Torreón Letargo (Archivo IV)

Recuerdo del primer mensaje :

-Uffff, menos mal que llegamos, este tío no se vuelve ligero por momentos,- digo llegando al fin frente al torreón,- que alguien busque la puerta entre toda esa maraña de plantas.- dejo el cuerpo de Ozzchreanos en el suelo y segundos después encuentran la puerta.- Yo entraré sola, no quiero peros,- digo mientras compruebo la expresión que empezaba a formarse en sus caras,- Si he de pelear puedo protegerme a mi misma, si venís vosotros ahora mismo solo me estorbaríais. No os preocupéis, estaré bien, en cuanto vea si es seguro os pego un grito.- Voy a entrar pero antes prefiero repetirles una cosa,- No me sigáis,- digo en tono de orden.

Sin esperar mas me adentro en el torreón en completo silencio. Lo primero que me llama la atención es la ingente cantidad de polvo, <<Joder, ni en los barracones estaba tan sucio, y mira que nos encargábamos de ensuciar ¿eh?>>. Lo segundo que me llama la atención es algo escrito en la pared, "estamos rodeados". <<Sí, si que vamos a estar rodeados, de porquería hasta que no limpiemos>>. Me acerco con cuidado a ese mensaje y lo borro, no quiero inquietar a los demás, y desde luego no el primer día.

Abro una puerta que casualmente da a una especie de patio, que seria bastante bonito de no ser por la estatua que esta en el centro. <<En esta ciudad tienen un sentido del gusto encantador>>. Más allá hay mas puertas que al abrir veo que llevan a las letrinas. <<Bueno, al menos tenemos algún lugar donde hacer nuestras necesidades, pensé que tendríamos que hacerlo en el foso>>. Casi al irme veo lo que parecen ser unas tumbas, me acerco y compruebo que realmente son eso. <<Gente que murio aqui, yo no pienso cavar tumbas>>.

Vuelvo al torreón y aseguro el primer piso mirando en lo que parece ser una cocina. Subo al primer piso lentamente por las escaleras, tratando de no hacer ruidos, veo varias puertas y las escaleras que dan al segundo, miro en cada puerta y todos parecen despachos o cosas parecidas, me sorprende lo revuelto que esta todo allí. La ultima puerta que abro me pone de buen humor, hay una bañera.

Sigo subiendo y veo dos puertas, al abrir ambas veo dos habitaciones comunales con unas cuantas camas en un estado mediocre. <<Mira, cada vez se parece mas a los barracones, de lo malo un sitio en que dormir>>.

Subo al último piso ya sin tanto cuidado, si no ha habido peligro hasta ahora dudo que vaya a haberlo ahora. El último piso resulta ser una sala de entrenamiento, algo que me vendrá bien a mi y a los que quieran entrenar conmigo <<Bueno, y a los que no quieran también, por que de este torreón no salen si no es conmigo o entrenados>>.

Bajo ya sin cuidado y abro la puerta.

-Ala podéis pasar, no hay nada peligroso, a excepción de las arañas que hay un huevo y más.- les digo tratando de comprobar cuan valientes son,- Bienvenidos a vuestro nuevo y sucio hogar, iros acostumbrando por que hasta que no limpiemos seguirá así, hay habitaciones, una cocina, un patio, baños, una bañera, una sala de entrenamiento y.....-dejo pausa para darle emoción- arañas, así que aprended a convivir con ellas,- y me alejo riéndome en busca de un cubo para empezar a limpiar. Pero cuando doy dos pasos me acuerdo de Ozzchreanos y salgo a por el, lo levanto y lo dejo tumbado en un sofá.



P.D.: No ha examinado los sótanos por que no se ha fijado en las escaleras, asi que el que se fije que avise o algo ^^

Estuvieron un rato haciendo los ejercicios. Marsi aguantaba bien el ritmo, estaba acostumbrada al esfuerzo físico, y después de las primeras caídas tontas lo de hacer el ridículo quizás ya no le importaba tanto, pero fue en unode los giros que sintió como su estómago se resentía. No había comido demasiado, de hecho en pocos minutos debía sentir hambre de nuevo, pero igualmente algo le estaba retorciendo las tripas, y el escaso contenido de su estómago empezó a subirle por la garganta.

