Torreón Letargo (Archivo IV)

Recuerdo del primer mensaje :

-Uffff, menos mal que llegamos, este tío no se vuelve ligero por momentos,- digo llegando al fin frente al torreón,- que alguien busque la puerta entre toda esa maraña de plantas.- dejo el cuerpo de Ozzchreanos en el suelo y segundos después encuentran la puerta.- Yo entraré sola, no quiero peros,- digo mientras compruebo la expresión que empezaba a formarse en sus caras,- Si he de pelear puedo protegerme a mi misma, si venís vosotros ahora mismo solo me estorbaríais. No os preocupéis, estaré bien, en cuanto vea si es seguro os pego un grito.- Voy a entrar pero antes prefiero repetirles una cosa,- No me sigáis,- digo en tono de orden.

Sin esperar mas me adentro en el torreón en completo silencio. Lo primero que me llama la atención es la ingente cantidad de polvo, <<Joder, ni en los barracones estaba tan sucio, y mira que nos encargábamos de ensuciar ¿eh?>>. Lo segundo que me llama la atención es algo escrito en la pared, "estamos rodeados". <<Sí, si que vamos a estar rodeados, de porquería hasta que no limpiemos>>. Me acerco con cuidado a ese mensaje y lo borro, no quiero inquietar a los demás, y desde luego no el primer día.

Abro una puerta que casualmente da a una especie de patio, que seria bastante bonito de no ser por la estatua que esta en el centro. <<En esta ciudad tienen un sentido del gusto encantador>>. Más allá hay mas puertas que al abrir veo que llevan a las letrinas. <<Bueno, al menos tenemos algún lugar donde hacer nuestras necesidades, pensé que tendríamos que hacerlo en el foso>>. Casi al irme veo lo que parecen ser unas tumbas, me acerco y compruebo que realmente son eso. <<Gente que murio aqui, yo no pienso cavar tumbas>>.

Vuelvo al torreón y aseguro el primer piso mirando en lo que parece ser una cocina. Subo al primer piso lentamente por las escaleras, tratando de no hacer ruidos, veo varias puertas y las escaleras que dan al segundo, miro en cada puerta y todos parecen despachos o cosas parecidas, me sorprende lo revuelto que esta todo allí. La ultima puerta que abro me pone de buen humor, hay una bañera.

Sigo subiendo y veo dos puertas, al abrir ambas veo dos habitaciones comunales con unas cuantas camas en un estado mediocre. <<Mira, cada vez se parece mas a los barracones, de lo malo un sitio en que dormir>>.

Subo al último piso ya sin tanto cuidado, si no ha habido peligro hasta ahora dudo que vaya a haberlo ahora. El último piso resulta ser una sala de entrenamiento, algo que me vendrá bien a mi y a los que quieran entrenar conmigo <<Bueno, y a los que no quieran también, por que de este torreón no salen si no es conmigo o entrenados>>.

Bajo ya sin cuidado y abro la puerta.

-Ala podéis pasar, no hay nada peligroso, a excepción de las arañas que hay un huevo y más.- les digo tratando de comprobar cuan valientes son,- Bienvenidos a vuestro nuevo y sucio hogar, iros acostumbrando por que hasta que no limpiemos seguirá así, hay habitaciones, una cocina, un patio, baños, una bañera, una sala de entrenamiento y.....-dejo pausa para darle emoción- arañas, así que aprended a convivir con ellas,- y me alejo riéndome en busca de un cubo para empezar a limpiar. Pero cuando doy dos pasos me acuerdo de Ozzchreanos y salgo a por el, lo levanto y lo dejo tumbado en un sofá.



P.D.: No ha examinado los sótanos por que no se ha fijado en las escaleras, asi que el que se fije que avise o algo ^^

-Uff por fin en casa.- digo relajándome por primera vez desde que salimos del torreón Maciel.- Y parece que está todo piedra sobre piedra.

Entro en el torreón y saludo a la gente que esta por el salón. El resto de gente se desparrama por el interior y yo bajo a ver como esta el "preso". Al abrir la puerta me llega un olor que no tardo en reconocer. El ochrorio se había meado en el suelo. Suspiro elocuentemente y me dirijo a la celda.

-Ozz, ¿necesitas ir al baño?,- al parecer no hay palabras mayores por el suelo, así que mejor ofrecérselo antes de que suceda.

