Torreón Letargo (Archivo IV)

Recuerdo del primer mensaje :

-Uffff, menos mal que llegamos, este tío no se vuelve ligero por momentos,- digo llegando al fin frente al torreón,- que alguien busque la puerta entre toda esa maraña de plantas.- dejo el cuerpo de Ozzchreanos en el suelo y segundos después encuentran la puerta.- Yo entraré sola, no quiero peros,- digo mientras compruebo la expresión que empezaba a formarse en sus caras,- Si he de pelear puedo protegerme a mi misma, si venís vosotros ahora mismo solo me estorbaríais. No os preocupéis, estaré bien, en cuanto vea si es seguro os pego un grito.- Voy a entrar pero antes prefiero repetirles una cosa,- No me sigáis,- digo en tono de orden.

Sin esperar mas me adentro en el torreón en completo silencio. Lo primero que me llama la atención es la ingente cantidad de polvo, <<Joder, ni en los barracones estaba tan sucio, y mira que nos encargábamos de ensuciar ¿eh?>>. Lo segundo que me llama la atención es algo escrito en la pared, "estamos rodeados". <<Sí, si que vamos a estar rodeados, de porquería hasta que no limpiemos>>. Me acerco con cuidado a ese mensaje y lo borro, no quiero inquietar a los demás, y desde luego no el primer día.

Abro una puerta que casualmente da a una especie de patio, que seria bastante bonito de no ser por la estatua que esta en el centro. <<En esta ciudad tienen un sentido del gusto encantador>>. Más allá hay mas puertas que al abrir veo que llevan a las letrinas. <<Bueno, al menos tenemos algún lugar donde hacer nuestras necesidades, pensé que tendríamos que hacerlo en el foso>>. Casi al irme veo lo que parecen ser unas tumbas, me acerco y compruebo que realmente son eso. <<Gente que murio aqui, yo no pienso cavar tumbas>>.

Vuelvo al torreón y aseguro el primer piso mirando en lo que parece ser una cocina. Subo al primer piso lentamente por las escaleras, tratando de no hacer ruidos, veo varias puertas y las escaleras que dan al segundo, miro en cada puerta y todos parecen despachos o cosas parecidas, me sorprende lo revuelto que esta todo allí. La ultima puerta que abro me pone de buen humor, hay una bañera.

Sigo subiendo y veo dos puertas, al abrir ambas veo dos habitaciones comunales con unas cuantas camas en un estado mediocre. <<Mira, cada vez se parece mas a los barracones, de lo malo un sitio en que dormir>>.

Subo al último piso ya sin tanto cuidado, si no ha habido peligro hasta ahora dudo que vaya a haberlo ahora. El último piso resulta ser una sala de entrenamiento, algo que me vendrá bien a mi y a los que quieran entrenar conmigo <<Bueno, y a los que no quieran también, por que de este torreón no salen si no es conmigo o entrenados>>.

Bajo ya sin cuidado y abro la puerta.

-Ala podéis pasar, no hay nada peligroso, a excepción de las arañas que hay un huevo y más.- les digo tratando de comprobar cuan valientes son,- Bienvenidos a vuestro nuevo y sucio hogar, iros acostumbrando por que hasta que no limpiemos seguirá así, hay habitaciones, una cocina, un patio, baños, una bañera, una sala de entrenamiento y.....-dejo pausa para darle emoción- arañas, así que aprended a convivir con ellas,- y me alejo riéndome en busca de un cubo para empezar a limpiar. Pero cuando doy dos pasos me acuerdo de Ozzchreanos y salgo a por el, lo levanto y lo dejo tumbado en un sofá.



P.D.: No ha examinado los sótanos por que no se ha fijado en las escaleras, asi que el que se fije que avise o algo ^^

Marsi se sentó a comer con los demás en cuanto Alice puso la mesa y el pescado estuvo listo. Le dedicó una sonrisa tímida a Álvaro por el cumplido y un suspiro de hastío a Lhelian por la pregunta.