No le dio tiempo a llegar a las letrinas, vomitó en medio del patio sin que la mano con la que se tapaba la boca pudiera evitarlo. No quedó nada en su estómago, y su mente quedó en blanco varios minutos. Fue al poco de forma mecánica,y se echó un cubo de agua por encima, para limpiarse la cara, la ropa, los zapatos... Luego fue echando agua en el suelo para limpìar el vómito. Estaba temblando, y aguantaba las ganas de llorar. Había hecho el ridículo en su primer entrenamiento, había vomitado por unas pocas vueltitas, como una debilucha. Lanzó el cubo lejos que fue a darse contra la puerta de una de las letrinas y se metió en el torreón. Si alguien le dirigía la palabra se llevaría un puñetazo.

Subió a la azotea, a que le diese el aire y se fuesen las náuseas que aun quedaban. Se quitó la camiseta y frotó la puntera de sus botas con ella. Y se quedó allí sentada echa un ovillo.

Si la primera vez me había salido bien, las siguientes no tanto. Fui mejorando con la práctica, sí, pero no era ni de lejos lo mismo que hacerlo en el agua. <<Casi que mejor hacer fintas... Aquí es patio de tierra, pero la ciudad es piedra dura...>>

A continuación vino una serie de ejercicios con llaves para, no esquivar, sino aprovechar un ataque y lanzar al atacante al suelo. Y por supuesto, eso conllevó caer al suelo en numerosas ocasiones. Pero era divertido y me recordaba la vida en la Tierra. Lo raro, pese a haber desayunado poco, era que empezó a dolerme la barriga.

Por desgracia, otro hecho me recordó dicha vida. En uno de los ejercicios, Marsi salió corriendo a las letrinas. Pero a mitad de camino empezó a vomitar y tuve que girarme porque no soportaba esas imágenes. Esto no era lo mismo que cuando alguien se pasaba en alguna fiesta, pero me estremecía solo de imaginar la situación. Tanto que empezó a revolverme el estómago <<Acércate a la letrina por si acaso, ¡pero no mires! ¡Y tápate la nariz!>>. Por suerte Sura fue a por Marsi, yo lo siento, pero no me atrevía. Y menos en mi estado, ya que acabé igual aunque pude llegar a la letrina.

Si da asco verlo, imagina vivirlo...

Ni tras acabar de limpiar todo se me pasó el mal rato. Me quedé sentada junto a la estatua, temblando. El gecko de antes seguía cerca, por lo que me dediqué a recogerlo y jugar con él mientras me recomponía. Y pensaba <<¿Qué narices nos ha pasado? No ha sido ejercicio tan fuerte... Las dos lo estábamos llevando bien... Hemos desayunado lo mismo, breve y ligero... ¿El queso o la leche?>> Pero tuve que dejar de pensarlo a causa de otro estremecimiento que quedó en falsa alarma.

Todo va viento en popa hasta que a mi espalda oigo un sonido desagradable que rápidamente identifico. Marsi vomitando en el suelo. <<Pero... El entrenamiento no ha sido tan duro como para provocar esto, ¿que coño le ha pasado?>>, pero antes de que pueda ir tras ella observo como Alice también va hacia una letrina. <<No, esto no lo ha causado el entrenamiento, o sí lo ha causado y es que ambas son muy sensibles y no debería haber pedido tanto el primer día, pero parece que Alice lo lleva mejor que Marsi, mejor ir a buscarla>>.

-Se acabo la clase por ahora, podéis practicar solos lo de rodar si queréis, pero no intentéis nada mas mientras no estoy. Voy a buscar a Marsi.- les digo a los dos componentes del entrenamiento que parecían estar bien.

Subo las escaleras buscando a la varmana en cada piso, al final la encuentro en la azotea hecha una pelota en un rincón. Me acerco haciendo algo de ruido para que note que estoy allí, me siento a su lado y le paso un brazo por encima.

-Marsi cariño, ¿Cómo te encuentras? ¿Estás bien?.- pregunto preocupada, parecía que lo suyo iba más allá de lo físico.

La primera practica fue bien, Dhelian se sintió feliz de que mas o menos consiguiera esquivar a Surasara en las primeras ocasiones, sobretodo gracias a su pequeño tamaño, aun así llego un momento que los golpes los recibió, por suerte no muy fuertes. La siguiente etapa de la practica inicio y tras ver la demostración de Surasara con Alvaro temió, eso ya era un poco mas complicado pero juntando fuerzas donde no las había se puso en pareja e intento hacer lo que la ulterana sin éxito. Por suerte para el su peso no era mucho, moverse con cierta agilidad torpona le era algo innato, apenas consiguió hacer una voltereta medianamente decente pero eso para Dhelian fue un enorme alivio. Pensaba seguir el entrenamiento pero algo ocurrió, Marsi vomito sintiendo mal y Alice le secundo, aquello extraño al daeliciano el se encontraba bien a pesar de haber hecho el mismo esfuerzo que ambas chicas. Aquello le preocupo, era raro que solo alguno de ellos se pusieran mal. Dhelian miro a Alvaro el en principio parecía estar bien.

