- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Relato de adolescencia de Samika
22/04/19, 07:28 pm
Decir que había tenido una infancia tranquila sin contratiempos y altibajos tras el incidente que la dejo prácticamente ciega, sería mentira. No todo fueron esfuerzos para acostumbrarse a eso cambios que ocurrieron tanto en su forma de vivir y estudiar como en la vida y rutina del resto de componentes de su familia.
Todo cambio en muchos sentidos. Samika no creció siendo confiada en sí misma, amorosa con la gente y entusiasta y positiva. Tuvo que pelear mucho consigo misma y la tristeza de no poder hacer cosas que otros si podían y avanzar sin sentirse menos habilidosa que el resto. Su familia fue su mejor apoyo, su mejor amiga su mejor compañía y los estúpidos que se burlaban de ella o la infravaloraban, los peldaños que uso para crecer más fuerte y segura de sí misma.
Consiguió darle vuelta a las bromas y comentarios, a lo estúpidos jugueteos de los niños que querían comprobar si era ciega y jugar con aquello, con la inmadurez típica de la edad y la estupidez. No todo el mundo a su alrededor era así por supuesto, pero los pocos que si lo eran resultaban especialmente molestos por su insistencia. Y Samika aguantaba silenciosa e ignorando aquellas tonterías día tras día, hasta su segundo año de instituto.
Llevaba dos años en clases de judo y llevaba buena parte de ese tiempo aguantándose las ganas de usar los aprendidos con alguno de sus tontos compañeros de clase. Era ciega, no lo ocultaba y asistía a clases comunes con todos, clases especializadas aun así para enseñar por igual a gente vidente y no vidente. Fue usada más de una vez como la cabeza de turco por alguno de sus compañeros de clases, para culparla de que siempre iban atrasados en clase por su causa, de tonterías de que era su culpa de lo suspensos de algunos. Como si ella fuera la que pusiera las notas, Era tan peor tan ridículo que un día Samika no pudo evitar reírse por los comentarios que escuchaban sin cesar en uno de los recreos de clases, cuando vinieron a fastidiar tras haber recibido las notas de un examen hecho hacia unos días.
Sarah su amiga no se encontraba con ella como de costumbre, ya que había faltado aquel día por tener que ir al dentista.
-Topo, es toda tu culpa. ¡he suspendido por tu culpa! ¡Aggggh tu presencia me es tan molesta! ¿Porque no te piras a una clase de retrasados con otros retrasados como tú y demás de molestar a la gente “normal2? - dijo un niña de su clase acercándose a ella que se encontraba leyendo en un banco mientras estudiaba en su cuaderno de braille la clase que había dado ese día.
Samika alzo una ceja extrañada ante el comentario, pero siendo que últimamente la culpaban por todos levantó sus ojos azules hacia el grupo. Borrones frente a ella. Al menos 4 de ellos. Los idiotas de su clase que llevaban incordiándola desde primer año. Al parecer la creían la presa más sencilla de la que burlarse u hostigar, resultaba tan ridículo.
-¿Por qué es esta vez Amy? – pregunto la niña mirándole con falsa confusión- ¿Por respirar?¿Por ser más inteligente que todos ustedes pese a ser una “ciega retrasada”? – pregunto Samika con una encantadora sonrisa.
-¿Bromeas, estúpida? ¡A ti te ponen los exámenes más fáciles que a nosotros por ser ciega! Y luego encima va la profesora y nos comparan contigo, claro que es un fastidio tenerte en clase, ¡pírate ya a algún agujero oscuro, topo!- dijo la niña con el ceño fruncido desquitándose con ella frustrada sabiendo que ese suspenso solo haría que su madre la castigara, de nuevo, tenía que sacarse la rabia con alguien y la niña ciega de clase era el objetivo más fácil. Samika parpadeó ante semejante idiotez, pero discutir con descerebrados era ponerse a su nivel de estupidez.
-¿Eso crees en serio? ¿Cuán tonta puedes ser? -dijo Samika con el ceño fruncido, antes de levantarse del banco y cerrar su libro acercándose a su compañera de clase que era unos centímetros más alta que ella. Aun así, se le encaró, harta de que le molestase cada dos por tres por cosas cada cual más estúpida y sin sentido que la anterior. No era un saco de boxeo para las frustraciones de nadie- Doy lo mismo que tú, estudio lo mismo que tú. Pero yo me esfuerzo en lo que hago y tu solo haces el idiota molestando a la gente en cuanto te frustras por ser una fracasada. – dijo Samika encarándose y parándose frente a ella a escasa distancia, viendo como se le crispaba la cara con enfado
- Sino me quieres ver, ignorame, pero deja de molestarme. El tiempo que usas en buscar nuevas formas de tocarme las narices o en nuevos insultos contra mí, úsalos para cosas más constructivas, así tal vez dejes de ser la más tonta de la clase. Aunque no creo que tengas mucho arreglo, sinceramente– añadió Samika con fastidio pasando junto a ella con su bastón en mano, esquivándola a ella y sus amigas. Quería evitarlas, que la dejasen tranquila para buscar otro sitio donde leer en paz.
