Subterráneos
+22
Raven
Kanyum
Dal
Red
Evanna
Zarket
Matt
Poblo
Muffie
alpeca
Leonart
Lops
Naeryan
Alicia
Giniroryu
Administración
Yber
Tak
Elliot
Jack
Fundador
Rocavarancolia Rol
26 participantes
- Rocavarancolia Rol
Subterráneos
03/08/11, 11:04 am
Recuerdo del primer mensaje :
Los subterráneos ocupan todo el subsuelo de la ciudad y están plagados de horribles criaturas. Se puede entrar en ellos desde cualquier punto de la ciudad y puedes salir en cualquier sitio.
- Descripción más detallada sacada de la saga:
- Cientos de aberraciones se daban cita en las entrañas de la ciudad, algunas tan desconocidas para él como la fauna alienígena que podía poblar el planeta más lejano. Allí merodeaban los cadáveres pálidos que se alimentaban del tuétano de sus víctimas; los espectros errantes a la caza siempre de cuerpos que poseer… En las profundidades de Rocavarancolia todavía era posible encontrar a los descendientes de los seres humanos a los que Eradianalavela había injertado almas de bestias; o a los vampiros de Rádix, capaces de succionar la sangre, las vísceras y los huesos de sus víctimas con sólo tocarlas; y a criaturas aún más terroríficas que aquéllas. Y los peligros no se reducían sólo a monstruos:
bajo la ciudad había escapes de magia asesina, turbulentas nubes de humo venenoso procedentes de la combustión de residuos mágicos…
La inmensa gruta era de origen natural, un lugar húmedo y rebosante de ecos que avanzaba en
dirección oeste. No había más aportación visible de los moradores de Rocavarancolia que las columnas que aseguraban el techo. Las había a decenas, esparcidas sin pauta ni orden alguno, apiñadas en compactas manadas o velando solitarias por la integridad de la galería; eran de piedra negra, extraordinariamente finas. Se trataba a todas luces de columnas mágicas. A pesar de su número, su aspecto era demasiado frágil como para poder sostener por sí mismas el techo de la caverna y el peso de los edificios que se levantaban sobre ésta. Resultaba difícil concebir que Rocavarancolia quedara sobre sus cabezas.
El suelo estaba encharcado y chapoteaban a la carrera, salpicándose unos a otros.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Subterráneos
13/05/24, 02:14 pm
Airi observó con preocupación cómo Räg negaba estar herido, probablemente tratando de no preocuparles. A veces las heridas no se sentían tan graves en un primer momento, pero aquella podía serlo. Por suerte ya no manaba más sangre de su cara, o aquello podría haber acabado muy mal.
Cuando el mjörní trató de alejarse Airi se desconcertó. ¿Le había hecho daño al tratar de limpiarle? No se atrevió a continuar después de aquel gesto, por lo que sus músculos se relajaron y sus dolores pasaron a un primer plano a partir de entonces. Se llevó una mano al corte del hombro y notó que la propia tela empapada estaba ayudando a taparlo, o al menos la sangre salía con menos fuerza ahora. Sería un dolor cuando quisiese despegar la tela, pero por ahora no tenía nada más para hacer presión sobre el corte.
Räg preguntó por el resto, y la mirada se le desvío rápidamente en dirección al lado opuesto de la cueva. Nohlem seguía donde le había visto por última vez, vivo, pero no bien, y más allá del barranco podía ver claramente a Ethan, Rick y Aniol. A Damian también cuando se fijó en lo que estaban haciendo.
—Que la Tierra nos proteja... —murmuró con horror. ¿Qué le había pasado? Olvidó incluso responder las otras pregunta de Räg. Casi no sabía si elle misme estaba bien, mucho menos podía responder por otros.
—¡¿Qué le pasa a Damian?! ¿Estáis bien? —preguntó alzando la voz en dirección al otro grupo. Aunque se giró hacia ellos, no se apartó más de Räg, no se veía capaz. ¿Habría perdido demasiada sangre? ¿Podía desmayarse por eso?
También quería poner su atención en Nohlem, pero no tenía palabras que pudiesen calmar a nadie. Era más sencillo lidiar con las heridas que podía ver, y no sabía con certeza cuáles eran las suyas.
Cuando el mjörní trató de alejarse Airi se desconcertó. ¿Le había hecho daño al tratar de limpiarle? No se atrevió a continuar después de aquel gesto, por lo que sus músculos se relajaron y sus dolores pasaron a un primer plano a partir de entonces. Se llevó una mano al corte del hombro y notó que la propia tela empapada estaba ayudando a taparlo, o al menos la sangre salía con menos fuerza ahora. Sería un dolor cuando quisiese despegar la tela, pero por ahora no tenía nada más para hacer presión sobre el corte.
Räg preguntó por el resto, y la mirada se le desvío rápidamente en dirección al lado opuesto de la cueva. Nohlem seguía donde le había visto por última vez, vivo, pero no bien, y más allá del barranco podía ver claramente a Ethan, Rick y Aniol. A Damian también cuando se fijó en lo que estaban haciendo.
—Que la Tierra nos proteja... —murmuró con horror. ¿Qué le había pasado? Olvidó incluso responder las otras pregunta de Räg. Casi no sabía si elle misme estaba bien, mucho menos podía responder por otros.
—¡¿Qué le pasa a Damian?! ¿Estáis bien? —preguntó alzando la voz en dirección al otro grupo. Aunque se giró hacia ellos, no se apartó más de Räg, no se veía capaz. ¿Habría perdido demasiada sangre? ¿Podía desmayarse por eso?
También quería poner su atención en Nohlem, pero no tenía palabras que pudiesen calmar a nadie. Era más sencillo lidiar con las heridas que podía ver, y no sabía con certeza cuáles eran las suyas.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Subterráneos
13/05/24, 08:15 pm
La voz de Connor prendió el aire forjando una promesa de fuego más allá de aquella bóveda rocosa que ahora los acogía a todos. Casi como si siguiera aquella estela de vapor el niño levantó la mirada brevemente hasta la oquedad por donde instantes antes se recortaba la figura de cuatro personas. No sabía como sentirse al respecto, había visto varias amenazas por parte del canadiense pero ninguna de ellas se le había antojado como tan real. Y para colmo desataba una sensación extraña en su pecho, una mezcla de miedo impulsada por un martilleo que se hacía más candente a medida que los gritos de Damian pitaban sus oídos.
Pero era un niño, seguía siendo un niño. No podía hacer más que quedarse allí con aquel estúpido trozo de madera en sus manos y el polvo acumulándose en sus pestañas con lentitud, como si el tiempo no apremiara para salvar la vida. Como si Nohlem no sollozara con la derrota en los ojos. Como si Räg y el color rojo del arcoiris no se hubieran fusionado en un pacto de sangre.
No se dio cuenta de que continuaba llorando en silencio hasta que Ethan le abrazó con torpeza. Tardó unos segundos en recuperar las capacidades de todos sus sentidos e incluso varios segundos más en lograr que su mente se distanciara de la suerte del otro grupo. Tampoco supo como la lanza rota había huido de su agarre pero asintió a todas y cada una de las palabras del muchacho con una brisa de racionalidad repentina.
La lógica no impidió que deseara seguir percibiendo el contacto de Ethan en sus mejillas, solo deseaba gritar acurrucado con él y que alguien los sacara de la ciudad para siempre. El pequeño achaque de valentía no fue suficiente para que observara con horror el estado de los dos chicos cuando éstos comenzaron a rasgar sus camisetas. Los moratones eran punzadas visuales que notaba tanto como las que tenía esparcidas por su propio cuerpo. Pero lo peor era la inmovilidad del brazo del medio japonés y la cojera de Rick. Al menos el neoyorquino no se había parado a revisar sus heridas, temía que encontraran el corte abundante de su estómago y la atención se desviara del circense sobre alguien que no lo merecía.
Obedeció todas las directrices en silencio, especialmente las que requerían unir la tela sobre la extremidad del italiano. Las manos le temblaban, la cara despedía un rictus de tristeza y emoción por ver a su mejor amigo en ese estado. Y la voz raspó cuando le contestó a Airi desde la otra punta.
—Tiene el brazu... —empezó demasiado bajo así que carraspeó para hacerse oír entre el abismo que los separaba y trató que la emoción por poder hablar con la otra parte de su tribu no paralizara sus intenciones—. ¡Es... su brazo! No lo tiene bien... —con sus ojos color miel buscó cualquier hálito de esperanza—. ¿Hay... Airi... hay salida... por allí? ¿Estáis... bi... cómo estáis? —Santos.
Miró al varmano y al mjorní con el ceño fruncido. Necesitaba oírles. Cualquier cosa, le daba absolutamente igual con tal de reconfortarse con el eco de sus voces. Suspiró con un quejido ahogado, pasada la adrenalina se percataba del escozor que yacía bajo su camiseta empapada.
Pero era un niño, seguía siendo un niño. No podía hacer más que quedarse allí con aquel estúpido trozo de madera en sus manos y el polvo acumulándose en sus pestañas con lentitud, como si el tiempo no apremiara para salvar la vida. Como si Nohlem no sollozara con la derrota en los ojos. Como si Räg y el color rojo del arcoiris no se hubieran fusionado en un pacto de sangre.
No se dio cuenta de que continuaba llorando en silencio hasta que Ethan le abrazó con torpeza. Tardó unos segundos en recuperar las capacidades de todos sus sentidos e incluso varios segundos más en lograr que su mente se distanciara de la suerte del otro grupo. Tampoco supo como la lanza rota había huido de su agarre pero asintió a todas y cada una de las palabras del muchacho con una brisa de racionalidad repentina.
La lógica no impidió que deseara seguir percibiendo el contacto de Ethan en sus mejillas, solo deseaba gritar acurrucado con él y que alguien los sacara de la ciudad para siempre. El pequeño achaque de valentía no fue suficiente para que observara con horror el estado de los dos chicos cuando éstos comenzaron a rasgar sus camisetas. Los moratones eran punzadas visuales que notaba tanto como las que tenía esparcidas por su propio cuerpo. Pero lo peor era la inmovilidad del brazo del medio japonés y la cojera de Rick. Al menos el neoyorquino no se había parado a revisar sus heridas, temía que encontraran el corte abundante de su estómago y la atención se desviara del circense sobre alguien que no lo merecía.
Obedeció todas las directrices en silencio, especialmente las que requerían unir la tela sobre la extremidad del italiano. Las manos le temblaban, la cara despedía un rictus de tristeza y emoción por ver a su mejor amigo en ese estado. Y la voz raspó cuando le contestó a Airi desde la otra punta.
—Tiene el brazu... —empezó demasiado bajo así que carraspeó para hacerse oír entre el abismo que los separaba y trató que la emoción por poder hablar con la otra parte de su tribu no paralizara sus intenciones—. ¡Es... su brazo! No lo tiene bien... —con sus ojos color miel buscó cualquier hálito de esperanza—. ¿Hay... Airi... hay salida... por allí? ¿Estáis... bi... cómo estáis? —Santos.
Miró al varmano y al mjorní con el ceño fruncido. Necesitaba oírles. Cualquier cosa, le daba absolutamente igual con tal de reconfortarse con el eco de sus voces. Suspiró con un quejido ahogado, pasada la adrenalina se percataba del escozor que yacía bajo su camiseta empapada.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Re: Subterráneos
13/05/24, 09:52 pm
En el regazo de Ethan podría sentirse seguro pero en su pecho había un peso demasiado grande como para poder aguantarlo. Le dolía, le lastimaba más que el brazo, los moretones o su piel raspada. Se sintió traicionado, engañado, atacado, amenazado, tanto miedo provocado por ello repentinamente le hizo no querer soltarse de su amigo igualmente herido.Su cabeza gacha dejó ir todo ese dolor en forma de un llanto desgarrador que vino después de aquél grito lleno de furia. Ahora solo quedaba espacio para la tristeza.
Notó la mano cálida de Ethan acariciar sus cabellos llenos de polvo y suciedad, dejándose llevar por un momento de contacto que en otra ocasión sería hasta reconfortante pero en aquel momento sentía necesidad de ello, desesperado por aquella conexión que mantenía en una pieza su cordura. Y no solo fue Ethan: Rick, Aniol, Connor… No sabía con certeza si Rag, Airi y Nohlem estaban bien pues aun tenía mezclados todos esos gritos pero estaban bien, en su cabeza todos estarían bien y volverían a salvo.
Cuando Ethan se incorporó, Damian lo miró con miedo. Un “no te vayas” se podía leer en su mirada angustiada antes de que su amigo le pidiese no tocarse el brazo. Lo iban a ayudar, eso lo hizo asentir con su boca tensa.
—V-Vale… —afirmó con la voz rasposa.
Observó como Ethan se fue a hablar con Rick entre el neblinoso ambiente. El de ojos distintos también le preocupó pues el chico parecía tener la mirada perdida, ambos colores amenazaban con desmoronarse así como los oscuros de Damian. Ninguno estaba bien, todo culpa de unos desconocidos amigos del pollo malnacido que estuvo detrás del fogonazo de luz que era el techo, el cual el italiano se paró a mirar por unos instantes. Su mirada aguada paró a pensar, inmóvil. Como pasó todo tan rápido, parecía otro sueño de mal gusto solo que esa vez la función era de verdad, al igual que sus heridas y el brazo torcido de mala manera.
Escuchaba más voces al otro lado que podía reconocer, de fondo, como el remanente de cascotes cayendo en el abismo que el circense aun no no pudo ver. Sin embargo rocas, eco, presagios de una muerte cercana, eran audibles cerca suyo. Damian no sabía si decir si habían tenido buena o mala suerte, esos conceptos se le escapaban dada la situación. ¿Tener su brazo echo una mierda era algo de lo que parar a pensar? No le dolía tanto, peor era eso que saber qué diantres pasaría con su brazo o si volvería a hacer el pino como antes. Eso le hizo tragar saliva, guardándose otra congoja que no quería desperdiciar. Tenía que mantenerse fuerte, como Rambo, la diferencia estaba en que el pequeño soldado no podía aguantarlo, no se creía tan fuerte en esos momentos.
Bajó la mirada, ahí estaba Ethan dando un abrazo a Aniol con la extremidad buena. Les escuchó hablar, como uno le pidió ayuda al otro por su bienestar. El polaco también tenía mala cara y eso, esa emoción rebotó en el italiano con una fuerza terrible, el peso de una amistad maravillosa trasladada en una preocupación por su mejor amigo le golpeó, teniendo una presión en el pecho aun creciente. Dejó reflejar esa carga en un suspiro cansado, apretando los ojos pues le escocían del polvo en ocasiones.
De nuevo su mirada espectadora no para de seguir el movimiento, esta vez en Ethan y Rick. No se paró a escuchar esa vez, concentrándose en pensar que todo estaría bien. Su brazo, el de Ethan, lo que sea que tenía Rick en el pie o lo que diantres estuvo pasando por el otro lado. Por lo menos Ethan se acercó con una lanza rota y el arma que llevaba Rick consigo. No sabía que iba a hacer con ello o para que serviría pero se dejaría hacer, no pensaba en otra cosa mas que en dejarse ayudar.
—¿Se… va a poner bien mi brazo? —fue una pregunta incluso dirigida de forma retórica al oír a Ethan, quien explicó que le sujetarían el brazo.
De todas formas asintió, viendo como Ethan se quitaba la camiseta con dificultad. Mientras estuvo a ello, Rick se acercó y sus ojos se encogieron ante la vista de esos cuerpos maltratados. Zonas moradas, raspones feos, sangre que estaba presente, manchando sus pieles. Joder, estaban reventados. Con la mirada afectada la dirigió de vuelta a Aniol y, de cerca, él también estaba magullado. Una sola suspiración nasal fue lo que dejó ir al oir a Aniol avisar a una efímera voz de Airi sobre su brazo, con el gesto torcido al oír que no lo tenía bien.
—Mierda… No quería caerme así de mal. ¿Os duele algo? ¿Ethan tu brazo está bien y-y el pie de Rick está bien? Aniol… Aniol, ¿no te-te has hecho nada chungo? Si le pasa algo, luego lo ayudo a él, luego os hago esto pero con vuestras cosas chungas, que… que estaré bien. Ahhhhh… Ya veréis que no es tanto, si no me duele casi nada el brazo no-no, no duele na… nadaaaaahhh… Uouuuu…. ¡Oooh… Ayayayay...! Sigue, sigue… Ya luego nos vamos… y luego vamos a llevar las cestas y-y comemos algo, nos hinchamos a comer y nos acostamos un rato pero-pero largo, ¿eh?… Sobre todo tu y yo Aniol que… está todo perdonao, ¿vale? No eres una r-rata, es todo… Se me fue la olla colega... eres el puto amo… Buff… MMmmMMhhh… Vale que me escuecen las-las rodillas, los codo, me duele el culo... pero esto, ¡esto no es nada! ¡Hijo de su…! Puta madreeehhhhuuuggg…. Uf... ¿ya?
