Torreón Letargo (Archivo IV)

Recuerdo del primer mensaje :

-Uffff, menos mal que llegamos, este tío no se vuelve ligero por momentos,- digo llegando al fin frente al torreón,- que alguien busque la puerta entre toda esa maraña de plantas.- dejo el cuerpo de Ozzchreanos en el suelo y segundos después encuentran la puerta.- Yo entraré sola, no quiero peros,- digo mientras compruebo la expresión que empezaba a formarse en sus caras,- Si he de pelear puedo protegerme a mi misma, si venís vosotros ahora mismo solo me estorbaríais. No os preocupéis, estaré bien, en cuanto vea si es seguro os pego un grito.- Voy a entrar pero antes prefiero repetirles una cosa,- No me sigáis,- digo en tono de orden.

Sin esperar mas me adentro en el torreón en completo silencio. Lo primero que me llama la atención es la ingente cantidad de polvo, <<Joder, ni en los barracones estaba tan sucio, y mira que nos encargábamos de ensuciar ¿eh?>>. Lo segundo que me llama la atención es algo escrito en la pared, "estamos rodeados". <<Sí, si que vamos a estar rodeados, de porquería hasta que no limpiemos>>. Me acerco con cuidado a ese mensaje y lo borro, no quiero inquietar a los demás, y desde luego no el primer día.

Abro una puerta que casualmente da a una especie de patio, que seria bastante bonito de no ser por la estatua que esta en el centro. <<En esta ciudad tienen un sentido del gusto encantador>>. Más allá hay mas puertas que al abrir veo que llevan a las letrinas. <<Bueno, al menos tenemos algún lugar donde hacer nuestras necesidades, pensé que tendríamos que hacerlo en el foso>>. Casi al irme veo lo que parecen ser unas tumbas, me acerco y compruebo que realmente son eso. <<Gente que murio aqui, yo no pienso cavar tumbas>>.

Vuelvo al torreón y aseguro el primer piso mirando en lo que parece ser una cocina. Subo al primer piso lentamente por las escaleras, tratando de no hacer ruidos, veo varias puertas y las escaleras que dan al segundo, miro en cada puerta y todos parecen despachos o cosas parecidas, me sorprende lo revuelto que esta todo allí. La ultima puerta que abro me pone de buen humor, hay una bañera.

Sigo subiendo y veo dos puertas, al abrir ambas veo dos habitaciones comunales con unas cuantas camas en un estado mediocre. <<Mira, cada vez se parece mas a los barracones, de lo malo un sitio en que dormir>>.

Subo al último piso ya sin tanto cuidado, si no ha habido peligro hasta ahora dudo que vaya a haberlo ahora. El último piso resulta ser una sala de entrenamiento, algo que me vendrá bien a mi y a los que quieran entrenar conmigo <<Bueno, y a los que no quieran también, por que de este torreón no salen si no es conmigo o entrenados>>.

Bajo ya sin cuidado y abro la puerta.

-Ala podéis pasar, no hay nada peligroso, a excepción de las arañas que hay un huevo y más.- les digo tratando de comprobar cuan valientes son,- Bienvenidos a vuestro nuevo y sucio hogar, iros acostumbrando por que hasta que no limpiemos seguirá así, hay habitaciones, una cocina, un patio, baños, una bañera, una sala de entrenamiento y.....-dejo pausa para darle emoción- arañas, así que aprended a convivir con ellas,- y me alejo riéndome en busca de un cubo para empezar a limpiar. Pero cuando doy dos pasos me acuerdo de Ozzchreanos y salgo a por el, lo levanto y lo dejo tumbado en un sofá.



P.D.: No ha examinado los sótanos por que no se ha fijado en las escaleras, asi que el que se fije que avise o algo ^^

-Creí que querrías hablar de algo en concreto,- digo después de tragar, empiezo a pensar en un tema pero segundos más tarde Kora hace una pregunta al aire y tras Alice yo respondo también.- Es cierto que la acusación tiene fundamentos pero yo prefiero darle el beneficio de la duda a Kora por el momento. Total, todo se acaba sabiendo.- termino diciendo.

