Cicatriz de Arax

El hado escuchó atentamente la explicación que le dieron y para cuando terminaron, había perdido todo rastro de sonrisa. La naturaleza del trabajo no le sorprendía, eran gajes del oficio cuando se trabajaba de mercenario, lo que no le gustaba era el contratista. Los puños de Vac se cerraron de forma inconsciente hasta que los nudillos le crujieron, y su expresión se tenso mientras un ramalazo de negrura teñía brevemente su mirada. No le gustaba aquello, pero él no era nadie para decirles que no hicieran aquel trabajo, no tenía derecho a negarles sus sustento, por mucho que le jodiera aquello.

-No me gusta -dijo en voz baja-, nada que tenga que ver con esa secta puede acabar bien, y fiarse de ellos es un error. Todo tiene un precio, y para ellos nada es gratis. Cierto es que solo es un encargo, y os pagaran por ello, pero no termina de convencerme, nada les impide retorcer el trato a su manera... ¡joder! -exclamó, pasándose una mano por el rostro.

El hado sabía que era poco racional con aquel asunto, lo sabía y le fastidiaba, pero apenas podía evitarlo. Tenía ganas de golpear algo hasta hacerlo añicos, y posiblemente eso quedaba reflejado en su postura tensa, pero hizo un esfuerzo por relajarse y continuó caminando.

-Solo tened cuidado -fue lo último que aportó a la conversación sobre el encargo.

Continúa en la Plaza del Estandarte.

Llegué a la grieta corriendo, había escapado de monstruos por suerte y por uso de hechizos de inmovilización mas que por otra cosa, aunque había tenido suerte no me había librado de algunas heridas que había ido curando por el camino, y me dispuse a cruzar cuando una especie de murciélago gigante se poso en la salida del puente.

No parecía dispuesto a dejarme pasar, es mas parecía querer comida, pero yo no era comida fácil y se lo iba a demostrar. Mantuve la calma y conjure un inmovilización sobre el monstruo, dio resultado y observe con satisfacción como se quedaba quieto. Saque mis dagas con estudiada lentitud disfrutando del momento, y me fui acercando poco a poco al engendro.

-Esta noche me han atrapado, me han dado latigazos, me han roto el corazón y humillado, me han tratado de desangrar y me han envenenado, y ademas de eso me han abierto el costado. No has elegido el mejor momento para interponerte entre yo y el lugar donde puedo estar a salvo.- dije dejando que mis palabras destilaran toda la rabia y el rencor que sentía dentro.

Y dicho esto clavo las dagas en la garganta del monstruo y después tiro de cada una hacia el lado contrario rajando el cuello. Vi como al monstruo se le iba la vida y saque las dagas de su cuello, acto seguido lo empuje para tirarlo del puente. Vi como caía a la zona de huesos y también observe el movimiento de los gusanos hacia aquella zona, no me quede a mirar y seguí mi camino.

-Que os aproveche.- dije con un tinte de repulsión en la voz.

Sigue en el Burdel de Dama Espasmo.

Formaban una comitiva extraña. Un muñeco de hilos, una loba, una chica con cola, un idrino a medio vestir y otro que despedía vapor y hielo, un foner envenenado, un inquilino en forma de polvo en una bolsa y una arpía aún acostumbrándose a su nuevo cuerpo.

En los últimos meses Shizel se había acostumbrado a ir delante en las exploraciones, principalmente para convocar alguna defensa mágica en caso de ser necesario, pero en aquella ocasión ni se inmutó cuando Karime se puso en cabeza. De hecho por una vez iba bastante rezagado, sumido en sus pensamientos. Apenas había vuelto a despegar los labios desde que sus compañeros habían terminado de contarle lo que hubiesen querido sobre sus respectivas transformaciones.

El regreso de Wintel implicaba que todos los del grupo de Maciel, a excepción de un Aleksei que aún andaba suelto por ahí, habían sobrevivido y se hallaban a salvo. Sin embargo a Shizel le estaba costando encontrar satisfacción en ello.
A pesar de cómo había decidido sentirse al respecto en la biblioteca, en realidad las dudas habían vuelto en cuanto su mente se distrajo analizando otras cosas, y ahora se sentía derrotista. Algo en el fondo de la mente de Shizel le susurraba constantemente que si el resto del grupo se fragmentaba sin mirar atrás del mismo modo en que lo había hecho Branniel, de alguna forma se debería a algo que él había hecho mal.

