Dryfus

La situación era crítica, ello resultaba obvio con tan solo observar el caos que la erupción volcánica había desatado en el exterior, pero las palabras de Valek y Xalkoth lo confirmaban. Este último parecía dispuesto a buscar donde aterrizar a pesar de las dudas del vampiro, pero finalmente fue imposible llevarlo a cabo de todos modos. El biomécanico inquirió al respecto para conocer mejor su situación y evaluó la situación ante la pregunta del plaga.
—Entre Kin y yo deberíamos poder mantener activos campos de fuerza durante un tiempo considerable, pero si una roca de tamaño similar a la que estuvo a punto de derribarnos vuelve a dirigirse hacia nosotros es muy probable que agotemos nuestras reservas de inmediato —comentó tras el demonio raigaurum—. Tal vez lo mejor sea que yo haga uso de la niebla mágica y advierta a Xalkoth de cualquier eventualidad mientras ambos nos ocupamos de las protecciones —le sugirió a Kin finalmente tras escuchar su comentario entre dientes.

Xalkoth:

A partir de entonces la travesía se volvió un poco más relajada. Las rocas caían cada vez con menos frecuencia, y  aunque la ceniza enseguida envolvió todo, gracias a la niebla mágica el clinger pudo seguir pilotando sin problemas. Tras aquello y en vista a que ahora podía relajarse un poco decidió poner al día a los irrenses quienes ya habían estado preguntando acerca de lo que pasaba.

–Lo que habéis visto hasta ahora ha sido el inicio de una erupción. Normalmente suceden solo en los volcanes asi que me ha pillado un poco de sorpresa. De hecho al principio pensé que sería un nuevo volcán naciendo.
–Salvo que no lo es. Si ha surgido una segunda tan rápido sólo puede ser por una razón.
–Que no son dos erupciones –Asintió Xalk –Sino dos bocas de una sola. Eso significa que estamos sobrevolando una caldera gigante y que el magma se está abriendo paso primero por las zonas más débiles como esos dos puntos. Ahí es donde está el verdadero peligro, porque no tenemos forma de predecir dónde va a formarse la siguiente, en cualquier momento podría abrirse una chimenea bajo nuestro pies.

Debido también a eso, apenas la ceniza los había alcanzado el insecto había hecho ascender de nuevo la nave tan alto como le fue posible. Si sucedía lo que había dicho confiaba en que la altura y las barreras le dieran el tiempo suficiente para reaccionar y evitar el desastre.

No hubo nada más que  lamentar por suerte. Una tercera chimenea se abrió a sus espaldas en algún momento pero estaba lo bastante lejos como para no ser peligrosa. Durante horas siguieron volando entre ceniza a ciegas hasta que cuando nadie creía que aquello iba a acabar la nave salió de aquella nube negra por fin. Les recibió el atardecer de Dryfus, nada particularmente ominoso, pero probablemente más agradable que lo que llevaban viendo hasta entonces.

–Lo logramos. ¡Siiii!– Aplaudió el clinger soltando los mandos y tal vez dándole un susto a alguno por hacerlo. –¿Todos bien?

–Define bien – Le respondió el vampiro. Su cara había recuperado algo de color pero seguía tocado por lo que había tenido que hacer. Por un instante Xalk pensó picarle dándole la definición literal de lo que había pedido, pero una mirada del humano bastó para hacerle saber que si se atrevía a hacerlo tras lo que acababa de pasar, ser piloto no evitaría que lo matara allí mismo y en ese instante.

Tras escuchar a Archi asintió, de acuerdo con todo lo que había dicho. Hizo todo lo que se le dijo incluso aunque pudiese llegar a ser agotador. No quiso desperdiciar más magia en mitigar el mareo, así que simplemente se quedó quieto en la silla, aguantando. Más que el mareo, era la tensión sumada a este lo que hacía que se encontrase peor que antes.

Cuando tuvieron tiempo para conversar acerca de las erupciones apenas hizo preguntas, pero se quedó con la información esencial. Después de ver aquello se alegraba enormemente de que la actividad volcánica de Irraria estuviese tan disminuida y alejada de la zona urbanizada del planeta. Por otro lado, si no fuese así no habrían sobrevivido bajo tierra tantos siglos.

