Palacete
+25
Birdo
Harek
Kanyum
Reifon
Alicia
Bellota
Aes
Dal
Zarket
Evanna
Poblo
Merodeador
Lops
Naeryan
Matt
Muffie
Leonart
Yber
Giniroryu
Vlad
Tak
LEC
Red
Jack
Rocavarancolia Rol
29 participantes
- Rocavarancolia Rol
Palacete
03/08/11, 01:04 am
Recuerdo del primer mensaje :
Hecho en piedra gris, con forma de U, coronado por una cúpula de cristales negros y esmeralda bajo la cual hay un ventanal ovalado. Se entra por una escalinata de azulejos a un recibidor circular con dos grandes escaleras a ambos lados. Sobre este, se encuentran las habitaciones, flotando a distintas alturas.
- Descripción más detallada sacada de la saga:
- Exterior:
- El palacete se encontraba en mitad de una avenida, frente a una larga línea de casonas macizas, con tejados a dos aguas invadidos de gárgolas. Era la única construcción situada a ese lado de la avenida, pero llenaba el espacio con más rotundidad que la treintena de edificios que se desplegaban frente a ella.
Era de piedra gris, con forma de «U» redondeada, y había algo en sus ángulos y en su disposición sobre el terreno que tranquilizaba, que hacía pensar que no todo en aquella ciudad era horror. Lo que más llamaba la atención era la gigantesca cúpula que coronaba su centro: una maravillosa construcción de cristales negros y esmeralda. Bajo ella, en mitad de la fachada, se abría un gran ventanal ovalado rodeado de decenas de ventanas tan estrechas que parecían arañazos en el muro.
El patio era un sinuoso entramado de senderos que se desplegaba entre lo que una vez debieron de ser parcelas ajardinadas, pero que ahora no eran más que solares de tierra reseca. Se dirigieron hacia la escalinata de azulejos negros y verdes que conducía al portón de entrada, observando con cautela las ventanas que salpicaban los muros del palacete. Tras el enorme ventanal que ocupaba el centro sólo se veía oscuridad.
- Recibidor:
- Lo primero que vieron fue una densa zona de tinieblas, una cortina de oscuridad que precedía a un gran recibidor, iluminado por una delicada luz verde.
Se reunieron todos alrededor de Rachel en el último tramo de escaleras. El aire que se respiraba ante la puerta era de una pureza increíble, en nada se parecía a la peste rancia de los lugares cerrados que estaban acostumbrados a encontrar.
Fueron a parar a un amplio recibidor circular, de suelo y paredes de piedra gris. El techo, en cambio, era una pesada amalgama de grandes planchas de hierro que no encajaba con el resto del palacio; la sensación que provocaba aquel entramado era de asfixia, como si en cualquier momento fuera a caer y aplastarlos.
Dos grandes escaleras se disponían a ambos lados del recibidor, del mismo azulejo negro y verde que la escalinata de la entrada. Desde donde se encontraban, esas escaleras gemelas parecían hundirse como cuchillos en el techo enrejado, en una perspectiva extraña y forzada. No habían dado ni dos pasos fuera de la zona de sombras cuando se detuvieron todos casi al mismo tiempo, mirando hacia arriba, sorprendidos, boquiabiertos.
Lo que habían tomado como techo no era tal. Al salir de las sombras su perspectiva había cambiado y ahora podían ver el palacete tal y como realmente era. Las planchas que en un primer momento había creído colocadas en un mismo plano estaban suspendidas en realidad a distintas alturas por todo el palacio. Retrocedió un paso para regresar a la zona
de tinieblas y las planchas desordenadas volvieron a equilibrarse, formando un techo sin fisuras
aparentes que no era más que una ilusión óptica: si entrecerraba los ojos podía ver que las planchas flotaban en diferentes planos.
El palacete constaba de una sola planta, una planta vasta y asombrosa en la que flotaban
decenas de estancias de todos los tamaños y formas. La única semejanza entre ellas eran sus bases, de idéntico hierro forjado. La mayor de todas ocupaba tres pisos de altura y medía más de doscientos metros de largo, mientras que las más pequeñas eran meros soportes para adornos y estatuas. La mayoría ni siquiera tenía paredes.
Las escaleras no se hundían en ese falso techo como habían creído, sino que se prolongaban
curvándose en el vacío, hasta perderse en la movediza niebla esmeralda que copaba las alturas. Del tallo principal de cada escalera brotaban decenas de nuevos tramos que se dividían a su vez en más ramales de ajedrezado negro y esmeralda, retorciéndose en el aire hasta aterrizar en los bordes de las habitaciones flotantes. Aquel despliegue de habitaciones y escalinatas producía una prodigiosa sensación de armonía; era como si el mundo entero se hubiera vuelto liviano de pronto, como si la realidad, la propia existencia, fueran menos pesadas y opresivas entre aquellas paredes.
- Ascenso y ejemplos de habitaciones:
- Tomaron la escalinata de la izquierda. El tramo principal no tardaba en dividirse en tres grandes ramales. El de la derecha bajaba en una pronunciada curva antes de dividirse en otros dos tramos de escalera retorcida. A medida que avanzaban por aquella colosal montaña rusa pudieron contemplar un sinfín de habitaciones y salas. Vieron dormitorios de ensueño; salas de recreo con divanes de terciopelo, escabeles de cristal y columpios colgantes; zonas de paseo con fuentes y bancos de hierro…
La perspectiva resultaba engañosa allí arriba; prácticamente cambiaba a cada paso que daban, convirtiendo el palacete en un espacio en constante mutación. Una estancia vista desde arriba era diferente por completo contemplada desde abajo o desde un lateral. Todo fluctuaba, fluía. Era un enloquecido juego de perspectivas y arquitectura. Una sala observada desde una escalera parecía una selva rebosante de vegetación al quedar semioculta por los helechos que colgaban de las plataformas vecinas, para luego, desde arriba, convertirse en un elegante dormitorio. Desde otra curva de la escalera, esa misma habitación parecía vacía.
Rachel los guió hasta la estancia central del palacio, la única completamente cerrada con muros.(...) En el suelo, ante ellos, había aparecido un diminuto chispazo, una salpicadura brillante que se proyectó despacio hacia arriba, convirtiéndose en una creciente columna de luz que no se detuvo hasta alcanzar el techo, situado a gran altura. Un poco más adelante, una nueva columna tomó forma, de igual modo que la primera. Poco a poco, aquí y allá, se fueron formando más y más columnas. La luz que irradiaban iluminó la gran estancia, transformando la negrura en claridad.
—Es una sala de baile —murmuró Madeleine con admiración.
Mistral asintió, aunque sabía que aquel lugar era mucho más que eso. En aquella sala se habían
celebrado todo tipo de eventos: desde torneos de piromantes hasta conciertos de las fabulosas aves cantoras de Alarán, pasando por duelos de hechiceros y bodas reales. Se contaba que, en una ocasión, allí dentro se había sacrificado un dragón albino para mayor gloria del reino.
Los muchachos bajaron las escaleras que llevaban al suelo espejado de la sala. En el muro que
quedaba a su derecha se encontraba el gigantesco ventanal que habían visto desde fuera. El tercio inferior del mismo estaba cubierto por cortinajes negros, corridos en su mayoría, mientras que en la zona alta dos grandes cortinas verdes se abrían a izquierda y derecha.
En el extremo opuesto a la entrada se levantaba un pequeño escenario ocupado por varias estatuas metálicas. Se trataba de una orquesta compuesta por siete músicos tan extravagantes como los instrumentos que se disponían a tocar.
Un engendro con aire de rata humanoide empuñaba entre sus zarpas dos varillas que parecía a punto de estrellar contra el tambor agujereado que tenía delante. Entre los músicos había un ser casi humano, con la piel de un intenso negro y un magnífico par de alas rojas plegadas a su espalda. Aquella criatura sujetaba en una mano un violín abombado mientras en la otra empuñaba una varilla recubierta de protuberancias. Del costado de todas las estatuas surgía una mariposa metálica: una llave con la que darles cuerda.
Después de abandonar la sala de baile, fueron de plataforma en plataforma, siempre con Rachel a la cabeza. Casi tan sorprendente como el mismo palacio era el estado en el que éste se encontraba. Apenas había polvo y suciedad y aunque algunas habitaciones parecían vaciadas a conciencia, la mayor parte estaba en perfectas condiciones, como si los habitantes del lugar se hubieran marchado un instante antes de llegar ellos.
A media tarde hicieron un descanso para merendar. Se sentaron en los bancos de madera que
rodeaban un pequeño estanque. Apenas hablaron. Aquel lugar inducía al silencio, a la ensoñación.
Al poco tiempo de ponerse otra vez en marcha descubrieron una gran sala repleta de estanterías vacías. El cambiante deambuló entre ellas igual que todos, aun sabiendo que no iban a encontrar nada allí. Ese lugar había sido una importante biblioteca mágica, pero hacía tiempo que los pocos libros que no se habían llevado los magos de los mundos vinculados habían sido trasladados al castillo.
Otro ramal los condujo a una plataforma de paredes listadas en las que se desplegaban más de una veintena de grandes armarios, con espejos de marco de plata en cada puerta. Rachel se apresuró a abrir el más cercano y su contenido la hizo jadear emocionada. El armario estaba repleto de vestidos, a cada cual más espléndido.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Palacete
20/07/23, 11:51 pm
Ya podía imaginarse como de escarpado sería Dryfus con aquello, pero por si no bastase con el plan de visitar Varmania y posiblemente el mundo de la enderth, Lethe añadió uno más al plantel. Volar. Le sorprendió que fuera su secuestrador el origen de aquel ofrecimiento (“mira, ya ha hecho más por Lethe que la mía por mi”, pensó con acidez) y su rostro se iluminó cuando mencionó a alguien con alas como las suyas. Eran tantos quienes habían recibido alas con la Luna que hacer una master class grupal sería muchísimo mejor que buscarse las habichuelas cada uno por su cuenta, y por supuesto con tantas alas y cuerpos distintos a más variedad de tutores, mejor. Que las leyes de la física fuesen las mismas para todos no significaba que el tutorial tuviese que serlo.
—¡Ah, ¿en serio?! ¡Cuenta conmigo! ¿Sabes en que está transformado su hermano para tener alas así? Ya por curiosidad —también se preguntó si sería guapo, pero eso a lo mejor no era tan vitalicio. Que Adam estuviera dispuesto a unirse le sacó otra sonrisa (cuantos más mejor, más piña y menos vergüenza), aunque no pudo evitar sentirse un tanto contrariada por su decisión. Es decir, había reaccionado con cierta violencia por verse pegaso delante suya, con quienes tenía confianza. Aprender a volar con dos completos desconocidos… ¿era siquiera factible para él? Prefirió no comentarlo. Se limitó a negar con la cabeza a su pregunta—. Solo he planeado de un edificio a otro. Y todos muy bajitos, por si acaso. Por ahora me ha ido bien de paravela, pero…
Abrió un ala y la echó hacia delante, cubriendo la mitad de su cuerpo. Pasó los dedos por el borde, quedándose con una fina capa del polvo de sus toxinas en las yemas en el proceso.
—Son tan endebles que me aterra bastante pensar que esto puede sostenerme más allá de eso —rió por lo bajo. Quizás endeble no era la palabra, pero finas como poco sí eran un rato. La devolvió a su espalda y se levantó arreglándose la ropa.
