Cementerio

Irianna se adelanta a la respuesta de Dama Poda sin dejar que se notara ningún sentimiento, totalmente neutra. Asiento mirándola a los ojos, comprendiendo lo que significa todo esto. >>¿Sólo sobrevivir? ¿Para esta mierda hemos venido?.<<
La inquietud que me provoca la anciana es considerable, desconozco por qué quiere plantar árboles en un cementerio, y menos aún por qué tiene esa cara de divertida al mirar a Sekk, es bastante siniestra pero el chico no se acobarda y por fin surge la pregunta del millón. >>¿Qué va a pasar después de la Luna? ¿Por qué tanta demora para que salga? Esto puede acabar con mis dudas sobre lo que dijeron los tipos del discurso.>>

Contemplo horrorizada cuando la mujer responde, con esas frases tan enigmáticas que la caracterizan tanto, nunca vamos a dar con alguien normal.
Deja de hablar y retrocedo dos pasos lentamente, con la mirada perdida en la distancia y la mente puesta en lo que acaba de decir. Intento asimilarlo, entenderlo, pero por más que lo intente es imposible.
>>¿¡Creceremos!? ¿Nuestra verdadera naturaleza? ¿¡Brujos y criaturas grotescas!? ¿Y todo para qué?<<
Me quedo paraliza, asustada para escuchar su petición de los frutos. Así que casi le riño al instante a la Idriana cuando esta se dispone a coger las manzanas más altas del árbol, pero no hago nada al descubrir la mirada complacida de la mujer.
-Nos está decidiendo que vamos a cambiar...y aún así le hacen los recaditos.-susurro para mí misma, surgiendo un sentimiento nuevo, eclipsando el miedo, la furia, estoy empezando a hartarme del comportamiento tan digno de una medalla de la Idrina, me da igual que mantenga esa cordialidad suya para seguir investigando, esto es demasiado, si esa mujer solo respondiera con palabras respetuosas se puede quedar esperando. >>¿Ni siquiera dice un “Lo siento”? ¿Sabe que vamos a cambiar y ni siquiera lo siente?.

Agacho la cabeza para evitar fulminarla con la mirada, casi se me resbalan las dagas del sudor. Miro a Devoss, y él tiene la misma expresión de horror que la mía. >>No nos puede estar pasando esto a nosotros<<.
Pero no es el final. Dama Poda sigue explicando el proceso sin impedimentos algunos.

Me llevo la mano a la cabeza y me doy la vuelta, intentando controlar las emociones, pero no lo consigo y me giro de nuevo hacia ella.
-¿Eso seremos?-empiezo con voz baja, pero esta se levanta a medida que hablo, sin llegar a gritar, pero con evidente decepción y odio.-¿Nos va a crecer extremidades? ¿Vamos a cambiar tanto que podemos morir? ¿Me estás diciendo que un compañero nuestro a muerto hace poco y nos hemos esforzado tanto para mantenerle con vida para nada? ¿Porque podría morir de todas formas al salir esa mierda de Luna? Tú...señora ¡¿No crees que se les olvidaron mencionar cuando nos trajeron aquí que nos convertiríamos en monstruos?. Que va, ¿No tenía importancia verdad? ¿Por qué ibais a decirles a niños inútiles que serían cosas horrendas y que podrían morir?.

Respiro profundamente, con la garganta quebrada y la cabeza martilleándome.
-Tan poco valemos que aunque pudierais ayudarnos no lo haríais, ¿Verdad?. Y no te ha costado decirlo ni una pizca, así sois todos aquí, monstruos...- digo escupiendo con el tono de la voz.- pues tampoco yo voy callarme. ¿Los árboles la forma más hermosa?, sin duda, a mí me gusta verlos arder, ojalá se te quemen todos -termino con la lengua seca, manteniendo una mirada cargada de rabia y sin moverme del sitio.

Se nos acerca una mujer, inmediatamente me pongo alerta, aunque disimulándolo. Le hacen diversas preguntas, yo también las he pensado alguna que otra vez. No dejo de fijarme todo el rato en la mujer. Cada vez que responde me pongo más furioso. ¿Solo somos objetos para ellos?¿ Para ayudar a Rocavarancolia? Hago de todas mis fuerzas para no hablar. Estaría mal, sería peligroso, no sabemos de lo que es capaz. Cierro los ojos de frustración al escuchar el “Disculpe” de Irianna.

