Fase 1, Ronda 4: Giz vs Noel

La explosión que se produjo levantó una gran cantidad de polvo y Giz agradeció ser intangible en aquel momento. La velocidad de su hechizo había salvado parte de la distancia antes del choque, acercándolo a Noel. Aprovechándose de la situación, el goliat se alzó un par de pies en el aire gracias a un hechizo de levitación.

Su primera idea había sido generar una tormenta eléctrica que cubriera todo el campo, pero Noel no le estaba dando una sola oportunidad para realizar algo que costaba tanto tiempo. Decidió que no malgastaría más magia en arriesgarse con eso e iría a por algo más efectivo y menos vistoso, lo cual era irónico. En cuanto el polvo se asentó del todo, una luz ochroria centelleó en el aire.

Giz dejó la gola abiera para que le chivara cuál sería el próximo movimiento de Noel y volvió a abrir nuevos caminos: Si la luz fallaba, conjuraría una barrera elemental. Si funcionaba, acosaría al draco con inyecciones literales de magia aérea. El goliat pasaba demasiado tiempo entre jeringuillas.

La luz ochroria pilló al draco volviendo a colocarse tras su barrera fisica y, aunque se cubrió instantáneamente con un ala para mitigar el fogonazo, se vio completamente cegado durante varios desventajosos segundos. No podía perder el tiempo, no obstante, así que enseguida comenzó a conjurar un hechizo. No quería arriesgarse a apuntar a Giz casi a ciegas, por lo que se decantó por realizar algo que tal vez fuese aún más arriesgado pero que a fin de cuentas le aseguraría que su movimiento no fuese en vano al menos los primeros instantes.

Se lanzó a sí mismo un hechizo de petrificación programado para que no durase más que unos cinco segundos, podría ser desastroso de otra forma. La primera inyección destrozó su campo de fuerza y las que le siguieron impactaron limpiamente contra la dura superficie que era ahora todo el cuerpo de Noel, dándole una apariencia de gárgola muy particular.

En cuanto pasaron los cinco segundos, el draco volvió a la normalidad de golpe, recuperando además su visibilidad al conseguir que el efecto cegador se disipase por haber estado hecho de piedra durante unos instantes. Pudo ver entonces que el asreniano, el cual había detenido su acoso de inyecciones, se encontraba levitando a pocos metros del suelo. Noel decidió no perder el tiempo una vez más y empezó a conjurar un relámpago negro y plata destinado a tratar de alcanzar al asreniano de una vez.

El goliat le concedió al draco el buen uso que le había dado al hechizo de petrificación. Le había pillado con los hechizos aéreos en marcha y a Giz no le daba tiempo a rectificar, por lo que continuó para romperle las barreras, a pesar de que no hacer daño al propio Noel. En cuanto se disolvió el hechizo de petrificación, Noel movió ficha con un relámpago negro y plata. Giz lo devolvió con un hechizo de desvío y rompió las defensas mágicas del draco con él.

Su siguiente movimiento fue espontáneo y reciclado de una de las decisiones que había descartado antes: el hechizo térmico interno. Giz los usaba de manera cotidiana en probetas y contenedores y sabía de buena mano lo útiles que podían ser.

Noel no pudo hacer nada ante la devolución del relámpago negro y plata y este terminó de romper por completo sus defensas mágicas. El draco chasqueó la lengua y supo que ahora sí debía volver a levantar barreras. Para evitar gasto de energía continuado se decantó por defensas fijas tanto contra hechizos como contra ataques físicos.

Pero no llegó a completar la conjuración de dichas barreras. Si el draco hubiese distinguido qué hechizo estaba lanzando Giz, seguramente habría interrumpido lo que estaba haciendo para lanzar un hechizo de desvío. En cuanto lo recibió, enseguida notó un escalofrío debido al descenso de de su temperatura corporal. Ahora ya se imaginaba qué clase de sortilegio le había lanzado el goliat, aunque no lo conocía demasiado ni sabía conjurarlo, pero era demasiado tarde. Tenía que hacer algo al respecto cuanto antes.

