Torreón Letargo (Archivo IV)

Recuerdo del primer mensaje :

-Uffff, menos mal que llegamos, este tío no se vuelve ligero por momentos,- digo llegando al fin frente al torreón,- que alguien busque la puerta entre toda esa maraña de plantas.- dejo el cuerpo de Ozzchreanos en el suelo y segundos después encuentran la puerta.- Yo entraré sola, no quiero peros,- digo mientras compruebo la expresión que empezaba a formarse en sus caras,- Si he de pelear puedo protegerme a mi misma, si venís vosotros ahora mismo solo me estorbaríais. No os preocupéis, estaré bien, en cuanto vea si es seguro os pego un grito.- Voy a entrar pero antes prefiero repetirles una cosa,- No me sigáis,- digo en tono de orden.

Sin esperar mas me adentro en el torreón en completo silencio. Lo primero que me llama la atención es la ingente cantidad de polvo, <<Joder, ni en los barracones estaba tan sucio, y mira que nos encargábamos de ensuciar ¿eh?>>. Lo segundo que me llama la atención es algo escrito en la pared, "estamos rodeados". <<Sí, si que vamos a estar rodeados, de porquería hasta que no limpiemos>>. Me acerco con cuidado a ese mensaje y lo borro, no quiero inquietar a los demás, y desde luego no el primer día.

Abro una puerta que casualmente da a una especie de patio, que seria bastante bonito de no ser por la estatua que esta en el centro. <<En esta ciudad tienen un sentido del gusto encantador>>. Más allá hay mas puertas que al abrir veo que llevan a las letrinas. <<Bueno, al menos tenemos algún lugar donde hacer nuestras necesidades, pensé que tendríamos que hacerlo en el foso>>. Casi al irme veo lo que parecen ser unas tumbas, me acerco y compruebo que realmente son eso. <<Gente que murio aqui, yo no pienso cavar tumbas>>.

Vuelvo al torreón y aseguro el primer piso mirando en lo que parece ser una cocina. Subo al primer piso lentamente por las escaleras, tratando de no hacer ruidos, veo varias puertas y las escaleras que dan al segundo, miro en cada puerta y todos parecen despachos o cosas parecidas, me sorprende lo revuelto que esta todo allí. La ultima puerta que abro me pone de buen humor, hay una bañera.

Sigo subiendo y veo dos puertas, al abrir ambas veo dos habitaciones comunales con unas cuantas camas en un estado mediocre. <<Mira, cada vez se parece mas a los barracones, de lo malo un sitio en que dormir>>.

Subo al último piso ya sin tanto cuidado, si no ha habido peligro hasta ahora dudo que vaya a haberlo ahora. El último piso resulta ser una sala de entrenamiento, algo que me vendrá bien a mi y a los que quieran entrenar conmigo <<Bueno, y a los que no quieran también, por que de este torreón no salen si no es conmigo o entrenados>>.

Bajo ya sin cuidado y abro la puerta.

-Ala podéis pasar, no hay nada peligroso, a excepción de las arañas que hay un huevo y más.- les digo tratando de comprobar cuan valientes son,- Bienvenidos a vuestro nuevo y sucio hogar, iros acostumbrando por que hasta que no limpiemos seguirá así, hay habitaciones, una cocina, un patio, baños, una bañera, una sala de entrenamiento y.....-dejo pausa para darle emoción- arañas, así que aprended a convivir con ellas,- y me alejo riéndome en busca de un cubo para empezar a limpiar. Pero cuando doy dos pasos me acuerdo de Ozzchreanos y salgo a por el, lo levanto y lo dejo tumbado en un sofá.



P.D.: No ha examinado los sótanos por que no se ha fijado en las escaleras, asi que el que se fije que avise o algo ^^

Marsi se sintió un poco incómoda, pero siguió a la ulterana a la armería. Era la primera vez que bajaba, pues solo sabía que tenían armería porque sus compañeros la habían estado limpiando, por lo que miró todo con gran atención. Eran armas de cuento, armas que solo había visto en libros, o en museos, y algunas ni siquiera había podido imaginarlas. Tenía que elegir una. Su látigo estaba bien pero era para domar, no para pelear. Pensó en el tipo de armas que le gustaban de las novelas, que eran en general armas que podían usarse desde una montura. Claro que, en Rocavarancolia no tenía montura...

-Creo que empezaré con esta...

Había elegido una lanza. Era sencilla, sin ningún detalle ornamental, pero en bastante buen estado. Era algo que podría usarse en montura, y también a pie, además de que podía buscarse una variante para entrenar fácilmente con un simple palo.

-Y por mi podemos empezar ahora, así que elige el horario que te venga bien. Ya que tienes intención de entrenar a más gente mejor que te organices tú el tiempo...- respondió.- También... me gustaría que pudiésemos explorar la ciudad, y para eso también hay que ir preparados...

