Torreón Letargo (Archivo IV)

Recuerdo del primer mensaje :

-Uffff, menos mal que llegamos, este tío no se vuelve ligero por momentos,- digo llegando al fin frente al torreón,- que alguien busque la puerta entre toda esa maraña de plantas.- dejo el cuerpo de Ozzchreanos en el suelo y segundos después encuentran la puerta.- Yo entraré sola, no quiero peros,- digo mientras compruebo la expresión que empezaba a formarse en sus caras,- Si he de pelear puedo protegerme a mi misma, si venís vosotros ahora mismo solo me estorbaríais. No os preocupéis, estaré bien, en cuanto vea si es seguro os pego un grito.- Voy a entrar pero antes prefiero repetirles una cosa,- No me sigáis,- digo en tono de orden.

Sin esperar mas me adentro en el torreón en completo silencio. Lo primero que me llama la atención es la ingente cantidad de polvo, <<Joder, ni en los barracones estaba tan sucio, y mira que nos encargábamos de ensuciar ¿eh?>>. Lo segundo que me llama la atención es algo escrito en la pared, "estamos rodeados". <<Sí, si que vamos a estar rodeados, de porquería hasta que no limpiemos>>. Me acerco con cuidado a ese mensaje y lo borro, no quiero inquietar a los demás, y desde luego no el primer día.

Abro una puerta que casualmente da a una especie de patio, que seria bastante bonito de no ser por la estatua que esta en el centro. <<En esta ciudad tienen un sentido del gusto encantador>>. Más allá hay mas puertas que al abrir veo que llevan a las letrinas. <<Bueno, al menos tenemos algún lugar donde hacer nuestras necesidades, pensé que tendríamos que hacerlo en el foso>>. Casi al irme veo lo que parecen ser unas tumbas, me acerco y compruebo que realmente son eso. <<Gente que murio aqui, yo no pienso cavar tumbas>>.

Vuelvo al torreón y aseguro el primer piso mirando en lo que parece ser una cocina. Subo al primer piso lentamente por las escaleras, tratando de no hacer ruidos, veo varias puertas y las escaleras que dan al segundo, miro en cada puerta y todos parecen despachos o cosas parecidas, me sorprende lo revuelto que esta todo allí. La ultima puerta que abro me pone de buen humor, hay una bañera.

Sigo subiendo y veo dos puertas, al abrir ambas veo dos habitaciones comunales con unas cuantas camas en un estado mediocre. <<Mira, cada vez se parece mas a los barracones, de lo malo un sitio en que dormir>>.

Subo al último piso ya sin tanto cuidado, si no ha habido peligro hasta ahora dudo que vaya a haberlo ahora. El último piso resulta ser una sala de entrenamiento, algo que me vendrá bien a mi y a los que quieran entrenar conmigo <<Bueno, y a los que no quieran también, por que de este torreón no salen si no es conmigo o entrenados>>.

Bajo ya sin cuidado y abro la puerta.

-Ala podéis pasar, no hay nada peligroso, a excepción de las arañas que hay un huevo y más.- les digo tratando de comprobar cuan valientes son,- Bienvenidos a vuestro nuevo y sucio hogar, iros acostumbrando por que hasta que no limpiemos seguirá así, hay habitaciones, una cocina, un patio, baños, una bañera, una sala de entrenamiento y.....-dejo pausa para darle emoción- arañas, así que aprended a convivir con ellas,- y me alejo riéndome en busca de un cubo para empezar a limpiar. Pero cuando doy dos pasos me acuerdo de Ozzchreanos y salgo a por el, lo levanto y lo dejo tumbado en un sofá.



P.D.: No ha examinado los sótanos por que no se ha fijado en las escaleras, asi que el que se fije que avise o algo ^^

Me sobresalté cuando comencé a escuchar la voz de mi cabeza, aunque no pude evitar mirar con curiosidad hacia Tap el segundo que fue visible. Su pregunta me había dejado con mal sabor de boca, aunque intenté apartar rápidamente el recuerdo de Neith (o, más bien, de lo que quedó de ella). Me sorprendió, eso sí, saber que él también había sido un cosechado, lo que me hizo preguntarme qué se suponía que buscaban repitiendo el ciclo cada año. Sus siguientes palabras, sin embargo, me preocuparon bastante más. Apreté los nudillos contra la mesa hasta que se me volvieron blancos, pensando en gritarle que cómo podía ser tan asqueroso de hablar sin problemas de personas a las que había matado. Los tipos como él deberían pudrirse en unas profundas mazmorras de tortura.