Empiezo a encontrar esperanza, quizá dejen de preguntarle cosas y nos vayamos a casa. Pero nada de eso ocurre. La pregunta del millón se había realizado.¿ Qué pasará cuando salga la Luna Roja?
Se había respondido. ¿Qué? ¿Nos transformaremos en monstruos? ¿En cuentos para no dormir?

Observo todo lo que le dice Ruth. Tiene razón. Aprieto fuertemente la lanza. Tanto que los nudillos se vuelven blancos. Finalmente no puedo resistirme.

- ¡De que sirve sobrevivir! ¿ Para transformarnos en alimañas? ! Mentirosos!¡ Soy todos unos mentirosos! ¡Todo esto es una estupidez! ¿ Sobrevivir para que el cambio nos niegue nuestro reflejo?-. Miro con odio a Dama Poda. Pero ella no es mi único objetivo. - ¿Disculpe?¡ Ella y los demás habitantes tendrían que pedir disculpas! ¿¡Nos meten en un mundo lleno de peligros y tu sientes hacerle demasiadas preguntas!? ¡Deberíamos habernos ido en cuanto empezaron a susurrar los muertos!- Le recrimino a la idrina.

Aunque Irianna y Sekkeh ayudaron a la señora con su petición, Kimbra se mantuvo en su lugar, alerta en todo momento, vigilando los alrededores para evitar la aparición de atacantes imprevistos. Aun así, la engendro escuchó atentamente todo lo que la mujer dijo y, aunque no entendía algunas de las palabras o referencias que hacía, pudo captar la esencia final del comunicado: la ciudad se alimentaba de ellos, los necesitaba, los iba a cambiar física y mentalmente, y ella, como ciudadana, no podía darles ninguna ventaja.

La Hija de Lunas había comenzado a reflexionar para sí sobre lo expuesto hasta el momento por la mujer, cuando Ruth y Devoss comenzaron a gritar quejas y reclamaciones. Kimbra se giró en su dirección y les lanzó una mirada fulminante.

- Silencio- advirtió severamente-. No conozco la situación exacta ni los detalles que rodean a vuestra llegada a este mundo, pero en mi caso solo hubo omisión de verdad. La mujer que me trajo aquí no me mintió en ningún momento. No creo que estéis en condiciones de hacer tamañas acusaciones y exigencias. Sobre todo teniendo en cuenta que se las estáis haciendo a Irianna cuando no es ella la culpable de vuestra situación- dijo, molesta con sus palabras-. Además, si deseáis realmente marcharos de este lugar, no entiendo cuales son las condiciones que esperáis que se den para llevar a cabo dicha acción.

Kimbra estaba absolutamente convencida de que el problema recaía en el mal entendimiento de las palabras de la mujer por parte de sus compañeros, por lo que se habían sentido ofendidos por la muestra de educación de la idrina. “También puede deberse a algún tipo de conflicto cultural”. Para la krabelinense estaba claro, por ejemplo, que todo aquello se trataba de algún tipo de prueba que debían llevar a cabo y recibir ayuda de cualquiera de los habitantes del lugar tan solo contaminaría los resultados ocultando su potencial real. A pesar de esto, a la engendro todavía le quedaba por confirmas algunas cuestiones.

- Si nosotros cumplimos con lo que se nos exige, ¿cuál terminará siendo nuestra ganancia? – preguntó directamente a la mujer-. Ha comentado algo relacionado con ser ciudadanos en pleno derecho de la ciudad, ¿pero que implica esa afirmación con exactitud?

Sekk continuó prestando atención a las palabras de la anciana mientras arrancaba frutos del árbol, sumido en una suerte de trance contemplativo que se rompió cuando los dos humanos empezaron a alzar la voz. La pieza de fruta que sujetaba en aquel momento se hizo pulpa entre sus dedos cuando cerró el puño con fuerza, un gesto inconsciente que reflejaba el enfado que sentía.
—Maldita sea… —masculló para sí, dejando caer al suelo los restos y limpiándose la mano con un pañuelo que sacó del bolsillo. Tenía en la punta de la lengua unas cuantas palabras para Ruth y Devoss, pero Kimbra se le adelantó, reprendiendoles en un tono bastante más suave del que iba a emplear él.

