Torreón Letargo (Archivo IV)

Recuerdo del primer mensaje :

-Uffff, menos mal que llegamos, este tío no se vuelve ligero por momentos,- digo llegando al fin frente al torreón,- que alguien busque la puerta entre toda esa maraña de plantas.- dejo el cuerpo de Ozzchreanos en el suelo y segundos después encuentran la puerta.- Yo entraré sola, no quiero peros,- digo mientras compruebo la expresión que empezaba a formarse en sus caras,- Si he de pelear puedo protegerme a mi misma, si venís vosotros ahora mismo solo me estorbaríais. No os preocupéis, estaré bien, en cuanto vea si es seguro os pego un grito.- Voy a entrar pero antes prefiero repetirles una cosa,- No me sigáis,- digo en tono de orden.

Sin esperar mas me adentro en el torreón en completo silencio. Lo primero que me llama la atención es la ingente cantidad de polvo, <<Joder, ni en los barracones estaba tan sucio, y mira que nos encargábamos de ensuciar ¿eh?>>. Lo segundo que me llama la atención es algo escrito en la pared, "estamos rodeados". <<Sí, si que vamos a estar rodeados, de porquería hasta que no limpiemos>>. Me acerco con cuidado a ese mensaje y lo borro, no quiero inquietar a los demás, y desde luego no el primer día.

Abro una puerta que casualmente da a una especie de patio, que seria bastante bonito de no ser por la estatua que esta en el centro. <<En esta ciudad tienen un sentido del gusto encantador>>. Más allá hay mas puertas que al abrir veo que llevan a las letrinas. <<Bueno, al menos tenemos algún lugar donde hacer nuestras necesidades, pensé que tendríamos que hacerlo en el foso>>. Casi al irme veo lo que parecen ser unas tumbas, me acerco y compruebo que realmente son eso. <<Gente que murio aqui, yo no pienso cavar tumbas>>.

Vuelvo al torreón y aseguro el primer piso mirando en lo que parece ser una cocina. Subo al primer piso lentamente por las escaleras, tratando de no hacer ruidos, veo varias puertas y las escaleras que dan al segundo, miro en cada puerta y todos parecen despachos o cosas parecidas, me sorprende lo revuelto que esta todo allí. La ultima puerta que abro me pone de buen humor, hay una bañera.

Sigo subiendo y veo dos puertas, al abrir ambas veo dos habitaciones comunales con unas cuantas camas en un estado mediocre. <<Mira, cada vez se parece mas a los barracones, de lo malo un sitio en que dormir>>.

Subo al último piso ya sin tanto cuidado, si no ha habido peligro hasta ahora dudo que vaya a haberlo ahora. El último piso resulta ser una sala de entrenamiento, algo que me vendrá bien a mi y a los que quieran entrenar conmigo <<Bueno, y a los que no quieran también, por que de este torreón no salen si no es conmigo o entrenados>>.

Bajo ya sin cuidado y abro la puerta.

-Ala podéis pasar, no hay nada peligroso, a excepción de las arañas que hay un huevo y más.- les digo tratando de comprobar cuan valientes son,- Bienvenidos a vuestro nuevo y sucio hogar, iros acostumbrando por que hasta que no limpiemos seguirá así, hay habitaciones, una cocina, un patio, baños, una bañera, una sala de entrenamiento y.....-dejo pausa para darle emoción- arañas, así que aprended a convivir con ellas,- y me alejo riéndome en busca de un cubo para empezar a limpiar. Pero cuando doy dos pasos me acuerdo de Ozzchreanos y salgo a por el, lo levanto y lo dejo tumbado en un sofá.



P.D.: No ha examinado los sótanos por que no se ha fijado en las escaleras, asi que el que se fije que avise o algo ^^

Kora estaba intentando desviar la atención del tema, era tan evidente que Marsi ni siquiera se molestó en remarcarlo, y prefirió ahorrarse broncas ignorándolo. Lhelian (o Dhelian, qué más daba) se puso a practicar hechizos al recordar uno de curación, y Marsi no pudo ni sorprenderse ni responder a su pregunta, pues cayó inconsciente. Entró en un sueño profundo y a la vez ligero, con ecos de voces rebotando en las paredes de su cráneo, y un martilleo constante. Creyó estar en un barco que subía y bajaba sobre las olas, en medio de una tormenta sorda. Luego todo era niebla y se oían sirenas y campañas de fondo. El martilleo nunca se iba, pero fue prestándole menos atención según iban apareciendo sonidos nuevos, o sonidos viejos, o silencios largos y densos. La sensación de estar subiendo y bajando, o quizás rodando tampoco se fue. Caía y caía sin moverse del sitio.

Despertó con un olor dulce a fruta cortada. Abrió los ojos con dificultad pero no se movió del sitio. Estaba agotada y aún le dolía todo el cuerpo, pero su cabeza había dejado de dar vueltas. Decidió aprovechar y dormir, en el mismo sofá donde se había desplomado horas antes, y exactamente en la misma posición.