Por mucho que quisiera preguntarle de vuelta a Adam sobre las dificultades de volar siendo un animal tan grande, la incomodidad no se lo permitiría. No iba a sacar el tema de nuevo.
>>¿Queréis que vayamos volviendo ya? —confiaba en la tranquilidad del Palacete, pero también le daba cosa haber dejado sus plantas abajo y tenía ganas de decorar ya su cuarto con ellas. Y como no, ir poniéndole fecha a tantas ideas buenas.
—¡Ah, ¿en serio?! ¡Cuenta conmigo! ¿Sabes en que está transformado su hermano para tener alas así? Ya por curiosidad —también se preguntó si sería guapo, pero eso a lo mejor no era tan vitalicio. Que Adam estuviera dispuesto a unirse le sacó otra sonrisa (cuantos más mejor, más piña y menos vergüenza), aunque no pudo evitar sentirse un tanto contrariada por su decisión. Es decir, había reaccionado con cierta violencia por verse pegaso delante suya, con quienes tenía confianza. Aprender a volar con dos completos desconocidos… ¿era siquiera factible para él? Prefirió no comentarlo. Se limitó a negar con la cabeza a su pregunta—. Solo he planeado de un edificio a otro. Y todos muy bajitos, por si acaso. Por ahora me ha ido bien de paravela, pero…
Abrió un ala y la echó hacia delante, cubriendo la mitad de su cuerpo. Pasó los dedos por el borde, quedándose con una fina capa del polvo de sus toxinas en las yemas en el proceso.
—Son tan endebles que me aterra bastante pensar que esto puede sostenerme más allá de eso —rió por lo bajo. Quizás endeble no era la palabra, pero finas como poco sí eran un rato. La devolvió a su espalda y se levantó arreglándose la ropa.
Por mucho que quisiera preguntarle de vuelta a Adam sobre las dificultades de volar siendo un animal tan grande, la incomodidad no se lo permitiría. No iba a sacar el tema de nuevo.
>>¿Queréis que vayamos volviendo ya? —confiaba en la tranquilidad del Palacete, pero también le daba cosa haber dejado sus plantas abajo y tenía ganas de decorar ya su cuarto con ellas. Y como no, ir poniéndole fecha a tantas ideas buenas.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Palacete
21/07/23, 05:51 pm
Meditó un instante la pregunta de Kahlo, porque se lo había dicho pero no se acordaba del todo bien.
—Era… ¿algo infernal? La verdad es que no me quedé muy bien con el nombre de la transformación porque fue algo que nos comentó justo antes de irnos. Solo sé que mi cosechador es un draco de estínfalo.
Asintió ante la afirmación de la varmana de que se las había apañado bien planeando: eso no era muy complicado una vez lo hacías un par de veces. Claro que ella también llevaba planeando toda su vida, pero sabía, como mínimo, que las aves cuando aprendían a volar no era algo que les costase. A su siguiente comentario, no obstante, respondió con una negativa.
>>Estoy bastante segura de que están capacitadas para aguantar. Las alas de los clinger también podrían parecer frágiles en comparación con las mías, pero no tienen ningún problema para usarlas. Es una cuestión del tipo de vuelo de cada una… A pesar de tener alas yo misma tampoco soy una experta, pero estarás bien.
A la horus también le sorprendió que Adam hablase tan tranquilamente sobre aprender a volar. Durante sus clases de magia curativa no había desvelado su transformación, como era lógico, e iba a tener que hacerlo si de verdad pensaba apuntarse. Al igual que la aparición nocturna decidió no hacer ningún comentario al respecto, no fuesen a volver a discutir como hacía un rato. De todas formas, en principio parecía que podían fiarse de los veteranos que habían conocido ese día. Esperaba no estar pecando de poco precavida, aunque no quería tampoco negar la ayuda de los pocos que la ofrecían.
—Yo también solo he planeado —respondió a su pregunta—. Pero sí que estoy deseando aprender a volar: únicamente con los planeos ya he notado que estas alas son muchísimo más eficientes que las antiguas.
Añadiría que por ella podían ir volviendo, también. Tal vez la próxima vez que viesen a dama Enigma le comentaría si podía volver a ponerles en contacto con su cosechador para las prometidas clases de vuelo.
—Era… ¿algo infernal? La verdad es que no me quedé muy bien con el nombre de la transformación porque fue algo que nos comentó justo antes de irnos. Solo sé que mi cosechador es un draco de estínfalo.
Asintió ante la afirmación de la varmana de que se las había apañado bien planeando: eso no era muy complicado una vez lo hacías un par de veces. Claro que ella también llevaba planeando toda su vida, pero sabía, como mínimo, que las aves cuando aprendían a volar no era algo que les costase. A su siguiente comentario, no obstante, respondió con una negativa.
>>Estoy bastante segura de que están capacitadas para aguantar. Las alas de los clinger también podrían parecer frágiles en comparación con las mías, pero no tienen ningún problema para usarlas. Es una cuestión del tipo de vuelo de cada una… A pesar de tener alas yo misma tampoco soy una experta, pero estarás bien.
A la horus también le sorprendió que Adam hablase tan tranquilamente sobre aprender a volar. Durante sus clases de magia curativa no había desvelado su transformación, como era lógico, e iba a tener que hacerlo si de verdad pensaba apuntarse. Al igual que la aparición nocturna decidió no hacer ningún comentario al respecto, no fuesen a volver a discutir como hacía un rato. De todas formas, en principio parecía que podían fiarse de los veteranos que habían conocido ese día. Esperaba no estar pecando de poco precavida, aunque no quería tampoco negar la ayuda de los pocos que la ofrecían.
—Yo también solo he planeado —respondió a su pregunta—. Pero sí que estoy deseando aprender a volar: únicamente con los planeos ya he notado que estas alas son muchísimo más eficientes que las antiguas.
Añadiría que por ella podían ir volviendo, también. Tal vez la próxima vez que viesen a dama Enigma le comentaría si podía volver a ponerles en contacto con su cosechador para las prometidas clases de vuelo.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Palacete
05/12/23, 10:33 pm
A Nohlem le hubiera gustado silbar por el camino, canturrear o poder decir que estuvo acorde a los eventos, relajado, pero desde el momento en el que cruzaron la zona en la que recogían cestas estuvo tan tenso como la cuerda de un violín. Y lo que es peor, fingiendo no estarlo.
Sus oídos saltaban de una conversación a otra sin quedarse por mucho en ninguna, ni siquiera en sus propios pensamientos, de vuelta a cualquier sonido o piedrecita disparada del camino. Su trayectoria hasta entonces estaba siendo una línea recta, si aparecía algo malo bastaba con que dieran media vuelta y ya, pies para qué os quiero, o al menos es lo que se repetía para infundirse un poco de paz. El inmenso edificio de luz propia brillaba más que el faro que tenían cerca de “casa”, haciendo que fuese un punto bastante fácil de localizar. O al menos tendría que haberlo sido.
Según se iban acercando el ángulo y la altura de los edificios vecinos fueron enterrándolo parcialmente (era tan alto y largo que alguna torre quedaba siempre visible), obligándolos a callejear para llegar a su acceso. Si parecía tan importante es porque, bueno, tenía que serlo, pero ya no era solo su aspecto y su brillo, sino el de todo el barrio que lo rodeaba. Tanto así que el interés del varmano se fragmentó en mil pedazos, uno por cada casa, cada fachada y trozo de suelo bien pavimentado, incapaz de quitarse de encima ese extraño aire de familiaridad que lo rodeaba. ¿En qué momento habían empezado las calles desérticas y ruinosas a parecerse más al Bermellón que conocía? Le faltaba vegetación, vida y sonido, pero había algo en la arquitectura mimada, la forma en la que las calles se ensanchaban y los edificios crecían… No tenía nada que ver con la zona en la que ellos estaban refugiados, ni por asomo.
Más de una vez se quedó mirando a las ventanas más altas, esperando encontrar a alguien ahí asomado. Entre ellos no vibraba el vacío de una guerra como cerca del torreón, sino uno mucho más antinatural, el de una ciudad fantasma, calles enteras que contienen la respiración a su paso como si no quisieran ser oídas por ellos. Si bien el granta se preguntaba porqué rayos no podían haber caído ellos en un sitio fino como ese, también se alegraba de que no fuera el caso. Había una presión distinta, rancia. Los monstruos eran terroríficos con poco serlo, pero cuando eran tan o más listos que tú, cuando tenían consciencia y poder… Entonces tenías muchos problemas. Y alguien o algo tenía que habitar la zona, estuviese vivo o muerto. ¿Y si ahí encontraban más como Sutileza?
“Como no saquemos nada de esto es para matarnos”.
Su sobredosis de estímulos cesó cuando en un cruce a una calle más amplia encontraron algo que se robó toda su atención. Nohlem no camufló su asombro: dejó de andar para observar en condiciones aquella maravilla hecha edificio, boquiabierto al mirar arriba, a los reflejos ónix y esmeralda. Llevaba gafas para ver el peligro y no ser pillado por la muerte de improvisto, pero ahora se alegraba de llevarlas por una razón más simple: amor al arte.
—Guao…
A su peculiar manera le recordaba al edificio de la ópera de su ciudad. La admiración y la curiosidad eran tan fuertes que, sabía, costaría hacerle caminar en ninguna otra dirección. El cerebro tarda menos de un segundo en tomar decisiones (ya cuanto se rallase el individuo era otra cuestión), y el granta más pronto que tarde supo que quería. La supuesta catedral les estaba prohibida a fin de cuentas… ¿no?
No dijo nada, y a paso lento y cauteloso, como quien no quiere la cosa, se acercó a la entrada del patio. Solo sería un vistacito, prometido.
Sus oídos saltaban de una conversación a otra sin quedarse por mucho en ninguna, ni siquiera en sus propios pensamientos, de vuelta a cualquier sonido o piedrecita disparada del camino. Su trayectoria hasta entonces estaba siendo una línea recta, si aparecía algo malo bastaba con que dieran media vuelta y ya, pies para qué os quiero, o al menos es lo que se repetía para infundirse un poco de paz. El inmenso edificio de luz propia brillaba más que el faro que tenían cerca de “casa”, haciendo que fuese un punto bastante fácil de localizar. O al menos tendría que haberlo sido.
Según se iban acercando el ángulo y la altura de los edificios vecinos fueron enterrándolo parcialmente (era tan alto y largo que alguna torre quedaba siempre visible), obligándolos a callejear para llegar a su acceso. Si parecía tan importante es porque, bueno, tenía que serlo, pero ya no era solo su aspecto y su brillo, sino el de todo el barrio que lo rodeaba. Tanto así que el interés del varmano se fragmentó en mil pedazos, uno por cada casa, cada fachada y trozo de suelo bien pavimentado, incapaz de quitarse de encima ese extraño aire de familiaridad que lo rodeaba. ¿En qué momento habían empezado las calles desérticas y ruinosas a parecerse más al Bermellón que conocía? Le faltaba vegetación, vida y sonido, pero había algo en la arquitectura mimada, la forma en la que las calles se ensanchaban y los edificios crecían… No tenía nada que ver con la zona en la que ellos estaban refugiados, ni por asomo.
