Sede de los Taumaturgos (Archivo II)

No hace falta ser un genio para darse cuenta de que soy su instrumento. Me maldigo por mi estupidez. No soy más que un esclavo. Aparto a la súcubo de mí sin brusquedad y me pongo en pie. Me sacudo la chaqueta,como si estuviese sucia,aunque no lo está,ninguno de mis actos está exhento de cierta cantidad de dramatismo.
-¿Y tu me dices que cuide mi cuerpo? Mira lo que has hecho con mis preciosos ojos-exagero un poco,pero por dios,los ha destrozado-y por supuesto que la haré,aunque sea por aburrimiento,mi vida está tan falta de emociones ultimamente...pero no me vendría mal saber quiénes son los hijos de Ewa,¿cierto? Y aunque mis amigos no me importen gran cosa,jamás consentiré que toques a Dama Casia,hazlo y elegiré la muerte sin duda alguna-me doy la vuelta- Y no soy un juguete,no seré un mero peón en un juego que ni siquiera conozco,quiero ser un alfil por lo menos,y eso supone saber para que te obedezco,te debo unos cuantos favores,pero no soy un simple matón de barrio,¿Conformes?

Después de haber concluido con las interminables tareas, derrotados, nos vamos a nuestras habitaciones Aníbal y yo, Adara se queda a sacar las bolsas de la basura a fuera y terminar con algunos detalles que faltaban como limpiar las escobas.
Me dirijo hacia mi habitación, con paso largo y pesado. Al llegar a la cama me dejo caer, agotado y en cuestión de segundos el sueño consigue vencerme...

Me despierto bruscamente por el olor de algo extraño, pero cuando me incorporo, aún con unos pocos dolores en el cuerpo, el olor desaparece.
Apesto a humo, alcohol y sangre... Me dirijo hacia la ducha para lavarme y espabilarme.
La ropa que tengo está destrozada, y cojo de mi habitación un pantalón blanco (como en la foto del avatar) y una camisa ancha de tela, abierta. En el armario de mi habitación parece a ver ropa a mi medida, no se cuando la han puesto allí.
Cuando llego a la ducha, me tiro tres cuartos de hora debajo del agua con los ojos cerrados, relajado. Era una ducha muy grande, que me permitía transformarme en tigre y así lo hice... EL pelaje de mi transformación también necesitaba un lavado y también me quedé largo rato bajo el agua, después me enjuagué y me aclaré tanto en forma animal como humana y salí de la ducha.
Conseguí secarme y, en forma de tigre, ahora con el pelaje del color correspondiente de un tigre salí del baño...

<<Me parece a mí, que la gente va a tardar en despertarse. Sobre todo Reisha y su resaca, que habrá tenido hasta alucinaciones esta noche...>>Pienso.

Maldita p*** interdimensional abusiva y cachonda...¿es que no puedo dormir tranquilo? La cabeza parece que me va a estallar,estoy mareado y mi boca,como la de un gatito. Buena resaca si señor. ¿Qué hice anoche aparte de emborracharme y crear una bailarina zorrona para el tigretón? Mejor no acordarme. Sobre mi mesilla hay una poción. Si de verdad quiere usarme,no creo que me desee mal alguno. Me la bebo. Una corriente de vigor me recorre de pies a cabeza. Eso sí,todo hay que decirlo,sabe a auténtica mierda con un toque de canela y matices afrutados. Maldito curso de enología para pijos... Subo a la cocina a preparar el desayuno. La poción ha ejercido un efecto antidepresivo en mí,ciertamente curioso. Saco los materiales de la despensa:harina,huevos (no quiero saber de que/quien son),azúcar (o eso creo),leche (recemos para que sea de un animal,o que al menos sea leche),mantequilla para lubricar (la sartén,cacho cerdos) y un poco de levadura en polvo. Preparo la masa mientras engraso la sarten y la pongo al fuego. En efecto,voy a preparar tortitas. Me quedan bastante bien,excepto la primera que se quemó por completo. Pero desconozco el lugar de procedencia de los ingredientes. ¿Solución? Que lo pruebe otro. Me asomo a las escaleras y grito:
-Chic@s! Ya está el desayuno!

Después de ducharme, salí de la Sede y decidí correr un poco por la ciudad, que hacía tiempo que no había salido. Llegué cansado y con hambre y nada más llegar escucho un grito de Reisha desde la cocina. Al parecer se ha despertado más pronto de lo que pensaba.

Cuando llego a la cocina, aún estoy en forma animal y me convierto en persona.
- Buenos días, juerguista. ¿Qué tal la resaca? -Le pregunto.
Había hecho una especia de tortitas, que, aparentemente tenían buena pinta.
- Vaya, hasta nos has hecho el desayuno, qué detalle. ¿Le has echado veneno?- Bromeo.

Después me siento en una silla y cojo una tortita, que pongo en un plato. Reisha tenía ojeras y se le notaba en el rostro cansancio, pero aún así seguía teniendo buenos ánimos.
- ¿Tengo que probar yo tus experimentos o me vas a acompañar en el desayuno? - Le pregunto.

