Torreón Maciel (Archivo VIII)
+16
Kial
Tak
Rocavarancolia Rol
Lumichen
LEC
alpeca
Léthe0
Leonart
Bellota
Alicia
Dal
Neith2
Aes
Naeryan
Lops
Jack
20 participantes
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Torreón Maciel (Archivo VIII)
15/02/16, 09:43 pm
Recuerdo del primer mensaje :
-Cuando los encontremos sabremos cuales de las opciones son la verdad. -Dijo encogiéndose de hombros. La única parte que esperaba que fuese así era la de otro suministro de agua.
-Te seguimos hermanito.
Y con sonrisa a Eriel se puso en camino con el resto mientras se terminaba su desayuno cuando Dafne le pidió un favorcillo. -Ah, sin problema, le hice bastantes a Bri y no es algo complicado, aunque te tendrás que conformar con algo sin muchos adornos me temo. -Le sonrió. -Cuando vuelva haremos uno cada uno de madera, a no ser que encuentre hueso por el camino o alguna forma de malear metal mejor que acercar mis manos a la hoguera. Nos vemos a la vuelta. -Se despidió.
Siguieron a su hermano un cacho y como este dijo acabaron encontrando casas en algo de mejor estado aunque ahí en medio no parecían mucho más seguras que las mazmorras. Des pues de ir mirando y hablando sobre algunas de ellas como posibles acabaron divisando algo apartado de las casas que parecía un mini fuerte. Se acercaron por curiosidad con cautela para ver que se trataba de un torreón azulado con una muralla y en medio de un foso.
-¿Es eso un nido de seres voladores hecho encima de un esqueleto de animal enorme en lo alto de la torre o me ha sentado mal el desayuno? -Se calló un momento mientras observaba la situación, aquel lugar le parecía sacado de las historias rocavarancolesas, no había ninguna construcción así en su mundo pero era lo más seguro que habían encontrado con bastante diferencia. -El puente esta bajado y parece que se puede cruzar... Diría por esas cuerdas que hay un sistema de poleas para elevarlo e impedir así el paso, si es así y aún funciona dudo que encontremos algo más seguro que esto. -Miró hacia las estirges. -No parece que quieran hacernos algo, pero cuidado con los bichos voladores. -Se dió cuenta de que podía haber ofendido a Sinceridad así que giró su cabeza hacia ella. -Sin ánimo de ofender. -No era la mejor manera del mundo de arreglar eso, pero era mejor que nada. -En fin, vamos allá, con precaución por favor. -Agudizó los sentidos y agarró su cuchillo. Esperaba no tener otra sorpresa como la de hace unos días, pero no se fiaba de su suerte.
-Cuando los encontremos sabremos cuales de las opciones son la verdad. -Dijo encogiéndose de hombros. La única parte que esperaba que fuese así era la de otro suministro de agua.
-Te seguimos hermanito.
Y con sonrisa a Eriel se puso en camino con el resto mientras se terminaba su desayuno cuando Dafne le pidió un favorcillo. -Ah, sin problema, le hice bastantes a Bri y no es algo complicado, aunque te tendrás que conformar con algo sin muchos adornos me temo. -Le sonrió. -Cuando vuelva haremos uno cada uno de madera, a no ser que encuentre hueso por el camino o alguna forma de malear metal mejor que acercar mis manos a la hoguera. Nos vemos a la vuelta. -Se despidió.
Siguieron a su hermano un cacho y como este dijo acabaron encontrando casas en algo de mejor estado aunque ahí en medio no parecían mucho más seguras que las mazmorras. Des pues de ir mirando y hablando sobre algunas de ellas como posibles acabaron divisando algo apartado de las casas que parecía un mini fuerte. Se acercaron por curiosidad con cautela para ver que se trataba de un torreón azulado con una muralla y en medio de un foso.
-¿Es eso un nido de seres voladores hecho encima de un esqueleto de animal enorme en lo alto de la torre o me ha sentado mal el desayuno? -Se calló un momento mientras observaba la situación, aquel lugar le parecía sacado de las historias rocavarancolesas, no había ninguna construcción así en su mundo pero era lo más seguro que habían encontrado con bastante diferencia. -El puente esta bajado y parece que se puede cruzar... Diría por esas cuerdas que hay un sistema de poleas para elevarlo e impedir así el paso, si es así y aún funciona dudo que encontremos algo más seguro que esto. -Miró hacia las estirges. -No parece que quieran hacernos algo, pero cuidado con los bichos voladores. -Se dió cuenta de que podía haber ofendido a Sinceridad así que giró su cabeza hacia ella. -Sin ánimo de ofender. -No era la mejor manera del mundo de arreglar eso, pero era mejor que nada. -En fin, vamos allá, con precaución por favor. -Agudizó los sentidos y agarró su cuchillo. Esperaba no tener otra sorpresa como la de hace unos días, pero no se fiaba de su suerte.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
10/05/16, 06:42 pm
Eriel prácticamente tuvo que tirar de su hermano para que volviese al torreón. Por el camino el chico mantuvo viva la conversación hablando de cualquier cosa que no fuese el encontronazo con la diosa.
-Que hambre tengo, espero que cuando lleguemos ya esté la comida preparada - se quejó en voz alta. Al chico no le apetecía ponerse a cocinar nada.- Ojalá esas cestas trajeran más comida de nuestro mundo, echo de menos algunos platos de allí y sobre todo los dulces de mi madre.
Dulces que muchas veces tenía vetados pero que casi siempre se las arreglaba para rapiñar uno o dos compartiéndolo con su hermano menor. A Barael no le decían nada de aquello, a veces su hermano podía ser tan duro como su madre respecto a la desequilibrada nutrición del joven. Eriel compartía con el pequeño por chantaje de este último, ya que una vez lo había pillado in fraganti y sin su parte se habría chivado.
Tayron se adelantó pero tampoco fue demasiado, ya se veía el torreón en la distancia así que no había peligro por ir un poco desbandado. Eriel se acercó a la puerta del torreón silbando una canción popular de Nubla. El pensar en sus padres y su hermano lo había puesto de buen humor, se imaginaba sus caras cuando tanto él como Barael volviesen convertidos en dioses y no podía evitar reírse internamente.
-¿Qué tal el vuelo? - le preguntó de evidente buen humor a Sinceridad cuando llegó a su altura. No estaba enfadado con ella ni con el resto, se negaba a amargarse porque aún no comprendiesen lo importante de la gente de aquel lugar. En aras de que tanto él como su hermano no se separasen más del grupo de lo necesario el chico iba a dar su mejor esfuerzo. Y eso pasaba por ser cordial con aquellos que tampoco le cayeran muy allá.
-Buenas gente, ya hemos vuelto - miró en derredor localizando a la gente de la planta baja.- ¿Hay algo para comer?
-Que hambre tengo, espero que cuando lleguemos ya esté la comida preparada - se quejó en voz alta. Al chico no le apetecía ponerse a cocinar nada.- Ojalá esas cestas trajeran más comida de nuestro mundo, echo de menos algunos platos de allí y sobre todo los dulces de mi madre.
Dulces que muchas veces tenía vetados pero que casi siempre se las arreglaba para rapiñar uno o dos compartiéndolo con su hermano menor. A Barael no le decían nada de aquello, a veces su hermano podía ser tan duro como su madre respecto a la desequilibrada nutrición del joven. Eriel compartía con el pequeño por chantaje de este último, ya que una vez lo había pillado in fraganti y sin su parte se habría chivado.
Tayron se adelantó pero tampoco fue demasiado, ya se veía el torreón en la distancia así que no había peligro por ir un poco desbandado. Eriel se acercó a la puerta del torreón silbando una canción popular de Nubla. El pensar en sus padres y su hermano lo había puesto de buen humor, se imaginaba sus caras cuando tanto él como Barael volviesen convertidos en dioses y no podía evitar reírse internamente.
-¿Qué tal el vuelo? - le preguntó de evidente buen humor a Sinceridad cuando llegó a su altura. No estaba enfadado con ella ni con el resto, se negaba a amargarse porque aún no comprendiesen lo importante de la gente de aquel lugar. En aras de que tanto él como su hermano no se separasen más del grupo de lo necesario el chico iba a dar su mejor esfuerzo. Y eso pasaba por ser cordial con aquellos que tampoco le cayeran muy allá.
-Buenas gente, ya hemos vuelto - miró en derredor localizando a la gente de la planta baja.- ¿Hay algo para comer?
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
11/05/16, 01:06 am
-Como quieras. -En ese momento fue cuando notó la ausencia de Tay, cosa a la que le concedió cero importancia. No pudo evitar que le llamase la atención una cosa, algunas de aquellas criaturas que se encontraban descansando chillaban como jóvenes a las que estuviesen apuñalando. <<Extrañas criaturas...>>
En el trascurso de la vuelta se concentró en mirar alrededor y captar detalles para ir completando el mapa con Eorlir, sus ojos bebían del ruinoso paisaje, tanto de los detalles cercanos como de los lejanos edificios cuando uno de estos últimos le llamo la atención.
<<Parece otro torreón, aunque da la sensación de tener menos plantas>>
No tardó en encontrar otro edificio que le llamase la atención, a sus ojos una construcción de piedra bastante grande de forma circular. <<Cuando completemos un mapa general habrá que volver por aquí y echarle un vistazo a las tres cosas.>>
Por lo demás nada en especial, las diferentes casas que conformaban la mayoría del paisaje iban grabándose en su cabeza, más las que daban a cruces o las que tenían algún diseño o derrumbamiento característico. Fue en esta batida de memorización cuando Barael notó algo extraño. En un principio pensó haber visto un reflejo pero conforme avanzaban se iba fijando más y más, actuando como si no se diera cuenta. La mayor parte del tiempo no se le veía pero de vez en cuando podía ver que detrás suya les seguía una cabeza transparente, lo más seguro era que fuera de la raza de Sinceridad lo cual le hizo pensar que debía de tratarse de un rocavarancolés aburrido que les seguía por mera diversión. La vista anterior de Surásara atravesando piedras le confirmaba que la magia era capaz de eso. No dijo nada por tanto, su hermano se habría vuelto histérico ante la vista de otro Dios y pese a conocer la ley que los protegía, no se fiaba de la reacción de Siete, el cual podría enfurecerle.
