Sede de los Taumaturgos (Archivo II)

Noel esbozó una sonrisa para corresponder a la que les dedicaba Mánia mientras hablaba. Le sorprendió un poco verla tan seria para lo que solía ser ella, parecía que no había cambiado solo su aspecto. A Vlad apenas le dedicó una mirada de reojo, preguntándose cómo era posible que el "señor conde" al que había conocido durante la criba hubiera acabado prácticamente de sirviente. No es que no le resultase divertido, de todas formas.
—A nosotros no nos va mal tampoco, cada vez nos surgen más encargos —explicó brevemente después de que la bruja les contase a lo que se había estado dedicando—. Sí... ya nos veremos, ya veo que estás muy ocupada —añadió para dar por finalizada la conversación.
A continuación se acerco a Pablo, a quien Gael ya le había preguntado por el lugar donde hablarían.
—Disculpa la interrupción, Karime. —Inmediatamente después se dirigió al vampiro—. Tú dirás.

Mientras esperaba, aparte de tratar de ignorar la mirada del íncubo, también me tocó hacer lo mismo con Ka. “Lo que faltaba. Como si no tuviera bastante ya... ¿Ahora va a haber cola para violarme?” Pero estaba pasando algo más, algo que no terminaba de comprender.

El entusiasmo de la libense era claramente palpable, a pesar de sus intentos por mantener la compostura, pero además de eso pasaba otra cosa. No era solo que viera ese entusiasmo, sino que tenía la sensación de que podía notarlo ¿O quizás olerlo? “Qu... que... ¿Esto es cosa suya?” Pero no lo parecía, no era algo que ella hiciera. “Lo que pasa es que tiene el pulso acelerado... Un momento ¿Y por qué se eso?”
Pestañeé unas cuantas veces confundido totalmente, y cuando Noel dijo que guiara ni siquiera desconfié del draco. -Eh... ah si. Por aquí-
Guié al grupo hasta la puerta de mi habitación, y tras abrirla y desactivar el campo de fuerza les invité a pasar.

No había mucho que destacar del cuarto: Una mesa, una silla, armario, cama y baúl. Tal vez llamara al atención que tenía ventana por el hecho de que fuera un vampiro. La mesa por cierto estaba llena de apuntes, y también tenía sobre ella varias piezas del metal irrense, algunas moldeadas ya, pero sin tener aun una forma definida.

-Bueno, solo hay una silla. Si alguien quiere sentarse es libre de hacerlo. ¿De qué queríais hablar?-

Giz se alegró de dejar abajo a la bruja y al íncubo. Le incomodaba la influencia del segundo, se había encariñado toda su vida a eso de mantener las hormonas a raya y la presencia de un íncubo ayudaba a mantener dicho cariño. Entró a la habitación con la gola abierta y examinó las paredes con la mirada. No había pasado por alto las marcas de explosiones en la puerta.

—¿De quién te proteges?—Probablemente la única pregunta que haría Giz.

La libense dedicó un gesto sugerente a todo el grupo que desapareció de la estancia a modo de despedida. Luego se aclaró la voz y adoptó la misma actitud de respeto y seriedad que había usado en un principio.

- Informaré a mi congénere, le entregaré su invitación y ambos estaremos preparados para el día indicado para el viaje.- informó con solemnidad.- Sé que también hablo en nombre de mi compatriota cuando digo que nos sentimos honrados.

Quedó estática en su posición, bien esperando nuevas órdenes, bien esperando a que sus visitantes se retiraran. Los planes de la loba se habían adelantado y todavía quedaba mucho que hacer y muchas personas con las que hablar.

Cuando todos hubieron entrado, observé como el goliat iba abriendo y cerrando la gola, detectando todas las medidas defensivas del cuarto imagino.
-De mi vecino, el poltergeist. Llevamos en guerra desde hace meses, no importa. No ha logrado entrar en la habitación ni una vez hasta ahora, ni pienso dejarle.

Como nadie se sentaba, al final lo hice yo, mientras esperaba a que me preguntaran lo que fuera.