La imagen del mar le rondaba la cabeza. Quería verlo con sus propios ojos, olerlo y, si tenía oportunidad, bañarse en el agua salada. << Agua salada en un gran charco rugiente...>>

Escucho con atención todo lo contado por sus compañeros, interesado en realidad pues así aunque fuese un poco sabia  algo mas de los lugares donde provenían que era tan diferentes a Daelicia. El turno de la rata llego, el cual debería enterarse pronto del nombre pues llamarlo "rata" no era muy buena idea menos cuando este parecía tener bastante genio y estar orgulloso de quien era y lo que representaba. Escucho atentamente las palabras de este, poniendo su máxima atención para captar lo máximo posible de sus palabras, agradeciendo que su voz aunque chillona para sus oídos iba un tanto mas lento, capto bastante cosas importantes que le ayudarían a no acabar mal de nuevo y que le haría ademas, sentir miedo de su seguridad, sobretodo cuando capto a medias aunque sonara nervioso la palabra "asesino", no había que ser muy inteligente para saber que ese ser era peligroso y siendo Dhelian el que se había metido con su Dios temía realmente en acabar muerto cualquier noche.

"¿Que puedo hacer ahora con todo esto? Este compañero de torreón que tenemos es realmente peligroso y yo, tonto de mi, he blasfemado contra su dios...necesito protegerme de alguna forma. ¿Pero como puedo lograr eso? No he usado ningún tipo de artilugio para defenderme o pelear con el, en mi vida" pensó bastante nervioso levantándose con cierta torpeza sintiéndose inseguro, no era bueno peleando, en su vida había tomado un arma, nunca fue bueno en deporte so ejercicio pero no pretendía acabar degollado por un compañero de torreón ni a cachitos por alguna criatura de aquella horripilante ciudad, no pudiendo olvidar aquellas casas carnívoras. Por un momento sintió que toda las fuerzas que había mantenido en su corta estancia en aquel lugar se le escapaban, aquello no era un sueño no era un mundo de fantasía, allí solo había peligros de todo tipo incluso entre tus propios compañeros lo había. "Lhelian" no soportaba la presión que sentía pues Dhelian empezaba a sentir miedo...miedo de todo, incluso de sus compañeros, ¿que le esperaba cuando no podía sentirse seguro ni en el lugar donde vivirían?. Dhelian se acurruco sobre si mismo pues su control para ser Lhelian iba desapareciendo de forma gradual, y con ella se iba toda su confianza. Mirando con ojos nervioso alrededor hasta dar con el anorak de Shaco el cual tomo abrazándolo, tal vez una forma de recuperarse de calmarse un poco, no quería que lo vieran así, tan frágil. Estuvo durante minutos así abrazando el anorak hasta que consiguió calmarse y recuperar un poco el auto control., justo a tiempo de ver pasar a Marsi y a Surasara en dirección a la armería. Dejo el anorak sobre el sofá saliendo corriendo, algo torpemente pues las piernas se le habían dormido de estar sentado sobre ellas,  en dirección a la armería logrando a escuchar parte de la conversación que mantenían.

-Lo siento si interrumpí algo- dijo con un tono tan bajo y dulce que solo transmitía timidez, aun no recuperaba completamente esa "mascara" de confianza que le daba el ser Lhelian. Trago saliva y humedeció sus labios antes de volver a hablar, serenándose un poco debía ser fuerte, sino era fuerte no sobreviviría y el quería sobrevivir- Escuche que hablaban de un entrenamiento, me gustaría poder participar si es posible. No tengo idea alguna sobre armas así que me preguntaba si Surasara seria tan amable de aconsejarme algún tipo de arma que pueda tomar- dijo mirando a la ulterana y a Marsi, viendo que ella había escogido una lanza, aunque er aun poco diferente a las que conocía, solo tenia una punta, que a su ojo inexperto parecía en buen estado comparando con algunas armas rotas que había por allí- Me gustaría poder ayudar en lo que este en mi mano, no quiero causar mas problemas debido a mi torpeza a mis descuidos- añadió hablando suavemente pero con seguridad, que había logrado unir no había como pues su cuerpo temblaba ligeramente.

Marsi elige una lanza, y me sorprende esa elección, pero respeto su decisión, examino el arma con aire critico y se la devuelvo.

-Está en buen estado, pero no mucho mas, lo cierto es que las armas de por aquí dejan bastante que desear.- La propuesta de Marsi de salir a investigar la ciudad me parece buena idea.- Sí, para salir debéis ir preparados, yo saldré con vosotros, pero no creo ni mucho menos poder enfrentarme a todo lo que esta ciudad me pueda lanzar. Ademas, tenemos que ver si nos enviaran mas comida o si la tendremos que cazar nosotros, y para eso necesitamos al menos conocer los alrededores del torreón.

Una voz tímida nos interrumpe proveniente de la puerta, Lhelian pasa diciendo que si también puedo entrenarla a ella, sonrió con dulzura y la abrazo contra mi sintiendo sus ligeros temblores.

-No te preocupes, te aseguro que tu también entrenaras, ya veras como enseguida eres de las mejores.- le digo tratando de animarla.- Y.... respecto a un arma para ti, nada de armas pesadas, arcos y ballestas tampoco serian adecuados. Quizás algún tipo de daga,- me pongo a pensar en las dagas que había visto mientras colocaba armas y limpiaba y se me ocurre el arma perfecta para la chica. Cojo un par de dagas sai y las hago girar rápido haciéndole una pequeña demostración.- Estas dagas son ligeras, y bien usadas son geniales, por que puedes trabar el arma de tu enemigo y quitársela, además la punta corta que da gusto y también clavan bien. Solo tienes que aprender, como el resto de los que estáis aquí, yo me encargaré de que os las podáis apañar por vuestra cuenta.

