando enseguida las verdaderas intenciones que había tras su comentario sobre necesitar unos pantalones nuevos.

Con el tema del complemento de Ámarok encauzado al intara le apetecía explorar un poco el local, pues aún no había tenido oportunidad de hacerlo, y como no tenía mucho más que aportar a aquel debate aprovechó la salida de Jace para alejarse él también.
—Gris, negro y blanco… sencillo pero elegante —coincidió con Rasqa justo antes de excusarse—. Yo acompaño al descabezado, que quiero echarle un vistazo a los bañadores antes de ir a Idris. Nos vemos ahora enseguida, ¿de acuerdo? —se despidió, empujando al americano hacia la zona de pantalones con firmeza.

En cuanto se alejaron un poco se puso a su par, esquivando a la gente con cuidado mientras se dirigían hacia la sección que les interesaba. No podía evitar mirar hacia todas partes, pues había cosas que llamaban su atención en todas direcciones, pero a pesar de todo no bajó el ritmo.
—Deberías ser más disimulado, menuda bomba de humor te has marcado ahí atrás. —comentó de pasada con una mueca divertida.

Milo:

Milo sopesó la pregunta de Eitne unos instantes, algo inseguro sobre su respuesta, pero tras meditarlo brevemente no le costó decidirse por una cosa y así se lo hizo saber al daeliciano y a la libense.
—La verdad es que me llevaría varias cosas, pero tras oír a Rena creo que me apetece una chaqueta —les comentó, rascándose el mentón pensativo—. Sin embargo a mi el cuero no me queda muy allá… ¿qué pensáis de una algo más deportiva? Como esta que llevo, pero más colorida, con parches en los codos o un dibujo en la espalda… —se explayó, dando buena cuenta de otro canapé mientras tanto.

El comentario del cambiante le devolvió a la realidad enseguida, pues seguían hablando de Isis y de su apreciación sobre las reacciones que causaban, y cuando el cambiante comentó lo de la sexualidad el irrense no pudo evitar reír por lo bajo.
—No se si dudar es la palabra adecuada, pero desde luego que no deja indiferente. —replicó, soltando un bufido divertido tras la apreciación de Rena sobre las tetas alienígenas.

A pesar de que hasta el momento habían sido afortunados en lo que a veteranos se refería siempre era agradable encontrar caras amigables entre los suyos, más aún si además resultaban ser vecinos, y por eso el irrense se despidió de ellos con una sonrisa cuando llegó el momento.
—Nos vemos por la Sede. —les dijo, devolviéndole el gesto militar a Devoss con más entusiasmo que maña mientras se alejaban.

Después de aquello continuaron con la visita y fue a grandes rasgos una gran tarde, pues todo era genial y la ilusión de Rox por su nuevo trabajo era contagiosa para el irrense. El cambiante estaba orgulloso de lo que hacía, algo que se podía ver con claridad en sus ojos, y para Milo no había nada mejor que aquello.

Los ojos se le hacían chiribita con las demostraciones de poder de los dos chicos, confirmando para sus adentros que tenía algo con los brazos. ¿Cómo culparse? Las prótesis irrenses y las garras de tigre eran demasiaso atractivas visualmente como para no quedarse absorto.
Y en relación a quedarse absorto, Rox no creía que el imán de su jefa se respaldase solo en su (desconocida) transformación. Sin entrar en lo sexual ni en lo mágico, para él Dama Isis era de verdad muy guapa y punto, una alegría a la vista. Había terminado por acostumbrarse a que se le fueran los ojos hacia ella cuando estaban juntos, por muy asexual o gay que se considerase. Las palabras de Rena le hicieron reír, callándose lo que opinaba él personalmente de las tetas.

—Entonces como nosotros y este señorito —respondió a Devoss, señalándo a Arcan con la cabeza y una sonrisa. Sabía que Tay veía fantasmas y que otro de su torreón era un ángel negro (y sus implicaciones), así que no sentía que el rapiña hubiera tenido tan mala suerte siendo lo que era. No era la mejor suerte, pero tampoco la peor.

>>¡Y por la tienda! —añadió tras Milo, despidiéndose de los chicos con un guiño.
El resto del día fue redondo. Visitaron todas las plantas, probaron la comida de los amigos de Adru y Neil y se recomendaron ropa. Rox fue con la cabeza bien alta, orgulloso y contento de formar parte de aquello; de su trabajo y su familia.

