Calles

Desperté algo desorientada y bastante incómoda. Lo que me despertó en sí fue la sensación de estar atada a algo mullido, una silla, con los brazos enterrados en los suyos. Abrí los ojos, espantada, y miré a mi alrededor. Por suerte o por desgracia vi a todo el grupo, sentados de igual manera, despertándose y algunos entrando en pánico. Dhelian me quedaba más cerca y pude ver cómo, tras forcejear sin éxito, se iba encogiendo, asustado. <<No, no, pánico no>>

—Shh. Calmaos, calmaos, vamos a salir de esta, ¿vale? Mente fría, podemos hacerlo.

<<¿Pero cómo?>> Tras decir eso, me esforcé en discernir algo en la penumbra y lo fui consiguiendo. En ese momento deseé no haber sido terrícola ni haber leído o visto tantas historias de payasos locos. Estábamos en una jodida carpa de circo... Y no había un alma más que nosotros... Intenté forcejear, moverme como pudiera, pero fue en vano.

—Sura, Oz, ¿podéis soltaros? Si tuvieramos las manos libres...—mascullé, forcejeando una y otra vez—podríamos hacer magia y...

Entonces la butaca tembló, todas lo hicieron, y el suelo sobre el que estaban empezó a girar. Cada vez más rápido. <<¡¿Qué demonios es esto?!>> En una de las vueltas me fijé en que algo pendía sobre nuestras cabezas y recordé más cosas de la Tierra. Demasiadas y demasiado malas. Pero teníamos que salir de ahí. Esto giraba más y más, pero podría aprovecharse si nos intentábamos mover en nuestros sitios. <<¿Y luego qué, salir volando con la butaca y abrirnos la cabeza?>> Mejor eso que estar presa. Así que intenté ponerlo en práctica... Más o menos.

El miembro 'Jack' ha efectuado la acción siguiente: Número Aleatorio

#1 'Dado de 100 caras' : 78

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#2 'Dado de 100 caras' : 74

No tenemos tiempo de salir de la niebla, a los pocos pasos la vista se me nubla y no tardo en comprender que es venenosa, me habían envenenado otras veces, plantas y animales pero niebla... Miro alrededor y veo a la mayoria de mis compañeros en el suelo dormidos. <<Maldita sea>> y caigo al suelo presa de un profundo sueño.


Me despierto con ruido alrededor, desconcertada trato de llevarme la mano a la cara para despejarme y en cuanto noto que no puedo me despierto del todo. Veo las correas que me sujetan y miro al resto, todos igual, no parece que estemos en el mejor momento, pero no pasa nada. Deberían decirle al que construyó esta trampa que a un ulterano no sirve atarlo de manos y pies si no le sujetas el pelo y.... <<¡OH, QUE LE DEN POR TODOS SUS ORIFICIOS!>> pienso en cuanto compruebo que no llevo ningún arma encima, ni siquiera mis dagas ocultas. Indignada tironeo de las correas que me apresan para intentar romperlas a la fuerza.

-No, no puedo hacer nada. No tengo mis armas y mi juego de ganzúas lo dejé en mi tienda - respondo con un verdadero sentimiento de ira aflorando en mi voz.- Cuando pille al hijo de Terra que ha hecho esto juro que lo despellejo vivo - sigo tirando sin conseguir apenas nada cuando los asientos empiezan a girar.- Y ahora qué - digo poniendo los ojos en blanco mientras espero a que esto deje de girar. Menos mal que no soy de estómago sensible.

Si algo odiaba Marsi más que las trampas de la ciudad, eran las trampas mágicas. No habían tenido ninguna oportunidad de defenderse ni de huir de las luces, y habían caído todos de lleno como moscas.

Despertó confusa y mareada,y en cuanto comprobó que no podía moverse, empezó a forcejear rabiosa. Pero no había caso, también estaba indefensa. Antes de que sus ojos se acostumbrasen a la oscuridad, llamó a sus compañeros a gritos para asegurarse de que no estaba sola, y de que todos estaban bien, aunque también inmovilizados. Fue al calmarse cuando se dio cuenta de que tal vez no había tenido que gritar. Estaba en un sitio desconocido, no sabían cuanto tiempo habían estado inconscientes ni qué iba a ser de ellos. Dio un respingo cuando las sillas empezaron a moverse, y apretó los dientes tratando de no ponerse a gritar de nuevo.

No parece salir ninguna clase de seres monstruoso y asesinos de ningún lado, pero no me relajo ni un pelo. Rocavarancolia había demostrado de sobras su gran capacidad de imaginación, creatividad y la gran variedad de posibilidades que tenía para mutilarnos y asesinarnos entre terribles sufrimientos, así que el que durante diez segundos pareciésemos a salvo no me engañaba. Y todavía estaba el hecho de la coincidencia, de mi sueño... No, no puede ser. Es absurdo, ninguno se volvería nunca contra otro de nosotros..." Una vocecita tan molesta como el zumbar de un mosquito me contestó. "Hasta que alguno lo haga". No pude pensar en nada más porque rápidamente comenzó a invadirme el sueño. "¿Qué...? Oh, no, no, no. Otra vez-"

"-No." Gemí al despertarme, maldiciendo con frustración una y mil veces a los seres que habitaban la ciudad. "¿Por qué les gusta tanto las drogas? Deberían ir a una clínica de desintoxicación o algo". Rumié, bastante molesto, examinando bien alrededor. La escena me traía recuerdos que no me gustaban precisamente. "Era mucho más divertido cuando se veía desde fuera de la pantalla que como protagonista" bufé.

