Sede de los Taumaturgos (Archivo II)

Toima

De brazos cruzados, el ulterano escuchó la respuesta, pero sus ojos se fijaron en la figura que se movia en su dirección. Uno de los habitantes de la sede del que apenas sabia casi nada, ni habia tenido el interés de saber nada nunca. Quizás deberia hablar con los demás de vez en cuando, para no tener esas situaciones tan incómodas. Pero él no era así. Él nunca habia aprendido a relacionarse con las personas y de no ser que los demás se le acercaran, nunca no haria. Cuando entró a la cocina, el ulterano carraspeó y antes de irse dijo unas palabras.
-Ahi tienes a tu compañero de criba. Yo vuelvo a mis asuntos.-dijo y salió por la puerta, dando pasos largos mientras grindaba los dientes.

Tania

La chica dio un respingo cuando vio que el ulterano se iba y la dejaba atrás. Hizo una reverencia muy torpe antes de salir y excusar al ulterano.
-L-Lo s-siento... Mi a-amo n-no se encuentra b-bien...-
Y terriblemente sonrojada por la torpeza de sus modales salio corriendo tras el argos que subia las escaleras gruñendo. La nublina alcanzó al ulterano cuando llegó a la azotea. Estaba asomado tras el muro, contemplando a lo lejos con sus prodigiosos ojos dos monstruos que recordaban a lobos pero que sin duda no lo eran, pelearse por un trozo de cadaver de vete tu a saber el que.

Toima

Dos ojos de su espalda fijaron a la nublina por detrás, mientras este alzaba los brazos como cogiendo un rifle e intentándolo poner a la altura del hombro, pero al darse cuenta que no podía usar los ojos que ya no tenia en la cara, dejó caer el rifle imaginario a la altura de las caderas y centró su campo de visión entorno a los ojos del estómago.
-Piuf...-dijo, al apretar el gatillo imaginario, sin que nada pasara, chasqueó la lengua y se giró, apoyando el trasero contra el muro, mirando a la nublina. Su mirada dejaba entreveer el cansancio en el que el ulterano se encontraba.
-Echo de menos el volarle los sesos a algo con un tiro... Hasta donde vivia antes me dejaban coger un arma de vez en cuando... Pero aqui... Solo tengo estas manos y mis cuchillos...-
La nublina abrio la boca para comentar algo pero no dijo nada ya que el ulterano continuó hablando.
-¿Sabias? Antes solia arreglarme el flequillo porque el sol me molestaba en los ojos constantemente y entonces yo me lo aplastaba contra la frente. Ahora... como no me vuelva un oso de pronto no creo que mi pelo me tape cuando el sol me moleste.-dijo con una risa carrasposa.-Venga. Sueltalo, ahora nadie te va a interrumpir, lo prometo.-

Tania

La nublina arrugó la nariz y tomó aire.
-Prohibido el beber de nuevo.-
-Estoy de acuerdo.-
-Prohibido meterse en peleas.-
-En cuanto le parta la cara al mariposa me lo.-
-Ah-ah! Nada de peleas.-
-¿Qué eres? ¿Mi ma-el ulterano guardó silencio y cerró los ojos.
-No procuro ser su madre. Ni tampoco pretendo ser su cuidadora. Solo quiero verle que no se hace daño a si mismo.-
Los dos se quedaron mirando al horizonte, sin saber muy bien que más añadir.

Anibal entra en escena con su habitual cara de no tener ni idea de lo que está pasando. Cain recuerda el cartel que dibujó con su cara para que nadie le dejase entrar en el burdel y sonrió para sí mismo ante la ironía de que fuese precisamente él quien haya acudido en su ''rescate''. No podía hacerle feos, había sido un compañero al fin y al cabo (o algo así) y no estaba en condiciones de ponerse exigente. Vio al argos marcharse airado, parecía que no se había tomado muy bien que Anibal no le hubiese saludado.

