Torreón Letargo (Archivo IV)

Recuerdo del primer mensaje :

-Uffff, menos mal que llegamos, este tío no se vuelve ligero por momentos,- digo llegando al fin frente al torreón,- que alguien busque la puerta entre toda esa maraña de plantas.- dejo el cuerpo de Ozzchreanos en el suelo y segundos después encuentran la puerta.- Yo entraré sola, no quiero peros,- digo mientras compruebo la expresión que empezaba a formarse en sus caras,- Si he de pelear puedo protegerme a mi misma, si venís vosotros ahora mismo solo me estorbaríais. No os preocupéis, estaré bien, en cuanto vea si es seguro os pego un grito.- Voy a entrar pero antes prefiero repetirles una cosa,- No me sigáis,- digo en tono de orden.

Sin esperar mas me adentro en el torreón en completo silencio. Lo primero que me llama la atención es la ingente cantidad de polvo, <<Joder, ni en los barracones estaba tan sucio, y mira que nos encargábamos de ensuciar ¿eh?>>. Lo segundo que me llama la atención es algo escrito en la pared, "estamos rodeados". <<Sí, si que vamos a estar rodeados, de porquería hasta que no limpiemos>>. Me acerco con cuidado a ese mensaje y lo borro, no quiero inquietar a los demás, y desde luego no el primer día.

Abro una puerta que casualmente da a una especie de patio, que seria bastante bonito de no ser por la estatua que esta en el centro. <<En esta ciudad tienen un sentido del gusto encantador>>. Más allá hay mas puertas que al abrir veo que llevan a las letrinas. <<Bueno, al menos tenemos algún lugar donde hacer nuestras necesidades, pensé que tendríamos que hacerlo en el foso>>. Casi al irme veo lo que parecen ser unas tumbas, me acerco y compruebo que realmente son eso. <<Gente que murio aqui, yo no pienso cavar tumbas>>.

Vuelvo al torreón y aseguro el primer piso mirando en lo que parece ser una cocina. Subo al primer piso lentamente por las escaleras, tratando de no hacer ruidos, veo varias puertas y las escaleras que dan al segundo, miro en cada puerta y todos parecen despachos o cosas parecidas, me sorprende lo revuelto que esta todo allí. La ultima puerta que abro me pone de buen humor, hay una bañera.

Sigo subiendo y veo dos puertas, al abrir ambas veo dos habitaciones comunales con unas cuantas camas en un estado mediocre. <<Mira, cada vez se parece mas a los barracones, de lo malo un sitio en que dormir>>.

Subo al último piso ya sin tanto cuidado, si no ha habido peligro hasta ahora dudo que vaya a haberlo ahora. El último piso resulta ser una sala de entrenamiento, algo que me vendrá bien a mi y a los que quieran entrenar conmigo <<Bueno, y a los que no quieran también, por que de este torreón no salen si no es conmigo o entrenados>>.

Bajo ya sin cuidado y abro la puerta.

-Ala podéis pasar, no hay nada peligroso, a excepción de las arañas que hay un huevo y más.- les digo tratando de comprobar cuan valientes son,- Bienvenidos a vuestro nuevo y sucio hogar, iros acostumbrando por que hasta que no limpiemos seguirá así, hay habitaciones, una cocina, un patio, baños, una bañera, una sala de entrenamiento y.....-dejo pausa para darle emoción- arañas, así que aprended a convivir con ellas,- y me alejo riéndome en busca de un cubo para empezar a limpiar. Pero cuando doy dos pasos me acuerdo de Ozzchreanos y salgo a por el, lo levanto y lo dejo tumbado en un sofá.



P.D.: No ha examinado los sótanos por que no se ha fijado en las escaleras, asi que el que se fije que avise o algo ^^

Lhelian respondió mientras tomaba nota mental e incluso olisqueé la miel con curiosidad, aunque sabía que la opción de estar caducada no era viable <<Ellas se la comen a cucharadas, no puede estarlo>> Marsi llegó entre tanto y le dediqué una sonrisa para no interrumpir a la daeliciana. Fuera empezaron a oírse gritos de Kora al español pero lo de la cocina era más importante. Lo que no esperaba es que la chica empezase a disculparse entre murmullos.

-Eh, eh, no te disculpes. Si es la miel, que aún no está demostrado, ni tú ni nadie podía saberlo. Si acaso lo sabrán los que nos trajeron aquí, que son capaces. Pero tú no tienes que disculparte, ¿me oyes?-y luego a Marsi,-Hey, chica, ¿cómo te encuentras? Espero que mejor. Habría que ver cómo está Álvaro también, si Kora no le ha arrancado la cabeza.-digo, medio en broma.-Y luego podríamos hacer alguna sopa o crema de verduras, algo suave para el estómago...-sugiero, mirando las cestas.-Nos vendría bien un baño, también.-pienso entonces en voz alta.