Nime ni siquiera percibió la posible incomodidad de la demonio de fuego, emocionada por su demostración, y sintiendo un poco de envidia por no tener dominio sobre un elemento visualmente más poderoso.
—Hala, qué pena —respondió a su comentario sobre Devoss, aunque riendo. Aquella clase de accidentes solo le parecían graciosos si nadie acababa herido de gravedad (y no solía pasar desde que la magia lo curaba todo).

Su conversación con la otra demonio estaba siendo divertida y Nime estaba segura de que ahora empezaría a saludarla a ella y a su amigo por la sede. Hasta ahora no se los había cruzado a menudo, o se habría presentado hacía mucho tiempo, pero ahora que los conocía no se le iban a escapar.
—¡Hasta la vista! —se despidió, agitando los brazos con entusiasmo. Desde que había acabado las provisiones ya los podía mover libremente.

Los niños continuaron colándose por todas partes y tocando alguna que otra cosa a pesar de las advertencias de los mayores, pero la tarde transcurrió sin mayores problemas y terminó siendo un día divertido y memorable. Una fiesta con veteranos que transcurría con tanta normalidad solo conseguía que Nime se relajase cada vez un poco más en aquella ciudad.

PELUSA

La respuesta de sus amigos al asunto de la atracción le pareció un tanto inconexa, todos parecían decir sentir algún tipo de atracción de alguna forma, sino por Dama isis, si habían dado muestras de hacerlo en alguna ocasión…al menos los mayores. Imaginaba que en el caso de Nime, Guille o Eitne, aún eran muy pequeños para eso. Aunque no sabía nada en el caso de Adru o Neil ¿acaso era la única rara en no sentir esas cosas?

La spriggan se quedó silenciosa dándole vueltas a eso, frunciendo ligeramente el ceño, mientras sus amigos conversaban y prestaba atención a medias a sus palabras. <<Bueno, no creo que sea malo, pero…no quiero aún más cosas que me hagan distinta a todos. Mas bicho raro>> pensó la niña con un poco de frustración, no sabía si era algo raro o no y no se atrevía a preguntar por si lo era. Tampoco es como si sintiera confianza de hacerlo frente a varios extraños, porque no tenía tal confianza con los veteranos por más agradables que fuesen, asi que esperaría hacerlo en otro momento, cuando estuviera solo con sus amigos y fuera de la boutique…y poder a preguntárselo a los mayores porque dudaba que Nime, o Eitne fuesen a hacerle de mucha ayuda para responder su duda.

Decidida a eso, levanto la vista del suelo, donde la había estado manteniendo, notando como los tres veteranos se despedían.

- Hablemos más en la Sede, siendo que somos vecinos- se despedido la niña con suavidad antes de verlos alejarse y sintiendo un poco más cómoda, para que negarlo cuando estuvo solo con sus grupo de amigos. Las palabras de Neil diciendo de ir a buscar ropa atrajo su atención.

- Yo también quiero algo que abrigue, mi cabeza sobretodo…con las antenas apenas puedo ponerme nada porque estorba, pero mi cabeza se calienta y enfría todo el tiempo. Yo no tengo pelo protector- dijo Pelusa acariciando su pequeña cabeza calva, mirando las cabezas cubiertas de pelo de diversos colores de todos sus acompañantes y preguntándose si es que les ayudaba mantenerla caliente, porque la suya siempre se sentía fría. Por ahora se centraría en mirar ropa, disfrutar de todo el trabajo bien hecho y con suerte encontrar algo adecuado que no estorbase con sus antenas, pero calentase su descubierta calva. Y había encontrado una pamela para el calor, ahora le faltaba algo para el frio.

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SAMIKA

Entre las ideas expuestas, al parecer la que más aprecio calar fue la idea del pañuelo y a Samika le agrado bastante, sonriendo ante eso y más aun ante la respuesta de Kimbra. El pensamiento de la colaespina con algún accesorio o del murciélago flamígero le resulta bastante interesante.

-Mmm pues si cuando vean a Amarok les parece atraer la idea, estaría bien ponerles algo identificativo. No sé, que dejen claro que son tus mascotas y no cualquier animal más de la ciudad. O por estética…en la tierra muchas gentes le ponen accesorios de collares pañuelos o cosas así a sus mascotas. – explico Samika por si le servía de algo, ya que no tenía muy claro si ese tipo de costumbre abundaban en otro mundos o no.

