Torreón Letargo (Archivo IV)

Recuerdo del primer mensaje :

-Uffff, menos mal que llegamos, este tío no se vuelve ligero por momentos,- digo llegando al fin frente al torreón,- que alguien busque la puerta entre toda esa maraña de plantas.- dejo el cuerpo de Ozzchreanos en el suelo y segundos después encuentran la puerta.- Yo entraré sola, no quiero peros,- digo mientras compruebo la expresión que empezaba a formarse en sus caras,- Si he de pelear puedo protegerme a mi misma, si venís vosotros ahora mismo solo me estorbaríais. No os preocupéis, estaré bien, en cuanto vea si es seguro os pego un grito.- Voy a entrar pero antes prefiero repetirles una cosa,- No me sigáis,- digo en tono de orden.

Sin esperar mas me adentro en el torreón en completo silencio. Lo primero que me llama la atención es la ingente cantidad de polvo, <<Joder, ni en los barracones estaba tan sucio, y mira que nos encargábamos de ensuciar ¿eh?>>. Lo segundo que me llama la atención es algo escrito en la pared, "estamos rodeados". <<Sí, si que vamos a estar rodeados, de porquería hasta que no limpiemos>>. Me acerco con cuidado a ese mensaje y lo borro, no quiero inquietar a los demás, y desde luego no el primer día.

Abro una puerta que casualmente da a una especie de patio, que seria bastante bonito de no ser por la estatua que esta en el centro. <<En esta ciudad tienen un sentido del gusto encantador>>. Más allá hay mas puertas que al abrir veo que llevan a las letrinas. <<Bueno, al menos tenemos algún lugar donde hacer nuestras necesidades, pensé que tendríamos que hacerlo en el foso>>. Casi al irme veo lo que parecen ser unas tumbas, me acerco y compruebo que realmente son eso. <<Gente que murio aqui, yo no pienso cavar tumbas>>.

Vuelvo al torreón y aseguro el primer piso mirando en lo que parece ser una cocina. Subo al primer piso lentamente por las escaleras, tratando de no hacer ruidos, veo varias puertas y las escaleras que dan al segundo, miro en cada puerta y todos parecen despachos o cosas parecidas, me sorprende lo revuelto que esta todo allí. La ultima puerta que abro me pone de buen humor, hay una bañera.

Sigo subiendo y veo dos puertas, al abrir ambas veo dos habitaciones comunales con unas cuantas camas en un estado mediocre. <<Mira, cada vez se parece mas a los barracones, de lo malo un sitio en que dormir>>.

Subo al último piso ya sin tanto cuidado, si no ha habido peligro hasta ahora dudo que vaya a haberlo ahora. El último piso resulta ser una sala de entrenamiento, algo que me vendrá bien a mi y a los que quieran entrenar conmigo <<Bueno, y a los que no quieran también, por que de este torreón no salen si no es conmigo o entrenados>>.

Bajo ya sin cuidado y abro la puerta.

-Ala podéis pasar, no hay nada peligroso, a excepción de las arañas que hay un huevo y más.- les digo tratando de comprobar cuan valientes son,- Bienvenidos a vuestro nuevo y sucio hogar, iros acostumbrando por que hasta que no limpiemos seguirá así, hay habitaciones, una cocina, un patio, baños, una bañera, una sala de entrenamiento y.....-dejo pausa para darle emoción- arañas, así que aprended a convivir con ellas,- y me alejo riéndome en busca de un cubo para empezar a limpiar. Pero cuando doy dos pasos me acuerdo de Ozzchreanos y salgo a por el, lo levanto y lo dejo tumbado en un sofá.



P.D.: No ha examinado los sótanos por que no se ha fijado en las escaleras, asi que el que se fije que avise o algo ^^

Yo me levanto igual que siempre para continuar mi rutina, el entrenamiento marcha bien y la gente se adapta. Me llama la atención especialmente Marsi, su mejoría es obvia y sospecho que puede estar entrenando por su cuenta, cosa que me parece genial. El resto por el contrario no avanza tan rápido y algunos alternan entrenamientos físicos con magia. Estoy tentada de proponer un entrenamiento mas serio a los que mas destacados están. Aunque lo cierto es que hoy no viene casi nadie al entrenamiento pero tampoco le doy mucha importancia.

Escucho la conmoción y los gritos de la puerta principal y me acerco sigilosamente con las dagas empuñadas, escucho atentamente haciéndome una idea mental de lo que pasa, cuando la tengo intervengo, también es cierto que intervendría igualmente ya que uno de los lagartos parece ponerse violento.