Archi acabó de fotografiar el cuaderno y, cuando acabaron, Marsi y yo nos unimos al grupo. No estaba nada bien que no nos hubiesen esperado, por algo éramos un "grupo". Vale que se hiciera en la Tierra en situaciones cotidianas... No, no vale, ahí fastidiaba... <<Pero aquí, sabiendo ahora que hay monstruos que nos atacarán... Así no se puede>>

No había tenido mucho tiempo para pensar por el camino, excepto en que eso de que esta ciudad fuese un sueño cumplido también fuese una pesadilla. Había magia, sí, había criaturas de otros mundos. Pero los del otro grupo habían salido ilesos... Ya no bastaría con tomarse en serio el peligro de mi propio grupo sino con lo que pueda haber fuera. <<¿Serpentinos? Los bichos de la Cicatriz y el cosido, Astra... A saber qué más hay por ahí>>

Por suerte, acabamos llegando al torreón sin tener imprevistos. Pero, cómo no, el imprevisto tenía que estar dentro: Ozzy. El ochrorio tampoco tenía la fuerza de voluntad suficiente para aguantarse lo básico... Genial, en serio, genial. <<¿Cómo vivirá en su mundo? Siempre la misma rutina, cumpliendo el deber cuando toca... ¿y ya? ¿Eso es vivir? Vaya rollo... Un robot con piel y huesos>>

Sura fue quien primero bajó a verle, así que me desentendí. Me planté en el salón, apoyada en el respaldo de un sofá pero desde detrás.

-Ahora... Podríamos comer y luego o bien exploramos por nuestra cuenta, o bien el resto coge sus libros... O bien día de sofá. Palomitas y vernos alguna saga entera... Oye... ¿Hemos llegado a probar la comida esa hipercalórica? Si la reconocemos, podríamos guardarla para cuando falten las cestas... Ya sabéis, por eso de que hay criaturas peligrosas fuera...-empecé a decir, pensando en voz alta. <<Eran bollos... ¿Y si Tolkien estuvo aquí, conoció a irrenses y por eso el pan de lembas es tan energético?>> Lo habría dicho en voz alta pero... Sosos.

A la hora de sugerir lo de la comida, recordaba lo que los otros nos contaron. Igual que ellos salieron heridos, nosotros podríamos acabar igual <<O peor>> por lo que la comida habría que vigilarla. ¿Y si durante varios días no podíamos salir por estar en un estado lamentable? Comida... Y de momento la ciudad nos ha dejado coger las cestas, exceptuando el detalle de las casas ilusionistas. Pero... Es comida, es comida dejada a la interperie, a mano de quien quiera cogerla... <<Esto se complica>> pensé, mientras rodeaba al sofá y me sentaba, sumida en mis pensamientos.

No tuvieron problemas en llegar al torreón, apenas entraron Surasara fue a ver a Ozzchreanos y Dhelian aprovecho para ir a buscar los cristales cargadores, como Taro había supuesto en la explicación que les dio a el y a Archi. No estaba claro para que podría servir, pero si era cierto que la sangre permitía que se cargasen con magia, significaba que el tenia magia pero que no sabia como producirla o darle uso y debía averiguar el como. Por eso en cuanto estuvo en el torreón comenzó a buscar por cada habitación, en cada baúl, armario, debajo de las camas mortuorias e incluso en los calabozos ignorando a Ozzchreanos y Surasara al llegar mas pendiente de su búsqueda. Finalmente encontró algo, un baúl guardado detrás de algunos escudos en la armería que con bastante trabajo consiguió subir al primer piso. Ya allí lo abrió encontrándose con diversos cristales en diferentes tamaños y algunos amuletos los cuales tomo con curiosidad, llegando a tiempo de escuchar las palabras de Alice.

-Mirad lo que encontré en un baúl que había en la armería. Se tratan de esos cristales cargadores, también hay amuletos, aunque no se si se cargaran por tacto o por sangre. Pero los cristales, si se cargan con sangre y según me explico Taro funcionarían como cargadores mágicos, un apoyo mágico, si fuésemos capaces de realizar esos hechizos que vienen en el libro nos seria mas fácil el abastecernos de comida y para defendernos si alguna criatura nos quisiera atacar -dijo Dhelian todo rápido y emocionado mientras tomaba un par de colgantes con piezas de cristal incrustado, que tenia ambos cordones y los enrolló en torno a sus muñecas para asegurarse de no perderlos. Taro había mencionado algo del tacto y esos colgantes se veían diferente a los cristales así que supuso que serian del tipo que el carabes menciono, aun así se hizo un pequeño cortecito para manchar la superficie de este y no brillo, aun dudoso de que funcionase se guardo algunos cristales de los que si brillaban en un trozo de tela en su riñonera para no cortarse sin querer. Tras hacer eso volvió al sofá tomando el libro que siempre dejaba bajo uno de los sillones para comenzar a leerlo con la información que ahora tenia de Taro entendía mejor lo que ahí venia, lo de los gestos unido a las palabras. Estaba emocionado y con los nervios a flor de piel deseando poder realizar pronto alguno de los hechizos que venían allí, llamando su atención el de levitación que era uno de lo que mas claro venia "Si aprendiera este hechizo...¡Seria capaz de levitar yo o hacerlo con otros objetos! Cómo...¡si, las cestas, las cestas que siempre que viene la bañera caen en esa cicatriz de huesos! ¡Tendríamos mas comida!" pensó con ojos muy abiertos, inquieto en el sofá, no estaba seguro de si podría funcionar, ¿pero y que? No sabría sino lo intentaba y era la primera vez en mucho que estaba tan emocionado por algo, al punto de que por momentos olvidaba los peligros de la ciudad. No pudo quedarse callado, estaba demasiado nervioso, por eso se acerco a Alice y con ojos grandes y brillantes le mostró el hechizo, tanto a ella como a los presentes en el salón.

