Torreón Maciel (Archivo V)

Recuerdo del primer mensaje :

El único que comentó fue el insectoide, mientras que tan solo se ganó las miradas reprobatorias de los demás. No tardó en contestar al clinger.
-Quizás no será agilidad en tu planeta, Kamen Rider. Pero en mi planeta la agilidad es lo que te permite, por ejemplo, minimizar el daño de una caida, el accionar ciertos aparatos, abrir algunos temas de conversacion o el poder cargar con más o menos peso... Eso solo en ocasiones, claro que luego está la fuerza.-meditó unos instantes.- Luego tambien, a veces, el tener agilidad, implica que puedes potenciar tu velocidad, pero solo si no sabes decir otra palabra que el nombre de tu especie... Es un concepto bastante raro...-
Tanto Lara Croft como el clon de geonosiano tuvieron una breve discusión sobre que camino tomar. Aunque le doliera, el clinger tenia razón sobre el tema, pero la propuesta de Lara Croft era ampliamente más interesante y divertida. No vaciló en aquella ocasion y tomó la inciativa, mientras todavia tenian la discusión reciente.
El joven ruso abrió el camino del grupo. Aunque el insecto alienigena habia desbaratado sus planes la otra vez, él ya sabia a donde se dirigian y el guiar al grupo no le costó mucho, sobretodo teniendo en cuenta que en cuanto se habia callado, todos habian decidido unanimemente pasar de él.

-Estupidos Heart Ratings...-dijo en voz baja, al comprobar lo bajos que estaban. La tabla se extendia en siete columnas y, más abajo de cada una, una cara simpática dibujada que representaba a cada uno de los miembros del grupo. Justo debajo de esta, habia un número. Las columnas se llenaban de corazoncitos palpitantes dependiendo de este y, en estos momentos el número en todos era cero o cercano a este.

>> ¿Por que no me quieren? Soy adorable hasta el estandar de adorabilidad mortal -3-
>> Parece que va a llevarte un tiempo el entender el porque.

Pronto logró vislumbrar, en la lejania, el que era su objetivo actual, a donde les estaba llevando. Era un lugar algo desolado y tétrico. El último piso parecia estar construido con huesos de algun animal gigantesco. Aquello le dio un escalofrío. Unos olores le llegaron a la nariz. Una mezcla de olores que no podia distinguir unos de otros, pero que no olia igual que el resto de la ciudad. Algo perplejo, se fijó en las múltiples aves que sobrevolaban el torreón.
-Hay un nido de pajarracos.-les señaló, para indicarles que la cantidad de aves que iban y venian al torreón no era normal. Un mal presentimiento se acogió dentro de él. No le gustaban los pájaros negros.

Atravesaron los muros, franquearon el portón roto y finalmente llegaron a la puerta. Por el patio, habia huesos enormes repartidos. Algo le decia que fuera lo que fuera que hubiera pasado en aquel lugar años atrás, habria merecido más de una historia buena y graciosa. Se apoyó en la puerta de la entrada, como para intentar forzarla de alguna manera, para descubrir que en verdad estaba abierta. La pesada puerta se abrio con un chirrido y les abrio al que seria su nuevo hogar durante los próximos meses.
El joven atravesó el umbral con la mandibula colgándole y una expresión de pasmo increible, al contemplar lo que contenia la primera sala. Casi sin pararse a respirar, agarró las escaleras de caracol e intentó escalar de ellas, extasiado por aquel lugar. El metal rechinó y le hizo quedarse congelado con un pie sobre la barandilla. Quizás no seria muy sabio subir las escaleras del modo divertido. Lentamente, bajó el pie y subió las escaleras, al principio con un poco de duda pero luego aceleró el paso, hasta que se convirtió en una carrera, otro juego más.
Se paseó por la segunda planta, explorándolo todo, las camas y el escritorio con la silla a toda velocidad, emocionado por descubrir aquel lugar, dejó escapar una risilla divertida. Corrió de vuelta por las escaleras y llamó a los demás por la escalera para que subieran tambien para, a continuación, volver a retomar la subida por las escaleras como un crio que iba a abrir sus regalos de navidad.
Llego al tercer piso y no pudo hacer otra cosa que dar saltitos y retozar de felicidad. Aquella parecia ser un piso dedicado a entrenamiento. Asi que dedujo que pensaban, como mínimo, darles las herramientas para entrenar. Feliz, no tardó mucho en explorar el resto de aquel piso, porque de verdad tenia ganas de subir a la cuarta y última planta.
Cuando llegó, vio lo que esperaba ver. Infinitud de pájaros negros apuntando sus pares de ojos hacia el enclenque joven, intentando analizarle para saber si era una amenaza. Dejó escapar un grito ahogado de una mezcla de sorpresa y terror para entonces retroceder sobre sus pasos.
Bajó las escaleras, positivamente más feliz de poder alejarse de aquella cuarta planta cuanto antes y avisó a todos los que encontró que no debian acercarse a la cuarta planta, para luego describirles lo que vio.
Finalmente, de nuevo en la planta baja, se giró hacia los que estaban ahí presentes.
-¡Tenemos camas y un piso de entrenamiento! ¡Y hasta puede que un remake malillo de una peli de las de Hitchcock! ¿Habeis encontrado algo interesante por aquí abajo?-

