Avenida Estatuada

Definitivamente el parquio se había tomado muy en serio lo de dificultarle las cosas y aunque Samika lo agradecía, pues era uno de los objetivos realmente, le frustró notar que al meterse en una zona mas concurrida de estatuas, tuvo que ralentizar un poco el ritmo. Esquivar las estatuas se hacia mas difícil cuando tenías apenas segundos para reaccionar a alguna de ellas mientras ibas acorriendo, sobretodo cuando la separación entre una y otra era sumamente reducida.

Samika no cejo´en su empeño y cuando escucho como el numero de estatuas aprecia caer cada vez mas cerca suya y mas a menudo, volvió a emitir un grito ultrasónico mas, menos duradero que los dos anteriores, captando el momento preciso en el cuerpo en movimiento de Rasqa desapareció en una enorme masa de lo que suponía eran estatuas apiladas. Samika se mordió el labio inferior, habiendo tenido que esquivar, prácticamente agachando y rodando por el suelo, la estatua de lo que pareció algún tipo de criatura bípeda que cayo casi aplastando su pierna bajo su brazo. No lo consiguió, por suerte, mas que una herida no muy profunda en su gemelo derecho, pero igual el peso le impedía salir.

<<Aich espero que todo esto no vaya a considerarse como destrucción de la zona publica >> y disculpándose suavemente con la pobre estatua, la agarro con ambas manos levantadola sin esfuerzo alguno, cosa que le fascinaba pues definitivamente eso no pesaba cinco kilos precisamente, alzándola suficiente para sacar la pierna de debajo de la estatua.

Tras hacerlo se incorporó, dejando la estatua donde estaba para perseguir a Rasqa que ya se le debía haber adelantado bastante,se interno por el hueco entre la pila de estatua por donde anteriormente el moloch se había colado con esa aparente agilidad flexibilidad que su transformación le había dado se sentía como una especie de serpiente escurriéndose en un agujero << Irónico porque no soy yo el reptil aquí >> pensó Samika con humor, agachándose para escurrirse bajo una estatua, sin dejar de chasquear la lengua para encontrar las zonas mas aptas para meterse sin acabar atrapada, sintiendo algunas gotas de sudor bajando por su sienes ante la concentración.

-

Rasqa no se detuvo a ayudarla, no estaba ni en su naturaleza ni en su tarea hacerlo. Sin embargo, de forma más inconsciente, sí que frenó un poquitín. Lo suficiente como para que le encontrara, pero no tanto como para que le alcanzara. Una vez la evaki se libró de la estatua, Rasqa continuó internándose más y más entre los huecos. Al principio se había preocupado de que fueran espacios lo suficientemente grandes como para que Samika pudiera entrar; a partir de ahí ya no lo hizo más.

De hecho, el moloch buscó los huecos más pequeños, aquellos por los que él podía pasar serpenteando a cuatro patas. Daba gracias a las escamas que le cubrían o habría acabado cubierto de arañazos y rasgones. Llegado un punto, Rasqa se quedó tan a oscuras bajo la noche y el manto de estatuas que necesitó encenderse. Y aún así no frenó, el lagarto en llamas continuó deslizándose bajo las esculturas.

Por mas que la flexibilidad de Samika, así como su agilidad, no fueran nada despreciable, su piel seguían siendo tan blandita como la de antaño. Tal vez hacerse daño fuese mas difícil y sus huesos mas resistente, pero la piel seguía siendo piel, no tenia la protección extra que las escamas le daban a Rasqa, por lo que ella si se lleno de arañazos, cortes y probablemente algún pequeño hematoma cortesía de las estatuas que aprecian querer estrujarla.

