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Torreón Maciel (Archivo VIII)

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Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Personajes :
Spoiler:

Armas :
Spoiler:

Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 39 Empty Torreón Maciel (Archivo VIII)

15/02/16, 09:43 pm
Recuerdo del primer mensaje :

-Cuando los encontremos sabremos cuales de las opciones son la verdad. -Dijo encogiéndose de hombros. La única parte que esperaba que fuese así era la de otro suministro de agua.

-Te seguimos hermanito.

Y con sonrisa a Eriel se puso en camino con el resto mientras se terminaba su desayuno cuando Dafne le pidió un favorcillo. -Ah, sin problema, le hice bastantes a Bri y no es algo complicado, aunque te tendrás que conformar con algo sin muchos adornos me temo. -Le sonrió. -Cuando vuelva haremos uno cada uno de madera, a no ser que encuentre hueso por el camino o alguna forma de malear metal mejor que acercar mis manos a la hoguera. Nos vemos a la vuelta. -Se despidió.

Siguieron a su hermano un cacho y como este dijo acabaron encontrando casas en algo de mejor estado aunque ahí en medio no parecían mucho más seguras que las mazmorras. Des pues de ir mirando y hablando sobre algunas de ellas como posibles acabaron divisando algo apartado de las casas que parecía un mini fuerte. Se acercaron por curiosidad con cautela para ver que se trataba de un torreón azulado con una muralla y en medio de un foso.

-¿Es eso un nido de seres voladores hecho encima de un esqueleto de animal enorme en lo alto de la torre o me ha sentado mal el desayuno? -Se calló un momento mientras observaba la situación, aquel lugar le parecía sacado de las historias rocavarancolesas, no había ninguna construcción así en su mundo pero era lo más seguro que habían encontrado con bastante diferencia. -El puente esta bajado y parece que se puede cruzar... Diría por esas cuerdas que hay un sistema de poleas para elevarlo e impedir así el paso, si es así y aún funciona dudo que encontremos algo más seguro que esto. -Miró hacia las estirges.  -No parece que quieran hacernos algo, pero cuidado con los bichos voladores. -Se dió cuenta de que podía haber ofendido a Sinceridad así que giró su cabeza hacia ella. -Sin ánimo de ofender. -No era la mejor manera del mundo de arreglar eso, pero era mejor que nada. -En fin, vamos allá, con precaución por favor. -Agudizó los sentidos y agarró su cuchillo. Esperaba no tener otra sorpresa como la de hace unos días, pero no se fiaba de su suerte.

Bellota

Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 39 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

08/05/17, 10:58 am
Mónica se hizo la ofendida ante las palabras de T-Fichas, llevándose la mano al pecho y poniendo una expresión de consternación.

-¿Muggle yo? ¡¿Cómo te atreves?! —Se le acercó con cara de amenaza y los ojos llenos de diversión—. A ver si vamos a tener un disgusto, cuidadito cuidadito…

La chica se giró, sorprendida, ante las palabras de Vampy. Al igual que al belga se le había olvidado por un momento que no todos ellos conocían la cultura popular de la Tierra.

No os lo toméis muy en serio… no creo que esto funcione así, realmente. Si no, todos los que estamos aquí somos sangre sucia… excepto Vampy. Y esto no es que se parezca mucho a Hogwarts… —comentó después, y después se giró hacia el terrestre—. Pues yo sí me leí los libros, están mejor que las pelis. La quinta peli es lo peor, admítelo.

Lumichen

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Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 39 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

09/05/17, 06:46 pm
Estuvo apunto de hacer un comentario hiriente. Su mente estaba demasiado orientada hacia el pragmatismo para siquiera considerar entretener tales tontainas y juegos de crios como era aquello.
-Ya veo.-respondió fría. -Aprecio vuestra... intención, pero actualmente me hallo más ocupada en otros asuntos.-dijo, rechazando la oferta de Tayron a medida que se abria paso entre los otros niños.

En un instante, consideró el excusarse ante los demás para toda la tarde, pero daba igual. Si no habian entendido hasta aquel punto que deseaba algo de privacidad nada lo haria.
Tampoco necesitaba justificarse ante nadie. Especialmente no ante aquellos mocosos.
-Buena suerte, supongo.-
Y con aquellas palabras Fahran subió por las escaleras de nuevo.
Dal

Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 39 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

10/05/17, 12:22 am
Eriel se apuntó a la competición de tiro y para su sorpresa fue el que más puntuación obtuvo. No es que no confiase en su puntería pero su dominio de la magia tenía que ser peor que la de Sox. Eriel sonrió abiertamente y le sacó la lengua a Tayron.

-De siempre he tenido buena puntería, no os sintáis mal por esto - les sonrió.- Además, para algo que me sale bien tengo que alardear de ello ¿no?

La práctica terminó y Eriel se sintió muy bien. Decidió tomarse un baño ahora que ya no necesitaba a nadie para ayudarlo. Pidió también las notas de magia con intenciones de calentar el agua tal y como había hecho Mónica. No pensaba usar más magia en el día y lo cierto era que quería darse un capricho. Subió varios cubos de agua y usó el hechizo para hacer subir la temperatura, le llevó varios intentos pero lo consiguió. Alejó las páginas para que no se mojaran y se metió en la bañera con un suspiro de felicidad. Hacía un tiempo ya que no tomaba un baño caliente.

No tardó en notar el cansancio, supuso que la magia lo había cansado y también el haber usado el anillo. Salió muy ralajado y comió algo, también guardó algo para el animal azul esperando que lo visitara pero ese día no apareció.



Pasó un mes. Un mes cargado de tensiones y de preocupación, de magia y entrenamientos.

Los sinhadres desaparecieron sin dejar rastro y Eriel fue de los primeros en sugerir una búsqueda. Conforme el tiempo pasaba la esperanza y el ánimo del nublino se convertían en preocupación y finalmente en abatimiento. Al término del mismo ya empezaba a pensar que nunca más verían a sus compañeros con vida, a los del torreón no les había faltado comida y eso sólo acrecentaba el malestar del chico. Sin comida y perdidos en la ciudad Eriel empezaba a perder toda esperanza.

