Torreón Letargo (Archivo VII)
+7
Yber
Evanna
Cuervo
Red
Muffie
Lathspell
LEC
11 participantes
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguasPersonajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Torreón Letargo (Archivo VII)
21/03/18, 01:03 pm
Recuerdo del primer mensaje :
La sinhadre permaneció pensativa cuando varios hicieron notar que la comida solo sabía mal a veces, recordando que ella misma también lo podía corroborar.
—¡Es cierto! Qué extraño… Que hechizo más raro.
Estaba de acuerdo con Milo en que prefería pensar que fuese cosa de magia y no de alguna porquería como la que había sugerido Rox. Además, en ese caso la comida tendría mal aspecto, ¿no?
>>¡Por supuesto que no! —añadió inmediatamente cuando el irrense le dijo a Neil que no era culpa suya, olvidándose de comentar su anterior pensamiento—. Tú eres el mejor cocinero que conozco: es imposible que sea cosa tuya.
Guille, como de costumbre, continuó arrancándole varias risotadas y, poco después, la apreciación de Eitne desmentida inmediatamente por la propia mona del queso le hizo reír aún más. Aunque para ella resultaba todavía más claro que si también las ramitas estaban malas tenía que ser cosa de magia. El daeliciano le respondió a su pregunta entonces y en un principio Adru compuso una expresión levemente alarmada. Tenía un "¡eso sería horrible!" en la punta de la lengua, pero por una vez recordó que no era la mejor idea soltar el primer pensamiento que le había venido a la cabeza. Lo último que necesitaba el niño era entrar en pánico.
—N-no… ¡No te alarmes, Eitne! —Su vacilzación y gestos exagerados posiblemente resultasen menos convincentes de lo que pretendía—. Además no parece que sean muy buenos lanzando maldiciones porque la comida sabe bien a veces —añadió con una risilla.
No siguió pensando en la inquietante posibilidad que el daeliciano había planteado porque volvió a fijarse en el muñeco de Guille. Zob lo había reconocido como un animal de su mundo… Tenía que pertenecer a un nublino.
—¿Se habrán dejado olvidado ese muñeco aquí el grupo de Ellie y Lulú? —se le ocurrió de pronto, aunque olvidando de tener en cuenta que había pasado una cantidad de tiempo considerable desde aquel encuentro como para que fuese probable.
La sinhadre permaneció pensativa cuando varios hicieron notar que la comida solo sabía mal a veces, recordando que ella misma también lo podía corroborar.
—¡Es cierto! Qué extraño… Que hechizo más raro.
Estaba de acuerdo con Milo en que prefería pensar que fuese cosa de magia y no de alguna porquería como la que había sugerido Rox. Además, en ese caso la comida tendría mal aspecto, ¿no?
>>¡Por supuesto que no! —añadió inmediatamente cuando el irrense le dijo a Neil que no era culpa suya, olvidándose de comentar su anterior pensamiento—. Tú eres el mejor cocinero que conozco: es imposible que sea cosa tuya.
Guille, como de costumbre, continuó arrancándole varias risotadas y, poco después, la apreciación de Eitne desmentida inmediatamente por la propia mona del queso le hizo reír aún más. Aunque para ella resultaba todavía más claro que si también las ramitas estaban malas tenía que ser cosa de magia. El daeliciano le respondió a su pregunta entonces y en un principio Adru compuso una expresión levemente alarmada. Tenía un "¡eso sería horrible!" en la punta de la lengua, pero por una vez recordó que no era la mejor idea soltar el primer pensamiento que le había venido a la cabeza. Lo último que necesitaba el niño era entrar en pánico.
—N-no… ¡No te alarmes, Eitne! —Su vacilzación y gestos exagerados posiblemente resultasen menos convincentes de lo que pretendía—. Además no parece que sean muy buenos lanzando maldiciones porque la comida sabe bien a veces —añadió con una risilla.
No siguió pensando en la inquietante posibilidad que el daeliciano había planteado porque volvió a fijarse en el muñeco de Guille. Zob lo había reconocido como un animal de su mundo… Tenía que pertenecer a un nublino.
—¿Se habrán dejado olvidado ese muñeco aquí el grupo de Ellie y Lulú? —se le ocurrió de pronto, aunque olvidando de tener en cuenta que había pasado una cantidad de tiempo considerable desde aquel encuentro como para que fuese probable.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
19/08/18, 06:18 pm
Eitne sonreía eufórico, animado tanto por su nuevo cuerpo como por la alegría que se iba instaurando muy poco a poco en el torreón. El miedo ya no pudo eclipsar la influencia de la luna roja, que se extendía por cada centímetro de su voluminoso cuerpo de oscuridad cuajada. Nadie se estaba muriendo, nadie. Estaban naciendo de nuevo, convirtiéndose en criaturas poderosas con cuernos, garras y alas, tal y como Zob les había dicho. A pesar del dolor que habían sufrido algunos, a pesar de la sangre que aun manchaba el suelo o del incidente entre Zob y Neil, no había nada que lamentar. Al menos eso era lo que Eitne se decía a sí mismo. Iban a vivir para contarlo, iban a salir de esta.
Rena se acercó a él y ¡jolines, qué grande era tan de cerca! Eitne ya no sentía lástima por ella y, al ser la única con un cuerpo tan bestial como el suyo, la miró inmediatamente como un ejemplo a seguir. Sonrió como un tonto cuando juntaron sus garras, a pesar de que la suya siguiera fluctuando levemente, manteniendo una forma poco precisa. A pesar de su estado, entre líquido y gaseoso, Eitne sintió el tacto de la zarpa de Rena. También sintió el abrazo que vino después, que deformó su cuerpo e hizo que la osa lo traspasara. El niño volvió a reir, de nuevo con una voz grave, ronca y sin cascabeles, a pesar de los cambios seguía siendo su risa de siempre, igual que él seguía siendo el mismo niño daeliciano que ayer.
Continuó divirtiéndose al ver como Rena intentaba atrapar el humo entre sus garras y, animado, decidió imitarla y le dio un lametón en la cara. A diferencia de los lengüetazos de la osa, su lengua no dejó rastro ninguno. Eitne se sentía como una nube de tormenta a la que le habían dado forma, una nube de tormenta con rayos rosas. No podía estar más contento aunque no supiera para qué podía servir.
Pronto el salón se llenó de cosas a las que reaccionar. Las voces de Adru y Neil dieron a entender que ambos estaban bien. Eitne se puso a cuatro patas y avanzó con torpeza hacia el grueso del grupo. Caminar a cuatro patas le resultaba poco intuitivo, pero al menos estaba consiguiendo mantenerse de pie (¿de pata?). ¡Qué raro era todo! ¡Y qué divertido!
—¡Me encantan tus orejas y tus cuernos, Adru! —le dijo entusiasmado, aunque todavía no sabía que él también tenía cuernos nuevos—. ¿Qué sientes tú, Neil?
Quería preguntar al aurva si sentía algún cambio, si las velas le habían salido del cuerpo o si venían de fuera igual que la pelota de Milo, pero el despertar de pelusa lo distrajo por completo.
—¡Ala, Pam! ¡Eres un hada de los dientes! —porque al hada de los secuestros no le recordaba mucho.
Por un lado, sentía que debía acercarse y chuparle la caca con la que había salido de aquel capullo, pero al contrario que Rena, él no sentía ningún instinto especial que se lo urgiera (¡Y su lengua ni siquiera funcionaba!), por lo que decidió curiosear el resto de cambios. El enorme león se giró hacia Guille y Nime con sus andares torpes.
—¿Qué os ha tocado a vosotros? —les preguntó. Lo de Nime era más evidente que lo de Guille, cuyas manos no relacionó con él hasta que el niño no habló de ellas en voz alta. La bestia del crepúsculo flexionó las piernas, se sentó sobre su trasero y se puso a dos patas. La nueva perspectiva era un poco mareante, pero le hizo mucha gracia ver a Nime y a Guille tan abajo. Sí que había crecido…— ¡Mirad, soy un mayor! —se rió. Luego señaló un brazo de Nime y una mano de Guille y añadió:— ¿Puedo? —Al contrario que Rena, lo que motivaba al niño era una curiosidad inocente que le impelía a tocar y entender todo lo nuevo que ocurría aquella noche.
El tacto de los cristales de Nime era igual que el de los que había en los baules, de un suave agradable, pero con aristas afiladas. Con cuidado de no hacerle daño con la garra (¿Podía siquiera? Seguía sin ser sólido) le dio una palmada a Nime y luego satisfizo su curiosidad con las manos. Acercó una pata a una de las pendicularias y trató de imitar el gesto que había tenido con Rena. El tacto era escalofriante, aquellos brazos llenos de codos parecían de metal y tenían un aspecto que era a la vez horripilante y divertido.
—¡Qué guay! —se refería a los cristales y a las pendicularias, igual que se podía referir al resto de cosas que ocurrían.
Vio la bola metálica alzarse en el aire de reojo y se giró, cayéndose de costado de forma muy ridícula. Por suerte seguía sin dolerle, ni siquiera hizo ruido como cuando era un niño cojo. Con una sonrisa de oreja a oreja, se incorporó de nuevo a cuatro patas y observó a Milo con curiosidad. Parecía que la esfera quería hacerse amiga del irrense, ¡por eso lo había seguido hasta aquí! Eitne no era consciente de lo caótico que seguía siendo todo. Ahora que había eliminado el peligro de muerte de sus pensamientos, no había agobio ninguno. La casa del terror se había convertido en el templo de los juguetes. ¡Había que verlo todo!
Hablando de ver, Zob (con sus ojos desmayantes), había asomado por las escaleras y Eitne lo saludó con un movimiento de garra.
—¡Mira, Zob! ¿Has visto qué chuli soy? —Eitne se fijó en las garras escamadas, en la cola nueva, en los ojos… ¡Espera! No le dio a tiempo a verlo bien ¡y menos mal! Eitne no se había acordado de lo de antes—. ¡Eres un lagarto poderoso!
Si siguiera siendo el niño cojo, habría pensado en Drusar o en el animal que le serró la pierna, pero el león sombrío solo quería disfrutar y pasarse lo bien. Buscó a Rox con la mirada. Era de los primeros a los que vio cambiados y ya sabía que los podía imitar. Eso también era algo muy chulo y Eitne se preguntó hasta qué punto podría cambiar su cuepo de juguete.
—¿Qué creéis que somos? —preguntó de repente, hacia nadie en concreto. Su voz ya no resonaba igual en todas partes, no en su forma nocturna—. Me gustaría saber si tenemos nombre.
Eitne había recordado la foto que sacaron en la iglesia, que hablaba de nombres para ciudadanos. Se preguntaba cómo se relacionaba eso con lo que estaba pasando. Si Pam era un hada... ¿Él en qué se había convertido?
Rena se acercó a él y ¡jolines, qué grande era tan de cerca! Eitne ya no sentía lástima por ella y, al ser la única con un cuerpo tan bestial como el suyo, la miró inmediatamente como un ejemplo a seguir. Sonrió como un tonto cuando juntaron sus garras, a pesar de que la suya siguiera fluctuando levemente, manteniendo una forma poco precisa. A pesar de su estado, entre líquido y gaseoso, Eitne sintió el tacto de la zarpa de Rena. También sintió el abrazo que vino después, que deformó su cuerpo e hizo que la osa lo traspasara. El niño volvió a reir, de nuevo con una voz grave, ronca y sin cascabeles, a pesar de los cambios seguía siendo su risa de siempre, igual que él seguía siendo el mismo niño daeliciano que ayer.
Continuó divirtiéndose al ver como Rena intentaba atrapar el humo entre sus garras y, animado, decidió imitarla y le dio un lametón en la cara. A diferencia de los lengüetazos de la osa, su lengua no dejó rastro ninguno. Eitne se sentía como una nube de tormenta a la que le habían dado forma, una nube de tormenta con rayos rosas. No podía estar más contento aunque no supiera para qué podía servir.
Pronto el salón se llenó de cosas a las que reaccionar. Las voces de Adru y Neil dieron a entender que ambos estaban bien. Eitne se puso a cuatro patas y avanzó con torpeza hacia el grueso del grupo. Caminar a cuatro patas le resultaba poco intuitivo, pero al menos estaba consiguiendo mantenerse de pie (¿de pata?). ¡Qué raro era todo! ¡Y qué divertido!
—¡Me encantan tus orejas y tus cuernos, Adru! —le dijo entusiasmado, aunque todavía no sabía que él también tenía cuernos nuevos—. ¿Qué sientes tú, Neil?
Quería preguntar al aurva si sentía algún cambio, si las velas le habían salido del cuerpo o si venían de fuera igual que la pelota de Milo, pero el despertar de pelusa lo distrajo por completo.
—¡Ala, Pam! ¡Eres un hada de los dientes! —porque al hada de los secuestros no le recordaba mucho.