-Bueno, ¿quién es el que se corta la mano? -pregunté cínicamente con el gesto torcido. Suponía que sólo Alice se daría cuenta de la referencia.

Realmente tenía mucho más miedo del que dejaba ver mi broma. De hecho estaba simple y llanamente aterrorizado. Mi pulso se iba acelerando por culpa del miedo, y mis ojos miraban ansiosos cualquier rincón, intentando encontrar cualquier forma de escapar (es decir,cualquier forma que no supusiese horribles mutilaciones). Por desgracia, no parecía haber ninguna, ni con miembros amputados ni sin ellos. "¿Nos van a matar de hambre, o sed, o cualquier forma de este estilo?". Desde luego prefería algo así que las diversiones habituales que proponía Rocavarancolia.

El parón bursco elevó mi desconfianza a cien. Sentí un nudo en la garganta cuando vi el gancho sobre Akasha, al que miraba con horror. "No, no, no, no, no, NO, NO, NO JODER". El alivio que sentí a continuación no duró casi nada. En cuanto la sierra apareció abrí mucho los ojos con una expresión de horror. Mi boca se había quedado entreabierta, y en mi cabeza no podía dejar de preguntarme si la culpa había sido mía. "No, esto, no, no puede... Qué... Oh dios". Mis pensamientos no tenían ningún sentido, y había que esforzarse para distinguir mis balbuceos.

-Una sierra -contesté sencillamente a su segunda pregunta, sin pensar demasiado, como si estuviese hablando del tiempo. Mi mente estaba completamente en blanco-. Va lenta, pero... Pero...

No pude terminar. "Pero te va a cortar el brazo."

Que una niebla salida de la nada, con lucecitas brillando y con música de acompañamiento en una ciudad como Rocavarancolia, implicaban problemas por donde se le viera. El intento de huir de ella fue infructífero quedando todos dormidos.

Y ahí estaban tras despertarse, sentados mirándose las caras aterrorizadas, sin sus armas y sin poder hacer magia,  todos su cuerpos atados a las sillas al igual que sus brazos. Las palabras se ahogaron en la garganta del daeliciano que aun no podía creerse como había acabado en aquel lugar cuando solo había tenido una inofensiva salida. Las palabras de Alice aunque intentaba ser tranquilizadoras no conseguían su objetivo, y los gritos de Marsi que el mismo no podía articular, ayudaba aun menos a conseguir que dejara de temblar. "No...no otro juego macabro no, por favor" rogó en su fuero interno el daeliciano teniendo por momento muy vividos los recuerdos de su pesadilla.

Cuando las sillas comenzaron a girar en aquella especie de ruleta en torno a aquella maquinaria que pendía del techo Dhelian sintió como todo lo que había comido quería salir de e.Logro contenerlo, pero aun así su nauseas pasaron a horror absoluto cuando vio con sus propios ojos como Akasha era al escogida de ese especie de ruleta de sillas."Oh...por el demiurgo...¡Akasha!" grito en su mente, su garganta atorada por el espanto, su pesadilla haciéndose realidad de algún modo. Miembros cortados de sus compañeros.

-Tranquila...Akasha...te ayudaremos, tenemos que poder salir. Intenta ver si puedes bajar el brazo o algo -intento darle confianza a la aterrada ochroria a pesar de que la voz le temblaba. No sabía hacer pero intento mover sus propias piernas y brazos a conciencia, haciéndose daño con las correas y sin lograr nada. En su asiento, Surasara también lo intentaba usando su pelo. De nuevo las sillas comenzaron a girar y Dhelian sintió como el mundo daba vueltas, con los latidos de su corazón taladrándole los oídos era difícil concentrarse. ¿Otro seria la nueva victima de un despedazamiento?¿Iban a acabar todos echos cachitos por esa extraña maquina a esa altura del juego? No podían haber sobrevivido tanto tiempo para morir de esa forma y contra una maquina "Maquina...¡alguna forma tiene que tener de desactivarla por mas mágica que sea!"

-Akasha..escúchame...que ves...¿desde tu posición que ves de la maquina o que puedes tocar? - pregunto medio mareado como estaba con las vueltas su voz sonaba estraña pero logro articular lo que decía, intentando darse prisa pues aunque la sierra iba lento no sabían cuanto tiempo les quedaba. Tal vez sabiendo como era esa estraña maquina podrían buscar alguna forma de desactivarla o de mínimo parar la sierra que intentaba cortar el brazo de la ochroria. Si conseguía liberar su brazo, tendrían un brazo libre con el que actuar, a poder ser antes de que acabasen echos pedazitos.