-No teneis por qué comer si no queréis, yo no me molesto en cocinar para alguien que pone semejante cara de asco. Hacéis vuestra propia comida y las tres nos ahorraremos el disgusto.- espetó

No comió demasiado a pesar del hambre que traía. Tenía el estómago cerrado por los nervios de los entrenamientos, lo ocurrido esa mañana y otras cosas más. Fue de las primeras en terminar, y cuando lo hizo recogió rápido su plato y lo lavó, pero se quedó en la mesa para esperar a los demás.

-Viendo como está la ciudad creo que no podemos quejarnos de este torreón. Parece seguro y está bien equipado. Pero sí que coincido en lo de salir a explorar. Si las cestas las dejan todos los días en el mismo sitio no creo que tengamos que preocuparnos de la comida, pero mejor buscar alternativas si nos falla... Hmmm desde la azotea se ven edificios en buen estado no muy lejos, y el mar está cerca, podríamos pescar a unas malas- comentó

Miró a los demás, algunos seguían comiendo. Tal vez estaba hablando demasiado, tal vez acabarán tomándola por una mandona... Se sumió en un silencio incómodo esperando la aportación de alguien más.

Dhelian suspiro ligeramente desviando la mirada, tal vez debería mantenerse calladito o mejor dicho, dejar de ser Lhelian a la hora de la comida, se veía que no iba a entenderse nunca con Marsi en cuanto a cuestiones de comida. ¿Que culpa tenia el de que esa comida no existiera en su mundo? ¿O al menos no existiese con aquellos sabores y olores?. No dijo anda mas viendo como Korasihanna se servia miel el hizo lo mismo comiéndose la comida preparada por Marsi sin decir una palabra embadurnadora en miel que le daba un sabor mas dulce, quitandole el extraño  y antinatural sabor que parecía tener aquel pescado. Comió en silencio hasta que alrededor de la mesa comenzaron a hablar sobre salir a explorar, cosa en la que estaba de acuerdo, aunque eso conllevase peligro, no podía estar encerrados todo el tiempo. Ademas tras haber visto aquellas runas que había encontrado Alvaro estaba interesado en buscar mas sobre la magia, en aquella ciudad en ruinas debía haber alguna biblioteca, aunque a saber donde podría estar.

-Estoy de acuerdo con lo de salir a explorar, pero no creo que sea del todo seguro el alejarse demasiado en esta primera salida - añadió un poco incomoda, el ser Lhelian no estaba yendole del todo bien y si con ella no iba bien la cosa, con el mismo no podía ir mejor así que eso lo dejaba en una encrucijada- Pienso que una buena forma de documentarse en cualquier lugar desconocido es conseguir un mapa para saber que terreno pisamos, tal vez me equivoque pero esta ciudad debe tener en algún lugar un edificio donde se guarden libros. Tal vez en dicho lugar también podamos obtener información de a que tipo de peligros podemos enfrentarnos en esta derruida ciudad - añadió con un tono suave mirando a los demás, habiendo terminado de comer empezó a juguetear con sus manos, da igual quien fuese, no estaba acostumbrado a hablar en un grupo. Pero el sabia bastante de libros, era lo que había hecho aparte de dibujar y diseñar, leer- Es un importante lugar donde se guarda la cultura y escritos de una ciudad, así que debería de tratarse de un edificio, que aunque como todo lo que esta en esta ciudad este en un estado sucio y deteriorado, guarde cierta envergadura y majestuosidad, que llame la atención de algún modo. Asi que pensando en esta teoría, tal vez pueda ser visible desde lo alto de este torreón- añadió mirando al resto y sintiendo que había hablado demasiado se callo, era una idea simplemente aunque tal vez no fuese bien acogida tras que unos casa hubiesen intentando comerlos, pero quien sabe, no todas las casas de ese lugar podían ser carnívoras.

Termino de bañarme cuando huelo el aroma de la comida haciéndose, había dejado de esperar a Álvaro hacia rato, pero lejos de sentirme decepcionada estoy contenta. <<Si hubiese accedido a la primera me habría sentido terriblemente decepcionada, es mejor así. Mas diversión cuanto mayor sea la dificultad>> pienso divertida y sonriendo. Me pongo a vestirme con la ropa que había traído a la ciudad y noto como algo cae del bolsillo, me agacho a recogerlo y cuando lo tengo en la mano me doy cuenta de lo que es. Abro la libreta y leo un poco de su contenido antes de bajar a comer.