Por un lado, sentía que debía acercarse y chuparle la caca con la que había salido de aquel capullo, pero al contrario que Rena, él no sentía ningún instinto especial que se lo urgiera (¡Y su lengua ni siquiera funcionaba!), por lo que decidió curiosear el resto de cambios. El enorme león se giró hacia Guille y Nime con sus andares torpes.
—¿Qué os ha tocado a vosotros? —les preguntó. Lo de Nime era más evidente que lo de Guille, cuyas manos no relacionó con él hasta que el niño no habló de ellas en voz alta. La bestia del crepúsculo flexionó las piernas, se sentó sobre su trasero y se puso a dos patas. La nueva perspectiva era un poco mareante, pero le hizo mucha gracia ver a Nime y a Guille tan abajo. Sí que había crecido…— ¡Mirad, soy un mayor! —se rió. Luego señaló un brazo de Nime y una mano de Guille y añadió:— ¿Puedo? —Al contrario que Rena, lo que motivaba al niño era una curiosidad inocente que le impelía a tocar y entender todo lo nuevo que ocurría aquella noche.
El tacto de los cristales de Nime era igual que el de los que había en los baules, de un suave agradable, pero con aristas afiladas. Con cuidado de no hacerle daño con la garra (¿Podía siquiera? Seguía sin ser sólido) le dio una palmada a Nime y luego satisfizo su curiosidad con las manos. Acercó una pata a una de las pendicularias y trató de imitar el gesto que había tenido con Rena. El tacto era escalofriante, aquellos brazos llenos de codos parecían de metal y tenían un aspecto que era a la vez horripilante y divertido.
—¡Qué guay! —se refería a los cristales y a las pendicularias, igual que se podía referir al resto de cosas que ocurrían.
Vio la bola metálica alzarse en el aire de reojo y se giró, cayéndose de costado de forma muy ridícula. Por suerte seguía sin dolerle, ni siquiera hizo ruido como cuando era un niño cojo. Con una sonrisa de oreja a oreja, se incorporó de nuevo a cuatro patas y observó a Milo con curiosidad. Parecía que la esfera quería hacerse amiga del irrense, ¡por eso lo había seguido hasta aquí! Eitne no era consciente de lo caótico que seguía siendo todo. Ahora que había eliminado el peligro de muerte de sus pensamientos, no había agobio ninguno. La casa del terror se había convertido en el templo de los juguetes. ¡Había que verlo todo!
Hablando de ver, Zob (con sus ojos desmayantes), había asomado por las escaleras y Eitne lo saludó con un movimiento de garra.
—¡Mira, Zob! ¿Has visto qué chuli soy? —Eitne se fijó en las garras escamadas, en la cola nueva, en los ojos… ¡Espera! No le dio a tiempo a verlo bien ¡y menos mal! Eitne no se había acordado de lo de antes—. ¡Eres un lagarto poderoso!
Si siguiera siendo el niño cojo, habría pensado en Drusar o en el animal que le serró la pierna, pero el león sombrío solo quería disfrutar y pasarse lo bien. Buscó a Rox con la mirada. Era de los primeros a los que vio cambiados y ya sabía que los podía imitar. Eso también era algo muy chulo y Eitne se preguntó hasta qué punto podría cambiar su cuepo de juguete.
—¿Qué creéis que somos? —preguntó de repente, hacia nadie en concreto. Su voz ya no resonaba igual en todas partes, no en su forma nocturna—. Me gustaría saber si tenemos nombre.
Eitne había recordado la foto que sacaron en la iglesia, que hablaba de nombres para ciudadanos. Se preguntaba cómo se relacionaba eso con lo que estaba pasando. Si Pam era un hada... ¿Él en qué se había convertido?
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
20/08/18, 01:54 am
En el momento en el que dejó a Neil en el sofá, las cosas a su alrededor se asentaron, causándole otra sobredosis de información. Casi todos tenían algo nuevo. Ya se había fijado en los detalles según sucedían, pero ahora que no había gritos de por medio ni porqué preocuparse por nadie, podía pararse a ver los cambios con más calma. Fue inspeccionando a sus amigos, uno a uno. Algunos como Neil, Milo y Guille seguían igual, aún con las rarezas que les acompañaban; velas, bola teledirigida o manos siniestras. Se fijó en Adru, así como en la copia que había dejado detrás, confuso. Cola, orejas y nariz de conejo habían terminado de crecer, acompañados por una cornamenta. Reconoció la combinación como un jackalope, pero no entendía porque iba a cachos en vez de ser 100% animal como le había pasado a Rena. En general no entendía la inmensa mayoría de las transformaciones, empezando por la suya propia. No sabía como una mirada de Zobriel podía causar desmayos, pero teniendo en cuenta la situación general, tampoco le sorprendía. Y luego estaba Eitne. Todo lo que sucediera más allá de lo que el inmenso felino de humo hiciera pasó a segundo plano. El coreano se había quedado tan ensimismado viéndole y oyéndole que las palabras de Milo entraron y salieron de su cerebro a la par.
—Hm-hm.
Fue su única respuesta. De haber podido, habría arrugado la cara con ironía tras haber procesado la petición del irrense. El ojo ya se lo estaba echando, y tampoco es que pudiera hacer otra cosa o que hiciera falta si quiera. En algún momento Pam había salido del cascarón hecha una mariposa, Zob parecía serpiente a trozos, la bola de Milo se había puesto a dar botes...
Y a pesar de la felicidad general, Rox seguía inquieto.
—Esto es una puta locura.—susurró, para nadie en concreto.
El joven agachó la cabeza, inspeccionando sus nuevas manos antes de abrazarse a si mismo. Retrocedió. El miedo se había hecho hueco dentro suya, por mucho que desease dejarse contagiar por la alegría del grueso. Desconocía el funcionamiento de su cuerpo, desconocía que eran los demás, y todo el shock del momento seguía calado en sus huesos, o al menos lo estaría de tenerlos. Nadie era como Verael, nadie era como el cizaña, y aunque eso más el creciente entusiamo de sus compañeros mejorase las cosas, no terminaba de quitarle el mal cuerpo. Algo le molestaba en los zapatos, y Rox sospechaba saber de que se trataba. Levantó una pierna para quitarse uno junto al calcetín, dejando caer otro montoncito de huesos al suelo, desde los dedos al talón.
«¿Por esto nos secuestraron en Halloween?»
Respiró hondo, contando hasta 10 para calmarse. El corazón le seguía yendo a toda velocidad. Su vista viajaba de sus brazos a aquellos su alrededor, a las vueltas que daba Eitne hablando con todos, a la luz roja que entraba al salón, a sus huesos. Si antes había tenido una zarpa como la de Rena, ¿podría repetir la acción ahora? ¿Podía recuperar su aspecto?
Su cuerpo reaccionó solo. El coreano no sabría explicar como lo había hecho, pero de alguna manera le había resultado muy natural. Recordaba sorprendentemente bien la textura de su piel, el vello, la forma de sus uñas, la posición aproximada de algunos lunares, e incluso el calor de sus manos. De forma menos espantosa a como le habría resultado antes, lentamente, los brazos del cambiante habían vuelto a ser humanos. Procuró ir corrigiendo errores según los veía, ensimismado con como las cuerdas se movían hasta imitar fielmente aquello que les pedía. Puede que no fueran exactamente sus manos, que carecieran de huellas dactilares o huesos de verdad, pero se le parecían mucho. Las revisó de arriba a abajo, sintiendo por fin algo más que miedo. La pregunta de Eitne le hizo alzar momentáneamente la cabeza hacia él.
—No... no lo sé. Yo... no lo sé. —se miró el pie descalzo, dándole aspecto humano también, aunque saltándose todo el detalle que le había dado a sus brazos. Se quitó el calzado del otro, sacó los huesos y repitió la acción. Una suerte de sonrisa, a medio camino de la ilusión y la confusión se dibujó tímidamente en su rostro—. Esto es muy raro... Yo soy... ¿un ditto? Nime parece una gema de cristal y Adru un jackalope... pensé que tú eras un fantasma pero...
Soltó una única carcajada nerviosa, refiriéndose al daeliciano.
—No hay ningún fantasma tan guay.
Llevó una mano a su rostro, solo para palpar los hilos que aún lo formaban y como estos se doblaban hasta imitar una sonrisa.
—Hm-hm.
Fue su única respuesta. De haber podido, habría arrugado la cara con ironía tras haber procesado la petición del irrense. El ojo ya se lo estaba echando, y tampoco es que pudiera hacer otra cosa o que hiciera falta si quiera. En algún momento Pam había salido del cascarón hecha una mariposa, Zob parecía serpiente a trozos, la bola de Milo se había puesto a dar botes...
Y a pesar de la felicidad general, Rox seguía inquieto.
—Esto es una puta locura.—susurró, para nadie en concreto.
El joven agachó la cabeza, inspeccionando sus nuevas manos antes de abrazarse a si mismo. Retrocedió. El miedo se había hecho hueco dentro suya, por mucho que desease dejarse contagiar por la alegría del grueso. Desconocía el funcionamiento de su cuerpo, desconocía que eran los demás, y todo el shock del momento seguía calado en sus huesos, o al menos lo estaría de tenerlos. Nadie era como Verael, nadie era como el cizaña, y aunque eso más el creciente entusiamo de sus compañeros mejorase las cosas, no terminaba de quitarle el mal cuerpo. Algo le molestaba en los zapatos, y Rox sospechaba saber de que se trataba. Levantó una pierna para quitarse uno junto al calcetín, dejando caer otro montoncito de huesos al suelo, desde los dedos al talón.
«¿Por esto nos secuestraron en Halloween?»
Respiró hondo, contando hasta 10 para calmarse. El corazón le seguía yendo a toda velocidad. Su vista viajaba de sus brazos a aquellos su alrededor, a las vueltas que daba Eitne hablando con todos, a la luz roja que entraba al salón, a sus huesos. Si antes había tenido una zarpa como la de Rena, ¿podría repetir la acción ahora? ¿Podía recuperar su aspecto?
Su cuerpo reaccionó solo. El coreano no sabría explicar como lo había hecho, pero de alguna manera le había resultado muy natural. Recordaba sorprendentemente bien la textura de su piel, el vello, la forma de sus uñas, la posición aproximada de algunos lunares, e incluso el calor de sus manos. De forma menos espantosa a como le habría resultado antes, lentamente, los brazos del cambiante habían vuelto a ser humanos. Procuró ir corrigiendo errores según los veía, ensimismado con como las cuerdas se movían hasta imitar fielmente aquello que les pedía. Puede que no fueran exactamente sus manos, que carecieran de huellas dactilares o huesos de verdad, pero se le parecían mucho. Las revisó de arriba a abajo, sintiendo por fin algo más que miedo. La pregunta de Eitne le hizo alzar momentáneamente la cabeza hacia él.
—No... no lo sé. Yo... no lo sé. —se miró el pie descalzo, dándole aspecto humano también, aunque saltándose todo el detalle que le había dado a sus brazos. Se quitó el calzado del otro, sacó los huesos y repitió la acción. Una suerte de sonrisa, a medio camino de la ilusión y la confusión se dibujó tímidamente en su rostro—. Esto es muy raro... Yo soy... ¿un ditto? Nime parece una gema de cristal y Adru un jackalope... pensé que tú eras un fantasma pero...
Soltó una única carcajada nerviosa, refiriéndose al daeliciano.
—No hay ningún fantasma tan guay.
Llevó una mano a su rostro, solo para palpar los hilos que aún lo formaban y como estos se doblaban hasta imitar una sonrisa.
- Cuervo
Ficha de cosechado
Nombre: Sarah
Especie: Humana
Habilidades: Intuición, inmutabilidad y rapidez mental
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
20/08/18, 01:02 pm
Veía como poco a poco la calma se iba haciendo hueco detrás del miedo y la inseguridad que producía lo desconocido. Guillermo miro sin parar a los demás como iban cambiando y adaptándose, el capullo del suelo se fue abriendo y de él salió Pam, pero tenia alas, antenas y parecía distinta.
-Eres un hada madrina- secundando la idea del hada de Eitne.
Vio como Eitne se movía y hablaba, y se alegró de verlo mas contento de lo que había visto en mucho tiempo “quizás este lugar no sea tan malo”, ni siquiera le quedó muy claro lo que estaba pidiéndole, pero Guille dijo que sí.
Al fijarse de nuevo en Rox, Guille pudo ver como se estaba trasformando, arreglando errores.
-Clarooo que eres un ditto… ¿crees que te puedes trasformas en un Mewtwo? – dijo embobado, con cara de estar viendo algo super guay.
- No es un fantasma, es link lobo! - metiéndose en la conversación de Rox y Eitne.
