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Subterráneos

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Subterráneos - Página 25 Empty Subterráneos

03/08/11, 11:04 am
Recuerdo del primer mensaje :

Los subterráneos ocupan todo el subsuelo de la ciudad y están plagados de horribles criaturas. Se puede entrar en ellos desde cualquier punto de la ciudad y puedes salir en cualquier sitio.

Descripción más detallada sacada de la saga:

Giniroryu
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas

Subterráneos - Página 25 Empty Re: Subterráneos

09/05/24, 01:44 pm
El mjörní solo pudo ladear la cabeza confuso ante el súbito cambio tanto en el tono como en el contenido de las palabras de Karin. Hasta ese momento, la chica parecía muy agradable y agradecida por lo que estaban haciendo por ella, y les explicaba las cosas de tal forma que despertaba su empatía. Pero aquellos comentarios… ¿Por qué parecían tan fuera de lugar? El cambio en su tono fue muy sutil, pero acompañado de aquellas afirmaciones tan repentinas que no parecían encajar en la conversación que habían estado teniendo hasta ahora, como si una intrusa se hubiese apoderado de pronto de la chica de pelo verde.

Bueno, tal vez Räg hubiese hecho una metáfora sin saberlo, pero tampoco tuvo tiempo de pensar en ello. Un intento de preguntar qué estaba ocurriendo fue tirado abajo por la misma gravedad que lo hizo con todos ellos. La incomprensión silenciosa y la sensación de no tener nada bajo los pies duraron unos segundos antes de romper por completo en un grito. El escamas moradas se vio de pronto intentando sujetarse a una pared terrosa para evitar precipitarse a un vacío, tratando de clavar desesperadamente sus garras en ella, desgastándolas y llenándolas de tierra más y más… Hasta que otra sensación que empezaba a arderle en el rostro, a la altura de los ojos, obnubiló al resto.

<<No>> pensó casi sin saber por qué. <<Nonononononono…>>

¡No, no, no, nonono…! ¡AAAAAAAAH!

La sangre salía disparada de sus globos oculares estallados en todas direcciones. Rägjynn no sabía dónde estaba, en qué posición, qué había ocurrido en los últimos segundos… La sensación de seguir deslizándose y cayendo sin remedio, de seguir aferrándose a unas paredes por inercia, había permanecido en la parte de atrás de su mente, sin duda debido a un instinto de supervivencia inconsciente. Pero una vez todo eso se detuvo ya solo había una única cosa que tenía clara.

Oía las voces y gritos de sus compañeros pero no los procesaba. La sangre salía a presión indiscriminadamente y él solo podía gritar. No era capaz de entender qué estaba pasando más allá de su mundo teñido de rojo y de su continua negación. No tenía la capacidad de sudar, o estaría empapado en ese momento. Hiperventilaba, la sangre no se detenía. Alguien gritaba y le llamaba. Varias voces. Parecían muy asustados. La figura de Connor apareció por su mente fugazmente ante aquel desgarrador grito que clamaba su nombre, pero no fue capaz de mirar en su dirección ni de responderle. El aspecto que presentaba era lamentable: suciedad, polvo, sus garras llenas de tierra, sangre y desgastadas por sus desesperados intentos de sujetarse, magulladuras, heridas y contusiones por todo el cuerpo… Apenas era consciente de que le ocurría algo raro con su brazo derecho, ni tenía capacidad para preocuparse por ello, pero cualquiera podría ver su hombro fuera de sitio.

Cuando la sangre dejó de salir, finalmente, Rägjynn era una figura temblorosa tirada en el suelo sobre aquel hombro anormal, cubierto de su propia sangre. La de su cuerpo venía de sus heridas, pero su rostro tenía un aspecto que sus compañeros nunca habían visto antes. Sus ojos, antes enteramente turquesa, estaban parcialmente tintados de rojo, y había más sangre alrededor de los mismos. <<No...>>

La voz de Airi sonó muy cerca, ahora que sus globos oculares habían terminado de estallar pudo llegar a comprender vagamente qué le decía, pero no tenía ninguna respuesta coherente para elle. Exhaló con fuerza cuando notó que le tocaba. No. No debía. Sus compañeros tenían que alejarse de él.

Airi… No… Yo… No… No soy… No toquéis la sangre… La sangre es… está…
Esta empezó a discurrir por sus mejillas cuando las lágrimas la sustituyeron como líquido expulsado por mirada maldita.
La mirada de un sanguinario.
Tak
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.

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09/05/24, 01:52 pm
Sobre sus cabezas, y en torno a las ruinas de lo que había sido la casa, había otros que también estaban esperando a que se disipase la polvareda para ver más allá del agujero. Ama se había retirado enseguida hacia el suelo firme, deshaciendo la levitación que la había salvado de caer como los demás. Frente a ella esperaban Garaten, con una sonrisa triunfal, Wintoon, inescrutable como era habitual en ella, y Lahria, con los labios apretados pero, aparte de eso, sin delatar que había tenido objeciones al plan desde el primer momento.
—Os lo dije —rio Ama—, los de su tipo son muy predecibles.
Y, encogiéndose de hombros, rodeó al grupo para alejarse de la boca ominosa a los subterráneos que ella misma había creado.
—Vámonos de aquí. Quién sabe qué puede salir de ese agujero ahora que lo hemos hecho más grande —sugirió Lahria, cortante.
—Un momento —pidió Garaten—. Quiero saber cuántos quedan.
Wintoon no dijo nada, pero se asomó a la vez que lo hacía el Xolnita. Lahria bufó, pero se obligó a mirar también. A asumir algo que era enteramente su responsabilidad.
—¡Esperad, yo también quiero! —pidió la voz dulce de Sutileza. Estaba agazapado en un edificio vecino, desde donde vigilaba las calles colindantes. El éxito de aquella operación había dependido mucho de sus observaciones, y estaba deseando recibir halagos por lo bien que había salido todo.
—Viven —informó entonces Wintoon con voz neutra—. La mayoría al menos.
La sonrisa de Garaten se tensó ligeramente antes de ampliarse aún más.
—Por poco tiempo —repuso.

Ya se había apagado el eco de los cascotes rodando y la nube de polvo apenas tenía densidad cuando el silencio de las grutas fue roto por una voz masculina que reverberó por las galerías, llamando la atención de todos los que se habían caído, y quizá la de alguna alimaña más.
—¡Buena suerte sobreviviendo a esto, cosechados de Sendar! ¡Diría hasta la próxima, pero no creo que vaya a haber una próxima vez!

Si miraban hacia arriba, al lugar por el que entraba algo de luz, verían recortada la silueta de un hombre de piel pálida y melena violeta, haciendo un saludo burlesco y retirándose después de dedicarles aquellas palabras. Otras dos cabezas asomadas se retiraron poco después, una con una máscara y otra una chica rubia. Solo quedó alguien mirándoles durante un instante más: Sutileza. El ave agitó un brazo como si saludase a unos viejos amigos y se retiró unos segundos después.
Raven

Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación

Subterráneos - Página 25 Empty Re: Subterráneos

09/05/24, 07:52 pm
En algún punto la multitud de voces se convirtió en una amalgama difusa. Había gritos, unos sobre otros, algunos tan lejanos que resonaban en un eco de ultratumba, otros tan cercanos que hacían de pitido para sus oídos. No lograba descifrar el origen pues el dolor era tan punzante como para entumecer sus sentidos. A su alrededor el polvo se levantaba tras el derrumbo y las luces se entremezclaban en una danza obtusa donde el gris marchito de aquel lugar quedaba por momentos convertidos en un ámbar parpadeante. A la distancia la alarma de un coche abandonado pisaba las palabras indescifrables de sus compañeros.

-¿Qué?

Fue lo único que logró balbucear al diferenciar la voz de Aniol, el que estuviera tan cerca la volvía más nítida. Sentir el calor de su mano le dibujó una sonrisa tan leve que apenas fue una mueca. Al menos podía dejar que parte del aire que llevaba reteniendo pudiera fugarse en un suspiro aliviado, uno que no tardó en volver a convertirse en diferentes toses mientras se encorvaba sobre su lado bueno. Estaba mencionando constantemente su hombro y si bien podía esperar algún hinchazón preocupante por haber caído tan mal, cuando rompió en enlace con el pequeño para buscar la zona afectada sintió como el lugar volvía a derrumbarse sobre él.

Primero notó el hueco, tan sinuoso y amplio bajo la tela de su camisa que era difícil no sentirlo y entonces, desplazando las yemas de sus dedos con un temblor creciente encontró la pieza faltante a escasos milímetros de distancia, colgando hacía uno de los laterales de donde debía de haber estado.

-Ah -Asintió muy despacio con una confusión apabullante en su rostro. No se atrevió a voltear la vista para ver la zona, en vez de ello se ayudó de su único brazo hábil para poder sentarse. -Esta bien, no es, no es nada. No duele.

Mintió con la garganta hecha tal nudo que ni lágrimas le salían. No estaba tratando de engañar al pequeño, se estaba tratando de engañar así mismo y tal era el terror de su cuerpo que de alguna manera lo estaba logrando. Uno de sus ojos, aquel que estaba cubierto de sangre permanecía ligeramente cerrado, ni esa molestia, ni el pelo pegado a su rostro, ni el hecho de que allí donde apoyara su mano dejaba un rastro de sangre pareció importarle. Sentía el mareo tan lejano que de alguna manera nada de aquello era más real que la bocina que sonaba repentinamente tras su nuca.

-¿Estás bien? Estas bien gracias a dios, estas bien.

Le costaba centrar sus pensamientos pues el esfuerzo que estaba gastando en ignorar su propio malestar le dejaba agotado, pero aún así su conciencia preocupada tomó un mejor papel para poder prestar atención al niño. Con torpeza le apartó el cabello del rostro tratando de buscar en él cualquier herida peligrosa. Estaba magullado y si bien no veía superficialmente nada que pudiera aterrar, sentía igualmente su corazón empequeñecer. Aniol estaba sucio, lleno de polvo y sangre que ante su falta de queja vocal deducía que era suya. No sabía ni qué decir, todo desde la caída sucedía demasiado rápido y él iba demasiado despacio.

Varios quejidos acompañados por la alarma de pasos cercanos lograron conseguir que dejara de observar con preocupación al polaco. Pestañeaba tan lento como fluía su conprendimiento. Su nula capacidad de reacción sólo le llevó a girar el rostro en búsqueda del origen de esos nuevos ruidos. Rick caminaba a pesar de su horrendo estado, parecía estar cojo pero el hecho de que se mantuviera en pie ya era un indicativo de que al menos estaba mejor que ellos.