Ya en la mesa veo pescado del que me sirvo abundantemente, el encontrarme pescado para comer no hace si no mejorar mi humor notablemente. Aun no había terminado de comer cuando Marsi comenzó a hablar.

-Estoy de acuerdo con Marsi, no podemos vivir aquí sin conocer nuestros alrededores, sin embargo para explorar propongo que sea cerca, de momento no nos merece la pena arriesgarnos a ir muy lejos sin que tengáis conocimientos de combate. Pero veo bien lo de salir, y lo de mirar si la comida la dejan siempre en el mismo sitio también me parece bueno. De todas formas no tenemos mucho en lo que ocupar la tarde,- digo aportando mi opinión y encogiéndome de hombros. Recordando la libreta que encontré la saco y la muestro.- Mirad, ayer me encontré esto limpiando las camas, parece que contiene información sobre mundos a los que pertenecemos, y otros de los que no había oído hablar. Si no la mostré antes es simplemente por que no me acorde de ello, con lo que pasó ayer y demases se me olvido por completo, pero ahora podéis echar un vistazo y leerlo vosotros mismos, sin duda podréis sacar algo más en claro que yo de ella.- dejo la libreta encima de la mesa y llevo mi plato a la cocina para fregarlo.

-¿Tan vieja parezco?-dije riendo en respuesta a lo de "mamá" mientras empezaba a comer.-Oh, vaya, el gatito echa de menos sus sardinas. Pero coincido en que está bueno.-añadí con una sonrisa.

No volví a hablar mientras daba cuenta del plato. Los nervios de antes daban hambre, por lo que incluso miré los platos de las quejicas por si dejaban su parte. Solo me echaba atrás la idea de que les echaran miel <<Puej, pescado con miel>> Y hablando de princesas disney, Kora sugirió explorar la ciudad y buscar un refugio mejor que este <<¿Mejor? ¿No oyó el discurso? Torreones. En todo caso habría que buscar a los desaparecidos>> Marsi, quien acabó de las primeras y recogió su parte, le respondió por lo que no vi necesario añadir nada más. Pero sí en cuanto a lo de explorar, ya que Lhelian sugirió buscar una biblioteca.

-¿Te refieres a una biblioteca? No tiene por qué ser tan majestuosa, puede estar en ruinas y habitada por variopintos monstruos... Una biblioteca tenebrosa, donde los murciélagos flamígeros duerman de día. -susurré, poniendo el tono de las historias de miedo en torno a una fogata.-Así que contad con mi arco para ir a explorar, sea donde sea. Así estiramos las piernas y vamos conociendo la zona. Y tengo papel y lápiz, podríamos hacer un mapa.

Me detuve para terminar de comer y tras un buen vaso de agua, recogí mis cosas. Sura entonces habló de la libreta que había encontrado y la dejó en la mesa. Respondí mientras iba fregando.
-¿Hum? ¿Información? ¿Hay más mundos, aparte de los que conocimos en la fuente?-inquirí, curiosa, pero eso me recordó a los desaparecidos.-Ah, si encontramos algo similar a una biblioteca y hay mapas, creo que podríamos... Mejor dicho, deberíamos buscar a los que desaparecieron, que no sabemos nada de ellos...

—Creo que le gusto demasiado a los perros como para ser un gato —le dije a Alice. Las daelicianas estaban volviendo a quejarse de la comida y estuve a punto de saltar, aunque Marsi se adelantó. «Que mal me cae la gente que come mal, cojones. Si no quieres no comas, pero no te quejes de lo poco que hay».

Fuera de eso la comida siguió sin problemas. La idea de salir me gustaba, nunca había sido alguien que le gustase andar parado mucho tiempo y se agradecía salir un rato a ver ómo eran los alrededores al menos.