Cuando dejaron de una vez por todas atrás la nube volcánica, el cielo abierto y limpio que los recibió fue como poder volver a respirar de repente. El raigaurum suspiró aliviado, casi sintiéndose un poco mejor, tal vez porque se relajó por fin en su asiento. Solo que cuando Xalk se puso a aplaudir volvió a agarrarse a este, a punto de advertirle que no hiciese temeridades. Pero ya había quedado claro que Xalk era un piloto competente.
—Por mi parte... bien de entero, sí, pero por lo demás como el maldito culo —dijo después del intercambio de palabras y miradas entre plaga y vampiro—. Me da que necesito tumbarme un rato. Creo que me vendrá bien. Llamadme si hace falta para cualquier cosa.

Tras despedirse se marchó a los dormitorios. Estaba agotado, y se tiró en un camastro cualquiera. Sentía hambre y falta de energía, pero a la vez tenía el estómago revuelto. Tarde o temprano tendrían que parar para que Xalk pudiese descansar, y esperaba que entonces remitiese su problema.

Atendió con auténtico interés a la explicación acerca de la peligrosidad de la zona que sobrevolaban, preguntándose si aquella sería una ruta normal de vuelo o, por la contra, Xalkoth se había desviado y por eso habían acabado sobre un área de tan elevada peligrosidad. En cualquier caso, el mundo de origen del plaga se trataba de uno en el que había que extremar las precauciones en todo momento y el ingeniero se preguntó cuántas casualidades se habían tenido que dar para que alguien como Xalkoth hubiera sobrevivido tanto tiempo en aquel lugar. Enseguida llegó a la conclusión de que era imposible calcularlo.

Cuando el clinger anunció efusivamente que se encontraban fuera de peligro, Archime deshizo la niebla mágica e hizo un aspaviento tratando de advertirle al plaga que había descuidado los mandos de la nave, pero para cuando consiguió empezar a articular algo, el insecto ya los había recuperado. Asintió a Kin cuando anunció que se retiraría a descansar. Él mismo acusaba notablemente el cansancio mágico, pero todavía no se había agotado por completo y lo adecuado sería que permaneciese en la cabina por si al clinger le sucedía algo.
—¿Nos encontramos cerca de nuestro destino? —inquirió mientras contemplaba el atardecer.

Mientras el sol terminaba de ponerse cualquiera pudo vislumbrar su destino más adelante, principalmente porque emitía luz propia.
Delante de ellos se iba haciendo visible una ciudad enorme. Formada  por edificios de cristal que alcanzaban alturas considerables, y que eran progresivamente más altos cuanto más cerca estaban del centro. Algunos no seguían en pie, o estaban apoyados sobre otros intactos sin terminar de caer, pero la mayoría perduraban aunque muchos estaban cubiertos de vegetación de todo tipo. Además cada edificio tenía una forma completamente única y por mucho que buscaran no encontrarían dos iguales.

Xalkoth:

El lugar de aterrizaje que eligió el plaga fue en la azotea de un edificio con forma de cilindro retorcido que parecía intacto y resistente, era bastante alto, pero aun había otros que lo superaban. La nave se posó suavemente sobre su destino sin incidentes.

–Bueno, hemos llegado. –Dijo mientras apagaba el motor. –Bienvenidos a… no sé. Si la ciudad tenía nombre probablemente se perdería con los enderth que la habitaban y los clingers nunca nos molestamos en darle uno. Pero veámosla en condiciones. ¿Subimos a cubierta?

Valek:

La nave tenía una cubierta como cualquier navío marítimo, que no se usaba en vuelo por el viento que había, pero que ahora se podía acceder. Seguí a Xalk hasta allí y me recibió la brisa cálida del planeta nada más salir. La luz diurna ya casi había desaparecido, pero la ciudad estaba encendida y perfectamente visible. Fue entonces cuando me dí cuenta que la iluminación aunque uniforme, no era del mismo color en todas partes. En la zona en la que estaban la iluminación era de un color verde claro, y si se fijaba en la región que se veía mirando por la cola de la nave allí en cambio era anaranjada. También vio zonas de color azul claro y blanco. Sin embargo lo que realmente me sorprendía no era el color, sino que estuviera encendido.
–Miles de años abandonada y afectada por los elementos y todavía se ilumina por las noches… Desde luego esta ciudad la hicieron para que durara.