Fulminé a los que fueron al cementerio, harto de que la gente se guardase cosas por el bien común. De todas maneras lo que dijo el pequeño poltergeist me dejó helado, y rápidamente desvié su mirada hacia donde se había materializado antes. «¿Qué es eso de que nuestros cuerpos se deformarán? ¿Vamos a convertirnos en mutantes, zombis o algo así? ¿Pero qué cojones es este lugar?». Entonces pensé en la apariencia del pequeño ser, y me pregunté si se había convertido en algo así por culpa de la Luna. Reprimí un escalofrío. Si lo que contaba era cierto entonces jamás podría abandonar este lugar. «No. Absolutamente de ningún modo me quedaré aquí.»

—Bueno, está visto que no se puede esperar gran cosa de los habitantes de este lugar —escupí—. ¿Pero qué cojones es lo que queréis? Nos engañáis, nos secuestráis, nos abandonáis en una trampa mortal. Y, según tú, cuando esto acabe nos convertiremos en monstruos, mutantes o qué sé yo. ¿Para qué? ¿Para qué nos hacéis esto? —había comenzado lo más calmado que podía (que no era mucho), pero al final estaba temblando de furia. Si lo que contaba era verdad al tío que me trajo le iba a faltar mundo para correr la siguiente vez que lo viese.

Las palabras del poltergeist anunciando que había matado me dejan indiferente, no en vano yo tenía mas sangre en las manos que aquel pequeño bicho. Lo que me cabrea y me hace hablar es su amenaza.

-Espera, nos dices que has matado, me amenazas, ¿y quieres que guarde mis armas?,- mi voz va subiendo de tono y con la última frase le propino un puñetazo a la mesa, la cual tiembla y deja caer una fina capa de polvo al suelo. Las palabras del ser que contienen la información que pedí las almaceno en mi memoria para pensar sobre ellas luego. En estos momentos estoy enfadada y también siento un ligero temor, pero no por mí si no por mis compañeros. Escondo las armas en las mangas dispuesta a acuchillar al ser si se le ocurria ponerle una solo extremidad encima a alguno de los que estaban en la mesa. Lo he visto, eso quiere decir que no es un fantasma, al menos no del todo, y el mismo ha reconocido que fue como nosotros. Quizás quede lo suficiente de él que matar.

Como engañaban las apariencias, por el Demiurgo, era lo primero que pudo pensar Dhelian cuando Tap volvió a hablar y acercamiento que había dado hacia el poltergeist disminuyo volviendo junto a sus compañeros. esas palabras de 'he matado ah... ' le sonaban espantosas, ¿como pudo matar a uno de sus compañeros? Era espantoso, era como una versión del loco de Yrfy en miniatura. "¿Que ganaba matando a sus compañeros?" pensó Dhelian horrorizado y triste, ¿enfadado? No, no estaba enfadado, pero si decepcionado de aquel bichillo y de la ciudad en si misma. Evidentemente sus compañeros tuvieron reacciones de desagrado también ante las palabras amenazantes del bicho planta, sea lo que fuera se sentía estúpido por confiar en alguien solo por su apariencia, no se podía confiar en nadie en aquella ciudad ya se notaba que ni siquiera en tus compañeros. Ellos mismo tenían alguien que sino hubiera sido parado, habría matado a alguno de ellos ya. Agradeció enormemente que Marsi no estuviera allí y no escuchara aquellas palabras de Tap.

-Matar a tus compañeros, matar a aquellos que pueden ayudarte a sobrevivir no es muy inteligente. Y hablar de ello con total naturalidad es desagradable- murmuro el Daeliciano observando atentamente a Tap, no podía saber a ciencia cierta si lo sentía cosa que esperaba. ¿Habría ido a matarles o solo a meterles miedo? Si esos eran los motivos de su visita no se lo pensaban poner fácil. Pero no, nada ocurrió, lo que si consiguió el pequeño brote con sus palabras siguiente fu el estremecer a Dhelian de pies a cabeza. Si su piel hubiera sido de aquel color enfermizo de sus compañeros, se habría vuelto blanca como la leche por el horror de lo escuchado. "No, no puede ser...eso no nos puede pasar..." su mente se repetía incesantemente.

-¡No puede ser verdad!. No hay luna en el cielo, no hay nada en el cielo, una luna no puede aparecer por que si. Ademas que es eso...¿Transformarnos? ¿Verdadera Esencia?  Nunca nos dijeron nada de eso- dijo de inmediato con la voz nerviosa mirando a sus compañeros como esperando que ellos corroboraran sus palabras. Aquello debía ser una mentira para infundirles miedo, solo podía ser eso, una cosa era la magia otra cosa era que apreciaren astros en el cielo de la nada o que sus cuerpos pudieran cambiar...¿cambiar a que?. "¿Nos volveremos como el? ¿Invisibles? ¿Incapaces de hablar normal?" pensó Dhelian sin poder concentrarse todo lo que deseaba, si eso fuera verdad, si esa pesadilla fuera verdad ¿donde estaban todos? ¿Donde estaban todos lo que fueron cosechados antes que ellos? ¿Porque no se dejaban ver ni les dañaban como parecían poder hacer? Eran demasiadas incógnitas las que arrasaban la mente del daeliciano, mareandolo. Por ello al segundo en el que el poltergist hablo en su mente se sobresalto viéndole con cierta desconfianza y temor, pero que respondió una buena parte de sus preguntas aliviando el incipiente dolor de cabeza. "Solo hasta la luna..." se repitió una vocecita en su mente. "No quiero..no puede ser verdad"

