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Viaje de Twix y Samika a la Tierra
06/05/20, 06:48 pm
Viene de aquí
Después de dar de comer a las rayas vieron los pulpos que mencionó Samika y después pasaron a ver ese animal tan grande del que hablaba. Twixy’s no fue capaz de imaginárselo con carne y piel ni en ese momento ni en todo el tiempo que pasaron en Maciel, pero las ilustraciones informativas ayudaron. Le dio algo de pena ponerle cara al animal que había muerto estrellado contra su torreón.
Vieron todas las secciones del acuario a excepción de la parte del Amazonas. La veela no estaba muy por la labor de ver bichos y pirañas. Sí que pasaron por la tienda de regalos, donde Twix descubrió que los terrícolas tenían mucho que aprender sobre diseño de merchandising. Aun así compró un globo de nieve y varios llaveros graciosos para sus amigos.
Almorzaron en Jubilee Gardens, sentados en la hierba. La comida callejera típica inglesa le pareció una absoluta aberración, así que fueron a un restaurante de sushi cercano que Samika conocía. A Twix le encantó el sushi, era algo que podía pasar perfectamente por comida frivy pero con matices y sabores nuevos. Después de comer dieron un agradable paseo por el parque.
La verdad es que el parque en sí no tenía nada de especial: era una extensión verde con caminos de piedra y vistas al río y al London Eye, la siguiente visita de su isla, pero tras tanto tiempo entre la ruina de Rocavarancolia y el frenesí frivy un espacio tan amplio y despejado resultaba refrescante. No había mucha gente pues el cielo estaba cubierto por una gruesa capa de nubes que amenazaban lluvia, pero la suerte estuvo de su lado y no empezó a llover hasta que estuvieron bien avanzados en la cola del London Eye.
Después de dar de comer a las rayas vieron los pulpos que mencionó Samika y después pasaron a ver ese animal tan grande del que hablaba. Twixy’s no fue capaz de imaginárselo con carne y piel ni en ese momento ni en todo el tiempo que pasaron en Maciel, pero las ilustraciones informativas ayudaron. Le dio algo de pena ponerle cara al animal que había muerto estrellado contra su torreón.
Vieron todas las secciones del acuario a excepción de la parte del Amazonas. La veela no estaba muy por la labor de ver bichos y pirañas. Sí que pasaron por la tienda de regalos, donde Twix descubrió que los terrícolas tenían mucho que aprender sobre diseño de merchandising. Aun así compró un globo de nieve y varios llaveros graciosos para sus amigos.
Almorzaron en Jubilee Gardens, sentados en la hierba. La comida callejera típica inglesa le pareció una absoluta aberración, así que fueron a un restaurante de sushi cercano que Samika conocía. A Twix le encantó el sushi, era algo que podía pasar perfectamente por comida frivy pero con matices y sabores nuevos. Después de comer dieron un agradable paseo por el parque.
La verdad es que el parque en sí no tenía nada de especial: era una extensión verde con caminos de piedra y vistas al río y al London Eye, la siguiente visita de su isla, pero tras tanto tiempo entre la ruina de Rocavarancolia y el frenesí frivy un espacio tan amplio y despejado resultaba refrescante. No había mucha gente pues el cielo estaba cubierto por una gruesa capa de nubes que amenazaban lluvia, pero la suerte estuvo de su lado y no empezó a llover hasta que estuvieron bien avanzados en la cola del London Eye.
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