<<La rocavarancolesa dijo que ninguno había sobrevivido a la cosecha... Tampoco es de esperar que cada uno lo sepa todo sobre la ciudad, supongo.>>
Cuando llegaron al torreón Tay estaba hablando con Sinceridad mientras el puente bajaba del todo. Él positivismo de su hermano no era una cosa que le pillara por sorpresa, pero la cordialidad hacia la plumífera y hacia el resto en general tras lo que había pasado si que le sorprendía. En tanto el se apresuró a dirigirse a Eorlir ignorando deliberadamente al resto, para hablar de la zona y crear el mapa aún si fuese mientras comían, quitándose la armadura y posando las armas en el proceso.
Lo único por lo que estaba distraído era por si veía aparecer de nuevo al rocavarancolés.
En el trascurso de la vuelta se concentró en mirar alrededor y captar detalles para ir completando el mapa con Eorlir, sus ojos bebían del ruinoso paisaje, tanto de los detalles cercanos como de los lejanos edificios cuando uno de estos últimos le llamo la atención.
<<Parece otro torreón, aunque da la sensación de tener menos plantas>>
No tardó en encontrar otro edificio que le llamase la atención, a sus ojos una construcción de piedra bastante grande de forma circular. <<Cuando completemos un mapa general habrá que volver por aquí y echarle un vistazo a las tres cosas.>>
Por lo demás nada en especial, las diferentes casas que conformaban la mayoría del paisaje iban grabándose en su cabeza, más las que daban a cruces o las que tenían algún diseño o derrumbamiento característico. Fue en esta batida de memorización cuando Barael notó algo extraño. En un principio pensó haber visto un reflejo pero conforme avanzaban se iba fijando más y más, actuando como si no se diera cuenta. La mayor parte del tiempo no se le veía pero de vez en cuando podía ver que detrás suya les seguía una cabeza transparente, lo más seguro era que fuera de la raza de Sinceridad lo cual le hizo pensar que debía de tratarse de un rocavarancolés aburrido que les seguía por mera diversión. La vista anterior de Surásara atravesando piedras le confirmaba que la magia era capaz de eso. No dijo nada por tanto, su hermano se habría vuelto histérico ante la vista de otro Dios y pese a conocer la ley que los protegía, no se fiaba de la reacción de Siete, el cual podría enfurecerle.
<<La rocavarancolesa dijo que ninguno había sobrevivido a la cosecha... Tampoco es de esperar que cada uno lo sepa todo sobre la ciudad, supongo.>>
Cuando llegaron al torreón Tay estaba hablando con Sinceridad mientras el puente bajaba del todo. Él positivismo de su hermano no era una cosa que le pillara por sorpresa, pero la cordialidad hacia la plumífera y hacia el resto en general tras lo que había pasado si que le sorprendía. En tanto el se apresuró a dirigirse a Eorlir ignorando deliberadamente al resto, para hablar de la zona y crear el mapa aún si fuese mientras comían, quitándose la armadura y posando las armas en el proceso.
Lo único por lo que estaba distraído era por si veía aparecer de nuevo al rocavarancolés.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
15/05/16, 11:28 pm
Tesón
Cuando el grupo decidió salir de la bahía, el fantasma les siguió. No sabía a dónde irían hasta que empezó a reconocer calles y, finalmente, el torreón que había sido su hogar meses atrás. Ahí dejó de seguirles para escabullirse bajo tierra hacia el sótano de Maciel, donde tuvo cuidado de asomarse. No lo hizo porque oía una conversación cerca. No haría nada hasta que determinara de dónde venía, si del otro lado de la pared o de arriba, el patio... donde fuera.
En esas, pudo captar algo de la conversación. Le recordó a las primeras charlas de su cosecha, pero no le gustaba hacer memoria aquellos días así que intentó ignorar los recuerdos. La voz parecía ser una hembra, de origen desconocido (en absoluto roquense). Hablaba sobre un sistema de puntos no estrictamente determinante de la posición social o de su futuro... <<O sea, lo contrario que Roca Inculta>> También dijo algo de que ella no iba mal de notas, relativamente, y que de hecho tenía buenas puntuaciones en las asignaturas... <<¿¿Qué es una asignatura??>> Poco después de callarse, se excusó y le oyó moverse. <<Mejor, no hacía más que liarme>> Casi al minuto de haberse ido, escuchó ruido en la cocina y nuevas voces, esta vez cerca de la entrada al torreón.
El fantasma retrocedió unos pasos en la roca y luego ascendió unos cuantos más hasta que las plumas incoloras de su cabeza rozaron el suelo del foso, desde donde se movió hasta el suelo debajo de la puerta. Reconoció al grupo de la playa por las voces. Luego, oyó a su congénere saludarlos sin muchas ganas y después alguien volvió a subir el puente. <<A este paso solo les voy a oír... No, esta noche veré de qué mundos son. Mientras no me vean ni les dé tiempo a hablarme, estaremos bien>> Se quedaría en la pared de piedra hasta que anocheciera.
Sinceridad
La roquense, en efecto, había saludado sin demasiadas ganas a los recién llegados. No podía dejar de desear que algún bicho cogiera prestados a los nublinos en alguna salida. Total, ellos serían felices de haber conocido a una nueva divinidad y la criatura tendría algo que comer. Todos contentos. Pero tendría que seguir esperando. <<En fin... tendré que contarles lo que he visto>>
—Bueno, ahora que estamos todos... Ya os habrán contado qué pasó en la salida. Pues bien, yo me fui la primera y llegué a la costa, sola. O eso creí, porque una criatura transparente, que atravesaba todo a su paso, apareció en el acantilado. Iba desarmado. Era de mi mundo, un macho roquense. Me dijo que no podía hacerme nada, que atravesaba las cosas aun sin querer... que se llamaba Eterno, que se alegraba de haberme conocido porque hacía mucho que no veía más de nosotros y que... ah, sí, que buena suerte —recordaba todo lo que le había dicho, pero se guardó la parte del Coro—. Odio esta ciudad y esa magia que les hace invisibles y que puedan atravesar cosas.
Aquello no era del todo cierto: lo odiaría menos si ella también pudiera hacerlo, claro. Pero hasta que supieran usarlo, si es que podían sin haber nacido allí, todo lo mágico era algo de lo que alejarse.
—Vaya, creo que estaba tocado del ala. Quiero decir, no parecía estar bien de la cabeza. Es una expresión de nuestro mundo —se excusó—. ¿Tiene algún sentido para vosotros lo del invisible este? —preguntó, mirando a los fanáticos.
Cuando el grupo decidió salir de la bahía, el fantasma les siguió. No sabía a dónde irían hasta que empezó a reconocer calles y, finalmente, el torreón que había sido su hogar meses atrás. Ahí dejó de seguirles para escabullirse bajo tierra hacia el sótano de Maciel, donde tuvo cuidado de asomarse. No lo hizo porque oía una conversación cerca. No haría nada hasta que determinara de dónde venía, si del otro lado de la pared o de arriba, el patio... donde fuera.
En esas, pudo captar algo de la conversación. Le recordó a las primeras charlas de su cosecha, pero no le gustaba hacer memoria aquellos días así que intentó ignorar los recuerdos. La voz parecía ser una hembra, de origen desconocido (en absoluto roquense). Hablaba sobre un sistema de puntos no estrictamente determinante de la posición social o de su futuro... <<O sea, lo contrario que Roca Inculta>> También dijo algo de que ella no iba mal de notas, relativamente, y que de hecho tenía buenas puntuaciones en las asignaturas... <<¿¿Qué es una asignatura??>> Poco después de callarse, se excusó y le oyó moverse. <<Mejor, no hacía más que liarme>> Casi al minuto de haberse ido, escuchó ruido en la cocina y nuevas voces, esta vez cerca de la entrada al torreón.
El fantasma retrocedió unos pasos en la roca y luego ascendió unos cuantos más hasta que las plumas incoloras de su cabeza rozaron el suelo del foso, desde donde se movió hasta el suelo debajo de la puerta. Reconoció al grupo de la playa por las voces. Luego, oyó a su congénere saludarlos sin muchas ganas y después alguien volvió a subir el puente. <<A este paso solo les voy a oír... No, esta noche veré de qué mundos son. Mientras no me vean ni les dé tiempo a hablarme, estaremos bien>> Se quedaría en la pared de piedra hasta que anocheciera.
Sinceridad
La roquense, en efecto, había saludado sin demasiadas ganas a los recién llegados. No podía dejar de desear que algún bicho cogiera prestados a los nublinos en alguna salida. Total, ellos serían felices de haber conocido a una nueva divinidad y la criatura tendría algo que comer. Todos contentos. Pero tendría que seguir esperando. <<En fin... tendré que contarles lo que he visto>>
—Bueno, ahora que estamos todos... Ya os habrán contado qué pasó en la salida. Pues bien, yo me fui la primera y llegué a la costa, sola. O eso creí, porque una criatura transparente, que atravesaba todo a su paso, apareció en el acantilado. Iba desarmado. Era de mi mundo, un macho roquense. Me dijo que no podía hacerme nada, que atravesaba las cosas aun sin querer... que se llamaba Eterno, que se alegraba de haberme conocido porque hacía mucho que no veía más de nosotros y que... ah, sí, que buena suerte —recordaba todo lo que le había dicho, pero se guardó la parte del Coro—. Odio esta ciudad y esa magia que les hace invisibles y que puedan atravesar cosas.
Aquello no era del todo cierto: lo odiaría menos si ella también pudiera hacerlo, claro. Pero hasta que supieran usarlo, si es que podían sin haber nacido allí, todo lo mágico era algo de lo que alejarse.
—Vaya, creo que estaba tocado del ala. Quiero decir, no parecía estar bien de la cabeza. Es una expresión de nuestro mundo —se excusó—. ¿Tiene algún sentido para vosotros lo del invisible este? —preguntó, mirando a los fanáticos.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
19/05/16, 12:40 am
Eriel escuchó lo que contaba Sinceridad mientras se hacia un bocadillo de queso, lo cierto era que no le sorprendía en absolutolo que decía, aquello no era nada en comparación con las historias. Y el chico creía esas historias a pies juntillas. La tierrabrujense los interpeló cuando tenía la boca llena y en su prisa por contestar por poco se atraganta.