Noel siguió los pasos del vampiro hacia uno de los cuartos de la sede. Sin duda el de Pablo era fácilmente distinguible debido a que su puerta tenía señales de haber sufrido alguna clase de explosión, por lo que no le sorprendió la pregunta que le hizo Giz a su anfitrión. Dejó escapar una leve risa ahogada al oír la respuesta y mientras tanto había curioseado de pasada los apuntes que había sobre la mesa del vampiro ya que había visto que algunos eran sobre runas. Unos diseños en concreto llamaron su atención, ya que no había parado de verlos en los últimos meses y le saltaron a la vista entre los diversos lenguajes.
—Veo que tú también estás estudiando el lenguaje de Mjörne —señaló con la cabeza hacia la mesa—. Te advierto de que llega un punto en el que se convierte en un auténtico dolor de cabeza seguir avanzando. Y ni siquiera es el más difícil que he visto. Pero merece la pena, sin duda. —Se rascó la barba, pensativo unos segundos antes de volver a hablar—. Será mejor que vayamos al grano. —No era momento para distraerse hablando de runas, desde luego—. Únicamente queremos saber si te han contado algo o hecho alguna pregunta aquellos dos tipos del mercado. —Su expresión se crispó levemente al mencionar a los mercenarios—. Cualquier cosa sobre nosotros... o alguien de nuestro grupo.
Era consciente de que lo más probable es que el vampiro estuviese allí por pura casualidad, pero también era cierto que Pablo era aprendiz de Jack. Y no le extrañaría en absoluto que los mercenarios de Gar supieran a la perfección quiénes guardaban algún tipo de relación con ellos.

Zmey se fue destensando conforme avanzaban. El camino se le hizo incluso agradable, algo que hacía bastante tiempo que no pasaba. La personalidad alegre de Yrio se dejó entrever en más de una ocasión durante el trayecto, cosa que llamó la atención de Yoel, que había visto pocas veces
esa faceta de su antiguo aurva incluso cuando vivían juntos.

Ya veían el edificio, pero antes de poder entrar se toparon con una pareja peculiar. Zmey aún pudo fijarse en la bruja, que por su porte parecía ser alguien importante, pero para Yoel quedó totalmente eclipsada por la presencia del íncubo. Sintió como las piernas se le convertían en mantequilla, y un escalofrío recorriéndole todo el cuerpo cuando le hombre le dedicó una sonrisa juguetona y le pidió con un gesto que se acercara. Yoel iba a hacerlo, pero Zmey le agarró por el cuello de la sudadera y le pegó un collejón.

-Ni se te ocurra.- le advirtió, sin soltarle aún por si todavía quería seguir al íncubo.

-Pero... ¿lo has visto?- exclamó Yoel extasiado, aún mirando en la dirección en la que se había marchado la pareja.

-Pues claro que lo he visto- Zmey se mordió el labio. Tenía práctica disimulando ese tipo de cosas, la presencia de Karime y Alder había sido un buen entrenamiento- Es un íncubo, además es uno de los que cobra. Olvídate de él.

Entraron en la Sede yendo directamente a la cocina. Zmey mandó a Yoel a dejar los libros en la habitación, cosa que este le agradeció enormemente (aunque no en voz alta) ya que la artimaña de Vlad había tenido consecuencias demasiado evidentes en su anatomía. Zmey se pasó cinco minutos seguidos riéndose. Tenía intención de usar aquel incidente para burlarse de Yoel durante bastante tiempo. Preparó una infusión y cortó unos bollos dulces en rodajas. Le sirvió a Shiz.

-Parecía gente importante- comentó- Pero el íncubo sé que trabaja en el burdel, ¿tendrán servicio a domicilio?

Hizo la pregunta al aire, escondiendo la nariz en la taza de infusión con aire pensativo. Solo había visto a Vlad en el catálogo, la única vez que había visitado el burdel.

