Subterráneos
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Rocavarancolia Rol
26 participantes
- Rocavarancolia Rol
Subterráneos
03/08/11, 11:04 am
Recuerdo del primer mensaje :
Los subterráneos ocupan todo el subsuelo de la ciudad y están plagados de horribles criaturas. Se puede entrar en ellos desde cualquier punto de la ciudad y puedes salir en cualquier sitio.
- Descripción más detallada sacada de la saga:
- Cientos de aberraciones se daban cita en las entrañas de la ciudad, algunas tan desconocidas para él como la fauna alienígena que podía poblar el planeta más lejano. Allí merodeaban los cadáveres pálidos que se alimentaban del tuétano de sus víctimas; los espectros errantes a la caza siempre de cuerpos que poseer… En las profundidades de Rocavarancolia todavía era posible encontrar a los descendientes de los seres humanos a los que Eradianalavela había injertado almas de bestias; o a los vampiros de Rádix, capaces de succionar la sangre, las vísceras y los huesos de sus víctimas con sólo tocarlas; y a criaturas aún más terroríficas que aquéllas. Y los peligros no se reducían sólo a monstruos:
bajo la ciudad había escapes de magia asesina, turbulentas nubes de humo venenoso procedentes de la combustión de residuos mágicos…
La inmensa gruta era de origen natural, un lugar húmedo y rebosante de ecos que avanzaba en
dirección oeste. No había más aportación visible de los moradores de Rocavarancolia que las columnas que aseguraban el techo. Las había a decenas, esparcidas sin pauta ni orden alguno, apiñadas en compactas manadas o velando solitarias por la integridad de la galería; eran de piedra negra, extraordinariamente finas. Se trataba a todas luces de columnas mágicas. A pesar de su número, su aspecto era demasiado frágil como para poder sostener por sí mismas el techo de la caverna y el peso de los edificios que se levantaban sobre ésta. Resultaba difícil concebir que Rocavarancolia quedara sobre sus cabezas.
El suelo estaba encharcado y chapoteaban a la carrera, salpicándose unos a otros.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Subterráneos
03/01/13, 03:32 am
Los poseídos al principio no parecían querer dar su brazo a torcer. Algunos iban cayendo, pero otros escapaban con vida de las estocadas y las llamaradas y buscaban el modo de atacar de forma más efectiva. A modo de despiste, Gael se desplazó de un cadáver a otro, recuperando magia en el proceso. Cuando se encontró en un hombre bestia que pudiera levantarse se abalanzó de nuevo sobre la espada que había tenido que dejar caer y siguió embistiendo, procurando ahora no perder detalle de la pelea que tenía lugar no muy lejos contra el dragón. El precio a pagar era olvidar la defensa, pero cuando el cadáver no aguantase más daños podría cambiar a otro.
Por el rabillo del ojo pudo ver como Noel salía despedido. Al volverse para asegurarse de que su amigo estaba bien recibió una embestida de un hombre bestia que lo desestabilizo, y mientras caía escuchó cómo la sala parecía empezar a derrumbarse. Solo alcanzó a ver cómo una columna se desplomaba, y también a Wen cerca de donde acababa de caer de mala manera Noel. «Menos mal» pensó. Antes de que pudiera asegurarse de que todos sus compañeros se podían hacer cargo de la situación, tuvo que pensar en su propia supervivencia. Pero él lo tenía fácil. El derrumbe hizo que, momentáneamente, sus atacantes estuviesen más ocupados en huir, y él aprovechó a escabullirse rodando. Pudo ver la piedra que lo aplastó antes de que cayera. Atrapó el cuerpo desde las piernas hasta la cintura y Gael no lo abandonó hasta que la situación se volvió estable de nuevo. Ya en su cuerpo, apartó la mirada de la sangrienta escena y recuperó a tirones la espada, atrapada entre los dedos todavía calientes. Después miró alrededor para comprobar la situación de amigos y enemigos.
Las bestias que quedaban reanudaron su ataque sin pensárselo dos veces, aunque ya eran muchas menos que originalmente. Habiéndose alejado considerablemente del grupo, Gael regresó a donde estaban los demás elevándose en el aire tanto como pudo. Junto a Wen y Toima contribuyó a repeler los nuevos ataques, que le distrajeron hasta el punto de no darse cuenta de que el dragón empezó a soltar una sustancia con muy mal aspecto sobre todos ellos. Se prometió darle las gracias al bueno de Giz cuando todo aquello hubiera terminado.
Ya prácticamente se habían retirado todos los enemigos, pero todavía quedaba suficiente de lo que dar cuenta. Viéndose más libre, Gael ascendió de nuevo en el aire buscando un cuerpo con el que poder ayudar a encargarse del dragón. Pero mientras ojeaba a toda prisa entre los muertos oyó un grito de Noel que lo alertó. Al volverse vio al draco tratando de apartar a Adara, y más abajo en la piel del dragón algo oscuro incrustado en un corte. No podía creer lo que veía. «¿A quién se le ocurre? ¡Joder, joder! ¿Es que quiere enterrarnos a todos aquí abajo?». A punto de una parada cardíaca, Gael empezó a conjurar un hechizo de contención alrededor del dragón, cubriéndolo por completo y suplicando que fuese lo suficientemente resistente para no ceder ante una bomba del calibre que fuera la que puso ese loco. Mientras terminaba el hechizo avanzó hacia los demás pensando en algún plan de emergencia. De todas formas todavía cabía la posibilidad de que el artefacto no estallase.
El fuego fatuo desapareció de nuevo. Su espada cayó al suelo haciendo repicar piedra contra metal, y como reaccionando a esa imitación de campanada varios cadáveres se irguieron, algunos con extremidades colgando, cortes desfigurantes o quemaduras. Lo que pretendía era levantar una barrera extra de carne muerta delante de sus compañeros, pero ni siquiera sabía si le daría tiempo o sería realmente necesario, lo hacía sin pensar.
Por el rabillo del ojo pudo ver como Noel salía despedido. Al volverse para asegurarse de que su amigo estaba bien recibió una embestida de un hombre bestia que lo desestabilizo, y mientras caía escuchó cómo la sala parecía empezar a derrumbarse. Solo alcanzó a ver cómo una columna se desplomaba, y también a Wen cerca de donde acababa de caer de mala manera Noel. «Menos mal» pensó. Antes de que pudiera asegurarse de que todos sus compañeros se podían hacer cargo de la situación, tuvo que pensar en su propia supervivencia. Pero él lo tenía fácil. El derrumbe hizo que, momentáneamente, sus atacantes estuviesen más ocupados en huir, y él aprovechó a escabullirse rodando. Pudo ver la piedra que lo aplastó antes de que cayera. Atrapó el cuerpo desde las piernas hasta la cintura y Gael no lo abandonó hasta que la situación se volvió estable de nuevo. Ya en su cuerpo, apartó la mirada de la sangrienta escena y recuperó a tirones la espada, atrapada entre los dedos todavía calientes. Después miró alrededor para comprobar la situación de amigos y enemigos.
Las bestias que quedaban reanudaron su ataque sin pensárselo dos veces, aunque ya eran muchas menos que originalmente. Habiéndose alejado considerablemente del grupo, Gael regresó a donde estaban los demás elevándose en el aire tanto como pudo. Junto a Wen y Toima contribuyó a repeler los nuevos ataques, que le distrajeron hasta el punto de no darse cuenta de que el dragón empezó a soltar una sustancia con muy mal aspecto sobre todos ellos. Se prometió darle las gracias al bueno de Giz cuando todo aquello hubiera terminado.
Ya prácticamente se habían retirado todos los enemigos, pero todavía quedaba suficiente de lo que dar cuenta. Viéndose más libre, Gael ascendió de nuevo en el aire buscando un cuerpo con el que poder ayudar a encargarse del dragón. Pero mientras ojeaba a toda prisa entre los muertos oyó un grito de Noel que lo alertó. Al volverse vio al draco tratando de apartar a Adara, y más abajo en la piel del dragón algo oscuro incrustado en un corte. No podía creer lo que veía. «¿A quién se le ocurre? ¡Joder, joder! ¿Es que quiere enterrarnos a todos aquí abajo?». A punto de una parada cardíaca, Gael empezó a conjurar un hechizo de contención alrededor del dragón, cubriéndolo por completo y suplicando que fuese lo suficientemente resistente para no ceder ante una bomba del calibre que fuera la que puso ese loco. Mientras terminaba el hechizo avanzó hacia los demás pensando en algún plan de emergencia. De todas formas todavía cabía la posibilidad de que el artefacto no estallase.
El fuego fatuo desapareció de nuevo. Su espada cayó al suelo haciendo repicar piedra contra metal, y como reaccionando a esa imitación de campanada varios cadáveres se irguieron, algunos con extremidades colgando, cortes desfigurantes o quemaduras. Lo que pretendía era levantar una barrera extra de carne muerta delante de sus compañeros, pero ni siquiera sabía si le daría tiempo o sería realmente necesario, lo hacía sin pensar.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
A pringar :'D
03/01/13, 07:48 pm
En vistas de que su adversario puede convertirse en humo y también es bastante rápido, el engendro comprende intuitivamente que no será capaz de alcanzarle con meros daños físicos. Así pues, desiste de su anterior estrategia de disparar escombros y pasa en su lugar a hechizos de alta potencia, principalmente consunciones en direcciones distintas para confundirle.
Sin embargo, Jack ha cercenado eficientemente buena parte de las extremidades de la criatura, mayormente con hechizos cuando las defensas de las múltiples cabezas están demasiado descoordinadas. Así, ahora su fuerza ofensiva ahora reside principalmente en lo vocal.
No obstante ya no hay "dedos" para todas las cabezas, que compiten entre sí por imponer su hechizo. Muchas veces el hechizo en cuestión sale distorsionado o con efectos adversos. Al fin la criatura se rinde y carga cuerpo a cuerpo contra Jack, con las nueve cabezas dispuestas para morder la carne que encuentren.
[DE NUEVO, EN OTRO TIEMPO Y ESPACIO...]