Aunque mejor luego, cuando me asegure de que estamos todos bien.

Me di un buen golpe al ser empujado la patada de Kora, cosa que tampoco sentó bien a mi estómago. Frotando donde me había dado la patada le lancé una mirada molesta. A nadie le gustaba que le vomitasen encima, pero ya podía haber tenido más tacto, que no lo había hecho por gusto.

—¿Se puede saber qué-? —me corté al ver que estaba medio desnuda, algo asombrado al ver que le daba igual mostrarle las tetas a media docena de personas desconocidas. «Oye, pues las tiene bien puestas» pensé impulsivamente antes de girar la cabeza. «¿Qué haces pensando como un jodido pederasta?».

Aparté la blusa con algo de asco cuando me la tiró, sintiendo un cabreo cada vez mayor contra la chica. Suficientemente malo era vomitar, sentirte enfermo y limpiar vómitos como para que viniese con exigencias la persona más irritante que había conocido nunca a tirarme una blusa llena de vómito. «Es normal molestarte si te vomitan encima, pero deja de una puñetera vez esos aires de diva, maja. Y preocúpate algo por la salud de tus compañeros, ya de paso».

—Medio torreón vomitando y tú preocupada por tu mejor blusa. Qué compañerismo se respira —dije cuando ya se había puesto la blusa, antes de ponerme de pie algo molesto—. Y sí, mucho pedírmelo por favor, pero después de llamarme maldito enfermo, decir que apesto (bueno, que todos los humanos apestamos) y dándotela de diosa piadosa. ¡Como si te hubiese vomitado encima a posta! —solté un bufido antes de agacharme para volver a limpiar—Oh, por cierto, orden de prioridades brutal, ¿eh? Antes la ropa que el vómito —le sonreí sin humor, negando con la cabeza—. Y ya que veo que no pareces necesitarla, mejor sigo limpiando el vómito, ya te limpiaré más tarde la blusa. Y para la próxima procura apartarte de alguien que vaya a vomitar, anda —había sido yo el que le había manchado la blusa de vómito así que tendría que limpiársela, aunque no tenía muchas ganas después de la actitud en general que mostraba.

Marsi se cruzó de brazos y frunció el ceño. Había sido la miel que había echado Lhelian en la leche del desayuno la que los había puesto malos a todos, pero Marsi había tomado miel y melaza en casa y no le había sentado mal. Tal vez fuese la forma en la que la preparaban o los insectos que la producían o simplemente que era algo que soloel cuerpo de los daelicianos toleraba. El caso es que se habían quedado sin dulce, pero la chica ya los había dado por perdidos en cuanto vio las exigencias de las niñas fruta.

-Kora se pondrá contenta, ahora solo vosotras comereis de esa miel y no tendreis que compartirla con nadie. Pero es curioso porque por ejemplo...- se acercó a una de las cestas y sacó una pera grande y morada- esta fruta es de mi mundo y os he visto comerla sin problemas.

Miró la fruta, luego fue sacando varias más y las troceó en un cuenco pequeño. La verdad es que tenía hambre pero solo con pensar en ponerse a cocinar o en comer algo pesado se le revolvía el estómago. Se sentó en el brazo de un sofá justo cuando Ozzy salía por la puerta, seguramente a causa de la miel también, y se puso a comer fruta tranquilamente.

-Creo que deberíamos tomarnos el día de hoy con calma y no salir. Tengo arriba el libro de mapas que cogí de la biblioteca ¿y si le echamos un vistazo?

Parecieron estar de acuerdo, así que cuando acabó la fruta, subió a por el libro. Se acomodó en un sillón, pues no le apetecía volver a la mesa, y lo mantuvo abierto sobre su regazo. Los edificios estaban dibujados a vista de pájaro, por lo que algunos no eran precidamente fáciles de diferenciar. Todos los presuntamente importantes tenían un nombre legible, pero los márgenes estaban llenos de anotaciones en un idioma desconocido. Marsi tomó la biblioteca de referencia, por haberla visto más o menos desde la azotea del torreón, y dedujo el perfil de su propio refugio, que al parecer se llamaba Letargo. Fueron marcando con el dedo los caminos que habían recorrido; la ruta hacia la biblioteca, la amplia avenida de las casas carnívoras... La gran grieta que cruzaba de parte a parte la ciudad se llamaba Cicatriz de Arax. Había otros dos torreones como el suyo, y para ir a ambos tenían que cruzar la cicatriz, pero uno de ellos estaba más cerca de la plaza de las serpientes que el otro.

-¿Qué decis, creeis que los demás podrían estar en este? - preguntó en general señalando Maciel con el dedo.