Las reacciones no se hicieron esperar y, a pesar de que se sintió mal viendo algunas caras, al final lo que primó fue la diversión. Sembrar el caos en gigantes siempre era gracioso y ahora que veía a los cosechados desde fuera de la criba todavía más. Le daban algo de lástima, porque probablemente alguno de ellos acabaría haciendo sin querer lo que el propio Tap ya había hecho en su cosecha, y algunos letarguinos le habían caído bien. <<Va a ser una pena si la palman>>. El ochrorio y su discurso inentendible se ganaron la mayor carcajada muda de todas las que dio el repoblador.

—En realidad no vine a restregaros nada, solo quería echar un vistazo al huerto y la situación ha derivado—ahora estaba siendo sincero, a medias. Lo que no había esperado era que le tentara meterles miedo—. Y si os pensais que yo he sido desagradable...—dejó la frase en el aire. La ciudad era más desagradable que él y el poltergeist había sufrido ese trato en sus propias carnes—. Se nota que os faltan ollas—el desprecio era casi palpable en aquella frase aunque no hacia los letarguinos actuales, sino hacia sus excompañeros—. Por cierto—se giró hacia Sura y mintió con total disimulo—, yo no he amenazado a nadie. Habrá interferencias en el aire.

Ignoró todas las preguntas que consideró peligrosas de responder y no quiso quedarse mucho más. Les hizo un gesto de despedida y se escurrió mesa abajo. Una vez estuvo en el suelo se dirigió al patio en busca de sus cosas.

—Buenas noches, mariposas. Hasta la próxima visita—pudieron escuchar antes de que poseyera el cuerpo y se fuera levitando. Realmente no pensaba volver más, al menos no con tan poco disimulo. Tenía cosas mejores que hacer que arriesgarse a meter la pata con las normas.

<<Van a madurar a hostias...>> fue todo lo que pensó de camino a la sede.

Sigue en la Sede de los Taumaturgos.

Después de hablar todos, volvió a responder... Y lo hizo de tal forma que me crispó del todo. <<¿Derivado? ¿Derivado?>>

—¡Oh! ¿Ha derivado? Tú has elegido tus palabras, fantasma. ¡Tú has querido ser desagradable! Y no te preocupes, Neith no se mató por las escaleras, lo hizo la ciudad, ¡no hace falta que un bicho venga a recordarnos que corremos peligro! ¡Eso, vete!—le grité en respuesta a sus últimas palabras.—¿Ha dicho próxima visita? Que se joda, no le haré ni caso. Mientras no intente matarnos o herirnos, podemos ignorarle si viene.—sugerí.

Mientras terminábamos de cenar, Álvaro sugirió de ir a la Biblioteca para investigar lo de la Luna Roja.
—Vale. Yo aprovecharé para buscar algo sobre poltergueists y cómo defenderse de ellos, ¿se apunta alguien?

La visita me había animado, desanimado y, de nuevo, animado. No iba a dejar que una criatura invisible del tamaño de una pelota nos fastidiara la vida con nuevas visitas. Y aunque no hubiera ninguna forma de evitarle para nuestro nivel, no nos incordiaría. O al menos a mí no. Sobre la luna esa... <<Aún falta un año, ¿de qué sirve investigar ahora? ¿Qué, os vais a suicidar si no os gusta lo que descubráis (si es que descubrís algo? O vais a hibernar hasta que salga la luna si lo que descubrís os gusta? El presente es lo importante. Además, descubráis lo que descubráis, si pisáis una trampa al salir, ¡chof!>>

Sí, estaba de un humor rarísimo. Lo último que podía hacer era irme a dormir así, por lo que antes de nada me di un baño con agua caliente. Físicamente ayudó a relajarme, pero mentalmente... No hacía más que darle vueltas a cosas que no debería y que no ayudaban a superar lo de Neith. Aunque lo que le había dicho a Tap había "ayudado" un poco. Y, mal que pese, lo de Neith fue un excelente aviso de que nos estábamos confiando. <<Y eso no volverá a pasar>> pensé con determinación. Cuando el agua empezó a enfriarse, terminé, me sequé y, tras un buenas noches a quien quedase despierto, me eché a dormir. Y no lo hice pensando en lo anterior sino en otra cosa que habíamos olvidado con la visita de Tap: ¡los sendarios! <<Mañana tras ir a la Biblioteca podríamos pasarnos por allí. Podemos coger las cestas camino de la Biblioteca y comer en el camino a Sendar o a la vuelta. Sea como sea, nos invitaron. ¿Qué mejor para subir el ánimo que hacer amistades nuevas?>> ¡A dormir!

