Torre Doce

Gael escuchó las diferentes respuestas que le dieron mirando a unos y a otros. Había supuesto que todos conocerían la torre Doce, pero si había preguntado aquello era porque unos pocos habían subido las escaleras mirando alrededor con interés, y su observación había estado en lo cierto. De todas maneras solo era curiosidad, y la pregunta importante había sido la otra.

Atendió con interés a todo lo que dijeron. Sus capacidades mágicas no eran lo único importante para estudiar magia curativa, por ahora solo necesitaban preocuparse de la diferencia entre los conocimientos de base que traían. Pero era lógico; como había dicho la bruja de la arena, era pronto y aún estaban ocupados aprendiendo a controlar sus transformaciones como para avanzar en especializaciones. La historia que terminó por omitir la chica rubia fue la que más se le quedó grabada. Su comentario revivió memorias de su propia criba y le recordó una vez más que para aquellos chicos la experiencia aún estaba fresca. Esperaba no tocar ningún tema sensible por accidente.

—Lo que sugerís está bien, pero podemos turnarnos para ayudar a Noel —le dijo a Giz—. Parece que la ratio de alumnos por profesor va a ser mayor por su lado —añadió en broma.

Tras eso dividieron las mesas para alojar a los dos grupos y Gael extendió sus libros a la vista de todos. Al escuchar la broma de Giz soltó una carcajada, pero observó la reacción de los que se habían quedado en el grupo avanzado para ver si comentarios de ese estilo incomodaban o eran bien recibidos. Dependiendo de las reacciones que observara, probablemente se soltaría más o menos a lo largo de la sesión.

Los libros que había puesto de la mesa no trataban de hechizos, ni de runas, ni de alquimia. Habiendo pensado algo por las mismas líneas que Giz, se trajo un atlas anatómico Rocavarancolés –su joya de la corona– y un tratado sobre fisiología animal. Eran ejemplos excelentes para mostrarle a los que querían avanzar en aquella rama, porque era esencial que se hiciesen con gran variedad de libros así.
—Si don Lagartone me lo permite, antes de que siga intimidando a nadie, voy a tomar un momento la palabra —bromeó dirigiéndose a su amigo, y luego continuó mirando a los neotransformados de su grupo de forma intermitente—. Supongo que ya lo sabéis, pero lo que separa a una persona que solo puede curar rasguños o dar primeros auxilios de un curandero especializado es esto. —Posó la mano sobre los libros, solo brevemente para que pudiesen apreciar los títulos—. Estudiar hechizos y fórmulas alquímicas solo es una parte pequeña del conocimiento que necesitáis, la gran mayoría de las magias avanzados no se pueden ejecutar correctamente sin conocer la anatomía y fisiología de la criatura que estéis tratando… Que además es aún más complicado en Rocavarancolia por la cantidad de especies y transformaciones diferentes que se pueden dar. Creo que ambos podemos dar fe de que nunca dejas de aprender nada nuevo, ¿verdad? —se dirigió a Giz con una sonrisa.
»Los libros que hemos traído solo son un ejemplo, pero si queréis centraros en esta rama tenéis que reunir o tener localizados en las bibliotecas de la ciudad el mayor número de compendios de este estilo que podáis, para cubrir todas las especies posibles. Es imposible tener todo ese conocimiento en la cabeza, os lo aseguro —rio.
»¿Habéis estado estudiando cómo funciona el cuerpo o cómo es por dentro? ¿Diríais que sabéis más o menos el mapa de huesos y músculos de vuestra especie? —quiso saber. Antes de pasar a nada más, debían saber por dónde empezar.

Lethe

Había dejado escapar un leve sonido que podía interpretarse como aprobación ante el comentario de su cosechador: empezaba a creer que tal vez el mamífero emplumado no era tan terrible como imaginaba, pero de momento tan solo le estaba dando el beneficio de la duda.

Todos sus compañeros fueron respondiendo a la pregunta que había hecho Koval y ante la sugerencia de Noel se fueron dividiendo en dos grupos. Ella se sentó cerca de Adam, Chromsa y Pefka para atender al fuego fatuo y a Giz. Este último suscitó su interés cuando mencionó que también podía ayudarles con hechizos de búsqueda y se aseguró de tomar nota mental de ello para preguntárselo al final de la clase. Lo que dijo a continuación, no obstante, le hizo arquear levemente una ceja, no estando segura de si lo decía en serio o no. De todas formas: ella estaba más que dispuesta a dejarse romper un brazo si era necesario, pero el humano intervino entonces y fue entonces cuando la clase dio comienzo verdaderamente.

Atendió con interés a todo lo que dijo, pues tenía mucho sentido. Por supuesto a aquellas alturas ella ya sabía que aprender anatomía era una parte importante de la magia curativa, pero ciertamente no había tenido mucho tiempo para emplearse tan a fondo, las preocupaciones lastrándole de forma continua su avance personal.
—Yo no mucho, la verdad —respondió a la pregunta que les había hecho directamente y se estiró para observar los libros con interés—. Soy consciente de la importancia de esta parte, pero todavía no he podido… centrarme mucho en ello. De todos modos, creo que prefiero conocer primero la anatomía de mis compañeros —los señaló—. Soy la única enderth y prefiero saber curar sus heridas antes que nada.

La horus pretendía que aquel comentario pasase como una simple cuestión práctica, no queriendo decir directamente que sus propios daños le importaban menos o probablemente sus compañeros se lo reprocharían. Siguió fijando su vista en el libro para evitar mirarlos directamente.

>>Oh, y quizás debería mencionar que poseo la habilidad de impedir que las heridas se curen —alzó la vista hacia Giz y Koval señalando sus propios ojos, dándose cuenta de pronto que dada la naturaleza de aquella clase probablemente  ese era un dato relevante.