Las palabras de Álvaro no hacen solo mas que aumentar mi cabreo por lo que aprieto los dientes y me dispongo a saltar encima de él para empotrar su enfermiza cabeza contra el duro suelo lleno de vomito pero un ruido a mi espalda me hace detenerme para ver como el chico drogado se encuentra en el patio con nosotros.

Me acerco al chico y le hablo de manera dulce pero dura. -Hazlo como veas y te venga en gana. Pero quedas avisado... Y créeme cuando te digo que en el mundo de donde provengo no solemos avisar dos veces.- Al rematar con esa amenaza suelto un escupitajo al suelo cerca de donde esta limpiando el chico y me doy la vuelta recogiéndome el pelo con las abrazaderas de mis muñecas.

Al entrar en el salón ignoro a las chicas que están mirando uno de los libros que han traído y me tiro en mi sofá bufando. Empiezo a escuchar a las chicas sobre un posible paradero de los otros chicos desaparecidos pero aun sigo muy enfada por la escena que he tenido que montar por lo que maldiciendo al enfermo entre dientes me incorporo encaminándome a la cocina para rebuscar algo en las cestas que parezca comible.

Mientras rebusco por mi mente se pasan mil y una cosas para vengarme de Álvaro, desde hacerle tropezar por las escaleras hasta tirarlo por el foso mientras que no mira nadie. El pensar en eso me hace que se me olvide un poco mi cabreo al imaginar los gritos lastimeros del enfermo tras estrellarse. Tras coger una pieza de fruta de las mas coloridas y uno de los botes abiertos de miel salgo al salón y me encamino respirando hondo a las chicas.

-Discúlpame por no haberte dado las gracias Marsi por ofrecerme esta prenda.- Digo dándole un bocado a la pieza de fruta y colocando el bote en la mesa. -Es bastante calentita a decir verdad. Parece que llevo la ropa manchada de sangre. ¿Es gracioso verdad?- Tras decir esto doy una pequeña carcajada mientras abro el bote y vierto miel sobre la fruta. -Por cierto, ¿Como van esos efluvios?¿Los vamos controlando? Quizás haya sido por beber ese liquido blanco. Os aseguro que tomar cosas que alaban a la muerte no son buenas.- Hago una pausa y le doy un buen bocado a mi segundo desayuno. -Lo digo por que yo no he bebido eso y estoy perfectamente.-

Bajo con Marsi con una sonrisa pintada en el rostro, me alegra haber podido animar a la chica, aunque abajo me espera una escena un tanto desagradable. Escucho la conversación y al parecer todo es a causa de esa extraña miel.

-Si ya sabia yo que comer dulce era un peligro, en mi mundo cualquier cosa dulce la tratamos como veneno.- explico encogiéndome de hombros.

Marsi dice algo de mirar un libro sobre mapas, y como no quiero que la gente del patio se quede sin saberlo salgo para ver a Álvaro limpiando el vomito del suelo.

-Así me gusta soldado, que el suelo quede como para poder comer en él.- digo poniendo mi mejor voz de alto mando del ejercito, pero al acabar la frase estallo en risas,- Na, es broma, Marsi dice que miremos el libro de mapas y he venido a decírtelo, que no creo que debas perdértelo. Deja eso un poco y vente, que te vendrá bien saber esto.

Vuelvo a entrar y me siento al lado de Marsi y miro el mapa.

-Sí, tienes razón, yo también miraría primero ese torreón, aunque claro que tampoco es descartable que estén en el otro, al fin y al cabo mirad donde estamos nosotros. Un día de estos organizamos una salida para llegar allí y vemos si están, en caso de que no podemos mirar en el otro. No creo que los torreones se vayan a mover y prefiero teneros un poco más organizados y entrenados antes de cruzar la ciudad entera.- digo mientras observo el mapa y me fijo en los puntos resaltados.

-Ignórala, no le hagas caso,- le susurro a Marsi al oído cuando Kora se acerca y empieza a soltar tonterías.

Me levanto del sofá y me encamino a la mesa donde veo otro libro, leo la cubierta y me asalta una duda que tenia en la cabeza desde el día anterior.

-Oíd, ¿alguno me explica qué es esto de la magia? En mi mundo creo que no tenemos el concepto y me gustaría resolver este pequeño misterio. Todos parecéis saber qué es, y la verdad no me gusta ser la única que no sepa algo.- digo arrugando ligeramente el ceño sumamente curiosa.