Más de una vez se quedó mirando a las ventanas más altas, esperando encontrar a alguien ahí asomado. Entre ellos no vibraba el vacío de una guerra como cerca del torreón, sino uno mucho más antinatural, el de una ciudad fantasma, calles enteras que contienen la respiración a su paso como si no quisieran ser oídas por ellos. Si bien el granta se preguntaba porqué rayos no podían haber caído ellos en un sitio fino como ese, también se alegraba de que no fuera el caso. Había una presión distinta, rancia. Los monstruos eran terroríficos con poco serlo, pero cuando eran tan o más listos que tú, cuando tenían consciencia y poder… Entonces tenías muchos problemas. Y alguien o algo tenía que habitar la zona, estuviese vivo o muerto. ¿Y si ahí encontraban más como Sutileza?
“Como no saquemos nada de esto es para matarnos”.
Su sobredosis de estímulos cesó cuando en un cruce a una calle más amplia encontraron algo que se robó toda su atención. Nohlem no camufló su asombro: dejó de andar para observar en condiciones aquella maravilla hecha edificio, boquiabierto al mirar arriba, a los reflejos ónix y esmeralda. Llevaba gafas para ver el peligro y no ser pillado por la muerte de improvisto, pero ahora se alegraba de llevarlas por una razón más simple: amor al arte.
—Guao…
A su peculiar manera le recordaba al edificio de la ópera de su ciudad. La admiración y la curiosidad eran tan fuertes que, sabía, costaría hacerle caminar en ninguna otra dirección. El cerebro tarda menos de un segundo en tomar decisiones (ya cuanto se rallase el individuo era otra cuestión), y el granta más pronto que tarde supo que quería. La supuesta catedral les estaba prohibida a fin de cuentas… ¿no?
No dijo nada, y a paso lento y cauteloso, como quien no quiere la cosa, se acercó a la entrada del patio. Solo sería un vistacito, prometido.
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Re: Palacete
08/12/23, 04:39 pm
No tardaron mucho en prepararse para salir. Como ya iba siendo costumbre, Rick salió con arco y sable. Si siempre las llevaba por lo que pudiera pasar, ir a un sitio nuevo solo le daba más motivos para no olvidárselas. Además, habló con Kalna para turnarse el rellenar las nuevas calles en el mapa, en la ida sería su turno. Con todo listo, partieron a explorar.
Rick se quedó en la segunda mitad del grupo, cerca del final. Con las posibles numerosas calles nuevas, iba a necesitar fijarse bastante en todo y no quería retrasar al grupo colocándose más adelante. El camino tuvo para él un matiz tenso cuanto más se alejaban de territorio conocido, con el pensamiento claro de que podría aparecer algún monstruo o Sutileza desde algún lado y no estarían en la mejor posición, sin embargo también había algo de ánimo. Que tuvieran comida ayudaba, pero la esperanza de saber más de la ciudad era un buen motivo para confiar aunque fuera por un tiempo que aquella excursión saldría bien. A la vez que iba completando el mapa y prestaba algo de atención a alguna señal de peligro (confiaba que el resto se diera cuenta antes que él de cualquier amenaza), no tuvo problema en charlar por el camino con quien quisiera.
Al principio la enorme catedral era lo que más le llamaba la atención entre las monótonas ruinas. El edificio debía ser clave en la ciudad, aunque de momento no conseguían encontrar un camino claro hasta sus cercanías lo cual le pareció extraño. Sin embargo, el interés del neoyorquino encontró un nuevo foco en cuanto el paisaje cambió drásticamente. Hasta ahora solo había visto casas en ruinas, pero en esa parte de la ciudad los escombros eran más una excepción que la norma. Mansiones y palacios de distintos tamaños y casas cuidadas los rodeaban, si había algún lugar que de verdad parecía una ciudad era esa. Casi le recordaba a uno de los barrios de adosados de Nueva York, aunque con un detalle propio de los horrores que se escondían en Rocavarancolia: no había nadie aparte del grupo, ni se escuchaba nada que no fueran sus pisadas o voces. -Se suponía que hay ciudadanos, ¿no? ¿O es que todo el mundo vive en el castillo?- verbalizó sus dudas algo incómodo sin dejar de mirar a cada lado de la calle. A este paso no iba a dar a basto con tantos misterios.
Rick continuó el camino más tenso, manteniéndose algo más callado a favor de estar más pendiente de los alrededores. Por las ventanas no parecía asomarse nadie y, de momento, no parecía que hubiera algo o alguien acercándose, aunque no por ello se sentía más aliviado. Si podía sacar algo bueno a la situación es que pudo fijarse mejor en algunos motivos en las fachadas, sobre todo la Luna que ya había visto en otras ocasiones y una especie de estrella de diez puntas. No tenía ni idea de qué significaba, pero la vio repetida en distintas casas.
Poco después acabaron por encontrarse con un edificio impresionante. Probablemente era el más bonito que había visto el chico desde que habían llegado y a diferencia de Rocavaragálago, aquel no le transmitía nada inquietante. Dejó escapar un -Vaya...- mientras admiraba la cúpula acristalada y la escalinata a juego que daba al portón de entrada. En cuanto apartó la vista se fijó en que Nohlem ya iba en esa dirección y, a falta de llegar a su primer objetivo, aquel sitio era un sustituto bastante más acogedor. -Siendo tan grande tal vez encontremos algo útil, igual que en el faro- diría antes de seguir al varmano. (Y con suerte no es el nido de algún pájaro raro)- añadió en su mente.
Rick se quedó en la segunda mitad del grupo, cerca del final. Con las posibles numerosas calles nuevas, iba a necesitar fijarse bastante en todo y no quería retrasar al grupo colocándose más adelante. El camino tuvo para él un matiz tenso cuanto más se alejaban de territorio conocido, con el pensamiento claro de que podría aparecer algún monstruo o Sutileza desde algún lado y no estarían en la mejor posición, sin embargo también había algo de ánimo. Que tuvieran comida ayudaba, pero la esperanza de saber más de la ciudad era un buen motivo para confiar aunque fuera por un tiempo que aquella excursión saldría bien. A la vez que iba completando el mapa y prestaba algo de atención a alguna señal de peligro (confiaba que el resto se diera cuenta antes que él de cualquier amenaza), no tuvo problema en charlar por el camino con quien quisiera.
Al principio la enorme catedral era lo que más le llamaba la atención entre las monótonas ruinas. El edificio debía ser clave en la ciudad, aunque de momento no conseguían encontrar un camino claro hasta sus cercanías lo cual le pareció extraño. Sin embargo, el interés del neoyorquino encontró un nuevo foco en cuanto el paisaje cambió drásticamente. Hasta ahora solo había visto casas en ruinas, pero en esa parte de la ciudad los escombros eran más una excepción que la norma. Mansiones y palacios de distintos tamaños y casas cuidadas los rodeaban, si había algún lugar que de verdad parecía una ciudad era esa. Casi le recordaba a uno de los barrios de adosados de Nueva York, aunque con un detalle propio de los horrores que se escondían en Rocavarancolia: no había nadie aparte del grupo, ni se escuchaba nada que no fueran sus pisadas o voces. -Se suponía que hay ciudadanos, ¿no? ¿O es que todo el mundo vive en el castillo?- verbalizó sus dudas algo incómodo sin dejar de mirar a cada lado de la calle. A este paso no iba a dar a basto con tantos misterios.
Rick continuó el camino más tenso, manteniéndose algo más callado a favor de estar más pendiente de los alrededores. Por las ventanas no parecía asomarse nadie y, de momento, no parecía que hubiera algo o alguien acercándose, aunque no por ello se sentía más aliviado. Si podía sacar algo bueno a la situación es que pudo fijarse mejor en algunos motivos en las fachadas, sobre todo la Luna que ya había visto en otras ocasiones y una especie de estrella de diez puntas. No tenía ni idea de qué significaba, pero la vio repetida en distintas casas.
Poco después acabaron por encontrarse con un edificio impresionante. Probablemente era el más bonito que había visto el chico desde que habían llegado y a diferencia de Rocavaragálago, aquel no le transmitía nada inquietante. Dejó escapar un -Vaya...- mientras admiraba la cúpula acristalada y la escalinata a juego que daba al portón de entrada. En cuanto apartó la vista se fijó en que Nohlem ya iba en esa dirección y, a falta de llegar a su primer objetivo, aquel sitio era un sustituto bastante más acogedor. -Siendo tan grande tal vez encontremos algo útil, igual que en el faro- diría antes de seguir al varmano. (Y con suerte no es el nido de algún pájaro raro)- añadió en su mente.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Re: Palacete
08/12/23, 11:34 pm
Armada y con buenos ánimos para la exploración, Kalna encabezó la marcha. La primera parte del camino era ya conocida, aunque no por ello menos segura, y tuvo que forzarse a no poner los ojos en blanco oyendo las conversaciones que mantenían algunos. «¿Por qué no hablas más alto? Todavía no has alertado a media ciudad de nuestra posición», se encontró pensando. No entendía aquella dicotomía entre pensar que todo era peligrosísimo pero luego ir haciendo cosas como esa. De nada servía tratar de amortiguar el sonido de tus pasos contra la piedra si a tu lado iba alguien contando batallitas en alto.
El edificio rojo se veía de lejos. Brillante, del color de la sangre fresca, esculpido en una piedra que no identificaba. No tenían permitido entrar, pero cada vez quería acercarse más. Le recordaba a Libo. Imponente, con aquellas torres gigantescas que te hacían sentir pequeño. De cerca tendría que ser espectacular, y se preguntó qué clase de imágenes estarían esculpidas en la fachada principal.
Pero no tenia claro que llegar fuera tan fácil una vez los caminos que parecían directos no llevaban a donde parecían, y las callejuelas solo hacían que navegar por la ciudad fuera considerablemente difícil. Al menos aquella zona en la que habían acabado era distinta a todo lo que habían visto antes. No eran ruinas ni casuchas que parecían haber sufrido un terremoto hacía poco, sino palacetes y mansiones bien cuidados, con decoraciones en las fachadas, con gárgolas. Si todo aquello hubiera estado en el interior de una montaña, casi podía haber sido su barrio.
La reflexión de Rick hizo que mirase hacia una casa. Parecía demasiado bien cuidada, especialmente el jardín, para que allí no viviese nadie. No había visto verde en otras zonas de la ciudad, y no parecía que aquellas plantas se mantuviesen en tan buen estado ellas solas, sin un crecimiento salvaje. Pero que no hubiera nadie… En la calle tampoco era tan raro; con aquellas pintas precisamente no tenían aspecto de encajar en un buen barrio, pero tal vez esperaba algún cotilla en la ventana. Era como si aquel barrio estuviera desolado, como si estuvieran cuidando casas vacías. No le gustaba.
La siguiente calle era más ancha, y aunque a uno de los lados seguía habiendo casitas agradables, en el otro estaba lo verdaderamente impresionante. El ventanal, el patio, la cúpula de cristal.
—Por la Reina Madre—fue un susurro a penas más alto que su aliento, pero no por ello dejaba de estar menos asombrada.
No todo en aquella ciudad era ruina, no todo en Rocavarancolia era misera. Se quedó quieta delante de la puerta, sin querer moverse. Quería, no, necesitaba, grabarse a fuego en su memoria hasta el último detalle. Era la primera cosa hermosa que veía en la ciudad, y la mera idea de tener que irse no le hacía gracia.
