Avenida Estatuada

Samika llego finalmente volando ala avenida estatuada, o al menos eso le indicaron sus oídos ante el mapa del lugar. Aun le costaba un poco aventurarse maniobrabas suicidas, como ella llamaba a la forma intensa de volar de los murciélagos, dando mil cabriolas en pocos segundos, pero al menos le había perdido miedo a despegarse del suelo, era un gran avance teniendo en cuenta que tenia alas desde hacía pocos meses.

Conforme se acerco pudo descubrir la figura borrosa de un cuerpo viviente sobre uno de los edificios y basto un leve chasquido para percatarse de quien era por lo que voló hacia Rasqa,hasta que aterrizo sobre junto a el en lo alto del tejado.

-¡Lo conseguí!- exclamo al instante sonriendo de forma radiante-Ha sido increíble, no te lo vas a creer...tengo que contarte muchas cosas ¿como te fue a ti?- espero ansiosa, expectante mordiéndose el labio inferior, sintiendo una cierta frustraccion por ser incapaz de verle las facciones que le permitiera identificar su estado de animo.

Rasqa vio llegar a Samika con una sonrisa de lado a lado del cráneo y un meneo inquieto de cola, ambos gestos evidencias de su buen humor. En cuanto aterrizó la humana, el parqio se acercó de un saltoy se puso a dos patas, haciendo equilibrios con las alas. Al escuchar la buena noticia, su humor pudo con él y las llamas se encendieron a su espalda.

—¡Así se hace! —dijo Rasqa. Era su forma de darle la enhorabuena—. ¡Yo también! He vuelto a ver a la dragona creída —el parqio soltó una carcajada hecha de humo—. Vamos a poner el ejército alas al suelo* —y volvió a reir. El moloch estaba deseando comenzar con su nuevo trabajo—. Pero ahora cuéntame. ¿Has tenido que enfrentarte con hombres bestia? ¿Te han dejado matarlos?

*Patas arriba, pero en parqish.

Samika rio ante al efusividad del parquio y tuvo que contener las ganas de abrazarlo al escucharle decir que también lo había conseguido, pues iba a acabar como un colador negruzco si lo hacia. Si, ya había realizado su cuota de abrazos por ese día.

-¿A Gahna? ¡Ah, debió de ir contigo después de decirme mi prueba!- exclamo Samika cayendo en cuenta de eso, mirando hacia al figura borrosa del parquio de buen humor, sabiendo de antes que Rasqa llevaba deseando volver a entrarse con ella de nuevo. ¿Tal vez por eser algo así como un dragón? El moloch parecía tener fascinación por estos.

No entendió su comentario, peor supuesto era algo de idioma parquio con algún significado típico de 'vamos a liarla' o algo similar.

-¿Hombres bestias? Que va...empece teniendo que elegir entre varios túneles...y cuando escogí uno al final me esperaba algo, tuve que derribar una barrera mágica y todo, no veía nada, estaba demasiado oscuro- dijo señalando sus ojos con cierta diversión, contándolo con un rintintin juguetón de misterio, como quien narra una aventura- pero según mi ecolocalizacion, era enorme...como de dos metros y algo, con varios brazos y cabezas...¡y sabia hacer magia! ¡me lanzaba hechizos con todas sus cabezas! - indico Samika exaltada mientras le explicaba con toda la euforia por todo lo que había pasado hace apenas un rato, teniendo aun muy presente en su cuerpo, en sus leves heridas, el vibración de sangre, bullendo felizmente por la acción- Tuve que anular su magia para poder atacarle, me costo pero conseguí que huyera...pero definitivamente no era un hombre bestia, parecía haber sido puesto allí aposta porque inteligente era o no sabría realizar hechizos complejos- asintió Samika mirando al moloch borrón morado a su lado.