Se quedó en el techo, tras la puerta, mientras atendía a lo que pasaba. Cuando miraban en su dirección escondía la cabeza, y en una de esas veces debió de no reaccionar a tiempo, ya que posteriormente Cío le descubrió. De todas formas la conversación ya había terminado, así que no importaba.
-Si. Curiosear es divertido, normalmente.

No tuvo tiempo de decir mucho más, porque en ese momento se escuchó un silbido. Durante un instante el insecto no comprendió, pero luego de hacerlo se puso en alerta. -No...-
El irrense no parecía haberse dado cuenta aun de lo que pasaba, pero Xalk si. Un silbido implicaba gente, gente implicaba visita, y solo les visitaban de Letargo, lugar donde no había hecho amistades precisamente. “Acción evasiva”

Cuando Cio vuelva a mirar a donde estaba Xalkoth ya no le verá. En el tiempo en el que se preguntaba por el silbido, el clinger se había dado a la fuga.

Keiria escuchó con atención a Shaco, asintiendo cuando le dijo que de momento no habría prácticas uno contra uno. Estaba de acuerdo, no se fiaba de si misma, y no quería hacer daño a nadie o hacérselo a si misma.
-Por supuesto -contestó al pelinaranja, devolviéndole la sonrisa y cogiendo el bisento. Lo sopeso entre las manos con cuidado de no golpear la hoja con nada, volteándolo con suavidad y probando un par de movimientos sencillos entorno a su cuerpo, haciéndolo girar entre los dedos. La pelirroja estaba ensimismada, totalmente absorta en el sonido que hacía el metal al cortar el aire. Viendo la escena desde fuera sorprendería la facilidad con que lo movía, como si el arma pesara mucho menos de lo que aparentaba. Su técnica sin embargo era inexistente, y la pelirroja se sabía nula en el manejo del armamento que había escogido mas allá de la sencilla verdad "se clava por la punta".
-Vamos allá -dijo por fin tras volver a la realidad, apuntando el filo hacia el suelo y acercándose hasta donde estaba el aprendiz.

El humano empezó con una postura sencilla que la ulterana imitó, y Shaco estaba apunto de señalarle los fallos cuando un fuerte silbido llegó desde el otro lado del muro. Keiria intercambió una mirada confusa con el pelinaranja y permaneció en silencio, escuchando con atención.
-Oh, parecen los de Letargo -le dijo al aprendiz tras unos segundos, creía haber reconocido alguna de las voces. Dejo el bisento a buen recaudo y se apresuró hacia las mazmorras. Una vez en ellas puso en marcha el mecanismo que bajaba el puente, aprovechando el intervalo de tiempo que tenía antes de regresar a la superficie para ponerse el parche. Tuvo que rebuscar un rato en los bolsillos, pues hacía bastante tiempo que no lo usaba, pero por suerte no lo había dejado en la habitación.

Una vez estuvo segura de que el puente estaba bajado, la chica subió de nuevo las escaleras y se asomó por la puerta que daba al salón. Los letarguinos ya habían empezado a entrar, pues Nero había abierto la puerta.
-Buenos días -le devolvió el saludo a Marsi con una ligera sonrisa mientras se sacudía el polvo de la ropa y procuraba no estornudar.