-Probablemente otro dio... ciudadano - se corrigió.- Las transformaciones tienen muchos poderes por lo que cuentan las historias, fácilmente este rocavarancolés tiene los poderes que has dicho. La mujer reptil también nos dijo que no podía hacernos daño ni ayudarnos tampoco - no dijo nada pero al chico le parecía muy lógico aquello, si no no sería una prueba digna de convertirte en un dios.- Yo me inclino a creer que decía la verdad ya que no creo que ningún ciudadano que se precie hubiera pasado por alto la ofensa de Sakrilt. Le insultó en su cara y nos dejó salir vivos asi que yo me lo creo, pero no creo que vayamos a tener tanta suerte en un futuro.
A decir verdad y si él hubiera sido el agraviado le habría hecho algo a la insecto. Luego se hubiera excusado diciendo que ella había empezado o algo así.
-Si me perdonáis me subo arriba a comer - le hizo un gesto a su hermano y subió escaleras arriba, se metió en una de las habitaciones libres de los pisos superiores y comió mientras miraba por la ventana esperando a su hermano para hablar con él.
Oyó la puerta a su espalda y ni siquiera le hizo falta mirar para saber a quién pertenecían aquellos pasos.
-¿Qué opinas? - quería su opinión acerca de los acontecimientos del día.
-Probablemente otro dio... ciudadano - se corrigió.- Las transformaciones tienen muchos poderes por lo que cuentan las historias, fácilmente este rocavarancolés tiene los poderes que has dicho. La mujer reptil también nos dijo que no podía hacernos daño ni ayudarnos tampoco - no dijo nada pero al chico le parecía muy lógico aquello, si no no sería una prueba digna de convertirte en un dios.- Yo me inclino a creer que decía la verdad ya que no creo que ningún ciudadano que se precie hubiera pasado por alto la ofensa de Sakrilt. Le insultó en su cara y nos dejó salir vivos asi que yo me lo creo, pero no creo que vayamos a tener tanta suerte en un futuro.
A decir verdad y si él hubiera sido el agraviado le habría hecho algo a la insecto. Luego se hubiera excusado diciendo que ella había empezado o algo así.
-Si me perdonáis me subo arriba a comer - le hizo un gesto a su hermano y subió escaleras arriba, se metió en una de las habitaciones libres de los pisos superiores y comió mientras miraba por la ventana esperando a su hermano para hablar con él.
Oyó la puerta a su espalda y ni siquiera le hizo falta mirar para saber a quién pertenecían aquellos pasos.
-¿Qué opinas? - quería su opinión acerca de los acontecimientos del día.
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
19/05/16, 02:41 am
<<El mapa va tomando forma a un buen ritmo, con esta simple salida hemos podido crear una gran vena principal que conectará con el resto de aquella zona, simplemente un par de semanas así y la gran mayoría de los caminos de la ciudad nos serán conocidos, eso claro si exploramos con frecuencia, cosa que podría ser peligrosa y además...>>
Él comienzo del discurso de Sinceridad lo sacó de sus cavilaciones para devolverlo al presente. La descripción del Rocavarancolés del que hablaba coincidía completamente con el que había visto siguiéndoles de vuelta al torreón.
<<Quizás es el único de esa raza que ha logrado pasar la prueba, debe haber venido para observar a Sinceridad... Quizás nos pueda ser de ayuda.>>
La respuesta de su hermano fue más que suficiente pero dada la renitencia y la estupidez demostrada de varios del grupo desde su punto de vista decidió hablar el también para remarcar lo dicho.
-Tal como ha dicho, no es nada raro lo que dices, en muchas historias se utiliza ese tipo de magia y los dones de la luna son demasiado variados como para descartar nada, desde el control de las fuerzas de la naturaleza hasta el poder camuflarte como lo desees, pasando por volverte un guerrero imparable de muchas diversas formas.
<<Me pregunto si estará observándonos ahora mismo.>>
Ante la señal de su hermano simplemente terminó lo poco que le quedaba de comida y subió con algo de bebida, no se molestó en decirle nada a nadie, subió y punto.
-Que que opino...
-Bueno hay muchas cosas de que hablar ahora mismo. Primero, dudo que me vuelva a sentir seguro volviendo a salir en grupo salvo con Lorenzo, los demás parecen estar bastante faltos de sentido común, ya no hablar de inteligencia. Puede que sea excéntrico pero parece al menos tener dos dedos de frente. Excluyo a Eorlir por el mero hecho de que parece estar mejor aquí a salvo que ahí afuera y de Sox aún no se si fiarme, parece inteligente pero a la vez esto parece nublar su sentido común.
-Como segundo punto... que decir. Me creo lo de la ley de protección, tiene sentido a muchos niveles y en muchos aspectos. Y me apetece matarlos por enfadar a aquella rocavarancolesa, parecía tener ganas de hablar y podría haberle sacado información valiosa.
-Y tercero... es muy posible que el rocavarancolés que mencionó la ave este por las cercanías o incluso por el torreón. -Calmó a su hermano con un simple gesto que indicaba silencio, recordándole donde estaban y que estaban ahí para hablar en privado. -Vino tras nosotros a la vuelta, lo más seguro es que quiera estar cerca de otra de su especie así que dejemos eso a un lado. De todas maneras lo más posible es que nos lleven vigilando todo este tiempo. -Suspiro tras el discurso que se acababa de marcar. -¿Y tú qué piensas?
Él comienzo del discurso de Sinceridad lo sacó de sus cavilaciones para devolverlo al presente. La descripción del Rocavarancolés del que hablaba coincidía completamente con el que había visto siguiéndoles de vuelta al torreón.
<<Quizás es el único de esa raza que ha logrado pasar la prueba, debe haber venido para observar a Sinceridad... Quizás nos pueda ser de ayuda.>>
La respuesta de su hermano fue más que suficiente pero dada la renitencia y la estupidez demostrada de varios del grupo desde su punto de vista decidió hablar el también para remarcar lo dicho.
-Tal como ha dicho, no es nada raro lo que dices, en muchas historias se utiliza ese tipo de magia y los dones de la luna son demasiado variados como para descartar nada, desde el control de las fuerzas de la naturaleza hasta el poder camuflarte como lo desees, pasando por volverte un guerrero imparable de muchas diversas formas.
<<Me pregunto si estará observándonos ahora mismo.>>
Ante la señal de su hermano simplemente terminó lo poco que le quedaba de comida y subió con algo de bebida, no se molestó en decirle nada a nadie, subió y punto.
-Que que opino...
-Bueno hay muchas cosas de que hablar ahora mismo. Primero, dudo que me vuelva a sentir seguro volviendo a salir en grupo salvo con Lorenzo, los demás parecen estar bastante faltos de sentido común, ya no hablar de inteligencia. Puede que sea excéntrico pero parece al menos tener dos dedos de frente. Excluyo a Eorlir por el mero hecho de que parece estar mejor aquí a salvo que ahí afuera y de Sox aún no se si fiarme, parece inteligente pero a la vez esto parece nublar su sentido común.
-Como segundo punto... que decir. Me creo lo de la ley de protección, tiene sentido a muchos niveles y en muchos aspectos. Y me apetece matarlos por enfadar a aquella rocavarancolesa, parecía tener ganas de hablar y podría haberle sacado información valiosa.
-Y tercero... es muy posible que el rocavarancolés que mencionó la ave este por las cercanías o incluso por el torreón. -Calmó a su hermano con un simple gesto que indicaba silencio, recordándole donde estaban y que estaban ahí para hablar en privado. -Vino tras nosotros a la vuelta, lo más seguro es que quiera estar cerca de otra de su especie así que dejemos eso a un lado. De todas maneras lo más posible es que nos lleven vigilando todo este tiempo. -Suspiro tras el discurso que se acababa de marcar. -¿Y tú qué piensas?
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
19/05/16, 01:05 pm
No sabía qué esperaba que le pudieran responder. Tenía curiosidad, pero tampoco parecían saber nada concreto, solo historias y leyendas <<Y ya sabemos cómo se decoran los mitos o los cuentos religiosos...>> No sacó nada en claro. Aquel roquense era transparente, atravesaba cosas y parecía haber perdido la cordura. Para colmo, era el segundo ser que encontraban que se podía ocultar a la vista así que... <<Odio esta ciudad>> Abrió la boca para decir algo, pero cuando vio que los nublinos se iban, esperó a que estuvieran lejos.
—Joder, pues si lo de este roquense es tan común, ahora cualquiera de estos ciudadanos podría estar viendo todo lo que hacemos o, peor, cualquiera puede entrar en el refugio si pueden atravesar lo que sea. Estupendo —gruñó, pero se apresuró a añadir algo necesario para la "moral del grupo"—. Al menos lo sabemos y no nos van a pillar desprevenidos. Y, de hecho —a continuación bajó la voz—, iba a proponer montar turnos, guardias para dormir... que no les incluyan —señaló el camino que habían tomado los nublinos—, que son capaces de invitar a comer a cualquier ciudadano que pase por delante.
No muy lejos de allí, más cerca que lejos, de hecho, un fantasma asintió varias veces con la cabeza, de alguna forma orgulloso por su congénere. Deseó para sus adentros que durase más que él, que ser Eterno estaba "bien" pero Tesón echaba de menos muchas cosas.
—Joder, pues si lo de este roquense es tan común, ahora cualquiera de estos ciudadanos podría estar viendo todo lo que hacemos o, peor, cualquiera puede entrar en el refugio si pueden atravesar lo que sea. Estupendo —gruñó, pero se apresuró a añadir algo necesario para la "moral del grupo"—. Al menos lo sabemos y no nos van a pillar desprevenidos. Y, de hecho —a continuación bajó la voz—, iba a proponer montar turnos, guardias para dormir... que no les incluyan —señaló el camino que habían tomado los nublinos—, que son capaces de invitar a comer a cualquier ciudadano que pase por delante.
No muy lejos de allí, más cerca que lejos, de hecho, un fantasma asintió varias veces con la cabeza, de alguna forma orgulloso por su congénere. Deseó para sus adentros que durase más que él, que ser Eterno estaba "bien" pero Tesón echaba de menos muchas cosas.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
19/05/16, 06:24 pm
Escuchó a su hermano mientras comía, menos mal que terminó antes de que Barael mencionase lo del rocavarancolés, porque le dio la risa tonta al imaginar a Sakrilt o Sinceridad intentando detener al ser si decidía entrar.