Llego un momento en el que Samika, se vio literalmente arrastrándose por el suelo, casi aguantando la la respiración para poder arrastrarse entre las estatuas, mientras maldecía entre dientes a Rasqa. Sabia era parte de el entrenamiento, pero ella no era de goma como el. << ¿Tan siquiera habrá lugares tan estrechos en el subterraneo? Esperemos que no porque o no cruzo o tardo horas en hacerlo....tch tampoco puedo sacarme las estatuas de encima sabiendo tantas, las de abajo sirven de soporte para las las de arriba, si las parto desbalanceare todo y acabare aplastada, pero ya no puedo avanzar ni retroceder, tan solo subir...esperemos no rajarme las alas >> pensó Samika que tras un rápido barrido con su ecolocalizacion notó  no podía seguir avanzando en linea recta, decidido ahcer algo diferente y aprovechando que aun no entraba en la zona estrecha del todo, se agarro ala estatua de arriba con el fin de trepar por entre ellas hasta la superficie. Atraparía a Rasqa desde arriba cuando saliera de entre las estatuas, dudaba realmente que se esperase eso. << Voy a necesitar una buena dosis de magia curativa luego >> pensó con una pequeña sonrisa feroz tras escurrirse como pudo entre una la lanza de roca de una estatua y la boca abierta con dientes de otra, donde apoyo su mano para impulsarse hacia arriba guiándose por sus chasquidos podía notar en que momento este dejaba de chocar contra superficie solida, indicando cuando le quedaba para llegara zona vacía, sin estatuas.

Tardo mas de lo esperado y cuando por fin salio de la montaña de estatuas medio apiladas, estaba casi sin aire. <<Esto si que es es ejercicio de aguante, demonios ¿donde esta ese reptil? >> Pensó sabiendo que su ecolocalización no funcionaria hasta que este saliera, ya que chocaría contra todas estatuas bajo ella, así que, haciendo un rápido barrido tras recuperar el aliento para saber donde estaba y si había avanzado o retrocedido al trepar, empezó a  bajar de la montañitas de estatuas sin internarse entre ellas, adivinando aproximadamente por donde podría salir Rasqa.

Rasqa estaba disfrutando de lo lindo, no tanto por lo que le estaba costando a Samika sino por saber que lo estaba logrando a pesar de todo. Le encantaba trabajar con alguien con tantas ganas de superarse, eso le permitía disfrutar del entrenamiento a él mismo. Nada que ver con cuando compartía prácticas de vuelo con otros parqios y estos ni se esforzaban.

El parqio acabó avanzando por la parte baja de la montaña con rumbo a la zona donde acababa el cúmulo de estatuas. Sin embargo, llegó un punto en el que ni a cuatro patas ni agachado podía pasar. Al moloch no le quedó más remedio que hacer uso de la fuerza bruta para empujar la escultura que le impedía salir. Un empujón fue suficiente para quitarla de su camino, pero aquella estatua había servido de soporte para otras tantas sobre ella y, al moverla, tembló parte de aquél túmulo de piedra esculpida. Rasqa saltó de forma instintiva y evitó llevarse algún que otro golpe.

Esperaba que Samika estuviera bien tras aquello y saliera pronto de allí. Sin embargo, al girarse, la vio venir desde arriba y se indignó de forma poco seria. <<¿Así que ha evitado seguir mi camino? ¡Qué tramposa!>>, gruñó para sí mismo. Tardó medio instante en decidir que él no sería menos.

Rasqa sacudió las alas y continuó el entrenamiento en el único sitio que habían prohibido: en el aire.

—¡Muy lista tú! —dijo a modo de halago—. Pero a ver cómo resuelves esto —el moloch soltó una carcajada ahumada y giró de forma repentina en una esquina y voló escondido tras los edificios de la zona.

La evaki se sorprendió cuando el soporte de estatuas bajo su cuerpo, por las cuales andaba escalando en descenso, tembló.  << ¡Se va a derrumbar! >> pensó sobresaltada, desplegando sus alas instintivamente aprovechando el golpe de viento que se levanto cuando las estatuas empezaron a derrumbarse sobre si misma, para impulsarse lo suficiente para no acabar cayéndose. Samika chasqueo la lengua cuando escucho la voz de Rasqa evidenciando que le había descubierto acercarse y al igual que ella, aunque no de forma tan obvia, decidía romper el trato en cuanto a lo que no estaba permitido.

-Mierda, encima no puedo decirle tramposo cuando yo desplegué mis alas antes...- murmuró Samika frustrada , aunque con una sonrisa juguetona en su rostro, mas molesta consigo misma, por no haberse mantenido fiel a su propia promesa de no volar que con el moloch, que al fin de cuentas su único deber era ponerle las cosas difíciles. Se dejo caer sobre el suelo, acomodando la venda que con todo el ajetreo se había movido, respirando profundamente para intentar recuperar el aliento y concentrarse. Entre las estatuas existían los obstáculos, pero entre los edificios siempre resultaba mas complicado moverse, porque en ellos existía el factor que pudiera haber otros transformados rondando y de ser así el uso de sus ultrasonido se tendría que multiplicar para no acabar atropellando a algún transeúnte...o peor...colarse en la casa de alguno sin querer.