Nero abrió la puerta para los recién llegados, paseando la mirada por todas las caras sin detenerse más de lo necesario. Al fondo distinguió la pequeña figura de la niña lila. Dedujo por qué se quedaba atrás pero preguntó de todos modos:

- ¿Piensa Kora quedarse en las afueras todo el tiempo? Diría que Xalkoth ya se ha calmado desde entonces.

Esperó educadamente una respuesta y añadió con un deje despreocupado: Bueno, al menos me acercaré a saludar. Me da cosa que este plantada ahí.

"lo que es gracioso, porque parece una flor de jardín." dijo con cierta burla mental, antes de acercarse a la chica. "Bueno, esperemos que Metro y Medio no sea una perdida de tiempo. " No le hacia gracia perderse las visitas.

- Las vistas de nuestro torreón dejan que desear por dentro y por fuera, pero estoy seguro de que dentro se está más comodo.- esperó que contestasen, con las explicaciones que fueran necesarias, y añadió.-  Si quieres entrar a saludar, yo me quedo con Kora un rato. Tranquila, no la voy a apuñalar.- dijo tirando de encanto, y sonrió con tranquilidad. Hablar con ella a solas tendría mas valor que simplemente saludar. Estaba seguro de que la chica de jardin tenia un asunto pendiente con él, y a Nero siempre le había gustado tener las cosas cerradas.

Archime asintió ante las palabras de la ordesa. Su petición le recordó que el resto también la llamaba Lara a pesar de que ella no parecía habérselo pedido, por lo que con el fin de normalizar su forma de hablar sin duda era una buena idea incluír elementos como acortar los nombres. Además, al contrario que la primera vez, en esta ocasión Lara 37... No, Lara, había especificado una preferencia.
—De acuerdo, Lara. En cuanto a... la levitación. Podríamos comenzar mañana... —sugirió.
Estaba preguntándose si debería añadir algo como "te avisaré" o alguna aclaración por el estilo, cuando oyó el silbido. Pronto supieron que los habitantes de Letargo venían de visita y el biomecánico, al ver que Keiriarei ya descendía al sótano para encargarse del mecanismo, permaneció en el sitio esperando a que entrasen, por si habían ido a comunicarles algo de interés.

Entraron algunos de los cosechados del otro grupo y Archime observó al ochrorio con curiosidad. La varmana había dicho que lo mantenían encerrado en la mazmorra la última vez que estuvieron allí, por lo que habían debido de acordar liberarlo. Fue la propia peliverde la primera en saludar y el biomecánico se quedó callado como siempre. Hasta que recordó que normalmente se devolvían los saludos, y tal vez debería a comenzar a incluír aquel tipo de protocolos en su forma de proceder.
—Hola... —respondió sin alzar mucho la voz.

Siguió paseando la mirada por los presentes disimuladamente hasta que topó con Alice. Ella también había dicho que su planeta de origen se llamaba Humania. Aquella mañana Shaco ya parecía encontrarse en el estado de siempre, pero ella, que no actuaba de forma tan extravagante como su compañero, también había mentido sobre aquello y no comprendía muy bien el por qué.
—Según las notas del cuaderno de Marsi, vuestro planeta se llama la Tierra —dijo finalmente tras titubear unos segundos acercándose a la humana y retorciéndose las manos con cierto nerviosismo.

Llegamos al los aledaños del torreón y me paro en seco dejando claro que me niego a continuar acercandome más a la torre y, sobretodo, al bicho. Con la excusa de buscar trampas en los alrededores Surásara y yo nos quedamos fuera de la torre.

Desde la lejanía veo como las chicas entran en el torreón para resoplar esperando a que acaben rápido para salir de alló. Voy detras de Sura poniendo un pie delante de otro tarareando mientras miro las casas derruidas de la zona. -¿No te parece increible que lo unico que es medianamente bonito y cuidado en la ciudad sea lo que en el fondo es mas horrible? Estas casas derruidas me tienen cansada.- Digo con desgana mientras me estiro al caminar.

Las palabras de otra persona ajena a los dos me sobresaltan haciendo que me gire con las manos en las dagas. Me relajo al ver que es Nero, el salvador, el que se esta dirigiendo a nosotras. Sonriendo me adelanto para saludar con la mano y una sonrisa. -Algunas visitas son mas agrias que otras.. o incluso punzantes. Por eso me prefiero quedar aqui dando una vuelta.- Mentia, no he entrado por evitar nuevos enfrentamientos con el insecto. Nadie me asegura que sean mas que nosotros y que estén mejor preparados que los que vinieron a vernos. Su nivel de magia era superior al de las chicas por lo que parece.