Acabo la cena y recojo las cosas.

-Yo me voy ya a la cama, buenas noches,- me tiro en la cama cuando llego y aún tardo un buen rato en quedarme dormida.

Los macieleros se van llevándose al bicho, y dejando a Marsi con un mal sabor de boca. No quería problemas ni estropear la relación que había entre los dos grupos, Alice y Dhelian tenían amigos allí. << Espero que no decidan matarlo...>> Una cosa era un castigo, pero la idea de matar a alguien le daba escalofríos. << De todas formas no es decisión nuestra>> Y suerte que no lo era.

El resto del día, estar cerca de Kora se le hizo insoportable... o al menos más insoportable de lo que se le hacía de normal. Debería sentirse mal por haber pensado en ella como en una ladrona, pero algo en el comportamiento de la chica provocaba que se le hiciese imposible sentir algo que no fuese una profunda irritación. Decidió evitarla, y desear que dejase el tema del robo de miel.

Comió en la sala de entrenamiento, después de una serie de ejercicios para descargar el estrés del día. No tenía ganas de bañarse con agua helada, ni de dormir, por lo que se envolvió en una manta y salió a la azotea. Como de costumbre, no había una sola estrella, pero los murciélagos flamígeros bailaban en el cielo. Marsi se quedó allí un buen rato, pensando en qué demonios hacía allí, en porqué la gente se empeñaba en hacer las cosas más difíciles de lo que ya eran... Estaban en una ciudad repleta de monstruos, tenían unos víveres dosificados que no sabían muy bien de donde venían, ni si podían contar con ellos realmente. << Un año, Marsi, en un año estarás en casa...>> pero ¿qué había sacado de la ciudad hasta ahora? Aparte de todas las experiencias horribles, no se sentía muy diferente de como era antes de ser cosechada. Entrenaba todos los días, pero no sabía si lo que había aprendido le valdría en una pelea real, y no podía entrenar físicamente leyendo libros. << Necesito alguna fuente aparte de Sura, no puedo depender solo de ella, y no puedo conformarme con aprender por mi cuenta...>> Meditó largo rato sobre esto, y al final el cansancio la hicieron resignarse y bajar de la azotea, sin una solución clara a su problema.

Los macieleros no tardaron mucho en irse, dejando un aire raro tras su marcha. Estaba incómodo ante lo que había pasado, y solo podía esperar que aquello no empeorase los ánimos del grupo, ni tampoco la buena relación entre los dos grupos. «Al final Kora va a tener razón y vamos a ser todos asesinos en serie en nuestro tiempo libre» pensé al recordar el ataque de la chica cuando descubrió el verdadero sexo de Dhelian. Intenté quitarme estas cosas de la cabeza mientras ponía la mesa, diciéndome que me bañaría tan pronto terminase de cenar.

—Creí que tú habías robado la miel —puntualicé a la daeliciana cuando preguntó. Al momento me mordí el labio, dándome cuenta de lo brusco que había sonado y arrepintiéndome de hablar así. «Debería revisar el tacto, que parece estar un poco defectuoso»—. Vamos a ver, Kora... Lo hayas hecho o no, es algo que te pega. Eres la que más miel come (o por lo menos eso parece), la que dijo a los macieleros de cambiar los botes ofreciéndoles algo de todo el grupo a cambio de algo que simplemente te ayuda a hacer más llevadera la vida en Rocavarancolia, y... No sé, no me imagino a Dhelian, con cómo es, quitándole el bote a los macieleros. A ti sí —«felicidades genio, estás metiendo la pata hasta el corvejón». Suspiré y corté mi diatriba, esperando que Kora no estuviese demasiado cabreada—. Pero mira, da igual. Al final ha sido uno de ellos y el error lo ha cometido el bicho, cosa que tampoco es demasiado sorprendente —acabé al recordar la curiosa forma con la que intentó hacerme beber el agua de la fuente.