Damian por su lado… No había distinguido su tono de primeras, no hasta que sus iris oscuros alcanzaron a vislumbrar como su pequeño cuerpo yacía tirado de mala manera sobre arena y escombros.

-¿Damian? ¡DAMIAN!

La fuerza le sobrevino de golpe como una inyección de adrenalina sumamente dolorosa. Se incorporó tambaleante pues ni con todas las ganas del mundo podía omitir las náuseas repentinas y el extraño contrapeso de un cuerpo que se veía falto de una extremidad. No le importó que su brazo izquierdo ahora descansase sobre el aire como una marioneta mal cosida, ni que a cada tirón el dolor y la incomodidad de sentir que algo en su interior no estaba bien le hiciera forzar una mueca de desagrado. Damian estaba cubierto de sangre y a diferencia de su ligero accidente el del pequeño se notaba mucho más grave.

-Mierda, mierda, perdón, perdón perdón.

Tragó saliva dejándose caer de rodillas junto al italiano. La imagen del brazo en un ángulo imposible le recordó fugazmente como se veía Serena en sus últimas, una visión tan desagradable que le estaba haciendo imposible no ponerse en las peores. Carecían de material adecuado para algo así, ni siquiera podía hacer un cabestrillo cuando lo único que tenían eran un par de armas y tela desecha.... No, espera, eso era.

-¿Aniol puedes moverte? Necesito, necesito tu ayuda. Hay que encontrar mi lanza, o un arco, o cualquier cosa de madera que podamos romper. Vale, si, podemos. -Su mano fue instintivamente hacía el rostro del rubio, una caricia decidida sobre su mejilla mientras el rostro asustado del asiático ganaba cierta esperanza, tenía que creer que podrían salvarlo porque si no, nada le impedía derrumbarse ahí mismo. -¿Damian me escuchas? ¿Podemos salir de esta vale? Mírame a mí, vamos a salir de esta y vas a poderme contar de nuevo lo increíble que era Rambo, ¿vale? Es más, vas a ser tú el nuevo Rambo.

Solo alzó la mirada para buscar urgentemente a Rick, necesitaba contar con él aunque sabía que pedirle nada en su condición era un tanto egoísta. Era el único adulto que veía a su alrededor y por desgracia la urgencia le estaba impidiendo preguntarse dónde estaban los demás.

-¿Tienes aún tu espada? Si rajamos tela suficiente podremos hacerle un cabestrillo, no nos queda otra.

Entonces llegó la voz, como un taladro doloroso cerniéndose sobre sus mentes. Ethan ni levantó la mirada, mucho menos se negó a darle el gusto de tratar de buscarlo. En vez de eso condujo su rabia en la certidumbre de que iban a salir de allí con vida. Ya no porque se lo merecieran, ya no solo por el cariño desbordante que les tenía a sus compañeros, no. Quería salir de allí vivo para poderse encargar el mismo de que aquellos psicópatas se arrepintieran de sus actos, hiciera falta para ello lo que hiciera falta. Si estaba aprendiendo es que en ese lugar si querías proteger a tus seres queridos, debías de estar dispuesto a dar algo a cambio. Ahí moría pues la poca empatía que pudiese guardar a un desconocido.

Cosechados de Sendar, estaba bien. Al menos ya podía darles un nombre a las únicas personas por las que preocuparse.
Kanyum

Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma

Subterráneos - Página 25 Empty Re: Subterráneos

09/05/24, 09:26 pm
No se atrevió a responder a la pregunta de Connor. Estar bien era algo delicado y relativo; por mucho que quisiera decir que sí contagiado de su tierna alegría tras aquel impacto no confiaba en su propio cuerpo. Además, estaba ese pequeño detalle de las náuseas, que a la más corta vocal le harían vomitar. Tenía la horrorosa visión de Räg clavada en la retina por lo que sus ojos vagaban perdidos en el suelo bajo sus rodillas, en el agujero al vacío un poco más allá, cualquier cosa que no fueran los sesos expulsados del reptil como si así pudiera limpiarse de los mismos. Oía a Ethan, a Damian, Aniol, Rick, Räg y Airi, pero su shock era mucho más ruidoso que los lamentos. Nombres que reconocía vagamente mejor que las propias voces que los mentaban. Estaban vivos, sí, pero no quería saber en qué estado. No todavía.

Los gritos de Connor en dirección al mjorní no ayudaron en lo más mínimo a alimentar la desgracia. El varmano se encogió más aún, teniendo que respirar por la boca como si acabase de correr hasta la extenuación. Estaba mareado, tan mareado que los colores se volvían blancos alrededor a pesar de la niebla y el polvo. El timbre de voces desconocidas le hizo tensarse y mirar arriba de donde provenían, ganando gracias a la adrenalina fresca una momentánea capacidad de atención y sentidos afilados. El blanco del cielo y la quemadura de sus pupilas dilatadas hacía de las siluetas eso, meras siluetas, pero no era tanto el trabajo de ver como el de oír. Palabras tóxicas en forma de aguja, mucho más dolorosas que cualquier golpe, corte o rotura que pudiera haber sufrido, se clavaron en su pecho una a una como balazos mal apuntados. Disparos que en su conjunto, independiente de donde hubieran dado, resultarían mortales. Iba a desangrarse de una forma u otra, y encima más lento. Se sintió ganado, contado como una cabeza más en el matadero, y en este caso la presencia de Sutileza siquiera pudo sorprenderle. Nohlem agachó la mirada, resignado como una oveja, aunque en el fondo quizás fuera más un acto de rebeldía para no darles el gusto de ver como rompían sus primeras lágrimas.

No iban a salir de ahí. No iban a salir nunca. Incluso si lograban escapar de ese agujero, ¿qué iban a hacer fuera? ¿Seguir huyendo? Eran presas, concursantes en un juego macabro, y sus enemigos un obstáculo que claramente estaba mejor pensado. Nohlem se abrazó a sí mismo, jadeando ruidosamente según el pánico se apoderaba de él, poco a poco tan rígido como si la misma Medusa acabase de mirarle a los ojos.

Estamos muertos. Estamos muertos. Estamos muertos.

Y ese era el principal problema. Que aún no lo estaban. La muerte no da tanto miedo como las condiciones en las que se llega a ella.

El valiente granta que había disparado al monstruo sin dudar había caído en el centro del foso, o al menos eso sería lo poético. Lo cierto es que había caído en el mismo momento en el que habían sabido que Sutileza no estaba solo, cuando aún confiaban en Karin. Lo más útil que pudo hacer Nohlem, no por los otros sino por sí mismo, fue sorberse el morro, quitarse las gafas y limpiarse las lágrimas antes de continuar llorando desconsoladamente bajo sus manos. Sollozos profundos, ruidosos, hipos entrecortados que una vez empezados malamente podían detenerse. Ser cobarde no iba a salvarle, pero- ¿qué ganaba él fingiendo ser otra cosa?
Aes

Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.

Subterráneos - Página 25 Empty Re: Subterráneos

10/05/24, 10:07 am
Aniol luchaba por no desvanecerse allí mismo en medio de la vorágine. Cada músculo de su cuerpo parecía rebelarse con una punzada candente de advertencia. Las extremidades le pedían que no forzara más su cuerpo, que simplemente se echara a dormir en cualquier piedra y descansara para siempre. A lo mejor despertaba calentito en su cama con una taza de chocolate y la calidez de sus hermanas tras la puerta.

Pero no estaba en un sueño ni sumido en pesadillas. Era el azote de la realidad lo que lo sacudía por los hombros, apremiando que despertara y se hiciera mayor más rápido de lo que ningún niño debería. Así que permaneció como una estatua, agarrándose el propio estómago para que este no le hiciera devolver la primera papilla, estirando los dedos para no entumecer sus manos, respirando con profundidad por la nariz en un falso intento de recuperar sus sentidos embotados.

Porque detrás de aquella voluntad por no rendirse que ni él mismo sabía de donde venía residía una pequeña llamita indómita. Casi ahogada por la tierra y la falta de oxígeno sí, pero constante y compasiva. Y es que lo cierto era que sus heridas no le dolían tanto como ver a Ethan en su estado. No podía tirar del retrete ni cambiar de canal como en otras ocasiones. Estaba atrapado en una mala historia y no podía permitir que las personas a las que había aprendido a querer como su familia perecieran sin más.

El niño se abandonó al tacto del chico cuando le apartó el cabello de la cara. Cerró los ojos durante unos segundos permitiendo que las lágrimas pintaran su rostro sucio hasta desembocar en unos labios temblorosos. Solo se trataba de un gesto de reconocimiento por parte del medio japonés pero lo recibió ladeando la cabeza e interpretándolo con dulzura. Por su parte le apretó la mano que tenía cogida mientras la sangre de ambos se mezclaba. Sabía que su angelito de la guarda mentía. No porque fuera alguien perceptivo o estuviera acostumbrado a su modo de ser. Simplemente había que ver la inmovilidad de su brazo, el ojo cerrado y los moratones por doquier.

La pregunta de Ethan llegó como un canto lanzado al río que no provoca ondas. ¿Qué si estaba bien? Respondió con un silencio poco premeditado, las palabras se atoraban en la garganta y la nariz ardía de tanto llorar. El churumbel giró un poco su postura con la intención de ocultar el corte tan feo en forma de media luna que recorría el lateral izquierdo de su abdomen. Escocía como si alguien le hubiera grapado la piel a traición y ahora tratara de levantarle los puntos con uñas afiladas, más no sería él quien señalara la obviedad de su camiseta empapada y hecha jirones. Fue el grito de Damian lo que terminó por levantar la costra de un tirón, provocando que el hielo derretido de sus ojos fluyera con la fuerza de una presa descontrolada.

La visión era horrible. No pudo evitar llevarse las manos a la boca de la impresión cuando contempló al italiano. Su brazo era una broma de mal gusto, le pareció que se veía exactamente igual que las manecillas estropeadas del reloj de pared de su abuela. El niño balbuceó con un remolino de ansiedad creciente y se dispuso a hacer lo que se le pedía con urgencia. Ni siquiera fue capaz de regodearse en la súbita sensación de alegría que le produjo ver a Rick vivo, pero aparentemente cojo.

Era Damian el que yacía en el suelo con la desgracia cernida sobre su sino, su mejor amigo y confidente. Aniol buscó a gatas en el suelo mientras sollozaba y jadeaba culpabilidad. Nunca tuvo que traicionar su confianza. Nunca debió verter el líquido espeso y amargo de la cobardía sobre la cabeza del circense.

