Torreón Letargo (Archivo IV)

Recuerdo del primer mensaje :

-Uffff, menos mal que llegamos, este tío no se vuelve ligero por momentos,- digo llegando al fin frente al torreón,- que alguien busque la puerta entre toda esa maraña de plantas.- dejo el cuerpo de Ozzchreanos en el suelo y segundos después encuentran la puerta.- Yo entraré sola, no quiero peros,- digo mientras compruebo la expresión que empezaba a formarse en sus caras,- Si he de pelear puedo protegerme a mi misma, si venís vosotros ahora mismo solo me estorbaríais. No os preocupéis, estaré bien, en cuanto vea si es seguro os pego un grito.- Voy a entrar pero antes prefiero repetirles una cosa,- No me sigáis,- digo en tono de orden.

Sin esperar mas me adentro en el torreón en completo silencio. Lo primero que me llama la atención es la ingente cantidad de polvo, <<Joder, ni en los barracones estaba tan sucio, y mira que nos encargábamos de ensuciar ¿eh?>>. Lo segundo que me llama la atención es algo escrito en la pared, "estamos rodeados". <<Sí, si que vamos a estar rodeados, de porquería hasta que no limpiemos>>. Me acerco con cuidado a ese mensaje y lo borro, no quiero inquietar a los demás, y desde luego no el primer día.

Abro una puerta que casualmente da a una especie de patio, que seria bastante bonito de no ser por la estatua que esta en el centro. <<En esta ciudad tienen un sentido del gusto encantador>>. Más allá hay mas puertas que al abrir veo que llevan a las letrinas. <<Bueno, al menos tenemos algún lugar donde hacer nuestras necesidades, pensé que tendríamos que hacerlo en el foso>>. Casi al irme veo lo que parecen ser unas tumbas, me acerco y compruebo que realmente son eso. <<Gente que murio aqui, yo no pienso cavar tumbas>>.

Vuelvo al torreón y aseguro el primer piso mirando en lo que parece ser una cocina. Subo al primer piso lentamente por las escaleras, tratando de no hacer ruidos, veo varias puertas y las escaleras que dan al segundo, miro en cada puerta y todos parecen despachos o cosas parecidas, me sorprende lo revuelto que esta todo allí. La ultima puerta que abro me pone de buen humor, hay una bañera.

Sigo subiendo y veo dos puertas, al abrir ambas veo dos habitaciones comunales con unas cuantas camas en un estado mediocre. <<Mira, cada vez se parece mas a los barracones, de lo malo un sitio en que dormir>>.

Subo al último piso ya sin tanto cuidado, si no ha habido peligro hasta ahora dudo que vaya a haberlo ahora. El último piso resulta ser una sala de entrenamiento, algo que me vendrá bien a mi y a los que quieran entrenar conmigo <<Bueno, y a los que no quieran también, por que de este torreón no salen si no es conmigo o entrenados>>.

Bajo ya sin cuidado y abro la puerta.

-Ala podéis pasar, no hay nada peligroso, a excepción de las arañas que hay un huevo y más.- les digo tratando de comprobar cuan valientes son,- Bienvenidos a vuestro nuevo y sucio hogar, iros acostumbrando por que hasta que no limpiemos seguirá así, hay habitaciones, una cocina, un patio, baños, una bañera, una sala de entrenamiento y.....-dejo pausa para darle emoción- arañas, así que aprended a convivir con ellas,- y me alejo riéndome en busca de un cubo para empezar a limpiar. Pero cuando doy dos pasos me acuerdo de Ozzchreanos y salgo a por el, lo levanto y lo dejo tumbado en un sofá.



P.D.: No ha examinado los sótanos por que no se ha fijado en las escaleras, asi que el que se fije que avise o algo ^^

Si fuera la primera vez que habló, me habría sorprendido. Si no hubiera escuchado la forma de hablar de Archi, me habría sorprendido. Pero no fue así. Simplemente asentí con vigor.

—Sí, en efecto. Aunque bueno, en mi tierra hay distintos nombres... Como brujo, hechicero, encantador, er... Pero bueno, mago es lo más común. ¿Y sabes? En mi tierra había un mago que era el Mago de Oz. ¡Como tu nombre!

Sí, por mucho que quisiera vigilarle por lo que pasó, mi forma de ser me animaba a tratarle como al resto. Porque, qué demonios, llevaba tiempo comportándose. Y ahora que hacía magia, mejor para todos que fuese uno más y no el "ex-violador".