«Que la situación ha derivado. Claro. No es que tú hayas hablado de personas a las que mataste y nos hayas metido el miedo con esa luna. Es que la situación ha derivado». Inspiré hondo en un inútil intento de calmarme, aunque en realidad probablemente fueron las palabras de Alice las que impidieron que me pusiese a gritar a Tap. Estaba feo interrumpir a una amiga, después del todo, así que preferí callarme.

—Deberíamos ir mañana a la biblioteca —sugerí durante las cenas, cuandos los ánimos estuvieron más calmados—. No tenemos ni puñetera idea de para qué nos han traído, además del vago discurso de cuando llegamos y lo que ha dicho nuestra visita de la Luna. De hecho, lo único que sabemos de ella es que, a más grande, más saca a la luz nuestra repugnante esencia —dije, acabando en un intento de parodia del desagradable tono del poltergeist—. Y, si os digo la verdad, no parece algo ni muy fiable ni muy claro. A ver si encontramos algo más útil en la biblioteca.

No tardamos mucho en terminar la cena y volver a nuestras camas, con el humor del día arruinado. O, al menos, así era en mi caso. La poca tranquilidad que había conseguido durante los entrenamientos se había esfumado gracias a la visita del poltergeist. Quizás lo peor era que me había afectado más lo que había dicho sobre esa supuesta Luna que lo de que era un asesino, pero prefería no pensar demasiado en eso. Por el momento no era más que la charla sin sentido de un visitante fantasmal extremadamente delirante. Y si resultaba ser cierto... Bueno, si resultaba ser cierto ya superaría ese precipicio cuando llegase a él.

El bicho me tacha de mentirosa y agarro lo que tengo más cerca en ese momento, un vaso. Lo tiro con fuerza al sitio en el que vi al bicho, por suerte al ser de madera rebota y golpea en una pared, aunque la muesca a la madera de la mesa ya no se la quita nadie.

-Se me ha quitado el hambre. Buenas noches.- digo entre dientes y subo las escaleras. No acabo en la habitación sin embargo, si no que subo a la sala de entrenamientos y empiezo a golpear los muñecos en un intento de desahogarme. Sin darme cuenta se pasa el tiempo y cuando paro ya esta bastante entrada la noche.

Bajo a echarme deseando a alguien para compartir a cama pero ya es muy tarde. <<Otro día>>.

Me levanto temprano, la costumbre del ejército no se me iba a quitar por llevar un tiempo en la ciudad. Como algo y espero a que la gente se despierte para el entrenamiento matutino, mientras espero me dedico a leer. Me hallo enfrascada en una batalla contra un mundo llamado Almaviva cuando oigo pasos en la escalera.

El no muerto Tap ignora mis palabras por lo que permanezco en silencio apretando los dientes nerviosa por sus palabras y las acciones de los demas enfermos temiendo la acción de Tap contra nosotros. La idea de no poder hacernos daño me relaja pero nadie me asegura que no nos este mintiendo.

Mientras mis ojos pasan por todas las paredes de la sala buscando otro bicho verde enano Tap desaparece mientras Alice le grita por lo que frunzo el ceño" Un muerto siempre tiene que ser eso, un muerto. No deberian volver, ni aparecerse, ni siquiera plantearse la idea de volver al mundo." Aunque todo ha pasado mi cuerpo sigue en tensión. No se muy bien por que pero la forma en que la ciudad me rompe con todo lo que he creido me molesta. No poder morir y que todo acabe no me hace del todo gracia. Asiento a la propuesta del humano y recojo mis botes de miel en su sitio mientras hablo. -Yo quisiera volver a la biblioteca. Si quereis yo os voy a acompañar.- Sentencio en un tono algo mas serio del que suelo utilizar.