Quería entrar. Quería ver el interior. El efecto de los cristales negros y verdes en el interior. Qué decoración tendría. Era un pensamiento egoísta, algo que iba contra la lógica y la supervivencia. Pero llevaba tantos días sin algo bonito que todos aquellos motivos superficiales ganaban peso poco a poco. El problema era hacer pasar aquella idea como algo con un motivo de peso. Por suerte para la libense, Rick fue más rápido.
—Coincido —aprovechó para sumarse a su idea. Nadie tenía por qué saber que en realidad sus motivos eran mucho menos funcionales aquella vez—. A lo mejor hasta encontramos papel.
No esperó a la opinión del resto, y se adentró en el patio hasta la escalinata. Los mismos colores de la cúpula. Solo esperaba que el interior fuera igual de espectacular, un regalo a su vista después de semanas de gris. Aun con el ansia a flor de piel, mantuvo la cabeza lo bastante fría como para sacar la espada y estar preparada antes de abrir la puerta.
El edificio rojo se veía de lejos. Brillante, del color de la sangre fresca, esculpido en una piedra que no identificaba. No tenían permitido entrar, pero cada vez quería acercarse más. Le recordaba a Libo. Imponente, con aquellas torres gigantescas que te hacían sentir pequeño. De cerca tendría que ser espectacular, y se preguntó qué clase de imágenes estarían esculpidas en la fachada principal.
Pero no tenia claro que llegar fuera tan fácil una vez los caminos que parecían directos no llevaban a donde parecían, y las callejuelas solo hacían que navegar por la ciudad fuera considerablemente difícil. Al menos aquella zona en la que habían acabado era distinta a todo lo que habían visto antes. No eran ruinas ni casuchas que parecían haber sufrido un terremoto hacía poco, sino palacetes y mansiones bien cuidados, con decoraciones en las fachadas, con gárgolas. Si todo aquello hubiera estado en el interior de una montaña, casi podía haber sido su barrio.
La reflexión de Rick hizo que mirase hacia una casa. Parecía demasiado bien cuidada, especialmente el jardín, para que allí no viviese nadie. No había visto verde en otras zonas de la ciudad, y no parecía que aquellas plantas se mantuviesen en tan buen estado ellas solas, sin un crecimiento salvaje. Pero que no hubiera nadie… En la calle tampoco era tan raro; con aquellas pintas precisamente no tenían aspecto de encajar en un buen barrio, pero tal vez esperaba algún cotilla en la ventana. Era como si aquel barrio estuviera desolado, como si estuvieran cuidando casas vacías. No le gustaba.
La siguiente calle era más ancha, y aunque a uno de los lados seguía habiendo casitas agradables, en el otro estaba lo verdaderamente impresionante. El ventanal, el patio, la cúpula de cristal.
—Por la Reina Madre—fue un susurro a penas más alto que su aliento, pero no por ello dejaba de estar menos asombrada.
No todo en aquella ciudad era ruina, no todo en Rocavarancolia era misera. Se quedó quieta delante de la puerta, sin querer moverse. Quería, no, necesitaba, grabarse a fuego en su memoria hasta el último detalle. Era la primera cosa hermosa que veía en la ciudad, y la mera idea de tener que irse no le hacía gracia.
Quería entrar. Quería ver el interior. El efecto de los cristales negros y verdes en el interior. Qué decoración tendría. Era un pensamiento egoísta, algo que iba contra la lógica y la supervivencia. Pero llevaba tantos días sin algo bonito que todos aquellos motivos superficiales ganaban peso poco a poco. El problema era hacer pasar aquella idea como algo con un motivo de peso. Por suerte para la libense, Rick fue más rápido.
—Coincido —aprovechó para sumarse a su idea. Nadie tenía por qué saber que en realidad sus motivos eran mucho menos funcionales aquella vez—. A lo mejor hasta encontramos papel.
No esperó a la opinión del resto, y se adentró en el patio hasta la escalinata. Los mismos colores de la cúpula. Solo esperaba que el interior fuera igual de espectacular, un regalo a su vista después de semanas de gris. Aun con el ansia a flor de piel, mantuvo la cabeza lo bastante fría como para sacar la espada y estar preparada antes de abrir la puerta.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Personajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Palacete
14/12/23, 02:17 pm
Terminada una anécdota Ethan se quedó con ganas de iniciar otra, más sus palabras quedaron superpuestas cuando una historia mayor hizo acto de presencia. Esa ciudad no dejaba de sorprender, sus calles llenas de recovecos y sus ruinas envueltas en sombras sinuosas estaban dando paso a un decorado muy diferente. Edificios que se erguían impolutos, con una belleza irreal tan aislada de su contexto que distaba de darle seguridad alguna. Si su hogar estaba marcado por el desuso y la muerte este lo estaba por la ausencia. No había una fosa haciendo de cementerio, ni un barrio cuyo pasado no eran más que los gritos lejanos de sus habitantes. Ese barrio era un maquetado, una obra de teatro sin actores, abandonada con el mayor cuidado del mundo.
Que extraño lo acogedor que se le hacía de golpe el polvo y la ruina. Al menos por donde pasaban ellos había memorias contadas en pasado, pisaban hogares que ya no existían y se adentraron en moradas con tan pocas paredes que bien podían comunicarse desde el exterior sin miedo a encontrarse con otro visitante no deseado. Aquel lugar en cambio era inquietante, como si algo o alguien se hubiera llevado a todos sus habitantes repentinamente. No estaba abandonado aún siendo evidente que sus pisadas eran las únicas que resonaban por el lugar, por eso se sentía más intruso que nunca.
O habían tenido la mayor suerte del universo, o estaban siendo atraídos a una trampa como polillas a la luz.
-En verdad…nadie nos ha hablado nunca de ciudadanos. -Replicó distraído sin apartar las vistas de las calles, era obvio que ese sitio alguna vez había guardado algún tipo de vida, pero ni sabían cuándo, ni de qué clase. El castillo quedaba lejos, otra zona prohibida a la que si le encontraba cierta lógica que lo fuera, si había más monstruos humanoides definitivamente estaban allí. -A mi que esto es como en los Juegos del hambre, un escenario muy grande de algo que ya no usan.
Ante su increíble teoría sustentada en absolutamente nada se encogió de hombros, su voz desenfadada dejaba en entredicho que tampoco le daba ya muchas vueltas al asunto. Estaban jodidos, hipotetizar aunque era divertido no iba a llevarles a ningún punto cuando la información con la que contaban no solo era relativa, si no obtusa. Además, no había manera de confirmar que no les hubieran mentido en algún punto. Que Akeyo dijera que ¨no podía mentir¨ seguía pudiendo ser una trampa, que visto las artimañas usadas para traerlos cobraba demasiado sentido.
-Es más en la segunda pelí era así -Continuó encontrando divertido el símil. -Era como una isla dividida en segmentos y cada uno tenía su temática y sus peligros. Quizá esta es…
La última sílaba quedó colgando en el aire, la visión del nuevo edificio que había enmudecido a sus compañeros había logrado hacer lo mismo con él. No encontraba palabras que pronunciar, ni fuerza para lograr cerrar la boca. La cúpula relucía aún siendo de un espeso color negro, reflejos verduzcos que volvían del monotono gris de su alrededor un baile hermoso de brillos. Parecía salido de un cuento clásico, uno donde el palacio resultaba tan familiar como mágico, una arquitectura que conocían mezclada con la irrealidad que arrastraba ese lugar, era precioso, demasiado precioso. Preocupaba la naturalidad con la que se erigía sobre ellos, reclamando toda belleza de la ciudad para sí, como si los barrios vecinos no fueran más que una sombra proyectada desde aquí.
-Es… Un, un momento chicos.
Levantó la voz apresurado al ver como sus compañeros iban al unísono hacía la entrada, que Kalna entrará al patio sin previo aviso provocó que su corazón se saltara un latido. Nada les prometía seguridad y el hecho de que un edificio se mostrará propicio a dársela era lo que más desconcierto e inseguridad le causaba. La balanza pesaba demasiado hacía el pesimismo, más cuando ante sus ojos solo había una única entrada. Era un hogar cerrado, si algo les estaba esperando dentro si quiera podrían saberlo y aún menos tendrían margen de huir. Claro que su curiosidad pesaba, que una parte más pequeña e ilusionada quería entrar para descubrir los entresijos de un sitio tan acogedor, pero tenía miedo e iban con niños.
-¿No deberiamos de pensarlo un poco antes de entrar? Si hay cualquier cosa dentro estaremos atrapados y eh, no sé, no parece abandonado. -Resopló en una risa queda cargada de nerviosismo. -Parece que vamos a colarnos en un sitio importante, demasiado importante. ¿No os da mal rollo?
Se quedó junto a la entrada viendo momentáneamente a Kalna alejarse antes de girarse hacía el resto del grupo, con ambos brazos congelados en un intentó de señalar al edificio como una obviedad a su comentario. La confusión y la duda asaltando una sonrisa temblorosa. Al menos que pudieran hablar antes de lanzarse a la boca del lobo.
Que extraño lo acogedor que se le hacía de golpe el polvo y la ruina. Al menos por donde pasaban ellos había memorias contadas en pasado, pisaban hogares que ya no existían y se adentraron en moradas con tan pocas paredes que bien podían comunicarse desde el exterior sin miedo a encontrarse con otro visitante no deseado. Aquel lugar en cambio era inquietante, como si algo o alguien se hubiera llevado a todos sus habitantes repentinamente. No estaba abandonado aún siendo evidente que sus pisadas eran las únicas que resonaban por el lugar, por eso se sentía más intruso que nunca.
O habían tenido la mayor suerte del universo, o estaban siendo atraídos a una trampa como polillas a la luz.
-En verdad…nadie nos ha hablado nunca de ciudadanos. -Replicó distraído sin apartar las vistas de las calles, era obvio que ese sitio alguna vez había guardado algún tipo de vida, pero ni sabían cuándo, ni de qué clase. El castillo quedaba lejos, otra zona prohibida a la que si le encontraba cierta lógica que lo fuera, si había más monstruos humanoides definitivamente estaban allí. -A mi que esto es como en los Juegos del hambre, un escenario muy grande de algo que ya no usan.
Ante su increíble teoría sustentada en absolutamente nada se encogió de hombros, su voz desenfadada dejaba en entredicho que tampoco le daba ya muchas vueltas al asunto. Estaban jodidos, hipotetizar aunque era divertido no iba a llevarles a ningún punto cuando la información con la que contaban no solo era relativa, si no obtusa. Además, no había manera de confirmar que no les hubieran mentido en algún punto. Que Akeyo dijera que ¨no podía mentir¨ seguía pudiendo ser una trampa, que visto las artimañas usadas para traerlos cobraba demasiado sentido.
-Es más en la segunda pelí era así -Continuó encontrando divertido el símil. -Era como una isla dividida en segmentos y cada uno tenía su temática y sus peligros. Quizá esta es…
La última sílaba quedó colgando en el aire, la visión del nuevo edificio que había enmudecido a sus compañeros había logrado hacer lo mismo con él. No encontraba palabras que pronunciar, ni fuerza para lograr cerrar la boca. La cúpula relucía aún siendo de un espeso color negro, reflejos verduzcos que volvían del monotono gris de su alrededor un baile hermoso de brillos. Parecía salido de un cuento clásico, uno donde el palacio resultaba tan familiar como mágico, una arquitectura que conocían mezclada con la irrealidad que arrastraba ese lugar, era precioso, demasiado precioso. Preocupaba la naturalidad con la que se erigía sobre ellos, reclamando toda belleza de la ciudad para sí, como si los barrios vecinos no fueran más que una sombra proyectada desde aquí.