—Me apunto a lo de salir fuera —alcé una ceja al ver que Sura había vuelto a guardarse algo que nos incumbía a todos, aunque como simplemente se le había olvidado no le di más importancia—. A ver qué hay aquí —cojí la libretita y empecé a ojearla—.Anda, si también había un español aquí, me pregunto qué habrá sido de él... Hay cosas de la Tierra, Varmania, Ulterania... Aunque algunos no me suenan de nada. ¿Os suenan si en el otro grupo había gente de Idris o Libo? —estaba hojeando las páginas, sin detenerme mucho más allá de leer los nombres de los que venían de esos mundos y un par de detalles, cuando una cosa en especial llamó la atención—. Anda, parece que nuestro poltergeist artista particular venía de un mundo llamado El Macetero. Curioso.

Escuché atentamente a los comensales con los ojos como platos dando una impresión de chica ilusionada sin cambiar mi expresión ante los tonos de mis agradables compañeras que parecía no caerles bien incluso con mi bastante tono agradable. "Comienza a molestarme que las enfermas estas se dirijan a mi de esa manera. No es mi culpa que no sepas cocinar."

De pronto llega a mis oídos la noticia de una libreta con apuntes sobre mundos. Pero para evitar una nueva conversación sobre mundos extraños me levanto para ir dando saltitos hacia el sillón donde guardo mis armas. -Bueno Alice. Creo que podemos ir teniendo esta conversación mientras andamos por donde sea. Pero nos podíamos pasar a ver las casas ilusorias a ver si hay un poco mas de miel que a este paso no vamos a tener para mañana. -Digo mientras me agacho e introduzco los brazos para sacar las dos dagas. -Y ademas siempre viene bien tener algo mas de fruta y de eso que habéis preparado sea lo que sea.- Digo tranquilamente con un tono agradable a la par que sincero.

Agarro fuertemente las empuñaduras y las hago girar pasando las hojas por mis pantalones. Al pasar la hoja por su superficie la punta se introduce en ellos y la hago salir de nuevo a la superficie quedando bien sujetas una a la altura de la cadera y la otra a la altura del muslo. -Pero tienes que bajar el portón que aun sigue cerrado. Mientras, lo bajas los demás nos dará tiempo a prepararnos.¿No creéis?- Digo algo impaciente juntando las manos y acercándome a Álvaro con una sonrisa dulce poniéndome a su lado esperando que el chico de el primer paso secundando mi propuesta.

" Hay que ver la buena resonancia que tiene este sitio. Mis tacones resuenan en toda la sala. Si alguien gritase tiene que escucharse bastante bien para que nos de tiempo a correr." Con ese pensamiento en mi cabeza no puedo salvo soltar una pequeña risotada dulce al pensar fríamente en las posibilidades de cada para ese propósito.

<< Una libreta>> Marsi cogió el pequeño cuaderno con algo de ansiedad. Alguien se había molestado en recopilar información de los mundos de todos los que antes vivían en el torreón, probablemente para evitar lo que les había ocurrido a ellos esta mañana. Leyó con avidez, buscando su propio mundo concretamente, cuando debería haber buscado sobre los demás << Mundo de Macak: Varmania...>> Había habido alguien de su mundo allí, una chica llamada Macak... Marsi se preguntaba qué habría sido de ella, qué habría sido de todos los que antes vivían allí. Pasó las páginas a toda velocidad buscando la última por si contenía algo de información. ''Pronto será la Luna Roja. Podemos sentirla...'' Y nada más. ¿Qué era la Luna Roja? ¿Por qué no había seguido escribiendo quienquiera que fuese dueño de aquel diario? Kora levantándose de la mesa y taconeando escandalosamente la sacaron de sus pensamietos. Marsi dio un largo suspiro.

-Aún nos queda comida para aguantar un par de días más si cuidamos las raciones. No sé vosotros pero yo no me siento capaz de enfrentarme a esas casas tan pronto... Pero vi un edificio desde la azotea; no está muy lejos, y parecía en buen estado, tal vez viva alguien allí, podríamos acercarnos y mirar. Los que vea más urgente ir a por las cestas pueden ir, somos bastantes como para hacer dos grupos, ¿os parece?