Por suerte el hechizo que tenía que conjurar a continuación no era demasiado complicado, pues el sueco notó cómo se le había dificultado el habla debido a la hipotermia que se estaba extendiendo cada vez más por su organismo. Se lanzó el sortilegio vigorizante rápidamente, antes de que sus sentidos se embotasen todavía más y le costase incluso pensar con claridad, asegurándose de imprimirle una potencia considerable. Ello tenía dos motivos: el primero era que las propiedades de dicho hechizo le servirían para eliminar los efectos secundarios que le entorpecerían tanto física como mentalmente. El segundo era el efecto secundario que tenía aquel hechizo y que el sueco conocía por tratarse de uno de uso común, que elevaba la temperatura corporal debido a sus efectos sobre el organismo, el cual debía aumentar si la potencia de este era mucho mayor.

En cuanto lo conjuró se sintió inmediatamente mucho mejor, aunque todavía tardaría un tiempo en recuperar su temperatura normal. Seguía sin tener tiempo que perder, así que lo siguiente que hizo fue lanzarse un sencillo hechizo de levitación. No podía usar sus alas, pero nada le impedía "volar" de aquella manera. En el aire la maniobabrilidad del draco era superior a la del asreniano, al fin y al cabo.

El hechizo térmico dio en el blanco y Giz aprovechó para dar forma a un conjuro más complicado mientras Noel se libraba de la hipotermia. Escasos segundos después de que este se alzara levitando, finalizó el conjuró una burbuja repelente no alrededor de si mismo, sino alrededor del propio draco. Había añadido un modificador para que la cara que producía los calambres fuera la interna de la burbuja, Noel necesitaría romperla para librarse de ella y se llevaría sus buenos chispazos.

Mientras, Giz volvió a la ofensiva, conjurando flechas muy rudimentarias de magia aérea en dirección al draco.

El fuego fatuo se había mordido las uñas a lo largo de todo el combate, dado pequeños botes en la silla y soltado admiraciones. Y de hecho morderse las uñas no era una de sus costumbres. El combate tenía intensidad, pues verlos en serio el uno contra el otro no era para nada parecido a los entrenamientos. Cuando se dio cuenta de que ya quedaba poco para terminar el combate la cosa estaba bastante tensa y aún no había soltado un solo grito audible «ah no, eso no puede ser».
—¡VAMOS! ¡Demostrad lo que valéis! —Lo cierto era que en ese momento no podía estar más orgulloso de tener amigos tan fuertes como ellos—. ¡Seguid así u os requiso la cerveza!
Lo que requisó fue una de las galletas de Giz, pero eso no tenía por qué llegar a saberlo el goliat.

La frustración del draco aumentó al comprobar que Giz seguía sin permitirle realizar un solo ataque sobre él, obligándole a lidiar con una complicación tras otra. Conocía aquel hechizo, pero nunca lo había usado en aquella dirección. Noel se contuvo para no mostrar externamente más que con alguna que otra leve mueca y el ocasional rechinar de los dientes el dolor que le estaba produciendo aquel hechizo.

¿Dolor? Si había un sortilegio que el draco conocía aún mejor, esa era la anestesia. Aunque esta vez no fuera dirgida a sus oídos sino hacia todo su cuerpo. Aquello no iba a ser precisamente barato, pero al combate no podía faltarle tanto ya y por tanto tocaba apurar hasta el límite su energía mágica.

Había tenido que esquivar desplazándose con levitación lo más rápido que podía los hechizos con los que le había estado atacando el asreniano mientras tanto, tarea que se le facilitó una vez se vio libre de las molestias de la brubuja repelente. Ahora debía conseguir que Giz perdiese la concentración y esta se desvanecería, pero mientras tanto jugaba con una ventaja: precisamente la necesidad de concentrarse para mantenerlo le impediría al goliat conjurar otro sortilegio complejo en aquellos instantes.