Hablar por los codos le ayudaba a no pensar en ello mientras sentía como le movían el brazo, ayudándolo a colocarlo en la camiseta para dejarlo asegurado y con la lanza rota como palo para dejarlo fijo, no les quedaba otra que mover la parte rota y la parte de desagrado ganaba a la dolorosa, sintiendo como los vellos se le erizaban y enseñaba los dientes, tritando entre sudores fríos para al final terminar con un cabestrillo la mar de apañado.
—¿Ya está? ¿Ya está listo? Ohhh joder me cago en to su puta madre. Offff, gracias tíos. Duele pero ya… ya estoy mas normalillo. Que apañao jaja… Que apañaos sois —dejo ir una risa cansada, de las primeras que tuvo post caída. El cabestrillo era mano de santo, lo sentía cómodo y sobre todo le hacía sentir más seguro—. ¿Están los demás enteros? No se nada, no los veo—. Como estuvo sentado y de espaldas, poco pudo ver del resto.
Notó la mano cálida de Ethan acariciar sus cabellos llenos de polvo y suciedad, dejándose llevar por un momento de contacto que en otra ocasión sería hasta reconfortante pero en aquel momento sentía necesidad de ello, desesperado por aquella conexión que mantenía en una pieza su cordura. Y no solo fue Ethan: Rick, Aniol, Connor… No sabía con certeza si Rag, Airi y Nohlem estaban bien pues aun tenía mezclados todos esos gritos pero estaban bien, en su cabeza todos estarían bien y volverían a salvo.
Cuando Ethan se incorporó, Damian lo miró con miedo. Un “no te vayas” se podía leer en su mirada angustiada antes de que su amigo le pidiese no tocarse el brazo. Lo iban a ayudar, eso lo hizo asentir con su boca tensa.
—V-Vale… —afirmó con la voz rasposa.
Observó como Ethan se fue a hablar con Rick entre el neblinoso ambiente. El de ojos distintos también le preocupó pues el chico parecía tener la mirada perdida, ambos colores amenazaban con desmoronarse así como los oscuros de Damian. Ninguno estaba bien, todo culpa de unos desconocidos amigos del pollo malnacido que estuvo detrás del fogonazo de luz que era el techo, el cual el italiano se paró a mirar por unos instantes. Su mirada aguada paró a pensar, inmóvil. Como pasó todo tan rápido, parecía otro sueño de mal gusto solo que esa vez la función era de verdad, al igual que sus heridas y el brazo torcido de mala manera.
Escuchaba más voces al otro lado que podía reconocer, de fondo, como el remanente de cascotes cayendo en el abismo que el circense aun no no pudo ver. Sin embargo rocas, eco, presagios de una muerte cercana, eran audibles cerca suyo. Damian no sabía si decir si habían tenido buena o mala suerte, esos conceptos se le escapaban dada la situación. ¿Tener su brazo echo una mierda era algo de lo que parar a pensar? No le dolía tanto, peor era eso que saber qué diantres pasaría con su brazo o si volvería a hacer el pino como antes. Eso le hizo tragar saliva, guardándose otra congoja que no quería desperdiciar. Tenía que mantenerse fuerte, como Rambo, la diferencia estaba en que el pequeño soldado no podía aguantarlo, no se creía tan fuerte en esos momentos.
Bajó la mirada, ahí estaba Ethan dando un abrazo a Aniol con la extremidad buena. Les escuchó hablar, como uno le pidió ayuda al otro por su bienestar. El polaco también tenía mala cara y eso, esa emoción rebotó en el italiano con una fuerza terrible, el peso de una amistad maravillosa trasladada en una preocupación por su mejor amigo le golpeó, teniendo una presión en el pecho aun creciente. Dejó reflejar esa carga en un suspiro cansado, apretando los ojos pues le escocían del polvo en ocasiones.
De nuevo su mirada espectadora no para de seguir el movimiento, esta vez en Ethan y Rick. No se paró a escuchar esa vez, concentrándose en pensar que todo estaría bien. Su brazo, el de Ethan, lo que sea que tenía Rick en el pie o lo que diantres estuvo pasando por el otro lado. Por lo menos Ethan se acercó con una lanza rota y el arma que llevaba Rick consigo. No sabía que iba a hacer con ello o para que serviría pero se dejaría hacer, no pensaba en otra cosa mas que en dejarse ayudar.
—¿Se… va a poner bien mi brazo? —fue una pregunta incluso dirigida de forma retórica al oír a Ethan, quien explicó que le sujetarían el brazo.
De todas formas asintió, viendo como Ethan se quitaba la camiseta con dificultad. Mientras estuvo a ello, Rick se acercó y sus ojos se encogieron ante la vista de esos cuerpos maltratados. Zonas moradas, raspones feos, sangre que estaba presente, manchando sus pieles. Joder, estaban reventados. Con la mirada afectada la dirigió de vuelta a Aniol y, de cerca, él también estaba magullado. Una sola suspiración nasal fue lo que dejó ir al oir a Aniol avisar a una efímera voz de Airi sobre su brazo, con el gesto torcido al oír que no lo tenía bien.
—Mierda… No quería caerme así de mal. ¿Os duele algo? ¿Ethan tu brazo está bien y-y el pie de Rick está bien? Aniol… Aniol, ¿no te-te has hecho nada chungo? Si le pasa algo, luego lo ayudo a él, luego os hago esto pero con vuestras cosas chungas, que… que estaré bien. Ahhhhh… Ya veréis que no es tanto, si no me duele casi nada el brazo no-no, no duele na… nadaaaaahhh… Uouuuu…. ¡Oooh… Ayayayay...! Sigue, sigue… Ya luego nos vamos… y luego vamos a llevar las cestas y-y comemos algo, nos hinchamos a comer y nos acostamos un rato pero-pero largo, ¿eh?… Sobre todo tu y yo Aniol que… está todo perdonao, ¿vale? No eres una r-rata, es todo… Se me fue la olla colega... eres el puto amo… Buff… MMmmMMhhh… Vale que me escuecen las-las rodillas, los codo, me duele el culo... pero esto, ¡esto no es nada! ¡Hijo de su…! Puta madreeehhhhuuuggg…. Uf... ¿ya?
Hablar por los codos le ayudaba a no pensar en ello mientras sentía como le movían el brazo, ayudándolo a colocarlo en la camiseta para dejarlo asegurado y con la lanza rota como palo para dejarlo fijo, no les quedaba otra que mover la parte rota y la parte de desagrado ganaba a la dolorosa, sintiendo como los vellos se le erizaban y enseñaba los dientes, tritando entre sudores fríos para al final terminar con un cabestrillo la mar de apañado.
—¿Ya está? ¿Ya está listo? Ohhh joder me cago en to su puta madre. Offff, gracias tíos. Duele pero ya… ya estoy mas normalillo. Que apañao jaja… Que apañaos sois —dejo ir una risa cansada, de las primeras que tuvo post caída. El cabestrillo era mano de santo, lo sentía cómodo y sobre todo le hacía sentir más seguro—. ¿Están los demás enteros? No se nada, no los veo—. Como estuvo sentado y de espaldas, poco pudo ver del resto.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Re: Subterráneos
14/05/24, 01:16 am
No tardó mucho en darse cuenta de lo inutil que era. No podía estirar la tela, ni siquiera hacer el amago de agarrarla antes de cortarla, por un segundo se planteó pisarla con la rodilla, mantener la tensión suficiente para que con suerte el sable pudiera rasgar aunque fuese a modo de sierra pero sabía que tardaría demasiado. Era tan frustrante como doloroso y ahora que si quiera tenía camisa la brisa gélida del subsuelo erizaba su piel a cambio de calmar el calor de sus heridas.
-Gracias… -Respondió de forma sincera y un tanto cansado al verse invalido. No dudo ni por un instante en cederle el arma a Rick, por muy cabezota que fuera el malestar aplacaba todo intento de pelea que pudiera guardar dentro. Simplemente no podía mover el brazo. -En tiras, cortala en tiras, servirá de vendas.
Explicó los sencillos pasos mientras se encargaba de desastillar el palo de madera, no iba a poderlo dejar perfecto pero debería servir. Con todo el cuidado del mundo les indicó cómo vendar la zona tratando de no mover el brazo de Damian más de lo necesario por miedo a que la rotura pudiera empeorar. Una vez hecho el primer paso solo les quedaba usar la camiseta de Rick como soporte para lo que sería una escayola normal. No aliviaría el dolor del niño, pero al menos evitarían que fuera a más.
Que el italiano hablase tanto le resultó reconfortante, a cada queja paraba el tratamiento para evitar hacerle daño pero al menos parte de su positivismo caló en él. La alegría torpona del pequeño se le contagiaba en una ligera sonrisa pues incluso en las peores ocasiones Damian seguía siendo Damian y solo bastaba ese ápice de normalidad para que la alarma dejará de sonar tan fuerte en su cabeza.
-Vale, esto ya está, definitivamente eres todo un valiente, Rambo estaría orgulloso de ti. ¿Crees poder caminar?
Le preguntó al pequeño mientras desviaba la vista a su espalda, ahí de donde había surgido la voz de Airi. Visto en perspectiva entendía su preocupación, tendría que haber hablado antes pero desde luego no había tenido margen alguno para hacerlo. Ahora en cambio que el mayor temor se veía controlado se permitió fijarse mejor en el resto de sus compañeros. Había mucha sangre, demasiada, tanta que la sorpresa volvió de su rostro un cuadro mientras saltaba del lagarto a le joven y viceversa. No tenían sentido alguno, estaban demasiado conscientes para la cantidad ingente de rojo que los estaba empapando.
-Hemos estado mejor -Respondió estupefacto, incapaz de vocalizar correctamente. -Damian ya está curado, se le ha fracturado el brazo pero hemos intentado hacer un apaño…
No sabía que decir, aún atónito busco con la mirada a Connor tratando de descifrar en un leve vistazo como se encontraba. Al menos el joven motero había acabado menos golpeado que su persona y tras ese parcial alivio siguió el sendero hasta encontrar la bola maltrecha y escondida que era Nohlem. Un carraspeó incómodo cruzó al momento su garganta al percatarse por primera vez de lo mucho que echaba en falta a sus dos mejores amigos, aunque los separara un agujero relativamente pequeño la incapacidad de ir junto a ellos torció su gesto en una mueca apenada.
-Estais… Airi, teneis mucha sangre. -Acabó diciendo al intentar centrarse en su mayor preocupación. Despacio se acercó al agujero para que sin tener que hablar demasiado alto pudieran escucharlo. -¿Podréis salir solos? ¿Tenéis algún arma?
Receloso barrio la escena con la mirada hasta dar con la maza de Connor, al menos le tendrían a él, que visto el panorama era toda una ventaja. Su preocupación volvió a bailar rápidamente pues mientras tenía una obra escabrosa ante sus ojos, el felino seguía sin moverse del sitio, como si no quisiera reaccionar al ambiente.
-Oye, Connor, protégelos cabrón, los quiero enteritos en el torreón, ¿si? -Acabó hablando directamente al canadiense con una medio sonrisa agotada en el rostro. Meterse con su amigo en esas condiciones le hacía recobrar parte de su juventud. -¿Y se puede saber qué le pasa a Nohlem? -Susurró absurdamente alto como si así no fuera a escucharle nadie más que el pelirrosa. Una idea que cambió drásticamente al darse cuenta de que podía hablar directamente al chico. - ¡Eh, Nohleeem! ¿Está todo bien? -Volvió a bajar la voz -¿Está herido?
-Ehm nosotros deberíamos de intentar avanzar, creo que Rick tiene un esguince en el tobillo -Desvió la mirada hacía su compañero pues a ciencia cierta no sabía del todo bien que le ocurría. Una cojera podía tener tantos orígenes que ese le había resultado el más lógico. -Y yo, bueno… nada muy grave más allá de algún moratón. Nos apañaremos, no os preocupéis.
Le faltó añadir que ya se preocupaba él por todos, pues mientras en el otro grupo quitando el extraño riegue de sangre estaban más o menos de pie en el suyo no solo contaban con dos pequeños, si no que encima iban por fascículos. Vale, debía ir paso por paso o volvería a acabar demasiado agobiado como para querer hacer nada. Rick cojeaba, eso era un problema bastante notorio e irónicamente como alguien con una enfermedad crónica similar tenía en parte un arreglo vago a corto alcance. No iba a hacer milagros pero sería mejor que nada.
-Vale, los que quedáis. -Suspiró soltando todo el aire con el que cargaba. Estaba exhausto de hacer de médico, nunca había querido esa profesión. En parte se alegraba por saber lo básico como para ayudar a sus compañeros, pero su lado más egoísta añoraba el no tener que ser tan vital en esas circunstancias. Ojalá pudiera haber podido quitarse esa carga. -Creo que tenemos un zapato similar así que ehm, Rick te voy a ceder mi media compresora. Al menos así tendrás algo más fijo el pie, ya siento que no tengamos más madera para poder improvisar algo.
Confesó un tanto cansado mientras se sentaba para empezar a descalzarse de su pierna mala. No iba a dejar que ni con esas viera su cicatriz así que sin llegar a levantarse el pantalón se acabó quitando el calcetín. Era negro, lo suficientemente largo como para llegar hasta la zona inferior de la rodilla y si aceptaba la ofrenda notaría como efectivamente apretaba un poco, sin llegar a ser una molestia contundente.
-Y ehm, perdón Aniol no he podido verte, ¿Te importa acercarte? En la que vea que no tienes nada nos vamos, solo quiero poderme ir tranquilo.
-Gracias… -Respondió de forma sincera y un tanto cansado al verse invalido. No dudo ni por un instante en cederle el arma a Rick, por muy cabezota que fuera el malestar aplacaba todo intento de pelea que pudiera guardar dentro. Simplemente no podía mover el brazo. -En tiras, cortala en tiras, servirá de vendas.
Explicó los sencillos pasos mientras se encargaba de desastillar el palo de madera, no iba a poderlo dejar perfecto pero debería servir. Con todo el cuidado del mundo les indicó cómo vendar la zona tratando de no mover el brazo de Damian más de lo necesario por miedo a que la rotura pudiera empeorar. Una vez hecho el primer paso solo les quedaba usar la camiseta de Rick como soporte para lo que sería una escayola normal. No aliviaría el dolor del niño, pero al menos evitarían que fuera a más.
Que el italiano hablase tanto le resultó reconfortante, a cada queja paraba el tratamiento para evitar hacerle daño pero al menos parte de su positivismo caló en él. La alegría torpona del pequeño se le contagiaba en una ligera sonrisa pues incluso en las peores ocasiones Damian seguía siendo Damian y solo bastaba ese ápice de normalidad para que la alarma dejará de sonar tan fuerte en su cabeza.
-Vale, esto ya está, definitivamente eres todo un valiente, Rambo estaría orgulloso de ti. ¿Crees poder caminar?
Le preguntó al pequeño mientras desviaba la vista a su espalda, ahí de donde había surgido la voz de Airi. Visto en perspectiva entendía su preocupación, tendría que haber hablado antes pero desde luego no había tenido margen alguno para hacerlo. Ahora en cambio que el mayor temor se veía controlado se permitió fijarse mejor en el resto de sus compañeros. Había mucha sangre, demasiada, tanta que la sorpresa volvió de su rostro un cuadro mientras saltaba del lagarto a le joven y viceversa. No tenían sentido alguno, estaban demasiado conscientes para la cantidad ingente de rojo que los estaba empapando.
-Hemos estado mejor -Respondió estupefacto, incapaz de vocalizar correctamente. -Damian ya está curado, se le ha fracturado el brazo pero hemos intentado hacer un apaño…
No sabía que decir, aún atónito busco con la mirada a Connor tratando de descifrar en un leve vistazo como se encontraba. Al menos el joven motero había acabado menos golpeado que su persona y tras ese parcial alivio siguió el sendero hasta encontrar la bola maltrecha y escondida que era Nohlem. Un carraspeó incómodo cruzó al momento su garganta al percatarse por primera vez de lo mucho que echaba en falta a sus dos mejores amigos, aunque los separara un agujero relativamente pequeño la incapacidad de ir junto a ellos torció su gesto en una mueca apenada.
-Estais… Airi, teneis mucha sangre. -Acabó diciendo al intentar centrarse en su mayor preocupación. Despacio se acercó al agujero para que sin tener que hablar demasiado alto pudieran escucharlo. -¿Podréis salir solos? ¿Tenéis algún arma?
Receloso barrio la escena con la mirada hasta dar con la maza de Connor, al menos le tendrían a él, que visto el panorama era toda una ventaja. Su preocupación volvió a bailar rápidamente pues mientras tenía una obra escabrosa ante sus ojos, el felino seguía sin moverse del sitio, como si no quisiera reaccionar al ambiente.