Por favor... perdóname... perdóname perdóname nofuistetúfuiyoperdónamedamianporfavor fuiyo... —los dedos regordetes del pequeño escarbaron cada roca. Quería gritar, quería volver a casa. Quería ser él quien portara un brazo roto—. Perdóname perdóname... Damian... perdóname... perdón —cada mención a Rambo era una sacudida cruel a todo lo bonito que habían pasado juntos. Cada juego y mofa se instauraban en su mente cual recordatorio de lo que estaba a punto de precipitarse al vacío en el filo de la navaja.

Al final encontró un fragmento partido de una lanza casi en el borde del abismo que los separaba del otro grupo. Acortó distancias despellejándose las rodillas y sin atreverse a levantarse todavía. Fue entonces cuando comprendió lo cerca que habían estado de una muerte segura, si es que la muerte no se había asegurado ya de encarcelarles en una gruta por la que era imposible escapar.

Reconoció a Nohlem más allá de los seis metros de inexistente suelo firme. También a Airi y a Connor, incluso a Räg que era el que menos se mostraba como sí mismo. Lo que no le resultó familiar en cambio fue la voz que llegó desde las alturas.

Alzó el rostro tratando de divisar más allá de la penumbra y el polvo mientras temblaba como un flan olvidado encima de una lavadora. Por primera vez no percibió el gris de los adultos tratando de entrar en su burbuja de ensueño. No. No tenía nada que ver. Se trataba de una gama oscura y pérfida, un aguijón de alquitrán cuyo único propósito era destruir los cimientos de todo lo que habían construido juntos.

Aniol quedó congelado justo después de dirigir una mirada aterrada hacia el neoyorquino, a quien tenía más cerca. Pero no se engañaba aún en su confusión. Debajo del miedo latía algo nuevo y desconocido hasta ahora que contrastaba con los gritos de Damian que tanto hacían pitar sus oídos. Era la llamita de antes, que buscaba combustionar. Necesitaba salir y rasgarse el pecho para que la bomba nuclear que se anidaba bajó su caja torácica se expandiera.

Y aún con todo no salió de lo inerte, por mucho que ese algo se fraguara a fuego lento.
Seth
Seth

Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental

Personajes :
Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre

Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena

Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.

Subterráneos - Página 25 Empty Re: Subterráneos

10/05/24, 05:30 pm
No podía apartar la mirada de aquel espectáculo macabro y sangriento, a pesar de que su conciencia le decía que lo hiciera por su puto bien. Pero no podía. La sangre manaba de los ojos de Räg sin descanso alguno, vaticinando una grave herida que no podría curarse nunca. El pulso del motero estaba disparado, frenético y a punto de estallar dentro de un pecho lastimado y magullado por los golpes. Su brazo izquierdo sangraba por debajo del hombro, debido a un corte provocado durante la caída y que le recordaba que todo aquello era real, goteando y manchando la arena al compás de Räg. Y al igual que su chaleco estaba roto, aunque él no lo supiera aún, algo dentro de él también empezaba a romperse en mil pedazos...

La idea de que tenían una jodida posibilidad de salir con vida de esa ciudad. Estaban en Rocavarancolia. En sus tumbas. ¿Cómo podía haber pensado en algún momento que superarían aquella mierda? Incluso tras la muerte de Serena y la escasez de alimentos, semanas después logró pensar que saldrían de allí. Puede que heridos, seguro que rotos, pero había albergado una esperanza. Ahora esa esperanza se encontraba despedazada tras una caída mortal. Y ahora Connor sabía que era imposible salir de allí.

En algún punto dejó caer al suelo la flecha rota sin saber qué hacer, mientras observaba a Airi abrazar la cabeza del lagarto entre lloriqueos. Curiosamente fue ésto, la tristeza y desesperación de le sanaí lo que consiguió que apartara la mirada de Räg, labios y ceño fruncidos y puños apretados. Incapaz de permitir que esa emoción traspasara la distancia y le invadiera a él, aunque ciertamente lo hacía por mucho que quisiera negarlo. Durante segundos su vista de dedicó a buscar con miedo y pánico los cuerpos de quiénes no estaban con él, hasta dar con ellos y sus voces de dolor y preocupación al otro lado de una gran sima. Una grieta que los separaba a todos. Connor los vio moviéndose en la distancia: Aniol y Ethan no parecían estar graves desde allí, mientras que Rick estaba usando una vara para mantenerse en pie, pero Damian estaba tumbado y... Apartó rápidamente la vista. La mente de Connor, en un acto quizás de pura supervivencia, había decidido ocuparse de un problema a la vez. Pequeño y acobardado ante la sola idea de pensar en qué condiciones reales estaban, porque no podía hacer nada por ellos. No podía seguir mirando o se volvería jodidamente loco.

Segundos después Connor terminó por armarse de valor y se levantó a duras penas, un cuerpo dolorido y magullado impelido por la necesidad de asegurarse de cómo estaba Räg, a quién sí podía ayudar. Echó la vista atrás rápidamente hacia un Nohlem encogido sobre sí mismo y respirando entre extenuaciones, y aunque una parte de él deseaba abrazarle tan jodidamente fuerte como lo hizo con Ethan en su momento, se obligó con pesar en el rostro a seguir arrastrando los pies con dolor hacia Räg, Airi, y la sangre que manchaba la arena.

-Räg... ¿Qué cojones te pasa? Dímelo, joder... ¿Tienes algo clavado ahí dentro?- Murmuró una vez llegó hasta ellos, su cuerpo arrodillado en la arena y haciendo caso omiso a cualquier advertencia sobre la sangre. El tono de voz del motero estaba impregnado por una preocupación y temor evidentes, aunque también lo eran sus intentos por mantenerse sereno y frío. Durante unos segundos tuvo un deja vú en todo aquello. Él arrodillado sin poder hacer nada... Solo que enfrente suya quién sangraba no era Räg, sino Yasser...

No le dio tiempo a pronunciar mucho más, ni mucho menos ayudar en algo. No antes de escuchar las palabras de arriba. Palabras crueles y llenas de burlas. Palabras que le recordaban a Roderick cuando aún vivía. Cargadas de un humor venenoso y ácido que provocaron el cierre de sus puños como dos grandes cepos de metal. Y Connor, temblando de arriba a abajo por pura furia incontrolable, se levantó y alzó la vista hacia la luz difusa y las siluetas que empezaban a desaparecer. La última de ellas la reconocible de Sutileza.

-Voy a mataros a todos...- Susurró con una rabia tan desbordante que le arrancaba jadeos tras varios segundos. No iba a pasar por alto lo que les habían hecho a todos ellos. Lo que les habían hecho a Aniol y Damian. Su mirada clavada en el vacío que habían dejado sus atacantes, con los puños cerrados aún temblando y su rostro convertido en una mueca deformada que clamaba venganza. Un sentimiento que también tuvo hacía más de un año, cuando se la cobró cosiendo a tiros y a puñaladas a Markus y a Roderick. Venganza, tan jodidamente dulce y venenosa como la peor de las putas drogas. Podía hacer que la persona más jodida y moribunda se negara a pisar la puñetera tumba hasta cobrarse la deuda. El motero respiró fuerte como si así cobrara fortaleza antes de volver a hablar. -¡Voy a mataros, joder! ¿¡Me oís, hijos de puta?!- Gritó hacia el falso cielo de rocas y desesperación de mucho más arriba, esperando que pudieran escuchar aquella promesa llena de sangre. -Vamos a salir de aquí...Porque tengo que matarlos...- Susurró ésta vez con una voz rota antes de volver a agachar la cabeza y dejarse caer sobre la arena. Se llevó las manos a la cabeza y se frotó enérgicamente preso del estrés, despeinando una cresta que había visto mejores días al igual que su cuerpo.

Sendar tenía una puta cuenta pendiente. Saldría vivo de allí solo para saldarla.
Isma
Isma

Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad

Personajes :
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.

Armas :
  • Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
  • Damian: Dientes
    Daga

Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj

Subterráneos - Página 25 Empty Re: Subterráneos

10/05/24, 07:27 pm
Le dolía todo el cuerpo, hasta gritar le dolía si le ponía el suficiente empeño. Ver su antebrazo completamente doblado, como si fuese de coma, le hizo entrar en un bucle de desesperación. Siseó entre respiraciones, tragando saliva de forma torpe. Tenía miedo de sufrir por primera vez una herida de aquella magnitud, ignorando sus rodillas raspadas o la sangre que podía saborear dentro de su boca. Aquello era horriblemente nuevo, una sensación tan desagradable que le alteró los nervios y erizó los pelos de su nuca, tornando aún más blanca su cara llena de polvo.

Jadeó de nuevo, parando de gritar y alzando una mirada lastimera. ¿Donde estaban? ¿Y los demás? Pudo ver finalmente a Rick quien se acercó con una cojera preocupante, la caída fue horrorosa y no podía estar más aliviado de ver a mas personas pero… no estaban todos. Damian estuvo sobrecargado de tantas cosas malas, le desbordaba el pánico y por momentos pensó de que todos, incluido él, estaban muriendo.

Tenía miedo de moverse o, incluso, de hablar más de la cuenta. Recordó aquel sueño, aquellas punzadas en el pecho ya inexistentes. No había daño físico ahí pero el daño psicológico fue agravando con cada segundo pues el circense no quería que todo acabara ahí. Habían más gritos y el chico no podía distinguirlos entre la espesura del polvo y la bruma de sus preocupaciones. ¿Era Rag? ¿Quizás Airi? ¿Connor? ¿Nohlem? No sabía donde estaban ni en qué condiciones. ¿Se estaban muriendo? ¿Estaban atrapados? ¿Con algo roto, como su brazo?

De golpe, un llamado a su nombre le vino. Damian, asustado, miró a la dirección para encontrarse con la mirada preocupada de Ethan que estaba aproximándose. Entre las disculpas de su amigo mayor, el circense se incorporó sentado, sacando los dientes de dolor por otro mal gesto pues le era muy desagradable sentir movimiento en la torcedura.

Ethan, tu… brazo —verlo caer de esa forma desde cerca, con aquel hueco tan raro le hicieron verter lágrimas de nuevo. Ethan podría ayudarlo pero… ¿por qué su brazo estaba así? ¿Por que había tanta sangre?