Sigue en el Torreón Maciel.

La comitiva que formaban era bastante peculiar, era difícil no llamar la atención con ese grupito tan diverso que formaban todos los macieleros, al que para sorpresa de DL se apunto el macielero perdido, Wintel, que salio precisamente de donde habían salido ellos, la Biblioteca. "Si que se escondió bien para que no viéramos" pensó el cambiante mientras seguía avanzando junto a los demás con intenciones de llegar lo antes posible  a Maciel, pues iba bastante cargado con sus libros, el de Pablo y con el propio Pablo. Le resultaba un poco confuso que se fuera uno de ellos, Branniel y apareciera el otro nublino "Tarde o temprano vamos a dispersarnos todos" ese pensamiento le inquietaba un poco. La ciudad era inmensa y  a pesar de todo algún día se  verían, pero no seria lo mismo, era difícil acostumbrarse a estar apartado de gente ala que llevas viendo mes tras mes a diario. "Piensas demasiado , dudo que podamos quedarnos en el torreón, porque estos parecen ser solo para cosechados...peor aun así queda posibilidades que no nos vayamos todos por nuestro lado" con ese pensamiento intento autoconvencerse mientras atravesaba la cicatriz para volver a Maciel, no podía quedarse pensando en solo eso, habían muchas cosas que hacer y mucho por descubrir tanto de la ciudad como de su propia tranformacion y eso mantenía a DL inquieto y curioso.

Sigue en el Torreón Maciel.

Pasamos por letargo y la canadiense dejo su arma, pero salio con una flecha y tres libros, metí los libros en la cesta y deje que ella cargase con la flecha que tenia una hoja atada, a la cual parecía tener cierto cariño.

Yttria casi no hablo durante el trayecto, iba golpeando cada poco las cadenas que llevaba, yo mantenía un ojo avizor por si algo decidía atacarnos, nos acercamos a la cicatriz y cuando estábamos pasando recordé que había armas por allí tiradas, antes no importaban pues tenia las del torreón, pero sin algún arma me sentía muy desnudo en aquel lugar.

-Bueno Yttria, hemos tenido que dejar nuestras armas, pero quizás podamos conseguir alguna nueva,- me dijo que ella quería un hacha que pudiese manejar,- Bueno, me pongo a ello,- busque entre los huesos un hacha y alguna daga, cuando por fin di con las armas hice unos hechizos de levitación y fui atrayéndolas hacia nosotros, examine las armas y vi que estaban un tanto desafiladas, cosa lógica si llevaban mucho tiempo allí,- Tendremos que afilarlas, pero después servirán para defendernos. Bueno, sigamos nuestro camino, cuanto antes lleguemos a la torre de hechicería antes podremos empezar a aprender y sobre todo descansar en condiciones, que yo estoy molido.

Sigue en la Torre Serpentaria.

Perdido en sus pensamientos, Shizel no se dio cuenta de que Alder se les había unido hasta que la oyó dialogar con RR un par de metros más atrás. Mantuvo un oído puesto en las noticias que contaba la sinhadre, de la que solo sabía que estaba en Serpentaria de oídas ya que no habían coincidido de momento. Sin embargo, como siempre últimamente una porción de su mente trabajaba en segundo plano y le daba vueltas a lo que acababa de pasar.

El incidente de Aleksei no dejaba de ser perder a un compañero, y además a uno que hacía las tareas de la casa. Era el tercer cadáver que se apuntaba a la lista de Maciel, y Shizel no dejaba de sentirse responsable.
Cuando llegaron al borde de la Cicatriz elevó el cuerpo hasta una buena distancia más adelante, para evitar que los gusanos se arremolinasen donde estaban ellos. No le gustaba nada aquel lugar: enterarse de que habían tirado allí a YR mientras él estaba inconsciente le había desagradado profundamente en su momento. Pero incinerar a Aleksei habría supuesto luego tener que liberar sus cenizas o guardarlas, y el mismo Shizel conocía incluso a idrinos muy tiquismiquis sobre aquellos temas. A falta de cualquier referencia sobre ritos funerarios terrícolas, la fosa común de la Cicatriz había resultado ser la opción comodín para no cometer una falta de respeto póstuma.
"Si no lo quemábamos se habría podrido, es mejor así", trató de convencerse a sí mismo cuando el familiar repiquetear de los huesos denotó la presencia de los gusanos.