La forma efusiva de llamar de Rasqa surtieron finalmente efecto, cosa que no tardo en comprobar cuando la figura de Dama Isis entro en su campo visual radiante como siempre. A ella la idea de que las mascotas de la krabeliense llevasen algún accesorio no le parecía mala, al fin de cuentas no era poco habitual que en la tierra gatos, perros, ratones e incluso a veces aves, llevasen algún accesorio en sus cuerpos. Eso de vestir a las mascotas no le era algo tan antinatural, aunque no sabía que tan normal sería para la frivy.

Con la llegada de Dama Isis que se mostró profesional como siempre, sin embargo, algo mas capto momentáneamente la atención de Samika. Una repentina huida de escena, que no habría captado del todo de no haber sido por las palabras de Sekkeh. La evaki movió ligeramente sus orejas captando el momento donde los dos gigantones que tenían como amigos, se alejaban cuando Isis comenzó a preguntar que tipo de tela le costaría para el pañuelo. La evaki se habría centrado en ayudar de alguna forma, aunque con el tema del color poco o nada de ayuda podría ser, pero el run run en su mente de que aun debía hablar con Jace persistía.

Mordiéndose el labio y dudosa, aun sonrió mirando a sus indecisos amigos.

- Yo voy a moverme un poco también, que antes no tuve tiempo de descubrir texturas agradables de alguna prenda. Ya es hora de que empiece apagarle como es debido a Isis por su trabajo…en un ratito vuelvo ¡suerte con el pañuelo! -añadió con una sonrisa antes de alejarse también, por un lado, dispuesta hacer lo dicho, por otra, queriendo ir hacia donde según sus sentidos Jace y Sekkeh se había alejado. Se sentía incomoda aun así de acercarse sin más pero no sabía cómo más hacerlo. Más aun cuando estaba consciente de que Jace no se sentía muy cómodo con ella.

No era la primera vez que hablaba de más y metía la pata con el otro chico, diciendo cosas de más y esta vez sentía haberse pasado de más. <<Es el novio de mi amiga, pero no es como si fuéramos buenos amigos o algo como para ser tan descarada, no hay tanta confianza…controla tu boca Samika>> se recrimino frunciendo el ceño apenas habiendo notado aquel detalle. Hablaba con el otro como si fuera amigos cercanos y nada que ver, a lo sumo llegaban a conocidos si eso. Por ello y juntado valor, tomo aire y finalmente les hablo.

- Mm Jace…perdón por interrumpir ¿puedo hablar contigo un momento? - pregunto Samika con duda, sonriendo ligeramente, aunque notoriamente incomoda, notando claramente la forma de la espalda de ambos ya que estaban dentro de su perímetro visual. La evaki como siempre que andaba cerca de alguno de los dos, o de ambos, no podía evitar sentirse diminuta en comparación. Sus ojos se dirigieron momentáneamente a Sekkeh, no incomodándole especialmente que estuviese realmente, asique simplemente espero a tener la atención del dullahan antes de hablar

- Jace, perdona por lo de antes.- inicio Samiika de primeras antes de continuar, buscando como continuar-  Ya sabes por la estupidez de antes y la bromita del mal gusto, cuando nos dijiste tu otro nombre…fui bastante desagradable contigo y no es la primera vez que me paso de lista a hablarte, por bocona y confianzuda. No debería bromear así sin más, cuando ni te conozco bien ni nada. -admitió Samika con incomodidad, el hecho de que el dullahan de por si no tuviera cara y que aun de tenerla tampoco notaria que expresión ponía podía ser un auténtico calvario a veces- Lo siento, de veras. -murmuro la evakí para sí, antes de mirar atentamente la forma de bruma oscura de su cabeza. Tal evz aprecia muy dramático, peor no le gustaba sensación que se había quedado, menos cuando era plenamente consciente de su espantosa metida de pata.

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DÉDALO

La gente sí que tenía las cosas claras, la apertura de nuevos negocios no solo eran noticia, sino que empezaban a abrirse uno tras otro como la espuma, como aclaro Gael cuando le anuncio que no tardaría en saber sobre la apertura de las termas próximamente, algo que le encanto oír. No tendría que esperar demasiado para poder pisar las termas, más aun si no iban a estar lejos.

- Debe haber estado teniendo todo esto en mente desde hace tiempo y va con las ideas claras- dijo Dédalo pensando en ello, porque dudaba que algo así surgiera como idea de a nada, debía haber estado fraguándose tal vez durante años. Era algo bastante elaborado al fin y al cabo y con mucho trabajo.