El chico empezó a disociar, con la mirada perdida. Era demasiado, quería volver a casa, quería volver con su mamá, hacer trastadas para chinchar a Luciano, corretear a Stefano, comer con todos…

Detrás de ese pitido, la voz de Ethan se hacía más presente. La mirada del confundido niño cayó en él tal y como le estaban pidiendo. Sus palabras cargadas de esperanza, hablando sobre lo que les esperaba al salir de ahí sanos y salvos lo estaban salvando de un peligroso fango traumático. Sorbió por la nariz asintiendo con la cara descompuesta.

Si… Vamos a salir… Vamos a salir… —se repitió las palabras de Ethan en un intento de avivar aun más la posibilidad de tener un futuro donde todo era como antes.

Dejó caer un poco su cabeza en el hombro bueno de Ethan, con suavidad. Necesitaba contacto desesperadamente, una forma de anclarse a algo bueno. Lo iban a ayudar, necesitaba ayuda, la pedía a gritos con un gesto desesperado de agarrar el pantalón de quien estaba sentado a su lado. Aniol estaba cerca, agarrando algo mientras Damian lo miró cansado por el miedo. ¿Su amigo estaba bien? No quería más heridos ni más cojos, no quería ver a más personas hechas mierda.

Justo antes de llamar a su mejor amigo, otras voces estuvieron presentes arriba. Damian miró para poder ver unas siluetas, unas personas que sin ningún atisbo de duda eran las que habían provocado toda esa desgracia a su alrededor. ¿Por que? Se pregunto. Una y otra vez se lo estuvo preguntando, qué clase de motivo les impulsaría a hacer algo así a él, a todos sus amigos. Damian no sabía de la gente y mucho menos de la gente mala. Era su primera toma de contacto de la verdadera oscuridad humana y unas garras iracundas, una ebullición creciente le empezaría a quemar el pecho cuando, además de todos esos cabrones, apareció el ave repungnante. Quería rajarlos, partirles partes del cuerpo para que quedasen como su inútil brazo, quería hacer daño…

Apretó el agarre a Ethan cuando escuchó a Connor con claridad, gritado y maldiciendo como si fuese un eco de lo que el propio Damian estaba sintiendo. Lejos de sentir alivio por ello, lágrimas de rabia se le escaparon de su mirada fija en esos desgraciados y en el puto saludo que el maldito pollo les dedicó. Damian inspiró mucho, teniendo la ira justo en su garganta.

¡¡HIJOS DE PUTAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!

Damian maldijo en un sonoro grito que ahogó en el pecho de Ethan, donde lo prolongó hasta disminuirlo en un desgarrador lamento por el que soltó todo lo que estaba sintiendo.
Harek
Harek

Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :

Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.

Armas :

  • Rick: Sable y arco
  • Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire

Status : The journey never ends

Humor : Cualquier cosa me vale.

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10/05/24, 10:03 pm
Que hubiera "recobrado" la consciencia de su alrededor no quería decir que su capacidad para procesarla la acompañara, no al menos a un ritmo normal. Rick se quedó todo lo inmóvil que era posible a pesar de seguir temblando por la situación, sin quitar la vista del japonés y el polaco. Mientras los dos intentaban encontrar algún ínfimo consuelo, el neoyorquino solo podía fijarse en el hombro de uno y las heridas del otro. Desde luego no le dolía a él el pie curiosamente, podía creerse esa parte, aunque desconocía si era el shock o tenía algo que ver con el tipo de herida que parecían tener en común. Lo que tenía claro es que nada de aquello estaba bien.

Fueron los gritos y que los dos se levantaran lo que le hizo reaccionar para volver a centrarse en Damian. Se había obligado a acercarse primero a Ethan por el miedo de lo poco que había visto, pero no existía forma de escapar a lo inevitable. Igual que antes, la atención del neoyorquino se quedó en el antebrazo derecho del niño, claramente roto de alguna forma que alimentaba más la desesperanza que sentía. Toda la sangre y los cortes quedaban en un segundo lugar con algo así. En esas situaciones era cuando había que llamar a la ambulancia o a un equipo de rescate, mientras alguien daba unos primeros auxilios a los heridos hasta que llegaran. Un helicóptero tal vez habría venido bien, en algún sitio lo había visto, sí. Pero claro, estaban solos. Nadie iba a ayudarles y solo podían pedírsela al viento, al polvo o a la oscuridad que intentaba imponerse a la luz que entraba del techo.

De fondo había escuchado la petición del británico a Aniol, al mismo pequeño pedir perdón desconsoládamente a su amigo y los ánimos que intentaban transmitirle al italiano. Probablemente aquello lo hubiera llevado a llorar en cualquier otro momento, pero sus emociones todavía se estaban reiniciando, dejando a un cascarón humano por ahora. Por la mente de Rick empezaba a asomar la cruda pregunta de cómo podrían salir de allí si es que les quedaba alguna posibilidad, pero por suerte Ethan lo llamó de vuelta a la realidad con su pregunta. Parpadeó un par de veces y contestó: -Sí, claro- Luego empezó a palparse la cintura con una mano para buscarla, con una torpeza bastante triste cuando notaba el peso del arma y cualquiera podía darse cuenta de que la llevaba. Vale, el plan era hacer un cabestrillo para el brazo del niño. Aniol había ido a buscar madera, si no había escuchado mal, ¿pero la tela? -(¿Cómo vamos a hacerlo con tan poco?)- se preguntó mientras, ahora sí, su mano se acercaba al pomo del sable. La ropa, claro, no tenían otra cosa, ¿pero daría para envolver la herida? Entre todas las rasgaduras de cada uno y las manchas de sangre, ¿habría trozos suficientes que no estuvieran sucios para vendarlo?

No dio tiempo a pensar en ello cuando una nueva voz los llamó desde las alturas. El neoyorquino miró hacia la claridad del exterior, paralizado al centrarse y escuchar la afilada y cruel despedida del chico pelimorado. Si aquel grupo contaba con un líder, no le quedaban dudas de que era él. El típico villano de una peli de detectives o espías. Pero aquello solo fue un pensamiento fugaz y lúcido entre el miedo.  Solo pudo fijarse algo mejor en la chica rubia, la otra figura parecía tener el rostro tapado. Karin no se asomó, pero quien sí lo hizo solo le dio más escalofríos. Sutileza, saludando con la misma maldad que el primero. Acababa de unir los puntos de un misterio al menos, esa parte parecía que no era mentira en el relato de la peliverde. El niño no iba a caerles bien porque era el pájaro, claro. Un niño. Un niño que, por cuenta propia o movido por el resto, había matado a Serena y les había causado problemas durante semanas. ¿Y todo por el mero hecho de estar allí?

Rick se dejó resbalar por el bastón hasta quedar de rodillas, ignorando el dolor por las heridas. Su mirada se cruzó con la de Aniol, pero el niño y cualquiera podría darse cuenta de que en realidad estaba perdida en ninguna parte. Su boca entreabierta intentaba tomar aire como podía, mientras todo su cuerpo seguía temblando y sus ojos se humedecían, pero no llegaron a soltar lágrimas. Probablemente quería, pero era incapaz. No había nada más que una constante pregunta mientras el abismo en el que seguía cayendo se volvía mucho más oscuro.

¿Por qué estaban en esa maldita ciudad? ¿Por qué habían aceptado ir? ¿Por qué debían estar solos, con la muerte constantemente persiguiéndoles? ¿Por qué ese grupo, de supervivientes como ellos, había decidido tomar ese camino? ¿Por qué atacarles, atormentarles y llegar hasta el punto de preparar una trampa así solo para matarles? ¿Por qué no habría sido más fácil cooperar? Simplemente, ¿por qué...?
Tak
Tak
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
Kin: demonio raigaurum irrense.
Ayne: anima sinhadre.
Eara: sinhadre sin esencia.
Nime: demonio mineral libense.
Iemai: cercana, fallecida.
Airi: sanaí.


Unidades mágicas : 8/8

Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.


Armas :
Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
Kin: alfanje y guan dao.
Ayne: sable.
Eara: ballesta de repetición.
Nime: dagas.
Airi: vara y arco.


Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧

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11/05/24, 01:33 pm
Räg parecía bloqueado. Incluso cuando trató de responderle, no era capaz de articular una frase coherente, algo que asustó mucho a Airi. No registró ni su advertencia, lo único que quería era limpiarle la cara para ver mejor qué clase de herida tenía. Airi quiso arrancar parte de su camiseta, pero estaba ya impregnada en buena parte de su propia sangre. Soltó el aire de golpe al darse cuenta, pero buscó un pedazo limpio en la zona del vientre y con aquel trapo improvisado empezó a limpiar la cara del mjörní.

Las sensaciones empezaron a calar una a una. El dolor del golpe en su hombro y el de la cadera, el corte del omóplato y los raspones de las palmas de las manos y probablemente tantos otros lugares. Los sonidos: las voces, los ecos de piedras aún rodando por el despeñadero y la mezcla de sonidos ominosos que provenían de las grutas. Airi se tomó un momento para mirar a su alrededor, más allá de Räg. Vio venir a Connor hacia ellos, vio a Nohlem poco más allá, sano y salvo también. Al otro lado de un desnivel, estaba el resto del grupo. ¿Estarían todos bien? No lo tenía claro.

El grito burlón le interrumpió en aquel punto. Su mirada pasó de tratar de localizar a Damian a mirar hacia el agujero que se los había tragado. Cuatro personas se asomaban desde allí, cuatro personas que les dieron la espalda sin pensárselo dos veces. Porque sí. Como el veneno o las cestas saboteadas. Los puños de Airi se cerraron con fuerza contra el trozo de tela, olvidándose de continuar con su tarea de limpiar la sangre durante lo que pareció una eternidad. Le sanaí se bloqueó. No gritó, no lloró. Solo se sintió una criatura tan diminuta como un insecto debajo de un zapato. En su mente solo cabían el miedo, la frustración, y una ira tan diluida en las sensaciones anteriores que no sabía cómo expresarla.

Con los ojos tan nublados como los pensamientos escuchó las voces, gritos y sollozos de sus compañeros. Estaban vivos, hasta Damian. Eso era bueno.
Tenemos que salir de aquí —murmuró aterrade, tan bajo que probablemente solo Räg y Connor podrían oírlo. La cuestión era cómo. Si había una gruta, tendría que haber una entrada en algún lugar. Podían haber perdido las cestas, pero los cristales mágicos seguían en su bolsillo, probablemente siendo responsables de algunos cortes en su piel durante la caída. Podía buscar alguna corriente de aire y seguirla, con fuego mágico, el mismo que les ayudaría a ver en la gruta. Pero tan pronto como sintió aquella motivación le ahogaron las dudas. ¿Acaso había alguna garantía de que la salida existiese?

