Torreón Maciel (Archivo V)

Recuerdo del primer mensaje :

El único que comentó fue el insectoide, mientras que tan solo se ganó las miradas reprobatorias de los demás. No tardó en contestar al clinger.
-Quizás no será agilidad en tu planeta, Kamen Rider. Pero en mi planeta la agilidad es lo que te permite, por ejemplo, minimizar el daño de una caida, el accionar ciertos aparatos, abrir algunos temas de conversacion o el poder cargar con más o menos peso... Eso solo en ocasiones, claro que luego está la fuerza.-meditó unos instantes.- Luego tambien, a veces, el tener agilidad, implica que puedes potenciar tu velocidad, pero solo si no sabes decir otra palabra que el nombre de tu especie... Es un concepto bastante raro...-
Tanto Lara Croft como el clon de geonosiano tuvieron una breve discusión sobre que camino tomar. Aunque le doliera, el clinger tenia razón sobre el tema, pero la propuesta de Lara Croft era ampliamente más interesante y divertida. No vaciló en aquella ocasion y tomó la inciativa, mientras todavia tenian la discusión reciente.
El joven ruso abrió el camino del grupo. Aunque el insecto alienigena habia desbaratado sus planes la otra vez, él ya sabia a donde se dirigian y el guiar al grupo no le costó mucho, sobretodo teniendo en cuenta que en cuanto se habia callado, todos habian decidido unanimemente pasar de él.

-Estupidos Heart Ratings...-dijo en voz baja, al comprobar lo bajos que estaban. La tabla se extendia en siete columnas y, más abajo de cada una, una cara simpática dibujada que representaba a cada uno de los miembros del grupo. Justo debajo de esta, habia un número. Las columnas se llenaban de corazoncitos palpitantes dependiendo de este y, en estos momentos el número en todos era cero o cercano a este.

>> ¿Por que no me quieren? Soy adorable hasta el estandar de adorabilidad mortal -3-
>> Parece que va a llevarte un tiempo el entender el porque.

Pronto logró vislumbrar, en la lejania, el que era su objetivo actual, a donde les estaba llevando. Era un lugar algo desolado y tétrico. El último piso parecia estar construido con huesos de algun animal gigantesco. Aquello le dio un escalofrío. Unos olores le llegaron a la nariz. Una mezcla de olores que no podia distinguir unos de otros, pero que no olia igual que el resto de la ciudad. Algo perplejo, se fijó en las múltiples aves que sobrevolaban el torreón.
-Hay un nido de pajarracos.-les señaló, para indicarles que la cantidad de aves que iban y venian al torreón no era normal. Un mal presentimiento se acogió dentro de él. No le gustaban los pájaros negros.

Atravesaron los muros, franquearon el portón roto y finalmente llegaron a la puerta. Por el patio, habia huesos enormes repartidos. Algo le decia que fuera lo que fuera que hubiera pasado en aquel lugar años atrás, habria merecido más de una historia buena y graciosa. Se apoyó en la puerta de la entrada, como para intentar forzarla de alguna manera, para descubrir que en verdad estaba abierta. La pesada puerta se abrio con un chirrido y les abrio al que seria su nuevo hogar durante los próximos meses.
El joven atravesó el umbral con la mandibula colgándole y una expresión de pasmo increible, al contemplar lo que contenia la primera sala. Casi sin pararse a respirar, agarró las escaleras de caracol e intentó escalar de ellas, extasiado por aquel lugar. El metal rechinó y le hizo quedarse congelado con un pie sobre la barandilla. Quizás no seria muy sabio subir las escaleras del modo divertido. Lentamente, bajó el pie y subió las escaleras, al principio con un poco de duda pero luego aceleró el paso, hasta que se convirtió en una carrera, otro juego más.
Se paseó por la segunda planta, explorándolo todo, las camas y el escritorio con la silla a toda velocidad, emocionado por descubrir aquel lugar, dejó escapar una risilla divertida. Corrió de vuelta por las escaleras y llamó a los demás por la escalera para que subieran tambien para, a continuación, volver a retomar la subida por las escaleras como un crio que iba a abrir sus regalos de navidad.
Llego al tercer piso y no pudo hacer otra cosa que dar saltitos y retozar de felicidad. Aquella parecia ser un piso dedicado a entrenamiento. Asi que dedujo que pensaban, como mínimo, darles las herramientas para entrenar. Feliz, no tardó mucho en explorar el resto de aquel piso, porque de verdad tenia ganas de subir a la cuarta y última planta.
Cuando llegó, vio lo que esperaba ver. Infinitud de pájaros negros apuntando sus pares de ojos hacia el enclenque joven, intentando analizarle para saber si era una amenaza. Dejó escapar un grito ahogado de una mezcla de sorpresa y terror para entonces retroceder sobre sus pasos.
Bajó las escaleras, positivamente más feliz de poder alejarse de aquella cuarta planta cuanto antes y avisó a todos los que encontró que no debian acercarse a la cuarta planta, para luego describirles lo que vio.
Finalmente, de nuevo en la planta baja, se giró hacia los que estaban ahí presentes.
-¡Tenemos camas y un piso de entrenamiento! ¡Y hasta puede que un remake malillo de una peli de las de Hitchcock! ¿Habeis encontrado algo interesante por aquí abajo?-

Archime

El biomecánico asistió al resto de la conversación en silencio, sumido en sus propias cavilaciones acerca de la forma más eficaz de emplear los hechizos defensivos. Aceptó el plato de Lara sin mirar y empezó a engullir de forma mecánica, tampoco fijándose demasiado en el peculiar sabor del que hablaban los demás.