-¡Maldita estúpida! – gruño su compañera apretando los dientes.
-Amy vamos déjala en pa…- intentó otra de sus compañeras buscando tranquilizarla y que se olvidase de eso, pero Amy sacudió su mano de su hombro y avanzó hasta Samika arrebatándole su bastón. Samika se giró a verle frunciendo el ceño ya empezando a molestarse
-¿Qué? Sin esto ya no te lo crees tanto, ¿no estúpida? ¡Puag, esto debe estar llenos de tus gérmenes! - dijo buscando claramente provocarla y la niña ciega le miró fijamente, cruzándose de brazos. No entendía como seguía insistiendo en meterse con ella cuando ya había dejado más que claro que sus insultos no le hacían mella tal y como esta quería, porque por dentro estaba conteniéndose de no meterle un buen golpe.
-Quédatelo, tal vez así se te peguen los “gérmenes de la niña ciega” y te vuelvas un poquito más inteligente. – dicho eso se giró dispuesta a volver a su clase, aunque fuera más lento y sin bastón, prefería eso a seguir escuchando tanta tontería junta. Le habían dicho que no podía estar usando el judo contra sus compañeros de clase, aunque se lo merecieran, pero estaba costándole cada vez más cumplir aquello.
-¡Serás maldita, vuelve aquí!- exclamó la niña ya enrabietada por no conseguir asustar a su compañera, levantando el bastón con intención de tirárselo a la cabeza, cuando una mano agarró este bloqueándole. Amy levantó la cabeza sorprendida, cuando vio unos oscuros ojos azules mirándole con fastidio y una tez algo más oscura que la de la chica, que se había girado hacia ellos ante el grito.
Amy sorprendida se asustó, soltando el bastón al ver de quien se trataba, sonrojándose furiosamente y retrocediendo. Este soltó un bufido hastiado ante la situación, quedándose con el bastón de su hermana en la mano, dirigiéndoles una aguda, aburrida y hastiada mirada al pequeño grupo de mocosas que iban a la clase de su hermana pequeña.
-Otra vez tu– dijo con fastidio dirigiéndole una dura mirada a la chica de pecas, provocando que Samika a pocos pasos abriera mucho los ojos al reconocer la voz de su hermano. Volvió sobre sus pasos, acercándose a él y viendo que Aakil parecía tener su bastón y andaba girado hacia el pequeño grupo de matonas- ¿Cuántas veces voy a tener que decirte que tú y tus amigas dejéis de molestar a mi hermana para que lo entiendas? ¿Tan minúsculo es tu cerebro que no logras entender lo que digo? –preguntó el con cinismo alzando una ceja, esas niñas seguían insistiendo en molestar a Samika una y otra vez y empezaba a ser muy cansino. No quería que Samika se metiera en líos por culpa de estas pues sabía la mala leche que se gastaba. Eso y que tampoco le gustaba que se estuvieran metiendo todo el tiempo con ella y su ceguera.
-Aakil ¿Qué haces aquí? –pregunto Samika incrédula, ya que la clase de su hermano estaba en la otra punta del edificio, desde donde no se veía el patio y el generalmente casi no salía de la biblioteca.
-Me ha llamado Liam – dijo mirando a su hermana que lucía claramente sorprendida, ignorando por un momento a la panda de mocosas que parecían haberse quedado paralizadas en el lugar- Te ha visto desde el otro lado de la verja mientras jugaba al baloncesto con los de su clase y ya sabes como es - dijo volviendo de nuevo a las niñas antes de continuar- Sabemos que te hostigan desde el año pasado por más que hayas intentando ocultarlo. Quería venir, pero le dije que se montaría un barullo si se colaba por encima de la verja. Demasiado escandaloso, se volvería una molestia- dijo este chasqueando la lengua ante lo sobreprotector que era su hermano mayor.
Samika soltó un suspiro aliviado de que Aakil lo hubiese frenado. No es como si Liam fuese a hacerla nada a sus compañeras de clase, pero el simple hecho de que se colase allí causaría bastante revuelo. Samika no quería llamar aún más la atención de lo que ya lo hacía sin pretenderlo.