Los que fueron a entrenar iban apareciendo por el salón, buscando comida sin duda, por lo que puse los brazos en jarras y dije:
—¿Qué tal el entrenamiento? Venís cansados, recién bañados... ¿buscando la cena? ¿Sabéis cocinar sin pegarle fuego a media ciudad?—bromeé.

Realmente tenía ganas de meterme entre fogones así que me colé en la cocina, aunque eso sí, antes di la noticia, esforzándome en decir su nombre correctamente.
—Ah, tenemos una buena nueva: Ozzchreanos es otro mago.—y hablando para mí, dije.—A ver qué tenemos hoy en el menú... ¡Id poniendo la mesa, anda!

Tap sobrevoló el muro de Letargo y guardó su cuerpo entre las lianas. Se coló por una de las ventanas dentro de una tiza blanca, casi como en los viejos tiempos, y fue curioseando lo que habían dejado por ahí los nuevos inquilinos. Procuraba levitar cerca del techo para que no se le viera.  No le sorprendió en absoluto no ver otra cosa que gigantes. <<Seguramente si hubo algún repoblador, ya lo habrán matado. Ellos son así...>>. Conocía las leyes, sin embargo, y no pensaba hacer nada que pudiera acabar con él mismo muerto.

Y aún con todas esas tonterías de respetar a los gigantes, Tap todavía podía divertirse a su costa. Volvió al salón, aprovechando que los cosechados se reunían para cenar, y escribió en el techo, con letras grandes: "Hola, follacardos :)". Los emoticonos añadían tanta ironía en tan pocas palabras que Tap no podía evitar usarlos. Resumían la entonación en pocos símbolos y le habían venido bien cuando todavía no tenía el aparato fonador. Se ahorraba mucho tiempo sin dejar de lado la inquina.

Antes de que los cosechados decidieran robarle la tiza, el poltergeist la escondió detrás de un mueble, sobre cuya superficie se acabó sentando mientras esperaba a que los tontos que tenía en frente reaccionaran.

—A media ciudad no sé, pero la última vez que intenté cocinar quemé el techo de la cocina —respondí con una sonrisa a Alice. Era algo que todavía me avergonzaba al recordarlo, aunque no podía evitar reírme con el suceso. Las siguientes palabras no me alegraron tanto, y no pude evitar mirar al ochrorio con algo de suspicacia. De todas formas tenía la opinión de que eran las chicas quienes debían opinar sobre él, dado que eran ellas quienes estaban en peligro, así que preferí ser pacífico, aunque quizás un poco seco—. Vaya, felicidades campeón.

Pusimos la mesa y fuimos a comenzar a cenar cuando ocurrió la cosa más rara que nos había sucedido en Rocavarancolia. Una tiza comenzó a escribir algo en el techo, que inevitablemente recordaba las pintadas que nos encontramos al comienzo de la cosecha. Tras un momento estallé en carcajadas, no sólo por lo que nos había dejado en el techo, sino también al recordar algunas de las pintadas.

—Parece que tenemos una visita de nuestro poltergest particular —dije entre risas, bajando la mirada del techo y paseándola por la habitación. Por supuesto, no podía verlo—. ¿Dónde estás? ¿Por qué no has aparecido en todo este tiempo? Los mensajes y dibujos que nos dejaste eran toda una obra de arte —bromeé, todavía con una sonrisa al recordar nuestra llegada a Letargo.

No insistió con su explicación, sabia que no le haría el mas mínimo caso hasta que les diera el pronto de hacerlo. No era la primera vez que intentaba dar alguna información que hubiera obtenido y dejaban lo que sea que fuera a explicar para mas tarde, así que ya ni se sorprendía, últimamente y tras lo de Neith estaba bastante mas sensible a todo así de forma distraída se fue a la cocina para apoderarse de uno de los tarros de miel. Se sentó el salón a comer y comenzó a dibujar en su cuaderno como forma de distracción, el aspecto de los reptilineos, como vagamente los recordaba, que los habían visitado días atrás.

Por lo general cuando dibujaba no pensaba en nada mas y solo se concentraba en el papel y el dibujo frente a el, no supo cuanto tiempo estuvo inmerso en su dibujo, pero fue el sonido de cristal cayendo contra el suelo lo que hizo levantara la vista, a tiempo de ver a Alice acercándose a Ozzchreanos. Las palabras dichas por la humana le hicieron mirar a este atentamente y luego a Akasha, guardando su cuaderno y a acercándose a la pareja. La casi respetuosa respuesta del enorme ochrorio a las palabras de Alice le sorprendieron un poco, realmente parecía haber mejorado en cuanto a reacción y comunicación a diferencia de al principio, solo esperaba que el hecho de poder hacer magia no se le subiera mucho a esa cabezita que en tan mal estado parecía estar aun y que fuera mejorando su comportamiento. Le seguiría dando un voto de confianza dada la mejoría, pero lo mantendría vigilado, mas aun tras saber que podía realizar magia también.