Ademas, existía un motivo por el que había puesto como regla no volar, y es que aunque sabía hacerlo aun no era capaz aun de maniobrar en el aire con tanta soltura...tanto tiempo siendo un humano con los pies muy bien anclados en la tierra tenía buena parte de la culpa. Sin contar la ceguera que siempre era un plus para sentirse inquieto incluso teniendo sus ultrasonidos. Eso y que mientras volaba no podía agarrar nada...por lo que atrapar al dichosos parquio que llevaba toda la vida volando, iba a ser mas complicado. Pero eso lejos de desanimarla, le hizo reír por lo bajo, relamiendo sus pequeños colmillos con cierta excitación por el entrenamiento, juguetona y feliz por continuar. Le encantaba que se la tomaran en serio y no como si fuese a romperse << Bueno...¿que entrenamiento no tiene sus dificultades y riesgos? >> pensó la evaki mas que dispuesta a tomarse el desafió muy en serio, crujiendo suavemente sus nudillos.

En velocidad posiblemente no ganaría a Rasqa en su estado actual, pero existían otras formas.

Pensando en ello, movió sus brazos con fuerza, desplegando sus alas a su máxima envergadura para aprovechar el golpe de aire al batirlas para alzarse, ya cuando en el estuvo en el aire, se concentro y grito de nuevo con sus ultrasonidos, y formando en su mente el mapa mental, se lanzó tras Rasqa en silencio con apenas suaves chasqueo de su lengua para guiarse. Uso los propios tejados de los edificios para impulsarse de vez en cuando evitando batir excesivamente sus alas por si Rasqa la escuchaba, buscando minimizar todo que pudiera el ruido que podía hacer mientras iba tras el, a medias volando a medias trepando con la única fuerza de sus manos y pies. En velocidad no lo atraparía, pero nadie hablo del sigilo y por sorpresa, y eso se le daba realmente bien, llevaba toda la vida siendo muy silenciosa, era algo necesario cuando buena parte de su guía aparte del bastón, fueron sus oídos.

Rasqa no se lo iba a poner fácil. Era la idea antes, cuando ambos acataban las normas, y seguía siéndolo en ese momento, con trampas incluídas. Lejos de volar alto, el moloch se aseguraba de moverse a una altura menor que la de los edificios circundantes. Rasqa evitaba las líneas rectas: torcía a cada esquina que se encontraba y, en ocasiones, rodeaba varias veces el mismo edificio o la misma zona. El moloch procuraba encontrarse siempre lo mejor posicionado posible, para que la ecolocalización de Samika no fuera una fiable. Quería que la muchacha le viera y le perdiera de forma continua, que la información que recibía de él fuera intermitente para ver cómo rellenaba la evaki los vacíos con los que se encontraba.

El parquio no se estaba un momento quieto, lo que dificultaba gradualmente el seguirlo el ritmo, pues su ecolocalizacion se la pasaba rebotando entre los edificios o el propio cuerpo de Rasqa, dándole una posible imagen dándole un esquema de donde estaba, pero siendo igualmente difícil seguirlo si cambiaba de lugar a cada rato.

<< No voy a llegar a ningún lado así, el tiene la ventaja de la visión incluso a oscuras solo necesita incendiarse, va a poder verme llegar antes de que yo lo encuentre a el. Necesito redirigirlo....Rasqa tiene buen olfato, siendo un cazador experto como es...inconscientemente debería confiar en su olfato ¿no? Tal vez pueda usar eso >> pensó Samika habiéndose quedado en lo alto de un edificio, acurrucada tras la chimenea, se mordió la palma de la mano con sus puntiagudos dedos, abriendo un pequeño corte del que empezó a manar sangre. Despacio se incorporó, dejando la mancha de sangre en la chimenea, antes de despegar de dicha chimenea y confundirse con la noche, mientras apretaba el puño allá donde la mano estaba herida, dejando caer el ligero reguero de sangre en sitios específicos. En el suelo, en el tejado, en las paredes, allá por donde su ecolocalizacion le indicaba Rasqa iba moviéndose.