-Oye, Connor, protégelos cabrón, los quiero enteritos en el torreón, ¿si? -Acabó hablando directamente al canadiense con una medio sonrisa agotada en el rostro. Meterse con su amigo en esas condiciones le hacía recobrar parte de su juventud. -¿Y se puede saber qué le pasa a Nohlem? -Susurró absurdamente alto como si así no fuera a escucharle nadie más que el pelirrosa. Una idea que cambió drásticamente al darse cuenta de que podía hablar directamente al chico. - ¡Eh, Nohleeem! ¿Está todo bien? -Volvió a bajar la voz -¿Está herido?
-Ehm nosotros deberíamos de intentar avanzar, creo que Rick tiene un esguince en el tobillo -Desvió la mirada hacía su compañero pues a ciencia cierta no sabía del todo bien que le ocurría. Una cojera podía tener tantos orígenes que ese le había resultado el más lógico. -Y yo, bueno… nada muy grave más allá de algún moratón. Nos apañaremos, no os preocupéis.
Le faltó añadir que ya se preocupaba él por todos, pues mientras en el otro grupo quitando el extraño riegue de sangre estaban más o menos de pie en el suyo no solo contaban con dos pequeños, si no que encima iban por fascículos. Vale, debía ir paso por paso o volvería a acabar demasiado agobiado como para querer hacer nada. Rick cojeaba, eso era un problema bastante notorio e irónicamente como alguien con una enfermedad crónica similar tenía en parte un arreglo vago a corto alcance. No iba a hacer milagros pero sería mejor que nada.
-Vale, los que quedáis. -Suspiró soltando todo el aire con el que cargaba. Estaba exhausto de hacer de médico, nunca había querido esa profesión. En parte se alegraba por saber lo básico como para ayudar a sus compañeros, pero su lado más egoísta añoraba el no tener que ser tan vital en esas circunstancias. Ojalá pudiera haber podido quitarse esa carga. -Creo que tenemos un zapato similar así que ehm, Rick te voy a ceder mi media compresora. Al menos así tendrás algo más fijo el pie, ya siento que no tengamos más madera para poder improvisar algo.
Confesó un tanto cansado mientras se sentaba para empezar a descalzarse de su pierna mala. No iba a dejar que ni con esas viera su cicatriz así que sin llegar a levantarse el pantalón se acabó quitando el calcetín. Era negro, lo suficientemente largo como para llegar hasta la zona inferior de la rodilla y si aceptaba la ofrenda notaría como efectivamente apretaba un poco, sin llegar a ser una molestia contundente.
-Y ehm, perdón Aniol no he podido verte, ¿Te importa acercarte? En la que vea que no tienes nada nos vamos, solo quiero poderme ir tranquilo.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Re: Subterráneos
14/05/24, 10:23 am
Connor seguía sentado en el suelo, mientras se frotaba la cresta con insistencia y tenía la mirada perdida en algún punto de la cueva. Su expresión una mezcla entre el pesar y la rabia. Su mente era una puta bomba de relojería a punto de estallar y que lo único que lo evitaba era la jodida confusión y preocupación que sentía. Räg parecía muy afectado hasta el punto de querer evitar el contacto con Airi, pero no parecía que se hubiera quedado ciego o algo así a pesar de toda la sangre que había salido de sus ojos. Nohlem seguía paralizado en el mismo sitio y no sabía realmente cómo estaba el resto del grupo. Solo que Damian no parecía estar bien... Y hasta ahí estaba dispuesto a pensar. Porque era mucho más fácil dejarse llevar por la venganza que por la preocupación: Era un motor para sobrevivir de puta madre.
Al contrario que algunos de sus compañeros, él no estaba perdiendo el tiempo en buscar el motivo de aquel ataque. Esos cabrones se la habían jugado y les habían tendido una trampa, pero Connor tenía muy claro el por qué habían optado por ese camino en vez de ayudarse mutuamente: porque podían. Jodidamente fácil y sencillo. Una decisión que los propios Wyverns habrían tomado de estar allí contra otro grupo, de no ser por... Aniol y Damian. Hasta el club tenía límites sobre a quién hacer daño. Límites que aquella gente no se había molestado en traspasar. ¿Les reventaría la puta cabeza por querer matarles a él y al resto de mayores? Joder, sí... ¿Pero por los niños? Estaba dispuesto a torturar a ese grupo antes de acabar con ellos. Hacer que sufrieran lentamente. Que suplicaran. Que lloraran. Le importaría tres cojones mientras seguía arrancándoles partes del cuerpo poco a poco. Desmontándolos como si solo fueran puta chatarra que no valía una mierda. Quería hacerlo. Necesitaba hacerlo. Porque era lo único que le estaba dando fuerzas para no abandonarse a la desesperación y hundirse allí mismo.
Aquella determinación le traía recuerdos oscuros y sangrientos que procuraba mantener encerrados. Porque Sutileza ya no era un puto monstruo más de la ciudad, ahora sí parecía otro cosechado como ellos que también tenía su propio grupo. Eran personas. Como ellos. Y quería matarlos como a Markus y a Roderick. Y sí joder... Eso le traía recuerdos oscuros y sangrientos. Casi podía oír el rugido de las motocicletas, las explosiones de los disparos y el sabor a hierro en la boca, el calor abrasador de Texas quemando su piel. El peso del rastrillo en la mano y el dolor de los nudillos queriendo resquebrajarse con cada golpe. Casi podía notar los cortes en su labio, hombro y mano. Cortes que ahora solo eran cicatrices tras más de un año, pero ahora sangraban. Casi podía ver enfrente suya los últimos estertores de Yasser y el balanceo desagradable de la cabeza de Rhona después ser disparada en la nuca...
-Basta...- Susurró Connor para sí mismo, mientras cerraba los puños con fuerza. Su voz una grieta en un lago helado, que amenazaba con resquebrajarse e inundarlo con emociones que no quería sacar ahora mismo. -Basta...- Volvió a repetir algo más repuesto. La grieta volviendo a esconderse tras otra capa de hielo. Tenía que pensar en lo que era importante ahora. Tenía que pensar en su grupo. En sus amigos.
Connor se levantó con esfuerzo mientras sus ojos se desviaban hacia el grupo del otro lado. Las palabras de Aniol explicando lo que le ocurría a Damian confirmaron lo que él mismo observaba. Le estaban poniendo un cabestrillo. Y a juzgar por los gritos que había estado lanzando tenía que tener el brazo roto. El motero dejó escapar el aire de sus pulmones mientras su ceño se fruncía en una expresión de pena y preocupación. Una parte de él deseaba estar allí. Quería estar allí con Aniol y Damian y ponerse delante de ellos contra todo lo que viniera. Quería estar allí con Ethan, al cuál veía sobrepasado por una situación en la que se encontraba solo con dos críos y con Rick cojeando y estar a su lado como en cada salida. La otra parte de él se alegraba de estar al otro lado. Se alegraba de tener a Nohlem en el mismo lado aunque ahora no estuviera en su mejor momento, porque había tenido suerte en tener a uno de sus dos mejores amigos con él. Sentía que le necesitaba al igual que Räg y Airi... Y ya era hora de que hiciera algo de una puta vez.
-Estamos bien... O eso creo, joder...- Le respondió a Ethan mientras lo estudiaba descaradamente. Algo le pasaba en el brazo, aunque lo negara... Su mirada preocupada se desvió hacia Räg, pidiéndole que contestara él mismo a aquella pregunta y les hiciera saber de verdad qué le había ocurrido y cómo estaba. Volvió a centrarse en el medio japonés. Su mofa le hizo sacar un pobre intento de sonrisa cansada, mientras seguía su mirada hasta dar con su puta maza desperdigada en su lado. Connor suspiró antes de encaminarse hacia ella y recogerla, sintiéndose más seguro con ella entre las manos. Asintió con la cabeza con determinación. -Sí, los protegeré... Haz lo mismo con los putos críos, cabronazo... O te reviento la puta cara.- Su voz era tensa y suplicante ante aquella situación pero tras todo el shock, el miedo y la rabia Connor empezaba a reponerse y se obligó a devolverle la broma.- ¡Haced lo mismo vosotros!- Repitió más alto pero ésta vez para Rick. -Nohlem está... bien. Es solo que ya sabes...- Sin saber muy bien cómo seguir Connor se quedó en silencio y le hizo un gesto con la mano para hacer entender que se encargaría de ello.
Tras eso el motero se dio la vuelta hacia su propio grupo. Tenían que irse de allí. Que toda la mezcla de emociones que le había sobrepasado empezara a diluirse le hacía recobrar más consciencia de dónde estaban. Y sobre todo de los sonidos que llegaban del único camino que podían seguir. Tras la niebla verde. Connor se arrodilló al lado de Nohlem no sin esfuerzo físico, pues aún le dolían partes del cuerpo que no sabía nombrar.
-Nohlem...- Empezó a decir con tono preocupado mientras miraba sus verdes ojos perdidos.- Nohlem, cabronazo...- Volvió a repetir mientras dejaba la maza a un lado y le agarraba firmemente de los hombros. Su voz igual de preocupada, pero algo más sólida al igual que su agarre. Verlo así le dolía más de lo que podía imaginar, y solo intensificaba más aún los fuegos de venganza que sentía en su interior.- Tenemos que irnos de aquí, joder... Esto no tiene una mierda de seguro y... creo que Räg ya está mejor así que...- Se giró unos segundos hacia Räg y Airi.- ¿Estás mejor, verdad joder? No sé qué cojones te ha pasado pero si lo estás... Tenéis que poneros en pie de una puta vez. Vámonos de aquí, Airi...- Casi suplicó con varios asentimientos, haciéndole ver que confiaba en elle para encargarse de Räg, antes de volver a centrarse en Nohlem. Sus manos pasaron de sus hombros a su cabeza. Donde una mano se quedó tras su nuca y otra en el lateral de su cuello. Su toque apenas era fuerte.- Levántate, Nohlem.- La impaciencia se comía sus palabras, pero sobre todo había comprensión y pena.- Te necesitamos, joder... Te necesito, hijo de puta... ¿Aún me queda un puto favor por hacerte, verdad pijo de los cojones?-
Al contrario que algunos de sus compañeros, él no estaba perdiendo el tiempo en buscar el motivo de aquel ataque. Esos cabrones se la habían jugado y les habían tendido una trampa, pero Connor tenía muy claro el por qué habían optado por ese camino en vez de ayudarse mutuamente: porque podían. Jodidamente fácil y sencillo. Una decisión que los propios Wyverns habrían tomado de estar allí contra otro grupo, de no ser por... Aniol y Damian. Hasta el club tenía límites sobre a quién hacer daño. Límites que aquella gente no se había molestado en traspasar. ¿Les reventaría la puta cabeza por querer matarles a él y al resto de mayores? Joder, sí... ¿Pero por los niños? Estaba dispuesto a torturar a ese grupo antes de acabar con ellos. Hacer que sufrieran lentamente. Que suplicaran. Que lloraran. Le importaría tres cojones mientras seguía arrancándoles partes del cuerpo poco a poco. Desmontándolos como si solo fueran puta chatarra que no valía una mierda. Quería hacerlo. Necesitaba hacerlo. Porque era lo único que le estaba dando fuerzas para no abandonarse a la desesperación y hundirse allí mismo.
Aquella determinación le traía recuerdos oscuros y sangrientos que procuraba mantener encerrados. Porque Sutileza ya no era un puto monstruo más de la ciudad, ahora sí parecía otro cosechado como ellos que también tenía su propio grupo. Eran personas. Como ellos. Y quería matarlos como a Markus y a Roderick. Y sí joder... Eso le traía recuerdos oscuros y sangrientos. Casi podía oír el rugido de las motocicletas, las explosiones de los disparos y el sabor a hierro en la boca, el calor abrasador de Texas quemando su piel. El peso del rastrillo en la mano y el dolor de los nudillos queriendo resquebrajarse con cada golpe. Casi podía notar los cortes en su labio, hombro y mano. Cortes que ahora solo eran cicatrices tras más de un año, pero ahora sangraban. Casi podía ver enfrente suya los últimos estertores de Yasser y el balanceo desagradable de la cabeza de Rhona después ser disparada en la nuca...
-Basta...- Susurró Connor para sí mismo, mientras cerraba los puños con fuerza. Su voz una grieta en un lago helado, que amenazaba con resquebrajarse e inundarlo con emociones que no quería sacar ahora mismo. -Basta...- Volvió a repetir algo más repuesto. La grieta volviendo a esconderse tras otra capa de hielo. Tenía que pensar en lo que era importante ahora. Tenía que pensar en su grupo. En sus amigos.
Connor se levantó con esfuerzo mientras sus ojos se desviaban hacia el grupo del otro lado. Las palabras de Aniol explicando lo que le ocurría a Damian confirmaron lo que él mismo observaba. Le estaban poniendo un cabestrillo. Y a juzgar por los gritos que había estado lanzando tenía que tener el brazo roto. El motero dejó escapar el aire de sus pulmones mientras su ceño se fruncía en una expresión de pena y preocupación. Una parte de él deseaba estar allí. Quería estar allí con Aniol y Damian y ponerse delante de ellos contra todo lo que viniera. Quería estar allí con Ethan, al cuál veía sobrepasado por una situación en la que se encontraba solo con dos críos y con Rick cojeando y estar a su lado como en cada salida. La otra parte de él se alegraba de estar al otro lado. Se alegraba de tener a Nohlem en el mismo lado aunque ahora no estuviera en su mejor momento, porque había tenido suerte en tener a uno de sus dos mejores amigos con él. Sentía que le necesitaba al igual que Räg y Airi... Y ya era hora de que hiciera algo de una puta vez.
-Estamos bien... O eso creo, joder...- Le respondió a Ethan mientras lo estudiaba descaradamente. Algo le pasaba en el brazo, aunque lo negara... Su mirada preocupada se desvió hacia Räg, pidiéndole que contestara él mismo a aquella pregunta y les hiciera saber de verdad qué le había ocurrido y cómo estaba. Volvió a centrarse en el medio japonés. Su mofa le hizo sacar un pobre intento de sonrisa cansada, mientras seguía su mirada hasta dar con su puta maza desperdigada en su lado. Connor suspiró antes de encaminarse hacia ella y recogerla, sintiéndose más seguro con ella entre las manos. Asintió con la cabeza con determinación. -Sí, los protegeré... Haz lo mismo con los putos críos, cabronazo... O te reviento la puta cara.- Su voz era tensa y suplicante ante aquella situación pero tras todo el shock, el miedo y la rabia Connor empezaba a reponerse y se obligó a devolverle la broma.- ¡Haced lo mismo vosotros!- Repitió más alto pero ésta vez para Rick. -Nohlem está... bien. Es solo que ya sabes...- Sin saber muy bien cómo seguir Connor se quedó en silencio y le hizo un gesto con la mano para hacer entender que se encargaría de ello.
Tras eso el motero se dio la vuelta hacia su propio grupo. Tenían que irse de allí. Que toda la mezcla de emociones que le había sobrepasado empezara a diluirse le hacía recobrar más consciencia de dónde estaban. Y sobre todo de los sonidos que llegaban del único camino que podían seguir. Tras la niebla verde. Connor se arrodilló al lado de Nohlem no sin esfuerzo físico, pues aún le dolían partes del cuerpo que no sabía nombrar.
-Nohlem...- Empezó a decir con tono preocupado mientras miraba sus verdes ojos perdidos.- Nohlem, cabronazo...- Volvió a repetir mientras dejaba la maza a un lado y le agarraba firmemente de los hombros. Su voz igual de preocupada, pero algo más sólida al igual que su agarre. Verlo así le dolía más de lo que podía imaginar, y solo intensificaba más aún los fuegos de venganza que sentía en su interior.- Tenemos que irnos de aquí, joder... Esto no tiene una mierda de seguro y... creo que Räg ya está mejor así que...- Se giró unos segundos hacia Räg y Airi.- ¿Estás mejor, verdad joder? No sé qué cojones te ha pasado pero si lo estás... Tenéis que poneros en pie de una puta vez. Vámonos de aquí, Airi...- Casi suplicó con varios asentimientos, haciéndole ver que confiaba en elle para encargarse de Räg, antes de volver a centrarse en Nohlem. Sus manos pasaron de sus hombros a su cabeza. Donde una mano se quedó tras su nuca y otra en el lateral de su cuello. Su toque apenas era fuerte.- Levántate, Nohlem.- La impaciencia se comía sus palabras, pero sobre todo había comprensión y pena.- Te necesitamos, joder... Te necesito, hijo de puta... ¿Aún me queda un puto favor por hacerte, verdad pijo de los cojones?-
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Subterráneos
14/05/24, 02:10 pm
Atento a los quejidos de Damian y por verse mencionado varias veces los sollozos del varmano acallaron, pero no cesaron. Oír su nombre era un golpe de humildad, la cargante realización de que estaba llorando en público, pero arrancada la tirita no podía parar. No es como si sentirse ridículo fuera suficiente motivo para detener la inmensa pena que sentía, pues se estaba dando por muerto y no sabía hasta que punto prefería que ese fuera realmente el caso. Inspiró y boqueó, tragando aire bajo el escudo que hacían sus brazos como si acabara de salir a la superficie tras casi morir ahogado, un trabajo cansado para que su llanto no tuviera tantos sonidos.