El apunte de Gael de que ellos también habían obtenido trabajo provocó que el cambiante alzara una ceja. Teniendo en cuenta que eran mercenarios, que les saliera un trabajo en ese lugar mientras celebraban comían y curioseaban entre los conjuntos de ropa si era algo bastante especial.

- Pues…suerte con ese trabajo y espero que no sea muy problemático. No se le hace ascos a las oportunidades cuando surgen- añadió Dédalo encogiéndose de hombros, aunque sonriendo con diversión por ello, porque al parecer todos saldrían de es lugar con algún negocio bajo el brazo, así que ni tan mal.  La llegada de Dama Diurna atrajo su atención, así como la de su acompañante, que ya parecían haber finalizado sin conversación con el par de sinhadres que presidian las mesas de comida.

Noel le facilito bastante el camino al dirigirse de primeras a Dama Diurna, cosa que le alegro bastante ya que él no tenía realmente confianza con la chica. Y aunque hablar con extraños con su trabajo era su pan de cada día, con gente de la ciudad siempre tenía un tipo de dificultad extra para él. Cualquier tipo de ayuda era bienvenida.

-Me han estado contando un poco por encima sobre las termas que vas a montar, suena bastante prometedor, tengo bastantes ganas de verlo abierto -admitió el cambiante sonriendo, antes de hablar de nuevo mirando primero a Virgo, quien suponía debía andar también metida en el negocio a juzgar por la carpeta que recién se daba cuenta llevaba consigo, y seguidamente a Dama Diurna- Y Noel tiene razón….Si hay algo que aún no hayáis encontrado o no sea de tu gusto, mi catalogo es bastante amplio en artículos que podrían gustarte. No lo traigo conmigo claro, pero podría mostrártelo cuando quisieras. - ofreció Dédalo que como claramente no venía con pensamientos iniciales de tener negocios no llevaba el catálogo con él, cosa que iba a empezar a plantearse a llevarse a todos lados desde ese día, siendo que bien podría salirle algún negocio en cualquier lado. Total, en su bolsa sin fondo no estorbaría.

Adrune

El gamusino empezaba a estar bastante confuso con la conversación, entre el tema de dama Isis y después Arcan diciendo que ser un rapiña era una desgracia. Las demostraciones de Devoss y especialmente de Ruth le distrajeron por completo, no obstante. Observó con fascinación como el pelo de la demonio de fuego se prendía, creando un efecto asombroso.
—Guaau… Eso es genial —comentó con ojos brillantes.

No tardaron mucho más en despedirse, pero sabiendo que vivían en el mismo sitio no sintió demasiada pena por ello porque a partir de ese momento sentía la suficiente confianza como para hablarles cuando coincidiese con ellos en zonas comunes. A lo mejor incluso podían entrenar juntos alguna vez.
Neil le pidió entonces que le acompañase a ver ropa y la edeel siguió a su aurva tarareando por lo bajo alegremente. Después de que el brujo y algún otro terminase de ver ropa, bajarían a probar más de la comida de Eara y Ayne, la cual no defraudaría en absoluto. A pesar de que una tienda de ropa no parecía un sitio divertido por definición, aquel día se lo había pasado en grande.


Irianna

—Sí, creo que han dado con el nicho correcto que cubrir en la ciudad: sobre todo porque Eara es una excelente cocinera —dijo tras el comentario de Vivia.
Dama Isis no tardó en acercarse, con un lenguaje corporal un tanto disgustado. Se imaginaba el motivo, pero la idrina no había querido regañar al moloch allí delante de todo el mundo. Ya le explicaría cuando saliesen que no se suponía que debiera gritar dentro de una tienda. Casi se le escapa una risilla cuando vio escabullirse a Jace, a quien siguió Sekk y luego Samika. Ella prefirió quedarse con Kimbra por si necesitaba ayuda.

Como profesional que era, la veela dio enseguida con posibilidades factibles, aunque Kimbra le explicó cuál había sido su primera opción. Probablemente un pañuelo era igual de sencillo de hacer que lo que había descrito la frivy. Entre las opiniones de la demonio rakshasa y Rasqa llegaron a la conclusión de un pañuelo negro.
—¿Y rojo? —sugirió—. El negro también está bien, aunque creo que un toque de color tampoco quedaría mal. Sería a juego con tu maquillaje —le dijo a Kimbra—. Pero decide lo que más te guste.