-Alice, todos, mira esto por favor, este hechizo podría sernos de gran ayuda si logramos realizarlo...podríamos ser capaces de obtener la cestas que caen siempre en la fosa de huesos sin necesidad de lanzarnos a ella- añadió con rapidez sin poder contener la emoción que sentía, el verdadero deseo de que aquello pudiera ser posible,de que fuese capaz de realizar esa magia, que ya no seria solo algo ajeno o de cuentos. Pero temiendo no convencerla le mostró algo mas, ese libro contenía bastante hechizos muchos de ellos incomprensibles, pero otros si lo eran en gran medida, mas sabiendo ahora lo de los gestos a realizar- También aparece magia para defenderse, eso también podría sernos de gran utilidad, siempre es bueno tener un seguro de vida si el arma falla, ¿no?- dijo sonriendo ilusionado y de algún modo manipulando un poco el asunto para que estuviesen de acuerdo en estudiar mas aquel libro, el deseaba aprenderlo con ganas y aunque el resto se negase, el pensaba hacerlo por su cuenta si hacía falta.

—Quiero comer —Y así expresó Ozzchreanos su primer deseo.

El ochrorio asiente y abro la puerta para entrar dentro, pero cuando me acerco dice algo que me sorprende. Pide comida. Una petición que hasta ahora no había hecho, es más, repasando todo lo vivido con el chico nunca había oído una petición por su parte. Sonrío con ternura y una sensación de victoria. <<Quizá este logrando por fin resultados>>.

Le guio al baño pero me paro en el salón para mandar a Talento y Neith a limpiar la mazmorra ya que en parte era culpa de ellos no haber atendido al ochrorio correctamente. Después vamos a la cocina y le doy un tarro con caviar también pan con queso para que coma. Mientras come trato de hablar con él para ver si consigo algo nuevo.

-Oye Ozz, la celda no debe de ser nada cómoda. ¿Que te parecería volver al dormitorio y a tu rutina diaria obviando una pequeña parte nada más? Sólo tendrías que hacer dos cosas para conseguirlo. La primera es pedirle disculpas a Akasha, y la segunda prometer que no volverás a hacerlo. A cambio te devolveré el resto de las cosas, no es un mal trato ¿no crees?- Mientras hablo le observo atentamente para comprobar si mis palabras ejercen algún efecto sobre el chico.

Antes de que pudieran responderme, Lhelian apareció con un baúl a cuestas. Al parecer había encontrado algo. Lo abrió y pude ver qué contenía: una especie de joyas, en forma de cristales... ¡Eh! Eran los cristales de los que hablaron en Maciel. Lhelian se encargó de confirmarlo, por lo que, rauda, me acerqué a coger uno. En su momento había lamentado no estar atenta a la conversación, pero la daeliciana nos resumió lo que le dijeron. Si se cargaban con sangre... Bueno, los del otro grupo lo habían probado y ninguno había acabado desangrado, así que no necesitaría una cantidad bestial.

-Con calma, con calma.-dije riendo al ver que la chica se embalaba.-Este de momento al tacto no se carga...

Aunque la idea de conseguir hacer magia era alentadora, la de tener que herirme a conciencia para ello... Aunque fuera un arañazo, no podía ser una tontería porque el cristal necesitaba sangre... <<Es una tontería, un arañacillo. La gente se cortaba antes con cuchillos para hacer juramentos y nadie se quejaba, ¿no?>> Sí, claro... <<Magia. Unas gotas y magia>> ¿Y si no servía? ¿Y si sólo eran linternas alimentadas con sangre?

Lhelian, por su parte, seguía emocionadísima con la idea. La entendía, y tampoco le quitaba ojo de encima por si tenía algún éxito. Ahora estaba con el libro de magia, concentrada y nerviosa a partes iguales. Yo seguía mirando el cristal, rozando las aristas con cuidado. La idea de la magia era tentadora, sin duda, pero teniendo en cuenta quiénes había en nuestro grupo, ¿de veras queríamos manejarla? O todos o ninguno, mejor. Y como Lhelian iba en serio...

-¡Eh! Qué susto.-mascullé, sorprendida, cuando se dirigió a mí repentinamente.-¿Hum? Ah... Podríamos, sí...