-Tu...¿te encuentras bien o estas sintiéndote mal también al igual que nuestras compañeras?- pregunto observandolo, temiendo que el cualquier momento echara el estomago por la boca y apartándose un poco por mera precaución, el se sentía bien, tal vez algo mareado por las volteretas hechas y fallidas pero nada mas, no sentía ningún otro malestar. Se aparto del chico viendo a Alice sentada junto a la estatua, no sin cierta duda se acerco a esta que se encontraba jugando con un reptil pequeñito- Alice, ¿te encuentras un poco mejor?- pregunto tras algunos segundos en silencio sentando  a una distancia para no agobiarla hablando en un tono suave abrazándose sus piernas, observándola, sintiéndose un poco raro porque fuese el único en sentirse bien aparte de Surasara y Alvaro. ¿Porque solo ellos tres, cuando todos habían desayunado lo mismo, a excepción de la ulterana que no había desayunado, y habían hecho los mismos ejercicios? "Tal vez el el estomago de ellos es mas débil, su piel enfermiza supongo es por algo de esto, esto lo explicaría, aunque Alvaro también tiene ese tono de piel enfermizo, ha desayunado como la mayoría y ha hecho lo que todos nosotros, y el se encuentra en perfecto estado"

El camino a la torre estuve todo el tiempo cabizbaja. La imagen de mi madre siendo asesinada por el único hombre que me hizo sentirme débil e indefensa. Al llegar a la torre entro y suelto las cestas en la cocina. Me agencio tres botes de miel para mi propia cosecha y los pongo en el armario del salón.

Los demás chicos comenzaron a llegar con algunos libros contando que una especie de biblioteca se encontraba cerca de nuestra casa. La idea de un lugar así en la ciudad me descuadra un poco pero prefiero ignorar lo que dicen mientras juego sentada en mi sillón con las dos dagas. La cena pasa casi sin ningún incidente, a decir verdad, casi no pruebo bocado.

La oscuridad comienza a cernirse en el torreón. La nocturnidad no es algo que me haga mucha ilusión. Mi vista no da a mas al pasar unas horas tras la caída del sol por lo que enciendo una antorcha y el cerco de luz que proyecta me hace sentirme mas segura.

Los chicos comienzan a irse a la cama, Lhelian se recuesta en el sofá pero, con mi nivel de enfado tan alto, no me veo preparada para dormir con ella esta noche. "Si tengo que aguantar estar apretada en mi sofá con esta la acabaré tirando de allí y liarme a golpes con ella." Con la antorcha en la mano subo las escaleras buscando un lugar tranquilo donde poder pasar un rato y entro en la primera habitación que creo vacía cerrando tras de mí la puerta. Coloco la antorcha en la pared y apoyo la espalda en la misma dejándome caer lentamente hasta el suelo.

Mi cuerpo me pide que me desfogue contra algo. La impotencia que sentí al ver la escena montada por la maldita casa me ha terminado de descolocar del todo. Al alzar la vista puedo vislumbrar al fondo de la habitación un monigote con forma humana por lo que me levanto y me acerco rápidamente al muñeco dándole puñetazos cargados de ira y resentimiento.

Los pequeños gritos que suelto al golpear al muñeco se ven interrumpidos al sacar mis dagas y comenzar a clavarlas en el espacio torácico del monigote. Las manos se me resbalan de mis armas y acabo deslizándome hasta el suelo llorando en silencio mientras me toco la cicatriz de la pierna.

Las horas pasan volando mientras pienso en mi vida y en lo que en solo dos días ha hecho esta ciudad conmigo. "Has utilizado lo mas preciado para mí para atacarme, me ha pillado por sorpresa, pero no podrá conmigo tan fácilmente." Pienso mientras me incorporo y saco las dagas clavadas en el muñeco. La noche esta casi pasando por lo que bajo hasta mi cómoda y ocupada cama improvisada dejándome dormir casi al instante tras hacerme un sitio a base de empujones en el sofá.

A la mañana siguiente los chicos comienzan a moverse por la sala por lo que refunfuño y me hago un ovillo en mi sofá. El olor de las rebanadas esas tostadas y de la miel caliente me hace levantar la cabeza por encima del respaldo y salir del sofá haciendo que los huesos de mi espalda chasqueen al estirarlos.