Noel

Todos fueron respondiendo y la historia de Fleur le hizo empatizar de inmediato: aunque para ellos estuviese lejana la criba, no habían dejado de sufrir una amenaza tras otra, cada cual peor que la anterior... No pudo evitar recordar cierto episodio que le dejó en coma durante una semana, y desde luego que aquella rama de la magia en la que se iban a centrar ese día era lo que había hecho que no solo hubiese salido con vida, si no también sin secuelas crónicas.

Parecía que se había metido él solito en un pequeño "problema" pues esperaba que su número de alumnos fuese menor que el de Gael y Giz, pero acabó con casi el mismo número de personas. Se acercó  la bruja de la arena, la tempestomante y la chica rubia que no había dicho su transformación. Se fijó de pasada en que tenía algunas plumas en el rostro, pero no identificaba para nada a qué se correspondían. Dejó que Gael diese su explicación porque convenía que la escuchasen todo antes de dirigirse a las tres chicas.
—Bueno, pues de momento estáis atrapadas conmigo: el profesor más cutre de los tres —bromeó evitando que el tono sonase amenazante en absoluto: ya había sido más que consciente de que resultaba intimidante para varios—. A ver... erais... Fleur, Maila y Ulmara, ¿cierto? —creía haberse quedado con los nombres, pero realizar algo de conversación casual quizás les ayudase a no ponerse más nerviosas de lo necesario.
Aquel era uno de los motivos por los que evitaba cada vez más tratar con desconocidos: era demasiado consciente del efecto que tenía en la gente, ya fuera porque fuesen nuevos en la ciudad o porque sabían qué clase de criatura era.

—Yo no traje mi propio libro de anatomía, aunque a lo mejor el Capitán Lagartijo puede prestarnos el suyo —dijo mirando hacia Giz con una expresión divertida. El motivo por el que él también estudiaba a fondo la anatomía no se debía tanto a aprender a curar mejor las heridas, aunque también, y tuvo que contener una risa sarcástica—. Pero todo lo que ha dicho aquí la hoguera es lo más importante si se quiere aprender a curar de forma efectiva. De todas formas... para practicar los hechizos más sencillos podemos obviarlo un poco por el momento. Lo que sí tengo es un grimorio básico, porque aunque me los sé de memoria creo que va a ser más rápido que podáis consultarlos directamente en el libro.
Sacó el mencionado tomo de su bolsa sin fondo y encontró enseguida la página que buscaba, colocándolo abierto por ella delante de las chicas. A continuación, se arrancó sin contemplación una de las plumas de su antebrazo.

>>Esto es un arma —les explicó mostrándoles la pluma—. Puedo lanzarlas y, con la suficiente cantidad de ellas... bueno, hacer daño. No es que sean tan eficaces como una espada o algo parecido pero... —se clavó entonces la pluma en el brazo izquierdo y la deslizó con ahínco, creando un corte largo, aunque no demasiado profundo—. Cortan, como podéis ver —les mostró su brazo, del que empezaba a emanar algo de sangre—. ¿Quién quiere ser la primera en intentar cerrar esta herida? No os preocupéis si no sale a la primera: tener el cuerpo lleno de heridas es rutinario para mí —les explicó con una sonrisa jocosa.
Se estaba teniendo que contener mucho con el humor negro, y aun así no tenía claro cómo iban a reaccionar a su... demostración.

Al hijo de lunas le pareció bien la división. Movió sus cosas con magia para poder acercarse a sus instructores con rapidez. Luego, atendió a Koval y a su compañero... hasta que estuvo a punto de dar un bote en la silla. El suelo no se libró del palmeo sonoro de sus pies. Menos mal que el fuego fatuo se tomó la molestia de aclararlo, porque Pefka se había creído sin dudas lo que les había dicho Giz. Después, se rió, pero más por su propia reacción que por la broma. ¿Cómo, Lunas, se había creído algo así? ¿Y qué era eso de Don Lagartone? No se esperaba que esos tres estuvieran tirándose comentarios jocosos en mitad de una clase, pero le alegró el día. Lo "malo" era que le provocaban más risas.
—Perdón, perdón, me lo tomé al pie de la letra; me pilló desprevenido.

A continuación, Koval entró en materia. Se centró en el área de aplicación de los hechizos de curación, es decir, los cuerpos a sanar. Hizo hincapié en las características de cada especie, de cada criatura, y Pefka no tardó en seguirle el hilo. Tenía todo el sentido del mundo que hubiera que conocer la anatomía en lugar de esperar que la magia hiciera todo el trabajo.
—Por desgracia tan solo conozco por encima mi propia anatomía y la de mi especie. No la había investigado antes pero lo vi necesario después de recibir los dones de la Luna y sufrir esta metamorfosis para entender mejor mi nuevo cuerpo.

No le quitaba ojo de encima a los libros que les mostraban y pensó que debía hacerse con algunos similares de forma permanente o bien añadirlos a su compendio de notas. Iba a necesitar alguna forma de ordenar sus apuntes y libretas en su cuarto de Serpentaria urgentemente.

Los tres profesores se pusieron de acuerdo en querer separarlos en dos grupos, dependiendo de la experiencia que tenían en cuanto a hechizos y el conocimiento general. Adam, sin muchas dudas, fue al lado del fuego fatuo y Giz. Estuvo estudiando mucho desde que se mudó a la Torre Serpentaria y él mismo no se consideraba tanto un novato, aunque fuese modesto con ello.

La broma de Giz, sin embargo, sonó tan seria y decidida que Adam tuvo tonalidades blancas en el rostro—. Ehhh, ¿yo no? —dijo bajito, palideciendo aun más. El suspiro que soltó fue legendario al oír de Koval que, de hecho, todo era una novatada de parte del, ¿Don Lagartone? Ese mote, sin embargo, destensó el ambiente y Adam sonrió un poco, ahí los habían pillado aunque por su lado se podía creer cualquier cosa ya. También llevaba libros consigo, que dejó sobre la mesa y que, por lo que pudo ver, eran de anatomía.

