Calles
+32
Percy
Harek
Cuervo
Giniroryu
Poblo
Lumichen
Lathspell
Léthe0
Neith2
Bellota
Alicia
Reifon
Leonart
Administración
Merodeador
Aes
Evanna
Seth
Daninokuni
LEC
Carmesí
Yber
Red
Tak
Muffie
Matt
Zarket
Dal
Jack
Naeryan
Lops
Rocavarancolia Rol
36 participantes
- Rocavarancolia Rol
Calles
11/05/14, 11:24 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Avenidas, plazas, callejas... Todo aquel barrio de Rocavarancolia de nombre y localización indeterminados.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Calles
10/04/19, 12:33 am
En condiciones normales se habría quejado porque la cargaran como a un saco, habría chillado, arañado, mordido e insultado, pero desde luego era lo último que se le ocurriría ahora. El cambio brusco de altura por verse repentinamente alzada la mareó, y tuvo que llevarse una mano a la boca para no echar ahí mismo lo poco que tenía en el estómago, cosa que por fortuna para ambos no llegó a pasar. Ni siquiera algo tan insultante como que la llamasen “gatita” aplacó todo el agradecimiento que sentía.
Kahlo cerró los ojos y se tapó los oídos con fuerza mientras los gritos y el caos cesaban a su alrededor. Se alejaron a pasos agigantados, podía notarlo en el movimiento, y para cuando volvió a abrirlos no vio la plaza por ningún lado. El ser que la cargaba hablaba con otro. La varmana tuvo que limpiarse las abundantes lágrimas con la muñeca para poder distinguir a su acompañante con claridad. Era un mamífero notablemente más bajito que la miraba con amabilidad. Aunque su aspecto resultaba incluso entrañable, seguía sin ser varmano, y ni siquiera su sonrisa podía quitar todo el miedo de su pecho. De no estar tan terriblemente asustada habría apreciado el interés, pero en tal situación y aún colgada cual instrumento, no fue capaz ni de devolverle la mano. Además, estar ahí arriba empezaba a ser humillante.
—B-Bájame —dijo, dirigiéndose al que la cargaba, el tal Kolja. Echó un vistazo fugaz calle abajo y al no ver reptiles, continuó—: Bájame, puedo andar.
Se sorbió los mocos y terminó de limpiar las lágrimas que quedaban en sus mejillas con la muñeca de su mano. En cuanto estuviera en el suelo, Kahlo se arreglaría la falda, asegurándose primero de que sus gafas siguieran bien en su sitio.
—Kahlo —le tendió la mano por fin al llamado Chromsa con expresión lastimosa, casi arrepentida por no haber podido responder antes a su gesto. Sin embargo, había urgencia en cada uno de sus movimientos, y le era imposible no mirar hacia atrás—. Será mejor que nos presentemos adecuadamente en otro momento.
Cogió los vuelos de su falda para separla levemente de sus piernas y así tener mejor movilidad. Fue a toda la velocidad que le permitían sus botines -suerte que sabía correr en tacones- yendo tras Kolja, en la dirección en la que supuestamente habían ido otros dos seres.
«Si uno de ellos tiene el pelo naranja» pensó esperanzada, «puede que sea otro granta.»
No era el mejor lugar ni el momento para charlar, pero Kahlo no olvidaba lo que el más alto había hecho por ella. Podría ser muchas cosas, pero malagradecida no era una de ellas, al menos no con su vida de por medio. Solo reservaba sus gracias para cuando pudieran respirar en paz, si es que podían.
Sigue en la Cicatriz de Arax
Kahlo cerró los ojos y se tapó los oídos con fuerza mientras los gritos y el caos cesaban a su alrededor. Se alejaron a pasos agigantados, podía notarlo en el movimiento, y para cuando volvió a abrirlos no vio la plaza por ningún lado. El ser que la cargaba hablaba con otro. La varmana tuvo que limpiarse las abundantes lágrimas con la muñeca para poder distinguir a su acompañante con claridad. Era un mamífero notablemente más bajito que la miraba con amabilidad. Aunque su aspecto resultaba incluso entrañable, seguía sin ser varmano, y ni siquiera su sonrisa podía quitar todo el miedo de su pecho. De no estar tan terriblemente asustada habría apreciado el interés, pero en tal situación y aún colgada cual instrumento, no fue capaz ni de devolverle la mano. Además, estar ahí arriba empezaba a ser humillante.
—B-Bájame —dijo, dirigiéndose al que la cargaba, el tal Kolja. Echó un vistazo fugaz calle abajo y al no ver reptiles, continuó—: Bájame, puedo andar.
Se sorbió los mocos y terminó de limpiar las lágrimas que quedaban en sus mejillas con la muñeca de su mano. En cuanto estuviera en el suelo, Kahlo se arreglaría la falda, asegurándose primero de que sus gafas siguieran bien en su sitio.
—Kahlo —le tendió la mano por fin al llamado Chromsa con expresión lastimosa, casi arrepentida por no haber podido responder antes a su gesto. Sin embargo, había urgencia en cada uno de sus movimientos, y le era imposible no mirar hacia atrás—. Será mejor que nos presentemos adecuadamente en otro momento.
Cogió los vuelos de su falda para separla levemente de sus piernas y así tener mejor movilidad. Fue a toda la velocidad que le permitían sus botines -suerte que sabía correr en tacones- yendo tras Kolja, en la dirección en la que supuestamente habían ido otros dos seres.
«Si uno de ellos tiene el pelo naranja» pensó esperanzada, «puede que sea otro granta.»
No era el mejor lugar ni el momento para charlar, pero Kahlo no olvidaba lo que el más alto había hecho por ella. Podría ser muchas cosas, pero malagradecida no era una de ellas, al menos no con su vida de por medio. Solo reservaba sus gracias para cuando pudieran respirar en paz, si es que podían.
Sigue en la Cicatriz de Arax
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Calles
10/06/19, 06:05 pm
El grupo siguió caminando mientras le hacían preguntas a Jara. Ella no sabía responder a casi ninguna y estaba más pendiente de mirar hacia todas partes asomando la cabeza desde uno de los bolsillos de la chaqueta de Reira.
—Tranquila —le dijo la irrense—. Si vemos algo peligroso saldré corriendo. Tú quédate dentro del bolsillo sin preocuparte.
—Quietos. Silencio un momento —un chico carabés se había parado de pronto y dio la orden con firmeza—. ¿No oís algo?
Todo el grupo comenzó a mirar a su alrededor, a excepción de Jara que se había tomado muy en serio el consejo de Reira y se hizo un ovillo en el interior del bolsillo.
—Son... Creo que es una persona —dijo el chico nublino.
—Alguien está herido —dijo una chica terra que no había hablado hasta aquel momento.
La terra se adelantó y, con cautela, se dirigió hacia el origen del sonido.
El grupo se miró entre sí y la siguieron apresurando el paso. Encontraron a la terra agachada al rodear un edificio cercano. Jara se asomó al haber oído la conversación.
—¡Por Nassandra! ¿Qué le ha pasado a este tipo? —exclamó un drunai de pelo y escamas azul claro—. Nori, ¿este no es uno de los tuyos?
Reira le dirigió una mirada de reproche y el asreniano calló. Todos se encontraban igual de impactados que el asreniano, de todos modos.
Nori, el nublino, se acercó a mirar a su compatriota herido. Parecía que algo le había hecho una profunda herida en el pecho, de la cual emanaba sangre sin parar. Al chico le costaba respirar y sus ojos mostraban una expresión de profundo terror.
—¿Qué te ha ocurrido?
Nori no sabía qué otra pregunta hacer. "Te vas a poner bien" hubiese sido una mentira que nadie podría creer y preguntarle si se encontraba bien le hubiese parecido incluso cruel.
—Yo... y-yo... Soy... S-soy Muridael. Ayudadme, p-por f-f-avor —el chico no parecía estar escuchándoles.
El grupo volvió a mirarse. esta vez intercambiando miradas de impotencia. Jara estaba intentando salir del bolsillo sin dejar de temblar. Al darse cuenta la irrense la sujeto con la mano y la dejó en el suelo. El carabés, mientras tanto, se había acercado a la terra.
—Oye... Tú... esto... ¿Cómo has dicho que te llamabas? —La chica no lo había dicho—. Parece que te mueves con más soltura que nosotros por este lugar. ¿Puedes ayudarlo?
El nublino malherido parecía que intentaba decir algo pero le costaba demasiado hablar. La terra se levantó y miró al carabés directamente.
—Me llamo Keskit. No, no puedo ayudarle. No podría aunque dispusiese de alguna suerte de botiquín. Ha perdido demasiada sangre.
El carabés asintió ante las palabras de la terra. En realidad Teyn sabía que ese era el caso antes de preguntar, pero no quería causar la impresión de ser demasiado frío.
—H-huíd —murmuraba Muridael.
Solo Jara le oyó, ya que se había acercado a él lo suficiente mientras el resto hablaba entre sí.
—T-tenéis que huir. U os m-matará.
—Ha sido... Ha sido el que mató a Sheila, ¿verdad?
Muridael se esforzó por mirar hacia abajo para encararse a Jara. Trató de extender una mano temblorosa hacia ella.
—Muertos... Han m-muerto.
—¿Quiénes? —preguntó Teyn volviéndose a acercar al herido.
—Los... Las criaturas los m-mataron.
—¿Os han atacado animales salvajes?
—Las manchas de sangre..
—L-la s-sangre... La s-san... —Muridael parecía estar recordando algo—. T-tenéis que...
La respiración del nublino se volvió más pesada y no fue capaz de volver a hablar por mucho que le preguntasen. Jara seguía insistiéndole acerca del ser que mató a Sheila.
—Ya basta —dijo Reira. Recogió a Jara del suelo y la devolvió al bolsillo—. Dejadlo... —Hubo una vacilación en su voz—. Dejad que muera en calma.
—Ella tiene razón —dijo Keskit—. Lo único que podemos hacer por él es velar en silencio sus últimos momentos.
Nadie dijo nada durante el próximo minuto. Tiempo aproximado que tardó Muridael en exhalar su último aliento. El silencio se había vuelto muy pesado con el paso de los interminables segundos. Algunos de los cosechados, como era el caso del asreniano, se habían movido inquietos en el sitio, otros tan solo habían agachado o girado la cabeza, incapaces de contemplar más a aquel chico moribundo.