Tan solo salió de su ensimismamiento cuando Lhelian se le acercó para inquirirle acerca del funcionamiento del traspaso de energía. Antes de responder, tecleó en su ordenador y enseguida apareció en la pantalla la fotografía que había hecho acerca de la descripción de su funcionamiento, mostrándoselo al daeliciano.
—Es un proceso muy sencillo que consiste en que una persona ceda su energía voluntariamente a otro. Cualquiera puede ceder energía, pero es necesario que al menos el beneficiado cuente con la capacidad de realizar magia y proporcione la chispa para el inicio del proceso. Es posible gradar la cantidad de energía y debe tenerse en cuenta... Es peligroso pasarse —finalizó de forma un tanto atropellada al recordar que, una vez más, no estaba abreviando.

Tras unos segundos, entonces, se movió como un resorte y se acercó al otro irrense.
—Cío, podríamos llevar a cabo una demostración y aprovecharé la energía para emplearla en tu favor cuando lo... cuando me lo pidas.
Volvió a rascarse la cabeza con nerviosismo.


Noel

Armados con la palangana de Cain y apostados en un edificio cercano, una vez se llevó a cabo el rito de sangre, no les llevó mucho localizar a los cosechados. Estaban casi todos en la cocina, de hecho eran un montón. Por las conversaciones que pudieron oír, no obstante, pudieron deducir que se encontraban en plena visita de un torreón al otro ya que la varmana hablaba de instalarse allí y la peluda cosechada de dama Aroma a la que había visto dormida la noche de Samhein le arrancó una risotada con sus palabras.
—Mi primera apuesta es que Lara vive —Recordaba su nombre, aunque no la cifra que sabía que también formaba parte de él según la costumbre ordesa—. Aunque es un poco inconsciente por traer a sus hijos, pero con ese carácter no puedo apostar en su contra. Respecto a la varmana me ceñiré a las estadísticas y diré que muere. Ese humano... ¿Está hablando de lo que creo que está hablando? —se rió de nuevo—. Voto por su supervivencia y también de la ulterana que acaba de resolverle la cuenta matemática. De la humana no sé muy bien qué decir, diré que sobrevive al azar. La otra ulterana... por cambiar apostaré por su muerte. Y la daeliciana no me inspira confianza en cuanto a que parece demasiado cándida, por lo que también engrosará la lista de muertos.

A continuación esperó antes de segir apostando y observó con interés como el irrense gordito manipulaba a una pantalla proyectada holográficamente desde su brazo mecánico.
—Había oído hablar de los implantes irrenses, pero no sabía que contaban con tecnología tan avanzada —comentó para inmediatamente después echarse a reír al escuchar la explicación del mismo irrense que bautizó como "científico loco" porque llevaba puesto lo que parecía una bata de laboratorio—. Bueno, es una explicación bastante precisa del traspaso de energía, pero tiene pinta de ser un tanto rarito el chaval. Tiene pinta de ser de los que no despegan la cabeza del libro de magia y solo por eso lo salvo, porque con esa forma física de otro modo no aguantaría ni un asalto. El otro irrense me inspira más confianza y también voto por su supervivencia. En cuanto al pequeñajo moreno diré que muere, aunque sea solo por cambiar. El silencioso y enorme ochrorio... bueno, creo que tiene posibilidades de sobrevivir, aunque no da mucha información. Veamos los dos últimos... La sinhadre albina diré que vive y el chico bajito pálido que muere.

Después revisaron el resto de habitaciones por si había más cosechados y, en el interior del torreón encontraron otros dos. Uno era un humano por el que Noel apostó por su muerte y el otro...
—Un clinger colgado del techo espiando cual ninja desde el hueco de la escalera. Ni que decir que apuesto por su supervivencia —afirmó con diversión.
Los dos últimos cosechados los habían visto cuando se dirigieron hacia el edificio donde se encontraban espiando y cuando su imagen apareció en la palangana el draco los examinó unos segundos antes de dictar su veredcito.
—La daeliciana suena demasiado repipi para mi gusto, voto por su muerte. Creo que todo lo que tiene que ver con Daelicia me resulta empalagoso por defecto. En cuanto al sinhadre pelirrosa... debe de ser el edeel de la albina, y ya que vienen en parejas también haré mi votación del mismo modo y digo que sobrevive —improvisó sin saber muy bien qué decir.

Cío:

Las voces de todos se mezclaron en el salón, pero la gominola respondió justo lo que quería saber, aunque tuvo que esforzarse un poco para entender apropiadamente sus murmullos. «En los alrededores… por ahí adelante. Hay trampas en la ciudad. Putas. Trampas. ¿Qué cojones es esto, un videojuego?». Que Shaco acabase de mencionar que precisamente solo tenían una vida parecía apoyar la teoría. La teoría de que se estaban pitorreando de ellos. Una cosa era soltarlos en una ciudad llena de monstruos raritos, pero por algún motivo aún no había asociado que estos podían poner trampas. Mágicas. «¿Cómo cojones te salvas el culo de algo así?».

Fue curioso que justo Lara, con el mal comienzo que había tenido ese día, pudiera ser la primera en sacar fuerzas de flaqueza, y ya empezaba a acostumbrarse a lo peculiar de sus discursos, por lo que ni siquiera se extrañó. Solo trató de dejar de pensar en ello, aunque con no mucho éxito. Se apoyó de nuevo en la pared y se cruzó de brazos. Esperaba que no tardase en comenzar el intercambio de comida y él se desentendía de lo que tratasen, pero no fue eso lo que siguió.

