Sede de los Taumaturgos (Archivo II)

Asisto a la escena desde otra ventana sin que nadie me vea. Gentuza,y de la buena. Tiro de la cadena (bueno,si,lo estaba viendo por la ventana del baño¿pasa algo?) y me limpio el ojal. Me lavo las manos y me subo los pantalones. Dejo abierta la entana para ventilar,tengo que comer menos carne. Comprobaciones finales:cuchillos listos,katana lista,cinturón...casi,desabrochado. Sería una estupidez perder por eso pero las he hecho peores. En silencio salgo al pasillo formando navajas con el aura entre mis manos. Bajo por las escaleras sin hacer el mas minimo ruido,la oscuridad me amortigua. Oigo un ruido bestial,¿habrán saltado la puerta? No vale! Son fuertes entonces,no puedo atacarlos por delante,aunque sea el hogar de los guerreros mi habilidad de combate es inferior a las suyas.Descartado el ataque frontal,voy a hacer que la próxima vez estos poligoneros de mierda llamen a la puerta.

¿Pero qué se han creído éstos? Encima de no responderme, revientan la puerta del minarete y entran como si fuera su casa.
Bajo las escaleras con rapidez. Ellos están en la sala a la que dan las puertas de la torre, que consta de un foso y un estrecho pasillo pegado a la pared y que lleva a las escaleras, en las que me planto con la ballesta apuntando hacia su posición y una mirada fría. También endurezco ligeramente las alas, para defenderme de un posible ataque.

-Creo haber preguntado sobre qué se os ha perdido por aquí -me limito a decir.

Tras ver los buenos modales que tiene ese grupo y los daños que hacen en la puerta del minarete, Adara sale corriendo y yo corro al lado suya.
Cuando llegamos donde están esos indeseados, Adara endurece sus alas y les apunta con la ballesta, con rostro de pocos amigos. Yo les enseño mis enormes colmillos, les gruño y después me convierto en persona humanoide.

- Sí, y ya se os debe de haber perdido algo muy gordo para destrozar algo que no es vuestro, caballeros -Les digo después de Adara y saco mis garras a la vez que les enseño mis colmillos desde mi aspecto humano.

He estado entrenando un par de dias. De repente, oigo un ruido muy fuerte en la puerta. Me dirijo hacia allí y veo un grupo de personas que la han reventado. La chica alada que peleaba con Alex y un ser que parece una mezcla de hombre y tigre les estan plantando cara...esto puede acabar mal. Con la mano izquierda (la normal) desenvaino mi espada (la pérdida de mi brazo derecho hace tiempo ha mejorado mi dominio de mi brazo "malo"), mientras que preparo mi brazo derecho (el transformado) para pelear. El escudo que me sigue está preparado para entrar en acción también.
-Buenos días...¿qué os trae por aquí?-digo despacio, poniendome al lado de la chica alada sin dejar de mirar al grupo rival.

No sé si son fuertes o débiles, lo único que sé es que son más que nosotros. ¿Dónde estará Reisha?

-Sí, venga ya, y yo soy Jesucristo Superstar. Más vale que me deis una razón de más peso, o me daréis motivos para tomar medidas... hablemos claro: violentas -doy un par de palmadas a la ballesta. Tengo las alas listas para defenderme de cualquier posible ataque y nos separa un foso el cual solo se puede cruzar por un estrecho pasillo. Tengo el terreno a mi favor y, en caso de un ataque a distancia, puedo retirarme deprisa escaleras arriba.

Miro con el ceño fruncido a los "visitantes". Ni por un momento me trago lo que nos dicen. "Hijos, se os ve de lejos que estáis sobreactuando...por favor, practicad ni que sea delante de un espejo", pienso para mí.
Veo que la chica alada no aparta las manos de la ballesta. Miro el terreno que tenemos por delante y, después de pensarlo un momento, sitúo mi escudo flotate a modo de parapeto delante de la chica para evitar que le lleguen posibles ataques a distancia. Me pongo en guardia por si acaso. Mi brazo nuevo parece listo para entrar en acción.
-¿Miedo? nah, sólo estamos...evaluándoos.-digo sin alterarme. Por muy provocadores que se pongan, caer en la ira no es muy recomendable. Sobretodo porque nos superan en número y tienen más experiencia en combate que nosotros, que aún estamos aprendiendo.