—¿Y ahora qué? —La voz del drunai fue la primera en romper el silencio—. Yo no me lo pienso comer. Lo lógico sería que Nori lo hiciera.
—¿Estás loco? —El mencionado reaccionó con un gesto de desagrado—. ¿Por qué iba a comerme a un muerto?
—¿Es que vosotros no coméis a vuestros muertos para que asciendan al Nassandra?
—Claro que no, a los muertos se los entierra.
—Pero...
—Suficiente —intervino Teyn—. Dren, en mi planeta nadie se come a los muertos y es muy probable que eso solo ocurra en el tuyo. Pero dejemos los intercambios culturales para otro momento. No creo que sea prudente que llevemos un cadáver a cuestas si hay animales salvajes peligrosos cerca.
—Sí... no es que podamos incinerarlo tampoco así que será mejor dejarlo aquí —añadió la irrense.
El grupo, tras algún intercambio de opiniones más, siguió entonces su camino. Jara volvía a temblar en el interior del bolsillo. Ella estaba convencida de que quién había matado a Muridael, y posiblemente a otros, era el asesino de Sheila.
---
Dicho asesino estaba muy cerca a pesar de la ignorancia del grupo. Setenta y siete continuaba observando por el momento.
—Tranquila —le dijo la irrense—. Si vemos algo peligroso saldré corriendo. Tú quédate dentro del bolsillo sin preocuparte.
—Quietos. Silencio un momento —un chico carabés se había parado de pronto y dio la orden con firmeza—. ¿No oís algo?
Todo el grupo comenzó a mirar a su alrededor, a excepción de Jara que se había tomado muy en serio el consejo de Reira y se hizo un ovillo en el interior del bolsillo.
—Son... Creo que es una persona —dijo el chico nublino.
—Alguien está herido —dijo una chica terra que no había hablado hasta aquel momento.
La terra se adelantó y, con cautela, se dirigió hacia el origen del sonido.
El grupo se miró entre sí y la siguieron apresurando el paso. Encontraron a la terra agachada al rodear un edificio cercano. Jara se asomó al haber oído la conversación.
—¡Por Nassandra! ¿Qué le ha pasado a este tipo? —exclamó un drunai de pelo y escamas azul claro—. Nori, ¿este no es uno de los tuyos?
Reira le dirigió una mirada de reproche y el asreniano calló. Todos se encontraban igual de impactados que el asreniano, de todos modos.
Nori, el nublino, se acercó a mirar a su compatriota herido. Parecía que algo le había hecho una profunda herida en el pecho, de la cual emanaba sangre sin parar. Al chico le costaba respirar y sus ojos mostraban una expresión de profundo terror.
—¿Qué te ha ocurrido?
Nori no sabía qué otra pregunta hacer. "Te vas a poner bien" hubiese sido una mentira que nadie podría creer y preguntarle si se encontraba bien le hubiese parecido incluso cruel.
—Yo... y-yo... Soy... S-soy Muridael. Ayudadme, p-por f-f-avor —el chico no parecía estar escuchándoles.
El grupo volvió a mirarse. esta vez intercambiando miradas de impotencia. Jara estaba intentando salir del bolsillo sin dejar de temblar. Al darse cuenta la irrense la sujeto con la mano y la dejó en el suelo. El carabés, mientras tanto, se había acercado a la terra.
—Oye... Tú... esto... ¿Cómo has dicho que te llamabas? —La chica no lo había dicho—. Parece que te mueves con más soltura que nosotros por este lugar. ¿Puedes ayudarlo?
El nublino malherido parecía que intentaba decir algo pero le costaba demasiado hablar. La terra se levantó y miró al carabés directamente.
—Me llamo Keskit. No, no puedo ayudarle. No podría aunque dispusiese de alguna suerte de botiquín. Ha perdido demasiada sangre.
El carabés asintió ante las palabras de la terra. En realidad Teyn sabía que ese era el caso antes de preguntar, pero no quería causar la impresión de ser demasiado frío.
—H-huíd —murmuraba Muridael.
Solo Jara le oyó, ya que se había acercado a él lo suficiente mientras el resto hablaba entre sí.
—T-tenéis que huir. U os m-matará.
—Ha sido... Ha sido el que mató a Sheila, ¿verdad?
Muridael se esforzó por mirar hacia abajo para encararse a Jara. Trató de extender una mano temblorosa hacia ella.
—Muertos... Han m-muerto.
—¿Quiénes? —preguntó Teyn volviéndose a acercar al herido.
—Los... Las criaturas los m-mataron.
—¿Os han atacado animales salvajes?
—Las manchas de sangre..
—L-la s-sangre... La s-san... —Muridael parecía estar recordando algo—. T-tenéis que...
La respiración del nublino se volvió más pesada y no fue capaz de volver a hablar por mucho que le preguntasen. Jara seguía insistiéndole acerca del ser que mató a Sheila.
—Ya basta —dijo Reira. Recogió a Jara del suelo y la devolvió al bolsillo—. Dejadlo... —Hubo una vacilación en su voz—. Dejad que muera en calma.
—Ella tiene razón —dijo Keskit—. Lo único que podemos hacer por él es velar en silencio sus últimos momentos.
Nadie dijo nada durante el próximo minuto. Tiempo aproximado que tardó Muridael en exhalar su último aliento. El silencio se había vuelto muy pesado con el paso de los interminables segundos. Algunos de los cosechados, como era el caso del asreniano, se habían movido inquietos en el sitio, otros tan solo habían agachado o girado la cabeza, incapaces de contemplar más a aquel chico moribundo.
—¿Y ahora qué? —La voz del drunai fue la primera en romper el silencio—. Yo no me lo pienso comer. Lo lógico sería que Nori lo hiciera.
—¿Estás loco? —El mencionado reaccionó con un gesto de desagrado—. ¿Por qué iba a comerme a un muerto?
—¿Es que vosotros no coméis a vuestros muertos para que asciendan al Nassandra?
—Claro que no, a los muertos se los entierra.
—Pero...
—Suficiente —intervino Teyn—. Dren, en mi planeta nadie se come a los muertos y es muy probable que eso solo ocurra en el tuyo. Pero dejemos los intercambios culturales para otro momento. No creo que sea prudente que llevemos un cadáver a cuestas si hay animales salvajes peligrosos cerca.
—Sí... no es que podamos incinerarlo tampoco así que será mejor dejarlo aquí —añadió la irrense.
El grupo, tras algún intercambio de opiniones más, siguió entonces su camino. Jara volvía a temblar en el interior del bolsillo. Ella estaba convencida de que quién había matado a Muridael, y posiblemente a otros, era el asesino de Sheila.
---
Dicho asesino estaba muy cerca a pesar de la ignorancia del grupo. Setenta y siete continuaba observando por el momento.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Calles
15/07/19, 11:03 pm
Tesón, unos días después de la Fiesta de la Bahía
Se acercaba la Cosecha y eso ponía de mal humor al fantasma. Tendría que evitar a unos criajos o no revelar nada relevante si se cruzaba con ellos por accidente, y además tendría que aguantar los comentarios sobre el futuro de la criba en la sociedad rocavarancolesa. Aún quedaba tiempo de paz pero Eterno ya estaba harto por adelantado. Y no sin razón, pues el motivo real de tanto hastío era recordar su propia muerte y todo lo que se había truncado al caer en aquel pozo. «Ojalá no me hubieran sacado de allí y se les hubiera envenenado para esa y otras cribas» Lo "bueno" de su condición era que podía influir en los roquenses cosechados sobre su propio mundo, Roca Sagrada, pero la ignorancia de la criba duraría lo mismo que tardase en aparecer la Luna, es decir, Sinceridad por ejemplo podía averiguar que le había engañado si preguntaba a su alrededor.
Sin embargo, esa era una buena motivación para no perderse del todo en otros mundos o en las corrientes del mar. La única viable sin riesgo para él. Pero no la única con que contaba, pues la ley de no intervención jugaba en favor de su odio a las cosechas si decidía meterse de lleno en un refugio y condenarles. Quizá lo haría cuando se hartase de una existencia maldita que consistía en vagar eternamente, siempre de aquí para allá, sin notable nada que hacer.
Vagar, eso era lo que hacía. A veces se dejaba llevar, en otras ocasiones observaba a alguien o algo y le movía la curiosidad. Y otras veces, las más odiosas, fuerzas superiores a él le arrastraban sin poder evitarlo, como en la Pesadilla que atacó la ciudad hacía un tiempo. Le importaban poco las razones. Aunque fuera una criatura que estaba aprendiendo a controlar su transformación, esos malditos lemures sobre los que había preguntado al bibliotecario hacía tiempo. «La Luna no tenía nada mejor que hacer que crear a esta gentuza? ¡Dejadnos en paz!»
Ahí estaba el chico, como si no hubiera roto nada en su vida. ¿Le sonaba de la cosecha de su paisana? Lo peor de todo es que no iba solo. Y eso era precisamente lo que le faltaba, un novato con la capacidad de marearle. Se acercó veloz, tanto por la atracción como por su propia voluntad.
—Asco de lemures, ¿verdad? —gruñó mirando a la hembra y después se dirigió al otro en un tono más alto—: ¡Métete tu magia donde te quepa y déjanos en paz, diantre!
Se acercaba la Cosecha y eso ponía de mal humor al fantasma. Tendría que evitar a unos criajos o no revelar nada relevante si se cruzaba con ellos por accidente, y además tendría que aguantar los comentarios sobre el futuro de la criba en la sociedad rocavarancolesa. Aún quedaba tiempo de paz pero Eterno ya estaba harto por adelantado. Y no sin razón, pues el motivo real de tanto hastío era recordar su propia muerte y todo lo que se había truncado al caer en aquel pozo. «Ojalá no me hubieran sacado de allí y se les hubiera envenenado para esa y otras cribas» Lo "bueno" de su condición era que podía influir en los roquenses cosechados sobre su propio mundo, Roca Sagrada, pero la ignorancia de la criba duraría lo mismo que tardase en aparecer la Luna, es decir, Sinceridad por ejemplo podía averiguar que le había engañado si preguntaba a su alrededor.
Sin embargo, esa era una buena motivación para no perderse del todo en otros mundos o en las corrientes del mar. La única viable sin riesgo para él. Pero no la única con que contaba, pues la ley de no intervención jugaba en favor de su odio a las cosechas si decidía meterse de lleno en un refugio y condenarles. Quizá lo haría cuando se hartase de una existencia maldita que consistía en vagar eternamente, siempre de aquí para allá, sin notable nada que hacer.
