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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Calles
11/05/14, 11:24 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Avenidas, plazas, callejas... Todo aquel barrio de Rocavarancolia de nombre y localización indeterminados.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Re: Calles
16/07/23, 01:23 pm
Yendo calle arriba, al girar una de las calles lo que menos quería en aquel momento se hizo real. Un desconocido iba solo y vaya desconocido. Aunque fuese de estatura baja, su apariencia era intimidante por sí sola y eso le hizo tragar saliva en un intento de semblante tranquilo y despreocupado que no podía ser más obviamente tenso. Algo en su cara le ponía nervioso, gritando peligro por todos lados dentro de Adam. ¿Que le pasaba en el ojo, era por la transformación que le tocó? Se le hizo muy raro aunque no quería juzgar por encima a nadie pero la soledad, el momento y el ambiente no ayudaban a pensar lo contrario.
El pegaso aceleró un poco el paso, más mecánico que nunca. Sin embargo en su cabeza le asaltaban ciertas dudas. ¿Debería marchar a otra calle? Si lo hacía, ¿ese tipo que tanto rechazo le generaba podría decirle algo o… podría hacer algo peor? Lo mejor sería segur con paso firme, con seguridad. Si se viese que él tenía cosas que esconder, que las había, lo mismo levantaría sospechas. ¿Pero era buena idea quedarse callado?
—«Mierda… Pasa de largo. Pasa de largo. Pasa de largo. No hagas otra cosa»
Ya estaba empezando a ponerse nervioso y sus decisiones estaban nubladas por aquel sentimiento, levantando la mano con la sonrisa más natural que le saldría en aquel momento. Sin embargo, de natural tenía poca, porque no era capaz de tensar más sus labios y cejas.
—Hola —saludó "cordialmente" en un tono especialmente raro, seco pero entrecortado, amigable pero dudoso.
Solo quería irse de ahí, no quería que le hiciese nada aquel desconocido. El nervio le hizo ir más lento y la mirada de Adam tardaría en abandonar los ojos del otro, esquiva pero culpable por la atención que le daba aquel ojo que, probablemente, fuese alguna herida o algo peor.
El pegaso aceleró un poco el paso, más mecánico que nunca. Sin embargo en su cabeza le asaltaban ciertas dudas. ¿Debería marchar a otra calle? Si lo hacía, ¿ese tipo que tanto rechazo le generaba podría decirle algo o… podría hacer algo peor? Lo mejor sería segur con paso firme, con seguridad. Si se viese que él tenía cosas que esconder, que las había, lo mismo levantaría sospechas. ¿Pero era buena idea quedarse callado?
—«Mierda… Pasa de largo. Pasa de largo. Pasa de largo. No hagas otra cosa»
Ya estaba empezando a ponerse nervioso y sus decisiones estaban nubladas por aquel sentimiento, levantando la mano con la sonrisa más natural que le saldría en aquel momento. Sin embargo, de natural tenía poca, porque no era capaz de tensar más sus labios y cejas.
—Hola —saludó "cordialmente" en un tono especialmente raro, seco pero entrecortado, amigable pero dudoso.
Solo quería irse de ahí, no quería que le hiciese nada aquel desconocido. El nervio le hizo ir más lento y la mirada de Adam tardaría en abandonar los ojos del otro, esquiva pero culpable por la atención que le daba aquel ojo que, probablemente, fuese alguna herida o algo peor.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Calles
16/07/23, 06:55 pm
Su semblante no cambió lo más mínimo ante la sonrisa, de hecho, esta solo le hizo sospechar más. Sus ojos se entrecerraron el instante que el otro empezó a mover la mano, y aunque pudo sentir cada nervio de su cuerpo tensarse según registraba a toda velocidad que hechizo convenía, no hubo otra señal en el fuzanglong que el sutil crecimiento de su pecho al retener el aire. Pronto comprobó que venía siendo un saludo incómodo y nada más (al que por supuesto no respondió) pero eso no le hizo bajar la guardia. Para más inri el grandullón estaba andando más lento… ¿Qué quería?
Xiao notó que de sus dos ojos se estaba fijando sobre todo en el ciego, pero estaba tan acostumbrado como insensibilizado a ello. Le habían recomendado que usara parche por eso, pero su cicatriz era un buen reclamo para los más curiosos y facilitaba su trabajo. Como era el caso: estaba consiguiendo el contacto visual que necesitaba. No hacía falta tener buena intuición, la actitud inquieta del chico era obvia a simple vista, pero por evidente que fuera el lenguaje no verbal no siempre bastaba para esclarecer los deseos reales de uno. Y esos iba a comprobar ahora colándose en aquellos ojos verdes.
Los deseos tomaron forma en su mente en algo parecido a un sexto sentido. No sonaba, no era un pensamiento nítido como la voz de un telépata, pero sí certero, como el que sabe que el fuego quema y el agua moja. Y aquel gigantón quería irse.
“Asi que el asustado eres tú”, pensó reprimiendo la leve, minúscula, ínfima tirantez de una sonrisa irónica. Por desgracia eso no le libraba. Bien sabía que la gente asustada era la más impredecible y peligrosa.
—Hola —respondió, tardío. Su ojo bueno era tan magnético y atrayente como el hierro, pura plata líquida y reluciente—. ¿Qué es lo que quieres? —su voz aunque carente de sentimiento era suave, confiable. La hipnosis hacía que sus preguntas fueran una invitación difícil de rechazar—. ¿A dónde vas?
Xiao notó que de sus dos ojos se estaba fijando sobre todo en el ciego, pero estaba tan acostumbrado como insensibilizado a ello. Le habían recomendado que usara parche por eso, pero su cicatriz era un buen reclamo para los más curiosos y facilitaba su trabajo. Como era el caso: estaba consiguiendo el contacto visual que necesitaba. No hacía falta tener buena intuición, la actitud inquieta del chico era obvia a simple vista, pero por evidente que fuera el lenguaje no verbal no siempre bastaba para esclarecer los deseos reales de uno. Y esos iba a comprobar ahora colándose en aquellos ojos verdes.