-No pienso preocuparme por ese ciudadano - declaró encogiéndose de hombros cuando se le pasó la risa.- Si quiere entrar va a entrar, queramos nosotros o no. Y como ya sabemos que no pueden hacernos daño salvo que les provoquemos pienso dormir como un bebé.
-Estoy de acuerdo con la mayoría de lo que has dicho y sólo tengo algo que decir - miró a su hermano con los ojos brillantes.- Quiero magia, quiero poder destruir las paredes de un edificio con la facilidad de un parpadeo, quiero poder atravesar cosas sólidas. Quiero ser un dios, Bara. Y no te atrevas a negarme que también lo deseas, puede que no con mis metas pero anhelas la magia tanto como yo. Tenemos que encontrar algo que nos permita aprenderla, un libro, un pergamino, lo que sea. Como si es una inscripción en un muro.
-Qué me dices, ¿la buscamos en las salidas y aprendemos? - le preguntó con ansia.
-No pienso preocuparme por ese ciudadano - declaró encogiéndose de hombros cuando se le pasó la risa.- Si quiere entrar va a entrar, queramos nosotros o no. Y como ya sabemos que no pueden hacernos daño salvo que les provoquemos pienso dormir como un bebé.
-Estoy de acuerdo con la mayoría de lo que has dicho y sólo tengo algo que decir - miró a su hermano con los ojos brillantes.- Quiero magia, quiero poder destruir las paredes de un edificio con la facilidad de un parpadeo, quiero poder atravesar cosas sólidas. Quiero ser un dios, Bara. Y no te atrevas a negarme que también lo deseas, puede que no con mis metas pero anhelas la magia tanto como yo. Tenemos que encontrar algo que nos permita aprenderla, un libro, un pergamino, lo que sea. Como si es una inscripción en un muro.
-Qué me dices, ¿la buscamos en las salidas y aprendemos? - le preguntó con ansia.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
20/05/16, 03:28 am
-Por supuesto, y no solo eso, quiero el conocimiento, la tecnología. Imagínate las posibilidades, la sabiduría de miles de mundos al alcance de la mano. Tú has visto como yo aquellas embarcaciones construidas en metal puro y eso eran simplemente barcos. -Sonrió a su hermano y se apoyo en la ventana con sus manos, mirando hacia la ciudad. -No tengo ni idea de si esto es una ilusión o si de verdad paso algo grave cuando cerraron el portal a nuestro mundo, pero quiero hacer todo esto brillar. Si han perdido aquella gloria de la que tanto alardean siempre, yo mismo la recuperare, empezando por esta ciudad. Y para ello necesitaré ambas, magia y ciencia. -Miró ahora a su hermano. -Pero una persona sola no vale de nada por muchas palabras que diga. Me he decidido Eriel, después de ver a nuestros compañeros y saber que ellos podrán recibir dones, no quiero ser un dios.
Quiero reinar entre dioses.
-Le extendió la mano.
-¿Qué me dices, hermano?
-¿Qué me dices, hermano?
- Equilibrio:
Un blanco mas oscuro que el negro.
Un negro mas claro que el blanco.
El gris se desborda en mil tonos.
Y el arcoiris se hunde en monotonia.
Vivimos caminando el sendero dejado por los muertos.
Mientras brindamos nueva muerte a nuestro paso para extenderlo.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
29/05/16, 04:02 pm
A cada palabra de la respuesta de su hermano la sonrisa de Eriel se fue ensanchando. Con las últimas un brillo de locura y ansia de poder brilló en los ojos del pequeño de los nublinos.
-Te digo que estás loco por pensar ésto - estrechó su mano con una sonrisa.- Pero no es una locura que me disguste - hizo una pausa.- Ser reyes entre dioses... ¿te das cuenta de la cantidad de gente que nos vamos a tener que quitar de encima para lograr algo así?
La Luna les daría el poder que buscaban, sólo ella sabía si sería suficiente para llevar a cabo un plan tan loco. Pensó en sus compañeros, seguro que ellos tratarían de detenerlos sí se olían algo como aquello.
-Mejor no decir nada de ésto por el momento, no queremos que nuestros compañeros se lleven un disgusto - sugirió con una sonrisa de medio lado.- Si nos vamos a enfrentar a gente que no sólo tendrá un poder parecido al nuestro si no que, además, nos saca años de ventaja tanto controlando la magia como peleando lo mejor será que empiece a entrenar cuanto antes.
Lo primero de todo sería encontrar algún arma que se adaptase a él y por suerte la armería estaba bien surtida.
-Te digo que estás loco por pensar ésto - estrechó su mano con una sonrisa.- Pero no es una locura que me disguste - hizo una pausa.- Ser reyes entre dioses... ¿te das cuenta de la cantidad de gente que nos vamos a tener que quitar de encima para lograr algo así?
La Luna les daría el poder que buscaban, sólo ella sabía si sería suficiente para llevar a cabo un plan tan loco. Pensó en sus compañeros, seguro que ellos tratarían de detenerlos sí se olían algo como aquello.
-Mejor no decir nada de ésto por el momento, no queremos que nuestros compañeros se lleven un disgusto - sugirió con una sonrisa de medio lado.- Si nos vamos a enfrentar a gente que no sólo tendrá un poder parecido al nuestro si no que, además, nos saca años de ventaja tanto controlando la magia como peleando lo mejor será que empiece a entrenar cuanto antes.
Lo primero de todo sería encontrar algún arma que se adaptase a él y por suerte la armería estaba bien surtida.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
10/06/16, 01:45 am
Escuchó lo que contaba Since con atención. Le pareció lo más lógico del mundo, y lo corroboraba con un “Tiene sentido”y un asentimiento aprobatorio cuando un alboroto fuera interrumpió la conversación del grupo.
Ya llegaban los demás. El habitual vozarrón de Tayron fue el primero en hacerse oír, y pronto el sonido del puente al bajarse les ensordeció momentáneamente. El de sus compañeros al volver no era una clase de bullicio que implicase malas noticias, y Sox comprobó que esta vez sí venían todos. Tras aquellas semanas de convivencia los nombres y caras habían tenido tiempo de quedar impresos en su memoria con fiabilidad, y quince ya no era un número que solamente le viniera a la mente tras hacer recuento.
A aquellas alturas a Sox no le había costado deducir el hecho de que al resto (menos Rádar) le parecía una especie de ritual sagrado el comer todos juntos durante un rato largo de tiempo. Supuso que aquella vez tendría que unirse a ello, porque dado que Eriel ya llegaba preguntando por comida el resumen de la salida lo harían allí.
En consecuencia, a quien hubiese notado que los carabeses no seguían aquella costumbre les sorprendería verles uniéndose a la mesa esta vez. En el caso de Sox, sin hacer ningún comentario al respecto a menos que se le interpelara.
La forma en que Since narró el encuentro le puso los pelos de punta. Precisamente por la entonación: porque estaba narrando con perfecta naturalidad, en un tono completamente conversacional, algo que en Carabás no tenía cabida, por ley, más allá que en los clichés más manidos de películas de terror. Y ni Rádar ni por descontado él se habían entretenido contando nada al respecto a sus compañeros. No había espacio para pensar que la roquense se inventaba ninguno de esos detalles.
Los nublinos dieron su parecer, con el que el carabés no coincidía, y así lo dijo cuando el hueco para hablar quedó libre al subir ambos hermanos a comer aparte. Explicó en líneas sucintas que no creía que se tratase de un ciudadano y que en su mundo aquella clase de manifestación venía a significar muy malas noticias, por las mismas razones por las que habían decidido mantenerse alejados de la torre de carne podrida. Les recordó aquello último y opinó tajantamente que lo más seguro era evitarlo si lo volvían a ver. Lo mismo se aplicaba a los ciudadanos de verdad, a sus ojos, pero aquéllos les habían dicho que supuestamente no pensaban intervenir. Quién sabía lo que un espectro fabricado con magia negra pensaba de las normas.
Independientemente de la conclusión final, salió el tema de hacer guardias. A Sox no le hacía gracia que de repente parecieran necesitar hacerlas: aquellos días de adecentar el torreón habían sido un inicio de una muy agradecida ilusión de civilización. Frágil, como ahora veía.
Tuvo que conceder que establecer un sistema era la clase de solución que le parecía más sólida. Añadió a la propuesta de Since el hacerlas de dos en dos. Así nadie quedaba excluido y robándole en consecuencia horas de sueño a los demás, y al mismo tiempo impedía que quien tuviera que vigilar se quedara dormido por aburrimiento.
Siguiendo esa lógica pensó que para evitar un caso como el que decía Since habría que evitar que ambos hermanos cayeran juntos, y a partir de ahí se preguntó cuáles serían los emparejamientos ideales. Habría cambios, Sox no se engañaba: igual que él mismo había tenido, muy de vez en cuando, que pedir un cambio de horario de clases una semana u otra. Pero era interesante planteárselo como ejercicio: había suficientes variables (los sinhadres eran nocturnos, por ejemplo) para hacerlo interesante. Bien sabía que le hacía falta algo abstracto con lo que mantener la mente ágil.
Especulaciones aparte, el carabés no creía que incluso los nublinos hicieran algo así. Se descubrió corrigiéndose: no estaba seguro, y prefería creerlo. Eso era muy poco racional, y le molestó detectarlo en sí mismo. Se propuso, si decidían hacer guardias al final, arrancarles aquel compromiso. Avisar a los demás como primera medida ante cualquiera cosa rara era parte del concepto básico de vigilar, pero quién sabía. Si en aquella última salida el grupo se había desbandado en tres, tal vez dejar pautas de actuación claras no sobrase después de todo.
En aquellos pocos días Sox no siempre acompañó a los que salían a por la comida. Cuando no lo hacía, sin embargo, procuraba hacer en su lugar siempre algo útil. Aunque no hubiese sistema de puntuaciones, relajarse era una cuesta resbaladiza.
Entre aquellas tareas que consideró de utilidad se encontraba cocinar. Había empezado a experimentar aparte con añadidos de comida no carabesa a lo que venía en los sobres que sí conocía, pero muy poquito a poco. Mientras tanto echaba una mano a los demás en cocinar el grueso de la comida: la que era con ingredientes no carabeses. En una de aquellas ocasiones coincidió con Mónica, y no cayó en la cuenta hasta después de que hubieran terminado en que habían sido unos minutos atípicamente silenciosos. De hecho no había visto mucho de la chica aquellos días, a secas.
