Final: Noel vs Karime

Karime había pasado a la final de lucha armada y, aunque iba vacilando de ello, su parte más humilde no se lo creía. Una cosa era que realmente ella fuera buena, y otra muy distinta era no ser realista. Karime era joven e inexperta en comparación con la mayoría de habitantes de la ciudad. Fue una grata sorpresa saber que podía superar a algunos de ellos.

Karime se levantó de su asiento con una sonrisa al oír su nombre. Tenía las mismas posibilidades de perder que de ganar, pero no por ello iba a esforzarse menos. Haciéndose con sus armas de siempre, bajó a la arena donde se encontró con Noel. Con una picara sonrisa le guiñó su único ojo.

- Por fin nos encontramos, Sexy emplumado.- le saludó de forma sugerente.- Prometo no matarte a cambio de que me dejes comprobar si tienes plumas por todas las partes de tu cuerpo por igual.

Noel descendió a la arena con los nervios a flor de piel. Sabía que se enfrentaba a una "novata experimentada", por así decirlo y, aunque siempre lo daba todo en todos sus combates, bajó con la intención de esforzarse todavía más si es que era posible. Era la final, a fin de cuentas.

El draco ya había colgado el hacha del cinturón y empuñaba la bastarda cuando Karime se dirigió a él. Todavía no se había acostumbrado a que se le insinuasen de aquella manera y resopló internamente. Ello, no obstsante, casi quedó en un segundo plano cuando tuvo que arquear una ceja al oír la amenaza que llevaba implícito el comentario sugerente. Forzó una sonrisa sarcástica en dirección a la licántropo. Que le incomodase no iba a hacer que se quedase callado.
—Me gustaría ver como intentas matarme, pero me temo que tendrá que ser en un lugar donde no nos descalifiquen por perder el tiempo. —Comenzó a afianzar su posición mientras hablaba, colocándose en guardia—. La última que me amenazó con eso acabó mordiendo el polvo. —No había rastro alguno de burla o arrogancia en su tono. Tan solo era un hecho—. Te lo digo por si prefieres centrarte en entablar un buen combate que es por lo que creo que estamos aquí. Buena suerte, estoy deseando comprobar por mí mismo por qué has llegado a la final.

El gong, que para el gusto del draco se había hecho demasiado de rogar en aquella ocasión, marcó el momento en el que el draco echó a correr hacia su oponente. La vio sacando el arco, por lo que en cuanto disparase la flecha esperaría al último momento posible para alzar el vuelo de un salto y dejar pasar el proyectil inofensivamente por debajo de él. Desde el aire y antes de que la libense tuviese tiempo de disparar de nuevo, descendería cuando se encontrase justo sobre ella, calculando la distancia adecuada para introducir su bastarda entre su espalda y las correas que sujetaban el carcaj a la misma. Tal y como había hecho cuando se enfrentó a Wen, buscaba inutilizarle el arco prontamente, aunque esta vez no haría que se desparramasen las flechas para evitar usos "alternativos" de las mismas.

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El gong no tardó en sonar y Karime se dispuso a hacer lo de siempre: disparar una flecha. Sabía que era algo repetitivo y que todos sus contrincantes sabrían de ese movimiento, pero no podía desechar por esa razón su ventaja a distancia.

La primera flecha no dio al objetivo y Ka no pensó en lanzar una segunda. En su lugar, empuñó sus dos espadas gemelas y se posicionó defensivamente, la mano derecha alzada protegiéndole la cara y la izquierda protegiéndole el vientre. Ambas espadas colocadas de forma horizontal y paralelas.

Su táctica, por el momento, iba a ser la de ataque-defensa que había utilizado en el combate anterior, por lo que no pretendía darle la espalda en ningún momento.

Noel no buscaba ponerse a su espalda, solo colar el filo de la espada entre la misma y el carcaj. Aún así, el que Karime estuviese atenta a permanecer siempre frente a él le dificultaba la maniobra, pero no pensaba modificar su objetivo. Empuñó la bastarda con las dos manos, blandiéndola como si fuese a bloquear sus espadas gemelas, y se lanzó desde el aire en una posición perpendicular a la libense y, aprovechando que mantenía sus armas en horizontal, utilizó la punta de su bota, que era metálica, para justo antes de aterrizar hacer presión con ella en el canto de la hoja, sin tocar el filo. Si conseguía desarmarla mejor, pero su objetivo era sobre todo desestabilizarla para a continuación adelantar su otra pierna más cerca de la espalda de la licántropo y realizar el corte descendente donde había planeado, para tratar de cortar las correas.

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Cuando Noel presionó con la punta de su bota su espada, Karime giró la muñeca para que el filo fuera lo que tocaba la bota, a la vez que levantaba y avanzaba el brazo para que cortara su bota a la altura de su tobillo, y bajó la cabeza para que el draco no le pateara la cara.

Con el mismo impulso con el que hacia el corte seco al tobillo de Noel, giraría sobre sí misma, aun encogida, para colocarse a la espalda de Noel, donde mantendría su posición defensiva.