Xalkoth:

–Tal vez… –Respondió distraídamente mientras miraba también –O puede que fuera solo coincidencia. En cualquier caso… No se vosotros pero llevamos viajando todo el día y encima sufrimos una erupción enorme. Yo estoy cansado y es de noche. Dudo que exploremos ya hasta mañana así que… ¿Queréis cenar en cubierta al aire libre? Puedo subir mesa y sillas ¡Sería genial!
No hubo nadie que se opusiera, pero realmente no se molestó en  esperar respuesta. Directamente salió disparado a coger los muebles e ir subiendolos a toda velocidad. Pronto tuvo todo montado, comida incluida. Encendió una luz pequeña que puso en el centro de la mesa y se sentó felizmente con el resto a cenar.

Lo que sacó al raigaurum del catre fueron las maniobras de aterrizaje, aunque esperó a que la nave dejara de moverse para ponerse en pie. Había ido prácticamente todo el tiempo con los ojos cerrados pero sin ser capaz de dormirse, y solo vio el brillo en el exterior cuando abrió los ojos esperando a que el vehículo se detuviese. Lo primero que hizo fue asomarse por una ventanilla y ver qué había al otro lado. Desde donde habían tomado tierra podía verse que se extendía ante ellos una ciudad enorme de edificios acristalados al aire libre. A pesar de que el abandono era evidente, la ciudad no estaba tan destruida como podía estarlo la propia Rocavarancolia. Si no supiera de antemano a dónde se dirigían, habría creído que en aquel lugar todavía podía habitar alguien. Las vistas, aun así, eran realmente inquietantes, tal vez por las luces que todavía iluminaban la ciudad, y en buena parte por la vegetación, algo a lo que el irrense no se había acostumbrado todavía. Ni en su mundo ni en Rocavarancolia las plantas crecían sin ayuda.

Se arrastró hasta donde estaban los demás, llegando justo para escuchar a Xalk sugiriendo salir a cubierta.
—Buenas —los saludó, tratando de mostrarse de mejor talante. No era muy difícil, porque tumbarse había ayudado bastante y haber llegado a su destino ya había sido la panacea. Ahora que había visto las ruinas sentía además más ganas de explorarlas que antes—. Espero que este sitio sea medianamente seguro, o no voy a pegar ojo esta noche —añadió con una sonrisa irónica, mientras subían a cubierta.

Desde allí arriba, Kin se quedó en silencio viendo las luces, jadeando de forma discreta por el calor que hacía aun para ser prácticamente de noche. La ciudad lograba dejarlo momentáneamente sin habla, por ser tan distanta a todo lo que conocía. «¿Por qué hay diferentes colores? ¿Delimitan zonas concretas?». La conversación entre Valek y Xalk interrumpió sus pensamientos, y cuando el plaga bajó a por las mesas sin esperar respuesta lo siguió a punto de reír.
—No me puedo creer que tenga energía infinita, ¿es cosa tuya, Archi? —le preguntó al kairós antes de bajar de la cubierta.

Ayudó al clinger a sacar la comida, porque con lo demás no tuvo ni tiempo de seguirle el ritmo, y cuando estuvo todo colocado se sentó junto a sus compañeros. Era extraño estar allí, en mitad de una ciudad abandonada, sentado en la cubierta de un navío volador y cenando de forma casual en grupo. Probó la comida despacio al principio, esperando que no le sentase mal, y cuando vio que no era así se sirvió un buen plato. Se moría de hambre. De cansancio también, pero eso podía esperar.
—Oye, Xalk, ¿por qué los clinger no usan estas ciudades abandonadas para vivir? —preguntó—. Es un desperdicio.