Empezó la lista de correlaciones ideales, en un momento que tuvo despejado y perezoso. Los sinhadres tocarían en turnos diferentes, para multiplicar por dos la utilidad de su visión nocturna. Since en otro diferente para complementar con otra persona su capacidad de volar. Sin embargo, en cuanto se le iban agotando los datos objetivos Sox se descubría asignando puestos al azar.
Se dio cuenta de que había gente de la que en realidad sabía muy poco. La lista quedó a medias en su tarjeta electrónica.
Ya llegaban los demás. El habitual vozarrón de Tayron fue el primero en hacerse oír, y pronto el sonido del puente al bajarse les ensordeció momentáneamente. El de sus compañeros al volver no era una clase de bullicio que implicase malas noticias, y Sox comprobó que esta vez sí venían todos. Tras aquellas semanas de convivencia los nombres y caras habían tenido tiempo de quedar impresos en su memoria con fiabilidad, y quince ya no era un número que solamente le viniera a la mente tras hacer recuento.
A aquellas alturas a Sox no le había costado deducir el hecho de que al resto (menos Rádar) le parecía una especie de ritual sagrado el comer todos juntos durante un rato largo de tiempo. Supuso que aquella vez tendría que unirse a ello, porque dado que Eriel ya llegaba preguntando por comida el resumen de la salida lo harían allí.
En consecuencia, a quien hubiese notado que los carabeses no seguían aquella costumbre les sorprendería verles uniéndose a la mesa esta vez. En el caso de Sox, sin hacer ningún comentario al respecto a menos que se le interpelara.
La forma en que Since narró el encuentro le puso los pelos de punta. Precisamente por la entonación: porque estaba narrando con perfecta naturalidad, en un tono completamente conversacional, algo que en Carabás no tenía cabida, por ley, más allá que en los clichés más manidos de películas de terror. Y ni Rádar ni por descontado él se habían entretenido contando nada al respecto a sus compañeros. No había espacio para pensar que la roquense se inventaba ninguno de esos detalles.
Los nublinos dieron su parecer, con el que el carabés no coincidía, y así lo dijo cuando el hueco para hablar quedó libre al subir ambos hermanos a comer aparte. Explicó en líneas sucintas que no creía que se tratase de un ciudadano y que en su mundo aquella clase de manifestación venía a significar muy malas noticias, por las mismas razones por las que habían decidido mantenerse alejados de la torre de carne podrida. Les recordó aquello último y opinó tajantamente que lo más seguro era evitarlo si lo volvían a ver. Lo mismo se aplicaba a los ciudadanos de verdad, a sus ojos, pero aquéllos les habían dicho que supuestamente no pensaban intervenir. Quién sabía lo que un espectro fabricado con magia negra pensaba de las normas.
Independientemente de la conclusión final, salió el tema de hacer guardias. A Sox no le hacía gracia que de repente parecieran necesitar hacerlas: aquellos días de adecentar el torreón habían sido un inicio de una muy agradecida ilusión de civilización. Frágil, como ahora veía.
Tuvo que conceder que establecer un sistema era la clase de solución que le parecía más sólida. Añadió a la propuesta de Since el hacerlas de dos en dos. Así nadie quedaba excluido y robándole en consecuencia horas de sueño a los demás, y al mismo tiempo impedía que quien tuviera que vigilar se quedara dormido por aburrimiento.
Siguiendo esa lógica pensó que para evitar un caso como el que decía Since habría que evitar que ambos hermanos cayeran juntos, y a partir de ahí se preguntó cuáles serían los emparejamientos ideales. Habría cambios, Sox no se engañaba: igual que él mismo había tenido, muy de vez en cuando, que pedir un cambio de horario de clases una semana u otra. Pero era interesante planteárselo como ejercicio: había suficientes variables (los sinhadres eran nocturnos, por ejemplo) para hacerlo interesante. Bien sabía que le hacía falta algo abstracto con lo que mantener la mente ágil.
Especulaciones aparte, el carabés no creía que incluso los nublinos hicieran algo así. Se descubrió corrigiéndose: no estaba seguro, y prefería creerlo. Eso era muy poco racional, y le molestó detectarlo en sí mismo. Se propuso, si decidían hacer guardias al final, arrancarles aquel compromiso. Avisar a los demás como primera medida ante cualquiera cosa rara era parte del concepto básico de vigilar, pero quién sabía. Si en aquella última salida el grupo se había desbandado en tres, tal vez dejar pautas de actuación claras no sobrase después de todo.
-
En aquellos pocos días Sox no siempre acompañó a los que salían a por la comida. Cuando no lo hacía, sin embargo, procuraba hacer en su lugar siempre algo útil. Aunque no hubiese sistema de puntuaciones, relajarse era una cuesta resbaladiza.
Entre aquellas tareas que consideró de utilidad se encontraba cocinar. Había empezado a experimentar aparte con añadidos de comida no carabesa a lo que venía en los sobres que sí conocía, pero muy poquito a poco. Mientras tanto echaba una mano a los demás en cocinar el grueso de la comida: la que era con ingredientes no carabeses. En una de aquellas ocasiones coincidió con Mónica, y no cayó en la cuenta hasta después de que hubieran terminado en que habían sido unos minutos atípicamente silenciosos. De hecho no había visto mucho de la chica aquellos días, a secas.
Empezó la lista de correlaciones ideales, en un momento que tuvo despejado y perezoso. Los sinhadres tocarían en turnos diferentes, para multiplicar por dos la utilidad de su visión nocturna. Since en otro diferente para complementar con otra persona su capacidad de volar. Sin embargo, en cuanto se le iban agotando los datos objetivos Sox se descubría asignando puestos al azar.
Se dio cuenta de que había gente de la que en realidad sabía muy poco. La lista quedó a medias en su tarjeta electrónica.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
10/06/16, 07:53 pm
Lorenzo
Quiso la fortuna que tuvieran la más necia de las suertes y en aquella ocasión, cruzaronse con un diablo. Un monstruo, mitad humano, mitad bestia. Vez de piernas, tenia una larga y escamada cola de serpiente. Intenciones aparte, la criatura hizó una clara demostración de su poderio. A su comando, derribó una pared y el gallardo Lorenzo congelose. No entendiendo lo que habia pasado mas a su vez temiendolo, guardó la forma y mantuvose a distancia hasta que la criatura se fue por donde vino, devuelta al regazo de satanás de donde vino. Aquella experiencia robole la lengua al diestro, quien, ante lo sobrenatural, se habia acobardado y, doliale admitirlo, pero hasta el dudaba de su propia vizcaina podria salvarle el pellejo de los poderes demoniacos de criaturas como esas.
Pensó largo y tendido, recordando en sus novelas e historias de como hombres y mujeres mejores que el (algunos no eran ni españoles si quiera), habian hecho frente a posibilidades infimas y salieron victoriosos. Finalmente, vino con una solución. Al tercer día de aquel evento, dirijiose uno por uno de los habitantes del torreón y abordoles con una idea que habiasele ocurrido para afrontar criaturas como aquesa o incluso peores como habianles amenazado. Hubo quienes non querian saber nada de ello, mas otros dudaban. Tan solo logró de feligreses a los mismos que querian aprender destreza.
No pintaba nada bien. Mozos más jovenes habian mostrado más agallas que aquestos, sin embargo, el diestro culpabase, ya que en tal momento de terror no logró inspirarles a no perder rostro y, a cambio, acabose humillando.
Paso a enseñarles ordenes básicas y usos de la lanza y alabarda a los asiduos. Conceptos simples a su parecer, donde lo complicado residia en ejecutarlos en orden y al unísono, pero suponia que tarde o pronto otros unirianse y pronto las filas engrosarian en algo que podria parecer un bloque de infanteria. A todas estas clases, el diestro llevaba una alabarda más corta que el tildaba "Alabarda de preboste o sargento" y usaba tanto de porra como de vara de mando, aunque rara vez la usaba para practicar con los sus alumnos. Y, una vez el entrenamiento habia acabado y ya estaban calientes, pasaba a volver a las clases de destreza, ya más centrado en defensa personal y de ejercitar sus cuerpos para conseguir mayor flexibilidad, reflejos y velocidad de reacción al contrario que hasta el momento, que habiales planteado la teoria entorno a un posible duelo con un gañan en un callejón oscuro.
Horas entrenarian y horas descansarian para tan solo entrenar más y despues de cada entrenamiento, aseabase e iba a visitar a las nenas con las que habia desarrollado cierto instinto de deber.
Notaba a su compatriota alicaida, pues una gran tristeza habianse apoderado de ella. Poco podria hacer por Mónica alguien tan rudo y halconero como el. Asegurabase de que comiera y bebiera bien, así como que cuidara de si misma y, despues de cada clase iba a visitarla y narrale los hechos y gestas de mujeres valientes, mujeres guerreras y, más importante, mujeres españolas, que habian antepuesto todo por el coraje y habian salido victoriosas. Asi pues contabale sobre Maria Fernandez de Pita y Càmara, La Monje Alferez y Manuela Malasaña y otras heroicas gestas para inspirarla.
Sin darse por vencido nunca, harialo cada día a la misma hora.
Aparte de esto, el español hizo poco por estorbar. Preparaba a los demás y se aseguraba de hacer las guardias oportunas, acompañadas por su insomnio natural, no le era esfuerzo excesivo.
Y asi prosiguieron sus dias, durmiendo más bien poco y avanzando otro poco con las clases. Y aun añoraba por encontrarse al gañan que le habia traido ahí. Mordiendo un bocata con jamón y algo de queso, el diestro andaba despatarramado en el sofá, de mañana y con unas anchas ojeras.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
11/06/16, 04:40 pm
Fue Sinceridad quien abrió el portón de Maciel, Tay le recibió con una sonrisa sincera y con las manos metidas en los bolsillos, respondió con un asentimiento flojo cuando la roquense preguntó por el resto. No le hizo falta decir nada más, pues Siete, Barael y Dafne no andaban muy lejos.
