Sueño de Caín

Cain sintió sus orejas demasiado libres... no llevaba sus auriculares, no tenía música, nada en lo que refugiarse. Además estaba rodeado de gente. Trató en vano de reconocer a alguien en esa cola ¿Hacia donde se dirigían? Se puso de puntillas, manteniendo el equilibrio con dificultad mues tenía los brazos aprisionados por una camisa de fuerza. Logró divisar una iglesia a lo lejos... ¿¿Una iglesia?? ¡¡Él no podía entrar en una iglesia!! ¡¡No podía!! Tenía que salir de allí. Comenzó a andar en sentido contrario al que avanzaba la cola. Los movimientos burscos hacían bailar el anticristo que llevaba al cuello, aquel del que nunca se separaba.

Cain se quedó perplejo por la bofetada, más bien se sorprendió de que el que le había pegado siguiese con vida. Solo una persona en el mundo podía pegarle sin sufrir algún daño, solo una, y la posibilidad de que estuviese cerca provocó que Cain empezase a hiperventilar. A lo lejos alguein era asesinado, pero... ¿qué importaba? ¿No morían millones a diario? Además, ellos iban hacia allí, ellos iban a su propia perdición por su propìo pie... él no. Él iba a salir de allí como fuera, él iba a escapar de ellos como ya hizo una vez. Se aferró a un recuerdo a una melodía a una persona y volvió a intentar salir de la fila.

Cain se zafó de las manos que le sujetaban. La camisa ya no le aprisionaba, por lo que agarró la cara de uno de sus opresores y la apartó con violencia.
-Nadie... NADIE QUE NO SEA MI MADRE PUEDE TOCARME UN PELO.
Se abrió paso como pudo hacia el lugar donde había caído el cuerpo, sin mirar o importarle quien se cruzaba en su camino.No era consciente de quien le rodeaba o de si le hablaban, no era consciente de nada, tan solo del cuerpo caído delante suya. Ante él yacía la persona que había formado su pequeño mundo, la persona que le había sacado de las tinieblas. Cayó de rodillas y vomitó, temblando de rabia y de impotencia. Se aferró al cuerpo de Crixo y miró hacia arriba. Ellos querían que fuese un asesino... le trataban como tal... muy bien... sería un asesino. La ira ardía en su interior de tal forma que ni siquiera notaba el peso de su primo en sus brazos. Caminaba con decisión hacia la plataforma. Esa jodida iglesia iba a arder.

Cain se limpió los restos de vómito de la boca con la camiseta y comenzó a subir por las escaleras. Ignoró completamente las miradas de las estatuas, sentía como le martilleaban las sienes y que podría desmayarse en cualquier momento. Estaba en ruinas. Apretaba los dientes en una mueca de odio que casi asemejaba a una sonrisa macabra. Aquella escoria inmunda había osado tomar el papel de su verdugo, algo que solo la que le había maldito tenía derecho a hacer. Encima le habían quitado lo único que había sido importante para él. Todo ello, mezclado con la falta de su música para calmarle y servirle de refugio, haría que estallase. Miró a los ojos al tipo que había matado a Crixo. Y la sonrisa se hizo patente
-Wanna play God?

<<Estigma, Estigma, Estigma, ¿dónde carajo te has metido?>> Cain no luchó. ¿Para qué? Ahora se reuniría con Crixo en el Infierno. Empezó a reirse mientras caía, como si todo eso no fuera más que una broma absurda, rió con todas sus fuerzas aunque sintiese que estaba ahogándose en su propia sangre... ahogandose CON su propia sangre. Miró a su verdugo una última vez antes de alcanzar el suelo.
<<Algún día te mataré, cabrón...>>