Fase 1, Ronda 4: Ramas vs Adara

- ¡Vamos Ramas! ¡Vamos Adara!- Gritó con entusiasmo Seon.
- ¿Piensas animar a los dos?- dijo Alder con una sonrisa a su lado.- Auch. Tiene pinta de doler todo. Como me alegro de ser bruja de la virginidad y perderme estas cosas.
Seon la tenía cogida de la mano fuertemente en las gradas, apretando en los golpes más arriesgados. Había venido a animar a su maestro, pero había decidido quedarse a unos pocos. Al menos, a los de sus amigos.

Si Ramas me caía bien desde siempre, incluso desde que apareció en Letargo, el combate estaba incrementando ese sentimiento hacia él. Por experiencia, sabía que le molestaba cuando se le hería en forma de árbol, y precisamente ahora se estaba llevando muchos tajos. La ángel negro cercenaba sin piedad sus ramas, pero el otro seguía. Apostaría por él para ganar si pudiera permitírmelo, incluso.

—¡Ánimo, Ramas! ¡Sólo es un pajarillo; desplúmalo!

Me sonaba la ángel negro del grupo del draco y compañía, pero ignorante yo desconocía si le unía algo a Ramas. <<Bah, más presión que soportar en el combate>> Eso sí, aunque animase a quien conocía no negaría que la otra era un rival a tener muy en cuenta.

El árbol que era Dirke empezaba a tener problemas para aguantar el dolor de las ramas que iban cayendo. Su regeneración era rápida y no era la primera vez que Dirke perdía sus apéndices. Pero el dolor no era agradable nunca. En un intento a la desesperada de que parara el ataque, Dirke hizo un cambio instintivo. Si el ángel negro era lo suficiente perceptiva, notaría que la corteza de Dirke se volvía grisácea y con independencia de que lo fuera o no, notaría que el contacto con la nueva especie de árbol le producía una fuerte urticaria.

Dirke aprovechó aquello para recoger la copa y asimilarla en el tronco, para aumentar el grosor de este y protegerse además de cercenamientos innecesarios. <<¡Cortame ahora!>>. Instantáneamente después, el tocón que era su pie izquierdo dirigió un fuerte rodillazo a la barriga de Adara. <<¡Toma mazazo!>> pensaba en pokemon en aquellos momentos para despejar la mente del dolor de los desmembramientos y, porque apesar de no ser su mayor fan, las similitudes no eran tan fáciles de obviar.

Difícil se lo ponía el torneo para animar. Desde luego con quien vivía era Adara, pero le tenía un gran aprecio a Dirke a pesar del tiempo que había pasado. Optó por apoyar a ambos y comentar en voz alta con sus amigos todo lo que sucedía. Conocía bien la forma de pelear de la ángel negro, pero el alemán le estaba sorprendiendo porque nunca había visto pelear a un árbol. Encantado con el combate, animaba y bromeaba a partes iguales.
—¡Esto es como ver a un leñador sin hacha! ¡Va, Adara, prueba con los dientes!

Adara fue a cortar a la base del "pie" de árbol, pero no encontró raices sino tronco. <<Mala decisión>>. Su ala no llegó a cortarlo entero y quedó encajada. Dirke aguantó el dolor y aprovechó aquel momento para dar un fuerte pisotón, tirando del ángel negro hacia abajo. Con un ala atrapada, aunque fuera unos segundos, Dirke encontró la oportunidad de oro. Una rama gruesa se abrió paso entre la corteza gris y golpeó con contundencia a Adara en la espalda, justo entre las alas.

En lugar de arraigarse de nuevo, lo que hizo fue soltar la pierna sana. Esta vez lo que cayó sobre adara no fue una rama o un tocón. Fue el árbol entero, que intentaba aprisionarla con su peso contra el suelo, echando raices a alrededor de ella. El corte en la otra pata se hizo más profundo.