Ante la falta de respuesta de la varmana, la que noto un poco tarde que había caído inconsciente, se tomo la libertad de curarla. Así al menos le daría un mejor despertar no tan doloroso, sin contar que era mejor cerrar la herida no fuese a infectarse. Cuando por fin termino, lo que le llevo un ratito se sintió tanto satisfecho por su obra como un tanto cansado, habiendo terminado con ello tomo la peluca, en cierta forma ya no hacia falta pero para el si le servia para personificarse mejor como Lhelian por ello se la volvió a poner pudiendo así sumergirse en el personaje que interpretaba, ya por mera costumbre y de forma espontanea. Cuando por fin llego la cena lo agradeció enormemente, la cual para su sorpresa había preparado Korasihanna mientras el curaba a Marsi, curioso tomo su parte mientras seguía ojeando su libro y miraba de reojo a la daeliciana. "Ni me mira así que debe seguir aun enojada conmigo" pensó con un suspiro interno, no pasando por alto los movimientos de esta sobre el sofá "Sino recuerdo mal ella también fue herida en la pelea junto ala casa Gamides" pensó haciendo memoria, todos habían salido heridos realmente, pero Korasihanna no había recibido tratamiento alguno. Pensadolo un poco se acerco ala chica, sintiéndose bastante incomodo a decir verdad a pesar de no ser el mismo en esos momentos no podía evitar sentir el rechazo. Ni siquiera se quejo del echo de que no quisiera compartir el bote de miel con el.

-No voy a quitártelo. Estas herida en realidad, ¿no? Déjame curarte, puede infectarse o algo peor- susurro  con los cristales colgados al cuello mirándola atentamente-Luego si quieres te dejare en paz tal y como me dijiste mas temprano, pero déjame curarte antes no tienes porque soportar el dolor- dijo mirándola y intuyendo una negativa decidió comenzar a curarla, procurando mantener cierta distancia para no llevarse una patada que lo dejara sin futura descendencia, ya que era obvio que la chica tenia ganas de golpearle. Estaba bastante cansado pero consiguió su objetivo a base de tozudez pura, curandole la herida del hombro tras algunas repeticiones infructuosas del hechizo. Cuando finalmente termino se sentía mareado, hacer magia extraía algo, no sabia el que exactamente, energía tal vez, que te dejaba agotado. Si a eso se le juntaba el día que habían tenido tan ajetreado, estaba definitivamente cansado.

-Ya termine finalmente de curarte esa herida que tenias- comento sonriendo sintiéndose satisfecho de su logro, estaba cansado y lo que mas quería en esos momentos era dormir. Por ello de forma instintiva, siendo que era el sofá donde había estado durmiendo todo ese tiempo, se dispuso a tumbarse, pero recodo en el ultimo segundo que Korasihanna no lo quería cerca y no sintiéndose en esos momentos con fuerzas para discutir, (y aunque las tuviera dudaba que fuera hacerlo), se levanto del sofá de nuevo tomando una de las dos mantas enrollándose en esta- Dado que fui echado del sofá, dormiré en la cocina sino os importa, allí hay luz. No me veo capaz de dormir en una lecho mortuorio, ya sabéis cosas de mi mundo. Sobre Marsi, alguien debería subirla a la habitación o le dolerá todo mañana por mala postura al dormir- dijo no queriendo explicarse mucho mas, bostezo un poco cubriéndose bien con la manta fue a la cocina tras darle la buenas noches a los demás. Ya en esta se sentó en la pared frente a la candela cubierto con la manta, con el libro de magia al lado y el mueble donde guardaban los tarros de miel al otro, amodorrado como estaba termino echándose, usando el libro de magia cubierto por lo que quedaba del anorak como cojín. Tan cansado se sentía que ni peros puso al echo de estar durmiendo en aquel lugar, aun así esperaba que ala daeliciana se le pasar apronto el cabreo. "Con suerte mañana ya no estará tan molesta como hoy" pensó antes de quedarse finalmente dormido, mas por la fuerza del cansancio que por comodidad.

La cena transcurre con tranquilidad y pronto la gente decide irse a dormir.

-¿Vas a dormir en el suelo?,- le inquiero a Dhelian,- venga anda no seas tonto, sube al dormitorio y te ponemos mantas que no sean blancas, que como te quedes a dormir en la cocina te dolerá todo mañana.

Me dirijo a Marsi y la levanto en vilo, manta incluida, teniendo cuidado para no despertarla.

-¿Te vienes?,- le pregunto antes de subir por las escaleras.

Mi cena consta de una buena cantidad de fruta con cachitos de barra hipercalórica, todo ello bañado en miel como ya era costumbre en mi dieta. No he esperado a que los chicos se sienten para comenzar a comer. Como mirando al plato intentando evitar la mirada de los presentes, de los que están sentados y de los que vienen después.