Entre todos han logrado diezmar a prácticamente toda la población de alimañas que quedaba en esa porción de los subterráneos. Tanto los cánidos como los poseídos que quedan ponen pies en polvorosa definitivamente, y ante la escabechina que ha tenido lugar probablemente no vuelvan en mucho tiempo.
Buena parte de la papilla verde se ha perdido al chocar con el campo de fuerza de Giz, pero la racha de viento logra hacerle llegar rebotada lo suficiente como para que la sensible piel del dragón empiece a absorberla inevitablemente. No completamente paralizado, el animal aún se mueve con soltura, pero ya no con rapidez. Ello facilita que los sucesivos golpes de Adara y Noel aterricen con facilidad donde deben hacerlo, y las grietas que las heridas abren en su piel se extienden rápidamente como una red de telaraña sangrienta; la piel blanca del dragón está estirada al máximo, a punto de reventar.
El hechizo de contención* de Gael y el de insonorización de Noel cumplen puntualmente con su misión, y la explosión tiene lugar en completo silencio y sin afectar al resto del subterráneo. En el interior de la campana aislante, el dragón se convulsiona un momento, y cae a plomo al suelo, su pesado cadáver aterrizando ya fuera de los límites del campo trazado por Gael.
Y revienta, esparciendo entrañas y líquidos orgánicos por toda la galería a su alcance. La explosión interna ha sido demasiado para su pellejo, ya estirado al máximo por ataques anteriores, y su piel prácticamente se hace pedazos durante el proceso.
Parte de las vejigas internas que han reventado han sido las que contenían dicho líquido verde paralizante, y por supuesto, también se esparcen por el aire en dirección a los transformados.
[Que uno de vosotros, el que quiera, represente al grupo y tire los dados.
1-33 = de una manera u otra os libráis de todo el pringue, ya sea cubriéndoos tras escombros o con magia.
34-66= les da a Adara y Toima, que son los que están más cerca del animal ahora mismo.
67-99= todos pringados, y la parálisis actúa rapidito...]
*Para lo que querías hacer el hechizo de contención es lo adecuado, no un campo de fuerza, Tak, aunque puede servir para tales efectos en situaciones extremas. De todas formas se comprende perfectamente lo que querías hacer y me limito a señalarte el nombre, es más bien magic-nazismo mío xD
Sin embargo, Jack ha cercenado eficientemente buena parte de las extremidades de la criatura, mayormente con hechizos cuando las defensas de las múltiples cabezas están demasiado descoordinadas. Así, ahora su fuerza ofensiva ahora reside principalmente en lo vocal.
No obstante ya no hay "dedos" para todas las cabezas, que compiten entre sí por imponer su hechizo. Muchas veces el hechizo en cuestión sale distorsionado o con efectos adversos. Al fin la criatura se rinde y carga cuerpo a cuerpo contra Jack, con las nueve cabezas dispuestas para morder la carne que encuentren.
[DE NUEVO, EN OTRO TIEMPO Y ESPACIO...]
Entre todos han logrado diezmar a prácticamente toda la población de alimañas que quedaba en esa porción de los subterráneos. Tanto los cánidos como los poseídos que quedan ponen pies en polvorosa definitivamente, y ante la escabechina que ha tenido lugar probablemente no vuelvan en mucho tiempo.
Buena parte de la papilla verde se ha perdido al chocar con el campo de fuerza de Giz, pero la racha de viento logra hacerle llegar rebotada lo suficiente como para que la sensible piel del dragón empiece a absorberla inevitablemente. No completamente paralizado, el animal aún se mueve con soltura, pero ya no con rapidez. Ello facilita que los sucesivos golpes de Adara y Noel aterricen con facilidad donde deben hacerlo, y las grietas que las heridas abren en su piel se extienden rápidamente como una red de telaraña sangrienta; la piel blanca del dragón está estirada al máximo, a punto de reventar.
El hechizo de contención* de Gael y el de insonorización de Noel cumplen puntualmente con su misión, y la explosión tiene lugar en completo silencio y sin afectar al resto del subterráneo. En el interior de la campana aislante, el dragón se convulsiona un momento, y cae a plomo al suelo, su pesado cadáver aterrizando ya fuera de los límites del campo trazado por Gael.
Y revienta, esparciendo entrañas y líquidos orgánicos por toda la galería a su alcance. La explosión interna ha sido demasiado para su pellejo, ya estirado al máximo por ataques anteriores, y su piel prácticamente se hace pedazos durante el proceso.
Parte de las vejigas internas que han reventado han sido las que contenían dicho líquido verde paralizante, y por supuesto, también se esparcen por el aire en dirección a los transformados.
[Que uno de vosotros, el que quiera, represente al grupo y tire los dados.
1-33 = de una manera u otra os libráis de todo el pringue, ya sea cubriéndoos tras escombros o con magia.
34-66= les da a Adara y Toima, que son los que están más cerca del animal ahora mismo.
67-99= todos pringados, y la parálisis actúa rapidito...]
*Para lo que querías hacer el hechizo de contención es lo adecuado, no un campo de fuerza, Tak, aunque puede servir para tales efectos en situaciones extremas. De todas formas se comprende perfectamente lo que querías hacer y me limito a señalarte el nombre, es más bien magic-nazismo mío xD
- Lops
Ficha de cosechado
Nombre: Kradko
Especie: Clinger de la sociedad nómada
Habilidades: Agilidad, oído musical, habilidad manual
Re: Subterráneos
03/01/13, 08:05 pm
Alguien me grita, pero no logro entenderle bien. Levanto la cabeza y me giro en dirección a la voz... ¿Noel? ¿Que salga? ¡Coño una bomba, este chico está loco de remate! Al instante, salto del dragón y me alejo de él lo más rápido que me permiten las piernas.
- Rocavarancolia Rol
Re: Subterráneos
03/01/13, 08:05 pm
El miembro 'Lupin' ha efectuado la acción siguiente: Número Aleatorio
'Dado de 100 caras' : 31
'Dado de 100 caras' : 31
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Subterráneos
03/01/13, 09:29 pm
La táctica de desgaste va funcionando y, aunque siga lanzándome explosiones que logro esquivar a toda velocidad, además de con escudos mágicos y de temperatura, sus embites mágicos van disminuyendo en cantidad y calidad bajo mis golpes y hechizos. <<Ya no hay tanta mano para tanta cabeza, ¿eh?>> Tras el último de mis ataques, me permito un segundo para buscar una de mis petacas y vaciarla de un vigorizante trago, a tiempo de ver cómo cesan sus ataques mágicos para luego lanzarse con todo su cuerpo contra mí, las bocas listas para descuartizar lo que pillen.
Será aire lo que muerdan. Antes de responder a su carga preparo tres veloces y cargados hechizos de dislocación y los voy lanzando uno a uno a tres de sus bocas, buscando fracturarle las mandíbulas y que, al menos, uno de en el blanco. Cuando acabo, me deshago en humo y asciendo al techo huyendo velozmente de sus mordeduras, para ir a su retaguardia con cierta distancia necesaria para lo siguiente que tengo en mente.
Aprovechando el fuego aún activo de mis dos cuchillas, preparo una racha de viento y la lanzo contra la criatura, logrando el torbellino de fuego que buscaba. La ráfaga de aire me impulsa hacia atrás pero mantengo el sitio de lado e inclinado, además de que así evito mayores daños si la bestia carga de nuevo. La pega es que empiezo a estar cansado por no haber estado luchando así nunca antes, ya que no es como con Norou -solo fuerza bruta y agilidad- sino magia y concentración. <<Esto tiene que acabar pronto o tendré que dejar al bicho a su suerte y largarme>>
Será aire lo que muerdan. Antes de responder a su carga preparo tres veloces y cargados hechizos de dislocación y los voy lanzando uno a uno a tres de sus bocas, buscando fracturarle las mandíbulas y que, al menos, uno de en el blanco. Cuando acabo, me deshago en humo y asciendo al techo huyendo velozmente de sus mordeduras, para ir a su retaguardia con cierta distancia necesaria para lo siguiente que tengo en mente.
Aprovechando el fuego aún activo de mis dos cuchillas, preparo una racha de viento y la lanzo contra la criatura, logrando el torbellino de fuego que buscaba. La ráfaga de aire me impulsa hacia atrás pero mantengo el sitio de lado e inclinado, además de que así evito mayores daños si la bestia carga de nuevo. La pega es que empiezo a estar cansado por no haber estado luchando así nunca antes, ya que no es como con Norou -solo fuerza bruta y agilidad- sino magia y concentración. <<Esto tiene que acabar pronto o tendré que dejar al bicho a su suerte y largarme>>
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Subterráneos
03/01/13, 09:55 pm
Giz consiguió levantar un campo de fuerza a tiempo para protegerse de las vísceras, aunque había sido más por suerte que otra cosa. Había tardado en hilar que lo que Toima lanzó era un explosivo (de hecho, fue por la advertencia de Noel que se dio cuenta) y lo que en un principio les cubriría de la bomba, acabó cubriéndolos de los restos del dragón. Al final el explosivo no fue para tanto.
El resto de animales se fueron por donde habían venido y, por fin, la parte de los subterráneos quedó limpia... metafóricamente hablando y refiriéndose únicamente a seres vivos. Por lo demás, estaba todo plagado de órganos más o menos deshechos, miembros cortados, sangre y otras sustancias desagradables. Y Giz estaba encantado de que fuera así.
Sin ningún reparo, se agachó y fue recogiendo tantas muestras de sangre, piel, etc... como podía. Puso especial énfasis en su búsqueda entre los restos del dragón, los zorros enormes o los vlakais, pero tampoco despreció a los seres más menudos. Cuando acabó, se limpió con un hechizo y cayó en la cuenta de que sus amigos debían de andar igual o parecido, si no se habían limpiado mientras él se entretenía con los cadáveres.
-¿Os hace una ducha rápida?-ofreció por si acaso, sin llegar a pensar que sería más importante curar heridas y salir de allí pitando. Comprobó por si mismo lo llenos de mierda que estaban todos y acabó limpiándolos por su cuenta, antes de que dijeran nada.