Después de responder al goliat, no se me escapó la risa ahogada de Noel, lo que me hizo mirarle instintivamente y descubrirle con los ojos puestos en mis apuntes. Aunque solo fuera por un instante, tuve que reprimir el impulso de tapárselos en plena cara. “Eso no te interesa”

-Si... comprendo...- “Dime algo que no sepa” Las ganas de echarlo iban aumentando cuanto más tiempo lo tenía cerca, y solo me contenía por dos razones: que no me convenía nada comportarme así, y que realmente no me había dado ninguna razón para desconfiar de él... aun.

Por fin me preguntaron lo que querían saber y lo cierto fue que despertó mi curiosidad. Ya había visto que no se llevaban bien, pero de ahí a preocuparse tanto había bastante camino.
-No... De hecho ni se molestaron en hablarme directamente- Estaba claro que pasaba algo que no sabía, y no sabía si arriesgarme a preguntar, u optar por lo seguro y mantenerme al margen. Al final ganó la curiosidad.

-¿Tenéis algún problema con ellos deduzco? -

Se sintió aliviado inmediatamente al oír la respuesta del vampiro. No pensaba que estuviese mintiendo por el simple hecho de que desde el principio se había decantado más por la opción de que la presencia de Pablo allí había sido completamente casual y realmente no había motivos para pensar lo contrario. <<Mejor para ti>>, pensó mirando al vampiro mientras este hablaba. La siguiente pregunta no le cogió por sorpresa precisamente y de hecho ya había estado pensando qué le diría si hacía alguna apreciación al respecto.
—Ellos son cazarrecompensas, nosotros también. A veces los intereses de unos y otros se cruzan... Ya sabes, como por ejemplo cuando te contrata el bando opuesto al suyo. Gajes del oficio.
El draco hizo todo lo posible por mantener a raya la rabia que sentía cada vez que hablaba de los mercenarios de Gar y mantuvo su expresión en la seriedad molesta de a quien no le apetece hablar sobre un asunto privado. No pudo evitar, no obstante, el habitual balanceo de su cola que solía acompañarle en momentos como aquel.

Mientras subían las escaleras dejaban atrás la conversación entre libenses, a la que Gael dejó de prestar atención enseguida, ocupado comprobando cuánto había cambiado el minarete desde su última visita, que no era demasiado. Al pasar cerca del cuarto de Adara se preguntó si alguien lo ocuparía ahora, o el de Toima. Llegaron a una habitación con la puerta chamuscada y entraron, por indicación del vampiro. Era lúgubre, pero lógico que fuese así. Rechazó discretamente con una mano la invitación a sentarse, aunque era evidente que nadie iba a hacerlo. No quiso curiosear demasiado para no invadir la intimidad de Pablo, pero la pregunta de Giz le hizo fijarse en los apuntes de runas, aunque no a fondo.
—Os vais a cargar la sede —bromeó mostrando una media sonrisa.
Una vez se confirmó que el vampiro no sabía nada de la banda de Gar, Gael lamentó tener que evadir la pregunta, ya que además los había tenido que meter en su casa.
—No son gente que juegue muy limpio. Así que si necesitas ayuda alguna vez ya sabes a quién te convendría contratar —añadió soltando una risa despreocupada. Había notado la tensión de Noel, aunque la ocultase bien, y prefería quitar hierro al asunto bromeando. Ya era improbable que el vampiro los contratase alguna vez en el futuro, así que daba igual si aquello le hacía desconfiar todavía un poco más a la hora de escoger.

Giz asintió ante las intervenciones de Noel y Gael y no creyó necesario dar más información de la que ya habían dado. Pablo al final no sabía nada y el goliat sentía que tenía cosas mejores que hacer que prolongar una conversación. Supuso que sus compañeros tampoco querrían alargar más la situación y decidió dar pie a marcharse.

—¿Nos vamos ya?—Se dirigió hacia la puerta y antes de abrir añadió—: Suerte con el poltergeist.



Sigue en el Cuchitril.

Podía ser cosa de no haber convivido con él, pero Shizel raramente había visto a Zmey reír. El trayecto hasta el minarete, en consecuencia, se hizo corto.