La visión de la ciudad llamó poderosamente la atención del kairós. Su arquitectura era irregular, no parecía pensada para resultar práctica ya que no había uniformidad en sus estructuras, pero había un signo de eficiencia que Valek no tardó en resaltar una vez tuvieron mejor vista de la ciudad, sobre la cubierta del navío. Demasiado cansado para ofrecer su ayuda, dejó que el clinger saliese disparado en busca de los útiles y la comida para la cena y aguardó a que volviese con una silla.
—No —respondió a Kin antes de que bajase a ayudar al plaga—. No he utilizado ningún hechizo de vela con él debido al agotamiento mágico ya que no parecía ser imprescindible.

Se sentó a comer junto al resto mientras no perdía ojo del brillo de la ciudad enderth en la distancia. Cuando el demonio raigaurum había mencionado la “energía infinita” del clinger no había podido evitar relacionarlo con el espectáculo luminoso que se desplegaba en la distancia y, aprovechando que el otro irrense realizó una pregunta acerca del mismo, añadió la suya propia.
—¿Se trata de magia lo que mantiene el alumbrado de la ciudad activo?

Xalkoth:

Hambriento como estaba, comenzó a devorar su ración en cuanto empezaron a cenar, y cuando escuchó la pregunta de Cio levantó la cabeza hacia él mientras terminaba de masticar y tragar. 
–Pffs es al rfvefs. Pfnsfa qfe lf cfudfd fs... –Paró al darse cuenta que los que le prestaban atención parecían no tener ni idea de lo que estaba haciendo, y se dio cuenta de la razón. Tragó lo que tenía en la boca y comenzó de nuevo.
–Perdón, se me olvidó que estaba comiendo. ¿Por donde iba? Ah si, que  es al revés. Esta ciudad es enorme y está llena de plantas… piensa en lo que costaría adecentarla. Además de ser grande también es muy diferente de nuestro modo de vida como para vivir bien. – Hizo una pausa para respirar y llevarse otro poco de comida a la boca, pero esta vez sí que tragó antes de seguir hablando. –Pero las verdaderas razones son dos: Que esta ciudad no es defendible y que hay partes peligrosas. Las luces no son lo único que todavía funciona, hay mas trastos encendidos por ahí y algunos son peligrosos.

Valek:

Puse los ojos en blanco cuando Xalkoth empezó a hablar con la boca llena y desvié la mirada a la ciudad, aunque seguí atento a la conversación por si acaso. Desde luego por la forma en la que estaban ordenados los colores de las luces sí que parecía que fuera según barrios o algún tipo de organización. De pasada captó la pregunta de archime y decidí responder yo.
–No lo se, pero es posible. –Respondí distraído. Desde hacía un rato notaba una sensación extraña* que no era capaz de identificar. Había empezado cuando llegaron a la ciudad, pero no había sido consciente de ella hasta hacía poco.

Valek y Xalkoth:

–¡Ey Valek! ¡Empecemos contigo! – Aquella frase me hizo volver a centrarme en la mesa –¿Cómo?
–Decía que podemos aprovechar para contarnos cosas. De estos dos ya conozco cosas y ellos de mí también, tú eres el “desconocido” aquí, así que por qué no nos cuentas cosas sobre ti?
–Ehmm ¿Cuándo he accedido a esto?
–Cuando dije que si alguien se oponía que lo dijera, y no dijiste nada.
"Lo has hecho a propósito sabiendo que no estaba prestando atención ¿Verdad?" Pensé mientras lo miraba frunciendo el ceño. Podría negarme. No tenía ningún derecho a hacer esto, pero mi experiencia con el clinger me decía que ganaría más siguiéndole el juego y cobrándole un favor por ello, cosa a la que no sólo accedía sino que solía cumplir con su parte del trato. –De acuerdo, pero a cambio no volverás a intentar que pruebe a salir de día usando crema solar. Te aseguro que no funciona.
–Hecho. ¡Empecemos!
“Qué sea rápido”
–¿Cuál es tu comida favorita?
–¿La sangre?
–Oh, cierto. Pues… ¿Qué es lo que no puedes comer?
–Todo lo que no sea sangre
–Caray, qué exquisito eres con la comida
–Que tu transformación sea vampiro influye
–¿Tu crees?
–Estoy bastante seguro
–Vaya.. hmmm 
"Aguanta, que ya tiene que estar quedándose sin preguntas"
–Ya veo… Los demás también podéis preguntarle cosas por cierto
“¡Maldita larva blindada!”