Los deseos tomaron forma en su mente en algo parecido a un sexto sentido. No sonaba, no era un pensamiento nítido como la voz de un telépata, pero sí certero, como el que sabe que el fuego quema y el agua moja. Y aquel gigantón quería irse.
“Asi que el asustado eres tú”, pensó reprimiendo la leve, minúscula, ínfima tirantez de una sonrisa irónica. Por desgracia eso no le libraba. Bien sabía que la gente asustada era la más impredecible y peligrosa.
—Hola —respondió, tardío. Su ojo bueno era tan magnético y atrayente como el hierro, pura plata líquida y reluciente—. ¿Qué es lo que quieres? —su voz aunque carente de sentimiento era suave, confiable. La hipnosis hacía que sus preguntas fueran una invitación difícil de rechazar—. ¿A dónde vas?
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Re: Calles
17/07/23, 12:44 pm
Aunque fue leve, muy leve, Adam notó en el chico con cuernos una especie de sonrisa que le erizó los pelos del cuello. No contestaba al saludo, para mayor sospecha del pegaso. ¿Que quería aquella persona de él, sus plumas? ¿Había visto alguna salir de las mangas de su camisa? Se revisó en cuestión de medio segundo la manga de su brazo alzado, no había ninguna fuera de lugar.
Y cuando saludó, su estómago se revolvió de no esperarse una respuesta tan tardía. Lo miro, aquel ojo tan plateado que, en otras circunstancias, diría que es hermoso pero ahora lo adornaban tintes de tensión que lo hacían ser incluso tenebrosamente bello que, además, se le hacía atrayente.
Las preguntas vinieron y Adam abrió un poco más los ojos. Su voz era suave pero en aquellas palabras el pegaso notó que algo poderoso le llamaba a responder y decidió hacerlo mirando a su ojo plateado reluciente y parando de caminar.
—Busco ir a los Jardines de la Memoria a por hojas secas y llenar este saco. Son el dominio de mi pareja, un brujo. Solo busco ir y volver a salvo discretamente, me asusta que alguien se entere de lo que soy en realidad.
Y en eso despertó del trance, abordado por la contradicción. ¿Acaba de responder sin pensar? Ni siquiera acertaba a recordar lo que había dicho exactamente y lo miró con un poco de miedo. ¿Estaba sacándole información de su transformación? Deseaba de lo más profundo de sí mismo que no haya dicho nada pero poco a poco, cayendo en lo que dijo, palideció. Respondió casi sin filtro, soltando cosas personales e incluso de Chromsa. ¿Qué demonios? Eso le hizo tragar saliva pesadamente.
—¿Qu-qué quieres tú de mí? —devolvió la pregunta con un semblante tenso y serio, por dentro temblando como un flan por haber devuelto la pregunta pero no pudo evitarlo por la tensión, peor sería salir corriendo. ¿Le haría daño? Recordó una y otra y otra vez el hechizo de barrera dentro de su cabeza por si le haría falta.
¿Qué diantres fue lo que aquel chico hizo con esas preguntas?
Y cuando saludó, su estómago se revolvió de no esperarse una respuesta tan tardía. Lo miro, aquel ojo tan plateado que, en otras circunstancias, diría que es hermoso pero ahora lo adornaban tintes de tensión que lo hacían ser incluso tenebrosamente bello que, además, se le hacía atrayente.
Las preguntas vinieron y Adam abrió un poco más los ojos. Su voz era suave pero en aquellas palabras el pegaso notó que algo poderoso le llamaba a responder y decidió hacerlo mirando a su ojo plateado reluciente y parando de caminar.
—Busco ir a los Jardines de la Memoria a por hojas secas y llenar este saco. Son el dominio de mi pareja, un brujo. Solo busco ir y volver a salvo discretamente, me asusta que alguien se entere de lo que soy en realidad.
Y en eso despertó del trance, abordado por la contradicción. ¿Acaba de responder sin pensar? Ni siquiera acertaba a recordar lo que había dicho exactamente y lo miró con un poco de miedo. ¿Estaba sacándole información de su transformación? Deseaba de lo más profundo de sí mismo que no haya dicho nada pero poco a poco, cayendo en lo que dijo, palideció. Respondió casi sin filtro, soltando cosas personales e incluso de Chromsa. ¿Qué demonios? Eso le hizo tragar saliva pesadamente.
—¿Qu-qué quieres tú de mí? —devolvió la pregunta con un semblante tenso y serio, por dentro temblando como un flan por haber devuelto la pregunta pero no pudo evitarlo por la tensión, peor sería salir corriendo. ¿Le haría daño? Recordó una y otra y otra vez el hechizo de barrera dentro de su cabeza por si le haría falta.
¿Qué diantres fue lo que aquel chico hizo con esas preguntas?
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Calles
17/07/23, 06:51 pm
El chico respondió como era de esperar; si acaso más suelto de lo normal, muy perjudicado por los efectos de la hipnosis. Había información que no había pedido, resultado de una mente demasiado relajada, pero desde luego nada a lo que le hiciera ascos. Cuantos más detalles más jugoso era el robo. El fuzanglong dejó caer los hombros lo poco que los había subido con la tensión del momento.
Sin embargo no era el tipo de deseo que a Cupido le gustaba robar; demasiado soso, le faltaba fuego. Su anhelo se empañaba con el miedo que tenía y quitárselo sería tan innecesario como aburrido, además, él no era tan cabrón. O sí lo era y por eso prefería robos más indecorosos. Fuera como fuese, trabajaba en el casino, estaba bien servido de magia y deseos más fuertes, pero eso no fue todo; lo último que dijo le hizo ladear suavemente la cabeza con una oreja más alzada que la otra. “¿Qué soy en realidad?”
¿Era un asesino o algo así? ¿Un mercenario? Entrecerró los ojos. No, aquello ya era su paranoia hablando por él. Estaban en Rocavarancolia, a pocos les avergonzaba matar por dinero, y el deseo del grandullón era demasiado ñoño para casar con un perfil como ese. La tensión que demostró al cesar la hipnosis lo hizo más transparente todavía: tenía la inocencia propia de un novato y cero idea de lo que era el carabés. Un mercenario primerizo tenía remordimientos para pensar así, pero no, por ahí no iban los tiros.