Sonrio ante la oportunidad de poder hablar a solas con el chico pero solo habia un problema. La ulterana se encontraba estorbando ahora mismo por lo que sonriendo contesto al chico. -Él tiene razón. Podrias ir a echsrle un ojo a las chicas por si tuvieses que echarles algún tentaculo. Me gustaria saber si Xlat esta en el torreón que no se dedique a soltar cuchillos como le suele gustar a él.-

En ese momento me giro para ver la cara de la chica y guiñándole un ojo le hablo. -Además creo que ya he demostrado que sé ciudarme solita.- Digo intentando dejar sutilmente claro que quiero que la chica me deje a solas con mi salvador

Lara estuvo a punto de preguntarle a Archi por qué le costaba tanto hablar en ese momento. En el estudio lo habia visto bien, pero parecía que le lengua se le anudara cada tres o cuatro palabras.

—Miraré que no se me solape con la hora de mis otras actividades extracurriculadas y te mandaré a mi escudero a avisarte si procede—bromeó Lara, insegura de estar usando bien la mitad de las palabras. Lo que tardó en desayunar, siguió dándole vueltas al sueño de esa misma mañana.

Los ruidos de fuera la sacaron de su ensimismamiento y la ordesa se acercó a la entrada para dar la bienvenida a los letarguinos. La visita le hizo suficiente ilusión como para que se olvidara de la pesadilla de momento.

—¡Aletargados! ¡Qué alegría veros!—su expresión cambió de golpe al ver al violador entrando por la puerta, pero no dijo nada. <<Le estamos dando una oportunidad a Xalk. Ellos deben de estar haciendo lo mismo con el tótem este...>>. Se vio tentada a buscar al bicho y decirle que bajara, que si el violador entraba, él no tenía por qué faltar en su propia torre, pero luego decidió que no era buena idea—¿Qué... tal la semana, chicos?—preguntó, recuperando su buen humor.

La otra chica se fue con cierta reticencia pero aun así estaba satisfecho. Sonrió cuando aceptó marcharse y esperó en silencio a verla desaparecer. "Las mujeres mejor de una en una."

- ¿Por que venir para quedarte en la entrada? ¿O teneis pensado algun otro destino después?

Por fin llegamos al torreón, sin imprevistos de ningún tipo. Avisé a los del interior con un buen silbido y un par de gritos fácilmente identificables.

-¡Las águilas! ¡Vienen las águilas! Así Shaco sabrá quiénes somos.-argumenté, un poco más animada que cuando salimos.

El puente bajó, Nero salió a recibirnos y, una vez dentro, pude ver a Archi, Shaco sobre el... Uh. El bastón o palo que solía usar... Lara, Keiria y, en la cocina, Ippon y Ri.

-Hola, holita, vecinitos.

Lo primero que escuché del interior fue al irrense, el cual se dirigió directamente a mí con algo que no pudo sino sacarme una sonrisa. Pero la borré rápidamente al notar cierta seriedad en el asunto. <<¿Shaco no le ha dicho aún que fue de broma? Anda que...>>
-Ah, eso... Es verdad. ¿Te molestó? Fue una broma... Pensé que Shaco te contaría la verdad poco después, lo siento.

En cuanto a lo segundo, de parte de Lara, no supe qué responder, así que miré a mis compañeros, dudando.
-La... ¿La semana, dices? Pues... No... Eh...

La reacción de Marsi me quitó las ganas de mencionar nada, pero... <<¿Qué digo entonces? Ya había empezado... Eh, espera... ¿Oz?>> Aproveché que el enorme ochrorio se encargaba de dar la noticia para acercarme a Shaco. O quizá el acercarme a Shaco fue para alejarme de escuchar nada sobre el tema.

-Hey, jovenzuelo, ¿me resuelves una duda? ¿Cómo se llama este... No quiero llamarlo palo por si te molesta pero... ¿Qué es?-resumí, señalando el objeto. Y luego, en voz más baja.-Mira que no decirle la verdad al pobre de Archi sobre la Tierra...-y para rematar, chasqueé la lengua.

Cualquier excusa era buena.