Salí del baño con un pantalón vaquero al que algo le había arreado un par de mordiscos en las piernas y una camisetilla verde. En silencio, bajé las escaleras hasta que oí voces venir del sótano. Reconocí la de Sura y me decidí a bajar, ya que no quería estar cerca de Yrfy y mucho menos sola. Una vez abajo, vi a las chicas armadas y a la ulterana diciendo algo de entrenar.

-Sí, sí, entrenamiento, por favor.-interrumpí sin más.

Necesitaba valerme por mí misma y más con un peligro en donde dormiríamos. Marsi llevaba una lanza, Lhelian unas... <<Eh... Me suenan de alguna peli de ninjas... Y Elektra, sí, también llevaba unas>>

-Lhe, si consigues manejarlas y ejercitas el cuerpo, te convertirás en una heroína de mi mundo.-le digo riendo, pero también para darle ánimos.-Yo creo que cogeré un arco o una ballesta.-me decanté al final por la última, por probar el peso.-No pesa tanto. Es más lenta la carga pero tiene más precisión y potencia, ¿no? Eso sale en los libros.-explico riendo.-Y... para el cuerpo a cuerpo... ¿Sura? ¿Una espada corta y un pequeño escudo? Ya sé que esto no es como en los libros... Mira el pantalón, eso son mordiscos claros... Y la sangre de las mantas... Como no haya magia, odiaré este sitio.-sentencié, probando el peso del escudo y la espada que pensaba usar.

Seguimos hablando de religión y secuestradores varios durante un rato. Algunas cosas de lo que decían eran curiosas, como la de los chicos-nutria, aunque el tío seguía ignorándonos completamente. Si tenía razón, y probablemente la tenía, la Iglesia d eOchroria era la primera que conocía que drogase mtan masivamente a sus sacerdotes.

Tuve que intentar reprimir más de un "¡¿Pero en tu mundo estáis zumbaos?!" cuando le tocó el turno a la rata, dado que hasta yo tenía el suficiente sentido común como para no meterme con alguien que lleva un arma. Siempre me había considerado una persona que respetaba cualquier cosa creencia, pero una religión que tenía un orden de los asesinos definitivamente no podía ser buena. Por suerte no parecía tener ganas en ese momento de despellejar herejes, así que volví a terminar de limpiar el estudio cuando pudimos levantarnos...

—Mierda —solté de desesperación al ver la habitación. Al ir a ver cual había sido el jaleo de antes había dejado caer los papeles de forma descuidada. Y ahora el suelo volvía a estar lleno de ellos.

Tuve que recojer todos los papeles, terminar de barrer y terminar de limpiar. Por suerte no hubo más jaleo en el torreón y pude dejar la habitación decente sin volver a pensar que nos invadía alguna clase de monstruo. Una vez terminé volví a coger los papeles, curioso por la reacción de los demás. No sabía cómo se podían usar esas cosas (o ni tan siquiera si nosotros podíamos), pero si de verdad existía la magia aquello podría ser un buen arma. «Ahora que lo pienso, ¿se podrán usar estas cosas para destruir las casas carnívoras?». Sonreí maliciosamente ante la idea, imaginándome luna maravillosa explosión en aquellas trampas mortales.

Cuando bajé al salón eché una mirada confusa alrededor, puesto que allí, nuevamente, solo estaba el mastodonte drogado. «Pero ya tendría que estar despierto» me dije, algo extrañado por cómo era. Desde luego, no me gustaría probar las drogas de su mundo.

Escuché voces a través de una puerta lateral y me dirigí hacia ella, dejando los pensamientos sobre Oz en un segundo plano. «Más antiguallas...» pensé al ver cómo eran aquellas armas. Al parecer ya se estaban armando, normal teniendo en cuenta lo del día anterior

—Pues no estoy muy seguro, pero creo que sí existe —dije al escuchar lo último que había dicho Alice. Estaba volviendo a curiosear los apuntes, mientras buscaba una hoja en concreto—. Arriba he encontrado estos curiosos papeles. No estoy muy puesto en cosas de fantasía, y mucho menos en cómo funcionan las cosas en esta ciudad de nombre endiabladamente impornunciable, pero para mí runas suena a magia. Especialmente si viene acompañada de la palabra... Ajá —sonreí al encontrar el papel que buscaba. Lo cogí y le di media vuelta, mostrándoselo al resto—. Explosiva.

Al hablar la criatura peluda mis dudas sobre el por qué de esta reunión improvisada queda resuelta de una manera que jamas me hubiese podido imaginar. "¿Esa cosa es un asesino en su mundo de verdad?Yo, por desgracia, soy muy buena en el trafico de la gula. ¿Será por eso que fui elegida por la mujer del pelo de la muerte?"