Cuando estoy acabando mi plato noto como alguien se acerca. Mirando de reojo puedo ver el color de mi compañero daeliciando y soltando una socarrona risa mientras niego con la cabeza acerco el bote de miel a mi. Las palabras del chico me hicieron mirarlo de arriba a abajo con cara de desprecio arqueando una ceja como si el solo hecho de escucharle hablar me doliese.

Sin decir nada ignoro al chico, lo único que hago es mover mi silla para alejarme de el y de sus estúpidos vocablos mientras sigo comiendo. Cuando termino de comer me levanto ignorando al chico que dice algo que no llego a comprender al ir alejándome de la mesa con mi plato.

"No me puedo creer que haya tenido las gónadas suficientes como para venir a hablarme el mal nacido este mentiroso. Que asco de persona. Como me vuelva a hablar le voy a pegar... me da igual ya quien haya o si tengo que pasar dos días en los calabozos. ¿Encima se va a reír de mi y no me va a tener en cuenta con lo que le he dicho?" Con mi enfado tiro el plato vació sobre el baño de los platos sucios de mala manera.

Los chicos comienzan a movilizarse a los dormitorios por lo que me tiro en mi sofá bufando y me tapo con la manta hasta taparme la cabeza en señal de que no quiero hablar ni ser molestada por nadie. Hace un tiempo que he dejado de sentir dolor en mi hombro por lo que paso la mano por la herida para comprobar con asombro que ya no hay ni rastro de ella.

"¿Es posible que me haya curado? No recuerdo tener la capacidad de regenerar los tejidos tan sumamente rápido...¿Qué habrá podido suceder? ¿Es posible que...?" Atando cabos sobre lo ocurrido en la cena acabo pensando que ha sido Dhelian con sus palabras el que me ha sanado. Tras hilar las ideas el enfado vuelve a apoderarse de mi cuerpo. La idea de que aquel chico no solo me hubiese infravalorado al pasarse por el sobaco mi advertencia sino que encima me hubiese practicado alguna especie de sortilegio me hace saltar de la cama con los puños cerrados y caminar por la sala en la oscuridad de la noche.

Tras un par de vueltas agarro la antorcha y subo hasta la planta superior donde se encuentran los muñecos de los entrenamientos. Cierro la puerta tras de mí apoyando la frente en las tablas de la puerta. Tras cerrarla salgo disparada hacia uno de los muñecos de practica ahogando un grito al impactar mi puño contra el pecho acolchado del pelele. Voy dando golpes hasta que saco una de las dagas y comienzo a atacar con la hoja la cabeza y el cuello.

Saco la otra daga y, acuchillando al muñeco, me desfogo a gusto. Cuando la luz de la antorcha comienza a ser insuficiente me doy cuenta de que estoy bastante cansada por lo que soltando un profundo bostezo saco la daga clavada en el vientre del muñeco ajado y raído por las cuchillas y me bajo al sofá para caer rendida casi al tocar mi cuerpo la superficie de los cojines.

Los días siguientes los dedique por entero a la magia, o al menos a intentar hacer algunos hechizos. En esto influyó lo que sabía de magia de la Tierra, es decir, que había hechiceros dedicados a sanar y los había que se dedicaban a la ofensiva. <<Al menos lo típico en rol es así...>> Tampoco quería que me vieran cierta "maestría" con el de curación, aunque no fueran terrícolas, para que no me encasillara en eso. Quería hacer magia de verdad, de la que evita heridas innecesarias y barre a los enemigos. Pero claro, los que califiqué como ofensivos solían tener una complicación mayor. En cuanto a utilidad, el térmico supuso una "peligrosa" tentación: ¡agua caliente! ¿Y qué mejor forma de practicar magia que llenando cubos y subiéndolos con magia, para luego calentar el agua de la bañera? Además, cualquier mago de combate necesitaba un baño caliente de vez en cuando, y si aprendía a levitar, podríamos hacernos con las cestas de la Cicatriz, por lo que decidido. Eso por mí, para el torreón no había nada mejor como hacernos una nevera, o varias, con varios de los muebles. En eso se fue también gran parte del tiempo y al final acabé lográndolo. <<Se acabó el ir a cazar, comienza el sedentarismo>> También, por comodidad, acabé pasando los hechizos que iba consiguiendo a mi libretilla, para no tener que depender todos los magos del mismo libro.

Así, estuve practicando el térmico y el de levitación. Tuve que ausentarme de los ejercicios físicos con Sura, pero por un motivo de peso. Madrugaba, bajaba a por cubos, intentaba, subía algunos manualmente, otros a trompicones, y luego intentaba calentar el agua, a veces con éxito y... Digamos que en otras la bañera sería el hábitat ideal para pingüinos. El resto del tiempo lo pasaba practicando otros hechizos (sin éxito) y, los dos primeros días, atenta a la evolución de Marsi. <<Nada de bromas de pokemon, ¿eh? Mejor que se quede como estaba cuando se recupere a que le salgan alas o antenas o peor... se convierta en hada>>

Tras un rato en remojo, bajé a preparar el desayuno con un humor inmejorable, una camiseta azul, larga hasta los muslos, unas zapatillas viejas que había estado usando desde que llegué, limpias, y el pelo recogido con la toalla. Tal y como si estuviera en mi casa. No era mi casa casa, pero de momento era lo que había.
-¡Buenos días!
Preparé una buena bandeja con tostadas con queso, carne y miel, para todos los gustos, luego leche de igual forma, calentita, y me senté con el libro de magia a la mesa del salón.