Las chicas lucían inquietas en el lugar como si hubieras sido paralizados por la mirada de una serpiente y Samika a pesar de no ver sus expresiones, notarlas allí quietas sin moverse le decía mucho. Aakil era bastante alto para su edad y era por norma general muy tranquilo y difícil de molestar (años de convivencia con Liam le habían enseñado a ser paciente, para no morir de frustración o terminar matándolo), pero cuando se molestaba realmente resultaba intimidante.
-No…no estábamos molestándola…solo iba devolverle su bastón- dijo Amy buscando solventar un poco aquello, ruborizada y maldiciendo internamente que hubiese parecido el hermano de su compañera ¿Cómo era posible que quedase como la matona frente a él de entre todos? ¡No debía ocurrir eso! No debería estar ahí viendo todo eso.
Ambos hermanos miraron a la niña con idénticas mirada de lástima porque de verdad creyera que eran tan idiotas como para creerse eso, y Amy entendiendo que no tenía escapatoria, se sonrojo aún más.
-V-vámonos de aquí- dijo en un susurro para seguidamente echar a correr antes de ponerse más en ridículo y evidencia y sus amigas no dudaron en salir tras ella un poco nerviosas.
El chico al verlas largarse suspiro, rascándose la cabeza con pesadez, poniéndole a Samika el bastón en las manos.
-No vuelvas a perder eso, átalo con una cuerda o algo- dijo Aakil como suave regaño y Samika puso un puchero, antes de coger el bastón.
-No necesitaba que me ayudases ¿sabes? Se cuidarme sola Aakil, no estoy indefensa. ¿Cuántas veces tendré que decíroslo a los dos? Puedo-cuidarme-sola - se quejó Samika ya que no le gustaba que sus hermanos se metieran tanto para sobreprotegerla. Este la miro con una leve sonrisa, acercándose un poco a ella para que le viera la cara, teniendo que medio inclinarse para hacerlo ya que le sacaba como una cabeza de altura.
-Lo sé, pero míralo de este modo Sami…si dejo que entres en una pelea o discusión ahora, te castigaran y te cansaras ¿Quién impediría luego que mate a Liam cuando diga alguna estupidez tocapelotas? – añadió este con una sonrisa juguetona y Samika bufo también riéndose, pues Liam era un experto en sacar de quicio a Aakil. Se llevaban realmente bien, pero tenían caracteres que veces chocaban entre si- Estoy salvando la vida de nuestro hermano en realidad ¿No quieres que viva mucho tiempo? Que mala hermana eres- dijo chocando suavemente su frente contra la de ella antes de revolverle el pelo con la mano y alejarse.
-Pff, lo dices como si fueses capaz realmente de hacerle daño a Liam - le provocó en broma y Aakil soltó una suave risa, metiéndose las manos en los bolsillos del pantalón, haciéndose el ofendido con cierta diversión. A Samika realmente le fascinaba lo mucho que cambiaban sus hermanos cuando estaban con ella y no había nadie más.
-Oye, me ofendes enana, también se hacen músculos cargando libros en la biblioteca. - protestó, apoyando su cabeza sobre ella y Samika se echó a reír ante su inteligente respuesta, saliendo de debajo de su brazo y haciéndolo tambalearse y casi caerse. Samika se rió aun mas fuerte al escucharlo soltar una maldición por lo bajo.
-Algún día seré mucho mas alta que tÚ y ya no podrás usar mi cabeza para apoyarte- dijo ella sacandole la lengua y este rió. Aakil era alto pero un poco desgarbado, no era precisamente el mejor deportista, le daba pereza casi cualquier ejercicio físico. El prefería usar sus horas muertas jugando videojuegos, leyendo, dibujando o charlando con ella sobre arte, música o películas.
-Nunca ocurrirá, pero soñar es gratis -aseguró y Samika que lo tenia justo al lado lo noto encogerse de hombros- Te quedaras pequeñita y portátil, como un cachorro con mal genio- añadió sabiendo que su hermana todo lo que tenia de pequeñita y verse frágil lo tenia de mala ostia cuando se molestaba. Aunque rara vez ocurría con ellos realmente, mas que puras bromas.
-¡Ey! Me has salvado de bullying para hacerme bullying tú- protestó ella fingiendo sentirse ofendida y molesta, pues sabia que su hermano solo andaba jugando con ella.
-Perdona Sami, es lo justo. Liam me fastidia a mi y yo te fastidio un poco a ti. El ciclo se cierra así -aseguro el sabiamente con claro tono divertido y Samika parpadeo ante esa lógica antes sonreír con cierta maldad, genuina e inocente.