El resto de animales se fueron por donde habían venido y, por fin, la parte de los subterráneos quedó limpia... metafóricamente hablando y refiriéndose únicamente a seres vivos. Por lo demás, estaba todo plagado de órganos más o menos deshechos, miembros cortados, sangre y otras sustancias desagradables. Y Giz estaba encantado de que fuera así.
Sin ningún reparo, se agachó y fue recogiendo tantas muestras de sangre, piel, etc... como podía. Puso especial énfasis en su búsqueda entre los restos del dragón, los zorros enormes o los vlakais, pero tampoco despreció a los seres más menudos. Cuando acabó, se limpió con un hechizo y cayó en la cuenta de que sus amigos debían de andar igual o parecido, si no se habían limpiado mientras él se entretenía con los cadáveres.
-¿Os hace una ducha rápida?-ofreció por si acaso, sin llegar a pensar que sería más importante curar heridas y salir de allí pitando. Comprobó por si mismo lo llenos de mierda que estaban todos y acabó limpiándolos por su cuenta, antes de que dijeran nada.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Subterráneos
03/01/13, 10:54 pm
Noel permaneció detrás de la barrera que estaba formando Gael por precaución mientras la bomba colocada por Toima finalmente estallaba. Aunque no fue tan potente como el draco temía, no se arrepentió de haber tomado precauciones. Observó como el dragón se desplomaba al suelo, muerto finalmente, cayendo fuera de la protección que había levantado Gael y provocando que el líquido verde que había intentado lanzar sobre el grupo hacía escasos minutos se esparciese sobre la sala. Antes de que tuviera tiempo de reaccionar, Giz se encargó de cubrirlos a todos con un campo de fuerza, evitando una vez más ser salpicados por la asquerosa sustancia. Se hizo el silencio una vez más en la galería, esta vez parecía que definitivamente. Las pocas alimañas que habían salido vivas de la escaramuza no habían tardado en huir hacía ya un buen rato. Noel miró a su alrededor para asegurarse de que no quedaba nada vivo ajeno al grupo en aquella sala y echó un vistazo a todos sus compañeros, cerciorándosde de que se encontraban bien. Observó brevemente como Giz se dispuso enseguida a recoger muestras de toda clase de fluídos y materiales y sonrío ante el entusiasmo de su amigo por la extravagante tarea. El asreniano volvió al poco ofreciendo limpiarlos, cosa que Noel aceptó de buen grado, pues estaba totalmente cubierto de sangre, restos de fluídos y dios sabe qué procedente de las alimañas y todo tipo de suciedad en general.
Ahora que la calma había vuelto y la presión había desaparecido, a pesar de que la limpieza lo hizo sentir un poco mejor, Noel sintió todo el cansancio y dolor acumulados en su cuerpo y la sensación de vulnerabilidad que apareció inevitablemente acompañando al agotamiento lo disgustó. A pesar de que el grueso de sus peores heridas habían sido curadas, todavía se sentía algo mareado por causa del fuerte golpe que había recibido en la cabeza. Frunció el ceño mientras pensaba en la manera que el dragón lo había cogido totalmente desprevenido y la posterior cadena de acontecimientos que lo llevaron a encontrarse en un estado francamente lamentable. <<Llego a estar yo solo aquí y seguramente ahora estaría muerto>>, pensó resoplando, << estaba preocupado por Wen al final fui yo el que salió peor parado de todos por imbécil>>, se maldijo internamente mientras miraba de reojo a la vouivre. Una vez pasado el aturdimiento se había dado cuenta de que el dragón derribó la columna mientras estaba inconsciente y que muy probablemente habría sido sepultado por los escombros, a sabiendas de que alguien se habría encargado de ayudarlo. Se maldijo por no haber sido más precavido y al pensar en ello recordó que todavía tenía pendiente decirle cuatro cosas a alguien sobre algo similar...
-Toima... -dijo mientras se acercaba con una extraña sonrisa al ulterano. Lo siguiente que se oyó fue una sonora colleja que le propinó al argos haciendo acopio de las pocas fuerzas que le quedaban y cambiando su expresión a una que denotaba enfado-. ¿En qué estabas pensando cuando colocaste ese explosivo sin advertirnos de nada? ¡Adara estaba sobre el dragón, por todos los diablos! -le reprendió gesticulando. El draco se cruzó de brazos antes de realizar su siguiente afirmación y denotando en su actitud que había vuelto a un tono mucho más relajado-. Además, y no menos importante, yo quería rematar a ese cabrón, ¡me lo debía! -finalizó dirigiéndole una mirada gélida aunque carente de seriedad al argos.
Ahora que la calma había vuelto y la presión había desaparecido, a pesar de que la limpieza lo hizo sentir un poco mejor, Noel sintió todo el cansancio y dolor acumulados en su cuerpo y la sensación de vulnerabilidad que apareció inevitablemente acompañando al agotamiento lo disgustó. A pesar de que el grueso de sus peores heridas habían sido curadas, todavía se sentía algo mareado por causa del fuerte golpe que había recibido en la cabeza. Frunció el ceño mientras pensaba en la manera que el dragón lo había cogido totalmente desprevenido y la posterior cadena de acontecimientos que lo llevaron a encontrarse en un estado francamente lamentable. <<Llego a estar yo solo aquí y seguramente ahora estaría muerto>>, pensó resoplando, << estaba preocupado por Wen al final fui yo el que salió peor parado de todos por imbécil>>, se maldijo internamente mientras miraba de reojo a la vouivre. Una vez pasado el aturdimiento se había dado cuenta de que el dragón derribó la columna mientras estaba inconsciente y que muy probablemente habría sido sepultado por los escombros, a sabiendas de que alguien se habría encargado de ayudarlo. Se maldijo por no haber sido más precavido y al pensar en ello recordó que todavía tenía pendiente decirle cuatro cosas a alguien sobre algo similar...
-Toima... -dijo mientras se acercaba con una extraña sonrisa al ulterano. Lo siguiente que se oyó fue una sonora colleja que le propinó al argos haciendo acopio de las pocas fuerzas que le quedaban y cambiando su expresión a una que denotaba enfado-. ¿En qué estabas pensando cuando colocaste ese explosivo sin advertirnos de nada? ¡Adara estaba sobre el dragón, por todos los diablos! -le reprendió gesticulando. El draco se cruzó de brazos antes de realizar su siguiente afirmación y denotando en su actitud que había vuelto a un tono mucho más relajado-. Además, y no menos importante, yo quería rematar a ese cabrón, ¡me lo debía! -finalizó dirigiéndole una mirada gélida aunque carente de seriedad al argos.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades: Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Subterráneos
04/01/13, 01:26 am
Las llamas no prenden muy bien en la piel de la criatura pero sí la abrasan. El engendro vuelca hacia atrás víctima del desplazamiento de aire, y cada una de las tres cabezas con la mandíbula dislocada lucha por hacerse oír, haciendo oídos sordos a las punzadas de dolor que envían en respuesta al cuerpo que las soporta. Las otras cabezas no tienen el espíritu de colaboración necesario para sanar a sus "competidoras", pero no poseen en su haber más que hechizos curativos superficiales. Así pues la criatura queda tendida de espaldas en el suelo, retorciéndose salvajemente para tratar de levantarse igual que un insecto boca arriba.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Subterráneos
04/01/13, 02:40 am
Bingo. Aunque mis acciones no desembocan en lo esperado, la situación actual me favorece. Y al parecer ni la cercana muerte pone de acuerdo a las cabezas... Mejor para mí. Pero a pesar de su apariencia indefensa, sin apañarse para lanzar algún hechizo y sin poder levantarse, nada de confiarse ni subestimarlo. Y menos teniendo en cuenta que los que huyeron pueden volver, o haber más similares a más profundidad.
Así que, rápidamente me acerco y le lanzo un hechizo paralizante, apago las llamas y por fin vuelve la oscuridad. Pero por si acaso, hago un perímetro de seguridad con runas explosivas que me enseñó Adara, dibujándolas en paredes, suelo y techo. Para rematar la faena, nunca mejor dicho, vuelvo a empuñar mis dagas y apuñalo una de las cabezas en la boca, retorciendo mi daga.
-Ya no haces magia, eh?-siseo deseando que pueda escucharme.
Luego comienzo a decapitarla sin miramientos y sin regodeos, esta vez sin disfrutar como en Nubla, preguntándome qué nigromante crearía semejante quimera para dotarla de magia y dejarla suelta...
-O... ¿Te lo comiste?-pienso en voz alta, riendo un poco. Lo necesito, estoy muy tenso y está empezando a dolerme la cabeza y todo el cuerpo.
Cuando acabo, deshago el hechizo de parálisis y me inclino a un lado, tras envainar las dagas, para luego empezar a tantear la piel de la criatura con las garras de mis guantes. Tanteo que luego será examen, bastante sangriento, ya que a pesar de que huele a sangre estancada, sigue siendo sangre y algunos vasos tienen que ir repletos de sangre buena. Así, mis dedos desgarran su piel en profundidad suficiente, haciendo manar el líquido carmesí, aunque no tanto a veces. Voy dedo a dedo, herida a herida, olisqueando el resultado y descartando o probando con cuidado. Mayoritariamente rechazo la sangre, pero cuando acabo he podido llenar una petaca. Poco, para lo que venía buscando y lo que me ha costado.
-Y encima, tanta magia... las túnicas tendré que repararlas...
Además de magulladuras y arañazos varios que luego curaré en el Burdel. Vine buscando jaleo y ya es suficiente, así que vuelvo a casa... A no ser que fuera sea de día... Cosa que compruebo a la salida
-"Una noche como hoy, Jack el Vampiro Suicida murió"... ¿Hblaría como los muertos del cementerio? Na, ese bicho me habría devorado enterito cual manjar de banquete.-estallo riendo, más tranquilo después de salir vivo.