Cuando las huellas de su sangre y su olor fueron puestas bajo en un total silencio, enganchadose en la parte de abajo de un balcón con sus piernas, boca abajo, aprovechándose de la oscuridad natural que daba aquel hueco y teniendo en viento a favor, Rasqa olería antes el reguero de sangre marcado que el suyo << Si hay suerte creerá que estoy tras el y vendrá en la única dirección donde no me huele >> pensó Samika que aunque no tenia claro si su plan podría funcionar, el simple hecho de plantearse semejante estrategia le estaba dando un buena practica.

La artimaña no funcionó tal y como Samika esperaba. El olor de su sangre despertó la preocupación en Rasqa y este se encendió de golpe. El fuego a su espalda vibró con fuerza e iluminó la zona. En aquel lugar no deberían de tener problemas con los bichos, así que las opciones que quedaban eran: o se había hecho alguna herida contra algo, u otro habitante de la ciudad se había metido con ella. El moloch batió las alas procurando hacer el mínimo ruido y buscó el origen del olor, hasta llegar a una chimenea.

El moloch oteó la zona con cierta dificultad, a pesar de la luz que él mismo emitía, y luego olisqueó el aire. El olfato le daba más respuestas que la vista: no olía nada raro. Fue entonces cuando abandonó la peor de las posibilidades y se decidió a alzar la voz.

—Sami, ¿estás bien? —gritó a pleno pulmón, para que la evaki le oyera bien.

Mientras, se aseguró de escudriñar la noche por si la humana aún volaba.

La reacción del moloch no fue la esperada y en vez de huir de su rastro, escucho el suave batir de unas alas y al usar su ecolocaclización lo encontró en lo alto de la chimenea donde había dejado la marca de su sangre. <<¿Que hace? >> la evaki no entendió inicialmente su comportamiento y por un momento fue aun mas incomprensible cuando lo escucho gritar dando tan claramente su posición. << Parece tenso...¿cree que estoy herida de gravedad? >> pensó ante aquella posibilidad, viéndolo factible si valoraba su comportamiento, por lo que sonriendo levemente, se descolgó de debajo balcón, impulsando primero con las rodillas hasta agarrarse a los barrotes de piedra, con el que cogió impulso para subirse sobre estas. Sus maniobras de gimnasia rítmica sobre la barra del cuarto le estaba siendo de bastante ayuda. Sonriendo se puso de piel en el balcón desplegando sus alas y con un último chasquido encontró a Rasqa justo sobre la casa donde estaba, junto a la chimenea, impulsando se para subirse hasta el tejado junto al moloch, donde se quito al fin la venda. la oscuridad era suficiente apra que no hubiera mucha diferencia, pero con el fuego encendido de su compañero llego cierta a luz a sus ojos, suficiente para localizarlo sin necesidad de sus otros sentidos.

-Estoy bien- sonrió la evaki, mostrandole la palma de su mano- Lo que has olido es esto, se que eres un cazador nato así que buscaba hacerte un trampa con mi olor...lamento haberte asustado, pero vamos que si algo me hubiera ocurrido habría gritado, otra cosa no, pero gritar se me da de lujo- aseguro Samika con ligero humor- Aun así, creo que gane, te encontré- añadió risueña en refeccionar a la figura brillante frente a ella- Pero no volveré a hacer esto, ciertamente en una ciudad como esta da mucho mal rollo. - añadió pensativa observando la palma de su mano, apenas con un corte superficial. El Moloch podría al ver al fin en ella, como andaba toda despeinada, sucia, sangrando por algunas heridas en manos, brazos y piernas, todas susperficiales. Con los pantalones rotos por tener que arrastrarse entre las estatuas, así como un descosido en su camiseta de top, pero aun así se veía totalmente feliz.

-Supongo que con esto hemos terminado por hoy ¿no crees?- indico estirándose un poco algo agarrotada, observando en dirección a Rasqa aunque apenas si podía verlo. Solo era un borrón realmente-¿Como me has visto hoy entrenando? ¿Sugerencias?- pregunto Samika interesada en su opinión evaluativa, mientras volando desde lo alto de la casa a suelo firme, plegando sus alas.