-¿Entonces a quien debería hacerle una llave de judo bien dolorosa? ¿A ti por fastidiarme o a él por iniciarlo todo? -pregunto con una amplia sonrisa que Aakil leyó perfectamente y no dudo en lanzarle el muerto a otro.
-A Liam por supuesto, el bucle va en círculos, como las donas. Además soy tu hermano favorito ¿verdad que si? Con lo que yo te quiero, hermanita -dijo dándole un abrazo de oso mientras ella se quejaba por la muestra de afecto casi ahogada por el abrazo y la risa ante su claro descaro. Que cara mas dura tenía.
-Eres un cobarde Aakil, ¿no que tenias músculos de cargar libros?- farfulló Samika contra su pecho mientras lo notaba con la cabeza apoyada sobre la suya. Lo sintió reírse contra ella de forma forma suave, antes de alejarse.
-Puro adorno. No son útiles contra hermanas pequeñas que saben artes marciales.- aseguró mas que convencido y Samika bufo risueña antes de alejarse de el, para seguir avanzando- Ademas, me ofende que pongas en duda que soy un cobarde. -añadió haciéndose el ofendido con cinismo que Samika entendía bien en el y que le hacia bastante gracia. Aakil tenia una personalidad muy peculiar.
-Eres un idiota- aseguró ella cariñosamente cuando llegaron al pasillo que daba a su clase y donde Aakil le había acompañado sin decir nada.
-Gracias por el halago. Asegúrate de no decirle lo mismo a Liam o morirá de felicidad. Eso solo puedo decírselo yo, que yo si se lo digo en serio- aseguró este con un gesto de su mano que Samika también llego a ver e hizo que rodase los ojos sabiendo que bromeaba. El pique entre ambos era un constante en su casa- Anda, vete ya a clases, avisare a ese idiota que estas sana y salva sin ningún rasguño, o luego no habrá quien lo aguante- dijo el con resignación y la niña sonrió. Samika se alejo algunos pasos hacia su puerta antes de girarse, volver sobre sus pasos, jalar de su camiseta para que se agachara y besarle en la mejilla con una sonora pedorreta.
Le saco la lengua cuando lo vio ruborizarse, soltándolo con una carcajada. Su hermano era increíblemente tímido aunque lo escondiera tan bien entre sarcasmo y bromas.
-¡No hagas eso Samika, maldita sea, sabes que lo odio! -protestó sonrojado, mientras se limpiaba el rastro de baba, pero ella se hizo la sorda perdiéndose de vista dentro de su aula, de excelente de buen humor tras conseguir molestarlo antes de irse.
La relación que tenía con sus hermanos era realmente increíble. Aakil era sarcástico, cínico pero travieso y mucho mas serio cuando no estaba únicamente a solas con ella, pero era horriblemente tímido cuando le profesaban muestras de afecto que no iniciaba el mismo, por lo que era muy graciosos hacerlo y ver como todo su rostro se oscurecía por el furioso sonrojo. Era también la forma mas sencilla de hacerlo callar.
Liam era más como ella, mucho más activo y extrovertido, desvergonzado y descarado de una forma mas madura que la suya. Muy sobreprotector con ellos a pesar de molestarles de forma juguetona. Le encantaba el deporte, la música y ver películas. Era tan o mas bromista que Aakil y era imposible no acabar riéndose con ellos cuando ambos se juntaban. Tocaba el bajo y estaba aprendiendo a tocar la batería, era alguien incapaz de no estar haciendo cosas todo el tiempo y siempre tenía nuevas ideas e incitativas que no dudaba en iniciar aunque pudieran ser riesgosas. Era muchísimo mas lanzado que Aakil o que ella misma para todo.
También era un poco más alto que Aakil que tenía 15 años frente a los recientes 18 de Liam. Debido a la diferencia de estaturas de los tres, Liam siempre bromeaba con que Samika era como el precioso valle entre dos feas montañas.
Sus hermanos se la pasaban cuidándola y pendientes de ella, a veces demasiado según Samika, aunque pasar tiempo con ellos nunca era especialmente aburrido. Sus riñas solían ser graciosas de escuchar. Ver películas con ellos era especialmente un show.
Dado que ella no podía verlas realmente, se la pasaba escuchando a Akill contar cada suceso que ocurría mientras Liam a su lado comentaba cosas sobre la estupidez generalizada de los personajes con cada situación. Al final, casi nunca se enteraba realmente de que iba la película, pero siempre acababa muriéndose de risa.
Ella los adoraba y recibía el mismo tipo de cariño por parte de estos, un amor fraternal puro e incondicional. Para Samika probablemente sus hermanos era los dos chicos más guapos, hermosos e importantes para ella, no solo por cómo eran por fuera, cada uno a su manera, sino por cómo eran por dentro.