-Todos estáis super guays y yo no tengo nada- dijo cruzándose de brazos con un poco de envidia. Mientras tanto una Pendicularia, se acercó y le dio golpecitos a modo de consuelo. De alguna manera Guille al sentir el tacto desconocido de su espalda se sintió aliviado, incluso siento correr a través de el un corriente que no había experimentado hasta ahora.
Los engranajes de torreón empezaban a moverse después de mucho tiempo parados, por fin sentía que avanzaban.
-Eres un hada madrina- secundando la idea del hada de Eitne.
Vio como Eitne se movía y hablaba, y se alegró de verlo mas contento de lo que había visto en mucho tiempo “quizás este lugar no sea tan malo”, ni siquiera le quedó muy claro lo que estaba pidiéndole, pero Guille dijo que sí.
Al fijarse de nuevo en Rox, Guille pudo ver como se estaba trasformando, arreglando errores.
-Clarooo que eres un ditto… ¿crees que te puedes trasformas en un Mewtwo? – dijo embobado, con cara de estar viendo algo super guay.
- No es un fantasma, es link lobo! - metiéndose en la conversación de Rox y Eitne.
-Todos estáis super guays y yo no tengo nada- dijo cruzándose de brazos con un poco de envidia. Mientras tanto una Pendicularia, se acercó y le dio golpecitos a modo de consuelo. De alguna manera Guille al sentir el tacto desconocido de su espalda se sintió aliviado, incluso siento correr a través de el un corriente que no había experimentado hasta ahora.
Los engranajes de torreón empezaban a moverse después de mucho tiempo parados, por fin sentía que avanzaban.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
20/08/18, 08:58 pm
Rena acabó cejando en su empeño de abrazar a Eitne. Le fastidiaba un poco, pero el chico no parecía disgustado así que lo dejó correr. El resto de cachorros empezó a revolucionarse con la emoción del momento y a la osa se le contagió. Cuando Pam hizo su aparición magistral, Rena corrió hacia ella como si llevase años sin verla, y es que ni se había dado cuenta de la presencia del capullo ni se había acordado de su compañera entre tanta confusión. Estaba toda pegajosa y sintió que era su deber limpiarla, aunque lo que fuera que la cubría supiera a rayos encendidos. La cara de desagrado que puso al probarla fue bastante cómica. La agarró con una pata, ignorando el evidente mareo de la mona (o más bien no dándose cuenta) y la empujó junto a los demás hasta el sofá, donde Neil ya estaba despierto y recuperado.
Según Zob volvía y Rena contaba las faltas se acercó a Rox, que parecía estar experimentando un cambio de humor a mejor. Respondió a su risa con una especie de ronroneo y le dio un cabezazo cariñoso que bien podría tirarlo al suelo. Entonces la bola de cobre de Milo pasó lo bastante cerca de ellos como para que la viera por el rabillo del ojo, y sin pensarlo la apresó contra el suelo de un manotazo. El tacto era duro. ¿Lo habría matado? Levantó la zarpa para ver.
Según Zob volvía y Rena contaba las faltas se acercó a Rox, que parecía estar experimentando un cambio de humor a mejor. Respondió a su risa con una especie de ronroneo y le dio un cabezazo cariñoso que bien podría tirarlo al suelo. Entonces la bola de cobre de Milo pasó lo bastante cerca de ellos como para que la viera por el rabillo del ojo, y sin pensarlo la apresó contra el suelo de un manotazo. El tacto era duro. ¿Lo habría matado? Levantó la zarpa para ver.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
22/08/18, 11:33 pm
En sentía tan mareada, tan confundida y tan pegajosa, recibiendo tal cantidad de información repentina entre las voces, el movimiento y lo que veía, que estaba segura que así era como debía sentirse un un bebe al que acaban de dar a luz.
<<¡La luna que me pario! ¿porque me siento tan mareada? Es como si de pronto notase mucho mas de...lo que sea que este notando >> gruño por lo bajo incapaz incluso de articular palabra alguna pues sentía aun la lengua rara en su boca, rara...y mas larga de lo que la recordaba. Extrañada la saco, siendo capaz de verla...verla demasiado bien para lo que debía ser normal. << Me ha crecido la lengua ¿que mierda inútil es esta?>> frunció el ceño, notando de pronto la figura de Adru acercarse primero, porque aunque tuviera cuernos y orejas de roedor...era Adru. La mona del queso no pudo mas que parpadear, queriendo preguntar tanto y queriendo saber que pasaba con tantas ansias, pero con tal reguero de información llegando a su mente era imposible. Necesitaba que todo dejara de girar antes de poder prestarle la debida atención al resto. Era como su hubiera renacido en medio del caos absoluto, lo cual no era tan errado, y tuviera solo fragmentos de información sin sentido.
Sin contar que las palabras de Adru sobre su propia apariencia tomaron mas atención para ella en ese instante.
-¿Magipossha? - logro decir con dificultad y confusión. Pam miró por encima de su hombro, notando que ciertamente lo que llevaba sintiendo colgando de su espalda era dos especie de membranas parecidas a las alas de mariposa, llenas de pringue y plegadas a su espalda, y que eran ademas la culpables de que su vestido estuviera roto en el interior de la crisálida, quedando ella solo en braguitas y calcetines en medio del caos.
La voz de Eitne mencionando que era un Hada de los dientes, y en el que no se fijo en ese momento, le hizo fruncir el ceño aun mas si era posible, porque juraba era su voz aun sonara tan extraña a sus oídos, ¿porque ese tono grave?. << No jodas, no me entero de nada...¿Esa criatura que le robaba dientes a la gente? ¿En eso me convertí? ¿Ese es mi futuro ? ¿Romperle los piños a la gente para llevármelos...? ¿Y que pasa con Eitne? >> pensó incrédula aun intentando sacarse la pegajosidad del cuerpo como podía con frustración.
Pero ni necesidad tuvo, ni oportunidad, porque de pronto todo su campo de visión se lleno de pelo justo antes de sentir una lenguetada húmeda que poco no la derribo al piso del susto. Pam la miró con ojos como platos, alterada, hasta que su visión capto la falta de brazo del oso y por fin pudo asociar la imagen del animal a Rena. << Oso...¿a eso se refería con lo que logre oír antes?...¿Se convirtió en un oso?>> parpadeo confundida, a tal punto de incredulidad que ni las lenguetadas de Rena la sacaron de su estupefacción al verle enorme a su lado.
Pronto la piel quedo totalmente limpia gracias a las atenciones de Rena pero Pam no tuvo tiempo ni de por fin calmarse y de intentar enfocarse en su alrededor, cuando de la nada Rena la agarro y la llevo hasta el grueso del grupo.
-¡hey...!- no logro decir mucho mas porque al intentar quejarse se mordió la inútil larga lengua y los ojos se llenaron de lagrimas por el dolor. El mundo volvía a dar vueltas por el repentino movimiento al que Rena le había sometido al dejarla en el sofá alrededor del cual estaba reunidos el resto, y desde donde capto la figura de...¿alguien?
<<¿Quien narices eres? >> parpadeo cada vez mas estupefacta siendo imposible para ella asociar aquella figura a nadie en ese momento donde aun ni se había fijado en todos los presentes, ni en como lucían. O lo fue hasta que escucho su voz por un momento << ¿Rox? Suena a el...¿Es él?>> le escudriño con la mirada por unos instantes, viendo que tenia ea extraña cabeza hecha de lo que aprecia hilos y llevaba su ropa...y tenia manos que parecía humanas. Definitivamente al menos por la voz y la ropa, parecía Rox, pero no por ello no dejaba de ser sorprenderte ver que, donde antes estaba la cabeza del humano, solo se encontraba esa forma redondeada de hilos que con boca y ojos..
<< Espera, espera...así no hay manera de centrarse cuando siento que le voy a echar la comida encima en cualquier momento. Vamos a calmarnos primero.>> decidió cerrar los ojos un momento, agobiada y sobre saturada. Respiro hondo para intentar enfocarse en las voces de sus compañeros para al menos captar mas información. Aun se sentía algo mareada y con ganas de vomitar, era como si cada movimientos de los demás le hiciera estremecer pues podía captarlo mezclándose con las voces, con el sonido de la lluvia que venia del patio, la tensión incomoda de sus alas a su espalda o de los colgantes antenas de su frente que parecían tener una fiesta por si mismas. Demasiado que procesar.
Por mas que quisiera prestarle algo mas de atención al resto, en esos momentos, lo único que deseaba es que se quedasen quietos, callados y que ni respiraran, pero sabia que eso no iba a pasar. No si quería a sus compañeros aun vivos, al menos.
<<¡La luna que me pario! ¿porque me siento tan mareada? Es como si de pronto notase mucho mas de...lo que sea que este notando >> gruño por lo bajo incapaz incluso de articular palabra alguna pues sentía aun la lengua rara en su boca, rara...y mas larga de lo que la recordaba. Extrañada la saco, siendo capaz de verla...verla demasiado bien para lo que debía ser normal. << Me ha crecido la lengua ¿que mierda inútil es esta?>> frunció el ceño, notando de pronto la figura de Adru acercarse primero, porque aunque tuviera cuernos y orejas de roedor...era Adru. La mona del queso no pudo mas que parpadear, queriendo preguntar tanto y queriendo saber que pasaba con tantas ansias, pero con tal reguero de información llegando a su mente era imposible. Necesitaba que todo dejara de girar antes de poder prestarle la debida atención al resto. Era como su hubiera renacido en medio del caos absoluto, lo cual no era tan errado, y tuviera solo fragmentos de información sin sentido.
Sin contar que las palabras de Adru sobre su propia apariencia tomaron mas atención para ella en ese instante.
-¿Magipossha? - logro decir con dificultad y confusión. Pam miró por encima de su hombro, notando que ciertamente lo que llevaba sintiendo colgando de su espalda era dos especie de membranas parecidas a las alas de mariposa, llenas de pringue y plegadas a su espalda, y que eran ademas la culpables de que su vestido estuviera roto en el interior de la crisálida, quedando ella solo en braguitas y calcetines en medio del caos.
La voz de Eitne mencionando que era un Hada de los dientes, y en el que no se fijo en ese momento, le hizo fruncir el ceño aun mas si era posible, porque juraba era su voz aun sonara tan extraña a sus oídos, ¿porque ese tono grave?. << No jodas, no me entero de nada...¿Esa criatura que le robaba dientes a la gente? ¿En eso me convertí? ¿Ese es mi futuro ? ¿Romperle los piños a la gente para llevármelos...? ¿Y que pasa con Eitne? >> pensó incrédula aun intentando sacarse la pegajosidad del cuerpo como podía con frustración.
Pero ni necesidad tuvo, ni oportunidad, porque de pronto todo su campo de visión se lleno de pelo justo antes de sentir una lenguetada húmeda que poco no la derribo al piso del susto. Pam la miró con ojos como platos, alterada, hasta que su visión capto la falta de brazo del oso y por fin pudo asociar la imagen del animal a Rena. << Oso...¿a eso se refería con lo que logre oír antes?...¿Se convirtió en un oso?>> parpadeo confundida, a tal punto de incredulidad que ni las lenguetadas de Rena la sacaron de su estupefacción al verle enorme a su lado.
Pronto la piel quedo totalmente limpia gracias a las atenciones de Rena pero Pam no tuvo tiempo ni de por fin calmarse y de intentar enfocarse en su alrededor, cuando de la nada Rena la agarro y la llevo hasta el grueso del grupo.
-¡hey...!- no logro decir mucho mas porque al intentar quejarse se mordió la inútil larga lengua y los ojos se llenaron de lagrimas por el dolor. El mundo volvía a dar vueltas por el repentino movimiento al que Rena le había sometido al dejarla en el sofá alrededor del cual estaba reunidos el resto, y desde donde capto la figura de...¿alguien?
<<¿Quien narices eres? >> parpadeo cada vez mas estupefacta siendo imposible para ella asociar aquella figura a nadie en ese momento donde aun ni se había fijado en todos los presentes, ni en como lucían. O lo fue hasta que escucho su voz por un momento << ¿Rox? Suena a el...¿Es él?>> le escudriño con la mirada por unos instantes, viendo que tenia ea extraña cabeza hecha de lo que aprecia hilos y llevaba su ropa...y tenia manos que parecía humanas. Definitivamente al menos por la voz y la ropa, parecía Rox, pero no por ello no dejaba de ser sorprenderte ver que, donde antes estaba la cabeza del humano, solo se encontraba esa forma redondeada de hilos que con boca y ojos..
<< Espera, espera...así no hay manera de centrarse cuando siento que le voy a echar la comida encima en cualquier momento. Vamos a calmarnos primero.>> decidió cerrar los ojos un momento, agobiada y sobre saturada. Respiro hondo para intentar enfocarse en las voces de sus compañeros para al menos captar mas información. Aun se sentía algo mareada y con ganas de vomitar, era como si cada movimientos de los demás le hiciera estremecer pues podía captarlo mezclándose con las voces, con el sonido de la lluvia que venia del patio, la tensión incomoda de sus alas a su espalda o de los colgantes antenas de su frente que parecían tener una fiesta por si mismas. Demasiado que procesar.