*: Todos los demás también lo notan

Al escuchar la pregunta sobre el alumbrado recordó que quería preguntar al respecto de los colores, pero dada la respuesta que obtuvo Archi se dio cuenta de que lo más probable era que no tuviesen ni idea. Entre tanto se meditó lo que le había respondido el clinger. Le encontraba sentido, aunque con reservas. Era cierto que la ciudad seguía en pie, pero eso no quería decir que no hubiese peligros en ella.
—Supongo que tiene sentido —concedió en voz alta.

Había seguido comiendo sin decir nada, pero paró al ser testigo de Xalk tratando de engañar al vampiro para sonsacarle información. «No sé qué puede querer de él, pero pobre» pensó a la vez que se le escapaba una media sonrisa. Para su sorpresa, descubrió que el plaga no tenía en mente absolutamente nada «no, ni siquiera sé por qué me sorprendo». Casi le estaba dando lástima Valek.

Sin embargo, cuando el clinger acabó metiéndolos en medio, Kin miró a Archi pero se volvió enseguida hacia el vampiro. Había pensado en declinar la oferta, pero dadas las circunstancias y viendo que Valek no protestaba demasiado, pensó que no estaría mal aprovechar a sacarle unas cuantas palabras al humano. Era un tipo muy reservado y no sabían mucho de él, pero tal vez era por eso que le había caído bien.
—Está bien, porque tú has desperdiciado todos los intentos. —Al decir eso miró al vampiro para no perderse su reacción al descubrir que pensaba seguirle el juego a Xalk—. ¿Cuándo pasó lo de la crema solar? ¿Y cómo? ¿Me he perdido alguna otra anécdota? —fue lo primero que se le ocurrió, pero pensó que hasta podía considerarse piadoso.

Valek:

Mi reacción fue simplemente mirarle de reojo mientras conservaba mi cabeza encarada hacia xalk aún. Como si no terminara de decidir si encarar la nueva “amenaza” o seguir centrándome en el malo conocido, pero al final me giré hacia el irrense completamente esperando sus preguntas.

Por supuesto tenía que ser algo que incluyera una situación embarazosa. Suspiré mientras hacía de tripas corazón y respondí. –Pues no sabría decir cuándo porque intento olvidarlo. Fue cuando aún no había puesto protecciones en la ventana de mi cuarto. Se coló mientras dormía, me despertó echándome crema solar con un cubo y luego intentó arrastrar la cama conmigo en ella hacia la ventana para que me diera el sol.

Y ni siquiera tuve tiempo a responder con una evasiva a la segunda pregunta, porque Xalk decidió responder por mí. – ¡Oh! Unas cuantas. Bueno creo que estabas cuando pasó lo de Luna alta, también me colé muchas veces en su cuarto, la primera para tirarle por la... – No se escuchó nada más, porque ante la intervención del clinger había respondido con un embrujo de silencio sobre el mismo. Seguía hablando aun así, inconsciente aún de que no escuchábamos nada de lo que decía.

–Preferiría que no se supieran ciertas cosas, gracias. –Dije al final mientras el insecto seguía emocionadísimo contando anécdotas que seguro serían embarazosas para mí. –Bueno eso lo distraerá un rato, y ahora es mi turno: No es que no quiera vuestra compañía pero.. ¿Qué os ha llevado a venir a Dryfus?

El interrogatorio al que Xalkoth sometió a Valek no era del interés de Archime, por lo que su atención continuó fija en la ciudad enderth. Había empezado a notar algo que parecía provenir de allí, pero no acertaba a discernir de qué se trataba. Era una energía, pues no encontraba otra forma de describirlo y no se trataba de su recarga mágica, pues esta también la estaba experimentando en aquel momento con una intensidad bastante notoria, aunque no tanto como cuando el navío sobrevolaba el área de actividad volcánica.

