Torreón Letargo (Archivo IV)

Recuerdo del primer mensaje :

-Uffff, menos mal que llegamos, este tío no se vuelve ligero por momentos,- digo llegando al fin frente al torreón,- que alguien busque la puerta entre toda esa maraña de plantas.- dejo el cuerpo de Ozzchreanos en el suelo y segundos después encuentran la puerta.- Yo entraré sola, no quiero peros,- digo mientras compruebo la expresión que empezaba a formarse en sus caras,- Si he de pelear puedo protegerme a mi misma, si venís vosotros ahora mismo solo me estorbaríais. No os preocupéis, estaré bien, en cuanto vea si es seguro os pego un grito.- Voy a entrar pero antes prefiero repetirles una cosa,- No me sigáis,- digo en tono de orden.

Sin esperar mas me adentro en el torreón en completo silencio. Lo primero que me llama la atención es la ingente cantidad de polvo, <<Joder, ni en los barracones estaba tan sucio, y mira que nos encargábamos de ensuciar ¿eh?>>. Lo segundo que me llama la atención es algo escrito en la pared, "estamos rodeados". <<Sí, si que vamos a estar rodeados, de porquería hasta que no limpiemos>>. Me acerco con cuidado a ese mensaje y lo borro, no quiero inquietar a los demás, y desde luego no el primer día.

Abro una puerta que casualmente da a una especie de patio, que seria bastante bonito de no ser por la estatua que esta en el centro. <<En esta ciudad tienen un sentido del gusto encantador>>. Más allá hay mas puertas que al abrir veo que llevan a las letrinas. <<Bueno, al menos tenemos algún lugar donde hacer nuestras necesidades, pensé que tendríamos que hacerlo en el foso>>. Casi al irme veo lo que parecen ser unas tumbas, me acerco y compruebo que realmente son eso. <<Gente que murio aqui, yo no pienso cavar tumbas>>.

Vuelvo al torreón y aseguro el primer piso mirando en lo que parece ser una cocina. Subo al primer piso lentamente por las escaleras, tratando de no hacer ruidos, veo varias puertas y las escaleras que dan al segundo, miro en cada puerta y todos parecen despachos o cosas parecidas, me sorprende lo revuelto que esta todo allí. La ultima puerta que abro me pone de buen humor, hay una bañera.

Sigo subiendo y veo dos puertas, al abrir ambas veo dos habitaciones comunales con unas cuantas camas en un estado mediocre. <<Mira, cada vez se parece mas a los barracones, de lo malo un sitio en que dormir>>.

Subo al último piso ya sin tanto cuidado, si no ha habido peligro hasta ahora dudo que vaya a haberlo ahora. El último piso resulta ser una sala de entrenamiento, algo que me vendrá bien a mi y a los que quieran entrenar conmigo <<Bueno, y a los que no quieran también, por que de este torreón no salen si no es conmigo o entrenados>>.

Bajo ya sin cuidado y abro la puerta.

-Ala podéis pasar, no hay nada peligroso, a excepción de las arañas que hay un huevo y más.- les digo tratando de comprobar cuan valientes son,- Bienvenidos a vuestro nuevo y sucio hogar, iros acostumbrando por que hasta que no limpiemos seguirá así, hay habitaciones, una cocina, un patio, baños, una bañera, una sala de entrenamiento y.....-dejo pausa para darle emoción- arañas, así que aprended a convivir con ellas,- y me alejo riéndome en busca de un cubo para empezar a limpiar. Pero cuando doy dos pasos me acuerdo de Ozzchreanos y salgo a por el, lo levanto y lo dejo tumbado en un sofá.



P.D.: No ha examinado los sótanos por que no se ha fijado en las escaleras, asi que el que se fije que avise o algo ^^

Marsi vino a sentarse a mi lado y la saludé con un sonrisa. Parecía estar mejor, y en casa había aprendido que cuando se está convaleciente, lo mejor es recibir buenas palabras, así que lo puse en práctica. También me di cuenta de que estaba centrándome, quizá, demasiado en la magia, en contra de las relaciones con mis compañeros... Así que dejé de intentar el hechizo sobre mí para hacerlo sobre ella.

-Hola, guapetona. A ver si consigo hacerte levitar y convertirte en la primera varmana voladora. ¿Cómo llevas los mapas, algún sitio que te llame la atención?

No salió el hechizo, pero ya estaba más que acostumbrada a ello. Lhelian seguía intentándolo con el mismo éxito, también. Y así llegó la hora de comer, cortesía de Marsi.
-¿Dulces, has dicho?-inquirí, luego me dirigí a la cocina a comprobarlo.-¡Bien!-y mirando a los demás, Kora en concreto, bromeé.-Así se cocina, gente, y no esas cosas que hacéis, tsk, tsk.

Acto seguido ayudé a poner la mesa y me senté mirando con curiosidad las bolitas rebozadas. <<¿De qué son? ¿Croquetas varmanas?>>
-A ver qué tal está esto...-murmuré, cogiendo una y arreándole un mordisco.-Es crujiente...-y entonces me quedé mirando el trozo restante <<Ajá>>, miré de reojo a los demás <<Mejor que no lo sepan, seguro que lo rechazan sin probarlo... Tsk>> y lo liquidé.-Rico, rico.