Con aquello también llegaron las prácticas de magia con Sox y pronto el nublino se dio cuenta de que no podía hacer tanto como algunos de sus compañeros, se cansaba antes y había cosas que se salían de su alcance. No le importó, era capaz de hacer magia y eso era más que suficiente. Tenía el don y su hermano también, cuando lo vio hacer magia por primera vez pese a las dificultades lo abrazó y sonrió como si los días pasados se hubieran borrado.

Siguió con su entrenamiento con el arco y se alegró de no haber perdido práctica en aquellos días. Cada vez mejoraba más y más con el arco, no podía decirse lo mismo de la alabarda. Mejoraba por supuesto pero ni de lejos tan rápido como con el arco.

No todo fueron desgracias, Eriel veía más juntos a Tayron y a Dafne así que un día agarró a su amigo por banda y le preguntó sin tapujos. Le dio la enhorabuena y un abrazo alegrándose por ambos chicos. Luego finalizó con una broma sobre la descendencia y que tuviera cuidado guiñándole un ojo.

El nublino también ayudó a cargar el anillo de forma activa. No le hacía ni pizca de gracia el dolor pero sabía que sería necesario y por eso lo hacía. Llegado el caso prefería que aquel objeto tuviera su carga al máximo (si es que había máximo) antes que perder a alguien por la desidia de cargarlo.

Esa mañana se despertó temprano y tras lavarse un poco empezó a practicar con el arco. Colocó una manzana en un poste y quería darle antes de desayunar. No tardó mucho en oír actividad por la torre.
Naeryan

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Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 39 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

10/05/17, 11:17 pm
—Sé lo que son, descuida —sonrió a medias para quitarle el peso de la explicación de encima a Tay. Mientras tanto le daba vueltas a la trama que le habían contado los terrestres.
—¿Quiénes ganaban al final, los sangre sucia o los sangre limpia?

-

Llegaba un punto a partir del cual sabía vacío recriminarse por haberse relajado. Cuando Eorlir e Inna fueron los únicos en no regresar aquella noche, después de horas de espera tras separarse el grupo por la aparición imprevista de un monstruo, Sox no culpó a nadie más que a la propia ciudad.

Pasados unos días la ansiedad empezó a sedimentar, transformándose en su lugar en el poso envenenado de un mal presentimiento. Los sinhadres conocían el camino de vuelta: habían tenido tiempo de sobra para regresar por sus propios medios. Podrían estar heridos, fue a lo que pasó a continuación, pero incluso aquella razón se fue convirtiendo en endeble según los días se estiraron a semanas. Irónicamente el mapa que Eorlir había pintado tuvieron que irlo completando ellos mismos con el resultado de sus nuevas exploraciones: precisamente las nuevas áreas que estaban descubriendo en un intento por encontrarles.

Aún así a Sox le costaba creer sin ver: podía sacar la conclusión de una muerte sin haberla visto, pero eso no bastaba para pasar página. Así que, por muy nimias que fuesen sus esperanzas, se unía a la mayoría de salidas de búsqueda. No parecía que la ciudad fuese lo bastante grande como para que los sinhadres hubieran desistido de intentar encontrar al grupo, pero mientras quedase la más mínima duda no daba por inútiles las búsquedas; es lo que habría preferido que hicieran con él en su lugar. En todo caso prefería no quedarse con la duda, y si resolverla significaba hacer salidas eso era lo que apoyaría.
Y si la respuesta resultaban ser dos cadáveres su deber era verla con sus propios ojos. Cualquier otra cosa sería apartar la mirada de la realidad de Rocavarancolia.

Sox aprovechaba las salidas a las que no se unía para recargar el anillo, aprovechando que quedaban pocas personas en el torreón y corría menos riesgo de ser visto. Después de la curación de Lorenzo habían podido aflojar por fin el ritmo y el ambiente del torreón agradeció la ausencia de gritos y miradas ojerosas, pero flotaba en el aire una especie de aprensión conjunta a dejarlo descargado. En el caso de Sox, a que escurrir el bulto del sufrimiento un día les costara caro. Aun más despacio y menos tiempo, la mayoría de los de siempre se lo siguieron turnando.

Hubo cosas buenas derivadas de todo aquello. Comprometiéndose a que algo así no volviera a pasar, acordaron entre todos que la próxima vez que alguien se extraviase tomarían como punto de referencia la torre putrefacta para volver. Estaban aprendiendo, se recordaba Sox cuando le podía el pesimismo, aunque el consuelo fuese magro.

Entre las búsquedas, cada vez más a fuerza de hábito a medida que pasaba el tiempo, se sucedían parches de normalidad. Compartir espacio de prácticas con Eriel, trotar en torno al patio por las mañanas con Siete, un día Fahran se le acercó y le entregó una bufanda roja hecha de los retales que había salvado de su jersey. Lorenzo se había curado las costillas, el muñón de Barael ya no atraía miradas y el nublino se acercaba de tanto en tanto a hacer preguntas sobre la magia. Tay y Dafne terminaron por hacerse oficiales y Mónica les tomó el pelo hasta cansarse. Fragmentos de banalidad que terminaron condensándose de nuevo en una rutina, y de no haber sido tan gradual Sox se habría sorprendido de la facilidad con la que uno podía adaptarse a un vacío de dos personas.

-

Bufarse mutuamente entre carabeses cuando estaban tensos o simplemente molestos el uno con el otro era una forma neutra de descargar hostilidad. Era lo que se hacía, aunque ya no hubiese territorio que marcar ni puntuaciones que comparar; ambos sabían que su compatriota no iba a tomárselo como nada del otro mundo. Aquellos meses de convivencia ya les habían familiarizado con la visión del mundo del otro, y eran conscientes de que se ponían de los nervios. No tenía nada de trascendente.
—No —aquella mañana estaban discutiendo sobre quién tenía la prioridad para usar el patio para entrenar. Sox no podía disparar flechas con Rad desplazándose en medio, y él no podía entrenar tranquilo sabiendo que un tiro malogrado podía darle entre las costillas—. Puedes jugar a las espaditas dentro hasta que termine, en el sótano hay sitio. Hoy me toca a mí.
Se distrajo de la discusión lo justo para registrar quién acababa de volver a entrar al patio, material de prácticas en mano. "Más a mi favor."
—Mira, Eriel ya está preparando lo suyo también. Emigra.
Aes

Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 39 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