La conversación entre Ethan y Connor solo sirvió para que se encogiera aún más en el sitio, con las orejas aplastadas en un ángulo extraño entre el morbo de querer oír lo que decían y la necesidad de no escuchar nada. No estaba bien, por supuesto que no estaba bien, ninguno lo estaba, pero precisamente por no estar herido tenía más tiempo con el que lamentarse. Demasiada consciencia, poco apuro y nulo instinto. Demasiadas responsabilidades para alguien que acababa de tirar la toalla. Alzó tímidamente la mirada en dirección al otro grupo, ignorando muy a posta la pregunta de Ethan. No tenía ni voz ni rabia suficiente para dedicarle su sarcasmo, mucho menos el valor de hacerlo cuando claramente no había sido el peor herido. Su vista estaba tan empañada que incluso con las gafas le habría costado ver a Damian con su cabestrillo, a Rick con el pie en un ángulo repugnante, a Aniol sujetándose la panza o a Ethan con un brazo más largo que otro. Tragó saliva y volvió a agacharse. Era injusto. Era injusto y él un egoísta, pero no estaba en razón de cambiarlo.
O al menos así fue hasta que Connor se arrodilló al lado suyo. Al granta le sobrecogió una mezcla de vergüenza y alivio, ganando de momento en batalla la primera. Llorar de por sí era patético, pero que encima te vieran, delante de niños que ni peor parados estaban berreando como él... Joder, definitivamente se quedaba con la incomodidad del otro lado, ser el que consuela y no el consolado. En un principio se negó a obedecer, cabeza gacha en todo momento incluso cuando el tono de Connor fue suave y su agarre reconfortante. Tenía razón, pero- ¿qué mas daba? ¿Acaso tenían un sitio seguro al que ir?
Fue en la súplica del pelirrosa donde se sintió realmente mal. En sus preguntas a Airi y a Räg (en quien se negaba a pensar, muchísimo menos ver), en su búsqueda de ayuda en le sanaí porque él era un completo inútil ahora mismo. Se supone que era el segundo de mayor edad. Airi apenas tenía que, ¿14 años? Tragó saliva, se sorbió el morro, y para el momento en el que las manos del canadiense pasaron a su cabeza y cuello, alzó la mirada. El blanco de sus ojos estaba enrrojecido, sus pestañas pegadas entre sí por las lágrimas y sus pupilas acorralaban el turquesa que apenas las enmarcaba, y con esa lastimosa estampa se atrevió a mantenerle la mirada a Connor por unos segundos. La mención al favor le sacó una pequeña risita, apenas un suspiro cuyo movimiento casi le arranca otro sollozo por inercia. Sorbió una vez más, se humedeció los labios llevándose consigo el sabor a sal y polvo, se limpió la cara malamente con una mano de nudillos a medio brazo y asintió.
—Hm.
Ya está. Tenía razón.
Aún sin alzar mucho cabeza Nohlem empezó a moverse, dando a entender a Connor que quería levantarse para que se apartara. Si el chico se lo permitía se agarraría a él timidamente, pues no se atrevía a pedir una ayuda que por mucho que necesitara sabía que no se merecía. Una vez erguido tomó aire, vista fija al suelo para bajo ningún concepto mirar a Räg. Ya bastante horrible era el rojo de la sangre salpicado allí por donde fuera en la blanca piel del canadiense para encontrarlo también en la cara de nadie. Volvió a tomar aire.
—Tengo... —carraspeó e inspiró otra vez. Ese primer intento por hablar había sido lamentable. Su voz era un trapo, pero no podía permitirse sonar así—. Tengo mi arco —con la mano dominante, la misma que tenía dolorida por el golpe (y así lo recordó al moverla hacia atrás) se palpó la pequeña daga que siempre llevaba consigo a espaldas para casos de emergencia. Seguía en su funda—, y mi daga...
Era la única arma blanca en la que confiaba, y aún así sabía perfectamente que no servía para nada. Pero bueno. Por algún lado tenía que empezar a jugar a ser valiente. Con la misma energía que aparentaba, añadió.
—Vámonos.
Antes de echar a andar a la cortina de niebla (tras la cual siquiera dudaba que hubiera otra cosa que piedra) echó un vistazo atrás, al otro grupo. Con las gafas puestas pudo distinguir mejor sus rostros, mirarles a los ojos. Les dedicó una minúscula sonrisa de lado, un ánimo que para él no tenía para que sobrevivieran. Con un pequeño gesto de mano que se podría entender como despedida les deseó suerte.
La conversación entre Ethan y Connor solo sirvió para que se encogiera aún más en el sitio, con las orejas aplastadas en un ángulo extraño entre el morbo de querer oír lo que decían y la necesidad de no escuchar nada. No estaba bien, por supuesto que no estaba bien, ninguno lo estaba, pero precisamente por no estar herido tenía más tiempo con el que lamentarse. Demasiada consciencia, poco apuro y nulo instinto. Demasiadas responsabilidades para alguien que acababa de tirar la toalla. Alzó tímidamente la mirada en dirección al otro grupo, ignorando muy a posta la pregunta de Ethan. No tenía ni voz ni rabia suficiente para dedicarle su sarcasmo, mucho menos el valor de hacerlo cuando claramente no había sido el peor herido. Su vista estaba tan empañada que incluso con las gafas le habría costado ver a Damian con su cabestrillo, a Rick con el pie en un ángulo repugnante, a Aniol sujetándose la panza o a Ethan con un brazo más largo que otro. Tragó saliva y volvió a agacharse. Era injusto. Era injusto y él un egoísta, pero no estaba en razón de cambiarlo.
O al menos así fue hasta que Connor se arrodilló al lado suyo. Al granta le sobrecogió una mezcla de vergüenza y alivio, ganando de momento en batalla la primera. Llorar de por sí era patético, pero que encima te vieran, delante de niños que ni peor parados estaban berreando como él... Joder, definitivamente se quedaba con la incomodidad del otro lado, ser el que consuela y no el consolado. En un principio se negó a obedecer, cabeza gacha en todo momento incluso cuando el tono de Connor fue suave y su agarre reconfortante. Tenía razón, pero- ¿qué mas daba? ¿Acaso tenían un sitio seguro al que ir?
Fue en la súplica del pelirrosa donde se sintió realmente mal. En sus preguntas a Airi y a Räg (en quien se negaba a pensar, muchísimo menos ver), en su búsqueda de ayuda en le sanaí porque él era un completo inútil ahora mismo. Se supone que era el segundo de mayor edad. Airi apenas tenía que, ¿14 años? Tragó saliva, se sorbió el morro, y para el momento en el que las manos del canadiense pasaron a su cabeza y cuello, alzó la mirada. El blanco de sus ojos estaba enrrojecido, sus pestañas pegadas entre sí por las lágrimas y sus pupilas acorralaban el turquesa que apenas las enmarcaba, y con esa lastimosa estampa se atrevió a mantenerle la mirada a Connor por unos segundos. La mención al favor le sacó una pequeña risita, apenas un suspiro cuyo movimiento casi le arranca otro sollozo por inercia. Sorbió una vez más, se humedeció los labios llevándose consigo el sabor a sal y polvo, se limpió la cara malamente con una mano de nudillos a medio brazo y asintió.
—Hm.
Ya está. Tenía razón.
Aún sin alzar mucho cabeza Nohlem empezó a moverse, dando a entender a Connor que quería levantarse para que se apartara. Si el chico se lo permitía se agarraría a él timidamente, pues no se atrevía a pedir una ayuda que por mucho que necesitara sabía que no se merecía. Una vez erguido tomó aire, vista fija al suelo para bajo ningún concepto mirar a Räg. Ya bastante horrible era el rojo de la sangre salpicado allí por donde fuera en la blanca piel del canadiense para encontrarlo también en la cara de nadie. Volvió a tomar aire.
—Tengo... —carraspeó e inspiró otra vez. Ese primer intento por hablar había sido lamentable. Su voz era un trapo, pero no podía permitirse sonar así—. Tengo mi arco —con la mano dominante, la misma que tenía dolorida por el golpe (y así lo recordó al moverla hacia atrás) se palpó la pequeña daga que siempre llevaba consigo a espaldas para casos de emergencia. Seguía en su funda—, y mi daga...
Era la única arma blanca en la que confiaba, y aún así sabía perfectamente que no servía para nada. Pero bueno. Por algún lado tenía que empezar a jugar a ser valiente. Con la misma energía que aparentaba, añadió.
—Vámonos.
Antes de echar a andar a la cortina de niebla (tras la cual siquiera dudaba que hubiera otra cosa que piedra) echó un vistazo atrás, al otro grupo. Con las gafas puestas pudo distinguir mejor sus rostros, mirarles a los ojos. Les dedicó una minúscula sonrisa de lado, un ánimo que para él no tenía para que sobrevivieran. Con un pequeño gesto de mano que se podría entender como despedida les deseó suerte.
- ♪♫♬:
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Subterráneos
14/05/24, 07:28 pm
Las voces que llegaban desde el otro lado, así como Airi y Connor intentando comunicarse con ellos empezaban a hacerle ser mucho más consciente de la situación. Los habían engañado. “Karin” les había engañado y después aquel extraño les había dicho algo… No recordaba prácticamente ninguna palabra concreta, pero sabía que había deseado su muerte. Rägjynn no podía imaginarse por qué alguien haría algo así, pero si no le horrorizaba todavía más el pensamiento era porque ya habían estado sufriendo a Sutileza. De todos modos, probablemente tampoco tenía demasiada capacidad para profundizar en ello en aquel momento, como mecanismo de defensa.
Era demasiado. En realidad llevaba meses siéndolo. Desde antes de que se despertase en una habitación ruinosa en un mundo desconocido. Y tras haber temido de una forma tan brusca y terrorífica por su vida, lo que plagaba las pesadillas que no recordaba había estallado literalmente. El mjörní llevaba temiendo ese momento casi todos los días. Solo los días tranquilos en los que simplemente charlaba y colaboraba con sus compañeros podía permitirse olvidar por un tiempo que había pasado quince años de su vida sin conocer una terrible verdad sobre sí mismo.
Escuchó a Damian hablar mucho, parecía que había sufrido una herida y se la estaban tratando… quizás. Escuchó a Aniol preocuparse por ellos. A Ethan haciendo lo mismo. A Connor respondiendo a la petición del británico, Nohlem empezando a moverse…
Algo le pasaba a su brazo. No, a su hombro. Por fin se dio cuenta de qué era lo que notaba, o más bien, no notaba. No le era un tipo de lesión desconocida aunque era la primera vez que la sufría el mismo. Estaba tirado en el suelo apoyado en un hombro completamente fuera de su sitio y por eso era incapaz de levantarse. Fue consciente de que se había alejado instintivamente de Airi y le miró con culpabilidad. Connor volvió a dirigirse a él y tardó en responderle.
—Yo… tengo el hombro dislocado. Pero los ojos… Eso no… No es una herida. Es…
<<¿Normal? Claro que no lo es. No puedes explicárselo. Y te tienes que alejar de ellos porque eres un peli>><<¿gro?>>—. Creo que necesito ayuda para levantarme, perdonadme… Después… después puedo solo…
<<No está bien. Esto no está bien. Nadie debería tocarte: puedes volverte violento en cualquier momento>>.
<<No ha ocurrido. Ni con el jörd, ni ahora. Alys… y Skjë, ellos creían en mí. Tengo que creer también, al menos ahora. Me necesitan. Por lo menos, no puedo ser una carga>>.
—Gracias —dijo una vez estuvo en pie con ayuda de sus amigos. Se dirigió a recoger su jō: en algún momento sin ser apenas consciente lo había visto cerca de donde se encontraba— No puedo… explicar ahora lo que me ha ocurrido en los ojos. Pero os prometo que no es… Mi vida no corre peligro.
Seguía sin ser capaz de decir que era “normal” o que “no era peligroso”, pero mientras sujetaba su arma con firmeza con su única mano utilizaba apretó la mandíbula, observó los alrededores de aquel extraño lugar bajo tierra donde se encontraban, parcialmente teñidos por la sangre que todavía permanecía en sus ojos oculares… Se dirigió hacia el borde del abismo que los separaba del resto con una breve carrera muy torpe.
>>¡Chicos! ¡Vamos a salir de aquí! ¡Estamos… estamos bien! ¡Tened mucho cuidado, por favor…!
Y de la misma forma torpe regresó junto a sus compañeros. Tenía que darse prisa: la figura de Nohlem ya empezaba a desaparecer entre la extraña niebla que los rodeaba. Temblaba y seguía haciendo fuerza con su brazo sano y su mandíbula. El rojo seguía distorsionado el mundo a su alrededor. Pero no podía añadir un peso extra encima de sus compañeros: él no era el único que estaba sufriendo y pensar de otra forma solo era egoísmo puro.
Era demasiado. En realidad llevaba meses siéndolo. Desde antes de que se despertase en una habitación ruinosa en un mundo desconocido. Y tras haber temido de una forma tan brusca y terrorífica por su vida, lo que plagaba las pesadillas que no recordaba había estallado literalmente. El mjörní llevaba temiendo ese momento casi todos los días. Solo los días tranquilos en los que simplemente charlaba y colaboraba con sus compañeros podía permitirse olvidar por un tiempo que había pasado quince años de su vida sin conocer una terrible verdad sobre sí mismo.
Escuchó a Damian hablar mucho, parecía que había sufrido una herida y se la estaban tratando… quizás. Escuchó a Aniol preocuparse por ellos. A Ethan haciendo lo mismo. A Connor respondiendo a la petición del británico, Nohlem empezando a moverse…
Algo le pasaba a su brazo. No, a su hombro. Por fin se dio cuenta de qué era lo que notaba, o más bien, no notaba. No le era un tipo de lesión desconocida aunque era la primera vez que la sufría el mismo. Estaba tirado en el suelo apoyado en un hombro completamente fuera de su sitio y por eso era incapaz de levantarse. Fue consciente de que se había alejado instintivamente de Airi y le miró con culpabilidad. Connor volvió a dirigirse a él y tardó en responderle.
—Yo… tengo el hombro dislocado. Pero los ojos… Eso no… No es una herida. Es…
<<¿Normal? Claro que no lo es. No puedes explicárselo. Y te tienes que alejar de ellos porque eres un peli>><<¿gro?>>—. Creo que necesito ayuda para levantarme, perdonadme… Después… después puedo solo…
<<No está bien. Esto no está bien. Nadie debería tocarte: puedes volverte violento en cualquier momento>>.
<<No ha ocurrido. Ni con el jörd, ni ahora. Alys… y Skjë, ellos creían en mí. Tengo que creer también, al menos ahora. Me necesitan. Por lo menos, no puedo ser una carga>>.
—Gracias —dijo una vez estuvo en pie con ayuda de sus amigos. Se dirigió a recoger su jō: en algún momento sin ser apenas consciente lo había visto cerca de donde se encontraba— No puedo… explicar ahora lo que me ha ocurrido en los ojos. Pero os prometo que no es… Mi vida no corre peligro.
Seguía sin ser capaz de decir que era “normal” o que “no era peligroso”, pero mientras sujetaba su arma con firmeza con su única mano utilizaba apretó la mandíbula, observó los alrededores de aquel extraño lugar bajo tierra donde se encontraban, parcialmente teñidos por la sangre que todavía permanecía en sus ojos oculares… Se dirigió hacia el borde del abismo que los separaba del resto con una breve carrera muy torpe.
>>¡Chicos! ¡Vamos a salir de aquí! ¡Estamos… estamos bien! ¡Tened mucho cuidado, por favor…!
Y de la misma forma torpe regresó junto a sus compañeros. Tenía que darse prisa: la figura de Nohlem ya empezaba a desaparecer entre la extraña niebla que los rodeaba. Temblaba y seguía haciendo fuerza con su brazo sano y su mandíbula. El rojo seguía distorsionado el mundo a su alrededor. Pero no podía añadir un peso extra encima de sus compañeros: él no era el único que estaba sufriendo y pensar de otra forma solo era egoísmo puro.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Subterráneos
15/05/24, 12:54 pm
Airi se irguió para ver a todos mejor mientras se intercambiaban palabras de un lado para otro. Aniol fue el primero en contestar, quizá porque no estaba ocupado con el cabestrillo improvisado a Damian. Hizo que Airi mirase hacia atrás, hacia la niebla. No le gustaba un pelo, pero delante del niño simplemente asintió.