El parqio anunció su intención de pagar aquel regalo… Hasta que de pronto recordó que no había llevado dinero.
—¿De veras? —dijo riéndose—. Vale, lo pagaré yo y ya me lo darás cuando puedas.
No quería que Kimbra pagase su propio regalo aunque Rasqa fuese a devolvérselo a ella después de todas formas.

Una vez la hija de lunas eligiese y la idrina pagase a dama Isis, acompañaría a Vivia a la mesa de los aperitivos para que pudiese probar la cocina de su amiga. Después de eso no se quedaría mucho más tiempo en la boutique: tenía mucho que estudiar.

Arcan parecía haberse sumergido en sus pensamientos con aquel tema aunque finalmente lo dejó ir, no sacaría nada en claro.

-Sip. -Respondió a Rox cuando lo señaló. -Bueno, a mi me gustan hombres y mujeres así que no puedo decir que me haya hecho dudar de nada. -Dijo encogiéndose de hombros. -En fin, un placer igualmente. Disfrutad. -Dijo con energía hacia el pequeño grupo de veteranos.

Siguió el día y aunque cuando el momento de hacer de relaciones públicas para el taller llegó se agobio un poco en general había disfrutado bastante de pasarlo con los toda aquella gente. Para él era un soplo de aire fresco pertenecer en parte a un grupo. incluso se compró unos zapatos y unas botas nuevas junto a una gabardina muco más elegante de las que solía llevar.

-¡Qué maravilla! Tenemos que ir a comer allí en cuanto abran -dijo Vivia. Si Irianna decía que su amiga era buena cocinera era más que seguro que tenía razón, y estaba deseando comprobarlo por sí misma. Por suerte pudo hacerlo, ya que en cuanto el tema del pañuelo para el perrito grande estuvo resuelto pudo ir con la otra idrina a conocer a los dueños del mesón. No hace falta decir que se deshizo en halagos.

Dama Isis tuvo que reirse del nivel de impresentabilidad de Rasqa. Se había llevado los dedos al puente de la nariz, demostrando una gran habilidad para no apuñalarse los ojos con las uñas postizas. << Dioses de la moda, dadme paciencia>> Irianna haría de intermediaria para el pago del regalo, aunque tampoco le habría importado que el moloch le pagase en otro momento.

-Tenemos una gran selección de bolsos y mochilas por si quieres asegurarte de no olvidarte del dinero para la próxima -le dijo con sorna.

La idea del pañuelo le pareció perfecta. Era fácil de hacer y no había peligro de ofensa a clientes distinguidos, además se podía personalizar de muchas formas sin mucho coste adicional.

-Sencillo y terriblemente aburrido, querrás decir -respondió al comentario de Sekk, poniendo los ojos en blanco -El rojo es la mejor opción. Se puede elegir un tono que no sea muy llamativo pero hay que meterle algo de chispa a todo ese gris.

Siguió con la mirada a los dos chicos que se alejaban, un poco preocupada por Jace. Samika les siguió y eso le hizo fruncir el ceño con suspicacia. Ya les preguntaría luego.

-Ven, tengo en el mostrador un catálogo de telas -le dijo a Kimbra. -Puedes tocarlas y elegir la que creas que le va mejor y ya te diré cómo tomarle medidas porque yo no pienso acercarme a él. También puedo bordarle algo; su nombre o el tuyo o algún símbolo o frase, lo que tú quieras.

La guió hasta detrás del mostrador y le enseñó el muestrario de telas que tenía disponibles. Antes de que se fueran, le dio una cinta métrica.

Al final la inauguración salió a pedir de boca. Había conseguido un par de encargos y muchos posibles clientes, no solo para ella. Agradeció de veras que sus amigos fuesen a apoyarla y todos los cumplidos y apreciaciones (y los regalos) Era un paso importante en su nueva vida, algo que celebrar. << Después de esto por fin voy a poder tener una rutina normal >> pensó con diversión. En cuanto todo acabó cogió al dullahan por banda. Era su día y pensaba darse un premio.