Desayuno usando mas miel de lo normal quedándome sola en la cocina. Tras desayunar salgo al patio al escuchar movimientos y ruidos fuera. En el patio hay varios compañeros siendo instruidos por Surásara por lo que me quedo en el quicio de la puerta viéndoles dar volteretas. -Menuda perdida de tiempo. Si quieres enseñar algo útil enséñales a empuñar una estúpida espada roñosa.- Digo entre dientes. Mis malos pensamientos se cortan de golpe al ver a la enferma de Marsi salir corriendo y vomitar en medio del patio. Una mala sonrisa se dibuja en mi cara al verla pasar tan enfurruñada a mi lado seguida al poco tiempo por la super instructora.

Me acerco al grupo que se encuentra fuera y comienzo a hablar despreocupadamente. -Bueno ¿Ya habéis terminado de hacer el tonto dando volteretas? ¿Que os parece si salimos a dar una vuelta por la ciudad y dejamos a los enfermos aquí dentro? Podemos echar una buena carrera al volver. Eso si es útil a la hora de escapar de algo que vaya a por ti en vez de dar vueltas en el suelo como animales.-

Marsi escuchó a Sura llegar, pero no se movió. Muchas veces el tener a alguien que se preocupe por ti cuando estas mal mejora tu estado de ánimo, pero ese no era uno de esos momentos. Prefería que se la tragase la tierra, y nadie dijese nada al respecto nunca más. Cuando la ulterana le pasó el brazo por encima, ella se lo quitó, sin brusquedad, pero con firmeza. Se sentía asquerosa.

-He hecho el ridículo- dijo levantando por fin la cabeza. Había llorado pero ya no pensaba llorar más- No lo entiendo, casi no he desayunado, y todos los ingredientes son los mismos que usé en el desayuno de ayer... Bueno la leche estaba más dulce.

No había visto a Alice entrar en las letrinas, y de haberlo hecho probablemente habría empezado a sospechar algo.

-No quiero bajar de aquí...

Estuvimos haciendo el ejercicio de esquivar durante un rato, aunque al final todos acabamos recibiendo unos pocos palos. Esperaba que no nos encontrásemos con nada peligroso hasta poder hacerlo mejor, porque no quería imaginar lo que sería sentir en vez del toque de la espada de madera la suave caricia de las garras de cualquier monstruo que viviese allí. «O el encantador roce de una lengua gigante» me dije algo más asqueado al recordar las casas carnívoras.

Sura acabó eligiéndome para otra prueba, con la que acabé primero casi en el suelo gracias a una bonita (y exagerada) llave de la chica soldado, y después volando por los aires con un poco menos estilo que el de Talento. Decidí ignorar el gesto de Sura en un (raro) episodio de sentido común, al pensar que no le gustaría discutir en ese momento sobre sábanas ensangrentadas y tratar a los demás como si fuesen niños.

Seguimos entrenando un rato, hasta que Marsi vomitó y el entrenamiento quedó suspendido. Comencé a sentirme mal de la barriga y me tuve que apoyar contra la pared del patio, intentando aguantarme los retortijones. Alice también salió disparada a las letrinas, aunque pude contener un par de arcadas que me dieron en ese momento. La llegada de Kora no mejoró mis náuseas, y menos todavía sus palabras sobre correr. Normalmente me sentiría bien al pensar en el ejercicio, pero en esos momentos era lo último que quería hacer. Tras un momento decidí también ir a las letrinas, solo para descubrir que la carrera me sentó mal y echar parte de mi desayuno directamente sobre la niña rosa.

—Hostia, lo siento. De verdad, lo sien- —volví a sentir comida subiéndome por la garganta y giré la cabeza para no volver a mancharla de vómito.  Sintiendo otra arcada después fui a las letrinas, donde me arrodillé y comencé a soltar lo que me quedaba.

Incluso cuando vomité lo poco que me quedaba seguí soltando algo de bilis mientras mis tripas se resentían. Maldecía mil y una veces la nefasta mano para la cocina que tenía Lhelian, preguntándome como era posible tener tan mala mano para la cocina que una tostada provocaba vómitos.

Cuando salí sentía el sudor frío en la frente, además de la molestia de haber estado vomitando de rodillas. Me dirigí directamente al pozo a por un cubo de agua para limpiar lo que había dejado en el patio, si bien no con muchas ganas.

—Odio vomitar. Lo odio, lo odio, ¡lo odio! —decía mientras comenzaba a limpiar, bastante molesto con la forma de terminar el entrenamiento.