-Eh, eh.- digo interpelándoles,- no nos pongamos nerviosos. Mira,- comento guardándome las dagas sabiendo que puedo volver a sacarlas para defenderme en caso de ser necesario,- si os referís a las cestas de la cicatriz de huesos lo lamentamos,- estoy hablando por todos otra vez, pero no quiero que esto acabe a mal con otra gente,- no sabíamos que había mas gente necesitando esa comida, podemos devolverlas si queréis, ¿no chicos?- Alice parece de acuerdo pero espero a que el resto se pronuncie, mientras comento,- pero no hacen falta las armas para esto, podemos hablarlo como gente civilizada.

Los gritos provenían de fuera del torreón y cuando el puente se bajo, lo que menos se esperaba Dhelian era encontrarse tres reptiles parlantes. Sus ojos se abrieron sorprendidos mientras les observaba con precaución y curiosidad. Cabía la posibilidad de que también fueran cosechados, al fin y al cabo si había ratas y bichos, ¿porque no podría haber cosechados reptiles? Su inspección duro un poco mas escuchando los reclamos del reptil mas alto, maravillado por su envergadura y sus escamas brillantes y llamativas. pero lo que mas atrajo su atención fue el reptil pequeñito al que sintió unas ganas inmensas de abrazar. "Concéntrate Dhelian, ¿Que esta diciendo? Algo de robar, robar comida...¡Las cestas" volvió a la realidad tensándose un poco al notar por fin cual era el motivo de aquella visita tan peculiar. Aquello podía ponerse feo y las palabras de Surasara eran tranquilizadoras, pero aun así Dhelian se sintió un poco culpable, al fin y al cabo el fue uno de los que fue por las cestas de la cicatriz. Respirando profundo guardo las dagas aunque se mantuvo cerca de sus compañeros por si acaso demostrando así que no quería pelear a ser posible antes de hablar.

-Lamentamos mucho lo de la comida. Yo fui quien tomó las cestas de la cicatriz con ayuda, no sabíamos que estas estaban siendo tomadas por otros cosechados, de haberlo sabido no habríamos ido a por ellas- dijo Dhelian con voz suave intentándose explicar, no quería que los tachasen de ladrones, tal vez si había tomado algo que no les pertenecía, pero no lo había hecho con maldad, simplemente no sabia que eso estaba siendo tomado por alguien mas- Conseguimos tomar solo dos cestas, pero dado que en realidad son vuestras supongo que estaría bien el devolvérosla.- añadió mirando a sus compañeros de torreón por lo que opinarían al respecto, el veía como la mejor opción para evitarse un enfrentamiento. La cestas eran realmente para el que las cogiera primero pero ellos ya tenia las de las casas carnívoras, si las otras eran tomadas por alguien mas no tenían por que abusar. Pensando en eso miró con atención al pequeño reptil, viendo como la reptil que aun no tenia nombre se ponía en guardia y decidió que responder la pregunta del reptil llamado Gart no haría daño y tal vez ayudaría a calmar el ambiente tenso- Y en cuanto a tu pregunta somos unos cuantos si,  y no, no hemos visto nadie mas como tu, lo siento- respondió intentando sonar cordial y así fuese todo mas ameno mientras esperaba que todos estuviesen de acuerdo en darle las cestas para ir a por ellas.

¡Con que era eso! Son cosechados, como nosotros, de otro mundo, obviamente, y sus cestas eran las de la Cicatriz... <<Joder, qué mal, les hemos quitado la comida de un día... Aunque conocieran la magia y tengan reservas, imagínate que llegamos un día a la Avenida nosotros y vemos a otros llevárselas...>>

-Ha sido un malentendido, en serio. No sabíamos que había más gente aparte del otro grupo.-les dije.-Y no es peligroso, para nada, salimos armados porque ya nos han atacado antes... Voy a... a por vuestras cestas, esperad.

Volví al interior, dirección nevera, y fui llenando una de las cestas con lo que recordaba haber repuesto la última vez. No creía que ninguno de mis compañeros se opusiera... <<No tendría sentido. Si acaso se opondrían los violentos como Yrfy... Porque ahora mismo les superamos en número, pero si viven en otro torreón, ¿quién sabe cuántos viven allí? Y que no, joder, no nos vamos a enemistar por un par de puñeteras cestas que cogimos por probar y que, ¡encima!, sobran>> Decidida, volví a salir con las cestas, tras haber dejado la ballesta en la cocina. Las dejé en el suelo, entre ellos y yo, que me quedé al lado de Sura.