Tan solo devolvió su atención a la conversación cuando el vampiro les dirigió a ellos una pregunta.
—Todo conocimiento es relevante y comprobar de primera mano cómo son los planetas de origen de los ciudadanos de Rocavarancolia puede ayudarme en mi futuro negocio. Por ejemplo, me consta que la sociedad clinger se deshace de aquellos individuos que han perdido miembros o su movilidad en estos. Sería complicado, pero tal vez consiguiese diseñar algún modelo de implantes que se puedan adaptar a las especies de este planeta. Aunque hay muchos más factores a tener en cuenta para calcular si resultaría rentable ofrecer mis servicios a las sociedades dryfenses. No se trataba de un mundo que tuviese prioridad, pero Xalkoth me lo ofreció así que acepté. Las infraestructuras que todavía se conservan de la civilización enderth, de todos modos, también captaron mi atención —concluyó volviendo a dirigir su mirada hacia la ciudad en la distancia—. ¿Vosotros también notáis alguna clase de energía desconocida proveniente de allí? —Decidió añadir finalmente, al cabo de unos instantes.

El raigaurum se debatía entre echarse a reír y enfadarse con el plaga. La anécdota le había hecho gracia porque no había pasado nada, pero por otro lado alucinaba al saber que Xalk había intentado poner en peligro al vampiro sin ningún motivo y por desconocimiento. Sabía que no era el único habitante de la sede anterior a su generación al que daba problemas, y de hecho se preguntaba cómo, después de todas las que le había hecho, Valek le había pedido que lo acompañase a aquella incursión.
—La madre que te hizo, Xalk, ¿es que nunca aprendes? —Aunque fuese un reproche, su tono de prácticamente risa no lo hacía muy serio.

No mucho después tuvo delante un Xalk silenciado que continuaba moviendo la boca. Reprimió una carcajada y miró al vampiro negando con la cabeza, con una mirada que parecía decir “no tienes piedad”. Por supuesto, no podía reprochárselo. Sabía perfectamente lo que era lidiar con el clinger, pero contra todo pronóstico le daba un poco de lástima, y no solo por las anécdotas que se estaría perdiendo.

Cuando el vampiro les dirigió a ellos aquella pregunta, Kin se dio cuenta de que sus motivaciones eran un tanto pobres para ponerlas en palabras. Aventura y un mundo desconocido tal vez fuesen los principales motivos. Estudiar magia enderth no le importaba demasiado, ni la mitad de lo que le importaba sencillamente romper con la rutina. Archi, por supuesto, tenía las cosas mucho más claras.
—Aunque quede un poco cutre al lado de eso, a mí simplemente me apetecía ver Dryfus —se burló de sí mismo durante la pausa en la que el kairós oteó la ciudad.

Cuando desvió la mirada para comprobar si Xalk seguía hablando no llegó a averiguarlo. Al escuchar a Archi miró en la misma dirección que él, buscando qué era lo que veía, y se dio cuenta de que se refería a la ciudad entera. En silencio trató de comprender a qué se refería, porque lo que principalmente tenía ocupados sus sentidos eran los últimos coletazos del mareo que había padecido durante todo el día. Fuera de aquel, sin embargo, terminó por ser capaz de reconocer algo más, gracias a que no tenía nada que ver con malestar. Tampoco se veía capaz de decir con qué, y eso le producía cierta inquietud.
—Ahora que lo dices… es posible —fue todo lo que pudo responder al respecto.

Valek:

Las respuestas que me dieron los dos irrenses fueron literalmente opuestas, aunque no me importó demasiado porque lo que realmente buscaba era desviar el tema de conversación para cortar mi interrogatorio, asentí a la explicación que dio Krono, y me encogí de hombros luego con la de Kin. –Es un motivo tan bueno como cualquier otro. –Añadí a este último. Sin embargo la conversación cambió de nuevo cuando la gente empezó a comentar que sentían aquella extraña energía.
–Yo también lo he notado –Dije.
–¡Y yo! –Añadió Xalkoth que ya no estaba silenciado. Aquello me hizo pensar. Fuera lo que fuera lo detectábamos todos independientemente de nuestra transformación o nivel de magia. Nunca antes había experimentado aquello en persona, y además era mucho más débil de lo que debería,por lo que tardé un poco en sospechar lo que era. –¿Podría ser…? Ahora vuelvo.