—Hay un camino —dijo, y lo único que pudo añadir para responder a su otra pregunta fue—: Enseguida estaremos mejor.
La voz de Damian llegaba de forma constante mientras trataba de distraerse, suponía le sanaí. Era un alivio saber que era capaz de sentirse optimista en aquella situación, o fingirlo. Al menos así sabía que se recuperaría. El resto tampoco estaban mejor, aunque estuviesen en pie, por lo que supo después cuando Ethan empezó a explicar la situación. Ahora ya sabía por qué Rick cojeaba, y el brazo de Ethan no parecía estar bien aunque él mismo no lo mencionó. Airi no podía responder al respecto de las armas, pero sí lo hizo cuando el chico mostró preocupación por la cantidad de sangre que tenían encima.
—Ya se están cerrando las heridas —aseguró.
La determinación de Connor era algo muy necesario de su lado en aquel momento. Fue capaz de devolver a Nohlem y a Räg a la realidad. Miró a Nohlem con alivio, con lo que en otras circunstancias podría haber sido una sonrisa de la que no era capaz en aquel momento. Agradecía que se hubiese repuesto tan rápido. Räg, por otro lado, le desconcertaba. Le aliviaba que hubiese salido de aquel estado de bloqueo, aunque la falta de explicaciones acerca de su herida era extraña. Pero si estaba bien, quitando su brazo, no era tan importante como tratar de salir de allí. Las explicaciones podían esperar.
Después de ayudar a Räg a levantarse decidieron ponerse en marcha. La luz que llegaba a la galería provenía enteramente del agujero que se había abierto en el techo sobre sus cabezas, por lo que Airi les pidió que esperasen un momento para conjurar una llama y poder ver una vez se internasen en el túnel.
—Si la llama se mueve sabremos si hay corriente, y si seguimos la corriente deberíamos encontrar una salida… —dijo, en voz suficientemente alta para que los del otro lado también le oyesen.
—Hay un camino —dijo, y lo único que pudo añadir para responder a su otra pregunta fue—: Enseguida estaremos mejor.
La voz de Damian llegaba de forma constante mientras trataba de distraerse, suponía le sanaí. Era un alivio saber que era capaz de sentirse optimista en aquella situación, o fingirlo. Al menos así sabía que se recuperaría. El resto tampoco estaban mejor, aunque estuviesen en pie, por lo que supo después cuando Ethan empezó a explicar la situación. Ahora ya sabía por qué Rick cojeaba, y el brazo de Ethan no parecía estar bien aunque él mismo no lo mencionó. Airi no podía responder al respecto de las armas, pero sí lo hizo cuando el chico mostró preocupación por la cantidad de sangre que tenían encima.
—Ya se están cerrando las heridas —aseguró.
La determinación de Connor era algo muy necesario de su lado en aquel momento. Fue capaz de devolver a Nohlem y a Räg a la realidad. Miró a Nohlem con alivio, con lo que en otras circunstancias podría haber sido una sonrisa de la que no era capaz en aquel momento. Agradecía que se hubiese repuesto tan rápido. Räg, por otro lado, le desconcertaba. Le aliviaba que hubiese salido de aquel estado de bloqueo, aunque la falta de explicaciones acerca de su herida era extraña. Pero si estaba bien, quitando su brazo, no era tan importante como tratar de salir de allí. Las explicaciones podían esperar.
Después de ayudar a Räg a levantarse decidieron ponerse en marcha. La luz que llegaba a la galería provenía enteramente del agujero que se había abierto en el techo sobre sus cabezas, por lo que Airi les pidió que esperasen un momento para conjurar una llama y poder ver una vez se internasen en el túnel.
—Si la llama se mueve sabremos si hay corriente, y si seguimos la corriente deberíamos encontrar una salida… —dijo, en voz suficientemente alta para que los del otro lado también le oyesen.
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carismaPersonajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Subterráneos
15/05/24, 01:51 pm
Fue un alivio que Ethan aceptara. Rick se limitó a asentir con pesadez a los pasos que le iba marcando el británico, trabajando mecánicamente en ello. Antes de empezar a cortar se fijó en Damian. Seguramente podría cortar la tela con una espada, pero con una daga sería mucho más cómodo y, si no recordaba mal, el italiano había salido con la suya al cinto. Sin embargo, al mirar para cogerla por un momento se dio cuenta de que no estaba allí, seguramente con la caída habría acabado a saber dónde. Bueno, se apañarían con lo que tenían.
En cuanto las tiras estuvieran listas las sacudió un poco como con su camisa y junto a Aniol empezó a vendar el brazo del pequeño con silencioso cuidado en el que no intentaba pensar en el frío ni en el dolor. Estaba enfrascado en terminar los primeros auxilios, aunque no por ello dejaba de estar atento a la conversación que estaba empezando con sus compañeros al otro lado. El polaco se encargó de responder a Airi, aunque el resto se sumó poco después. El neoyorquino siguió en su mutismo concentrado en atar su camisa para terminar el cabestrillo, cambiando el ritmo en cuanto el niño se quejaba por el dolor. Fue con su monólogo, unos ánimos que no sabía hasta qué punto eran reales o solo fruto de los nervios, que por fin un par de lágrimas desbloquearon al chico. -(Ojalá fuera así. Joder, daría lo que fuera para que fuera todo tan bien... Pero ya no...)- el pesimismo ya era otra cosa, pero al menos no seguía atrapado en un bucle eterno. Otro asentimiento neutro cuando Damian les dio las gracias y Rick se centró por completo en la otra mitad del grupo.
Ahora que podía fijarse mucho mejor en las heridas del resto la angustia le volvió con algo de fuerza momentáneamente. Nohlem parecía que había salido mejor parado al menos en cuanto a cortes, porque verlo bloqueado le hizo ponerse mucho en su lugar. Los demás estaban tan mal aspecto como ellos, en especial el mjörní. Aún estaba muy preocupado por la sangre de sus ojos, pero la posición rara de uno de sus hombros era más alarmante ahora mismo. Parecían que tenían más armas, aunque aún así la preocupación de estar separados y en un sitio desconocido no le tranquilizaba. Al menos seguían todos vivos.
De nuevo, el vacío de su interior no le dejaba levantar cabeza del todo. No sabía cómo tenían fuerzas para sacar un mínimo optimismo para bromear entre ruegos. La respuesta que recibió Connor de Rick fue una mirada distante, carente de emociones al no poder procesarlas todavía, pero que al menos dejaba claro que lo había escuchado. Lo haría, por supuesto. O al menos lo intentaría con las fuerzas que le quedaban entre el hambre y los golpes. -Creo que es peor. No... lo noto, creo que se me ha salido- añadió a la explicación de su compañero. Tal como dijo después Ethan se las apañarían, no les quedaba otra, pero frunció el ceño con las "heridas" del británico. No se creía que nadie no se hubiera dado cuenta de la realidad. En un susurro, le dijo algo serio: -Seguiremos adelante, pero no es solo un moratón. Tenlo en cuenta por una vez- El tono seguía roto, pero podía verse fragmentos de lo que en realidad habría sido un ruego preocupado. Siempre hacía lo mismo, organizar y ayudar a todos sin importar cómo se encontrara él y el neoyorquino temía que en esa ocasión fuera a pasarle más factura.
-No pasa nada, demasiada suerte que hayamos podido hacer el cabestrillo- contestó a las disculpas, ya tendrían tiempo de mejorar las curas en el torreón. Aunque se sintió un poco reticente, el neoyorquino acabó aceptando la media de su compañero. Con algo de dificultad se sentó cerca de Ethan y fue a ponerse la prenda, aunque era mucho más fácil decirlo que hacerlo. La sensación de no notar el pie era desagradable y tener que quitarse y ponerse el zapato antes fue un suplicio, aunque acabó por conseguirlo con lentitud. Al menos ahora se movía menos, ya era una mejora aunque estuviera lejos de ser una solución definitiva.
Para cuando terminó, Ethan tenía intención de ver cómo se encontraba el polaco. Con un primer vistazo el neoyorquino se imaginaba que estaría tan herido como el resto, aunque no le había dado la sensación de que tuviera algo roto o salido como ellos tres. El resto ya se estaba acercando a su salida, así que pensó que sería mejor ir viendo las posibilidades que tenían ellos con tres galerías distintas. Confiando en el británico, Rick se levantó con ayuda de la vara y se acercó a las entradas de la pared. Ahora que estaba allí pudo escuchar mejor... algo, no sabía precisar el qué, pero que ya había oído inconscientemente desde que habían caído. En cuanto se acercó un poco a la entrada derecha pudo oír más esos ecos que le estaban erizando el pelo y lo descartó rápido aunque pareciera relativamente vacía la galería. La central estaba llena de escombros del derrumbe, hasta había algún cascote fragmentado. No parecía haber tantos ruidos, pero no tenía claro si con tantas piedras sería una mala idea cuando tanto Ethan como él tenían un pie mal. Terminó por mirar el izquierdo. De primeras lo que más sonaba era el eco de alguna gota de agua chocando contra el suelo, el cual estaba más despejado que el anterior. Lo más llamativo era el musgo que recubría parte del techo y algunos fragmentos de la pared. Sin duda era el que más seguro le estaba resultando de primeras.
Se giró al escuchar las primeras despedidas de Räg y Airi. Tenía sentimientos cruzados, pues tenerlos cerca les aliviaba de tener que pensar en que iban a tener que recorrer aquel lugar separados, pero era consciente de que cuanto más tiempo pasaran allí peor. -Nos vemos arriba- dijo despidiéndose en alto, aunque al instante añadió una súplica más tintada de preocupación -Por favor- Ojalá que aquello fuera breve y se reencontraran sin más problemas pronto. El consejo de le sanaí le pareció uno muy bueno, aunque había un único problema. Miró primero a Ethan para asegurarse de lo que hubiera descubierto de las heridas del niño y luego miró directamente al polaco. Con cierto apuro preguntó: -Aniol, perdón por pedírtelo pero... ¿Podrías echarme una mano? Este camino parece más seguro, pero tenemos que comprobar si hay corriente.- También necesitarían ver por los túneles, pero de momento tenían que asegurarse si aquella era la salida correcta.
En cuanto las tiras estuvieran listas las sacudió un poco como con su camisa y junto a Aniol empezó a vendar el brazo del pequeño con silencioso cuidado en el que no intentaba pensar en el frío ni en el dolor. Estaba enfrascado en terminar los primeros auxilios, aunque no por ello dejaba de estar atento a la conversación que estaba empezando con sus compañeros al otro lado. El polaco se encargó de responder a Airi, aunque el resto se sumó poco después. El neoyorquino siguió en su mutismo concentrado en atar su camisa para terminar el cabestrillo, cambiando el ritmo en cuanto el niño se quejaba por el dolor. Fue con su monólogo, unos ánimos que no sabía hasta qué punto eran reales o solo fruto de los nervios, que por fin un par de lágrimas desbloquearon al chico. -(Ojalá fuera así. Joder, daría lo que fuera para que fuera todo tan bien... Pero ya no...)- el pesimismo ya era otra cosa, pero al menos no seguía atrapado en un bucle eterno. Otro asentimiento neutro cuando Damian les dio las gracias y Rick se centró por completo en la otra mitad del grupo.
Ahora que podía fijarse mucho mejor en las heridas del resto la angustia le volvió con algo de fuerza momentáneamente. Nohlem parecía que había salido mejor parado al menos en cuanto a cortes, porque verlo bloqueado le hizo ponerse mucho en su lugar. Los demás estaban tan mal aspecto como ellos, en especial el mjörní. Aún estaba muy preocupado por la sangre de sus ojos, pero la posición rara de uno de sus hombros era más alarmante ahora mismo. Parecían que tenían más armas, aunque aún así la preocupación de estar separados y en un sitio desconocido no le tranquilizaba. Al menos seguían todos vivos.
De nuevo, el vacío de su interior no le dejaba levantar cabeza del todo. No sabía cómo tenían fuerzas para sacar un mínimo optimismo para bromear entre ruegos. La respuesta que recibió Connor de Rick fue una mirada distante, carente de emociones al no poder procesarlas todavía, pero que al menos dejaba claro que lo había escuchado. Lo haría, por supuesto. O al menos lo intentaría con las fuerzas que le quedaban entre el hambre y los golpes. -Creo que es peor. No... lo noto, creo que se me ha salido- añadió a la explicación de su compañero. Tal como dijo después Ethan se las apañarían, no les quedaba otra, pero frunció el ceño con las "heridas" del británico. No se creía que nadie no se hubiera dado cuenta de la realidad. En un susurro, le dijo algo serio: -Seguiremos adelante, pero no es solo un moratón. Tenlo en cuenta por una vez- El tono seguía roto, pero podía verse fragmentos de lo que en realidad habría sido un ruego preocupado. Siempre hacía lo mismo, organizar y ayudar a todos sin importar cómo se encontrara él y el neoyorquino temía que en esa ocasión fuera a pasarle más factura.
-No pasa nada, demasiada suerte que hayamos podido hacer el cabestrillo- contestó a las disculpas, ya tendrían tiempo de mejorar las curas en el torreón. Aunque se sintió un poco reticente, el neoyorquino acabó aceptando la media de su compañero. Con algo de dificultad se sentó cerca de Ethan y fue a ponerse la prenda, aunque era mucho más fácil decirlo que hacerlo. La sensación de no notar el pie era desagradable y tener que quitarse y ponerse el zapato antes fue un suplicio, aunque acabó por conseguirlo con lentitud. Al menos ahora se movía menos, ya era una mejora aunque estuviera lejos de ser una solución definitiva.
Para cuando terminó, Ethan tenía intención de ver cómo se encontraba el polaco. Con un primer vistazo el neoyorquino se imaginaba que estaría tan herido como el resto, aunque no le había dado la sensación de que tuviera algo roto o salido como ellos tres. El resto ya se estaba acercando a su salida, así que pensó que sería mejor ir viendo las posibilidades que tenían ellos con tres galerías distintas. Confiando en el británico, Rick se levantó con ayuda de la vara y se acercó a las entradas de la pared. Ahora que estaba allí pudo escuchar mejor... algo, no sabía precisar el qué, pero que ya había oído inconscientemente desde que habían caído. En cuanto se acercó un poco a la entrada derecha pudo oír más esos ecos que le estaban erizando el pelo y lo descartó rápido aunque pareciera relativamente vacía la galería. La central estaba llena de escombros del derrumbe, hasta había algún cascote fragmentado. No parecía haber tantos ruidos, pero no tenía claro si con tantas piedras sería una mala idea cuando tanto Ethan como él tenían un pie mal. Terminó por mirar el izquierdo. De primeras lo que más sonaba era el eco de alguna gota de agua chocando contra el suelo, el cual estaba más despejado que el anterior. Lo más llamativo era el musgo que recubría parte del techo y algunos fragmentos de la pared. Sin duda era el que más seguro le estaba resultando de primeras.
Se giró al escuchar las primeras despedidas de Räg y Airi. Tenía sentimientos cruzados, pues tenerlos cerca les aliviaba de tener que pensar en que iban a tener que recorrer aquel lugar separados, pero era consciente de que cuanto más tiempo pasaran allí peor. -Nos vemos arriba- dijo despidiéndose en alto, aunque al instante añadió una súplica más tintada de preocupación -Por favor- Ojalá que aquello fuera breve y se reencontraran sin más problemas pronto. El consejo de le sanaí le pareció uno muy bueno, aunque había un único problema. Miró primero a Ethan para asegurarse de lo que hubiera descubierto de las heridas del niño y luego miró directamente al polaco. Con cierto apuro preguntó: -Aniol, perdón por pedírtelo pero... ¿Podrías echarme una mano? Este camino parece más seguro, pero tenemos que comprobar si hay corriente.- También necesitarían ver por los túneles, pero de momento tenían que asegurarse si aquella era la salida correcta.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Subterráneos
15/05/24, 03:05 pm
El camino que escogió el grupo formado por Aniol, Damian, Ethan y Rick parece tranquilo. Insectos y pequeños mamíferos huyen a su paso, sobre todo cuando la luz de la llama del polaco entra en su campo de visión y sus ojos adaptados a la oscuridad sufren la repentina claridad. Se ocultan bajo escombros y rocas y no parecen interesados en ellos.
No parece haber ninguna corriente de aire proveniente de dicha galería, y de hecho si continuasen caminando un poco más llegarían a un camino sin salida. Pero, antes de eso, hay algo mucho más llamativo que pequeños seres a un lado del camino: cerca de una gotera que está empezando a formar un carcho de agua a su alrededor, un esqueleto, vestido con una túnica morada adornada con ribetes dorados y que tiene dos grandes bolsillos está tirado en el suelo, sujetando un polvoriento tomo que parece que se vaya a deshacer con solo tocarlo. Aparte de eso, sin duda lo más llamativo es un colgante con cadena de plata y un adorno en el que hay engarzada una gema similar a un jade.