Lo que explicó la chica del hocico le sonaba bastante a sí mismo. Puso cara de fastidio, pero no por la estancia de la chica, sino porque él mismo había estado pensando en hacer esa petición sin haber podido siquiera sacar el tema. Ahora había otra persona más con la que compartir entrenamientos y no sabía ni cómo era ni si le caía bien, aunque hasta el momento no había dicho nada que le molestase. Le parecía sensata. Se limitó a aprobar al mismo tiempo que los demás su estancia, con un gesto  «así los hocicos están más cerca de imponerse sobre las narices», y terminó escapándosele una leve sonrisa al escuchar el grito de Lara desde la cocina. A fin de cuentas no estaban en los grupos que estaban por gusto, sino por casualidad. Mientras no les perjudicase no había nada de malo en que se quedase.
—Si subes dos pisos hay dos habitaciones. Las camas sin ropa están libres —dijo a modo de bienvenida para la varmana.

No se había dado cuenta de que Archi estaba hablando de magia con la chuchería antropomórfica hasta que lo llamó para hacer un traspaso de energía. Aceptó sin darle muchas vueltas y le hicieron una demostración. Una vez acabó su participación en el hechizo, se acercó a Lara para tomar un plato de los que había empezado a repartir y se dirigió a la mesa para comer de forma civilizada. Puede que las sillas fuesen insuficientes pero no entendía por qué empeñarse en llenar primero el aforo del suelo. Vació el plato en silencio y sin prisa, mirando de uno en uno a todos los presentes, hasta que empezó a vigilar sobre todo a Ippon. El pequeño todavía no había tocado apenas su comida, parecía pensativo. Tardó todavía un poco más en recordar los detalles innecesarios que había dado el grandote en su narración. «Pobre enano, esto es demasiado para alguien de su edad».



Gael:

Al día siguiente de la visita de Wen, después de haber estado bebiendo, comiendo y charlando todos hasta algo tarde, por fin llegó el día de las clásicas apuestas sobre los cosechados. Estaba deseando ver cómo se iban desenvolviendo, especialmente las que había cosechado él. Primero se decantaron por Maciel, y una vez cerca del torreón repitieron lo que habían hecho con la palangana el año anterior. Con la diferencia, claro estaba, de que él era el único al que recurrían para sacar sangre. Por algún motivo que no llegaba a comprender se sentía incómodo, y no sabía si agradecía o aún le incomodaba más que sus amigos se tragasen las bromas aquel año. Una vez extraída la sangre volvió a refugiarse en el cuerpo del chico pecoso y se desentendió del rubor que se le pudiese haber detectado.

Al revisar la primera estancia, la planta baja, se encontraron a un gran grupo allí reunido, que por lo que habían podido escuchar se trataba de parte de los letarguinos. Después de oir las apuestas de Noel le tocó el turno de hablar y empezó a improvisar.
—El ochrorio parece fuerte, voy a apostar por que vive. La ordesa más de lo mismo —«tiene mucha vitalidad… y seguramente se andará mucho cuidado por tener hijos que cuidar»—. Y los humanos… um… voy a apostar que ambos viven, aunque creo que llevo demasiados vivos para acabar de empezar —añadió con una risa por lo bajo—. Um… la sinhadre entonces, diré que muere ella, aunque creo que es porque su color de piel siempre me da la impresión de que les falta sangre en las venas. A ver, las del pelo rojo, las ulteranas… diría que veo más débil a la del parche, apostaré que muere esa y la otra vive. Y la… ¿es una chica, no? De Daelicia. Voy a decir que muere. En la varmana voy a llevarle la contraria a la estadística —sonrió al mirar a Noel, por lo que había dicho antes—, que viva, a ver si conocemos de una vez a un varmano que no sea Freejey —usó inconscientemente su nombre de cosechado, pues poco trato que tenían con él en los últimos años—. A ver, faltan los de los brazos… los de Irraria. Apuesto por la muerte del pequeño. —Decir aquello le daba más lástima de la que le gustaría admitir—. Y en cuanto a los otros dos, el más bajo vivirá, parece muy interesado en la magia. El más alto voy a apostar que no, porque esos brazos a la larga tienen que ser un lastre, aunque no sé muy bien cómo funcionan. —Decidió que si volvía a ver a Nikolas le preguntaría al respecto, pues le habían llamado mucho la atención—. Me falta… ¿el pálido de pelo negro, no? Pues ese vivirá, ea.

Después de hacer todos sus apuestas revisaron el resto del torreón, por si había algún rezagado que no estuviese comiendo con los demás. Y, por supuesto, allí estaban los fugitivos. Uno era un chaval humano, que estaba apartado en el patio.
—Ni que decir tiene, apuesto por su muerte. Parece muy desapegado del grupo, eso para sobrevivir… —negó con la cabeza—. Bueno, del insecto no sé si decir lo mismo o no, pero por lo que sé su mundo ya es un sitio hostil de serie, así que apostaré por su supervivencia. —Solamente restaban dos, que hablaban fuera del torreón, un poco más allá. Gael se preocupó un poco por ellos, no le parecía muy prudente charlar en mitad de la calle cuando simplemente podían haberse ido escaleras arriba. —En cuanto a estos dos... Creo que opino como Noel, sí, ella muere y él vive.
Escribió la última anotación en el papel que se habían traído y después volvió a tratar de atender a las conversaciones que llegaban desde el interior, tratando de averiguar más cosas de los cosechados.

El tiempo pasa, se produce el intercambio de comida y ya se va a instalar Marsi. Nos invitan a comer y por cortesía aceptamos, me apunto mentalmente el gesto para tener con ellos un detalle similar más adelante. La comida no está mal y las conversaciones agradables aunque no participo mucho en ninguna, me dedico más a escuchar lo que dicen.