Al ulterano también le habían impresionado las palabras de aquella mujer, pero era la primera persona con la que se encontraban que se mostraba clara con ellos, y pagarle de aquel modo su atención se le antojaba una estupidez.
—Prefiero hacerle un “recadito” para agradecerle su sinceridad que patalear como una cría —dijo por fin, taladrando a la israelita con la mirada antes de continuar—. Podíais haberos negado a venir a esta ciudad, estaba estipulado en el contrato que firmasteis y en el que hasta donde yo se no había ninguna mentira, así que pensaoslo mejor antes de acusar a nadie de mentiroso. Lo únicos culpables reales de nuestra situación somos nosotros —añadió, casi escupiendo las palabras—. ¿Y no contentos con faltarle al respeto a alguien que no conocéis de nada también os volvéis contra vuestra compañera? Ser educada no es ningún crimen, por muy frustrado que se esté, y no le podéis reprochar nada a Irianna por serlo.

No entendía aquellos arrebatos que le daban a ambos humanos, pero con cada uno de ellos perdía un poco más la paciencia. Lo único que le impedía echar hiel por la boca era haber mentado las buenas maneras de la idrina.
—Es una anciana recogiendo fruta, por el Emperador, ¿qué es lo que os da tanto miedo? —concluyó, guardando silencio a continuación para escuchar la respuesta de dama Poda a la última pregunta de Kimbra.

La idrina no tuvo mucho tiempo de reflexionar acerca de lo que dama Poda le había respondido, pues de encontrarse perdida en sus pensamientos, buscando cuál sería la siguiente pregunta que debería formular a la anciana, pasó a prácticamente perder el control de la levitación cuando los humanos comenzaron a gritar una sarta de exabruptos dirigidos tanto hacia la bruja, la ciudad y… ella misma. Por suerte, desde el fatídico día de la muerte de Ziack, la lacustre había mejorado notablemente su manejo del sortilegio y pudo aterrizar con suavidad para finalizar el encantamiento ella misma y entregó distraídamente a dama Poda los frutos que había recogido mientras atendía a las intervenciones de Kimbra y Sekkeh.

<<Gracias>> comunicó con la mirada a ambos, pues no solo la habían defendido sino que le habían hecho saber que no era la única que pensaba que la reacción de aquellos dos había sido absolutamente desmedida. A los ojos de la idrina, la pareja de humanos no dejaba de resultarle cada vez más inmadura. Tan solo la presencia de Jace en el torreón, que no reaccionaba de la misma manera que la israelí y el holandés, la prevenían de formarse una idea estereotipada sobre su especie.

—Yo también vine aquí por propia voluntad —constató la idrina respaldando a la hija de lunas y el intara—. Es como ellos dicen: no sé qué creéis que vais a ganar comportándoos así, pero me gustaría que me explicaseis de qué forma va a beneficiarnos y cómo se supone que tenemos que actuar, ya que al parecer yo lo estoy haciendo mal —les retó dedicándoles una mirada severa.
La frustración le había hecho olvidar las preguntas que quería formularle a dama Poda, aunque la krabelinense había planteado una cuestión interesante. No quería irse dejando a la anciana con la palabra en la boca, pero la lacustre abogaría por irse en cuanto la bruja hubiese respondido.

Varsai no entendió bien las palabras de la mujer, ¿quién podría querer hacerle daño a una mujer tan amable sólo por decir si las manzanas eran comestibles? Aquella cuestión la intrigaba pero no por eso se perdió ni una sola de sus palabras. Si el cambio significaba volverse como la mujer que la había sacado de su mundo quizá no fuese tan malo.

Apretó la mano de Irianna para darle ánimos frente al ataque de los dos humanos y se posicionó de su parte. Desde su punto de vista de nada servía echarle la culpa a la idrina o a la mujer pero se mantuvo al margen de ella, escribir era una verdadera lata cuando se quería decir algo en medio de una discusión.

Observó a la anciana marcharse y la despidió con la mano, luego se volvió hacia sus compañeros.

"¿Nos llevamos alguna?" preguntó señalando hacia el manzano.

En seguida Devoss estalla, con un enjambre de gritos, mentirosos les dice, todo con enfado y rabia. No es la primera vez que veo al holandés realizar actos así, pero es la primera que los veo tan justificados. Aún así, quito la mirada cuando le reprocha a la Idriana el pedir disculpas, ahí seguro que Irianna no callaría, todo está saliendo peor de lo que pensaba. Ojalá por una vez hubiera decidido quedarme en Letargo.