Los quería muchísimo y no era algo que fuese a cambiar incluso cuando ella, años mas tarde, dejara de ser humana.
Todo cambio en muchos sentidos. Samika no creció siendo confiada en sí misma, amorosa con la gente y entusiasta y positiva. Tuvo que pelear mucho consigo misma y la tristeza de no poder hacer cosas que otros si podían y avanzar sin sentirse menos habilidosa que el resto. Su familia fue su mejor apoyo, su mejor amiga su mejor compañía y los estúpidos que se burlaban de ella o la infravaloraban, los peldaños que uso para crecer más fuerte y segura de sí misma.
Consiguió darle vuelta a las bromas y comentarios, a lo estúpidos jugueteos de los niños que querían comprobar si era ciega y jugar con aquello, con la inmadurez típica de la edad y la estupidez. No todo el mundo a su alrededor era así por supuesto, pero los pocos que si lo eran resultaban especialmente molestos por su insistencia. Y Samika aguantaba silenciosa e ignorando aquellas tonterías día tras día, hasta su segundo año de instituto.
Llevaba dos años en clases de judo y llevaba buena parte de ese tiempo aguantándose las ganas de usar los aprendidos con alguno de sus tontos compañeros de clase. Era ciega, no lo ocultaba y asistía a clases comunes con todos, clases especializadas aun así para enseñar por igual a gente vidente y no vidente. Fue usada más de una vez como la cabeza de turco por alguno de sus compañeros de clases, para culparla de que siempre iban atrasados en clase por su causa, de tonterías de que era su culpa de lo suspensos de algunos. Como si ella fuera la que pusiera las notas, Era tan peor tan ridículo que un día Samika no pudo evitar reírse por los comentarios que escuchaban sin cesar en uno de los recreos de clases, cuando vinieron a fastidiar tras haber recibido las notas de un examen hecho hacia unos días.
Sarah su amiga no se encontraba con ella como de costumbre, ya que había faltado aquel día por tener que ir al dentista.
-Topo, es toda tu culpa. ¡he suspendido por tu culpa! ¡Aggggh tu presencia me es tan molesta! ¿Porque no te piras a una clase de retrasados con otros retrasados como tú y demás de molestar a la gente “normal2? - dijo un niña de su clase acercándose a ella que se encontraba leyendo en un banco mientras estudiaba en su cuaderno de braille la clase que había dado ese día.
Samika alzo una ceja extrañada ante el comentario, pero siendo que últimamente la culpaban por todos levantó sus ojos azules hacia el grupo. Borrones frente a ella. Al menos 4 de ellos. Los idiotas de su clase que llevaban incordiándola desde primer año. Al parecer la creían la presa más sencilla de la que burlarse u hostigar, resultaba tan ridículo.
-¿Por qué es esta vez Amy? – pregunto la niña mirándole con falsa confusión- ¿Por respirar?¿Por ser más inteligente que todos ustedes pese a ser una “ciega retrasada”? – pregunto Samika con una encantadora sonrisa.
-¿Bromeas, estúpida? ¡A ti te ponen los exámenes más fáciles que a nosotros por ser ciega! Y luego encima va la profesora y nos comparan contigo, claro que es un fastidio tenerte en clase, ¡pírate ya a algún agujero oscuro, topo!- dijo la niña con el ceño fruncido desquitándose con ella frustrada sabiendo que ese suspenso solo haría que su madre la castigara, de nuevo, tenía que sacarse la rabia con alguien y la niña ciega de clase era el objetivo más fácil. Samika parpadeó ante semejante idiotez, pero discutir con descerebrados era ponerse a su nivel de estupidez.
-¿Eso crees en serio? ¿Cuán tonta puedes ser? -dijo Samika con el ceño fruncido, antes de levantarse del banco y cerrar su libro acercándose a su compañera de clase que era unos centímetros más alta que ella. Aun así, se le encaró, harta de que le molestase cada dos por tres por cosas cada cual más estúpida y sin sentido que la anterior. No era un saco de boxeo para las frustraciones de nadie- Doy lo mismo que tú, estudio lo mismo que tú. Pero yo me esfuerzo en lo que hago y tu solo haces el idiota molestando a la gente en cuanto te frustras por ser una fracasada. – dijo Samika encarándose y parándose frente a ella a escasa distancia, viendo como se le crispaba la cara con enfado
- Sino me quieres ver, ignorame, pero deja de molestarme. El tiempo que usas en buscar nuevas formas de tocarme las narices o en nuevos insultos contra mí, úsalos para cosas más constructivas, así tal vez dejes de ser la más tonta de la clase. Aunque no creo que tengas mucho arreglo, sinceramente– añadió Samika con fastidio pasando junto a ella con su bastón en mano, esquivándola a ella y sus amigas. Quería evitarlas, que la dejasen tranquila para buscar otro sitio donde leer en paz.