Los días siguientes a la discusión con Dhelian pasaron de manera monótona. Las chicas practicaban sus hechizos y tonterías mientras que yo prefiero hacer cosas mas productivas por mi vida. Suelo dar vueltas por el exterior de la torre dándome alguna que otra carrera saltando los obstáculos que encuentro por mi paso.

Los entrenamientos con las chicas pasan de manera entretenida. Me gusta ver como se estampan contra el suelo y hacen sus florituras. Cuando veo algo que me interesa de los entrenamientos me uno en silencio y tras practicarlo me suelo apartar del grupo para seguir con mis propios entrenamientos. Los muñecos de la planta superior se han convertido en mis mayores confidentes. Cada vez que puedo subo a entrenar con ellos algún que otro movimiento de combate.

Las daga comienzan a ser mas fáciles de agarrar y controlar que los primeros días. Necesito ayuda para conseguir un poco mas de autonomía pero, de momento, los muñecos me sirven de maravilla. Una de las noches decido ver como demonios funcionan los libros a los que están apegados los chicos y sus filigranas. En la noche me introduzco en el cuarto donde duerme Alice y, silenciosamente, le quito el libro de magia subiendo a la planta superior.

Los libros nunca se me dieron bien, sobre todo con tanta letra extraña y palabras tan inarticulables. Imitando los movimientos que he visto repetir tropecientas veces por mis compañeros acabo tirando el libro al suelo al ver la perdida de tiempo que es el intentar hacer cosas imposibles.

Poco a poco voy destensando los lazos con Dhelian. Dejo que se acerque mas a mi e incluso no le suelo poner malas caras al tener su presencia cerca mía. Los chicos dicen de ir a perder el tiempo intentando recuperar las cestas que caen en la cicatriz. Yo prefiero quedarme en la torre practicando y ejercitando el cuerpo.

Veo que Marsi también se queda conmigo y con algunos mas residentes por lo que al recoger mi sofá me hago una coleta y salgo a correr al rededor de la torre. Hoy he decido arriesgar un poco mas por lo que me salto un poco mi recorrido habitual y me introduzco en una de las calles aledañas a la torre. Nuevos obstáculos y lugares me ayudan a salir de la monotonía de la carrera. Tras sudar un poco mas al encontrar muchos mas obstáculos que saltar y sortear decido dar por terminada la carrera y lentamente me encamino al verde torreón.

Marsi se encuentra en la cocina friendo cosas por lo que aprovecho y lentamente voy subiendo cubos de agua a la bañera. El contacto con la fría superficie acuosa me sigue sin agradar mucho pero le estaba sentando muy bien a mis músculos calientes.

Al terminarme de dar un buen baño de agua fría salgo tiritando de la bañera con el pelo húmedo recogido en una especie de recogido a un lado dejando que las puntas húmedas rocen mi pecho desnudo. Me visto con la sudadera azul sangre y me enfrasco en mis legguins rosa chicle antes de bajar al salón.

Los chicos han llegado con las cestas por lo que cruzándome de brazos me apoyo en la pared. -Guau. Felicidades. Mis mas sinceras felicidades. Nunca pensé que pudieseis conseguirlo y me alegra ver que me he equivocado.- Marsi sale con una especie de preparado frito que dice que es dulce por lo que me llama poderosamente la atención el poder probar que es lo que entienden ellos por dulce.

Me siento en la mesa y cojo una de las cosas dulces y, tras olisquearla como siempre, me la meto en la boca pudiendo reafirmar el extraño sentido del dulce del planeta de Marsi. No era lo mas dulce del mundo pero con tal de cambiar de forma al menú me había acostumbrado a ello.-Vaya, si esta hasta bueno y todo- Comento en la mesa sorprendida mirando fijamente un trozo que me queda por comer metiéndomelo entero en la boca.

-A ver como esta esto otro. ¿Como has dicho que se llaman estas cosas?- Tras preguntar me meto una bola que al apretar los dientes cruje dejándome un sabor un poco raro en la boca. Trago mirando a los chicos y tras fijarme en Marsi toso intentando evitar una arcada. -Marsi no te enfades pero.... me quedo con las cosas esas...- Digo señalando las torrijas. -Las podías hacer para desayunar... o como pan para acompañar por ejemplo. Pero por mi esas cosas redondas hazlas para tu disfrute.- Le digo francamente intentando que mis palabras no enciendan una bronca en el torreón que parecía haberse calmado desde mi última discusión.

Los intentos infructuosos en realizar la levitación sobre si mismo siguieron un poco mas, al menos hasta que el olor a comida llego a el y por fin paro escuchando que había sido Marsi la que habría preparado la comida y tomando su atención al momento el "dulce" que había preparado. Vio como Korasihanna lo probaba y le daba el visto bueno y si la daeliciana daba el visto bueno a una comida era ya motivos mas que suficiente para Dhelian de probarlo y no se arrepintió, estaba rico. Quería agradecerle a la varmana el gesto, pero no pudo decir nada las palabras se atoraron en su garganta y las palabras de gratitud que pensaba soltar fueron imposibles de sacarla. Ahí estaba de nuevo, su dificultad para entablar conversaciones.