Sus manos quisieron retomar la tarea de limpiar a Räg, tal vez para no pensar, para centrarse primero en lo primero. Pero se dio cuenta entonces de que su cara no presentaba ninguna herida en particular debajo de la sangre.
¿Dónde te duele, Räg? —volvió a preguntar. Su voz temblaba por todas las emociones que estaba sintiendo. No fue capaz de mirar a Connor directamente después de su arranque violento, pero irónicamente sentía que una persona tan determinada era un buen compañero para una situación como aquella.
Giniroryu
Giniroryu
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas

Personajes :
Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
Lethe: Horus, enderth.
Rägjynn: mjörní.
Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.


Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.

Armas :
Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
Irianna: arco y estoque.
Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
Lethe: arco y lanza.
Rägjynn: jō.
Naeleth: arco, sai y báculo.


Status : Gin: do the windy thing.

Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.

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11/05/24, 05:58 pm
<<No>>.

No.

<<No, no, no>>.

No.

Giró el rostro hacia Connor, con la boca entreabierta, jadeando, y la mirada perdida, sin atreverse a pestañear.
No —articuló finalmente con la voz quebrada.
En realidad no estaba respondiendo exactamente a su pregunta, aunque la respuesta hubiese sido la misma (quizás menos monosilábica) si así fuera.

Una voz desde las alturas. No la reconocía, no era la de “Karin”. Lo que estaba diciendo tenía poco o ningún sentido para el mjörní en aquel momento, incapaz de procesar correctamente la información. Tenía la sensación de que debía sentir rabia y desesperación, pero en su cabeza solo cabía lo segundo. Los gritos de Connor, de Damian… ¿Dónde estaba Damian? Tampoco tenían del todo sentido para él. Insultos e ira. ¿Hacia el dueño de aquella voz? ¿Qué estaba pasando en realidad?

Daba igual. Había vuelto a suceder. Y lo habían visto todos. Ellos no lo entendían, pero no tendrían que haberlo visto. No tendría que haber vuelto a suceder. Trató de incorporarse (otra vez esa extraña sensación a la altura del hombro) notando aun a Airi y Connor muy cerca de él: no deberían estarlo. ¿Pero dónde estaba el resto? Había visto la figura de Nohlem, o eso creía. Había oído a Damian gritar… otras voces que probablemente pertenecían al resto de sus compañeros. Estaba empezando a procesar el hecho de que podían encontrarse en peligro. Que podían haberse hecho daño. Se habían caído, es cierto. De bastante altura.

La pregunta de Airi le sacó de las conclusiones que estaba tratando de conectar; la preocupación por sus amigos empezando a interferir en el bucle de auto foco a una única preocupación que lo había teñido todo de rojo y le había imposibilitado intentar siquiera dedicar un pensamiento efímero a nada más.

No… Yo no… No estoy herido —la afirmación podía parecer muy audaz dadas las múltiples contusiones y heridas por todo su cuerpo, aun si no era consciente de que tenía el hombro fuera de sitio, pero nada de eso era importante. Ni siquiera sentía el dolor y escozor de las heridas menores. Aún no era capaz de prestarle anteción—. No estoy… Esto no es… ¡Augh! —de un espasmo intentó volver a levantarse, pero había algo fundamental fallando.

Intentó escurrirse lejos de le sanaí como si fuese un reptil carente de extremidades. Un jörd… No. Apenas pudo moverse un poco y volvió a permanecer inmóvil. Estaba luchando contra demasiados enemigos invisibles a la vez.
>>¿Dónde está el resto? —logró articular, aunque casi tan bajo como había hablado Airi hacía un momento—. ¿Están bien? ¿Estáis bien?

Rägjynn nunca se había sentido tan desorientado en toda su vida. Ni siquiera durante todas aquellas semanas de ansiedad e incertidumbre que habían conducido a aquel momento maldito.
Raven
Raven

Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Personajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75

Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.

Armas : Ethan Lanza partesana y una daga

Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.

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12/05/24, 04:38 pm
El mundo se congeló a su alrededor, lo supo en el instante en el que vio como Rick se quedaba atónito y Aniol no les acercaba la lanza. Solo el calor de una voz amortiguada contra su pecho y las amenazas contundentes del canadiense lograron animar un agobio que empezaba a quemar su pecho como un incendio sin salida. Ahora los veía, definidos y distantes, el enorme hueco que los separaba era tan oscuro como su ánimo al percatarse de lo solo que se encontraba de golpe. Con cada respiración su garganta ardía tanto que notaba la alarma de unas lágrimas que luchaban por derramarse.  En vez de eso acarició la sucia melena del italiano con su única mano hábil, dejando que durante unos instantes el pequeño recibiera un consuelo que egoístamente quería para él mismo.

El alivio por ver que sus amigos aún heridos estaban bien duró tan poco como la arena que empezaba a escurrirse bajo sus pies al incorporarse. No tendría la protección de Connor, ni el consuelo de Nohlem. Las únicas dos personas con conocimientos médicos se encontraban al otro lado por lo que el impacto de verse responsable de una carga mayor de la que podía soportar le dejó asfixiado, como si en vez de estar sobre la tierra se encontrara hundido en la misma. Quería llorar, pero no podía permitírselo, quería poder quedarse encogido en el sitio, dejar que el miedo ante la pérdida de su brazo le afectase, pero no podía. No podía porque si él hacía eso entonces no quedaría nadie para atender a los demás.

Así que tragó saliva, le regaló unas suaves palmadas sobre su cabeza al italiano para que esperara sentado y acabo de incorporarse tan mal como lo había hecho la primera vez. Le seguían pintando los oídos.

-Espera aquí, voy a por tus cosas. No te toques el brazo porfa. Ahora lo solucionamos, no te preocupes.

Claro que tenía de qué preocuparse pero no iba a decirle la parte fea del asunto. Ethan no sabía más que la teoría, hacer un cabestrillo era relativamente sencillo pero hasta ahí llegaba su conocimiento en huesos rotos. Era frustrante, su brazo colgaba de mala manera y a cada tirón la incomodidad aumentaba, no quería pensar en ello pero era difícil no hacerlo cuando cada vez que le mandaba señales a su cuerpo para que moviera su mano izquierda la única respuesta que recibía era absoluto silencio.

¿Cómo iban a salir de ahí en esas condiciones? Cuando llegó a donde estaba agazapado el polaco dirigió una última mirada al otro grupo. Respiraban y por ahora con esa poquita información se tendría que conformar. Le quitó la lanza de las manos con tanta suavidad que más bien le estaba guiando a que le ofreciera el objeto y tras dejarla a un lado le abrazó con el mismo cuidado, temeroso de poderle asustar. Fue un cariño torpe, envolviendo al pequeño con un único brazo para pegarlo a su pecho. No había ningún consuelo que pudiera darle, pues nada podía maquillar el horroroso hecho de que habían intentado matarlos.  

-Tenemos que intentar irnos, así que necesito que me ayudes un poquito nada más, ¿vale? Ahora mismo me duele un poco el brazo así que me vendría bien un par de manitas más para curar a Damian. -Trató de apartarle el pelo, limpiar el recorrido fantasma de unas lágrimas que ya no estaban allí para por lo menos llevarse parte de la suciedad. -Te prometo que cuando terminemos no te pediré más cosas. Voy a seguir cuidando de vosotros todo lo que pueda.

Por desgracia no contaba con tiempo de sobra para poder velar bien por todos, le faltaba recursos, motivación y salud para ello. Cuando volvió a levantarse portaba lo que quedaba de su lanza en la mano, gracias a una lastimosa suerte no era la zona armada así que una vez encontrase una piedra para pulir las astillas podría trabajar con ello. El otro problema que quedaba es que Rick tampoco estaba colaborando. Tragó un suspiro mal contenido con tantas emociones entrecruzadas que se obligó a respirar hondo.

La frustración, el miedo, la pena y el enfado eran un amasijo que daba círculos en torno a su estómago como si estuviera constantemente metido en una centrifugadora. Mientras buscar que un niño tuviera que socorrerlo le causaba una amargura desagradable, tener que hacerlo con el único adulto con el que contaba le resultaba agobiante. No podía, simplemente no podía, que estuviera fingiendo estar mejor no era más que la ilusión que reflejaba un espejo roto por tanta presión. En esos instantes estaba echando muchísimo de menos no poder resguardarse en Connor, en su cabezonería, su furia y su capricho por mantener a los críos seguros. El chico podría pecar de tener muchos problemas pero al menos sabía que en esas situaciones era alguien confiable.

-Rick, por favor… -Rogó con un hilo de voz desecho mientras se arrodillaba a su costado. Trató de buscar su mirada a pesar de lo perdida que esta se veía. -Voy a coger el arma, necesito empezar a tratarle ya… Pero por favor, no puedo estar solo con los dos niños, no va a dar solo con mi camisa, necesito una con mangas, alguna piedra grande y si quiera he podido comprobar si Aniol está ileso. No podemos permitirnos estar mal ahora mismo.

Le habló con calma, paciente de que pudiera comprender lo que le estaba pidiendo mientras con cierta torpeza sacaba su sable de la guarda. De nuevo, no podía gastar la extraña calma del lugar esperando a que los demás estuvieran mejor, necesitaba actuar porque cuanto más volvía en sí, más nitidez cobraban los inciertos sonidos de su alrededor. Tuvo que cargar con la lanza atrapada bajo su hombro y el sable agarrado con torpeza en su mano antes de regresar junto al italiano.

-Vale, peque voy a sujetarte el brazo con lo poquito que tenemos. Así se moverá menos y se curará antes. -Empezó a explicar para llenar el abrupto silencio. Quitarse la camiseta fue una auténtica odisea, notar cómo el bulto desplazado de su hombro reaccionaba le hizo contener una arcada al apretar los dientes con fuerza. -Necesito cortar tiras, con el palo podremos atarlo al brazo y así nos aseguramos, luego si consigo otra camisa la atamos a tu cuello.

Respiró hondo al bajar la vista y comprobar las manchas que decoraban su torso. Ya no era solo la suciedad, eran los raspones cubiertos de sangre seca, los moratones tan violáceos que le aterraba tocar y los pequeños cortes que señalaban allí donde una roca había impactado contra su cuerpo. La imagen era tan disonante que le costó unos segundos lograr recomponerse para apartar la mirada de tan escabroso espectáculo. Debía empezar a cortar, tenía que permanecer centrado en eso.