<<Tenemos comida suficiente con la de la Avenida, sin embargo...>> Pero lo que me convenció fue lo de los defensivos. Cualquier medida defensiva era bienvenida, y por un arañazo no pasaría nada. Así pues, me arañé y procuré que ninguna gota de sangre cayera lejos del cristal. En cuanto empezó a brillar, me llevé la mano herida a la boca. <<Primer paso: listo. A ver lo siguiente...>>
-A ver el libro. ¿Ahora qué? Gestos y sonidos... Y algo de unidades mágicas... Vale... No parece tener más misterio que seguir las indicaciones al pie de la letra. ¿Probamos?

O eso pensaba. Ni realizar los gestos ni imitar las palabras era tan sencillo como había pensado. Obvio, ahora que lo pienso. Así que el misterio quizá residiera en la práctica, por lo que seguí intentando hacer levitar el cristalito.

Pero cuando me decidía a seguir practicando (ya que parecía que no íbamos a salir), Ozzy y Sura volvieron de las letrinas. Dejé de mirarles, acostumbrada a verle bajar de nuevo a la mazmorra, pero no sucedió así. Fueron a la cocina y, tras escuchar a Sura, fulminé el libro con la mirada (si tuviera magia, el libro habría estallado en llamas). ¿En serio la ulterana estaba proponiendo semejante "trato" a semejante cafre? ¿En serio? ¿Sin preguntarle primero a la pobre Akasha, ni siquiera comentarlo con el grupo? <<¿En serio?>> Dejé el libro en el sofá y me acerqué a la parejita, con una expresión neutra. Sura aún esperaba una respuesta. Sabiendo cómo era Ozzy, ¿qué respuesta esperaba conseguir? Estaba clarísimo.

-Eh, Sura, ¿he oído bien? Perdona, he oído perfectamente, por si en tu mundo no entendéis esa forma de hablar. La cosa es... ¿De veras estás pactando algo con el ochrorio? ¿Has preguntado a Akasha si semejante trato le parecería bien? ¿De veras crees que un intento de violación se resuelve con un "perdóname, no lo volveré a hacer"?-puse los brazos en jarras, controlándome para no gritar.-Te tenía por cuerda, joder. ¡Otra loca para el grupo de los locos! Somos un maldito grupo, las cosas se hablan entre todos. Pero ah, no, es que si se disculpa...-dije, teatralmente.-¿Acaso lo va a hacer voluntariamente? No. Si lo hace, será para conseguir lo que quiere, y luego volverá a intentar cumplir con su deber. ¿De verdad eres del ejército, señorita? ¿Sólo os enseñan a luchar allí? ¿No usáis el coco?

Estaba bastante cabreada, olvidado ya el tema de la magia. Y el tema me estaba poniendo violenta, subiendo el tono de voz. Por esto me alejé, volviendo al sofá, pero parecía a punto de seguir hablando como dijera alguna otra locura. <<¡Disculparse por un intento de violación! ¿Pero esto qué es?>>

Al parecer consiguió el interés de Alice y junto con ella comenzaron a revisar el libro viendo si era posible aprender el hechizo e intentar hacer levitar algo, lo que fuese aunque fuese de pequeño tamaño sin mucho éxito. Tan concentrado estaba en lo que hacia que no se percato de lo que pasaba hasta que dejo de sentir a Alice sentada a su lado y curioso por lo que pudiera hacer que la chica se apartase del libro, levanto la vista, parpadeando confundido al ver a Ozzchreeanos en la cocina y las palabras que menciono Alice. "¿De que esta hablando?" se pregunto confundido ya que no había llegado a escuchar las palabras de Surasara. Por suerte la propia Alice le indico lo que ocurría con sus palabras, resultandole increíble que realmente la ulterana le estuviese proponiendo ese trato al ochrorio sin siquiera preguntar la opinión de Akasha y de ellos.

"No llego a comprender su forma de pensar. ¿Intentan violar a un compañera con la que convives y no le preguntas a la atacada que piensa sobre soltar al que la intento violar? No lo entiendo" pensó Dhelian extrañado realmente por aquella inesperada decisión de Surasara. Tal vez era cierto que mantener encerrado al ochrorio por los restos no era lo mejor, pero la decisión de soltarlo era de todos, principalmente de todas las mujeres que eran las que podían ser mas afectadas, Akasha principalmente, en el caso de que este quisiera seguir su rutina. Nada confirmaba que no fuese a repetirlo, era simplemente su palabra y dado su estado medio lucido medio no, no es que fuese de mucha confianza. Cuando Alice volvió tras hablar y la vio pelearse con el sofá el daeliciano se levanto acercándose a Surasara y observando a Ozzchreanos con atención antes de hablar.