Durante la cena el belga guardó silencio la mayor parte del tiempo, solía tener hambre en general pero en ese momento en especial sería capaz de comerse un buey entero él solito, de modo que escuchó el relato de Sinceridad con curiosidad, sorprendiéndose de que por fin hubiese un ciudadano que se alegrase de toparse con cosechados como ellos hasta el punto de desearles suerte. Quizás Tay se había equivocado y juzgó mal a los habitantes rocavarancoleses en general, después de todo, al igual que los propios macieleros no todos podían ser iguales.
El belga contempló como Eriel hizo ahínco en que la mujer serpiente no los había destrozado, como si fuese algo que habría que agradecerle la próxima vez que el grupo se topara con ella. Él era un chico directo, al menos le gustaba considerarse así, pero aquella vez le dolió de verdad tener que callarse, no quería estropear la cena ni mucho menos tener en cuenta las palabras del nublino menor. No le gustaba, pero estaba empezando a etiquetar a los hermanos de una forma que nunca lo había hecho, empezó a darse cuenta de que estaba demasiado atento a como actuaban así que esa noche, abrazado muy fuerte a Dafne, decidió que les daría más oportunidades, no iba a perder la mente abierta y el buen rollo del que siempre había hecho gala. Barael y Eriel eran más útiles de lo que le gustaría para la supervivencia en la ciudad, debía adaptarse a eso.
En los días siguientes Tayron siguió siendo solo como él podía ser, se apuntó a todas las salidas sin excepción, ayudó en todo lo que podía y retomó sus ejercicios diarios. Sin la ayuda de las máquinas de gimnasio el humano se vio obligado a entrenar con abdominales y flexiones, aunque echaba de menos su bicicleta tenía que reconocer que aquellos ejercicios tan sencillos casaban más con el lugar.
Además se apuntó a lo que fuera que Lorenzo se traía entre manos, se sentía realmente torpe con la lanza y fue por eso por lo que en los ratos libres en los que no ensartaba al aire con los demás se dedicó a escoger algún arma para él. Para su sorpresa no se decantó por la típica espada, cuando pensaba en aventura se había imaginado miles de veces con la Excalibur en la mano, pero ahora, siendo más realista, prefería algo más manejable. Las hachas de mano de doble filo eran las candidatas perfectas, así que Tay comenzó a practicar en solitario. Las armas le resultaban pesadas pero sabía que finalmente podría con ellas, para no arriesgarse no comenzó a luchar como un loco contra feroces bestias imaginarias sino que se dedicó a intentar defenderse, cosa que para él le resultaba mucho más aburrido. En un par de días descubrió que aprender a defenderse con ellas quizás era mucho más profesional que intentar controlarlas para hacerse un tajo a si mismo en la garganta, el chico quería tomarse en serio algo por una vez en su vida.
Respecto a las guardias... le resultaba divertido y una muy buena idea. Él lo tenía claro, aunque estaba dispuesto a abrirse y pasar en vela noches con más gente su primera guardia tenía que ser con la noruega, le apetecía charlar pues los recientes días no les habían permitido entablar una larga conversación.
Durante la cena el belga guardó silencio la mayor parte del tiempo, solía tener hambre en general pero en ese momento en especial sería capaz de comerse un buey entero él solito, de modo que escuchó el relato de Sinceridad con curiosidad, sorprendiéndose de que por fin hubiese un ciudadano que se alegrase de toparse con cosechados como ellos hasta el punto de desearles suerte. Quizás Tay se había equivocado y juzgó mal a los habitantes rocavarancoleses en general, después de todo, al igual que los propios macieleros no todos podían ser iguales.
El belga contempló como Eriel hizo ahínco en que la mujer serpiente no los había destrozado, como si fuese algo que habría que agradecerle la próxima vez que el grupo se topara con ella. Él era un chico directo, al menos le gustaba considerarse así, pero aquella vez le dolió de verdad tener que callarse, no quería estropear la cena ni mucho menos tener en cuenta las palabras del nublino menor. No le gustaba, pero estaba empezando a etiquetar a los hermanos de una forma que nunca lo había hecho, empezó a darse cuenta de que estaba demasiado atento a como actuaban así que esa noche, abrazado muy fuerte a Dafne, decidió que les daría más oportunidades, no iba a perder la mente abierta y el buen rollo del que siempre había hecho gala. Barael y Eriel eran más útiles de lo que le gustaría para la supervivencia en la ciudad, debía adaptarse a eso.
En los días siguientes Tayron siguió siendo solo como él podía ser, se apuntó a todas las salidas sin excepción, ayudó en todo lo que podía y retomó sus ejercicios diarios. Sin la ayuda de las máquinas de gimnasio el humano se vio obligado a entrenar con abdominales y flexiones, aunque echaba de menos su bicicleta tenía que reconocer que aquellos ejercicios tan sencillos casaban más con el lugar.
Además se apuntó a lo que fuera que Lorenzo se traía entre manos, se sentía realmente torpe con la lanza y fue por eso por lo que en los ratos libres en los que no ensartaba al aire con los demás se dedicó a escoger algún arma para él. Para su sorpresa no se decantó por la típica espada, cuando pensaba en aventura se había imaginado miles de veces con la Excalibur en la mano, pero ahora, siendo más realista, prefería algo más manejable. Las hachas de mano de doble filo eran las candidatas perfectas, así que Tay comenzó a practicar en solitario. Las armas le resultaban pesadas pero sabía que finalmente podría con ellas, para no arriesgarse no comenzó a luchar como un loco contra feroces bestias imaginarias sino que se dedicó a intentar defenderse, cosa que para él le resultaba mucho más aburrido. En un par de días descubrió que aprender a defenderse con ellas quizás era mucho más profesional que intentar controlarlas para hacerse un tajo a si mismo en la garganta, el chico quería tomarse en serio algo por una vez en su vida.
Respecto a las guardias... le resultaba divertido y una muy buena idea. Él lo tenía claro, aunque estaba dispuesto a abrirse y pasar en vela noches con más gente su primera guardia tenía que ser con la noruega, le apetecía charlar pues los recientes días no les habían permitido entablar una larga conversación.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.Personajes : ● Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.
Heridas/enfermedades : ● Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.
Armas : ●Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.
Status : «En busca de 12.: el romance».
Humor : No.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
11/06/16, 05:16 pm
Mónica llevaba un tiempo con la moral baja. Desde el día en que habían regresado del encuentro con la mujer serpiente su ánimo había ido descendiendo en picado, haciendo que la antes charlatana chica se moviera en un inusual silencio y apatía por el torreón tratando de evitar en lo más posible las conversaciones o simplemente coincidir con gente charlatana por el lugar. También se negó a salir, alegando que por ahora sería de más ayuda en el torreón, limpiando, cocinando… lo que fuera. La idea de las guardias le encantó, porque así pensó que pasaría más tiempo sola, pero cuando descubrió que eran de dos en dos se le torció el gesto aunque acató sin quejarse demasiado (lo que significa que se quejó, pero en voz baja y refunfuñando cual abuelo gruñón).
Y es que echaba muchísimo de menos a su familia y a su amiga. Hizo falta el encuentro con la mutante para que Mon cayera en la cuenta que iba a estar todavía mucho tiempo por allí, con gente que podía caerle mejor o peor, pero con la que no tenía la confianza que tenía con las personas a las que quería… además de que había comenzado a pensar que en realidad no iba a volver a verles nunca más, algo que le daba un miedo espantoso. Del mismo modo el no haber podido encontrar todavía rastro de Doce Punto se le clavaba como una espinita en el orgullo y la hacía ir suspirando ruidosamente como un alma en pena particularmente pesada. Mónica estaba dispuesta, si hacía falta, a ir a tirarle piedrecitas a la ventana. “Algo tengo que sacar de todo esto” se decía silenciosamente todas las noches (ya que la chica había comenzado a tener insomnio, como consecuencia del cual estaba desarrollando unas ojeras que comenzaban a tener personalidad propia), el momento en que salía al patio, yendo incluso a las letrinas si quería estar escondida de miradas ajenas y donde podía llorar y gritar sin que nadie le molestara.
Aunque la chica deseaba estar a solas para no comenzar el drama, como su hermano lo llamaba, había gente que se había dado cuenta de que Mon no era la misma, algo que la enterneció. De hecho Íñigo Montoya había comenzado, día tras día y a la misma hora, a ir a verla y darle una chapa de historia sobre mujeres fuertes. Al principio la chica se había quedado a cuadros ante el comienzo de la charla y cuando esta acabó la muchacha bostezaba sonoramente pensando que le habían quitado lo único bueno del lugar, que era no tener que ir al colegio… pero en el fondo se descubrió esperando con alegría el momento de la clase, como ella la llamaba, y a cada día se le notaba más y más interés, aunque nunca dijo nada en ellas.
Al final y tras pasar días y días seguidos de languidez decimonónica y suspiros kilométricamente nostálgicos, una noche, tras una llantina enorme en las letrinas, Mónica decidió que ya estaba bien de tanta gilipollez. Esa mañana se levantó de la cama y se lavó la cara con agua bien fría, se puso sus amados pantalones, los que Roño le había hecho, las deportivas, su sujetador deportivo y, enganchándose a la cintura su eterno bolsito y una daga que había sustraído de la sala de armas (“A la mierda el pacifismo, los bichos de aquí me quieren matar así que si puedo hacerles daño yo antes perfecto”), bajó a la cocina a prepararse algo de desayunar. En el salón encontró a Íñigo Montoya y, algo nerviosa, se acercó a él.
-Gracias…- balbuceó la chica, colorada hasta las cejas. –por venir a hablar conmigo estos días. En serio- se hizo un hueco a su lado en el sillón tratando inconscientemente de no tocar gran cosa. -¿Qué vais... vamos a hacer hoy? ¿Tienes alguna idea? ¿Sigues echando de menos tu espada?- añadió astutamente.
Aún se le notaba por la voz y los gestos que estaba triste, pero poco a poco estaba volviendo a su ser.