Salté fuera de la nave por la borda y luego sin pensármelo también salté por el borde de la azotea. Me dejé caer un rato, y cuando consideré que había bajado lo suficiente me detuve con un hechizo de levitación. La sensación era ahora más intensa, y ahora distinguía lo que era mucho mejor. Contento de averiguar lo que era volví transformado en polvo arriba de nuevo con el resto.
–Ya sé lo que es: Esta ciudad está sobre un fragmento del alma de este mundo. –Dije a los demás en cuanto me recompuse. Luego me volví a mirar la ciudad y su distribución de colores mientras ataba mis propios cabos. 
“Y tengo la sensación de que la ciudad no está construida sobre él por casualidad.

Esperó expectante a que Valek regresase, esperando que pudiese arrojar algo de luz sobre aquel asunto una vez se confirmó que todos podían sentir algo, se tratase de lo que se tratase, por lo que descartaba por completo la posibilidad de que estuviese relacionado con recarga mágica. Pero no con la magia, tal y como anunció el vampiro cuando regresó, sorprendiendo al kairós con su afirmación. De hecho se encontraban cerca de una de las formas más esenciales de la magia. Había leído al respecto de las almas de los mundos y conocía la ubicación de la de Rocavarancolia además de lo que suponía para un planeta. El kairós se había preguntado dónde se encontraría el alma de Irraria, ya que al no tratarse de algo prioritario no le había dedicado tiempo a investigarlo. La última afirmación de Valek le sacó de su ensimismamiento.
—¿Sugieres que los enderth conocían la existencia del alma, el impacto que tiene sobre el entorno y aprovecharon dicho conocimiento para emplearla como fuente de energía ilimitada?

El vampiro parecía coincidir con el ingeniero en aquella hipótesis y el kairós tan solo pudo volver a clavar su mirada en la ciudad, aumentando aún más su interés por la misma. Era una auténtica lástima que de una civilización tan mágicamente avanzada como aprecía haber sido la enderth tan solo quedasen ruinas abandonadas y escasos miembros de la especie que apenas sabía nada sobre su ascendencia. Todo aquello y otros asuntos bullían en la mente del ingeniero, pero en cuanto alguien sugiriese dormir aceptaría inmediatamente y caería rendido. El gasto energético durante el accidentado vuelo había hecho mella en él.

El misterio de la sensación disparó la curiosidad del raigaurum, pero se dio cuenta de que cuando Valek saltó por la borda para comprobar algo no parecía particularmente preocupado. Que se hubiesen metido en algún lío era lo único que inquietaba a Kin. Se levantó y asomó por la borda para ver a dónde iba el vampiro, pero le perdió de vista hasta que regresó convertido en humo. La revelación lo cogió un tanto por sorpresa porque ni se le había pasado por la cabeza ni tenía muy claro todavía qué eran las almas de los mundos. Una vez Archi le había hablado de ello, pero le había costado quedarse con lo esencial de toda la información que había recibido. Por eso mismo le sorprendió lo que dijo Archi a continuación.
—Joder, no tenía ni idea de que fuesen semejante chollo —admitió rascándose la nuca. Luego se le escapó un bostezo—. ¿Tiene alguna particularidad más que deba saber? Al menos antes de quedarme irremediablemente dormido.

No tardaron mucho en recoger e irse a dormir, después de todo el día había sido agotador. El único que aún parecía tener energía era Xalk, y Kin se preguntaba exactamente cómo.
—Los clinger debéis de estar hechos de otra pasta —le dijo al pasar hacia el catre que le correspondía. Ni de lejos era la mejor cama del mundo, pero tirarse encima y poder cerrar los ojos en la oscuridad y el silencio resultó maravilloso. No tardó nada en dormirse, sin tener siquiera la necesidad de taparse.

Se despertó con el sol dándole en la cara, pero al asomarse a la ventana supo que no acababa de amanecer aunque todavía fuese temprano. Le costó varios minutos salir de la cama para prepararse y desayunar. Revisó las provisiones y escogió entre lo que pudo reconocer un desayuno que llevarse a la mesa que continuaba en la cubierta. El sutil fresco de la noche empezaba a desaparecer y Kin ya resoplaba pensando en otro día entero jadeando como un animal lanudo.