Sin embargo el tiempo pasa y pronto se nos echa encima así que toca irse.

-Deberíamos irnos ya si no queremos que nos oscurezca en el camino. Venga, id recogiendo la comida y demás que nos marchamos.- luego me vuelvo hacia Marsi y le digo.- Cuídate y ándate con ojo, que no queremos que te pase nada.

Sigue en el Torreón Letargo.

学徒

Poco a poco la gente comenzaba a recuperar el color y la comida discurrió con risas, conversaciones y gente comiendo. Debido a que él ya habia terminado hace tiempo, se dedicó a participar en las conversaciones que veia bien. Estaban hablando de como prevenir distintas trampas que podria haber ocultas y el aprendiz aprovechó para meter baza e insistir que mientras arrojasen sus armas y se untasen el cuerpo entero con una sustancia sospechosa que puede que fuese barro podrian salvarse de los diferentes peligros que entrañaban los "depredadores". Como de costumbre, no entendieron su referencia y el ruso se sumió entonces en otras conversaciones más triviales. Se ofreció a ayudar a Lhelian a enseñarle a traspasar magia. No estaba muy entrenado en la práctica, pero se sabia la teoria de memoria.
-Si necesitas algo de ayuda con eso, avisadme. Prácticamente me se lo que viene en los libros palabra a palabra.-admitió con la larga y ruidosa risotada.
De sorpresa, la ulterana le habló, diciendole un numero muy grande como para imaginarse la cifra exacta que se le estaban contando. Aparentemente inconexa, tardó unos segundos en los que miró extrañado a la pelirroja hasta que finalmente pilló a lo que se referia. Entonces dejó escapar una risilla nerviosa y, mientras sus mejillas se teñian ligeramente contestó, elevando la voz.
-¿¡Me escuchaste!?-dijo, disparandosele la voz para luego acompañarlo con una risotada.-No era algo serio, no tendrias que haberte molestado...-añadió esbozando una sonrisa un tanto tímida.

Le sorprendio como la primera persona en levantarse habia sido la otra pelirroja. No habia dicho mucho en toda la salida y el aprendiz notó como una oscuridad se habia apoderado de ella desde la última vez que la habia visto, en Letargo. O al menos eso creia. Parecia tener prisa, pero los demás no estaban tan motivados a irse insitu como ella. Solo por ser educado, elaboró una pregunta.
-¿Os vais ya? ¡Yo que pensaba que podria enseñaros mi combo abajo, abajo, adelante, adelante más puñetazo!-exclamó riendo sendamente. Como poseido por una necesidad imperiosa, juntó sus muñecas, con las palmas abiertas formando un sello de energia y, adelantando los dos brazos con fuerza y velocidad, exclamó, metido en personaje:-¡HADOUKEN!-

Nia

Como un año antes, le habian ofrecido a la ulterana el acompañarles en su visita anual a los nuevos cosechados, con el propósito de apostar. Al contrario que el último año, aquella vez le vió el lado positivo a la salida y decidió acompañarles de mucha mejor gana. Una vez ahí y, usando el artefacto prestado de Cain, lograron espiar a los cosechados durante un largo tiempo. Parecia que habian decidido comer todos juntos aquel día. Pudo apreciar a todos y cada uno de los miembros y los que no le dejaron fascinada por ser nuevas especies de otros mundos vinculados, le dejaron desolada. Un año más, Ulterania habia aportado cosechados dignos para la ciudad. De nuevo, todos ibolenses. Una de ellas era claramente una soldado, por la constitucion y ropas. La otra parecia más sosa y callada, pero sus ojos brillaban con ingenio. Nia aun así se encogió de hombros. Se preguntaba si alguna vez volveria a ser cosechado algun ulterano que no fuera ibolense, pues se sentia sola en la ciudad compartiendola con la más seria de su gente.

Mientras los demás hacian sus predicciones, la ulterana puso sus oidos y les prestó atención, pero mientras parecia estar trabajando en algo. En una jaula de madera pequeña como la palma de la mano traia un ser vivo, una polilla. De ojos compuestos de color esmeralda y pelaje verde pasto, liberó a la polilla que voló con el único propósito con el que habia nacido, ir a Maciel. Voló alto, más de lo que deberia. Aquella polilla podria llamar mucho la atencion si alguien se fijaba. Pero por suerte para la ulterana, aquello no duró mucho. Una estirge interceptó a la polilla en el aire y de un bocado la tragó entera. La ulterana hizo entonces una pequeña celebración silenciosa y esbozó una sonrisa victoriosa antes de girarse a los demás para decir su apuesta, pues le tocaba ya a ella. Llena de júbilo, se colmó a ello.

