Cementerio

Esta vez parece que si hemos llegado al lugar correcto, frente a nosotros se extiende una hondonada a la que se accede a través de ocho rampas, en la hondonada, aparte de tumbas y panteones, hay fuentes y estatuas, jardines y plazoletas ... se percibe que es un sitio pacífico, un oasis en medio de la ciudad, aunque no se si la sensación es un engaño ... cierro el libro y me dirijo a la rampa mas cercana, me fijo en el edificio situado en el centro de la hondonada ... es un majestuoso panteón, parece tener un planta octogonal, desde esta distancia no estoy seguro, y esta coronado por un enorme cúpula negra ... parece una tumba importante ...
-Vamos - digo, a la vez que me acerco a Cain, no se si esta bien ahora mismo, al fin y al cabo es un cementerio, y no parece que le gusten, me pregunto si sera como lo de las iglesias - ...
Cruzo la rampa y entro en la hondonada, todos parecen nerviosos ... ¿a cuantos les desagradaran los cementerios? ... yo estoy acostumbrado a ellos, pasaba mucho tiempo en el que estaba enterrada mi madre, bueno ... mi madre no, sus cenizas ... mi padre no quiso conservarlas ni lanzarlas al mar ... las encerró en un maldito nicho ...

Cuando por fin salimos de ese extraño barrio, la atracción va aumentando a medida que avanzamos. Pero acaba siendo bestialmente fuerte y llego corriendo a la cancela de hierro negro del Cementerio, sobrepasando a Vacuum. Me quedo mirando sin atreverme a entrar, aunque algo me lo pide a gritos. A mis pies, una rampa y una hondonada, y abajo del todo, panteones, mausoleos, lápidas, tumbas, fuentes, estatuas; y plantas de todo tipo desperdigadas por doquier. Algo enorme en el centro me captura la mirada: un panteón majestuoso, coronado con una cúpula negra que me recuerda a la ceniza de antes. A mi espalda, Vacuum y Caín reanudan la marcha y yo camino por delante, bajando, sin saber a donde ir, solo sintiendo que la atracción me libera. Coloco el escudo en posición defensiva y desenvaino la espada, no me atrevo a ir como si nada por un sitio como este. Solo he estado en un cementerio y era muy pequeño entonces, pero no me da miedo. Lo único que temo ahora es la magia del lugar, en caso de haberla, y lo que pueda acontecernos. Sigo bajando, lentamente...

Nada más llegar a la puerta Cain se para en seco. En su cabeza resonaban las miradas incriminatorias de sus familiares, su odio proyectado hacia él; le miraban por encima del hombro o simplemente le daban la espalda, no le permitieron entrar al cementerio, no aquella vez, ni ninguna otra... <<Tu no eres un ser maldito, eres solo un niño>> Cain respiró hondo y cruzó la verja para adentrarse en el inmenso cementerio. Lo cierto es que... era precioso. Ya oscurecía y habían encendido lámparas y antorchas para iluminar las tumbas, las luciérnagas volaban por doquier y había un aroma a... flores... Cain se calmó y se puso a pasear entre las tumbas, sumido en sus pensamientos, admirando la riqueza de adornos y el diseño de algunos mausoleos. En parte se volvía a sentirse como en su ciudad... estatuas y monumentos por todas partes

La gente se dispersa, Cain se aleja y se pone a caminar entre las tumbas, parece relajado, así que le dejo solo ... yo me adentro un poco en el cementerio y me siento en un banco, en una plazoleta aun veo a la gente a mi alrededor, admirando las estatuas y los jardines, pendientes de ... si, de las voces de los muertos, que hablan ... parece mentira, pero sostienen conversaciones sin sentido, unos dicen blanco y los otros negro, se contradicen entre si, y resulta un poco frustrante ... recostado contra el respaldo del banco dejo el atlas a mi lado, el escudo apoyado y la espada también, saco la guitarra de la funda y me pongo a tocar con los ojos cerrados, tratando de silenciar a los muertos ..
-Callaos por favor - digo, y parece que me hacen caso, los muertos de mi sector callan y escuchan atentos - ...
Observo la tenue luz del cementerio, la vegetación y las luciérnagas ... se respira una paz inmensa, y suspirando sigo tocando, es un buen lugar para descansar ...

Cuando llegamos por fin a nuestro destino, ante nosotros se extiende un terreno como nunca antes había visto en esta ciudad maldita. Es una sensación chocante dar con este pedazo de Rocavarancolia impoluto, donde no parece haber pasado tanto el tiempo, sin ruinas, sin devastación. Realmente es un lugar hermoso.
Según nos vamos acercando comienzan a escucharse voces, lo que me hace agarrar con más fuerza mi vara. Las voces no son como los gritos de antes, son más cercanas... pero tampoco vienen de ninguna criatura. Si atiendo a lo que dicen... ellos son los muertos del cementerio, ¿pero cómo es posible?
Me arrimo más a mis compañeros, por si surge de allí alguna criatura, o todo un ejército de zombies. Casi puedo verlos en mi imaginación, surgiendo de las tumbas con sus huesos y su carne putrefacta, apartando la tierra como si solo fuese una manta que los cubría. Pero no pasó nada. Unos muertos nos invitan a entrar, otros nos maldicen y quieren echarnos. Otros solo cuentan historias. Sin embargo, todos ellos coinciden en una cosa: lo que dicen no tiene el menor sentido.
Tal vez sea una trampa, pero si esas voces que tanto dicen odiarnos aún no nos han echado, es que no pueden hacerlo. Sin embargo, las voces amables que nos invitan a entrar pueden ser la trampa. ¿Y si pasa algo al entrar?
Sin embargo veo que nadie tiene reparos en pisar dentro y no les pasa nada. Decido entrar tras ellos por no quedarme solo fuera de la hondonada.
La verdad es que el sitio me gusta mucho, pero las voces de los muertos... me dan escalofríos. Procuro no acercarme a ninguna lápida. A lo lejos escucho que Vacuum empieza a tocar, así que me acerco para escuchar de cerca su pequeño concierto. Me siento en el suelo en un lugar sin tumbas y me dejo llevar por la música.