-Es… Un, un momento chicos.
Levantó la voz apresurado al ver como sus compañeros iban al unísono hacía la entrada, que Kalna entrará al patio sin previo aviso provocó que su corazón se saltara un latido. Nada les prometía seguridad y el hecho de que un edificio se mostrará propicio a dársela era lo que más desconcierto e inseguridad le causaba. La balanza pesaba demasiado hacía el pesimismo, más cuando ante sus ojos solo había una única entrada. Era un hogar cerrado, si algo les estaba esperando dentro si quiera podrían saberlo y aún menos tendrían margen de huir. Claro que su curiosidad pesaba, que una parte más pequeña e ilusionada quería entrar para descubrir los entresijos de un sitio tan acogedor, pero tenía miedo e iban con niños.
-¿No deberiamos de pensarlo un poco antes de entrar? Si hay cualquier cosa dentro estaremos atrapados y eh, no sé, no parece abandonado. -Resopló en una risa queda cargada de nerviosismo. -Parece que vamos a colarnos en un sitio importante, demasiado importante. ¿No os da mal rollo?
Se quedó junto a la entrada viendo momentáneamente a Kalna alejarse antes de girarse hacía el resto del grupo, con ambos brazos congelados en un intentó de señalar al edificio como una obviedad a su comentario. La confusión y la duda asaltando una sonrisa temblorosa. Al menos que pudieran hablar antes de lanzarse a la boca del lobo.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Palacete
14/12/23, 07:06 pm
El exterior no daba tanto miedo desde el centro del grupo, además las voces de sus compañeros parecían hacer de barrera protectora para que se refugiara entre sus anécdotas. En este caso y aunque en voz queda, hablaban de un chihuahua. El pequeño recordó a Cometa de inmediato y una punzada de nostalgia se lo imaginó lamiéndole toda la cara y correteando delante de ellos para guiarlos hasta unas cestas con deliciosa comida. Seguro que le echaba de menos. Dormir con Colmillo era apacible pero no se parecía en nada a la sensación que le aportaba el San Bernardo.
Un cambio en el ritmo de los pasos de sus compañeros le advirtió de que habían avistado algo que suscitaba curiosidad. Aniol se abrió paso con cautela y cuando sus ojos color miel contemplaron el gran edificio su boca se abrió en una mueca de sorpresa.
—¡Santos! —exclamó, imitando sin darse cuenta a una de las palabras más comunes en boca del varmano. Parpadeó con incredulidad, aquel ventanal ovalado y la cúpula de cristales negros y esmeraldas nada tenían que ver con la catedral rojiza que tanto pavor causaba en él. Parecía de fantasía, como si alguien lo hubiera colocado allí para destacar y enviarle una señal de que no todo tenía por qué ser siempre tan malo y oscuro. Por primera vez en un mes el polaco había descubierto algo fuera del torreón que le parecía hermoso de verdad.
Ante las palabras de Ethan suspiró con pesar, bajando la vista al suelo. No fue hasta que se percató de la ausencia de Kalna que se sintió con el valor de decir lo que opinaba al respecto.
—Pero… ¡Es como el castillo de mi sueño! —alzó un poco la voz con ilusión, su atención se vio dividida entre Nohlem y Damian, quienes a lo mejor podían apoyarle al saber a qué se refería. No obstante su recorrido también se detuvo un microsegundo en Rick, quizá el tesoro de su mapa aguardaba en el interior. ¿Dónde si no?—. Yu… quieru… verlo… por dentro… —le rogó, deseando que alguien le echara una mano—. ¿Podemos entrar? —se acercó hasta el medio japonés y tiró de su manga con la mayor expresión de hacer pucheros posible — PORFI porfiiiiii… si vemos algo raro salimos corriendo.
No hacía falta ser muy observador para ver que sus ojos proyectaban ya sueños y chiribitas. La ciudad siempre era muy aburrida, necesitaba que algo le hiciera recordar que podía demorase en crecer un poquito.
—Ethan... porfa...
Un cambio en el ritmo de los pasos de sus compañeros le advirtió de que habían avistado algo que suscitaba curiosidad. Aniol se abrió paso con cautela y cuando sus ojos color miel contemplaron el gran edificio su boca se abrió en una mueca de sorpresa.
—¡Santos! —exclamó, imitando sin darse cuenta a una de las palabras más comunes en boca del varmano. Parpadeó con incredulidad, aquel ventanal ovalado y la cúpula de cristales negros y esmeraldas nada tenían que ver con la catedral rojiza que tanto pavor causaba en él. Parecía de fantasía, como si alguien lo hubiera colocado allí para destacar y enviarle una señal de que no todo tenía por qué ser siempre tan malo y oscuro. Por primera vez en un mes el polaco había descubierto algo fuera del torreón que le parecía hermoso de verdad.
Ante las palabras de Ethan suspiró con pesar, bajando la vista al suelo. No fue hasta que se percató de la ausencia de Kalna que se sintió con el valor de decir lo que opinaba al respecto.
—Pero… ¡Es como el castillo de mi sueño! —alzó un poco la voz con ilusión, su atención se vio dividida entre Nohlem y Damian, quienes a lo mejor podían apoyarle al saber a qué se refería. No obstante su recorrido también se detuvo un microsegundo en Rick, quizá el tesoro de su mapa aguardaba en el interior. ¿Dónde si no?—. Yu… quieru… verlo… por dentro… —le rogó, deseando que alguien le echara una mano—. ¿Podemos entrar? —se acercó hasta el medio japonés y tiró de su manga con la mayor expresión de hacer pucheros posible — PORFI porfiiiiii… si vemos algo raro salimos corriendo.
No hacía falta ser muy observador para ver que sus ojos proyectaban ya sueños y chiribitas. La ciudad siempre era muy aburrida, necesitaba que algo le hiciera recordar que podía demorase en crecer un poquito.
—Ethan... porfa...
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Palacete
15/12/23, 02:02 pm
Damian se encontraba, como en la mayoría de salidas, en el centro. Algunas veces se encontraba dispuesto a ir al frente pero entendía que había otros más capacitados para estar en la vanguardia, principalmente por la cabeza que le sacaban de altura como mínimo. Igualmente no se podía quejar, hablando de vez en cuando en los momentos que no estuviese vigilando todo a su alrededor, buscando al pollo apestoso y monstruoso o cualquier cosa que le vaya a perturbar la paz.
Salir de su castillo era hasta agradable, pues tenía una sensación de libertad que era nueva en su vida. Podía dar paseos que no se limitaban a ir a tres calles desde la caravana de su circo a tales horas del día. En aquel sitio podía explorar, ver cosas nuevas que le sorprendían una tras otra, lugares que no se limitaban a cuentos o películas. Aquella vez podía ser testigo de todo y admirarlo con sus propios ojos, un sentimiento que superaba en una inocente valentía a cualquier peligro y le hacía olvidar experiencias como la de las ratas gigantes o el fantasma oscuro.
Por eso cuando estuvo viendo aquella avenida, admirando de por sí esas casonas con ojos brillantes, al ver esa construcción tan fuera de su mundo, tan ajena a sus expectativas. No pudo procesarlo, sus ojos lo veían pero su mente lo traducía a fantasía, algo imposible. Jamás en su vida siquiera imaginó algo tan megalítico y complejo, colorido y sobrenatural.
—O-o...o....o-o...
Aun con todo eso, Damian no veía ese enorme… castillo como algo a lo que temer. Todo lo contrario, estaba tan deslumbrado por su presencia que no le salía de su garganta más que intentos de decir algo, quizás un “guau” o un “increíble” o puede que un “ostia puta”. Se quedó con la boca abierta, mirando fijamente el edificio conforme se acercaban y no queriendo perder detalle de todo él. Era disonante, se hizo preguntas internas del por qué había tanta intrincada belleza en un sitio tan… gris. Se sentía fuera de lugar, no pegaba nada con todo lo que ya había visto y, en comparación a su pequeño castillito, tenía un verdadero megacastillo que por fuera le decía: “entra Damian, entra”.
Cuando pudo ver a Kalna con intenciones de entrar, su primer impulso fue el de seguirla, ver lo que podría haber dentro. Sin embargo Ethan tuvo algo que decir y los frenó. El italiano no lo comprendía, no lograba ver el peligro en un principio y eso derivó en frustración e impaciencia que crecía peligrosamente por los deseos de Aniol que, de hecho, coincidían con los suyos propios.
—N-n-no, ¡Nonono, NONO, yo quiero entrar! ¡Yo quieroooo tambieeeeeen! ¡Quiero, quiero, quiero, quiero que este castillo es muy grandeeee! —en cuanto Aniol tiró de la manga de Ethan, Damian se le unió ansioso. Le podían negar muchas cosas pero eso, precisamente eso, no quería que se lo negasen por nada en el mundo. Se le encogía el labio inferior mirando aa Ethan con unas ganas horrorosas de entrar—. ¡Pooooor favooooor Eeeeeeethaaaaaan! ¡Que mola mucho este siitiioooooooo que es muy giganteeee que no voy a hacer nadaaa que es solo un ratitoooooo porfaaaaaaaAAAaAA! —arrastró sus súplicas con su boca abierta al máximo en una pataleta, dando saltos en el sitio y esperando que su amigo mayor cediese entre él y su colega Aniol. Poco le importaban los recursos, solo verlo por dentro sería suficiente.
Salir de su castillo era hasta agradable, pues tenía una sensación de libertad que era nueva en su vida. Podía dar paseos que no se limitaban a ir a tres calles desde la caravana de su circo a tales horas del día. En aquel sitio podía explorar, ver cosas nuevas que le sorprendían una tras otra, lugares que no se limitaban a cuentos o películas. Aquella vez podía ser testigo de todo y admirarlo con sus propios ojos, un sentimiento que superaba en una inocente valentía a cualquier peligro y le hacía olvidar experiencias como la de las ratas gigantes o el fantasma oscuro.
Por eso cuando estuvo viendo aquella avenida, admirando de por sí esas casonas con ojos brillantes, al ver esa construcción tan fuera de su mundo, tan ajena a sus expectativas. No pudo procesarlo, sus ojos lo veían pero su mente lo traducía a fantasía, algo imposible. Jamás en su vida siquiera imaginó algo tan megalítico y complejo, colorido y sobrenatural.
—O-o...o....o-o...
Aun con todo eso, Damian no veía ese enorme… castillo como algo a lo que temer. Todo lo contrario, estaba tan deslumbrado por su presencia que no le salía de su garganta más que intentos de decir algo, quizás un “guau” o un “increíble” o puede que un “ostia puta”. Se quedó con la boca abierta, mirando fijamente el edificio conforme se acercaban y no queriendo perder detalle de todo él. Era disonante, se hizo preguntas internas del por qué había tanta intrincada belleza en un sitio tan… gris. Se sentía fuera de lugar, no pegaba nada con todo lo que ya había visto y, en comparación a su pequeño castillito, tenía un verdadero megacastillo que por fuera le decía: “entra Damian, entra”.
Cuando pudo ver a Kalna con intenciones de entrar, su primer impulso fue el de seguirla, ver lo que podría haber dentro. Sin embargo Ethan tuvo algo que decir y los frenó. El italiano no lo comprendía, no lograba ver el peligro en un principio y eso derivó en frustración e impaciencia que crecía peligrosamente por los deseos de Aniol que, de hecho, coincidían con los suyos propios.