De vuelta a la torre Shizel recordó que la llegada de RR a Serpentaria entrañaba un segundo conflicto. Aleksei no había sido el único al que el foner había tratado de matar.
-Hay sendarios en Serpentaria- le soltó de sopetón mirándole fijamente, como desafiándole a que dijera que pretendía continuar con la guerrilla personal que había iniciado en la cosecha.

Sigue en la Torre Serpentaria.

- Espacio y tiempo letargunis tim~ -

Al final pudimos salir de aquellas ruinas cochambrosas que parecían hechas para que la gente se perdiese, aunque la vista no mejoró mucho. De hecho, más bien empeoró.

—Me cago en la... —habíamos encontrado una especie de fosa común gigantesca, tan grande que no veíamos su comienzo ni su final. La enorme cantidad de huesos que se amontonaban me provocaba escalofríos, incapaz de imaginarme cuantos cadáveres había mezclados.

—Y por si quedaba alguna duda de que esta es la ciudad de los horrores, aquí está la fosa común más grande del universo —murmuré con desagrado. Parecía hecha para impresionarnos y despertar el miedo que provocaba el discurso de bienvenida, y vaya si lo conseguía, por lo menos en mi caso. «Los muertos deben estar en los cementerios, donde puedan ser visitados por sus familias. No en una enorme fosa mezclado con cientos de cadáveres de otras personas».

Una voz nos interrumpió antes de poder decidir cómo cruzar aquella cosa. Habían aparecido dos especies de bañeras voladoras con espantapájaros gritando que llevaban comida a bordo. Por desgracia, cuanto más hablaban de la comida que llevaban más me quitaban el hambre.

—¿Sopa de medusa? ¿Pasteles de rata? ¿Helados de lepra? Espero que sea una broma —estaba flipando con los dos cacharros voladores, que pronto llegaron a la fosa. Uno siguió volando hacia delante, pero el otro tiró las cestas de comida hacia los huesos.

—Cojonudo. Pues al menos que alguno sepa- —comencé a decir, aunque me corté al ver como los huesos comenzaban a moverse. Desde siete puntos diferentes, los huesos comenzaron a "bullir" en dirección a las cestas, como si algo se arrastrase por debajo. Pronto se formó una especie de remolino que se tragó nuestra comida con bastante rapidez—. Vale, alpinismo descartado —dije con algo de nerviosismo. Prefería no saber qué era capaz de mover tantos huesos.

- Han sido noches largas- contestó Alder al pelirrojo despues de una risa contenida por la ironia en su idea de a quien respetar. "Que nos amenazaste con un hacha, cabrón.Si nos medimos por esas tu cadaver no lo tocabamos ni con escoba". Y habia raptado a Yrio. Y lanzado explosivos a
parte de su grupo. Realmente era sorpendente que no le hubiese matado nada ni nadie aun. Mas aun, la simpatia que le inspiraba. - Seon es soñadora. Me parece que significa que domina los sueños pero yo lo unico que he visto es que duerme mas horas que un gato y de forma tan profunda que parece catatonica.- Alder hizo una pausa, ligeramente distraida por la imagen de las volutas de vapor que desprendía Shizel. - La luna fue un caos.
Sonrio ligeramente. "Una pesadilla es mas adecuado". Le contó lo sucedido a grandes rasgos. No tuvo problemas en reconocer su panico durante la luna.  Y se interesó por lo sucedido en Maciel aquella noche.
- Y en que momento a la dulce Escobita le dio por matarte? - los gusanos habian hecho desparecer el ccadaver bajo el rio de huesos. Aunque lo decia medio en broma, estaba batante seria. La muerte seguia siendo la muerte. Su tono se ensombreció un poco al decir- no parecía esa clase de persona.