A la llegada de la hora de dormir me tumbo en el sillón haciendo  un poco de hueco para cuando llega mi compañero de noches. Carraspeando hablo mirando al techo. -Dhelian.- Digo llamando la atención del chico. -El día que fuimos a la salida llegamos mas alla de la biblioteca.- Me paro para intentar buscar buenas palabras para el chico reprimiendo la licuación de Neith a mi lado. -Llegamos hasta un campo lleno de edificios bajos que era hasta agradable a la vista. Nos adentramos en la zona y se escuchaba un extraño murmullo por la zona, no estabamos solos.- En ese momento miro al chico para ver que tiene pusta la atención en mi. -De pronto comenzaron a cambiar los susurros por gritos, galimatias de palabras y conversaciones sin sentido nos cercaban por todos lados. Aunque estabamos solos parecia haber decenas de personas con nosotros. Eran muertos, las voces de los muertos bajo la tkerra de ese lugar eran quienes se dirkgian a nosotros.- Vuelvo a posar mi vista en el techo para con una mueca mezclada de sonrisa y asco sigo hablando. -No he visto eso jamas en mi vida Dhelian. Nos mintieron en Daelicia, otra mentira mas de nuestro mundo. Cuando mueres, no mueres. Por eso no he vuelto a salir al patio. No quiero escuchar a la humana.- Digo en un tono que no puede definirse de gracioso. Estoy hablando totalmente en serio. Hablamos un poco mas hasta que el silencio se hace con la sala al caer los dos dormidos.

A la mañana siguiente los ruidos de la madrugadora de Surásara vuelven a despertarme como siempre por lo que como de costumbre gruño y me doy media vuelta para volver a dormirme ignorando a la pesada de la madrugadora.

El poltergeist finalmente se marcho dejándolos a todos con un muy mal sabor de boca y con muchas cosas en la cabeza. Dhelian estaba realmente confundido, en esa corta conversación había escuchado bastante incoherencias, ¿que era eso de que esa plantita mato a sus compañeros ¿Y sobre la luna roja? No había luna, ni roja ni de ningún otro color, por no haber no había ni estrellas. pero no, no era eso lo que tenia en aquel estado confuso y algo amedrentado al daeliciano, no, eran esas otras palabras. Aquella aparente sentencio que les había dado el poltergeist al decir que cambiaría, se transformarían, perderían su identidad de algún modo, ¿como podía ser eso posible?.

"No quiero no quiero transformarme de esa forma, no quier.Ya tengo bastante problemas con mi identidad y personalidad como para añadirle esa especie de trauma" pensó Dhelian sin poder evitarlo y sintiendo como un bote salvavidas el momento en el que sus compañeros hablaron de ir ala biblioteca. Allí estaba la respuesta, debía haber algo allí que explicara as claramente las palabras del poltergeist.

-Yo....yo también quiero ir- añadió el daeliciano con apenas un hilo de voz y con tal estado de nervioso que incluso fue incapaz de mantener por mas tiempo su personalidad como Lhelian, sin mirar a nadie en articular, no seria capaz e quedarse allí, necesitaba saber pronto que ocurría con aquella ciudad. No supo claramente cuanto tiempo estuvo así distraído en sus pensamientos y buscando desahogarse en su cuaderno con dibujos inconexos. no se espabilo un poco hasta que no llego el momento de darse un baño y tras terminar volver al sofá que compartía con Korasihanna la cual aprecia bastante mas extraña de lo habitual, cosa que le corroboro esta al momento de sentarse y dirigirse directamente a el. No dijo nada tan solo se mantuvo ahí tumbado de lado mirando el espacioso salón iluminado por el fuego mágico, las suaves palabras de la daeliciana llegaron a sus oídos con una información que no tranquilizaron en lo mas mínimo a Dhelian. Se movió, sustituyendo su usual timidez por algo mas poderoso para poder ver directamente a los ojos ala daeliciana queriendo comprobar de aquella manera que no mentía. No, no lo hacia.

-No, no Korasihanna no puede ser así -respondió de inmediato mirando a la chica, no podía ser eso, ¿verdad que no? No podía ser que todo lo que era parte de ambas y que formaba parte de su cultura y de sus ritos funerarios fuera falso. Porque de ser así...¿no habrían cometido de alguna manera extraña, asesinato contra sus propios seres queridos? Si ellos aun tenia un rastro de vida en ellos, ¿no habrían sido ellos mismos los encargados en terminarlos al echarlos al volcán? Aquel pensamiento erizo el vello del daeliciano. "No puede ser" se repitió negado firmemente con la cabeza, demasiado asustado como para poder admitir esa posibilidad- Es esta ciudad, todo lo corrompe. Seguro...seguro hay una explicación para esas voces, porque de no ser así nosotros...nosotros hemos terminado con cualquier rastro de vida en nuestra gente- añadió sintiendo una incomodidad genuina, entendiendo el hecho de que la chica no quisiera salir al patio. Esa conversación se alargo un poco mas causando una confusión y desasosiego en el daeliciano hasta que el sueño llego durmiendo por primera vez desde que llegaron mas pegado a la daeliciana. En aquellos momentos solo se tenían el uno al otro para comprender cuanto estaba cambiando la realidad de daelicia con la de la ciudad.