A pesar de que Alice no le echo la culpa, se sentía un un poco molesto consigo mismo y su imprudencia, en ningún momento se le había pasado por la cabeza que la miel pudiera dañarles. Aunque Korasihanna, que entro un poco después con la nueva ropa que Marsi le había traído pensaba que era cosa del liquido blancuzco, Marsi no lo creía del todo, los había visto antes bebiendo de este cuando no tenia miel y no les paso nada. Agradeció el cambio de tema, bastante mal se sentía al respecto y que fuese Marsi la que lo hiciera le alivio un poco, ademas cambiando el tema a algo importante, los libros que habían traído de aquella destartalada biblioteca. La mirada del daeliciano se poso en el anorak junto al sofá, donde se encontraba metido el libro de magia "Debo mirarlo luego con un poco de calma, ahora no es muy buena idea, ademas ya están mirando el libro de mapas de la compañera Marsi" pensó el daeliciano que había visto como la chica traía el libro para que lo ojearan, descubriendo en este que al parecer el torreón donde estaban habitando no era el único de la ciudad. Dhelian se acerco con cierta duda observando el mapa un tanto raro en realidad, pudiendo apenas descubrir en el, la plaza de la fuente o al menos algo que se parecía a esta y el propio torreón. El mapa no era del todo preciso y aprecia algo confuso y borroso pero al menos era distinguible. Miro atentamente el lugar que señalaba Marsi, haciendo un recorrido con su dedo desde la fuente aquella hasta el torreón que la varmana señalaba, pasando por el mapa por uno pequeños edificio que le recordaron a algo que no pudo evitar decir en voz alta.

-¿Esto no tiene cierta similitud a aquellas pequeñas casa donde perdimos de vista a todos los demás? Si es así no queda demasiado lejos del lugar que Marsi señala, hay posibilidades de que estén en los alrededores-añadió en un murmullo, no queriendo que por una cosa que dijera la cosa empeorase, no estaba teniendo mucha suerte que se dijera con sus comentarios, señalando con un dedo y notando la aparente cercanía entre el torreón donde Marsi pensaban que podría estar y ese lugar lleno de casitas laberínticas, tan pegadas en el mapa que no se podía ver el camino para cruzarlas- Aunque ese lugar que se menciona en el mapa, ciertamente esta lejos de aquí, cruzar toda la ciudad va a ser peligroso- murmuro por lo bajo, estando en cierta forma de acuerdo con Surasara lo de prepararse antes de intentar hacer ese viajecito, no sabían que cosas podían encontrarse. Lo siguiente que dijeron no añadió mucho mas, solo tomo su cuaderno y lápiz y dibujo un boceto simple del mapa del libro, para tenerlo siempre a mano y no tener que traer y llevar el libro a todos lados. En ello estaba cuando Surasara pregunto sobre la magia y Dhelian interesado como estaba en el tema no pudo evitar poner atención, pareciendole extraño que la chica no supiera lo que era y preguntando a su vez si de eso existiría en los mundos donde provenían los demás, atento a lo que dijeran siguió dibujando el mapa en su cuaderno mientras se comía un dulce que llevaba en uno de los bolsillos de su riñonera.

El segundo día en el torreón había sido, cuanto menos, ajetreado. No solo por la sesión matinal de limpieza, en la cual no había participado todo lo que le habría gustado –más o menos como en el resto de actividades del grupo–, también por el inesperado incidente con Yrfy, del cual había escuchado los detalles más tarde. Cuando tuvo toda la información no pudo evitar esbozar una mueca de miedo frente a la actitud de la rata: y pensar que ella se había comportado tan tranquilamente en la reunión, ajena a lo que realmente había ocurrido...

La mañana fue, sin duda alguna, bastante animada. Tras la comida ésta dio paso a la tarde, que no quedó sin movimiento. Sus compañeros, impulsados por un latente deseo de exploración, no tardaron en dividirse en dos grupos: aquellos que se dirigirían a tomar una nueva remesa de cestas, y los que prefirieron salir en la búsqueda de un lugar al que todos llamaban “biblioteca”, y que por lo visto no era más que una casa llena de libros. Rápidamente barajó sus posibilidades, y tras convenir con ella misma que no sería de ninguna utilidad al grupo de reabastecimiento, y que tampoco sería de ningún uso al grupo de la biblioteca, decidió permanecer en el torreón y solucionar su pequeña siesta de aquella mañana, dándole un último repaso a todos los rincones del edificio, principalmente a su parte del trabajo, que todavía no estaba completamente limpia, y de paso vigilaría a Ozzy, aunque lo que ella quería era más bien observar sus costumbres.