Atendió a toda la explicación del fuego fatuo, sobre la anatomía extendida a la innumerable cantidad de transformaciones y especies de los individuos que conforman Rocavarancolia. Tenia todo el sentido del mundo, la magia no deja de ser solo un instrumento que en manos novatas no servirían realmente. Vio de reojo la explicación de Noel quién, en un despliegue de sangre fría, se cortó el brazo con una de sus plumas. Adam ignoraría eso, mucho.

—Yo por mi parte he estado estudiando mucho la estructura de un cuerpo humano, de la Tierra —se señaló a su propio cuerpo, por si acaso—. Me faltan bastantes cosas por aprender pero creo que puedo defenderme.

Comprendió bien el comentario de Lethe, sonriendo mucho al ver como ella priorizaba siempre a sus compañeros. Además, por lo que Pefka dijo, la verdad es que eran un grupo algo dispar y aprender solo la anatomía humana sintió que sería acaparar un poco, aunque el argumento de Lethe fuese bastante sólido.

Estuvo de acuerdo con la idea de Giz de repartir la clase en dos grupos y se unió al grupo del goliat y el fuego fatuo sin dudarlo mucho. Puede que no se estuviera especializando como Adam o Lethe, pero algo de nivel tenía en aquella rama aunque fuera menor que la de sus amigos.

Al igual que al resto, no pilló la broma de su maestro y se puso algo tenso. Sí que para practicar en su momento habían tenido que hacer cortes y con los cristales cargadores al menos tenían algo de experiencia, pero no había caído en esa posibilidad hasta que la mencionó el chico lagarto. Miró preocupado a sus compañeros de grupo, temiendo que alguno se ofreciera inevitablemente a hacerse daño para avanzar la clase. Para alivio de los presentes, Koval aclaró que no iba en serio aquello. El ochrorio suspiró aliviado, y el mote tan curioso de Giz le devolvió la tranquilidad con una ligera sonrisilla por la ocurrencia.

Atendió con mucho interés a la explicación del fuego fatuo, asintiendo de vez en cuando. Con lo que le había contado el ruso de sus estudios, le había quedado claro que los conocimientos de anatomía eran indispensables si no querías que las curaciones acabaran mal y no hicieran efecto. -Creo que más o menos sí. Estuve investigando un poco cuando me transformé para ver las diferencias, pero tampoco diría que lo controlo al completo- respondió algo pensativo. Lo que había leído del tema, tanto por ese motivo como por curiosidad con los apuntes de medicina de su pareja, le resultaba más lioso que los hechizos. Lo bueno es que la mayoría del grupo se encontraba en un nivel parecido en ese tema, así que podrían aprender todos juntos a la vez. La consideración de Lethe le pareció bonita, siempre dispuesta a ayudar al resto. La miró un momento con una sonrisa agradable, aunque al estar mirando los libros el ochrorio no tenía claro si había recibido aquel silencioso gracias.

Para suerte del fauno, la explicación del otro grupo la escuchaba muy de fondo así que se salvó de ver como Noel se cortaba como si nada.

-Me encantaría, gracias.- Le respondió con una sonrisa al goliat sobre su ayuda en un futuro con los hechizos de búsqueda. Cualquier ayuda era más que bienvenida, y aquel grupo de veteranos parecía saber lo que hacía. La hawaiana no podía evitar preguntarse qué clase de peligros tendrían que haber pasado, a cuantos amigos habrían enterrado...

Pronto los dividieron en dos grupos, uno más versado en magia curativa y otro que fuera más inexperto. Maila fue en el segundo junto con Fleur y Ulmara, mientras que su profesor sería aquella mole emplumada llamada Noel. Pero antes escucharon la explicación del fuego fatuo. Maila atendió con interés a todo lo que dijo, siendo ahora sí, muy consciente de lo difícil de la medicina en Rocavarancolia. Había esperado sortilegios que te arreglaran los problemas en un segundo, pero no. Había que estudiar la anatomía de las distintas especies y sus respectivas transformaciones. Era mucho más complejo de lo que había imaginado.

-Si, yo soy Maila.- Respondió con una sonrisa a Noel cuando el fuego fatuo terminó de hablar. Aquel hombre- pájaro era intimidante...mucho, pero parecía buena gente y simpático. Y eso la tranquilizó un poco. Después procedió a arrancarse una de sus plumas y sin previo aviso se cortó con ella. No es que no lo hubiera creído cuando dijo que era un arma, pero aún así no pudo evitar abrir los ojos sorprendida al ver el corte.-¡Ah, si! Voy a probar, a ver...- Empezó a decir mientras se acercaba a Noel y a la página de hechizos. Maila formuló las palabras y gestos adecuados, pero aunque sentía la magia no lograba darle vida. Quizás estuviera siendo muy rápida o puede que la pronunciación no fuera la correcta. Tras varios intentos la chica dio un paso atrás algo frustrada y miró al veterano algo confusa.- Vaya, pues no me sale nada. Menos mal que no ha sido un corte mortal o la llevarías clara conmigo.- Bromeó para enmascarar lo mucho que le fastidiaba que no le hubiera salido el conjuro, aunque era evidente por su lenguaje corporal. La arena a su alrededor se movió algo frenética en sintonía con su impaciencia.

Decidieron dividir los grupos en función de su aprendizaje con la magia curativa. Aún teniendo un gran interés por lo que se enseñara a los alumnos más avanzados Fleur se sentía más cómoda partiendo desde el inicio. Quería tener las bases de aquella rama muy claras, solo así su ambición por ser hábil y afinar sus proyectos se verían resueltos. La única pega es que les había tocado el único mentor que la intimidaba un poco.

Tragó algo de saliva, no se dejaría llevar por sus prejuicios. Ella mejor que nadie sabía que las apariencias engañaban. Noel parecía un chico majo y le hacía gracia cómo se dirigía a sus compañeros. La siwani se permitió esbozar una sonrisa divertida y tímida ante la mención de "la hoguera" y el "Capitán Lagartijo".