-¿Algún plan para hoy? Podríamos intentar coger las cestas de la Cicatriz con el hechizo de levitación o algún otro que hayáis practicado. O no sé, lo que digáis.

Hicieramos lo que hiciéramos, quería salir. No me había despertado hasta arriba de energía para quedarme a gandulear en casa.
-O aunque no salgamos, podríamos hacer algo... ¿Puesta en común de magia, para ver cómo vamos?

Aquella noche termino pasándola en la cocina, pero paso una noche bastante mala y despertó adolorido "Debí hacerle caso a Surasara anoche, terco de mi" pensó por ello supo que, o arreglaba la cosa con la daeliciana o tendría que dormir en una de esas camas mortuorias, que aunque tuviesen mantas de otro color el colchón seguía siendo blanco y no podía evitar el darle cierto respeto. Los siguientes días tras aquella salida a Gamides y tras aquella noche horrible, Dhelian se sumergió completamente en el libro al punto de prácticamente no hablar con nadie, concentrándose solo en los hechizos u en la forma de poder realizarlos, ya no solo los de curación, sino el térmico, el de levitación y algunos para atacar o defenderse, cualquiera a su alcance o que fuera comprensible en aquel galimatias que era el libro de magia. Su preocupación sobre el asunto de Korasihanna seguía ahí en un espacio de su mente, tenia que disculparse pero no sabía bien como por ello dejo el asunto tranquilo unos días y aprovecho ese tiempo y las noches en la cocina para practicar su magia.

Desde luego no fue el único, Alice estuvo igual que el practicando los hechizos y fue gracias a ella que se le ocurrió la idea de practicar a dos hechizos en uno al intentar levitar los cubos llenos de agua para luego calentarla cuando tuviera la bañera llena. Evidentemente antes de llegar a conseguir eso, practico primero el hechizo de levitación con el cubo vació o a calentar el agua mientras se bañaba, con sus dificultades técnicas en el proceso, al fin y al cabo la levitación al menos necesitaba cierto control para no se le cayeran las cosas. En esa opción también venia el hacerse levitar a si mismo pero eso lo dejaría para otro momento, cuando ya tuviera un cierto manejo de aquella magia. Finalmente los esfuerzos dieron frutos y ahora por fin podía darse un baño de agua caliente, cosa que en esa ciudad podía considerarse un lujo. Ese día fue Alice quien lo despertó con el ruido de la cocina, apenas hacia un par de días que Korasihanna lo había dejado volver al sofá, al bendecido sofá calentito y blandito y no la dura piedra de la cocina.

No abrió la boca mientra desayunaba, escuchando la animadas palabras de Alice, el parecía un muerto andante pues se pasaba las noches prácticamente sin dormir estudiando el libro de magia hasta que sus ojos se agotaban. Las palabras de Alice atrajeron su atención se sentó a la mesa tomando el libro de magia que entre el y Alice habían acaparado prácticamente todo el tiempo, echándole un vistazo a los hechizos que tantas veces había repetido. Llevaba días sumido en su practica sin hablar prácticamente con nadie y eso solo le recordaba que solo estaba siendo el mismo durante ese tiempo, era patético que ni energías para actuar como Lhelian tuviera, un motivo extra para que esos días hubiese estado cual fantasma. "No puedo pasármela aquí encerrado devorando el libro de magia. No quiero que me vean como si fuese alguien raro, quiero ser útil, quiero hablar, ser normal o me volveré alguien invisible incluso en esta ciudad...venga Dhelian habla, di algo, lo que sea" se intente dar fuerzas, con cierto esfuerzo y sin mirar a nadie en particular consiguió hablar.

-Cicatriz...quiero ir- murmuro jugueteando con su leche con miel antes de tomársela de un trago, sintiéndose nervioso como siempre que conseguía hablar sin actuar un papel. El que pudiera decir algo ya era un logro mayúsculo para el, tal vez estaba consiguiendo un poco de confianza gracias a que ahora podía hacer algo por el y por los demás con la magia. Eso podía ser un paso enorme para alguien como el y eso lo ponía tanto nervioso como feliz por el logro.

Al final Dhelian decide dormir en el suelo, <<Allá él>>. Pasan varios días en los que únicamente salimos para ir a recoger comida. Durante ese tiempo y en los entrenamientos les demuestro que a pesar de tener una muñeca mal no estoy impedida para ningún tipo de actividad. Aparte de eso sigo cuidando de Ozz mientras esta encerrado y me dedico en gran medida a leer el libro que saque de la biblioteca.