Rasqa le dirigió una mirada severa. Suspiró con cierto alivio y contuvo el fuego, bajándolo al mínimo.

—Me encontraste porque estaba parado sobre un tejado para que así lo hicieras —refunfuñó—. La próxima vez que huela tu sangre me volveré a casa y te dejaré sola con la venda puesta, si es que no te la has quitado antes para hacer trampas —le hablaba con seriedad, pero en realidad no creía que hubiera salido mal de las pruebas, sobre todo para ser la primera noche—. Has estado bien —le concedió, esta vez con expresión más relajada. No se le pasaban por alto los daños que había sufrido la evaki por el camino—, yo habría hecho trampas mucho antes —le reconoció—. Te sugiero que vuelvas mañana bien preparada. ¿Puede curarte alguien en Serpentaria?

Rasqa había sido duro con ella porque quería que estuviera lo mejor preparada posible, sobre todo si las pruebas les venían con algún tipo de norma o condición que no pudieran saltarse como ahora. Sin embargo, la evaki demostraba tener recursos para salir del paso y eso le alegraba. Estaba seguro de que ambos entrarían en el ejército.

Samika sonrió al escucharlo refunfuñar.

-Empezaste tu haciendo trampas cuando comenzaste a volar- le recordó la evaki mientras ponían en camino para volver a sus torreones, satisfecha cuando este le dijo que había ido bastante bien lo cual teniendo en cuentas las obvias dificultades ala que le había sometido no podía ser mas feliz. Al fin de cuentas tendría que hacer de su ceguera una arma mas con la que no pudieran con la que no tuviera problemas y dado que aprecia ser, que ella supiera al menos, la única evaki viva de la ciudad,  era por el momento un tipo de criatura con lo que la mayoría no sabría enfrentarse por mas que pareciera en los libros.

-Me parece bien, pero vayamos mañana a la bahía ¿te parece? Se que el agua no es de tu agrado, pero el ruido del oleaje me sirve como algo de distracción con el que tendría que lidiar...ademas del extra de que puede aparezca algún monstruo- dijo la evaki sonriendo, mostrando sus pequeños colmillos- Y si, no te preocupes, Twixy's puede curarme, ella también va a ayudarme con las protecciones- indico pues ya se lo había mencionado a la frivy y mientras avanzaban de vuelta  sus torreones, Samika también le pregunto que tal le iba su entrenamiento mágico con Irianna, realmente emocionada con aquello, pues iba todo tan bien en las pruebas reales como en sus entrenamientos, ambos entrarían sin duda alguna.

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Tras la prueba en las montañas, Rasqa echó a volar a la avenida estatuada. Samika y él habían quedado en verse allí para ser los primeros en descubrir los resultados del otro y para felicitarse por lo que sería un triunfo doble. El parqio tenía confianza plena en que la evaki tendría un resultado positivo y no se basaba en los favoritismos que había creido ver por parte del ejército hacia ella. Samika había demostrado con creces cuánto valía en estas dos semanas.

El parqio se encaramó en el tejado de una de las casas más altas y alzó el cuello, expectante.

Samika llego finalmente volando ala avenida estatuada, o al menos eso le indicaron sus oídos ante el mapa del lugar. Aun le costaba un poco aventurarse maniobrabas suicidas, como ella llamaba a la forma intensa de volar de los murciélagos, dando mil cabriolas en pocos segundos, pero al menos le había perdido miedo a despegarse del suelo, era un gran avance teniendo en cuenta que tenia alas desde hacía pocos meses.

Conforme se acerco pudo descubrir la figura borrosa de un cuerpo viviente sobre uno de los edificios y basto un leve chasquido para percatarse de quien era por lo que voló hacia Rasqa,hasta que aterrizo sobre junto a el en lo alto del tejado.

-¡Lo conseguí!- exclamo al instante sonriendo de forma radiante-Ha sido increíble, no te lo vas a creer...tengo que contarte muchas cosas ¿como te fue a ti?- espero ansiosa, expectante mordiéndose el labio inferior, sintiendo una cierta frustraccion por ser incapaz de verle las facciones que le permitiera identificar su estado de animo.

Rasqa vio llegar a Samika con una sonrisa de lado a lado del cráneo y un meneo inquieto de cola, ambos gestos evidencias de su buen humor. En cuanto aterrizó la humana, el parqio se acercó de un saltoy se puso a dos patas, haciendo equilibrios con las alas. Al escuchar la buena noticia, su humor pudo con él y las llamas se encendieron a su espalda.