Subió a por su cinturón para llevar el látigo y a por sus botas. No se llevó la lanza, pues de poco le servía un arma que no sabía utilizar, pero antes de salir pasó por la armería a por un cuchillo de caza que le era un poco más familiar. Bajaron el puente y salieron, ella a la cabeza del grupo que iba a la biblioteca, a paso prudente para no perderse.

Sigue en la Biblioteca Mágica.

-¿Casas...? Ah, las que nos tentaron el otro día... Pero si comida hay de sobra...-pero entonces hizo algo que me crispó, algo que no soportaba.-¿Podrías dejar el taconeo, por favor? Hay demasiado eco aquí dentro.-le dije, molesta. <<O te los comes con tu preciada miel>>

Terminé de fregar y me sumé a la sugerencia de Marsi.
-Te acompaño a buscar lo que sea que sea ese edificio, a ver si hay suerte y no es alguna bruja de cuento.-bromeé.-Voy a coger unas cosas antes de nada...

Primera parada: el dormitorio para ponerme mis pantalones, con el lápiz y la libretita, y calzarme mis botas. Segunda parada: la armería, donde me hice con un viejo cinto del que colgué la espada corta. Cuando subí, llevaba el escudo en el brazo. Enseñé entonces la libretita con los dibujos. Álvaro dijo entonces que se unía a la expedición.

-Iré dibujando el recorrido que hagamos.-dije antes de salir.-Bueno, ya sabéis lo que dicen... El camino sigue y sigue, desde la puerta. El camino ha ido muy lejos, y si es posible he de seguirlo, recorriéndolo con pie decidido.-y aunque habría querido cantarla, no fue así por precaución.

Y pronto empecé a esbozar lo que iba viendo sin alejarme del grupito <<No vayan a desaparecer como los otros, que vistas aquellas casas, cualquiera sabe lo que esconde la ciudad>>

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Ante la insistencia de Korasihanna de ir a buscar las cestas se deciden hacer dos grupos, Marsi, Alice, Álvaro y Lhelian en uno, Korasihanna, Talento y yo en el otro. <<Bah, se las arreglarán, tengo a Marsi por chica sensata, se que tomara la responsabilidad. Por el contrario no puedo dejar a esta chica ir sola con Talento, si lo hago se los meriendan fijo>> pienso mientras miro con aire critico a la daeliciana.

-Te acabarás cortando con esas dagas, luego no te vengas quejando.

Recojo las armas que ya tenia separadas para mi y le doy un par de cuchillos a Talento para que pueda manejarse en caso de peligro, aunque lo que le digo va por otros derroteros:

-Si encontramos algo peligroso y os digo que escapéis os largáis, a como de lugar, y no pienso aceptar un no por respuesta.

Acto seguido salgo por la puerta diciendo adiós a los que se quedan en el torreón.

Sigue en la Avenida de las Casas Carnivoras.

Al menos habían estado de acuerdo con su idea, aunque al final igualmente se dividieron en dos grupos. En un principio Dhelian pensó en ir junto con Sura, Kora y Talento a por las cestas, pero luego lo pensó mejor, el había dado la idea de la biblioteca cuando nadie se le había ocurrido y el de ir a algún edifico cercano, no iba a echarse atrás. El edificio que Marsi había visto, podía ser esta, como también podría ser una trampa o otra de aquellas condenadas casa carnívoras, cosa que esperaba no fuera, prefería que fuese un edifico abandonado como el torreón antes que eso. "Tal vez incluso pueda estar allí los que faltan del grupo, es una posibilidad entre muchas" aunque no lo veía muy probable, quien sabe tal vez podrían tener al fin un golpe de suerte, había muchas posibilidades...nunca a lo sabrían sino iban a ver. Solo esperaba que cualquiera fuese las posibles opciones no fuese una mortal.