-Dile al ojitos rojos que no se lo tenga en cuenta, el chaval siempre ha sido muy despistado, no lo hace a propósito- le dijo a la nublina con una sonrisa y e cuanto se marchó, le dedicó toda su atención al guerrero.- Hmmm no sabría decirte, tampoco voy a contarte mi vida, pero he estaod un poco despegado de todo el mundo estos ultimos años... Y no, no he ido a ninguna guerra, creo que paso un poco de esas cosas- rió, y su risa acentuó su dolor de cabeza- ¿Y tú que has estado haciendo? No veo que hayas cambiado mucho, bueno estas algo más... petado...

cierto es que habría sido muy raro que alguien con una transformación como la sde Anibal hubiese estado dos años en una residencia de guerreros sin que se le notase físicamente << Muy vago tendría que ser>>

Cain aguardaba la respuesta de Aníbal con la barbilla apoyada sobre las manos entrelazadas. Tenía los ojos entrecerrados y el relajante que se había tomado le estaba dando algo de sueño, pero no quería parecer maleducado. Otra voz llegó a sus oídos antes de la respuesta que esperaba. Una voz femenina. Cain no se movió un milímetro, simplemente desvió su unico ojo hacia la chica que acababa de entrar.
<< Una chica carmín...>> Maquillaje agresivo como el de la niña que acompañaba al íncubo, pero esta era rubia, mayor. Parecía dubitativa y estaba claro que se habia tomado su tiempo antes de hablar. Lo curioso es que ella supiese su nombre, y sin embargo Cain no tenía ni idea de quién era. Ocurría como con el argos, sabía que la había visto en algún sitio, pero no recordaba dónde ni cuándo. ¿Tal vez por la calle? ¿En el mercado? ¿La taberna? Eran los pocos sitios concurridos que frecuentaba, en realidad no salía demasiado... ¿Una antigua cliente tal vez? << No...>> Cain guardaba registro de todos sus clientes y podía pedir el suyo a sus demonios y se lo darían al instante. Definitivamente no sabía de qué le conocía...

-Hola preciosa- saludó con una amplia sonrisa- ¿Nos conocemos de algo? ¿Dónde has oído mi nombre?

Bien pensado, tenía cierta reputación... No muy buena, pero reputación al fin y al cabo. Podría haber oído su nombre en cualquier sitio.

Me río cuando Cain me dice que estoy petado.
-Bueno, me aburro mucho, así que me paso la mayor parte del día entrenando...
En estas llega Pyro. La saludo con un gesto.
Suspiro y miro a Cain. Parece cansado.
-¿Quieres quedarte a dormir? Me gustaría compensarte por mi gorronería de esa vez, cuando fui al burdel sin avisar ni nada...-sonrío al recordar ese día. Creo que me convertí en persona non grata del burdel por eso...-espero que no me guardes rencor, ¿eh?
Le miro con curiosidad.
-¿Desapegado? Bueno, no voy a insistirte si no quieres hablar de ello, pero ya sabes que los de tu antigua cosecha estamos por aquí. Si necesitas ayuda...

Cain bajó ligeramente la mirada y sonrió para sí. Era una sonrisa triste, resignada, pero agradecida. Después de tanto tiempo la ayuda desinteresada se le hacía incluso extraña, a base de aprender y sufrir que todo, absolutamente todo, tiene un precio a pagar, y a pesar de que sabía perfectamente que nadie de allí le iba a pedir nada a cambio de su ofrecimiento, casi lo esperaba.
-No quiero abusar de vuestra hospitalidad... -dijo a media voz- Tan solo vine para hablar, debería irme pronto, llevo mucho tiempo fuera de casa...
¿Y qué esperaba encontrarse a la vuelta? El vínculo con sus demonios se estaba debilitando y temía que se rebelasen, pero no tenía energía suficiente para ponerlos en su sitio, no en ese momento inmediato. << Necesito algo para recuperar poder mágico de forma rápida, y ya casi no me queda alma de la que tirar>> Se llevó la mano a los amuletos. Siempre los llevaba, desde su criba, y sabía que podía valerse de sus reservas en caso extremo, aunque eso redujese su poder al de su tiempo como cosechado.
-¿Vac te ha hablado de mi?- preguntó extrañado. ¿De qué conocía a Vac aquella chica? Cain se planteó si tal vez podría haber estado en la taberna aquella vez... con toda esa gente... Pero no parecía enfadada ni asustada así que descartó la idea y optó por saciar su curiosidad- ¿Y qué te ha dicho?
Tenía la cabeza apoyada en la mano derecha mientras con la otra jugueteaba con sus talismanes, calibrando su poder.