-Ten cuidado por donde pisas Surásara. Estaremos aqui cuando volvais.- Le digo sonriendo y señalando sus pies. Veo a la chica alejarse mientras escucho al chico hablarme. - No sabría que contestarte a eso la verdad. Mi intención es pasar el mayor tiempo en volver al torreón. La verdad que ni estar entre las marañas verdes resulta seguro.- Digo con un aire sombrio mirando al infinito.

Me coloco una coleta dejandola caer sobre la espalda y, aprovechando el giro me encaro al chico. -¿Que te parece si nos sentamos en los cascotes aquellos? Creo que nosotros dos tenemos un par de cosas de las que hablar- Digo señalando con la cabeza a una casa derruida cercana.

-Bueno Nero.- Digo cuando me acomodo en un peñasco con las piernas cruzadas. -¿Que me cuentas de ti? ¿Que hay detras de esos ojos y esa sonrisa?- Digo mientras me toco la coleta sobre mi pecho mirando fijamente al chico. - ¿Como decias que se llamaba tu planeta? ¿Es algo parecido a esto? - Digo alzando la mano libre abarcando los edificios derruidos.

Nero dejó que la  niña flor se acomodase en una piedra, pero se mantuvo de pie, apoyado sobre la pared de la casa. Dejó escapar una sonrisa con lentitud mientras la escuchaba preguntar. "Cuanto interés".

- No, en absoluto. En Sinhdro hay más plantas.- dijo con despreocupación, y saltandose todas las otras preguntas.- ¿Decías que había algo de lo que querías hablar?

Cuando volvió a mirar al techo, Xalkoth ya no estaba allí. El clinger era tan escurridizo últimamente que resultaba difícil hasta intercambiar palabras con él. Sin embargo, el sonido del exterior tenía toda su atención por el momento, y se imaginaba que el clinger ya estaría vigilando lo que quiera que fuese. Buscó una ventana que diese al puente y al otro lado vio a los chicos de Letargo, esperando al puente que empezó a bajar lentamente, chirriando. No trató de hacerse ver desde allí, de hecho se estaba preguntando por qué venían «¿intercambio de provisiones? Tampoco pasó tanto tiempo desde el último».

Llegó a la planta baja con las manos en los bolsillos y se unió a sus compañeros durante el intercambio de saludos que estaba teniendo lugar, aunque haciendo apenas un movimiento de cabeza. Reconoció al grandullón que no había visto en la visita a Letargo pero sí el primer día, y no esperaba verle allí, desde el principio solo había parecido un zombie. Se apoyó contra la pared y, como siempre, asistió al encuentro como un observador ajeno. Se enteró de poco respecto al tema de “humania” por llegar en la mitad, sin embargo sí pudo escuchar desde el principio la historia del grandullón. Lo primero que pensó fue «ah, ¿que tú eras el preso?», sobre todo teniendo en cuenta cómo les habían echado en cara llevarse a Xalkoth con ellos la última vez. Pero eso dejó de importar cuando explicó la muerte de una compañera a su particular manera, usando una expresión que no comprendía y no dejándose atrás ningún detalle para morbosos. Su explicación era tan fría y carente de emoción como las que podía dar Archi de algo cotidiano, sobre todo porque compartía la misma forma ridícula de hablar -y se habría reído por ello de no acabar de recibir semejante noticia-, pero aquello era excesivo.
—Joder —murmuró. Se había despegado de la pared y enderezado inconscientemente al dirigirse a los letarguinos—. ¿Qué clase de trampa te deja…? ¿Dónde fue eso?
El discurso del ochrorio había calado lentamente, porque parecía una broma, pero no lo era. Una muerte, la primera del grupo que se había despertado en aquel edificio hacía un mes. Habían visto muchos peligros, pero aquello era como un recordatorio. Habían salido ilesos hasta el momento, pero era cuestión de suerte que eso cambiase cualquier día.