—¡Así se hace! —dijo Rasqa. Era su forma de darle la enhorabuena—. ¡Yo también! He vuelto a ver a la dragona creída —el parqio soltó una carcajada hecha de humo—. Vamos a poner el ejército alas al suelo* —y volvió a reir. El moloch estaba deseando comenzar con su nuevo trabajo—. Pero ahora cuéntame. ¿Has tenido que enfrentarte con hombres bestia? ¿Te han dejado matarlos?

*Patas arriba, pero en parqish.

Samika rio ante al efusividad del parquio y tuvo que contener las ganas de abrazarlo al escucharle decir que también lo había conseguido, pues iba a acabar como un colador negruzco si lo hacia. Si, ya había realizado su cuota de abrazos por ese día.

-¿A Gahna? ¡Ah, debió de ir contigo después de decirme mi prueba!- exclamo Samika cayendo en cuenta de eso, mirando hacia al figura borrosa del parquio de buen humor, sabiendo de antes que Rasqa llevaba deseando volver a entrarse con ella de nuevo. ¿Tal vez por eser algo así como un dragón? El moloch parecía tener fascinación por estos.

No entendió su comentario, peor supuesto era algo de idioma parquio con algún significado típico de 'vamos a liarla' o algo similar.

-¿Hombres bestias? Que va...empece teniendo que elegir entre varios túneles...y cuando escogí uno al final me esperaba algo, tuve que derribar una barrera mágica y todo, no veía nada, estaba demasiado oscuro- dijo señalando sus ojos con cierta diversión, contándolo con un rintintin juguetón de misterio, como quien narra una aventura- pero según mi ecolocalizacion, era enorme...como de dos metros y algo, con varios brazos y cabezas...¡y sabia hacer magia! ¡me lanzaba hechizos con todas sus cabezas! - indico Samika exaltada mientras le explicaba con toda la euforia por todo lo que había pasado hace apenas un rato, teniendo aun muy presente en su cuerpo, en sus leves heridas, el vibración de sangre, bullendo felizmente por la acción- Tuve que anular su magia para poder atacarle, me costo pero conseguí que huyera...pero definitivamente no era un hombre bestia, parecía haber sido puesto allí aposta porque inteligente era o no sabría realizar hechizos complejos- asintió Samika mirando al moloch borrón morado a su lado.

-Pero no, no fue lo único- dijo Samika acercándose un poco mas al moloch mostrando sus colmillos con animo por las nubes- Mas delante había alguien del consejo, un sujeto llamado Silente, escurridizo como una sombra. Y no vas a creeterlo, ¡tuve que luchar contra el! ¡Me tomo en serio, sin imponerme restricciones! - exclamo con efusividad, sin poder remediar el sentirse aun algo alterada al recordarlo. Era increíble sentirse valorada, no, valorada no era la palabra, sentirse capaz, que la gente la tomase en serio, que le peleara sin miedo, que le enfrentara como iguales, incluso si suponía que Silente se había mantenido en un bajo perfil para iguarlarle, no significaba que dentro de sus limites no la hubiera obligado a ir con todo.

La evaki había vivido mucho tiempo en la tierra con el pensamiento bastante generalizado a su alrededor, de aquellos que no la conocían bien al menos, de no ser capaz de hacer muchas cosas. El “pobrecita, es ciega” o “el hay que ayudarla, no ves que hay muchas que no puede hacer sola” eran cosas que siempre le habían molestado. Y eso que había vivido en Londres donde su ceguera era tratada con cierta normalidad, pero aun así en ocasiones había escuchado ese tipo de comentarios durante mucho tiempo. A su modo de ver, y aunque ninguna de esas personas lo sabría nunca, estaba callando bocas.

>>- ¿Y como ha ido contigo? ¿Que tuviste que hacer en la montaña? Has mencionado a los hombres bestias...- dijo sumamente interesada por como había sido la prueba de su amigo.

—¿Tú también la viste? —Rasqa bufó. ¿Es que esa dragona estaba en todas partes?