Asiento.
-Como quieras, pero ya sabes donde estamos si cambias de idea, ¿vale?
No, definitivamente Caín parece estar hecho polvo, no sé si por falta de energía, por haber soportado a los demonios demasiado tiempo...lo único que sé es que los de su antigua cosecha estamos aquí para ayudarle. Al menos yo.

Me siento en una silla y miro atento a Pyro. Esa vez en la taberna las cosas no fueron muy bien para nadie por el encuentro que tuvo con su hermana escindida, pero supongo que ahora que no está no se cabreará tan fácilmente. Y espero que no, con Cain así, lo último que necesitamos es una pelea.

La mirada de Caín le resulto extraña al mencionar a Vac, pero quizás fueron imaginaciones suyas. Ignorante del lío de la taberna después de su marcha, Pyro habló con ligereza:
- Sí, en la taberna. - Pyro se quedó callada un instante antes de contestar a lo siguiente, dado que se acordaba regular de los detalles sobre las parejas de Vac.- La verdad, supongo. Me habló de vuestra relación, y hmm, a grandes rasgos, de tu transformación, pero lo único que tengo claro es que invocas... cosas. También recuerdo que mencionó que eras un gran cocinero. - hizo una pausa. Respetaba la intimidad de los demás casi tanto como la suya, pero estaba segura de que no decía nada nuevo, al añadir: lo único que me quedó bastante claro es que estaba loquito por vuestros huesos. Y Bueno, Vac fue un interlocutor muy agradable, así que por mi parte eres bienvenido aquí. Quedate sin problemas a descansar. Y si te hace sentir mejor, haznos la cena. - Sonrió como si bromease, pero lo había dicho completamente en serio.

Cain se echó a reír. Era una risa fría, casi cruel, y cargada de ironía. Al acabar se secó unas lágrimas inexistentes y miró a Pyro, para luego apartar la mirada hacia un lado.
-Sí, bueno, ''loquito por nuestros huesos''... A veces eso no es suficiente...

Sacar el tema no le había hecho demasiada gracia, a pesar que era precisamente para hablar de ello por lo que se había presentado en la sede. No podía culpar a la chica, ella no sabía nada, pero aun asi...

-Ese idiota, no se lo que le pasará por la cabeza- bufó- Si no fuera porque se que no lo hace con mala intención- Era básicamente lo unico que no le podía reprochar, que no actuaba para hacer daño, no a ellos. Tan solo era un despistado, pero las buenas intenciones no son suficientes << No es suficiente, no es suficiente quererme, no es suficiente estar ahí si no habla, traer regalos, no vale de nada....>> Cain tuvo que cerrar los ojos para calmar el aluvión de malos pensamientos que sus propios demonios avivaban. Como les gustaba poner a su amo contra las cuerdas. Las sombras oscurecieron el ojo sano de Cain, sus uñas se afilaron y su sonrisa cansada se plagó de afilados dientes.

-Y no invoco cosas, invoco demonios. Y ya han devorado la mayor parte de mi alma. Si no me recupero pronto, yo también me convertiré en uno...- se levantó y apoyándose en los muebles para no desplomarse caminó hacia la sala común- Si no te importa, Anibal, voy a echarme un rato...-

Se dejó caer en el sofá con el brazo sobre los ojos, tratando de acallar las voces de su cabeza. Se llevó la mano a la pipa de forma instintiva, pero se detuvo. << Si fumo ahora Dantalian terminará el trabajo...>> Solo esperó que los demonios que estaban en el burdel no se rebelasen en su ausencia.