-¿Veis? Ni es peligroso ni ha sido un robo. Lo que no sé es si la miel os resulta venenosa o si hay daelicianos con vosotros... Ahora bien, aquí estamos en actitud pacífica. No pienso acercarme o que os acerquéis mientras vais con actitud ofensiva. ¿Podemos dejar esto en un inocente malentendido?

Quería acabar la tontería esta, no entendía el por qué de las malas formas de la otra si aquí estábamos tan tranquilos. Pero quería acabar para curiosear sobre ellos y su grupo, su mundo, dónde vivían... Hacer un grupo con ellos como con los de Maciel, incluso, si era viable. No por nada, ya que eran como nosotros, dejados aquí a su suerte.
-Mejor conocernos todos y llevarnos bien en una ciudad donde cualquier bicho nos ataca, ¿no?

-Sí, todo un malentendido,- respondo con una media sonrisa amable.- Esto es un daeliciano,- le digo a Gart señalando a Dhelian,- y lo cierto es que son los únicos que pueden tomar esa miel sin pasar malos ratos.- explico al pequeño que parece sentir mucha curiosidad.- Y por mi podéis volver cuando queráis, no somos hostiles,-<<La mayoría al menos, Kora, Ozz e Yrfi son para darles de comer aparte>>, pero esa información me la guardo para mi misma.

Dhelian se despierta y se revuelve un poco para al final levantarse. Mascullo un poco y me doy la vuelta para continuar durmiendo. Cuando mi cuerpo vuelve a relajarse y estoy a punto de dormirme unos golpes secos en la puerta de entrada y un grito me hacen levantarme casi como si el propio sofá me quemase. Me acerco al grupo de la puerta en guardia pero al escuchar la acusación de robo instintivamente me coloco detras de Neith. "¡Aaa no! otra vez no. Este golpe me siento preparada para cosas voladoras."

El porton se abre a la par que yo me escondo tras la chica, las voces de los visitantes no me son para nada conocidas por lo que saco la cabeza por detras de la espalda de mi escudo improvisada para ver a los bichos enormes. Al ver los tamaños de los lagartos trago saliva y me siento sumamente enana a su lado. Los chicos hablan con los visitantes que, al parecer, están enojados por algún tipo de robo. -A nosotros no nos miréis que ya bastante tuve yo ayer de robos falsos por malentendidos.- Digo por lo bajo mirando a todos lagartos tras mi muro de carne.

Los mas coloridos me dan un poco de miedo. "¿De que mundo provendrán esas cosas? No son nada parecido a los otros cosechados. ¿Habrá mas daelicianos en su torre? Que escamas mas coloridas, son hasta bonitas. ¿Estos lagartos comerán insectos?¿Podrían comerse a Xplat?" Los lagartos interactuan con las chicas por lo que presto atención a su pronunciación seca, sobre todo de la cosa mas colorida. El mas pequeño ademas es volador, no parece ser de la misma especie que los otros dos aunque también tiene escamas. 

Al escuchar que nos dejan los tarros a nosotros sonrío al pensar que ya tengo a otros para que me proporcionen mas miel. Salgo de la espalda de Neith y me acerco lentamente intentando parecer inofensiva, aunque preparada para desenvainar o poner a alguien de por medio. -¿De verdad nos vais a dar la miel? Os lo agradecemos, sobre todo nosotros dos que somos los únicos capaces de disfrutar de un buen dulce.- Digo señalando a los dos únicos beneficiarios de la oferta.

Fue un alivio el que todo estuvieran de acuerdo y que cuando Alice trajera las cestas la cosa se apaciguar aun poco. Al final de todo, no Korasihanna ni el perdieron su fuente de alimento la miel, ante una observación bastante obvia de Surasara.

-Realmente se agradece y de nuevo perdonad el malentendido- se disculpo de nuevo Dhelian con una voz suave mientras miraba con ojos curiosos al pequeño reptil llamado Gart, que parecía tan interesado en ellos como como Dhelian lo estaba- Sera un placer si decidis volver, me gustaría también poder saber un poco mas de vosotros- dijo Dhelian con verdadera curiosidad e interés, mientras miraba la brillantes escamas que cubrían a las dos reptiles mas grandes, resultaban hermosas y llamativas a la vista, en esa ciudad algo hermoso para un daeliciano era un lujo para la visión.