-Pero no, no fue lo único- dijo Samika acercándose un poco mas al moloch mostrando sus colmillos con animo por las nubes- Mas delante había alguien del consejo, un sujeto llamado Silente, escurridizo como una sombra. Y no vas a creeterlo, ¡tuve que luchar contra el! ¡Me tomo en serio, sin imponerme restricciones! - exclamo con efusividad, sin poder remediar el sentirse aun algo alterada al recordarlo. Era increíble sentirse valorada, no, valorada no era la palabra, sentirse capaz, que la gente la tomase en serio, que le peleara sin miedo, que le enfrentara como iguales, incluso si suponía que Silente se había mantenido en un bajo perfil para iguarlarle, no significaba que dentro de sus limites no la hubiera obligado a ir con todo.

La evaki había vivido mucho tiempo en la tierra con el pensamiento bastante generalizado a su alrededor, de aquellos que no la conocían bien al menos, de no ser capaz de hacer muchas cosas. El “pobrecita, es ciega” o “el hay que ayudarla, no ves que hay muchas que no puede hacer sola” eran cosas que siempre le habían molestado. Y eso que había vivido en Londres donde su ceguera era tratada con cierta normalidad, pero aun así en ocasiones había escuchado ese tipo de comentarios durante mucho tiempo. A su modo de ver, y aunque ninguna de esas personas lo sabría nunca, estaba callando bocas.

>>- ¿Y como ha ido contigo? ¿Que tuviste que hacer en la montaña? Has mencionado a los hombres bestias...- dijo sumamente interesada por como había sido la prueba de su amigo.

—¿Tú también la viste? —Rasqa bufó. ¿Es que esa dragona estaba en todas partes?

El resto del relato de Samika fue muy divertido de escuchar. Las pruebas de ambos se parecían ligeramente y a la vez no tenían nada que ver. Habían sabido adaptarlas a las condiciones de cada uno y a Rasqa le gustaba saberlo.

—¿Pero no eras ciega? Cualquiera lo diría —Rasqa rio. Desde que había conocido a la humana, jamás había sentido que su ceguera actuase como un lastre o un obstáculo para ella. Por eso mismo, el moloch no medía las palabras al tocar el tema: no lo percibía como un problema para Samika—. Silente... Qué nombre más feo tiene.

>>¡Qué bien te lo has tenido que pasar! Algún día podríamos ir a los subterráneos tú y yo, me encantaría ver uno de esos seres gigantes —reconoció—. Mi prueba empezó con mucha niebla, cuando se lo cuente a Irianna no se lo va a creer —Rasqa soltó una risotada ahumada—. Tuve que buscar a Ghana entre la niebla, encendiendo hogueras y siguiendo rastros de olor. Luego tuve que seguirla volando y la verdad es que casi la pillo —o eso le decía su versión de los hechos—. Lo siguiente fue una pelea mágica, en la que creía que perdería la prueba, pero al final no lo hice mal. Y después me enfrenté a varios hombres bestia. Los han debido sacar de otra zona de los subterráneos esos, porque se supone que son de ahí... —a Rasqa le costaba no divagar—. El problema es que no podía matarlos. Y encima uno de ellos estaba protegido contra el fuego... El hechizo ignífugo debería extinguirse —el parqio acabó su relato quejándose—. ¿No ha sido muy divertido? Estoy deseando ver qué trabajos nos toca hacer ahora.

-Vi su emborronada figura, si- respondió Samika con cierto humor porque usara precisamente el verbo ver con ella- Lo soy, lo soy... pero veo lo suficiente par admirar tu bonito, y muy borroso, color morado llameante -añadió Samika sin ofenderse por aquello, realmente no le preocupaba mucho, al contrario el comentario de Rasqa le enorgullecía, pues significaba que había hecho tan buen trabajo como alguien que si veía por completo-Algo me dice que viene de silencioso...o de sigilo, porque se movía como una sombra. - explico Samika pensativa, prestandole toda su atención al moloch cuando empezó a narrar con la misma emoción que ella había mostrado, su propia prueba.