Por mas que quisiera prestarle algo mas de atención al resto, en esos momentos, lo único que deseaba es que se quedasen quietos, callados y que ni respiraran, pero sabia que eso no iba a pasar. No si quería a sus compañeros aun vivos, al menos.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
23/08/18, 01:27 pm
Neil se tranquilizó cuando Adru le dijo que Zob estaba bien. El aurva se había preocupado al despertarse y no verlo cerca. Aunque se sintió algo confuso con la alegría de su edeel. ¿Cuánto tiempo habría pasado desde que había estado sangrando, gritando y llorando? Todavía tenía algún rastro de sangre y lágrimas en su cara, así que no debía haber sido mucho. Neil, todavía algo confuso, miró los montones de velas repartidos entre sus bolsillos y el suelo a su alrededor y devolvió una mirada avergonzada a Adru.
- Yo... Bueno... Son... blanditas- explicó entre tartamudeos, sin saber exactamente la razón por la que quería tanto mantener aquellas velas cerca de él.
En aquel momento se fijó en la esfera de cobre que estaba al lado de Milo y quedó impresionado con lo que hizo. Apunto de chillar que aquello estaba vivo, se sorprendió al encontrarse con la nueva forma de Eitne justo delante de él.
- Guou, ¿Eitne? Eres... guou- balbuceó confuso y maravillado. Todos habían cambiado de formas increibles, Pam tenía alas de mariposa, Nime era brillante, Rox era... Neil no estaba muy seguro de qué era Rox exactamente, pero había cambiado como los demás. Exceptuando Milo, Guille y él mismo, todos habían habían sufrido algún cambio en su cuerpo o en su apariencia-. Yo... yo no siento nada- contestó el aurva a la pregunta de Eitne entre decepcionado, alegre y asustado.
Neil estaba feliz de no haber sufrido y gritado como todos sus compañeros, aunque se sentía algo egoista al tener ese pensamiento, pero realmente había esperado ser como los demás y cambiar con ellos. Si él no había cambiado, ¿eso significaba que no podría estar con ellos? ¿Iban a separarlo de Adru y de los demás? Ni siquiera pudo alegrarse al ver de vuelta a Zob con sus cambios más avanzados, pero sano y salvo.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
24/08/18, 12:24 am
Pam ni siquiera pareció verla, aunque tenía bastante mal aspecto. Entre todos la ayudaron un poco, aunque el agua que iba a buscar Milo nunca llegó porque descubrió la bola que lo había acompañado desde su vuelta. Nime tampoco se había fijado en ella hasta ese momento.
—¡Es una mascota mágica! —sugirió, emocionada. También podría ser otro demonio, pero parecía demasiado inofensiva para eso.
Nime se acercó a ver, pero también volvió junto a Eitne y Guille. El daeliciano estaba interesado en tocar sus cristales y las manos azules, y Nime aceptó, aunque ni ella misma había explorado demasiado aquellos cristales que habían emergido de su cuerpo. Mientras Eitne examinaba las manos que acompañaban a Guille, la niña recordó con angustia que su cara también había cambiado. Por el tacto, sabía que sus ojos no eran los de siempre, y tampoco era capaz de parpadear. No se atrevió a tocar de nuevo. No podía quitarle la vista de encima a Rox y temía haber acabado con una cara irreconocible como ella.
La decepción de Guille no se le escapó, cuando se quejó de no haber cambiado.
—Um… pero al menos estás como siempre, ¿no? A lo mejor es mejor eso que cambiar demasiado —le dijo, tratando de animarlo. No quería hacer comparaciones en voz alta sobre cómo habían acabado todos, pero mentalmente las estaba haciendo. Sentía una punzada de terror cada vez que pensaba en cómo se vería ella misma ante un espejo.
La pregunta de Eitne sobre lo que eran la hizo encogerse de hombros. No entendía muy bien qué ganaba por llenarse de cristales, y solo conseguía tomarse el cambio con calma porque ya sabía de antemano que algo así iba a suceder…y porque no era ni la única ni la que había salido peor parada –o eso suponía–. Las palabras de Rox la sacaron de sus pensamientos.
—¿Una gema de cristal? ¿Eso que Guille te llamaba a ti? —le preguntó, desconcertada. Ella no tenía ninguna sugerencia sobre lo que podían ser los demás.
—¡Es una mascota mágica! —sugirió, emocionada. También podría ser otro demonio, pero parecía demasiado inofensiva para eso.
Nime se acercó a ver, pero también volvió junto a Eitne y Guille. El daeliciano estaba interesado en tocar sus cristales y las manos azules, y Nime aceptó, aunque ni ella misma había explorado demasiado aquellos cristales que habían emergido de su cuerpo. Mientras Eitne examinaba las manos que acompañaban a Guille, la niña recordó con angustia que su cara también había cambiado. Por el tacto, sabía que sus ojos no eran los de siempre, y tampoco era capaz de parpadear. No se atrevió a tocar de nuevo. No podía quitarle la vista de encima a Rox y temía haber acabado con una cara irreconocible como ella.
La decepción de Guille no se le escapó, cuando se quejó de no haber cambiado.
—Um… pero al menos estás como siempre, ¿no? A lo mejor es mejor eso que cambiar demasiado —le dijo, tratando de animarlo. No quería hacer comparaciones en voz alta sobre cómo habían acabado todos, pero mentalmente las estaba haciendo. Sentía una punzada de terror cada vez que pensaba en cómo se vería ella misma ante un espejo.
La pregunta de Eitne sobre lo que eran la hizo encogerse de hombros. No entendía muy bien qué ganaba por llenarse de cristales, y solo conseguía tomarse el cambio con calma porque ya sabía de antemano que algo así iba a suceder…y porque no era ni la única ni la que había salido peor parada –o eso suponía–. Las palabras de Rox la sacaron de sus pensamientos.
—¿Una gema de cristal? ¿Eso que Guille te llamaba a ti? —le preguntó, desconcertada. Ella no tenía ninguna sugerencia sobre lo que podían ser los demás.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
24/08/18, 02:41 am
Se apresuró a negar con la cabeza ante la pregunta de Milo y abrió los brazos tratando de mostrar un tamaño aproximado.
—Son una cosa así con orejas largas y cola como la que me salió a mí… pero no tienen cuernos, ¿así que supongo que no soy un conejo realmente? —Le explicó al irrense, adoptando una pose pensativa.
No se mantuvo en la misma posición mucho rato, porque un efusivo Eitne se dirigió a ella alabando sus nuevos añadidos y la edeel sonrió al león de humo.
>>Gracias, Eitne, tú también tienes un aspecto muy guay.
A la sinhadre le hubiera preocupado el cambio tan drástico del daeliciano de no ser porque el niño había entrado en estado eufórico una vez superado el miedo inicial. Y era contagioso; Adru estaba cada vez menos preocupada y cada vez más feliz. Además no era para menos, en su opinión: habían superado juntos el cambio y seguían siendo ellos mismos, tal y como ella misma había afirmado con convicción. En aquel momento volvía a sentirse de verdad como la Capitana.
Poco después bajó Zob y la sinhadre le sonrió, fijándose bien por primera vez en sus cambios. La edeel giró alrededor del nublino con cara de curiosidad.
—¡Tú también tienes cola! ¡De lagarto!
A ella le hubiera encantado tener una cola como la del nublino, por lo que sintió un poco de envidia, pero se dijo que la suya tampoco estaba mal. Inconscientemente había meneado su cola peluda ligeramente al pensar en ello, aunque no se dio cuenta.
Las palabras de Rox, quien había cambiado varias veces y la edeel se preguntaba si su cambio consistía en poder convertirse en cualquier cosa, llamaron su atención por completo.
—¿Un yacálope? ¿Hay conejos con cuernos en la Tierra, Rox? ¿Se llaman yacálopes? —Se acercó curiosa. Era muy extraño ver el cuerpo del coreano bajo una cabeza hecha de hilo—. ¿Qué es un dito? —Añadió después con una gran sonrisa ante la conversación que mantuvo con Guille—. ¿Pero no son tuyas esas manos? —Le preguntó al niño, acercándose entonces a él y señalando una de aquellas extrañas manos que surgían del suelo—. Quiero decir, Milo tiene esa bola metálica y…
Se detuvo porque justo en aquel momento la mencionada bola comenzó a moverse y cambiar de forma.
>>¡Sí! ¡Es muy guay! —coreó tras Nime.
Volvió con Neil, que todavía estaría recuperándose del desmayo justo cuando su aurva afirmaba no sentir nada.
—Seguro que tú también tienes algo como las manos de Guille o la bola de Milo: sois los únicos que no habéis cambiado —observó al notar lo que tenían en común las tres personas que conservaban por completo su apariencia física—. Seguro que tú también tienes tu propia mascota mágica, pero igual aún no ha aparecido.
La edeel no solo trataba de animar a Neil: creía firmemente en lo que decía. Estaba claro que su aurva no iba a ser el único que no obtuviese nada nuevo, además se acordaba de que él había empezado a experimentar cambios hacía tiempo, como cuando se le había hundido el culo. El pensamiento le hizo soltar una risilla.
—Son una cosa así con orejas largas y cola como la que me salió a mí… pero no tienen cuernos, ¿así que supongo que no soy un conejo realmente? —Le explicó al irrense, adoptando una pose pensativa.
No se mantuvo en la misma posición mucho rato, porque un efusivo Eitne se dirigió a ella alabando sus nuevos añadidos y la edeel sonrió al león de humo.
>>Gracias, Eitne, tú también tienes un aspecto muy guay.
A la sinhadre le hubiera preocupado el cambio tan drástico del daeliciano de no ser porque el niño había entrado en estado eufórico una vez superado el miedo inicial. Y era contagioso; Adru estaba cada vez menos preocupada y cada vez más feliz. Además no era para menos, en su opinión: habían superado juntos el cambio y seguían siendo ellos mismos, tal y como ella misma había afirmado con convicción. En aquel momento volvía a sentirse de verdad como la Capitana.
Poco después bajó Zob y la sinhadre le sonrió, fijándose bien por primera vez en sus cambios. La edeel giró alrededor del nublino con cara de curiosidad.
—¡Tú también tienes cola! ¡De lagarto!
A ella le hubiera encantado tener una cola como la del nublino, por lo que sintió un poco de envidia, pero se dijo que la suya tampoco estaba mal. Inconscientemente había meneado su cola peluda ligeramente al pensar en ello, aunque no se dio cuenta.
Las palabras de Rox, quien había cambiado varias veces y la edeel se preguntaba si su cambio consistía en poder convertirse en cualquier cosa, llamaron su atención por completo.
—¿Un yacálope? ¿Hay conejos con cuernos en la Tierra, Rox? ¿Se llaman yacálopes? —Se acercó curiosa. Era muy extraño ver el cuerpo del coreano bajo una cabeza hecha de hilo—. ¿Qué es un dito? —Añadió después con una gran sonrisa ante la conversación que mantuvo con Guille—. ¿Pero no son tuyas esas manos? —Le preguntó al niño, acercándose entonces a él y señalando una de aquellas extrañas manos que surgían del suelo—. Quiero decir, Milo tiene esa bola metálica y…
Se detuvo porque justo en aquel momento la mencionada bola comenzó a moverse y cambiar de forma.
>>¡Sí! ¡Es muy guay! —coreó tras Nime.
Volvió con Neil, que todavía estaría recuperándose del desmayo justo cuando su aurva afirmaba no sentir nada.
—Seguro que tú también tienes algo como las manos de Guille o la bola de Milo: sois los únicos que no habéis cambiado —observó al notar lo que tenían en común las tres personas que conservaban por completo su apariencia física—. Seguro que tú también tienes tu propia mascota mágica, pero igual aún no ha aparecido.
La edeel no solo trataba de animar a Neil: creía firmemente en lo que decía. Estaba claro que su aurva no iba a ser el único que no obtuviese nada nuevo, además se acordaba de que él había empezado a experimentar cambios hacía tiempo, como cuando se le había hundido el culo. El pensamiento le hizo soltar una risilla.
- Lathspell
Ficha de cosechado
Nombre: Kyllikki Paasikoski
Especie: Humana
Habilidades: Buena menoria, muy buena, lealtad, y facilidad para los idiomas.Personajes : Zobriel: Nublino transformado en Basilisco
Kyllikki: Humana cosechada.