Comió en silencio saboreando gustoso el dulce, aunque fuese miel con pan duro cualquier extra era nuevo para su paladar. Comer todos los días miel hacia que cualquier nuevo platillo que tuviera este fuera bienvenido, aunque fuese por variar. Sin darse cuenta llevaba algunos días siendo el mismo pero aquello empezaba a serle tanto natural como incomodo, pues tenia a menudos ratos donde parecía estar mudo y no mantenía conversaciones con sus compañeros que hablaba de cualquier cosa a menudo. Cuando termino de comer fue a darse un baño, levitando cubos de agua hacia el baño para luego calentarla llevandose su ropa y peluca con el para cuando se bañara, baño que duro un buen rato inmerso en sus pensamientos. Tras terminar y vestirse estuvo un rato observando la peluca, el objeto que usaba para personificar a Lhelian y que no había usado desde hacia algunos días, tal vez por temor a que sus compañeros de torreón lo vieran raro si volvía a cambiar o tal vez porque tenia mas confianza que antes, no estaba seguro. Lo que si tenia claro es que tenia que volver a ser ella de nuevo, ser el mismo era agotador, no poder decir todo lo que deseaba, lo que pensaba o sentía, no poder mirar a sus compañeros de frente "Un poco mas, necesito obtener mas confianza, ya no eres un inútil Dhelian solo tienes que mejorar" se intento dar fuerza mentalizándose antes de colocarse la peluca rojiza en su cabeza y de bajar de vuelta al salón ya no como Dhelian, sino como "Lhelian" y al ser ella, toda su personalidad y actitud cambiaba.

-Ya termine, por cierto Marsi que no te lo dije antes, estaban muy ricos esos dulces que hiciste mas temprano. Muchas gracias por prepararlos- dijo mirando a la chica directamente con una sonrisa pudiendo decir al fin lo que mas temprano no había podido hacer, antes de ir nuevamente por el libro de magia sentándose en el sofá-Por cierto, había algo que me gustaría comentaros a los que estáis presentes. Veréis ya vimos que Alice, Alvaro y yo somos capaces de hacer magia y que es bastante útil y quería saber si alguno mas ha probado o quiere probar a realizarla, porque hasta ahora no sabemos si todos podemos hacerla o no. Seria un buen dato para el futuro ¿no?-comento con curiosidad, tal vez era precipitado pero estaría bien saber si todos eran capaces de hacer magia para casos futuros.

Después de una segunda visita a la biblioteca, en la que Ri se había sentado en una mesa a esperar y Nero había estado leyendo un libro de nombre macabro, llegaron a Letargo. Anriel se preguntaba todavía por qué había ido ella, que no tenía ningun interés en ninguno de los dos puntos señalados.* Les abrió la humana  de la última vez, a la que saludaron con su mezcla de simpatía y corrección habitual. Dejaron a los demás aclarar el motivo de su visita y entraron detrás de ella. Había que reconocer que ambos hubieran escogido aquel torreón de haber podido. Comparado con la fealdad de Maciel, ese al menos tenía un pase. Y tenía plantas, que era toda una novedad en aquella ciudad.



*yo si que lo sé :p

El aprendiz habia encontrado lo que buscaba, unos tres tomos de diferentes comics. Cierto era que no eran tan de su agrado como el de Deadpool que ya habia encontrado, pero seguian siendo lectura importante. Y en alguna parte habia leido que la lectura suponia uno de las mayores armas de la humanidad. Y no estaba por desdeñar la fuerza que le daban aquellos comics.
Pero fue justo cuando salia que ocurrió. El bibliotecario le cortó el paso y le dijo que devolviese los comics a su sitio. El ruso hizo el sueco, lo cual en una frontera le causaria problemas, pero en rocavarancolia, de poco le sirvió. Negandolo todo, el joven le insistio al espectro que no llevaba nada encima, pero su tono de voz era nervioso y su risa vacilante. El bibliotecario no tenia la paciencia para lidiar con el chico asi que literamente, los hizo levitar fuera de su ropa interior lo cual causó que el ruso se cruzara de piernas, clavando las rodillas en el aire, los tobillos abiertos y gritase "¡KYA!" todo lo que sus pulmones le permitian. Tambalenadose, salió de la biblioteca por su propio pie, aunque algo inestable.
-Me siento sucio...-comentó con tristeza fingida.

Y finalmente llegaron a Letargo. El aprendiz no fue consciente de que el grupo entero habia decidido ir tambien al otro torreón y para cuando se plantaron ante la puerta y llamaron a esta, el aprendiz se giró hacia los demás y susurró por lo bajo.
-¿Qué haceis vosotros aquí?-
Pero no hubo tiempo para contestarle. La chica humana abrió la puerta, Alcalina se llamaba, o algo así y al instante el ruso tuvo que contener una risa por lo bajo. Casi al instante, se puso muy serio y se adentró al torreón moviendose muy elegantemente, casi en un baile lento, para finalmente dar la vuelta y plantarse ante la australiana, saludandola con una reverencia para luego decir:
-Porto nuevas de Archiopteryx de Maciel.-pausó. Estaba hablando de una manera muy sofisticada, casi remilgada, y continuó.-Existió una alianza entre macieleros y letarguinos. En el pasado sufriamos y pasabamos hambre juntos.-parpadeo tan elegantemente como pudo, aunque tuviese puestas las gafas, era una importante parte de la interpretación.-Venimos a hacer honor a esa alianza.-

>> Cool story bro. Pero esa escena no sale en el libro.
>> ESTO ES LO QUE TIENE QUE HACER UN HOMBRE PARA QUE LE DEN UN ABRAZO DE BIENVENIDA, ¿¡VALE!?