Vagar, eso era lo que hacía. A veces se dejaba llevar, en otras ocasiones observaba a alguien o algo y le movía la curiosidad. Y otras veces, las más odiosas, fuerzas superiores a él le arrastraban sin poder evitarlo, como en la Pesadilla que atacó la ciudad hacía un tiempo. Le importaban poco las razones. Aunque fuera una criatura que estaba aprendiendo a controlar su transformación, esos malditos lemures sobre los que había preguntado al bibliotecario hacía tiempo. «La Luna no tenía nada mejor que hacer que crear a esta gentuza? ¡Dejadnos en paz!»
Ahí estaba el chico, como si no hubiera roto nada en su vida. ¿Le sonaba de la cosecha de su paisana? Lo peor de todo es que no iba solo. Y eso era precisamente lo que le faltaba, un novato con la capacidad de marearle. Se acercó veloz, tanto por la atracción como por su propia voluntad.
—Asco de lemures, ¿verdad? —gruñó mirando a la hembra y después se dirigió al otro en un tono más alto—: ¡Métete tu magia donde te quepa y déjanos en paz, diantre!
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Calles
17/07/19, 08:50 pm
Tayron, unos días después de la fiesta de la Bahía.
Había bebido, vaya que sí. Estaba seguro de que no había perdido el control lo suficiente como para no recordar lo que había hecho en la fiesta, pero se había desbordado, o quizás solo hubiera sido la expresión más fiel de sí mismo. ¿No decían que un setanta y cinco por ciento de lo que decían los borrachos era verdad?. Bien, el caso es que no se acordaba muy bien de cuál era la parte de porcentaje exacta que había cabreado a Dafne aquella noche. La migraña le había destrozado la cabeza a la mañana siguiente y la noruega se había encargado de recordarle que no había contribuido a hacerle compañía. Y por mucho que pensara que se merecía aquella pasada de pedo... (joder, habían sobrevivido, la ciudad tenía dragones, un edificio se les había caído encima y estaban vivitos y coleando)... ¿acaso no llevaba razón?. Otra vez, por supuesto que sí.
Ahora estaba obligado a ahondar en su transformación, en profundizar en él mismo. Claro que quería hacerlo, pero a su tiempo. Sin embargo se lo debía a Dafne, porque no todos estan dispuestos a soportar a un idiota una noche entera, y ni siquiera estaba seguro de que la joven lo hubiera hecho del todo, bien por ella, en ese caso. Ahora las cosas estaban aliviadas, tampoco es que hubiera matado a nadie de todas formas, pero evidentemente la comunicación entre ellos funcionaba. Aunque ahora dependiera únicamente de que acompañaba a Dafne a la biblioteca a por una segunda parte más tocha del libro grisáceo que obtuvieron en su momento. Era el tipo de cosas que ocurría cuando eras... en fin... un novio inportunamente payaso e irresponsable.
-¿Crees de verdad que hay una forma más directa de obtener magia?- le dijo por el camino, mientras contemplaba las avenidas y encrucijadas a su alrededor. En esos instantes seguía a una Dafne flotante y resuelta que caminaba por delante de él con seguridad, desde luego se sabía mejor el camino. Pero eso se debía en parte a que había estado una parte del tiempo muerta y vagando sin mucho que hacer antes de toparse con ellos el día de la Luna Roja- yo me siento bien.
-Sí- afirmó- es lo que decía los libros, se supone que es con tus ojos.
-¿Tendrá que ver con que brillan en la oscuridad?- aventuró por decir algo al azar, puede que tuviera más sentido de lo que creía en realidad.
-Lo averiguaremos ahora.
-JA, otra vez tan enigmática.
-Simplemente soy práctica, no deberíamos pensar en ello hasta que lo sepamos con certeza- aunque la misma chica sonó menos convencida de lo que deseaba inicialmente. ¿Habría libros de espectros como ella? ¿Formas de sentir contacto?. Supuso que no, no habría tanta gente deambulando en aquel sitio de Dama Serena si así fuera. Si hubiera una forma de anclarse al mundo de una forma más real... todo sería distinto. ¿Eso era Tayron?. En cierto modo, ese muchacho incauto pero amable lo era. Sonrió para sí, esperaba tener buenas noticias cuando se les revelara más información.
-Espera- y el nuevo lémur de la ciudad paró en seco. Dafne supo que iba a ocurrir por aquel tono más grave y apagado que ponía Tayron, en la fiesta le ocurrió de manera bruta y atropellada. ¿Cuántos fantasmas debieron acudir al discurso?. Unos cuantos desde luego. Pero ninguno se les había acercado todavía de manera directa, ninguno... hasta ahora.
A Tayron le molestó de sobremanera el tono en que se dirigió a Dafne y ella frunció el ceño algo confundida. “Asco”?. Oye pero qué estaba ahí delante suya, y el pajarraco translúcido que se parecía a Sinceridad hablaba como si la tuviera controlada. Tay apretó los puños mientras pensaba todas esas cosas.
-¿¡Pero de qué vas!?- respondió indignado, aunque algo dentro de sí le tenía respeto a aquel ser. Tampoco quería ser totalmente sincero con respecto a que él no había pedido esa nueva forma y poder o lo que un fantama podía llegar a molestarle, ya que su novia era uno- yo no... en realidad... .
-No se preocupe- se metió Dafne a tiempo, con una mueca extraña- no está usando magia conmigo, es... una historia complicada.
Había bebido, vaya que sí. Estaba seguro de que no había perdido el control lo suficiente como para no recordar lo que había hecho en la fiesta, pero se había desbordado, o quizás solo hubiera sido la expresión más fiel de sí mismo. ¿No decían que un setanta y cinco por ciento de lo que decían los borrachos era verdad?. Bien, el caso es que no se acordaba muy bien de cuál era la parte de porcentaje exacta que había cabreado a Dafne aquella noche. La migraña le había destrozado la cabeza a la mañana siguiente y la noruega se había encargado de recordarle que no había contribuido a hacerle compañía. Y por mucho que pensara que se merecía aquella pasada de pedo... (joder, habían sobrevivido, la ciudad tenía dragones, un edificio se les había caído encima y estaban vivitos y coleando)... ¿acaso no llevaba razón?. Otra vez, por supuesto que sí.
Ahora estaba obligado a ahondar en su transformación, en profundizar en él mismo. Claro que quería hacerlo, pero a su tiempo. Sin embargo se lo debía a Dafne, porque no todos estan dispuestos a soportar a un idiota una noche entera, y ni siquiera estaba seguro de que la joven lo hubiera hecho del todo, bien por ella, en ese caso. Ahora las cosas estaban aliviadas, tampoco es que hubiera matado a nadie de todas formas, pero evidentemente la comunicación entre ellos funcionaba. Aunque ahora dependiera únicamente de que acompañaba a Dafne a la biblioteca a por una segunda parte más tocha del libro grisáceo que obtuvieron en su momento. Era el tipo de cosas que ocurría cuando eras... en fin... un novio inportunamente payaso e irresponsable.
-¿Crees de verdad que hay una forma más directa de obtener magia?- le dijo por el camino, mientras contemplaba las avenidas y encrucijadas a su alrededor. En esos instantes seguía a una Dafne flotante y resuelta que caminaba por delante de él con seguridad, desde luego se sabía mejor el camino. Pero eso se debía en parte a que había estado una parte del tiempo muerta y vagando sin mucho que hacer antes de toparse con ellos el día de la Luna Roja- yo me siento bien.
-Sí- afirmó- es lo que decía los libros, se supone que es con tus ojos.
-¿Tendrá que ver con que brillan en la oscuridad?- aventuró por decir algo al azar, puede que tuviera más sentido de lo que creía en realidad.
-Lo averiguaremos ahora.
-JA, otra vez tan enigmática.
-Simplemente soy práctica, no deberíamos pensar en ello hasta que lo sepamos con certeza- aunque la misma chica sonó menos convencida de lo que deseaba inicialmente. ¿Habría libros de espectros como ella? ¿Formas de sentir contacto?. Supuso que no, no habría tanta gente deambulando en aquel sitio de Dama Serena si así fuera. Si hubiera una forma de anclarse al mundo de una forma más real... todo sería distinto. ¿Eso era Tayron?. En cierto modo, ese muchacho incauto pero amable lo era. Sonrió para sí, esperaba tener buenas noticias cuando se les revelara más información.
-Espera- y el nuevo lémur de la ciudad paró en seco. Dafne supo que iba a ocurrir por aquel tono más grave y apagado que ponía Tayron, en la fiesta le ocurrió de manera bruta y atropellada. ¿Cuántos fantasmas debieron acudir al discurso?. Unos cuantos desde luego. Pero ninguno se les había acercado todavía de manera directa, ninguno... hasta ahora.
A Tayron le molestó de sobremanera el tono en que se dirigió a Dafne y ella frunció el ceño algo confundida. “Asco”?. Oye pero qué estaba ahí delante suya, y el pajarraco translúcido que se parecía a Sinceridad hablaba como si la tuviera controlada. Tay apretó los puños mientras pensaba todas esas cosas.
-¿¡Pero de qué vas!?- respondió indignado, aunque algo dentro de sí le tenía respeto a aquel ser. Tampoco quería ser totalmente sincero con respecto a que él no había pedido esa nueva forma y poder o lo que un fantama podía llegar a molestarle, ya que su novia era uno- yo no... en realidad... .
-No se preocupe- se metió Dafne a tiempo, con una mueca extraña- no está usando magia conmigo, es... una historia complicada.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Calles
18/07/19, 01:58 am
El atrofiado roquense ignoró el exabrupto del macho y se centró en la fantasma. ¿Cómo que una historia complicada? ¿Qué fantasma en su sano juicio acompañaría a un lemur por voluntad propia, sin escapatoria? Además, ¿y el sufrimiento de verle vivir? No le veía sentido. Frunció el ceño y volvió a abrir el pico.
—Te convendría respetar a los muertos, patético mortal —le miró como si le diera asco y después se dirigió a ella con preocupación—: Y tú..., ¿estás segura de que no te hizo creer que eres libre? Si yo me dejo flotar, acabo a su lado sin remedio...