—Nada. Saber si querías algo de mi —se excusó con total calma y sinceridad ahora que se sabía seguro—. Aquí la gente no da las buenas tardes al pasar.
Rompió el contacto visual, le dedicó una larga mirada al (previamente) sospechosísimo saco que cargaba esperando que eso fuera una respuesta más significativa y miró la calle por la que tenía que continuar. Tenía tiempo de sobra... Tiempo y una intrusa: la pequeña chispa del interés. Cuando estabas tan roto por dentro tenías que aprovechar cualquier novedad que te hiciera sentir diferente, ¿no?
—¿Eres un selkie? —preguntó sin más, volviendo la vista a él. Quizás hubiera camuflado la piel como el saco… no, entonces lo habría dicho. ¿La llevaba dentro? Su ojo se clavó en los suyos y a él volvería aquella soporifera necesidad de hablar—. ¿Qué eres?
A lo mejor era un brujo con un dominio muy avergonzante. Brujo del papel higiénico o algo peor, pensó con el poco humor que le quedaba y su cara de póker de siempre.
Sin embargo no era el tipo de deseo que a Cupido le gustaba robar; demasiado soso, le faltaba fuego. Su anhelo se empañaba con el miedo que tenía y quitárselo sería tan innecesario como aburrido, además, él no era tan cabrón. O sí lo era y por eso prefería robos más indecorosos. Fuera como fuese, trabajaba en el casino, estaba bien servido de magia y deseos más fuertes, pero eso no fue todo; lo último que dijo le hizo ladear suavemente la cabeza con una oreja más alzada que la otra. “¿Qué soy en realidad?”
¿Era un asesino o algo así? ¿Un mercenario? Entrecerró los ojos. No, aquello ya era su paranoia hablando por él. Estaban en Rocavarancolia, a pocos les avergonzaba matar por dinero, y el deseo del grandullón era demasiado ñoño para casar con un perfil como ese. La tensión que demostró al cesar la hipnosis lo hizo más transparente todavía: tenía la inocencia propia de un novato y cero idea de lo que era el carabés. Un mercenario primerizo tenía remordimientos para pensar así, pero no, por ahí no iban los tiros.
—Nada. Saber si querías algo de mi —se excusó con total calma y sinceridad ahora que se sabía seguro—. Aquí la gente no da las buenas tardes al pasar.
Rompió el contacto visual, le dedicó una larga mirada al (previamente) sospechosísimo saco que cargaba esperando que eso fuera una respuesta más significativa y miró la calle por la que tenía que continuar. Tenía tiempo de sobra... Tiempo y una intrusa: la pequeña chispa del interés. Cuando estabas tan roto por dentro tenías que aprovechar cualquier novedad que te hiciera sentir diferente, ¿no?
—¿Eres un selkie? —preguntó sin más, volviendo la vista a él. Quizás hubiera camuflado la piel como el saco… no, entonces lo habría dicho. ¿La llevaba dentro? Su ojo se clavó en los suyos y a él volvería aquella soporifera necesidad de hablar—. ¿Qué eres?
A lo mejor era un brujo con un dominio muy avergonzante. Brujo del papel higiénico o algo peor, pensó con el poco humor que le quedaba y su cara de póker de siempre.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Re: Calles
17/07/23, 07:35 pm
Sudores fríos recorrían su rostro esperando la respuesta del desconocido, apretando las cejas y los dientes. Si fuese alguien malo ya lo habría atacado, ¿no? Al borde de un ataque de ansiedad recibió la respuesta, una un tanto rara para él al principio dedicando una expresión de extrañeza.
—Solo… saludé por educación, no quería pasar de largo sin más habiéndome cruzado contigo —intentó calmarse al decir su excusa, no quería mostrar nada de hostilidad. Y así lo creía, era mejor eso que pasar en total silencio y aun más teniendo delante a una persona visiblemente sospechosa. Adam no supo si hizo bien o no, suspirando en silencio. No estaba del todo integrado en la ciudad y las costumbres humanas o, al menos, sus propias maneras de ver la formalidad no eran aceptadas. Si no estuviese delante aquel tipo, el pegaso hubiese chasqueado la lengua de frustración por lo tonto que estaba siendo.
El de los cuernos no paraba de mirar el saco y Adam se percató de eso. Lo estaba analizando con la mirada y el de ojos verdes se vio incómodo por eso. Era solo un saco, ¿a qué venía tanta mirada? Mucho estaba sacando esa persona del pegaso y éste tenía las intenciones de despedirse cuando otra pregunta le asaltó, junto a la pirada plateada que le atrapaba. Adam no sospechaba nada de aquel ojo, atrapado por completo en aquel deseo irrefrenable de contestar.
—No sé lo que es un Selkie, soy un Pegaso —contestó con naturalidad y sin filtros.
Otra vez tuvo aquel pronóstico de que algo le movía por su cuenta, meneando un poco la cabeza extrañado. No había duda, hizo lo mismo. Adam, con la mirada más seria que nunca, se puso los dedos en sus labios. Tenía la certeza de que eso no era normal y el origen de aquellas respuestas involuntarias era aquel chico, él jamás diría eso tan fácilmente. No sabía a qué juegos estaba siendo llevado pero una cosa era clara, odió que le forzara a responder así.
—¿Por qué me has hecho decir eso? —vale, esa pregunta ya fue por una impulsividad generada por el enfado. Más preocupado, esquivó la mirada plateada y se asustó más al decir en voz alta lo que la Luna Roja le concedió. Se calmó como pudo, ahogando cualquier arrebato estúpido—. Mira, no quiero problemas. No sé que has hecho antes pero… —enmudeció por un breve momento—. Por favor, no se lo digas a nadie.