A continuación, se giró hacia los demás letarguinos presentes y sacudiendo ambas manos energicamente les saludó, sonriendo de oreja a oreja.
-¡Hola-holas caracolas~!-

Habían salido de la biblioteca, y ahora que la amenaza de los insecticidas había sido eludida Xalkoth tenía un nuevo problema con el que lidiar: ladrones.

Que a los demás les diera igual que el otro torreón les hubiera robado no significaba que el clinger pensara lo mismo. Por muy poco importante que fuera un simple tarro de miel, lo normal si uno descubría que podía salir impune de un robo solía ser comenzar a coger cosas progresivamente más valiosas.
Lejos de hacer algo todos iban hacia allí para darles más miel, que a ojos del insecto era como si ellos estuvieran autorobándose. Así el ladrón no tenía ni que molestarse en venir a Maciel para llevarse lo que quería.

Hablando del ladrón, el insecto todavía no sabía quien podría estar detrás. Imaginaba que no podían ser todos, ya que a la mayoría la miel no les servía de nada. Pero haciendo eliminación por la miel solo había dos personas posibles, o puede que las dos. No necesitaba saber más para lo que tenía en mente.

-Caminar hacia la entrada- Respondió encogiéndose de hombros ante la pregunta de Shaco. Al mismo tiempo la puerta se abrió.
-Oh ¡hola! Esto... ¿persona de las hoces con puntos? No recuerdo el nombre. 
Luego tocó esperar a que Shaco soltase su discurso tan carente de sentido como los otros. En cualquier caso les dejaron pasar. Ahora solo necesitaba estar a solas con las dos personas que le interesaban.

-¡Buenas a todos! Venimos con rica miel, bueno... todo lo rica que puede ser si tenemos en cuanta que a nosotros nos sienta fatal. Y hablando de miel... Vosotros dos- Dijo señalando a los dos daelicianos -O... espera... ¿vosotras? ¿O quizás es vosotros y vosotras? Aun me cuesta distinguir el sexo de otras especias, lo siento. En cualquier caso... No hay de los vuestros en nuestro torreón y me pica la curiosidad. ¿Vendríais conmigo a algún sitio para haceros preguntas? Para no molestar al resto más que nada. Serán las básicas para evitar problemas culturales que ya estoy cansado de esos. Oh y... si de paso a donde vayamos es algún sitio con agua mejor, que tengo sed ¿Tenéis patio con pozo como nosotros?

Una visita un tanto inesperada llego ala puerta de letargo, seguramente tras sufrir un poco en encontrarla, como ellos la primera vez. Dhelian se asomo por encima del sofá cuando Alice dejo pasar a los compañeros del otro torreón y Dhelian no pudo evitar sonreír al ver entrar a Shaco con su animosidad habitual diciendo cosas extrañas que no llegaba a comprender.

-No entiendo de lo que hablas, pero igual estoy feliz de verte tan animado como siempre- dijo risueñamente a Shaco de buen humor al verlo tan animado, dudaba que aquel chico pudiera deprimirse Tras darle la bienvenida personalmente al chico miro a los demás sonriendo mientras se levantaba del sofa.

-Bienvenido a todos a Letargo, espero que no hayáis tenido problemas al llegar- dijo sonriendo agradablemente al verlos parecer por el lugar estando todos entero y notando que la mayoría traían libros consigo- Así que ya se había pasado por aquella biblioteca antes de llegar, ¿Habéis encontrado algo de interés en vuestra visita a la gran biblioteca?- pregunto suavemente interesado en especial si había encontrado algo sobre magia y poniendo sus ojos curiosos principalmente en Archi al preguntar aquello, pues suponía que siendo como parecía ser el chico estaría bastante interesado en el tema.

Su atención fue tomada por Xalkoth antes de que pudiese obtener una respuesta y observo con atención y curiosidad al  insecto sin poder comprender que interés podría tener este en el y en Korasihanna, siendo que la vez que se vieron en Maciel no mostró mayor interés en ellos. "De el no me sorprende tanto que no sepa distinguir nuestro sexo, casi que ni yo mismo sabría decir si es macho o hembra a simple vista" pensó observando con atención al insecto. En cuanto a lo que decía, no veía nada malo en la proposición de este, ciertamente se evitaría problemas interculturales si explicaban lo que fuese que quisiera saber en aquellos momentos.

-No tengo problema al respecto, ven sígueme, tenemos un pozo justo aquí en el patio al igual que en vuestro torreón- dijo sonriendo a Xalkoth para llevarlo al patio y mostrarle el pozo que allí se encontraba preguntándose que era lo que tanto interés le daba de Korasihanna y el mismo. Observándolo curiosamente peino con su dedos su cabello rojizo antes de mirarlo con atención y decidirse a hablar-¿Que es lo que deseas saber exactamente? También me gustaría saber un poco de ti a ser posible- dijo mirándolo interesado en lo que pudiera obtener de aquella conversación.