Se interrumpió, dudando de lo que les había escuchado a ambos. La fantasma sonaba bastante cuerda, la verdad, y el macho bastante inofensivo. Quizá la relación de poder fuera a la inversa y la fantasma sacaba beneficio del imán con patas y cola. Cosas más raras había visto en Rocavarancolia.
—Hum... A no ser... ¿Conoces alguna forma para que no te afecte? ¿Es esa la "historia complicada"? —le preguntó, como si el otro no estuviera allí.
—Te convendría respetar a los muertos, patético mortal —le miró como si le diera asco y después se dirigió a ella con preocupación—: Y tú..., ¿estás segura de que no te hizo creer que eres libre? Si yo me dejo flotar, acabo a su lado sin remedio...
Se interrumpió, dudando de lo que les había escuchado a ambos. La fantasma sonaba bastante cuerda, la verdad, y el macho bastante inofensivo. Quizá la relación de poder fuera a la inversa y la fantasma sacaba beneficio del imán con patas y cola. Cosas más raras había visto en Rocavarancolia.
—Hum... A no ser... ¿Conoces alguna forma para que no te afecte? ¿Es esa la "historia complicada"? —le preguntó, como si el otro no estuviera allí.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Calles
21/07/19, 06:41 pm
El tipo al principio no parecía dudar. El belga apretó los puños, confuso por el insulto utilizado y que no entendiera que estaba metiendo la pata. ¿Patético mortal? ¿Salía de un grupo de dragones y mazmorras o algo así?. Pero tenía razón en algo, le debía un respeto, pero no porque estuviera muerto, si no porque podría ser poderoso, y no quería cabrearle. Además la preocupación hacia la noruega parecía real.
Dafne frunció el ceño con preocupación. Aquello quería decir que Tay podía influir en ella de tal manera que pensara ser libre. ¿Tanta poder podía tener un lémur experimentado?. No es que le preocupara el belga, pero... ¿qué pasaría si se cruzaba con otro menos amable?.
-Estoy segura- le dijo con educación- no se preocupe.
La fantasma no pasó de largo que aquel ser que tenía similitud con Sinceridad solo le hablaba directamente a ella, así que pensó que le correspondía aclarar la situación. Estaba claro que no le gustaban un pelo los lémures.
-No osea..
-Somos novios, ¿vale tío?.
Dafne carraspeó.
-Yo soy Dafne, y él es Tayron- los presentó- nuevos en la ciudad, fuimos pareja durante la cosecha hasta que...- se interrumpió, bueno, supuso que ya se imaginaba el resto de la historia- ni siquiera controla sus poderes. Te prometo que no queremos molestarle. Y no conozco nada que pueda ayudarle- ojalá, al menos así sabrían algo más de la transformación de lémur, aunque fuera contrarrestandolo.
Tayron se esforzó en parecer inofensivo, aunque en realidad lo era totalmente. Sin embargo quería que se marchara cuánto antes, su relación ya era lo suficientemente compleja para que tuvieran que aclarárselo a cada fantasma que supusiera a su novia en apuros. Que asco. ¿Por qué no se piraba?.
-Somos buena gente- dijo en cambio, aunque sin mucha energía en la voz.
Dafne frunció el ceño con preocupación. Aquello quería decir que Tay podía influir en ella de tal manera que pensara ser libre. ¿Tanta poder podía tener un lémur experimentado?. No es que le preocupara el belga, pero... ¿qué pasaría si se cruzaba con otro menos amable?.
-Estoy segura- le dijo con educación- no se preocupe.
La fantasma no pasó de largo que aquel ser que tenía similitud con Sinceridad solo le hablaba directamente a ella, así que pensó que le correspondía aclarar la situación. Estaba claro que no le gustaban un pelo los lémures.
-No osea..
-Somos novios, ¿vale tío?.
Dafne carraspeó.
-Yo soy Dafne, y él es Tayron- los presentó- nuevos en la ciudad, fuimos pareja durante la cosecha hasta que...- se interrumpió, bueno, supuso que ya se imaginaba el resto de la historia- ni siquiera controla sus poderes. Te prometo que no queremos molestarle. Y no conozco nada que pueda ayudarle- ojalá, al menos así sabrían algo más de la transformación de lémur, aunque fuera contrarrestandolo.
Tayron se esforzó en parecer inofensivo, aunque en realidad lo era totalmente. Sin embargo quería que se marchara cuánto antes, su relación ya era lo suficientemente compleja para que tuvieran que aclarárselo a cada fantasma que supusiera a su novia en apuros. Que asco. ¿Por qué no se piraba?.
-Somos buena gente- dijo en cambio, aunque sin mucha energía en la voz.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Calles
24/07/19, 12:10 pm
El roquense entendía entre cero y nada cómo podía ser posible que un fantasma aguantase a un lémur, pero si la hembra estaba tan segura el no iba a ser quien se metiera en el follón de indagar...
Pero ni falta que hizo. ¿Novios? ¿Qué era eso...? «¿¡Pareja!?» ¿No podía dejar de cruzarse con ciudadanos locos, acaso? Se le olvidó el asco hacia los lemures, incluso, y hasta cambió de tono y sus gestos se volvieron más tranquilos.
—Yo soy Eterno. Pero... ¡por todas las lunas, esa historia sí que es complicada! ¿No os parece bastante horrible la ciudad como para enzarzaros en una relación así? Os compadezco. Ser fantasma es un asco, y debe ser peor ver a tu "novio" vivir, comer, respirar, tocar cosas, sentir algo... Mientras tú solo puedes observar y escuchar... —parecía congoja sincera, pero de pronto se le torció el rostro e incluso los muñones que tenía donde debía haber un par de alas se tensaron—¡Esto demuestra que te tiene esclavizada, seguro que le divierte ver cómo no puedes hacer nada! ¡"Buena gente", dice el engendro de los subterráneos! ¿No ves que saca su poder de ti? ¡Eso es lo que nos hacen!
Se les había acercado bastante, pero aunque hablaba a Dafne por la transformación se acababa acercando a Tayron. No quería, porque sabía que podía ordenarle cualquier cosa, pero el macho parecía no conocer mucho de sus poderes. Así que dudaba y dudaba, pero el odio era más fuerte y al hablar había olvidado sus temores.
De alguna manera, irracional, decididamente influida por el odio, el roquense llevaba mucho tiempo creyendo que los lemures y otras transformaciones y criaturas relacionadas con los fantasmas les robaban energía a todos por igual. Eso era lo único sincero de su monólogo. Eso y el asco que tenía hacia cualquier ser vivo.
Pero ni falta que hizo. ¿Novios? ¿Qué era eso...? «¿¡Pareja!?» ¿No podía dejar de cruzarse con ciudadanos locos, acaso? Se le olvidó el asco hacia los lemures, incluso, y hasta cambió de tono y sus gestos se volvieron más tranquilos.
—Yo soy Eterno. Pero... ¡por todas las lunas, esa historia sí que es complicada! ¿No os parece bastante horrible la ciudad como para enzarzaros en una relación así? Os compadezco. Ser fantasma es un asco, y debe ser peor ver a tu "novio" vivir, comer, respirar, tocar cosas, sentir algo... Mientras tú solo puedes observar y escuchar... —parecía congoja sincera, pero de pronto se le torció el rostro e incluso los muñones que tenía donde debía haber un par de alas se tensaron—¡Esto demuestra que te tiene esclavizada, seguro que le divierte ver cómo no puedes hacer nada! ¡"Buena gente", dice el engendro de los subterráneos! ¿No ves que saca su poder de ti? ¡Eso es lo que nos hacen!
Se les había acercado bastante, pero aunque hablaba a Dafne por la transformación se acababa acercando a Tayron. No quería, porque sabía que podía ordenarle cualquier cosa, pero el macho parecía no conocer mucho de sus poderes. Así que dudaba y dudaba, pero el odio era más fuerte y al hablar había olvidado sus temores.
De alguna manera, irracional, decididamente influida por el odio, el roquense llevaba mucho tiempo creyendo que los lemures y otras transformaciones y criaturas relacionadas con los fantasmas les robaban energía a todos por igual. Eso era lo único sincero de su monólogo. Eso y el asco que tenía hacia cualquier ser vivo.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Calles
27/07/19, 05:31 pm
Percibiendo gestos más calmados, Tayron pensó que el tipo por fin había entendido algo de todo aquel asunto, pero segundos después descubrió que se equivocaba. Habían sido educados dentro de lo posible y ya eran varias las veces que le faltaba el respeto y se lo dejaba pasar. ¿Qué le había hecho?. El belga entendía que su naturaleza como lémur podía dar mala espina a los fantamas e incluso que le dieran esquinazo (cada vez quería que se cumpliera más esa parte) pero no implicaba que de repente fuera un novio tóxico y manipulador de espectros. Si la luna le hubiese dado cuchillas por manos no sería un asesino. Era lo mismo. Pero cuánto más se lo quedaba mirando... más se sentía tentado.
No, había gente que se lo merecía, que se ganaba a pulso morir.
Y había fantasmas capullos que también lo merecían, solo que no podían morir. Él tenía el poder y don de hacerles daño de varias formas, y deseaba hacerlo. ¿Dónde le dejaba eso? ¿En qué punto exactamente?.
Dafne asintió apenada, una mueca de autocompasión cruzaba su cara adornando un rostro que sí, en efecto, no podía sentir nada. Las palabras de Eterno se grababan a fuego en su mente porque decía verdades duras y crueles. Una relación complicada, contemplarle comer o dormir mientras ella no podía hacer cosas tan básicas. ¿Pensaba que no lo sabía? ¿Que no recordaba su último día como persona viva decenas de veces? ¿Y por qué le dolía tanto escucharlo entonces?. Quizás porque por primera vez sus dudas no eran dichas por su propia voz o la de Tayron. Provenían del exterior de esa burbuja de seguridad que se había creado, de un tercero. Y se sintió terriblemente adolescente e inexperta.
-Yo...
-Tú- le dijo Tayron con desprecio- serás... vete a la puta mierda. ¿Quién cojones te crees que eres? No soy un esclavizador, no me estoy alimentando de fantasmas. ¡No eres nadie para opinar de nuestra relación! ¿Te queda claro?- exclamó- dios... estoy harto de todo esto ¡De todo! ¡Esto es una mierda, ya lo sabemos! ¿Nos dejas removerla a nosotros?.