10/05/17, 11:39 pm
Se divertía de veras con Mónica y le devolvió la cara de amenaza.
-¿Perdona?- tenía un don natural para hacerse el indignado- la quinta peli es la mejor, no hay debate ni peros. Y menos si lees libros, eso me ha dolido seriamente. Y Sox, solo una parte de ellos estaban enfrentados, la verdadera lucha era contra Lord Voldemort.
_

El mes siguiente fue extraño a la par que caótico. Una amalgama de sentimientos y emociones que lo atropellaron con la fuerza de un tren a toda máquina. Tayron lamentó la pérdida de los sinhadres y no fue hasta que notó su ausencia que se dio cuenta de cuánto los apreciaba. Como si los conociera de mucho tiempo el belga se arrojó a las calles con la esperanza de encontrarlos aunque fuera malheridos. Aunque solo se tratara de uno de ellos. El peso de la evidencia cayó sobre algunos de sus compañeros y mermó sus ánimos. La realidad pintaba en él como lo había hecho el sinhadre alguna vez, y pintaba desesperación, angustia, culpa. Siempre se decía que no buscaban lo suficiente, que no llegaban todo lo lejos que podían. Un nuevo golpe sordo lo acosaba cada vez que visitaban lugares en común y no había nadie, las mazmorras, la plaza. Nada. Y sabía que fallaba, que lo habían dado todo pero que el resultado siempre era el mismo. No había ni rastro de Inna y Eorlir, pero tampoco de sus cadáveres. Y sólo le hacía falta un motivo para negar sus muertes, Tayron siempre había creído en lo que veía, hasta que no diera con sus cuerpos con vida o sin ella no cedería ante ningún lado de la balanza. Tuvo claro que la unión los haría sobrevivir en el futuro, que tendrían que arrimar el hombro aún más. Alguien sugirió puntos en común por si volvía a suceder algo similar.

El tiempo se hacía lento y generaba un bucle en el que Tayron fue absorbido. Magia, Dafne, Magia, Dafne. Y cuando pensó que no sería posible, más Dafne. De algún modo el peligro los acercó demasiado, hasta el punto de tocar el límite con dedos temblorosos. Y ambos se dieron cuenta, ya no querían volver atrás, solo andar hacia adelante cogidos de la mano. La relación sufrió una metamorfosis, además de flotar en las nubes el belga notaba adicción y deseo, como si el corazón se le hubiera disparado y rebotara en los muros de Maciel. No podía contenerse, la noruega lo desató al fin, sus sonrisas despegaban sus pies del suelo, su risa le daba mariposas en el estómago, tocarle el pelo le erizaba la piel. Besarla a escondidas era excitante, como si jugaran a algo prohibido, como si lo que hacían estuviera mal y el resto careciera de derecho a presenciarlo. Solo ellos y un ritmo trepidante que lo hizo alucinar. Tenía que ser bueno, y si no lo era le daba lo mismo.

Las nuevas buenas le anestesiaron en parte, sin borrar la responsabilidad pero con un evidente efecto de calma. Cargó el anillo sin excesos a pesar de lo desagradable, pues era necesario, pero no inminente.
Y el resto fue una mezcla agridulce, Dafne hacía de salvavidas en los momentos difíciles, aliviando el dolor con un gesto tan simple como acariciarle el pelo, ya lejos del verde intenso que lució al pisar la ciudad.
Había sido un ciego todo ese tiempo, había creído que tenía miedo al fracaso, a que su amiga lo rechazara. Pero lo que de verdad había estado temiendo era acertar y no estar preparado. Ahora lo estaba, más que nunca.

Se despertó con el colgante de huesos clavado en el cuello por la mala postura. A duras penas logró incorporarse, había pasado una mala noche. En realidad hacía tiempo que no dormía bien, se desvelaba en mitad de la negrura con el silencio como única compañía y un rumor palpitante de que algo lo estaba observando. No había descifrado el por qué y aunque le gustaría pensar que se debía a la paranoia por todo lo que había pasado sabía que no era así, más como una corazonada que otra cosa.

Enredado en las mantas, el belga se colocó encima de la noruega con suavidad y presionó a la chica en las caderas con sus piernas levemente, se sirvió de sus brazos como apoyo para no caer directamente encima y acercarse más a su cara. Le gustaba como sabían sus labios por las mañanas y no dudó en saborearlos de nuevo. El beso fue lento, un roce de labios y dedos nerviosos surcando el cuello de la noruega. La chica emitió un gruñido para avisar de que estaba despierta. Tayron mostró una sonrisa amplia y cansada.
-Vas a tener que cortarte el pelo- le dijo con voz cariñosa- a veces no sé si salgo con mi novia o con una cortina- y se echó a reír- mmm, mi novia, que bien suena eso, ¿no te parece?- comentó con una pizca de hambre. Se despidió con una pequeña nalgada, ella se lo devolvió el doble de fuerte.

-¿Te la ganas si le das?- fue su saludo una vez hubo bajado, refiriéndose a la manzana. Acercarse a alguien armado con un arco siempre le infundía temor pero confiaba en Eriel. Para algo había estado practicando.- Espero que no te moleste tener admiradores.
Bellota
Bellota

Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.

Personajes : Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.

Heridas/enfermedades : Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.

Armas : Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.

Status : «En busca de 12.: el romance».

Humor : No.

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 39 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

11/05/17, 10:54 am
¡La quinta peli la mejor! ¡Por dios! ¡Tienes el gusto en el culo! —se carcajeó ella. Luego se giró hacia Vampy (que cada vez era menos… vampírico, cosa que le daba mucha pena porque no quería cambiarle el mote) con una expresión algo más seria—. Al final ganaban los buenos. Un cuento de hadas.

-

Pasaron los días, las semanas. Así, un mes. Una temporada en la que todo parecía ir bien quitando sus pesadillas, que parecían imparables, pero un mes en calma. Al menos hasta que Picasso y su amiga, a la que había acabado llamando para sus adentros Calimero por su expresión de miedo, desaparecieron en una salida. No hubo manera de encontrarlos, y cada vez que se hablaba de ellos en el torreón y Mónica veía en las caras de sus compañeros la sentencia de muerte, se sentía indefensa. Ella no creyó que estuvieran muertos en ningún momento, negándose a lo que parecía evidente, sobre todo porque había acabado tomándoles cariño por su carácter, tan tranquilo y diferente al suyo. Incluso, aprovechando algo de material del torreón y su propio bolígrafo además de las cosas que Picasso había dejado atrás, dibujó carteles de búsqueda que repartió por todos los sitios a los que fueron. Sin resultado aparente.