-¡Maldita estúpida! – gruño su compañera apretando los dientes.
-Amy vamos déjala en pa…- intentó otra de sus compañeras buscando tranquilizarla y que se olvidase de eso, pero Amy sacudió su mano de su hombro y avanzó hasta Samika arrebatándole su bastón. Samika se giró a verle frunciendo el ceño ya empezando a molestarse
-¿Qué? Sin esto ya no te lo crees tanto, ¿no estúpida? ¡Puag, esto debe estar llenos de tus gérmenes! - dijo buscando claramente provocarla y la niña ciega le miró fijamente, cruzándose de brazos. No entendía como seguía insistiendo en meterse con ella cuando ya había dejado más que claro que sus insultos no le hacían mella tal y como esta quería, porque por dentro estaba conteniéndose de no meterle un buen golpe.
-Quédatelo, tal vez así se te peguen los “gérmenes de la niña ciega” y te vuelvas un poquito más inteligente. – dicho eso se giró dispuesta a volver a su clase, aunque fuera más lento y sin bastón, prefería eso a seguir escuchando tanta tontería junta. Le habían dicho que no podía estar usando el judo contra sus compañeros de clase, aunque se lo merecieran, pero estaba costándole cada vez más cumplir aquello.
-¡Serás maldita, vuelve aquí!- exclamó la niña ya enrabietada por no conseguir asustar a su compañera, levantando el bastón con intención de tirárselo a la cabeza, cuando una mano agarró este bloqueándole. Amy levantó la cabeza sorprendida, cuando vio unos oscuros ojos azules mirándole con fastidio y una tez algo más oscura que la de la chica, que se había girado hacia ellos ante el grito.
Amy sorprendida se asustó, soltando el bastón al ver de quien se trataba, sonrojándose furiosamente y retrocediendo. Este soltó un bufido hastiado ante la situación, quedándose con el bastón de su hermana en la mano, dirigiéndoles una aguda, aburrida y hastiada mirada al pequeño grupo de mocosas que iban a la clase de su hermana pequeña.
-Otra vez tu– dijo con fastidio dirigiéndole una dura mirada a la chica de pecas, provocando que Samika a pocos pasos abriera mucho los ojos al reconocer la voz de su hermano. Volvió sobre sus pasos, acercándose a él y viendo que Aakil parecía tener su bastón y andaba girado hacia el pequeño grupo de matonas- ¿Cuántas veces voy a tener que decirte que tú y tus amigas dejéis de molestar a mi hermana para que lo entiendas? ¿Tan minúsculo es tu cerebro que no logras entender lo que digo? –preguntó el con cinismo alzando una ceja, esas niñas seguían insistiendo en molestar a Samika una y otra vez y empezaba a ser muy cansino. No quería que Samika se metiera en líos por culpa de estas pues sabía la mala leche que se gastaba. Eso y que tampoco le gustaba que se estuvieran metiendo todo el tiempo con ella y su ceguera.
-Aakil ¿Qué haces aquí? –pregunto Samika incrédula, ya que la clase de su hermano estaba en la otra punta del edificio, desde donde no se veía el patio y el generalmente casi no salía de la biblioteca.
-Me ha llamado Liam – dijo mirando a su hermana que lucía claramente sorprendida, ignorando por un momento a la panda de mocosas que parecían haberse quedado paralizadas en el lugar- Te ha visto desde el otro lado de la verja mientras jugaba al baloncesto con los de su clase y ya sabes como es - dijo volviendo de nuevo a las niñas antes de continuar- Sabemos que te hostigan desde el año pasado por más que hayas intentando ocultarlo. Quería venir, pero le dije que se montaría un barullo si se colaba por encima de la verja. Demasiado escandaloso, se volvería una molestia- dijo este chasqueando la lengua ante lo sobreprotector que era su hermano mayor.
Samika soltó un suspiro aliviado de que Aakil lo hubiese frenado. No es como si Liam fuese a hacerla nada a sus compañeras de clase, pero el simple hecho de que se colase allí causaría bastante revuelo. Samika no quería llamar aún más la atención de lo que ya lo hacía sin pretenderlo.
Las chicas lucían inquietas en el lugar como si hubieras sido paralizados por la mirada de una serpiente y Samika a pesar de no ver sus expresiones, notarlas allí quietas sin moverse le decía mucho. Aakil era bastante alto para su edad y era por norma general muy tranquilo y difícil de molestar (años de convivencia con Liam le habían enseñado a ser paciente, para no morir de frustración o terminar matándolo), pero cuando se molestaba realmente resultaba intimidante.