Tras terminarme la cosa crujiente, el sabor no me acaba de convencer en absoluto, no solo la textura era desagradable al paladar si no que el sabor quedaba en la boca una sensación extraña para mis papilas gustativas. Definitivamente, lo que quiera que fuese eso, estaba malo.

-¿Y que se supone que es esto?- Pregunto tras tragar la pelota crujiente. Alice me explica que es un grillo. No se muy bien que se supone que es un grillo, es un bicho por lo que dice. Tampoco se que es exactamente un bicho a decir verdad pero no me gusta en absoluto. La puerta del torreón suena por lo que cogiendo una torrija y comiéndomela de tres bocados para quitarme el sabor nauseabundo del grillo ese.

Me levanto de la mesa aun con un poco de hambre por lo que cojo un bote de miel con fruta y me meto una en la boca cerrando el bote y dejándolo en su lugar. Hoy no tengo nada que hacer por lo que tras estar un rato tirada en el sillón mirando al techo y jugando con mis coletas unos ruidos en la puerta me rompe la burbuja.

Alice sale a abrir por lo que incorporándome puedo escuchar las voces de los chicos de Maciel por lo que me levanto poniendo las rodillas en los cojines y apoyándome en el respaldo los veo entrar tranquilamente. -Buenas tardes a todos los presentes. Me parece genial que hayáis conseguido localizarnos. Os ha llevado lo vuestro a decir verdad.- Digo mientras me levanto y bordeo el sofa para ponerme al lado de Dhelian.

-¿Tenéis hambre? Si lo deseáis, podéis comeros unos grillos fritos de esos negros. Comed anda coged sin miedo.- Les digo chasqueando los dedos y señalando después los grillos. A decir verdad, ya tenia a quien endosarle eso. La cosa llamada Xlalot o Xlaco se acerca a nosotros y sus palabras me hicieron ladear un poco la cabeza ante su proposición y, sobre todo, su pregunta.

"Para mi creo que esta claro que soy una chica, este tiene sorpresa y tu.... ¿Tu acaso tienes sexo?" Pregunto para mi misma mientras me encojo de hombros y señalo la puerta dejando que pasen los dos delante mía mientras miro con incredulidad a los presentes. "¿Qué es lo que puede querer esta cosa de nosotros?" Las preguntas me inundaban la cabeza cuando al llegar al patio Dhelian comienza a preguntar por lo que acercandome a su derecha me pongo de brazos cruzados esperando a que eso hablase.

-Ahí tienes el pozo para que te eches agua y tal. El cubo debería de estar dentro. Subetelo tu o si eso que te lo suba el que se le da mejor.- Al decir esto lo remato con una risilla dándole un ligero codazo en el brazo de manera amistosa.

Después de comer y de lo de Kora, volví al sofá para seguir practicando con el de levitación pero volviendo a levitar objetos pequeños. Había probado a levitarme a mí misma y no servía... así que seguiría pasito a pasito hasta que ningún objeto se me resistiera y luego... ¡Los huesos de la cabeza! <<Y entonces habrá carne en el menú, no?>>

Así pasó el rato hasta que de pronto, unos golpecitos en la puerta frustraron mi concentración. No me paré a recoger el cojín sino que me lancé a la puerta. Alguien fue a bajar el puente mientras yo me asomaba a la puerta y abría sonriente al ver quién se acercaba. Dicho individuo fue el primero en llegar y, en cuanto acabó de hablar, le di un abrazo aunque breve. ¡Tuve que hacerlo, era parte del guión!

-Eres más que bienvenido, Shaco, aunque recurras a la película.-dije riendo.-Pasad, pasad, justo estábamos... ¿Hoces con puntos? ¡Ah, las interrogaciones! ¿Tú eras Xalk... Xalkoth, no? Alice, portera de honor.-me presenté de broma.

Mientras me hacía a un lado para que pasaran, se me fueron los ojos a algo que llevaba Lara a cuestas: una jaula con un libro saltarín dentro. <<¿Está hechizado? Ah, no es la única con libros>>
-¿Venís de la biblioteca, no? Vale, obvio... Pero lo que no es obvio es ese libro...-ahora sí, terminamos de pasar y, con la puerta ya cerrada, me acerqué a la pequeña.-Hey, Lara, ¿qué libro es ese? ¿Por qué está enjaulado, además?-curioseé, agachándome para echarle un vistazo.

<<Parece vivo de verdad... Eh...>> Por instinto, teniendo en cuenta los sapos y el caballo y el dinosaurio aquel... ¡Y las casas!, me alejé del libro cuando lanzó su marcapáginas a mi cara. Pero entre que sólo hizo eso, moverse en el aire, y estaba en una jaula, volví a acercarme. Fue como si buscase algo... Y no debió encontrarlo pues volvió a replegarse.
-Qué curioso.-comenté, sintiendo el impulso de aventurar un dedo en la jaula, pero sin llegar a hacerlo.