Wednesday

Wen no tenía tampoco la intención de hacer compras y en realidad tampoco de mirar demasiado. La vouivre sí tenía cierto interés en la tienda más allá del negocio de las termas, pero estaba tan metida en su proyecto y controlando tanto sus gastos últimamente que no tenía ninguna intención de comprar algo para ella en la boutique al menos hasta que las termas llevaran un par de meses abiertas. Por el contrario, sí que había querido hacerle algún regalo a Virgo, por lo que sí que esperaba que ella tuviera la oportunidad de echarle un ojo a los distintos pisos y que pudiera elegir algunas prendas que aumentaran su guardarropa.

Cuando Noel señaló a Dédalo Wen se giró en su dirección, interesada en su negocio y las posibilidades. Virgo, viendo este interés en la mirada de su jefa, buscó en la carpeta una lista de materiales y suministros que todavía necesitaban y que aún no habían tenido oportunidad de conseguir y esperó pacientemente en su sitio.

-Abrirán muy pronto, te lo aseguro. Antes incluso de lo que yo tenía previsto -comentó con su sonrisa corporativa ya anclada-. Bueno, un proveedor siempre es bienvenido. Hemos estado trabajando con algunos en el mercado y si bien tenemos la mayoría de cosas que buscábamos, no hemos podido conseguirlas todas. No perdemos nada por probar suerte contigo, ¿no?

En ese momento, Wen extendió la mano en dirección a Virgo, quien le entregó la lista que ya había sacado previamente de la carpeta.

-No es necesario que nos enseñes tu catálogo, porque la verdad es que tenemos muy claro lo que necesitamos. Quizás más adelante, sí que nos interese echarle un ojo -siguió hablando antes de finalmente extenderle el papel-. Si es posible, puedo darte esta lista con las cosas que necesitamos. Verás que hay algunas tachadas ya, pero si también puedes proporcionarlas las incluiremos en el pedido. Hay algunas de ellas que no me convencen y quizás tú puedes conseguirlas de mayor calidad. Eso sí, antes de adquirirlas necesitaría que me mandaras un presupuesto.

Wen sabía que quizás este negocio improvisado había sido algo precipitado, pero esta era la charla de negocio más fácil de la velada, puesto que no implicaba ningún tipo de personalización, y la británica esperaba conseguir así que fuera más ágil y corta, ya que sentía que ya había hecho esperar demasiado a sus amigos.

Por suerte, el cambiante pareció estar bien con su forma de tratar el tema y aceptó el encargo sin problema.

A partir de ahí, los cuchitrileros simplemente dieron una vuelta rápida por la tienda para ver todo lo expuesto por encima y decidieron retirarse pronto como había sido su intención desde le principio. Seguramente la visitarían de nuevo en otro momento cuando no hubiera que hacer tantos negocios y hubiera más espacio para moverse.


Kimbra

Kimbra consideró las sugerencias de color de sus amigos y aunque le sonaba bien el color negro, finalmente se decantó por el color rojo en el que estaban de acuerdo Isis e Irianna, sobre todo después de que la nebulomante le dijo que haría juego con su maquillaje, por lo que decidió que el tono escogido sería precisamente el de la sangre. En un principio, la demonio quiso negarse a que pagaran la prenda de Ámarok por ella, ya que no tenía ningún impedimento para hacerlo ella misma, pero la decisión del pago se tomó antes si quiera de que ella pudiera decir nada, por lo que finalmente decidió devolver el regalo en un futuro.

La engendro siguió a la frivy hacia el mostrador donde le indicó que tenía el catálogo de telas donde, tras una pequeña deliberación, eligió la que le pareció más adecuada para el kerlax y aunque en un principio no había pensado en ningún detalle que pudiera tener el pañuelo, le gustó la idea del nombre bordado y rápidamente escribió para Isis los caracteres krabelinenses que formaban el nombre de Ámarok para que los bordara en una esquina.

-En realidad Ámarok puede parecer amenazante, pero no corres ningún peligro a su lado. De hecho, al reconocerte como amiga mía estará más predispuesto a protegerte que a atacarte -explicó la demonio para calmar el posible miedo de Isis hacia su montura, pero aún así cogió el metro que esta le ofreció.

Contenta con su futura adquisición, Kimbra pasó el resto de la fiesta observando por encima lo expuesto en los distintos estantes y conversando con sus amigos.