Mientras que ellos seguían hablando e incluso comenzaban a moverse mis ojos se posaban en cada uno preguntándome qué clase de talento tendrá cada habitante del torreón. "Marsi tiene un látigo ¿Podría ser una especie de aventurera?. Alice, parece ser que conoce bien a los insectos del lugar. Susásara es una militar. La cosa peluda es un asesino. Akasha, Álvaro, Neith y Ozzcheanos no han demostrado aún ninguna habilidad especial ¿Qué ocultarán?. Talento puede volar pero Lhelian...¿Podría ser ella otra traficante de gula como yo? Nunca he escuchado nada sobre ella en las entrañas de la Ciudad del mar. No parece ser muy ágil pero... hay algo en ella que me escama." Mientras hago cabalas con cada uno que se me pone a la vista Alice nos comunica que va a darse un baño cosa que me hace caer que con todo el trabajo realizado y la cantidad de polvo que acumulo encima yo también necesito un buen remojón.

"¿Con qué nos podremos lavar si no tenemos nada de agua normal?" Pienso preocupada mientras sigo sigilosamente a la chica enferma. Alice comienza a subir cubos de la sustancia del pozo y llevarla hasta una especie de bañera horriblemente fea cerrando tras de si la puerta. "¿Podría ser que ellos utilicen esa sustancia de la misma manera en la que yo uso el agua en Daelicia?" La chica sale de la habitación aun con el pelo mojado por lo que en cuanto esta desprevenida me escabullo al interior del cubículo de donde ha salido Alice y cierro la puerta tras de mí.

La bañera sigue aun llena por lo que me acerco al borde y miro desconfiada la superficie acuosa. "Tiene que haberla usado para limpiar su cuerpo. ¿Y si la utilizo como agua normal?¿Seria posible conseguir limpiar mi cuerpo con esa sustancia?" Me quito las dos abrazaderas de mi pelo uniéndolas en una agarrando con ella mi cabello dejándolo caer sobre mi hombro. Me agacho hasta casi tocar con la punta de mi pelo la superficie húmeda. Introduzco el gran mechón que queda flotando suspendido en el liquido y poco a poco acerco la cara intentando captar algún toque dulce con mi nariz pero ese liquido sigue son oler a nada.

Me incorporo haciendo que mi pelo húmedo choque contra mi pecho mojando mi camiseta. Me desnudo rápidamente metiendo la ropa en el interior de la bañera limpiándola lo mejor que puedo. Mis pantalones rosas se limpian rápidamente y salen casi secos pero la camiseta la dejo en una silla para que se seque un poco dado que ese material no es tan hidrófuga como mis pantalones. "Espero que este liquido no me estropee la ropa por que no me gustaría tener que vestir esa ropa blanca. Solo vestiré el blanco cuando muera. Esta bien. Es hora de meterme dentro."

Me introduzco lentamente en la sustancia y refregando a conciencia acabo limpiando mi cuerpo lo mejor que puedo con ese liquido. Saco mi cuerpo húmedo de la bañera y me pongo la ropa dejando mi cuerpo aún mojado chorreando ese liquido. Me escurro el cabello dejando que la sustancia fluya hasta el suelo y lo dejo al aire para que se seque. El frió que siento ahora me hace estornudar por lo que pongo los zapatos sacando el tacón y me encamino al salón.

Al llegar a la sala no encuentro a nadie pero escucho voces en las escaleras que bajan a la supuesta armería por lo que me asusto al pensar que los chicos están buscando armas para matarse entre ellos. O peor, para matarme a mí. La idea de ser la única no armada en la torre me hace bajar rápidamente haciendo que mis tacones se escuchen bastante haciéndome notar hasta llegar a la armería donde me encuentro con las chicas y con Álvaro. "Al menos no esta el asesino peludo con ellos. Será interesante saber que ocurre con estas personas."

-Hola chicos.- Digo entrando por la puerta. -¿Qué hacéis aquí reunidos?- Digo al mirar que han cogido armas. -Me gustaría hablaros sobre nuestro compañero peludo. No se vosotros pero a mí la idea de estar en la misma casa que un asesino confeso no me hace demasiada gracia.- "En cierto modo siempre viene bien tener a alguien cerca que pueda segar una vida sin reparo. Mejor tenerlo a favor que en contra en algunas situaciones." Me encamino a una pared donde hay colgada una espada ancha y pasando el dedo por su filo romo continuo hablando. -Creo que deberíamos tener especial cuidado a partir de ahora con ese ser. No me gustaría morir a manos de eso a decir verdad.-

Empezó a llegar gente, y Marsi empezó a sentirse cada vez más y más incómoda. ¿Es que allí no sabían lo que era la educación? Había querido hablar con Sura en privado para que la rata no se molestase y les había seguido medio torreón como críos de enseñaza básica. La varmana dejó escapar un largo suspiro. Álvaro había llegado hablando de magia, pero no sabía lo que era y en ese momento solo pesaba en salir de allí pitando antes de que llegase más gente, aun así solo respondió a Kora:

-Es básicamente lo que estábamos hablando. Que ellos te hagan un resumen, yo me voy a bañar si hay turno libre.