-Está bien... Empecemos...-dijo, antes de revisar cosechado a cosechado.-Empecemos por los humanos... De los tres, voto por el de ojos rasgados, no parece tener mucha union con el grupo y... bueno. Los otros dos sobrevirán. Las ulteranas tambien. Una es fuerte y la otra parece lista. Con la ciudad sin duda floreceran su potencial como ni habrian imaginado. Y... Bien los sinhadres... Quiero pensar que los dos sobreviviran pero... algo me dice que ambos no lo lograrán. De los tres irrenses... Pienso que el más joven no logrará llegar a la luna, pero si lo hace les veo bastante potencial, cada uno por su motivo. Esto... Sinceramente quiero que la ordesa sobreviva, parece maja y además tiene a sus crias consigo, imagino que será más cautelosa por eso. El ochorio, tengo la impresión de que está con la cabeza en otra parte, la ciudad no se lo perdonará, por muy fuerte que sea, así que al hoyo con él tambien.-dijo. Su voz sonaba monótona, pero sincera. De verdad parecia que se lo estaba tomando en serio cada decision, intentando ser crítica y objetiva pero, todos los presentes sabian lo suficiente de Nia que no deseaba la muerte de ninguno de los que estaban en el torreon. Si por ella fuera se aseguraria que nadie muriese, pero solo podria observar. Tras espaciarse unos instantes, prosigió.-La varmana creo que tiene potencial, digo, la ciudad puede moldearla mucho. No parece muy fuerte, pero tiene pinta de ser de esas personas adaptables, aunque parece algo insegura. Voy a ser optimista y decir que vive. El clinger tambien, parece un superviviente nato, aunque quizas eso le produzca problemas con el grupo. Parece tan despegado de él como el humano de pelo blanco. Y, hora de ser cruel, pero creo que las dos daelicianas no lo contarán para la luna. Son carne bastante débil. Como yo lo fui...-dijo, algo entristecida. Apartó aquel pensamiento sacudiendo la cabeza.-¡Bueno! Esas son mis apuestas, a ver que suerte corro este año.-dijo, dejando escapar una risilla moderada.

Jack
Habíamos dicho de ir a visitar a los cosechados para hacer las apuestas, así que aquí estábamos. Como la ocasión anterior, me colé en forma de humo, pero estuve apenas unos segundos debido a que estaban todos los macieleros y la mitad de Letargo en el interior <<Muchos ojos, fuera, fuera>>

Volví con los de la palangana y escuché sus elocubraciones. A cada voto a favor de alguna supervivencia negaba con la cabeza.

-Hmm... Pues yo, sin que esta pasada Luna en compañía de novatos suicidas y locos influya, apuesto que todos mueren. Sinhadres incluidos, por supuesto.-dije riendo.

Era broma, por supuesto, pero iba en serio la apuesta, ya que... Si todo iba bien, perdería. Y si ganaba pues tendríamos un problema: criba no superada. Pero había un gran número de cosechados, perdería fijo.

Alice
Entre tanto, Sura dijo de salir, para evitar que se nos echase la noche encima. Sólo faltaban un par de platos y que Lhelian acabase con la duda de magia. Cuando acabé lo mío, me acerqué a la varmana.

-Bueno, chica, pásatelo bien, aprende mucho y luego nos enseñas.-lo acompañé de un abrazo con fuerza. Al separarme, miré a los macieleros.-Vosotros, cuidádmela, o el Ragnarok os parecerá una gominola comparado con lo que os encontraréis. Preguntadle a Shaco si tenéis dudas.-dije con tono serio y entrecerrando los ojos para luego reírme.-Ale, que tengáis buen día y hasta la vuelta.

Dicho eso, recuperé mis armas y me apresté a salir cuando el grupo estuviera listo.
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Agradeció que Archi se lo explicara, lo mas entendible posible y apunto lo que le dijo este no fuese a olvidarsele para comentarlo luego en Letargo. Tras aquella corta conversación la comida fue servida y Dhelian agradeció tanto la comida como el recibimiento que recibieron, evidentemente ayudo con la limpieza cuando terminaron la comida, que Lara incluso había preparado con miel para Korasihanna y el con total detalle. Tras finalizar la limpieza de utensilios usados Surasara hablo y comentando sobre la marcha a Letargo, antes de que la noche, aquella oscuridad total les alcanzara antes de llegar al torreón. Dhelian espero que Alice se despidiera de la varmana antes de acercarse a ella.

-Cuídate mucho, Marsi- murmuró Dhelian hablando en serio, tal vez tenia una relación un poco tensa, diferencia de opiniones a veces, pero no le deseaba nada malo a la varmana. Antes de alejarse junto a sus compañeros que ya se marchaban le dio un fuerte abrazo y le sonrió un poco antes de mirar al los macieleros- Cuidaros también ustedes, nos veremos pronto- añadió despidiendo con un gesto de Shaco de forma personal y de Lara antes de salir finalmente del torreón con los demás, buscando a Korasihanna con la mirada en cuanto salieron por la puerta. Allí seguía junto a Nero, hablando de a saber que cosa, así que se acerco a la pareja sin prestar mayor atención a lo que se estuvieran diciendo.

- Perdonad por que interrumpa la conversación. Korasihanna ya nos vamos, para que no te quedes atrás- aviso a la daeliciana de la vuelta a Letargo y de paso observo detenidamente a Nero de cerca, el cual sino fuera por el tono de piel y la falta obvia de orejas, podría pasar por un daeliciano con los colores tan vivos de cabello y ojos. Realmente en su mundo habría atraído bastante la atención, como ya parecía hacer con la daeliciana. Tras decir aquello se alejo de vuelta con el resto esperando a que su compañera se les uniera pues dudaba que quisiera permanecer en Maciel.

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- No fue nada.- porque realmente, no había supuesto verdadera dierencia en su torreón. Los dos parecían igual de interesados en saber cosas sobre el otro torreón, pero Nero había terminado con su generosidad y no pensaba dar ninguna información relevante más.- No todos entrenamos, y no todos hacemos magia. Hay variedad.

La niña flor era relamida y melosa al hablar, y aunque Nero solía asociarlo a falta de inteligencia (al menos, solía suceder en las chicas jovenes y ricas) no parecía tonta. Tratar con estupidos era tedioso, y se hacia si era necesario, sin más. Al menos Metro y Medio resultaba una minima distracción.