Viendo que todo el mundo se preparaban corrió con sus plataformas para la armería, de una forma mas silenciosa que Kora con su taconeo, a por las dos dagas que le había recomendado Surasara, no sabia usarlas aun pero al menos tener algo punzante que pudiese hacerle sentir un poco mas seguro. Tomando de debajo del anorak su riñonera colocándosela en la cadera y asegurando que su libretita dulce y lápiz estuviera allí dentro, sujetando ambas dagas en el cinto de la riñonera para ir tras lo que de dirigían hacia el edificio de Marsi en silencio, al fin de cuentas no era alma de devoción de las personas con las que iba y ya iba a empezar a coger por costumbre, o mejor dicho a dejar de ser Lhelian, en ese tipo de situaciones. Calladito parecía estar mejor.

Mas centrado en recorrer con su mirada alrededor sacando su libreta y lápiz para dibujar los edificios y el camino, tomando uno de los pequeños dulces que traía para ir comiéndoselo mientras andaban, algo que ya estaba haciendo Alice pero que le daba lo mismo acostumbrado a hacer esas cosas, manteniendo un ojo nervioso alrededor mientras dibujaba

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Cuando acabo con el sótano, subo arriba y ayudo en la limpieza. Ni siquiera presto atención a lo que dicen, estoy ocupado llevando a cabo la tarea en la que estoy enfrascado a la total perfección, sin dejar rastro de suciedad, aunque es muy probable que a los dos días vuelva a estar tan sucio como hoy. Al menos no presto atención hasta que entra la rata gritando…bueno, gritando algo, porque no hay nadie que la entienda. Marsi se encara al roedor con un látigo. Hasta entonces no me doy cuenta de que puede peligrar nuestra integridad, ya que Yrfy va empuñando una espada larga desenvainada. El hecho de que estuviera armado y fuera de sí hace que me dirija silenciosamente a una ventana para salir volando por si el bicho decide empezar a cortarnos a todos.

Cuando Yfry habla del motivo de su enfado, me pongo recto de golpe. ¿Una profanación? Espero que no se refiera al Coro…pero no, no puede ser, por lo que está diciendo se tiene que limpiar la herejía con las entrañas, y hasta donde yo sé la pena de muerte que hay por incumplir las leyes del Coro no es tan bestia…

Marsi propone que bajemos todos a hablar de nuestra religión para evitar que se produzcan incidentes similares. Estoy de acuerdo en eso, no se me había ocurrido que los demás, al ser de otro mundo, puedan tener religiones diferentes. Si no llego a pensar en eso, lo más probable es que me hubiera enemistado con ellos por culpa de este tema, ya sea por ofenderles yo o por ofenderme ellos a mí.
Escucho atentamente las explicaciones de todos respecto a sus religiones. He de decir que son muy variadas y pintorescas, pero ni de lejos se acercan a la grandeza del Coro. Cuando me toca a mí explicar, me hincho de orgullo.

-Mi religión es mi vida, como es la vida de todos los habitantes de mi mundo con dos dedos de frente. La Voz, que es como se llama, fue creada hace bastantes siglos por aquel que fue capaz de repetir lo que la Voz narraba, un roquense llamado Talento, al que le debo mi nombre.-mis ojos se llenan de felicidad al explicar que me llamo como el creador del Coro-. El Lenguaje solo se permite de forma oral, la escritura es una blasfemia. Además, las mentiras son pecados, cuya gravedad depende de la mentira contada, las relaciones entre individuos que perjudiquen la transmisión de la Voz está castigada (por ejemplo, la homosexualidad), los mudos y sordos son indignos y, por lo tanto, ejecutados, los robos y asesinatos son penados con el destierro y los Rezos no pueden salir del Coro, así que nadie que no sea creyente puede oírlos. Esto son las leyes que rigen el Coro, para que os hagáis una idea, explicar toda la historia de la religión me llevaría demasiado tiempo…

Considero que con eso basta para iniciar su conocimiento acerca del Coro. Si alguien quiere saber algo más, puede preguntarme, aunque no sea el más indicado para predicar.

Cuando pasa un tiempo, dicen de ir a por más provisiones. Me apunto al grupo y Sura me da un par de cuchillos para defenderme. Se lo agradezco, me irán muy bien.


Sigue en la Avenida de las Casas Carnivoras.