Se escabulló escaleras arriba aún con la lanza en la mano. Al pasar por el salón vio a Ozz limpiando lo que ellos ya habían limpiado, pero no se detuvo y siguió hasta el baño. Al ver la bañera se dio cuenta de que se había olvidado subir el agua. Con una mueca de fastidio subió al dormitorio para dejar la lanza sobre su cama y buscó algo de ropa limpia y una tela que usar de toalla. No subió demasiada agua. De hecho, ni usó la bañera, pues le daba algo de pereza vaciarla. Se lavó como los gatos, valiéndose de un trapo como esponja y una pastilla de jabón, y enjuagándose al final con el agua de una palangana. El pelo no lo tenía muy mal, aun asi se deshizo las coletas y se echó un cubo de agua por la cabeza para refrescarlo. La ropa que había elegido consistía en una blusa vieja de color pardo y unos pantalones cortos. No iba precisamente para salir de fiesta, pero era mejor que nada.

Estaba muerta de hambre, por lo que sin preguntar a nadie se puso a preparar comida. Había pescado que sería lo primero en pasarse, así que lo puso en remojo un rato mientras cortaba verduras en rodajas. Lo puso todo en una fuente grande, lo espolvoreó con unas hierbas que encontró por las cestas y lo metió en el horno, que aun estaba caliente de esa mañana. Se sentó a esperar e una silla cerca de la puerta del patio, donde corría brisa, mirando como Ozz acababa de limpiar.

Alice llega clamando también por entrenamiento.

-Alice relájate, primero, esa ballesta que llevas en las manos es bastante grande, no creo que fueras capaz de tensarla para disparar por segunda vez, así que yo creo que una ballesta más pequeña te podría servir. Es cierto que perderá un poco de potencia, pero la recarga sera mas sencilla, lo que te permitirá disparar mas veces. Ademas de eso yo he visto francotiradores con una puntería muy buena, si logras una puntería decente da igual que haya poca potencia, la muerte está casi asegurada.- digo con aire experto,- y segundo, la espada y escudo me parece bien, asegúrate de coger un escudo ligero y resistente.

Alice menciona una palabra que no conozco y acto seguido aparece Álvaro repitiendo esa misma palabra y algo de explosivo.

-No tengo ni la menor idea de que puede significar eso de magia, pero lo de explosivo suena genial, averigua más,- le encargo a modo de trabajito.

Llega la otra daeliciana y también se pone a hablar.

-Silencio.- digo alzando la voz,- Coño, me llegáis con cuentagotas y cada uno dice cosas distintas. Estoy organizando un entrenamiento, el que quiera entrenar que elija arma y mañana por la mañana se presente en el patio. A ser posible temprano. Y ahora en cuanto salga Marsi de la bañera me pienso meter yo, si queréis algo estoy allí.- Miro a Álvaro con aire crítico y le dirijo una sonrisa pícara que me aseguro de que vea y un guiño de ojos, acto seguido me voy escaleras arriba y espero a que Marsi salga del baño mientras observo como Ozzchreanos limpia.

Cuando sale empiezo a subir cubos de agua y cuando por fin acabo me meto en la bañera con un suspiro de satisfacción.

Sura le dio el visto bueno a la espada y el escudo, aunque no así a la pesada ballesta. Le hice caso y me cogí otra más pequeña así como un escudo que no estuviera tan abollado como el primero que cogí. Luego apareció Álvaro y respondió a lo de la magia, haciendo que me girase hacia él con total atención. Llevaba unos papeles con algo dibujado. Y cuando acabó de hablar, me acerqué a él y los miré con detenimiento.

-Runas son dibujos mágicos en juegos de rol... Y en cualquier libro de fantasía. ¿Explosivas? Pero... pero hace falta magia para que funcionen y ninguno es mago, ¿verdad? Pero no mago de cartas, mago de verdad, como Merlín o Dumbledore.-y mirando a Sura con una sonrisa.-Claro que lo averiguaremos.

También llegó Kora, a quien Sura le hizo un resumen mientras Marsi iba a bañarse. Y, un tanto exasperada, la ulterana acabó poniendo "orden" y también fue a bañarse. Yo me quedé un rato para curiosear la ballesta, pues de estas sabía lo "básico". No a cargarla sino el mecanismo, por precaución. Pero realmente era una excusa para quedarme sola.

Al cabo de un rato subí a la cocina, recuperé las velas que sacamos de la armería la noche anterior y las puse tal y como Lhe las había encontrado, encima de donde estuvieran anoche. <<Solo falta la trampa con el queso con todas las ballestas apuntando>> Para cuando volví a subir, olía a pescado, por lo que puse la mesa y me acerqué a Marsi:
-Chefa, huele que alimenta. Oh, perdón, "chef" es como llamamos al jefe de cocina de restaurantes.

Cuando la comida estuvo lista, guié a Ozzy de la mano hacia esta para que se sentara. Luego miré a los terrícolas y los señalé con un tenedor.
-Nada de quejarse del pescado. Os lo coméis como buenos gatos.

Escucho con total atención la explicación de Surasara sobre las dos armas que le había dicho que le convendrían, dos dagas sai como las había llamado. Su atención fue tomada por Alvaro que había bajado y les mostraba unos papeles con extraños símbolos a los que Dhelian observo con curiosidad no entendiendo mucho pero recordandole vagamente a los símbolos de hechizos que se decían en los cuentos que leía.