Y en un momento de no saber que hacer ni decir, le pidió ese favor al desconocido sin saber quien es ni sus verdaderas intenciones. Lamentó lo idiota que era al demandar silencio pero, ¿qué otra opción le quedaba? Solo le quedaba implorar a no sabía bien qué a que el de los cuernos no tuviese malas intenciones y fuese solo curiosidad. Por si acaso se prepararía para lo peor, correr o defenderse si es necesario.
—Solo… saludé por educación, no quería pasar de largo sin más habiéndome cruzado contigo —intentó calmarse al decir su excusa, no quería mostrar nada de hostilidad. Y así lo creía, era mejor eso que pasar en total silencio y aun más teniendo delante a una persona visiblemente sospechosa. Adam no supo si hizo bien o no, suspirando en silencio. No estaba del todo integrado en la ciudad y las costumbres humanas o, al menos, sus propias maneras de ver la formalidad no eran aceptadas. Si no estuviese delante aquel tipo, el pegaso hubiese chasqueado la lengua de frustración por lo tonto que estaba siendo.
El de los cuernos no paraba de mirar el saco y Adam se percató de eso. Lo estaba analizando con la mirada y el de ojos verdes se vio incómodo por eso. Era solo un saco, ¿a qué venía tanta mirada? Mucho estaba sacando esa persona del pegaso y éste tenía las intenciones de despedirse cuando otra pregunta le asaltó, junto a la pirada plateada que le atrapaba. Adam no sospechaba nada de aquel ojo, atrapado por completo en aquel deseo irrefrenable de contestar.
—No sé lo que es un Selkie, soy un Pegaso —contestó con naturalidad y sin filtros.
Otra vez tuvo aquel pronóstico de que algo le movía por su cuenta, meneando un poco la cabeza extrañado. No había duda, hizo lo mismo. Adam, con la mirada más seria que nunca, se puso los dedos en sus labios. Tenía la certeza de que eso no era normal y el origen de aquellas respuestas involuntarias era aquel chico, él jamás diría eso tan fácilmente. No sabía a qué juegos estaba siendo llevado pero una cosa era clara, odió que le forzara a responder así.
—¿Por qué me has hecho decir eso? —vale, esa pregunta ya fue por una impulsividad generada por el enfado. Más preocupado, esquivó la mirada plateada y se asustó más al decir en voz alta lo que la Luna Roja le concedió. Se calmó como pudo, ahogando cualquier arrebato estúpido—. Mira, no quiero problemas. No sé que has hecho antes pero… —enmudeció por un breve momento—. Por favor, no se lo digas a nadie.
Y en un momento de no saber que hacer ni decir, le pidió ese favor al desconocido sin saber quien es ni sus verdaderas intenciones. Lamentó lo idiota que era al demandar silencio pero, ¿qué otra opción le quedaba? Solo le quedaba implorar a no sabía bien qué a que el de los cuernos no tuviese malas intenciones y fuese solo curiosidad. Por si acaso se prepararía para lo peor, correr o defenderse si es necesario.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Calles
17/07/23, 11:19 pm
Saludar por educación a un completo desconocido que le había mirado con la intensidad de una tormenta eléctrica. Vaya que si era novato. No era algo malo, claro que no, cuanta más gente así hubiera mejor (“como Luca”), pero estos solían ser o muy seguros de sí mismos o muy ingenuos.
Era obvio que no estaba causando la mejor impresión en el chico pero no podía importarle menos: él no era ninguna amenaza ni pretendía serlo. No podía culparle por desconfiar, de hecho hacía muy bien en hacerlo, pero tampoco se iba a comer el coco por demostrar que no iba a hacerle daño.
La respuesta le dejó indiferente, como casi todo, pero más por el hecho de no localizar exactamente que tenía de especial un pegaso. Conocía los unicornios, ¿quién no? pero su contraparte alada… La queja de Adam le pilló cavilando, y aunque el enfado que destilaba le hizo mirar en su dirección el propio pegaso se achantó cuando sus ojos se encontraron, desviado por el miedo. Fuera lo que fuese que hiciera su transformación estaba bastante claro que le ponía en peligro. No había nadie alrededor, pero igualmente el fuzanglong dio un vistazo a su entorno por cautela.
—¿Tú transformación te pone en peligro? —de por si casi nunca alzaba la voz, pero sonó más cohibido. No necesitaba respuesta—. No se lo voy a contar a nadie. No me interesa.
No le diría que le había hipnotizado, era de mal gusto y prefería mantener sus trucos bajo la manga. Cuando las víctimas ganaban consciencia los deseos se tornaban “no quiero que me hipnotices”, un fastidio de recarga barata, y aunque no era el caso ahora mismo quien sabe si en un futuro querría robarle algo al grandullón. Le observó en silencio unos segundos, sopesando las ideas. Sabía lo que era estar en su pellejo… más o menos. Él había vivido feliz e ignorante durante muchos años, no supo del peligro que corría por haberse transformado en fuzanglong hasta que despertó con una rodilla en la garganta y una navaja en el ojo. Después de eso llegó la paranoia, sí, pero incluso su miedo era menor gracias a su perla rota, en todas las implicaciones posibles. Aún así y a pesar de lo mucho que había llovido podía empatizar con él. No le deseaba eso a nadie.
O bueno, puede que un poco sí. A algunos. Todo lo que su perla le permitía desear.
—Porque yo también soy de riesgo—continuó, haciendo marcha atrás a su primera pregunta—. Era, de riesgo —puntualizó, no solo porque fuera verdad, sino por asegurarse de que no despertaba ningún interés equívoco en el pegaso. Se fiaba lo justo, con pinzas, pero si alguno quería putear al otro el carabés tendría las de ganar y seguramente menos que perder—. Ya no le intereso a tanta gente. Pero si veo a alguien con un saco tamaño persona a la espalda yendo solo por la calle… Discúlpame por desconfiar.
Su tono de voz neutro hacía que sus disculpas sonasen legítimas. No lo eran.
Era obvio que no estaba causando la mejor impresión en el chico pero no podía importarle menos: él no era ninguna amenaza ni pretendía serlo. No podía culparle por desconfiar, de hecho hacía muy bien en hacerlo, pero tampoco se iba a comer el coco por demostrar que no iba a hacerle daño.