-No se yo si seguirá allí o si hay mas, parecía haber sido puesto aposta- rio Samika ante la emoción del moloch. Escuchar que había luchado en la niebla le resulta curioso, pues aprecia como una factor externo de complicación, como la oscuridad para ella en los subterráneos- ¿Tuviste que hacer magia mientras le perseguías? ¿Y pelear contra hombres bestias? Yo no me tope con ninguno, pero estoy segura que sino me encontré con alguno fue por mera casualidad, porque ya dije, había varios caminos a tomar. - añadió Samika, rodando levemente los ojos ante el disgusto de Rasqa por no haber podido matarlos, en cierta forma pensaba que eso también formaba parte de la prueba. ¿Algo así sobre como contenerse cuando era necesario? Por que el moloch era de llama muy fácil.

-Oye, no te enojes, pero agradezco que ese hechizo exista, o no habrá Sede donde mudarme en los próximos días– rio la evaki juguetona. Había estado durante algún tiempo tanteando el terreno para cambiarse de torreón pero no había querido hacerlo hasta terminar con sus pruebas y terminar de encontrar como eliminar magia en sus entrenamientos nocturnos con Ayne y Eara, pero ahora que lo había conseguido, le sabía mal seguir siendo inoportuna en Serpentaria siendo que ella ni siquiera tenia magia con la que practicar- Oh, según Silente nos enseñaran como mejorar nuestras fortalezas y como disminuir nuestras debilidades, así que van a darnos bastante trabajo creo yo. Ojala que si nos mandan a hacer alguna misión en algún momento, nos pongan juntos, hacemos un buen equipo – rió Samika ya ansiosa por descubrir lo que tendría que hacer. Suponía la gente del ejercito realizaba misiones, peor dudaba que fueran a darles algo a novatos. Osea, cobraban, dudaba mucho que fuesen a pagarles por solo entrenar.

-Pero si mandan a uno a algo bueno y al otro no ¿sin celos, ok?- dijo mirando al punto borroso que era Rasqa con una sonrisa divertida.

De haber sido un dragón, el ingenio de Samika también la habría tostado. La carcajada de Rasqa fue bien sonora.

—Espero que no te enamores de mí —le siguió el juego con tono fanfarrón. Estas mismas palabras se las podría haber dicho a Ghana y habrían sido mentira—. No tienes suficientes escamas.

Sin embargo, el tema del ejército era lo que verdaderamente le interesaba.

—La magia fue después, contra ella —explicó—. Pues si vamos, podemos mirar qué había en el resto de caminos —el moloch meneó la cola con entusiasmo.

No cabía negatividad en su cuerpo en esos momentos. El dragón se estaba divirtiendo con el intercambio de bromas con Samika y entendió perfectamente qué es lo que querían hacer con ellos en el ejército de aquí en adelante. Rasqa estaba tan contento con la idea de convertirse en un quemador excelente que nisiquiera le molestó el último comentario de Samika.

—Al principio no me gustó que solo te buscaran a ti, pero es algo que estoy solucionando por mi cuenta: pedí la prueba, la he pasado y ahora voy a demostrarles lo mucho que se habrían arrepentido de no tenerme entre sus filas —el parqio fue sincero y directo al grano—. Si siguen así, trabajaré el doble de duro, mataré a sus enemigos y quemaré hasta mi propio mundo si hace falta. Me ganaré el respeto que no me tienen —dijo altivo.

>>Pero que no te quepa duda, Samika. El respeto que te tienen a ti es totalmente merecido y estoy deseando que nos manden a partir bocas juntos —el moloch soltó otra carcajada y le extendió una garra abierta, imitando lo que hacian algunos bípedos—. Te prometo que no arderá.

La evaki parpadeo sorprendida ante el juguetón coqueteo en broma de Rasqa, pero lejos de incomodarse o asquearse como cualquier humano cerrado de mente habría hecho de que le dijeran de practicar la zoofilia, si se podía llamar así, simplemente se echo a reír, entretenida. No consideraba a Rasqa un animal en si mismo, aunque fuese realmente un reptil inteligente, siendo concisos.