El resto del relato de Samika fue muy divertido de escuchar. Las pruebas de ambos se parecían ligeramente y a la vez no tenían nada que ver. Habían sabido adaptarlas a las condiciones de cada uno y a Rasqa le gustaba saberlo.

—¿Pero no eras ciega? Cualquiera lo diría —Rasqa rio. Desde que había conocido a la humana, jamás había sentido que su ceguera actuase como un lastre o un obstáculo para ella. Por eso mismo, el moloch no medía las palabras al tocar el tema: no lo percibía como un problema para Samika—. Silente... Qué nombre más feo tiene.

>>¡Qué bien te lo has tenido que pasar! Algún día podríamos ir a los subterráneos tú y yo, me encantaría ver uno de esos seres gigantes —reconoció—. Mi prueba empezó con mucha niebla, cuando se lo cuente a Irianna no se lo va a creer —Rasqa soltó una risotada ahumada—. Tuve que buscar a Ghana entre la niebla, encendiendo hogueras y siguiendo rastros de olor. Luego tuve que seguirla volando y la verdad es que casi la pillo —o eso le decía su versión de los hechos—. Lo siguiente fue una pelea mágica, en la que creía que perdería la prueba, pero al final no lo hice mal. Y después me enfrenté a varios hombres bestia. Los han debido sacar de otra zona de los subterráneos esos, porque se supone que son de ahí... —a Rasqa le costaba no divagar—. El problema es que no podía matarlos. Y encima uno de ellos estaba protegido contra el fuego... El hechizo ignífugo debería extinguirse —el parqio acabó su relato quejándose—. ¿No ha sido muy divertido? Estoy deseando ver qué trabajos nos toca hacer ahora.

-Vi su emborronada figura, si- respondió Samika con cierto humor porque usara precisamente el verbo ver con ella- Lo soy, lo soy... pero veo lo suficiente par admirar tu bonito, y muy borroso, color morado llameante -añadió Samika sin ofenderse por aquello, realmente no le preocupaba mucho, al contrario el comentario de Rasqa le enorgullecía, pues significaba que había hecho tan buen trabajo como alguien que si veía por completo-Algo me dice que viene de silencioso...o de sigilo, porque se movía como una sombra. - explico Samika pensativa, prestandole toda su atención al moloch cuando empezó a narrar con la misma emoción que ella había mostrado, su propia prueba.

-No se yo si seguirá allí o si hay mas, parecía haber sido puesto aposta- rio Samika ante la emoción del moloch. Escuchar que había luchado en la niebla le resulta curioso, pues aprecia como una factor externo de complicación, como la oscuridad para ella en los subterráneos- ¿Tuviste que hacer magia mientras le perseguías? ¿Y pelear contra hombres bestias? Yo no me tope con ninguno, pero estoy segura que sino me encontré con alguno fue por mera casualidad, porque ya dije, había varios caminos a tomar. - añadió Samika, rodando levemente los ojos ante el disgusto de Rasqa por no haber podido matarlos, en cierta forma pensaba que eso también formaba parte de la prueba. ¿Algo así sobre como contenerse cuando era necesario? Por que el moloch era de llama muy fácil.

-Oye, no te enojes, pero agradezco que ese hechizo exista, o no habrá Sede donde mudarme en los próximos días– rio la evaki juguetona. Había estado durante algún tiempo tanteando el terreno para cambiarse de torreón pero no había querido hacerlo hasta terminar con sus pruebas y terminar de encontrar como eliminar magia en sus entrenamientos nocturnos con Ayne y Eara, pero ahora que lo había conseguido, le sabía mal seguir siendo inoportuna en Serpentaria siendo que ella ni siquiera tenia magia con la que practicar- Oh, según Silente nos enseñaran como mejorar nuestras fortalezas y como disminuir nuestras debilidades, así que van a darnos bastante trabajo creo yo. Ojala que si nos mandan a hacer alguna misión en algún momento, nos pongan juntos, hacemos un buen equipo – rió Samika ya ansiosa por descubrir lo que tendría que hacer. Suponía la gente del ejercito realizaba misiones, peor dudaba que fueran a darles algo a novatos. Osea, cobraban, dudaba mucho que fuesen a pagarles por solo entrenar.

-Pero si mandan a uno a algo bueno y al otro no ¿sin celos, ok?- dijo mirando al punto borroso que era Rasqa con una sonrisa divertida.