La respuesta le dejó indiferente, como casi todo, pero más por el hecho de no localizar exactamente que tenía de especial un pegaso. Conocía los unicornios, ¿quién no? pero su contraparte alada… La queja de Adam le pilló cavilando, y aunque el enfado que destilaba le hizo mirar en su dirección el propio pegaso se achantó cuando sus ojos se encontraron, desviado por el miedo. Fuera lo que fuese que hiciera su transformación estaba bastante claro que le ponía en peligro. No había nadie alrededor, pero igualmente el fuzanglong dio un vistazo a su entorno por cautela.
—¿Tú transformación te pone en peligro? —de por si casi nunca alzaba la voz, pero sonó más cohibido. No necesitaba respuesta—. No se lo voy a contar a nadie. No me interesa.
No le diría que le había hipnotizado, era de mal gusto y prefería mantener sus trucos bajo la manga. Cuando las víctimas ganaban consciencia los deseos se tornaban “no quiero que me hipnotices”, un fastidio de recarga barata, y aunque no era el caso ahora mismo quien sabe si en un futuro querría robarle algo al grandullón. Le observó en silencio unos segundos, sopesando las ideas. Sabía lo que era estar en su pellejo… más o menos. Él había vivido feliz e ignorante durante muchos años, no supo del peligro que corría por haberse transformado en fuzanglong hasta que despertó con una rodilla en la garganta y una navaja en el ojo. Después de eso llegó la paranoia, sí, pero incluso su miedo era menor gracias a su perla rota, en todas las implicaciones posibles. Aún así y a pesar de lo mucho que había llovido podía empatizar con él. No le deseaba eso a nadie.
O bueno, puede que un poco sí. A algunos. Todo lo que su perla le permitía desear.
—Porque yo también soy de riesgo—continuó, haciendo marcha atrás a su primera pregunta—. Era, de riesgo —puntualizó, no solo porque fuera verdad, sino por asegurarse de que no despertaba ningún interés equívoco en el pegaso. Se fiaba lo justo, con pinzas, pero si alguno quería putear al otro el carabés tendría las de ganar y seguramente menos que perder—. Ya no le intereso a tanta gente. Pero si veo a alguien con un saco tamaño persona a la espalda yendo solo por la calle… Discúlpame por desconfiar.
Su tono de voz neutro hacía que sus disculpas sonasen legítimas. No lo eran.
- ♪♫♬:
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Calles
25/07/23, 12:43 pm
Adam estaba ahogado en la duda, entre la espalda y la pared. Si aquel chico tuviese malas intenciones ciertamente lo tenía en un jaque perfecto, pudiendo hacer lo que quisiese. Por momento recordó esa charla que mantuvo con la aparición y la horus en el Palacete, con la preocupación de que alguien le pudiese herir o algo peor. ¿Sería ese el momento que el pegaso no quería que llegase? Se sintió un necio, un cretino completo por creer que podía tomarse tantas libertades siendo novato, no le quedaría otra que…
Justo cuando preparó el hechizo de barrera en su mente, la pregunta del misterioso con cuernos le hizo parar de pronto, escuchando con prudencia lo de que, ciertamente, el riesgo de su condición no era nada de interés para el otro. Adam soltó un ligero sonido de duda, girando la cabeza mientras conservaba los sudores fríos.
Alargó un poco la posibilidad de no contestar esa pregunta aunque era a esas alturas más que obvio, habiendo salido de sus propios labios pistas suficientes para llegar a esa conclusión. Diablos, si dijo hasta el nombre de lo que era con lo que sea que le hizo el del ojo plateado. Su gran duda era en lo que estaba pensando el otro, ¿se iría y ya?
—¿C-cómo, tu también? —alcanzó a decir de forma impulsiva cuando el chico continuó hablando, revelando de que era, en pasado, de riesgo. Adam no sabía como interpretarlo exactamente pero, por lo que pudo leer, algunas transformaciones riesgosas iban ligadas a un elemento en concreto. ¿El chico perdió ese algo que lo hacía valioso? Por momentos su mirada adquirió un tinte leve de preocupación cuando el otro siguió con ese “no intereso a tanta gente”—. Y-ya, no lo he pensado lo suficiente lo del saco… No eran mis intenciones, perdóname a mí también por desconfiar sin razón —había razones pero igual se disculpó con sinceridad, aun no sabia del todo si era de fiar. Quizás si tanteaba el terreno...—. Con una cosa y otra ni me he presentado. Me llamo Adam Petrov, encantado —no demasiado, pero no quería dejar la cordialidad a un lado acompañando la presentación con una leve reverencia bajando su cabeza—. ¿Y tú cómo te llamas? —ya le devolvería la pregunta, solo para recibir algo de información en contraste a toda la que Adam regaló anteriormente.
Justo cuando preparó el hechizo de barrera en su mente, la pregunta del misterioso con cuernos le hizo parar de pronto, escuchando con prudencia lo de que, ciertamente, el riesgo de su condición no era nada de interés para el otro. Adam soltó un ligero sonido de duda, girando la cabeza mientras conservaba los sudores fríos.
Alargó un poco la posibilidad de no contestar esa pregunta aunque era a esas alturas más que obvio, habiendo salido de sus propios labios pistas suficientes para llegar a esa conclusión. Diablos, si dijo hasta el nombre de lo que era con lo que sea que le hizo el del ojo plateado. Su gran duda era en lo que estaba pensando el otro, ¿se iría y ya?