Acabo de levantarme. Ayer quedé agotada de la fiesta y posterior recogida. Por ahora no tengo hambre, a pesar que no comí nada desde anoche, así que ignoro la llamada de Reisha y me siento en el alféizar de la ventana donde parece ser que, últimamente, me he aficionado a estar.
Y ahí, reflexiono. Llevo mucho tiempo en la ciudad y casi no he tenido más contacto con otras criaturas de ajenas a mi cosecha que las de ayer. En cierto modo, me ha ido bien empezar a conocer a otros seres de la ciudad, aunque se trate de criaturas tan desagradables como esas. Supongo que esa debe ser la tónica general en esta ciudad, pero de cara a próximas "invasiones", ya no me pillarán por sorpresa. Me gustaría haber sabido actuar en ese momento, pero estaba demasiado centrada en saber quiénes eran. Otra vez, disparo antes que pregunto.

Paseamos por las calles, sin prisa, y más tranquilos que de costumbre por ser de día. Así al menos yo me sentía más tranquilo, por poder ver más allá de mis narices. Cuando estaba la luna en el cielo era muy diferente. Después de caminar durante un tiempo, por fin divisamos aquella zona donde antes, al principio de todo, nos movíamos. La sede se ve a lo lejos, y se la nota ya diferente. De cerca está del todo claro que ha sido remodelada. La puerta es nueva, las ventanas... Ahora ya no parece el edificio abandonado y sin nada de antes.
-¿Te acuerdas cómo era esto antes? -pregunto a Nia-. No sé si añoro esos tiempo o si solo son un recuerdo sin importancia más de todo lo que hemos perdido.

Nos plantamos ante el edificio, pero sin atrevernos a entrar. Supongo que pueden tener una maldición similar a la que hay en Serpentaria. Pero echando un vistazo de cerca a la fachada veo a alguien en un alféizar. Entorno los ojos para tratar de reconocer a la figura, pero cuando me doy cuenta de que es pelirroja y tiene unas enormes alas en la espalda me queda claro que es Adara. Agito los brazos sonriendo y miro hacia ella gritándole un saludo.
-¡Buenos días, Adara! ¡Cuánto tiempo!

Interrumpo mis reflexiones cuando veo a Gael y Nia. El fuego fatuo me saluda con efusividad y yo le respondo descendiendo hacia ellos. Hace un tiempo, hacer un salto como ese aún me impondría respeto, pero ahora he descendido de forma natural. Es curiosa la confianza que he ganado en tan poco tiempo.
-Gael y Nia, ¡cuánto tiempo! -les saludo con la misma alegría que el chico-. ¿Qué ha sido de vosotros, pequeños?

-Si tienes razón...Parece cambiado.-fue lo único que dijo Nia para responder. Quizas habrian tenido problemas y las tuvieron que cambiar. En cambio, los ultimos problemas que tuvo la torre fueron...
Siloco-pensó Nia a la vez que sentía un escalofrió en el espinazo. Intentó alejar ese pensamiento de ella cuando vio que Gael se estaba fijando en una parte del edificio. Nia entornó los ojos y se fijó como una mujer con alas rojas y piel oscura estaba en la ventana.
-¡Adara!-exclamó mientras la saludaba con la mano. La chica se acercó a ellos de un salto. Y les pregunta por ellos.-Nosotros hemos estado bien...sin muchos problemas...-comenta Nia.-Aunque el estar encerrada todo el día en la torre me pone de mal humor-añadió con un puchero.-¡Venimos de visita!-concluyó.

Como las tortitas, que al final resultan saber igual de bien de lo que se veía a través de la vista. Me quedo hablando con Reisha y le cuento las cosas que no se acordaba haber hecho anoche... Después Reisha empezó a comer las tortitas restantes y yo escucho a Adara gritar algo desde su habitación.
Agradezco el desayuno a Reisha y luego me voy a ver que ocurre en la habitación de Adara.

Cuando llego hasta ella, me da el tiempo justo de verla desaparecer al vacío, por la ventana.
Me acerco a la ventana y me asomo, y para mi sorpresa, veo a Adara aterrizando de forma elegante, al lado de mis viejos compañeros, Gael y Nia.

-Hola!! vaya, cómo habéis cambiado!! - Les grito. - Esperadme y bajo!!

Después, me apresuro a bajar transformándome en tigre y corriendo en dirección a la puerta, para encontrarme con mis viejos amigos. Tenía ganas de verles.