Tengo que desengancharme. Ayudo a mi ala con una mano, pero tampoco debo perder de vista a Dirke... ¡Agh! Da igual, ahora solo puedo pugnar para mantenerme agachada mientras Dirke intenta aplastarme contra el suelo. No puedo ceder no... Se me escapa un corto grito, ha sido un golpe duro el que me ha dado. Joder, joder, ¿y ahora qué hace? No, no pretendo dejarme aplastar, tengo que sacrificar. Sí, hacia un lado.

Tomada la decisión en un instante, logró desencajar el ala recurriendo a la fuerza bruta, lo cual provocó que esta se fracturara y se desgarrara en varios puntos.

Un potente grito de dolor. Además del ala rota, tengo el brazo y la pierna heridos. Maldición. Vamos. No puedes desaprovechar esta oportunidad, por mucho que duela. Me alzo no tan deprisa como me gustaría, tomo impulso para alzar a Dirke y a continuación estamparlo contra el piso, aprovechando que este se ha desprendido para dejarse caer.

No lo entiendo. ¿Cómo se ha mantenido inclinado? Joder, ¡pues vas a caer sí o sí! Cargo contra el tronco dispuesta a arrojarlo contra el suelo. Grito, en parte por el dolor y en parte por la adrenalina. Si logro tumbarlo definitivamente, le acuchillaré sin piedad. Eso sí, tendré más cuidado que antes.

Dirke no esperaba que Adara respondiera con un movimiento tan arriesgado como para romperse el ala y fue su propia decisión de aprisionarla la que lo dejó vendido. Había logrado arraigar a medias y el tronco se había quedado inclinado en el aire. Creía tener dos opciones, una demasiado lenta y otra demasiado arreisgada. Y al final resultó tener solo una.

Adara embistió contra él con la intención de derribarle, pero no pudo en el primer golpe. Dirke agradeció haber escogido un árbol pesado para hacer esto, a pesar de que la elección se había debido a la urticaria en un principio. En previsión de una segunda embestida, el alemán no solo soltó las raices, sino que se destransformó por completo, dejando únicamente su piel protegida por corteza.

El golpe que se llevó al caer fue duro, pero la satisfacción de que Adara cayera con él no tuvo precio. Dirke aprovechó que se había quedado debajo, se aferró al ángel negro mutando los brazos en ramas y la obligó a girar sobre el ala rota para ponerse encima.

Venga, con esté caerá. Uno, dos... ¡Aaah! Maldito... al menos te he tumbado, ¡je! ¡Por fin! Empiezo a darle puñetazos en la cara. Voy a machacarte, por mucha corteza que tengas esta no aguantará para siempre... ¿pero qué? Prefieres que estemos bien juntitos, ¿eh? También lo pref...

—¡Aaaaaaagh! —Es mi grito al girar por encima del ala maltrecha.

Joder, joder. Maldito seas. Yo atrapada, con esto... Tengo los brazos libres, así que empujo y empujo, pero al ver que no logro nada sencillamente me dedico a seguir machacándole la cara con los puños. Por muy atrapada que me tengas y por mucho que me duela, sacaré la forma de presentar batalla.

Dirke se dejó pegar por Adara mientras sus pies buscaban suelo al que arraigarse a ambos lados de esta. La mujer pegó con tanta fuerza que a Dirke se le desprendieron trozos de la corteza, obligando a salir a la luz su piel clara. La única razón por la que no se veían moratones era porque la savia de Dirke no era roja, pero el dolor era el mismo. O incluso peor. Dirke debía reconocerle a Adara que sabía ir a hacer daño.

Cuando sus pies enraizaron, el ángel negro pudo notar como el peso de Dirke aumentaba. El alemán volvía a ser un tronco robusto, negro, de cintura para abajo. Aségurandose de que esta vez sí la había apresado, le dedicó una sonrisa maltrecha a su contrincante, se incorporó de cintura para arriba y soltó las manos de ella para que el medio árbol se convirtiera en un árbol entero. Un ciprés negro sobre Adara.