-¿Crees en su palabras, Surasara? ¿En que lo que diga vaya a cumplirlo realmente? - pregunto sosteniendo el libro de magia entre sus brazos como si se tratase de un escudo protector, mirando a la chica tras hacer esas preguntas-Aunque digas que si, no puedes estar segura, creo que ni el propio Ozzchreano puede estar seguro. Aun así, de todos modos la decisión no es solo tuya, debiste preguntarnos antes de proponerle eso, es una decisión importante para tomarla sola- dijo mirando al chico con atención, abrazando con fuerza el libro. El ochrorio era enorme y aunque ahí las chicas estuviesen aprendiendo a defenderse, les seria igualmente complicado quitarse de encima a ese tipo, en el caso de que fuese a intentarlo de nuevo. Era normal que estas pudiesen negarse a soltarlo, Akasha principalmente, merecía opinar al respecto- Deberías preguntar la opinión de los demás primero antes de seguir hablando con el...- añadió en un tono mucho mas suave al de Alice antes de volver al sofá y mirar a esta, que parecía querer aniquilar el sofá en sustitución de los dos de la cocina. No sabia como aliviarle el enfado así que se acerco a su oído.

-No se si esto te aliviara pero, si aprendes el hechizo de levitación puedes probar a colgar a Ozzchreanos de una de las estacas de la estatua del patio. O a Surasara -añadió con una leve sonrisa, sabía que era un tema serio pero no servia de mucho jalarse de los pelos- Ya sabes un "regalo" por tantos dolores de cabeza- añadió al tiempo que volvía abrir el libro de magia para seguir intentando hacer el hechizo de levitación, esperando que Surasara tuviese en cuenta las palabras de ella y de Alice antes de seguir su conversación con el ochrorio.

La excursión había sido bastante satisfactoria, pues aunque no habían logrado encontrar otros lugares interesantes o espectaculares, sí que confirmaron que el resto de los “cosechados” –y prefería evitar el término- se encontraban bien y sobrevivían sin demasiadas dificultades. Más o menos. Era una información valiosa y debían sentirse felices por ello.

El salón volvía a bullir de actividad una vez más a su vuelta, si es que se podía llamar actividad a un par de personas leyendo libros y haciendo comentarios casuales sobre su contenido, con alguna que otra irrupción puntual de los otros habitantes para moverse entre un piso y otro. Al igual que el resto de las veces en las que Alice y Lhelian se habían sumido en su estudio, Akasha orbitó brevemente la mesa usada como escritorio para detenerse finalmente junto a ambas, intentando discernir cualquier cosa con una mezcla de fascinación y admiración en su rostro. Lo único que buscaba era sentirse un poco menos ajena a su trabajo. Colaborar con ellas era lo que más quería en aquel momento, pero un rápido vistazo a un montón de símbolos inconexos la obligó a cesar en su empeño. Recordó entonces el tema pendiente al que le llevaba dando vueltas desde hace, por lo menos, una semana.

Había escuchado vagamente en Maciel para qué servían esas figuras cristalinas que manejaban de cuando en cuando. La campesina esperó a que el pequeño espectáculo de luces que el cristal de Alice había generado terminase, o más bien a volver a la realidad tras la impresión, y se acercó un poco más al grupo de investigación.

-No sé cómo sois capaces.-comentó, y pasaron unos minutos hasta que reuniese la confianza suficiente como para tratar el tema que le rondaba la cabeza. Llamando la atención de la humana con un par de golpecitos en el hombro, habló.- ¿Alice? Y Lhelian también. ¿Os importaría hacerme un gran favor? Yo...

El rápido movimiento de Alice hacia la cocina impidió que terminara la frase. ¿Pero por qué se iba así, dejándola con las palabras en la boca? Cuando dirigió la mirada en su dirección, se encontró de lleno con Surásara hablando en la sala contigua. Pero no fue Surásara la que captó su atención, sino su corpulento interlocutor, tan ausente y meditabundo como siempre lo había sido. Se sorprendió a sí misma tras unos largos segundos clavando su mirada en él, sin mostrar una mínima muestra de emoción. Apartó la vista e intentó centrarse, por ejemplo, en los libros, sin éxito alguno. Se maldijo a sí misma: había conseguido acostumbrarse, apartar la mirada cuando lo sacaban de ahí abajo y fingir que no lo habían hecho. ¿Pero le importaba realmente aquello? ¿Culpaba al propio Ozzchreanos, a esa Iglesia que había introducido en su mente esas ideas, o a ambos a partes iguales?

-Yo...

Cuando Akasha se percató del tema que tan nerviosamente habían abordado Alice y Lhelian en contra de Sura, se sumió en una más de sus sesiones de introspección. ¿Sacarlo de la celda de forma permanente? ¿Cómo le afectaría eso? Era fuerte y podía ayudar mejor al grupo fuera de la celda que encerrado en ella, pero... ¿era seguro? ¿Y si volvía a suceder algo como... aquello? ¿Qué más acciones mecánicas estaban grabadas a fuego en la mente del ochrorio, preparadas para ejecutarse en el momento más insospechado? Las dudas se agolparon en su cabeza todas a la vez, impidiéndole avanzar en sus cavilaciones. ¿Una respuesta? Sí, si le preguntaban tendría una respuesta lista, una respuesta clara y sincera.