Los siguientes segundos me cogen por sorpresa, esperaba que el resto apoyara aunque fuera de forma más civilizada, pero no, Kimbra carga en contra nuestra, advirtiendo que nos calláramos con brusquedad, no fue la única, Sekk se encarga de continuar siendo más frío todavía en su tono de voz. >>¿Cómo ha escuchado lo de los recaditos?<<, eso no me lo esperaba, lo había dicho bajo pero al parecer el intara había escuchado la queja y la había dicho en público. Enrojezco y agacho la cabeza apretando la daga con el costado, es por lo único que han dicho que siento verdadera vergüenza. Tal y como era de esperar Irianna no tarda en hablar.
-A ver...-iba empezando a decir con nervios y aún enfado pero la anciana me interrumpe antes de que mis palabras se escuchen si quiera, habla otra vez con frases que no llego a entender. >>¿Ahora más libres? ¡Pero sí no podemos salir del torreón sin tener ojos en la nuca! ¿A qué se refiere?.<<. Aparto la mirada de ella cuando afirma que es necesario ese espíritu para sobrevivir. >>¿Pero si acabo de llamarla monstruo por qué parece importarle tan poco?.<<
Decido guardar silencio contra ella para no empeorar las cosas y contemplo como desparece por uno de los senderos del cementerio.

Hasta Varsai le coge la mano a Irianna dando a entender su punto de vista. La miro primero a ella sin dejar expresar la pequeña decepción que acabo de sentir, y luego traspaso la mirada a Kimbra, mostrando enfado.
-En ningún momento he dicho que sean mentirosos. ¿Es qué no lo entendéis? ¿No habéis escuchado lo que acaba de decir?. Vamos a ser monstruos, nos van a crecer cosas, y todo si sobrevivimos. ¿Ese es el premio?, es cierto que no nos mintieron con esto, no dijeron que permaneceríamos igual siempre, pero...¡Se lo callaron, Kimbra! ¿Acaso la omisión que nos han hecho es mejor que si nos hubieran mentido?. Es lo mismo si te dicen que te ofrecen agua y en realidad es veneno que si te dan el vaso simplemente y se callan lo que realmente lleva. ¿Acaso tú no deseas salir de aquí al enterarte de esto?, ni siquiera parece haberos impactado...-continúo mirando Sekk, devolviéndole la mirada penetrante y mirando de vez en cuando a Devoss.- ¿Soy una cría pataleando ahora mismo? ¿No estoy diciendo la verdad?, podríamos habernos negado todos si supiéramos como era esto realmente.- suspiro frustrada, agradeciendo interiormente que me hubieran dejado hablar tanto tiempo.-¿Que a qué le tengo miedo?-esto iba a costar decirlo, pero debía hacerlo- a todo Sekk,  a todo en esta puta ciudad, cada cosa que hay aquí me da miedo. ¿A ti no?-pregunto, incapaz de comprender como no podían dolerles que les dijese que iban a ser monstruos, >>¿Sería el escarabajo uno de aquellos  grotescos seres que Dama Poda ha mencionado antes?.<<
Por último miro a la Idrina, más calmada al hablarle.
-Yo también vine por voluntad propia, no estoy diciendo que me hayan raptado, y esto no nos está beneficiando en nada, pero no entiendo tu indiferencia ante esto.

Me quedo en silencio, con la mirada clavada en las lápidas, y enrojeciendo aún más por segundos, de vergüenza. Aún no entiendo su forma de haber encajado las palabras de la anciana. >>¿Acaso ellos se imaginaban lo que pasaría con la Luna? ¿Les habían mencionado antes de llegar a lo que estaban expuestos?<<

Escucho confundido las opiniones de mis compañeros. ¿ Cómo no pueden ver algo tan obvio? Nadie se pone de nuestra parte, aún así me sorprende bastante la reacción de Dama Poda. Podría habernos hecho cualquier cosa, pero simplemente se va. Voy meditando lo que me están diciendo. Y entonces, cuando han dicho lo que piensan, hablo yo.

-¿Cómo no podéis verlo? ¿ Tan difícil es que comprendáis esto? ¡No sabemos nada de esa mujer!¡Podría ser otra de esas personas que cosechan! ¡¿ Es solo una anciana, Sekk?! ¡ Hemos visto un escarabajo gigante, casas carnívoras, un hombre montado en un monstruo! ¡ Un vacío que se te mete en la cabeza para convencerte de que te suicides! ¿¡ Y TÚ dices eso?!- Después de esto los miro a todos, intentando calmarme.