Al día siguiente y como ya era habitual en día a día en el torreón, se escucho a Surásara entrenando. Dhelian soltó un largo bostezo despeinándose con una mano y descubriendo no sin cierta sorpresa que durante la noche se había abrazado firmemente a la daeliciana a su lado. Aquello le incomodo "Me mata, como me pille abrazándola es capaz de volverme mujer por la fuerza" pensó Dhelian un poco asustado pues no estaba seguro de como podría reaccionar esta ante la invasión de su espacio por eso ante las dudas intento moverse para no despertarla.

Mientras estoy hecha un ovillo me percato que Dhelian me esta abrazando. En momentos normales le habria amenazado con partirle las muñecas pero, gracias al calor daeliciano que desprende, me da igual que lo haga. Estoy calentita por lo que me hago la dormida esperando que el idiota no se levante con la otra y haga como todo buen daeliciano quese preste y siga durmiendo.

De la nada llega una voz que no identifico con nadie del torreón por lo que siento como el corazón me da un vuelco y noto como la adrenalina se me dispara Mie tras me incorporo de golpe girandóme para ver la cara de sorpresa del chico por lo que me quito a manotazos rapidos el brazo de mi compqñero de cama mientras miro hacia todos lados aun adormilada. -Quita quita quita- Digo de manera apresurada dejando que una especie de gallo salga de mi garganta Sin darle imlortancia por mi adormilamiento.

Mis ojos se posan rapido en Surásara que ha desaparecido y de un salto dejo el sillón con el Daeliciano aun en él. -¿De donde proviene la voz?- Pregunto mirando al techo intentando encontrar algun visitante como anoche pero una segunda voz me hace centrarme en el porton elevado. Miro al chico intentando que diga algo pero sin respuesta concreta comienzo a dar golpes suaves en la espalda de Dhelian para que se quite del sofá. -Levantate. ¡Rápido!- Al alzar un poco mas la voz suelto otro gallo que me hace carraspear mientras saco las dagas de debajo de los cojines del sofá.

Una vez armada, empuñando mis dagas la voz vuelve a escucharse identificandose como los chicos de Sendar. Miro a Dhelian y cabezeo hacia la puerta. -¿Que hacemos?- Pregunto un poco menos tensa esperando una respuesta la cual respondo yo misma. -Dhelian, sube a avisar a los demas.¿Que hacemos? ¿Bajamos el puente?- Si el chico daba el visto bueno al plan improvisado me ofreceré a bajar yo el puente y dejarla a ella arriba.

Aquella mañana me levanté casi de un salto, mentalizada para salir y hacer del día uno productivo al máximo así como convencer a los demás de visitar Sendar. Como me había bañado antes de acostarme, lo primero que hice fue coger una pieza de fruta de la cocina y los bártulos de magia, en silencio y volver a subir, quedándome en la sala de entrenamiento a practicar un rato con la magia y la ballesta. Aunque más con esta que lo otro.

Al cabo de un rato escuché voces de quien estuviera despierto. Pero como me pilló en un momento de puntería excelente con la ballesta, esperé un rato. Sin embargo, cuando las voces llegaron de fuera sí que tuve que bajar. Sin recoger, alcancé la puerta pero en el descansillo me lo pensé y subí a lo alto de la torre <<Desde allí veré quién es>>

Creo que tardé dos segundos en reconocer a Gart y en bajar volando por las escaleras. Un segundo para cada cosa! Exagerando, claro. Pero no venía solo: le acompañaban una chica menuda de pelo gris, un chico rubio que hablaba súper raro <<No será terrícola>> y otro chico fortote con el pelo negro y... un piercing en el tabique nasal, una dilata en la oreja y un pendiente de hueso en la otra. <<¿No es peligroso luchar con todo eso encima?>> Lo menos peligroso, sin duda, eran los tatuajes negros cubriéndole los brazos al completo y parte del pecho, parecidos a los tribales de la tierra. <<Y eso, Álvaro, es un hombre>> pensé sin maldad.

Abajo se estaban armando y preguntándose qué hacer, así que exclamé con total despreocupación:

—¡Buenos días! Son los sendarios, ya vinieron el otro día y nos invitaron a su torreón. Bueno, de los que hay fuera sólo vino Gart, el reptiliano chiquitín. Pero se ve que han decidido venir ellos ¡y vienen tres nuevos!

Me las ingenié para convencer a alguien para que bajase el puente y me encargué de abrir y saludar la primera.
—¡Buenos días, vecinitos! Soy Alice, Gart ya me conoce. El resto no nos conocemos. ¿Haces los honores, Gart?—y luego, a mis compañeros.—¿Pueden pasar? Parecen buena gente y ya sabemos que fuera es peligroso...—añadí, recordando lo de la trampa.