-No…no estábamos molestándola…solo iba devolverle su bastón- dijo Amy buscando solventar un poco aquello, ruborizada y maldiciendo internamente que hubiese parecido el hermano de su compañera ¿Cómo era posible que quedase como la matona frente a él de entre todos? ¡No debía ocurrir eso! No debería estar ahí viendo todo eso.
Ambos hermanos miraron a la niña con idénticas mirada de lástima porque de verdad creyera que eran tan idiotas como para creerse eso, y Amy entendiendo que no tenía escapatoria, se sonrojo aún más.
-V-vámonos de aquí- dijo en un susurro para seguidamente echar a correr antes de ponerse más en ridículo y evidencia y sus amigas no dudaron en salir tras ella un poco nerviosas.
El chico al verlas largarse suspiro, rascándose la cabeza con pesadez, poniéndole a Samika el bastón en las manos.
-No vuelvas a perder eso, átalo con una cuerda o algo- dijo Aakil como suave regaño y Samika puso un puchero, antes de coger el bastón.
-No necesitaba que me ayudases ¿sabes? Se cuidarme sola Aakil, no estoy indefensa. ¿Cuántas veces tendré que decíroslo a los dos? Puedo-cuidarme-sola - se quejó Samika ya que no le gustaba que sus hermanos se metieran tanto para sobreprotegerla. Este la miro con una leve sonrisa, acercándose un poco a ella para que le viera la cara, teniendo que medio inclinarse para hacerlo ya que le sacaba como una cabeza de altura.
-Lo sé, pero míralo de este modo Sami…si dejo que entres en una pelea o discusión ahora, te castigaran y te cansaras ¿Quién impediría luego que mate a Liam cuando diga alguna estupidez tocapelotas? – añadió este con una sonrisa juguetona y Samika bufo también riéndose, pues Liam era un experto en sacar de quicio a Aakil. Se llevaban realmente bien, pero tenían caracteres que veces chocaban entre si- Estoy salvando la vida de nuestro hermano en realidad ¿No quieres que viva mucho tiempo? Que mala hermana eres- dijo chocando suavemente su frente contra la de ella antes de revolverle el pelo con la mano y alejarse.
-Pff, lo dices como si fueses capaz realmente de hacerle daño a Liam - le provocó en broma y Aakil soltó una suave risa, metiéndose las manos en los bolsillos del pantalón, haciéndose el ofendido con cierta diversión. A Samika realmente le fascinaba lo mucho que cambiaban sus hermanos cuando estaban con ella y no había nadie más.
-Oye, me ofendes enana, también se hacen músculos cargando libros en la biblioteca. - protestó, apoyando su cabeza sobre ella y Samika se echó a reír ante su inteligente respuesta, saliendo de debajo de su brazo y haciéndolo tambalearse y casi caerse. Samika se rió aun mas fuerte al escucharlo soltar una maldición por lo bajo.
-Algún día seré mucho mas alta que tÚ y ya no podrás usar mi cabeza para apoyarte- dijo ella sacandole la lengua y este rió. Aakil era alto pero un poco desgarbado, no era precisamente el mejor deportista, le daba pereza casi cualquier ejercicio físico. El prefería usar sus horas muertas jugando videojuegos, leyendo, dibujando o charlando con ella sobre arte, música o películas.
-Nunca ocurrirá, pero soñar es gratis -aseguró y Samika que lo tenia justo al lado lo noto encogerse de hombros- Te quedaras pequeñita y portátil, como un cachorro con mal genio- añadió sabiendo que su hermana todo lo que tenia de pequeñita y verse frágil lo tenia de mala ostia cuando se molestaba. Aunque rara vez ocurría con ellos realmente, mas que puras bromas.
-¡Ey! Me has salvado de bullying para hacerme bullying tú- protestó ella fingiendo sentirse ofendida y molesta, pues sabia que su hermano solo andaba jugando con ella.
-Perdona Sami, es lo justo. Liam me fastidia a mi y yo te fastidio un poco a ti. El ciclo se cierra así -aseguro el sabiamente con claro tono divertido y Samika parpadeo ante esa lógica antes sonreír con cierta maldad, genuina e inocente.
-¿Entonces a quien debería hacerle una llave de judo bien dolorosa? ¿A ti por fastidiarme o a él por iniciarlo todo? -pregunto con una amplia sonrisa que Aakil leyó perfectamente y no dudo en lanzarle el muerto a otro.