---
En cuanto al segundo grupo de cosechados, la llama de Airi tampoco parece indicar la presencia ninguna corriente por ahora, y también hay diversas criaturas que huyen de su luz. En su caso, se encuentran con criaturas de mayor tamaño, incluidos algunos muy similares a murciélagos. Estos, sin embargo, no les atacan y solo les sisean o chillan brevemente como advirtiéndoles de que no les gusta que irrumpan con su insidiosa luz antes de desaparecer entre la niebla.
En cuanto sigan caminando empezarán a escuchar con mucha mayor claridad un sonido que resuena por encima de todos los demás: una especie de resoplidos y gruñidos bajos.
No parece haber ninguna corriente de aire proveniente de dicha galería, y de hecho si continuasen caminando un poco más llegarían a un camino sin salida. Pero, antes de eso, hay algo mucho más llamativo que pequeños seres a un lado del camino: cerca de una gotera que está empezando a formar un carcho de agua a su alrededor, un esqueleto, vestido con una túnica morada adornada con ribetes dorados y que tiene dos grandes bolsillos está tirado en el suelo, sujetando un polvoriento tomo que parece que se vaya a deshacer con solo tocarlo. Aparte de eso, sin duda lo más llamativo es un colgante con cadena de plata y un adorno en el que hay engarzada una gema similar a un jade.
---
En cuanto al segundo grupo de cosechados, la llama de Airi tampoco parece indicar la presencia ninguna corriente por ahora, y también hay diversas criaturas que huyen de su luz. En su caso, se encuentran con criaturas de mayor tamaño, incluidos algunos muy similares a murciélagos. Estos, sin embargo, no les atacan y solo les sisean o chillan brevemente como advirtiéndoles de que no les gusta que irrumpan con su insidiosa luz antes de desaparecer entre la niebla.
En cuanto sigan caminando empezarán a escuchar con mucha mayor claridad un sonido que resuena por encima de todos los demás: una especie de resoplidos y gruñidos bajos.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mentalPersonajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Subterráneos
15/05/24, 05:42 pm
Connor se mantuvo en su posición y muy atento a las reacciones de Nohlem. Esperando convencerle de que terminara por levantarse para poder salir de allí todos de una puta vez. Al principio el varmano siguió con la cabeza gacha y haciendo caso omiso de sus palabras, y Connor sintió no por primera vez que cualquiera de sus compañeros eran mejores que él para esa clase de cosas. Aún así no dejó de intentarlo y siguió insistiendo. Fue en su súplica donde Nohlem pareció activarse por fin. Una súplica que no venía solo del hecho de que no quería verlo así, tan jodidamente destrozado, también venía de su misma desesperación por tenerlo a su lado. Porque en aquella cueva de mierda necesitaba el apoyo de ese pijo de mierda más que el agua, quién se lo iba a decir meses antes...
No pudo evitar mostrar una pequeña y minúscula sonrisa aliviada cuando lo vio mucho más repuesto y dejando escapar una pequeña risita ante su comentario sobre los pijos de los cojones. Después el motero se apartó para dejarle espacio para levantarse y dejó que se apoyara en él durante el proceso.
Asintió con la cabeza a sus palabras sobre sus armas, mientras le apretaba con firmeza y apoyo el hombro. Luego recogió la maza del suelo mientras escuchaba las palabras de Räg. Obviamente no todo eran buenas noticias, y aunque no parecía haber ninguna clase de heridas en sus ojos... Por jodidamente raro que pareciera eso... El mjorne aclaró que su hombro se encontraba dislocado. Connor dejó escapar parte del aire de sus pulmones, mientras le echaba una mirada cargada de preocupación a Airi. Las preguntas que tenían sobre toda aquella sangre de sus ojos tendría que esperar, pero cualquier cuidado a su hombro también... No tenían los putos medios para hacer mucho y él desde luego no tenía ni puta idea.- Cuando volvamos al torreón te apañamos alguna mierda, Räg...- Le contestó con esfuerzo mientras le ayudaba a levantarse junto a Airi. Su tono de voz queriendo ser optimista, a pesar de la situación. Quizás sus ansias de venganza le ayudaban a serlo con mayor facilidad. Pronto ambos grupos estaban más que listos para seguir diferentes caminos y Connor se giró hacia ellos antes de cruzar la niebla verde.- Ethan, Rick... Cuidad de los putos enanos por nosotros... Nos vemos arriba, ¿vale, cabronazos?- Sus palabras una promesa que esperaba poder cumplir. Sus últimas miradas fueron hacia Aniol y Damian, queriendo transmitirles una pizca de paz que no sentía ni él mismo.
Y luego cruzó la niebla verde junto a Nohlem, Airi y Räg. La idea de le sanaí con la llama era bastante buena, aunque en ningún momento pareció haber una corriente de aire. Pensó en probar suerte él mismo con el hechizo, aunque solo fuera para iluminar más el camino. Pero lo cierto es que no le había hecho demasiado caso a los hechizos a pesar de ser capaz de usarlos y no se acordaba ni por dónde empezar en aquel momento... Lo que provocó que a cada paso Connor empezara a impacientarse y preocuparse por no ver ninguna corriente de aire perturbando el fuego de Airi. ¿Estarían de verdad atrapados allí para siempre, joder? No, tenía que haber alguna puñetera salida. Con la maza en alto Connor decidió ir un paso por delante para abrir camino, siempre que la luz iluminara lo suficiente. Le pareció lo más lógico teniendo en cuenta que Airi portaba la llama, Räg estaba malherido y Nohlem llevaba el arco. Aunque no se quejaría si alguien se ponía a su lado. Porque lo cierto es que Connor estaba acojonado conforme más avanzaban. Su ritmo disparado por las nubes y obligándose a mantener una respiración controlada, sin tener éxito del todo.
La cueva estaba llena de criaturas que huían de la luz, no de gran tamaño pero lo suficiente para estar pendiente de ellos. Incluso había algunos similares a putos murciélagos. No fue hasta que unos sonidos más altos que los demás se hicieron notar, que Connor se paró en seco. Resoplidos y gruñidos bajos. Tenían que venir de un puto bicho mayor que los demás, porque sonaban con más potencia. Mierda.
-Vale... ¿Oís eso también verdad, joder?- Les susurró mientras miraba hacia atrás con el ceño fruncido por la preocupación. Su mirada saltando de Airi a Räg, y de Räg a Nohlem. ¿Tenían acaso otra alternativa que no fuera seguir avanzando? Al contrario que el otro grupo ellos solo tenían un camino a elegir... Connor asintió un par de veces para sí mismo como si se estuviera infundiendo ánimos.- Hmmm... Vale. Sólo tenemos un puto camino así que... Si nos ataca reventamos al cabrón ese, sí... Eso, cojones...- Susurró con los nervios adornando su voz, antes de volver a avanzar con una gota de sudor recorriendo su frente y la maza en alto. Fuera lo que fuera pertenecía a la ciudad, a Rocavarancolia. Con lo que eso significaba. Solo esperaba que no se tratara de algo similar en cuanto a peligro a aquella sombra esquelética de la última vez.
No pudo evitar mostrar una pequeña y minúscula sonrisa aliviada cuando lo vio mucho más repuesto y dejando escapar una pequeña risita ante su comentario sobre los pijos de los cojones. Después el motero se apartó para dejarle espacio para levantarse y dejó que se apoyara en él durante el proceso.
Asintió con la cabeza a sus palabras sobre sus armas, mientras le apretaba con firmeza y apoyo el hombro. Luego recogió la maza del suelo mientras escuchaba las palabras de Räg. Obviamente no todo eran buenas noticias, y aunque no parecía haber ninguna clase de heridas en sus ojos... Por jodidamente raro que pareciera eso... El mjorne aclaró que su hombro se encontraba dislocado. Connor dejó escapar parte del aire de sus pulmones, mientras le echaba una mirada cargada de preocupación a Airi. Las preguntas que tenían sobre toda aquella sangre de sus ojos tendría que esperar, pero cualquier cuidado a su hombro también... No tenían los putos medios para hacer mucho y él desde luego no tenía ni puta idea.- Cuando volvamos al torreón te apañamos alguna mierda, Räg...- Le contestó con esfuerzo mientras le ayudaba a levantarse junto a Airi. Su tono de voz queriendo ser optimista, a pesar de la situación. Quizás sus ansias de venganza le ayudaban a serlo con mayor facilidad. Pronto ambos grupos estaban más que listos para seguir diferentes caminos y Connor se giró hacia ellos antes de cruzar la niebla verde.- Ethan, Rick... Cuidad de los putos enanos por nosotros... Nos vemos arriba, ¿vale, cabronazos?- Sus palabras una promesa que esperaba poder cumplir. Sus últimas miradas fueron hacia Aniol y Damian, queriendo transmitirles una pizca de paz que no sentía ni él mismo.
Y luego cruzó la niebla verde junto a Nohlem, Airi y Räg. La idea de le sanaí con la llama era bastante buena, aunque en ningún momento pareció haber una corriente de aire. Pensó en probar suerte él mismo con el hechizo, aunque solo fuera para iluminar más el camino. Pero lo cierto es que no le había hecho demasiado caso a los hechizos a pesar de ser capaz de usarlos y no se acordaba ni por dónde empezar en aquel momento... Lo que provocó que a cada paso Connor empezara a impacientarse y preocuparse por no ver ninguna corriente de aire perturbando el fuego de Airi. ¿Estarían de verdad atrapados allí para siempre, joder? No, tenía que haber alguna puñetera salida. Con la maza en alto Connor decidió ir un paso por delante para abrir camino, siempre que la luz iluminara lo suficiente. Le pareció lo más lógico teniendo en cuenta que Airi portaba la llama, Räg estaba malherido y Nohlem llevaba el arco. Aunque no se quejaría si alguien se ponía a su lado. Porque lo cierto es que Connor estaba acojonado conforme más avanzaban. Su ritmo disparado por las nubes y obligándose a mantener una respiración controlada, sin tener éxito del todo.
La cueva estaba llena de criaturas que huían de la luz, no de gran tamaño pero lo suficiente para estar pendiente de ellos. Incluso había algunos similares a putos murciélagos. No fue hasta que unos sonidos más altos que los demás se hicieron notar, que Connor se paró en seco. Resoplidos y gruñidos bajos. Tenían que venir de un puto bicho mayor que los demás, porque sonaban con más potencia. Mierda.
-Vale... ¿Oís eso también verdad, joder?- Les susurró mientras miraba hacia atrás con el ceño fruncido por la preocupación. Su mirada saltando de Airi a Räg, y de Räg a Nohlem. ¿Tenían acaso otra alternativa que no fuera seguir avanzando? Al contrario que el otro grupo ellos solo tenían un camino a elegir... Connor asintió un par de veces para sí mismo como si se estuviera infundiendo ánimos.- Hmmm... Vale. Sólo tenemos un puto camino así que... Si nos ataca reventamos al cabrón ese, sí... Eso, cojones...- Susurró con los nervios adornando su voz, antes de volver a avanzar con una gota de sudor recorriendo su frente y la maza en alto. Fuera lo que fuera pertenecía a la ciudad, a Rocavarancolia. Con lo que eso significaba. Solo esperaba que no se tratara de algo similar en cuanto a peligro a aquella sombra esquelética de la última vez.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Subterráneos
15/05/24, 06:52 pm
Llevado de la mano de la ignorancia, era fácil sacar un poco de fuerza ante aquella locura de situación. Damian se notaba más cómodo, dejando a un lado que le mataban ciertas partes del cuerpo todavía y al incorporarse, un gesto de esfuerzo sirvió de acompañante para el chico que se apoyó de la mano buena para ello. El cabestrillo era mano de santo pues aunque aun tenía esa adolorida era el poder mover el cuerpo lo que le estaba sirviendo de salvavidas.
Una sonrisa boba se le escapó, por el halago que Ethan le obsequió. Estaba tranquilo por esa parte, poder contar con amigos ante las cosas mas chungas le ayudó a reponerse cada vez más rápido.
—Si, si puedo. Con mi brazo chungo aquí sujeto puedo… Creo que puedo- ¡ay! —lección aprendida, no mover mucho el brazo derecho aunque lo tenga apañado—. Mejor lo dejo quieto… Joder, pero al menos puedo mover las patas.
Estiró su cuello en un quejido, vaya que si le dolía todo. Le escocían las heridas y ciertos puntos concretos de su piel dolían al contacto. Su barbilla y cara también estaban hechos un cristo por algunas partes, no era insufrible pero si lo justo para sentir malestar constante.
Aprovechó para ver al otro lado, a los demás que estaban al otro lado de… un abismo muy tocho. El italiano tragó saliva, estaban ni tan lejos de ese pedazo de boquete y si hubiese sido por un poco más. Joder, tenía las fauces del león cerca, demasiado cerca. Que bien que su vida le diese suerte, la justa para esquivar aquel destino oscuro.
Sin embargo las buenas noticias estaban al frente, todos los que quedaban estaban bien o, al menos, eso pudo ver. Vio sangre entre ellos. ¿Qué había pasado? Lo que más le llamó la atención fue Rag que, aunque sus escamas moradas entre la oscuridad podían esconder parte de la sangre no había duda, tenía por la cara y el niño encogió el ceñó, preocupado. Ellos también estaban heridos de una forma u otra. Connor, Nohlem, Airi… Quizás todos tendrían algo fuera de lugar o estaban a salvo. Enteros parecían, quitando las magulladuras de la caída terrible.
—¡Ey! Si estáis bien tened mucho cuidado por ahí porfa —dejó caer preocupado mientras Ethan miraba el estado de Rick y Aniol, aunque era obvio no quería omitir esas palabras que le salieron de dentro.
Al volverse, despidiéndose con una mano tímida del resto, pudo ver el camino que Rick había encontrado. Le pidió ayuda a Aniol, como era de esperarse porque la verdad su mejor amigo iba apañado con la magia y ese lugar estaba más oscuro que el sobaco de un grillo. Se adentraron los cuatro, el lugar parecía calmado y con su pequeño minipueblo de insectos y bichitos por ahí y por alla. Damian no se separó del grupo mientras parpadeaba un par de veces, adaptando sus pupilas a la llama de Aniol.
—¡Oh! —dejó escapar un corto gesto de sorpresa al ver el callejón sin salida. Pero no solo era eso, había un esqueleto vestido con una túnica de detalles en oro. También portaba un libro y un colgante que inevitablemente llamó su atención, aparte de los huesos que, por su inocencia, tampoco lo relacionó en un inicio a una perspectiva cadavérica gracias a las funciones de halloween y las decoraciones huesudas. Sin embargo, le despertaba un sentimiento ligeramente inquietante por ver huesos vestidos así de bien y en un sitio como aquel, tirado en el suelo—. Eh… Hmm… ¿Que es eso? Tiene un libro y… está vestido —dijo con una mezcla de pavor y confusión, mirando a los demás—. Por aquí no se si es, ¿le damos media vuelta?
Una sonrisa boba se le escapó, por el halago que Ethan le obsequió. Estaba tranquilo por esa parte, poder contar con amigos ante las cosas mas chungas le ayudó a reponerse cada vez más rápido.
—Si, si puedo. Con mi brazo chungo aquí sujeto puedo… Creo que puedo- ¡ay! —lección aprendida, no mover mucho el brazo derecho aunque lo tenga apañado—. Mejor lo dejo quieto… Joder, pero al menos puedo mover las patas.
Estiró su cuello en un quejido, vaya que si le dolía todo. Le escocían las heridas y ciertos puntos concretos de su piel dolían al contacto. Su barbilla y cara también estaban hechos un cristo por algunas partes, no era insufrible pero si lo justo para sentir malestar constante.
Aprovechó para ver al otro lado, a los demás que estaban al otro lado de… un abismo muy tocho. El italiano tragó saliva, estaban ni tan lejos de ese pedazo de boquete y si hubiese sido por un poco más. Joder, tenía las fauces del león cerca, demasiado cerca. Que bien que su vida le diese suerte, la justa para esquivar aquel destino oscuro.
Sin embargo las buenas noticias estaban al frente, todos los que quedaban estaban bien o, al menos, eso pudo ver. Vio sangre entre ellos. ¿Qué había pasado? Lo que más le llamó la atención fue Rag que, aunque sus escamas moradas entre la oscuridad podían esconder parte de la sangre no había duda, tenía por la cara y el niño encogió el ceñó, preocupado. Ellos también estaban heridos de una forma u otra. Connor, Nohlem, Airi… Quizás todos tendrían algo fuera de lugar o estaban a salvo. Enteros parecían, quitando las magulladuras de la caída terrible.