-Hemos visto bastante, hemos pasado por cosas desagradables. Cosas que nadie se creería en nuestros respectivos mundos. Llegados a este punto creo que deberíamos tener un poco de sentido común. Vale, bien, esa mujer ha resultado no ser peligrosa. Pero podría haberlo sido. No sabemos nada de esta ciudad, y por esta razón debemos ser precavidos. Esta ciudad vive para matarnos, y hoy podría haberlo hecho. Prefiero no arriesgar la vida por una información que podría habernos salido muy cara.-

Al terminar aguardo sus respuestas. Pues tengo la impresión de que no han recapacitado.

Aunque la respuesta de dama Poda a su pregunta no la complació del todo, pudo deducir de ella que ser ciudadano de pleno derecho implicaba cierta libertad para poder invertirla en los quehaceres deseados. “A grandes rasgos, podré explotar mi nuevo conocimiento, elegir una meta y trabajar libremente en llegar a ella.” Reflexionó la Hija de Lunas.

Gracias a sus avanzadas clases, Kimbra pudo leer la simple pregunta escrita por Varsai y quedó mirando el árbol, evaluándolo.

- No te detendré si lo que deseas es hacerte con alguna de sus frutas, pero no recomiendo que sean consumidas sin previo tratamiento. Sus palabras al respecto no han dejado nada en claro, por lo que no podemos saber si se trata de una especie perjudicial o beneficiosa para nuestro organismo- contestó estoicamente.

Luego se volvió hacia Ruth, la cual la miraba con claro enfado.

- Omisión de verdad, exactamente lo que ya había dicho. Claramente, los individuos que nos trajeron a este lugar estaban interesados en que no supiéramos toda la verdad de manera que no tuviéramos ni oportunidad ni razones para negarnos a ello. Y la respuesta a tu pregunta es no. No deseo volver a Krabelin, no lo deseaba cuando salió el sol y no lo deseo ahora, aun siendo esto condicionado por la nueva información adquirida. Dama Diurna, la mujer que me trajo a este lugar, me prometió un vasto conocimiento. Yo misma sospeché en su momento que mi cuerpo requeriría de algún tipo de cambio para poder asimilar dicha cantidad de conocimiento. Cierto es que mi suposición solo abarcaba cambios leves, y también es cierto que no contemplé la posibilidad de que dichos cambios fueran “monstruosos”, lo que sospecho que significa que no resultarían agradables a la vista.

Kimbra hizo una pausa y miró hacia el cielo, calculando mentalmente cuantas horas activas les quedarían. Luego, dirigió su mirada hacia un camino en concreto, el cual iba a sugerir seguir tan pronto como terminara esa conversación. Seguidamente miró a Devoss.

- Me inquieta tu reclamo hacia parte del grupo por motivos de supervivencia. Sospecho que los humanos no son debidamente adoctrinados en normas y técnicas de supervivencia en su mundo natal, ya que una de las primeras directrices sería no alzar la voz en territorio desconocido, y parece ser lo único que sois capaces de hacer- les dijo severamente, molesta porque menospreciaran sus capacidades y su puesta en guardia-. En todo momento mi arco se ha encontrado cargado, he controlado los posibles accesos al lugar, olores y sonidos distintivos, y en todo momento he calibrado y evaluado los movimientos de dama Poda. Una conversación relajada no implica una bajada de guardia. Mis marcadores de amenaza y alerta se han encontrado activos desde el mismo momento en el que hemos visualizado a la nombrada mujer hasta que esta se ha alejado-. Kimbra, tras una pausa, se giró al resto del grupo-. Sugiero emprender el camino de vuelta, tomando ese camino como ruta alternativa a la ya usada- dijo, señalando el camino que rondaba por su cabeza.

Sigue en el Torreón Letargo.

(Viene de aquí )

Marsi sacó una nota de un bolsillo interior de su chaqueta, donde el violinista le había escrito algunas indicaciones para llegar al mausoleo de su clan. Eran bastante claras, y siendo uno bastante grande no creía que fueran a perderse.