—N-n-no, ¡Nonono, NONO, yo quiero entrar! ¡Yo quieroooo tambieeeeeen! ¡Quiero, quiero, quiero, quiero que este castillo es muy grandeeee! —en cuanto Aniol tiró de la manga de Ethan, Damian se le unió ansioso. Le podían negar muchas cosas pero eso, precisamente eso, no quería que se lo negasen por nada en el mundo. Se le encogía el labio inferior mirando aa Ethan con unas ganas horrorosas de entrar—. ¡Pooooor favooooor Eeeeeeethaaaaaan! ¡Que mola mucho este siitiioooooooo que es muy giganteeee que no voy a hacer nadaaa que es solo un ratitoooooo porfaaaaaaaAAAaAA! —arrastró sus súplicas con su boca abierta al máximo en una pataleta, dando saltos en el sitio y esperando que su amigo mayor cediese entre él y su colega Aniol. Poco le importaban los recursos, solo verlo por dentro sería suficiente.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mentalPersonajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Palacete
16/12/23, 11:57 am
A pesar de la entretenida anécdota que le estaba contando Ethan sobre aquel chihuahua demoníaco, Connor seguía vigilando las calles mientras conversaba con él. Atento por si había peligros, aparecía el puto pajarraco o cualquier otra cosa lo suficientemente horrible para que acojonara y esa fuera la señal para salir cagando leches. Por eso, fue consciente del cambio que se fue dando mientras avanzaban.
Las ruinas, los callejones malgastados por el tiempo y los edificios agujereados que habían cerca de torreón... Bueno, donde estaban ahora no había nada de esa mierda. La arquitectura propia de un jodida guerra nuclear que había tenido la ciudad, ahora estaba dando paso a una más bien diferente. Los edificios estaban bien cuidados, sin rastros de la ruina que había sido la protagonista hasta ahora. Puertas limpias y pulcras, ventanales con sus cristales intactos y azoteas que no tenían pinta de caerse de un momento a otro. Era como si hubieran entrado en una Rocavarancolia diferente en absolutamente en todo a la que habían estado habitando aquel mes.
Aquello podía parecer algo por lo que relajarse un poco, pero dentro del motero fue justamente el puto efecto contrario. No estaban de turismo, y desde luego no eran puñeteros turistas. Eran víctimas de secuestro, del primero al último, y a cada paso que daba más sentía que estaban entrando en el barrio de los cabrones que los habían separado de sus mundos, aunque estaba tan deshabitado como un pueblo fantasma. Connor agarró con más fuerza la maza mientras su cuerpo se iba tensando más y más y empezaba a fruncir profundamente el ceño, sintiendo a cada paso que estaban cometiendo un allanamiento de morada. De vez en cuando echaba un vistazo atrás, buscando con la mirada a los críos en el centro del grupo.
-Eh, tengamos cuidado por aquí. Esto da un mal rollo de cojo...- Su frase quedó a medias, en cuanto un nuevo edificio apareció ante ellos. Connor se quedó en silencio, uniéndose a sus compañeros en aquel asombro colectivo. Se trataba de un edificio nunca visto hasta ahora, lleno de ventanales y parcelas de jardín. Su forma en "U" le daba un aspecto de palacio, pero lo más llamativo de todo era aquella cúpula. Reflejos esmeraldas destellaban en ella, dándole a la construcción un aire de fantasía muy distinto al que te daban unas putas ratas de mierda con espinas.-Joder...- Fue lo único que fue capaz de decir, asombrado con el tamaño de aquel sitio y sintiéndose algo pequeño, aunque no le gustara reconocerlo.
Nohlem y Rick se acercarían a la entrada del patio, pero fue la acción temeraria de Kalna lo que le hizo salir de su asombro hacia el edificio. No joder, algo tenía que andar mal con ese sitio. Si aquellas calles ya daban un puto mal rollo por lo bien cuidadas que estaban... Aquel edificio parecía directamente el hogar de alguien que esperaba justamente a que entraran.
-Si, parece la casa de un puto conde cabrón...- Musitó entre dientes el motero secundando al japonés, mientras adoptaba una postura y expresión menos relajada y más vigilante con las ventanas del lugar, dando varios pasos a la derecha para tener otra perspectiva. No podía negar que sentía una enorme curiosidad por entrar en ese sitio, pero la cautela hacía de barrera en aquel momento.
Mientras Ethan señalaba el edifico en la entrada para enfatizar su razonamiento de por qué debían pensarlo bien antes de entrar, los críos habían empezado a pedirle que les dejara entrar agarrándole de las muñecas en un ataque de súplicas y penas, y aunque Connor seguía tenso por el ambiente del lugar no pudo evitar sonreír con divertida malicia, previendo el aprieto en el que podían estar poniéndole al japonés. Si miraba en su dirección buscando ayuda o apoyo Connor encogería los hombros divertido, con una expresión que quería decir algo como: "A mí no me mires joder, es tu culpa por ser la puta mamá pato de esos dos..."
-¿Vosotros cómo lo veis? ¿Entramos o nos quitamos de en medio como cabrones?- Les preguntó al neoyorquino y al varmano, acercándose al grupo que se había formado en torno a la entrada mientras el polaco y el italiano seguían hablándole en equipo al japonés. Luego echó un vistazo por detrás de sus cabezas para ver cómo le iba a Kalna algo más lejos. La verdad es que a cada segundo tenía más curiosidad por entrar, aunque fuera solo echar un rápido vistazo al interior. El ambiente "habitado" del lugar no le gustaba y podía llegar a ser peligroso, si... Pero por otro lado, prácticamente todo en aquel sitio tenía potencial para serlo...
Connor dio un paso más, para acabar tocando los barrotes de la reja del patio con la mano izquierda, zarandeándola un poco de forma bruta con aire distraído y sopesando qué opción sería mejor.
Las ruinas, los callejones malgastados por el tiempo y los edificios agujereados que habían cerca de torreón... Bueno, donde estaban ahora no había nada de esa mierda. La arquitectura propia de un jodida guerra nuclear que había tenido la ciudad, ahora estaba dando paso a una más bien diferente. Los edificios estaban bien cuidados, sin rastros de la ruina que había sido la protagonista hasta ahora. Puertas limpias y pulcras, ventanales con sus cristales intactos y azoteas que no tenían pinta de caerse de un momento a otro. Era como si hubieran entrado en una Rocavarancolia diferente en absolutamente en todo a la que habían estado habitando aquel mes.
Aquello podía parecer algo por lo que relajarse un poco, pero dentro del motero fue justamente el puto efecto contrario. No estaban de turismo, y desde luego no eran puñeteros turistas. Eran víctimas de secuestro, del primero al último, y a cada paso que daba más sentía que estaban entrando en el barrio de los cabrones que los habían separado de sus mundos, aunque estaba tan deshabitado como un pueblo fantasma. Connor agarró con más fuerza la maza mientras su cuerpo se iba tensando más y más y empezaba a fruncir profundamente el ceño, sintiendo a cada paso que estaban cometiendo un allanamiento de morada. De vez en cuando echaba un vistazo atrás, buscando con la mirada a los críos en el centro del grupo.
-Eh, tengamos cuidado por aquí. Esto da un mal rollo de cojo...- Su frase quedó a medias, en cuanto un nuevo edificio apareció ante ellos. Connor se quedó en silencio, uniéndose a sus compañeros en aquel asombro colectivo. Se trataba de un edificio nunca visto hasta ahora, lleno de ventanales y parcelas de jardín. Su forma en "U" le daba un aspecto de palacio, pero lo más llamativo de todo era aquella cúpula. Reflejos esmeraldas destellaban en ella, dándole a la construcción un aire de fantasía muy distinto al que te daban unas putas ratas de mierda con espinas.-Joder...- Fue lo único que fue capaz de decir, asombrado con el tamaño de aquel sitio y sintiéndose algo pequeño, aunque no le gustara reconocerlo.
Nohlem y Rick se acercarían a la entrada del patio, pero fue la acción temeraria de Kalna lo que le hizo salir de su asombro hacia el edificio. No joder, algo tenía que andar mal con ese sitio. Si aquellas calles ya daban un puto mal rollo por lo bien cuidadas que estaban... Aquel edificio parecía directamente el hogar de alguien que esperaba justamente a que entraran.
-Si, parece la casa de un puto conde cabrón...- Musitó entre dientes el motero secundando al japonés, mientras adoptaba una postura y expresión menos relajada y más vigilante con las ventanas del lugar, dando varios pasos a la derecha para tener otra perspectiva. No podía negar que sentía una enorme curiosidad por entrar en ese sitio, pero la cautela hacía de barrera en aquel momento.
Mientras Ethan señalaba el edifico en la entrada para enfatizar su razonamiento de por qué debían pensarlo bien antes de entrar, los críos habían empezado a pedirle que les dejara entrar agarrándole de las muñecas en un ataque de súplicas y penas, y aunque Connor seguía tenso por el ambiente del lugar no pudo evitar sonreír con divertida malicia, previendo el aprieto en el que podían estar poniéndole al japonés. Si miraba en su dirección buscando ayuda o apoyo Connor encogería los hombros divertido, con una expresión que quería decir algo como: "A mí no me mires joder, es tu culpa por ser la puta mamá pato de esos dos..."
-¿Vosotros cómo lo veis? ¿Entramos o nos quitamos de en medio como cabrones?- Les preguntó al neoyorquino y al varmano, acercándose al grupo que se había formado en torno a la entrada mientras el polaco y el italiano seguían hablándole en equipo al japonés. Luego echó un vistazo por detrás de sus cabezas para ver cómo le iba a Kalna algo más lejos. La verdad es que a cada segundo tenía más curiosidad por entrar, aunque fuera solo echar un rápido vistazo al interior. El ambiente "habitado" del lugar no le gustaba y podía llegar a ser peligroso, si... Pero por otro lado, prácticamente todo en aquel sitio tenía potencial para serlo...
Connor dio un paso más, para acabar tocando los barrotes de la reja del patio con la mano izquierda, zarandeándola un poco de forma bruta con aire distraído y sopesando qué opción sería mejor.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Palacete
17/12/23, 12:45 pm
No tenía ni idea de que eran unos juegos del hambre, pero sonaba bastante acorde a lo que estaban cruzando ellos. Su teoría de aquella vez hablando con Kalna ganaba valor: que si realmente había alguien estarían o en las afueras de Rocavarancolia o en una ciudad colindante, y el cambio en la arquitectura o la prohibición de acercarse a algunos de los edificios parecían señal suficiente, como si se acercaran a esos supuestos bordes. Mientras miraba arriba, a la cúpula, pensó en el inmenso barco dragón del primer día. Con magia creer casi cualquier cosa parecía posible.
—Es como si toda la ciudad fuese el escenario de una obra de teatro... —replicó por lo bajo. Un elaborado atrezzo donde verles pasar las pruebas. Quiénes eran sus espectadores o si los tenían en primer lugar era otro asunto—. No parece que quede mucha gente. A parte de los...
"Monstruos".
Mejor no decirlo en alto... Aunque quizás debería haberlo hecho, porque Kalna echó a andar sin esperar a nadie bajo su atónita mirada. Nohlem también quería entrar, la curiosidad tiraba de él como un arnés y si Kalna no hubiera ido primera posiblemente hubiera ido él, sin embargo ver a otro actuar antes le hizo razonar la situación, y es que ahora mismo no sabía si la libense era muy valiente o muy estúpida. Los miedos de Ethan reforzaron que creyera lo segundo, ganando lucidez por los peligros que él mismo estuvo a punto de ignorar.