Sin mucho más que destacar el resto del día, todos regresaron sin incidentes y con algo que enseñar al resto. La segunda noche en Rocavarancolia fue considerablemente más tranquila que la anterior, sin sobresaltos ni gritos, con lo que Akasha recuperó las horas de sueño que había perdido.
La nueva jornada amaneció, y la campesina, tras abrir los ojos, no tardó en saltar de la cama con recuperadas fuerzas. No se dormía del todo mal en ese lugar, sobre todo si uno era capaz de conciliar el sueño sin interrupciones en un principio. Aun así, no fue la primera en levantarse, ni mucho menos. Más bien, por la falta de actividad en el dormitorio comunal, dedujo que había sido la última. Por lo que podía ver por las ventanas la gente estaba saliendo al patio para realizar una suerte de entrenamiento, con un poco de ayuda de Surásara. Sin más tardanza, bajó las escaleras y tomó un poco de lo que había quedado de desayuno, ajena a los efectos que más tarde tendría el alimento tanto en sus compañeros como en ella. Más animada y más despierta, Akasha salió al patio, quedándose en los límites del mismo y observando a los que se encontraban en él, planteándose la posibilidad de unirse a las lecciones de Sura. Saber defenderse o simplemente mejorar su estado físico era bastante recomendable, sobre todo viendo lo que la ciudad tenía que ofrecerles.

Los efectos en cuestión no tardaron en manifestarse, primero en Marsi y Alice. Álvaro no tardó en hacer una desagradable demostración de similares características sobre Kora, que no pareció tomárselo muy bien. Akasha tuvo la idea de acercarse y ver si se encontraba bien, pero fue interrumpida por el Ozzy más rápido que había visto en su vida, con los mismos síntomas. Cuando el ochrorio se marchó, la chica seguía sin poder preocuparse por su compañero, pues cierta sensación de malestar, que crecía por momentos, se apoderó de ella. Partiendo del caos que había visto desatarse ante sus ojos no le costó demasiado imaginar lo que le ocurriría a continuación, adelantándose con antelación hacia la letrina, ya bastante maltratada, y dejando salir su carga. Procedió a limpiar un poco de vómito que había caído en su ropa con agua extraída del pozo, mientras observaba a Álvaro intentando limpiar el suelo tras la reacción de la daeliciana.

Surásara amablemente avisó a aquellos que quedaban en el patio de que una nueva reunión estaba teniendo lugar en el salón, esta vez creada alrededor de un libro. A Akasha no le hacía demasiada ilusión contemplar un libro, pero si la gente pensaba que era importante, intentaría enterarse de algo. La ochroria dio la vuelta al pozo y se paró un momento junto a Álvaro.

-Menudo humor tiene la muchacha, ¿eh?-le dijo a éste, dejándolo caer como un comentario casual.- Se enfada con nada. Habrá sido el susto, que la ha puesto nerviosa. No te preocupes, seguro que se le pasa en un rato.

Con una sonrisa conciliadora que acompañaba a sus palabras, le ofreció a Álvaro una mano para ayudarlo a ponerse en pie. Lo último que necesitaban era empezar peleas entre ellos.

-Se ha pasado un poco, pero no se lo tengas muy en cuenta. -dijo.- Seguro que en el fondo es buena chica.

“Muy en el fondo”, pensó Akasha. Pero había que intentarlo, al menos. Tras el ofrecimiento de ayuda, la campesina se dirigió al interior del edificio. Si era necesario haría un esfuerzo y ayudaría a deshacer todo ese desastre. Justo cuando acababan de limpiarlo todo, ¡qué mala suerte!

Una vez llegó a donde estaba la gente, lanzó una mirada superficial al famoso libro del que todos hablaban y bufó mientras se alejaba un poco del grupo, esperando a que dijesen algo importante. No iba a molestarse en buscar un hueco en el corro e intentar echar un vistazo con mayor detalle. ¿Para qué? No conseguiría nada con eso. Akasha se propuso escuchar la conversación desde fuera y preguntar más tarde sobre qué información habían conseguido. Sería infinitamente más productivo.

<<¿Que todo lo dulce es veneno? ¿Y el chocolate? ¿Es que nadie piensa en el pobre chocolate, abandonado en la nevera? ¿Habrá chocolate en esta ciudad? Ya podrían echarlo en las cestas en vez de esa miel...>> Marsi preparó un cuenco de fruta como respuesta, y mientras Ozzy salía hacia el patio, seguido al poco por Akasha <<¿A dónde... Oh... Bueno, al menos no está tan ido como para percatarse y... ¡Deja de pensar en la que podría haber liado!>> Ignoré los modales y comentarios Kora por no responderle de malas. Asentí a lo del mapa y cuando bajó, me senté a mirar los mapas. Me llamaron la atención las anotaciones de los márgenes <<Quizá pueda traducirlos>> pero más aún la distribución de la ciudad -de la que intenté memorizar lo más cercano- y los nombres. <<Cicatriz de Arax... ¿Qué es "Arax"? ¿Saldrá en el de historia?>> Lhelian mientras tanto tomaba notas en su cuaderno a grandes trazos. Y los torreones, dos más en concreto, y cómo no, los dos al otro lado de la Cicatriz. Marsi señaló entonces Maciel y, dada la cercanía con la plaza donde nos encontramos, me encogí de hombros.