Al final se solucionó todo como seres civilizados, quizá más incluso que si siguiéramos en la Tierra <<"¡Al ladrón! ¡Bang, bang! Ah, no, este cadáver no era el ladrón... Ah, pero era en defensa propia, soy inocente"... Menos mal que en casa eso no pasaba... Y aquí... Xalkoth es la excepción>> Otro dato más: no había daelicianos en su grupo, pero ni en Maciel ni aquí había lagartos, así que era algo "normal". <<Inútil serás tú, no te digo...>>

Pero entonces el que parecía un dragón hizo las dos mejores preguntas que podía haber hecho.
-¡Claro que puedes!-exclamé, dando un pequeño salto.-Yo no me preocuparía por el numerito, bah, siempre y cuando podamos visitaros en son de paz. Somos vecinos, a fin de cuentas. ¿Hace el plan, hace? Yo tengo otra pregunta, esperad...

Tardé dos segundos en preparar lo necesario para el hechizo de levitación y lo justo y necesario para lanzarlo sobre uno de los tarros. <<Cuidado con tirarlo, que Kora me mata>>
-¿Conocéis la magia?-inquirí entonces.-Lo que no he conseguido aún es...-dije, mientras dejaba el tarro en el suelo.

Ahora probé sobre mí y, tras dos intentos... ¡Eureka!
-¿Gart, eras, no? ¡Ahora puedo volar como tú! Bueno, no tanto... ¡pero vuelo!-exclamé, levitando a apenas unos centímetros del puente.-Lhelian, ¡mira!

Para colmo de buenas noticias, el mismo Gart fue quien hizo magia. ¡El año en la ciudad mejoraba por momentos!
-¿Sendar? ¡Lo buscaremos en el mapa! ¡Tened cuidado por el camino!-me despedí, saltando" mientras aún levitaba.

Digo saltando porque cuando debería haber caído, me quedé un poco más arriba de lo esperado... Y como ya sucediera en la fuente, perdí el equilibrio. Intenté recuperarlo pero mi maldita torpeza sólo empeoró la situación.
-¡Houston, Houston, tenemos un probleeeeee...

No llegué a acabar el grito sino que caí de culo contra el puente.
-Blema. Ay.-acabé de decir, mientras me levantaba sacudiéndome el polvo a palmetazos. Luego les fulminé con la mirada.-Aquí no ha pasado nada.-bromeé, riendo, para después coger a Lhelian de la mano.-¡Magia, magia! Y tú también, señorito, a practicar magia.

Una vez dentro, mientras buscaba los cristales y preparaba mi libreta, les dije a ambos
-Quiero progresos, o no seré la única en darse un golpetazo en el culo. ¿Empezamos?-reí, frotándome las manos.

Tras preparar el suelo, sin embargo, recordé cierto detalle al ver las sábanas. <<Maldición>> Practiqué magia con ellos, sí, pero en cuanto tuve el libro en mis manos busqué el de limpieza, lo apunté, y me puse con este. Nos vendría bien, vista la cantidad de chicas que éramos...

Observo la marcha de los lagartos con interés, estoy segura de que nos volveremos a encontrar. Entro y no oigo más que magia y magia. <<Que perreta les ha dado con la magia oye. No la encuentro tan útil, si no mejoran desde luego podría matarlos antes de que finalicen un hechizo>>. Niego con la cabeza y digo:

-Si alguien me necesita estaré en el patio entrenando o si alguien quiere entrenar también puede venir,- comento en voz alta pero para nadie en particular.

Bajo a por los tonfas y me pongo a entrenar en el patio.

Si algo pudo hacer que Dhelian apartara sus ojos de los tres nuevos vecinos fue ver a Alice flotando unos centímetros del suelo, algo que habían intentado el día anterior sin mucho éxito. Verla conseguir aquel logro le dio ganas inmensas de ponerse a practicar, así que cuando se despidieron y obtuvieron la dirección del lugar donde los tres reptiles vivían, corrió adentro para tomarse algo rápido de desayunar y unirse al la practica de magia en el salón.

