Final: Noel vs Ramas

Había visto pelear a Dirke en las anteriores fases y sabía que iba a ser un combate muy duro. Pero quizás precisamente por ello cuando anunciaron que era el turno de la final de cuerpo a cuerpo, al sueco lo embargó una sensación de emoción por lo que se avecinaba y descendió a la arena en un corto vuelo. Nada más aterrizar, comenzó a cubrirse las manos con una cinta de boxeo de color negro con la que se había hecho específicamente para aquel combate. En cuanto Dirke también llegó a la arena, le dedicó una mirada fugaz, sonriendo, antes de volver a centrar su vista en la tarea que tenía entre manos.
—Está claro que a ti no hay que convencerte para que vayas a la guerra, Bárbol —le dijo sin perder la sonrisa mientras seguía enrollando las cintas—. Es dificil estar a tu altura una vez echas raíces —bromeó a continuación—. Pero tengo medios para, al menos, intentarlo. —Movió ligeramente las alas para enfatizar su última frase. No obstante, el tono mucho más serio que había empleado indicaba lo que realmente quería transmitir: pensaba esforzarse al máximo para, como mínimo, no sufrir una derrota clara—. Suerte.
Acompañando aquella última palabra, el draco se colocó en posición de guardia, afianzándose sobre su pierna derecha, y a continuación flexionó ligeramente las rodillas manteniendo el torso adelantado y los puños alzados a la altura de este. Se mantuvo en esa posición a la espera del gong.

Y este no se hizo de rogar. Tampoco Noel, quien salió disparado hacia su oponente a la carrera, aprovechando el empuje de la posición que había adoptado. Utilizando ese mismo impulso arrojó sus brazos hacia él: el izquierdo, completamente estirado, se dirigiría a su hombro y su garra se cerniría sobre este, manteniendo al hombre árbol alejado de sí mismo, mientra que con la mano derecha agarraría la muñeca de Dirke, manteniendo el codo flexionado. Al mismo tiempo, con las piernas en posición de guardia, utilizaría la pierna izquierda para intentar derribarlo antes de que echase raíces, realizando un barrido con la misma colándola entre las piernas del alemán y golpeando desde el interior hacia el exterior, la pierna más adelantada de éste.

Dirke llego a la arena primero y dedicó el tiempo extra para hacer calentamientos. Como siempre, había salido sin ropa alguna. Era una tontería malgastar dinero en camisetas si las rompía en cuanto se transformaba y, si algo tenía Rocavarancolia, era motivos para que un hombre árbol se transformara antes de desvestirse. El alemán estaba tranquilo, como siempre, algo emocionado por la pelea que se venía. Se llevaba preparando para el torneo desde hacía tiempo y todavía se guardaba algún truco bajo la manga. Iba a darlo todo, aunque su contrincante era un tipo duro de roer.


—Esto es muy menos mortal que una guerra —replicó Dirke, fingiéndose ofendido durante escasos segundos— ¡Buena suerte, Nou!

El gong sonó y Dirke se encontraba como siempre, en posición defensiva, con la pierna izquierda adelantada y los brazos alzados a la altura de la cabeza. Le gustaba dejar el primer movimiento en manos del oponente y aquella vez no fue distinto. Su piel se recubrió por completo de una madera amarillenta, surcada de pinchos. Cuando Noel se lanzó hacia él, Dirke pivotó sobre su pierna derecha para retirarse de la trayectoria y desequilibrarlo, acto seguido lanzaría un puñetazo a la cara al draco desde su izquierda, con el brazo convertido en una rama ancha que nada tenía que envidiar a un lucero del alba. La pierna que se había mantenido en el suelo había tomado tierra y se había convertido en un tocón grueso, pero todavía necesitaba unos segundos para que las raices afianzasen su agarre. El alemán esperaba que aquel puñetazo le hubiera ganado tiempo y que el grosor de su "pierna" evitara cualquier intento de zancadillas.

Fuera como fuera, tenía la seguridad de que si Noel quería inflingirle daño o agarrarle con fuerza, se autolesionaría.

Noel detuvo su carrera cuando Dirke se apartó y se dejó caer al suelo de espaldas para evitar el puñetazo, colocando los brazos en ángulo recto y amortiguando la caida golpeando en la arena con las palmas abiertas de las manos. Sin perder un segundo, el sueco aprovechó la posición para impulsarse con las manos en el suelo y levantar su cuerpo para hacer el pino. Durante la maniobra, disparó una ráfaga ascendente de plumas de la cola, que había colocado lo más cerca de Dirke que podía, con la intención de llevarse por delante varios de los pinchos y, apuntando apróximadamente a la zona afectada mientras su cuerpo se elevaba, dirigió su pierna más cercana al hombre árbol, la diestra, con un movimiento rápido para propinarle una suerte de patada que aterrizaría probablemente en su cara o su torso. La protección que le ofrecían las botas y el plumaje de esa zona, impedirían que se le clavasen los pinchos que había adquirido la piel del alemán.