Cerca de la puerta el skrýmir frunció el ceño. ¿Qué era aquello que olía tan endemoniadamente bien?
La estimulante influencia del íncubo no hizo una excepción con él. El idrino no pudo evitar estudiarle de arriba abajo con interés, aunque de reojo para no ser demasiado obvio. Aunque su transformación era una enorme ayuda en lo que a control se refería, aquello no evitaba que tuviera más ganas de hacer lo que había venido a hacer a la sede.
"Un tipo listo", pensó cuando oyó hablar a Zmey. "Yo también cobraría."

Por el pasillo se encontraron a un nublino que volvía de entrenar, a quien el skrýmir reconoció de otras veces que había pasado por la sede. Ante su pregunta sobre si DL estaba en el edificio éste negó con la cabeza y dijo textualmente "Lo he visto salir con el uñero andante, pero aún no ha vuelto. O puede que sí, podría haber entrado transformado en farolillo de colores y yo no me habría enterado."

Shizel estaba impaciente y no le hizo gracia que le hicieran esperar. La cocina estaba cerca de la entrada, así que después de sentarse convocó un lacayo grotesco para que esperase en la puerta de la sede y avisase al cambiante de que viniese a buscarlo.

-Gracias- aceptó los bollos que le ofreció Zmey. "Otro que cocina"-. Dudo que trajese una acompañante si se tratase de servicio a domicilio- señaló refiriéndose al íncubo que habían visto. Las veces que había visitado el burdel para recoger a Vivia no habían cuadrado con las estancias de éste, ya que era un trabajador esporádico.

Karime aguantó la compostura hasta el mismo momento que embajadora e incubo salieron por la puerta, entonces echó a saltar. La loba se quitó la ropa de un tirón y comenzó a transformarse de todas las combinaciones posibles, mezclando ladridos, aullidos y gritos, eufórica. Cogió su ropa con una zarpa-mano y subió corriendo a su habitación. Tenía que vestirse y coger el libro que había leído, releído y preparado para el momento oportuno. Tenía que ir a Serpentaria, hablar con Ariv, con Alder, con Shizel, también tenía que buscar a Branniel y dejarle una nota en la habitación a Saren. Tenía que hablar cuanto antes con Cica y, cómo no, con Atol. Tenía… tenía… tenía que calmarse. La embajadora le había dicho que tenía unas semanas. Lo primero que tenía que hacer era hablar con Atol, pero no sabía cuánto tardaría en llegar, así que primero iría a Serpentaria a hablar con Ariv e ir comentándole lo que necesitaba de ella. Si tenía suerte y se cruzaba con alguno de su manada mejor que mejor.

La licántropa se vistió con ropa holgada por si se tenía que transformar corriendo y con el libro bajo el brazo salió de su habitación. Antes de bajar, se acercó a la habitación de Atol a pegar una notita que le avisaba de la importancia de hablar con ella en cuanto la leyera y bajó a la cocina a por algo de comer antes de irse. No le agradó encontrarse con Zmey que a sus ojos era un desconocido que había matado a su querido Yrio y en seguida dirigió su atención a Shizel.

- ¡Perlita escarchada!- gritó saltándole a los brazos.- ¿Cómo te va la vida, guapo? Tengo grandes noticias para ti. Es una suerte que estés aquí, porque si no tendría que buscarte por todas partes y tiempo, lo que se dice tiempo, no me sobra. ¡Traigo noticias geniales! ¿Sabes lo que es esto?- dijo mostrándole la invitación que había guardado entre las páginas del libro.- ¡Me voy a Libo! Y tú conmigo, por supuesto, no pretenderías que te dejara aquí, ¿verdad? Reina Madre nos ha invitado a una fiesta especial en nuestro honor, de Atol y mío, por ser supervivientes a la ciudad. Honor, fama, gloria, en fin, esas cosas que tanto molan. ¡Y podremos reunirnos con nuestras familias! ¿Sabes que Ilol estuvo aquí? Me hubiera encantado verle, le echo tanto de menos. Bueno, ya lo conocerás, porque vienes, ¿no? La embajadora de Libo me ha dicho que podemos invitar a quien queramos. Y yo, claro, pienso invitar a toda la manada.- carraspeó unos segundos.- No, a toda no, porque todavía estoy algo enfadada con DL por intentar ser yo cuando nadie excepto yo puede ser yo.- guardó silencio durante unos segundos.- ¿Sabes algo de RR? Desde la fiesta no le veo y apenas hablé con él. En realidad, no sé si invitarle porque… bueno, tú me entiendes, RR y autoridades no se llevan muy bien que se diga…