Armas : Zobriel: Malicioso, Colmillo veneno, Cuchillada, Cola veneno
Kyllikki: Elataquedelasmilteoriascientificasypseudocientificasmasinutildetodoslostiempos
Status : Disponible para cualquier debate ilógico
Humor : Culpable de dibujar horrible y hacer chistes peores aun
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
28/08/18, 03:47 pm
El nublino trataba de rehuir la mirada de todos. Miraba los cambios de sus amigos tratando de captar la máxima cantidad de detalles antes de bajar la mirada o esquivar a los demás. Pero no podía ocultar la sonrisa. Le había asentido a Eitne, y su cola también había dado un latigazo en el aire ante la mención de Adru, aunque personalmente el pensaba que se asemejaba mas a la de una serpiente, era más delgada que la de un lagarto. Y a pesar de como había empezado aquella noche, ahora se sentía feliz. Ni que decir de los demás, unos más que otros pero todos estaban disfrutando poco a poco de la bendición de la Luna. Estuvo tentado en mencionar a Eorlir y a Ina, pero conociendo a la capitana, y más aun en modalidad conejo, probablemente acabarían mas abrumados si ella los buscaba o si Rena los sentaba en el sofá..
Se impulso caminando hasta Neil procurando no hacer caso al impulso de saltar junto con los demás de emoción . Normalmente lo hubiera hecho pero tenía que controlarse para disculparse con su amigo.
- Neil....yo lo sssiento, no quería hacerte nada de essso...y graciassss, al menos ya sé como tengo los ojoss - cerraba los puños ante cada prolongada "S", aunque no era un gran impedimento, la nueva lengua le destrozaba los nervios cuando no podía evitar aquellos sonidos. Sabía que Neil también había sido bendecido, así que se le ocurrió que, como a Milo, su mascota lo estaba buscando. Además el había sido cosechado por alguien "normal". - ¡Neil! No necessitas cambiar, cuando me trajeron aquí, quien me cosecho fue una chica sssin cambios, ssolo volaba y tenia magia para hacer mil cosass....tal ve vezzz....tu mass.. - juntó los dientes ya cansado de hablar tan mal pero tenia que terminar - tu compañero esste fuera....¿No hay nada raro que te haya passado ahora en la noche? podriamosss buscarlo fuera ssi quieresss...
Se levanto en silencio mientras dejaba y se acerco a la puerta para dar un vistazo. Quería ver la lo que había sido su sueño. La tormenta bailaba en el cielo, como en su pesadilla de meses atrás, la ciudad bullía mas allá de las puertas del torreón, como en su pesadilla de meses atrás. Pero el estaba allí, no como lluvia, sino como uno más. Se volteo acercándose a Rena en silencio. Como nublino pasaba desapercibido bastante bien, ahora como basilisco era mejor (o peor) aun. Le palmeo el suave pelo y le se dirigió a ella tratando de contener los siseos.
- Rena....eh...Rena ¿Puedesss entenderme? ¿Essstaria bien si ssalimos un rato? Al patio essstaria bien... - Se lo pregunto a ella porque aunque la capitana seguramente lo apoyara, la osa parecía tener a los pequeños bajo su mando y no los dejaría moverse sin permiso. - El compañero de Neil debería acercarsss....venir rapido si essta fuera.... - Zob se había dado cuenta de dos cosas hablando con ellos esos momentos. No debía mirarlos a los ojos, cosa que era algo bastante anti intuitivo, pero no imposible, orejas y rostro estaba bien. Y también se percato que debería buscar nuevas palabras que no tengan "S" en ellas si no quería acabar de los nervios.
Se impulso caminando hasta Neil procurando no hacer caso al impulso de saltar junto con los demás de emoción . Normalmente lo hubiera hecho pero tenía que controlarse para disculparse con su amigo.
- Neil....yo lo sssiento, no quería hacerte nada de essso...y graciassss, al menos ya sé como tengo los ojoss - cerraba los puños ante cada prolongada "S", aunque no era un gran impedimento, la nueva lengua le destrozaba los nervios cuando no podía evitar aquellos sonidos. Sabía que Neil también había sido bendecido, así que se le ocurrió que, como a Milo, su mascota lo estaba buscando. Además el había sido cosechado por alguien "normal". - ¡Neil! No necessitas cambiar, cuando me trajeron aquí, quien me cosecho fue una chica sssin cambios, ssolo volaba y tenia magia para hacer mil cosass....tal ve vezzz....tu mass.. - juntó los dientes ya cansado de hablar tan mal pero tenia que terminar - tu compañero esste fuera....¿No hay nada raro que te haya passado ahora en la noche? podriamosss buscarlo fuera ssi quieresss...
Se levanto en silencio mientras dejaba y se acerco a la puerta para dar un vistazo. Quería ver la lo que había sido su sueño. La tormenta bailaba en el cielo, como en su pesadilla de meses atrás, la ciudad bullía mas allá de las puertas del torreón, como en su pesadilla de meses atrás. Pero el estaba allí, no como lluvia, sino como uno más. Se volteo acercándose a Rena en silencio. Como nublino pasaba desapercibido bastante bien, ahora como basilisco era mejor (o peor) aun. Le palmeo el suave pelo y le se dirigió a ella tratando de contener los siseos.
- Rena....eh...Rena ¿Puedesss entenderme? ¿Essstaria bien si ssalimos un rato? Al patio essstaria bien... - Se lo pregunto a ella porque aunque la capitana seguramente lo apoyara, la osa parecía tener a los pequeños bajo su mando y no los dejaría moverse sin permiso. - El compañero de Neil debería acercarsss....venir rapido si essta fuera.... - Zob se había dado cuenta de dos cosas hablando con ellos esos momentos. No debía mirarlos a los ojos, cosa que era algo bastante anti intuitivo, pero no imposible, orejas y rostro estaba bien. Y también se percato que debería buscar nuevas palabras que no tengan "S" en ellas si no quería acabar de los nervios.
El Odio es por mucho el placer mas duradero. El hombre Ama con prisas, pero llega a Odiar con mucha calma.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
30/08/18, 12:02 am
Eitne posaba sus ojos negros, su todo negro, en unos y en otros dejando que se explicaran. Respondió con una sonrisa felina y vaporosa a cada uno de los halagos y trató de apuntar mentalmente cada cosa que decían, por considerarla importante. De vez en cuando movía la cola, emocionado por todo lo que ocurría a su alrededor. El niño había creído que se disiparía, pero eso fue el miedo, que se evaporó. Ahora la Luna Roja los bañaba a todos y los tallaba como su abuela la madera, abriendo un hueco sobre la corteza para dar paso a la verdad escondida. Ahora eran dittos y yacalopes; eran linc-lobos, osos, hadas, lagartos y gemas de cristal; eran amos de las manos frías, el metal redondo y las velas derretidas. Y la verdad de Eitne era tan clara como irónica: ¿Y qué si era un monstruo? ¡Seguía siendo él!, ¡tenía cuatro patas en vez de una! Para más inri, no podían tocarlo, así que tampoco podían herirlo. Eitne solo sabía reír en ese momento.
—Pues yo creo que soy un gatonube negro —se inventó, divertido.
Acto seguido, Eitne decidió que quería verse de cuerpo entero. Se puso de pie sobre sus cuatro patas y las movió con mucho, muuuucho cuidado una detrás de otra, alternando los lados para no caerse. Comenzó a girar en círculos, primero a la derecha y luego a la izquierda, fijándose en cada trazo rosa sobre la oscuridad líquida que era, cada voluta que ondeaba como si fuera a desprenderse de su cuerpo. Entre giro y giro le llegaron los comentarios de Zob y la visión de la puerta, aún abierta de par en par. Habían pasado minutos desde que Eitne se asomara llorando por ayuda. Se encaminó de nuevo hacia ella, ahora como un enorme león nuboso, y volvió a cruzar el umbral. Contempló el aspecto sangriento que le concedía el astro a los edificios y quedó maravillado, parecía uno de esos degradados tan sobrecogedores que lograba su vecina la pintora. Su sonrisa se ensanchó tanto que el niño no podía saber lo poco acogedora que era con tanto colmillo negro.
El suelo se sacudió y Eitne soltó una carcajada.
—¡Hola, Luna! —gritó en respuesta al temblor. Su voz ronca resonó con la fuerza de un rugido, exhalada por unos pulmones mucho más grandes que los que había tenido hasta ahora. Luego se giró al resto de sus amigos—. ¿Por qué no damos una vuelta? ¡Ahora puedo ir! —dijo alzando de forma alterna una y otra pata delantera—. ¡Porfa! ¡Porfa! ¡Es mejor que el patio!
Un rayo iluminó el cielo. Eitne contó los pocos segundos que lo separaban del trueno y deseó que cayeran más. ¿Por qué iba a temerles si él ahora era nube?
—Pues yo creo que soy un gatonube negro —se inventó, divertido.
Acto seguido, Eitne decidió que quería verse de cuerpo entero. Se puso de pie sobre sus cuatro patas y las movió con mucho, muuuucho cuidado una detrás de otra, alternando los lados para no caerse. Comenzó a girar en círculos, primero a la derecha y luego a la izquierda, fijándose en cada trazo rosa sobre la oscuridad líquida que era, cada voluta que ondeaba como si fuera a desprenderse de su cuerpo. Entre giro y giro le llegaron los comentarios de Zob y la visión de la puerta, aún abierta de par en par. Habían pasado minutos desde que Eitne se asomara llorando por ayuda. Se encaminó de nuevo hacia ella, ahora como un enorme león nuboso, y volvió a cruzar el umbral. Contempló el aspecto sangriento que le concedía el astro a los edificios y quedó maravillado, parecía uno de esos degradados tan sobrecogedores que lograba su vecina la pintora. Su sonrisa se ensanchó tanto que el niño no podía saber lo poco acogedora que era con tanto colmillo negro.
El suelo se sacudió y Eitne soltó una carcajada.
—¡Hola, Luna! —gritó en respuesta al temblor. Su voz ronca resonó con la fuerza de un rugido, exhalada por unos pulmones mucho más grandes que los que había tenido hasta ahora. Luego se giró al resto de sus amigos—. ¿Por qué no damos una vuelta? ¡Ahora puedo ir! —dijo alzando de forma alterna una y otra pata delantera—. ¡Porfa! ¡Porfa! ¡Es mejor que el patio!
Un rayo iluminó el cielo. Eitne contó los pocos segundos que lo separaban del trueno y deseó que cayeran más. ¿Por qué iba a temerles si él ahora era nube?
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Cuervo
Ficha de cosechado
Nombre: Sarah
Especie: Humana
Habilidades: Intuición, inmutabilidad y rapidez mentalPersonajes : ·Guillermo: Humano Brujo de las Pendicularia
·Sarah: Humana y enterradora
Armas : ·Guillermo: ¿El poder de la amistad? y manos.
·Sarah: Lanza y pala
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
31/08/18, 06:38 pm
"¿las manos?" Pensó cuando dijo la capita a Guille "pero si las manos son malas".
-Siiiii, Nime eres una gema de cristal - dijo encantado.
Entonces se giró para ver quién le podria estar consolando, para agradecerle de alguna manera su tacto sentía que le devolvía la energías, un escalofrío recorrió su cuerpo según giraba la cabeza, era una de las Pendicularias gritó y salió corriendo. Le queria volver a meter debajo de la cama le quería volver a agarrar pensó Guillermo mientras corría intentando huir de ellas.
-Me querien secuestrarrr!- decia mientras corría sin rumbo. Mientras que las Pendicularias le perseguían, una de ellas con el muñeco en la mano y mientras se iban alargando o desaparecían y volvían a aparecer en otra esquina o sombra.
Cuando se tropezó y cayo contra el suelo, por haber girado mal en una esquina del torreón, una de las manos fue corriendo a recogerle impidiendo que se hiciera daño. Y le coloco de nuevo de pie. La siguiente le dejo el muñeco en los brazos.
-Gracias...?- dijo Guille dudando. Y volvio donde los mayores echado pequeños vistazos a atrás.
-Siiiii, Nime eres una gema de cristal - dijo encantado.
Entonces se giró para ver quién le podria estar consolando, para agradecerle de alguna manera su tacto sentía que le devolvía la energías, un escalofrío recorrió su cuerpo según giraba la cabeza, era una de las Pendicularias gritó y salió corriendo. Le queria volver a meter debajo de la cama le quería volver a agarrar pensó Guillermo mientras corría intentando huir de ellas.
-Me querien secuestrarrr!- decia mientras corría sin rumbo. Mientras que las Pendicularias le perseguían, una de ellas con el muñeco en la mano y mientras se iban alargando o desaparecían y volvían a aparecer en otra esquina o sombra.
Cuando se tropezó y cayo contra el suelo, por haber girado mal en una esquina del torreón, una de las manos fue corriendo a recogerle impidiendo que se hiciera daño. Y le coloco de nuevo de pie. La siguiente le dejo el muñeco en los brazos.
-Gracias...?- dijo Guille dudando. Y volvio donde los mayores echado pequeños vistazos a atrás.