Cada vez le hizo menos gracia salir del torreón, donde se sentía a salvo. Para mantener a raya la ansiedad, creó una tiranía de limpieza donde ella y Vampy prácticamente competían por ver quién lo dejaba mejor, pero aun así siguió saliendo también, tratando de negar el creciente miedo que le daba la ciudad. Se negaba a ser doblegada. El anillo también siguió con ellos, siendo cargado. Ella no pudo acercarse a él, sintiendo todavía sus efectos en sus huesos cada vez que lo miraba, pero intentó no sentirse culpable al respecto… unas veces consiguiéndolo mejor que otras.

Sin embargo, también hubo momentos más livianos. Lerdafne y T-Fichas habían comenzado a salir, y Mónica fue imparable con sus bromas, tomándoles el pelo al respecto incansablemente. Su obsesión con Doce Punto también creció: prácticamente todos los días esperaba que viniera a buscarla, manteniendo un innegable e injustificable optimismo que solo parecía sentir ella. También mejoró en sus prácticas de magia, lo que la hizo feliz: lo que más, los baños de agua caliente con burbujas. Puro lujo.

-

Ese día se había pasado casi toda la noche en vela tratando de evitar las pesadillas, y de madrugada había decidido darse un baño y disfrutar de un momento tranquilo en la bañera, donde acabó durmiéndose y despertando con sobresaltos. Llegó el día, encontrándola llena de espuma casi hasta las cejas, y cuando oyó ruidos en el torreón salió de la bañera, con los dedos arrugados como uvas pasas. Vestida con una camiseta enorme de la que se había apropiado, con el pelo mojándole la espalda y unos calcetines desparejados en los pies, bajó a la cocina a por algo de comer.

En el patio parecía haber una discusión, y Mónica se acercó interesada, sosteniendo un bol lleno de leche, bayas y pan y una cuchara entre las manos.

Buenos días.

Los motes:
Zarket
Zarket

Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
Spoiler:

Armas :
Spoiler:

Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 39 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

11/05/17, 05:17 pm
El mazo de la tragedia volvió a golpear Maciel, esta vez sin nada más que lo entrevisto o temido. Rad detestaba especialmente esta característica. Prefería saberlo con seguridad a solo sospecharlo, aunque sabía que en ciertas circunstancias la lógica más pura podía sustituir a las pruebas de forma temporal. Y Rad estaba seguro de qué decía esa lógica: Inna y Eorlir habían muerto. Lo había pensado desde la primera noche, y conforme pasaban los días la razón confirmaba su temor.

Aun así seguía saliendo, y no solo por no estar seguro de una forma absoluta y completa hasta ver los cadáveres. Lo hacía también por la moral del grupo. En aquellas circunstancias consideraba especialmente difícil llevar cualquier cosa mínimamente parecida a lo que era una vida. En cuanto uno se dejara ganar por la apatía el resto seguirían detrás, o eso consideraba Rádar. Y si él podía evitarlo eso no sucedería.

También había que seguir cargando el anillo, actividad que le resultaba especialmente ingrata, en especial por lo bien que rememoraba el suceso con aquellos dolores. Siguió haciéndolo, por supuesto, primero que nada por sí mismo: no iba a ser una carga. Era una persona extremadamente valiosa y útil, ¿y de qué serviría serlo si no le sacaba uso? El orgullo de demostrar que no era el que menos merecía, sino quizás casi el opuesto a aquello, no le dejaba posponer o minimizar sus turnos de carga, incluso si tenía alguna secuela desagradable.

Y mientras, pasó el tiempo. Comprobó que aquí también era incapaz para la magia, lo cual le dejó un sabor de boca que no sabía cómo interpretar. ¿Decepción? ¿Frustración? ¿Vergüenza? ¿Orgullo? ¿Deseo? ¿Y deseo de qué, de poseer magia o de no tener una pizca de ella? Quizás ambas cosas y ninguna de ellas de forma simultánea. En la oscuridad silenciosa antes de dormirse Rad, en muy contadas ocasiones a lo largo de su vida, se había admitido que su relación con la magia y los magos era mucho más compleja que la simpleza a la que acostumbraba en las activas horas diurnas.

No todo fueron noticias malas o inclasificables. Lorenzo se había curado, por fin. Dafne y Tayron comenzaron a salir, con bromas de Mónica de por medio. Y las faltas comenzaron a no parecer tales, gradualmente el espacio de los sinhadres dejó de existir. Si Rad pensaba en ello sentía una punzada de dolor, al elucubrar que quizás, en su caso, si desapareciera su ausencia acabaría también volviéndose irrelevante.

-

«Parece que hoy empieza con conflicto» pensó con cierto hastío cuando empezó la discusión con su compatriota. Su sugerencia le hizo poner los ojos tan en blanco que por un momento pensó que iban a ponerse en órbita.

—Sí, voy a irme a un espacio cerrado, oscuro y con obstáculos a entrenar. Y de paso invitaré a cenar al bicho alado que vimos hace tiempo —tenía que reconocer que tal y como estaba le venía bien hablar con tanta acidez a alguien que sabía que no montaría drama sobre eso. Ver llegar a Eriel no le gustó tanto—. Habría dicho que eras más inteligente que una solución tan chapucera. No voy a emigrar, y menos a las mazmorras
Dal
Dal

Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 39 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

11/05/17, 10:07 pm
Ignoró como pudo la discusión entre Rad y Sox pero las palabras del primero le hicieron reírse y fallar una flecha.

-Jamás habría dicho que tenías tan mal gusto Rad - dijo como broma para luego disparar otra flecha que pasó rozando la fruta.

Concentrado como estaba la llegada del belga lo sobresaltó y desvió sin querer la trayectoria de la saeta que fue a darse contra una pared partiendo el ástil.

-No, si le doy me gano lo que tengo preparado en la cocina - le explicó.- Y antes de que vayas a meter mano lo tengo contado y si me falta algo muerdo. Y no mordiscos cariñosos precisamente - terminó mirándolo por fin.- Te veo de buen humor, ¿has pasado buena mañana? - le guiñó un ojo.