Dafne escuchaba las palabras de Tayron de fondo, de su voz grave irritada, de saber que si hubiera podido se habría enzarzado en una pelea física. Continuaba escuchándole totalmente convencida de lo que decía, era una mierda, y estaba harto. Y llevaba ¿razón?. A lo mejor le agobiaba. Y lo percibió.
-¡Vete cagando leches!- gruñó con los puños apretados. Ni siquiera estaba siendo consciente de la sensación que generaba- yo sí que te compadezco.
-Tayron, basta- pudo decir, ¿cuándo se había alejado como cinco pasos?. Había sido él, ni siquiera había pensado que sería buena idea cuando estaba más lejos. Frunció el ceño- Tay, contrólate.
-¡Vete! ¡Me tienes hasta las narices!- la noruega miró a Eterno sin saber si solo lo estaba notando ella, era como... como cuando sin querer estaba distraída en sus pensamientos y de pronto se encontraba más cerca de él mientras el belga dormía. Solo que al revés, notaba el impulso que la repelía y se entristeció. Tayron le hablaba a Eterno, pero aquella habilidad no andaba con medias verdades, estaba cansado de la situación y de todo. En aquel momento ella no era una excepción
No, había gente que se lo merecía, que se ganaba a pulso morir.
Y había fantasmas capullos que también lo merecían, solo que no podían morir. Él tenía el poder y don de hacerles daño de varias formas, y deseaba hacerlo. ¿Dónde le dejaba eso? ¿En qué punto exactamente?.
Dafne asintió apenada, una mueca de autocompasión cruzaba su cara adornando un rostro que sí, en efecto, no podía sentir nada. Las palabras de Eterno se grababan a fuego en su mente porque decía verdades duras y crueles. Una relación complicada, contemplarle comer o dormir mientras ella no podía hacer cosas tan básicas. ¿Pensaba que no lo sabía? ¿Que no recordaba su último día como persona viva decenas de veces? ¿Y por qué le dolía tanto escucharlo entonces?. Quizás porque por primera vez sus dudas no eran dichas por su propia voz o la de Tayron. Provenían del exterior de esa burbuja de seguridad que se había creado, de un tercero. Y se sintió terriblemente adolescente e inexperta.
-Yo...
-Tú- le dijo Tayron con desprecio- serás... vete a la puta mierda. ¿Quién cojones te crees que eres? No soy un esclavizador, no me estoy alimentando de fantasmas. ¡No eres nadie para opinar de nuestra relación! ¿Te queda claro?- exclamó- dios... estoy harto de todo esto ¡De todo! ¡Esto es una mierda, ya lo sabemos! ¿Nos dejas removerla a nosotros?.
Dafne escuchaba las palabras de Tayron de fondo, de su voz grave irritada, de saber que si hubiera podido se habría enzarzado en una pelea física. Continuaba escuchándole totalmente convencida de lo que decía, era una mierda, y estaba harto. Y llevaba ¿razón?. A lo mejor le agobiaba. Y lo percibió.
-¡Vete cagando leches!- gruñó con los puños apretados. Ni siquiera estaba siendo consciente de la sensación que generaba- yo sí que te compadezco.
-Tayron, basta- pudo decir, ¿cuándo se había alejado como cinco pasos?. Había sido él, ni siquiera había pensado que sería buena idea cuando estaba más lejos. Frunció el ceño- Tay, contrólate.
-¡Vete! ¡Me tienes hasta las narices!- la noruega miró a Eterno sin saber si solo lo estaba notando ella, era como... como cuando sin querer estaba distraída en sus pensamientos y de pronto se encontraba más cerca de él mientras el belga dormía. Solo que al revés, notaba el impulso que la repelía y se entristeció. Tayron le hablaba a Eterno, pero aquella habilidad no andaba con medias verdades, estaba cansado de la situación y de todo. En aquel momento ella no era una excepción
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Calles
27/07/19, 06:08 pm
El cosquilleo crecía, esa energía que le atraía y, en este caso, parecía a punto de repelerle mientras Tesón intentaba evitarlo echando su cuerpo más hacia delante. Había enfadado al lémur pero el fantasma no se amedrentó. Aguantó su respuesta con la mirada fija en el humano e incluso llegó a sonreír cuando lo escuchó todo. ¡Había dado en el clavo!
Ni la otra ni él mismo pudieron decir nada antes de que el macho volviera a la carga. Y esta vez sí, con cada palabra, con cada tono de voz elevado, el fantasma se vio empujado unos pasos hacia atrás. No se iría por las buenas, pero de todo el veneno que corría por sus pensamientos hacia uno u otro, o los dos juntos, se centró en el lémur a solas.
—¡Eso, échame, es lo que hacéis todos cuando os quedáis sin argumentos, y lo que harás con cualquier fantasma cuando te cansen! ¡Hablaré de esto a fantasmas peores que yo!
No pudo resistirlo más y sencillamente salió volando como si el viento hubiera barrido las hojas del bosque. Cuando ya estaba a varios metros, antes de perderse de vista repelido por la magia de Tay del todo, gritó por última vez lo que se había convertido en su firma.
—¡Volveré, porque soy Eterno!
Y voló.
Ni la otra ni él mismo pudieron decir nada antes de que el macho volviera a la carga. Y esta vez sí, con cada palabra, con cada tono de voz elevado, el fantasma se vio empujado unos pasos hacia atrás. No se iría por las buenas, pero de todo el veneno que corría por sus pensamientos hacia uno u otro, o los dos juntos, se centró en el lémur a solas.
—¡Eso, échame, es lo que hacéis todos cuando os quedáis sin argumentos, y lo que harás con cualquier fantasma cuando te cansen! ¡Hablaré de esto a fantasmas peores que yo!
No pudo resistirlo más y sencillamente salió volando como si el viento hubiera barrido las hojas del bosque. Cuando ya estaba a varios metros, antes de perderse de vista repelido por la magia de Tay del todo, gritó por última vez lo que se había convertido en su firma.
—¡Volveré, porque soy Eterno!
Y voló.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Calles
17/09/19, 04:17 pm
-¡Y no vuelvas!- terminó de gritar cuando vio con orgullo que el fantasma de Eterno se alejaba estripitosamente en la distancia. Relajó los hombros un poco y comenzó a resoplar, aquello le había hecho gastar más energía de la que pensaba, aunque lo había conseguido. Por fin su transformación le había mostrado un ejemplo práctico de lo que era capaz de hacer. Los fantasmas le molestarían, sí, pero al menos en la medida que él quisiera, o esa era su meta.
Pero ver a Dafne alejada varios metros de sí le puso los pelos de punta.
-Dafne... lo siento. No pretendía que te afectara a tí también, no sé controlarlo- el gesto de la mano de la noruega como restándole importancia le habría tranquilizado en otras circunstancias, pero el belga conocía demasiado bien ese rostro que intentaba ser impasible. Eterno había calado más de lo que creían ambos.
-Tenía que pasar, no es culpa tuya. Últimamente te disculpas demasiado.
-Bueno, igual es porque no paro de cagarla. ¿Te crees lo que dice el pajarraco amargado ese?. Podemos hablarlo- dijo algo desesperado, lo último que necesitaba es que la cosa empeorara entre ellos.
Dafne sospesó su respuesta, no había tenido el recibimiento esperado con el resto de sus amigos del torreón y... ¿y si Tay se cansaba algún día de ella como había dicho Eterno? ¿La alejaría?.
-Es mejor que volvamos hoy y lo dejemos estar.
-Coño, contéstame.
-No, no me lo creo. Pero hay un montón de cosas que todavía tenemos que ver y cuanto antes trabajes ese... poder tuyo mejor ¿no?.
-Caray, y que lo digas- aunque algo en su interior supo que nada de aquello acabaría bien.
Pero ver a Dafne alejada varios metros de sí le puso los pelos de punta.
-Dafne... lo siento. No pretendía que te afectara a tí también, no sé controlarlo- el gesto de la mano de la noruega como restándole importancia le habría tranquilizado en otras circunstancias, pero el belga conocía demasiado bien ese rostro que intentaba ser impasible. Eterno había calado más de lo que creían ambos.
-Tenía que pasar, no es culpa tuya. Últimamente te disculpas demasiado.
-Bueno, igual es porque no paro de cagarla. ¿Te crees lo que dice el pajarraco amargado ese?. Podemos hablarlo- dijo algo desesperado, lo último que necesitaba es que la cosa empeorara entre ellos.
Dafne sospesó su respuesta, no había tenido el recibimiento esperado con el resto de sus amigos del torreón y... ¿y si Tay se cansaba algún día de ella como había dicho Eterno? ¿La alejaría?.
-Es mejor que volvamos hoy y lo dejemos estar.
-Coño, contéstame.
-No, no me lo creo. Pero hay un montón de cosas que todavía tenemos que ver y cuanto antes trabajes ese... poder tuyo mejor ¿no?.
-Caray, y que lo digas- aunque algo en su interior supo que nada de aquello acabaría bien.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Calles
14/12/19, 09:04 pm
Eara y Ayne llevaban varios días paseándose por distintas zonas de la ciudad. Habían decidido que les convendría abrir su negocio en la parte de la ciudad opuesta a la taberna y la bodega, por lo que sobre todo habían investigado el sur de la ciudad. La cercanía al mercado podría ser una ventaja, pero a más habitada estaba la zona, menos casas en buen estado quedaban libres. Tampoco querían elegir una zona demasiado abandonada y, al final, Eara propuso buscar en los alrededores de los jardines de la memoria. Aquella era una parte de la ciudad relativamente tranquila, y además de resultar atractiva la cercanía de los jardines, pronto sería inaugurada la torre Doce en los alrededores y atraería mucha gente a la zona.
—No me suena que haya ninguna antigua posada por esta zona. Sería lo mejor, algo como el local de los mercenarios, ¿no? —dijo el anima mientras se hacía levitar para observar desde el cielo los edificios de la zona.
—No tiene por qué ser una posada, al menos no una grande —le respondió, alzando la voz para hacerse oír.
Era algo que ya habían hablado. No necesitaban un local enorme, y menos siendo solo dos personas para gestionarlo, pero sí necesitaban algo de margen por si su negocio prosperaba. Eso hacía difícil ponerse de acuerdo sobre el tamaño que debería tener el restaurante, pero lo cierto era que tendrían que trabajar con lo que encontrasen. Sus ahorros les permitirían hacer las reformas que fuesen necesarias, siempre y cuando el edificio no se cayese a trozos.