—¡Ey! Si estáis bien tened mucho cuidado por ahí porfa —dejó caer preocupado mientras Ethan miraba el estado de Rick y Aniol, aunque era obvio no quería omitir esas palabras que le salieron de dentro.
Al volverse, despidiéndose con una mano tímida del resto, pudo ver el camino que Rick había encontrado. Le pidió ayuda a Aniol, como era de esperarse porque la verdad su mejor amigo iba apañado con la magia y ese lugar estaba más oscuro que el sobaco de un grillo. Se adentraron los cuatro, el lugar parecía calmado y con su pequeño minipueblo de insectos y bichitos por ahí y por alla. Damian no se separó del grupo mientras parpadeaba un par de veces, adaptando sus pupilas a la llama de Aniol.
—¡Oh! —dejó escapar un corto gesto de sorpresa al ver el callejón sin salida. Pero no solo era eso, había un esqueleto vestido con una túnica de detalles en oro. También portaba un libro y un colgante que inevitablemente llamó su atención, aparte de los huesos que, por su inocencia, tampoco lo relacionó en un inicio a una perspectiva cadavérica gracias a las funciones de halloween y las decoraciones huesudas. Sin embargo, le despertaba un sentimiento ligeramente inquietante por ver huesos vestidos así de bien y en un sitio como aquel, tirado en el suelo—. Eh… Hmm… ¿Que es eso? Tiene un libro y… está vestido —dijo con una mezcla de pavor y confusión, mirando a los demás—. Por aquí no se si es, ¿le damos media vuelta?
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Subterráneos
16/05/24, 01:10 am
Aniol se acercó sí, pero no pudo decir que le diera su mejor atención médica. La gente seguía movilizándose a su alrededor y sin más tiempo que perder tras observar como superficialmente tenía menos moratones que el resto lo dejo ir. Había otras preocupaciones rondando su mente, unas tan densas que le hicieron desviar la vista hacía el otro lado del foso. El resto del grupo marchaba y él solo podía contentarse con un par de despedidas simples, poco decoradas. En parte anhelaba que alguien le hubiera dicho que todo iba a estar bien, que le hubieran consolado aquel mar de dudas constante, pero era muy complicado rescatar un naufragio cuando todos se estaban ahogando en el mismo océano.
-Ya se que no lo es, solo no quiero pensar mucho en ello.
Fue lo único que logró responder a Rick con un nudo en el estómago. Claro que sabía lo que tenía pero pronunciarlo en alto le despertaba miedos que llevaba incrustados bajo su piel, en forma de un metal sujeto al hueso. No volverás a caminar le habían dicho en su día y ahí estaba cojo pero andando, preguntándose si aquella historia se repetiría con su brazo o si quedaría muerto y olvidado. Se sentía maltrecho, no mejor que un juguete roto al que dejaban abandonado al fondo de la caja y esa emoción tan tirante le estaba obligando a bajar la mirada hacía el abismo negro que los dividía.
Pues las heridas a veces iban más allá de lo que uno veía y las suyas estaban ocultas en forma de anhelos. Siempre había sido el hermano pequeño, el consentido que pisaba un sendero ya creado con anterioridad. Se había acostumbrado a que Jasper estaba ahí, preparado para abrazarlo en sus momentos más bajos y consolarlo cuando no se viera capaz de continuar. Ahora en cambio, la soledad dolía más de lo que todas sus heridas podían hacerlo y ese miedo, esa incapacidad de verse seguir adelante le mantuvo en el borde.
Por un segundo, un momento tan ínfimo como lo que tardaba la arena de sus pies en deslizarse hacía el foso sintió la tentativa. Era un martilleo constante, la alarma de un coche estropeado, el frenazo ensordecedor que sólo él escuchaba. Era el silencio abismal que quedaba tras el estallido, por que si, le aterraba el accidente, pero más lo hacía saber que su hogar estaba vacío. Se permitió desinflarse ahora que nadie lo veía, de sentir la necesidad de querer un amor del que no se sentía merecedor. La culpa, el miedo y la incertidumbre crecieron hasta que su mano buena acarició una piel que apenas mandaba un cosquilleo apagado a su cerebro.
¿Por qué seguía intentándolo? Se esforzaba en ser fuerte por los demás, como si tuviera una deuda invisible que saldar, pero entonces…
¿Qué ocurriría cuando ya no estuvieran?
Ethan respiró hondo, apenas un suspiro roto mientras escuchaba como las pisadas de su grupo estaban cada vez más amortiguadas por la distancia. Debía de avanzar, por ellos ni que fuera. El dolor del hombro seguía presente, tanto como las durezas de unos moratones cada vez más violáceos y el continuo desenfoque de una vista cansada aún así llegó junto a ellos para permanecer último. Pronto empezaría a notar la ausencia de la malla pero tras la confesión de Rick era bastante más preocupante su tobillo salido que su cojera temporal.
-No hay salida. -Comentó lo obvio aún habiendo llegado último, centrándose lentamente en aquello que señalaba Damian. Lo borroso de la imagen empezó a desaparecer tras varios pestañeos hasta que un esqueleto tan carcomido por el tiempo que parecía irreal se mostró ante él. -El libro, quizá es algo útil.
Respondió agachándose con cierta torpeza. Tomaría los objetos de uno en uno, primero el libro y luego el collar para ofrecerlos al primer voluntario que quisiera cogerlos pues ni sabía de magia ni dudaba que empezara hacerlo ahora por el contrario podría darle un mejor uso a la toga medio carcomida del antiguo mago.
-Ah ehm… ¿Rick te importa sí?
Dirigiría una mirada apurada a su compañero mientras desvestía sin mucha elegancia al cadáver. Por suerte el cúmulo de huesos era suficientemente irreal como para que le diera menos grima robar una tumba. Si el neoyorquino no se oponía o pedía para sí la prenda Ethan no tardaría en probarsela como buenamente pudiera. Todo por no morirse de frío y sobre todo, por no verse el maltrecho cuerpo.
-Ya se que no lo es, solo no quiero pensar mucho en ello.
Fue lo único que logró responder a Rick con un nudo en el estómago. Claro que sabía lo que tenía pero pronunciarlo en alto le despertaba miedos que llevaba incrustados bajo su piel, en forma de un metal sujeto al hueso. No volverás a caminar le habían dicho en su día y ahí estaba cojo pero andando, preguntándose si aquella historia se repetiría con su brazo o si quedaría muerto y olvidado. Se sentía maltrecho, no mejor que un juguete roto al que dejaban abandonado al fondo de la caja y esa emoción tan tirante le estaba obligando a bajar la mirada hacía el abismo negro que los dividía.
Pues las heridas a veces iban más allá de lo que uno veía y las suyas estaban ocultas en forma de anhelos. Siempre había sido el hermano pequeño, el consentido que pisaba un sendero ya creado con anterioridad. Se había acostumbrado a que Jasper estaba ahí, preparado para abrazarlo en sus momentos más bajos y consolarlo cuando no se viera capaz de continuar. Ahora en cambio, la soledad dolía más de lo que todas sus heridas podían hacerlo y ese miedo, esa incapacidad de verse seguir adelante le mantuvo en el borde.
Por un segundo, un momento tan ínfimo como lo que tardaba la arena de sus pies en deslizarse hacía el foso sintió la tentativa. Era un martilleo constante, la alarma de un coche estropeado, el frenazo ensordecedor que sólo él escuchaba. Era el silencio abismal que quedaba tras el estallido, por que si, le aterraba el accidente, pero más lo hacía saber que su hogar estaba vacío. Se permitió desinflarse ahora que nadie lo veía, de sentir la necesidad de querer un amor del que no se sentía merecedor. La culpa, el miedo y la incertidumbre crecieron hasta que su mano buena acarició una piel que apenas mandaba un cosquilleo apagado a su cerebro.
¿Por qué seguía intentándolo? Se esforzaba en ser fuerte por los demás, como si tuviera una deuda invisible que saldar, pero entonces…
¿Qué ocurriría cuando ya no estuvieran?
Ethan respiró hondo, apenas un suspiro roto mientras escuchaba como las pisadas de su grupo estaban cada vez más amortiguadas por la distancia. Debía de avanzar, por ellos ni que fuera. El dolor del hombro seguía presente, tanto como las durezas de unos moratones cada vez más violáceos y el continuo desenfoque de una vista cansada aún así llegó junto a ellos para permanecer último. Pronto empezaría a notar la ausencia de la malla pero tras la confesión de Rick era bastante más preocupante su tobillo salido que su cojera temporal.
-No hay salida. -Comentó lo obvio aún habiendo llegado último, centrándose lentamente en aquello que señalaba Damian. Lo borroso de la imagen empezó a desaparecer tras varios pestañeos hasta que un esqueleto tan carcomido por el tiempo que parecía irreal se mostró ante él. -El libro, quizá es algo útil.
Respondió agachándose con cierta torpeza. Tomaría los objetos de uno en uno, primero el libro y luego el collar para ofrecerlos al primer voluntario que quisiera cogerlos pues ni sabía de magia ni dudaba que empezara hacerlo ahora por el contrario podría darle un mejor uso a la toga medio carcomida del antiguo mago.
-Ah ehm… ¿Rick te importa sí?
Dirigiría una mirada apurada a su compañero mientras desvestía sin mucha elegancia al cadáver. Por suerte el cúmulo de huesos era suficientemente irreal como para que le diera menos grima robar una tumba. Si el neoyorquino no se oponía o pedía para sí la prenda Ethan no tardaría en probarsela como buenamente pudiera. Todo por no morirse de frío y sobre todo, por no verse el maltrecho cuerpo.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Subterráneos
16/05/24, 10:00 am
El libro está en tan mal estado como parece, completamente polvoriento y desgastado, el pergamino en su interior amarillento y sucio. La portada es marrón y apenas queda rastro de lo que hubiese en ella. Al abrirlo, Rick podrá comprobar que no se entiende absolutamente nada de lo escrito en él: no está en idioma Rocavarancolés. A priori tampoco parece contener instrucciones para hechizos, por lo menos no hay nada que se parezca a las instrucciones del libro de cocina que ya les es familiar. La ausencia de dibujos para los gestos de la mano es lo más evidente.
El colgante es otra historia completamente distinta, una sin letras pero con mucho más que decir. En cuanto Aniol toque la piedra notará que algo está afectando a su cuerpo a marchas aceleradas. Un leve hormigueo será el primero indicativo de lo que está ocurriendo, siendo más notable en su vientre: cualquier otra herida que haya sufrido durante la caída se verá completamente restaurada en cuestión de menos de un minuto. El proceso no es doloroso
El hechizo de recomposición que contiene el colgante del mago fallecido no pudo llegar a tiempo para salvar a su dueño, pero acababa de ofrecer un gran alivio al polaco. Si alguien más lo toca, el hechizo volverá a hacer efecto una segunda vez, pero su carga se terminaría ahí por el momento: no contaba con una gran capacidad para ser el artefacto de un mago
El colgante es otra historia completamente distinta, una sin letras pero con mucho más que decir. En cuanto Aniol toque la piedra notará que algo está afectando a su cuerpo a marchas aceleradas. Un leve hormigueo será el primero indicativo de lo que está ocurriendo, siendo más notable en su vientre: cualquier otra herida que haya sufrido durante la caída se verá completamente restaurada en cuestión de menos de un minuto. El proceso no es doloroso
El hechizo de recomposición que contiene el colgante del mago fallecido no pudo llegar a tiempo para salvar a su dueño, pero acababa de ofrecer un gran alivio al polaco. Si alguien más lo toca, el hechizo volverá a hacer efecto una segunda vez, pero su carga se terminaría ahí por el momento: no contaba con una gran capacidad para ser el artefacto de un mago
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Subterráneos
16/05/24, 05:06 pm
Después de sacar fuerzas para responder a Airi algo engulló la voz de Aniol. Dentro de lo que cabía todos parecían estar bien y el monólogo de Damian era un claro indicativo de ello. Pero seguía teniendo miedo y su cuerpo comenzaba a entender en qué clase de pesadilla estaban metidos. En algunos momentos reunía esperanzas y en los segundos siguientes una sensación asfixiante se apoderaba de su cuello con tanta fuerza que tenía que hacer esfuerzos por no hiperventilar.
La presencia de Ethan le calmaba. La sangre de Räg lo desajustó.
Las bromas de Connor fueron un bálsamo familiar. La sonrisa de medio lado de Nohlem provocó que no cesara de mirarle hasta que su figura se recortara tras la niebla verde.
Sus pulmones ya respiraban bien y las piernas le impulsaban a andar. Pero su corazón debía "basta". En realidad lo gritaba en mayúsculas. "BASTA". Como una montura encabritada que se niega a seguir.
Y así permaneció mudo, al fin y al cabo nadie resonaba por encima de un tornado. Y este era una vorágine de luces y sombras para la que no podía sacarse una recete improvisada de las de su padre.
Mudo ante el perdón de Damian al que solo le devolvió una mueca avergonzada.
Mudo y esquivo cuanto Ethan trató de revisar su estado.
Al menos asintió cuando Rick le pidió ayuda al internarse dentro del camino e invocó una llama en la palma de su mano. Más lo hizo mudo también.
Y de repente el esqueleto. El niño ahogó un gemido a la par que el resplandor de su mano titiló por el movimiento brusco que realizó al echarse a un lado. Se habría aferrado a la tela de Rick por el susto de haber existido una. En su lugar, saboreó el dulce pánico durante unos instantes. No fue hasta que sus amigos se acercaron que sus niveles de cautela se redujeron considerablemente, permitiendo que tomara el colgante que el medio japonés les tendía mientras se apoderaba de la túnica de aquel hombre muerto.
No le dio tiempo a reflexionar sobre su historia, ya que tocar la gema le hizo vibrar con el cosquilleo inconsciente de quien está escribiendo la suya.
—Oh... —era agradable, era bonita, quizás podía guardarla para dársela al granta más tarde, si es que le volvía a ver. —Uh... qué... —Aniol se giró hacia Ethan y Rick con los ojos llorosos por lo evidente. El hormigueo estaba resultando reparador, no solo se sentía aliviado sino que los moratones se desvanecían con rapidez—. Me ha... curadu... mira... Ethan... ¡Mirad! —levantó la camiseta, dejando que se viera su panza intacta a pesar de estar bajo una prenda empapada en sangre.
Sus ojos color miel revolotearon repleto de intentos de asimilación. Dio un giro sobre sí mismo al estilo de Cenicienta o la mismísima Ania en el palacete. Debía ser un milagro. Debía serlo porque a excepción de la suciedad gozaba de la misma salud con la que contaba antes de precipitarse hacia el vacío.
La presencia de Ethan le calmaba. La sangre de Räg lo desajustó.
Las bromas de Connor fueron un bálsamo familiar. La sonrisa de medio lado de Nohlem provocó que no cesara de mirarle hasta que su figura se recortara tras la niebla verde.
Sus pulmones ya respiraban bien y las piernas le impulsaban a andar. Pero su corazón debía "basta". En realidad lo gritaba en mayúsculas. "BASTA". Como una montura encabritada que se niega a seguir.
Y así permaneció mudo, al fin y al cabo nadie resonaba por encima de un tornado. Y este era una vorágine de luces y sombras para la que no podía sacarse una recete improvisada de las de su padre.
Mudo ante el perdón de Damian al que solo le devolvió una mueca avergonzada.
Mudo y esquivo cuanto Ethan trató de revisar su estado.
Al menos asintió cuando Rick le pidió ayuda al internarse dentro del camino e invocó una llama en la palma de su mano. Más lo hizo mudo también.
Y de repente el esqueleto. El niño ahogó un gemido a la par que el resplandor de su mano titiló por el movimiento brusco que realizó al echarse a un lado. Se habría aferrado a la tela de Rick por el susto de haber existido una. En su lugar, saboreó el dulce pánico durante unos instantes. No fue hasta que sus amigos se acercaron que sus niveles de cautela se redujeron considerablemente, permitiendo que tomara el colgante que el medio japonés les tendía mientras se apoderaba de la túnica de aquel hombre muerto.
No le dio tiempo a reflexionar sobre su historia, ya que tocar la gema le hizo vibrar con el cosquilleo inconsciente de quien está escribiendo la suya.
—Oh... —era agradable, era bonita, quizás podía guardarla para dársela al granta más tarde, si es que le volvía a ver. —Uh... qué... —Aniol se giró hacia Ethan y Rick con los ojos llorosos por lo evidente. El hormigueo estaba resultando reparador, no solo se sentía aliviado sino que los moratones se desvanecían con rapidez—. Me ha... curadu... mira... Ethan... ¡Mirad! —levantó la camiseta, dejando que se viera su panza intacta a pesar de estar bajo una prenda empapada en sangre.
