Final: Noel vs Karime

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Mientras Noel se distraía cortando y lanzando su carcaj con una mano apoyada en su cabeza, Karime aprovechó para cruzar sus espadas sobre la misma, con la clara intención de hacer dos cortes a la vez en la muñeca del draco.

Si su movimiento surtía efecto, el corte de la muñeca le daría bastante ventaja y se desembarazaría de él para atacarle por la espalda, realizando cortes transversales desde su posición inicial.

El draco tenía el carcaj clavado en la espada, pero no lo recogió por el momento porque Karime alzó las espadas. Aprovechando que tenía su garra sobre la cabeza de la licántropo, e interponiendo su ala entre el filo y su brazo, la empujó con un golpe seco al tiempo que fintaba para alejarse de ella. El tiempo que tardase la libense en recuperar el equilibrio y su posición lo emplearía en, ahora sí, arrojar lejos el carcaj.

A continuación trataría de atacar empuñando la bastarda en la diestray el hacha en la zurda ya que su oponente utilizaba armas gemelas. Con la espada intentaría atacar el flanco derecho de Karime con un corte transversal mientras que emplearía el doble filo del hacha para ayudar a lograr el corte. Trataría de interponer el filo del hacha que se encontrase en la parte superior, ya que la sujetaría con la cabeza en vertical, entre el de su espada izquierda, que probablemente emplease para atacar, mientras descargaba un golpe con el otro hacia el arma derecha.

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Karime perdió su ventaja cuando Noel decidió dejar el carcaj clavado y no lanzarlo. Se alejó de draco de un salto para recuperar todas las ventajas que había perdido. Necesitaba estar lejos de él para analizar la situación. El draco era un contrincante duro: tenía fuerza y agilidad, pero quizás ella podría aprovechar su pequeño tamaño para beneficiarse de ser escurridiza.

Su táctica siguiente sería esa, escurrirse a su espalda en todo momento, hacerle rápidos cortes y seguir moviéndose sin parar, esperando que su continuo movimiento confunda lo suficiente al draco como para que no llegue a darle en ningún momento.

Karime optó por alejarse de él por lo que tuvo que modificar sus intenciones. La licántropo inició entonces una táctica de movimiento continuo tratando de colocarse siempre a su espalda. Noel permaneció en su sitio sin darse la vuelta, con las alas abiertas y estirándolas hacia atrás para impedirle a la libense alcanzar su espalda con sus armas, al tiempo que balanceaba su cola cerca del suelo tratando de buscar sus pies para, sino hacerla tropezar, entorpecer sus movimientos. Tras unos segundos intentando repeler con las plumas endurecidas de sus alas los filos de las armas de Karime, el draco estiró ambos brazos y, de un golpe seco y sin flexionarlos, los dirgió hacia su espalda, girando las muñecas hacia dentro justo al final del movimiento para intentar alcanzar con sus armas a la libense.

Tanto si conseguía alcanzarla como si sus armas cortaban el aire, giraría sobre el eje que le ofrecía su pie izquerdo en la posición de guardia, manteniendo los brazos extendidos para evitar cortarse con sus propias armas y adoptaría una posición defensiva cruzando sus armas por delante de sí mismo, con la bastarda a la altura del estómago y el hacha en una posición más alta y adelantada. Tendría que evaluar si se habrían producido daños y cómo actuaría Karime en consecuencia para decidir qué hacer, y por eso la prioridad era volver a ponerse frente a ella.

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Las alas y la cola del draco imposibilitaron su acción de ataque, por lo que se vio de nuevo sin posibilidades. Debía evitar el hacha y la bastarda, las alas y la cola, y ser más rápida y ágil, ya que no podía ser más fuerte. Su única opción era atacarle frontalmente y confiar en su agilidad para esquivar o bloquear sus grandes ataques y aprovecharse de esto para propinarle cortes y golpes pequeños, pero abundantes.

De un salto se alejó de la parte trasera de draco y, cuando este se dio la vuelta, le encaró dando estocadas con ambas espadas en lugares separados para que cada una de sus armas tuviera que controlar cada una de las suyas. Cuando su mano derecha daba arriba, la izquierda lo hacía abajo y viceversa. De esta manera, y si los movimientos eran lo suficientemente rápidos, podría encontrar algún fallo en la defensa del draco.

Karime era rápida y contaba con una buena técnica, por lo que el sueco tuvo que centrarse completamente en bloquear los primeros golpes, sobre todo porque él no empuñaba precisamente lo más idóneo para realizar bloqueos. Aquella situación no le era ventajosa. Sabía que no podía mantenerla mucho tiempo sin recibir daño y por ello, tras echar un vistazo al reloj, decidió que aquel era el momento de volver a alzar el vuelo. Al fin y al cabo se había deshecho de la amenaza de las flechas al principio del combate y debía aprovecharlo.