La falta de respuesta de la daeliciana lo tranquilizo y se cómodo mejor, calentito y sin intenciones de moverse sino era necesario. No hizo falta, sonidos empezaron a escuchar de algún lugar y Korasihanna con un repentino ataque de nerviosismo lo empujo y le pidió que avisara al resto, este extrañado por el empujón se acomodo la ropa que había tenido que ir cambiando esos días mientras la suya se lavaba. Al principio Dhelian, adormilado como estaba no lo entendió, hasta que asocio voces y noto por fin que estas no provenían del interior del torreón sino de fuera. El griterío de fuera no tardo en llamar la atención del resto de los habitantes del torreón sin necesidad de que el daeliciano avisara a nadie, Alice bajo subió y volvió a bajar avisando de quienes eran los que esperaban afuera para gran alivio de Dhelian, pues en menos de uno minutos se había formado un jaleo peculiar y una poses defensivas fruto de la desconfianza ya obvia que sentía de todo lo que proviniera de a ciudad. El mismo no er aun excepción, pues al momento decir que había personas fuera se había hecho con sus dagas y recordando los hechizos que se sabia para el caso de necesitarlos de extrema urgencia.

-¿Gart?- murmuro Dhelian confundido al principio, habían pasado muchas cosas desde que había escuchado es nombre por primera vez, así que le costo unos segundos recordar al la pequeña especie de dragoncito. Recordar al pequeño le hizo sonreír, al menos algo bueno por fin ocurría así que se encargo de bajar el puente antes de subir de nuevo viendo ya a Alice dándoles la bienvenida. Los ojos de Dhelian vieron no sin cierto asombro y curiosidad como Gart venia acompañado de tres nuevos que no conocida de nada. "Wow que mezcla mas extraña de vecinos tenemos" pensó Dhelian mirando casi con fascinación los cabellos color oro de aquel chico que hablaba de forma tan extraña. "¿Una peligros? ¿Ese color existe siquiera?" pensó curioso ,no era anda común de ver ese tipo de color en  Daelicia, casi tanto como ver albinos, peor ya empezaba a hacerse una idea de que en daelicia y en esa ciudad era todo completamente diferente. Pero ya lo que si hizo que Dhelian abriera sus ojos inmensamente fue los tatuajes, los piercing y la obvia semidesnudez del tercer chico, lo ultimo no es que fuera algo raro en Daelicia, pero allí hacia mas calor que en aquella ciudad, así que no podía evitar sentir frío solo al verle.

La pregunta de Alice llego a sus oídos sacándolo de la evidente inspección curiosa de los recién llegados y miro también a los demás, el estaba de acuerdo en que entraran, era mas seguro que dejarlos afuera y ademas, tenia verdadera curiosidad en conocer mas sobre sus vecinos de torreón. Habían pasado por muchas cosas deprimentes en ese tiempo, les vendrían bien un poco de conversación con personas ajenas.

-Dejemoslo entrar...estaría bien, hablar un poco- pidió Dhelian con una voz suave mirando a sus compañeros con cierta timidez. En el ultimo tiempo la división entre Lhelian y Dhelian se hacia cada vez mas corta y los cambios eran tan repentinos que nunca se sabia quien era quien, sobretodo porque el daeliciano muchas veces se olvidaba de ponerse la peluca que era la que antes ayudaba sus compañeros a saber quien hablaba. Esa era una de esas ocasiones en la que no la llevaba puesta. No vio muchas pegas al respecto así que final el mismo abrió el portón para dejarles pasar y sonreirles un poco- Venga, pueden pasar.

Al momento Alice baja al salón y confirma la llegada del grupo de Sendar. Sonriendo tranquila guardo mis dagas en los legguins y me doy un par de palmadas en la cara para espabilarme un poco. -De acuerdo. Voy a bajar el puente. Vosotros quedaos aqui.- Digo mientras me peino un poco las coletas y las coloco en su sitio. Cuando me dirijo a las escaleras la montaña alienigena se cruza conmigo por lo que le dedico una sonrisa a Ozzchreanos antes de desaparecer por las escaleras hasta el sotano. No me hace gracia que el viola chicas ande suelto pero en este tiempo he aprendido a tragarme algunos pensamientos si todos estan de acuerdo en llevarme la contraria.

Tras un pequeño momento de batalla con el mecanisco consigo activarlo tras un par de patadas pudiendo escuchar como el puente cede dejando paso libre a los otros cosechados. Subo despacio escuchando las voces de Gart y la de otro chico que no reconozco. Al subir al salón veo a Gart con Alice por lo que mis ojos pasan rápido a ver a los otros visitantes.