—Ah... Eeeeh, ¿Kalna? —replicó en alto hacia ella. Si su estrategia era hacer de cebo iba por buen camino, como el palito de madera con el que pulsas una trampa de osos para comprobar si funciona. Su yo del pasado la habría dejado marchar, total, mejor que muriese ella sola testando las aguas a que lo hiciera el grupo (o él en concreto), pero ahora había algo llamado experiencia, cargo de consciencia y preocupación que no se lo permitían—. Deberíamos ir todos juntos.
Tomó aire por la boca y lo expulsó por la nariz, despegando los ojos del sitio para mirar como los niños atusaban a Ethan con el deseo que, en viva hipocresía, también quería cumplir. Una risa nerviosa hecha de susurros hizo que se destensara un poco, que se aferrara a esas ganas locas y a la esperanza infantil de que realmente pudieran escapar si pasaba algo raro. Una sonrisa igual de frágil adornaba su rostro cuando Connor le preguntó a él directamente, sus nervios e inseguridades mutando tímidamente en adrenalina. Ni años luz ni una cultura donde tenías que ser adulto antes de tiempo le salvaban de ser un adolescente con ganas de cometer locuras de vez en cuando.
—A ver, yo... —echó un vistazo al jardín, o más bien lo que quedaba de él. A ojos varmanos, suelo yermo con matojos secos era señal de abandono—. No sé si vive alguien aquí —casi que eso se podía aplicar a toda Rocavarancolia—. Me preocupa más que viva algo —rio de nuevo, esta vez con menos ganas—. Pero bueno, eh, siempre podemos... asomarnos rápido y dar media vuelta si vemos algo sospechoso, ¿no?
Miró al resto fugazmente en busca de aprovación.
>>Ah, mira, muchas gracias, ya sabemos que la verja no está hechizada gracias a nuestro sujeto de experimentos Connor —añadió con mordaz sarcasmo al verle hacer el tonto con esta.
—Es como si toda la ciudad fuese el escenario de una obra de teatro... —replicó por lo bajo. Un elaborado atrezzo donde verles pasar las pruebas. Quiénes eran sus espectadores o si los tenían en primer lugar era otro asunto—. No parece que quede mucha gente. A parte de los...
"Monstruos".
Mejor no decirlo en alto... Aunque quizás debería haberlo hecho, porque Kalna echó a andar sin esperar a nadie bajo su atónita mirada. Nohlem también quería entrar, la curiosidad tiraba de él como un arnés y si Kalna no hubiera ido primera posiblemente hubiera ido él, sin embargo ver a otro actuar antes le hizo razonar la situación, y es que ahora mismo no sabía si la libense era muy valiente o muy estúpida. Los miedos de Ethan reforzaron que creyera lo segundo, ganando lucidez por los peligros que él mismo estuvo a punto de ignorar.
—Ah... Eeeeh, ¿Kalna? —replicó en alto hacia ella. Si su estrategia era hacer de cebo iba por buen camino, como el palito de madera con el que pulsas una trampa de osos para comprobar si funciona. Su yo del pasado la habría dejado marchar, total, mejor que muriese ella sola testando las aguas a que lo hiciera el grupo (o él en concreto), pero ahora había algo llamado experiencia, cargo de consciencia y preocupación que no se lo permitían—. Deberíamos ir todos juntos.
Tomó aire por la boca y lo expulsó por la nariz, despegando los ojos del sitio para mirar como los niños atusaban a Ethan con el deseo que, en viva hipocresía, también quería cumplir. Una risa nerviosa hecha de susurros hizo que se destensara un poco, que se aferrara a esas ganas locas y a la esperanza infantil de que realmente pudieran escapar si pasaba algo raro. Una sonrisa igual de frágil adornaba su rostro cuando Connor le preguntó a él directamente, sus nervios e inseguridades mutando tímidamente en adrenalina. Ni años luz ni una cultura donde tenías que ser adulto antes de tiempo le salvaban de ser un adolescente con ganas de cometer locuras de vez en cuando.
—A ver, yo... —echó un vistazo al jardín, o más bien lo que quedaba de él. A ojos varmanos, suelo yermo con matojos secos era señal de abandono—. No sé si vive alguien aquí —casi que eso se podía aplicar a toda Rocavarancolia—. Me preocupa más que viva algo —rio de nuevo, esta vez con menos ganas—. Pero bueno, eh, siempre podemos... asomarnos rápido y dar media vuelta si vemos algo sospechoso, ¿no?
Miró al resto fugazmente en busca de aprovación.
>>Ah, mira, muchas gracias, ya sabemos que la verja no está hechizada gracias a nuestro sujeto de experimentos Connor —añadió con mordaz sarcasmo al verle hacer el tonto con esta.
- ♪♫♬:
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Palacete
17/12/23, 05:22 pm
Rick caminó junto al resto en dirección al enorme edificio, sin apartar la vista de los ventanales y los alrededores. Tal como como con el resto de casas, no parecía que hubiera nadie vigilando, pero no por ello estaba más tranquilo. Nada les garantizaba que algún monstruo andara cerca y, además, todavía tenía las dudas con ese barrio. La teoría que habían mencionado Ethan y Nohlem era posible realmente, contando con magia no vería extraño que pudieran hacer algún sistema de vigilancia para retransmitir sus intentos de supervivencia a saber quién, pero había algunos detalles que no lo convencían del todo. La disparidad del supuesto escenario podía explicarse tanto con una como otra posibilidad, ¿pero y los tres seres que aparecieron cuando fueron a buscar cestas la primera vez? La reacción que habían tenido al verles todavía le intrigaba, más con aquello de la "intervención." Que había más gente que los "concursantes" era un hecho, pero si tenía que creer que vivían en algún lugar de la ciudad o en otro sitio... Se inclinaba más a lo primero de momento.
Kalna se había adelantado, aunque no tenía miedo de momento. Tampoco estaban tan lejos en caso de que algo fuera mal, la chica tenía el arma desenfundada y confiaba en que no entraría sola. Cuando el neoyorquino estaba cerca de la verja de entrada, se giró en cuanto el londinense llamó la atención de todos. Prestó atención a sus palabras, cruzándose de brazos y ladeando la cabeza con clara duda con parte de sus motivos. -(¿No era que no vivía nadie aquí?)- pensó por inercia momentáneamente. Estaba de acuerdo en ir juntos como bien había dicho el varmano y en tener precaución en las exploraciones, siempre lo había tenido en cuenta cada vez que había salido. No podía negar que ese palacio era importante, o al menos lo parecía, pero teniendo en cuenta el estado de su jardín había tantas posibilidades de que estuviera habitado como cualquiera de las otras casas, tal vez un poco menos incluso.
Luego de que los niños le sacaran una ligera sonrisa más con las formas en que intentaban convencer a Ethan que por lo que pedían, Connor les pidió su opinión a él y a Nohlem. Dejó que contestara primero mientras echaba un par de miradas en dirección a Kalna, por si todo iba bien. No por ello dejó de prestar atención al varmano y asintió un par de veces a lo que había dicho. -Estoy de acuerdo- dejó claro totalmente convencido tanto con aquello como con su propia opinión que dio a continuación. -Tal como lo veo, en el peor de los casos puede pasar como en el faro y que la "fauna local" haya decidido anidar aquí. Creo que podemos entrar con cuidado para tantear la situación. Si todo está bien podemos explorar más tranquilos y, si no, podemos volver a salir antes de que llamemos la atención.- explicó con tranquilidad. Algo que estaba entendiendo desde que habían empezado a salir para familiarizarse con la ciudad es que había que tener un equilibrio entre la preocupación de ir lo más seguros posibles y el arriesgarse a adentrarse entre las ruinas. Allí ni siquiera había rastro de pájaros raros, tenía seguro que podían entrar e ir valorando si valía la pena.
Dio un par de pasos, quedando a medio camino de la libense y el resto, todavía algo más cerca del grupo. Mientras lo hacía terminó con la explicación: -Dependiendo de lo que haya dentro, podríamos explorar aunque fuera un grupo más pequeño por si encontramos algo útil si el riesgo es asumible, pero mejor no adelantarse.- En el faro habían tenido suerte, no había garantías de que esta vez fuera igual, claro, pero no iba a poner en peligro a todos ahí dentro. Estaba dispuesto a entrar por si podían encontrar algo que les sirviera, con las consecuencias imprevistas que pudieran suceder. Luego se giró a mirar al grupo y declaró con intención de animarles: -Intentémoslo. Al menor indicio de peligro nos vamos, pero si podemos encontrar más magia o cualquier cosa de utilidad creo que podríamos darle una oportunidad.-
Hasta que no tuviera una respuesta no apartaría la vista hacia la puerta. Esperaba que estuvieran de acuerdo. Un edificio tan grande podía contener muchas cosas y él ya estaba mentalizado para lo que fuera que les esperara dentro. Rick se la jugaría lo justo y lo necesario, no iba a proponer ninguna temeridad pero le quedaba más que claro que en esa ciudad, si querían estar seguros, tendría que esforzarse en buscar todo lo que les garantizase esa paz que buscaban.
Kalna se había adelantado, aunque no tenía miedo de momento. Tampoco estaban tan lejos en caso de que algo fuera mal, la chica tenía el arma desenfundada y confiaba en que no entraría sola. Cuando el neoyorquino estaba cerca de la verja de entrada, se giró en cuanto el londinense llamó la atención de todos. Prestó atención a sus palabras, cruzándose de brazos y ladeando la cabeza con clara duda con parte de sus motivos. -(¿No era que no vivía nadie aquí?)- pensó por inercia momentáneamente. Estaba de acuerdo en ir juntos como bien había dicho el varmano y en tener precaución en las exploraciones, siempre lo había tenido en cuenta cada vez que había salido. No podía negar que ese palacio era importante, o al menos lo parecía, pero teniendo en cuenta el estado de su jardín había tantas posibilidades de que estuviera habitado como cualquiera de las otras casas, tal vez un poco menos incluso.
Luego de que los niños le sacaran una ligera sonrisa más con las formas en que intentaban convencer a Ethan que por lo que pedían, Connor les pidió su opinión a él y a Nohlem. Dejó que contestara primero mientras echaba un par de miradas en dirección a Kalna, por si todo iba bien. No por ello dejó de prestar atención al varmano y asintió un par de veces a lo que había dicho. -Estoy de acuerdo- dejó claro totalmente convencido tanto con aquello como con su propia opinión que dio a continuación. -Tal como lo veo, en el peor de los casos puede pasar como en el faro y que la "fauna local" haya decidido anidar aquí. Creo que podemos entrar con cuidado para tantear la situación. Si todo está bien podemos explorar más tranquilos y, si no, podemos volver a salir antes de que llamemos la atención.- explicó con tranquilidad. Algo que estaba entendiendo desde que habían empezado a salir para familiarizarse con la ciudad es que había que tener un equilibrio entre la preocupación de ir lo más seguros posibles y el arriesgarse a adentrarse entre las ruinas. Allí ni siquiera había rastro de pájaros raros, tenía seguro que podían entrar e ir valorando si valía la pena.