-Buenos días Mónica - respondió sin mirarla. Reconocía la voz perfectamente, la tenía grabada en la mente. Afinó puntería, relajó un poco los brazos y acompasó la respiración. Dejó volar la flecha que fue a clavarse en la manzana sacando la fruta de lo alto del poste.- Aún tengo que mejorar - dijo como autocrítica.- No soy lo bastante bueno.

_________________________________________

Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
Aes
Aes

Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.

Personajes : Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
Fleur: Humana (Francia)
Siwani
Aniol: Humano (Polonia)


Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.

Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 39 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

13/05/17, 10:10 am
-Ups, lo siento- la flecha de Eriel había saltado disparada cortando el aire para acabar clavada en la pared. El belga asintió con una sonrisa al nublino, claro que había pasado buena mañana, pero las noches eran insoportables. El humano no comentó nada más al respecto. Ni siquiera Dafne sabía de sus alucinaciones.- Morderme te saldría caro, créeme. Probablemente yo sabría a fruta afrodisiaca, pero no se lo digas a Mónica, se burlaría de mi, otra vez, quiero decir.

Y como si la invocación formara parte de sus habilidades, la española apareció al poco.
-Oh dios, mío- murmuró- mi pesadilla viviente. Es el puto coco de debajo de la cama, tampoco le digas eso, tú no lo entenderías pero ella sí. Vaya que sí. ¡Hola! ¿Has dormido bien?- quiso saber, con hipocresía notable- Y Eri- bajó la voz- no seas tan duro contigo, no lo haces mal. Además a la gente le gusta las personas seguras de sí mismas en una relación.- ahora fue él quién le guiñó un ojo en dirección a la española. Era más que evidente de que hablaba.

_________________________________________

"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."

"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."

"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."

"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
Naeryan
Naeryan

Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :
CLICK:

Unidades mágicas : DENIED
Armas :
CLICK:

Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 39 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

13/05/17, 02:43 pm
El patio fue llenándose de vida a medida que despertaban los demás.
—Pues ya sabes cuál es la otra opción —esperarse. Puso los ojos en blanco—. Pero si te gusta que te ensarten a flechazos mientras practicas, adelante.

-

Llegó el momento de otra búsqueda, y hacía tiempo que los silencios de circunstancias mientras se preparaban para salir se habían disipado. Aquellas salidas se estaban convirtiendo gradualmente en nuevos intentos de exploración.
Sinceridad había divisado una grieta grande en uno de sus vuelos, y tenían pendiente acercarse a verla en persona. Si no se extendía mucho o encontraban una forma de pasar tal vez incluso aventurarse al otro lado.

Sigue en la Cicatriz de Arax.

_________________________________________

"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
Al veros conspirar... (CLICK):
Al poner un evento... (CLICK):
Durante el transcurso del evento... (CLICK):
Bellota
Bellota

Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.
Personajes : Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.

Heridas/enfermedades : Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.

Armas : Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.

Status : «En busca de 12.: el romance».

Humor : No.

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 39 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

17/05/17, 10:29 am
La chica bostezó, odiando por partes iguales a su insomnio autoobligado y a la pesadilla que se lo provocaba. Pesadilla que aún no le había contado a nadie, pero que le crispaba los nervios cada vez más: era como una espina constante clavada bajo su piel, que por mucho que tratara de ignorar seguía allí. Raspando.

Se frotó los ojos con el dorso de la mano en un ademán infantil, de niña desvalida, perdiéndose parte de la discusión, y como vio que realmente no había salseo ni nada se sentó en el suelo a tomarse su desayuno tranquilamente. Las palabras de T-Fichas hicieron que levantara la vista del bol.

Seguro que no tan bien como tú, Casanova, aunque la bañera es más cómoda de lo que podría esperar. Tenéis que probarla un día —sonrió sardónicamente, sin pizca de humor esta vez, cosa que destacó contra otras de las bromas que había gastado a lo largo de los días. Cansada. Hastiada—. Ya sabes. Tú soñarás con tu churri en plan Disney cursi, yo sueño con un puto monstruo que me persigue para matarme —finalizó en voz más baja, mirándose en el reflejo de la cuchara.

Fue por ello por lo que no prestó atención a lo que el chico dijo después, referenciando a Cenizo: sus ojos aparecían más claros de lo que recordaba en el reflejo distorsionado que le devolvía la mirada. Mónica se acercó más la cuchara a la cara.

«Juraría que yo tenía los ojos más oscuros» pensó, preocupada. Se miró más intensamente. «Claro que tampoco tenía tantas ojeras… y mi nariz no era tan de patata como sale aquí. Maldita cuchara».

-

Mónica acabó decidiendo que tenía que salir del torreón para no volverse loca. Primero lo de los ojos, luego su mal humor constante… además, limpiar sobre limpio había perdido su gracia tras varias semanas seguidas. Así, ni corta ni perezosa, cogió un cartel de los que había pintado para la búsqueda de los sinhadres, otro más que había decidido hacer para ver si recibía alguna pista sobre Doce Punto (la esperanza es lo último que se pierde)… y se unió a la excursión.

Los motes:
Alicia
Alicia

Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Personajes :
  • Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
  • Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
  • Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
  • Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.


Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.

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29/05/17, 01:01 pm
Siete acabó agotado pero satisfecho, con un tiro perfecto compensando los dos primeros intentos defectuosos. Sonrió en dirección del resto de participantes.
-
No se dio cuenta de la ausencia hasta que se detuvieron en el torreón y para entonces era tarde para hacer otra cosa que esperar. Las primeras horas de ansiedad dieron paso a una idea que terminaría de sedimentar los días siguientes para Siete, y es que Eorlir e Inna no iban a volver. Había sido una desaparición limpia, entre la confusión de la huida. Sin cadáveres, otros parecían determinados a ayudarlos a volver al torreón. Monica pintó carteles. Se hicieron batidas de búsqueda. Una parte de Siete quería unirse a aquella fé sincera y quizás por eso, porque no era capaz de enfrentarse a la vehemencia con la que esperaban a los sinhadres algunos, no fue capaz de decirles que a él le daba miedo encontrar solo restos. En el fondo, empezó a desear que no aparecieran, si eso significaba ver otro cuerpo, o lo que quedara de ellos.
Se sentía una persona un poco asquerosa. Estaba seguro de que el grupo conocía su opinión o que la intuía por su expresión y su tono cuando se hablaba de buscar. Salía igualmente, y se callaba. Algunas noches soñó con ellos. Soñó que se caían a un pozo y que Siete no podía bajar a por ellos, porque le daba demasiado miedo. Soñó que se ahogaban, y esta vez hacia lo correcto. De ese se despertó con nausea, y los ojos llorosos.
A pesar de todo, el torreón se adaptó rápido. Los huecos dejaron de parecer huecos con la rutina. En realidad, mientras no se hablara de ello, Siete tarareaba en la cocina, y corría en el patio por las mañanas con Sox. El resto estaban sanos por fin. El sofá donde había estado Rad todavía tenía manchas que no había podido sacar, pero olía a jabón.
No volvió a tocar el anillo. Ni siquiera preguntó por él. Era otra razón para unirse a las salidas, que si alguien decidía cargarlo en la intimidad que daba la falta de números, Siete no tendría que oir más gritos de los necesarios. Odiaba los ruidos fuertes, y la forma en la que sonaba el dolor.