Pasearon entre las tumbas sin darse demasiada prisa, era un lugar bonito para variar. El sol se iba levantando arrancando brillos de las cumbres de las tumbas más elaboradas, y arrancando contrastes a las esculturas. La niebla se iba disipando, y por alguna razón los muertos no estaban muy dicharacheros, sino que hablaban en susurros. Tal vez era demasiado temprano.

El mausoleo era de marmol negro, decorado de forma sencilla y elegante. Una reja de forja lo cerraba, Marsi temió que necesitasen una llave para abrirla, pero no fue así, tan solo tuvo que tirar de ella. Dentro, las antorchas se fueron encendiendo una detrás de otra, iluminando los nichos. Cada uno estaba marcado con el emblema de cada clan. La dullahan se detuvo frente a la que estaba marcada con un dragón. Puso el primer ramo, sustituyendo uno de rosas marchitas. Luego puso el segundo en uno un par de tumbas más arriba, con un grifo grabado.

- << El violinista me habló de una dullahan que murió hace poco, que fue enterrada aquí. Me resulta extraño que solo por mi transformación ya tenga... esto>>- rozó con los dedos el contorno del grifo. Era diferente al de los bestiarios, con cabeza de lechuza en lugar de águila- << Y todas las historias que me ha contado sobre mi clan, como si de pronto tuviera una nueva familia que espera que haga cosas grandes. Y no me siento capaz de cumplir esas expectativas>>

La naga siguió a la dullahan por el cementerio. Lo cierto era que daba gracias porque los muertos estuviesen más callados que de costumbre, a la militar le seguían dando escalofríos y su motivo era bien simple, si mataba algo prefería que se mantuviese callado a que empezase a hablar.

Entró tras Marsi en el panteón observando los nichos en los debían de estar los cuerpos de otros dullahans.

-Quizá no te sientas capaz, pero ¿sabes? Yo creo que sí eres capaz - respondió con una sonrisa de ánimo.- Nos conocemos desde el principio de nuestra cosecha y la Marsi que conocí entonces dista de ser la que eres ahora. Has crecido y madurado, eres más segura y decidida que al principio, o al menos yo lo veo así - la sonrisa no varió ni un ápice.

-Lo cierto es que esto me da cierta envidia - confesó.- Yo no tengo nada por el estilo, y la única como yo murió hace unos meses. Es cierto que no era la mejor persona que conozco, era borde y bastante desagradable, pero era como yo. Y ahora creo que estoy sola, que soy la última naga de la ciudad y lo que me da envidia es que todos conozcais a gente como vosotros - la ulterana suspiró hondo y miró a la varmana.- Pero no puedo sentirme sola, os tengo a todos vosotros y con eso me basta. Sois igual de importantes para mí como los recuerdos que atesoro de mi hermana - no dijo más, le parecía que ya había acaparado la conversación bastante.

Marsi posó la mano en el brazo de Sura, presionando con suavidad, y enviando un pensamiento indeterminado de agradecimiento. Apreciaba de verdad la confianza que tenían sus compañeros en sus capacidades. << Casi no me dejan más opción que creerles.>> pensó divertida para sí misma.

- << Tarde o temprano vendrán más nagas, y tendrán la suerte de contar con tu ayuda y tu consejo.>>- dijo. -<< Y serán muy afortunadas.>>

Tal vez sería buena idea buscar historias de otras nagas de la ciudad. Mirar las tumbas, leer sus hazañas... Mientras pensaba en esto, no se dio cuenta que la tumba de sus antecesores había empezado a humear. Una niebla tan oscura y espesa como la que salía de su cuello, que bajaba hasta el suelo y le envolvía los pies. Un grito, agudo y familiar, precedió a la figura que surgió de las tinieblas del mausoleo.

-<< ¿Cárabo?>>

Un par de ojos amarillos brillaron en medio de la oscuridad, y a partir de ellos, los rasgos de la bestia se definieron. Desplegó sus alas monstruosas, aleteó un par de veces y se alzó sobre sus patas traseras, amenazante. Marsi sacó su látigo, y al hacerlo chascar el animal de niebla cayó de culo de forma nada elegante.

-<< ...¿eh?>>

Las palabras de su amiga reconfortaron a la naga.

-Vendrán más ¿verdad? - sus palabras iban cargadas de esperanza y expectación.- Sí, creo que eso me gustaría - comentó pensando en enseñar a otras nagas a moverse con su nuevo cuerpo.