Finalmente los macieleros se pusieron en camino llevandose con ellos a Xalcoth aun paralizado, comentado que ya se encargarían ellos de este. Solo esperaba que fuera cual fuera la decisión que tomasen, no llegara a los extremos del asesinato o dejarlo solo en aquella ciudad, que seria igual que matarlo, realmente no le deseaba eso a nadie. "Seria convertirse uno en un asesino" pensó Dhelian mientras Kora se le acercaba y le daba el visto bueno a lo del baño, tras subir y calentárselo ante los ojos curiosos de la daeliciana. Cuando termino de calentar salio del baño dejándola allí sola y bajando al salón encontrándose con que ya estaba preparándose la cena. Dadas sus escasas dotes culinarias prefirió mantenerse al margen en la preparación y se sentó en el sofá sin molestar para leer un poco el libro de magia hasta que la comida estuvo preparada y ya se sentó a comer, justo a tiempo de ver bajar a Korasihanna que se le acerco a hablarle en voz baja.

-No fue nada, cuando quieras otro baño solo dilo y gracias por el permiso, el suelo es bastante incomodo y duro-respondió con un sonrisa antes de sentarse ala mesa a comer. Había sido un día un poco tenso y en aquellos momentos Dhelian solo deseaba hacerse bolita en el sofá, bien tapado y dormir un poco, por ello no presto excesiva atención a la conversación iniciada por Alice, que pregunto sobre hablar de algo y que Korasihanna secundo con el temita que ese día les había acosado. El había sido perjudicado ese día, aunque no tanto como Korasihanna o el propio Xalkoth por sus acciones, aun así no abrió la boca hasta que su nombre salio a la luz cortesía de Alvaro al que mir curioso por su comentario. Realmente el no robaría, no lo hizo en su momento y no sabia si Korasihanna lo había hecho o era verdad las palabras de Nero- No tengo claro porque esa reacción tan tremenda de Xalkoth, a estas alturas supongo que era cosa de su mundo o simplemente es otro loco mas a la lista. Sea lo que sea, ya se encargara el otro grupo de el, nosotros tenemos bastantes con lidiar con nuestros propios locos, mientras intenten no volverlo a traer por aquí supongo que estará bien- murmuro un tanto adormilado mirando a sus acompañantes bostezo levemente pero recordando algo que había leído mientras se preparaba la comida miro a Alice y Alvaro cambiando un poco el tema- Por cierto, he visto hechizos de protección en el libro, estaría bien intentar aprender a usarlos, nos ayudaría mucho en el caso de encontrarnos algo peligroso allí fuera, o dentro, para defendernos y protegernos. Podríamos intentar practicarlos mañana ¿no?- pregunto mirando a los dos, pero un nuevo bostezo le sobrevino pero aun así se recupero y espero la respuesta de sus compañeros. Era una manera poco sutil de dejar el tema, pero no quería que el ambiente siguiera tensándose por seguir hablando de lo ocurrido, con suerte con su pregunta se abriría algún otro tema de conversación si es que no se decidía a terminarla para irse a dormir, cualquier opción le valía.

Las respuestas de los chicos solo hacen que los mire con una absoluta extrañeza como si realmente sus palabras me ofendiesen. A decir verdad, me molesta que no sean tan estúpidos como para no tragarse mis mentiras. Prefiero no responder a los ataques de los chicos respondiendo únicamente con una profunda inspiración y levantándome de la mesa para llevar mi plato a la cocina.

Sin despedirme de nadie me acuesto en mi sofá intentando seguir con mi papel de ofendida el mayor tiempo posible. "Hoy han estado a punto de matarme, hoy mi vida casi ha sido erradicada a manos de un sucio insecto de un planeta que ni siquiera conozco. Yo te maldigo xlax, o xplat, o esplar... ¿Como demonios se llamaba?" Un movimiento a mi espalda me interrumpe por lo que giro la cabeza para comprobar que Dhelian estaba haciéndose un hueco en el sillón por lo que le hago un hueco y cuando se coloca me giro para meter la cabeza en su espalda cogiendo el calor del chico. 