-¿Salir?, no sé, no vamos tan mal de comida. Pero si insistís en ello supongo que podemos ir, pero nada de explorar, sería ir, coger y volver.- digo esperando que el resto se pronuncie.

Tras decir su opinión sobre la salida fue al sofá a coger sus armas sujetándolas en el cinturón de la riñonera y asegurando de tener su cuaderno con las notas de los hechizos que se sabía y había escrito en esta metida en la riñonera, solo en caso de que pudiera olvidarsele. Tras prepararse volvió con el grupo, resultaba curioso que no tuviera problemas en decir los hechizos en voz alta pero sin embargo el entablar una conversación por banal que fuera le costaba la misma vida.

-Podemos probar...los hechizos de levitación, Alice- murmuro dirigiéndose a la chica en un tono suave y bajo, decir esa simple y corta frase era un esfuerzo bastante grande para el pero se sentía bien el ser capaz de hacerlo. "Debo estar tomando mas confianza o alguna cosa así, es un alivio"pensó mientras se disponía a salir y esperaba que el resto también decidiera hacerlo.

Sigue en la Cicatriz de Arax.

Los días siguientes siguieron en su línea de mortal monotonía, limitándonos a entrenamientos y salida a por las cestas. Alice y Dhelian mejoraron en el uso de la magia, algo que no podíamos decir los demás. Todavía tardé un par de días más que Alice y Dhelian en hacer magia, y apenas había conseguido nada aparte de levitar alguna pieza de fruta de forma un tanto temblorosa un par de veces. Cualquier cosa más allá de esto parecía estar fuera de mi alcance. «Sura y la rata saben usar armas, Alice y Dhelian están aprendiendo magia a una velocidad pasmosa. ¿Y a mí qué me queda? ¿Ser el mulo de carga?» me preguntaba después de fracasar en algún hechizo.

Cuando se decidió ir a por las cestas de la cicatriz estuve a punto de decidir quedarme por mi propia iutilidad, pero estaba demasiado harto de casi no salir para negarme a ir a la gigantesca fosa. Solo esperaba que no hubiese más caballos de arena y dinosaurios voladores sueltos por ahí.

—Pues yo voy mal —respondí a Alice cuando dijo lo de la puesta en común de magia—. Parece que tú y Dhelian os habéis llevado el talento mágico.

Sigue en la Cicatriz de Arax.

Tardamos casi lo mismo en ir que en volver. No había conseguido lo de levitarme a mí misma, sin embargo, pero llegué tan animada como me fui. Guardamos el contenido de las cestas y entre tanto me dirigí al español:

-Hey, eso que dijiste antes del talento mágico... No me seas tonto, ¿no sabes el dicho alemán de que la práctica hace al maestro? Ay, hombres, no hay quien los entienda...-acompañé la broma de negaciones con la cabeza, y luego miré a Lhelian y Álvaro alternativamente.-Por el camino tuve una idea... Si pudiéramos hacer levitar a alguien, podríamos rescatar más cestas de una vez. E incluso si uno de nosotros se hace levitar a sí mismo. ¿Qué os parece? Yo voy a intentarlo de todas formas, acompañadme si queréis.

Dicho eso, me volví hacia el salón para tener más sitio. Lo que no les había dicho era que, si lo lográbamos, también serviría para defenderse de algún brote de locura de los raritos de nuestros compañeros: se les coge en volandas y al foso con ellos. Era cierto que últimamente estaban tranquilos... Pero no convenía ir con la guardia baja. Pero lo verdaderamente importante y que alimentaba mi motivación por la magia era que... <<Levitar es casi sinónimo de volar... ¡Podríamos volar sin necesidad de alas! Imagina las posibilidades de eso...>>

Consiguieron llegar sin ningún contratiempo  de vuelta al torreón y dejaron el contenido de las cestas guardado aunque Dhelian tomo uno de los botes de miel que había para comer un poco, se le hacia escaso pero era lo único dulce que había en las cestas, así que no podía desperdiciarse. Tras tomar una buena cantidad volvió al salón a tiempo de escuchar las palabras de Alice y le aprecio una buena idea, el también había pensado en eso pero lo había pospuesto ahora que se formulaba la idea en voz alta estaba dispuesto a intentarlo.

Por lo sin decir mucho se acerco a Alice dispuesto también a intentar realizar el hechizo de levitación sobre el mismo, necesitaba concentración y control, ya se había dado cuenta que dependiendo del tamaño de lo que pretendiese levitar costaba mas o menos, así que el cuerpo de una persona por poco que pesara, era un tamaño considerable. "Relájate e intenta levitar unos pocos centímetros del suelo primero, luego cuando estés estabilizado haremos el intento de andar, pasito a paso" pensó dándose fuerzas con su monologo interno. Pronuncio el hechizo intentando concentrar la magia en su cuerpo en vez de en algún objeto, no surtió efecto, lo vio a repetir un par de veces concentrándose en levantar los pies del suelo, pero no consiguiendo grandes avances al respecto. "Vas bien, con paciencia y control lo conseguirás" pensó Dhelian, daba igual cuantas veces hiciera magia aquello le producía una sensación increíble, de fuerza, poder, confianza, aun no lo había conseguido pero se veía verdaderamente capaz de hacerlo.