Un chillido animal la sacó de sus pensamientos y en un acto reflejo desenvainó sus espadas colocándose en posición de combate. Cuando vio el humo arremolinándose lo primero que se preguntó era cómo iba a vencer a un monstruo hecho de humo. El nombre que le dio la varmana le hizo sospechar que el ser y ella ya se conocían. Estaba preparada para luchar, y por eso cuando el grifo se cayó de culo y la expresión de sorpresa de su amiga se hizo eco en su mente toda la tensión desapareció y a la militar le dio la risa floja. La situación era tan surrealista que no pudo evitar que le diera un ataque de risa que tardó en remitir.

Cárabo se sentó en el suelo y se recolocó las alas, como tratando de disimular el traspiés. Le lanzó a Marsi un chillido de reproche. La dullahan se había quedado de piedra, no esperaba que apareciese... allí, en ese momento, ni que tuviese ese aspectó.

El animal era aproximadamente del tamaño de un osogrifo, completamente negro. Tenía cabeza de rapaz nocturna, puede que una lechuza, y garras delanteras a juego. Las patas traseras, como Marsi pudo comprobar, eran felinas, al igual que la cola. Por supuesto, un par de alas enormes, por lo que técnicamente aquel bicho podía volar.

Conforme la dullahan lo inspeccionaba, aún con el látigo en la mano, Cárabo la seguía con la cabeza, con movimientos mecánicos. Sus ojos eran amarillos, enormes, con una expresión que distaba mucho de ser fiera y amenazante.

- << Creo... que esta es mi montura.>>- dijo Marsi al fin. Cárabo ululó para confirmarlo.- << Se me había aparecido antes, pero no de cuerpo completo.>>

Guardó el látigo y presentó las manos vacías, con las palmas hacia arriba y luego hacia su montura, como hacían antes de acercarse a los osogrifos. Cárabo ladeó la cabeza, curioso, y la agachó para acercarse a su ama. Marsi lo acarició. Era increíblemente suave, pero no tenía el tacto propio de su niebla, si no que se notaban como plumas de verdad. Se dejó acariciar, moviendose para que Mmarsi llegase a más sitios.

-<< Es... más manso de lo que esperaba>>- No tenía claro si le parecía algo bueno o malo.

La naga contempló al animal con curiosidad, lo cierto es que le parecía bonito a su modo. Guardó sus espadas cuando la varmana anunció que era su montura.

-No sabía que teníais montura - reconoció.- Aunque ahora ya sé el por qué de los dibujos animales de las tumbas. ¿Cada uno de vosotros tiene una montura distinta? - preguntó con curiosidad.

Sura se acercó al grifo de la misma manera que la dullahan, levantó sus manos y se las mostró. El grifo no dio muestras de violencia y dejó que la ulterana acariciara su suave plumaje, desde luego el grifo no parecía hecho de humo. Por temor a hacerle el mínimo daño la naga no rascó con sus garras, se limitó a pasar su mano por encima.

-Parece que le gusta que lo mimen - le reconoció a su compañera.- Pero no te equivoques, con esas garras puede hacer mucho daño si se lo propone. Pero parece un chico muy bueno - dijo con voz amable.- ¿Dices que se llama Cárabo?

- <<Sí, cada dullahan que llega a la Luna es el último eslabón de una línea sucesoria, que hereda las armas y la montura de su predecesor. Por eso puedo invocar un número de armas concretas.>>- explicó- <<El violinista me dijo que mi montura no se presentaría hasta que no hubiese logrado invocar todas mis armas.>>

Marsi le cedió el sitio a Sura para que le hiciese carantoñas al bicho, por si se sentía atosigado. Sin embargo Cárabo parecía estar encantado con las caricias, y se puso a ulular de felicidad, entrecerrando sus enormes ojos brillantes. La dullahan se cruzó de brazos, molesta.

-<< Las garras no van a servir de nada si no las usa. Y sí, me reveló su nombre hace ya un tiempo, probé a convocarlo varias veces después de eso, pero no me hacía caso.... Ahora sé por qué>>

Marsi decidió que ya habían pasado bastante tiempo en el cementerio. Le pidió a Sura que volviesen a la Sede y ya allí probaría de qué era capaz su nueva montura. No iba a mentir, estaba decepcionada. Le habían prometido una montura de guerra fiera y majestuosa, y le habían dado una mascora ridícula y payasa.