Debido a que precisamente tenía su bota contra el arma, no le costó notar como Karime giraba la muñeca, por lo que tan solo tuvo que retirarlo e interponer entre el filo de la espada su pierna, protegida por la bota, que se llevo un tajo, y las plumas que recubrían aquella zona, las cuales impidieron que se le clavase el arma en la carne tras haberlas endurecido. Que Karime agachase la cabeza le facilitó en cierta medida el trabajo y, blandiendo la bastarda con una mano, colocó una garra sobre la cabeza de la libense, presionando hacia abajo mientras trataba de alcanzar por fin su objetivo con un tajo seco descendiente. En cuanto el carcja comenzase a caer, lo atraparía clavando la punta de la espada en él y se desharía de él lanzándolo lejos.

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Mientras Noel se distraía cortando y lanzando su carcaj con una mano apoyada en su cabeza, Karime aprovechó para cruzar sus espadas sobre la misma, con la clara intención de hacer dos cortes a la vez en la muñeca del draco.

Si su movimiento surtía efecto, el corte de la muñeca le daría bastante ventaja y se desembarazaría de él para atacarle por la espalda, realizando cortes transversales desde su posición inicial.

El draco tenía el carcaj clavado en la espada, pero no lo recogió por el momento porque Karime alzó las espadas. Aprovechando que tenía su garra sobre la cabeza de la licántropo, e interponiendo su ala entre el filo y su brazo, la empujó con un golpe seco al tiempo que fintaba para alejarse de ella. El tiempo que tardase la libense en recuperar el equilibrio y su posición lo emplearía en, ahora sí, arrojar lejos el carcaj.

A continuación trataría de atacar empuñando la bastarda en la diestray el hacha en la zurda ya que su oponente utilizaba armas gemelas. Con la espada intentaría atacar el flanco derecho de Karime con un corte transversal mientras que emplearía el doble filo del hacha para ayudar a lograr el corte. Trataría de interponer el filo del hacha que se encontrase en la parte superior, ya que la sujetaría con la cabeza en vertical, entre el de su espada izquierda, que probablemente emplease para atacar, mientras descargaba un golpe con el otro hacia el arma derecha.

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Karime perdió su ventaja cuando Noel decidió dejar el carcaj clavado y no lanzarlo. Se alejó de draco de un salto para recuperar todas las ventajas que había perdido. Necesitaba estar lejos de él para analizar la situación. El draco era un contrincante duro: tenía fuerza y agilidad, pero quizás ella podría aprovechar su pequeño tamaño para beneficiarse de ser escurridiza.

Su táctica siguiente sería esa, escurrirse a su espalda en todo momento, hacerle rápidos cortes y seguir moviéndose sin parar, esperando que su continuo movimiento confunda lo suficiente al draco como para que no llegue a darle en ningún momento.

Karime optó por alejarse de él por lo que tuvo que modificar sus intenciones. La licántropo inició entonces una táctica de movimiento continuo tratando de colocarse siempre a su espalda. Noel permaneció en su sitio sin darse la vuelta, con las alas abiertas y estirándolas hacia atrás para impedirle a la libense alcanzar su espalda con sus armas, al tiempo que balanceaba su cola cerca del suelo tratando de buscar sus pies para, sino hacerla tropezar, entorpecer sus movimientos. Tras unos segundos intentando repeler con las plumas endurecidas de sus alas los filos de las armas de Karime, el draco estiró ambos brazos y, de un golpe seco y sin flexionarlos, los dirgió hacia su espalda, girando las muñecas hacia dentro justo al final del movimiento para intentar alcanzar con sus armas a la libense.

Tanto si conseguía alcanzarla como si sus armas cortaban el aire, giraría sobre el eje que le ofrecía su pie izquerdo en la posición de guardia, manteniendo los brazos extendidos para evitar cortarse con sus propias armas y adoptaría una posición defensiva cruzando sus armas por delante de sí mismo, con la bastarda a la altura del estómago y el hacha en una posición más alta y adelantada. Tendría que evaluar si se habrían producido daños y cómo actuaría Karime en consecuencia para decidir qué hacer, y por eso la prioridad era volver a ponerse frente a ella.

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Las alas y la cola del draco imposibilitaron su acción de ataque, por lo que se vio de nuevo sin posibilidades. Debía evitar el hacha y la bastarda, las alas y la cola, y ser más rápida y ágil, ya que no podía ser más fuerte. Su única opción era atacarle frontalmente y confiar en su agilidad para esquivar o bloquear sus grandes ataques y aprovecharse de esto para propinarle cortes y golpes pequeños, pero abundantes.

De un salto se alejó de la parte trasera de draco y, cuando este se dio la vuelta, le encaró dando estocadas con ambas espadas en lugares separados para que cada una de sus armas tuviera que controlar cada una de las suyas. Cuando su mano derecha daba arriba, la izquierda lo hacía abajo y viceversa. De esta manera, y si los movimientos eran lo suficientemente rápidos, podría encontrar algún fallo en la defensa del draco.