—Creo que sé algo de anatomía de mi especie... pero desconozco la mayoría,  tampoco la de mis amigos —respondió con aquel tono resolutivo que la caracterizaba cuando se trataba de estudios. La francesa podía resultar algo tímida en muchos ámbitos de su vida, pero era excelente en lo referente al académico y su expresividad cambiaba a mejor. Nada de eso la preparó en cambio cuando el draco de estínfalo se arrancó una pluma de cuajo.

—¡Cuidado! —esgrimió dando un respingo, luego enrojeció cuatro tonos por la vergüenza casi sin querer mirar a Ulmara y Maila—. ¡Perdón! —dijo sobre todo en dirección al profesor—. Me pilló por sorpresa —no podía sentirse más tonta. Maldecía tener el corazón tan pequeño.

Aún con la cara algo pálida por el hilo de sangre que recorría el antebrazo del veterano Fleur no dudó en lanzarse al barro tras los intentos de Maila. Por suerte no parecía algo demasiado complicado para ella. Tras su incidente con Adam ella misma había practicado hechizos de curación superficiales y al menos andaba algo familiarizada con los hechizos más simples. Sabía que la bruja de la arena había estado muy ocupada con controlar su dominio. Este todavía reaccionaba a sus emociones, como por ejemplo ahora al mostrar impaciencia.

—A ver... —musitó concentrada. Formuló el hechizo con los gestos adecuados, pero los nervios y su afán por estar a la altura impidieron que los movimientos fueran precisos del todo así que la magia murió en sus dedos al poco. Frunció el ceño, decepcionada, y dejó escapar un suspiro.

Giz sonrió levemente a la bruja de la arena a modo de respuesta, parte de ser goliat era cierta facilidad para rastreos de carácter mágico y no le importaba poner a trabajar esa faceta de cuando en cuando.

Las reacciones a su broma fueron muy variadas y el goliat se había preocupado brevemente al ver ciertas expresiones de sorpresa en alguno de los alumnos, pero el ambiente se destensó enseguida gracias a sus compañeros, que le restaron seriedad a la situación, y luego gracias a la risa de Pefka, que alivió un poco a Giz. Estaba claro que al goliat todavía le quedaba mucho por aprender en otros ámbitos, entre ellos el ámbito de calzar bien los chistes.

Pero eso sería en otro momento. Mientras tanto, asintió al fuego fatuo, dispuesto a ir haciendo turnos para que las clases fueran dinámicas y también alzó el pulgar a Noel cuando este le pidió el libro. Acto seguido hizo levitar el objeto en dirección al draco sin desviar su atención demasiado de lo que Gael les explicaba a su grupo, compuesto por Lethe, Pefka, Adam y Padre Foresta.

—Es probablemente la parte más aburrida —reconoció Giz, siguiendo con el tema de la anatomía—, pero es muy importante para evitar que provoquemos lesiones nuevas o empeoremos los daños que estamos intentando curar. Quienes tan solo queráis tener cierto manejo no necesitaréis estudiar demasiado, pero para quienes queréis dedicaros a ello, es indispensable. —Giz había necesitado meses de estudio y muchas clases con Miloslava antes de obtener resultados reales con la genemagia y, aun así, era como decía el fuego fatuo, siempre había cosas nuevas que aprender y dificultades a las que adaptarse.

Se giró levemente hacia Lethe.

—Podrías usarlo con Noel la próxima vez que se corte —le dijo en voz baja, a pesar de que Noel podría escucharles sin problemas.

Después, acercó tres espejos con hechizos programados y añadió:

—He traído tres versiones del hechizo de niebla mágica que tal vez os sean útiles. Uno sirve de lupa, pero se puede graduar con algo de trabajo; otro te permite alternar tu visión normal con visión térmica y el último funciona como visión de rayos X a distancias cortas. No se trata de magia curativa per se, pero son herramientas básicas y os resultarán útiles para realizar un buen diagnóstico. Podéis ensayarlos en estos espejos.

>>¿Deberíamos rompernos nosotros algún hueso? —le preguntó mientras tanto a Gael y a Noel por via telepática con toda la seriedad del mundo y dudas reales. No había traído nada para practicar más allá de los ensalmos y los componentes gestuales de varios hechizos y le preocupaba que aquello fuese aburrido. Durante un instante, se preguntó si no debería haber traído algún animal del laboratorio para ensayar con él.

……………..

Ulmara asintió cuando Noel repitió su nombre y se rio con su comentario. Estaba contenta de estar en el grupo que no tenía que empollarse cosas super complicadas, sobre todo después de ver el despliegue de apuntes, folios, libros....

—Ser cutre está bien a veces. Yo solo sé una pizca de cuerpos cercanos y poco más —añadió, sin mucho bochorno. Luego el draco de estínfalo decidió hablarles de sus plumas y Ulmara no tuvo claro el motivo hasta que no fue tarde—. ¡Huevos! —exclamó, sorprendiéndose igual que Fleur—. Pensé que era solo parte de la clase de anatomía… —reconoció con una risa nerviosa que dio paso a una mirada curiosa por parte de la bruja.

Atendió a los intentos de la siwani y la bruja de la arena, distraída un poco por la herida que el draco se acababa de autoinfligir como si nada y empatizando con la frustración de ambas, aunque la arena mimética le causó algo de gracia y no logró esconderlo. El hechizo de curación superficial era el único que Ulmara había practicado antes, a raíz de la excursión lunera que tuvo con Qwara y la lluvia de cristales que vivieron, pero no estaba segura de si sería suficiente para el corte que se había hecho Noel.