Tenía que pillarlo de una vez, así que el sueco hizo uso de otra de sus cartas. Tenía práctica disparando en movimiento a objetivos que tampoco permanecían precisamente quietos. Describió varias maniobras, aunque acusó las limitaciones de la levitación, hechizo que había practicado específicamente para el torneo pues nunca le había hecho falta, frente al uso de sus propias alas. Sin dejar de moverse, conjuró un lanzazo de magia seguido de otro. No podía permitirse ningún otro sortilegio ofensivo potente, aquel era el más veloz que conocía.

Giz aprovechó los primeros segundos que le otorgó la burbuja para realizar sobre si mismo un sortilegio de defensa. La intangibilidad estaba en sus últimos minutos y no quería quedarse vendido del todo, no pudiendo permitirse el correr con el gasto mágico extra. Con la gola abierta, no tuvo problemas en saber por qué medida había optado Noel para solucionar los chispazos. En cuanto lo vio hacer el primer arco con las manos, cerró la gola de manera instintiva y trató de desviar el primer lanzazo.

No tuvo tiempo y este se estrelló limpiamente contra sus protecciones recién conjuradas. Sin embargo, el segundo cayó en sus garras mágicas y fue desviado en dirección al suelo, levantando una nube de polvo. Rapidamente, conjuró una barrera de inercia y sumó otro fallo de puntería a su lista. Al ver que el draco la había evitado dispersando el hechizo, dirigió hacia él un latigazo de aire en bruto, sin adornar. Su intención era que barriera tanto espacio como pudiera antes de perder el empuje mágico.

Noel chasqueó la lengua con fastidio al comprobar que su primer lanzazo tan solo había topado con nuevas defensas levantadas por Giz y el segundo fue desviado por completo. No pudo gastar más saliva en lamentarse, ya que la empleó para conjurar un hechizo de dispersión al reconocer la barrera de inercia con la que el asreniano pretendía hacerle volver al suelo.

Una vez supo que haría desaparecer la barrera sin peligro abandonó su posición, impulsándose con la levitación todo lo que podía. No obstante, se topó con la ráfaga de aire del goliat y decidió lanzarse un hechizo de impulso para, a pesar de recibir el impacto de la misma, alcanzar su objetivo de todas formas. El objetivo era atravesar al todavía intangible Giz y colocarse a su espalda y desde ahí conjurar una bola de luz.

Las defensas de Giz se rompieron por fin, pero al draco no le dio ni tiempo a pensar "¡por fin!" y el gong ya estaba sonando.

Toima

Toima se habia recostado con ligero aburrimiento durante el combate. Habria esperado algo más interesante que aquello. No podia decir si lo habian hecho mal o bien, pero aquel combate habia sido sobresalto tras sobresalto. Cada vez que intercambiaban sus hechizos, Toima escondia su asombro y lo sustituia por una preocupación con algún sobresalto, para finalmente, volver a su asiento a aburrirse.
El ulterano bostezó cuando sonó el gong.
-No veo que ha tenido eso de combate.-
Para él, habia sido un espectaculo de fuegos artificiales muy peligroso y poco más.

A cada intercambio de hechizos, miraba al cielo y me frotaba los brazos. Si el goliat era tan endiabladamente hábil, ¿Melodes? ¿Dama Aroma? Iba listo. Y también recordé que en Pelea Libre también podría tocarme con él... <<Bueno, ahí al menos... O... Espera que no me saque ningún bicho suyo>> O el draco, que nunca le había visto desplegar semejante potencial mágico. Pero ya veríamos con quién me tocaba de los dos, que incluso podrían ser ambos, y cómo se desarrollaba.

En este combate no había animado a ninguno en concreto, aunque había prestado atención. Cerca estaba Toima, quien estaba claramente aburrido. En contraposición, yo estaba tenso, sufriendo con ellos cada ataque exitoso o frustrado.

Me había olvidado del tiempo límite. Cuando el gong sonó, solté unas maldiciones en voz baja. El draco había conseguido quitarle las defensas... Quizá... <<Bah, da igual, mejor así>> Luego aplaudí y exclamé:
—¡Bien hecho los dos! ¡Si Noel ha aguantado tanto, yo aguantaré el doble si nos enfrentamos!—rematé con una ligera pulla.