-Poco a poco- susurro hablando casi inaudiblemente, estaba hablando últimamente por su cuenta mas de lo que hubiese pensado y solo podía darle gracias a la magia. La necesidad de transmitir lo que sentía cuando la magia funcionaba era en ocasiones mas fuerte que su timidez, tras decir aquello volvió a concentrarse, levitaría tarde o temprano estaba seguro de eso.

Marsi estuvo dos días en cama, reposando. No supo si fue por el golpe o por algo más, pero incluso después de que Dhelian hubiese curado sus heridas siguió sintiendose dolorida y con mareos. Decidió tomárselo con calma, y mientras sus compañeras aprendían magia y seguían entrenando, ella repasaba mapas desde su cama, marcando las rutas de posibles excursiones futuras.
Una vez se encontró mejor retomó los entrenamientos. No le prestó demasiada atención a la magia, aunque sí que probó en una ocasión, con nefastos resultados. Se centró en su entrenamiento físico y en que su codo volviese a funcionar como siempre.

Cuando el daeliciano propuso salir a la cicatriz, ella se quedó en el torreón, haciendo algunas tareas y ocupándose de Ozz. La cicatriz no tenía ningún interés para ella, y su presencia no iba a marcar ninguna diferencia en la excursión. Antes de que volvieran, separó la comida ''sobrante'' de lo que quedaba de las cestas, y se puso a cocinar dulces con el pan que se había quedado duro. En su opinión era una buena forma de alimentar a las daelicianas y que no echasen a perder la comida de los demás. Mientras dejaba que las torrijas enfriasen, echó el ojo a un bote de grillos abandonado.

Sus compañeros entraron por la puerta, y ella estaba salteando los grillos con frutos secos y verdura picada. Los había rebozado, y no parecían ni grillos. Los recibió con un gesto de la cabeza y preguntó por cómo había ido la excursión.

-La comida está hecha, para cuando haya hambre.- desde que tenían los hechizos térmicos no tenían que preocuparse de que se enfriase- He hecho más dulces para las niñas fruta, el pan ese pesado se había echado a perder...

Fue a sentarse junto a Alice a ver qué estaba haciendo.

Marsi vino a sentarse a mi lado y la saludé con un sonrisa. Parecía estar mejor, y en casa había aprendido que cuando se está convaleciente, lo mejor es recibir buenas palabras, así que lo puse en práctica. También me di cuenta de que estaba centrándome, quizá, demasiado en la magia, en contra de las relaciones con mis compañeros... Así que dejé de intentar el hechizo sobre mí para hacerlo sobre ella.

-Hola, guapetona. A ver si consigo hacerte levitar y convertirte en la primera varmana voladora. ¿Cómo llevas los mapas, algún sitio que te llame la atención?

No salió el hechizo, pero ya estaba más que acostumbrada a ello. Lhelian seguía intentándolo con el mismo éxito, también. Y así llegó la hora de comer, cortesía de Marsi.
-¿Dulces, has dicho?-inquirí, luego me dirigí a la cocina a comprobarlo.-¡Bien!-y mirando a los demás, Kora en concreto, bromeé.-Así se cocina, gente, y no esas cosas que hacéis, tsk, tsk.

Acto seguido ayudé a poner la mesa y me senté mirando con curiosidad las bolitas rebozadas. <<¿De qué son? ¿Croquetas varmanas?>>
-A ver qué tal está esto...-murmuré, cogiendo una y arreándole un mordisco.-Es crujiente...-y entonces me quedé mirando el trozo restante <<Ajá>>, miré de reojo a los demás <<Mejor que no lo sepan, seguro que lo rechazan sin probarlo... Tsk>> y lo liquidé.-Rico, rico.

Los días siguientes a la discusión con Dhelian pasaron de manera monótona. Las chicas practicaban sus hechizos y tonterías mientras que yo prefiero hacer cosas mas productivas por mi vida. Suelo dar vueltas por el exterior de la torre dándome alguna que otra carrera saltando los obstáculos que encuentro por mi paso.

Los entrenamientos con las chicas pasan de manera entretenida. Me gusta ver como se estampan contra el suelo y hacen sus florituras. Cuando veo algo que me interesa de los entrenamientos me uno en silencio y tras practicarlo me suelo apartar del grupo para seguir con mis propios entrenamientos. Los muñecos de la planta superior se han convertido en mis mayores confidentes. Cada vez que puedo subo a entrenar con ellos algún que otro movimiento de combate.

Las daga comienzan a ser mas fáciles de agarrar y controlar que los primeros días. Necesito ayuda para conseguir un poco mas de autonomía pero, de momento, los muñecos me sirven de maravilla. Una de las noches decido ver como demonios funcionan los libros a los que están apegados los chicos y sus filigranas. En la noche me introduzco en el cuarto donde duerme Alice y, silenciosamente, le quito el libro de magia subiendo a la planta superior.