Cuando le tocó a ella, tardó unos segundos en arrancar, repasando el ensalmo de memoria en su cabeza antes de pronunciarlo en voz alta, y luego pasó la mano por encima de la herida. Comenzó bien, pero le pudo la impaciencia y el corte solo curó bien al principio, quedando la parte final de este dividido en varios segmentos a medio curar.

—Bueno, ahora son unos puntos suspensivos… —dijo, tratando de sacudirse un poco de vergüenza de encima. Ya no era la Ulmara rígida que había llegado a la ciudad, pero seguían surgiendo trazas de ella en momentos como este.

El fuego fatuo fue consciente de que en el otro grupo también estaban escuchando, pero solo se podía centrar en las respuestas que daban los que tenía más cerca. En parte fue por eso que no dijo nada a su amigo por cortarse a sí mismo. El draco había sido práctico, de todos modos, porque no era nada grave, y la única forma de practicar la curación era en vivos. Gael no había pensado en traer animales vivos a la primera clase porque no era agradable, y muertos… seguramente aún lo era menos. Pero se aseguraría de invitar a cualquier interesado a pasarse por su taller a ver ejemplos de todo tipo de criaturas por dentro. Lo de explorar cadáveres era esencial hasta en la carrera de medicina en la Tierra, así que ellos también tenían que pasar por el mal trago tarde o temprano. Solo esperaba que no hiciesen demasiadas preguntas al respecto de dónde habían salido.

Asintió cuando Lethe dijo que prefería aprender primero la anatomía de sus compañeros.
—Lo normal es aprender primero las especies y casos de tu entorno cercano, aunque no esperes demasiado. Al final tú siempre eres la primera que te puedes tener que curar a ti misma en una emergencia. —La parte de su habilidad le llamó la atención, e hizo a Gael mirarla con interés, ya que era la primera vez que oía hablar de algo así—. ¿La puedes controlar, imagino? — preguntó. Esperaba que un desliz no les impidiera hacer prácticas, aunque el comentario de Giz le hizo reír.

Entre el resto de su grupo estaba el caso de Pefka, que no había investigado más, y luego el de Padre Foresta y Adam, que sí lo habían hecho. Pero lo que importaba era que todos mostraban mucho interés a pesar de saber que no era una tarea sencilla.
—Aparte de estudiar los libros no olvidéis la práctica. Todo se ve muy bonito en una ilustración, pero en la realidad todos los órganos están apretujados entre sí —les recordó, con una sonrisa.

Giz comenzó a explicarles que tenían muchos hechizos no relacionados con la curación que eran esenciales para esta, poniendo tres ejemplos muy necesarios. Antes de que llegase a agregar nada tuvo que aguantarse estoicamente una carcajada al escuchar la pregunta mental del goliat. Seguramente su reacción sutil no se le escaparía, por lo que en vez de responderle por el canal telepático que no le causase más traumas a los neotransfomados, habló en voz alta de qué hacer a continuación.
—Necesitaréis un voluntario para probar y verle las tripas en tres dimensiones. Yo mismo me ofrezco si os da corte. Explorar un cuerpo con ese tipo de hechizos es la manera más rápida de familiarizarse con dónde deberían estar las cosas en un individuo sano. —No le daba mucha vergüenza que le viesen los huesos, y ni aunque estuviesen aprendiendo una variante más invasiva para ver los tejidos blandos le preocuparía demasiado. Nadie era exactamente guapo por dentro.

Lethe

Por lo menos, a excepción de con Adam, no es que estuviese demasiado atrasada respecto al resto en cuanto a conocimientos de anatomía. Por supuesto, todo lo que decía Giz tenía mucho sentido y ella pensaba tomárselo en serio. Incluso si no se iba a dedicar por completo, se dio por aludida como parte del grupo para los que era algo indispensable.

Alzó una ceja ante el comentario que hizo el goliat acerca de su habilidad y dejó escapar una breve risa.
—No me tientes…
Por supuesto no iba a hacerlo, pero viendo la facilidad con la que bromeaban aquellos tres entre ellos le daba pie a unirse a aquella clase de comentarios. De hecho, la contestación del draco no tardó en llegar e intercambió alguna mirada con sus compañeros, divertida.
>>Sí, de hecho tengo que concentrarme para poder usarla —respondió a continuación a Koval.

Pero la lección continuaba y el asreniano les habló de otro hechizo útil para la rama curativa. Nunca se le había ocurrido pensar que necesitarían tantos conocimientos aparte de la propia magia, pero todo lo que decían era muy lógico. Conocía el hechizo de niebla mágica básico, pero lo que estaba describiendo Giz no le sonaba de nada. Apenas había rozado la superficie respecto a cómo podía modificarse la composición de cada hechizo para crear variantes y otros efectos, pero algo le sonaba al respecto. Observó los tres espejos con interés.

Y el fuego fatuo no se hizo esperar en ofrecerse para ponerlo en práctica allí mismo, cosa que le cogió un tanto de sorpresa. No porque tuviera remilgo alguno al respecto, sino porque en su mente aquella clase iba a haber transcurrido de forma muy distinta. Se imaginaba usando más magia curativa como estaban haciendo las que practicaban con su cosechador, por resumirlo de forma sencilla, pero en realidad estaba siendo mucho más interesante que eso. Tenía sentido que ellos, que ya conocían los hechizos básicos, fuesen pasos más allá.

—A mí no me importa ofrecerme voluntaria tampoco, aunque si no me equivoco eres humano, ¿verdad? No sé si podemos utilizar varios a la vez esos espejos. Sirven para poder ver en el interior del cuerpo, ¿no? Quiero decir… hay algunos conceptos que desconozco, pero es lo que he entendido…
Vaciló un poco al final, al darse cuenta de su propia ignorancia. Podía suponer varias cosas por contexto, pero se sentía un poco perdida a ratos.

No había ignorado el comentario que le había hecho al respecto de que también era importante que supiese curarse correctamente a sí misma, pero seguía sin ser su prioridad.