A continuación completaría la maniobra dejando caer la pierna hacia la derecha por completo para recuperar la posición normal y, si le daba tiempo, volver a intentar emplear su pierna izquierda para enganchar la de Dirke y derribarlo mientras disparaba algunas plumas desde sus alas para tratar de cortar más pinchos. Si no podía, adoptaría una postura defensiva con los puños a la altura de la cara, pero no dejaría de hostigar al alemán con sus proyectiles.

2

Fallar el puñetazo quedó lejos de suponerle un fastidio al hombre árbol, pues consiguió el tiempo necesario para que sus raíces arraigaran con fuerza y así poder llevar la transformación a mayor nivel. De momento, lo que hizo fue convertir su propio cuerpo todo tronco, ensanchándolo y haciéndose más compacto, más duro. No le pasó por alto el movimiento de Noel, hacer el pino en un momento así le pareció algo arriesgado y supo que podría aprovecharlo. Al tiempo que le caía un aluvión de flechas, varias ramas comenzaron a crecer de la parte superior del tronco, rodeando la cabeza del alemán, que pronto acabaría siendo asimilada por el árbol. La propia aleatoriedad de la ubicación de los pinchos y el grosor de estos habían ayudado a frenar las plumas, por lo que fueron más los pinchos con cortes que los que fueron separados del todo del tronco.

El árbol aguantó la primera patada de Noel sin inmutarse e interpuso las ramas abiertas cuando Noel trató de volver a su posición normal, aferrándolas alrededor del pie izquierdo de Noel con fuerza, con la intención de que los pinchos se clavaran en sus botas y, a ser posible, las atravesaran. Una vez agarrado, Dirke lo sacudiría violentamente para impedirle recuperar la horizontalidad y provocarle varias contusiones.

Entre tanto, Ramas quería pensar en aquellos momentos que era la envidia del Sauce Boxeador y Togemon juntos.

En cuanto vio venir las ramas, una buena cantidad de plumas de sus alas salieron disparadas en dirección a ellas, además de endurecer las plumas de las piernas, que presionaban contra las botas y algunas incluso las atravesaron, impidiéndole alcanzar adecuadamente a Dirke su objetivo mientras cortaba todo lo que se podía cortar. El sueco volvió a dejarse caer, causándose cortes en la pierna en el proceso y amortiguando la caída como antes y rodó lateralmente alejándose del hombre árbol, levantándose del suelo sin perder un solo segundo impulsándose con los brazos en una suerte de flexión.

No había forma de atacar directamente a Dirke a corta distancia sin convertirse en un colador humano, por lo que hizo lo único que no acabaría con él perdiendo el combate prematuramente: echó a volar. Se mantuvo fuera del alcance del árbol y desde allí, volando en círculos amplios a su alrededor, comenzó a disparar una ráfaga de plumas tras otra, centrándose en las partes más finas de las ramas que era lo que sus proyectiles podían llevarse por delante sin problemas y en intentar arrancar los pinchos que no tuviesen un grosor excesivo para lograrlo.

En cuanto el draco echó a volar, la fisonomía del árbol que era Dirke comenzó un nuevo cambio. El alemán había estudiado al draco y lo había visto combatir. Sabía que en algún momento ocurriría lo que acababa de ocurrir y, por supuesto, no iba a quedarse quieto mientras el draco lanzaba sus plumas, que apenas le provocaban daños superficiales en los pinchos de la corteza y algunas ramas más finas.  

El árbol encogió y se ensanchó de manera exagerada. La corteza de pinchos pasó a ser una corteza escamada y peluda y la copa se desdibujó en una gran cantidad de hojas de palmera de colo verde oscuro que caían de tal manera que impedirían a Noel ver qué se cocía en la parte superior del tronco, donde crecían un par de cocos. Generar fruta era quizás la parte más complicada de su transformación y la más costosa, por lo que Dirke no quería abusar.

Su brazo recubierto de madera surgió de entre la zona más frondosa de las palmas y arrancó uno de los cocos con la mano. Las hojas se retiraron durante los escasos segundos que Dirke necesitó para balancear el brazo y lanzar el coco hacia Noel. De haber podido, habría acompañado eso del grito de "¡Toma vitaminas!", pero en aquellos momentos resultaba poco serio y no tenía boca. Si el draco se mantenía volando, lanzaría el segundo fruto.

4

Noel vio cumplido el principal objetivo de su cambio de táctica: que Dirke dejase de ser un perforador inamovible. Al igual que cuando había combatido contra Norou, sabía perfectamente que atacar fuera del alcance tan solo podía utilizarlo cuando no le quedaba más remedio, y de hecho si Dirke hubiese seguido en sus trece habría tenido que intentar estrategias mucho más arriesgadas.