Lo que sí hice fue levantarme, volver a por el cojín con el que practicaba, y hacerlo levitar sin previo aviso <<¿A quién se lo estampo?>> pensé mientras miraba rápidamente a los visitantes, pero estaba claro:

-Eh, Haldir, ¿sabe tu gente eso de "que la Fuerza sea contigo"?-y lancé mi "arma".

Al menos esa vez sí llegó alguna respuesta del interior. Cío bostezaba y estiraba la espalda mientras el puente hacía su recorrido lentamente. Saludó con un movimiento un tanto desganado a la humana, realmente de las pocas con las que había llegado a intercambiar alguna palabra. Se dejó arrastrar por la corriente de personas entrando en el torreón, muy distinto a Maciel también por dentro de los muros. La estructura era en general parecida, pero el hecho de tener tanta vegetación lo hacía llamativo como poco. De hecho para un irrense era realmente particular, en su mundo pocas plantas crecían por donde querían y como querían, y donde eso pasaba nadie podía verlas. Cuando entraron en el torreón todavía tenía la cabeza vuelta hacia la enredadera que cubría toda la piedra, y así siguió hasta perderla completamente de vista.

Intercambios de palabras y saludos –algunos más comprensibles que otros– se sucedieron sin que Cío prestase más atención de la necesaria, soltando tan solo un escueto “nas” al llegar frente al grupo del interior. La única a la que hizo más o menos ademán de responder directamente fue a la chica-chuchería cuando ofreció insectos, torciéndole el morro y mirando después a otro lado. Lentamente retrocedió hacia la pared y se apoyó en ella, quedándose algo apartado. «Bli bli, bla bla» pensó al mirar a los otros, rodando los ojos y empezando a manipular su ordenador a ciegas. La voz de Xalk le llegó entre las demás, por soltar un largo discurso que no logró escuchar del todo. Hablaba con las rositas y, por lo que parecía, estaba siendo amistoso y abierto con ellas «¿Xalk? ¿con las gominolas?». A continuación los tres juntos salieron al patio y, curioso, se arrimó a la puerta que acababan de atravesar. Las enredaderas caían sobre el marco, y detrás de estas se escondió él, asomado hacia el exterior. Cerca de un pozo como el de su torreón vio a las tres figuras, pero el ruido del interior le impedía escuchar bien lo que estaban diciendo.

Había resultado todo más fácil de lo que se esperaba, y pronto estuvieron los tres fuera, en el patio.
-Vaya, no sabía que se dedicara a subirle el agua a los demás- Podría parecer un sarcasmo, pero lo decía totalmente en serio. Así de crédulo era Xalk.

Atendió también a lo que decía el otro y, mientras acercaba al grupo poco a poco hacia la pared decidió que era el momento.

-Pues hay unas cuantas cosas que me gustaría saber...- Ese fue el momento. Gracias a que estaba cubierto por el poncho había podido sacar los cuchillos sin que lo vieran. Rápidamente empujó a los dos contra la pared, y acto seguido colocó a ambos un cuchillo sobre sus respectivos cuellos.

-Al menor ruido o movimiento os abro la garganta- Estaba hecho, ahora a terminar -Bien, por donde iba? Ah si...- Centré mi mirada en el que se suponía que era el chico -¿Querías saber cosas de mí? Pues aquí tienes un dato: No tolero los robos.

La chica parecía estar tomándoselo todo a broma, pero no le afectó. Que hiciera lo que quisiera, y él respondería en consecuencia.

-No se cual de los dos se llevó la miel el otro día, o si fuisteis los dos, me da igual. Pero no volveréis a hacerlo- Y desde luego tendría a los dos vigilados si volvían al torreón -Si vuelve a desaparecer algo de nuestro torreón os mato, a los dos, aunque uno no tenga anda que ver. Así de paso me aseguro de que si uno es inocente vigile al otro- Tras sus últimas palabras hizo una pequeña pausa para asegurarse de que les entraba en sus cabezas, aunque lo que salía era alguna que otra risita de la chica. -¿He sido claro?-

No esperó a ninguna respuesta. Tan rápido como había sacado sus armas las guardó, y el tono y postura amenazante que tenía hasta ahora desapareció de golpe, reemplazado rápidamente por la alegría sin sentido y curiosidad que le caracterizaban.

-¡Bueeeno! Pues un placer poder hablar. ¡Oh! Ahora que caigo.... ¡Si tenis enredaderas! Vayaaaa... No había visto ninguna planta por aquí hasta ahora. Yo vivía en un bosque ¿sabéis?

Totalmente feliz emprendió la vuelta al interior dando saltitos, antes había visto que alguien tiraba un cojín, y si se empezaba una guerra de ese tipo tenía claro que pensaba participar.

Lara había pasado todo el camino hablándole al libro, caminando con la jaula a la altura de la cara. Ahora le dolían los brazos, por culpa de unas leves agujetas. Y ni eso le quitó el entusiasmo que había ido acumulando durante todo el día. De hecho, estaba aprovechando para encontrarle también un nombre al libro, con todo el tema de sus niños. Cuando el torreón apareció ante sus ojos (o cuando ella decidió alzar la vista de la jaula), sintió una punzada de envidia. Letargo parecía bastante más bonito que el suyo y no estaba roto de la parte de arriba. <<Bueno, Lara, pero ellos no tienen nuestro carisma>> se dijo a modo de consuelo.