-¿Donde encontraste esos documentos?- pregunto Dhelian acercándose a Alvaro mirando estos con ojos ávidos, pues la presencia de magia, magia real le atraía y emocionaba, el había ido allí tanto para escapar de su mundo como por la presencia de la magia. Hasta ahora la única magia que había visto había sido inalcanzable o simplemente peligrosa. Escuchando atento las palabras de Alice referente a aquellas runas- No sabemos si alguno de nosotros tiene la capacidad de usar dicha magia- dijo Dhelian por lo bajo mas como una pensamiento en voz alta, que algo que quisiera que el resto oyeran, sintiendo el corazón bombeando a mil por hora ante la posibilidad de que esa magia pudiera estar a su alcance. No pudo decir mucho mas pues llego Kora preguntando que pasaba y Surasara se impaciento porque fuese llegando uno por uno, luego Marsi se fue, poco después se fue la ulterana y finalmente se fue Alice. Dhelian miro a Alvaro pidiéndole prestado los papeles de las runas para mostrárselos a Kora con un brillo de emoción en su mirada, primera muestra de chispa y vitalidad desde que había llegado a aquel lugar infernal- Mira Korasihanna, mira esto..son runas, símbolos mágicos que nuestro compañero a Alvaro ha encontrado en una de las habitaciones de este torreón. ¿Sabes que es lo que significa la presencia de este papel?- dijo Dhelian con un tono algo rápido pero emocionado, su imaginación disparándose por momentos-Hay magia...ya lo hemos visto, tal vez hay una posibilidad de que dicha magia también pueda ser usada por nosotros- añadió rápidamente a la daeliciana devolviendole los papeles a Alvaro.

Si alguien había dibujado aquellas runa implicaba que alguien había tenido la capacidad de darles uso y eso significaba que alguien había tenido la posibilidad de hacer magia, ¿porque ellos no iban a poder? Al menos así pensaba en aquellos momentos Dhelian movido por primera vez por cierta emoción, de poder recrear una de aquellas escenas de sus libros preferidos. En aquellos momentos se sentia en una nube de algodón de azúcar y en esa nube volvió arriba encontrándose con que estaba cocinando. Comida que hizo que bajara de su nube ante el fuerte olor a pescado que se colo en sus fosas nasales provocandole que arrugara la nariz, no acostumbrándose aun a esos olores desconocidos y sin la acostumbrada dulzura y suavidad que emitían los alimentos de su mundo. Pero habiendo ya tenido problemas antes por tomar algo que no debía sin el debido permiso decidió preguntar primero.

-Me gustaría poder preguntar si tengo permiso de todos para poder juntar un poco de esa deliciosa miel dulce en mi comida- dijo mirándolos con cierta timidez recien recuperada tras haber salido de su estado de emocion de segundos antes, esperando que no les importase, necesitaba tomar algo dulce pues todo lo demás le sabia amargo, ácido, soso incluso

—Estaban arriba, tirados todos en un estudio que alguien se había encargado de dejar bien desorganizado —respondí a Lhelian—. Y ni idea de quién tiene magia, pero si alguno puede y hace explotar las casas carnívoras con la runa de explosión tendrá mi gratitud eterna.

La chica-soldado no parecía contenta de que la armería se estuviese llenando poco a poco, aunque lo del entrenamiento parecía interesante. Miré por encima las armas que había allí, fijándome especialmente en las espadas. Eran más chulas de lo que imaginaba, aunque pensé que también debía tener algo que pudiese ser de largo alcance. «Después preguntaré a la del ejército...»

El lugar se vació repentinamente. Sura me ofreció -un poco descaradamente- bañarme con ella, pero decidí ignorar su oferta para cuando dejase de decidir cosas por los demás, así que subí a dejar los apuntes donde los había encontrado, después de decir donde estarían.

Cuando bajé ya se estaba haciendo la comida, y todos iban sentándose en la mesa, el cura drogado con ayuda de Alice.

—Claro que sí, mamá —le dije con una sonrisa a Alice, marcando exageradamente la última palabra, antes de comenzar a comer—. Oye, está bastante bueno, aunque es una pena que no sean sardinas...

-¿Magia?¿Estas seguras de lo que estáis hablando?- Es lo único que puedo articular arqueando una ceja mientras observo los garabatos de las hojas que da Lhelian. Los chicos comienzan a salir de la armería todos armados en su mayoría por lo que antes de salir de esa sala necesito estar lo suficientemente equipada.

Echando un vistazo muy por encima solo encuentro espadas oxidadas y otras armas demasiado grandes para mi. "Estoy comenzando a pensar que no hay nada aprovechable en este lugar." Cabreada ya como estaba por mi infructífera búsqueda acabo dándole una patada en la base de una espada muy ancha que se precipita hacia mí.

Con una finta rápida esquivo la espada que cae al suelo produciendo un gran estruendo y partiéndose por la mitad. "¿Y se supone que debemos defendernos con armas como esta? Si dependemos de esto pronto acabarán haciendo compañía a los huesos de la fosa."

En el hueco donde se encontraba la espada había escondida una caja de madera con tapa que no había visto al estar tapada tras el arma. Me acerco a la caja y la saco soplando su tapadera formando un gran nube de polvo. Abro la tapadera y una sabana blanca con unos manchurrones rojos se encuentra envolviendo algo en su interior. Saco el trapo con cuidado y lo desenvuelvo observando con una sonrisa  pintada en mi cara de satisfacción al encontrar por fin algo con lo que merece la pena estar provista.