Los gritos de Alice sobre mis tacones me hacen ponerme algo de mal humor. "No entiendo por que estas enfermas tienen que hablarme así de mal." Al final deciden separarse en dos grupos haciéndome ir sola con la única compañía de Susásara y de Talento. "Lhelian va a probar poco de la miel que consiga. Si quiere que vaya a buscarlas ella misma."

Suelto una pequeña carcajada ante el comentario de Susásara por lo que saco una de las dagas y la agarro fuertemente. -Preocúpate por ti misma querida.-Digo entre dientes mientras la chica se va a hacer algo a algún lado. Saco una de las dagas y la levanto intentando hacer que gire rapidamente pero acaba resbalando de mis dedos quedando clavada en uno de los cojines del sofá. Miro a ambos lados comprobando que nadie me ha visto y saco la daga.

Susasára llega y por fin nos ponemos los tres de camino a la avenida de las casas ilusorias. Al salir del torreón me giro para ver la maraña verde y despedirme de los que se han quedado en su interior maldiciéndoles interiormente por quedarse sin hacer nada productivo.

Sigue en la Avenida de las Casas Carnivoras.

Llegamos al torreón sin muchas dificultades y al poco llegan el resto de su expedición, casualmente dieron con una biblioteca y explican las normas brevemente. El día pasa sin reseñas y después de la cena nos vamos a la cama.

Me despierto en la cama y me pongo rápido en pie, me cambio a la ropa de entrenamiento y cojo mis armas. Me toca esperar pacientemente hasta que el primero se despierte al menos. Pero mientras espero voy calentando un poco.

No tardaron mucho tiempo en llegar Dhelian en cuanto entro fue rápidamente al sofá a guardar su libro, esa noche dormiría allí de nuevo ya al día siguiente con suerte conseguiría adecentar una de las camas, pues ella y Kora y en el sofá dormían bastante apretujadas. Tras eso y ver que el grupo que fue por las cestas volvieron sin rasguños, fue al pozo a tomar cubos de aquella extraña agua incolora para subirlo al baño y poder darse un baño rápido, se sentía sudado y sucio, por desgracia tuvo que colocarse de nuevo la ropa, ya al día siguiente aparte de arreglarse una cama con suerte podría colocarse alguna de las prendas que Neith había conseguido lavar.

Tras bañarse y vestirse, colocando de nuevo la peluca pelirroja en su lugar ya bien limpia, bajo encontrándose que ya estaban cenando y dado que no quería tener mas problemas, decidió tomarse un par de esas extrañas frutas con sabores extraños con la miel que Korasihanna había traído en las cestas. Tras al cena y que todos se fueran a dormir Dhelian corrió ala cocina para encender nuevamente aquellas antorchas y poder colocarlas alrededor del sofá para que aquella oscuridad de la noche no lo consumiera, tras eso se acurruco en el sofá cubriendo con una de las mantas, guardando el libro de magia dentro del anorak. que estaba junto al borde del sofá, en el suelo. No presto mucho atención a donde durmió Kora, pro por si acaso le dejo sitio en el sofá quedándose finalmente dormido tras estar gran parte de la noche mirando el fuego de las antorchas.

Al día siguiente lo que despertó al daeliciano fueron pasos bajando por las escaleras, soñoliento se levanto notando que el fuego de las antorchas se había apagado en la noche y algo adormilado salio al patio y refrescarse un poco la cara y espabilándose, viendo a Surasara haciendo movimientos extraños en el patio.

-Buenos días sean para ti Surasara- saludo con un tono de voz suave y una leve sonrisa antes de adentrarse dentro de nuevo con intenciones de ver que podía desayunar, no era bueno cocinando nunca lo había hecho y con esa comida tan extraña aun menos, pero con un poco de imaginación esperaba saliera algo. Ademas quería ayudar un poco siempre era Marsi la que cocinaba y siempre le había puesto mala cara a su comida quería compensar de alguna forma, así que no sin cierta duda, asi que con sus poquitos conocimientos de cocina preparo algo con lo que había intentando encontrar un sabor mas o menos rico, aunque para el supiera medio mal igual. Finalmente lo que acabo sirviendo fue leche para todos con una cucharadita de miel para endulzar, pan tostado, que no acabo negro de milagro, algunos con queso y otros con miel para diferentes gustos y ahí se quedo, sonriendo satisfecho- ¡Lo logre! Logre hacer algo medianamente decente, ojala les guste y puedan perdonarme todas mis metidas de pata con la comida- dijo con una sonrisa y un leve puchero tomando una de las tostadas con miel para ir comiéndosela, esperando que los demás se despertaran y bajaran. De buen humor tras haber conseguido algo que nunca había hecho.