Noel

Dejó escapar una pequeña risa ante las reacciones de Fleur y Ulmara.
—Perdonadme, igual debí haberos explicado qué iba a hacer concretamente primero. Estoy tan acostumbrado que ya ni lo pienso. Por otra parte, aunque espero que no sea algo que os suceda a menudo, es muy posible que acabéis teniendo con lidiar con heridas mucho peores sin previo aviso —su tono era tranquilo, pero dejaba claro que no estaba bromeando en lo más mínimo. Y, de hecho, no fue más tajante porque tampoco pretendía acojonarlas—. No viene mal estar preparado.

Podía prestar atención paralelamente a lo que se hacía en el otro grupo y le dedicó una mirada de fingida indignación a Giz acompañada de un chasquido.
—Te he oído, “querido amigo”. Ya después hablaremos tú y yo sobre el compañerismo —le dijo haciendo hincapié en el sarcasmo al emplear el apelativo.  Recogió el libro que le había enviado y lo dejó frente a sus alumnas—. Esto no sirve como ofrenda de paz.
Por supuesto, el goliat sabía de sobra tanto como que le iba a escuchar como que solo bromeaba; y no creía que nadie se tomase en serio su comentario dado el tono desenfadado que usaban entre ellos y las pullas inofensivas que se lanzaba continuamente.

Las dos humanas probaron primero a intentar cerrar su corte, sin mucho resultado. Se les notaba el nerviosismo, por lo que no le extrañó mucho.
—Tranquilas: ya saldrá —les aseguró quitándole importancia.
La Cercana, en cambio, parecía tener algo más de soltura y sí que logró un resultado, aunque distase de ser perfecto.
>>Así podré provocar más expectación —le siguió la broma con una sonrisa divertida—. ¿Queréis que os repita lentamente los gestos y la pronunciación?

Le llegó entonces una pregunta telepática de Giz a la que respondió por la misma vía.
<<Si necesitáis que me rompa uno para vuestro grupo ya me avisáis, pero creo que aquí tenemos suficiente con cortes por el momento>> rio mentalmente.

Adam, mientras Giz se extendía con el tema de la anatomía, estaba comenzando a tomar nota sin perder mucho detalle en la escritura. Sobre el papel anotaba de forma simplificada todo, para no distraerse mucho. La magia curativa, tal y como leyó en algunos libros, era un arma de doble filo así como explicó su profesor, curar demasiado podría resultar en cosas bastante turbias que empeorarían el estado del afectado.

La respuesta del fuego fatuo a Lethe no le pasó desapercibida, anotando también todo aquello—. «Tenerse… en cuenta… a uno… mismo» —anotó asintiendo un poquito. Entendía que la enderth miraba por el resto mucho pero se le hizo muy buen consejo por parte del ciudadano.

El comentario de Giz, yendo con una intención amistosa y picarona al draco, le hizo sacar una sonrisa un poco discreta. Le sacaba el buen humor ver que ellos se llevaban tan bien como para lanzarse pullas entre ellos. ¿Habrían pasado ellos también por un torreón juntos? El pegaso se llegó incluso a reflejar en ellos, ¿verían ellos mismos otras generaciones de nuevos cosechados y harían el papel de sus profesores?

Por el lado del otro grupo estaban intentando curar la herida autoinfligida de Noel. No parecían tener mucho éxito, animándolos mentalmente mientras seguía mirándolos de reojo.

—¡Animo! ¡Ya casi lo tenéis! —animó verbalmente al final sin poder contenerse, intentando trasmitir fuerza al ver que Ulmara comenzó a cerrar un poco el corte. Se sonrojó un poco de vergüenza y puso su mirada en su grupo de nuevo, había alzado un poco de más la voz y resonaba en la sala.

Giz trajo consigo tres espejos que, según él, tenían en ellos hechizos de niebla mágica. Con ello no pudo evitar pensar en Dama Enigma, ¿estarían esos hechizos relacionados con el dominio de la nebulomante? Adam se acercó un poco a los espejos, curioso. ¿Cómo funcionarían? Gael hablo para decir algo no medianamente agradable.

—A-ah… Okay —tragó un poco su extrema impresión a ello, palideciendo un poco. Alzó las cejas cuando Lethe se ofreció, mirándola con brevedad. ¿Sería como una máquina de rayos x pero con carne?—. A unas malas, ehh, yo también me puedo ofrecer —dijo no muy convencido pero decidido a ayudar.

El hijo de lunas nunca había pensado en cómo sería poder verse por dentro. Había entendido mal la pregunta de los veteranos. Conocía su anatomía pero por fuera mientras que del interior apenas conocía un poco. Por eso, en cuanto les explicaron que había hechizos para ver a través de cosas y tejidos y que podían usarlo para ayudar a sanar con magia, no se lo pensó.
—Yononecesitovoluntarios,quierovercómosoy.

Actuó movido por la impaciencia y consciente de que podía recitar el hechizo muchas veces en un breve espacio de tiempo. Además, también le movía haber visto las variantes del mismo hechizo, cosa que daba alas a su fascinación por los fundamentos de la energía superior. Ardía en deseos de desentrañar todos sus misterios y entender todas las variantes posibles de todos los hechizos a los que pudiera llegar. Entonces, se lanzó a probar con él mismo, sobre su propio cuerpo. Imitó el hechizo del espejo tantas veces como pudo en unos minutos, creando una algarabía de palabras que salían de su boca una y otra vez... hasta que por fin dio con la tecla.
—¡AH!

Se había sorprendido tanto con lo que vio en sus pies palmeados que había llevado un brinco y había deshecho el hechizo. Corrió a disculparse pues seguramente les habría asustado o sobresaltado.
—¡Perdón! Por las Lunas, noteníaniidea. ¡Otravez,otravez!