Ya en el aire y a poco de avistar el Burdel, recuerdo que dejé las runas en el pasaje, pero no le doy más importancia y sigo camino. Necesito descanso y mejorar en magia e improvisación mágica...
Sigue en el Burdel de Dama Espasmo.
Así que, rápidamente me acerco y le lanzo un hechizo paralizante, apago las llamas y por fin vuelve la oscuridad. Pero por si acaso, hago un perímetro de seguridad con runas explosivas que me enseñó Adara, dibujándolas en paredes, suelo y techo. Para rematar la faena, nunca mejor dicho, vuelvo a empuñar mis dagas y apuñalo una de las cabezas en la boca, retorciendo mi daga.
-Ya no haces magia, eh?-siseo deseando que pueda escucharme.
Luego comienzo a decapitarla sin miramientos y sin regodeos, esta vez sin disfrutar como en Nubla, preguntándome qué nigromante crearía semejante quimera para dotarla de magia y dejarla suelta...
-O... ¿Te lo comiste?-pienso en voz alta, riendo un poco. Lo necesito, estoy muy tenso y está empezando a dolerme la cabeza y todo el cuerpo.
Cuando acabo, deshago el hechizo de parálisis y me inclino a un lado, tras envainar las dagas, para luego empezar a tantear la piel de la criatura con las garras de mis guantes. Tanteo que luego será examen, bastante sangriento, ya que a pesar de que huele a sangre estancada, sigue siendo sangre y algunos vasos tienen que ir repletos de sangre buena. Así, mis dedos desgarran su piel en profundidad suficiente, haciendo manar el líquido carmesí, aunque no tanto a veces. Voy dedo a dedo, herida a herida, olisqueando el resultado y descartando o probando con cuidado. Mayoritariamente rechazo la sangre, pero cuando acabo he podido llenar una petaca. Poco, para lo que venía buscando y lo que me ha costado.
-Y encima, tanta magia... las túnicas tendré que repararlas...
Además de magulladuras y arañazos varios que luego curaré en el Burdel. Vine buscando jaleo y ya es suficiente, así que vuelvo a casa... A no ser que fuera sea de día... Cosa que compruebo a la salida
-"Una noche como hoy, Jack el Vampiro Suicida murió"... ¿Hblaría como los muertos del cementerio? Na, ese bicho me habría devorado enterito cual manjar de banquete.-estallo riendo, más tranquilo después de salir vivo.
Ya en el aire y a poco de avistar el Burdel, recuerdo que dejé las runas en el pasaje, pero no le doy más importancia y sigo camino. Necesito descanso y mejorar en magia e improvisación mágica...
Sigue en el Burdel de Dama Espasmo.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Subterráneos
04/01/13, 04:05 am
Tras un momento de incertidumbre en el que todos se estaban cubriendo, la explosión sacudió el interior de aquellas barreras invisibles. No fue nada agradable, y que sucediese en completo silencio tan cerca fue algo bastante chocante. La bomba al final no había estallado con demasiada potencia, pero al estar incrustada en la piel del lagarto fue totalmente eficaz. Cuando este se desplomó saltaron entrañas y fluidos, que Gael apenas pudo identificar como algo a esquivar. Tenía la mente embotadas por las múltiples posesiones, y toda aquella explosión de vísceras lo hacía sentir un poco más mareado si cabía.
Estando entre los restos del dragón y los demás recibió las salpicaduras inevitablemente, y abandonó los cadáveres tan pronto como todo pasó, asqueado. La galería al fin parecía vacía, pero en su pecho todavía resonaban los latidos acelerados por todo lo que había pasado. De puro alivio acabó ascendiendo hasta el techo sin habérselo propuesto. Había estado conteniendo el aliento sin darse cuenta y por fin consiguió suspirar aliviado. Todos estaban bien. «¡Lo hemos conseguido!» logró procesar por fin. El exceso de adrenalina le hizo dar unos cuantos giros en el aire mientras tarareaba para sí una fanfarria de victoria.
Cuando descendió de nuevo, Giz le hizo recordar que tenía restos de sangre seca, arañazos y magulladuras.
-Yo me espero a salir, quizá nos encontremos con algo más todavía antes de llegar afuera –le respondió al asreniano mientras se examinaba un rascazo en el brazo. «Además me limpio como los hornos» pensó aun sin reírse. Pocas ganas tenía de hacer gracias en voz alta, porque un poco más allá Noel se acercó a hablar con Toima, y eso le recordó el miedo y el enfado que había sentido al ver la bomba. Por un momento había olvidado todo eso porque milagrosamente las cosas habían salido bien. Se apoyó en una piedra que antes formaba parte de la columna destrozada y desde allí atendió a la conversación con el semblante serio. Además de todo lo que había dicho Noel, el dragón quedó totalmente destrozado, aunque al lado de todo lo demás era una nimiedad como para nombrarlo siquiera. Realmente le hubiera gustado hacer una quimera con aquella bestia. «Pero, ¿dónde la iba a guardar? Tal vez sea mejor así, da igual». Considerando que lo importante estaba dicho no hacía falta remarcar las obviedades, así que dejó el tema en paz y se incorporó para rebuscar entre los cadáveres algo servible.
La búsqueda fue infructuosa, la mayoría de cuerpos estaban destrozados, y si no inservibles, cubiertos de aquella sustancia con tan mala pinta. Lo único que pudo sacar de aquella matanza fue magia, y para aumentar su frustración tuvo que dejar atrás aquellos vlakais que habían acudido al principio. Pensó que con suerte donde había aquellos podría haber más, y en el camino de vuelta probó a buscar en la oscuridad con el hechizo de niebla mágica. A veces se paraba o se desviaba del camino de regreso, y esperaba no estar exasperando a sus compañeros con su manía coleccionista. Pero al final no fue en vano. Sintió al fondo de una cueva un grupo, y sabiendo que no había forma de ocultarse de aquellas criaturas, decidió lanzarse directamente a por ellas. No había querido ayuda de sus compañeros porque aquel era su capricho, así que les pidió que lo esperaran a cierta distancia.
Como era de esperar, las criaturas se alarmaron al percatarse de su presencia, y una buena cantidad de ellas se abalanzaron en picado. Pero Gael ya tenía el hechizo de impacto conjurado, y arremetió contra las primeras bestias, que recibieron el golpe seco saliendo despedidas. Gael fue a toda velocidad hacia el vlakai más cercano, uno de varios que habían caído al suelo y se agitaban confusos. Le rompió el cuello rápidamente y lo poseyó para huir volando. Cuando sus amigos le vieron llegar también echaron a correr, advertidos como estaban. Gael no había comprobado si los otros vlakais le seguían pero estaba seguro de que así era. Sin embargo le daba igual, porque por fin tenía su repuesto, y ya estaba deseando llegar al cuchitril para ver qué podía hacer para mejorarlo. Adoraba esos animales, era con los que mejor se le daba volar con diferencia.
Estando entre los restos del dragón y los demás recibió las salpicaduras inevitablemente, y abandonó los cadáveres tan pronto como todo pasó, asqueado. La galería al fin parecía vacía, pero en su pecho todavía resonaban los latidos acelerados por todo lo que había pasado. De puro alivio acabó ascendiendo hasta el techo sin habérselo propuesto. Había estado conteniendo el aliento sin darse cuenta y por fin consiguió suspirar aliviado. Todos estaban bien. «¡Lo hemos conseguido!» logró procesar por fin. El exceso de adrenalina le hizo dar unos cuantos giros en el aire mientras tarareaba para sí una fanfarria de victoria.
Cuando descendió de nuevo, Giz le hizo recordar que tenía restos de sangre seca, arañazos y magulladuras.
-Yo me espero a salir, quizá nos encontremos con algo más todavía antes de llegar afuera –le respondió al asreniano mientras se examinaba un rascazo en el brazo. «Además me limpio como los hornos» pensó aun sin reírse. Pocas ganas tenía de hacer gracias en voz alta, porque un poco más allá Noel se acercó a hablar con Toima, y eso le recordó el miedo y el enfado que había sentido al ver la bomba. Por un momento había olvidado todo eso porque milagrosamente las cosas habían salido bien. Se apoyó en una piedra que antes formaba parte de la columna destrozada y desde allí atendió a la conversación con el semblante serio. Además de todo lo que había dicho Noel, el dragón quedó totalmente destrozado, aunque al lado de todo lo demás era una nimiedad como para nombrarlo siquiera. Realmente le hubiera gustado hacer una quimera con aquella bestia. «Pero, ¿dónde la iba a guardar? Tal vez sea mejor así, da igual». Considerando que lo importante estaba dicho no hacía falta remarcar las obviedades, así que dejó el tema en paz y se incorporó para rebuscar entre los cadáveres algo servible.
La búsqueda fue infructuosa, la mayoría de cuerpos estaban destrozados, y si no inservibles, cubiertos de aquella sustancia con tan mala pinta. Lo único que pudo sacar de aquella matanza fue magia, y para aumentar su frustración tuvo que dejar atrás aquellos vlakais que habían acudido al principio. Pensó que con suerte donde había aquellos podría haber más, y en el camino de vuelta probó a buscar en la oscuridad con el hechizo de niebla mágica. A veces se paraba o se desviaba del camino de regreso, y esperaba no estar exasperando a sus compañeros con su manía coleccionista. Pero al final no fue en vano. Sintió al fondo de una cueva un grupo, y sabiendo que no había forma de ocultarse de aquellas criaturas, decidió lanzarse directamente a por ellas. No había querido ayuda de sus compañeros porque aquel era su capricho, así que les pidió que lo esperaran a cierta distancia.