Esa mañana se preparó como de costumbre junto con el resto en la puerta. Siete no le veía sentido a cargar con armas, y en cambio se había hecho con una colección de vendas hechas de retales, que llevaba hechas un burruño atadas al pantalón. Había estudiado el hechizo de curación que sabían y prefería no estar al otro lado del anillo tampoco.

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Reifon
Reifon

Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.

Personajes :
Spoiler:

Armas :
Spoiler:

Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*

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01/06/17, 01:51 am
Al llegar y con la conclusión del pequeño debate Barael se centró en sus tareas, así como se preparó para volver a tomar el anillo y finalizar aquella ronda de curaciones. El desgaste fue evidente en esos escasos días, el nublino amanecía cada mañana notablemente más exhausto y frágil que la anterior. Pero por fin llego, otra vez debía de estar cargado y esta vez no dejó lugar a margen, él se encargaría de curar a aquel que empezaba a considerar amigo aún a sabiendas de la negativa de este. No desayunó, no se estiró ni se refrescó, subió con el anillo sin mediar palabra con nadie y tocó con él a Lorenzo antes casi de que supiera que ahí estaba.

Su amigo se enfadó con él y con razón, pero mientras los gritos de dolor y posteriormente los de furia sonaban su cabeza esta se iba diluyendo hacia unas simples palabras.

"Acabé... Ya acabé."

Los siguientes días fueron de pleno descanso para el nublino, impulsados por las quejas de Charlie, Dafne y su hermano y también por el obvio enfado que le procesaba el instructor de combate. Se notaba extraño no haciendo nada y aún así sabía que lo necesitaba, su cuerpo y mente ya no podían más.

Entonces llegó, querían salir todos incluido su hermano así que él no pensaba quedarse quieto en el torreón y toda la estabilidad que se había empezado a respirar se derrumbó. Otro monstruo, otro desastre insalvable e ineludible por mucho que hicieran así que solo corrieron para despistarle rezando para que no les diera caza. Por suerte no alcanzó a su hermano, pero había dos personas que no volvieron a pisar el torreón aquel día, y no sabían si para siempre. Aunque en sus ojos se reflejara siempre su opinión nunca hacia alusión a ello y se limitaba a buscar a los shinadres apoyando a su hermano.

A partir de ahí el reloj volvió a correr para él, ya había descansado suficiente y seguía habiendo cosas que hacer. Volvió a tratar con Lorenzo acercándose a él, a entrenar, cargar el anillo, limpiar y salir y sobre todo empezó a aprender magia. Siempre recordaría el día en que fluyó de él, el cubo levantándose, el abrazo repentino de su hermano y su sonrisa, aquel especie de alivio en el ambiente y el paso a la normalidad de que le faltase un brazo. Todo iba volviendo a su sitio poco a poco, como si hubieran usado el anillo en aquel vacío y con parches como la declaración de la pareja, a la cual Barael felicitó con otro codazo al peliverde.

Entrenaba física y mágicamente todo lo que podía tras las salidas, con una espada y un escudo preparado para él de madera en las clases de Lorenzo y siendo algo pesado con Sox para la magia. Poco a poco encontraba sus limitaciones y ponía empeño en superarlas. No se tardó en ver que era quien más magias era capaz de lanzar pero pese a que cada vez las entendía mejor y le resultaba más fácil realizarlas llegando a hacer movimientos complejos con la levitación, no era capaz de llevarlas al nivel de sus compañeros.

Aquella mañana se despertó como siempre, temprano, dispuesto a salir otra vez en busca de dos cadáveres a su ver.

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Equilibrio:
Dal
Dal

Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.

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10/06/17, 02:51 am
Volvieron al torreón y Eriel una vez dentro se echó a reír, era una risa nerviosa, una risa de adrenalina. Guardaron la ropa a buen recaudo y no mencionaron mucho pero esa noche la tensión se respiraba en el torreón. El nublino no durmió, no fue capaz preocupado de que realmente fuesen a buscarlos para pedirles explicaciones.

Tuvo el arco con una flecha preparada. Desde su punto de vista atentar contra un dios era lo más grave que se podía hacer pero... si iba a morir igual ¿qué más daba?

No pasó nada sin embargo y al día siguiente Eriel recuperó las horas de sueño que había perdido. Pero no todo fue bien. Tuétano comenzó a sobrevolar el torreón y a vigilarlos de cerca cuando salían a por cestas. Al nublino comenzaba a ponerlo muy nervioso, estaba casi seguro de que no podía hacerles nada pero eso no era un alivio. Y lo cierto era que no temía por él, su temor era por el resto.

Cuando veía a la dragona mientras entrenaba estaba muy tentado de dispararle una flecha. No se daba cuenta de la hipocresía tan grande que era aquello.

-Una flecha ahí, entre las placas del cuello - murmuró deseando tener la suficiente puntería para realizar aquel tiro. Pero no merecía la pena, si fallaba los pondría a todos en peligros y si acertaba también.

No todo era malo claro, Eriel vio al raton azul más veces en aquellas dos semanas. Siguió dándole comida y éste se dejaba acariciar mientras la engullía para luego irse. También vio varios caracoles que le recordaron a la diosa que se habían encontrado en el palacete. Llegó a coger uno en la palma de su mano y mirarlo con curiosidad y de cerca.