El siguiente grupo de intentos le salió mejor y esa vez sí que logró mantenerlo, aunque se notaba que le costaba dejar de hablar a tanta velocidad cuando por fin surtía efecto. Movía lentamente la cabeza para mirar su cuerpo. Cuando hablara, lo haría a un ritmo más comprensible, claramente concentrado.
—Definitivamente, no tengo ni idea de anatomía. Y no voy a tener ni idea de cómo recuperarme de huesos rotos, golpes mayores o heridas profundas... —murmuró para sí mientras iba inspeccionando sus extremidades con lentitud.

Ahora entendía por qué debían guiar a la energía superior a la hora de pedir su ayuda para sanar sus lesiones. No podía esperar que reparara por defecto cualquier tipo de tejido sin dirigirla hacia los puntos concretos. «Imagina hacer crecer más de la cuenta un elemento de una articulación... lo mismo me rompo el brazo con tal de sanar un corte. Mucho ojo»

El ochrorio atendió a los consejos de los dos profesores, estando de acuerdo con lo que decían. No había tenido demasiadas oportunidades para poner en práctica lo que sabía, pero entendía la importancia de ello. Más cuando las veces que había tenido que curar habían sido cuanto menos urgentes. -(¿Tal vez si hubiera sabido eso Kahlo...?)- pensó taciturno.

Los ánimos de Adam al otro grupo le alejaron esos recuerdos de la cabeza y miró por curiosidad los intentos de sus compañeras. A Fleur y Maila parecía que no le terminaba de salir, aunque Ulmara por su parte había cerrado parte de la herida del draco. Se sumó a los vítores, aunque un poco más bajito: -Muy bien, es buen comienzo.- Dicho eso, volvió la atención a la otra lección, no sin antes notar la complicidad que tenían los tres veteranos para estar bromeando entre sí.

El goliat les mostró unos espejos con hechizos grabados. Conocía el de niebla mágica, aunque no se esperaba que pudieran existir tantas variantes con usos diversos. De momento el ochrorio se había quedado con los conjuros tal como aparecían de base, aunque estaba bien que se podían alterar para eso. Tal vez le preguntaría más tarde sobre cómo se hacen esas diferenciaciones. Lo que dijo Koval no le gustó, aunque sabía que era necesario para la clase. Ya varios se habían presentado como candidatos, así que Chromsa no se ofreció.

Pefka no tardó en practicar el hechizo en sí mismo, llevándose un pequeño sobresalto con el grito del lenguaraz cuando le salió. Iba a buen ritmo con no dejarse llevar por sus instintos, pero los ruidos así todavía se le complicaban. El brujo se acercó a otro de los espejos, el de visión térmica si no había escuchado mal. Observó los movimientos que hacía el reflejo y fue repitiéndolos de momento sin recitar el conjuro. Tras un par de repeticiones después de memorizar las palabras, el ochrorio probó esta vez el hechizo completo y notó como poco a poco su vista se expandía por la niebla. Lo que vio le pareció extraño. La habitación se había vuelto de un solo color mientras que las figuras de todo el mundo se veían divididas por distintos colores en cada uno. -¡Vaya!- exclamó mirando a su alrededor. Se giró luego a Giz para preguntarle: -¿Qué es exactamente esto de la visión térmica?-

Tras su fracaso con el hechizo Maila observaría los intentos de Fleur y Ulmara. Le sorprendió que a la francesa no le saliera bien ya que tenía constancia de que había estado practicando hechizos curativos, pero era normal teniendo en cuenta los nervios y que el objetivo a sanar era un gigantón alado de más de dos metros. A Ulmara en cambio le salió algo mejor, aunque no del todo, y la hawaiana soltó un gritó de júbilo y emoción para animar a su amiga.

Aunque seguía algo nerviosa aquellos veteranos eran buena gente, y las pullas entre ellos eran divertidas y ayudaban a calmar un poco los nervios de conocer a otros ciudadanos.

-Sería de ayuda, sí-. Dijo Maila con una sonrisa divertida ante la propuesta de Noel de repetir los gestos y palabras del conjuro. Rápidamente volvió a hablar, con un tono entre la broma, la preocupación y los nervios.- ¡Pero no te vuelvas a cortar el brazo!- Sabía que no era aquello lo que había dicho el draco de estínfalo, pero por un segundo se lo había imaginado enseñándoles de nuevo el conjuro y reabriéndose la herida para volver a empezar desde el principio.

Contra todo pronóstico Fleur se lo estaba pasando bien, ver la sangre derramarse no era plato de buen gusto para ella pero Noel tenía razón. Debían acostumbrarse a heridas mayores, de hecho ya había hecho progresos con respecto a la Tierra. Con lo aprensiva que era estaba segura de que se habría desmayado. Pero había visto a Iemai morir... y se había roto las costillas un par de veces. Afrontaría aquello con entereza.

Se lo estaba pasando bien porque estaba rodeada de amigos, y los profesores eran majos. Agradeció no tener que ver ninguna tripa suelta eso sí, pero más agradeció que Ulmara se asustara de la misma manera que ella con el corte del draco de estínfalo. Fleur esbozó una sonrisa ante el último comentario de la tempestomante, su presencia siempre le resultaba fresca y liviana.

Con un gesto de la mano le quitó importancia a las palabras de Noel, no quería que se sintiera mal por haberlas pillado de sorpresa. Al fin y al cabo sabían a lo que venía. Aunque en su caso pensó que se trataba de algo más teórico que práctico. Se alegró de que no fuera así, y de que la magia fuera un gran componente, al contrario de lo que podía pensar Vesalio.

—¡Gracias! —respondió en dirección a Adam, acogió sus ánimos de buen humor y luego se giró de nuevo hacia Noel, asintiendo. Le parecía estupendo que repitiera los gestos, puede que los nervios la hubieran traicionado pero no estaba de más. Mientras tanto susurraría en voz baja, repasando los componentes del hechizo para sí misma con el ceño fruncido.