—¿C-cómo, tu también? —alcanzó a decir de forma impulsiva cuando el chico continuó hablando, revelando de que era, en pasado, de riesgo. Adam no sabía como interpretarlo exactamente pero, por lo que pudo leer, algunas transformaciones riesgosas iban ligadas a un elemento en concreto. ¿El chico perdió ese algo que lo hacía valioso? Por momentos su mirada adquirió un tinte leve de preocupación cuando el otro siguió con ese “no intereso a tanta gente”—. Y-ya, no lo he pensado lo suficiente lo del saco… No eran mis intenciones, perdóname a mí también por desconfiar sin razón —había razones pero igual se disculpó con sinceridad, aun no sabia del todo si era de fiar. Quizás si tanteaba el terreno...—. Con una cosa y otra ni me he presentado. Me llamo Adam Petrov, encantado —no demasiado, pero no quería dejar la cordialidad a un lado acompañando la presentación con una leve reverencia bajando su cabeza—. ¿Y tú cómo te llamas? —ya le devolvería la pregunta, solo para recibir algo de información en contraste a toda la que Adam regaló anteriormente.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Calles
26/07/23, 12:54 pm
El fuzanglong levantó la vista hacia Adam y como única respuesta (pues no pensaba repetirse) asintió con la cabeza en un movimiento casi fantasma, imperceptible si no estabas atento. Aparentemente el chico no había caído en lo sospechoso que se veía yendo solo con un saco en la espalda, y en eso Xiao dudaba de haber sido más paranoico que precavido: en sus largos años por Rocavarancolia había visto cosas mucho más alarmantes en sus calles, pero eso no quitaba que su estampa no fuera llamativa.
—No —cortó por lo seco su disculpa—. Desconfía. Es lo que tienes que hacer.
Ese era de los mejores consejo que tenía. El carabés podría haber continuado sin formalidades, ya había aclarado que su secreto no le servía para nada al simpatizar con su condición, pero el chico vio conveniente presentarse. Suspiró para sus adentros. Su ademán de andar se quedó en eso, un ademán.
–Xiao. Xiao Taozi —supuso que tendría que continuar la conversación un mínimo, ahora parecía haber despertado el interés del grandullón, y aunque Xiao no era de los que se preocupaban en devolver lo que recibían, teniendo a otro pobre diablo como él delante... Suspiró, esta vez notorio—. Tú transformación no tiene cambios aparentes, ¿no? Eso es bueno. No todos tenemos esa suerte.
Y ahora... ¿Tenía que decir algo sobre sí mismo? Ni de broma.
—¿Llevas mucho tiempo en la ciudad? —suponía que sí, pero cuando perdías la cuenta de tu propio tiempo la línea divisoria de mucho y poco se desdibujaba. La pregunta real era "¿cuánto llevas aguantando ser de riesgo?"—. Has dicho que ibas al Jardín de la Memoria. Está bastante lejos de aquí para ir solo.
El casino también estaba a una buena distancia, pero... a ver quien era el idiota que le soplaba a él.
—No —cortó por lo seco su disculpa—. Desconfía. Es lo que tienes que hacer.
Ese era de los mejores consejo que tenía. El carabés podría haber continuado sin formalidades, ya había aclarado que su secreto no le servía para nada al simpatizar con su condición, pero el chico vio conveniente presentarse. Suspiró para sus adentros. Su ademán de andar se quedó en eso, un ademán.
–Xiao. Xiao Taozi —supuso que tendría que continuar la conversación un mínimo, ahora parecía haber despertado el interés del grandullón, y aunque Xiao no era de los que se preocupaban en devolver lo que recibían, teniendo a otro pobre diablo como él delante... Suspiró, esta vez notorio—. Tú transformación no tiene cambios aparentes, ¿no? Eso es bueno. No todos tenemos esa suerte.
Y ahora... ¿Tenía que decir algo sobre sí mismo? Ni de broma.
—¿Llevas mucho tiempo en la ciudad? —suponía que sí, pero cuando perdías la cuenta de tu propio tiempo la línea divisoria de mucho y poco se desdibujaba. La pregunta real era "¿cuánto llevas aguantando ser de riesgo?"—. Has dicho que ibas al Jardín de la Memoria. Está bastante lejos de aquí para ir solo.
El casino también estaba a una buena distancia, pero... a ver quien era el idiota que le soplaba a él.
- ♪♫♬:
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Calles
02/08/23, 09:34 pm
Aunque el chico se le hacía ciertamente difícil de leer, ese corte seco y lo que le dijo hicieron mella en el pegaso. No lo decía en vano y tenía razón, debía de tenerla una persona con la misma “condición” que él. Hay que desconfiar, eso era cierto. Ya no solo por ser un pegaso, Adam ha pensado en la de veces que pudo haberse expuesto a un peligro. Pensó sobre todo en el lugar al que quería ir, los Jardines de la Memoria. Aquel día en el que se encontró a Devoss realmente lo contó con vida porque el licántropo era buena persona pero… ¿Y si hubiese sido alguien malévolo? Adam falló el hechizo de barrera cuando apareció el tigre, definitivamente sus nervios le traicionaron y en otras circunstancias hubiese muerto.
Asintió quitándose esos pensamientos tan frustrantes ante el nombre del desconocido, esbozando una ligera sonrisa por cortesía. Xiao Taozi, un nombre curioso pero que se le hacía muy melódico. Su sonrisa pasó a tener tintes de melancolía y un poco de culpa gratuita cuando Xiao recalcó que Adam, de hecho, no tenía cambios aparentes quitando las plumas. No pudo evitar sentirse igual que cuando conoció a Rua, la unicornio. Una persona tan similar a él pero, a la vez, tan distinta. Ese cuerno no podía ser comparado siquiera a sus plumas, él lo tenía muchísimo más facil.
—Ya, la verdad es que sí que no tengo apenas nada. Quitando algunas plumas por aquí, por lo demás soy lo normal —no estaba muy seguro, pero enseñó al otro con discreción un poco de las plumas que asomaban por su muñeca. No supo muy bien por qué lo hizo, quizás por tener a alguien de riesgo se sentía “comprendido”, casi como el que enseña heridas de guerra a otro que pasa por lo mismo. Luego las escondió, arrepintiéndose un poco de lo que hizo. ¿Por qué hizo eso, justo después de recibir el consejo de Xiao? Resopló un poco en silencio, incómodo.