-Felicidades Ozzchreanos, luego explicare algo que aprendí sobre magia, así que estate atento- le dijo con una suave sonrisa sincera, fuera como fuera, tenían alguien as que podía hacer magia y eso era una ayuda importante ante los peligros de la ciudad. En esos momentos Surasara y Alvaro bajaron de su entrenamiento en el piso de arriba y Alice decidió hacer la cena a lo que Dhelian decidió ayudarla, lo posible estando en sus capacidades desde luego. cuando terminaron se dispusieron a comer, o al menos esa fue la intención inicial de Dhelian antes de ver con ojos de asombro una tiza volando en mitad de salón y escribiendo en el techo. Se asusto, evidentemente peor las palabras de Alvaro lograron que no metiera un grito de sorpresa.

-¿Esta aquí?- pregunto Dhelian parpadeando confundido, recordaba vagamente la explicación dada por Alice al comienzo de llegar a letargo, pero el hecho de saber que realmente aquel ser que ella menciono estaba entre ellos y que no podían verlos le ponía los pelos de punta. Daba igual donde mirara no podía verlo y eso de tener que enfrentarse a algo que no podían ver no le gustaba ni un pelo.

Dhelian me echó una mano a preparar la cena mientras los demás se encargaban de la mesa. Una vez estuvo lista, servimos, repartimos los platos y nos sentamos. Cuando fui a llevarme a la boca el tenedor, mis ojos se fijaron en una tiza flotante que escribía a sus anchas en el techo. Me quedé boquiabierta, casi petrificada, mientras terminaba de escribir el mensaje. <<Follacardos... dónde he visto yo eso...>> En cuanto recordé, dejé caer el tenedor y exclamé:

—¡Es... eres el poltergueist! ¡Sí, eso que dice Álvaro, ¿por qué no apareciste antes?! Quitando lo de que seas invisible, por supuesto. Follacardos, ¿eh? Aquí somos castos y puros todos, creo que te equivocaste de torreón.—bromeé.—Sí, Dhelian, está aquí. Pero no creo que debamos tenerle miedo... O no mientras solo se dedique a hablarnos. Si es invisible y quisiera hacernos algo ya lo habría hecho... ¿Me equivoco, poltergueist? Ah, ¿tienes nombre para llamarte mejor?

Luego retomé el tenedor y acabé con el bocado que dejé a medias, para después devolver mi atención al visitante. O bueno, toda la atención que se le puede dar a algo invisible. <<Sólo espero que no sea como Peeves>>

La reacción de los cosechados no se hizo esperar y Tap se sorprendió y todo. No estaba seguro de por qué, pero últimamente cada gigante nuevo que conocía le parecía menos petardosamente torpe y desagradable. <<Me estoy acostumbrando...>> se dijo en un tono cuyo significado no quedó claro ni para el propio poltergeist. Las preguntas le hicieron gracia y las fue respondiendo una por una, telepáticamente.

—No he venido antes porque tenía cosas más interesantes que hacer que curiosear a los cosechados—respondió a Álvaro y Alice—. Hoy simplemente me pilló fuera y quise averiguar si seguíais cuidando el huerto. ¿Qué tal os va? ¿Cuántos habéis caído ya?—la pregunta iba bañada de un tono agridulce. No recordaba las pérdidas con cariño, a pesar de que parte de los gigantes que cayeron no le hicieran ni fu ni fa. Sobre todo, la sombra de Macak era larga y, aunque lejana ya, todavía podía provocarle ciertos remordimientos. Giró la cabeza para sacarse esa idea de la mente y saltó desde el mueble hasta la mesa. Una vez allí, se puso en medio y se concentró para hacerse visible apenas un segundo—. Estoy aquí—la intangibilidad le ofrecía seguridad y no se sentía cómodo si se volvía solido por mucho tiempo.

>>Tap. Me llamo Tap—se presentó por fin.

Pongo la mesa mientras se hace la cena.

-Lo cierto es que nunca he aprendido a cocinar, en el ejército no tuve que hacerlo así que no sé como se hace. Si insistís puedo probar, pero no os quejéis si hago volar por los aires el torreón,- comento entre risas. El entrenamiento y el baño me habían puesto de buen humor.