Como era de esperar, las criaturas se alarmaron al percatarse de su presencia, y una buena cantidad de ellas se abalanzaron en picado. Pero Gael ya tenía el hechizo de impacto conjurado, y arremetió contra las primeras bestias, que recibieron el golpe seco saliendo despedidas. Gael fue a toda velocidad hacia el vlakai más cercano, uno de varios que habían caído al suelo y se agitaban confusos. Le rompió el cuello rápidamente y lo poseyó para huir volando. Cuando sus amigos le vieron llegar también echaron a correr, advertidos como estaban. Gael no había comprobado si los otros vlakais le seguían pero estaba seguro de que así era. Sin embargo le daba igual, porque por fin tenía su repuesto, y ya estaba deseando llegar al cuchitril para ver qué podía hacer para mejorarlo. Adoraba esos animales, era con los que mejor se le daba volar con diferencia.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Subterráneos
04/01/13, 03:06 pm
Toima
Medio incorporado, con una rodilla aún clavada en el suelo observó como el ser reventó y sus interiores se esparcieron por la sala con un brillo en los ojos. Las pupilas dilatadas y con el pecho subiendo y bajando a toda prisa, respirando fuerte. Jadeando, todo el mundo de Toima se volvio en sí cuando ya no quedaba ninguna vida que llevarse. Vio al draco girado hacia él. Sus palabras sonaban vacuas en su oido. Apenas podia entender lo que le estaba diciendo; le pitaban los oidos. Pudo leer sus labios, trazando los movimientos de estos con la mirada y su respiración se congeló por un momento. Sus ojos pronto pasaron a enfocar a Adara quien, por suerte estaba sin un rasguño y volvieron a Noel cuya broma fue completamente malinterpretada por parte del ulterano. Este se revolvió el pelo, dejandolo caer sobre su cara y soltó unas palabras con voz carrasposa.
-Lo siento... Yo... no pretendia...-y calló, no queriendo decir más y fastidarla más.
Era demasiado orgulloso, sin duda, y no queria reconocer que se habia dejado llevar por el momento. Era como si no hubiera cambiado. Cierto que ya no sufria ataques, pero toda una vida de violencia le tenian marcado. Si se comportaba asi con simples bestias ¿como iba a acabar en un campo de batalla? Acabaria hiriendo a sus amigos. Tosio mientras intentaba no mirar a nadie en concreto y volvio a hablar con esa voz carrasposa que tenia en esos momentos.
-Necesito tomar el aire...-
Dicho esto, salio por la gruta a la ciudad, tan gris como siempre y miró al horizonte, sin pensar en nada, dejando que el viento meciera la cabellera suelta.
Medio incorporado, con una rodilla aún clavada en el suelo observó como el ser reventó y sus interiores se esparcieron por la sala con un brillo en los ojos. Las pupilas dilatadas y con el pecho subiendo y bajando a toda prisa, respirando fuerte. Jadeando, todo el mundo de Toima se volvio en sí cuando ya no quedaba ninguna vida que llevarse. Vio al draco girado hacia él. Sus palabras sonaban vacuas en su oido. Apenas podia entender lo que le estaba diciendo; le pitaban los oidos. Pudo leer sus labios, trazando los movimientos de estos con la mirada y su respiración se congeló por un momento. Sus ojos pronto pasaron a enfocar a Adara quien, por suerte estaba sin un rasguño y volvieron a Noel cuya broma fue completamente malinterpretada por parte del ulterano. Este se revolvió el pelo, dejandolo caer sobre su cara y soltó unas palabras con voz carrasposa.
-Lo siento... Yo... no pretendia...-y calló, no queriendo decir más y fastidarla más.
Era demasiado orgulloso, sin duda, y no queria reconocer que se habia dejado llevar por el momento. Era como si no hubiera cambiado. Cierto que ya no sufria ataques, pero toda una vida de violencia le tenian marcado. Si se comportaba asi con simples bestias ¿como iba a acabar en un campo de batalla? Acabaria hiriendo a sus amigos. Tosio mientras intentaba no mirar a nadie en concreto y volvio a hablar con esa voz carrasposa que tenia en esos momentos.
-Necesito tomar el aire...-
Dicho esto, salio por la gruta a la ciudad, tan gris como siempre y miró al horizonte, sin pensar en nada, dejando que el viento meciera la cabellera suelta.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Subterráneos
14/02/13, 12:20 am
Buscó la entrada más cercana a los subterráneos que recordaba desde la cicatriz. Fue lo más rápido que pudo, a la carrera, siendo molestado por el viento y el frío. Cuando paró ante la casa derruida que escondía un agujero en su interior se llevó la mano a la empuñadura de la espada. Respiraba con dificultad por el esfuerzo, pero al menos estaba totalmente seguro de tener la cabeza despierta. El vaho que le salía de la boca desaparecía casi enseguida, y él solo miró las pequeñas nubes mientras recuperaba el aliento. Como medida preventiva conjuró a su alrededor una protección mágica contra ataques físicos y con un gruñido de ánimo para sí mismo se abalanzó sobre el boquete con la espada desenvainada. Tenía bastante claro qué tipo de criaturas estaba buscando, pero tampoco tenía en mente alejarse demasiado de la salida.
Las primeras criaturas con que se topó rehuían de la luz titilante de su cuerpo. Pero no eran más que alimañas e insectos de gran tamaño, o eso le pareció atisbar en la oscuridad. No verlos no le quitaba de escuchar los desagradables chasquidos y gorjeos ahogados, que conseguían ponerle la piel de gallina. No se había alejado mucho de la entrada, pero tenía los cinco sentidos puestos en lo que le rodeaba, volteándose a cada movimiento rápido que captaba en la oscuridad. Como era de esperar, el primer ataque no tardó. Gael se aferró a la espada y vio como la criatura se sorprendía por haberse encontrado de primeras algo que la repelía. Ya a la luz pudo ver que solo se trataba de un felino deforme de un metro de alto. Le faltaba más pelo del que le quedaba, y su piel parecía un hervidero de heridas infectadas. Le siguieron un grupo de animales blanquecinos que recordaban a grandes musarañas calvas, confiadas al no ser las únicas atacando al intruso. Gael se elevó hasta donde no pudieran alcanzarlo fácilmente y repelió a todas las criaturas con un hechizo de impulso. Tras eso, las alimañas parecieron decidir que no valía la pena y se retiraron, pero los chillidos agudos de las musarañas atrajeron a otras criaturas de mayor tamaño. Un aleteo se aproximaba por su izquierda, mientras que unas patas de movimientos irregulares y rápidos ni siquiera podía identificar de dónde procedían.
Decidió que no podía perder el tiempo en enfrentamientos y se volvió intangible para seguir recorriendo la galería a toda velocidad. Vio a varias bestias pintorescas atravesarlo y ni siquiera les prestó atención. Solo se detuvo cuando a lo lejos divisó una forma interesante. Era el mismo tipo de criatura, o una muy similar, a que había usado Jack para el acorazado osezno. Su brillo alertó a la criatura, que parecía encontrarse devorando un amasijo de vísceras gelatinosas irreconocible. Se alzó en sus cuartos traseros a la defensiva y atacó en vano al fuego fatuo. Este se dedicó a marearlo revoloteando a su alrededor hasta que volvió a ser tangible, momento en el que sin miramientos clavó la espada en su garganta hasta que esta se detuvo contra la columna vertebral. La bestia cayó al suelo entre espasmos, con la sangre saliendo a borbotones por el tajo. Muchas otras criaturas se habían reunido allí, y aunque hasta entonces Gael había pasado de prestarles atención, ahora no podía ignorarlas. Ahuyentó como pudo a espadazos a lo que se acercaba hasta que pudo poseer la criatura que acababa de matar. Antes de hacerlo, colgó las gafas de la funda de la espada y esta del cuello del animal. Después salió corriendo, dejando un rastro de sangre detrás de él. La cabeza se bamboleaba sin control, y eso molestaba a Gael mientras trataba de llegar a la salida.
Pero lograr salir sin más no era algo fácil en aquellos subterráneos. Un silbido reverberó en la galería, una criatura voladora veloz y ligera se abalanzó contra aquella presa que, contra todo pronóstico, se movía. El olor de la sangre debía haberla atraído. Ahora en oscuridad Gael malamente pudo distinguir de qué se trataba, pero era algo alado, aparentemente emplumado y de considerable tamaño. «Seas lo que seas, me vales» pensó lanzándole un zarpazo. El animal era ágil, no como aquella especie de oso que él llevaba, y esquivaba sus golpes con gran facilidad, así que optó por hacerse el muerto y se dejó caer bocarriba. La treta funcionó, y el ser volador pensó que aquella criatura herida por fin había muerto. Ávida por saquear las mejores partes se lanzó directamente a su vientre, y pillándola desprevenida, Gael la agarró por el cuello y la estranguló en un forcejeo que se le antojó desagradablemente eterno. Por mucho que alejó a la criatura, se ganó una buena cantidad de arañazos en su nuevo cuerpo.
Sin tiempo que perder siguió avanzando a dos patas, aquella criatura no era la única que había olido la sangre. Cuando llegó al boquete que llevaba al exterior abandonó el oso e hizo levitar los dos cadáveres hasta la superficie, donde los poseyó y siguió corriendo sin mirar atrás.
Sigue en el Cuchitril.
Las primeras criaturas con que se topó rehuían de la luz titilante de su cuerpo. Pero no eran más que alimañas e insectos de gran tamaño, o eso le pareció atisbar en la oscuridad. No verlos no le quitaba de escuchar los desagradables chasquidos y gorjeos ahogados, que conseguían ponerle la piel de gallina. No se había alejado mucho de la entrada, pero tenía los cinco sentidos puestos en lo que le rodeaba, volteándose a cada movimiento rápido que captaba en la oscuridad. Como era de esperar, el primer ataque no tardó. Gael se aferró a la espada y vio como la criatura se sorprendía por haberse encontrado de primeras algo que la repelía. Ya a la luz pudo ver que solo se trataba de un felino deforme de un metro de alto. Le faltaba más pelo del que le quedaba, y su piel parecía un hervidero de heridas infectadas. Le siguieron un grupo de animales blanquecinos que recordaban a grandes musarañas calvas, confiadas al no ser las únicas atacando al intruso. Gael se elevó hasta donde no pudieran alcanzarlo fácilmente y repelió a todas las criaturas con un hechizo de impulso. Tras eso, las alimañas parecieron decidir que no valía la pena y se retiraron, pero los chillidos agudos de las musarañas atrajeron a otras criaturas de mayor tamaño. Un aleteo se aproximaba por su izquierda, mientras que unas patas de movimientos irregulares y rápidos ni siquiera podía identificar de dónde procedían.