- ☽◯☾:
BRUJA 1.ªHabla.BRUJA 2.ªPregúntanos.BRUJA 3.ªÁ todo te responderemos.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
01/09/18, 03:40 am
—¡Pueees, ahora mismo no lo sé! Cuando aprenda mejor me transformo en Mewtwo, prometido. —respondió a Guille, siguiendo con Adru—. No existen exactamente... se supone que son un mito. Un conejo con cuernos de ciervo, pero, lo que es 100% conejo. Sin la parte sinhadre... —rio con suavidad—. Un ditto es como un bicho blandiblú que puede transformarse en otros seres vivos ¡Y las gemas de cristal se parecen más a ti que a mi! La gracia es que no tienen género, como yo. Ahora literalmente. Pero tienen gemas en el cuerpo-...
Iba a elaborar más su respuesta a Nime cuando Rena se le acercó. El ronroneo le sorprendió. Ignoraba que los osos pudieran hacer un sonido semejante, aunque de por sí poco sabía del comportamiento de los osos. Tener a Rena tan cerca causaba impresión. El cabezaso le hizo perder el equilibrio, pero no le molestó en absoluto. Todo lo contrario, se dejó animar, soltando otra risa más suelta. Sujetó la cabeza de la osa con ambas manos para no irse al suelo, sonriendo tontamente, como quien acaricia a una mascota.
—No me mates si te lo digo, pero estas adorable, Rena. Tus colmillos dan susto, pero... ¡mira que orejas!
Dejó a su amiga y el tono ridículo que estaba a punto de adoptar su propia voz, cuando esta se centró en la bola de cobre que seguía a Milo. Cada uno disfrutaba o asumía sus transformaciones, más o menos confusos. Él se limitó a observar. El rugido de Eitne fuera le pareció entrañable, y por una vez, la propuesta del daeliciano y el nublino por salir no le hizo arrugar la cara. En otros momentos su respuesta habría sido un no rotundo. Ahora podía partirle un rayo, que daba igual, no se sentía inseguro. Si se encontraban con algún monstruo, bastaba con poner a Zobriel a mirarlo.
—¡Ey! ¿Os importa si hago una cosilla antes? Id adelantándoos si queréis.
Retrocedió unos pasos y, antes de que partieran, Rox agarró a Milo del hombro. Dio unos toques en su brazo mecánico.
—Espera Milo. ¿Puedes poner las fotos que nos hiciste el día que nos cortamos el pelo? No quiero salir con... esto. —sacudió la mano delante de su rostro para referirse a este—. Es una chorrada pero me pone nervioso que me veáis así. Fijo doy miedo y me siento inexpresivo. Y un poco monstruo. —frunció los hilos—. Y como me haga de memoria voy a parecer un cuadro de arte abstracto.
Ante la positiva del irrense, el cambiante fue a la cocina para hacerse con la misma olla que ya habían usado de espejo. El corazón le latía con fuerza, entre agobiado y emocionado por lo que su nuevo cuerpo implicaba. Si de verdad podía imitar de forma controlada otros cuerpos, modificarlo a gusto, si de verdad era capaz de hacer algo remotamente similar a un ditto... sus hilos temblaron, levantando su piel humana momentáneamente. Le costaba creer que aquel desastre de ciudad le acabase de sacar los huesos para regalarle luego semejante don.
Sujetando la olla y echando vistazos cada poco a las fotos que proyectaba el brazo del irrense, Rox fue modificando los hilos de su rostro. Empezó por los básicos; la estructura de su mandíbula, nariz, la forma del pelo, todo hasta ser un molde sin definir, incoloro. Luego, despacio y con dudas, pasó a recrear en detalle su rostro: labios, ojos, dientes, color de piel, cejas, pelo. La foto ayudó en gran medida, saber como era su rostro con fidelidad era toda una ventaja.
No supo cuanto tardó, pero se le hizo largo y tedioso a pesar de que sus comandos respondían bien. El reflejo de la olla no era el mejor, la imagen de los hilos cambiando sobre su cara era perturbadora, y aunque el resultado no fuese perfecto, era más que suficiente para una primera vez. Algo así como un modelo 3D de personaje de videojuego. Cercano a la realidad, pero aún con falta en definición.
—Mierda tío. —la voz se le rompió de la emoción, más aguda. Con los ojos bien abiertos, su reacción inmediata fue taparse la boca, ocultando una creciente sonrisa—. Que fuerte.
Tomó aire, sin dejar de mirarse. Temblaba ligeramente por la impresión y la alegría. Se inspeccionó cada lado, despeinando sus cejas, pellizcando el puente de su nariz, estirando sus mejillas hasta que dolieron como si nunca hubiera perdido la cara.
—Sigo siendo yo. ¡Sigo siendo yo! —dedicó una mirada fugaz a Milo, radiante—. ¡Ah! Espera, ¡pruebo una última cosa y nos vamos! —con mucha más rapidez que al ponerse el rostro, el coreano tiñó su pelo de rojo oscuro. Sujetando la olla con fuerza, empezó a dar pequeños saltos en el sitio, como un crío en Navidad—. ¡Que puta pasadaaaaaa!
Morado, azul, verde, blanco, rosa. En cuestión de segundos, Rox había teñido su pelo de todo color que se le pasaba por la cabeza o veía a su alrededor. Se detuvo en el rojo nuevamente, eufórico. Satisfecho, se dirigió a su amigo.
—¡Ya! Ya, ya está... uf. —la cara le dolía de tanto sonreir. Ni él esperaba que ponerse el pelo de colores le animase tanto—. ¿Para que quieres huesos cuando tienes magia, eh? —rio—. Por cierto, caragato... más te vale tener una buena excusa para haberte largado, capullo. Y la bolita esa no me vale. —dio un puñetazo al irrense en el hombro, ni muy flojo ni muy fuerte. A pesar de la aparente seriedad en su voz, sonreía ampliamente—. Tienes suerte de que Rena no te crugiese. Venga, ¡antes de darle más motivos a Mamá Osa para que lo haga!
Aunque hubiera parado, Rox seguiría pensando en todas sus posibilidades y lo mucho que necesitaba un espejo de cuerpo entero.
Iba a elaborar más su respuesta a Nime cuando Rena se le acercó. El ronroneo le sorprendió. Ignoraba que los osos pudieran hacer un sonido semejante, aunque de por sí poco sabía del comportamiento de los osos. Tener a Rena tan cerca causaba impresión. El cabezaso le hizo perder el equilibrio, pero no le molestó en absoluto. Todo lo contrario, se dejó animar, soltando otra risa más suelta. Sujetó la cabeza de la osa con ambas manos para no irse al suelo, sonriendo tontamente, como quien acaricia a una mascota.
—No me mates si te lo digo, pero estas adorable, Rena. Tus colmillos dan susto, pero... ¡mira que orejas!
Dejó a su amiga y el tono ridículo que estaba a punto de adoptar su propia voz, cuando esta se centró en la bola de cobre que seguía a Milo. Cada uno disfrutaba o asumía sus transformaciones, más o menos confusos. Él se limitó a observar. El rugido de Eitne fuera le pareció entrañable, y por una vez, la propuesta del daeliciano y el nublino por salir no le hizo arrugar la cara. En otros momentos su respuesta habría sido un no rotundo. Ahora podía partirle un rayo, que daba igual, no se sentía inseguro. Si se encontraban con algún monstruo, bastaba con poner a Zobriel a mirarlo.
—¡Ey! ¿Os importa si hago una cosilla antes? Id adelantándoos si queréis.
Retrocedió unos pasos y, antes de que partieran, Rox agarró a Milo del hombro. Dio unos toques en su brazo mecánico.
—Espera Milo. ¿Puedes poner las fotos que nos hiciste el día que nos cortamos el pelo? No quiero salir con... esto. —sacudió la mano delante de su rostro para referirse a este—. Es una chorrada pero me pone nervioso que me veáis así. Fijo doy miedo y me siento inexpresivo. Y un poco monstruo. —frunció los hilos—. Y como me haga de memoria voy a parecer un cuadro de arte abstracto.
Ante la positiva del irrense, el cambiante fue a la cocina para hacerse con la misma olla que ya habían usado de espejo. El corazón le latía con fuerza, entre agobiado y emocionado por lo que su nuevo cuerpo implicaba. Si de verdad podía imitar de forma controlada otros cuerpos, modificarlo a gusto, si de verdad era capaz de hacer algo remotamente similar a un ditto... sus hilos temblaron, levantando su piel humana momentáneamente. Le costaba creer que aquel desastre de ciudad le acabase de sacar los huesos para regalarle luego semejante don.
Sujetando la olla y echando vistazos cada poco a las fotos que proyectaba el brazo del irrense, Rox fue modificando los hilos de su rostro. Empezó por los básicos; la estructura de su mandíbula, nariz, la forma del pelo, todo hasta ser un molde sin definir, incoloro. Luego, despacio y con dudas, pasó a recrear en detalle su rostro: labios, ojos, dientes, color de piel, cejas, pelo. La foto ayudó en gran medida, saber como era su rostro con fidelidad era toda una ventaja.
No supo cuanto tardó, pero se le hizo largo y tedioso a pesar de que sus comandos respondían bien. El reflejo de la olla no era el mejor, la imagen de los hilos cambiando sobre su cara era perturbadora, y aunque el resultado no fuese perfecto, era más que suficiente para una primera vez. Algo así como un modelo 3D de personaje de videojuego. Cercano a la realidad, pero aún con falta en definición.
—Mierda tío. —la voz se le rompió de la emoción, más aguda. Con los ojos bien abiertos, su reacción inmediata fue taparse la boca, ocultando una creciente sonrisa—. Que fuerte.
Tomó aire, sin dejar de mirarse. Temblaba ligeramente por la impresión y la alegría. Se inspeccionó cada lado, despeinando sus cejas, pellizcando el puente de su nariz, estirando sus mejillas hasta que dolieron como si nunca hubiera perdido la cara.
—Sigo siendo yo. ¡Sigo siendo yo! —dedicó una mirada fugaz a Milo, radiante—. ¡Ah! Espera, ¡pruebo una última cosa y nos vamos! —con mucha más rapidez que al ponerse el rostro, el coreano tiñó su pelo de rojo oscuro. Sujetando la olla con fuerza, empezó a dar pequeños saltos en el sitio, como un crío en Navidad—. ¡Que puta pasadaaaaaa!
Morado, azul, verde, blanco, rosa. En cuestión de segundos, Rox había teñido su pelo de todo color que se le pasaba por la cabeza o veía a su alrededor. Se detuvo en el rojo nuevamente, eufórico. Satisfecho, se dirigió a su amigo.
—¡Ya! Ya, ya está... uf. —la cara le dolía de tanto sonreir. Ni él esperaba que ponerse el pelo de colores le animase tanto—. ¿Para que quieres huesos cuando tienes magia, eh? —rio—. Por cierto, caragato... más te vale tener una buena excusa para haberte largado, capullo. Y la bolita esa no me vale. —dio un puñetazo al irrense en el hombro, ni muy flojo ni muy fuerte. A pesar de la aparente seriedad en su voz, sonreía ampliamente—. Tienes suerte de que Rena no te crugiese. Venga, ¡antes de darle más motivos a Mamá Osa para que lo haga!
Aunque hubiera parado, Rox seguiría pensando en todas sus posibilidades y lo mucho que necesitaba un espejo de cuerpo entero.
- ♪♫♬:
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
01/09/18, 12:52 pm
Rena siguió ronroneando, feliz por las palabras de Rox aunque posiblemente en otro momento se habría enfurruñado. El miedo se había esfumado, el ambiente estaba cargado de energía lunar y parecía que la osa por fin podia dejarse llevar por el impulso de seguir sus instintos. Oyó a Eitne fuera y corrió detrás, dándo así su respuesta a Zobriel. Rugió a la Luna Roja alzándose sobre sus patas traseras tan solo un segundo, pues un temblor de tierra le hizo perder el equilibrio. No le importó, se sentía exultante. Quería salir, quería correr.
Comprendió lo suficiente de la conversación de sus compañeros como para saber qué se proponían, y no podia parecerle mejor. Por un momento se olvidó de la fragilidad de los cachorros. Ahora parecían más Fuertes, estarían bien, y ella estaría con ellos, no había nada que temer.
Fue hacia el portón de entrada y se apoyó con su única garra, dejando caer su peso para abrirla, pues solo se había quedado encajado. Cruzó el puente levadizo con el hocico alzado hacia el cielo, olisqueando el aire. Había muchísimos olores nuevos y Rena quería investigarlos todos, aun así no se alejó aún del torreón, tenía que esperar a sus compañeros. Soltó varios gruñidos impacientes hacia el torreón. La lluvia caía, no con tanta fuerza como tronaban las nubes pero pronto la osa estaría hecha sopa, no tenían tiempo que perder.