-...no sé qué hacer.-pudo susurrar, sin dirigirse a nadie en concreto, sino a sí misma.

Había vuelto a tomar el helecho y jugueteaba con él enroscándolo y estirándolo entre los dedos, distraída. Por algún motivo eso, junto con atender a las sesiones de estudio de las chicas, era lo único que conseguía tranquilizarla. Continuó así mientras Alice regresaba al salón, malhumorada, y Lhelian procedía con sus habituales comentarios tranquilizadores. No tenía ganas de pensar.

Llegamos al torreón todos juntos. Yo he intervenido poco en las conversaciones de ellos a decir verdad. Lo primero que hago al entrar en la torre es acercarme al armario donde guardo mis botes con miel y al ver la oportunidad meto mi contrabando con los otros botes.

Al escuchar que la gente comienza a venir al salón, cierro la puerta y me acomodo en el sillón con la pierna subida en el respaldo de mi cama compartida. Los chicos llegan preguntando sobre los resultados de nuestra salida. Yo, respondiendo escuetamente, me escabullo al patio para limpiarme las manos con el agua. Al terminar de limpiarme las manos y dar un buche al agua del pozo entro en el salón en el momento justo en el que escucho a las chicas protestar por algo que ha hecho Surásara por lo que sonrío ante la posibilidad que se me presenta y tranquilamente me acerco al armario de los botes y saco uno con frutitas bañadas en la miel.

Abro el bote y saco una pieza  mientras comienzo a hablar mirando a las frutas suspendidas en la miel   despreocupadamente. -Bueno, si se me permite la opinión. Como ya ha quedado claro en presencia de los otros compañeros.- Hago una pausa para ponerme la pieza de fruta reblandecida por la miel en la boca mientras cierro el bote y lo guardo en su lugar cerrando la puerta tranquilamente. -Las decisiones sobre lo que ocurre han de tomarse entre todos. Ya sea por la nimiedad de un simple tarro de miel, como de la opción de darle a él, un casi violador, la oportunidad de salir de la mazmorra. Por que ¿Quién nos da la seguridad de que no intentará hacer lo mismo con alguna de vosotras?- Hago una pausa para darle un bocado a la fruta y masticando continuo hablando señalando a Ozz.

-No te lo tomes a mal Ozzchreanos. No es algo personal. Pero a mi me ha quedado claro que... para cosas importantes. Necesitamos el consenso de todos los presentes. Y, por mi, te dejaría un cubo y te pondría unas mudas de ropa de cama mortuoria para poder cambiarte.- Digo haciendo un sutil hincapié en la parte del consenso intentando hacer ver mi molestia ante la conversación que sufrimos en la torre de los extraños.

Antes de que el ochrorio me responda llega gente quejándose, a cada una de las chicas le sostengo la mirada sin preocuparme mucho por las palabras que dicen, vienen a ser las mismas quejas, pero cuando Kora termina de quejarse me levanto y hablo alto para que me escuchen todos pero sin llegar nunca a gritar.

-¿Quien os dará la seguridad de que no volverá a intentarlo? Yo. Igual que soy yo la que le baja la comida, la que se encarga de que vaya al baño, la que se asegura de que esté aseado, y el resto, salvo contadas excepciones, os alejáis de él como si tuviese algún tipo de enfermedad infecciosa, a mis ojos sólo es alguien que ha cometido un error, y yo apuesto por él, quiero darle una segunda oportunidad por que tengo la intuición de que puede cambiar a mejor, como casi todo el mundo. También soy yo la que siempre sale por comida, como esa miel y fruta que te estás comiendo ahora mismo,- le recrimino a Kora para que se de por aludida y se calle.- Así que disculpad si creo que tengo derecho a proponerle algo así cuando seré yo la que estará vigilante de que no vuelva a las andadas. La única que tendría algún derecho a protestar es Akasha, y curiosamente de momento no la he oído decir algo en contra.- termino de forma cortante y me vuelvo hacia el chico para preguntarle de nuevo.- ¿Y bien Ozz, que te parece?

Tardamos un rato en llegar hasta el torreón, pero por lo menos no tuvimos que encontrarnos con monstruos que parecían sacado de una película de Tim Burton, así que al menos pudimos llegar tranquilamente. Una vez dentro cada uno se fue por su lado, así que por mi parte me puse a mirar el libro de lucha, preguntándome qué efectividad tendrían esos movimientos contra lo que se habían encontrado los macieleros. Cuando Lhelian vino con el baúl de los cristales sangrientos la miré curioso, cogiendo uno tras unos segundos de duda y cortándome en un dedo.

—Casas carnívoras, monstruos remendados y linternas de sangre. Esta ciudad mejora por momentos —bromeé con una sonrisa sarcástica.