No tardo mucho en quedarme dormida maldiciendo y pensando en como podría cobrarme el ataque del insecto. A la mañana siguiente, como ya era habitual, los ruidos de los mas madrugadores me despiertan por lo que refunfuñando me hago una bola con el cuerpo del daeliciano e intento volver a dormirme.

Por supuesto que no fui la única en opinar de igual forma, pero por suerte Kora sólo nos miró mosqueada y la cena siguió en paz. Lhelian sugirió de practicar magia defensiva al día siguiente, y visto lo visto, asentí con la boca llena y mostrando ambos pulgares. Luego recogimos y nos acostamos...

Conseguí despertarme sola, pero creo que fue más por la postura poco cómoda en que me encontré al hacerlo. La almohada había desaparecido, tenía media cabeza reposando en el aire y la otra media en la parte de los pies, ¡bocabajo! El brazo derecho colgando de la cama y el otro dormido bajo el cuerpo. Al menos las piernas estaban enteras... Pero qué dolor de cuello... ¿Y las mantas? Puf...
-Ayuda...-mascullé apenas en un susurro, más de broma que en serio.

Salí de la cama por los pies, tirándome en el suelo de piedra y sentándome luego. Lo mejor era que no recordaba qué habría soñado para acabar así... Pero mientras no hubiese dicho nada en voz alta, mejor. Tras un rato sentada en el suelo, me levanté con cuidado de no marearme y me puse unos pantalones que me llegaban por las rodillas, dejándome la camiseta que usaba como pijama. Bajé descalza y de puntillas a preparar el baño, para no hacer ruido, ya que era temprano. Kora se estaba despertando en el sofá, por lo que aligeré el movimiento y terminé de cargar agua.

Ahora sí podía empezar el día con buen pie, y no de la desastrosa forma en que había empezado. Volví a la cocina, con el pelo envuelto en una toalla, para preparar el desayuno para todos, aunque no esperé a nadie para empezar yo sola. Quería empezar cuanto antes con la magia, por lo que repasaba el libro sentada a la mesa mientras comía y esperaba a que Lhelian y Álvaro estuviesen listos.

Marsi bajó poco después que Alice. Se había despertado con una sorpresa desagradable,y se sentía como si le estuviesen dando patadas en el estómago. Ya había echado mano de paños limpios para frenar la sangre pero aún tenía que encontrar sábanas nuevas para su cama. << Meeeeeeh...>> fue su único pensamiento mientras se dejaba caer sobre la mesa. Desayunó con Alice, quejándose de su accidente, y saliendo al patio en cuanto hubo terminado a lavar la sangre de sus sábanas. No tuvo mucha suerte. Al final hizo una bola con las sábanas y se las llevó al piso superior donde las escondería en algún baúl.

Escondió las sábanas junto a otras prendas manchadas de otro tipo de sangre, y se puso a buscar unas nuevas. Habían metido casi todos los baules con ropa en el mismo cuarto, con lo que tampoco tendría que moverse mucho. Ya iba por el segundo baúl cuando oyó un sonido extraño, como de aleteo. Venía de fuera.

Se asomó a la tronera, y se encontró de frente con un lagarto. Tenía el hocico alargado como un can, de escamas grises, y con un par de alas que batía para mantenerse a la altura de la tronera. La varmana dio un grito al verlo y cayó de culo, pero no fue tanto su aspecto el que la asustó, como su mirada. Había inteligencia en sus ojos, incluso podría decirse que la miraba con curiosidad. La bestia voló de vuelta al suelo, alejándose de la ventana, pero el tamaño de esta no permitió a Marsi ver hacia donde se dirigía. Dejó lo que estaba haciendo y corrió escaleras abajo, puñal en mano. En la puerta, alguien gritaba.

La respuesta de Alice dejo satisfecho a Dhelian que poco después se fue a acostar a su nuevo recuperado sillón que compartiría de nuevo con Korasihanna que se había acostado. Había sido un día ajetreado y un poco de locos, por eso Dhelian poco después de acostarse y abrigado por el calorcito del sillón y de su compañera a su espalda no tardo en quedarse dormido.