Cuando Pyro saca a Vac en la conversación, me doy cuenta de que algo gordo ha tenido que pasar entre él y Cain. Y posiblemente con Elliot también, si ellos dos se han peleado. En estos momentos no sé bien qué decir.
Cuando voy a preguntarle a Cain al respecto, me dice que va a echarse. Asiento y miro como se tumba en un sofá. Sin duda le ha pasado algo gordo. O igual son múltiples problemas pequeños que se le han juntado de golpe. O todo a la vez. Espero que este descanso le sirva para reponer energías. Si no, buscaré a Adara, que creo que tenía más relación con él que yo, y ambos trataremos de ayudarle y animarle como sea.

Suspiro y me siento en una silla, mirando a Cain. Pyro se ha ido, igual se ha dado cuenta de que este era un tema delicado.

Me preocupa lo que ha dicho Cain sobre los demonios. Me devano los sesos para encontrar algo que le ayude, pero no se me ocurre nada para recuperar almas. Llego a la conclusión de que necesitamos un mago. Y uno poderoso. Se lo comentaré a Adara y iré a la torre Serpentaria para ver si alguno de los de allí tiene alguna idea.

Un chasquido mágico despertó a Cain de su sueño agitado. << No...>> El chasquido se repitió, varias veces. Una tras otra decenas de cadenas doradas en su mente se rompían, las voces en su cabeza estallaban en risas y gritos de júbilo para luego desaparecer. Sus demonios, sus invocaciones se estaban liberando. Cain se incorporó bruscamente,tenía que ir al burdel, tenía que asegurarse de que todo iba bien. Normalmente al liberarse los demonios vuelven a su mundo pero no tenía seguridad de que eso ocurriese, tenía que comprobarlo el mismo. Pero no le dio tiempo ni a poner los pies en el suelo, pues la piel de su espalda se abrió y se desgarró, el círculo tatuado en su espalda empezó a arder, así como todos los que le cubrían todo el cuerpo, el hueco del ojo sano comenzó a supurar una sustancia violácea y nauseabunda. Cain gritaba de dolor, frotándose los brazos de forma frenética, retorciéndose con cada nueva cadena rota, con cada voz que desaparecía. Su ojo sano, ahora de un amarillo refulgente miraba al techo sin ver más que tinieblas, el mundo que le esperaba... Una luna doraba que trataba de emular a la Luna Roja se dibujó en su mente. << Tu segunda transformación, querido amo, pronto serás uno de nosotros y un nuevo hogar abrirá sus puertas para tí...>> oyó decir. Sus garras curvas desgarraban el cuero del sofá, su boca se llenaba de dientes afilados, su piel se oscurecía y un par de cuernos negros asomaban entre sus cabellos.

-ANIBAL!!- llamó- Anibal, traeme un sacrificio, te lo suplico, un sacrificio!! Lo más parecido a un humano que encuentres, por favor, necesito que me lo traigas!!

Ya que no tenía fuerzas para buscarlo él mismo, tendría que pedir ayuda. No sabía que lo necesitaría tan pronto, y los sacrificios humanos no eran de sus preferidos pero en ese momento no había otra solución.

Suspiro y me recuesto en la silla. No me queda otra que ir a Serpentaria y esperar a que vuelvan que Nubla.

Cuando me levanto para irme, Cain se despierta de golpe. Me acerco a él, preocupado. Parece muy asustado. Y, de repente, se empieza a transformar ante mis ojos. Retrocedo, asustado.
Cuando me dice que le busque un sacrificio, ni se me pasa por la cabeza replicar. Salgo pitando para fuera de la Sede, con una mano en la empuñadura de la espada y el escudo siguiéndome.