Valek y Xalkoth:

Dormir nos había sentado bien a todos. Xalkoth, a pesar de las apariencias, también se había agotado, aunque más mentalmente que a nivel físico, pero creo que yo había sido probablemente el peor parado de los cuatro al tener que parar aquella roca y, aunque por la mañana ya me encontraba bien, en el momento del desayuno miré con descontento que había consumido bastante más sangre de lo previsto. “Voy a tener que racionarla, no sea que tengamos otro apuro.

Tras desayunar se prepararon para explorar el lugar. Acordamos separarnos en dos grupos para cubrir más terreno, le expliqué al Kairós (porque no me fiaba de Xalkoth) que buscaba cualquier cosa que pudiera darnos pistas sobre cómo funcionaba la magia de la ciudad y cuando salimos Krono Rádem y el clinger partieron por su cuenta mientras que Kin y yo lo hacíamos por la nuestra.


Xalkoth:

El clinger guiaba felizmente a Archi por la ciudad. Supuso que el irrense usaría algún tipo de magia para encontrar lo que estaban buscando, pero no fue el caso al final. Aparentemente aquella energía de la ciudad lo impedía de algún modo así que tendrían que buscar alguna alternativa. –Entonces… ¿Cómo buscamos las cosas? ¿Alguna idea?


Valek:

No estaba contento con cómo estaba yendo la expedición. Mi plan había sido valerme de magia para localizar trazas de la misma por la ciudad e ir investigando las que encontrara, pero la presencia de aquel fragmento del alma del mundo ofuscaba con su propia energía aquello. Si intentaba localizar magia mis hechizos me decían que la había en todas partes, y eso me frustraba. De modo que habíamos terminado por buscar a ojo, nos acercabamos a cualquier construcción que pareciera interesante y entrabamos a echar un ojo y ver qué había. De momento había encontrado un par de circuitos mágicos, pero todos mundanos. Nada que me interesara.
–¡Maldita alma de las narices! – Solté tras encontrar otro dispositivo que no nos era útil. –Así no hay quien encuentre nada. No podía estar en otra parte, por supuesto que no…
Me giré hacia el irrense luego. –Este sería el momento ideal para que me dijeras que no pierda la esperanza y se nos ocurra una idea estupenda que solucione todos nuestros problemas…–Hice una pausa, por si se daba el milagro, pero enseguida acepté nuestra triste realidad –¿No vamos a tener tanta suerte verdad?

Avancé un poco más para decidir en qué lugar tocaba buscar luego y entonces el olor a sangre fresca disparó mis sentidos de vampiro. Si Kin estaba hablando le hice un gesto para que se callara. –Sangre, reciente. No reconozco el olor asi que debe de ser de alguna especie local. ¿Echamos un vistazo?

No le tocó memorizar instrucciones aunque sí atendió a las explicaciones del vampiro cuando se preparaban para salir a explorar. Gracias a que le tocó acompañar a Valek no tenía que pensar demasiado, solo ser de ayuda en lo posible. Se preparó unas defensas bastante resistentes para lo que pudiera surgir y cogió solo lo justo para no cargar peso.

No hizo falta mucho tiempo para que Valek empezase a frustrarse de verdad por culpa de la traba que suponía la presencia del alma de Dryfus. Aun así, si creía que aunque les llevase más tiempo, podrían encontrar cosas útiles.
—No desesperes, la magia está sobrevalorada —bromeó—. Encontraremos algo tarde o temprano. Además, ¿no habrá otras ruinas enderth que no estén colocadas tan estratégic…?
Dejó su respuesta inacabada porque el vampiro le hizo un gesto. Kin no veía nada, pero le pareció preocupante el cambio en su expresión.
—¿Qué puede haber, un depredador? —preguntó bajando un poco la voz. No sabía qué le convenía más, si llevar una mano a la empuñadura del alfanje o tener ambas libres para realizar hechizos. Todavía no eran muchos los que sabía hacer con una sola mano. Terminó por elegir olvidarse del arma—. Supongo que es mejor encontrar antes que ser encontrados —añadió, dispuesto a seguir a Valek.