—B-bueno, siendo sincero soy nuevo en la ciudad. Me transformé hace… hace poco y yo y mi grupo sobrevivimos a la criba —así lo llamaban, un nombre desagradable que solo de mencionarlo le hacía fruncir el ceño. Los trataban como objetos desechables, tal cual la definición de la palabra—. La verdad es que sí, pero es el único sitio que conozco donde hay hojas secas —y no era mentira. Aun así no le importaba andar largas distancias por distraerse, mientras fuese con cuidado—. ¿Y cuanto tiempo llevas por aquí, en Rocavarancolia? —empezó a preguntar, lo llevaba la curiosidad pero también le daba cosa. Por desgracia lo primero ganó dentro de él. Quería preguntar hacia donde se dirigía pero quizás no era el momento, lo mismo se haría aun más incomodo todo—. ¿Y hacia donde te diriges? P-por curiosidad nada más —se sintió idiota, muy idiota por haberlo preguntado al final.
Asintió quitándose esos pensamientos tan frustrantes ante el nombre del desconocido, esbozando una ligera sonrisa por cortesía. Xiao Taozi, un nombre curioso pero que se le hacía muy melódico. Su sonrisa pasó a tener tintes de melancolía y un poco de culpa gratuita cuando Xiao recalcó que Adam, de hecho, no tenía cambios aparentes quitando las plumas. No pudo evitar sentirse igual que cuando conoció a Rua, la unicornio. Una persona tan similar a él pero, a la vez, tan distinta. Ese cuerno no podía ser comparado siquiera a sus plumas, él lo tenía muchísimo más facil.
—Ya, la verdad es que sí que no tengo apenas nada. Quitando algunas plumas por aquí, por lo demás soy lo normal —no estaba muy seguro, pero enseñó al otro con discreción un poco de las plumas que asomaban por su muñeca. No supo muy bien por qué lo hizo, quizás por tener a alguien de riesgo se sentía “comprendido”, casi como el que enseña heridas de guerra a otro que pasa por lo mismo. Luego las escondió, arrepintiéndose un poco de lo que hizo. ¿Por qué hizo eso, justo después de recibir el consejo de Xiao? Resopló un poco en silencio, incómodo.
—B-bueno, siendo sincero soy nuevo en la ciudad. Me transformé hace… hace poco y yo y mi grupo sobrevivimos a la criba —así lo llamaban, un nombre desagradable que solo de mencionarlo le hacía fruncir el ceño. Los trataban como objetos desechables, tal cual la definición de la palabra—. La verdad es que sí, pero es el único sitio que conozco donde hay hojas secas —y no era mentira. Aun así no le importaba andar largas distancias por distraerse, mientras fuese con cuidado—. ¿Y cuanto tiempo llevas por aquí, en Rocavarancolia? —empezó a preguntar, lo llevaba la curiosidad pero también le daba cosa. Por desgracia lo primero ganó dentro de él. Quería preguntar hacia donde se dirigía pero quizás no era el momento, lo mismo se haría aun más incomodo todo—. ¿Y hacia donde te diriges? P-por curiosidad nada más —se sintió idiota, muy idiota por haberlo preguntado al final.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Calles
04/08/23, 12:50 am
El chico, Adam, le enseñó las plumas que delataban sus cambios, y aunque el momento le hizo mirar por el rabillo del ojo a su alrededor en busca de cotillas indiscretos, tampoco le culpaba por tomarse esas confianzas con él. Después de todo ya se habían vendido el uno al otro.
Lo de que fuera nuevo sí que le hizo juzgarle un poco más. Tampoco mucho, no podía importarle menos que tanto le gustase jugársela yendo solo tan tierno por Rocavarancolia, pero… No. Reprimió sus propios pensamientos. Él había sido un ingenuo aún mayor durante años enteros, y ojalá alguien le hubiera advertido antes de pregonar y mendigar datos de su transformación a cualquier veterano que pareciera majo. El pegaso al menos tenía consciencia sobre sus peligros, aunque no sabía si eso le hacía más o menos irresponsable.
—Ya veo. Ten cuidado —dijo sin más, sin demasiado sentimiento, agitando levemente la cola como si así despachase cualquier otro añadido que le rondase la mente. Por una vez prefería hablar de sí mismo. Preocuparse por otros le consumía demasiado, y no era algo que le saliera así como así con un desconocido—. Mucho tiempo. No lo sé —se encogió brevemente de hombros. No mentía—. Llegué con 13 años y creo que tengo más de 20. Hace tiempo dejé de contar.
>>Voy al casino —añadió mirándole a los ojos—. El Casino Lago Áureo. Trabajo ahí. Tú… —mantuvo silencio unos segundos—. Vives en los refugios, imagino. ¿Saben muchos lo que eres?
Lo de que fuera nuevo sí que le hizo juzgarle un poco más. Tampoco mucho, no podía importarle menos que tanto le gustase jugársela yendo solo tan tierno por Rocavarancolia, pero… No. Reprimió sus propios pensamientos. Él había sido un ingenuo aún mayor durante años enteros, y ojalá alguien le hubiera advertido antes de pregonar y mendigar datos de su transformación a cualquier veterano que pareciera majo. El pegaso al menos tenía consciencia sobre sus peligros, aunque no sabía si eso le hacía más o menos irresponsable.
—Ya veo. Ten cuidado —dijo sin más, sin demasiado sentimiento, agitando levemente la cola como si así despachase cualquier otro añadido que le rondase la mente. Por una vez prefería hablar de sí mismo. Preocuparse por otros le consumía demasiado, y no era algo que le saliera así como así con un desconocido—. Mucho tiempo. No lo sé —se encogió brevemente de hombros. No mentía—. Llegué con 13 años y creo que tengo más de 20. Hace tiempo dejé de contar.
>>Voy al casino —añadió mirándole a los ojos—. El Casino Lago Áureo. Trabajo ahí. Tú… —mantuvo silencio unos segundos—. Vives en los refugios, imagino. ¿Saben muchos lo que eres?
- ♪♫♬:
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Calles
17/08/23, 01:17 pm
Después de mostrar ya muchos detalles de lo que a su propia transformación refería, Adam recibió un comentario de Xiao sobre tener cuidado. El pegaso asintió con timidez, desviando la mirada al suelo y dando la razón al desconocido. Ya no por él, sino porque podría poner al resto en peligro.