Neith rápidamente reconoció la canción y se me unió, pero al poco Marsi nos hizo callar con algo obvio: podíamos avisar a algo de nuestra presencia. Y tenía razón, aunque la intención era la misma que cuando cantábamos en las acampadas, la situación actual no era la misma... Así que me callé. Lo que me sorprendió fue el látigo que llevaba, que hasta ahora había pasado desapercibido. <<¿A qué se dedicará en su mundo?>>

Poco después, un poco cansada ya del laberíntico lugar y de hacer recuento a cada esquinazo, llegamos a una zona curiosa. Más extraña que curiosa, diría yo. Por la longitud aparente, si se mirase desde un mapa parecería que la ciudad tenía un tajo. Es más, un tajo a través del cual se veía el hueso, aunque en realidad fuesen miles y miles de estos.

-No puede ser... ¿En este sitio echan a los muertos en esta fosa común?-pensé en voz alta.

Pero no la veía tan horrible como Álvaro, ya que la ingente cantidad de huesos daría para hacer un buen registro de lo que aquí habitaba, teniendo en cuenta cómo eran los que nos hablaron antes. Pero por desgracia, ni tenía el material necesario ni el tiempo ni...

Una voz interrumpió mis pensamientos, clamando al viento lo que parecía la carta del menú de algún restaurante de alguna peli de miedo. Lo que no era de miedo era el grupo de bañeras flotantes liderado por un espantapájaros, del cual provenían las voces.

-A saber qué comen en este sitio. La sopa de medusa y el pastel de rata tienen buena pinta.-dije riendo, esperando que Yrf...¿Yrffgemesh? ¿Cómo demonios se llamaba? Bueno, esperando a que entendiese que era una broma.

La comitiva pasó por la brecha y... las bañeras volcaron su contenido en la grieta. ¡Era comida de verdad! ¿Por qué harían eso? Solo una bañera siguió hacia delante, más allá de donde estábamos. Y de momento no parecía que fuésemos a lograr cruzar, ya que no había forma aparente. Álvaro comenzó a sugerir que trepásemos pero allí donde cayó comida, unas criaturas salieron "a flote" a devorarla. Parecían gusanos. Me acerqué al borde y me alejé del grupo unos metros, observando a las criaturas desde arriba, y la parte de ciudad que se extendía más allá. Entonces mi vista se topó con algo y sonreí, para luego hablar a los demás.

-En cierta manera somos lo que comemos; aquí te tiran aquí si te mueres y alimentas a esas criaturas. Bueno, no hay prisa por incluirnos en el menú, ¿no? ¿Alguien ve algo por donde pasar? ¿No? ¿Qué tal ese trozo de madera? No parece fiable pero es lo que hay.

Pestañeo un par de veces para comprobar si estoy alucinando. Debo estar alucinando, esto que tengo delante no puede ser real. Una gran fisura se abre ante nosotros y, por si no fuese suficiente la visión de un barranco que parte una ciudad en dos, este abismo está lleno de huesos. No de huesos roquenses, sino de huesos muy variados: los hay de formas muy distintas a los míos, los hay gigantescos…

-Pero ¿de cuántos mundos traen gente…? Esto es imposible…

Los demás también hacen comentarios sobre el gran barranco, pero capto algo más. Al poco tiempo, mis compañeros también lo oyen. Alzo la vista y veo unos pájaros muy raros montados por criaturas más raras aún. Y van anunciando lo que parece comida de locos…

-Em…¿En serio?-digo, con cara de incredulidad-. ¿Eso es nuestra comida?

Por si fuera poco, una de las cestas que llevaba uno de los pájaros extraños cae en medio de la fisura. Suelto un quejido.

-Vale, no me hace gracia, pero voy a recogerla…

Alzo el vuelo y me dispongo a ir a coger la cesta, cuando algo me detiene: algo, muchas estelas, aparecen en el mar de huesos, dirigiéndose a la cesta caída. Y, de esas estelas, sale algo que se come la cesta sin dejar rastro. Lentamente, bajo hasta posarme en el suelo otra vez.

-Creo…que hoy no voy a bajar ahí…por precaución…

Sin embargo, esto nos plantea un problema bastante serio: no tenemos con qué cruzar el abismo. Yo podría, pero no creo que sea buena idea hacer muchos viajes llevando a la gente de un lado para otro. Por suerte, Alice soluciona el problema cuando localiza un madero que hace las veces de puente.