Saren despertó a mediodía sin haber dormido apenas, sobresaltado por el alboroto que Karime estaba montando en la planta baja . Su horario había vuelto a alterarse y ahora pasaba la mayor parte de la noche despierto, por lo que hacía días que no veía a nadie. Estaba enterado en parte del último follón del torreón, pues aunque estaba durmiendo cuando Alder y Zmey discutieron, sus voces le habían despertado. Solo había visto el desenlace de la riña con ayuda de la niebla mágica, pero le había dejado un mal sabor de boca verlos así. No había visto al piromante desde entonces, pero tenía ganas de ver como estaba. Era consciente de que el resto de sus compañeros le habían juzgado, haciéndole saber que no les parecía bien lo que estaba haciendo, pero el norteño no compartía su opinión. Él no era nadie para juzgar las decisiones de las personas, no teniendo ventaja a la hora de tratar con los demás por ser capaz de leer en ellos. Aquella capacidad de los idrinos tenía muchas utilidades, aunque la mayoría de sus compañeros no llegaran a intuirlas. Por otra parte era cierto que él no tendría esclavos, pero cada persona era un mundo, y no estaba bien desplazar a alguien porque no compartiera tus ideales, no si era tu amigo. Tampoco él era sinhadre, no entendía los problemas culturales que suponían para Alder la actitud de Zmey, pero precisamente por eso quería que el chico supiera que él seguía viéndole de la misma forma.

Se dio una ducha rápida, y después de vestirse con unos vaqueros desgastados y una camisa oscura, bajo las escaleras bastante distraído, pensando en los últimos libros que había estado estudiando. Se había hecho con un par de tomos sobre cultura terráquea, y aun no había decidido si le impresionaba mas el carisma de Tony Stark o el de Nelson Mandela. El agradable aroma que le llegó desde la planta baja apartó aquel debate de sus pensamientos e hizo que se apresurara en bajar las escaleras. Cuando llegó al salón lo encontró vació, aunque aun se intuía en el aire aquella fragancia. No sabía a que le recordaba, pero curiosamente abría mucho su apetito. Mas hambriento de lo normal entró en la cocina, donde no esperaba encontrarse a Shizel, a Zmey y a Ka. La licántropa llevaba el peso de la conversación, y al norteño no se le pasó por alto su actitud fría hacía el sinhadre.
-Buenos días -saludó, apretando ligeramente el hombro del piromante con una mano en signo de apoyo-, ¿quedá algo de eso tan rico que he olido desde la planta de arriba?, me muero de hambre -afirmo, pero al no ver nada inusual se encogió de hombros y se acercó a los fogones a prepararse algo.

-Ya, supongo que sería algo oficial.- comentó Zmey pensativo, llevándose a la boca un trozo de bizcocho.

Karime llegó gritando la solución al misterio. Debían de ser los que habían traído el mensaje para los libenses. La loba pasó ignoró completamente a Zmey y fue a hablar con Shiz, arruinando por completo el buen humor del piromante y sus esperanzas de continuar con una conversación normal. Ni siquiera la llegada de Saren mejoró su humor lo más mínimo.

-Bueno, está claro que aquí sobro- dijo con amargura- Así que me volveré a mi habitación.

Le acercó el plato de bizcocho a Shizel por si él o Saren querían seguir comiendo y dejó la cocina. Se topó por el camino con Yoel que volvía de calmarse un poco, pero el piromante lo arrastró de vuelta escaleras arriba sin responder a sus miradas interrogantes.