-Qué mono - fue lo que dijo cuando lo vio asomar sus cuernecillos.- Una bruja ¿eh? Habría sido divertido tenerla por el torreón con nosotros - le dijo al caracol como ella solía hacer a los suyos. Lo cierto era que si lo pensaba no era tan raro, ellos podían hacer levitar objetos, seguro que había magias para hablar con animales.- Ojalá vuelva a verla, me parece que no le agradecí bastante su ayuda - comentó antes de dejar al animal sobre una pared.

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Se despertó con hambre y bajó a por comida. Cuando terminó de comer pensó que le vendría bien un baño, miró al patio y luego hacia arriba suspirando por la energía invertida en subir los calderos por el torreón. Una sonrisa cruzó su rostro y buscó a Tayron.

-Eh Tay, ¿me echas una mano a llenar la bañera? - le preguntó con voz melosa.

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Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
Aes
Aes

Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.

Personajes : Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
Fleur: Humana (Francia)
Siwani
Aniol: Humano (Polonia)


Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.

Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D

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10/06/17, 12:09 pm
Tayron le sonreía a la niña, y disfrutó de su explicación como nunca lo había hecho. Algo le decía que no estaba loca, que podía hablar con ellos de verdad y Ramona y Simba charlaban como lo haría una persona. Y entonces se le ocurrió que aquel poder no estaba nada mal.
Tras la risa de la chica Dafne cruzó una mirada muy significativa con el humano, la entendió al momento. Puede que nunca llegara a conocerla del todo porque su criba acabó pronto, pero Nad le recordaba a Tersa y Tersa a Nad. Le frustraba pensar que se estaba olvidando de la belga y que cualquier niña le recordaba a ella.
-Vaya- murmuró cuando se les negó la información. Sin embargo aquello alimentó sus sospechas y le hinchó el pecho. No podían ayudarles, los rocavarancoleses querían que llegar a la Luna tuviera su propio mérito y cierta independencia. Pero no se le ocurría como podían ayudarles diciendo que estaban muertos. Eso le dio esperanzas- y gracias- su ayuda después de el astro era esencial.

Marcharon rápido al torreón, por supuesto con la ropa, Tayron no había escogido nada en particular pero Dafne acabó susarrándole al oído por el camino que le había metido cositas en el hatillo.

Las siguientes dos semanas resultaron ser una mezcla agridulce. Tuétano componía la parte agria, un peligro acechante que respiraba en sus nucas desde las alturas. Con los nervios crispados Tay solo sabía dirigirle miradas llenas de confusión. ¿Por qué ellos? ¿No tenían suficiente ya con no morir en cada esquina? ¿Era la venganza justificable cuando solo habían salvado sus propias vidas?. Solía plantearse aquellos interrogantes con la noruega, que por supuesto formaba la parte dulce de todo aquello, en realidad ella y que empezaba a tomar la levitación como un estilo de vida en contadas ocasiones. Era divertido pasar un trozo de pan a sus amigos a lo largo de la mesa sin tocar... la mesa.

Despertó mejor esa mañana, había descubierto que no todas las noches se sentía observado y cuando era así, bueno, únicamente llamaba a Dafne para que le hiciera compañía.
-No eres mi novia solo para besitos ¿no?- le decía cuando la humana repetía una y otra vez que ella no veía nada. Y mucho menos se sentía observada. Ella lo achacaba a Tuétano. Tayron deseaba que llevara razón, lo cual tampoco era nada tranquilizador.- aguántame un ratito que sé que te gusta mis dejes de locura, y si no sabes disimular bien.

Después de desayunar Eriel lo llamó no muy lejos y el belga se presentó en seguida.
-Una y dos manos te echo- se dispuso a llenar los calderos con el agua del pozo. Lo cierto es que estaba pensando en que a él también le vendría bien una ducha cuando decidió hablar con el nublino de algo que le rondaba la cabeza desde el palacete.- Eri, tú y tu hermano sois tan diferentes ¿sabes?- dejó escapar un suspiro por el esfuerzo de cargar un cubo con cada brazo- dime, pero no te enfades puto picón, ¿por qué te molesta que Barael piense como piensa? ¿es que está socialmente hablando mal que reniegue de los dioses?.

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"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."

"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."

"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."

"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
Zarket
Zarket

Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
Spoiler:

Armas :
Spoiler:

Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 39 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

10/06/17, 12:57 pm
Al final se fueron por patas, deseosos de llegar a su torreón, que al parecer se llamaba Maciel. No había tiempo para devolver nada, y Rádar solo podía esperar que aquello no les pasara factura.

Los días siguieron pasando con la rutina habitual. Entrenamientos, salir a por cestas y poco más. Había alguna cosa nueva, como la sesión de pelados de Barael, Siete y él mismo, pero era poco. No se quejaba, de todas formas. Prefería mil veces la pesada rutina rocavarancolesa que las sorpresas que solía depararles la ciudad. Aburrirse era mejor que morir.

No siempre las novedades significaban morir, por supuesto: a veces eran meramente un susto de muerte. La primera vez que Rádar vio a Tuétano se quedó lívido como un muerto, incapaz de alejar de la mente su memoria de los alaridos de Barael. Luego se habituó más a ello. Parecía que de momento no estaba atacándolos. Quizás esperaba a la Luna Roja o quizás era cualquier otra cosa, tanto daba. Lo único que podía hacer era mantenerse en guardia.

La sorpresa de los caracoles no fue tan agria, pero tampoco le gustó. Rádar prefería que la gente no lo espiase, especialmente los habitantes de Rocavarancolia. Eran los culpables de que estuvieran ahí, y si iban a estar jodidos por su situación lo mínimo era que no les miraran sufriendo la desgracia de la que eran responsables.

Y, entre medias, los propios recovecos de sus pensamientos. Alguna vez se encontró pensando en que debía ser una hora u otra, como si fuera un reloj andante. El carabés era completamente ajeno a por qué pensaba o sentía aquello, y su única reacción era resoplar mentalmente. Quizás era que, con el tiempo, se estaba acostumbrando al recorrido solar e iba siendo horas de saber las horas aproximadas: se daba cuenta de que al principio sus ideas eran muy aproximadas y que muy poco a poco iban afinándose. También veía poco sentido a su teoría. Quizás solo fuera una obsesión con la que su cerebro intentaba matar el tiempo.