En un momento dado en el intercambio de ofensivas, amagó un ataque simultáneo con las armas a la misma altura para que la libense colocase las suyas también en esa posición. Sin llegar a atacar, alejó las armas de su oponente e interpuso la bastarda horizontalmente haciendo fuerza con el hacha en posición plana sobre la hoja de esta para conseguir un bloqueo más efectivo y, en cuanto los tres filos chocaron, utilizó el apoyo del hacha sobre la espada para impulsarse dando un leve empujón y flexionando las rodillas.

De este modo, pudo alejarse retrasando su guardia unos pasos y alzó el vuelo. Se alejó lo suficiente como para disponer de disstancia para maniobrar y, tras haber colgado el hacha del cinturón, empuñó la bastarda con ambas manos. Se lanzó entonces hacia la licántropo y blandió el arma en su dirección una vez estuvo al alcance de la misma. Ya que quedaba poco de combate, intentaría realizarle un corte en la cara o el pecho tratando de estorbar sus armas con sus piernas aunque le costase otra reparación de sus botas y quizás algún corte superficial que lograse atravesar sus plumas, las cuales endurecería para entorpecer lo máximo posible.

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La cosa seguía bien y por un momento Karime pensó que las tenía todas consigo, pero entonces Noel hizo un movimiento rápido y, sin que ella pudiera percatarse de su intención, alzó el vuelo. Eso complicó las cosas para la libense, que tuvo colocarse de nuevo en posición defensiva para protegerse mientras vigilaba al draco.

Karime esperó al momento justo en el que el draco creería que se encontraba lo suficientemente cerca para atacar y entonces rodó bajo él, para atacarle desde la espalda, ya que con las alas extendidas le sería más fácil acceder a la base de la cola y la espalda.

El draco ganó altura y pasó a empuñar rápidamente la bastarda con una sola mano en cuanto vio que Karime rodaba. Movió su cola lateralmente, que era su zona más a tiro, mientras endurecía las plumas que recubrían la parte superior del apéndice. No pudo evitar que la libense le hiciese un corte superficial en aquella zona, pero mientras tanto había vuelto a sacar el hacha y realizó un quiebro en el aire para volver a colocarse frente a la licántropo.

El combate ya casi se había terminado, por lo que no le importaba emplear el arma de aquella manera: apuntó a las piernas de Karime y utilizó el hacha como arma arrojadiza mientras volvía a acercarse volando. Si la libense esquivaba el hacha de alguna manera, Noel se encontraría lo suficientemente cerca como para esperarla al término de su maniobra con la bastarda preparada para hendir carne con una estocada. Si lograba acertar con el hacha, se aprovecharía de la circunstancia para de todos modos hostigar a Karime con la espada a base de un intercambio de ofensivas en la que esperaba contar con ventaja debido a la herida de su oponente.

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Karime no consiguió hacer mucho a la espalda, pero lo suficiente para que el draco quedara marcado. Teniéndolo de nuevo de frente, colocó su pose defensiva, habitual ya por sus buenos resultados. A pesar de que colocó la mano izquierda de manera que pudiera desviar el hacha, no evitó un corte de esta en las piernas, aunque si uno grave. Aun así, se vio en la necesidad de arrojar la espada izquierda, ya que había quedado mellada, e intercambiarla por la daga. Para ganar tiempo para esta maniobra, Noel fue el blanco que eligió para arrojar el arma.

Comenzó un intercambio de golpes con el draco, que la licántropa colocó a su favor bloqueando su bastarda con la espada de la mano derecha y realizando cortes ascendentes con la izquierda por su costado a la vez que con el bloqueo dirigía las armas de ambos hacia un lateral para que el acceso fuera más fácil. Obviamente, la bastarda y la fuerza del draco hacían sus estocadas más poderosas que las de Karime, por lo que, a menudo, tenía que bloquearle haciendo uso de las dos armas, para luego liberar la izquierda.

Aquel intercambio no duró mucho, ya que el gong no tardó en sonar.

- Como ya has visto, he sido buena.- le dijo con una sonrisa, aunque resoplando.- No te he matado ni nada.

Al término del combate, Noel arqueó una ceja y compuso una expresión excéptica ante el comentario de Karime.
—Eso de haber sido buena es discutible —replicó en tono sarcástico mientras dejaba las armas en su sitio—. Los libenses no sois divertidos con el cuento de que no sentís dolor —Le dedicó una sonrisa maliciosa a Karime antes de volver a darse la vuelta. El draco creía que no entendería el comentario ya que la mayoría de los novatos parecía seguir sin saber en qué consistía su transformación, pero tampoco pensaba aclararlo.

Karime sonrió con malicia.

- No necesito sentir dolor para gritar bien alto.- le susurró al pasar a su lado, le guiñó un ojo, y desapareció de la arena.