-Podría ser, sí.-y a Lhelian.-Podemos quedarnos aquí, coger las cestas día sí, día no, y no explorar; o podemos buscar a los otros y explorar este sitio. Además, lo de peligroso iba implícito en el discursito... Iremos con cuidado, si es que vamos.

Luego Sura se acercó con el libro de magia, preguntando por qué era "magia" en sí. <<A ver cómo explico esto... Ambiente, crea ambiente>> Aproveché para levantarme y sentarme al revés, es decir, las piernas hacia arriba.

-La magia es... Como energía. Poder místico, a veces extraído de sitios concretos en los mundos, de la sangre, de objetos raros o incluso del mundo de los espíritus. Los que la dominan son capaces de casi cualquier cosa, por ejemplo...-entonces paseo la mirada por los presentes y sonrío internamente al pasar por Kora.-Convertir en animales a la gente que les caen mal. Pero esa es la magia cutre, la magia en serio puede desde crear vida de la nada, hasta destruir mundos enteros, magia para sanar, destruir, modificar, dar propiedades a objetos...-digo, recordando mentalmente todo lo que he leído.

Tras una pausa de segundos, les vuelvo a mirar desde mi posición.
-Se os ve bien desde aquí, colgando del techo. ¿Sois magos, acaso?-y tras reírme, acabo.-Al menos en la fantasía de la Tierra, ¿en vuestros mundos es así?

—Bájate esos humos, anda —mascullé como respuesta, aunque Kora ya había vuelto al torreón. Ya casi había terminado de limpiar el vómito cuando llegó Sura.

—¿Te gusta bromear, eh? —le dije con la ceja alzada, algo más relajado. Se agradecía hablar con alguien que no estuviese en el papel de diosa ofendida. Estando cansado de limpiar decidí volver a dentro.

—Pues seguro que es muy en el fondo —le respondí a Akasha, haciéndole un gesto para que entrase antes. Todavía debía ocuparme de la blusa, pero dado que no tenía ganas de ponerme a fregar en ese momento decidí dejarla remojándose en un cubo de agua. Al entrar escuché a Alice escuché hablando de qué era la magia. «Al final nos van a conocer como el torreón de los debates y estudiosos» pensé antes de acercarme a los mapas.

Atiendo a la explicación que da Alice, aunque no entiendo por que se pone cabeza abajo en el sofá, <<Igual es una manía en su mundo, aunque no he visto al resto de humanos hacerlo>>.

-Entonces es algo parecido a lo que hace nuestro Emperador,- digo pensativa,- ¿y vosotros sois capaces de hacer esa magia?, quiero decir que ayer fuisteis a una biblioteca, y habéis traído un ejemplar que trata sobre eso, ¿no habéis probado a obrar esos trucos o es que habéis probado y no podéis?

Me paseo de lado a lado pensativa tratando de imaginar que aspecto tendrá eso que llaman magia, o quizás no se vea y solo se pueda sentir, pero aun así estaba impaciente por ver algo por el estilo.

Escucho las palabras de Alice, mirándola con un leve puchero, el sabia bien que debía salir y explorar y no quedarse encerrados entre cuatro paredes, pero la peligrosidad no se la quitaba nadie, al menos si salían que lo hicieran con ciertas oportunidades de volver de una pieza. La propia Alice fue la que se encargo de explicar que era la magia, o al menos a que se le decía "magia" en su mundo, algo que Dhelian escucho atentamente con fascinación. En sus libros la magia siempre obraba milagros y hacia feliz a quien la recibía, pero ahora en aquella ciudad, había también la otra cara de la moneda. No todo era magia buena, también la había mala, terrorífica y que pretendía hacerles daño, como aquellas casas. La pregunta de Surasara atrajo su atención, sus ojos se desviaron hacia el anorak donde tenia guardado el libro de magia que había tomado de la biblioteca "Seria muy dulce que realmente pudiera realizar esa magia que parece en el libro, la de las historia que leía" pensó viendo el repentino interés de la ulterana en aquella magia, no pudiendo evitar pensar como seria el que realmente alguno de ellos pudieran hacer tales maravillas "Pero recuerda Dhelian, no toda la magia puede ser buena, no olvides en ningún momento aquellas casas que intentaros devoraros" se dijo sacudiendo levemente la cabeza antes de dignarse a hablar por fin.