Pero es que apenas podía sostener bien el sable, quería romper a llorar allí mismo.
Harek
Harek

Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma

Personajes :

Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.

Armas :

  • Rick: Sable y arco
  • Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire

Status : The journey never ends

Humor : Cualquier cosa me vale.

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13/05/24, 12:45 pm
El bucle seguía sin parar. Rick, atrapado en una mente que estaba desmoronándose, mientras el caos y el miedo seguían allí fuera entre sus compañeros. Ahora mismo estaba sin fuerzas, pues todas las estaba utilizando para no terminar de colapsar. Lo único que podía hacer era tratar de calmar su respiración mirando a la nada.

Tal vez por sus esfuerzos, al escuchar al resto de aquí para allá o simplemente que sus ojos estaban empezando a acostumbrarse a la penumbra de allí, empezó a fijarse de nuevo en lo que tenía delante. A Räg lo había conseguido ver al principio y seguía preocupado por la sangre que había salido del mjörní. Ahora consiguió ver el contorno de Airi, Connor y Nohlem. Que estuvieran vivos era un alivio pero a saber si estaban tan destrozados como ellos. Tal vez podría levantarse y ver si... -(No, no puedo)- acababa de ver el precipicio, no podía saltarlo ni en buenas condiciones probablemente. Habían... ¿tenido suerte? ¿O la suerte habría sido caer allí dentro y no la tortura que les esperara ahora?

Esos levísimos retazos de tranquilidad por sus amigos, tan deshilachados como su ropa, le estaban ayudando a volver a flote lo suficiente como para reaccionar un poco a su alrededor aunque siguiera de rodillas inmóvil. Pensó en preguntar qué pasaba en el otro lado, asegurarse de que todos y en particular Rägjynn no estuvieran tan mal, pero otra cosa interceptó por el momento la idea. Era Ethan, se había puesto a su altura para hablarle. El neoyorquino giró un poco la cabeza para enfocar al británico, aunque su mirada todavía dejaba entrever que no estaba del todo recuperado, pero escucharía. Pero, lo que en un primer momento podría haberle convencido, le dejó con más dudas.

Rick mantuvo la mirada en el chico mientras volvía con Damian con su sable. Otra vez, de nuevo aquella escena como la de Serena. Alguna vez se había pensado si había dos Ethans en realidad, uno como el que se había presentado el primer día y mantenía al grupo unido y otro capaz de mantener la sangre fría en esas situaciones, más "cuadriculado". No sabía cómo lo hacía, pero ojalá lo supiera para aplicarse el cuento. Lo intentaba, joder si lo intentaba por el bien del grupo, pero de nuevo se encontraba cara a cara con la muerte y otra vez estaba así. ¿No podía permitírselo? Tal vez tuviera razón, pero seguramente sería algo más fácil para él, que parecía más acostumbrado, que para el neoyorquino. Rick no podía quitarse el sentimiento frío que le habían dejado el final sus palabras aunque hubieran salido con calma. Si necesitaba su ayuda, aún con las prisas, ¿por qué no...?

Aunque nada de aquello era la prioridad ahora mismo, no ganarían nada con eso. Aprender de los errores y mejorar para que no se repitan, ese había sido el consejo de Kalna en una triste noche junto a la cama donde yacía la escocesa. Iba a tener que replantearse muchas cosas, pero de momento tenían que salir de allí, aunque solo fuera por la inercia de seguir con vida. Con dificultad por sus heridas, Rick se levantó en silencio y, con la misma dificultad esta vez para que la vara no se cayera, se quitó la camisa. Sintió una arcada de lo mal que estaba entre manchas de sangre, polvo y cortes por todas partes, pero no tenían nada más y no se atrevió a fijarse cómo estaría su torso. La sacudió un poco para intentar limpiarla aunque fuera una pizca si era posible, toda precaución que pudieran tomar para que el cabestrillo fuera seguro mejor. Ya lo atenderían mucho mejor en el torreón, si conseguían volver.

Con el peso del cansancio, Rick se fue acercando de nuevo al resto del pequeño grupo. -(Joder, ojalá estuviera Kalna aquí)- se quejó mentalmente. Alguna vez le había comentado que con sus entrenamientos sabía de primeros auxilios, seguro que se le daría mejor que a él ayudar en eso, pero haría el intento. Cuando llegó al lado de Ethan, extendió su camiseta tímidamente y dijo: -Déjame ayudar, no te conviene forzar el brazo. Por favor.- Su tono, que en otro momento habría sido más seguro y con una preocupación porque las heridas de su compañero no empeoraran, ahora era neutro y vacío al estar todavía afectado por todo, aunque en el fondo fueran sus intenciones. El británico era el que parecía tener más idea, así que seguiría lo que le indicara para terminar de asegurar el brazo del pequeño. Ya que tenía ambos brazos sanos prefería ocuparse de aquello que costara más para que no fuera más complicado para su compañero, empezando por cortar con su espada la tela, si le entregaba el sable de vuelta.
Tak
Tak
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
Kin: demonio raigaurum irrense.
Ayne: anima sinhadre.
Eara: sinhadre sin esencia.
Nime: demonio mineral libense.
Iemai: cercana, fallecida.
Airi: sanaí.


Unidades mágicas : 8/8

Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.


Armas :
Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
Kin: alfanje y guan dao.
Ayne: sable.
Eara: ballesta de repetición.
Nime: dagas.
Airi: vara y arco.


Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧

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13/05/24, 02:14 pm
Airi observó con preocupación cómo Räg negaba estar herido, probablemente tratando de no preocuparles. A veces las heridas no se sentían tan graves en un primer momento, pero aquella podía serlo. Por suerte ya no manaba más sangre de su cara, o aquello podría haber acabado muy mal.

Cuando el mjörní trató de alejarse Airi se desconcertó. ¿Le había hecho daño al tratar de limpiarle? No se atrevió a continuar después de aquel gesto, por lo que sus músculos se relajaron y sus dolores pasaron a un primer plano a partir de entonces. Se llevó una mano al corte del hombro y notó que la propia tela empapada estaba ayudando a taparlo, o al menos la sangre salía con menos fuerza ahora. Sería un dolor cuando quisiese despegar la tela, pero por ahora no tenía nada más para hacer presión sobre el corte.

Räg preguntó por el resto, y la mirada se le desvío rápidamente en dirección al lado opuesto de la cueva. Nohlem seguía donde le había visto por última vez, vivo, pero no bien, y más allá del barranco podía ver claramente a Ethan, Rick y Aniol. A Damian también cuando se fijó en lo que estaban haciendo.
Que la Tierra nos proteja... —murmuró con horror. ¿Qué le había pasado? Olvidó incluso responder las otras pregunta de Räg. Casi no sabía si elle misme estaba bien, mucho menos podía responder por otros.

¡¿Qué le pasa a Damian?! ¿Estáis bien? —preguntó alzando la voz en dirección al otro grupo. Aunque se giró hacia ellos, no se apartó más de Räg, no se veía capaz. ¿Habría perdido demasiada sangre? ¿Podía desmayarse por eso?

También quería poner su atención en Nohlem, pero no tenía palabras que pudiesen calmar a nadie. Era más sencillo lidiar con las heridas que podía ver, y no sabía con certeza cuáles eran las suyas.


Última edición por Tak el 15/05/24, 12:22 pm, editado 2 veces
Aes
Aes

Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
Fleur: Humana (Francia)
Siwani
Aniol: Humano (Polonia)


Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.

Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D

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13/05/24, 08:15 pm
La voz de Connor prendió el aire forjando una promesa de fuego más allá de aquella bóveda rocosa que ahora los acogía a todos. Casi como si siguiera aquella estela de vapor el niño levantó la mirada brevemente hasta la oquedad por donde instantes antes se recortaba la figura de cuatro personas. No sabía como sentirse al respecto, había visto varias amenazas por parte del canadiense pero ninguna de ellas se le había antojado como tan real. Y para colmo desataba una sensación extraña en su pecho, una mezcla de miedo impulsada por un martilleo que se hacía más candente a medida que los gritos de Damian pitaban sus oídos.

Pero era un niño, seguía siendo un niño. No podía hacer más que quedarse allí con aquel estúpido trozo de madera en sus manos y el polvo acumulándose en sus pestañas con lentitud, como si el tiempo no apremiara para salvar la vida. Como si Nohlem no sollozara con la derrota en los ojos. Como si Räg y el color rojo del arcoiris no se hubieran fusionado en un pacto de sangre.

No se dio cuenta de que continuaba llorando en silencio hasta que Ethan le abrazó con torpeza. Tardó unos segundos en recuperar las capacidades de todos sus sentidos e incluso varios segundos más en lograr que su mente se distanciara de la suerte del otro grupo. Tampoco supo como la lanza rota había huido de su agarre pero asintió a todas y cada una de las palabras del muchacho con una brisa de racionalidad repentina.

La lógica no impidió que deseara seguir percibiendo el contacto de Ethan en sus mejillas, solo deseaba gritar acurrucado con él y que alguien los sacara de la ciudad para siempre. El pequeño achaque de valentía no fue suficiente para que observara con horror el estado de los dos chicos cuando éstos comenzaron a rasgar sus camisetas. Los moratones eran punzadas visuales que notaba tanto como las que tenía esparcidas por su propio cuerpo. Pero lo peor era la inmovilidad del brazo del medio japonés y la cojera de Rick. Al menos el neoyorquino no se había parado a revisar sus heridas, temía que encontraran el corte abundante de su estómago y la atención se desviara del circense sobre alguien que no lo merecía.

Obedeció todas las directrices en silencio, especialmente las que requerían unir la tela sobre la extremidad del italiano. Las manos le temblaban, la cara despedía un rictus de tristeza y emoción por ver a su mejor amigo en ese estado. Y la voz raspó cuando le contestó a Airi desde la otra punta.

Tiene el brazu... —empezó demasiado bajo así que carraspeó para hacerse oír entre el abismo que los separaba y trató que la emoción por poder hablar con la otra parte de su tribu no paralizara sus intenciones—. ¡Es... su brazo! No lo tiene bien... —con sus ojos color miel buscó cualquier hálito de esperanza—. ¿Hay... Airi... hay salida... por allí? ¿Estáis... bi... cómo estáis? —Santos.

Miró al varmano y al mjorní con el ceño fruncido. Necesitaba oírles. Cualquier cosa, le daba absolutamente igual con tal de reconfortarse con el eco de sus voces. Suspiró con un quejido ahogado, pasada la adrenalina se percataba del escozor que yacía bajo su camiseta empapada.

_________________________________________

"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."

"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."

"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."