Los libros nunca se me dieron bien, sobre todo con tanta letra extraña y palabras tan inarticulables. Imitando los movimientos que he visto repetir tropecientas veces por mis compañeros acabo tirando el libro al suelo al ver la perdida de tiempo que es el intentar hacer cosas imposibles.

Poco a poco voy destensando los lazos con Dhelian. Dejo que se acerque mas a mi e incluso no le suelo poner malas caras al tener su presencia cerca mía. Los chicos dicen de ir a perder el tiempo intentando recuperar las cestas que caen en la cicatriz. Yo prefiero quedarme en la torre practicando y ejercitando el cuerpo.

Veo que Marsi también se queda conmigo y con algunos mas residentes por lo que al recoger mi sofá me hago una coleta y salgo a correr al rededor de la torre. Hoy he decido arriesgar un poco mas por lo que me salto un poco mi recorrido habitual y me introduzco en una de las calles aledañas a la torre. Nuevos obstáculos y lugares me ayudan a salir de la monotonía de la carrera. Tras sudar un poco mas al encontrar muchos mas obstáculos que saltar y sortear decido dar por terminada la carrera y lentamente me encamino al verde torreón.

Marsi se encuentra en la cocina friendo cosas por lo que aprovecho y lentamente voy subiendo cubos de agua a la bañera. El contacto con la fría superficie acuosa me sigue sin agradar mucho pero le estaba sentando muy bien a mis músculos calientes.

Al terminarme de dar un buen baño de agua fría salgo tiritando de la bañera con el pelo húmedo recogido en una especie de recogido a un lado dejando que las puntas húmedas rocen mi pecho desnudo. Me visto con la sudadera azul sangre y me enfrasco en mis legguins rosa chicle antes de bajar al salón.

Los chicos han llegado con las cestas por lo que cruzándome de brazos me apoyo en la pared. -Guau. Felicidades. Mis mas sinceras felicidades. Nunca pensé que pudieseis conseguirlo y me alegra ver que me he equivocado.- Marsi sale con una especie de preparado frito que dice que es dulce por lo que me llama poderosamente la atención el poder probar que es lo que entienden ellos por dulce.

Me siento en la mesa y cojo una de las cosas dulces y, tras olisquearla como siempre, me la meto en la boca pudiendo reafirmar el extraño sentido del dulce del planeta de Marsi. No era lo mas dulce del mundo pero con tal de cambiar de forma al menú me había acostumbrado a ello.-Vaya, si esta hasta bueno y todo- Comento en la mesa sorprendida mirando fijamente un trozo que me queda por comer metiéndomelo entero en la boca.

-A ver como esta esto otro. ¿Como has dicho que se llaman estas cosas?- Tras preguntar me meto una bola que al apretar los dientes cruje dejándome un sabor un poco raro en la boca. Trago mirando a los chicos y tras fijarme en Marsi toso intentando evitar una arcada. -Marsi no te enfades pero.... me quedo con las cosas esas...- Digo señalando las torrijas. -Las podías hacer para desayunar... o como pan para acompañar por ejemplo. Pero por mi esas cosas redondas hazlas para tu disfrute.- Le digo francamente intentando que mis palabras no enciendan una bronca en el torreón que parecía haberse calmado desde mi última discusión.

Los intentos infructuosos en realizar la levitación sobre si mismo siguieron un poco mas, al menos hasta que el olor a comida llego a el y por fin paro escuchando que había sido Marsi la que habría preparado la comida y tomando su atención al momento el "dulce" que había preparado. Vio como Korasihanna lo probaba y le daba el visto bueno y si la daeliciana daba el visto bueno a una comida era ya motivos mas que suficiente para Dhelian de probarlo y no se arrepintió, estaba rico. Quería agradecerle a la varmana el gesto, pero no pudo decir nada las palabras se atoraron en su garganta y las palabras de gratitud que pensaba soltar fueron imposibles de sacarla. Ahí estaba de nuevo, su dificultad para entablar conversaciones.

Comió en silencio saboreando gustoso el dulce, aunque fuese miel con pan duro cualquier extra era nuevo para su paladar. Comer todos los días miel hacia que cualquier nuevo platillo que tuviera este fuera bienvenido, aunque fuese por variar. Sin darse cuenta llevaba algunos días siendo el mismo pero aquello empezaba a serle tanto natural como incomodo, pues tenia a menudos ratos donde parecía estar mudo y no mantenía conversaciones con sus compañeros que hablaba de cualquier cosa a menudo. Cuando termino de comer fue a darse un baño, levitando cubos de agua hacia el baño para luego calentarla llevandose su ropa y peluca con el para cuando se bañara, baño que duro un buen rato inmerso en sus pensamientos. Tras terminar y vestirse estuvo un rato observando la peluca, el objeto que usaba para personificar a Lhelian y que no había usado desde hacia algunos días, tal vez por temor a que sus compañeros de torreón lo vieran raro si volvía a cambiar o tal vez porque tenia mas confianza que antes, no estaba seguro. Lo que si tenia claro es que tenia que volver a ser ella de nuevo, ser el mismo era agotador, no poder decir todo lo que deseaba, lo que pensaba o sentía, no poder mirar a sus compañeros de frente "Un poco mas, necesito obtener mas confianza, ya no eres un inútil Dhelian solo tienes que mejorar" se intento dar fuerza mentalizándose antes de colocarse la peluca rojiza en su cabeza y de bajar de vuelta al salón ya no como Dhelian, sino como "Lhelian" y al ser ella, toda su personalidad y actitud cambiaba.