Ignoré la discusión que se formó cuando Sura intentó hacer un trato con Ozz mientras comenzaba a mirar el libro de magia con otros ojos. En los días anteriores me había parecido muy gordo, muy extraño y muy en un idioma demasiado desconocido como para que me interesase, pero ahora parecía más entendible lo que había que hacer. Aun así, la forma en la que estaba escrito el libro me confundía bastante.

—Espera, espera, espera, espera. ¿Qué acabas de decir? —creía que lo de la discusión era cosa de las chicas, pero una de las cosas que acababa de decir Sura no me había gustado nada. Indignado levanté la vista del libro para clavarla en la chica—. ¿Que eres tú la que siempre sale por comida? Claro, porque los demás somos unos vagos que nos tocamos los cojones a dos manos, ¿no? —le pregunté a la ulterana, teniendo verdadera curiosidad por una cosa en concreta—. Chica, no sé de dónde te sale esa vena maternal de "hago lo que me sale del coño sin preguntar a los demás", pero estaría bien que no te agenciases méritos de algo que hacemos todos, que aquí todos salimos a por las cestas, eh, así que menos lobos.

Otra vez antes de que Ozz pueda contestarme oigo mas quejas, esta vez por parte de Álvaro. Claramente ha malinterpretado lo que yo he dicho pero como sus modos no me gustan le hago una advertencia a la vez que una aclaración.

-Ten cuidado humano, no te pases. Has malinterpretado mis palabras y lo aclarare antes de que alguien mas piense mal de mis palabras. Cuando he dicho que siempre salgo por la comida no me refería a que lo hiciese sola, quise decir que siempre salgo por ella, independientemente de quien venga o no. En todas las salidas yo he salido también, así que no me acuses de algo que yo no he dicho.- y dirigiéndome en mas general.- Ahora, si nadie quiere aportar nada nuevo a esta conversación agradecería un poco de silencio para que nuestro recluso pueda contestarme.

Marsi se había puesto a repasar la libretita tirada en su cama nada más llegar. Le habría gustado hablar más con los macieleros y compartir información, a pesar de lo incómoda que se sentía rodeada de tanta gente y tan rara, sobretodo el chico de la sonrisa inquietante. Le entró hambre, por lo que bajó a la cocina a por un bocadillo y allí se encontró a Ozz, comiendo tranquilamente, y a sus compañeros discutiendo. Oir hablar a Surásara le hizo hervir la sangre, pero antes de gritar miró en dirección a Akasha, que jugaba con una rama de algo.

-Creo que lo que estás haciendo no es justo, Sura- le dijo seriamente- Has tomado una decisión por tu cuenta sin consultar a nadie, estas menospreciando el trabajo de los demás. Yo también le bajo la comida a Ozz, intento hablar con él a veces, ayudo a limpiar su celda... Pero lo más importante; Akasha tiene miedo. ¿Es que no lo ves? Ella fue la que estuvo a punto de ser violada, ¿crees que estará cómoda sabiendo que Ozz está suelto y que sigue sin dar muestras de humanidad?- Miró a Ozz fijamente, tan calmado como el primer día- Míralo, es como una máquina.Le damos combustible y hace las cosas que alguien que no conocemos le mandó hacer. Todos los días.

Ozz se levantó y se fue al sótano, y Marsi lo siguió. Neith y Talento casi habían terminado de limpiar, muy a regañadientes y lanzando maldiciones contra Sura. Marsi metió en la celda una escupidera de latón y cerró con llave. Subieron los tres.

-Lo que has hecho ha sido cruel. No eres la líder aquí, nada te da la autoridad a hacernos a todos los demás vivir con miedo. Ozz me da miedo, y no voy a dormir tranquila si lo veo dando vueltas por el torreón.

Marsi estaa enfadada, triste y aterrada. Sura había actuado sin consultar, y lo peor es que parecía totalmente convencida de que estaba haciendo lo correcto. Había acallado a los demás como si sus palabras no importasen. Era la más fuerte del grupo, podría hacer lo que le diese la gana por la fuerza, y era la única que podía parar a Ozz si se decidía a repetir su intento. Aquello le había sentado a Marsi como una traición. Las clases y la presencia de Sura le habían proporcionado seguiridad, pero de nuevo volvía a sentirse en peligro en su propio refugio. Le sostuvo la mirada a la ulterana unos instantes y luego se fue al salón, donde abrazó a Akasha.

Mientras retorcía la tela del sofá, por desquitarme con algo, los demás siguieron hablando, discutiendo. Lo último que dijo Sura sobre que ella lo hacía todo fue la gota que colmó el vaso <<Loca, otra más>> Por suerte, Lhelian se me acercó para bromear sobre futuros usos de la magia.
-Sí, que pobre sofá. O bien dejo sordos a los cojines o bien le retuerzo las orejas...