Atento a lo que haría la ahora palmera, vio como las hojas se retiraban y se pudo imaginar qué clase de ataque iba a realizar el hombre árbol. En cuanto vio salir disparado el coco, descendió para apartarse de su trayectoria y elevó los brazos mientras caía para atrapar el fruto en medio del aire como si estuviese realizando una recepción de rugby. Y continuando con la similtud con el juego de pelota, lo siguiente que hizo el draco fue retomar altura y, una vez se encontró unos metros por encima de la copa de la palmera, lanzó el coco con fuerza apuntando hacia el centro de la misma con la intención de provocar daños a las hojas y las ramas más endebles así como a otros posibles frutos que pudiera haber generado.

Detrás del "balón" fue él, quien se lanzó en una trayectoria diagonal hacia la copa de la palmera con la intención de agarrar una de las hojas por el tallo y dejarse caer para provocarle daños con su propio peso mientras trataría de repeler con sus partes del cuerpo libres el resto de posibles ataques con las ramas. Permanecería muy atenta, además, por si a Dirke se le daba por volver a jugar a las doncellas de hierro.

El alemán no esperaba que los cocos acertaran, aunque tampoco esperaba que a Noel le diera por jugar a balonmano vegetariano. Todo lo que hizo para repeler el proyectil fue pegar las ramas tanto como le fue posible para resistir el golpe sin que se rompieran. No sabía si el refrán era chino, japonés o coreano, pero eso de que una rama solitaria era más frágil que un grupo compacto de ellas era cierto como la copa de un pino.

En cuanto Noel se aferró a una de sus palmas, Dirke comenzó a zarandear el resto hacia el draco con la intención de obligarle a protegerse de las puntas afiladas de las hojas y ocultar de su visión el segundo coco, que lanzaría a bocajarro hacia su cara sin preocuparse de las hojas que se llevara por medio. Al mismo tiempo, hizo emerger una raíz gruesa del suelo con la intención de atrapar al draco por el pie y comenzó una nueva metamorfosis para recobrar la forma del árbol con pinchos, cuyas ramas eran más largas y podía hacer crecer en dirección a Noel para atarle también las manos.

De lograr cualquiera de los agarres, se aseguraría de hacer fuerza para que no pudiera soltarse.

El que Dirke zarandease las hojas contra él no le estorbó demasiado ya que tan solo tuvo que aletear y disparar plumas para mantenerlas suficientemente a raya como para que solo fuesen una pequeña molestia. Había dejado un brazo libre precisamente para defenderse de algo así, por lo que reaccionó a tiempo cubriéndose con el antebrazo del coco, que impactó contra sus plumas endurecidas casi listas para ser disparadas, y tan solo se llevó un leve golpe en la zona afectada. El movimiento le había hecho perder agarre sobre la hoja de la palmera que, ya habiendo logrado comenzar a desprender la rama de la que surgía del tronco principal, decidió tirar de ella con fuerza para partirla por completo. Tuvo que retirar un pie bruscamente hacia atrás en cuanto notó y oyó el movimiento de la rama intentado atrapar su pie.

Pero el hombre árbol había vuelto a comenzar a metamorfosearse y el sueco no tardó en distinguir aquellos dichosos pinchos. Instintivamente se apartó de Dirke con un par de aleteos aún antes de poder decidir qué posición adoptar a continuación y volvió a disparar sus plumas hacia la parte superior de la copa como antes una vez ganó altura. <<¿Se puede llamar a esto combate cuerpo a cuerpo?>>, pensó mientras chasqueaba la lengua, harto de tener que lidiar con aquella táctica.

Pero no podía volver a recurrir a lo mismo una vez más. Observó la situación desde la distancia unos breves instantes y sopesó qué hacer a continuación tras echar un vistazo al reloj. Ya había pasado más de medio combate. Necesitaba hacer algo pronto o perdería sin remedio. Recordaba la posición hacia la que miraba el alemán cuando cambió y si su metamorfosis tenía alguna desventaja clara era su escasa movilidad.

Con ello en mente, el draco se dirigió a la "espalda" de Dirke y, espoleado por la adrenalina, comenzó a clavar furiosamente sus garras en la corteza y la base de los pinchos que se le ponían por delante, desgarrando madera y espinos sin piedad. Al mismo tiempo disparaba plumas sin parar, principalmente de sus alas, y de vez en cuando dejaba caer el peso de una pierna sobre los pinchos más bajos, también para desprenderlos con el impacto. Su cola hacía barridos constantes a ras de suelo para alertarle de la presencia de raíces indeseadas. Probablemente saldría con varias heridas sangrantes por todo el cuerpo, pero a Noel no podía importarle menos.