-Fui yo quien tomo el libro de magia de la biblioteca- murmuro Dhelian llamando la atención sobre su persona- Aun no intente ver si es posible el obrar los milagros que en el vienen escritos, hay algunas palabras imposibles de leer. Creo que es mejor tomárselo con calma y leérselo bien antes de intentar cualquier cosa, la magia es algo increíble pero también podría ser peligrosa si se usa a la ligera, aunque si alguien quiere intentarlo sin mas puede hacerlo- añadió mientras se sentaba en el sofá y tomaba el libro que tenia escondido en el anorak para leerlo sentándose cómodamente en este y dejando el libro sus piernas , con intenciones de hacer lo que dijo, mirarse bien el libro de cabo a rabo para luego intentar si era posible el hacer lo que allí venia escrito, no perdía la esperanza al respecto. Cuando llevaba algunos minutos leyendo, o intentándolo pues algunas palabras complejas se resistían y debía buscar ver si estaba la traducción en la parte trasera, levanto la vista viendo a sus compañeros de torreón- Yo voy a intentar ver si consigo descifrar algunas de las cosas que viene escritas, si encuentro algo interesante os lo diré - añadió mirándoles, había pasado gran parte de su vida leyendo, libros bastante complicados en ocasiones, le gustaba, le distraía y buscaba la forma de sacar cada pequeño detalle de lo que leía. No podía ser de gran ayuda para nada mas, en la cocina no desde luego y ya había dad bastante problemas, así que se ceñiría a lo que si sabia hacer por el momento- Alice, ¿serias tan amable de acompañarme y ayudarme un poco al respecto? Vi que tomaste de la biblioteca aun libro sobre idiomas, tal vez pueda ser útil para descifrar algunas de palabras que aquí vienen y que no aparecen traducidas -dijo mirando a la chica que parecía saber bastante de magia a juzgar por su anterior explicación. Aunque si alguien mas se apuntaba ayudar, dado que ese no parecía que fuesen a seguir entrenando tras lo ocurrido con el desayuno, era mas que bienvenido.

<<¿Capaces? ¿Aún no han pillado que la magia no es real?>>

-¿Probar? Veamos...

Me dejo caer hacia un lado y me levanto. Luego cojo un tenedor al revés y señalo a Kora.
-¡Sectumsempra! Vaya, no funciona. Lo cual era previsible ya que la magia es una cosa irreal. Solo sucede en libros de fantasía. Y tranquila, solo era para hacerte levitar.-le aseguro, mentira.

Entonces escucho a Lhelian y la lógica deja paso al sitio en el que estamos. Pero eso no quita que en la Tierra haya libros "de magia" como ese. Por una parte quería que la magia existiera... Pero por otra, acabábamos de llegar y, de existir y de haber gente capaz, podría ser un sitio aún más peligroso. <<Mira las casas con aquellas ilusiones. ¿Trampas mágicas? Pues vamos listos si existe la magia>>
-En la Tierra también se producen libros así para los niños...-pero no puedo negarme, por curiosa, y por la forma tan educada en que lo ha dicho, por lo que me encojo de hombros.-Vale, por probar no pasará nada, a ver ese libro. ¿Magia peligrosa? Existe la Palabra Deplorable, que al usarla muere todo ser vivo menos tú.-bromeo antes de sentarme a su lado tras coger el de idiomas.

Sin embargo, y como era de esperar, las partes incomprensibles que me mostraban no eran palabras simples que pudiera traducir sin más. Necesitaría tiempo y tranquilidad para ello.
-Pf... Ni idea, entre que es vocabulario mágico y que seguramente las instrucciones están explicadas con oraciones chungas... Así no se puede. Necesitaría tiempo, Lhelian.-y entonces empiezo a pasar las páginas con curiosidad.-¿No hay nada en el idioma de la fuente? Aunque dudo mucho que, si nunca hemos hecho magia, lo logremos ahora solo por estar en otro mundo.

Alice no tardo en unirse a Dhelian, entre las dos comenzaron a hojear el libro, los libros mas bien, encontraron algunas similitudes, pero ahí se quedaba la cosa, tanto el libro de magia como el de idiomas necesitaban una buena mirada para comprenderlo. El libro de magia en su mayoría tenia hechizos de unos idiomas incomprensibles, solo algunos le sonaban pero no sabia como traducirlos, por suerte venían anotaciones en los margenes y también algo en la parte trasera del libro de magia "Esto definitivamente necesita tiempo para poder descubrir sus misterios" pensó Dhelian sonriendo para si, esa seria su labor. En eso pasaron la mañana tanto Alice como el mismo, intentando buscar cierta coherencia entre ambos libros, con éxito un poco desdeñable, por suerte las anotaciones del libro de magia daba una ayuda extra que sino hubiese sido bastante complicado todo, muchísimo mas si era posible.