Adara baja de un salto cuando la saludamos. Planea hasta nosotros y aterriza con elegancia. Le sonrío ampliamente pero no me da tiempo a comentar nada al respecto, porque nos empieza a preguntar. Nia le contesta y yo asiento dándole la razón.
-En la torre se está bien, nos dan comida, tenemos libros de magia, amuletos... Supongo que vosotros también tenéis todo lo que os haga falta, ¿no?
Entonces, alguien más aparece en una ventana. Le reconozco enseguida, es Jau, y parece muy contento de vernos. Sonrío y lo saludo también con una mano. Según anunca que va a bajar, se transforma y enseguida lo tenemos con nosotros en la calle.
-¡Qué rapidez! -le digo asombrado-. ¿Qué tal todo, Jau, Adara? -pregunto mirándolos alternativamente-. Qué bien que estéis hoy aquí los dos, justo cuando decidimos pasarnos a veros.

Élla se lo pierde,están coj******. A ver que o quien le ha quitado el protagonismo a mi cocina. ¿es qué acaso no se dan cuenta de que necesito atención para sentirme importante? Suspiro. A ver quien c**o es. Bajo por las escaleras tranquilamente,pero pisando con enfado. Un momento, siempre me pasa esto,me cabreo con nada. Tengo que aprender a controlarme un poco,si no, jamás podré cabrear a mis enemigos si antes lo hago yo. Sacudo la cabeza,control Alex,control. Llego al portón. Creo haber visto a estos dos antes,pero nunca he hablado con ellos. Sin embargo Adara y Jau parecen llevarse bastante bien con estos dos. Me quedo en el marco de la puera y sonrío.
-Bueno,creo que no nos conocemos...yo soy Reisha.igual os han hablado de mí,aunque espero que no-me río-encantado de conoceros...-hago un gesto para que me digan sus nombres.

Respondo a la pregunta de Gael.
-Ah, sí. Lo cierto es que tenemos de todo... menos unas defensas eficientes. -Y prosigo dirigiéndome a los dos- ¿Sabéis qué? Ayer se nos colaron unos indeseables en la sede y montaron una fiesta. ¡Así, por la cara! Y las defensas no les echaron hasta que se montó una pelea de borrachos masiva. Y adivinad quién tuvo que limpiarlo todo...

Veo venir a Reisha, quien parece no conocer a los recién llegados.
-Buenos días, Reisha. Éstos son Nia y Gael, antiguos compañeros del Torreón Letargo. -Y añado tras ver la cara del chico- ¿Qué tal la resaca?

Bajo corriendo y en cuestión de segundos ya estoy al lado de ellos. me transformo en persona otra vez y saludo a Adara con un guiño, que no la había visto antes. Después sonrío a Gael y Nia.

-Sí... Nos tocó limpiar a nosotros, y encima yo me llevé más palos que nadie. Me metí en demasiadas peleas ayer... Así que digamos qué, habrían que mejorar algunas cosas de aquí... -Cotinué la explicación de Adara.
- Bueno, como he dicho arriba... Habéis cambiado mucho los dos. Me alegro mucho de veros.- Les digo, contento.

Después baja Reisha, que se presenta, jovial y Adara les presenta a nuestros amigos.
- Este chico fue el alma de la fiesta anoche. Y cocina de muerte.-Les cuento bromeando.

-Bueno... ¿Y eso que nos habéis visitado? ¿ Queréis hacer alguna cosa? - Les pregunto a Gael y Nia.

Mientras hablamos también se acerca Alexander, Reisha ahora. Lo saludo tímidamente y escucho la anécdota de la fiesta que se montó anoche en la sede por culpa de unos intrusos. Me río cuando veo que no le dan ya demasiada importancia al asunto, pero me preocupó de pronto que pudiese pasar algo parecido en nuestra torre.
-Madre mía -digo mientras me río- menuda se debe de haber montado. -Cuando acaban de hablar de lo que pasó con los intrusos Jau nos pregunta por la visita. No sé muy bien qué decirle, pero le respondo jugueteando con las manos-. Nos aburríamos un poco en Serpentaria, y hacía mucho tiempo que no os veíamos. Quería saber qué tal estábais todos, y si necesitáis algo de la torre... como amuletos, libros de magia, o algo así, ¿tenéis de eso por aquí? -pregunto mirando a Adara, a sabiendas de que ella sí podía hacer magia y aún estaba un poco verde-. Me dijeron que aquí se entrenaba en el manejo de armas, lucha, y todo eso... Allá no tenemos armas ni nos enseñan a usarlas ni nada. Aunque... -añado bajando la voz- a mí me gustaría.

Me encojo de hombros ante la pregunta de Adara.
-He tenido unas cuantas,sobreviviré y respecto a lo de anoche...es que me va la marcha. Encantado de conoceros a los dos. Tenemos libros y eso,pero están más enfocados a la historia y al combate,no se si de magia tendremos. Y si quieres aprender a luchar yo no tengo ningún inconveniente,pero desconozco si las defensas de la torre se activarían,aparte,sería un profesor terrible:tengo poca paciencia y lucho muy sucio,además pierdo los papeles por la mínima.
El vigor que me ha dado la poción me incita a hacer algo y empiezo a mirar para todos los lados como un hiperactivo.
-Bueno,¿a que esperamos?