"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
Isma
Isma

Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.

Armas :
  • Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
  • Damian: Dientes
    Daga

Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj

Subterráneos - Página 25 Empty Re: Subterráneos

13/05/24, 09:52 pm
En el regazo de Ethan podría sentirse seguro pero en su pecho había un peso demasiado grande como para poder aguantarlo. Le dolía, le lastimaba más que el brazo, los moretones o su piel raspada. Se sintió traicionado, engañado, atacado, amenazado, tanto miedo provocado por ello repentinamente le hizo no querer soltarse de su amigo igualmente herido.Su cabeza gacha dejó ir todo ese dolor en forma de un llanto desgarrador que vino después de aquél grito lleno de furia. Ahora solo quedaba espacio para la tristeza.

Notó la mano cálida de Ethan acariciar sus cabellos llenos de polvo y suciedad, dejándose llevar por un momento de contacto que en otra ocasión sería hasta reconfortante pero en aquel momento sentía necesidad de ello, desesperado por aquella conexión que mantenía en una pieza su cordura. Y no solo fue Ethan: Rick, Aniol, Connor… No sabía con certeza si Rag, Airi y Nohlem estaban bien pues aun tenía mezclados todos esos gritos pero estaban bien, en su cabeza todos estarían bien y volverían a salvo.

Cuando Ethan se incorporó, Damian lo miró con miedo. Un “no te vayas” se podía leer en su mirada angustiada antes de que su amigo le pidiese no tocarse el brazo. Lo iban a ayudar, eso lo hizo asentir con su boca tensa.

V-Vale… —afirmó con la voz rasposa.

Observó como Ethan se fue a hablar con Rick entre el neblinoso ambiente. El de ojos distintos también le preocupó pues el chico parecía tener la mirada perdida, ambos colores amenazaban con desmoronarse así como los oscuros de Damian. Ninguno estaba bien, todo culpa de unos desconocidos amigos del pollo malnacido que estuvo detrás del fogonazo de luz que era el techo, el cual el italiano se paró a mirar por unos instantes. Su mirada aguada paró a pensar, inmóvil. Como pasó todo tan rápido, parecía otro sueño de mal gusto solo que esa vez la función era de verdad, al igual que sus heridas y el brazo torcido de mala manera.

Escuchaba más voces al otro lado que podía reconocer, de fondo, como el remanente de cascotes cayendo en el abismo que el circense aun no no pudo ver. Sin embargo rocas, eco, presagios de una muerte cercana, eran audibles cerca suyo. Damian no sabía si decir si habían tenido buena o mala suerte, esos conceptos se le escapaban dada la situación. ¿Tener su brazo echo una mierda era algo de lo que parar a pensar? No le dolía tanto, peor era eso que saber qué diantres pasaría con su brazo o si volvería a hacer el pino como antes. Eso le hizo tragar saliva, guardándose otra congoja que no quería desperdiciar. Tenía que mantenerse fuerte, como Rambo, la diferencia estaba en que el pequeño soldado no podía aguantarlo, no se creía tan fuerte en esos momentos.

Bajó la mirada, ahí estaba Ethan dando un abrazo a Aniol con la extremidad buena. Les escuchó hablar, como uno le pidió ayuda al otro por su bienestar. El polaco también tenía mala cara y eso, esa emoción rebotó en el italiano con una fuerza terrible, el peso de una amistad maravillosa trasladada en una preocupación por su mejor amigo le golpeó, teniendo una presión en el pecho aun creciente. Dejó reflejar esa carga en un suspiro cansado, apretando los ojos pues le escocían del polvo en ocasiones.

De nuevo su mirada espectadora no para de seguir el movimiento, esta vez en Ethan y Rick. No se paró a escuchar esa vez, concentrándose en pensar que todo estaría bien. Su brazo, el de Ethan, lo que sea que tenía Rick en el pie o lo que diantres estuvo pasando por el otro lado. Por lo menos Ethan se acercó con una lanza rota y el arma que llevaba Rick consigo. No sabía que iba a hacer con ello o para que serviría pero se dejaría hacer, no pensaba en otra cosa mas que en dejarse ayudar.

¿Se… va a poner bien mi brazo? —fue una pregunta incluso dirigida de forma retórica al oír a Ethan, quien explicó que le sujetarían el brazo.

De todas formas asintió, viendo como Ethan se quitaba la camiseta con dificultad. Mientras estuvo a ello, Rick se acercó y sus ojos se encogieron ante la vista de esos cuerpos maltratados. Zonas moradas, raspones feos, sangre que estaba presente, manchando sus pieles. Joder, estaban reventados. Con la mirada afectada la dirigió de vuelta a Aniol y, de cerca, él también estaba magullado. Una sola suspiración nasal fue lo que dejó ir al oir a Aniol avisar a una efímera voz de Airi sobre su brazo, con el gesto torcido al oír que no lo tenía bien.

Mierda… No quería caerme así de mal. ¿Os duele algo? ¿Ethan tu brazo está bien y-y el pie de Rick está bien? Aniol… Aniol, ¿no te-te has hecho nada chungo? Si le pasa algo, luego lo ayudo a él, luego os hago esto pero con vuestras cosas chungas, que… que estaré bien. Ahhhhh… Ya veréis que no es tanto, si no me duele casi nada el brazo no-no, no duele na… nadaaaaahhh… Uouuuu…. ¡Oooh… Ayayayay...! Sigue, sigue… Ya luego nos vamos… y luego vamos a llevar las cestas y-y comemos algo, nos hinchamos a comer y nos acostamos un rato pero-pero largo, ¿eh?… Sobre todo tu y yo Aniol que… está todo perdonao, ¿vale? No eres una r-rata, es todo… Se me fue la olla colega... eres el puto amo… Buff… MMmmMMhhh… Vale que me escuecen las-las rodillas, los codo, me duele el culo... pero esto, ¡esto no es nada! ¡Hijo de su…! Puta madreeehhhhuuuggg…. Uf... ¿ya?

Hablar por los codos le ayudaba a no pensar en ello mientras sentía como le movían el brazo, ayudándolo a colocarlo en la camiseta para dejarlo asegurado y con la lanza rota como palo para dejarlo fijo, no les quedaba otra que mover la parte rota y la parte de desagrado ganaba a la dolorosa, sintiendo como los vellos se le erizaban y enseñaba los dientes, tritando entre sudores fríos para al final terminar con un cabestrillo la mar de apañado.

¿Ya está? ¿Ya está listo? Ohhh joder me cago en to su puta madre. Offff, gracias tíos. Duele pero ya… ya estoy mas normalillo. Que apañao jaja… Que apañaos sois —dejo ir una risa cansada, de las primeras que tuvo post caída. El cabestrillo era mano de santo, lo sentía cómodo y sobre todo le hacía sentir más seguro—. ¿Están los demás enteros? No se nada, no los veo—. Como estuvo sentado y de espaldas, poco pudo ver del resto.
Raven
Raven

Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Personajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75

Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.

Armas : Ethan Lanza partesana y una daga

Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.

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14/05/24, 01:16 am
No tardó mucho en darse cuenta de lo inutil que era. No podía estirar la tela, ni siquiera hacer el amago de agarrarla antes de cortarla, por un segundo se planteó pisarla con la rodilla, mantener la tensión suficiente para que con suerte el sable pudiera rasgar aunque fuese a modo de sierra pero sabía que tardaría demasiado. Era tan frustrante como doloroso y ahora que si quiera tenía camisa la brisa gélida del subsuelo erizaba su piel a cambio de calmar el calor de sus heridas.

-Gracias… -Respondió de forma sincera y un tanto cansado al verse invalido. No dudo ni por un instante en cederle el arma a Rick, por muy cabezota que fuera el malestar aplacaba todo intento de pelea que pudiera guardar dentro. Simplemente no podía mover el brazo. -En tiras, cortala en tiras, servirá de vendas.

Explicó los sencillos pasos mientras se encargaba de desastillar el palo de madera, no iba a poderlo dejar perfecto pero debería servir. Con todo el cuidado del mundo les indicó cómo vendar la zona tratando de no mover el brazo de Damian más de lo necesario por miedo a que la rotura pudiera empeorar. Una vez hecho el primer paso solo les quedaba usar la camiseta de Rick como soporte para lo que sería una escayola normal. No aliviaría el dolor del niño, pero al menos evitarían que fuera a más.

Que el italiano hablase tanto le resultó reconfortante, a cada queja paraba el tratamiento para evitar hacerle daño pero al menos parte de su positivismo caló en él. La alegría torpona del pequeño se le contagiaba en una ligera sonrisa pues incluso en las peores ocasiones Damian seguía siendo Damian y solo bastaba ese ápice de normalidad para que la alarma dejará de sonar tan fuerte en su cabeza.

-Vale, esto ya está, definitivamente eres todo un valiente, Rambo estaría orgulloso de ti. ¿Crees poder caminar?

Le preguntó al pequeño mientras desviaba la vista a su espalda, ahí de donde había surgido la voz de Airi. Visto en perspectiva entendía su preocupación, tendría que haber hablado antes pero desde luego no había tenido margen alguno para hacerlo. Ahora en cambio que el mayor temor se veía controlado se permitió fijarse mejor en el resto de sus compañeros. Había mucha sangre, demasiada, tanta que la sorpresa volvió de su rostro un cuadro mientras saltaba del lagarto a le joven y viceversa. No tenían sentido alguno, estaban demasiado conscientes para la cantidad ingente de rojo que los estaba empapando.

-Hemos estado mejor -Respondió estupefacto, incapaz de vocalizar correctamente. -Damian ya está curado, se le ha fracturado el brazo pero hemos intentado hacer un apaño…

No sabía que decir, aún atónito busco con la mirada a Connor tratando de descifrar en un leve vistazo como se encontraba. Al menos el joven motero había acabado menos golpeado que su persona y tras ese parcial alivio siguió el sendero hasta encontrar la bola maltrecha y escondida que era Nohlem. Un carraspeó incómodo cruzó al momento su garganta al percatarse por primera vez de lo mucho que echaba en falta a sus dos mejores amigos, aunque los separara un agujero relativamente pequeño la incapacidad de ir junto a ellos torció su gesto en una mueca apenada.

-Estais… Airi, teneis mucha sangre. -Acabó diciendo al intentar centrarse en su mayor preocupación. Despacio se acercó al agujero para que sin tener que hablar demasiado alto pudieran escucharlo. -¿Podréis salir solos? ¿Tenéis algún arma?