Como era habitual en las mañanas en el torreón, se empezaron a escuchar sonidos llegando de la cocina, junto con el olor a comida. Cómodo como estaba le costo juntar fuerzas para espabilarse, cosa que principalmente logro al notar a la daeliciana pegada a su espalda, algo que logro que despertase y que mirara por encima del hombro a esta con curiosidad. "Quien diría que hace unos días me estaba echando del sillón y me decía que ni me acercara" pensó no sin cierta gracia por el cambio de actitud. Un poco mas espabilado ahora se sentó en el sillón viendo a Alice ya en la cocina la saludo con una sonrisa al tiempo que se levantaba, el había propuesto el día anterior lo de la practica en magia, no seria bueno de su parte el seguir de perezoso durmiendo por mucho que quisiera. Ya dispuesto a comenzar un nuevo día se levanto del sofá, justo al mismo tiempo  que se escucho un grito que metió un susto de muerte a Dhelian que miro a todos lados con confusión par posteriormente, como si hubiese sido invocada, parecer Marsi bajando las escaleras cual centella con sus armas listas.

-¿Pero que es lo que ocurre ahora?- pregunto algo asustado y sin saber muy bien ni lo que hacía tomo sus dagas para seguir a la varmana, mientras hacia una lista mental a toda prisa de los pocos hechizos que se sabia "Que sea falsa alarma, por favor" rogó.

Por suerte la daeliciana no explotó y pudimos terminar la comida en paz, evitando previsibles ataques con cuchillos. Asentí a Dhelian ante la idea de entrenar con hechizos defensivos al día siguiente, y pronto terminamos de recojer e irnos a la cama. Estuve un rato dando vueltas, sin conseguir dormirme, pero al final el propio agotamiento me condujo a unos sueños llenos de seres con muchas patas y cosas afiladas manchadas de líquido azul.

No me di cuenta de que estaba despierto hasta que escuché como otra persona se levantaba. Gimiendo de cansancio pequé un tirón de las mantas para taparme la cabeza (sacándolas y dejando los pies al descubierto en el proceso) e intenté volver a dormir. No funcionó para nada y al final decidí bajar a desayunar algo, encontrándome con Marsi en las escaleras y con Alice y Dhelian abajo. Apenas había acabado con la mitad del desayuno cuando unos gritos nos interrumpieron.

—¿Pero qué cojones?

No pude evitar recordar lo del día anterior y dirigirme hacia la puerta pensando si habría un solo día de aquel año en el que nada me pondría de mala leche. «Joder, si me van a salir canas si sigo así». Alguien fue a bajar el puente y pronto vimos a las que estaban llamando, unas imponentes lagartas de casi dos metros, junto a otro reptil que tendría un metro. La sorpresa sólo duró un segundo: los encuentros con Xalkoth me habían curado de espanto.

—¿Quiénes sois vosotros? ¿Habitantes de la ciudad? No estabais en la fuente cuando el discurso —me entraron ganas de saltarles antes de escuchar la respuesta y exigir respuestas, pero hasta yo sabía que era mala idea. En su lugar preferí contestar otra cosa, sintiendo una ligera sensación de que ya había vivido eso antes—. ¿Y qué es eso de acusarnos de ladrones? Juraría que hasta ahora no hemos robado nada.

Si esto seguía así acabaría por mirar más atentamente la fachada del edificio, a ver si resultaba que las enredaderas seguían un patrón donde ponía "guarida de ladrones" o algo por el estilo.

Mientras desayunaba y escuchaba a Marsi, hacía memoria, ya que creía haber visto un hechizo de limpieza. Pero no lo encontré en el libro, y encima me hice un corte de estos que tanto fastidian en el índice por ir pasando páginas rápidamente. <<Agh>> Seguí buscando, con el dedo ahora en la boca, mientras saludaba a Lhelian y Álvaro... Hasta que escuché un grito arriba, seguido de otros fuera del torreón.