-Tal vez deberíamos colocar algo en el suelo por si nos alzamos mas y caemos no hacernos mucho daño- comento Dhelian antes de que comenzaran la practica mirando alrededor buscando algo que pudieran usar, termino subiendo arriba y bajando una cuantas mantas viejas que había cogido de un baúl, no eran muy allá pero al menos si caían no seria tan doloroso el golpe. Tras colocarlas en el suelo sonrió ampliamente poniéndose ya serio con la practica de magia. primero intentar levitar, luego se pondrían con el aprendizaje de los hechizos defensivos, poquito a poco- Ahora si, vamos allá- añadió animado antes de pronunciar el hechizo de levitación una par de veces sin mucho éxito mas que el cosquilleo habitual cuando hacia magia, ala tercera y cuando se concentro adecuadamente pudo separar un poco sus pies del suelo-¡Si mirad, lo consegu...ahh no, no!- se emociono al ver que levitaba y dio un paso en falso, o todo lo falso que podía darse cuando tus pies no tocan suelo firme. De forma un poco estúpida aleteo con las manos intentando no caerse pero dado que no había suelo firme bajo sus pies termino cayendo de bruces al suelo-Auch...vale, ahora si te entiendo...no es nada fácil, Ay - se masajeo el trasero mientras se levantaba por suerte las mantas habían aligerado el golpe, pero del ridículo nadie lo salvaba, aun así volvió a levantarse, no se rendiría hasta conseguir una levitación mas o menos decente aunque le llevara algo de tiempo. Quien sabe tal vez eso podría salvarle la vida en un futuro, nunca se sabia en esa ciudad.

Los lagartos se marchan mientras Alice de pronto comienza a levitar. La miro con los ojos como platos y la boca abierta. "¿Acaso es posible hacer algo así con la magia? ¿Por que no puedo yo si quiera hacer levitar una misera cesta vacía?" Cuando me percato de mi soledad recojo los botes de miel y dando pequeños saltitos los guardo en mi estante de miel. 

Las chicas comienzan a moverse en la sala, la ultreana sale al patio a entrenar mientras que los demas sacan mantas y practican a levitar. Yo me siento en el sillón mientras desayuno viendo a las chicas intentar levitar. El golpe de Dhelian me hace soltar una carcajada y atragantarme con la comida por lo que la risotada pasa a ser una batalla por que el trozo de pan con miel pase por mi exofago. Cuando termino de desayunar salgo al patio negando los ofrecimientos mágicos para ver a la chica pelirroja practicando con unos palos. 

En silencio me pongo a calentar estirando mi cuerpo notando como mi espalda cruje al estirarla. Mi flexibilidad esta un poco mermada pero aun puedo tocarme sin esfuerzo los dedos de mis pies. Cuando me veo preparada me acerco a la ultreana y le hablo con las manos a la espalda balanceandome un poco.

-Surásara. ¿Te importaría si me uno a tu entrenamiento y nos matamos un rato? Seria un honor poder batirme contigo si me lo permites. Me gustaría tener un poco mas de velocidad de reacción. No me gustaría que se repitiese lo del otro día.- Tras decir eso me rasco donde se clavó el cuchillo del insecto.

-No, no me importa. Pero no usemos armas cortantes, no vayamos a hacernos daño.- digo cuando paro para mirarla.- Si no te importa yo seguirá usando esto, quiero practicar con ello y así te doy una ventaja.

Espero a que la chica vuelva y cuando lo hace me pongo en guardia levantando ambos brazos.

-Venga, ven por mí.- <<Voy a contenerme con ella. Por mucho que a veces quiera estrangularla no es plan de dejarla incapacitada por huesos rotos>>.

La visita fue extraña. Eran cosechados al parecer, pero no aparecían mencionados en la libreta que habían encontrado, ni se parecían en nada a ninguno de los macieleros. No le había parecido una situación apropiada para hacerles preguntas, pero ya que el pequeño reptil alado llamado Gart parecía igual de interesado, si no más, en saber sobre ellos, seguramente se encontrarían en otra ocasión. Lo cierto es que tenía curiosidad en saber cómo era su torreón. Lo situó en el mapa, marcándolo con carboncillo como un sitio seguro, o por lo menos no-hostil.

Sus compañeros se fueron dispersando, olvidando el incidente, y se dedicaron cada uno a lo suyo. Sura salió a entrenar, al patio con Kora. Marsi se sentía demasiado incómoda como para entrenar, pero no podía dejarse. Se puso unos pantalones bien ceñidos, tomó su lanza y subió a la última planta. No entendía por qué se empeñaban tanto en entrenar fuera. Era más pequeño que la sala del tercer piso, el huerto estorbaba y por la mañana hacía frío.