Entró al torreón con prisa, agradecía las paredes y el puente levadizo, y seguidamente saludó:

—¡Buenas, chicos!—. Se buscó un asiento como si estuviera en su propia torre y sonrió ante las preguntas de Alice. Le gustaba despertar curiosidad en la gente—. Es mi nuevo libro mascota, lo he rescatado de la biblioteca, donde probablemente los masters lo encerraron antes de la partida. Es muy mono y a veces da besitos. Oh, mira, a ti también te los da. Le has caído bien—Alice la dejó para seguir con lo que estuviera haciendo justo al tiempo que Lara filtraba lo que la tipa morada decía sobre los grillos fritos—.¿En serio? ¡Quiero probarlos!—. Tras descubrir lo buenos que estaban de primera mano, literalmente, se sirvió unos pocos en un plato y volvió hasta su asiento—. ¿Quién los hizo?—preguntó con la boca llena, como era costumbre en Ordesta para alabar la comida de otros—. Me gustaría aprender la receta para Maciel. Os voy a poner gordos con los bichitos.

Mientras comía, le acercó de broma uno de los grillos al libro.

—¿Lo quieres? ¿Lo quieres?—le preguntó, poniéndole la misma voz que usaba cuando hablaba con sus pequeños. El libro trató de acercar su marcapáginas y Lara le alejó el bicho—. ¡Awww! Se lo quiere comer de verdad. Que mono...—acercó un poco más la jaula a la cara y le pidió disculpas—. Pero no puedes... Es que si te lo doy te mancharás las páginas de grasa y te echarás a perder, librín.

Cuando acabó de comer, Lara se limpió las manos restregándolas en el sofá y metió un par de dedos entre los barrotes de la jaula para acariciar a su mascota.

-Hola- fue el escueto saludo de Taro al acceder a Letargo. Envidió la desenvoltura de Shaco para saludar y comportarse como si estuviera en su casa, y se mantuvo en segundo plano mientras los demás se ponían al día mutuamente. Seguía sintiéndose un poco intruso, y un peso que llevaba a cuestas le recordó por fortuna que tenían otras cosas que hacer allí que no requerían mucho contacto previo. Xalk se había ido al patio a hacer vete a saber qué y se había olvidado del tema, así que ya que el resto parecía tener cosas que hacer...

-Hemos traído la miel- repitió dejando encima de la mesa el tarro que él mismo llevaba encima-. ¿Quién se encarga aquí de la comida?
Las bromas pesadas a costa de levitaciones eran tan comunes en Carabás como podía serlo una zancadilla, así que por costumbre Taro vigiló atentamente mientras hablaba el recorrido del cojín de Alice hasta que ésta eligió por fin a su víctima.

Nero entornó los ojos ante las primeras palabras del bicho a las daelicianas. Ya había notado la tendencia del insecto a soltar esas peroratas, y que si sonaban sospechosas normalmente es porque había motivos para ello. Había hecho algo muy parecido al herirse, y era claramente inútil para esconder secretos.

-No soy fan de los insectos.- respondía Anriel al ofrecimiento de los grillos. Su edeel se volvió hacia ella con una expresión en el rostro que significaba “Va con segundas, eh?”, pero ella se mantuvo impasible. En Sinhdro sí se comían grillos y otros bichos. Con un bosque repleto de ellos no eran difíciles de obtener, pero solo alguien de baja clase los comía diariamente. Para gente adinerada como Nero era un aderezo o un aperitivo, y por tanto, algo que podía excluirse si no te entusiasmaba.
El pelirrosa se deslizó hacia la entrada del patio, donde Cio escuchaba a hurtadillas. A sus espaldas, presenció igual que él la escenita.

- ¿Disfrutando de las vistas, Cio?- dijo según terminó, con un deje burlón. “Habrá que echarle un ojo a Xalkoth a partir de ahora.” Si el cerebro de mosquito aquel empezaba a suponer una molestia, no había nada mas sencillo que esconder parte de la miel en los próximos días e incitarle a que les diera una excusa para matarlo. Y más o menos lo mismo con ambas niñas.

Tampoco iba a subestimarlo, entre las niñerías del insecto había un peligroso grupo de ideas lógicas.

Si bien no se había molestado en prestar mucha atención a la conversación al principio, sí lo hizo cuando vio que Xalkoth acorralaba a las daelicianas contra el muro. Se enderezó, separándose del apoyo que era el marco de la puerta, y vio entonces los cuchillos. Miró hacia el interior del torreón, alarmado, por si tal vez alguien estuviese ya a punto de reaccionar. Solo vio a Nero, que se había puesto tras él ni sabía cuándo. Le miró interrogante, y se volvió de nuevo hacia la escena del patio, dispuesto a intervenir antes de que el insecto cometiese una locura. Pero acabó rápido, cuando ya había apartado las enredaderas para abrirse paso, el clinger liberó a las muchachas. No solo eso, estaba siendo "simpático" de nuevo con ellas. Cío, perplejo, dejó a la cortina vegetal volver a su sitio, mientras a su espalda Nero hacía burla de la situación, pero de gracioso en general había tenido poco. Aun así, debía haberse imaginado que no había de qué preocuparse.
—No son tampoco mis vistas preferidas, pero sí mejores que las de dentro —respondió sin alzar demasiado la voz para no llamar la atención del clinger. Todavía no le quitaba el ojo de encima—. No sé qué tripa se le habrá roto. Bueno, el cerebro no cuenta como tripa —terminó murmurando.
Sopesaba si salir al patio o simplemente dejarlo pasar. Por un lado, realmente ni le iba ni le venía, suponía que no habría motivos para que el clinger cumpliera su amenaza, sin embargo a lo mejor Xalk había comprado papeletas para que les escupiesen en la comida intercambiada, como mínimo. Aquella canija de pelo verde parecía que se las traía.