Decidió que no podía perder el tiempo en enfrentamientos y se volvió intangible para seguir recorriendo la galería a toda velocidad. Vio a varias bestias pintorescas atravesarlo y ni siquiera les prestó atención. Solo se detuvo cuando a lo lejos divisó una forma interesante. Era el mismo tipo de criatura, o una muy similar, a que había usado Jack para el acorazado osezno. Su brillo alertó a la criatura, que parecía encontrarse devorando un amasijo de vísceras gelatinosas irreconocible. Se alzó en sus cuartos traseros a la defensiva y atacó en vano al fuego fatuo. Este se dedicó a marearlo revoloteando a su alrededor hasta que volvió a ser tangible, momento en el que sin miramientos clavó la espada en su garganta hasta que esta se detuvo contra la columna vertebral. La bestia cayó al suelo entre espasmos, con la sangre saliendo a borbotones por el tajo. Muchas otras criaturas se habían reunido allí, y aunque hasta entonces Gael había pasado de prestarles atención, ahora no podía ignorarlas. Ahuyentó como pudo a espadazos a lo que se acercaba hasta que pudo poseer la criatura que acababa de matar. Antes de hacerlo, colgó las gafas de la funda de la espada y esta del cuello del animal. Después salió corriendo, dejando un rastro de sangre detrás de él. La cabeza se bamboleaba sin control, y eso molestaba a Gael mientras trataba de llegar a la salida.
Pero lograr salir sin más no era algo fácil en aquellos subterráneos. Un silbido reverberó en la galería, una criatura voladora veloz y ligera se abalanzó contra aquella presa que, contra todo pronóstico, se movía. El olor de la sangre debía haberla atraído. Ahora en oscuridad Gael malamente pudo distinguir de qué se trataba, pero era algo alado, aparentemente emplumado y de considerable tamaño. «Seas lo que seas, me vales» pensó lanzándole un zarpazo. El animal era ágil, no como aquella especie de oso que él llevaba, y esquivaba sus golpes con gran facilidad, así que optó por hacerse el muerto y se dejó caer bocarriba. La treta funcionó, y el ser volador pensó que aquella criatura herida por fin había muerto. Ávida por saquear las mejores partes se lanzó directamente a su vientre, y pillándola desprevenida, Gael la agarró por el cuello y la estranguló en un forcejeo que se le antojó desagradablemente eterno. Por mucho que alejó a la criatura, se ganó una buena cantidad de arañazos en su nuevo cuerpo.
Sin tiempo que perder siguió avanzando a dos patas, aquella criatura no era la única que había olido la sangre. Cuando llegó al boquete que llevaba al exterior abandonó el oso e hizo levitar los dos cadáveres hasta la superficie, donde los poseyó y siguió corriendo sin mirar atrás.
Sigue en el Cuchitril.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Subterráneos
17/05/13, 03:07 am
Por la tarde el grupo, compuesto por Giz, Noel, Wen y el propio Gael se dirigió a los subterráneos como habían acordado. El fuego fatuo dudó unos instantes delante de los cadáveres pero finalmente se decantó por la quimera nueva, con partes de oso y humanas. La presa que buscaba el asreniano no era precisamente modesta, por lo que la fuerza bruta sería bienvenida, «pero ahí está la gracia». Él, por su parte, tenía pensado recoger cuanto pudiera de lo que se metiera en su camino para futuros experimentos. Con esos objetivos en mente, llegaron a una de las tantas entradas que llevaban a las galerías que recorrían el subsuelo de la ciudad, y bajaron sin detenerse. El aire húmedo, el mal olor, el ambiente era el de siempre, pero había sutiles diferencias que se hicieron más y más evidentes según abandonaban las zonas a las que todavía llegaban los rayos del sol. El murmullo de fondo, los crujidos y chasquidos, gruñidos y golpes, eran más constantes y más numerosos que de costumbre, algo que al principio podía parecer una mera casualidad. Las primeras criaturas que vieron se encontraban enzarzadas en una pelea que ya se estaba decantando por uno de los bandos. Una langosta de casi un metro tenía medio tórax arrancado mientras un escorpión enorme y de exoesqueleto casi transparente seguía atacando sin piedad.
-Larguémonos rápido antes de que ese termine y busque víctimas nuevas.
Según avanzaban, varias escenas similares se repitieron, y en muchas de ellas ellos eran los atacados y también los vencedores. Había definitivamente algo extraño en la actitud de las alimañas, pues incluso las más débiles se volvían locas al verlos llegar y trataban de atacarlos, cuando normalmente huían.
-¿Qué coño pasa? –preguntó Gael mientras despachaba de un zarpazo a una pequeña quimera que ya traía una colección de heridas recientes consigo-. Normalmente no teníamos ni que enfrentarlos a tanta bicharrada. ¿Servirá de algo hacer más fuerte la luz?
«A lo mejor están nerviosos porque algo acaba de pasar por aquí, se sienten amenazados…»
Sin embargo, aunque recibieron la arremetida de varias bestias fuera de sí no tuvieron demasiados problemas. Tuvieron la suerte al encontrarse con las criaturas más comunes del área, hasta que se toparon con un grupo de masas pegajosas imposibles de identificar y que reptaban por el suelo. Se escondían de la luz y se movían tan rápido que era más sencillo escucharlas que verlas. Se agruparon para no perder de vista sus espaldas y trataron de identificar qué eran aquellas criaturas oscuras y gelatinosas.
-¿Creéis que podrían ser venenosos o algo así? –Un tentáculo viscoso asomó tras una pila de escombro e hizo un recorrido errático antes de desaparecer de nuevo, dejando un rastro oscuro dibujado sobre la roca. Gael llevaba entre manos una pequeña quimera que tiró enseguida hacia la oscuridad. Se oyó un chapoteo e inmediatamente después un sonido de succión terriblemente desagradable-. Qué asco.
El chico dirigió un hechizo de congelación en la dirección que había tirado la presa, esperando poder examinar aquel ser cuando hubieran acabado con todos. Supo que el hechizo había sido efectivo porque el ruido cesó de forma brusca.
-Larguémonos rápido antes de que ese termine y busque víctimas nuevas.
Según avanzaban, varias escenas similares se repitieron, y en muchas de ellas ellos eran los atacados y también los vencedores. Había definitivamente algo extraño en la actitud de las alimañas, pues incluso las más débiles se volvían locas al verlos llegar y trataban de atacarlos, cuando normalmente huían.
-¿Qué coño pasa? –preguntó Gael mientras despachaba de un zarpazo a una pequeña quimera que ya traía una colección de heridas recientes consigo-. Normalmente no teníamos ni que enfrentarlos a tanta bicharrada. ¿Servirá de algo hacer más fuerte la luz?
«A lo mejor están nerviosos porque algo acaba de pasar por aquí, se sienten amenazados…»
Sin embargo, aunque recibieron la arremetida de varias bestias fuera de sí no tuvieron demasiados problemas. Tuvieron la suerte al encontrarse con las criaturas más comunes del área, hasta que se toparon con un grupo de masas pegajosas imposibles de identificar y que reptaban por el suelo. Se escondían de la luz y se movían tan rápido que era más sencillo escucharlas que verlas. Se agruparon para no perder de vista sus espaldas y trataron de identificar qué eran aquellas criaturas oscuras y gelatinosas.
-¿Creéis que podrían ser venenosos o algo así? –Un tentáculo viscoso asomó tras una pila de escombro e hizo un recorrido errático antes de desaparecer de nuevo, dejando un rastro oscuro dibujado sobre la roca. Gael llevaba entre manos una pequeña quimera que tiró enseguida hacia la oscuridad. Se oyó un chapoteo e inmediatamente después un sonido de succión terriblemente desagradable-. Qué asco.
El chico dirigió un hechizo de congelación en la dirección que había tirado la presa, esperando poder examinar aquel ser cuando hubieran acabado con todos. Supo que el hechizo había sido efectivo porque el ruido cesó de forma brusca.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Subterráneos
17/05/13, 11:24 am
Bajar a los subterráneos nunca había sido una experiencia de las más agradables para Giz. El hedor de las vísceras en descomposición siempre le irritaba las narices y algunas criaturas, sin estar muertas, compartían un olor igual de difícil. Hoy, sin embargo, al asreniano le pareció que el aroma a podredumbre y bichos muertos era todavía más intenso y eso le erizaba las escamas de la gola. Sin embargo no le quedaba otra que hacer de tripas corazón. Los subterráneos eran como una tómbola de genoma y eso, para Giz, era lo suficiente atractivo como para aguantar un poco el aire.
En cuanto estuvieron más o menos dentro, Giz utilizó un hechizo de localización por genoma, aprovechando la muestra del macho que había cogido la otra vez. A pesar de las advertencias del resto del grupo, el asreniano no pudo evitar entretenerse por el camino y arriesgarse para pillar muestras de aquellos seres que más le llamaban la atención. Llevaba un zurrón lleno de frascos finos y alargados y, mientras le quedara uno para el dragón, el resto podía llenarlos con cualquier otra cosa. Sin embargo, ocasiones en las que le pareció más seguro dejar la muestra atrás. <<Ya volveré cuando estén menos alterados>>. Se dijo.
-Podrían ser cualquier cosa...-comentó Giz con un tono que oscilaba entre la fascinación y el asco cuando Gael congeló a la masa tentacular-. Creo que hemos venido en un mal día-pero ya que estaban abajo no tenía sentido dar la vuelta.