Las armas de Korasihanna:

Provista de armas como estaba ya subo con ellas hasta el salón dando saltitos haciendo que los tacones resuenen en cada escalón. Al llegar a la sala agarro las cuchillas y las giro observando la hoja y las escondo bajo los cojines de mi sofá y arrugando la cara ante el pestazo que provenía de la cocina. Al esconder las cuchillas miro a los dos lados para ver como Ozzcherreanos me esta mirando con la vista perdida por lo que me pongo los dedos en la boca y soplo pidiendo silencio. -Tu no has visto nada de nada aqui. ¿De acuerdo?- Digo sonriendo al chico drogado.

La comida paso lenta para mi pesar. Ese pescado sabe peor de lo que huele pero con la suficiente cantidad de miel consigo comer un poco mas. Cuando todos han acabado de comer eso carraspeo intentando llamar la atención de los presentes. -Perdonadme. Pero creo que debe ser necesario salir un poco del torreón dado que creo que podríamos intentar encontrar algún sitio donde proveernos de mas comida o incluso encontrar a algún habitante con el que poder hablar para pedir algún consejo. O incluso asilo si pudiese proporcionar algún lugar mejor que este.-

Marsi se sentó a comer con los demás en cuanto Alice puso la mesa y el pescado estuvo listo. Le dedicó una sonrisa tímida a Álvaro por el cumplido y un suspiro de hastío a Lhelian por la pregunta.

-No teneis por qué comer si no queréis, yo no me molesto en cocinar para alguien que pone semejante cara de asco. Hacéis vuestra propia comida y las tres nos ahorraremos el disgusto.- espetó

No comió demasiado a pesar del hambre que traía. Tenía el estómago cerrado por los nervios de los entrenamientos, lo ocurrido esa mañana y otras cosas más. Fue de las primeras en terminar, y cuando lo hizo recogió rápido su plato y lo lavó, pero se quedó en la mesa para esperar a los demás.

-Viendo como está la ciudad creo que no podemos quejarnos de este torreón. Parece seguro y está bien equipado. Pero sí que coincido en lo de salir a explorar. Si las cestas las dejan todos los días en el mismo sitio no creo que tengamos que preocuparnos de la comida, pero mejor buscar alternativas si nos falla... Hmmm desde la azotea se ven edificios en buen estado no muy lejos, y el mar está cerca, podríamos pescar a unas malas- comentó

Miró a los demás, algunos seguían comiendo. Tal vez estaba hablando demasiado, tal vez acabarán tomándola por una mandona... Se sumió en un silencio incómodo esperando la aportación de alguien más.

Dhelian suspiro ligeramente desviando la mirada, tal vez debería mantenerse calladito o mejor dicho, dejar de ser Lhelian a la hora de la comida, se veía que no iba a entenderse nunca con Marsi en cuanto a cuestiones de comida. ¿Que culpa tenia el de que esa comida no existiera en su mundo? ¿O al menos no existiese con aquellos sabores y olores?. No dijo anda mas viendo como Korasihanna se servia miel el hizo lo mismo comiéndose la comida preparada por Marsi sin decir una palabra embadurnadora en miel que le daba un sabor mas dulce, quitandole el extraño  y antinatural sabor que parecía tener aquel pescado. Comió en silencio hasta que alrededor de la mesa comenzaron a hablar sobre salir a explorar, cosa en la que estaba de acuerdo, aunque eso conllevase peligro, no podía estar encerrados todo el tiempo. Ademas tras haber visto aquellas runas que había encontrado Alvaro estaba interesado en buscar mas sobre la magia, en aquella ciudad en ruinas debía haber alguna biblioteca, aunque a saber donde podría estar.

-Estoy de acuerdo con lo de salir a explorar, pero no creo que sea del todo seguro el alejarse demasiado en esta primera salida - añadió un poco incomoda, el ser Lhelian no estaba yendole del todo bien y si con ella no iba bien la cosa, con el mismo no podía ir mejor así que eso lo dejaba en una encrucijada- Pienso que una buena forma de documentarse en cualquier lugar desconocido es conseguir un mapa para saber que terreno pisamos, tal vez me equivoque pero esta ciudad debe tener en algún lugar un edificio donde se guarden libros. Tal vez en dicho lugar también podamos obtener información de a que tipo de peligros podemos enfrentarnos en esta derruida ciudad - añadió con un tono suave mirando a los demás, habiendo terminado de comer empezó a juguetear con sus manos, da igual quien fuese, no estaba acostumbrado a hablar en un grupo. Pero el sabia bastante de libros, era lo que había hecho aparte de dibujar y diseñar, leer- Es un importante lugar donde se guarda la cultura y escritos de una ciudad, así que debería de tratarse de un edificio, que aunque como todo lo que esta en esta ciudad este en un estado sucio y deteriorado, guarde cierta envergadura y majestuosidad, que llame la atención de algún modo. Asi que pensando en esta teoría, tal vez pueda ser visible desde lo alto de este torreón- añadió mirando al resto y sintiendo que había hablado demasiado se callo, era una idea simplemente aunque tal vez no fuese bien acogida tras que unos casa hubiesen intentando comerlos, pero quien sabe, no todas las casas de ese lugar podían ser carnívoras.