Comprendió lo suficiente de la conversación de sus compañeros como para saber qué se proponían, y no podia parecerle mejor. Por un momento se olvidó de la fragilidad de los cachorros. Ahora parecían más Fuertes, estarían bien, y ella estaría con ellos, no había nada que temer.
Fue hacia el portón de entrada y se apoyó con su única garra, dejando caer su peso para abrirla, pues solo se había quedado encajado. Cruzó el puente levadizo con el hocico alzado hacia el cielo, olisqueando el aire. Había muchísimos olores nuevos y Rena quería investigarlos todos, aun así no se alejó aún del torreón, tenía que esperar a sus compañeros. Soltó varios gruñidos impacientes hacia el torreón. La lluvia caía, no con tanta fuerza como tronaban las nubes pero pronto la osa estaría hecha sopa, no tenían tiempo que perder.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
02/09/18, 01:32 pm
Decir que para Pam reaccionar a todos los cambios que sus compañeros había sufrido, era fácil habría sido un gran mentira. La mona del queso logro escuchar las palabras que estos de dirigían entre si de forma un poco mas clara al cerrar los ojos, es así que pudo escuchar a través de la voz de Rox sobre lo que podría ser Adru, una criatura casticista de su mundo, que escucho como describían Eitne, Nime, a Milo o a Neil que no parecian haber sufrido cambios físicos algunos. Como decían que Nime era ahora una gema o Zobriel alguna especie de reptil, por como hablaban de su nueva cola. Eran retazos de información inconexos que no le decía gran cosa, pero ciertamente tampoco ninguno sabia en que se habían convertido.
Pam queria saber mas, quería poder verlo a todos de cerca, analizarlos, analizarse ella misma buscando una conclusión, disfrutar, tal vez del jolgorio que empezaba a sufrir entre todos antes sus cambios, al ver lo que podían hacer o sorprenderse de la apariencia que tenían, pero estaba siendo imposible. Abrir los ojos implicaban incrementar aun mas el mareo y confusión que ya sentía y que ni aun cerrando estos lograban desaparecer. Se sentía frustrada escuchando a los demás impresionados por sus cambios, mientras ella era casi incapaz de poder siquiera mirar el suyo mismo con mas detalle sin que le sobreviviera una nueva hola de mareo por algún brusco movimiento. ¿Porque? ¿Porque seguía percibiendo cosas inconexas arremolinarse a su alrededor, como si todo el mundo mismo estuviera en movimiento gritándole sin voz que le prestase atención?
Inconscientemente, sus manos se movieron hacia sus antenas, como aquel que banamente intenta cubrir sus oídos cuando el ruido se vuelve insoportable y de nuevo, al igual que las veces anteriores, un escalofrió al recorrió cuando sus dedos rozaron las finas firmes antenas que surgían de su frente como si fuesen un órgano mas de su cuerpo, como si directamente conectasen con su cerebro. <<¿Sois vosotras verdad? Vosotras sois las que provocáis de alguna forma que todo el puto mundo sea caótico, sois lo único distinto que poseo, aparte de mis alas>> pensó Pam reclamando a esa parte de su cuerpo nueva.
La mona del queso sin prestar por unos momentos atención a sus compañeros quiso comprobarlo, y apretando los dientes intuyendo el gran mareo que le sobrevendría al hacerlo, golpe suavemente una de las puntas de las antenas con el dedo. Fue tal el mareo que sintió, que aun sentada tuvo que sostenerse del sofá, con un nuevo estremecimiento recorriendola en señal de alerta. << Dios, malditas cosas extras..¿que mierdas sois?¿Sois como unos nuevos, ojos, unos nuevos oídos o algo así? >> pensó con frustración aun respirado hondo. Fuese lo que fuesen esas cosas eran las culpables y al parecer el mas mínimo roce de algo con estas hacia que todo su cuerpo reaccionase con un respingo, confundiendola. <<No se que pasa pero no puedo dejar que nada os toque o no voy a poder ni andar derecha por vuestra maldita culpa >> pensó limitada incluso de maldecir coherente mente por la larga lengua con la que tenía poca practica. Suspiro profundamente, volviendo a aprestar atención al resto y captando unas palabras que hicieron que Pam abriera por fin los ojos tras tenerlo todo ese rato cerrados, sin saber que sus alas y antenas no eran lo único que había cambiado en ella.
-¿Quereis salir?- le parecía loco, solo de imaginar la lluvia que se escuchaba fuera golpeando las antenas le ponía el poco vello que poseía de punta. Y si coherentemente no quería, era estúpido e innecesario, pero por otro lado también lo deseaba, incluso a pesar de lluvia, incluso a pesar de que era tontamente arriesgado. Era mas difícil percibir para ella debido a la confusión sensorial, pero sentía el aire cargado de magia, como llenando sus pulmones, dándole ansias de hacer mas pero siendo ese hecho impedido por su propio estado actual. Era tan frustrante verse limitada. <<¿Limitada?...¡Al cuerno con las antenas! >> penso Pam imponiendo a su propia condición con pura mala leche.
-Rapigo, dagme algo para cubrigme mi..poncho, quiero ir...voy degnuda...y un trozo...de crisa...de la cosa de dongde sali...mis...antengnas...son las que me marean, tengo que cubrirlas – dijo con dificultad teniendo que hablar lentamente porque sino era imposible con la lengua. Sabiendo que seria cuestión de practica, levantándose del solfa como pudo mientras hablaba,notando que Rox se había movido de su lado en algún momento y parecía haberse alejado con Milo.
Espero que alguien, quien fuera, le hiciera caso y le diera su poncho que estaba en el baul de arriba, así como tomo el trozo grande de corteza de crisálida ya rota que tomo con intención de usarla de paraguas improvisada. La textura de esta era dura y rugosa, como noto también lo era su propia piel cuando andaba colocando el poncho sobre su cabeza con cuidado de no rozar las antenas y dándole libertad a sus alas bajo este, aunque ni supiera aun como moverlas. Al parecer su piel había cambiado también, ya no era suave y lisa, sino rugosa y mas dura. Cambios que estaban ahí pero que eran algo a los que no podía ponerle la suficiente atención en ese momento <<Tengo tiempo para verme mas claramente, espero que esto no dure mucho mas, porque entre las antenas, que ahora no puedo vestirme y que no se hace con esas cosas que cuelgan de mi espalda esto es un festival >> peso Pam viendo la figura de Rena salir por la puerta hacia la lluvia y se le ocurrió algo. No iba a lograr mucho andando con sus propio pie mientras cubría su cabeza, y sus antenas especialmente, bajo la lluvia.
Por lo que se acerco como pudo a la osa, llamándola desde el interior.
-¿Rena...puedo ir...sobreg tu lomo?- pregunto esperando que la osa diera algún signo de respuesta positiva y cuando le pareció ver que lo hacia, le pidió ayuda a Adru que estaba cerca para que la subiera sobre el cuerpo enorme de Rena, que era como tres veces ella. Apenas sintió que salía por la puerta para ser subida sobre Rena, Pam se cubrió instintivamente la cabeza con la crisálida, respirando aliviada cuando la lluvia no logro golpear directamente las antenas, incluso si el propio aire electrificado le provocaba algo de nauseas y confusion, lo soportarían mientras nada rozase esas cosas sensibles. Ella también quería disfrutar de esa adrenalina que la recorría incluso si tenía que ir medio drogada para ello.
Pam queria saber mas, quería poder verlo a todos de cerca, analizarlos, analizarse ella misma buscando una conclusión, disfrutar, tal vez del jolgorio que empezaba a sufrir entre todos antes sus cambios, al ver lo que podían hacer o sorprenderse de la apariencia que tenían, pero estaba siendo imposible. Abrir los ojos implicaban incrementar aun mas el mareo y confusión que ya sentía y que ni aun cerrando estos lograban desaparecer. Se sentía frustrada escuchando a los demás impresionados por sus cambios, mientras ella era casi incapaz de poder siquiera mirar el suyo mismo con mas detalle sin que le sobreviviera una nueva hola de mareo por algún brusco movimiento. ¿Porque? ¿Porque seguía percibiendo cosas inconexas arremolinarse a su alrededor, como si todo el mundo mismo estuviera en movimiento gritándole sin voz que le prestase atención?
Inconscientemente, sus manos se movieron hacia sus antenas, como aquel que banamente intenta cubrir sus oídos cuando el ruido se vuelve insoportable y de nuevo, al igual que las veces anteriores, un escalofrió al recorrió cuando sus dedos rozaron las finas firmes antenas que surgían de su frente como si fuesen un órgano mas de su cuerpo, como si directamente conectasen con su cerebro. <<¿Sois vosotras verdad? Vosotras sois las que provocáis de alguna forma que todo el puto mundo sea caótico, sois lo único distinto que poseo, aparte de mis alas>> pensó Pam reclamando a esa parte de su cuerpo nueva.
La mona del queso sin prestar por unos momentos atención a sus compañeros quiso comprobarlo, y apretando los dientes intuyendo el gran mareo que le sobrevendría al hacerlo, golpe suavemente una de las puntas de las antenas con el dedo. Fue tal el mareo que sintió, que aun sentada tuvo que sostenerse del sofá, con un nuevo estremecimiento recorriendola en señal de alerta. << Dios, malditas cosas extras..¿que mierdas sois?¿Sois como unos nuevos, ojos, unos nuevos oídos o algo así? >> pensó con frustración aun respirado hondo. Fuese lo que fuesen esas cosas eran las culpables y al parecer el mas mínimo roce de algo con estas hacia que todo su cuerpo reaccionase con un respingo, confundiendola. <<No se que pasa pero no puedo dejar que nada os toque o no voy a poder ni andar derecha por vuestra maldita culpa >> pensó limitada incluso de maldecir coherente mente por la larga lengua con la que tenía poca practica. Suspiro profundamente, volviendo a aprestar atención al resto y captando unas palabras que hicieron que Pam abriera por fin los ojos tras tenerlo todo ese rato cerrados, sin saber que sus alas y antenas no eran lo único que había cambiado en ella.
-¿Quereis salir?- le parecía loco, solo de imaginar la lluvia que se escuchaba fuera golpeando las antenas le ponía el poco vello que poseía de punta. Y si coherentemente no quería, era estúpido e innecesario, pero por otro lado también lo deseaba, incluso a pesar de lluvia, incluso a pesar de que era tontamente arriesgado. Era mas difícil percibir para ella debido a la confusión sensorial, pero sentía el aire cargado de magia, como llenando sus pulmones, dándole ansias de hacer mas pero siendo ese hecho impedido por su propio estado actual. Era tan frustrante verse limitada. <<¿Limitada?...¡Al cuerno con las antenas! >> penso Pam imponiendo a su propia condición con pura mala leche.
-Rapigo, dagme algo para cubrigme mi..poncho, quiero ir...voy degnuda...y un trozo...de crisa...de la cosa de dongde sali...mis...antengnas...son las que me marean, tengo que cubrirlas – dijo con dificultad teniendo que hablar lentamente porque sino era imposible con la lengua. Sabiendo que seria cuestión de practica, levantándose del solfa como pudo mientras hablaba,notando que Rox se había movido de su lado en algún momento y parecía haberse alejado con Milo.
Espero que alguien, quien fuera, le hiciera caso y le diera su poncho que estaba en el baul de arriba, así como tomo el trozo grande de corteza de crisálida ya rota que tomo con intención de usarla de paraguas improvisada. La textura de esta era dura y rugosa, como noto también lo era su propia piel cuando andaba colocando el poncho sobre su cabeza con cuidado de no rozar las antenas y dándole libertad a sus alas bajo este, aunque ni supiera aun como moverlas. Al parecer su piel había cambiado también, ya no era suave y lisa, sino rugosa y mas dura. Cambios que estaban ahí pero que eran algo a los que no podía ponerle la suficiente atención en ese momento <<Tengo tiempo para verme mas claramente, espero que esto no dure mucho mas, porque entre las antenas, que ahora no puedo vestirme y que no se hace con esas cosas que cuelgan de mi espalda esto es un festival >> peso Pam viendo la figura de Rena salir por la puerta hacia la lluvia y se le ocurrió algo. No iba a lograr mucho andando con sus propio pie mientras cubría su cabeza, y sus antenas especialmente, bajo la lluvia.
Por lo que se acerco como pudo a la osa, llamándola desde el interior.
-¿Rena...puedo ir...sobreg tu lomo?- pregunto esperando que la osa diera algún signo de respuesta positiva y cuando le pareció ver que lo hacia, le pidió ayuda a Adru que estaba cerca para que la subiera sobre el cuerpo enorme de Rena, que era como tres veces ella. Apenas sintió que salía por la puerta para ser subida sobre Rena, Pam se cubrió instintivamente la cabeza con la crisálida, respirando aliviada cuando la lluvia no logro golpear directamente las antenas, incluso si el propio aire electrificado le provocaba algo de nauseas y confusion, lo soportarían mientras nada rozase esas cosas sensibles. Ella también quería disfrutar de esa adrenalina que la recorría incluso si tenía que ir medio drogada para ello.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
03/09/18, 12:16 am
La bola continuó su movimiento nervioso hasta que Rena la atrapó bajo su pata, pero cuando la irrense levantó la zarpa el cobre se había aplanado en forma de disco y se alejó de ella deslizándose por el suelo.