Poco tiempo después, tres lucecillas aparecieron flotando en la oscuridad, en dirección a ellos. Giz pensó en luciérnagas o algo parecido y por eso se sorprendió tanto cuando tres cuadrúpedos enormes atravesaron el perímetro de luz. A primera vista parecían perros. Perros negros, muesos y con unas hileras de colmillos nada despreciables. Sus ojos eran diminutos, propios para moverse por la oscuridad, y sus orejas enormes, probablemente por la misma razón. De la frente les colgaba un apéndice que acababa en un pequeño bulbo luminoso. Parecían más el tipo de animales que esperaban con paciencia a sus presas, pero en esta ocasión no dudaron en lanzarse contra los transformados.
Mientras el grupo los repelía sin muchos problemas, Giz no pudo evitar pensar que la evolución, o el genemago de turno, había hecho un buen trabajo con esa especie. Tras recoger una muestra más, volvió a centrarse en el rastreo del dragón.
-Espero que los dragones no estén tan alterados como el resto de animales-pensó en voz alta-. Porque parece que ya estamos cerca.
En cuanto estuvieron más o menos dentro, Giz utilizó un hechizo de localización por genoma, aprovechando la muestra del macho que había cogido la otra vez. A pesar de las advertencias del resto del grupo, el asreniano no pudo evitar entretenerse por el camino y arriesgarse para pillar muestras de aquellos seres que más le llamaban la atención. Llevaba un zurrón lleno de frascos finos y alargados y, mientras le quedara uno para el dragón, el resto podía llenarlos con cualquier otra cosa. Sin embargo, ocasiones en las que le pareció más seguro dejar la muestra atrás. <<Ya volveré cuando estén menos alterados>>. Se dijo.
-Podrían ser cualquier cosa...-comentó Giz con un tono que oscilaba entre la fascinación y el asco cuando Gael congeló a la masa tentacular-. Creo que hemos venido en un mal día-pero ya que estaban abajo no tenía sentido dar la vuelta.
Poco tiempo después, tres lucecillas aparecieron flotando en la oscuridad, en dirección a ellos. Giz pensó en luciérnagas o algo parecido y por eso se sorprendió tanto cuando tres cuadrúpedos enormes atravesaron el perímetro de luz. A primera vista parecían perros. Perros negros, muesos y con unas hileras de colmillos nada despreciables. Sus ojos eran diminutos, propios para moverse por la oscuridad, y sus orejas enormes, probablemente por la misma razón. De la frente les colgaba un apéndice que acababa en un pequeño bulbo luminoso. Parecían más el tipo de animales que esperaban con paciencia a sus presas, pero en esta ocasión no dudaron en lanzarse contra los transformados.
Mientras el grupo los repelía sin muchos problemas, Giz no pudo evitar pensar que la evolución, o el genemago de turno, había hecho un buen trabajo con esa especie. Tras recoger una muestra más, volvió a centrarse en el rastreo del dragón.
-Espero que los dragones no estén tan alterados como el resto de animales-pensó en voz alta-. Porque parece que ya estamos cerca.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Subterráneos
17/05/13, 04:01 pm
Tras los entrenamientos y haber comido, el grupo formado por Giz, Gael, Wen y el draco se dirigió a los subterráneos. El sueco tenía intención esta vez de realizar una breve visita a los hombres bestia, alegando que "hace ya demasiado tiempo que nadie les da problemas y se van a malacostumbrar". Ya hacía varios meses desde la última vez que había obtenido magia de ellos debido a sus frecuentes incursiones en los distintos mundos; pero ya que tras aprovechar el caos que se había formado en Varmania no había vuelto a reponer sus reservas, le pareció una ocasión tan buena como cualquier otra.
Aquella visita a los subterráneos, en cambio, si que no fue como cualquier otra. Desde que pusieron un pie en ellos, el sueco comentó extrañado acerca del alboroto que llegó a sus oídos nada más comenzar a adentrarse en las galerías. Siempre se podía escuchar alguna criatura gruñendo a la vuelta de la esquina, o un par de alimañanas carroñeras enzarzadas en una disputa por algún cadáver un poco más allá, pero ese día era diferente. Los subterráneos estaban agitados; las diferentes bestias que los habitaban, alteradas. Esto se hizo patente cuando toda clase de criaturas, normalmente asustadizas y que huían de su presencia, les salieron al paso y se lanzaron a atacarlos sin precaución alguna. Aunque a los cuatro transformados esto no les resultaba problemático en absoluto, sí que les resultó chocante, cosa que el fuego fatuo no tardó en exponer en voz alta.
-Este comportamiento suicida es antinatural -comentó mientras despachaba una especie de conejo con cuerpo felino, tratando de buscar una explicación-. Giz, ¿por casualidad no detectarás los restos de algún hechizo potente, verdad?
Realizó la cuestión sin estar demasiado seguro de aquella línea de pensamiento pero se le había ocurrido que tal vez aquel caos irresoluble hubiese sido producto de algún experimento mágico. Sin embargo, la negativa del goliat le hizo abandonar aquella incipiente hipótesis y aumentó su inquietud al respecto.
Una vez se hubieron deshecho de las masas viscosas y los cánidos extravagantes, el asreniano anunció que se encontraban cerca de su principal objetivo. Noel pidió que se desviasen ligeramente ya que una de las guaridas de los hombres bestia se encontraba cerca de allí. Los subterráneos eran bastante laberínticos, pero sus numerosas visitas a ellos además de su oído, hacían que ya no le resultase tan complicado orientarse en aquella confusa maraña de túneles. Por el camino pudieron comprobar que no era exclusivo de las primeras galerías que habían visitado: por todas partes criaturas visiblemente alteradas les salían al paso, siendo las que no lo hacían que estaban demasiado ocupadas saltándose unas al cuello de las otras.
Noel no tardó en encontrar a los primeros hombres bestia. Eran dos y parecían tener los mismos problemas que ellos con el resto de alimañas. Sin embargo, ellos mismos no se quedaban atrás y pudieron ver como desgarraban a las criaturas que se lanzaban sobre ellos con fiereza. Clavaron entonces sus ojos en Noel, quien se había adelantado para acercarse. Y tal como ya se esperaba a estas alturas, los hombres bestia no actuaron como siempre. A estas alturas aquellos seres huían instintivamente de él, sabiendo que si echaba a volar y se protegía con magia nada podían hacer. Pero no esta vez. Una de las criaturas no dudó en saltar a la carrera para atacarle, y de no haber estado alerta debido a su experiencia en el resto del túnel puede que hubiese conseguido herir al draco. Noel esquivó la embestida y aprovechó el desequilibrio de su contrincante en ese instante para propinarle un doloroso puñetazo cortante debido a las plumas de su antebrazo. Las represalias, sin embargo, no se hicieron esperar y el otro hombre bestia, lejos de amedrentarse, se lanzó a la carga. Pronto tuvo que enfrentarse a los dos a la vez y, aunque a aquellas alturas las criaturas no le suponían un peligro real, sí que consiguieron propinarle varios arañazos y mordiscos en su desenfrenado y descontrolado ataque. En un momento dado, ambas criaturas se lanzaron hacia él desde distintos lados y resultó evidente el completo descontrol que marcaba sus acciones cuando simplemente con apartarse el draco consiguió que chocasen violentamente el uno contra el otro. La breve escaramuza terminó con uno de los hombres bestia malherido y quejumbroso mientras el otro se decidía por fin a huír. Momento en el que Noel consideró que ya se había servido lo suficiente de ellos por ahora y regresó junto al resto todavía con un deje de perversa satisfacción en su sonrisa.
-Hay pocas probabilidades de que nuestro amigo con problemas de higiene bucal actúe de forma más pacífica que lo que hemos visto hasta ahora -comentó mientras volvían a reanudar la marcha hacia su objetivo original, ya acercándose-. Permaneced alerta, no podemos descuidarnos ni un instante, no contra un ser como ese.
Sobre todo él mismo, pensó, la otra vez un simple descuido lo hicieron quedar completamente vulnerable y habría estado en gran problemas si hubiese estado solo. Esta vez iban a tener que ser incluso más cautelosos.
Pronto, en la distancia, Noel advirtió de que ya podía escuchar el familiar rugido de aquel ser blanquecino, grabado en su memoría desde su primer trabajo allí abajo. Los demás, especialmente el asreniano, no tardaron mucho más en oírlo y en notar su pestilente olor, así como alguna que otra sacudida que hacía temblar las paredes y el suelo cercano. Ya casi habían llegado.
Aquella visita a los subterráneos, en cambio, si que no fue como cualquier otra. Desde que pusieron un pie en ellos, el sueco comentó extrañado acerca del alboroto que llegó a sus oídos nada más comenzar a adentrarse en las galerías. Siempre se podía escuchar alguna criatura gruñendo a la vuelta de la esquina, o un par de alimañanas carroñeras enzarzadas en una disputa por algún cadáver un poco más allá, pero ese día era diferente. Los subterráneos estaban agitados; las diferentes bestias que los habitaban, alteradas. Esto se hizo patente cuando toda clase de criaturas, normalmente asustadizas y que huían de su presencia, les salieron al paso y se lanzaron a atacarlos sin precaución alguna. Aunque a los cuatro transformados esto no les resultaba problemático en absoluto, sí que les resultó chocante, cosa que el fuego fatuo no tardó en exponer en voz alta.
-Este comportamiento suicida es antinatural -comentó mientras despachaba una especie de conejo con cuerpo felino, tratando de buscar una explicación-. Giz, ¿por casualidad no detectarás los restos de algún hechizo potente, verdad?
Realizó la cuestión sin estar demasiado seguro de aquella línea de pensamiento pero se le había ocurrido que tal vez aquel caos irresoluble hubiese sido producto de algún experimento mágico. Sin embargo, la negativa del goliat le hizo abandonar aquella incipiente hipótesis y aumentó su inquietud al respecto.
Una vez se hubieron deshecho de las masas viscosas y los cánidos extravagantes, el asreniano anunció que se encontraban cerca de su principal objetivo. Noel pidió que se desviasen ligeramente ya que una de las guaridas de los hombres bestia se encontraba cerca de allí. Los subterráneos eran bastante laberínticos, pero sus numerosas visitas a ellos además de su oído, hacían que ya no le resultase tan complicado orientarse en aquella confusa maraña de túneles. Por el camino pudieron comprobar que no era exclusivo de las primeras galerías que habían visitado: por todas partes criaturas visiblemente alteradas les salían al paso, siendo las que no lo hacían que estaban demasiado ocupadas saltándose unas al cuello de las otras.