-Buena idea, Alice. Pero creo que voy a pasar volando…no es que no me fíe de ti, pero no me gustaría resbalar y acabar ahí abajo…

Talento me explica cual es el significado de deseo y en mi interior solo puedo recriminarme lo idiota que he sido al decirle esas cosas al chico pájaro. Los chicos parece que tienen la misma idea de continuar que yo por lo que aminoro un poco la marcha disimuladamente para que se adelanten algunos. "Los que han desaparecido iban los primeros por los que es mejor que vayan ellos primero por si alguien tiene que desaparecer que sean ellos mejor que yo"

Tras unos minutos agónicos de pasar calles y mas calles sin aparente final al empezar a perder mi esperanza de salir de allí una enorme grieta rompe con la monotonía de las casas surcando el suelo hasta donde se pierde la vista. Guardo silencio mas por el asombroso espectáculo de huesos, armas y armaduras desperdigadas por el interior de la fosa.

-En mi mundo natal los ritos funerarios suelen ser mas entretenidos. En lo alto del volcán nosotros velamos nuestros muertos y los introducimos en las entrañas llameantes para que ellos puedan tener la gran fortuna de conocer al Demiurgo. O eso cuentan los que solo sueltan falacias por ese agujero que llaman boca para embaucar a los pobre ineptos que les siguen.- Digo mientras me siento al borde de la fosa con las piernas cruzadas.

Mientras contemplo un costillar enorme del que podría duplicar me en tamaño. El comentario sobre que clase de personas podrían haber venido también a parar aquí me hace replantearme que si bestias así han sucumbido a la ciudad o eran muy mancas o quizás ninguno de estos chicos podrá sobrevivir en estas calles.

Mi silencioso soliloquio personal se ve interrumpido por la chirriante canción proveniente de unas barcas voladoras con forma de bañera. La comida que anuncian no me suenan de mucho pero por las reacciones de los chicos a mi alrededor no parecen tener buena pinta. Una de las bañeras voladoras suelta una cesta en el interior de la fosa y la rápida acción de Talento me hace sonreír por el uso que puedo darle a aquel chico. "Sus plumas y su capacidad voladora pueden darme una gran visión del mundo a mi alrededor y a la hora de conseguir cosas altas puede resultar me muy beneficiosas. Una chica con rango militar y un chico volador. La bestia peluda puede ser rápida, todo es probar al chico."

Mis pensamientos se cotan al escuchar el re-tintinear de unos huesos en el interior de la fosa por lo que me inclino un poco para pode ver boquiabierta como la cesta desaparece entre un lío blanco de dientes y cuerpos alargados. "Puede ser que por ellos hayan caído todas estas bestias muertas. Es interesante tener una trampa así en el lugar solo queda esperar que la otra cesta no sea una perdida de recursos y de tiempo." Pienso mientras veo alejarse a la otra bañera

La chica llamada Alice propone pasar la fosa con la ayuda de un tablón gordo de madera que encuentra en el camino. Me acerco para comprobar la consistencia de la tabla intentando ver si se encuentra en muy mal estado pero si no contamos los extremos carcomidos la estructura puede soportar mi peso. -Puedo intentar cruzar yo primero si no os importa. Por lo que puedo ver soy la mas fina de todos los que estamos aquí y en este caso mi delgadez puede ser provechosa para no partir la tabla y tener que buscar otra.-

Camino sobre la tabla de manera muy segura plantando mis pies tranquilamente uno delante del otro mientras muevo mis caderas con un vaivén grácil. Al llegar a la mitad del recorrido me paro en medio de la fosa y la miro admirando la cantidad de cadáveres acumulados en la fosa con cierta sensación de mal estar en la boca de mi estomago. Me giro sonriendo a los que me esperan en la otra punta del tablón. -Es seguro pasar por esta tabla. Aunque vuestro peso corporal sea un poco mas de lo recomendable podréis pasar sin ningún problema sin que acabéis espachurrando os contra los fríos huesos muertos ¿No creéis?.- Digo dando unos pequeños botes haciendo crujir la tabla. Al momento comienzo a andar de espaldas a mi destino hasta llegar a tierra firme. -Adelante chicos podéis pasar todos de uno en uno. No queremos que se parta la tabla de sopetón y acabéis todos en el interior de la fosa.- Digo entrelazando las manos bajo mi cintura.