El aprendiz permaneció con el semblante serio al descubrir que los letarguinos habian decidido pasarse a saludar. Algo gruñón por lo bajo, ya que habian interrumpido lo que parecia ser un fructuoso avance en una ruta, se subió a su bõ y los contempló muy por encima de sus cabezas. Acuclillado sobre este, contemplaba a todos los que habian decidido venir. En la distancia podia ver a algunos que habian decidido no entrar. Aquello le sorprendio ligeramente. Tambien pudo apreciar como habia caras que juraria no recordaba. Quizás fuera su mala memoria o que se hubiesen encontrado a alguien más. Fuera como fuese, cuantos más fueran, más fuertes serian. No tuvo mucho tiempo para sumirse en sus cabilaciones pues la australiana se plantó delante del bõ.
La saludó con un movimiento de cabeza y contestó a su pregunta.
-¡Es mi Bastón de Acero! ¡Un gran compañero para luchar y moverse por la ciudad!-exclamó con una larga risotada. Pero luego Alice le echó en cara que todavia no le habia contado a Archi sobre el verdadero nombre de la tierra.-Oh... pues... Es que no tuve ninguna oportunidad para sacarle jugo a la broma, así que tan solo esperé.-dijo, sacando la lengua y haciendo un acto de golpearse la cabeza.

Pero entonces el gran chico cuyo nombre ni recordaba habló. El aprendiz escuchó y los ojos se le desorbitaron con la realización de sus palabras. Subido a su bõ, murmuró.
-Ya está... El evento más inducidor de desesperación de la historia se acerca...-
Entonces, de un salto, se posó en el suelo y recuperó su arma. Internandose en al discusión con una cara bastante amarga, habló.
-Pero... No nos hablaron de eso... ¡Nadie dijo de trampas mortales! ¡Que solo tenemos una vida!-terminó, por acabar su voz disparandose en un chillido. Parecia bastante chocado. Miraba nerviosamente a los letarguinos que habian experimentado de primera mano aquel horror.

>> Es gracioso, ¿verdad? Como tu mejor amigo puede explotar así sin más...

>> Y ahora como les digo a estos si se aseguraron que fue Neith y no un dummy... Quizás Neith sea el mastermind detrás de todo esto... Cliché disparatado, pero cliché de todas formas.

El camino hasta Maciel Dhelian lo hizo en completo silencio por primera vez desde su llegada al ciudad fijándose claramente donde pisaba, lo que le había ocurrido a Neith la semana anterior debía ponerlos mas precavidos. Por suerte llegaron sin incidentes y el hecho de que Korasihanna no quisiera entrar y se quedara fuera con Nero, y por tanto encontrarse con Xalcoth, evito otro posible incidente.

Ya adentro comenzaron las comunes cambios de información mientras Dhelian miraba a sus compañeros de Maciel, sintiendo un alivio inmediato al notar que todos estaban bien y sanos, aunque la falta de Taro y el clinger se le hizo bastante evidente entre tantas cabezas coloridas. Por desgracia su inspección no pudo durar mucho mas, pues la conversación llego a un tema delicado y que contra todo pronostico, fue explicado por Ozzchreano que dio la noticia igual que si estuviera leyendo aquel horrible suceso en un trozo de papel, sin emoción alguna. La imagen de Neith volvió a la mente de Dhelian que cerro los ojos con fuerza un poco alicaído al recordarlo y mas tras las preguntas que no tardaron en llegar por parte de algunos de los de Maciel.

-Fue a pocos metros de la entrada de nuestro torreón- susurro Dhelian mirándolos, en algún momento del trayecto volvió a ser Lhelian, pues se veía incapaz mas que nunca de poder hablar adecuadamente sobre aquel tema sin ponerse a llorar. Al menos siendo ella tenia un poco mas de fuerza de voluntad- Hicimos...no, mis compañeras hicieron un revisión de los alrededores del torreón buscando mas trampas, pero no encontraron nada. Os aconsejo hacer lo mismo por si acaso, debéis...tener cuidado y cuidaros mucho -añadió en un tono suave, era un poco difícil recuperar ánimos cuando estaban todos tristes por el suceso. No se sentía con el mejor animo desde luego.

A Lara se le congestionó el rostro al escuchar a Ozz. La noticia ya era terrible de por sí, pero que la contara el violador y la manera en que lo hizo, como quien lee un libro de texto, hacía que Lara se afectara aún más. Por si sus sospechas y su sueño no eran suficientes, Lara acabó de confirmar lo que tanto se temía. <<Morimos. Nos matan de verdad>> puso toda su voluntad en evitar ponerse a llorar y se mantuvo tan firme y seria como pudo. <<No pienso correr la misma fortuna que Neith>> se dijo convencida.