Xiao, sorprendentemente para Adam, se puso a responder aquellas preguntas tan poco discretas. Concretó lo suficiente como para dar que pensar. Vaya si llevaba tiempo en la ciudad, unos supuestos siete años, y le impactó mucho que le hayan traído tan joven. Tuvo que ser duro, si para él lo fue con diecinueve años no se pudo imaginar a un niño y no pudo ocultar una mirada cargada de lástima hacia el del ojo plateado.
Los ojos del ciudadano se postraron en los del ruso, aclarando que iba a un casino. ¿Un casino en Rocavarancolia? Eso si que era una cosa de la que sorprenderse, hasta en mundos mágicos caían en juegos de azar. Adam supuso que, aunque tengan transformaciones y poderes, eso no descarta la humanidad que tienen dentro tanto para bien como para mal.
—No… sabía que había un casino aquí, en Rocavarancolia —confesó anonadado sin poder evitarlo. Luego de eso vino la pregunta lógica en respuesta y Adam vería feo no contestarla, además de que casi que la respondió el mismo Xiao—. Si, en la Torre Serpentaria para ser exactos —lo siguiente, bueno, tampoco haría daño contestar—. Solo lo saben quienes me acompañaron en el torreón antes de la luna y... un par de amigos míos —contestó sin ser muy concreto, no quería dar más nombres ya que Xiao no dejaba de ser un desconocido.
Luego de esa tertulia tan… rara y sacada de la nada con esa nueva persona, Adam se despidió de Xiao con cordialidad y ambos tomaron sus caminos. El pegaso estaría un buen rato pensando en ese tipo, otro con una transformación de riesgo. Aun no lo sabía pero… le parecía tan injusto. Ninguno que tiene esa clase de don tan perseguido ha elegido serlo para empezar y aun así, están en el punto de mira de a saber qué personas.
«Debería investigar más sobre ello» —pensó, con un ligero enfado.
Xiao, sorprendentemente para Adam, se puso a responder aquellas preguntas tan poco discretas. Concretó lo suficiente como para dar que pensar. Vaya si llevaba tiempo en la ciudad, unos supuestos siete años, y le impactó mucho que le hayan traído tan joven. Tuvo que ser duro, si para él lo fue con diecinueve años no se pudo imaginar a un niño y no pudo ocultar una mirada cargada de lástima hacia el del ojo plateado.
Los ojos del ciudadano se postraron en los del ruso, aclarando que iba a un casino. ¿Un casino en Rocavarancolia? Eso si que era una cosa de la que sorprenderse, hasta en mundos mágicos caían en juegos de azar. Adam supuso que, aunque tengan transformaciones y poderes, eso no descarta la humanidad que tienen dentro tanto para bien como para mal.
—No… sabía que había un casino aquí, en Rocavarancolia —confesó anonadado sin poder evitarlo. Luego de eso vino la pregunta lógica en respuesta y Adam vería feo no contestarla, además de que casi que la respondió el mismo Xiao—. Si, en la Torre Serpentaria para ser exactos —lo siguiente, bueno, tampoco haría daño contestar—. Solo lo saben quienes me acompañaron en el torreón antes de la luna y... un par de amigos míos —contestó sin ser muy concreto, no quería dar más nombres ya que Xiao no dejaba de ser un desconocido.
Luego de esa tertulia tan… rara y sacada de la nada con esa nueva persona, Adam se despidió de Xiao con cordialidad y ambos tomaron sus caminos. El pegaso estaría un buen rato pensando en ese tipo, otro con una transformación de riesgo. Aun no lo sabía pero… le parecía tan injusto. Ninguno que tiene esa clase de don tan perseguido ha elegido serlo para empezar y aun así, están en el punto de mira de a saber qué personas.
«Debería investigar más sobre ello» —pensó, con un ligero enfado.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Calles
21/08/23, 02:35 pm
Asintió una sola vez a su trabajo y otra a cuantos conocían la naturaleza de su transformación. El casino era nuevo pero muy sonado, especialmente ahora que no había burdel y la nueva casa de los placeres (de distinto tipo, pero placeres) era esa, claro que si Adam llevaba poco tiempo en la ciudad no le sorprendería que desconociera hasta los sitios más básicos. Respecto a lo otro… bueno, el pegaso jugaba con ventaja y eso estaba bien. Él y sus amigos habían ido preguntando a todo aquel que parecía simpático sobre los fuzanglong, que no es que físicamente fueran muy disimulados, pero sumarle dificultades a ese telefonillo escacharrado haciendo voz de la existencia de un dragón poco avispado por la ciudad había ayudado a que le encontrasen malas compañías.
—Bien —comentó, mirada gacha y aspecto más sombrío del que ya habituaba—. No cometas los errores que cometí yo.
No hizo gesto de despedida, ni siquiera respondió con un adiós al del chico, el fuzanglong echó a andar con ligereza para compensar el tiempo perdido camino al trabajo. A media calle, cuando ya había pasado tramo suficiente para que la distancia fuera generosa entre los dos, se volteó para mirarle una última vez. No sabía si le volvería a ver, pero tratándose de alguien como él Xiao sabía que era cuestión de tiempo que aquel joven simplemente desapareciera.
Una pena. No había podido darle su mejor consejo.
—Déjate morir rápido si te atrapan —masculló para nadie.
—Bien —comentó, mirada gacha y aspecto más sombrío del que ya habituaba—. No cometas los errores que cometí yo.
No hizo gesto de despedida, ni siquiera respondió con un adiós al del chico, el fuzanglong echó a andar con ligereza para compensar el tiempo perdido camino al trabajo. A media calle, cuando ya había pasado tramo suficiente para que la distancia fuera generosa entre los dos, se volteó para mirarle una última vez. No sabía si le volvería a ver, pero tratándose de alguien como él Xiao sabía que era cuestión de tiempo que aquel joven simplemente desapareciera.
Una pena. No había podido darle su mejor consejo.
—Déjate morir rápido si te atrapan —masculló para nadie.
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