-No llego a comprender como puedes decir que la magia es irreal cuando has visto igual que todos esas casas carnívoras, una bañera voladora, un espantapájaros que habla y la fuente que te cambia el idioma- dijo Dhelian no llegando a entender el cauce de pensamientos de Alice. En algún momento en aquella pequeña investigación, llegaron a la hora del almuerzo, Dhelian fue invocado por el olor, aquel olor a comida tan extraño al que tenia que adaptarse le gustase o no, y no pondría amas pegas, tras lo que había pasado esa mañana en el desayuno y sus torpes intentos de ayudar y congraciarse con el resto. Agradeció la comida con una sonrisa y un gesto.

-Gracias por el esfuerzo para hacer la comida- añadió mientras tomaba su parte, cuidado que en su rostro no apareciera expresión alguna, seguía sabiéndole extraño, poco dulce, pero dado que solo eso había y que al menos la comida que las chicas preparaban no le hacían vomitar como si hacia la que el preparo no pensaba quejarse.

-Lhelian tiene razón, hay demasiada ''magia'' en el ambiente de esta ciudad y no estoy segura de si me acaba de gustar...

A Marsi el tema de la magia le había dado mala espina. Hasta el momento habái visto usos útiles y usos inquietantes y posiblemente peligrosos, pero le sonaba demasiado a acción de espíritus y después de su último encuentro prefería no tener nada que ver con ninguno. Llegó al hora de la comida, habiendo llegado a la conclusión de que la excursión a Maciel la harían cuando estuvieran más preparados, y que debían dedicar tiempo a entrenar y a intentar aprender más del sitio donde se encontraban. Y por eso cuando acabaron de comer, Marsi subió al último piso a entrenar con su lanza. No conocía ningún movimiento, así que tan solo podía hacer movimientos varios y florituras para acostumbrarse a su peso, a su largo, a manejarla con soltura y a conocerla, como había hecho en su momento con su látigo. Se llevó algunos golpes, pero mejor un coscorrón con un palo de madera que las quemaduras que se había hecho en su tiempo por el roce del cuero, del cual conservaba alguna que otra cicatriz.

Volví a despegar la vista de los libros cuando Lhelian me habló directamente. Entonces recordé la fuente y todo lo que dijo, y deseé que me tragara la tierra.

-Eh... Sí, cierto, no sé en qué estaba pensando...-<<Más me valdría no ser tan despistada aquí, que no estamos en casa...>>

Y volví mi atención al libro. Si quería hacer algún progreso, necesitaría mi cuaderno para hacer notas... Pero llegó la hora de comer, así que lo dejé para luego. Después fui a por mi material de escritura y me senté a la mesa, de nuevo, con ambos libros. <<Eh, el de mapas también tenía anotaciones. Y estaría bien que los de la excursión de las cestas fuesen a por sus libros>>

-Eh, Sura, Kora y Talento, podríais coger vuestros libros de la biblio, no digo ya hoy pero sí otro día. Y Akasha, Ozzy e Yrfy, de paso. Que es un rollo coger uno solo por persona, pero somos muchos y podemos aprovecharlo.

Después seguí intentando entender lo incomprensible del libro, tanto por curiosidad lingüística tanto mágica. Si el libro enseñaba de verdad, dudaba mucho de que lo verídico de la magia estuviese en el idioma básico de la fuente, por lo que ignoraba las partes en dicho idioma. <<Esto da que pensar... Los fanáticos estos, Talento y Ozzy, ¿cómo se tomarán la magia? Imagínatelos haciendo magia para convertir a los infieles o torturar a los herejes, que son capaces... Manda narices que haya gente tan gilipollas vayas al mundo que vayas...>> Pensé mientras sacaba punta al lápiz con cierta brusquedad.

Y así seguiría hasta que llegase la noche...

Las distintas opiniones que veo en la gente me desconciertan, Alice se lo toma a broma al principio hasta que Lhelian la reprende con todo lo extraño que hemos visto hasta el momento de la ciudad. <<Pues si eso es magia no me parece para tanto, nada comparable a los milagros del Emperador. Bueno, mejor me pongo a hacer algo de provecho. Alguien había comentado que Álvaro tenia un libro sobre técnicas de combate, voy a echarle un vistazo>>.

-Oye Álvaro guapo, te cojo el libro.- digo sonriente y me siento en un sillón abriendo el libro. <<Nunca me ha gustado mucho leer, pero mira, si tiene dibujitos, así mucho mejor>>.

<<Los golpes que se detallan son bastante complicados para unos principiantes como ellos, pero cuando adquieran más destreza no tendrán problemas en ejecutarlos>>. Veo un par de cosas que me gustaría probar y marco las páginas para después encontrarlo más fácil.

Llaman a comer y comemos mas o menos en silencio, en cuanto acaba la comida sigo mirando el libro.