- La proxima vez que vengas, deberías entrar. Xalkoth no se atreverá a herirte, y nunca sabes cuanto tiempo pueden estar dentro tus compañeros.

Korasihanna

Escucho la pobre explicación sobre las habilidades de sus compañeros y saco una media sonrisa. -En la variedad esta el gusto.- Digo despreocupadamente. Miro al chico crugiendo los dedos. -Un día tenemos que salir todos a dar una vuelta. O a echarnos una carrera. Parece que tienes buenas piernas.- Digo señalando los pies del chico. -Suelo respetar a la gente que puede batirse conmigo.- Tras decir eso suelto una pequeña risa inocente. En ese momento comienza a haber movimiento en la puerta del torreón, parece ser que ya por fin han decidido salir y dar por terminada la visita. -Gracias por el ofrecimiento. Pero prefiero estar alejada de esa cosa. Me pone enferma el solo recordar esas patitas y esos ojos raros.- Digo fingiendo un escalofrío. -Aunque si tengo suerte me pasaré algún otro dia a conversar largo y tendido contigo. Me caes bien, Nero.- En ese momento mis compañeros llegan a nuestra altura y tras despedirnos del chico ponemos rumbo al torreón.

-Podemos pasarnos después de dejar las cestas en casa por el otro torreón. ¿No creeis?- Digo de bastante buen humor. El chico ha conseguido levantarme el ánimo en ese mundo. Al parecer, hay gente interesante en la ciudad.

Matt

El día de visitar a los cosechados por fin ha llegado. Nos hemos encaminado todos a ver primero a los nuevos habitantes de nuestro antiguo torreón. Seguia sin hacerme mucha gracia apostar por sus muertes pero era la oportunidad perfecta para verles. Con el aparato que nos han prestado se puede ver a los habitantes. El ver a la cosa pequeña me hizo soltar un profundo gritito de pérdida de dignidad mientras junto las manos. -Aaaainsh. ¡Que cosa más salá! ¿De dónde deciais que eran esos furbys?. Yo digo que eso tiene que vivir. Una cosa tan salá tengo que conocerla.- Al ver a los humanos me rasco la cabeza intentando elegir cual de ellos tiene que morir pero al final maldigo a mi buena persona interior y acabo declinando por que todos sobreviven. Al ver al gigantón le señalo y me rio.-Madre que mole. Ese tiene que caer porque es una diana a lo bestia. Ese no voy a decir que muere pero si que no acaba entero la criba. Porque sí, soy asi de mala persona.- Le toca el turno al otro chico que está mas apartado y a la chica sinhadre.- Pues es que la verdad el blanco de la chica me gusta, aunque tiene la mirada un poco como si estuviese en su mundo. Pero sigo diciendo que deben sobrevivir. Aunque.... ¿Donde esta su pareja? No me digas que ya ha caido alguno...- Digo fingiendo preocupación. -Bueno, el chico muere, venga. Liémonos la manta a la cabeza. Muere, pero muere de manera bonita.

Las dos ulteranas son las siguientes en captar mi atención por lo que se convierten en las próximas en ser juzgadas. -Yo digo que de las dos una va a caer. Por copiarle el pelo a la otra. ¿Habeis visto las tetas de la otra? Esa muere por que con tanto peso correr y meterse por huecos le va a ser complicado.- Remato riendo señalando sus protuberancias. Mis ojos saltan ahora al trío semi robótico. -¿Irrenses decís que se llaman? Yo creo que tener brazos duros y fuertes es una cosa a tener en cuenta. Yo digo que... Dios. Esto es complicado.- Digo rascandome la cabeza. -Venga, vive, muere y se queda sin los dos brazos.- Digo señalando al mayor, al pequeño y al mediano

Al ver al bicho pegado al techo pongo cara de asco y hablo. -Hostia que asco. ¿De donde decis que es la cucaracha? Este golpe hay bichos que no he visto nunca. Yo creo que si se mantiene lejos de zapatos e insecticidas... no, me niego. Eso muere.- Llega el turno de la daeliciana y, cruzándome de brazos niego con la cabeza -Esa muere, además de una manera super indigna y dolorosa.- Digo de manera seria en contraposición a mis palabras. -La varmana tiene que vivir. Ya es hora de que alguno lo haga, ¿no?- Digo mirando a todos. En ese instante la imagen de los apartados sale en la palangana por lo que arrugando la nariz los señalo. -Y ahí tenemos a dos futuros cadaveres. Una por rosa y el otro por estar con la peliverde y alejarse de su compañera para irse con eso. Ya le he pillado el sentido a la cara de la abina la pobre mía. No entenderá que se vaya a solas con la tíaa del pelo verde. Ademas tiene una pinta de inocente la hija de puta.- Digo arqueando las cejas. -Esas son las peores.

La buena acogida de su comida improvisada hizo que a Lara casi le dieran palmas las orejas, literalmente, y la pregunta de Marsi bastó para que Lara acabara de hincharse de orgullo.

—Claro, mira: estos son Zaende Pi y Taz 73—Lara señaló primero a un bebé con el pelaje gris oscuro y después a otro negro con lunares rojos, los dos que habían reaccionado al olor de la comida—. El resto están dormidos, pero si te asomas seguro que los puedes ver—abrió el marsupio y le señaló a los tres que estaban acurrucados dentro—Yara 3, Rica 5 y Randa 17—acabó de presentarlos.