-¿Qué demonios?-mascullé, levantándome de un salto.
La varmana volvió a bajar con su puñal y el daeliciano cogió sus dagas. Alguien bajó a bajar el puente y le acompañé para hacerme con unos dardos, la ballesta y el escudo.
-¿Quiénes son?-inquirí, al oír al español hablando.

Me acerqué al puente y... ¡Alucina! ¡Lagartos! Dos enormes, sin cola, de escamas preciosísimas y uno cuadrúpedo, casi diría que un dragón en miniatura -¡una monada! Me habría acercado corriendo si fuera el primer día en la ciudad y si no hubiera visto las armas de uno de ellos. En su lugar, me acerqué al español, ballesta cargada pero apuntando al suelo. <<¿Nos acusan de ladrones? Kora, tía, ¿qué has hecho ahora? No, no, basta de bromas, ¿qué dicen?>> Me adelanté un paso, indignada. Había pensado en curiosear sobre sus razas, pero había otras prioridades. Y acusarnos de ladrones en nuestra puñetera puerta era grave.

-Hey, ¿quiénes sois? ¿Ciudadanos o elegidos? Y sobre lo de robar... Esta ciudad es un tanto grande para que alguien os haya robado y hayamos sido nosotros, cuando ni siquiera os conocemos... ¿Cómo es que sabéis que aquí vivía alguien, ¿además?

Yo me levanto igual que siempre para continuar mi rutina, el entrenamiento marcha bien y la gente se adapta. Me llama la atención especialmente Marsi, su mejoría es obvia y sospecho que puede estar entrenando por su cuenta, cosa que me parece genial. El resto por el contrario no avanza tan rápido y algunos alternan entrenamientos físicos con magia. Estoy tentada de proponer un entrenamiento mas serio a los que mas destacados están. Aunque lo cierto es que hoy no viene casi nadie al entrenamiento pero tampoco le doy mucha importancia.

Escucho la conmoción y los gritos de la puerta principal y me acerco sigilosamente con las dagas empuñadas, escucho atentamente haciéndome una idea mental de lo que pasa, cuando la tengo intervengo, también es cierto que intervendría igualmente ya que uno de los lagartos parece ponerse violento.

-Eh, eh.- digo interpelándoles,- no nos pongamos nerviosos. Mira,- comento guardándome las dagas sabiendo que puedo volver a sacarlas para defenderme en caso de ser necesario,- si os referís a las cestas de la cicatriz de huesos lo lamentamos,- estoy hablando por todos otra vez, pero no quiero que esto acabe a mal con otra gente,- no sabíamos que había mas gente necesitando esa comida, podemos devolverlas si queréis, ¿no chicos?- Alice parece de acuerdo pero espero a que el resto se pronuncie, mientras comento,- pero no hacen falta las armas para esto, podemos hablarlo como gente civilizada.

Los gritos provenían de fuera del torreón y cuando el puente se bajo, lo que menos se esperaba Dhelian era encontrarse tres reptiles parlantes. Sus ojos se abrieron sorprendidos mientras les observaba con precaución y curiosidad. Cabía la posibilidad de que también fueran cosechados, al fin y al cabo si había ratas y bichos, ¿porque no podría haber cosechados reptiles? Su inspección duro un poco mas escuchando los reclamos del reptil mas alto, maravillado por su envergadura y sus escamas brillantes y llamativas. pero lo que mas atrajo su atención fue el reptil pequeñito al que sintió unas ganas inmensas de abrazar. "Concéntrate Dhelian, ¿Que esta diciendo? Algo de robar, robar comida...¡Las cestas" volvió a la realidad tensándose un poco al notar por fin cual era el motivo de aquella visita tan peculiar. Aquello podía ponerse feo y las palabras de Surasara eran tranquilizadoras, pero aun así Dhelian se sintió un poco culpable, al fin y al cabo el fue uno de los que fue por las cestas de la cicatriz. Respirando profundo guardo las dagas aunque se mantuvo cerca de sus compañeros por si acaso demostrando así que no quería pelear a ser posible antes de hablar.