Marsi agradeció que a Kora no le gustasen los grillos, porque era una comida menos que se echaba a perder. Si por ella fuera, podia cocinar torrijas todos los días con tal de que las niñas fruta no envenenaran la comida de todos con su dichosa miel.

Llegaron visitas, en parte esperadas, y salió a saludar. No fue muy efusiva, más por vergüenza que por frialdad, se limitó a hacer un gesto con la mano sin alejarse mucho de la cocina. Parecía que habían pasado por la biblioteca, y sentía cierta curiosidad por los librosque habían elegido, aunque se abstuvo de preguntar. Cuando Kora ofreció su comida a los demás, le lanzó una mirada rabiosa. << Deja de ofrecer lo que no te gusta como si fuera tuyo, estúpida egoista>> Pero los halagos de Lara apaciguaron su ánimo.

-Er.. yo los hice, es una receta de mi mundo... bueno adaptación...- dijo atropelladamente.

Le explicó más o menos como había hecho el plato, y luego sacó la cesta con los alimentos ''sobrantes'' que había ido guardando, esquivando el cojin volador que había lanzado Alice. << Cuidado, joder>>

-Resulta que teníais razón con lo de las calorías, el pan se echa a perder antes de que podamos acabarlo, y estos sobres...- miró con disimulado desagrado la comida carabesa- No sabemos ni como se preparan- se negaba a pensar que alquel engrudo insulso que salía fuera comida.- También os hemos guardado una botella de syv, porque salvo Alice y yo no se toma mucho...

Le tendió la cesta a Taro y justo pasó por el lado el bicho de Maciel. No se había percatado de que había sacado a las daelicianas al patio en un principio, pero cuando lo vio salir tan contento se encendió una chispa de sospecha. Buscó a Dhelian con la mirada y cuando lo vio entrar se acercó para preguntarle si ocurría algo.

>> Yes. Good.

Una vez se separó de la australiana rompió a reir, mientras se rascaba la nuca. Un ligero rubor se apoderó de las mejillas mientras asentia.
-Lo se, lo se... Pero me ha salido automatico.-se explicó ante ella y volvió a soltar una risotada. A continuación declinó la oferta de la daeliciana con una sonrisa, alegando seriamente que ya estaba lleno de antes de salir de Maciel.

Todos parecian ya tutearse o por lo menos empezar a conocerse y, el ruso no supo muy bien porque, aquello le provocó cierta felicidad, mientras una sonrisa timida asomaba en su rostro. Estaba bien que fuera así. Aunque la ciudad fuera un lugar cruel. Podrian encontrar una manera de volver a sonreir. Justo entonces, en mitad de su filosofeo bucólico, la australiana le llamó la atención. Ingenuamente se giró para encararla y recibió un cojinazo en la cara. La reacción del aprendiz fue de pelicula. Su cara se compungio de horror fingido mientras su cuerpo se colapsaba, sus ojos bizcos y la mandibula descolgando de su boca, como si hubiera recibido una herida fatal al cráneo. Desplomandose, parecia que su acto no iba a terminar nunca mientras fingia estar muerto. Fue entonces cuando se desternilló en el suelo, pataleando incesantemente. Lágrimas aparecieron en su cara de la risa y con otro movimiento le devolvió el cojín, usando para ello un hechizo de levitación, pero fallando por mucho.
No frustrado por su intento fallido de la fuerza se subió a uno de los sofas y formó un sable de luz imaginario (incluso imitó el sonido). Mesandose una barba imaginaria, contestó a la australiana.
-¡No puedes derrotarme Anakin! ¡Tengo la ventaja de altura!-

Pero su acto se detuvo cuando vio entrar a Lhelian y a la otra daeliciana que habian vuelto ya con el clinger traian caras muy largas y aquello descolocó al aprendiz que se acercó a la primera para preguntarle si se encontraba bien.
-¡Parece que has visto un espectro del anillo o algo!-rompio a reir, pero entonces cercó a la chica y la apartó, para hablarla en privado, algo preocupado.-¿Que te ha hecho?-preguntó, desconfiado, mirando de lado al insecto.-¿Te ha...-dudaba si formular la pregunta, pero acabó por hacerla.-¿Te ha enseñado su cloaca?-preguntó, como si estuviera considerando lo inpensable. El clinger podia aparentar muchas cosas, pero que fuera un pervertido no se lo esperaba. ¿Porque sino habia apartado a los dos miembros más débiles del torreon? ¿Lo habria hecho tiempo atrás al pobre Irrense Chippón? Demasiadas preguntas de las cuales no queria saber la respuesta de la mayoria.