Las palabras de Lhelian consiguieron darle un subidón de ánimos a la ordesa, que no supo cómo contestar al agradecimiento. <<Estoy subiendo los ánimos a personas desesperanzadas, que saben que podrían morir en cualquier momento casi sin la oportunidad de defenderse>>. Así pensado, le pareció toda una hazaña digna de los mejores caballeros de novela. Todavía le costaba creérselo y en el fondo era consciente de que podrían ser poco más que una reunión de máscaras.

Cuando acabó de comer, trató de amenizar en lo posible la junta, haciendo comentarios totalmente aleatorios a los diferentes temas de conversación que hubiera. La sugerencia que hizo Alice de pasar unos días en otro torreón no le disgustó, pero no tardó en rechazarla por cuestiones obvias.

—No puedo arriesgarme a sacar a los niños, pero vosotros estáis invitados a venir cuando queráis. Y no tengo mucho que enseñarte en la cocina, solo hazte un dado y el resto es cuestión de Suerte.

Finalmente, los letarguinos decidieron irse y Lara fue despidiéndose de todos.

—No os preocupéis por Marsi, que si alguno de esta torre le hace algún mal intencionado, el ragnarok ese se os va a hacer poca cosa en comparación a la sarta de palos que se va a llevar de mi parte—bromeó antes de que se fueran. Una vez quedó el comedor despejado de invitados, Lara se acercó a Ippon, que no había probado bocado de la comida—. Tienes que comer para estar fuerte, Ippi—le reprendió con poca seriedad. El acortamiento de nombre fue espontáneo. Seguidamente se dirigió hacia Marsi—¿Te enseño las habitaciones?—se ofreció—. Seguro que la mía te encanta, es la que menos gente tiene, por los bebés, pero ahora hay un dibujo genial en la pared (…)—Lara tenía cuerda para rato.

……………….

Giz no podía faltar a la jornada de apuestas. Todavía tenían que ver la resolución de las anteriores, pero ya no podía retrasarse más la visita a las de este año. El goliat se dedicó a observar las escenas en silencio, haciendo sus cábalas mentalmente. No fue hasta que no parecía que los habían visto todos que se decidió a hablar.

—La ordesa sobrevivirá, pero sus hijos mueren. De los tres irrenses solo morirá el que tiene los dos brazos mecánicos; votaría también por la muerte del que tiene uno solo, pero parece que se le da bien la magia. De los tres humanos, morirá el que estaba solo, no parece que se relacione bien. El ochrorio del tamaño de una montaña también sobrevive, tiene toda la pinta. De las dos ulteranas, solo sobrevivirá la del parche. De los dos sinhadres, el pelirrosa. La varmana llegará a la luna, ahora que los dos sendarios del año pasado rompieron la maldición—la mayoría de sus suposiciones se basaban puramente en el azar. Hizo una pausa para respirar, más que para acabar de pensarse las apuestas y siguió—. El bicho morirá, el carabés vivirá y, finalmente, os llevo la contraria a la mayoría diciendo que ambas daelicianas sobreviven.

Keiria:
-No ha sido ninguna molestia -le dijo al humano mientras observaba como los letargunis iban poniéndose en pie para regresar a su torreón. Surásara había sido la primera en decir que era hora de irse, y prácticamente era lo único que había dicho desde que había llegado. Keiria la notaba distinta a la primera vez que la había visto, como si hubiera cambiado algo en ella, pero no sabría decir que era. La muchacha se puso en pie y llevó su plato hasta la cocina, donde lo fregó y lo dejo en sus sitio.

Después de las despedidas de rigos, la planta baja se quedó vacía de invitados, exceptuando la presencia de Marsi. Lara se había acercado a Ippon, que parecía asustado desde que el ochrorio les había contado lo que le había pasado a Neith. Apenas había probado bocado, lo que también preocupo a la pelirrooja, pero dejó que la ordesa convenciera al pequeño irrense, tenía mejor mano para tratar con niños. Ella bajó a las mazmorras mientras tanto y subió el puente de nuevo, quitándose el parche y regresando con sus compañeros. No parecía darle importancia al hecho de que la varmana se había quedado con ellos y podrá ver su ojo oscuro, solo se dejaba llevar por el impulso de ocultarlo cuando había algún ulterano cerca.

Vac:
El invocador no había asistido a las apuestas, pero les había dejado una especie de palangana con la que poder observar el interior de los torreones. El hado escuchó las apuestas de sus amigos mientras echaba un vistazo a la remesa de sangre nueva que había llegado la noche de Samhein. Alguno de los cosechados llamó su atención, por uno u otro motivo, y cuando Giz terminó sus apuestas, el griego procedió con las suyas.
-Todos los de Letargo mueren, los de Maciel por el contrario viven -dijo con una sonrisa distraída que no se reflejaba en su tono de voz plano.

Jack había sido mas drástico, y en un principio Vac iba a votar lo mismo que él, pero como el alemán se le había adelantado, le había dado otro enfoque a la situación. Sería interesante que solo uno de los dos torreones sobreviviera a la criba, daría bastante que hablar. Por otra parte aun quedaban las apuestas de Sendar, pero eso era harina de otro costal, pues todo el mundo sabía que eran unos malditos enchufados. Tenían acceso a la magia mucho antes que el resto de cosechados, y su índice de supervivencia solía ser mayor. No era justo, pero pocas cosas en aquella ciudad lo eran.

Marsi se asomó al marsupio y allí vio a los pequeños durmientes que no habían acudido a la llamada de la comida. Seguramente no se acordaría de sus nombres, pero el hecho de que los tuvieran, y el verlos moverse por su cuenta y reaccionar ante el mundo los hacía más personas, y a la varmana le daba un escalofrío al pensar donde se encontraban y lo frágiles que eran.