Nos sentamos a la mesa y como siempre la tranquilidad se esfuma al poco. Miro a donde señalan y descubro unas palabras dibujándose en el techo. Escucho las palabras del resto y pongo los ojos en blanco.

-Vamos vamos, no seáis bobos,- digo con voz tranquilizadora,- los fantasmas no existen, no son más que cuentos de niños. No hay indicios de su existencia.- sin embargo lo que sucede a continuación me hace callarme, la razón es que oigo una voz, pero no una voz corriente, la voz habla directamente a mi mente. Abro al máximo los ojos y extraigo las dagas mirando nerviosamente alrededor. Un pensamiento inquietante ronda mi cabeza, <<¿Y si realmente existen? No, no es posible, debe haber una explicación para esto. Pero si quiere hacernos daños y realmente es un fantasma..... ¿como lucho con él?>>.

Sin embargo el ser parece venir con buenas intenciones, o al menos las de no atacarnos. Lo observo cuando se hace visible, es pequeño y de color verde, mas parece una planta que otra cosa.

-¿Tap? Que nombre tan extraño. Y respecto a tu pregunta ha caído uno, una humana. Ahora si no te importa te haré yo un par de preguntas. ¿Qué eres? y mas importante.- si lo que quiera que fuese aquel ser fantasmagórico vivía allí igual le sonaba de algo.- ¿Sabes algo de una Luna Roja? Fue algo que oí en el cementerio y no he podido sacármelo de la cabeza pero no le encuentro sentido. Aquí no hay luna ni estrellas.

Las palabras de Alice le tranquilizaron y el cierto temor fue sustituido por la curiosidad, así como por la sorpresa cuando escucho un vocecita hablando en su mente, porque esta seguro de no haberla oído de forma normal. "No puede ser verdad. ¿Nos habla a nuestra cabeza?...¿¡como es eso!?" pensó Dhelian alucinando por completo y algo incomodo ante el pensamiento de que ese poltergeist que decía llamarse Tap pudiera saber lo que pensaban en cualquier momento que quisiera. El poltergeist decidió hacerse ver por suerte, verde un bichillo con cabeza de flor, que le recordaba al dibujo que encontraron al llegar fue bastante curioso. No quiso pensar en la pregunta hecha por Tap sobre si había perecido alguien del grupo y agradeció el que Surasara respondiera por ellos, prefiriendo no pensó mucho en eso prefirió concentrarse en el hecho de estar viendo a alguien semi invisible.

-En serio...¡fascinante! ¡Puede hacerse visible! Ademas, nos hablas a nuestra cabeza...- exclamo Dhelian sin poderlo remediar, aquello podía ser solo magia de algún tipo y toda la magia le fascinaba por completo, así que no dudo mucho en acercarse al Tap semivisble. Ademas, había algo que rondaba en su cabeza ahora que recordaba el dibujo del poltegeist al principio de llevar ¿que hacia ese dibujo ahí? Ahora estaba claro quien lo había dibujado, ¿significaba eso que ese pequeñín vivía antes en aquel torreón? En ese caso, ¿que era lo que había hecho que ese pequeño se fuera de aquel torreón que parecía ser una de las zonas aparentemente mas seguras de la ciudad? No tenia mucha lógica. Dhelian no podía evitar en eso, como no pudo evitar mirar con cierta confusión a Surasara cuando menciono algo de una luna roja.

-¿Que es eso de una Luna Roja? Es la primera vez que oigo eso...no nos mencionaste nada Surasara- susurro el daeliciano con cierto reproche, la ulterana tenia una mala costumbre de callarse las cosas que iba aprendiendo o encontrando sobre aquella ciudad. Aun así, aquello le sonó extraño, dado que ciertamente no había ni luna ni estrellas, sino un cielo tenebrosamente negro inundado por la única luz de aquellas ratas voladoras en llamas. Miro a Tap atentamente el también quería preguntar un cosita- Me gustaría también preguntarte algo sino es mucho problema. ¿Por que ya no vives aquí? Vimos un dibujo tuyo cuando encontramos este lugar, así que supongo has vivido en este torreón, ¿porque ya no vives? -pregunto viendo con curiosidad a Tap. Por un segundo se cruzo por su mente la muerte de Neith, muriendo a pocos metros del torreón, pero aquello fue un desagradable accidente, en principio el torreón era seguro si lo comparaban con otras zonas de la ciudad. No tenia realmente una exponencial de por que ya no estaba ahí ni el pequeñín ni esos "follacardos" que mencionaba en algunos comentarios de tiza cuando llegaron.