Hizo algunos calentamientos para acotumbrarse a la molestia del vientre y se puso a hacer algunos ejercicios con la lanza. Le gustaba entrenar sola de vez en cuando, así podía ir a su ritmo y no tenía que aguantar a nadie. Sabía que no avanzaba demasiado así, pero era tan solo para mantener el cuerpo en forma. Ya tenía las clases de Sura por lasmañanas para mejorar << Y tendré las de Maciel cuando vaya...>>

Había decidido ir a Maciel. Había visto los extraños movimientos del niño loco, y como el insecto lanzaba el cuchillo con mano experta. Quería aprender de ellos. << Yo no puedo hacer magia, tengo que compensar, tengo que ser la mejor guerrera que pueda...>> Puede que incluso, si las relaciones con el nuevo torreón iban bien, le pidiera ayuda a los reptiles...

La ultreana accede a mi petición por lo que sonriendo asiento ante la condición de no usar armas cortantes. -Pues voy a bajar a buscar algo de madera como eso que usas a ver que encuentro. Si me lo permites, me retiro a buscar.- Sin esperar la respuesta de Surásara me encamino al torreón dando saltitos. Ignoro a los reunidos en la sala pasando por encima de las mantas tiradas manchando un poco su superficie con mis zapatos de tierra. 

Tras buscar algo bonito en la armería saco dos barras de madera cortas y doy un par golpes al aire para intentar acostumbrarme al peso de las armas. "Son mas pesadas que mis dagas pero eso hará que al usarlas pueda hacerlo mejor." Al pasar por la puerta del recluso pongo la oreja en la madera para intentar escuchar algo del ochorio. Al no detectar movimiento le doy una patada a la puerta y salgo tranquilamente del sótano.

Llego a la puerta del patio y alzo los palos haciéndolos chocar para denotar mi presencia. "Voy a ponerme enserio, no puedo permitirme que me vuelvan a machacar. Con nuevos competidores en la ciudad, hay que prepararse bien por si están tan locos como el bicho o incluso la rata." Los movimientos de la ultreana están demasiado marcados y predefinidos. Se enfrenta mi estilo de golpe y huye con el militarizado de Surásara. Ninguna de las dos damos nuestro brazo a torcer, a cada golpe parece que nos concentrásemos mas en golpear nosotras. Saltos, fintas y muchos golpes se ejecutan en nuestro duelo personal. Surásara se nota que no es una negada en la lucha, sonriendo embisto tras saltar esquivando una acometida de la chica. Intento esquivar lo mas rápido que puedo y golpear. Normalmente consigo solo uno de las dos cosas, a decir verdad, no se lo estoy poniendo fácil a la chica pelirroja.

La sesión de entrenamiento nos lleva casi toda la mañana. Sudorosas y doloridas damos por terminado el entrenamiento justo en el momento en el que la noticia de la comida recién puesta nos saca de nuestra batalla. Recojo mi pelo mojado por el sudor y felicito a la chica con una reverencia. -Un placer haberme matado contigo Surásara. Espero que hayas sacado algo mas que unos moratones al igual que yo.-

Tras un rato de practicar y practicar, de reírme tras las caídas de los que intentaban levitar, llegó la hora de la comida. Aún no había logrado el de limpieza, pero tenía suficiente hambre como para dejar su práctica para más tarde.

-A comer, a ver qué preparo hoy...

Dicho eso, me metí en la cocina, eché un vistazo a la comida que teníamos y tuve una idea de golpe: brochetas mixtas. Así pues, fui preparando los ingredientes: verduritas, carne y pescadito en boles diferentes. <<Y lo más importan... Me cachis... ¿Y los pinchos? ¡Brochetas sin brocheta! Qué cutre...>> Pero como no había otra, eso fue lo que hice, teniendo en cuenta como siempre la miel y el caviar para los otros tres. Luego pusimos la mesa y servimos platos. EL mío lo traje ya lleno desde la cocina, haciéndolo levitar. Me senté diciendo:

-Seré sincera: iba a hacer brochetas pero no hay pinchos de madera ni de metal lo suficientemente finos... Así que hice imaginad que son brochetas y que alguien anónimo os ha robado los pinchos. Y si no os gusta, encontraré un pincho y os convertiré en brochetitas.-bromeé.-¡Que aproveche!

A mitad de la comida, hice una pausa, pues había estado pensando en lo que haríamos el resto del día, y di unos toquecitos con el tenedor a mi vaso para llamar su atención.
-Hey, ¿hay algún plan para la tarde? ¿O nos quedamos en casa practicando magia, charlando o lo que sea tranquilamente?

Si me preguntaban, yo me quedaría en el torreón sí o sí.