Irenneil

Sus amigos no tardan en despedirse de los veteranos y como Neil no fue el único que quiso echarle un ojo a la ropa que había en esa plasta, el brujo pudo dedicar algo de tiempo a mirar las prendas que más le habían llamado la atención. Al final, eligió una sudadera color rosa palo con detalles en gris y con la parte interior de borrego que parecía muy calentita y le gustó mucho, aunque no la compró en ese momento porque quería probársela primero y añadir algunas prendas más a la compra, pero se la anotó mentalmente porque sabía que algunos de sus amigos como Rena estaban interesados en volver y el aurva prefería hacer la compra conjunta en ese momento.

Cuando todos sus amigos terminaron de ver la ropa, pudieron bajar al piso de abajo a saludar por fin a Eara y Ayne y felicitarles por el gran trabajo en la comida. A Neil le gustó mucho la tienda y le hizo muy feliz que Rox y Pelusa tuvieran un trabajo en el que estaban tan a gusto y a pesar de que la cantidad de gente le ponía un poco nervioso, disfrutó mucho de la fiesta, la comida y la compañía.

Jace emitió un chasqueo de lengua mental cuando Sekk mencionó los bañadores, descontento por no habérsele ocurrido como excusa ultra-convincente antes. Que le reprochara la huida le hizo resoplar, mandando su humo hacia arriba como la chimenea de un tren.
«Bomba de humo» se rio "entredientes". «No sé si era un chiste pero te lo concedo» el dullahan aminoró el ritmo, parando para ver la ropa en serio. Ir de compras le solía dar pereza absoluta, pero después de tantos años privándose de ello ahora resultaba... ¿guay? Su yo del pasado tenía que estar tirándose del rostro por el cambio.

Su visión de 360º le había permitido ver a Samika seguirles, pero no dijo nada sobre ello hasta que la chica se les plantó delante. A Sekk y a ella les llegaría un pensamiento abstracto de irritación. Seguía mosca, y aunque conociéndose se le terminaría pasando incluso él tenía sus límites. Antes, en lo más profundo de su molestia, había estado apunto de soltar que había matado para callarla de golpe; esperaba no tener que hacerlo ahora.
«Claro» respondió sin emoción, mirando más al berserker y la ropa a su alrededor que a la propia evaki. Cuando esta terminó de disculparse el americano solo despachó sus palabras con un gesto algo tosco. «Da igual.»

Jace era escueto y de mecha corta, pero no reencoroso. Si bien el cabreo era fuerte y aún le duraba tampoco es que fuera a martirizarla por ello, no solo porque no quería estar de malas con la mejor amiga de su novia, sino porque no era propio de él, sobre todo estando tan acostumbrado a cagarla personalmente con comentarios de mal gusto. Además, parecía muy afligida. Suspiró.

«Es algo complicado, lo del nombre» explicó vagamente. El recuerdo casi tangible del peso de las cabezas que había cortado muy poco atrás le hizo encogerse de hombros. Se zafó de este como pudo. «No te ralles, se me pasará.»

Jace se alejó sin más, simplemente requiriendo espacio. Aprovecharía para ayudar a Sekk en su búsqueda de bañador, demasiado disperso como para ponerse a buscar un pantalón o volver con el grupito en seguida. Con un poco de tiempo, tal como había dicho, sería capaz de hablar con Samika sin mayor dilema. Una tontería no les iba a arruinar el día, mucho menos estando ahí Isis. El premio final vendría a partes iguales.

Rasqa seguía sin saber que había hecho algo mal, horriblemente mal, y por lo tanto quedó super complacido con el resultado. Tampoco entendía mucho de combinar colores (él mismo era un parqio de colores mal combinados), así que le gustó mucho la decisión que se tomó al final. Además, el fuego a veces era rojo, eso sumaba siempre. ¿No?

—¡Gracias, Irianna! Te llevaré lo que cueste mañana —prometió—. Y ya de paso vendré a ver los bolsos y las mochilas —añadió mirando a Twix con una sonrisa de oreja a oreja que, enseguida, le hizo sentir super tonto.

Tras eso, daría un paseo rápido por la boutique, saludaría al resto de sus amigos que se habían quedado dentro, probaría con pocos modales algo del catering (para charlar también con los sinhadres) y se iría despidiéndose de todos como si no la hubiese cagado en absoluto en cierto momento de la tarde.


….


Eitne por su parte se despidió de todos con mucha dulzura (quizás de más) y continuó junto a los suyos viendo la tienda. Había muchas prendas que le llamaban la atención, en general las más sobrecargadas y coloridas, y salió del edificio con la sensación de que necesitaba conseguir dinero (más aún del que ya preveía) si quería devolverle a los mayores lo que hicieron por él y ¡además! quería comprarse ropa. ¿Por qué había que pagar por todo?