—¡Creo que he visto una interesante! —anunció Ayne a la vez que descendía.
Guió a Eara por varias callejuelas hasta detenerse delante de una casa sin desperfectos graves. Eara la observó sin mucho convencimiento. Le parecía demasiado grande, pero hasta verla por dentro no debía juzgar.
—Tiene demasiadas paredes —opinó tras haberse paseado por la primera planta.
—Pero se pueden echar abajo. Al menos algunas. Salvo que encontremos un edificio que haya sido un mesón vamos a tener que hacerlo de todos modos, y no va a ser fácil encontrar algo tan específico si queremos que sea en esta zona.
El anima echó a andar escaleras arriba, no sin cierta precaución. Nunca se sabía si podía haber restos de magia de los anteriores habitantes.
—Parecía una casa para bastantes personas —dijo Eara tras seguirlo arriba.
—Aquí también se pueden quitar habitaciones. Podemos poner un estudio con biblioteca, un salón… y un baño como es debido —respondió él, convencido de que podían llevarlo a cabo. Eara, en cambio, dudaba.
—Creo que costaría demasiado dinero poner esta casa a punto, ¿podemos permitirnos ese riesgo?
—En Rocavarancolia sí. Al menos no sería una ruina. No nos vamos a quedar en la calle si esto fracasa: seguiremos teniendo casa, y no nos vamos a morir de hambre ni aunque no tengamos trabajo —le dio una palmada de ánimo en el hombro al pasar a su lado para abrir una puerta cerrada, cuyos goznes chirriaron—. Ten un poco de confianza, Eara. No tiene por qué salir mal.
Eara había comenzado a planear el proyecto con Ayne ilusionada, pero a medida que los preparativos se complicaban las preocupaciones habían inundado su mente. Jamás se había embarcado en algo así ni tenía experiencia en el mundo de los negocios, por lo que se sentía como si hubiese saltado al vacío. Por suerte para ella, el anima tenía preparación como comerciante, y parecía estar llevando el proceso con mucha más calma. Gracias a eso, la sinhadre no había tirado aún la toalla.
—Me gusta que haya tanta madera, es cálido y bonito. Es extraño que no esté más podrida, después de todos estos años —comentó Eara, que no podía negar que la casa tenía puntos positivos.
—Con suerte solo tenemos que cambiar el tejado. Quienquiera que hiciese esta casa lo hizo a conciencia. Creo que la magia ha tenido que ver con que no se haya caído todavía.
Al escuchar aquello, Eara pensó en los anteriores habitantes sin poder evitarlo. Se sentía extraña al apropiarse algo que otra u otras personas había construido con tanto esmero. Pero ni siquiera sabía qué tipo de personas habían sido, para empezar. Quizá allí no había vivido un grupo de amigos o una familia, sino que todos aquellos cuartos habían pertenecido a esclavos. «Es mejor que parezca otra casa totalmente diferente después de las obras» decidió.
Tras explorar todas las habitaciones y no encontrar nada extraño, investigaron el exterior y los alrededores. La casa estaba pegada por el lateral derecho a otro edificio contiguo, pero tanto la fachada como el lateral izquierdo daban a la calle, y por la parte trasera tenía un pequeño patio que ilusionó a la sinhadre. Ayne sonrió al ver que Eara se estaba empezando a convencer. Desde que habían empezado con aquel proyecto la veía dudar cada vez más de todas las decisiones que tomaba.
—Habrá que restaurar el pozo y el muro —dijo, señalando las piedras caídas. Parecían que algo de gran tamaño había impactado contra el muro y continuado hasta el pozo. Podía verse incluso un surco en la tierra.
—Ya he perdido la cuenta de las cosas que va a haber que hacer —bromeó Eara—. Pero aquí podría plantar las especias, y quién sabe, un pequeño huerto si hiciese falta.
—Entonces, ¿nos quedamos con esta?
—Nos quedamos con esta —respondió ella, mostrando por fin decisión.
Sigue en el Macetero.
—No me suena que haya ninguna antigua posada por esta zona. Sería lo mejor, algo como el local de los mercenarios, ¿no? —dijo el anima mientras se hacía levitar para observar desde el cielo los edificios de la zona.
—No tiene por qué ser una posada, al menos no una grande —le respondió, alzando la voz para hacerse oír.
Era algo que ya habían hablado. No necesitaban un local enorme, y menos siendo solo dos personas para gestionarlo, pero sí necesitaban algo de margen por si su negocio prosperaba. Eso hacía difícil ponerse de acuerdo sobre el tamaño que debería tener el restaurante, pero lo cierto era que tendrían que trabajar con lo que encontrasen. Sus ahorros les permitirían hacer las reformas que fuesen necesarias, siempre y cuando el edificio no se cayese a trozos.
—¡Creo que he visto una interesante! —anunció Ayne a la vez que descendía.
Guió a Eara por varias callejuelas hasta detenerse delante de una casa sin desperfectos graves. Eara la observó sin mucho convencimiento. Le parecía demasiado grande, pero hasta verla por dentro no debía juzgar.
—Tiene demasiadas paredes —opinó tras haberse paseado por la primera planta.
—Pero se pueden echar abajo. Al menos algunas. Salvo que encontremos un edificio que haya sido un mesón vamos a tener que hacerlo de todos modos, y no va a ser fácil encontrar algo tan específico si queremos que sea en esta zona.
El anima echó a andar escaleras arriba, no sin cierta precaución. Nunca se sabía si podía haber restos de magia de los anteriores habitantes.
—Parecía una casa para bastantes personas —dijo Eara tras seguirlo arriba.
—Aquí también se pueden quitar habitaciones. Podemos poner un estudio con biblioteca, un salón… y un baño como es debido —respondió él, convencido de que podían llevarlo a cabo. Eara, en cambio, dudaba.
—Creo que costaría demasiado dinero poner esta casa a punto, ¿podemos permitirnos ese riesgo?
—En Rocavarancolia sí. Al menos no sería una ruina. No nos vamos a quedar en la calle si esto fracasa: seguiremos teniendo casa, y no nos vamos a morir de hambre ni aunque no tengamos trabajo —le dio una palmada de ánimo en el hombro al pasar a su lado para abrir una puerta cerrada, cuyos goznes chirriaron—. Ten un poco de confianza, Eara. No tiene por qué salir mal.
Eara había comenzado a planear el proyecto con Ayne ilusionada, pero a medida que los preparativos se complicaban las preocupaciones habían inundado su mente. Jamás se había embarcado en algo así ni tenía experiencia en el mundo de los negocios, por lo que se sentía como si hubiese saltado al vacío. Por suerte para ella, el anima tenía preparación como comerciante, y parecía estar llevando el proceso con mucha más calma. Gracias a eso, la sinhadre no había tirado aún la toalla.
—Me gusta que haya tanta madera, es cálido y bonito. Es extraño que no esté más podrida, después de todos estos años —comentó Eara, que no podía negar que la casa tenía puntos positivos.
—Con suerte solo tenemos que cambiar el tejado. Quienquiera que hiciese esta casa lo hizo a conciencia. Creo que la magia ha tenido que ver con que no se haya caído todavía.
Al escuchar aquello, Eara pensó en los anteriores habitantes sin poder evitarlo. Se sentía extraña al apropiarse algo que otra u otras personas había construido con tanto esmero. Pero ni siquiera sabía qué tipo de personas habían sido, para empezar. Quizá allí no había vivido un grupo de amigos o una familia, sino que todos aquellos cuartos habían pertenecido a esclavos. «Es mejor que parezca otra casa totalmente diferente después de las obras» decidió.
Tras explorar todas las habitaciones y no encontrar nada extraño, investigaron el exterior y los alrededores. La casa estaba pegada por el lateral derecho a otro edificio contiguo, pero tanto la fachada como el lateral izquierdo daban a la calle, y por la parte trasera tenía un pequeño patio que ilusionó a la sinhadre. Ayne sonrió al ver que Eara se estaba empezando a convencer. Desde que habían empezado con aquel proyecto la veía dudar cada vez más de todas las decisiones que tomaba.
—Habrá que restaurar el pozo y el muro —dijo, señalando las piedras caídas. Parecían que algo de gran tamaño había impactado contra el muro y continuado hasta el pozo. Podía verse incluso un surco en la tierra.
—Ya he perdido la cuenta de las cosas que va a haber que hacer —bromeó Eara—. Pero aquí podría plantar las especias, y quién sabe, un pequeño huerto si hiciese falta.
—Entonces, ¿nos quedamos con esta?
—Nos quedamos con esta —respondió ella, mostrando por fin decisión.
Sigue en el Macetero.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Calles
19/03/20, 10:31 pm
Aquello parecía una procesión fúnebre, más que la ansiada vuelta de un grupo de veteranos de Rocavarancolia. Una mortaja de desdicha y shock había enterrado a la que hasta hace era escasos minutos era una legión triunfal. Ni siquiera Suzaku había previsto tal grado de... horror. No había otra palabra para definir lo que veían. No había otra forma de captar el sentimiento que evocaban aquellas ruinas. No había otra palabra que describiera el vacío que se había instalado en el fondo de sus almas.
Leahrrä intentaba guiar al grupo, junto a la guardiana. Incluso entre las montañas de cascotes, los edificios desarbolados y las plazas desiertas era perfectamente capaz de orientarse. Peor aún: las reconocía. Conocía perfectamente aquellos lugares, y su mente se vio inundada por los ratos, las maravillas y las decisiones que había vivido en cada calle, cada plazoleta, cada callejón que cruzaron. Aunque su cara no lo mostraba lo cierto era que apenas se sentía capaz de respirar. No deseaba otra cosa que encontrar a los culpables de aquella destrucción, de aquel atentado antinatural, y despellejarlos, desmembrarlos, eviscerarlos. La ira, el odio, la indignación y la desolación bullían bajo su piel, de la forma más cruda en la que podía sentir esas emociones.
No las dejó salir. No podía permitírselo, no hasta que su trabajo estuviera hecho. No hasta que los monstruos bajo su mando tuvieran algún lugar donde cobijarse y hubiera aprendido qué... cosa había llevado a Rocavarancolia a aquel estado.