Primero siento pánico, pero me obligo a calmarme y a pensar fríamente. He de pensar dónde puedo encontrar un sacrificio decente. La mejor opción serían los mundos vinculados, pero a Cain se le acaba el tiempo. No me queda otra que buscar un monstruo peligroso, lo suficiente como para estar al nivel de un humano. Y el mejor lugar para encontrarlo son los subterráneos. En otras circunstancias me tomaría mi tiempo para prepararme y reunir a más compañeros para tener las espaldas cubiertas, pero ahora no puedo hacerlo. Corro hacia la entrada más cercana y me adentro con mi espada, mi escudo y una armadura de entrenamiento, la misma con la que he estado entrenando hace unos minutos. No sé qué me encontraré, pero estoy dispuesto a salir de allí vivo y salvar a Cain.

(Sigue en los Subterráneos.)

Cain trata de serenarse pero parece imposible. Anibal sale de la sede, parece que va a hacerle caso, ¿o ha huido? << ¿Piensas que va a ayudarte? Es evidente que ha huido, o irá a avisar a sus compañeros para exterminarte. Le repunga el hecho de que en su propia casa haya un monstruo como tu..>> Cain rió en su dolor.
-No me eches flores, aqui hay monstruos peores que yo y ambos nos hemos enfrentado con ellos. Tienes acceso a mis recuerdos, lo has visto, asi que dejate de historias

Además pro mucho que no le cayese bien en un principio, Cain sabía como era Anibal, ya antes de su transformación era así, no era del tipo de persona que deja a la gente tirada. Solo esperaba que además de echar brazo también haya echado estómago, lo iba a necesitar cuando volviese. Los sacrificios nunca son bonitos, es una de las razones por las que cuestan tanto, a veces una de las razones por las que los invocadores no están muy allá... Cain se acurrucó en el sofá, con espasmos de vez en cuando, intentando pensar en otra cosa que no fuera el dolor. << Si salgo de esta volveré a casa, se acabaron las tonterías...>>

Acabo de levantarme de un corto sueño diurno cuando oigo un grito que proviene de una de las plantas inferiores del minarete. Mientras bajo las escaleras, oigo como alguien abre la puerta de la Sede de los Taumaturgos, diría que alguien que sale con mucha prisa. Me apresuro aún más en llegar abajo y encuentro a Cain estirado en un sofá del salón, estaba... ¿Transformándose? No sé gran cosa de su transformación, aparte del tema de invocar demonios, pero lo que le está sucediendo es, seguro, algo que no debería. Me acerco a él deprisa.

-Cain, ¿qué te sucede? ¿Quién ha salido y dónde ha ido? Quiero ayudarte, así que dime qué hacer y saldré en seguida -doy por supuesto que, quien haya salido, ha tenido que ver con lo de Cain.

Con dificultad, el invocador acaba respondiendo mis preguntas. Aníbal es quien ha salido del minarete a buscar un sacrificio para Cain, lo más parecido a un humano. Salgo disparada hacia la puerta y, después de cerrar esta detrás mío, levanto el vuelo y utilizo un hechizo de localización cuyo símbolo dejé dibujado en un trozo de papel. Tengo varias de estos, pues es mucho más eficaz y potente que hacerlo con saliva, por ejemplo. Localizo a Aníbal a la primera y voy volando lo más deprisa posible en la dirección en la que me ha indicado el conjuro. No llego a ver a Aníbal, pero otro hechizo de localización me confirma que está más abajo... en los subterráneos. Memorizo la posición que me indica el hechizo y desciendo hacia el túnel donde está el caballero.

[Continúa en los Subterraneos.]

Llegamos a la sede Adara y yo, y me apresuro a ir dónde está Cain. Está peor, rezo para que no sea ya demasiado tarde.

Le dejo los monstruos enfrente, con el que aún sigue consciente bien sujeto con mi brazo mecánico. El otro no es un problema, sigue inconsciente después de la paliza que le ha dado mi escudo.

Cain ha dicho que los necesitaba para un sacrificio. No sé qué tipo de sacrificio hará, pero sin duda no será nada agradable si tiene que parar una transformación tan bestia como la que le está afectando.

-¿Cain, necesitas algo? Lo que sea, si te podemos ayudar...