-Ya termine, por cierto Marsi que no te lo dije antes, estaban muy ricos esos dulces que hiciste mas temprano. Muchas gracias por prepararlos- dijo mirando a la chica directamente con una sonrisa pudiendo decir al fin lo que mas temprano no había podido hacer, antes de ir nuevamente por el libro de magia sentándose en el sofá-Por cierto, había algo que me gustaría comentaros a los que estáis presentes. Veréis ya vimos que Alice, Alvaro y yo somos capaces de hacer magia y que es bastante útil y quería saber si alguno mas ha probado o quiere probar a realizarla, porque hasta ahora no sabemos si todos podemos hacerla o no. Seria un buen dato para el futuro ¿no?-comento con curiosidad, tal vez era precipitado pero estaría bien saber si todos eran capaces de hacer magia para casos futuros.

Después de una segunda visita a la biblioteca, en la que Ri se había sentado en una mesa a esperar y Nero había estado leyendo un libro de nombre macabro, llegaron a Letargo. Anriel se preguntaba todavía por qué había ido ella, que no tenía ningun interés en ninguno de los dos puntos señalados.* Les abrió la humana  de la última vez, a la que saludaron con su mezcla de simpatía y corrección habitual. Dejaron a los demás aclarar el motivo de su visita y entraron detrás de ella. Había que reconocer que ambos hubieran escogido aquel torreón de haber podido. Comparado con la fealdad de Maciel, ese al menos tenía un pase. Y tenía plantas, que era toda una novedad en aquella ciudad.



*yo si que lo sé :p

El aprendiz habia encontrado lo que buscaba, unos tres tomos de diferentes comics. Cierto era que no eran tan de su agrado como el de Deadpool que ya habia encontrado, pero seguian siendo lectura importante. Y en alguna parte habia leido que la lectura suponia uno de las mayores armas de la humanidad. Y no estaba por desdeñar la fuerza que le daban aquellos comics.
Pero fue justo cuando salia que ocurrió. El bibliotecario le cortó el paso y le dijo que devolviese los comics a su sitio. El ruso hizo el sueco, lo cual en una frontera le causaria problemas, pero en rocavarancolia, de poco le sirvió. Negandolo todo, el joven le insistio al espectro que no llevaba nada encima, pero su tono de voz era nervioso y su risa vacilante. El bibliotecario no tenia la paciencia para lidiar con el chico asi que literamente, los hizo levitar fuera de su ropa interior lo cual causó que el ruso se cruzara de piernas, clavando las rodillas en el aire, los tobillos abiertos y gritase "¡KYA!" todo lo que sus pulmones le permitian. Tambalenadose, salió de la biblioteca por su propio pie, aunque algo inestable.
-Me siento sucio...-comentó con tristeza fingida.

Y finalmente llegaron a Letargo. El aprendiz no fue consciente de que el grupo entero habia decidido ir tambien al otro torreón y para cuando se plantaron ante la puerta y llamaron a esta, el aprendiz se giró hacia los demás y susurró por lo bajo.
-¿Qué haceis vosotros aquí?-
Pero no hubo tiempo para contestarle. La chica humana abrió la puerta, Alcalina se llamaba, o algo así y al instante el ruso tuvo que contener una risa por lo bajo. Casi al instante, se puso muy serio y se adentró al torreón moviendose muy elegantemente, casi en un baile lento, para finalmente dar la vuelta y plantarse ante la australiana, saludandola con una reverencia para luego decir:
-Porto nuevas de Archiopteryx de Maciel.-pausó. Estaba hablando de una manera muy sofisticada, casi remilgada, y continuó.-Existió una alianza entre macieleros y letarguinos. En el pasado sufriamos y pasabamos hambre juntos.-parpadeo tan elegantemente como pudo, aunque tuviese puestas las gafas, era una importante parte de la interpretación.-Venimos a hacer honor a esa alianza.-

>> Cool story bro. Pero esa escena no sale en el libro.
>> ESTO ES LO QUE TIENE QUE HACER UN HOMBRE PARA QUE LE DEN UN ABRAZO DE BIENVENIDA, ¿¡VALE!?

A continuación, se giró hacia los demás letarguinos presentes y sacudiendo ambas manos energicamente les saludó, sonriendo de oreja a oreja.
-¡Hola-holas caracolas~!-