Advay no se sentía mucho mejor. Y la carencia de una obligación particular le permitió mostrarlo. Su cara estaba lívida, sus ojos mostraban un odio que sus acompañantes no habían visto jamás. En ese momento parecía capaz de arrasar con todos los mundos con su fuerza de voluntad, parecía capaz de reducir cada planeta del universo a escoria fundida en apenas segundos.
El resto estaba, esencialmente, en shock. Suzaku menos: solo mostraba una postura severa, apenas la superficie de la indignación que sufría. Dama Rubí, la que más. Sus pasos eran vacilantes, toda su postura evocaba neutralidad. Parecía que se hubiera encerrado en el fondo de su mente y apenas hubiera dejado detrás un cascarón vacío.
Entonces llegaron a la cicatriz de Arax.
Leahrrä contuvo un grito. Advay no. Un exabrupto que habría sonrojado a casi todos los habitantes de los bajos fondos salió despedido de su garganta. Hasta Gres se sobresaltó, temiendo por un momento que aquel anciano (aparentemente frágil, pero no era tan estúpida como para pensar que aquello tenía que ser real) la tomara con ella.
—¿Qué es esto?
La pregunta fue de Leahrrä. La guardiana de los portales describió sucintamente cómo Sardaurlar se había sacrificado para detener al ejército invasor el último día de la caída de Rocavarancolia. Y que aquello no había bastado para salvar a la ciudad.
Suzaku sintió una perversa alegría, muy poco típica de ella, al escuchar que aquel rey había muerto. Había reflexionado mucho en aquellas décadas, más todavía tras la visión de Misticia, y solo había llegado a una conclusión. Rocavarancolia había caído debido a la insensatez del rey. Sardaurlar era el culpable de que la tierra de los milagros estuviera en aquel estado.
—Entonces, ¿quién es ahora el rey? O regente —fue Leahrrä quien volvió a preguntar. La respuesta no pudo sorprenderla más.
—Un piromante de la primera cosecha exitosa tras la guerra, Su Majestad Andras Sula.
Aquel shock fue casi tan grande como ver a Rocavarancolia en aquel estado. Andras Sula. El niñato pretencioso no había tenido un nombre mejor que escoger que Andras Sula. Y el Trono Sagrado lo había aceptado.
—¿Por qué la ciudad está así? Entre los demiurgos y los nigromantes limpiar las ruinas debería ser relativamente rápido —desde luego no debería tomar cuatro malditas décadas.
—Ah, apenas quedan demiurgos y nigromantes —Gres se sentía cada vez más incómoda junto a aquel grupo de monstruos. Exhudaban... poder, quizás. Se preguntó si varias décadas después su misma presencia resultaría igual de imponente—. Solo dos nigromantes, y además de la demiurga de Altabajatorre solo hay dos demiurgos más.
Leahrrä casi necesitó agarrarse a alguien para no caerse. ¿Solo tres demiurgos? ¿Solo dos nigromantes?
—P-pero —Advay parecía haber salido por fin del estado de pura indignación, al menos lo suficiente para poder hablar—. ¡Dos bastan y sobran! ¿Por qué no se han puesto a trabajar? ¿Acaso...? —un pensamiento horrible, atroz, se le cruzó por la mente—. Annais Perlaverde. Él murió, ¿no?
Sabía que nunca, bajo ningún concepto, habría dejado Rocavarancolia así. Si Annais hubiera sobrevivido al final en pocas semanas Rocavarancolia parecería, al menos, una ciudad, y no un montón de ruinas.
—No sé quién era Annais Perlaverde —Advay parecía estar a punto de explotar de indignación, y ni siquiera era el único, por lo que Gres dio alguna explicación más—. No llevo muchos años transformada. He preferido dedicar este tiempo a entrenarme lo máximo posible, más que a aprender historia. Rocavarancolia necesita buenos guerreros.
Leahrrä miró aquella calle con el ceño fruncido. ¿Tan pocos efectivos tenían que usaban novatos para vigilar un maldito portal?
—Dónde están las torres flotantes —murmuró Advay. Contempló entonces la Torre Doce. No la reconocía, pero al menos era algo nuevo, algo entero. Se giró hacia la novata—. Eh, tú, ¿qué gremio reside allí?
—Ninguno —se notaba que estaba molesta. No solía consentir que se dirigieran a ella así, no por parte de un desconocido, y solo la profeisonalidad (y lo especial de aquella situación) había evitado que le exigiera más respeto—. Ahora mismo no hay ningún gremio en Rocavarancolia.
El silencio descendió sobre el grupo. Todos, en mayor o menor medida, estaban sorprendidos por aquella noticia.
—¡¿Cómo que no hay gremios?! —Advay estaba indignado. No. Estaba explotando. Rocavarancolia medio muerta y sus habitantes no parecían lo más mínimamente interesados en resucitarla—. ¡¿A qué jugáis?! ¡¿Qué esperáis para resucitar a esta tierra?!
—Advay —había sido Zircón el que le llamó la atención. El hechicero lo miró fuera de sí, pero el trémor se mantuvo firme y bajó la voz—. Déjala ya. Está tan sobrepasada como nosotros.
El mago cerró la boca con fuerza y miró a otro lado. Su respirar era entrecortado. Tenía ganas de llorar por primera vez en tantas décadas que ni siquiera podía contarlas.
El grupo siguió su camino con un ánimo, si cabía, peor que el de antes. Rocavarancolia no solo había sufrido heridas físicas, y se preguntaban si las que afectaban al propio carácter de la ciudad, de sus habitantes, podrían sanar.
Leahrrä intentaba guiar al grupo, junto a la guardiana. Incluso entre las montañas de cascotes, los edificios desarbolados y las plazas desiertas era perfectamente capaz de orientarse. Peor aún: las reconocía. Conocía perfectamente aquellos lugares, y su mente se vio inundada por los ratos, las maravillas y las decisiones que había vivido en cada calle, cada plazoleta, cada callejón que cruzaron. Aunque su cara no lo mostraba lo cierto era que apenas se sentía capaz de respirar. No deseaba otra cosa que encontrar a los culpables de aquella destrucción, de aquel atentado antinatural, y despellejarlos, desmembrarlos, eviscerarlos. La ira, el odio, la indignación y la desolación bullían bajo su piel, de la forma más cruda en la que podía sentir esas emociones.
No las dejó salir. No podía permitírselo, no hasta que su trabajo estuviera hecho. No hasta que los monstruos bajo su mando tuvieran algún lugar donde cobijarse y hubiera aprendido qué... cosa había llevado a Rocavarancolia a aquel estado.
Advay no se sentía mucho mejor. Y la carencia de una obligación particular le permitió mostrarlo. Su cara estaba lívida, sus ojos mostraban un odio que sus acompañantes no habían visto jamás. En ese momento parecía capaz de arrasar con todos los mundos con su fuerza de voluntad, parecía capaz de reducir cada planeta del universo a escoria fundida en apenas segundos.
El resto estaba, esencialmente, en shock. Suzaku menos: solo mostraba una postura severa, apenas la superficie de la indignación que sufría. Dama Rubí, la que más. Sus pasos eran vacilantes, toda su postura evocaba neutralidad. Parecía que se hubiera encerrado en el fondo de su mente y apenas hubiera dejado detrás un cascarón vacío.
Entonces llegaron a la cicatriz de Arax.
Leahrrä contuvo un grito. Advay no. Un exabrupto que habría sonrojado a casi todos los habitantes de los bajos fondos salió despedido de su garganta. Hasta Gres se sobresaltó, temiendo por un momento que aquel anciano (aparentemente frágil, pero no era tan estúpida como para pensar que aquello tenía que ser real) la tomara con ella.
—¿Qué es esto?
La pregunta fue de Leahrrä. La guardiana de los portales describió sucintamente cómo Sardaurlar se había sacrificado para detener al ejército invasor el último día de la caída de Rocavarancolia. Y que aquello no había bastado para salvar a la ciudad.
Suzaku sintió una perversa alegría, muy poco típica de ella, al escuchar que aquel rey había muerto. Había reflexionado mucho en aquellas décadas, más todavía tras la visión de Misticia, y solo había llegado a una conclusión. Rocavarancolia había caído debido a la insensatez del rey. Sardaurlar era el culpable de que la tierra de los milagros estuviera en aquel estado.
—Entonces, ¿quién es ahora el rey? O regente —fue Leahrrä quien volvió a preguntar. La respuesta no pudo sorprenderla más.
—Un piromante de la primera cosecha exitosa tras la guerra, Su Majestad Andras Sula.
Aquel shock fue casi tan grande como ver a Rocavarancolia en aquel estado. Andras Sula. El niñato pretencioso no había tenido un nombre mejor que escoger que Andras Sula. Y el Trono Sagrado lo había aceptado.
—¿Por qué la ciudad está así? Entre los demiurgos y los nigromantes limpiar las ruinas debería ser relativamente rápido —desde luego no debería tomar cuatro malditas décadas.
—Ah, apenas quedan demiurgos y nigromantes —Gres se sentía cada vez más incómoda junto a aquel grupo de monstruos. Exhudaban... poder, quizás. Se preguntó si varias décadas después su misma presencia resultaría igual de imponente—. Solo dos nigromantes, y además de la demiurga de Altabajatorre solo hay dos demiurgos más.
Leahrrä casi necesitó agarrarse a alguien para no caerse. ¿Solo tres demiurgos? ¿Solo dos nigromantes?
—P-pero —Advay parecía haber salido por fin del estado de pura indignación, al menos lo suficiente para poder hablar—. ¡Dos bastan y sobran! ¿Por qué no se han puesto a trabajar? ¿Acaso...? —un pensamiento horrible, atroz, se le cruzó por la mente—. Annais Perlaverde. Él murió, ¿no?
Sabía que nunca, bajo ningún concepto, habría dejado Rocavarancolia así. Si Annais hubiera sobrevivido al final en pocas semanas Rocavarancolia parecería, al menos, una ciudad, y no un montón de ruinas.
—No sé quién era Annais Perlaverde —Advay parecía estar a punto de explotar de indignación, y ni siquiera era el único, por lo que Gres dio alguna explicación más—. No llevo muchos años transformada. He preferido dedicar este tiempo a entrenarme lo máximo posible, más que a aprender historia. Rocavarancolia necesita buenos guerreros.
Leahrrä miró aquella calle con el ceño fruncido. ¿Tan pocos efectivos tenían que usaban novatos para vigilar un maldito portal?