Tap contempló divertido cómo saltaba la ulterana y luego escuchó las preguntas con gesto hosco. <<¿Qué se han creído?>>. Le molestaba que se tomaran tantas confianzas, aunque no dejaba de parecerle típico siendo de la especie que eran.

—Guarda las dagas—contestó en exclusiva a Sura—O morirás apuñalada por tus propias armas y tu cadáver le dará la cena a tus compañeros—la amenazó antes de volver a dirigirse a todo el grupo—. El año pasado yo era cosehado, como vosotros. Maté a una varmana y ayudé a que murieran otras dos personas—no había tenido intención de soltarles algo así, hasta que había visto lo felices que parecían. El hecho de que ellos fueran tan amigos entre sí, tan amables con él y estuvieran tan relativamente bien le provocába úlceras en la intangibilidad. No le hacía gracia asustarlos con eso, pero quería que sufrieran aunque fuera una pizca del miedo que él llegó a sentir en su cosecha. Tenía envidia.

>>Que se os llame cosechados debería daros muchas pistas. Ahora mismo no sois más que brotes de la que será una planta mayor. Primero vendrán las estrellas y luego veréis por fin la Luna Roja—A pesar de la forma de expresarse, el tono de Tap era muy de andar por casa. De vez en cuando el desprecio gigantil se asomaba en ligeros matices—. Y entonces vuestros cuerpos se deformarán de acuerdo a vuestra verdadera esencia, que viendo vuestro tamaño, seguramente será repugnante. Os convertiréis en lo que sois, pero ya os digo... de momento aseguraros de pasar la criba—dejó caer una sonrisa divertida, solo visible a contraluz.

La pregunta de la daeliciana se la respondió únicamente a ella.

—Es una larga historia sobre leyes y agujeros. Pero te cuento algo a cambio, giganta: hasta que llegue la luna sois intocables para mí y para todos los que han sufrido la luna antes. Pero cuando salga y os transforme, perderéis vuestra inmunidad...—esto último lo dijo en un tono exageradamente macabro. Le estaba cogiendo aficción a meterles miedo.

Observo el entrenamiento mie tras disfruto de la fruta sonriendo y reprimiendo  carcajas viemdo al pequeño y poco experimentado humano luchar contra la pared de la ulterana. Cuando han dado por finalizado el entrenamiento me levanto para aplaudir. -Si no fuese molestia me gustaria cruzar un par de guantazos contigo, humano.- Le digo a Álvaro cuando me mira.

Los chicos comienzan a preparar la cena por lo que yo comienzo a hacer mi paripé matutino para librarme de poner la mesa. La ausencia de Marsi se nota bastante, casi tanto como la ausencia de Neith, pero con la diferencia de que la varmana esprobable que vuelva algún día. Tras colocar los botes de miel en la mesa me siento en mi sitio y tamborileo con los dedos ezperando la comida.

El olor de la cocina comienda a inundar la sala por lo que mi estomago comienza a rugir. Cuando los chicos ponen la comida en la mesa comienzo a seleccionar lo que mas agradable a la vista me resulta y lo empiezo a bañar en miel. No levanto la vista de mi plato salvo para mirar al techo y quedarme boquiabierta al ver el mensaje que, podria jurar sin miedo a equivocarme, que nunca jamas ha estado alli. Niego con la cabeza sin parar de mirar al techo. -Os pido por favor que no continueis con la broma. No es bueno jugar con las almas perdidas. Una vez te vas, te vas.- Sentencio mirando a Álice.

De pronto una vocecilla se proyecta en mi cabeza haciemdo que abra de par en par mis ojos y me estremezca levantandome de manera casa inmediata "¿De donde ha salido esa voz en mi cabeza? ¿Hola?" Pregunto en mi interior mie tras miro a todos lados. No tengo mis dagas cerca, estan en mi sillón por lo que agarro el tarro de miel con la i tención de arrojarlo en cuanto viese al visitante. -Callaos todos por favor!- Digo cuando veo que los chicos comiemzan a hablar con la nada.

De nuevo las palabras resonaron en mi cabeza "¿Tap? ¿Quiere decir que nos esta hablando un muerto? ¿Neith? ¿Estas tu tambien aqui?" Pregunto en mi cabeza. Miro con incredulidad a los chicos que hablan con el muerto invisible como si nada en vez de salir corriendo. Para mas inri de pronto una cosa enana verde se medio materializa por lo que instintivamente aprieto el bote por si tengo que lamzarlo. -Hay varias cosas que no sabes de nuestra visita al campo del cementerio Dhelian.- Le digo a mi compañero sin dejar de mirar al muerto Tap.