Y es que echaba muchísimo de menos a su familia y a su amiga. Hizo falta el encuentro con la mutante para que Mon cayera en la cuenta que iba a estar todavía mucho tiempo por allí, con gente que podía caerle mejor o peor, pero con la que no tenía la confianza que tenía con las personas a las que quería… además de que había comenzado a pensar que en realidad no iba a volver a verles nunca más, algo que le daba un miedo espantoso. Del mismo modo el no haber podido encontrar todavía rastro de Doce Punto se le clavaba como una espinita en el orgullo y la hacía ir suspirando ruidosamente como un alma en pena particularmente pesada. Mónica estaba dispuesta, si hacía falta, a ir a tirarle piedrecitas a la ventana. “Algo tengo que sacar de todo esto” se decía silenciosamente todas las noches (ya que la chica había comenzado a tener insomnio, como consecuencia del cual estaba desarrollando unas ojeras que comenzaban a tener personalidad propia), el momento en que salía al patio, yendo incluso a las letrinas si quería estar escondida de miradas ajenas y donde podía llorar y gritar sin que nadie le molestara.
Aunque la chica deseaba estar a solas para no comenzar el drama, como su hermano lo llamaba, había gente que se había dado cuenta de que Mon no era la misma, algo que la enterneció. De hecho Íñigo Montoya había comenzado, día tras día y a la misma hora, a ir a verla y darle una chapa de historia sobre mujeres fuertes. Al principio la chica se había quedado a cuadros ante el comienzo de la charla y cuando esta acabó la muchacha bostezaba sonoramente pensando que le habían quitado lo único bueno del lugar, que era no tener que ir al colegio… pero en el fondo se descubrió esperando con alegría el momento de la clase, como ella la llamaba, y a cada día se le notaba más y más interés, aunque nunca dijo nada en ellas.
Al final y tras pasar días y días seguidos de languidez decimonónica y suspiros kilométricamente nostálgicos, una noche, tras una llantina enorme en las letrinas, Mónica decidió que ya estaba bien de tanta gilipollez. Esa mañana se levantó de la cama y se lavó la cara con agua bien fría, se puso sus amados pantalones, los que Roño le había hecho, las deportivas, su sujetador deportivo y, enganchándose a la cintura su eterno bolsito y una daga que había sustraído de la sala de armas (“A la mierda el pacifismo, los bichos de aquí me quieren matar así que si puedo hacerles daño yo antes perfecto”), bajó a la cocina a prepararse algo de desayunar. En el salón encontró a Íñigo Montoya y, algo nerviosa, se acercó a él.
-Gracias…- balbuceó la chica, colorada hasta las cejas. –por venir a hablar conmigo estos días. En serio- se hizo un hueco a su lado en el sillón tratando inconscientemente de no tocar gran cosa. -¿Qué vais... vamos a hacer hoy? ¿Tienes alguna idea? ¿Sigues echando de menos tu espada?- añadió astutamente.
Aún se le notaba por la voz y los gestos que estaba triste, pero poco a poco estaba volviendo a su ser.
- Los motes:
Por ahora aquí están los motes que Mónica ha ido poniendo a la gente, aún quedan algunos personajes por tener el suyo. (A ver si se le ocurren pronto, leches).
-Barael: Roño.
-Daerhien: Gominola.
-Dafne: Lerdafne.
-Eorlir: ¿?
-Eriel: Cenizo.
-Innadriel: ¿?
-Lorenzo: Íñigo Montoya.
-Nad: Zanahoria/Zana.
-Rádar: ¿?
-Sakrilt: Krit.
-Siete: Tritón.
-Sinceridad: Doña Plumitas.
-Sox: Vampy.
-Tayron: ¿? (a veces le llama "tirafichas" pero no me convence como mote).
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
12/06/16, 02:12 pm
Tayron se quitó de un manotazo el cabello de Dafne que le tapaba la cara, se levantó asustado porque al principio no sabía lo que era hasta que escupió de la boca varios pelos sueltos que se le habían quedado en el labio. Con una risita divertida se puso sus vaqueros más ajustados y esta vez se colocó una sudadera verde botella sin mangas, con una capucha que no se calaría debido al calor. Se ajustó su cinturón y una vez estuvo peinado como él creía que era correcto (una mata de pelo indomable) descendió hacia la cocina para desayunar.
-Buenos días- saludó al tiempo que se sentaba a comer un trozo de pan, observó que de momento solo los otros humanos se habían despertado, Lorenzo y Mónica estaban charlando en un sillón y la española presentaba un carácter diferente al que se le había visto estos últimos días. Tayron no había pasado por alto que la muchacha estaba triste pero pensó que tarde o temprano se le pasaría, así que se alegró de ver que tenía razón, aunque no estaba bailando una jota se veía a tres leguas que la chica no era un alma en pena.- ¿Algún plan para hoy?, no pienso quedarme aquí encerrado- y al ver la actitud de Mónica preguntó directo al grano- ¿Piensas venir hoy?.
-Buenos días- saludó al tiempo que se sentaba a comer un trozo de pan, observó que de momento solo los otros humanos se habían despertado, Lorenzo y Mónica estaban charlando en un sillón y la española presentaba un carácter diferente al que se le había visto estos últimos días. Tayron no había pasado por alto que la muchacha estaba triste pero pensó que tarde o temprano se le pasaría, así que se alegró de ver que tenía razón, aunque no estaba bailando una jota se veía a tres leguas que la chica no era un alma en pena.- ¿Algún plan para hoy?, no pienso quedarme aquí encerrado- y al ver la actitud de Mónica preguntó directo al grano- ¿Piensas venir hoy?.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
12/06/16, 04:17 pm
Lorenzo
Arregló el diestro su postura a la vez que ojizó como la señorita Mónica acercábase. Modales aparte, sorprendióle que fuera ella quien tomase iniciativa y acercasele a el por primera vez. Recibiola con una cansada sonrisa.
—No hay porque darlas, Señorita.-aclaró.-Vuestra mejora paulatina ha sido la mejor de las recompensas.—añadió, galán.
Respetuosamente, hizo hueco para que la nena sentarase y arreglose el sombrero de ala sobre sus sienes, antes de contesar.
—Las clases... Digamos que poco a poco se va pudiendo.—admitió algo cariacontecido.—No son soldados, sino nenos jovenes y faltales mucha disciplina, pero vamos acercandonos a crear un grupo de gente trabajando juntos para superar las adversidades que fortuna quiera interponer entre nosotros y nuestro regreso a casa.—esclareció, en pos de no sonar derrotista.—Y siempre seréis recibida de bien si decidís el aprender.—añadió animado.
Preguntole por su espada e, instintivamente, alcanzó su bigote y comenzolo a torcer, irusto y orgulloso.
—Así como sisifo, condenado a un infierno estoy si non la recupero; Un legado familiar de gran importancia además de ser de mis últimos vínculos con españa en esta tierra tan lejana. Aparte de vos, claro.—añadió al final, con la intención de no ofenderla.
Separaronse sus labios entonces, dispuestos a formular una pregunta hacia la chica, pero quiso que Don Tayron hiciera acto de presencia para interrumpirle. Saludole con el sombrero y pasó a responder su pregunta.
—Non hay nada concreto, más ciertamente, agradeceriase un poco de acción, ¿no es así?—sonaba jocoso.—Hoy sientome especialmente suertudo: Podriame topar con un gigante, cuanto más grande mejor, pues gran seria mi honra al tumbarlo.—comentó con una carcajada llena de algo de humor macabro.—Mas temome que restringidos andamos entorno a nuestra exploración, ¿no es asi?—
Sus orbes dorados posaronse en Mónica una vez más, pues aun guardaba dudas.
—¿Os sentis lista para salir una vez más?—preguntó.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
12/06/16, 06:23 pm
La sonrisa de Barael seguía firme en su rostro acompañada de una mirada de euforia, su hermano había aceptado retar a los dioses a su lado, si bien era peligroso, ellos dos podrían hacer mucho más juntos que ambos por separado. -Si... Quizás estoy loco. Y sí otra vez, vamos a tener mucho que hacer y que ocultar, de momento será simple y cuando recibamos los dones habrá que primero tener paciencia y observar cómo funciona esta sociedad sin armar ningún alboroto. <<Tantas cosas que hacer...>> -¿Me dejarás ponerte en forma? -Le preguntó picándole.
__________________________________________________________________________________
Salía siempre y entrenaba todos los días ahora más duro que antes, para cuando llegaron las agujetas sintió el placer del dolor fruto del esfuerzo. En las salidas, Barael entraba en las casas y ojeaba los libros que quedaban y estuvieran lo suficientemente bien conservados para poder ser leídos y en rocavarancolés, buscando cualquier pista de cómo funcionaba la magía, los que encontraba interesantes, los guardaba en un saco que hacía amago de mochila, y pronto la habitación que ocupaban los nublinos se iba llenando de libros la mayoría de simples historias narradas en la ciudad o con rocavarancoleses como protagonistas de aventura por otros mundos, solían ser bastante explícitos y sin ningún pudor a la hora de narrar cualquier tipo de matanza o perversión.
En los entrenamientos con armas Barael iba mejorando día a día, acostumbrándose al manejo de la espada cada vez más y valiéndose de sus reflejos para interceptar los golpes como mejor pudiera y aunque no le entusiasmaba entrenar en grupo aprender a manejar otra arma le serviría a su vez para acostumbrar su cuerpo a más tipos de movimientos. A pesar de su baja estatura, no tenía problemas a la hora de empuñar armas tan grandes, la fuerza que habían ganado sus tendones y antebrazos a lo largo de los años le permitía manejar ese tipo de armas sin que supusiera un lastre para la fluidez de sus ataques.
Su actitud a sus compañeros esos días fue la de siempre, si alguien le preguntaba algo él le respondía en su tono frio y conciso habitual que solo se solía ver alterado a la hora de dar explicaciones largas o cuando tenía una conversación animada, cosa bastante rara. Lejos de ser borde o antipático el simplemente parecía estar todo el tiempo pendiente de otras cosas o con prisas, incluso cuando comía simplemente lo hacía rápido y volvía a hacer otra cosas.