-Para enamorarme de ti tendrías que seducirme primero, que no soy tan fácil- dijo Samika entretenido, siguiéndole el juego, guiñándole un ojo- Y ser un poquito menos fogoso. -añadió divertida, negando con la cabeza, escuchando su idea de bajar alguna vez a lo subterráneos a revisar el resto de caminos. A su modo de ver Rasqa solo quería matar hombres-bestias que le habían prohibido matar en la prueba, ella seguía sin verse capaz de llegar a ese extremo.

La evaki giro la cabeza hacia el moloch cuando este expresó que le había molestado que la buscase expresamente para entrar en el ejercito. Desde que le contó a Rasqa sobre aquello había sentido cierta rivalidad proveniente de este contra ella, no una rivalidad mala, o eso esperaba, sino mas del tipo orgullo fastidiado. Pues cierto era que la habilidad del moloch era del tipo arrasadora, de esas que en una batalla podía poner punto y final a un enfrentamiento con relativa facilidad, aunque con muchas muertes.

- Yo no soy especial para nada, ni tu eres inferior tampoco - dijo Samika creyéndolo realmente, arrugando un poco la nariz por como hablaba Rasqa de incluso destruir su mundo solo por mostrar a gente que ni conocía que el era valioso- Dudo que de haberme transformado en algo diferente me hubiesen buscado, no soy estúpida, buscan mi capacidad para ser un nulificador mágico y seguramente ahora mismo es lo único que ven en mi que consideran valioso. - aseguro Samika con calma, mirando hacia el moloch sonrió a medias intentando borrar de su mente la incomodidad de antes provocada por las palabras de Rasqa- No por eso me considero menos merecedora de lo logros que obtenga, mientras los obtenga con esfuerzo. - aseguro viendo una de las garras de Rasqa extendida hacia ella- Y si crees que yo merezco respeto, dejame decirte que independientemente de lo que digan otros, y aunque tal vez no sea igual de valioso...tu mi respeto ya lo tienes- aseguro la evaki, estrechando su garra convencida, sin miedo a ser quemada Sonrió ampliamente- Mostremos que ni yo soy solo un anulador mágico, ni tu un moloch cualquiera.....pero no incendies tu mundo mostrar eso, anda...- dijo la evaki negando con la cabeza, hablando en serio con una sonrisa algo nerviosa, ante como hablaba de un genocidio en masa como quien habla de ir a comer pasteles.

Rasqa todavía no entendía por qué había tenido que compartir cosecha con el ronchahielos de Roaxen. Con lo facil que habria sido que se lo cambiaran por Samika... El parqio y la humana se conocían bien desde hacía poco, pero el reptil estaba seguro de que aquello iba a durar. Las palabras de la humana no hicieron sino confirmárselo.

—¡Que se preparen! —Rasqa le apretó la mano a la humana con la fuerza justa y volvió a hablar, con una sonrisa que enseñaba los dientes—. No te preocupes, no creo que me manden quemar mi mundo.

Y aunque lo hicieran, el parqio no titubearía.

—¿Vamos a contarselo al resto? Seguro que se alegran.

El uno y la otra echaron a volar en dirección a los refugios.

Durante el trayecto había tratado de mantener la mente en blanco, aunque su éxito había sido más bien moderado. En un par de ocasiones creyó haber escuchado un sonido raro y tuvo la extraña sensación de que alguien la observaba, pero no podía ser. Sabía que la ciudad estaba llena de ruidos de todo tipo y que la sensación sin duda tendría que haber sido paranoia suya. Se reprendió mentalmente, pues no había salido a dar una vuelta para ponerse peor… O eso creía.

Llegó a la avenida y pasó entre las primeras estatuas, tratando de centrarse en admirar sus detalles. No esperaba realmente encontrarse con la pequeña gárgola, aunque le hubiese gustado. En su lugar encontró otra cosa. Antes de que le diera tiempo de hacer nada desde que empezó a escuchar lo que sin duda eran sonidos de pasos, se dio cuenta de que era cierto que no estaba allí sola. Se llevó una mano al arco.