Su voz comienza a sonar amenazadora aunque el bulbo no parece en absoluto peligroso, los muertos estan muertos, no pueden hacer daño a los vivos. En Daelicia jamas he visto nada parecido. Carraspeando intento que la cosa llamada Tap me mire y atienda. -¿Tap? ¿Pu...pu..puedo hacerte un par de preguntas? ¿Que eres? ¿ A que te refieres con la esencia? ¿Que es un follacardos?- Pregunto sin acercarme ni un solo paso a la cosa verde.

Esta vez, en vez de escribir, nos habló por telepatía. Fue sorprendente en un primer segundo, pero al siguiente lo pensé y tenía sentido. Además, ¿qué mundo de fantasía no tiene algún hechizo similar? Así que de la sorpresa pasé a la emoción por estar hablando con una criatura aparentemente pacífica. Y, nuevamente y por desgracia, dicha criatura dijo algo que me hizo cambiar a estar más... Al borde de recordar lo que no debía, o al menos no de la forma que no debía. <<¿Que cómo nos va? Pf...>>

—Pues... Nos va...—pero entonces escuché lo de Neith y me callé del todo.

Sura se encargó de responder mientras buscaba algo a lo que agarrarme para dejar de pensar en la chica. Pero, como acostumbraba, cuanto más me esforzaba en no recordar algo, más vívido se hacía. Me perdí su aparición, sí, pero no su presentación<<Tap. Me llamo Tap>> así que respondí:

—Pues encantada, Tap.

Luego, mientras le daba vueltas a la comida sin hambre, me centré en escuchar las preguntas de los demás y asimilar las respuestas de la criatura. Lo peor fue cuando dijo como si nada que había matado a una varmana y ayudado a matar a otros dos.

—Ah, ¿has venido a asustarnos? ¿A demostrar cuán poderoso eres? ¿O a matarnos, directamente? Ah, no, nos dices que pasemos la criba, pero nos dices también, tan tranquilo, que mataste a gente en tu criba. ¿Y eres feliz con eso? Vaya, hombre, tenías a una especie de admiradora aquí, ¿sabes?—dije riendo, aunque no era una risa alegre precisamente.—Así que eres un asesino que viene a contarnos cosas que ya nos dijeron en el discurso. Vienes a asustarnos y a decirnos que seremos repugnantes. ¿En eso consiste tu transformación? ¿Tan grande eras que saliste tan repugnante?—le interpelé, usando sus mismas palabras.

Esta situación se parecía a cuando Yrfy intentó matarnos. Si iba a matarnos no sería sin escucharme. Lo peor es que con este me había portado bien, demasiado bien, para lo que estaba diciendo ahora. Y encima había matado a una varmana. No, encima es que hablaba de matar como si nada. ¡Como si nada!

Me sobresalté cuando comencé a escuchar la voz de mi cabeza, aunque no pude evitar mirar con curiosidad hacia Tap el segundo que fue visible. Su pregunta me había dejado con mal sabor de boca, aunque intenté apartar rápidamente el recuerdo de Neith (o, más bien, de lo que quedó de ella). Me sorprendió, eso sí, saber que él también había sido un cosechado, lo que me hizo preguntarme qué se suponía que buscaban repitiendo el ciclo cada año. Sus siguientes palabras, sin embargo, me preocuparon bastante más. Apreté los nudillos contra la mesa hasta que se me volvieron blancos, pensando en gritarle que cómo podía ser tan asqueroso de hablar sin problemas de personas a las que había matado. Los tipos como él deberían pudrirse en unas profundas mazmorras de tortura.

Fulminé a los que fueron al cementerio, harto de que la gente se guardase cosas por el bien común. De todas maneras lo que dijo el pequeño poltergeist me dejó helado, y rápidamente desvié su mirada hacia donde se había materializado antes. «¿Qué es eso de que nuestros cuerpos se deformarán? ¿Vamos a convertirnos en mutantes, zombis o algo así? ¿Pero qué cojones es este lugar?». Entonces pensé en la apariencia del pequeño ser, y me pregunté si se había convertido en algo así por culpa de la Luna. Reprimí un escalofrío. Si lo que contaba era cierto entonces jamás podría abandonar este lugar. «No. Absolutamente de ningún modo me quedaré aquí.»

—Bueno, está visto que no se puede esperar gran cosa de los habitantes de este lugar —escupí—. ¿Pero qué cojones es lo que queréis? Nos engañáis, nos secuestráis, nos abandonáis en una trampa mortal. Y, según tú, cuando esto acabe nos convertiremos en monstruos, mutantes o qué sé yo. ¿Para qué? ¿Para qué nos hacéis esto? —había comenzado lo más calmado que podía (que no era mucho), pero al final estaba temblando de furia. Si lo que contaba era verdad al tío que me trajo le iba a faltar mundo para correr la siguiente vez que lo viese.