-¿Qué ha pasado?- preguntó Yoel cuando estuvieron solos enel dormitorio.

-Lo que tenía que pasar- dijo Zmey con la voz rota.

Cogió uno de los libros que había traído de la biblioteca y se puso a estudiarlo. Yoel se resignó y cogió uno de los suyos.

Fue una escena curiosa la que se encontró al llegar a Sede, un lacayo grotesco abordando a cuanto individuo se cruzara  llamo la atención del cambiante que se quedo osbervandolo a cierta distancia con curiosidad. Ya cuando se acerco y fue el mismo el abordado entendió la casi desesperación del pobre ente y no pude evitar echarse a reír cuando este desapareció, tras informarle lo mejor posible, a todas luces aliviado de haber terminado ya. A saber a cuanta gente habría abordado buscándolo.

Tras eso entro de buen humor ala Sede encaminándose nada mas entrar hacia la cocina encotnrandose que había un pequeño grupo ya allí reunido, en primer lugar Shizel, que era bastante raro de ver por allí y que fue lo que mas atrajo la atención del cambiante que aun no había sido visto. Lo siguiente que atrajo su atención fue ver a Zmey prendiéndose escaleras arriba, algo no muy raro pues el piromante se pasaba bastante tiempo en su cuarto con el nuevo inquilino; y una muy hiperactiva Karime que hablaba a borbotones con Shizel. Verla tan animada hablando con el idrino le recordó la cierta incomodidad que había entre ellos, o mas bien incomodidad suya, que no se había hecho muy evidente debido a que el rara vez estaba pululando por la Sede. Desde el día de la fiesta la libense estaba un tanto enfadada con el, le había costado darse cuenta debido a su lentitud pero lo había hecho,  por desgracia era un desastre total lidiando con esas cosas sin empeorarlas aun mas por eso había estando dejando pasar el tiempo, pero eso no podía seguir así siempre, no le gustaba. Tenia bastante con el ambiente extraño de la Sede desde hacia un tiempo.

-Buenos días a todos, acabo de encontrarme un lacayo abordando a media ciudad buscándome. Me ha mirado con odio infinito cuando ha sabido quien era- añadió sonriendo divertido acercándose a Shizel y a Karime que tenia en esos momentos la atención del idrino- Podrías haber usado la pulsera de Enredo para llamarme, no sabia que estabas aquí- añadió DL mirando a Shiz de buen humor al verlo allí y mirando de reojo a la libense desde su estatura, teniendo justo enfrente de su campo de visión los pechos de la libense y aquello no ayudaba mucho a concentrarse. Pero aun así le hablo antes de que salieran de la cocina- Karime, se que estas enfadada conmigo desde la fiesta en la taberna y no me gusta estar mal contigo, no pasara eso de nuevo, solo hay una Karime -añadió sonriendole, con una Karime tenían suficiente, ademas la chica era demasiado especial como para poder ser copiada, cualquier copia seria defectuosa- Ya me conoces, soy un metepatas, se me dan muy mal estas cosas pero quería disculparme -añadió y mientras hablaba su cuerpo iba cambiando tranformandose de nuevo a su cuerpo normal. Viendo aun allí a Shiz que dado como lo conocía ya podía notar cierta impaciencia y sabiendo como era el idrino y como odiaba esperar mejor era salir de allí ya. Ademas que se preguntaba porque había ido a la Sede, que no era algo habitual. Miro de nuevo a la libense observándola con atención- Odio estar mal contigo y como estar tan feliz por un motivo que desconozco, mejor hablamos en otro momento ya si quieres me cuentas porque tanta felicidad. Tengo curiosidad- añadió  en realidad curioso de la hiperactividad de la libense.  Tras decir aquello finalmente salio de la cocina para subir a su habitación junto al idrino, siendo probablemente la primera vez que este estaba allí y que nada mas entrar podría ver los diversos espejos que se encontraba por la habitación, permitiendo una vista panorámica de todo el cuerpo si te colocabas en el centro de la habitación.


*Zarket, Naer, avisadme si tengo que editar, pls.