—Dónde están las torres flotantes —murmuró Advay. Contempló entonces la Torre Doce. No la reconocía, pero al menos era algo nuevo, algo entero. Se giró hacia la novata—. Eh, tú, ¿qué gremio reside allí?
—Ninguno —se notaba que estaba molesta. No solía consentir que se dirigieran a ella así, no por parte de un desconocido, y solo la profeisonalidad (y lo especial de aquella situación) había evitado que le exigiera más respeto—. Ahora mismo no hay ningún gremio en Rocavarancolia.
El silencio descendió sobre el grupo. Todos, en mayor o menor medida, estaban sorprendidos por aquella noticia.
—¡¿Cómo que no hay gremios?! —Advay estaba indignado. No. Estaba explotando. Rocavarancolia medio muerta y sus habitantes no parecían lo más mínimamente interesados en resucitarla—. ¡¿A qué jugáis?! ¡¿Qué esperáis para resucitar a esta tierra?!
—Advay —había sido Zircón el que le llamó la atención. El hechicero lo miró fuera de sí, pero el trémor se mantuvo firme y bajó la voz—. Déjala ya. Está tan sobrepasada como nosotros.
El mago cerró la boca con fuerza y miró a otro lado. Su respirar era entrecortado. Tenía ganas de llorar por primera vez en tantas décadas que ni siquiera podía contarlas.
El grupo siguió su camino con un ánimo, si cabía, peor que el de antes. Rocavarancolia no solo había sufrido heridas físicas, y se preguntaban si las que afectaban al propio carácter de la ciudad, de sus habitantes, podrían sanar.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Calles
08/04/20, 06:14 pm
Aquella mañana la mayoría de sendarios no se despertarían en el torreón, si no en una casa medio en ruinas, cubiertos de polvo e incómodos. Cuando hiciesen recuento notarían que estaban todos menos Kiki y Nery's, quienes seguían en su cuarto de Sendar y solo se enterarían de que faltaba el resto cuando despertasen de forma normal.
Si se examinaban podrían comprobar que todos ellos tenían una marca de pinchazo en un brazo. No se encontraban demasiado lejos de Sendar.
Si se examinaban podrían comprobar que todos ellos tenían una marca de pinchazo en un brazo. No se encontraban demasiado lejos de Sendar.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Calles
08/04/20, 07:57 pm
Y fue precisamente la falta de tacto de aquella horrible sabana, lo primero que la hizo fruncir ligeramente el ceño aun en duermevela, cuando la mañana llego y comenzó lentamente a despertar. <<Ugh..¿.donde…cojones esta? >> su mente seguía adormilada buscando palpar alrededor en busca de la sabana queriéndose cubrir. No solo no sintió sabana alguna, sino que sus dedos tampoco tocaron el incómodo colchón donde se suponía debería estar durmiendo. Solo un incómodo suelo bajo sus dedos.
-¿Qué mierda? – mascullo maldiciendo lentamente mientras se incorporaba despacio restregándose las ojos con pereza intentando enfocarse. Bostezo…y casi inmediatamente comenzó a toser, cuando trago el aire viciado de polvo, cosa que terminó por despertarla casi de inmediato con ojos llorosos por casi ahogarse- ¿Qué cojones? ¿De dónde…coff sale tanto polvo? – exclamo por lo bajo algo alterada parpadeando furiosamente, siendo por fin testigo de donde se encontraba. Sus ojos se abrieron de golpe sintiendo un estremecimiento, cuando nada de lo que atisbo a su alrededor le pareció reconocible…<< ¿¡PERO DONDE COÑO ESTOY!? >> sus pensamientos no salieron por su boca, pero la exclamación ahogada de incrédulo horror fue imposible de contener.
-¿Qué mierda? – mascullo maldiciendo lentamente mientras se incorporaba despacio restregándose las ojos con pereza intentando enfocarse. Bostezo…y casi inmediatamente comenzó a toser, cuando trago el aire viciado de polvo, cosa que terminó por despertarla casi de inmediato con ojos llorosos por casi ahogarse- ¿Qué cojones? ¿De dónde…coff sale tanto polvo? – exclamo por lo bajo algo alterada parpadeando furiosamente, siendo por fin testigo de donde se encontraba. Sus ojos se abrieron de golpe sintiendo un estremecimiento, cuando nada de lo que atisbo a su alrededor le pareció reconocible…<< ¿¡PERO DONDE COÑO ESTOY!? >> sus pensamientos no salieron por su boca, pero la exclamación ahogada de incrédulo horror fue imposible de contener.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Calles
08/04/20, 10:12 pm
Un rumor cercano la estaba despertando y Fleur notó poco a poco el tirón de realidad que la arrastraba fuera de su sueño. Su cuerpo se encontraba molesto, como incómodo ¿De quién era aquella voz? >>¿Rua?<<. Poco a poco fue abriendo los ojos y se incorporó como pudo en el espacio que tuviera disponible. Había polvo, mucho polvo y le dolía la muñeca, probablemente por mala postura al dormir.
Tardó poco en percatarse, más su mente funcionaba a tirones como si no quisiera admitir que había algo muy malo delante de sus narices. Tosió, varias veces y formando más estruendo de lo que habría deseado. Luego giró su cabeza a todos lados con alarma al tiempo que parpadeaba, cuanto menos embotada se encontraba más miedo se creaba en su cabeza. Y en aquel momento estaba casi completamente lúcida.
—¿Qué... pero...? —Fleur miraría con una expresión de pánico absoluto a la sueca mientras sus ojos azules se ponían llorosos. No estaba en su habitación sobre su colchón con Maila. Ni siquiera se encontraba en el torreón. Y aquel era uno de sus peores temores. Aún estaba demasiado confusa como para notarlo pero su respiración ya se estaba acelerando y su rostro expresaba algo muy parecido a un puchero por momentos. Se llevó la mano al cuello y encontró la frialdad de su colgante pender de él, pero por primera vez no sintió ningún tipo de quietud o calma con su contacto —¿Ma-Maila? —llamó con a penas un hilillo de voz y un regusto agrio en la boca.
Tardó poco en percatarse, más su mente funcionaba a tirones como si no quisiera admitir que había algo muy malo delante de sus narices. Tosió, varias veces y formando más estruendo de lo que habría deseado. Luego giró su cabeza a todos lados con alarma al tiempo que parpadeaba, cuanto menos embotada se encontraba más miedo se creaba en su cabeza. Y en aquel momento estaba casi completamente lúcida.
—¿Qué... pero...? —Fleur miraría con una expresión de pánico absoluto a la sueca mientras sus ojos azules se ponían llorosos. No estaba en su habitación sobre su colchón con Maila. Ni siquiera se encontraba en el torreón. Y aquel era uno de sus peores temores. Aún estaba demasiado confusa como para notarlo pero su respiración ya se estaba acelerando y su rostro expresaba algo muy parecido a un puchero por momentos. Se llevó la mano al cuello y encontró la frialdad de su colgante pender de él, pero por primera vez no sintió ningún tipo de quietud o calma con su contacto —¿Ma-Maila? —llamó con a penas un hilillo de voz y un regusto agrio en la boca.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Calles
09/04/20, 02:27 am
Unas voces sacaron de su sueño al hijo de Lunas, aunque le costó dejar atrás el olor a tierra de Krabelin y su lecho de tierra para volver al suelo del torreón... No, espera, aquel suelo era extraño. Se sentó desorientado entre lo que le indicaban sus sentidos y las voces que escuchaba, y pudo ver qué ocurría entonces. Llegó a parpadear un par de veces a propósito, como si se hubiera equivocado de realidad y pudiera volver a su rincón del patio... Pero no, allí seguía, sin la aspereza de sus pieles, y en compañía de muchos de sus compañeros. Por descontado, no era el único que no sabía cómo habían acabado allí, visto llo que decía Rua o las caras de las chicas. Se castigó mentalmente por no haberse enterado de nada antes de mirar a los demás.
—¿Estáis todos bien? ¿Alguien ha oído o visto algo raro esta noche?—preguntó para centrarse en lo importante.
—¿Estáis todos bien? ¿Alguien ha oído o visto algo raro esta noche?—preguntó para centrarse en lo importante.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mentalPersonajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Calles
09/04/20, 01:27 pm
Cuando se despertó fue como un flasback al pasado, una paredes polvorientas y desorientada por completo. Como si fuera el primer dia que llegaba a la ciudad. Después empezó asimilar todo lo que estaba ocurriendo en aquellos instantes. <<D-donde... ¿¡DONDE COÑO ESTOY¡? ¿DÓNDE ESTÁ FLEUR?>> Maila se levantó del incómodo suelo de sopetón al tiempo que escuchaba la vocecita de la francesa. La chica respiró, algo aliviada de verla. A lgo más lejos también vería a la sueca tosiendo.
-¡Estoy aqui, Fleur!- Dijo mientras se acercaba a ella y la abrazaba muy fuerte. - Tranquila, Fleur, tranquila...- Le empezaría a decir, en parte para consolarla y por otro parte para calmarse a sí misma. <<¿Qué nos ha pasado? Anoche me acosté como cualquier otro día. ¿Qué hacemos aqui fuera..?>> Su mente no dejaría de buscar posibles explicaciones, sin embargo solo le encontraba lógica a una de ellas ...
-¡N-no lo sé, Pefka!- Le diría con la voz subiendo y bajando de volumen, con los nervios fuera de sí.- A-alguien ha tenido que secuestrarnos... tiene que ser eso... no le encuentro otro sentido-. Diría la hawaiana entre toses por el polvo y la suciedad que había en el aire.
-¡Estoy aqui, Fleur!- Dijo mientras se acercaba a ella y la abrazaba muy fuerte. - Tranquila, Fleur, tranquila...- Le empezaría a decir, en parte para consolarla y por otro parte para calmarse a sí misma. <<¿Qué nos ha pasado? Anoche me acosté como cualquier otro día. ¿Qué hacemos aqui fuera..?>> Su mente no dejaría de buscar posibles explicaciones, sin embargo solo le encontraba lógica a una de ellas ...
-¡N-no lo sé, Pefka!- Le diría con la voz subiendo y bajando de volumen, con los nervios fuera de sí.- A-alguien ha tenido que secuestrarnos... tiene que ser eso... no le encuentro otro sentido-. Diría la hawaiana entre toses por el polvo y la suciedad que había en el aire.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.