Las palabras del poltergeist anunciando que había matado me dejan indiferente, no en vano yo tenía mas sangre en las manos que aquel pequeño bicho. Lo que me cabrea y me hace hablar es su amenaza.

-Espera, nos dices que has matado, me amenazas, ¿y quieres que guarde mis armas?,- mi voz va subiendo de tono y con la última frase le propino un puñetazo a la mesa, la cual tiembla y deja caer una fina capa de polvo al suelo. Las palabras del ser que contienen la información que pedí las almaceno en mi memoria para pensar sobre ellas luego. En estos momentos estoy enfadada y también siento un ligero temor, pero no por mí si no por mis compañeros. Escondo las armas en las mangas dispuesta a acuchillar al ser si se le ocurria ponerle una solo extremidad encima a alguno de los que estaban en la mesa. Lo he visto, eso quiere decir que no es un fantasma, al menos no del todo, y el mismo ha reconocido que fue como nosotros. Quizás quede lo suficiente de él que matar.

Como engañaban las apariencias, por el Demiurgo, era lo primero que pudo pensar Dhelian cuando Tap volvió a hablar y acercamiento que había dado hacia el poltergeist disminuyo volviendo junto a sus compañeros. esas palabras de 'he matado ah... ' le sonaban espantosas, ¿como pudo matar a uno de sus compañeros? Era espantoso, era como una versión del loco de Yrfy en miniatura. "¿Que ganaba matando a sus compañeros?" pensó Dhelian horrorizado y triste, ¿enfadado? No, no estaba enfadado, pero si decepcionado de aquel bichillo y de la ciudad en si misma. Evidentemente sus compañeros tuvieron reacciones de desagrado también ante las palabras amenazantes del bicho planta, sea lo que fuera se sentía estúpido por confiar en alguien solo por su apariencia, no se podía confiar en nadie en aquella ciudad ya se notaba que ni siquiera en tus compañeros. Ellos mismo tenían alguien que sino hubiera sido parado, habría matado a alguno de ellos ya. Agradeció enormemente que Marsi no estuviera allí y no escuchara aquellas palabras de Tap.

-Matar a tus compañeros, matar a aquellos que pueden ayudarte a sobrevivir no es muy inteligente. Y hablar de ello con total naturalidad es desagradable- murmuro el Daeliciano observando atentamente a Tap, no podía saber a ciencia cierta si lo sentía cosa que esperaba. ¿Habría ido a matarles o solo a meterles miedo? Si esos eran los motivos de su visita no se lo pensaban poner fácil. Pero no, nada ocurrió, lo que si consiguió el pequeño brote con sus palabras siguiente fu el estremecer a Dhelian de pies a cabeza. Si su piel hubiera sido de aquel color enfermizo de sus compañeros, se habría vuelto blanca como la leche por el horror de lo escuchado. "No, no puede ser...eso no nos puede pasar..." su mente se repetía incesantemente.

-¡No puede ser verdad!. No hay luna en el cielo, no hay nada en el cielo, una luna no puede aparecer por que si. Ademas que es eso...¿Transformarnos? ¿Verdadera Esencia?  Nunca nos dijeron nada de eso- dijo de inmediato con la voz nerviosa mirando a sus compañeros como esperando que ellos corroboraran sus palabras. Aquello debía ser una mentira para infundirles miedo, solo podía ser eso, una cosa era la magia otra cosa era que apreciaren astros en el cielo de la nada o que sus cuerpos pudieran cambiar...¿cambiar a que?. "¿Nos volveremos como el? ¿Invisibles? ¿Incapaces de hablar normal?" pensó Dhelian sin poder concentrarse todo lo que deseaba, si eso fuera verdad, si esa pesadilla fuera verdad ¿donde estaban todos? ¿Donde estaban todos lo que fueron cosechados antes que ellos? ¿Porque no se dejaban ver ni les dañaban como parecían poder hacer? Eran demasiadas incógnitas las que arrasaban la mente del daeliciano, mareandolo. Por ello al segundo en el que el poltergist hablo en su mente se sobresalto viéndole con cierta desconfianza y temor, pero que respondió una buena parte de sus preguntas aliviando el incipiente dolor de cabeza. "Solo hasta la luna..." se repitió una vocecita en su mente. "No quiero..no puede ser verdad"

Las reacciones no se hicieron esperar y, a pesar de que se sintió mal viendo algunas caras, al final lo que primó fue la diversión. Sembrar el caos en gigantes siempre era gracioso y ahora que veía a los cosechados desde fuera de la criba todavía más. Le daban algo de lástima, porque probablemente alguno de ellos acabaría haciendo sin querer lo que el propio Tap ya había hecho en su cosecha, y algunos letarguinos le habían caído bien. <<Va a ser una pena si la palman>>. El ochrorio y su discurso inentendible se ganaron la mayor carcajada muda de todas las que dio el repoblador.