La vista se posa primero en el chico alto y moreno lleno de metal y tauajes por el cuerpo. Me llama mucho la atención los surcos de la piel tintada y, sobretodo, el trozo de metal de su nariz. "Eso ha tenido que ser desagradable de soportar. Tiene demasiado metal encima, un golpe en ellos puede ser dolorso. ¿Se pueden desprender si se enganchan?"  El chico rubio rompe mis pensamientos al verle saludar con su lanza, el rubio me resulta un poco comico. Sus palabras, el tono y la absoluta falta de coherencia en sus palabras me hacen sonreir al ver la poca amenaza que resulta a compsreción del tatuado Nara. Mi sonrisa se desdibuja al ver como el chico del nombre raro se dirige hacia mi con la supuesta intención de tocarme pero Nara lo frena por lo que le miro y dibujo una falsa sonrisa dulce agradeciendo que le frenase. En ese momento me fijo en la chica menuda de pelo claro que se esconde tras el grandullón por lo que ladeo la cabeza agradeciendo que no todos los habitantes del torreón sendar sean como los lagartos gigantes de la primera visita.

Miro a todos mie tras Ozzcheanos se presenta e intervengo tras de él alzando una mano y carraspeando. -Si se me permite. Voy a ser la proxima en presentarme. El nombre que me fue dado por mi querida madre fué el de Korasihanna Sebron. Es un honor y un placer conocer a mas cosechados como nosotros.- En mi presentación habia vuelto a conseguir ser dulce, es un tono que ya  se interioriza en Daelicia. Hay que resultsr malosa y delicada cuando te presentas. Una buena impresión siempre es crucial. Ante un oido normal mis palabras resultarían las de siempre pero a oidos finos se podria notar como mis palabras comienzan a ganar firmeza en mi garganta. Mientras sonrio y señalo al rubio de la lanza con su pose de indignación. -Disculpa. ¿Coomo decias que te llamabas?.- Al formular la pregunta un minusculo gallo me ha hecho carraspear. - ¿Y tu nombre?-Digo señalamdo a la chica escondida. -Nos habeis pillado recien levantadas y aun me encuentro algo... espesa.- Digo rascandome un poco la cabeza

Los recién llegados no dudaron en entrar al torreon recibiendo un saludo de Ozzreanos que definitivamente estaba mas hablador que cuando llego y de Korasihanna que uso un tono suave y y dulce que fueron calmantes para Dhelian a comparación de los casi berridos que eran aveces las voces de sus compañeros. No tuvo mucho tiempo para presentarse el mismo pues, un poco sorprendido vio al pequeño Gart lanzarse cual abeja a la miel contra la cara de Alice.

-La vas asfixiar- bromeo Dhelian de buen humor al ver la obvia felicidad felicidad de verles. Sabiendo que el pequeño no no era un peligro solo se rio por lo bajo antes de volcar su atención en sus acompañantes y en la presentación del chico de los tatuajes y metales clavados en la piel "Debieron dolor mucho, eso para pelear debe ser molesto si se te engancha" pensó Dhelian observandolo con expresión curiosa aunque sin mirarlo directamente a los ojos escuchando como presentaba aquella chica de colores grisaceos que se escondía aun detrás de su cuerpo.

La presentación del ultimo chico fue bastante curiosa y Dhelian le miro parpadeando lentamente, su voz resultaba peculiar para sus delicados oídos ni que decías de las palabras usadas que tardaron en ser atendibles para el daeliciano. "Tiene un forma enrevesada de hablar, aunque creo que no entendí aun como se llama" pensó Dhelian alegremente aunque algo confundido por el nombre del rubio, en ese torreón solo el mismo y Dhelian, y ahora también Ozzreanos a su particular forma, eran los que mas vueltas les daban alas cosas al hablar y encontrarse con un sujeto tan llamativo en todos los aspectos resultaba algo brillante entre tanto gris de la ciudad. Eso si sus acciones resultaban muy dispares como demostró al intentar tocar los cabellos de su compañera, así que decidió presentarse en ese momento para cambiar de tema. Seria la primera vez que realmente se presentara siendo el mismo así que estaba un poco nervioso.

-Es un placer poder conocer a mas de los compañeros de Gart. Fui llamado en el momento de mi nacimiento por el nombre de Dhelian -dijo un poco rápido y bastante incomodo pero respirando aliviado de que no le hubiese temblado la voz al finalizar la frase sintiéndose un poco feliz por el logro. Era la primera vez que se presentaba como Dhelian de aquella forma ante extraños y el hecho de haberlo conseguido suponía un enorme logro para el tímido daeliciano -uhm puedo...puedo preguntar...¿de que mundo venís?- añadió temblandole un poco la voz por los nervios que salia flota en su habitual forma de ser. "Que poco dure" pensó con un leve puchero en sus labios, mientras sacaba su libretita y comenzaba hacer bocetos de sus vecinos como un método de relajarse y de paso recopilar un poco de información, pasando una hoja donde tenia un buen boceto en pequeño de una de de las compañeras de los recién llegados. Dejaría a sus compañeros, con mejores capacidades sociales que el, el ya darles adecuadamente la bienvenida.