Uno de los tipos se empieza a mover y yo me preparo para pelear...pero para cuando me doy cuenta, lo tengo encima. Literalmente. ¿Cuándo diablos me ha tirado al suelo? Recapitulemos: la chica le ha disparado y ha salido una cosa negra de Dios sabe dónde y éste las ha esquivado sin pestañear...y luego se me ha echado encima.
Vale. Sabía que serían fuertes, pero no hasta el punto de dejarnos en ridículo.
Y me dice algo de montar una fiesta...y algo de que le parezco mono a una tal Kite...¿pero esto que és?
-Mira, no sé ni de quién me estás hablando, así que te agradecería que te bajases de mí. No soy un caballo, ¿sabes?-bueno, o caballo o lo que sea que usen aquí para montar.
Hago fuerza con mi brazo nuevo para tratar de desequilibrarle ni que sea un poco para salir de debajo suyo.

Contemplo toda la escena en silencio y estoy parado observando hasta donde pueden llegar. Cuando le lanzan los cuchillos al chico nuevo, aún me quedo parado intentando mantener el semblante. Pero las burlas y las risas de estos sinvergüenzas me pone cada vez más nervioso y mi instinto me pide que me tire a por ellos.
No hago nada... Hasta cuando uno de ellos se tira encima del chico que, al parecer la ha tomado con él.
Sin darme cuenta, yo ya estoy con mis zarpas encima suya y lo estoy levantando por los aires y apartándolo de encima de Aníbal enseñándole los dientes. Cuando quiero darme cuenta ya lo he apartado y estoy enfrente suya.
<Qué estás haciendo, insensato!!>> Pienso.

-Aquí no se recibe a la gente de estas maneras. - Me limito a decirle serio, mirándole con mis felinos ojos a los suyos.
- Bueno, ¿Pensáis seguir con estas tonterías durante mucho tiempo más? -Les digo ahora cabreado a todos los demás con las garras sacadas a la altura del pecho.
No se que me está pasando en estos momentos, pero no les tengo miedo... No se si será el instinto o el enfado... Pero opto por tener un carácter valiente y suicida...
<<No puedes dejar de meterte en líos, ¿Verdad?.>>

Había estado contemplando la escena impertérrito desde un rincón,alimentándome del odio y del recelo de mis compañeros. Cuando me siento lo suficientemente fuerte,salgo a escena con parsimonia.
-A ver,me estais hinchando las pelotas-digo paseándome por delante del grupo-si,se que romper y destruir es muy divertido,y trolear novatos también. Es más,probablemente yo me hubiera ido con vosotros y sería el más capullo de todos,pero me parece que no venía con buenas intenciones.Si solo queréis liarla,pillaros un pedo y hacer que esa se despelote-me lo pienso un momento-contad conmigo.-Pero como intentéis algo...digamos que me la pela lo fuertes,guapos y listos que hipoteticamente seais,os sacaré los riñones por la boca. ¿Qué decís?

Jau actúa con rapidez, apartando al ser de encima de Aníbal. Bien por él. Yo me quedo apuntando al resto pero atenta también al que se lanzó primero a atacarnos. Se me ocurre algo... ni yo sé si es cierto, pero igual sí. Al menos de algo, estoy segura.

-Así que una fiesta, ¿eh? Penita me da, pero tengo que deciros que este se trata de un edificio que pertenece al consejo. A ninguno de ellos les gustará que estéis aquí, y mucho menos que vengáis a montar una fiesta. No querréis tener problemas con la ciudad, ¿me equivoco?

Después de apartar al espadachín de encima de Aníba, se levantó las mangas y descubrió que le sangraban. No me dí cuenta de que tenía las garras sacadas cuando fui a levantarle.