Sus ojos color miel revolotearon repleto de intentos de asimilación. Dio un giro sobre sí mismo al estilo de Cenicienta o la mismísima Ania en el palacete. Debía ser un milagro. Debía serlo porque a excepción de la suciedad gozaba de la misma salud con la que contaba antes de precipitarse hacia el vacío.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Subterráneos
17/05/24, 01:45 am
La vida de Räg no cobraba peligro, pero a oídos de Nohlem eso sonaba a mentira. No toda la sangre significaba riesgo, un corte de papel es molesto y aparatoso pero nada más, sin embargo esa cantidad de sangre saliendo de algo tan sagrado como los ojos...
No.
Arrugó el morro.
No era normal.
Como tampoco lo era que Räg sonase tan vivo. Al menos parecía no haberle explotado el cerebro realmente.
Les esperó antes de perderse dentro de la oscuridad tras la niebla, sin atreverse todavía a mirar al mjorní a pesar de la incertidumbre por su estado y la cercanía. Por suerte el trabajo que tenían por delante cundía bastante más que reavivar la llama de un recuerdo demasiado reciente y explícito, consistente en simple y llanamente avivar una llama en su forma más literal.
—Bien pensado... —se atrevió a decir con un hilo de voz a Airi, un intento de hacerse presente, calentar cuerdas y recuperar el habla. No había podido despedirse en condiciones de los niños, de Rick y en particular de Ethan, lo cual empezaba a carcomerle en sus peores posibilidades. Demasiado tarde. Cuando se volteó a mirar ellos ya habían desaparecido túnel adentro. El pensamiento le encogió el corazón.
Se tragó el suspiro, suspiro que habría movido más la llamita de lo que la estaba moviendo nada dentro. Tampoco es que tuvieran otra elección. En un principio entró tras Connor, quien entre todos los presentes más seguridad le proporcionaba, por no decir más pantalla tras sus anchos hombros... Pantalla que terminó siendo molesta para mirar adelante y seguir la luz. Detrás estaba más seguro pues nada iba a atacarles por donde habían venido, pero más pesaba la angustia de no ver nada que la calma de tener un escudo humano. Especialmente si ese escudo era su amigo, y si algo le pasaba a él de nada serviría huir por donde habían venido. Era muerte o muerte en acantilado, e independiente de tales opciones de mierda Nohlem no quería perder a Connor. Era cuestión de cariño, de camadería. Acabó a su lado, escrutinando las sombras que la luz de le sanaí arrojaba sobre el túnel y los pequeños -y no tan pequeños- mamíferos que lo habitaban. El siseo de un murciélago le hizo sujetar el arco, sosteniéndolo por delante mientras preparaba por si acaso una flecha. El único que le gustaba de esos bichos era Antorchita.
Sin pretenderlo sus pasos se fueron haciendo más lentos, más silenciosos. No es que fuera claustrofóbico (se había escondido en suficientes armarios para saberlo), pero aquel sitio se sentía como una tumba. No, peor. Como el estómago latente de un animal que por error los estaba digeriendo vivos. Y entonces justamente lo escuchó. Su piel se erizó, sus orejas se alzaron sin rumbo fijo en busca de la criatura dueña de esos sonidos y sus manos se pusieron rígidas, como listas para disparar. Menos mal, parecía que algo de instinto de supervivencia sí le quedaba. Asintió a Connor, no queriendo hablar por esta ocasión, en el fondo decepcionado de que no fuera su mente asustada la que se hubiera inventado los ruidos. No eran buenas noticias. Cuando el canadiense comentó lo de reventar a lo que se escondiera ahí dentro el varmano volvió a asentir con una convicción que solo podía ser prestada. Como silenciosa aprobación alzó un poco más el arco.
Parte de su frágil valentía se esfumó al voltear hacia Airi y Räg (dada la tensión se le olvidó su incomodidad con el último, y para cuando fue consciente de a quien se dirigía ya era tarde para mirar a otro lado), recordando entonces que no todos eran grandes e intimidantes como Connor- él incluido. Santos. Estaban fregados. Por favor, rezaba porque a los otros les estuviera yendo bien. No sabía que le aterraba más, si no salir de ahí o verse más solo que ayer.
—Intentemos pasar lo más rápido y silen- —empezó susurrando, interrumpido entonces por algo que le hizo abrir mucho los ojos. La llama se movía. Viento.
Una salida.
>>¡Hm! —masculló, señalándola con la barbilla repetidas veces. ¿Así es como lucía la esperanza?
No.
Arrugó el morro.
No era normal.
Como tampoco lo era que Räg sonase tan vivo. Al menos parecía no haberle explotado el cerebro realmente.
Les esperó antes de perderse dentro de la oscuridad tras la niebla, sin atreverse todavía a mirar al mjorní a pesar de la incertidumbre por su estado y la cercanía. Por suerte el trabajo que tenían por delante cundía bastante más que reavivar la llama de un recuerdo demasiado reciente y explícito, consistente en simple y llanamente avivar una llama en su forma más literal.
—Bien pensado... —se atrevió a decir con un hilo de voz a Airi, un intento de hacerse presente, calentar cuerdas y recuperar el habla. No había podido despedirse en condiciones de los niños, de Rick y en particular de Ethan, lo cual empezaba a carcomerle en sus peores posibilidades. Demasiado tarde. Cuando se volteó a mirar ellos ya habían desaparecido túnel adentro. El pensamiento le encogió el corazón.
Se tragó el suspiro, suspiro que habría movido más la llamita de lo que la estaba moviendo nada dentro. Tampoco es que tuvieran otra elección. En un principio entró tras Connor, quien entre todos los presentes más seguridad le proporcionaba, por no decir más pantalla tras sus anchos hombros... Pantalla que terminó siendo molesta para mirar adelante y seguir la luz. Detrás estaba más seguro pues nada iba a atacarles por donde habían venido, pero más pesaba la angustia de no ver nada que la calma de tener un escudo humano. Especialmente si ese escudo era su amigo, y si algo le pasaba a él de nada serviría huir por donde habían venido. Era muerte o muerte en acantilado, e independiente de tales opciones de mierda Nohlem no quería perder a Connor. Era cuestión de cariño, de camadería. Acabó a su lado, escrutinando las sombras que la luz de le sanaí arrojaba sobre el túnel y los pequeños -y no tan pequeños- mamíferos que lo habitaban. El siseo de un murciélago le hizo sujetar el arco, sosteniéndolo por delante mientras preparaba por si acaso una flecha. El único que le gustaba de esos bichos era Antorchita.
Sin pretenderlo sus pasos se fueron haciendo más lentos, más silenciosos. No es que fuera claustrofóbico (se había escondido en suficientes armarios para saberlo), pero aquel sitio se sentía como una tumba. No, peor. Como el estómago latente de un animal que por error los estaba digeriendo vivos. Y entonces justamente lo escuchó. Su piel se erizó, sus orejas se alzaron sin rumbo fijo en busca de la criatura dueña de esos sonidos y sus manos se pusieron rígidas, como listas para disparar. Menos mal, parecía que algo de instinto de supervivencia sí le quedaba. Asintió a Connor, no queriendo hablar por esta ocasión, en el fondo decepcionado de que no fuera su mente asustada la que se hubiera inventado los ruidos. No eran buenas noticias. Cuando el canadiense comentó lo de reventar a lo que se escondiera ahí dentro el varmano volvió a asentir con una convicción que solo podía ser prestada. Como silenciosa aprobación alzó un poco más el arco.
Parte de su frágil valentía se esfumó al voltear hacia Airi y Räg (dada la tensión se le olvidó su incomodidad con el último, y para cuando fue consciente de a quien se dirigía ya era tarde para mirar a otro lado), recordando entonces que no todos eran grandes e intimidantes como Connor- él incluido. Santos. Estaban fregados. Por favor, rezaba porque a los otros les estuviera yendo bien. No sabía que le aterraba más, si no salir de ahí o verse más solo que ayer.
—Intentemos pasar lo más rápido y silen- —empezó susurrando, interrumpido entonces por algo que le hizo abrir mucho los ojos. La llama se movía. Viento.
Una salida.
>>¡Hm! —masculló, señalándola con la barbilla repetidas veces. ¿Así es como lucía la esperanza?
- ♪♫♬:
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Subterráneos
17/05/24, 01:34 pm
El chiquillo asintió y poco después ya había conjurado una llama a su lado para avanzar por la galería, aunque su silencio le preocupaba. Desde el primer día Rick había pensado que, incluso peor que todo lo que pasaba en esa ciudad, era terrible que los niños tuvieran que sufrir esas macabras pruebas. En ese momento aquella idea solo ganaba más fuerza a cada segundo que pasaba. Le hubiera encantado ofrecerle algunas palabras de ánimo o un simple gesto de compañía pero, ¿acaso podía o funcionaría de algo cuando todos estaban tan sobrepasados con la trampa y las heridas? Lo único que les quedaba era seguir adelante los cuatro juntos.
Por eso mismo se quedó mirando con cierta preocupación a Ethan, que seguía a los pies del abismo que los separaba de sus compañeros. Había confiado en el británico, pero aún así era un alivio confirmar que sabía de la gravedad de sus heridas. No podía hacer mucho más si había decidido no pensar en ellas por un motivo u otro, pero esperaba que su ruego hiciera algo de efecto y lo tuviera en cuenta. Eso y que no le hubiera bajado los ánimos sin querer, claro. Solo cuando el chico mostró un signo de ir con ellos empezó la marcha hacia la posible salida.
Con su arma en la mano libre, el neoyorquino avanzó al ritmo de la llama de Aniol, preparado y tenso por lo que les pudiera esperar más adelante. Sus ojos se movían al mínimo movimiento que captaba entre las sombras, aunque por suerte solo eran escarabajos y ratones que se escondían en cuanto pasaban cerca de ellos. De vez en cuando se fijaba rápidamente en la llama por si se movía por alguna corriente de aire, pero nada. Pasado un poco más llegaron por desgracia al final del camino sin salida. Rick soltó un pequeño "tsh", les tocaba volver atrás y probar por otro, pero todavía quedaba una sorpresa allí. En cuanto oyó el quejido del polaco se adelantó un paso en guardia para protegerlo, aunque se calmó algo en cuanto se percató de que lo único que había allí era un esqueleto. No es que aquello le ayudara a pensar que tenían alguna forma de salir, pero lo que señaló Ethan le dio una pizca de ánimo. -En cuanto terminemos de comprobar el libro- le dijo al italiano antes de acercarse al cuerpo.
De todos los lugares donde podrían encontrar un grimorio aquel no era el primero en el que habría pensado, pero desde luego sería una alegría si conseguían volver a la superficie con nueva magia. Tomó el libro en cuanto el británico se lo tendió y, con cuidado de mantener el apoyo de la vara recto, dejó libre la otra mano para poder examinar su contenido. -Oh, claro. Todo tuyo- contestó a su compañero antes de ponerse a ello. Ya que le había cedido la media, prefería que el chico tuviera algo con que cubrirse el torso, pero además el neoyorquino estaba haciendo todos sus esfuerzos para no centrarse en el frío, menos mal que la adrenalina colaboraba un poco. Un posible resfriado no sería nada comparado con el resto de cosas de las que tendría que ocuparse en el torreón, podría aguantarlo.
Con los resquicios de ilusión que le quedaban, Rick empezó a ojear el libro pero... Al principio frunció el ceño extrañado por si acaso con la poca luz no estaba viendo las letras, pero a medida que pasaba las páginas más le quedaba claro que estaba escrito en algún idioma que desconocían. Además tampoco parecía haber gestos como los que tenía el libro de cocina, lo cual no era buena señal. -Mierda... No puedo leerlo, pero tampoco parece que sea un grimorio. Tal vez...- fue comentando para informar al resto hasta que la voz de Aniol consiguió llamarle la atención. Entonces le dio igual el libro.
-¡¿Cómo es...?!- exclamó con los ojos abiertos de par en par. Rick no se había fijado en todas las heridas del niño, pero por simple comparación con su ropa era evidente que cualquier corte que hubiera tenido minutos atrás acababa de desaparecer sin dejar rastro. Por unos instantes, la neutralidad hueca de su interior se vio sustituida por una alegría enorme, una pizca de esperanza en un lugar en el que solo esperaba más desgracias. -Podríamos... podríamos curar a todos con el amuleto, tenemos que llevárnoslo- se le iluminó la cara mientras sus ojos empezaban a empañarse un poquito. Nada más de brazos rotos y extremidades fuera de su sitio, aunque las heridas más profundas, las que no podían verse, seguirían ahí.
Y ya que estaban allí... El neoyorquino miró a Ethan, por si estaba pensando lo mismo que él, y entonces se giró al italiano. -Damian, cógelo- le invitó a ello, emocionado por la idea de que el chiquillo se ahorrara todo el dolor que estaba soportando. Se curarían todos, pero primero serían los pequeños.
Por eso mismo se quedó mirando con cierta preocupación a Ethan, que seguía a los pies del abismo que los separaba de sus compañeros. Había confiado en el británico, pero aún así era un alivio confirmar que sabía de la gravedad de sus heridas. No podía hacer mucho más si había decidido no pensar en ellas por un motivo u otro, pero esperaba que su ruego hiciera algo de efecto y lo tuviera en cuenta. Eso y que no le hubiera bajado los ánimos sin querer, claro. Solo cuando el chico mostró un signo de ir con ellos empezó la marcha hacia la posible salida.
Con su arma en la mano libre, el neoyorquino avanzó al ritmo de la llama de Aniol, preparado y tenso por lo que les pudiera esperar más adelante. Sus ojos se movían al mínimo movimiento que captaba entre las sombras, aunque por suerte solo eran escarabajos y ratones que se escondían en cuanto pasaban cerca de ellos. De vez en cuando se fijaba rápidamente en la llama por si se movía por alguna corriente de aire, pero nada. Pasado un poco más llegaron por desgracia al final del camino sin salida. Rick soltó un pequeño "tsh", les tocaba volver atrás y probar por otro, pero todavía quedaba una sorpresa allí. En cuanto oyó el quejido del polaco se adelantó un paso en guardia para protegerlo, aunque se calmó algo en cuanto se percató de que lo único que había allí era un esqueleto. No es que aquello le ayudara a pensar que tenían alguna forma de salir, pero lo que señaló Ethan le dio una pizca de ánimo. -En cuanto terminemos de comprobar el libro- le dijo al italiano antes de acercarse al cuerpo.
De todos los lugares donde podrían encontrar un grimorio aquel no era el primero en el que habría pensado, pero desde luego sería una alegría si conseguían volver a la superficie con nueva magia. Tomó el libro en cuanto el británico se lo tendió y, con cuidado de mantener el apoyo de la vara recto, dejó libre la otra mano para poder examinar su contenido. -Oh, claro. Todo tuyo- contestó a su compañero antes de ponerse a ello. Ya que le había cedido la media, prefería que el chico tuviera algo con que cubrirse el torso, pero además el neoyorquino estaba haciendo todos sus esfuerzos para no centrarse en el frío, menos mal que la adrenalina colaboraba un poco. Un posible resfriado no sería nada comparado con el resto de cosas de las que tendría que ocuparse en el torreón, podría aguantarlo.
Con los resquicios de ilusión que le quedaban, Rick empezó a ojear el libro pero... Al principio frunció el ceño extrañado por si acaso con la poca luz no estaba viendo las letras, pero a medida que pasaba las páginas más le quedaba claro que estaba escrito en algún idioma que desconocían. Además tampoco parecía haber gestos como los que tenía el libro de cocina, lo cual no era buena señal. -Mierda... No puedo leerlo, pero tampoco parece que sea un grimorio. Tal vez...- fue comentando para informar al resto hasta que la voz de Aniol consiguió llamarle la atención. Entonces le dio igual el libro.
-¡¿Cómo es...?!- exclamó con los ojos abiertos de par en par. Rick no se había fijado en todas las heridas del niño, pero por simple comparación con su ropa era evidente que cualquier corte que hubiera tenido minutos atrás acababa de desaparecer sin dejar rastro. Por unos instantes, la neutralidad hueca de su interior se vio sustituida por una alegría enorme, una pizca de esperanza en un lugar en el que solo esperaba más desgracias. -Podríamos... podríamos curar a todos con el amuleto, tenemos que llevárnoslo- se le iluminó la cara mientras sus ojos empezaban a empañarse un poquito. Nada más de brazos rotos y extremidades fuera de su sitio, aunque las heridas más profundas, las que no podían verse, seguirían ahí.
Y ya que estaban allí... El neoyorquino miró a Ethan, por si estaba pensando lo mismo que él, y entonces se giró al italiano. -Damian, cógelo- le invitó a ello, emocionado por la idea de que el chiquillo se ahorrara todo el dolor que estaba soportando. Se curarían todos, pero primero serían los pequeños.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.