—Lo siento mucho—no se le escapaba que había sido ella la que había preguntado—. A Neith se le ha acabado la Suerte—era lo que se solía decir en los Pezones cuando alguien moría, después de que la familia del muerto lanzara la moneda por última vez. Por muy típico que fuera, a la ordesa le pareció una sentencia muy fría. En su mundo lo peor de lo que podía morir la gente era por pillar una enfermedad chunga, pero aquí en Rocarancolia la frase cobraba un matiz desesperanzador. Un escalofrío recorrió a Lara y, por segunda vez en lo que llevaba de mañana, pareció un pompón andante. Decidió suavizar sus palabras para no acabar de rematar el buén ánimo—. Pero nosotros todavía seguimos aquí y vamos a darles guerra a los mamonazos que nos han abandonado. Les vamos a mostrar que tenemos los ovarios en su sitio y que por mucho miedo que nos metan, y que tengamos, o muchas trampas que nos pongan en el camino, saldremos vivos y volveremos a nuestras casas ¡Vamos a partir la pana, chicos!—cerró ambos puños y los chocó a la altura del pecho con más determinación que fuerza—Y ahora voy a preparar algo rico y nos lo vamos a comer en honor a Neith y a todas las tiradas que nos quedan por delante.

Lara se dirigió con paso firme a la cocina y en lo que tardó en pasar, se desmoronó internamente. Animar a la gente era mucho más sencillo en los libros que había leído a lo largo de su vida. Los protagonistas hablaban y se creían lo que decían. Sin embargo, Lara solo sentía que los estaba engañando, que les estaba violando los oídos con miel envenenada, como si fueran tontos. Pero entendía que era mejor eso que tener el ánimo a la altura del foso.

Respiró hondo varias veces, se llevó la mano al marsupio y echó un vistazo a las cestas. Ni siquiera sabía qué cocinar.

Llegamos al torreón pasando como siempre por la cicatriz llena de huesos. Kora dice de quedarse fuera por no ver a Xalkoth, lo que no entiendo es como le cuesta tanto acordarse del nombre de alguien que casi la mata. Me encojo de hombros y decido quedarme con ella, tengo claro que por muy cerca que estemos del torreón no es seguro asi que prefiero vigilar la zona por si acaso.

Aparece el pelirrosa y cuando me dicen de irme alzo una ceja <<¿Qué quiere éste de Kora?>>. Miro a Kora y le digo que tenga cuidado, lo que me guardo para mi es que tenga cuidado tanto con el suelo como con el chico. Los del otro torreón me caían bien, pero desde el ultimo encuentro estoy un tanto suspicaz.

Entro a tiempo de oír la explicación de Ozz y la siguiente arenga de Lara. <<Que sarta de tonterías suelta esta mujer, a las trampas todos estamos desprotegidos. Si da la casualidad de caer en una yo tengo casi las mismas probabilidades de morir que Ozz, con los monstruos ya es otra cosa claro pero aun así.....>> Y me sumo en mis pensamiento.

Marsi bajó al mirada cuando preguntaron. No quería hablar de ello,y parecía que sus compañeros tampoco... salvo Ozz. La forma de narrar la muerte de Neith le revolvió el estómago, le entraron ganas de lanzarle algo para que se callara. ¿Cómo podía decirlo de forma tan fría? ¿Cómo podía contarlo con esos detalles? No eran necesarios, no necesitaban saberlo, no necesitaban oirlo otra vez. << Es como una maldita máquina, no es una persona>> pensó con amargura. Alice se había quitado de en medio y bromeaba con el chico raro. Estaba a punto de decir algo cuando habló Lara, la chica bajita y peluda de los ojos enormes. Le dio algo de valor para explicar el motivo de su visita. Marsi respiró hondo y dejó la mochila a sus pies.

-Por eso hemos venido... Bueno, he venido yo, los demás tan solo me acompañan.- parecía algo insegura, pero siguió hablando- Esto... quería pediros que... si podríais acogerme en vuestro torreón unos días. No puedo hacer magia y todo lo que tengo es la lucha cuerpo a cuerpo y el manejo de armas. Quería saber si podría entrenar con vosotros, para aprender algo más. Em,.. ¿puedo quedarme?

Miró a los macieleros presentes, tratando de leer en sus expresiones si le permitirían quedarse o no.