-A Liam por supuesto, el bucle va en círculos, como las donas. Además soy tu hermano favorito ¿verdad que si? Con lo que yo te quiero, hermanita -dijo dándole un abrazo de oso mientras ella se quejaba por la muestra de afecto casi ahogada por el abrazo y la risa ante su claro descaro. Que cara mas dura tenía.
-Eres un cobarde Aakil, ¿no que tenias músculos de cargar libros?- farfulló Samika contra su pecho mientras lo notaba con la cabeza apoyada sobre la suya. Lo sintió reírse contra ella de forma forma suave, antes de alejarse.
-Puro adorno. No son útiles contra hermanas pequeñas que saben artes marciales.- aseguró mas que convencido y Samika bufo risueña antes de alejarse de el, para seguir avanzando- Ademas, me ofende que pongas en duda que soy un cobarde. -añadió haciéndose el ofendido con cinismo que Samika entendía bien en el y que le hacia bastante gracia. Aakil tenia una personalidad muy peculiar.
-Eres un idiota- aseguró ella cariñosamente cuando llegaron al pasillo que daba a su clase y donde Aakil le había acompañado sin decir nada.
-Gracias por el halago. Asegúrate de no decirle lo mismo a Liam o morirá de felicidad. Eso solo puedo decírselo yo, que yo si se lo digo en serio- aseguró este con un gesto de su mano que Samika también llego a ver e hizo que rodase los ojos sabiendo que bromeaba. El pique entre ambos era un constante en su casa- Anda, vete ya a clases, avisare a ese idiota que estas sana y salva sin ningún rasguño, o luego no habrá quien lo aguante- dijo el con resignación y la niña sonrió. Samika se alejo algunos pasos hacia su puerta antes de girarse, volver sobre sus pasos, jalar de su camiseta para que se agachara y besarle en la mejilla con una sonora pedorreta.
Le saco la lengua cuando lo vio ruborizarse, soltándolo con una carcajada. Su hermano era increíblemente tímido aunque lo escondiera tan bien entre sarcasmo y bromas.
-¡No hagas eso Samika, maldita sea, sabes que lo odio! -protestó sonrojado, mientras se limpiaba el rastro de baba, pero ella se hizo la sorda perdiéndose de vista dentro de su aula, de excelente de buen humor tras conseguir molestarlo antes de irse.
La relación que tenía con sus hermanos era realmente increíble. Aakil era sarcástico, cínico pero travieso y mucho mas serio cuando no estaba únicamente a solas con ella, pero era horriblemente tímido cuando le profesaban muestras de afecto que no iniciaba el mismo, por lo que era muy graciosos hacerlo y ver como todo su rostro se oscurecía por el furioso sonrojo. Era también la forma mas sencilla de hacerlo callar.
Liam era más como ella, mucho más activo y extrovertido, desvergonzado y descarado de una forma mas madura que la suya. Muy sobreprotector con ellos a pesar de molestarles de forma juguetona. Le encantaba el deporte, la música y ver películas. Era tan o mas bromista que Aakil y era imposible no acabar riéndose con ellos cuando ambos se juntaban. Tocaba el bajo y estaba aprendiendo a tocar la batería, era alguien incapaz de no estar haciendo cosas todo el tiempo y siempre tenía nuevas ideas e incitativas que no dudaba en iniciar aunque pudieran ser riesgosas. Era muchísimo mas lanzado que Aakil o que ella misma para todo.
También era un poco más alto que Aakil que tenía 15 años frente a los recientes 18 de Liam. Debido a la diferencia de estaturas de los tres, Liam siempre bromeaba con que Samika era como el precioso valle entre dos feas montañas.
Sus hermanos se la pasaban cuidándola y pendientes de ella, a veces demasiado según Samika, aunque pasar tiempo con ellos nunca era especialmente aburrido. Sus riñas solían ser graciosas de escuchar. Ver películas con ellos era especialmente un show.
Dado que ella no podía verlas realmente, se la pasaba escuchando a Akill contar cada suceso que ocurría mientras Liam a su lado comentaba cosas sobre la estupidez generalizada de los personajes con cada situación. Al final, casi nunca se enteraba realmente de que iba la película, pero siempre acababa muriéndose de risa.
Ella los adoraba y recibía el mismo tipo de cariño por parte de estos, un amor fraternal puro e incondicional. Para Samika probablemente sus hermanos era los dos chicos más guapos, hermosos e importantes para ella, no solo por cómo eran por fuera, cada uno a su manera, sino por cómo eran por dentro.
Los quería muchísimo y no era algo que fuese a cambiar incluso cuando ella, años mas tarde, dejara de ser humana.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
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