El libro parecía ser algo fácil de aprender, ya que en realidad tan solo había que seguir las intrucciones que ponía. Una vez cada uno había elegido un libro para llevarse volvimos a Letargo, por suerte sin tener que poner en práctica lo que decía el libro de lucha. Cuando llegamos ya estaba allí el grupo de las cestas, al que tampoco le había sucedido nada. La tarde fue tranquila, así que aproveché para seguir leyendo el libro y para bañarme antes de irme a dormir.

Cuando me desperté quise quedarme un buen rato en la cama, pero una molesta vocecilla insistía en que debería levantarme para entrenar, además de que echaba algo de menos hacer algo de ejercicio por las mañanas. Refunfuñando un poco (especialmente al recordar que en Rocavarancolia no conocían el significado de la palabra café) bajé medio dormido a la planta baja. Me fijé en que ya había unas tostadas y cogí una al azar para sentarme a comerla.

-Gracias -dije a Lhelian. Era la única persona que estaba allí, así que supuse que el desayuno lo había preparado ella-. Oye, ¿cómo que no...? Ah, vale, nada. da igual -se me hacía raro que, con lo quejicas que habían estado las dos chicas moradas (aunque bueno, más la otra) con la comida hubiese hecho tostadas de queso, pero acababa de ver que la suya (y varias más) eran de miel.

Al temrinar la tostada decidí ir al patio, visto que seguía pareciendo más un zombie que alguien despierto. "Necesito café, joder. Necesito café" me dije, algo molesto con el aspecto general de Rocavarancolia y con que le faltasen ciertas cosas. No presté mucha atención a Sura mientras iba al pozo y me mojaba la cara, tras lo que me desesperecé un poco, intentando terminar de despertarme.

-Tú que sabes de armas. ¿Qué es mejor para que aprenda alguien que no sabe utilizar ninguna de las dos y que prefiere aprender rápido, un arco o una ballesta? -pregunté a Sura cuando me lavé bien la cara.

No hubo ningún incidente por parte de ninguno de los dos grupos. El día había sido largo y raro, y Marsi estaba cansada, por lo que se escaqueó rápido del grupo para acostarse. Se durmió rápido, con el libro sobre el pecho cubierto por un brazo, como en actitud protectora. Tuvo algunas pesadillas, pero en cuanto la luz del amanecer la despertó se olvidó de todas ellas, dejándole solo una sensación de inquietud, como si algo no estuviese en su sitio.

Recordó que era su primer día de entrenamiento y saltó de la cama, dejando su libro atrás. Se recogió el pelo y se vistió con unos pantalones cortos que ató con cordones pues eran bastante anchos, y una camiseta de manga corta demasiado pegada para su gusto. Se puso las botas y los mitones y bajó lanza en mano, directa al patio. Se lavó la cara bien para despejarse antes de darle los buenos dias a nadie. Al regresar de nuevo a la cocina vio que ya habían hecho el desayuno. Lhelian era la única allí, salvo Álvaro y Sura que seguían en el patio. Le dedicó una mirada extrañada a la daeliciana, pero cogió una tostada con queso y una taza de leche.

-Esta buena- dijo simplemente. Solo se comió una parte, para tener algo en el estómago, pues si comía demasiado luego podría sentarle mal en el entrenamiento. Se bebió la leche dulce pausadamente, y cuando acabó guardó lo que quedaba de tostada y salió al patio.

-¿Qué hay que hacer?- preguntó. En el fondo estaba entusiasmada con el entrenamiento.