Receloso barrio la escena con la mirada hasta dar con la maza de Connor, al menos le tendrían a él, que visto el panorama era toda una ventaja. Su preocupación volvió a bailar rápidamente pues mientras tenía una obra escabrosa ante sus ojos, el felino seguía sin moverse del sitio, como si no quisiera reaccionar al ambiente.

-Oye, Connor, protégelos cabrón, los quiero enteritos en el torreón, ¿si? -Acabó hablando directamente al canadiense con una medio sonrisa agotada en el rostro. Meterse con su amigo en esas condiciones le  hacía recobrar parte de su juventud. -¿Y se puede saber qué le pasa a Nohlem? -Susurró absurdamente alto como si así no fuera a escucharle nadie más que el pelirrosa. Una idea que cambió drásticamente al darse cuenta de que podía hablar directamente al chico. - ¡Eh, Nohleeem! ¿Está todo bien? -Volvió a bajar la voz -¿Está herido?

-Ehm nosotros deberíamos de intentar avanzar, creo que Rick tiene un esguince en el tobillo -Desvió la mirada hacía su compañero pues a ciencia cierta no sabía del todo bien que le ocurría. Una cojera podía tener tantos orígenes que ese le había resultado el más lógico. -Y yo, bueno… nada muy grave más allá de algún moratón. Nos apañaremos, no os preocupéis.

Le faltó añadir que ya se preocupaba él por todos, pues mientras en el otro grupo quitando el extraño riegue de sangre estaban más o menos de pie en el suyo no solo contaban con dos pequeños, si no que encima iban por fascículos. Vale, debía ir paso por paso o volvería a acabar demasiado agobiado como para querer hacer nada. Rick cojeaba, eso era un problema bastante notorio e irónicamente como alguien con una enfermedad crónica similar tenía en parte un arreglo vago a corto alcance. No iba a hacer milagros pero sería mejor que nada.

-Vale, los que quedáis. -Suspiró soltando todo el aire con el que cargaba. Estaba exhausto de hacer de médico, nunca había querido esa profesión. En parte se alegraba por saber lo básico como para ayudar a sus compañeros, pero su lado más egoísta añoraba el no tener que ser tan vital en esas circunstancias. Ojalá pudiera haber podido quitarse esa carga. -Creo que tenemos un zapato similar así que ehm, Rick te voy a ceder mi media compresora. Al menos así tendrás algo más fijo el pie, ya siento que no tengamos más madera para poder improvisar algo.

Confesó un tanto cansado mientras se sentaba para empezar a descalzarse de su pierna mala. No iba a dejar que ni con esas viera su cicatriz así que sin llegar a levantarse el pantalón se acabó quitando el calcetín. Era negro, lo suficientemente largo como para llegar hasta la zona inferior de la rodilla y si aceptaba la ofrenda notaría como efectivamente apretaba un poco, sin llegar a ser una molestia contundente.

-Y ehm, perdón Aniol no he podido verte, ¿Te importa acercarte? En la que vea que no tienes nada nos vamos, solo quiero poderme ir tranquilo.
Seth
Seth

Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Personajes :
Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre

Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena

Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.

Subterráneos - Página 25 Empty Re: Subterráneos

14/05/24, 10:23 am
Connor seguía sentado en el suelo, mientras se frotaba la cresta con insistencia y tenía la mirada perdida en algún punto de la cueva. Su expresión una mezcla entre el pesar y la rabia. Su mente era una puta bomba de relojería a punto de estallar y que lo único que lo evitaba era la jodida confusión y preocupación que sentía. Räg parecía muy afectado hasta el punto de querer evitar el contacto con Airi, pero no parecía que se hubiera quedado ciego o algo así a pesar de toda la sangre que había salido de sus ojos. Nohlem seguía paralizado en el mismo sitio y no sabía realmente cómo estaba el resto del grupo. Solo que Damian no parecía estar bien... Y hasta ahí estaba dispuesto a pensar. Porque era mucho más fácil dejarse llevar por la venganza que por la preocupación: Era un motor para sobrevivir de puta madre.

Al contrario que algunos de sus compañeros, él no estaba perdiendo el tiempo en buscar el motivo de aquel ataque. Esos cabrones se la habían jugado y les habían tendido una trampa, pero Connor tenía muy claro el por qué habían optado por ese camino en vez de ayudarse mutuamente: porque podían. Jodidamente fácil y sencillo. Una decisión que los propios Wyverns habrían tomado de estar allí contra otro grupo, de no ser por... Aniol y Damian. Hasta el club tenía límites sobre a quién hacer daño. Límites que aquella gente no se había molestado en traspasar. ¿Les reventaría la puta cabeza por querer matarles a él y al resto de mayores? Joder, sí... ¿Pero por los niños? Estaba dispuesto a torturar a ese grupo antes de acabar con ellos. Hacer que sufrieran lentamente. Que suplicaran. Que lloraran. Le importaría tres cojones mientras seguía arrancándoles partes del cuerpo poco a poco. Desmontándolos como si solo fueran puta chatarra que no valía una mierda. Quería hacerlo. Necesitaba hacerlo. Porque era lo único que le estaba dando fuerzas para no abandonarse a la desesperación y hundirse allí mismo.

Aquella determinación le traía recuerdos oscuros y sangrientos que procuraba mantener encerrados. Porque Sutileza ya no era un puto monstruo más de la ciudad, ahora sí parecía otro cosechado como ellos que también tenía su propio grupo. Eran personas. Como ellos. Y quería matarlos como a Markus y a Roderick. Y sí joder... Eso le traía recuerdos oscuros y sangrientos. Casi podía oír el rugido de las motocicletas, las explosiones de los disparos y el sabor a hierro en la boca, el calor abrasador de Texas quemando su piel. El peso del rastrillo en la mano y el dolor de los nudillos queriendo resquebrajarse con cada golpe. Casi podía notar los cortes en su labio, hombro y mano. Cortes que ahora solo eran cicatrices tras más de un año, pero ahora sangraban. Casi podía ver enfrente suya los últimos estertores de Yasser y el balanceo desagradable de la cabeza de Rhona después ser disparada en la nuca...

-Basta...- Susurró Connor para sí mismo, mientras cerraba los puños con fuerza. Su voz una grieta en un lago helado, que amenazaba con resquebrajarse e inundarlo con emociones que no quería sacar ahora mismo. -Basta...- Volvió a repetir algo más repuesto. La grieta volviendo a esconderse tras otra capa de hielo. Tenía que pensar en lo que era importante ahora. Tenía que pensar en su grupo. En sus amigos.

Connor se levantó con esfuerzo mientras sus ojos se desviaban hacia el grupo del otro lado. Las palabras de Aniol explicando lo que le ocurría a Damian confirmaron lo que él mismo observaba. Le estaban poniendo un cabestrillo. Y a juzgar por los gritos que había estado lanzando tenía que tener el brazo roto. El motero dejó escapar el aire de sus pulmones mientras su ceño se fruncía en una expresión de pena y preocupación. Una parte de él deseaba estar allí. Quería estar allí con Aniol y Damian y ponerse delante de ellos contra todo lo que viniera. Quería estar allí con Ethan, al cuál veía sobrepasado por una situación en la que se encontraba solo con dos críos y con Rick cojeando y estar a su lado como en cada salida. La otra parte de él se alegraba de estar al otro lado. Se alegraba de tener a Nohlem en el mismo lado aunque ahora no estuviera en su mejor momento, porque había tenido suerte en tener a uno de sus dos mejores amigos con él. Sentía que le necesitaba al igual que Räg y Airi... Y ya era hora de que hiciera algo de una puta vez.

-Estamos bien... O eso creo, joder...- Le respondió a Ethan mientras lo estudiaba descaradamente. Algo le pasaba en el brazo, aunque lo negara... Su mirada preocupada se desvió hacia Räg, pidiéndole que contestara él mismo a aquella pregunta y les hiciera saber de verdad qué le había ocurrido y cómo estaba. Volvió a centrarse en el medio japonés. Su mofa le hizo sacar un pobre intento de sonrisa cansada, mientras seguía su mirada hasta dar con su puta maza desperdigada en su lado. Connor suspiró antes de encaminarse hacia ella y recogerla, sintiéndose más seguro con ella entre las manos. Asintió con la cabeza con determinación. -Sí, los protegeré... Haz lo mismo con los putos críos, cabronazo... O te reviento la puta cara.- Su voz era tensa y suplicante ante aquella situación pero tras todo el shock, el miedo y la rabia Connor empezaba a reponerse y se obligó a devolverle la broma.- ¡Haced lo mismo vosotros!- Repitió más alto pero ésta vez para Rick. -Nohlem está... bien. Es solo que ya sabes...- Sin saber muy bien cómo seguir Connor se quedó en silencio y le hizo un gesto con la mano para hacer entender que se encargaría de ello.

Tras eso el motero se dio la vuelta hacia su propio grupo. Tenían que irse de allí. Que toda la mezcla de emociones que le había sobrepasado empezara a diluirse le hacía recobrar más consciencia de dónde estaban. Y sobre todo de los sonidos que llegaban del único camino que podían seguir. Tras la niebla verde. Connor se arrodilló al lado de Nohlem no sin esfuerzo físico, pues aún le dolían partes del cuerpo que no sabía nombrar.

-Nohlem...- Empezó a decir con tono preocupado mientras miraba sus verdes ojos perdidos.- Nohlem, cabronazo...- Volvió a repetir mientras dejaba la maza a un lado y le agarraba firmemente de los hombros. Su voz igual de preocupada, pero algo más sólida al igual que su agarre. Verlo así le dolía más de lo que podía imaginar, y solo intensificaba más aún los fuegos de venganza que sentía en su interior.- Tenemos que irnos de aquí, joder... Esto no tiene una mierda de seguro y... creo que Räg ya está mejor así que...- Se giró unos segundos hacia Räg y Airi.- ¿Estás mejor, verdad joder? No sé qué cojones te ha pasado pero si lo estás... Tenéis que poneros en pie de una puta vez. Vámonos de aquí, Airi...- Casi suplicó con varios asentimientos, haciéndole ver que confiaba en elle para encargarse de Räg, antes de volver a centrarse en Nohlem. Sus manos pasaron de sus hombros a su cabeza. Donde una mano se quedó tras su nuca y otra en el lateral de su cuello. Su toque apenas era fuerte.- Levántate, Nohlem.- La impaciencia se comía sus palabras, pero sobre todo había comprensión y pena.- Te necesitamos, joder... Te necesito, hijo de puta... ¿Aún me queda un puto favor por hacerte, verdad pijo de los cojones?-
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