—¡Adiós, dama Isis! ¡La tienda es genial y la ropa super chula! —le dijo a la veela por canal privado antes de salir de la tienda.

Quedaba poquito para que se hiciera de noche y el niño quería llegar pronto a casa para no perder la ropa. Ya le había ocurrido en otra ocasión y no era divertido.

Sekk sonrió sutilmente ante el “chiste” de la bomba de humo, aunque siendo sinceros ni siquiera lo había pensado: a veces hacía aquel tipo de comentarios sobre la condición de su amigo sin meditarlos antes y nunca reconocía que fueran fruto del azar.
—Se te nota mucho, tío… —murmuró una última vez, aparcando el tema al sentir que alguien les andaba a la zaga.

El berserker vió venir a Samika algo después que el americano, pues él no tenía su privilegiada visión de 360º, e imaginándose cuales eran las intenciones de la evaki se planteó dejarles solos. Al percatarse del pensamiento abstracto de irritación de Jace, sin embargo, descartó la idea y se mantuvo en segundo plano tras dedicarle una media sonrisa a la muchacha. Durante lo que duró la conversación se limitó a mirar expositores con interés, intentando no interferir de ninguna manera con su presencia, y no volvió a prestarles  atención hasta que el neoyorkino no dio por zanjada la disculpa alejándose sin más.
—Nos vemos luego, Samika. —se despediría de ella con un encogimiento de hombros, siguiendo al americano hacia la zona de bañadores.

Conocía al humano lo suficiente como para saber que se le acabaría pasando el enfado tarde o temprano, así que no comentó nada y simplemente charló con él sobre cuáles eran las mejores elecciones de bañador para ir a un lago. Era una forma ligera de distraerse, pero aquellos temas de conversación podían volverse aburridos muy rápidamente y el rubio rogó que no llegaran a aquel punto. Afortunadamente para ambos no fue así y todo se resolvió bien, pues para el final de la fiesta Sekk ya tenía su bañador y Jace pudo retirarse con Isis a despejarse.
—Tu negocio es una pasada, enserio. ¡Enhorabuena por todo! —sería lo último que le diría a la frivy antes de que ambos se alejaran a lomos de Ares.

Tras quedar con Eara, Ruth y Kimbra en un horario que les viniese bien a todas, Irianna se reunió con ellas en la puerta de la boutique de la veela. Acababa de volver del trabajo e iba vestida con ropa cómoda, con unos pantalones negros de tela y una camiseta verde.
—Hola, chicas —las saludó con una sonrisa—. ¿Tenéis ya una idea de cómo queréis vuestros bañadores? Me muero de ganas por ver los modelos de los que dispone dama Isis.

No tardaron en acceder al interior y buscar a la frivy para que las atendiese.
—Buenas tardes. Venimos en busca de los mejores bañadores de la ciudad —le dijo con expresión divertida.

Desde que se había puesto en serio con la caza y doma de bestias, Kimbra dedicaba sus días a trabajar y practicar con sus animales, experimentando y probando nuevas técnicas con ellos que luego podría aplicar a otras bestias y adaptarlos específicamente para ellos. Durante un tiempo, la demonio había considerado hacerse con otro animal, queriendo poner en práctica sus nuevos conocimientos en bestias más grandes que Rata o Ascuas y, a poder ser, en algún tipo que no fuera mamífero, pero su habitación en la torre empezaba a quedarle pequeña, por lo que todavía no había dado el paso.

En la jornada de aquel día había conseguido agotar tanto a sus animales que no había tenido que lidiar con los celos de Rata cuando salía de la habitación sin él, ni con la hiperactividad de Ascuas que parecía que nunca se le acababan las energías. Ámarok, siendo el kerlax disciplinado que era, se había quedado despierto y alerta para vigilar la habitación cuando Kimbra había salido por la puerta. Incluso le había dado tiempo a cambiarse y limpiarse la coraza porque aunque ella prefería que su piel estuviera marcada con algún fluido, había entendido que cabía la posibilidad de que se tuvieran que probar alguna de las prendas, y la engendro no quería manchar ninguna de las piezas de Isis.

-Todavía no entiendo muy bien qué características debe tener un bañador, por lo que voy a confiar plenamente en vuestro criterio -respondió a Irianna mientras entraban en la boutique después de saludar.