Lhelian se me acercó a preguntar si estaba bien, a lo que musité un "sí" no muy convencido, ya que aún me molestaba la barriga. Estaba pensando en ir a buscar a Marsi por la misma razón, cuando apareció Kora mofándose de nuestros ejercicios. Ese fue el momento en que dejé al gecko en la enredadera, me levanté y salí del patio. Pero antes de que me pudiera parar a pensar dónde estaban Sura y la varmana, escuché un ruido que no auguraba nada bueno.

En cuanto vi de refilón a Kora manchada de..., volví a mirar hacia el salón y me alejé del patio mientras llamaba a Lhelian sin mirar atrás. El desayuno lo había hecho ella, Marsi y yo al menos habíamos desayunado lo mismo, de Álvaro no sabía porque se había despertado y desayunado antes... Y el queso ayer estaba bueno <<Y la leche...>>

-¡Lhelian! ¡Ven a la cocina! ¿Qué le echaste a la leche al preparar el desayuno?

No sabía si había azúcar por las cestas, y tampoco sabía a qué sabría la leche con miel. Lo que sí sabía era que ni el primero ni el segundo provocaban vómitos al consumirlos... La chica respondió que le había echado miel... <<Vale que la miel no me guste... Pero la reacción que hemos tenido... Aunque... ¡la miel es daeliciana! ¿Y si su elaboración o solo ella nos molesta? ¿O si al juntarla con leche reacciona así?

-¿Puede ser que no sea apta para no daelicianos? ¿Cómo la hacéis? ¿De abejas sin más o le echáis algo? ¿Tenéis abejas, sabes lo que son? ¿La echáis allí en la leche?-inquirí, con el bote bajo mi atenta mirada.

-¿El ridículo? A mi no me parece que hayas hecho el ridículo, todos hemos vomitado alguna vez. Pero a mi eso me importa mas bien poco, me importa lo bien que llevabas el entrenamiento. No te sientas mal, te habrá sentado mal algo que hayas comido. Si te sirve de consuelo.... Alice también ha vomitado,- un sonido desagradable me llega desde abajo seguido de algunos gritos,- y creo que Álvaro acaba de hacerlo,- me asomo al borde y veo confirmadas mis sospechas,- anda si lo ha hecho sobre Korasihanna. -digo soltando una carcajada.

-¿No quieres bajar? Eso es una tontería, eres una chica resuelta y con la cabeza en su sitio, si no bajas las cosas se descontrolaran en este torreón, estoy segura. Deberías darte una oportunidad, tienes madera para juntar a las personas. ¿Crees que si tu no hubieses dicho lo del entrenamiento me lo habría pedido alguien mas? Yo creo que te infravaloras Marsi, por supuesto esta es mi opinión, pero si bajas ahí abajo tienes mi aprobación para lo que sea, no te dejes amilanar por lo que piense la gente que no importa. Y.... bueno, yo voy bajando, ¿te vienes?,- dar discursos no es lo mio, pero esperaba que este funcionase al menos un poco.

Marsi se estuvo mirando las rodillas mientras Sura hablaba. En realidad sí que estaba siendo un poco tonta encerrándose allí, y tendría que bajar tarde o temprano, primero porque tenía que averiguar lo que le había sentado mal y segundo porque tenía el estómago completamente vacío y no tardaría en estar muriéndose de hambre. Además le preocupaban Alvaro y Alice.Suspiró.

-Está bien, tú ganas.- dijo resignada, levantándose.

Bajó tras Sura pero se detuvo en una de las habitaciones donde guardaban la ropa para buscarse otra camiseta. Encontró una, ancha y desgastada con algún dibujo que no reconocía, y se la puso. Tras pensarlo mucho, acabó cogiendo también un blusón azul oscuro y un trapo.

Llegó al patioy puso su camiseta en una palangana para lavarla. Mojó el trapo y se lo pasó a Kora, así como el blusón.

-Toma. Mejor que la laves rápido o se quedará el olor.- dijo simplemente, y volvió a la cocina, donde parecía que Alice estaba interrogando a Lhelian. No se metió, pero se quedó a escuchar.

Álvaro se recuesta un poco en la pared ante mi propuesta pero parece que por fin va a articular palabra por lo que me acerco un par de pasos mas hacia él para escucharle. En un momento le veo poner caras extrañas mientras se acerca un poco a mi pero lo ocurrido entonces jamas hubiese podido imaginarlo.

De las profundidades de las entrañas del dicho enfermo sale un vomito de olor muy desagradable con cierto toque ácido a la par que nauseabundo. El liquido sale de su boca disparado hacia mi cuerpo llenándome el pecho de sus efluvios y salpicándome la cara. Por un momento mi respiración se corta y comienzo a hiperventilar mirando la mancha dejada por el chico mientras el estúpido niño enfermo se disculpa pero el sonido gorgoteante de un segundo disparo por parte del chico me hizo soltar un grito mientras me agarro la blusa estirándola.