Caín y Vacuum se separan del grupo, yo sigo bajando, atento a las voces que trae el viento...Pero no, no vienen de lejos, ¡vienen del suelo! Cuando paso por una lápida me paro en seco, a escuchar con atención lo que...lo que su...¿dueño? me dice
-¡Deja las armas, chico, no te servirán contra tu destino!
Está claro que habla de la muerte...
-¡Cállate!-le grito
-¡Un respeto, maleducado!-grita uno a mi espalda.
-¡Un respeto vosotros, es un cosechado!
<<¿Que soy qué?>>
El que me defiende sigue gritando
-¡Dejadlo que grite hasta morir agónicamente bajo esas armas que lleva!
Empiezo a temblar y me alejo de ese trío insufrible, pero otro grito me saluda
-Eh, chico, ¿me prestas ese corazoncito tuyo?
-¡Yo te lo cambio por mi casa!
<<Esto es de locos...>> Sigo caminando, sin saber a dónde ir, hasta que escucho una guitarra y sonrío, pero las voces y gritos tapan la melodía.
-Buenos días, noble señor, ¿le sirvo algo para su desayuno?
-¡Locos, todos locos!-grito, luego chasqueo el látigo contra un obelisco y algunos de los muertos lanzan un grito, unos de admiración, otros de terror, y se ponen a discutir sobre cosas que ni entiendo ni quiero entender.
Pero acabo llegando al mausoleo. <<Debe haber alguien importante ahí dentro...>>

Cain jugueteaba con el agua de una fuente de la que había bebido varias veces. Ya se había recorrido todo el cementerio, o eso creía él. Había admirado todas las tumbas admirables, y maldito todo lo maldecible por no tener nada con lo que retratar esas maravillas. Fue a buscar un lugar donde sentarse, vio a los chicos a lo lejos, Vacuum tocaba la guitarra, así que se acercó a él para escucharle mejor. Fue en el instante en el que la canción cambiaba cuando oyó una única frase ''No debeis estar aquí!'' Todas las imágenes y recuerdos de antes volvieron a su cabeza y una sensación de incomodida se apoderó de él. Realmente no pintaba nada allí, entre muertos, se sintió totalmente fuera de lugar. Tenía que salir de allí cuanto antes. Llegó hasta Vacuum y le dio un beso de presunta despedida, aunque realmente fue en busca de algo que le reconfortase
-Creo... que me voy a ir ya. Hace frío y ya es de noche, y temo que hayan prendido fuego al burdel- mintió con una extraña sonrisa. Se dispuso a irse, haciendo un gesto con la mano a modo de despedida. y se dirigió a la puerta.

(sigue en el burdel)

Los muertos, que parecen más vivos que yo, siguen hablando, gritando e incluso algunos cantan. Harto, tapándome las orejas, me alejo del mausoleo pero uno dice algo tan fuerte que acabo escuchándole
-¡Desecha tus armas hoy, recupéralas cuando la luna hambrienta de sangre esté!
Me paro en seco con la tumba parlante a mi derecha y la miro de refilón, pero otra a mi izquierda le responde
-¡No ayudes al cosechado!
<<¿Que soy un cosechado?>>
-¡Yo no soy una fruta!-les grito y harto de todos, echo a correr hacia arriba.
Cuando llego junto al grupo, les miro nervioso
-Esto es de locos...Y no había nada raro...¿Nos vamos?
Caín se va al burdel <<Yo debería volver ya...Toca correr>> Los demás asienten y al poco llega Vacuum con la guitarra, luego salimos del Cementerio y nos alejamos conforme las voces se van apagando, aunque lo de la luna y que sea un cosechado sigue martilleando en mi cabeza. . .
(Sigue en el Torreón Letargo)

Tardamos un buen rato en alcanzar el cementerio, un silencio solemne nos acompaño todo el trayecto, aun que tampoco teníamos mucho de que hablar el uno con el otro.

-Igual no ha sido muy buena idea, si lo enterramos dentro del cementerio se pasará la eternidad gritando con los demás muertos...

En la oscuridad no puedo ver la cara de Crathos, lo que supone un alivio, por irónico que pueda parecer.

-Sí... es verdad.

Esperé un rato a que añadiera algo mas, pero no parecía querer añadir nada.

-Bueno... ¿Que te parece si lo enterramos en el límite del cementerio? Así podrá descansar en paz, sin encantamientos malévolos encadenando su alma.

-Sí, buena idea...

De nuevo esperé a que añadiera algo mas... tendremos que trabajar su elocuencia...
Seguimos andando asta un terreno descampado en el linde del cementerio.

-¿Que te parece este sitio?

-Me parece bien...

¿Oh, en serio?...
-Pues entonces aquí será, levantaré la tierra con un hechizo de levitación.

Al cabo de un rato habíamos construido un modesto lugar de descanso, con una piedra sin inscripción ninguna marcando el lugar.
Me acerco a Crathos y le pongo la mano en el hombro.

-Ahora descansa en paz... nosotros deberíamos irnos, si es que sigues queriendo venir conmigo...

Crathos no apartaba la vista del improvisado nicho.

-Si, iré contigo...

Nos alejamos lentamente de camino a la torre, ya era tarde y el día había resultado, como poco, agotador.

(Continúa en Torre Serpentaria)