Se despidió por fin de sus compañeros, que salieron de vuelta a Letargo llevándose con ellos los alimentos que les correspondían (la miel de las niñas fruta y ya). Antes de eso ayudó también a recoger, y cuando Lara dijo que se ocuparía de cualquiera que intentase hacerle daño, sonrió. << Se supone que he venido para dar yo la sarta de palos>> pensó divertida.

-De acuerdo- respondió a la propuesta de la ordesa, y cogió su escaso equpaje para seguirla escaleras arriba.

Marsi se preguntaba por qué había tan poca gente en su habitación, aunque posiblemente los bebés tuviesen algo que ver. Aún así decidió que sería allí donde dormiría, pensando que era el sitio donde menos molestaría al resto.

-Dormiré aquí- dijo dejando su mochila en una cama vacía.

- Me toca. - exclamó la vouivre y observó a los cosechados sobre los que sus amigos ya habían apostado.-  Sobra decir que todo daeliciano o daeliciana que aparece o vaya a aparecer es un cadáver para mí. - informó en un principio.- La ordesa diré que vive, es una madre irresponsable, pero no ha abandonado a sus hijos. - siguió.- Creo recordar que la vez anterior aposte por la muerte de las varmanas. Esta vez le voy a dar un voto de confianza a esta, así que digo que vive. Pero la mole de carne ochroria muere, no creo que pudiera escapar de un monstruo corriendo aunque quisiera. Para compensar la muerte de todo daeliciano, diré que todo humano vive, especialmente la chica. La ulterana del parche muere y la otra… casi que también. De los irrenses muere el de los dos brazos metálicos y lo digo por su bien. Con lo graciosa que es la luna, seguro que lo transforma en algo que le haga perder los metálicos y que no tenga regeneración. El escarabajo pelotero diré que muere y uno de los sinhadres también… la chica, por ejemplo. Todavía no he tenido trato con la parte masculina de ese mundo. ¿Quién me queda? El carabés… le dejo vivir. - sentenció finalmente la vouivre.

Sigue en el Cuchitril.

Cuando terminó de comer se quedó en la silla simplemente escuchando conversaciones a su alrededor. Los del otro torreón estaban ya a punto de irse, y al despedirse hizo un gesto con la cabeza para todos en general.
—Hasta la próxima.
Al último al que se quedó mirando mientras se iban fue al grandullón rarito. Realmente era extraño que, aunque lo soltasen, se lo hubiesen traído. Le sorprendió que nadie lo comentase, pero viendo que no había pasado nada, salvo el incidente de su falta de escrúpulos, se abstuvo de decir algo al respecto. Se fijó en que Ippon por fin comía cuando ya Lara se llevaba a la del hocico escaleras arriba. Sería raro tener a alguien diferente por allí, pero no necesariamente malo. Eso le recordó que era el momento idóneo para decirle a Shaco lo que no había podido en toda la semana. A fin de cuentas parecía estar de buen humor y soltando sus incoherencias de siempre.
—Oye —lo llamó acercándose, sin saber muy bien por dónde empezar—. Ahora que has empezado a entrenar otra vez… y ya que ha sacado el tema la… —señaló escaleras arriba, incapaz de recordar el nombre de la varmana— invitada, ¿podría empezar a entrenar contigo?
En su cara se podía notar que dudaba al preguntar, incómodo por tener que hacer esa petición. Sin embargo prefería hacerla en ese momento que no acercarse al patio y acoplarse cual marginado de la clase. Además le ponía nervioso lo torpe que pudiese terminar resultando. De hecho, el nerviosismo le hizo toquetear su ordenador, pero se detuvo a tiempo cuando estaba a punto de encender la pantalla holográfica distraídamente.

学徒

Cuando todos los letarguinos se fueron, Marsi, con ayuda de los macieleros se instaló con relativa facilidad. Estirandose, el aprendiz preveia una intensa tarde de entrenamientos. Como si fuese la primera señal de su premonición, Cio se acercó a hablar con él. Parecia dispuesto a querer entrenar con él pero algo inseguro de que no le iba a dejar. Por su parte, el aprendiz le escuchó hasta el final pero no pudo evitar adoptar una postura gatuna cuando el irrense intentó llamar a la varmana por su nombre. Unos escuetos "miaumiamiau" brotaron de sus labios mientras el otro terminaba. En cuanto lo hizo soltó una larga risotada.
-¡Por supuesto! ¡Tú y los que querais, claro!-le dijo con tono amigable mientras le palmeaba un hombro, aunque fuese metálico.-Qué, ¡por cierto! ¿Cuando querriais empezar?-planteó la pregunta.

Nero se despidió con un gesto amable al grupo y entró desperezandose. "Dia social", se dijo mirando con pocas ganas la comida después de un primer bocado. Por como solian cocinar Ri o Kei, dedujo que era obra de la madre peluda.

- Me han dicho que teníamos una huesped. ¿Donde está?- Anriel señaló escaleras arriba en silencio, y Nero subió a ver a la nueva. Recordaba aquella chica bestia, varmana por lo que había leido de su libreta y con el pelo más sinhadre de toda la cosecha, si exceptuaban a las niñas flor. Estaba dejando las cosas sobre una cama vacía, en la habitación de Lara.- Oh, hola. Ya me han contado que te quedabas. Solo venía a darte la bienvenida.

Anriel, en el piso inferior, había podido oir la conversación entre el irrense y Shaco. Prefirió dejar a Cio marcharse después de obtener las respuestas que necesitase y se acercó al humano para plantearle algo antes de perder la oportunidad.
- A mi me gustaría pelear contigo, como práctica.