Adara comentó algo del consejo y lo único que recibió fue una respuesta pasota.
Después hubo mucho movimiento, un ser enorme informó de un evento que al parecer se había establecido aquí y mucha gente entró.

Había olvidado lo sucedido con Mobile por el movimiento de tanta gente en la Sede, pero luego me retó a un duelo y se dibujo con tizas un circulo alrededor nuestra.

<< Un duelo con este espadachín?! Sí, mi actitud me lleva al suicidio.>> Pienso.
Más gente sigue entrando en la estancia y se va juntando alrededor del círculo. Al parecer el espectáculo empieza con una pelea en la que por sorpresa, yo soy uno de los protagonistas.
Adara y Aníbal me miran con cara de preocupación y también se sientan cerca de mí, fuera del círculo.

El espadachín se quita las fundas de las espadas y las deja fuera del círculo, también se suelta algunas espadas y se queda solo con dos...
El con dos espadas y yo con mis garras y mis nociones de lucha.
<< Menos mal que he entrenado mucho con las garras y no con espadas.>> Pienso mirando las dos espadas de Mobile.

Mobile está preparado con las espadas en alto, yo, muevo ágilmente las piernas, calentándolas y saco todo lo que puedo las garras alzándolas a la altura de mi pecho. La verdad es que me siento en forma, pero el espadachín se ve a la legua que es un experto.
Agudizo todos mis sentidos de felino, pues en estos momentos los necesito más que nunca, y espero alguna señal para que comience la pelea.
Mis ojos brillan por culpa del instinto que pide caza, mientras los ojos de Mobile se ven un gran semblante, una seriedad que antes no había tenido...

El semblante del espadachín era impresionante. Lanzaba espadas por arte de mágia y atacaba con las de las manos. Yo conseguía esquivarlas. Estaba muy concentrado.
pasamos largo rato esquivando y atacando. El atacaba más que yo, yo solo me limitaba a esquivar hasta algunas veces que veía que podía contraatacar con rapidez. En una ocasión tiré unas cuantas espadas de una patada, y después, en otra ocasión pude tirarle al suelo.

Las espadas iban y venían. Primero lo intentó con varias, después con dos en las manos y con unas que volaban con magia, y ahora cogía otras que antes había tirado. El sonido de las espadas al volar y mis garras cortando el aire conseguía estremecer al público de fuera del círculo, que, eufóricos gritaban algo que no podía escuchar.

Estaba muy nervioso, pero también estaba más concentrado que nunca, y en forma.
Sabía que podía morir, pero mi instinto me permitía no pensar en ello.

- Lo que tu no sabes, es que la gente como yo, siempre cae de pie. - Le respondí con todo el semblante que conseguí tener.

Las espadas volaban alrededor de mí, y un mar de sentidos me decía por donde me iban a venir...
Rugí para desatar mi instinto. Un rugido que desató la calma en el ambiente. Llegó el silencio en la estancia y la gente calló por el rugido.

Me alcé y salté contra el espadachín apartando las espadas que conseguía ver en dirección de Mobile...

Lo de éstos no tiene nombre. Ahora resulta que, no contentos con interrumpir en el torreón, les da por montar un duelo. No puedo detenerlo puesto que, aunque han metido a Jau sin permiso, él no ha mostrado desacuerdo ante el reto. Aún así, sigo sin fiarme de ellos, por lo que me pongo cerca de Jau atento a su rival y a los demás.

El duelo se ve interesante. Se nota que el Jau sabe luchar, aunque sin duda el otro tiene una técnica más pulida pero, creo, peca de soberbio. Ese es un punto que podría aprovechar Jau. Lo hace bien, es muy ágil y bastante fuerte, aunque no esté atacando demasiado.
Llega un momento en que suelta un rugido atronador que acaba con el ruido en toda la sala. Se lee el desconcierto en todos los rostros. Ha sido un buen truco, ese. Ataca.