Cuando todos han pasado ya sin ningún problema alzo la vista para ver la bañera alejarse de la zona por lo que la idea de perder la y pasar hambre esta noche me incomoda. -Creo que deberíamos seguir la comida para que cuando una cesta caiga podamos cogerla mas rápido que esta última vez. Puede ser posible que la comida solo pueda conseguirse de esta manera.¿Os parecería razonable y no muy descabellado que echásemos una pequeña carrera para que no perdamos la única posibilidad de poder cenar hoy?- Tras decir esto comienzo a andar rápidamente mientras espero que los chicos echen a correr para evaluar la velocidad de los que me acompañan. "A decir verdad es la mejor opción para conseguir una pequeña idea de lo que valéis como compañeros."

Marsi se preguntó qué clase de desgracia podía crear una brecha como aquella. Y qué clase de gente decidía aprovecharla. La cicatriz no venía con la ciudad, eso podía verse, y ni siquiera se habían molestado en rehacer los edificios que se había llevado por delante, por lo que a ambos lados de la brecha no quedaba piedra sobre piedra. Se acercó al borde con cuidado y con miedo, y vio un esqueleto de un animal gigantesco lleno de cuernos. Allí no solo tiraban a las personas. Había tambien armaduras oxidadas y armas de todo tipo. Marsi agarro con fuerza el látigo intentando sentirse más segura.

Anunciaron la comida. Sus compañeros ponían malas caras pero Marsi comería cualquier cosa siempre que le aseguraran que era comida. Además, era una buena noticia; tenían suministros a mano y no tendrían que buscar entre los escombros, o cazar lo que quiera que hubiese allí para comer, pues por lo que había visto en los jardines de las casas, poco iban a poder plantar por allí. Se acercó corriendo a donde bajaban las cestas, para ver con horror como las dejaban sobre el lecho de huesos para que se las comieran unos horrendos gusanos. La chica se puso pálida, y luego un poco verde. << Al menos nos queda la otra bañera>>

-Claro, tú sigue saltando a ver si los gusanos van a tener postre de niña fruta- gruñó, esperando impaciente a que la chica se quitase de en medio para dejarla pasar.

Ignoró el hecho de que al parecer los estaba llamando gordos, aunque era un insulto que le molestaba especialmente, y cruzó mirando al frente y a paso rápido. Cuanto menos tardase menos posibilidades había de caerse o sufrir un ataque de pánico. Aguardó a que los demás cruzasen junto a Kora, la niña fruta.

-Es una tontería- opinó con respecto a su plan- Correr a lo loco por una ciudad que no conocemos es una tontería. La bañera no vuela a mucha velocidad, podemos seguirla simplemente andando a buen paso. Correr ahora significaría gastar energías que a lo mejor necesitamos para huir si nos persiguen- << O para pelear si nos atacan>> añadió mentalmente. Aunque no quería saber contra qué cosas tendrían que luchar en caso de darse la situación.- Si no vamos andando a paso de abuelita no la perderemos. Alice, tira un poco mas del rapado- sugirió.

En cuanto hubieron cruzado todos, reanudaron la marcha.

Sigue en la Avenida de las Casas Carnivoras.

Un profundo y largo tajo en la tierra parecía separar la ciudad en dos. Lo mas preocupante era la cantidad de huesos que parecía existir en aquel lugar, aunque a parte de estos también había armas y armaduras.

-Esta ciudad.... Llevo rato preguntándome por qué esta en estas condiciones.... Y al ver esto ,quizás y solo quizás sea que la ciudad haya conocido la guerra.- fruncí el ceño al comprender por donde iban mis pensamientos,- Ignoradme, no son mas que divagaciones.

En ese momento una cancioncilla que cantaba comidas irrumpió sobre nuestras cabezas. Al alzar la mirada lo primero que pensé fue que aquello era un barco, !pero los barcos iban sobre el agua¡. Luego recapacite y me di cuenta de que realmente era una especie de bañera, aquello tenia aun menos sentido. Lo siguiente que vi fue que literalmente tiró las cestas a la grieta. <<Claro que si coño. No habrá tierra suficiente para depositarlas ¿eh?>>. Justo me iba a ofrecer a ir por la comida cuando unas ondulaciones se movieron entre los huesos y la cesta desapareció bajo toda aquella blancura.