Y la siguiente novedad implicaba ponerse en marcha. Rad apoyaba la salida de Sinceridad, pero dio sin ningún matiz ni tacto su punto de vista: los menos útiles a la hora de luchar deberían quedarse en el torreón. Intentó convencer, no obligar, dio su punto de vista y sus argumentos, esperando convencer. Luego llegó la hora de que cada uno tomara su posición definitiva, y la discusión terminó.

Se estaba comiendo un bocadillo en Maciel, sin parar de andar de un lado a otro, cuando vio un pequeño caracol debajo del sofá. Frunció el ceño al instante.

—Parece que la de los caracoles ha cogido afición a espiarnos.
Naeryan
Naeryan

Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:

Personajes :
CLICK:

Unidades mágicas : DENIED
Armas :
CLICK:

Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 39 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

11/06/17, 02:45 am
El presagio de Tersa ensombreció lo que habría sido un retorno triunfal al torreón ropa de gala en mano. A la hora de explicarles el descubrimiento a los que se habían quedado la efusividad fue escasa comparada con la que podría haber sido.

Habían terminado por salir huyendo a toda prisa con su botín por miedo a que los pillaran en plena tarea de devolverlo; sin embargo el carabés no pudo evitar plantearse, con un nudo de ansiedad creciente en el estómago a medida que caía el sol, si habían tomado la decisión correcta.

Sox estaba cansado de tanto subir y bajar escaleras, además de por el gasto de magia, pero esa noche le costó mucho dormir. En tensión y con el oído aguzado, cualquiera de los sonidos indefinidos que poblaban la oscuridad de Rocavarancolia se materializaban en su mente como alguien intruyendo en el torreón en busca de represalias. ¿Podrían hacer eso? En un extremo tenían la ley de no intervención, en el otro la mano perdida de Barael y entre ambos nada a partir de lo que hacer predicciones. Sox odiaba verse obligado a apostar. Había estado tentado incluso de dormir con la ballesta cerca.

Los ánimos se relajaron poco a poco, como un aliento contenido largo tiempo, a medida que pasó el día siguiente y el siguiente y nadie vino a pedirles explicaciones. Terminaron por considerarlo una expedición exitosa, y hasta que alguien divisó por primera vez la figura volante en los cielos respiraron mucho más tranquilos.

Cuando dieron la voz de alarma Sox lo creyó en un primer momento como una amenaza que venía del aire. Alguien con la vista más fina que él le sacó de su error antes de tener tiempo de pensar siquiera en su ballesta pero la adrenalina no terminó de evaporarse, retumbando rotunda contra su pecho al ritmo de su corazón aún sobresaltado. La siguió con la mirada hasta comprender que no tenía intención de irse.

No volvieron a ver a Tuétano de nuevo hasta más tarde, dejando varios días entremedias; lo suficiente para infundirles esperanzas a más de uno de que hubiera sido algo puntual. A Sox le recordaba un ave de carroña blanca, de las que se decía que iban persiguiendo en bandada a los ejércitos de cadáveres reanimados. Le daba un mal rollo increíble, pero se negaba a dejar que interfiriera con lo que tenían que hacer. No podía tocarles. Había dicho que esperaría. Tenía que hacerlo, tenía que adherirse a aquella maldita norma o ya le habría podido la tentación de partirles la cara. Mientras no le tocaran las narices no podría hacer nada más. A ese razonamiento se aferraba.

Entre un susto y otro encontraron de nuevo aquel extraño equilibrio de normalidad. Since había divisado en una de las salidas lo que parecían ser los restos de una biblioteca particular, abandonada más allá de todo arreglo pero aún conteniendo algunos libros, y progresivamente fueron apareciendo discusiones sobre cómo conseguirlos. Cualquier información sobre aquel lugar era buena, y tal vez incluso pudiese salvarles la vida.

No era un territorio seguro: estaba plagado por una manada de animales salvajes (¿hienas, había dicho Charlie?) que se había asentado allí. No había forma de rodearlos, y pronto quedó claro que si querían acceder a lo que querían, tendrían que abrirse paso a través de ellos.

Estuvieron de acuerdo en que el que la roquense fuese sola era que se pusiese en peligro sin necesidad (¿y si además de las hienas afuera había algún otro peligro en el edificio?), y que por tanto el siguiente paso lógico era que fueran un grupo nutrido. Sin embargo el resto del proceso fue menos expeditivo, algunos insistiendo en que sólo debían ir los más expertos, entre ellos Rad y Barael, y otros negándose a ser dejados atrás como Eriel.

Sox no había creído que vería nunca a un familiar intentando controlar la vida del otro sin una pizca de vergüenza en la cara, y se veía que tenía reservada una mecha especialmente corta para esa clase de cosas porque ante la postura de Barael enseguida se le agotó la paciencia. Apoyó a Eriel sin tapujos, terciando que si pretendían ir cubiertos con proyectiles con un mínimo de decencia, no podían cargarle a él con todo el trabajo. A la hora de rebatir los argumentos de Rádar argumentó de vuelta, con más calma, que la magia también era un elemento a considerar, y que el riesgo que corrían trayendo a gente de menos era mucho mayor que trayendo a gente de más. Si algo salía mal darían media vuelta y huirían en cualquiera de los casos, y teniendo eso en cuenta no tenía sentido reducir a propósito sus posibilidades de éxito. Cuando por fin quedaron todos de acuerdo en un plan Sox no habría sido capaz de hacer recuento ni aunque se jugase la vida de por qué milagro lo habían logrado.

La mañana que tenían programada para la salida el ambiente vibraba de una forma distinta a la habitual, incluso para los que iban a quedarse. El carabés no se pararía a pensar en una cosa así, pero probablemente se debía a que por una vez iban al encuentro de Rocavarancolia, y no huyendo de ella.

Subía a preparar la ballesta en el sofá, con más luz que la que había en el sótano, cuando captó el comentario de Rad. De vez en cuando él también se topaba con un caracol diminuto en alguna parte del torreón y se acordaba de Tersa. Eso no le impedía echarlos por la ventana; para plaga ya tenían a los pájaros del techo. Hizo lo propio antes de contestar a Rad.
—Los bichos no tienen conciencia —que la niña les hablara no quería decir que le contestaran.

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"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
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