Noel no tardó en encontrar a los primeros hombres bestia. Eran dos y parecían tener los mismos problemas que ellos con el resto de alimañas. Sin embargo, ellos mismos no se quedaban atrás y pudieron ver como desgarraban a las criaturas que se lanzaban sobre ellos con fiereza. Clavaron entonces sus ojos en Noel, quien se había adelantado para acercarse. Y tal como ya se esperaba a estas alturas, los hombres bestia no actuaron como siempre. A estas alturas aquellos seres huían instintivamente de él, sabiendo que si echaba a volar y se protegía con magia nada podían hacer. Pero no esta vez. Una de las criaturas no dudó en saltar a la carrera para atacarle, y de no haber estado alerta debido a su experiencia en el resto del túnel puede que hubiese conseguido herir al draco. Noel esquivó la embestida y aprovechó el desequilibrio de su contrincante en ese instante para propinarle un doloroso puñetazo cortante debido a las plumas de su antebrazo. Las represalias, sin embargo, no se hicieron esperar y el otro hombre bestia, lejos de amedrentarse, se lanzó a la carga. Pronto tuvo que enfrentarse a los dos a la vez y, aunque a aquellas alturas las criaturas no le suponían un peligro real, sí que consiguieron propinarle varios arañazos y mordiscos en su desenfrenado y descontrolado ataque. En un momento dado, ambas criaturas se lanzaron hacia él desde distintos lados y resultó evidente el completo descontrol que marcaba sus acciones cuando simplemente con apartarse el draco consiguió que chocasen violentamente el uno contra el otro. La breve escaramuza terminó con uno de los hombres bestia malherido y quejumbroso mientras el otro se decidía por fin a huír. Momento en el que Noel consideró que ya se había servido lo suficiente de ellos por ahora y regresó junto al resto todavía con un deje de perversa satisfacción en su sonrisa.
-Hay pocas probabilidades de que nuestro amigo con problemas de higiene bucal actúe de forma más pacífica que lo que hemos visto hasta ahora -comentó mientras volvían a reanudar la marcha hacia su objetivo original, ya acercándose-. Permaneced alerta, no podemos descuidarnos ni un instante, no contra un ser como ese.
Sobre todo él mismo, pensó, la otra vez un simple descuido lo hicieron quedar completamente vulnerable y habría estado en gran problemas si hubiese estado solo. Esta vez iban a tener que ser incluso más cautelosos.
Pronto, en la distancia, Noel advirtió de que ya podía escuchar el familiar rugido de aquel ser blanquecino, grabado en su memoría desde su primer trabajo allí abajo. Los demás, especialmente el asreniano, no tardaron mucho más en oírlo y en notar su pestilente olor, así como alguna que otra sacudida que hacía temblar las paredes y el suelo cercano. Ya casi habían llegado.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Subterráneos
17/05/13, 10:11 pm
No estaban ya lejos según Giz, y de hecho poco después de que Noel regresase de obtener magia este se quedó quieto con expresión alerta. Gael trató de escuchar lo mismo que el draco pero no pudo hasta un poco después. Para él ya era agobiante solo oír a las bestias que tenían más cerca. Cuando alejaba de una patada a una cochinilla demasiado grande para su gusto sintió retemblar el suelo, y los pasos que se escuchaban estaban prácticamente encima. Echaron a correr, preparados para lo que les esperaba allí adelante, y detrás de un montículo de arena y piedras encontraron finalmente al dragón, que había detenido momentáneamente su avance a causa de una manada de mamíferos lampiños y carnívoros. La bestia emitió un rugido que retumbó en todas las paredes y la peste se volvió aún más insoportable.
-¡Habrá que aprovechar que está distraído! -Ya que no había forma de escapar del campo de percepción del dragón, al menos sería una ventaja que otros animales le atacasen. El problema era que se aplicaba lo mismo para ellos.
Un animal de la manada se abalanzó contra la quimera de Gael, y por el rabillo del ojo vio que no era el único en atacar al grupo. Esquivó su espada con agilidad e hizo que el muchacho trastabillase, pero no perdió ocasión de darle un zarpazo que lo dejó confundido el tiempo suficiente para atravesarle el pecho con el arma. Poseyó aquel segundo cadáver y con él se lanzó a por el dragón, preparado para interceptar a los congéneres que abandonaran a su gran presa para atacar a los recién llegados. Entre tanto, el lagarto se defendía con dientes y garras, logrando quitarse de encima a varios animales que terminaron esparciendo parte de sus vísceras por la galería. Aquello, sin embargo, no le impedía tener a los recién llegados en el punto de mira, ya que además de defenderse trataba de avanzar paso a paso hacia ellos. Como una invitación a la refriega, el dragón lanzó su primer zarpazo en dirección a los muchachos.
-¡Habrá que aprovechar que está distraído! -Ya que no había forma de escapar del campo de percepción del dragón, al menos sería una ventaja que otros animales le atacasen. El problema era que se aplicaba lo mismo para ellos.
Un animal de la manada se abalanzó contra la quimera de Gael, y por el rabillo del ojo vio que no era el único en atacar al grupo. Esquivó su espada con agilidad e hizo que el muchacho trastabillase, pero no perdió ocasión de darle un zarpazo que lo dejó confundido el tiempo suficiente para atravesarle el pecho con el arma. Poseyó aquel segundo cadáver y con él se lanzó a por el dragón, preparado para interceptar a los congéneres que abandonaran a su gran presa para atacar a los recién llegados. Entre tanto, el lagarto se defendía con dientes y garras, logrando quitarse de encima a varios animales que terminaron esparciendo parte de sus vísceras por la galería. Aquello, sin embargo, no le impedía tener a los recién llegados en el punto de mira, ya que además de defenderse trataba de avanzar paso a paso hacia ellos. Como una invitación a la refriega, el dragón lanzó su primer zarpazo en dirección a los muchachos.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Subterráneos
18/05/13, 12:21 am
La dragona se topó con un hechizo de inmovilización que la dejó atorada con la garra en el aire y que le haría permanecer así durante el tiempo justo para que Giz ordenara sus prioridades de manera algo defectuosa. Para proteger a la que sería su trofeo, alzó una cortina de fulgor alrededor del reptil. Sin embargo, lo que tardó en acabar el hechizo, se descuidó lo suficiente como para que dos de las bestias calvas fueran a su alcance. Giró a la velocidad suficiente como para despachar a uno con un golpe en seco de su cola, pero el segundo logró alcanzarle la pierna de un mordisco antes de que Giz pudiera golpearle. A pesar de las protecciones que llevaba, la potencia del bocado consiguió que los dientes se hundieran superficialmente y la sangre brotara.
El goliat se guardó un gruñido y se mordió los labios. Hacía mucho tiempo que no se hacía daño en el trabajo y esa dentellada le había herido más el orgullo que el gemelo. Con el gesto torcido por el dolor, conjuró una barrera en torno a la alimaña y a él y, una vez a solas, se centró en cobrarse los daños. Paralizó al que lo había mordido, rodeó su cuello con ambas manos y lo ahorcó con el hechizo de constricción. Mientras la alimaña que se había llevado el coletazo intentaba derribar sin éxito la barrera, Giz se aseguró de curarse bien la herida.
En cuanto se levantó, lanzó un hechizo de impacto de lleno en la cara del que restaba, viendo con cierta satisfacción como se le saltaban un par de dientes. Giz era bastante pacífico, pero el mordisco le había tocado las castañas. Definitivamente, hoy los subterráneos resultaban más peligrosos y los rugidos del dragón de fondo, embistiendo la cortina de fulgor con la movilidad totalmente recuperada, se lo recordó de nuevo al asreniano.
-No va a durar mucho, pero estaría bien que limpiáramos la zona de tanta menudencia mientras la grandullona se entretiene-habló para el resto del grupo.
El olor a piel de alimaña quemada se alzaba en el aire, procedente de aquellas que habían intentado atravesar la cortina que protegía a la dragona, y Giz se vio obligado a realizar un hechizo ambientador antes de ponerse serio con ellas. Esta vez fue más cauteloso y se intangibilizó antes de encarar a los bichos.
Un par de animalillos muertos después, el dragón acabó de romper la cortina de fulgor.
El goliat se guardó un gruñido y se mordió los labios. Hacía mucho tiempo que no se hacía daño en el trabajo y esa dentellada le había herido más el orgullo que el gemelo. Con el gesto torcido por el dolor, conjuró una barrera en torno a la alimaña y a él y, una vez a solas, se centró en cobrarse los daños. Paralizó al que lo había mordido, rodeó su cuello con ambas manos y lo ahorcó con el hechizo de constricción. Mientras la alimaña que se había llevado el coletazo intentaba derribar sin éxito la barrera, Giz se aseguró de curarse bien la herida.
En cuanto se levantó, lanzó un hechizo de impacto de lleno en la cara del que restaba, viendo con cierta satisfacción como se le saltaban un par de dientes. Giz era bastante pacífico, pero el mordisco le había tocado las castañas. Definitivamente, hoy los subterráneos resultaban más peligrosos y los rugidos del dragón de fondo, embistiendo la cortina de fulgor con la movilidad totalmente recuperada, se lo recordó de nuevo al asreniano.
-No va a durar mucho, pero estaría bien que limpiáramos la zona de tanta menudencia mientras la grandullona se entretiene-habló para el resto del grupo.
El olor a piel de alimaña quemada se alzaba en el aire, procedente de aquellas que habían intentado atravesar la cortina que protegía a la dragona, y Giz se vio obligado a realizar un hechizo ambientador antes de ponerse serio con ellas. Esta vez fue más cauteloso y se intangibilizó antes de encarar a los bichos.
Un par de animalillos muertos después, el dragón acabó de romper la cortina de fulgor.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
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