Korasihanna se ofreció para pasar primero por que según ella estaba mas delgada y pesaba menos, vamos que prácticamente nos llamo a todas gordas, hice un mohín e hinche un poco los mofletes cuando me toco pasar por el puente.

-Yo no estoy gorda,- dije al llegar, me volví a los del otro lado y dije,- Eh, Ozzchreanos, te toca pasar,- el chico no se movió del sitio, mire la pasarela y no creí que pudiese resistir el peso de los dos, de súbito tuve una idea,- Oye Marsi, ¿me prestas un segundo tu látigo?, es para hacer pasar al chaval,- la chica de nariz simpática no puso pegas,- Muy amable cariño,- dije con una sonrisa.

Pasé el puente con gesto decidido, llegué hasta el chico mole, el cual parecía que aun estaba medio dormido, le até el látigo a la muñeca con un nudo que no se deshiciese y empecé a andar por el puente, el látigo se tensó y comencé a tirar del chico rapado.

—¿Quizás? No, seguro —le dije a Sura cuando comentó lo que pensaba sobre la aparición de aquella brecha—. Una fosa común, y más tan grande... Esto solo puede haberlo provocado una guerra.

Pronto comenzamos a pasar a través de una tabla de madera que Kora se aseguró de demostrar segura, llamándonos gordos de paso. Cuando le tocó el turno a Ozz hubo que volver a ayudarlo a andar, ya que no parecía querer moverse por sí mismo. «¿Pero qué le han hecho para que venga aquí? Y yo que creía que el tío ese me había drogado. Si está así a saber cuanto humo verde de las maravillas ha tenido que tragar para que le secuestren». Crucé detrás de él sin dudar demasiado, aunque más seguro que la inmutable mole-nutria. Tras esto no tardamos mucho en poner rumbo hacia las bañeros, un poco ansiosos, o por lo menos así era en mi caso, de conseguir ya la comida. «Aunque espero que no nos den de comer esas asquerosidades».

Sigue en la Avenida de las Casas Carnivoras.

Yrfylltabgemesh se asomó a la enorme grieta y, al contemplar su contenido, todas sus dudas sobre la naturaleza de aquella extraña competición se disiparon. Allí se mostraba la verdadera naturaleza de la ciudad: Miles de muertes y gusanos gigantes que devoran a los indignos. Sí, desde luego, allí podía ver cualquier observador de mente despierta y carácter despierto la mano de Chernogar.

Cuando dejó de observar aquella maravilla, se centró en sus compañeros, observando cómo cada cual cruzaba el abismo y cómo hacían cruzar a su vez a los demás. Debía tomar nota del comportamiento de cada uno, pues aún albergaba serias dudas sobre si el carácter de su misión era cooperativo o competitivo. Y, aunque debiera mostrar superioridad física, intelectual y racial sobre aquellos infraseres, era consciente de que sólo un ignorante subestimaba al enemigo, y que los ignorantes acababan sus días formando parte del hogar de los sagaces.

Por ejemplo, dio buena cuenta de las habilidades de vuelo que poseía el emplumado. Puede que no las hubiera usado, pero su determinación tan natural y despreocupada a recuperar las viandas depositadas en la falla era tan reveladora como la imagen de su figura surcando los cielos. También tomó nota de la necesidad de vigilar a aquel curioso ser que parecía comportarse como un cherngonthjrok, pues era evidente que su debilitado intelecto podía ser compensado por su fuerza más que evidente. ¿Era acaso un servidor del Gran Chernogar infiltrado entre sus filas? ¿con qué fines? ¿Era a caso aquella apariencia de estulticia una treta para disimular un intelecto corriente entre los seres de su especie? En caso de que así fuera, era evidente que pretendía pillarles por sorpresa, y no podía permitir bajo ningún concepto caer en una trampa tan burda.

Cuando, por último, le llegó el turno de cruzar el abismo, guardó las dagas y recorrió la tabla a cuatro patas, utilizando la cola como timón para evitar pérdidas del equilibrio, para luego seguir al grupo, vigilando la inerte y silenciosa ciudad, a la espera de su siguiente movimiento.

Sigue en la Avenida de las Casas Carnivoras.