-Lamentamos mucho lo de la comida. Yo fui quien tomó las cestas de la cicatriz con ayuda, no sabíamos que estas estaban siendo tomadas por otros cosechados, de haberlo sabido no habríamos ido a por ellas- dijo Dhelian con voz suave intentándose explicar, no quería que los tachasen de ladrones, tal vez si había tomado algo que no les pertenecía, pero no lo había hecho con maldad, simplemente no sabia que eso estaba siendo tomado por alguien mas- Conseguimos tomar solo dos cestas, pero dado que en realidad son vuestras supongo que estaría bien el devolvérosla.- añadió mirando a sus compañeros de torreón por lo que opinarían al respecto, el veía como la mejor opción para evitarse un enfrentamiento. La cestas eran realmente para el que las cogiera primero pero ellos ya tenia las de las casas carnívoras, si las otras eran tomadas por alguien mas no tenían por que abusar. Pensando en eso miró con atención al pequeño reptil, viendo como la reptil que aun no tenia nombre se ponía en guardia y decidió que responder la pregunta del reptil llamado Gart no haría daño y tal vez ayudaría a calmar el ambiente tenso- Y en cuanto a tu pregunta somos unos cuantos si,  y no, no hemos visto nadie mas como tu, lo siento- respondió intentando sonar cordial y así fuese todo mas ameno mientras esperaba que todos estuviesen de acuerdo en darle las cestas para ir a por ellas.

¡Con que era eso! Son cosechados, como nosotros, de otro mundo, obviamente, y sus cestas eran las de la Cicatriz... <<Joder, qué mal, les hemos quitado la comida de un día... Aunque conocieran la magia y tengan reservas, imagínate que llegamos un día a la Avenida nosotros y vemos a otros llevárselas...>>

-Ha sido un malentendido, en serio. No sabíamos que había más gente aparte del otro grupo.-les dije.-Y no es peligroso, para nada, salimos armados porque ya nos han atacado antes... Voy a... a por vuestras cestas, esperad.

Volví al interior, dirección nevera, y fui llenando una de las cestas con lo que recordaba haber repuesto la última vez. No creía que ninguno de mis compañeros se opusiera... <<No tendría sentido. Si acaso se opondrían los violentos como Yrfy... Porque ahora mismo les superamos en número, pero si viven en otro torreón, ¿quién sabe cuántos viven allí? Y que no, joder, no nos vamos a enemistar por un par de puñeteras cestas que cogimos por probar y que, ¡encima!, sobran>> Decidida, volví a salir con las cestas, tras haber dejado la ballesta en la cocina. Las dejé en el suelo, entre ellos y yo, que me quedé al lado de Sura.

-¿Veis? Ni es peligroso ni ha sido un robo. Lo que no sé es si la miel os resulta venenosa o si hay daelicianos con vosotros... Ahora bien, aquí estamos en actitud pacífica. No pienso acercarme o que os acerquéis mientras vais con actitud ofensiva. ¿Podemos dejar esto en un inocente malentendido?

Quería acabar la tontería esta, no entendía el por qué de las malas formas de la otra si aquí estábamos tan tranquilos. Pero quería acabar para curiosear sobre ellos y su grupo, su mundo, dónde vivían... Hacer un grupo con ellos como con los de Maciel, incluso, si era viable. No por nada, ya que eran como nosotros, dejados aquí a su suerte.
-Mejor conocernos todos y llevarnos bien en una ciudad donde cualquier bicho nos ataca, ¿no?

-Sí, todo un malentendido,- respondo con una media sonrisa amable.- Esto es un daeliciano,- le digo a Gart señalando a Dhelian,- y lo cierto es que son los únicos que pueden tomar esa miel sin pasar malos ratos.- explico al pequeño que parece sentir mucha curiosidad.- Y por mi podéis volver cuando queráis, no somos hostiles,-<<La mayoría al menos, Kora, Ozz e Yrfi son para darles de comer aparte>>, pero esa información me la guardo para mi misma.