"¡MALDITOS SEAN ESTOS ENFERMOS!¡VOY A MATARTE ESTÚPIDO ÁLVARO! NI SIQUIERA TU ESTÚPIDO DIOS PODRÁ SALVARTE DE QUE ACABES SUFRIENDO EL PEOR CASTIGO INIMAGINABLE." Aprieto los puños cargados de ira y me encamino hacia el chico dispuesta a tirarlo por el hueco del pozo pero una aparecida Marsi con una blusa larga azul oscura y un trapo se interpone en mi camino ofreciéndome las dos cosas y desapareciendo de nuevo por la puerta.

Agarro la blusa y el trapo agachando la cabeza mientras las sostengo fuertemente con apretándolas con los puños. De pronto noto como una gota de vomito comienza a recorrer mi cara hasta la barbilla por lo que suelto un profundo gruñido quitándome rápidamente la camiseta dejando mis pechos al aire limpiándome la cara con el trapo que me ha dado la enferma de Marsi.

Me acerco a pasos rápidos a un Álvaro arrodillado que limpiaba su propio vomito y le doy una pequeña patada en el costado que lo desequilibra tirándolo al suelo enfrente mía. -Tu. Maldito enfermo. Mas te vale limpiarme bien la blusa para que le quites este asqueroso hedor a vomito humano. Hasta para vomitar oléis mal los de tu tierra. ¡Esta es una de mis mejores blusas!- Le digo tirándole la blusa manchada de vomito al pecho.

-Ahora mismo ni me mires. Voy a pasarte esta ofensa por hoy pero como se te ocurra volver a hacer esto de nuevo no voy a volver a avisarte como estoy haciendo ahora. ¿Te ha quedado claro?- Le digo aunque de manera muy dulce aunque se podría deducir un cierto toque seco debido a mi estado de animo casi colérico. -Ahora por favor y mira que te lo estoy pidiendo por favor.-Hago una pausa para mirarlo fijamente. - Deja de limpiar tus vómitos y ponte a limpiar mi ropa. Y por favor, reza por que este asqueroso hedor a humano enfermo no se quede impregnado en la prenda.- Tras decirle esto me pongo la blusa azul que me cuelga por debajo de la cintura. Las mangas me quedan demasiado largas y anchas por lo que me las remango esperando una reacción sobre mi amenaza por parte del chico enfermo.

El pensar que Alvaro era el único que estaba bien aparte de el mismo fue un un error, aunque con retraso el humano empezó a sentirse mal también, con tan mala suerte de que fue a vomitar justo sobre Korasihanna que había llegado un rato antes y que se encontraba en esos precisos instantes burlándose del entrenamiento. Dhelian tuvo que apartar la mirada, estaba entrándole fatiga solo de ver a todo el mundo vomitar y olor que aquello desprendía, no dudo lo mas mínimo en correr dentro del torreón cuando Alice le aviso presagiando un ataque furioso de Korasihanna. Al entrar Dhelian dejo escapar el aire que había estado aguantando allí afuera, justo al momento en que Alice comenzó a preguntarle sobre el desayuno extrañandole un poco y sintiéndose un tanto intimidado con la interrogación.

- Yo...lo prepare con queso de ese peculiar, leche y miel- respondió no entendiendo donde estaba el problema ahí, aunque a decir verdad fue después del ejercicio y los que había desayunado los que se habían sentido mal, sin contarle a el mismo a Korasihanna y a Surasara. Dhelian parpadeo lentamente por la sarta de preguntas que soltó Alice cuestionandole la forma de fabricar la miel- No lo se, ninguno habéis probado antes la miel a excepción de Korasihanna y yo. No estoy realmente segura al respecto, creo que ya lo mencione, toda la comida de Daelicia es dulce, ya comprendí que donde provenís hay gran diferencia en eso, no sabría decirte. Aunque si que hay insectos que la fabrican - respondió un poco incomodo por como estaba siendo observado- Y sobre lo de la leche es de otro color, no ese tono blanco tan inquietante y es mas dulce también, en Daelicia sabe diferente así que creí que no estaría mal endulzara un poco con la miel y darle un color mas dulzón- dijo un poco incomodo observando ala chica sentado en una silla junto a al mesa. Miro detenidamente, la mayoría habían desayunado y solo Korasihanna y el, que también lo habían hecho, estaban perfectamente. "¿Puede que se trate de algo que prepare? ¿La miel posiblemente? No lo se, aunque Marsi probo la leche y Alice también, ambas probaron la miel que eche en esta a pesar de no tomar el pan..." la mente de Dhelian era un torbellino en esos momentos, si hubiese sido posible su piel violácea habría tomado una tonalidad tan enfermiza como la chica que le hablaba en esos instantes. Si esa teoría, algo absurda aunque posible, era real, era culpa suya que sus compañeros de torreón enfermasen- Lo...lo siento, lo siento mucho, yo solo quería preparar algo, agradecerle a Marsi sus esfuerzos en cocinar y disculparme por todas mis quejas...no sabia, no pretendía...que nadie se sintiese mal por algo que prepare. No sabia que eso pudiera llegar a pasar-murmuro el daeliciano restregándose las manos con nerviosismo, ¿porque le tenían que salir las cosas mal incluso cuando solo pretendía hacer una buena acción? Solo iba a conseguir que sus compañeros de torreón le odiasen y no quisiesen tenerlo cerca. Tan metido en sus pensamientos pesimistas que no presto mucha atención al momento que Marsi bajo con ropa para la otra Daeliciana.