El ambiente en la torre era distendido y Ulmara estaba disfrutándolo: la relación de los profesores era muy divertida, aunque en otro contexto la habría puesto nerviosa, y los alumnos eran todos amigos y daba gusto hasta equivocarse. No se sentía juzgada, ni percibía la competitividad insana que surgía a veces en su antiguo hogar. Los ánimos de Adam le sacaron una sonrisa, que solo se ensanchó al ver cómo su rostro enrojecía después. Intercambió una mirada breve con Maila y Fleur para comprobar sus reacciones y luego dijo:


—Yo lo agradecería también —admitió a Noel. Luego, mientras esperaba a que este repitiera los gestos, habló a sus compañeras en voz algo más baja—. ¿Creeis que en unos meses también parecerá que nos queremos matar de buen rollo o es solo cosa de estos tres?

………

Giz no sabía si Lethe acabaría utilizando sus habilidades con Noel, pero solo con que le hubiera seguido el juego se dio por satisfecho y se rio, especialmente después del comentario de Noel.

—Que así sea, “hablaremos” a la salida —dijo con su habitual seriedad de marca blanca, moviendo levemente el poncho para mostrar una daga que rara vez utilizaba.

Desconocedor de cualquier protocolo, el goliat se sentó sobre la mesa mientras observaba a sus alumnos practicando los hechizos. Prestó atención a Gael y asintó ante lo que le decía a Lethe, algo que era importante para todos. Si algún día la enderth se metía en problemas, más le valdría saber cuidar de sí misma.

—Los espejos te mostrarán los gestos correctos para que puedas realizarlos con más facilidad, el hechizo formará una fina niebla frente a tus ojos y eso será lo que te permitirá ver más allá de lo usual. —Saltó de la mesa y se acercó a ella. Se daba cuenta de que se había dejado información importante por el camino, porque la línea entre lo que era básico y lo que no se había difuminado para él con los años—. Al principio puede ser molesto el cambio de óptica, pero con práctica te acabarás acostumbrando.

Conforme los chicos fueron logrando cualquiera de las versiones, confió en que la idea quedase más clara para Lethe. El goliat hizo un gesto con la mano para quitarle hierro a la preocupación de Pefka por haber molestado y sonrió al ver la reacción de este a su propio cuerpo. Hablaba tan rápido que a veces no le entendía. Por suerte para él, el ochrorio sí que hablaba a velocidades más asequibles para su canal auditivo y continuó andando hacia él para explicarle un poco mejor la visión térmica.

—Se trata de un tipo de visión inspirada en la de criaturas como las serpientes. La niebla mágica lo envuelve todo en diferentes colores que cambian en función de la temperatura: tonalidades más frías y azuladas para las temperaturas más bajas y otras más cálidas, anaranjadas y rojizas, para las temperaturas más altas. Es la que usarás con menos frecuencia, probablemente, pero resulta muy útil para detectar fiebres o algún tipo de disfunción en zonas concretas del cuerpo.

>>Como dato curioso, gracias a ella podréis observar cosas tradicionalmente invisibles, como vuestro propio aliento. O algún gañán que no sepa ocultarse mejor con el hechizo de invisibilidad.

Giz esperaba que aquel dato hiciera más llevadera la chapa que acababa de soltarle al pobre brujo y, tal vez, sirviera para incitarles a continuar probando.

Gael tomó nota mental de la respuesta de Lethe para, si lo recordaba, buscar información sobre su habilidad. No se trataba siquiera de querer saber más sobre ella, sino curiosidad y la necesidad de conocimiento de quien su vida a veces puede depender de saber o no un dato. Por otro lado le gustaba cómo varios estaban empezando a soltarse para bromear también y tener un ambiente menos tenso, la enderth incluida, que en un inicio le había preocupado por su relación con Noel.

La respuesta mental del draco a Giz fue la que le obligó finalmente a unirse al canal telepático, mientras le dirigía una mirada de inquietud exagerada al draco.
«Te veo demasiado interesado en romperte cosas, me voy a preocupar» le dijo, antes de tener que volver a centrarse en las conversaciones de su grupo. Le satisfacía que ninguno tuviese problema en probar en sí mismo u ofrecerse voluntario, aunque a Adam no lo vio demasiado seguro con ello. Lo importante era la actitud. Quién era él para juzgar, si cuando se transformó en fuego fatuo le daban muchísimo asco los cadáveres.

Tras resolver Giz la duda de Lethe, Gael observó cómo Pefka y Chromsa practicaban dos variantes diferentes del hechizo, consiguiéndolo rápido. Debían conocer de sobra el original, y no llevaban modificadores tan complejos. La reacción del hijo de lunas le hizo gracia, pero se limitó a sonreír y le dijo:
—Ya tendrás idea, solo es cuestión de práctica.

La respuesta de Giz a Chromsa también le sacó una sonrisa, al recordar la anécdota específica a la que había hecho referencia con el “gañán” del final. Tras eso tomó la palabra.
—Estos hechizos están muy bien como sustitutos menos costosos y sacan de muchos apuros sin gastar demasiada magia, pero para examinar tejidos blandos tendréis que dominar también el examen de tejidos, que se parece a… bueno, una resonancia, para los que las conozcáis. —De aquel grupo, suponía que solo Adam. Tal vez no era un buen ejemplo—. Es como ver el cuerpo fileteado —agregó, con cara de disculpa por lo desagradable de la imagen mental—. Si cuando hayáis practicado esos queréis un reto más complicado, os lo mostramos. Es de nivel bastante alto, pero no sería problemático si tenéis afinidad con la rama orgánica. También se pueden emplear artilugios mágicos que lo hagan por ti, así que no os preocupéis por eso.

Aquello debería salir en compendios de magia curativa que fuesen decentes, pero dado que aún estaban empezando estaba bien mencionarlo y que aprovechasen la ocasión para practicar el conjuro con gente que ya lo sabía hacer. Los otros se dominaban más rápido, a fin de cuentas.