Marsi fue la que más sensata me pareció, y menos mal que habló. Joder, hasta Álvaro le había dicho cuatro cositas a la ulterana. Si con lo de Marsi no se retractaba, la consideraría otra loca. La pega es que Sura era la que podía con Oz, la que nos enseñaba a defendernos... Y claro, era ella la que lidiaba con todo lo referente a él... Bah. La idea de Lhelian era buena y me animaba a seguir con la magia, aunque Sura pudiera realizarla, si yo lo lograba antes tendría ventaja sobre ella. Y cualquier otro como Oz o Yrf.

Por suerte, el ochrorio no respondió <<Que te den, Sura, ahí tienes a tu "buena-voluntad-Oz" bajando a su querida celda. Si quisiera cambiar, disculparse o algo, lo diría, idiota>> pero me callé. Marsi volvió y se quedó junto a la pobre Akasha, que apenas se había manifestado. <<Tenía que bajar Sura y quedarse en la celda con Oz>>

Entonces, por hacer algo, además de que tenía hambre, me dirigí a la cocina.
-Deja sitio, que yo voy a hacer la comida. Y quien quiera puede ayudarme, excepto tú, que puedes ir a hablar con Oz. Quizá te responda.-dije a Sura, arisca.

De inmediato me arrepentí, pero seguí con la cocina. Junto a los platos de carne y verduras, añadí un cuenco con rebanadas de pan con la miel daeliciana y queso, otros sin la miel. De remate, otros cuencos con fruta pelada y cortada.

-A ver si podemos comer tranquilamente en familia.-dije, intentando animar a los demás mientras poníamos la mesa. Aunque si como grupo íbamos mal... Como familia peor. Pero era una palabra como más poderosa que grupo, así que quizá repercutiese de forma más poderosa en los demás.

Luego, si todo iba bien, volvería con Lhelian y el libro de magia.

-Miedo...- susurro. <<Si ese chico os da miedo es que no conocéis el verdadero terror. Todos están en contra mía, así no conseguiré nada, y cuando quiera ayudarlos no querrán mi ayuda, tengo que arreglar esto. Podría imponerme por la fuerza, pero esa no es la solución>>. Barajo un par de opciones mas y al final me decido por mentir.- Lo siento,- digo con voz arrepentida, <<Otra vez las lecciones de mi maestra me van a servir, le debo demasiado>>. Me habían enseñado a fingir para misiones encubiertas y ahora me aprovecho de ello.- No se que me ha pasado,- me derrumbe sobre una silla,- es que.... ver a ese chico todos los días encerrado sin poder salir..... he sentido pena por él, y no me paré a pensar lo que los demás pensaríais u opinaríais. Lo siento.- me disculpo con Akasha,- no pensé en ti, solo quería quitarme el sentimiento de culpabilidad de encima y no he hecho mas que aumentarlo. Por favor perdonadme,- me inclino en señal de disculpa y me aparto para dejar a Alice cocinar. Compongo una expresión dolida ante sus palabras y salgo de la cocina para darme un baño.

Me relajo mientras estoy en el agua y pienso en mis siguientes pasos hasta que llaman a cenar. Bajo tras secarme y peinarme y como en silencio con la mirada gacha.

Al parecer daba igual lo que le dijeran a Surasara, seguía manteniendo su palabra al punto de que incluso tras escuchar las palabras de Alvaro y Marsi siguió diciendo que su decisión de decirle a Ozzchreano de sacarlo era buena. Lo que menos le gusto fue las cosas que dijo y el modo en que las dijo, infravalorandolos a todos y tomando decisiones por su cuenta sin tener en cuenta sus opiniones. "Transmite superioridad en cada una de sus palabras" pensó disgustado por aquello, decidió no intervenir y seguir concentrado en su libro. La siguiente vez que levanto la vista Alice estaba preparando la comida, Ozzchreano había vuelto a la celda, Marsi estaba con Akasha y Sursara estaba disculpándose por su comportamiento anterior, algo que hizo que Dhelian la mirara con detenimiento, no sabía por que pero no creía su disculpa, tal vez porque le había disgustado sus palabras anteriores. Alguien que no toma en cuenta opiniones de otros, mostrando superioridad y de un momento a otro cambia a alguien sumiso, era porque algo quería conseguir. O al menos así eran sus hermanas cuando eran mas pequeñas y querían algo que sus padres no querían darle, sino lo conseguían de una forma se hacían las buenas y sumisas hasta conseguirlo. Dhelian prefirió cambiar su foco de atención agradeciéndole con una sonrisa a Alice cuando vio que había preparado comida y que se acordó de echarle miel.

-Gracias por la comida Alice- dijo sonriendole ampliamente comiendo lo que había preparado. Cuando terminó volvió al sofá con el libro y miró a Akasha que seguía con Marsi y buscando tranquilizarla y que olvidara el mal rato que habían pasado decidió preguntarle sobre lo que había ido a pedirles antes a ella y a Alice- Akasha, recuerdo que estabas a punto de pedirnos un favor, ¿puedo saber de que se trataba?- pregunto hablando en un tono realmente suave y relajante, sentado en el sofa con el libro sobre sus piernas