—¿Una mascota mágica? —murmuró el irrense confuso, repitiendo las palabras de Nime como un loro—. Pero si solo es un trozo de metal... —añadió dubitativo, sin estar del todo seguro de las afirmaciones de sus compañeros al respecto.
Cuando el disco llegó a su altura volvió a cambiar de forma, tranformándose en un cubo, y para alivio del norteño se quedó completamente inmóvil. Con un suspiro imperceptible el chico volvió su atención a lo que le rodeaba, pero estaban pasando muchas cosas a la vez y apenas si pudo centrarse en nada en concreto. Si que oyó la propuesta de salida, algo que aunque le sorprendió en un principio no tardó en comprender. Él también sentía el tirón de la Luna Roja en la boca del estómago, atrayéndole desde el exterior del torreón para que su brillo pudiera cubrirle por completo.
—Suena bien, si. —fue su aportación a la sugerencia, cambiando el peso de una pierna a otra con cierto nerviosismo.
En cualquier otro momento aquel plan le habría parecido una locura, pero la atmósfera que se respiraba hacía que todo pareciera posible, y un paseo nocturno con todos los letarguinos sonaba inexplicablemente apetecible. Los posibles peligros que se pudieran encontrar no parecían relevantes en aquel momento, por lo que el irrense ni siquiera pensó en ellos y se preparó para salir con los demás, pero Rox le abordó antes de que llegara a la puerta.
—Claro, sin problema. —respondió a su pregunta, dispuesto a ayudarle a recuperar su cara.
Tardó unos segundos en encontrar las fotos y algo más en dar con una en la que se viera bien el rostro del coreano, pero cuando el cambiante regresó con la olla ya estaba preparado. Le colocó la imagen a la altura de los ojos y procedió a observar en silencio el proceso de cambio.
—Es flipante, si... —secundó las palabras del rubio con los ojos muy abiertos, completamente fascinado con el movimiento de los hilos que ahora formaban el cuerpo de su amigo—. Pero el rojo te queda raro. —comentó a continuación con una sonrisa divertida, observando el aspecto de su compañero.
En conjunto su aspecto era un poquito artificial, como si hubiera salido de algún videojuego con gráficos hiper realistas, pero supuso que con práctica adquiriría naturalidad y solventaría aquella pega. Estaba apunto de comentarle aquel detalle cuando el coreano volvió a hablar, haciendo alusión a algo en lo que prefería no pensar.
—No se porqué salí del torreón, la verdad, cuando quise darme cuenta ya estaba muy lejos de aquí. Encontré una gruta con un montón de este metal y entonces volví en mi y me apresuré a volver sobre mis pasos, pero no tengo explicación para ello. De verdad que lo siento, pero no se que más puedo decir... —añadió, desviando la mirada hacia la puerta.
Suponía que tenía algo que ver con el cubo que descansaba a su lado, pero desconocía los entresijos de la transformación de un brujo y solo podía intuir que ahora aquel metal era suyo de alguna forma. Casi podía notar como sus reservas mágicas, secas hasta hacía relativamente poco, comenzaban a aumentar por la proximidad del cobre.
—Mucha suerte, sin duda. —le respondió a su amigo con una sonrisa nerviosa antes de seguirlo hacia la entrada para reunirse con los demás letarguinos.
—¿Una mascota mágica? —murmuró el irrense confuso, repitiendo las palabras de Nime como un loro—. Pero si solo es un trozo de metal... —añadió dubitativo, sin estar del todo seguro de las afirmaciones de sus compañeros al respecto.
Cuando el disco llegó a su altura volvió a cambiar de forma, tranformándose en un cubo, y para alivio del norteño se quedó completamente inmóvil. Con un suspiro imperceptible el chico volvió su atención a lo que le rodeaba, pero estaban pasando muchas cosas a la vez y apenas si pudo centrarse en nada en concreto. Si que oyó la propuesta de salida, algo que aunque le sorprendió en un principio no tardó en comprender. Él también sentía el tirón de la Luna Roja en la boca del estómago, atrayéndole desde el exterior del torreón para que su brillo pudiera cubrirle por completo.
—Suena bien, si. —fue su aportación a la sugerencia, cambiando el peso de una pierna a otra con cierto nerviosismo.
En cualquier otro momento aquel plan le habría parecido una locura, pero la atmósfera que se respiraba hacía que todo pareciera posible, y un paseo nocturno con todos los letarguinos sonaba inexplicablemente apetecible. Los posibles peligros que se pudieran encontrar no parecían relevantes en aquel momento, por lo que el irrense ni siquiera pensó en ellos y se preparó para salir con los demás, pero Rox le abordó antes de que llegara a la puerta.
—Claro, sin problema. —respondió a su pregunta, dispuesto a ayudarle a recuperar su cara.
Tardó unos segundos en encontrar las fotos y algo más en dar con una en la que se viera bien el rostro del coreano, pero cuando el cambiante regresó con la olla ya estaba preparado. Le colocó la imagen a la altura de los ojos y procedió a observar en silencio el proceso de cambio.
—Es flipante, si... —secundó las palabras del rubio con los ojos muy abiertos, completamente fascinado con el movimiento de los hilos que ahora formaban el cuerpo de su amigo—. Pero el rojo te queda raro. —comentó a continuación con una sonrisa divertida, observando el aspecto de su compañero.
En conjunto su aspecto era un poquito artificial, como si hubiera salido de algún videojuego con gráficos hiper realistas, pero supuso que con práctica adquiriría naturalidad y solventaría aquella pega. Estaba apunto de comentarle aquel detalle cuando el coreano volvió a hablar, haciendo alusión a algo en lo que prefería no pensar.
—No se porqué salí del torreón, la verdad, cuando quise darme cuenta ya estaba muy lejos de aquí. Encontré una gruta con un montón de este metal y entonces volví en mi y me apresuré a volver sobre mis pasos, pero no tengo explicación para ello. De verdad que lo siento, pero no se que más puedo decir... —añadió, desviando la mirada hacia la puerta.
Suponía que tenía algo que ver con el cubo que descansaba a su lado, pero desconocía los entresijos de la transformación de un brujo y solo podía intuir que ahora aquel metal era suyo de alguna forma. Casi podía notar como sus reservas mágicas, secas hasta hacía relativamente poco, comenzaban a aumentar por la proximidad del cobre.
—Mucha suerte, sin duda. —le respondió a su amigo con una sonrisa nerviosa antes de seguirlo hacia la entrada para reunirse con los demás letarguinos.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
04/09/18, 12:51 am
Neil frunció el ceño al pensar en tener lo que Adru había llamado "una mascota mágica", porque tener una bola de cobre que estaba viva parecía divertido, pero no le daban buena espina aquellas manos que supuestamente pertenecían a Guille. De hecho, prefería pensar lo menos posible en ellas.
- Tranquilo, Zob, no pasa nada. Solo ha sido un pequeño desmayo y ya estoy despierto. Además, no es como si lo hubieras hecho queriendo- intentó tranquilizar al nublino. Realmente no creía que hubiera sido algo grave y no quería que el Zob se preocupara por eso-. Pero... yo ya tenía magia. Quiero decir, podía hacer los hechizos sin tener que cambiar- contestó dudoso. A lo mejor su transformación era tan tonta y débil que ni siquiera ocurría en un momento especial como la de los demás. Aun así, asintió a la pregunta sobre buscar a su compañero, fuera o que fuera aquello. ¿Sería un animal? ¿Una cosa? ¿Algo desconocido? ¿Le asustaría?
Neil salió sin perder tiempo tras los demás. No tenía mucho ánimo, a diferencia de sus compañeros, ya que no creía que fuera a tener un compañero si este no se había presentado ya como a Guille y a Milo, pero tampoco quería quedarse solo en el torreón, por lo que sacó las velas de su capucha antes de ponérsela, y las metió a presión junto a las otras en sus bolsillos. Por un momento pensó que no cabrían, pero de un momento a otro estas parecieron fundirse y pegarse entre ellas haciendo más espacio sin que el sinhadre se percatara. Aunque la lluvia le gustaba, el frio le calaba los huesos, por lo que el aurva decidió echarse sobre si mismo un hechizo térmico, hechizo que se conocía tan a la perfección como el de moldeo de materia orgánica, para calentarse un poco mientras pensaba en lo calentito que se encontraría frente a un buen fuego. Las velas en sus bolsillos se fundieron entre sí perdiendo casi por completo su aspecto de vela y sus cordeles, mientras las velas del suelo se deslizaban sobre este sin dejar de seguir al sinhadre adoptando formas de llamadas.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Letargo (Archivo VII)
04/09/18, 03:07 pm
La conversación sobre en qué se habían convertido era interesante, pero Nime no estaba atendiendo exactamente. Sus oídos no se perdían una palabra, pero su mente solo las procesaba a medias, pues los nervios subyacentes a todo lo que acababa de pasar y lo que estaba por venir eran enormes. La niña temblaba de forma que trataba de disimular, solo cuando recordaba hacerlo. Se sentía como un animalito recién nacido que todavía tenía que conocer el mundo. Porque uno nuevo se abría ante sus ojos, o esa era la teoría.
La escena de Guille con sus manos la sacó de su ensimismamiento. Se preocupó por un momento, pero no resultaron ser peligrosas. «A lo mejor aún tiene que aprender a usarlas» pensó, aplicándolo también a sí misma. ¿Tenía algo de especial su nueva forma? Todavía no sabía de qué se podía tratar.
Ante la propuesta de salir Nime necesitó meditar unos instantes. El entusiasmo de Eitne se le contagió con facilidad, decantando la balanza, pero la parte de ella que había aprendido lo que era el miedo en aquella ciudad no había desaparecido con el influjo de la Luna. Sin embargo, estaba más que dispuesta a creer la versión de Zob, a sentir que ya eran parte de la ciudad. Se suponía que habían superado la prueba, algo que había dudado conseguir solo unas horas atrás.
—¡Vamos, vamos! ¡Hoy ni siquiera está oscuro! ¡Y está lloviendo! Cómo echaba de menos la lluvia…
La libense trataba de animar a los demás a estar listos para salir. Cuando Rox quiso quedarse atrás un momento ella salió igualmente afuera y dio vueltas bajo la lluvia, dejando que arrastrara los restos de sangre cristalizada, mientras esperaba a que saliese todo el mundo.
—¿Adónde vamos? —preguntó sin dirigirse a nadie en concreto, mirando en todas direcciones.
En algún lugar a cierta distancia parecían emitirse fuegos artificiales, pero no de los que explotaban. Se parecía más a una pira encendida con leña verde infestada de enredaderas. La lluvia los estaba apagando antes de que se extendiesen por la ciudad, pero aquel espectáculo había atraído su atención de forma inevitable, y probablemente también la de los demás.
Sigue en Rocavaragálago.
La escena de Guille con sus manos la sacó de su ensimismamiento. Se preocupó por un momento, pero no resultaron ser peligrosas. «A lo mejor aún tiene que aprender a usarlas» pensó, aplicándolo también a sí misma. ¿Tenía algo de especial su nueva forma? Todavía no sabía de qué se podía tratar.
Ante la propuesta de salir Nime necesitó meditar unos instantes. El entusiasmo de Eitne se le contagió con facilidad, decantando la balanza, pero la parte de ella que había aprendido lo que era el miedo en aquella ciudad no había desaparecido con el influjo de la Luna. Sin embargo, estaba más que dispuesta a creer la versión de Zob, a sentir que ya eran parte de la ciudad. Se suponía que habían superado la prueba, algo que había dudado conseguir solo unas horas atrás.
—¡Vamos, vamos! ¡Hoy ni siquiera está oscuro! ¡Y está lloviendo! Cómo echaba de menos la lluvia…
La libense trataba de animar a los demás a estar listos para salir. Cuando Rox quiso quedarse atrás un momento ella salió igualmente afuera y dio vueltas bajo la lluvia, dejando que arrastrara los restos de sangre cristalizada, mientras esperaba a que saliese todo el mundo.
—¿Adónde vamos? —preguntó sin dirigirse a nadie en concreto, mirando en todas direcciones.
En algún lugar a cierta distancia parecían emitirse fuegos artificiales, pero no de los que explotaban. Se parecía más a una pira encendida con leña verde infestada de enredaderas. La lluvia los estaba apagando antes de que se extendiesen por la ciudad, pero aquel espectáculo había atraído su atención de forma inevitable, y probablemente también la de los demás.
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