Termino de bañarme cuando huelo el aroma de la comida haciéndose, había dejado de esperar a Álvaro hacia rato, pero lejos de sentirme decepcionada estoy contenta. <<Si hubiese accedido a la primera me habría sentido terriblemente decepcionada, es mejor así. Mas diversión cuanto mayor sea la dificultad>> pienso divertida y sonriendo. Me pongo a vestirme con la ropa que había traído a la ciudad y noto como algo cae del bolsillo, me agacho a recogerlo y cuando lo tengo en la mano me doy cuenta de lo que es. Abro la libreta y leo un poco de su contenido antes de bajar a comer.

Ya en la mesa veo pescado del que me sirvo abundantemente, el encontrarme pescado para comer no hace si no mejorar mi humor notablemente. Aun no había terminado de comer cuando Marsi comenzó a hablar.

-Estoy de acuerdo con Marsi, no podemos vivir aquí sin conocer nuestros alrededores, sin embargo para explorar propongo que sea cerca, de momento no nos merece la pena arriesgarnos a ir muy lejos sin que tengáis conocimientos de combate. Pero veo bien lo de salir, y lo de mirar si la comida la dejan siempre en el mismo sitio también me parece bueno. De todas formas no tenemos mucho en lo que ocupar la tarde,- digo aportando mi opinión y encogiéndome de hombros. Recordando la libreta que encontré la saco y la muestro.- Mirad, ayer me encontré esto limpiando las camas, parece que contiene información sobre mundos a los que pertenecemos, y otros de los que no había oído hablar. Si no la mostré antes es simplemente por que no me acorde de ello, con lo que pasó ayer y demases se me olvido por completo, pero ahora podéis echar un vistazo y leerlo vosotros mismos, sin duda podréis sacar algo más en claro que yo de ella.- dejo la libreta encima de la mesa y llevo mi plato a la cocina para fregarlo.

-¿Tan vieja parezco?-dije riendo en respuesta a lo de "mamá" mientras empezaba a comer.-Oh, vaya, el gatito echa de menos sus sardinas. Pero coincido en que está bueno.-añadí con una sonrisa.

No volví a hablar mientras daba cuenta del plato. Los nervios de antes daban hambre, por lo que incluso miré los platos de las quejicas por si dejaban su parte. Solo me echaba atrás la idea de que les echaran miel <<Puej, pescado con miel>> Y hablando de princesas disney, Kora sugirió explorar la ciudad y buscar un refugio mejor que este <<¿Mejor? ¿No oyó el discurso? Torreones. En todo caso habría que buscar a los desaparecidos>> Marsi, quien acabó de las primeras y recogió su parte, le respondió por lo que no vi necesario añadir nada más. Pero sí en cuanto a lo de explorar, ya que Lhelian sugirió buscar una biblioteca.

-¿Te refieres a una biblioteca? No tiene por qué ser tan majestuosa, puede estar en ruinas y habitada por variopintos monstruos... Una biblioteca tenebrosa, donde los murciélagos flamígeros duerman de día. -susurré, poniendo el tono de las historias de miedo en torno a una fogata.-Así que contad con mi arco para ir a explorar, sea donde sea. Así estiramos las piernas y vamos conociendo la zona. Y tengo papel y lápiz, podríamos hacer un mapa.

Me detuve para terminar de comer y tras un buen vaso de agua, recogí mis cosas. Sura entonces habló de la libreta que había encontrado y la dejó en la mesa. Respondí mientras iba fregando.
-¿Hum? ¿Información? ¿Hay más mundos, aparte de los que conocimos en la fuente?-inquirí, curiosa, pero eso me recordó a los desaparecidos.-Ah, si encontramos algo similar a una biblioteca y hay mapas, creo que podríamos... Mejor dicho, deberíamos buscar a los que desaparecieron, que no sabemos nada de ellos...

—Creo que le gusto demasiado a los perros como para ser un gato —le dije a Alice. Las daelicianas estaban volviendo a quejarse de la comida y estuve a punto de saltar, aunque Marsi se adelantó. «Que mal me cae la gente que come mal, cojones. Si no quieres no comas, pero no te quejes de lo poco que hay».

Fuera de eso la comida siguió sin problemas. La idea de salir me gustaba, nunca había sido alguien que le gustase andar parado mucho tiempo y se agradecía salir un rato a ver ómo eran los alrededores al menos.

—Me apunto a lo de salir fuera —alcé una ceja al ver que Sura había vuelto a guardarse algo que nos incumbía a todos, aunque como simplemente se le había olvidado no le di más importancia—. A ver qué hay aquí —cojí la libretita y empecé a ojearla—.Anda, si también había un español aquí, me pregunto qué habrá sido de él... Hay cosas de la Tierra, Varmania, Ulterania... Aunque algunos no me suenan de nada. ¿Os suenan si en el otro grupo había gente de Idris o Libo? —estaba hojeando las páginas, sin detenerme mucho más allá de leer los nombres de los que venían de esos mundos y un par de detalles, cuando una cosa en especial llamó la atención—. Anda, parece que nuestro poltergeist artista particular venía de un mundo llamado El Macetero. Curioso.