Lhelian respondió mientras tomaba nota mental e incluso olisqueé la miel con curiosidad, aunque sabía que la opción de estar caducada no era viable <<Ellas se la comen a cucharadas, no puede estarlo>> Marsi llegó entre tanto y le dediqué una sonrisa para no interrumpir a la daeliciana. Fuera empezaron a oírse gritos de Kora al español pero lo de la cocina era más importante. Lo que no esperaba es que la chica empezase a disculparse entre murmullos.

-Eh, eh, no te disculpes. Si es la miel, que aún no está demostrado, ni tú ni nadie podía saberlo. Si acaso lo sabrán los que nos trajeron aquí, que son capaces. Pero tú no tienes que disculparte, ¿me oyes?-y luego a Marsi,-Hey, chica, ¿cómo te encuentras? Espero que mejor. Habría que ver cómo está Álvaro también, si Kora no le ha arrancado la cabeza.-digo, medio en broma.-Y luego podríamos hacer alguna sopa o crema de verduras, algo suave para el estómago...-sugiero, mirando las cestas.-Nos vendría bien un baño, también.-pienso entonces en voz alta.

Aunque mejor luego, cuando me asegure de que estamos todos bien.

Me di un buen golpe al ser empujado la patada de Kora, cosa que tampoco sentó bien a mi estómago. Frotando donde me había dado la patada le lancé una mirada molesta. A nadie le gustaba que le vomitasen encima, pero ya podía haber tenido más tacto, que no lo había hecho por gusto.

—¿Se puede saber qué-? —me corté al ver que estaba medio desnuda, algo asombrado al ver que le daba igual mostrarle las tetas a media docena de personas desconocidas. «Oye, pues las tiene bien puestas» pensé impulsivamente antes de girar la cabeza. «¿Qué haces pensando como un jodido pederasta?».

Aparté la blusa con algo de asco cuando me la tiró, sintiendo un cabreo cada vez mayor contra la chica. Suficientemente malo era vomitar, sentirte enfermo y limpiar vómitos como para que viniese con exigencias la persona más irritante que había conocido nunca a tirarme una blusa llena de vómito. «Es normal molestarte si te vomitan encima, pero deja de una puñetera vez esos aires de diva, maja. Y preocúpate algo por la salud de tus compañeros, ya de paso».

—Medio torreón vomitando y tú preocupada por tu mejor blusa. Qué compañerismo se respira —dije cuando ya se había puesto la blusa, antes de ponerme de pie algo molesto—. Y sí, mucho pedírmelo por favor, pero después de llamarme maldito enfermo, decir que apesto (bueno, que todos los humanos apestamos) y dándotela de diosa piadosa. ¡Como si te hubiese vomitado encima a posta! —solté un bufido antes de agacharme para volver a limpiar—Oh, por cierto, orden de prioridades brutal, ¿eh? Antes la ropa que el vómito —le sonreí sin humor, negando con la cabeza—. Y ya que veo que no pareces necesitarla, mejor sigo limpiando el vómito, ya te limpiaré más tarde la blusa. Y para la próxima procura apartarte de alguien que vaya a vomitar, anda —había sido yo el que le había manchado la blusa de vómito así que tendría que limpiársela, aunque no tenía muchas ganas después de la actitud en general que mostraba.

Marsi se cruzó de brazos y frunció el ceño. Había sido la miel que había echado Lhelian en la leche del desayuno la que los había puesto malos a todos, pero Marsi había tomado miel y melaza en casa y no le había sentado mal. Tal vez fuese la forma en la que la preparaban o los insectos que la producían o simplemente que era algo que soloel cuerpo de los daelicianos toleraba. El caso es que se habían quedado sin dulce, pero la chica ya los había dado por perdidos en cuanto vio las exigencias de las niñas fruta.