Cuando la sosa estuvo lista uno de esos días Barael se puso manos a la obra estos días había acumulado grasa de las cestas que recogían diariamente llenando mínimo una de las dos que siempre cargaba de esta. Lo preparó todo en el patio antes de empezar aceptando la ayuda y la mirada de todo aquel que quisiera ver como se hacía, preparó unos cuantos cubos donde se iba a quedar el jabón hecho reposando. A falta de más ingredientes preparo leche, las hierbas rojizas, especias de aroma para añadir y un par de tarros de aquella sustancia viscosa dulce en exceso, se cubrió la nariz y la boca con tela y se puso unos guantes de cuero de la armería junto con prendas largas atadas en las mangas para protegerse la piel. Con unos cubos sacó la sosa diluida del barril por el agujero inferior que ya había hecho y tapado y se dispuso a ir mezclando los ingredientes. Ya lo había hecho antes por lo que fue haciendo jabón sin problemas echando la sosa siempre después poco a poco. Al cabo de un rato los jabones estaban ya reposando unos de leche y la sustancia pegajosa y otros de esa hierba y especias aromáticas.
En cuanto a las guardias aceptó y las hacía sin problemas, siempre callado y concentrado en ver su alrededor.
__________________________________________________________________________________
Otro día, otra mañana. Barael hacía planchas mientras su hermano dormía, cambiando las posiciones de las manos para variar los movimientos y los músculos que los realizaban. Acabando de calentar despertó a su hermano y bajaron a bañarse juntos.
__________________________________________________________________________________
Salía siempre y entrenaba todos los días ahora más duro que antes, para cuando llegaron las agujetas sintió el placer del dolor fruto del esfuerzo. En las salidas, Barael entraba en las casas y ojeaba los libros que quedaban y estuvieran lo suficientemente bien conservados para poder ser leídos y en rocavarancolés, buscando cualquier pista de cómo funcionaba la magía, los que encontraba interesantes, los guardaba en un saco que hacía amago de mochila, y pronto la habitación que ocupaban los nublinos se iba llenando de libros la mayoría de simples historias narradas en la ciudad o con rocavarancoleses como protagonistas de aventura por otros mundos, solían ser bastante explícitos y sin ningún pudor a la hora de narrar cualquier tipo de matanza o perversión.
En los entrenamientos con armas Barael iba mejorando día a día, acostumbrándose al manejo de la espada cada vez más y valiéndose de sus reflejos para interceptar los golpes como mejor pudiera y aunque no le entusiasmaba entrenar en grupo aprender a manejar otra arma le serviría a su vez para acostumbrar su cuerpo a más tipos de movimientos. A pesar de su baja estatura, no tenía problemas a la hora de empuñar armas tan grandes, la fuerza que habían ganado sus tendones y antebrazos a lo largo de los años le permitía manejar ese tipo de armas sin que supusiera un lastre para la fluidez de sus ataques.
Su actitud a sus compañeros esos días fue la de siempre, si alguien le preguntaba algo él le respondía en su tono frio y conciso habitual que solo se solía ver alterado a la hora de dar explicaciones largas o cuando tenía una conversación animada, cosa bastante rara. Lejos de ser borde o antipático el simplemente parecía estar todo el tiempo pendiente de otras cosas o con prisas, incluso cuando comía simplemente lo hacía rápido y volvía a hacer otra cosas.
Cuando la sosa estuvo lista uno de esos días Barael se puso manos a la obra estos días había acumulado grasa de las cestas que recogían diariamente llenando mínimo una de las dos que siempre cargaba de esta. Lo preparó todo en el patio antes de empezar aceptando la ayuda y la mirada de todo aquel que quisiera ver como se hacía, preparó unos cuantos cubos donde se iba a quedar el jabón hecho reposando. A falta de más ingredientes preparo leche, las hierbas rojizas, especias de aroma para añadir y un par de tarros de aquella sustancia viscosa dulce en exceso, se cubrió la nariz y la boca con tela y se puso unos guantes de cuero de la armería junto con prendas largas atadas en las mangas para protegerse la piel. Con unos cubos sacó la sosa diluida del barril por el agujero inferior que ya había hecho y tapado y se dispuso a ir mezclando los ingredientes. Ya lo había hecho antes por lo que fue haciendo jabón sin problemas echando la sosa siempre después poco a poco. Al cabo de un rato los jabones estaban ya reposando unos de leche y la sustancia pegajosa y otros de esa hierba y especias aromáticas.
En cuanto a las guardias aceptó y las hacía sin problemas, siempre callado y concentrado en ver su alrededor.
__________________________________________________________________________________
Otro día, otra mañana. Barael hacía planchas mientras su hermano dormía, cambiando las posiciones de las manos para variar los movimientos y los músculos que los realizaban. Acabando de calentar despertó a su hermano y bajaron a bañarse juntos.
- Equilibrio:
Un blanco mas oscuro que el negro.
Un negro mas claro que el blanco.
El gris se desborda en mil tonos.
Y el arcoiris se hunde en monotonia.
Vivimos caminando el sendero dejado por los muertos.
Mientras brindamos nueva muerte a nuestro paso para extenderlo.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)
12/06/16, 07:45 pm
-No - le contestó a su hermano poniendo mala cara. Aquello era ya una costumbre y, aunque el nublino más joven sabía que tendría que ponerse en forma para ser un buen guerrero, no pensaba darle a su hermano aquel gusto.- Yo me encargo.
No comentó nada de su pesadilla y tomó la resolución de que si algo así iba a pasar él mismo defendería a su hermano a muerte. Bajó a la armería y rebuscó en ella, dio con un arco bastante decente y una alabarda que le llamó atención. Nunca había usado armas y menos un arco, pero siempre había tenido buena puntería así que decidió que aquella sería su arma principal lo que durase la cosecha. Al principio pensó que la alabarda sería demasiado pesada pero pronto descubrió que no lo era tanto y que podía empuñarla relativamente bien. No tenía conocimientos y fue a ver si Lorenzo podría ayudarlo.
No tardó en abandonar sus clases cuando vio de lo que trataban, no le interesaba tanto combatir en equipo como por su cuenta. Y con su hermano se entendía bien para combatir a su lado sin problemas.
El arco no tardó en dominarlo, después de unos cuantos fallos bastante importantes como una abrasión en el brazo por no colocarse bien para disparar. Con cada fallo aprendía a no fallar otra vez y tras unos cuantos días ya le estaba dando siempre a la diana aunque no fuese al centro. "No es suficiente, este blanco es fijo y no estoy en un combate. Pero es lógico, no es que vaya a hacerle algo a lo que sea que nos encontremos en la ciudad.". La alabarda... digamos que el pobre se pasó un día cojeando por un giro mal efectuado con ella. No hubo herida sangrante pero se ganó un buen cardenal.
Eriel salió cada vez con el resto y ayudó a su hermano a buscar libros enfocándose en los de magia con resultados completamente infructuosos. Encontraron alguno interesante pero nada que supusiera un avance.
Notó la bajada de ánimo de Mónica y le dejó espacio para no agobiarla. Respecto a las guardias el chico no quiso saber nada salvo que le tocase con su hermano, la humana o Siete. Eran los que mejor le caían y, aunque quería intentar llevarse con el resto como una persona civilizada no iba a cambiar tan rápido. Por el resto intentaría escaquearse, al fin y al cabo si un rocavarancolés quería entrar en el torreón iba a entrar sí o sí. ¿Para qué preocuparse?.
El día que nos ocupa lo despertó Barael, con un gruñido cansado Eri se levantó y medio grogui se dirigió a dónde lo mandaba su hermano. Se quitó la ropa y se metió en la bañera. Se despertó del todo cuando su hermano tiró el primer cubo de agua helada dentro de la tina, llamándolo de todo menos guapo en rocavarancolés para que lo entendiese.
-Estoy harto del agua fría, un día de éstos pienso calentar el agua y darme un baño encondiciones, eso o agarro un resfriado - refunfuñó combatiendo el frío.- Anda enjabóname la espalda que yo no llego- le exigió de mal humor. No estaba enfadado con él, sólo era mal despertar.
No comentó nada de su pesadilla y tomó la resolución de que si algo así iba a pasar él mismo defendería a su hermano a muerte. Bajó a la armería y rebuscó en ella, dio con un arco bastante decente y una alabarda que le llamó atención. Nunca había usado armas y menos un arco, pero siempre había tenido buena puntería así que decidió que aquella sería su arma principal lo que durase la cosecha. Al principio pensó que la alabarda sería demasiado pesada pero pronto descubrió que no lo era tanto y que podía empuñarla relativamente bien. No tenía conocimientos y fue a ver si Lorenzo podría ayudarlo.
No tardó en abandonar sus clases cuando vio de lo que trataban, no le interesaba tanto combatir en equipo como por su cuenta. Y con su hermano se entendía bien para combatir a su lado sin problemas.
El arco no tardó en dominarlo, después de unos cuantos fallos bastante importantes como una abrasión en el brazo por no colocarse bien para disparar. Con cada fallo aprendía a no fallar otra vez y tras unos cuantos días ya le estaba dando siempre a la diana aunque no fuese al centro. "No es suficiente, este blanco es fijo y no estoy en un combate. Pero es lógico, no es que vaya a hacerle algo a lo que sea que nos encontremos en la ciudad.". La alabarda... digamos que el pobre se pasó un día cojeando por un giro mal efectuado con ella. No hubo herida sangrante pero se ganó un buen cardenal.
Eriel salió cada vez con el resto y ayudó a su hermano a buscar libros enfocándose en los de magia con resultados completamente infructuosos. Encontraron alguno interesante pero nada que supusiera un avance.
Notó la bajada de ánimo de Mónica y le dejó espacio para no agobiarla. Respecto a las guardias el chico no quiso saber nada salvo que le tocase con su hermano, la humana o Siete. Eran los que mejor le caían y, aunque quería intentar llevarse con el resto como una persona civilizada no iba a cambiar tan rápido. Por el resto intentaría escaquearse, al fin y al cabo si un rocavarancolés quería entrar en el torreón iba a entrar sí o sí. ¿Para qué preocuparse?.
El día que nos ocupa lo despertó Barael, con un gruñido cansado Eri se levantó y medio grogui se dirigió a dónde lo mandaba su hermano. Se quitó la ropa y se metió en la bañera. Se despertó del todo cuando su hermano tiró el primer cubo de agua helada dentro de la tina, llamándolo de todo menos guapo en rocavarancolés para que lo entendiese.
-Estoy harto del agua fría, un día de éstos pienso calentar el agua y darme un baño encondiciones, eso o agarro un resfriado - refunfuñó combatiendo el frío.- Anda enjabóname la espalda que yo no llego- le exigió de mal humor. No estaba enfadado con él, sólo era mal despertar.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.