—En realidad no vine a restregaros nada, solo quería echar un vistazo al huerto y la situación ha derivado—ahora estaba siendo sincero, a medias. Lo que no había esperado era que le tentara meterles miedo—. Y si os pensais que yo he sido desagradable...—dejó la frase en el aire. La ciudad era más desagradable que él y el poltergeist había sufrido ese trato en sus propias carnes—. Se nota que os faltan ollas—el desprecio era casi palpable en aquella frase aunque no hacia los letarguinos actuales, sino hacia sus excompañeros—. Por cierto—se giró hacia Sura y mintió con total disimulo—, yo no he amenazado a nadie. Habrá interferencias en el aire.

Ignoró todas las preguntas que consideró peligrosas de responder y no quiso quedarse mucho más. Les hizo un gesto de despedida y se escurrió mesa abajo. Una vez estuvo en el suelo se dirigió al patio en busca de sus cosas.

—Buenas noches, mariposas. Hasta la próxima visita—pudieron escuchar antes de que poseyera el cuerpo y se fuera levitando. Realmente no pensaba volver más, al menos no con tan poco disimulo. Tenía cosas mejores que hacer que arriesgarse a meter la pata con las normas.

<<Van a madurar a hostias...>> fue todo lo que pensó de camino a la sede.

Sigue en la Sede de los Taumaturgos.

Después de hablar todos, volvió a responder... Y lo hizo de tal forma que me crispó del todo. <<¿Derivado? ¿Derivado?>>

—¡Oh! ¿Ha derivado? Tú has elegido tus palabras, fantasma. ¡Tú has querido ser desagradable! Y no te preocupes, Neith no se mató por las escaleras, lo hizo la ciudad, ¡no hace falta que un bicho venga a recordarnos que corremos peligro! ¡Eso, vete!—le grité en respuesta a sus últimas palabras.—¿Ha dicho próxima visita? Que se joda, no le haré ni caso. Mientras no intente matarnos o herirnos, podemos ignorarle si viene.—sugerí.

Mientras terminábamos de cenar, Álvaro sugirió de ir a la Biblioteca para investigar lo de la Luna Roja.
—Vale. Yo aprovecharé para buscar algo sobre poltergueists y cómo defenderse de ellos, ¿se apunta alguien?

La visita me había animado, desanimado y, de nuevo, animado. No iba a dejar que una criatura invisible del tamaño de una pelota nos fastidiara la vida con nuevas visitas. Y aunque no hubiera ninguna forma de evitarle para nuestro nivel, no nos incordiaría. O al menos a mí no. Sobre la luna esa... <<Aún falta un año, ¿de qué sirve investigar ahora? ¿Qué, os vais a suicidar si no os gusta lo que descubráis (si es que descubrís algo? O vais a hibernar hasta que salga la luna si lo que descubrís os gusta? El presente es lo importante. Además, descubráis lo que descubráis, si pisáis una trampa al salir, ¡chof!>>

Sí, estaba de un humor rarísimo. Lo último que podía hacer era irme a dormir así, por lo que antes de nada me di un baño con agua caliente. Físicamente ayudó a relajarme, pero mentalmente... No hacía más que darle vueltas a cosas que no debería y que no ayudaban a superar lo de Neith. Aunque lo que le había dicho a Tap había "ayudado" un poco. Y, mal que pese, lo de Neith fue un excelente aviso de que nos estábamos confiando. <<Y eso no volverá a pasar>> pensé con determinación. Cuando el agua empezó a enfriarse, terminé, me sequé y, tras un buenas noches a quien quedase despierto, me eché a dormir. Y no lo hice pensando en lo anterior sino en otra cosa que habíamos olvidado con la visita de Tap: ¡los sendarios! <<Mañana tras ir a la Biblioteca podríamos pasarnos por allí. Podemos coger las cestas camino de la Biblioteca y comer en el camino a Sendar o a la vuelta. Sea como sea, nos invitaron. ¿Qué mejor para subir el ánimo que hacer amistades nuevas?>> ¡A dormir!