-Kora se pondrá contenta, ahora solo vosotras comereis de esa miel y no tendreis que compartirla con nadie. Pero es curioso porque por ejemplo...- se acercó a una de las cestas y sacó una pera grande y morada- esta fruta es de mi mundo y os he visto comerla sin problemas.

Miró la fruta, luego fue sacando varias más y las troceó en un cuenco pequeño. La verdad es que tenía hambre pero solo con pensar en ponerse a cocinar o en comer algo pesado se le revolvía el estómago. Se sentó en el brazo de un sofá justo cuando Ozzy salía por la puerta, seguramente a causa de la miel también, y se puso a comer fruta tranquilamente.

-Creo que deberíamos tomarnos el día de hoy con calma y no salir. Tengo arriba el libro de mapas que cogí de la biblioteca ¿y si le echamos un vistazo?

Parecieron estar de acuerdo, así que cuando acabó la fruta, subió a por el libro. Se acomodó en un sillón, pues no le apetecía volver a la mesa, y lo mantuvo abierto sobre su regazo. Los edificios estaban dibujados a vista de pájaro, por lo que algunos no eran precidamente fáciles de diferenciar. Todos los presuntamente importantes tenían un nombre legible, pero los márgenes estaban llenos de anotaciones en un idioma desconocido. Marsi tomó la biblioteca de referencia, por haberla visto más o menos desde la azotea del torreón, y dedujo el perfil de su propio refugio, que al parecer se llamaba Letargo. Fueron marcando con el dedo los caminos que habían recorrido; la ruta hacia la biblioteca, la amplia avenida de las casas carnívoras... La gran grieta que cruzaba de parte a parte la ciudad se llamaba Cicatriz de Arax. Había otros dos torreones como el suyo, y para ir a ambos tenían que cruzar la cicatriz, pero uno de ellos estaba más cerca de la plaza de las serpientes que el otro.

-¿Qué decis, creeis que los demás podrían estar en este? - preguntó en general señalando Maciel con el dedo.

Las palabras de Álvaro no hacen solo mas que aumentar mi cabreo por lo que aprieto los dientes y me dispongo a saltar encima de él para empotrar su enfermiza cabeza contra el duro suelo lleno de vomito pero un ruido a mi espalda me hace detenerme para ver como el chico drogado se encuentra en el patio con nosotros.

Me acerco al chico y le hablo de manera dulce pero dura. -Hazlo como veas y te venga en gana. Pero quedas avisado... Y créeme cuando te digo que en el mundo de donde provengo no solemos avisar dos veces.- Al rematar con esa amenaza suelto un escupitajo al suelo cerca de donde esta limpiando el chico y me doy la vuelta recogiéndome el pelo con las abrazaderas de mis muñecas.

Al entrar en el salón ignoro a las chicas que están mirando uno de los libros que han traído y me tiro en mi sofá bufando. Empiezo a escuchar a las chicas sobre un posible paradero de los otros chicos desaparecidos pero aun sigo muy enfada por la escena que he tenido que montar por lo que maldiciendo al enfermo entre dientes me incorporo encaminándome a la cocina para rebuscar algo en las cestas que parezca comible.

Mientras rebusco por mi mente se pasan mil y una cosas para vengarme de Álvaro, desde hacerle tropezar por las escaleras hasta tirarlo por el foso mientras que no mira nadie. El pensar en eso me hace que se me olvide un poco mi cabreo al imaginar los gritos lastimeros del enfermo tras estrellarse. Tras coger una pieza de fruta de las mas coloridas y uno de los botes abiertos de miel salgo al salón y me encamino respirando hondo a las chicas.

-Discúlpame por no haberte dado las gracias Marsi por ofrecerme esta prenda.- Digo dándole un bocado a la pieza de fruta y colocando el bote en la mesa. -Es bastante calentita a decir verdad. Parece que llevo la ropa manchada de sangre. ¿Es gracioso verdad?- Tras decir esto doy una pequeña carcajada mientras abro el bote y vierto miel sobre la fruta. -Por cierto, ¿Como van esos efluvios?¿Los vamos controlando? Quizás haya sido por beber ese liquido blanco. Os aseguro que tomar cosas que alaban a la muerte no son buenas.- Hago una pausa y le doy un buen bocado a mi segundo desayuno. -Lo digo por que yo no he bebido eso y estoy perfectamente.-