Dio un par de pasos, quedando a medio camino de la libense y el resto, todavía algo más cerca del grupo. Mientras lo hacía terminó con la explicación: -Dependiendo de lo que haya dentro, podríamos explorar aunque fuera un grupo más pequeño por si encontramos algo útil si el riesgo es asumible, pero mejor no adelantarse.- En el faro habían tenido suerte, no había garantías de que esta vez fuera igual, claro, pero no iba a poner en peligro a todos ahí dentro. Estaba dispuesto a entrar por si podían encontrar algo que les sirviera, con las consecuencias imprevistas que pudieran suceder. Luego se giró a mirar al grupo y declaró con intención de animarles: -Intentémoslo. Al menor indicio de peligro nos vamos, pero si podemos encontrar más magia o cualquier cosa de utilidad creo que podríamos darle una oportunidad.-
Hasta que no tuviera una respuesta no apartaría la vista hacia la puerta. Esperaba que estuvieran de acuerdo. Un edificio tan grande podía contener muchas cosas y él ya estaba mentalizado para lo que fuera que les esperara dentro. Rick se la jugaría lo justo y lo necesario, no iba a proponer ninguna temeridad pero le quedaba más que claro que en esa ciudad, si querían estar seguros, tendría que esforzarse en buscar todo lo que les garantizase esa paz que buscaban.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Palacete
17/12/23, 08:32 pm
Colmillo siguió al grupo casi sin ganas, más concentrado en los tejados de los edificios a su alrededor que en la dirección que estaba tomando el grupo. Realmente no le importaba hacia dónde hubieran decidido dirigirse, solo quería saber si ese sería el día por fin en el que la suerte les sonriera y pudieran derribar al pajarraco, pero a medida que iban avanzando y no se veía ni una de sus plumas en el horizonte, los hombros de Szczenyak iban perdiendo tensión. Quizás ese día sería uno de esos días. Los días en los que Sutileza no aparecía y, si bien no eran buenos, al menos eran pacíficos. No es como si uno de esos días hubiera conseguido todavía calmar la ira y el miedo del vittya, pero al menos no habían contribuido. Había comenzado a resignarse a considerarlos “los días buenos”.
Si bien se había mantenido al margen de la mayoría de conversaciones en su empeño por vigilar los tejados, no pudo evitar fruncir el morro cuando Rick habló de posibles ciudadanos. A él aquel lugar no le parecía otra cosa que abandonado a las bestias y los monstruos, pero los seres que el primer día les habían hablado desde el barco volador debían vivir ahí de alguna manera, por lo que no le pareció tan descabellada la idea de que todo aquel que viviera permanentemente en aquel lugar lo hiciera en el castillo. “Donde se supone que tenemos prohibido ir” pensó, planteándose de forma fugaz cuál sería el castigo por allanar el castillo. Después de los de Serena, la muerte no parecía contar como una amenaza lo suficientemente mala.
Su morro se volvió a arrugar cuando Ethan nombró algo llamado “Los Juegos del Hambre”, pensando que sonaba tan desagradable como acertado.
Si bien el zawodny había estado pendiente más de los edificios que de la dirección, sorprendentemente no se percató del cambio de estos hasta que la arquitectura no cambió por completo de ruinas y edificios abandonados por el tiempo a hermosas casas ricamente decoradas.
-¿Pero qué coño…? -murmuró más para sí mismo ante el contraste de lo que habían encontrado en el resto de la ciudad comparada con aquel lugar.
En cierta manera, casi se sintió aliviado cuando vio como algunas teselas del gran mosaico que decoraba una de las fachadas faltaban, al igual que una de las columnas que adornaban sus ventanas. “Más bonito, más cuidado, pero casi igual de abandonado” pensó para tranquilizarse, sin entender muy bien por qué le relajaba que el abandono del lugar fuera aparentemente general.
-¡Joder! Es… mmm… grande -exclamó bastante sorprendido ante el edificio frente al que el grupo se paró.
Era definitivamente grande. Y bonito. Y aunque estuvo de acuerdo mentalmente con Ethan sobre que daba mal rollo por si era alguna especie de trampa, realmente el vittya tenía tantas ganas de entrar como parecían tener el resto.
-Sí parece que puede tener mierda útil -estuvo de acuerdo todavía bastante embobado con la cúpula de cristal.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Palacete
19/12/23, 12:20 pm
Le faltó tiempo para darle las gracias a todos los Grandes Felinos de estar de espaldas a sus compañeros para que no la vieran poner los ojos en blanco. Tenía paciencia, pero ni siquiera la de ella era infinita, y después de que llevase un mes esperando explorar, descubrir algo de la ciudad, ahora los hombres decidían ser (como era natural), un hatajo de cobardes que le ponían pegas a todos con argumentos más bien endebles. ¿Cómo de ciego estaba Ethan para considerar que aquel edificio no parecía abandonado?
—No tiene pinta de que aquí viva nadie —señaló a la tierra yerma de lo que otrora había debido tener plantas—. El jardín no está cuidado desde hace mucho, y dos calles más allá sí había algunos en buen estado.
Los intentos pueriles de los niños por intentar convencer a los adultos de entrar no es que fueran mejores, pero al menos si podía usarlos a su favor para no tener que volver al torreón con las manos vacías no iba a quejarse, aunque por el momento no diría nada. Que le comieran la cabeza a Ethan ellos solos. Ella no le veía el “mal rollo” por ningún lado. Era una casa. Abandonada. Como el faro, como casi todo lo que habían visto. Que no estuviera hecha escombros hubiera significado mucho más si no fuera porque en la zona en la que estaban había palacetes y casonas en el mismo o mejor estado, que se notaban cuidadas y en las que había jardines. «Si de verdad ahí vive un conde, que empiece por tenerme respeto, mi título está por encima del suyo». Bueno, técnicamente el que lo estaba era el de su Madre, pero eso no tenía por qué saberlo un desconocido de cuya “hospitalidad” pensaba aprovecharse.
Lo de que pudiera vivir algo si podía creérselo más. Pero iban armados, eran unos cuantos y la última vez no les había pasado nada. No habían visto ningún monstruo dentro de un edificio, así que no tenía demasiados motivos para creer que dentro fuera a haber nada más que algún animal que hubiera usado aquello como refugio. Que la Reina Madre bendijera a Rick y su lógica imperante. Asintió a sus palabras, más que nada por si servían para convencer al resto. Ella había tenido claro que iba a entrar en aquel sitio, fuera con sus compañeros o sin ellos. Que se quedasen fuera si tanto miedo tenían.
—Si hay el menor indicio de peligro nos vamos —secundó.
Kalna consideró que había tenido ya paciencia de sobra, y que se habían dado justificaciones más que necesarias. No iba a perder más tiempo. Atravesó lo que quedaba del jardín marchito en silencio, con la espada lista por si había cualquier cosa al otro lado del umbral, y abrió la puerta del palacete. Necesitaba ver cómo era por dentro.
—No tiene pinta de que aquí viva nadie —señaló a la tierra yerma de lo que otrora había debido tener plantas—. El jardín no está cuidado desde hace mucho, y dos calles más allá sí había algunos en buen estado.
Los intentos pueriles de los niños por intentar convencer a los adultos de entrar no es que fueran mejores, pero al menos si podía usarlos a su favor para no tener que volver al torreón con las manos vacías no iba a quejarse, aunque por el momento no diría nada. Que le comieran la cabeza a Ethan ellos solos. Ella no le veía el “mal rollo” por ningún lado. Era una casa. Abandonada. Como el faro, como casi todo lo que habían visto. Que no estuviera hecha escombros hubiera significado mucho más si no fuera porque en la zona en la que estaban había palacetes y casonas en el mismo o mejor estado, que se notaban cuidadas y en las que había jardines. «Si de verdad ahí vive un conde, que empiece por tenerme respeto, mi título está por encima del suyo». Bueno, técnicamente el que lo estaba era el de su Madre, pero eso no tenía por qué saberlo un desconocido de cuya “hospitalidad” pensaba aprovecharse.
Lo de que pudiera vivir algo si podía creérselo más. Pero iban armados, eran unos cuantos y la última vez no les había pasado nada. No habían visto ningún monstruo dentro de un edificio, así que no tenía demasiados motivos para creer que dentro fuera a haber nada más que algún animal que hubiera usado aquello como refugio. Que la Reina Madre bendijera a Rick y su lógica imperante. Asintió a sus palabras, más que nada por si servían para convencer al resto. Ella había tenido claro que iba a entrar en aquel sitio, fuera con sus compañeros o sin ellos. Que se quedasen fuera si tanto miedo tenían.
—Si hay el menor indicio de peligro nos vamos —secundó.
Kalna consideró que había tenido ya paciencia de sobra, y que se habían dado justificaciones más que necesarias. No iba a perder más tiempo. Atravesó lo que quedaba del jardín marchito en silencio, con la espada lista por si había cualquier cosa al otro lado del umbral, y abrió la puerta del palacete. Necesitaba ver cómo era por dentro.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Palacete
19/12/23, 01:45 pm
Ethan resopló un tanto consternado, su vista fija en el palacete se evaporó al sentir la presión de ambos niños tirando de su ropa. No le convencía ningún argumento de los que estaban dando, ese hogar no estaba abandonado, daba igual cuanto quisieran aislarse en las plantas marchitas del jardín. La piedra lisa, las vidrieras limpias y el tejado reluciente eran la viva imagen de que ese sitio no solo estaba habitado, si no también cuidado. Pensar lo contrario era negar la constante opresión que llevaba viviendo desde que entraron a esas calles, eran intrusos y si bien no sabía exactamente de qué o quién, estaba claro que seguían estando demasiado lejos de formar parte de ese lugar. Estaba muy mal, una parte de él lo sabía pero la otra...
La balanza entre responsabilidad y deber cambiaba de peso por cada tirón irregular que recibían sus mangas. Iris absorbentes tan negros como la noche o de un ambar que le recordaban a la dulce miel que no podian tomar le rogaban por un capricho que en condiciones normales no habría dudado en conceder. El problema es que aquella ciudad distaba de ser normal, era una extrañeza tras otra, un cúmulo de adversidades que cuanto más confiados estuvieran más fuerte les golpearía. No estaba nada seguro, si le preguntaban su humilde opinión prefería mantener al grupo intacto a cambio de no recibir ninguna mejora, volver con un libro pero horrendamente heridos era una condición que a la larga no beneficiaría a nadie, al contrario, sería llenar el pozo de más figuritas insulsas.
-Ishh, pero os quedáis a mi lado, entendido? -Las dudas no descansaban mientras sus preocupaciones se centraban en los niños a los que debía de cuidar. El positivismo extremo de Rick y la confianza desmesurada de Kalna le resultaba problemático cuando habían visto que ellos no podían enfrentarse ni a una rata grande. Si hubiera algo ahí dentro no sería fácil huir y el peso de la pérdida dolería más que el de la curiosidad por no haber entrado nunca. -Y nos vamos al centro, juntitos, de la mano…. Y como alguno de vosotros desobedezca, huya o toque algo sin permiso cogemos y nos vamos a casa directos, sin opción a replica.
Su tono era más propio de un padre exponiendo las normas que el de un chaval tan preocupado como estaba. No era solo miedo, era desconfianza e inseguridad, quería darles la oportunidad de visitar un lugar bonito a ambos peques pero una parte de él seguía pensando que si algo allí dentro salía mal, no habría nada que pudieran obtener que hubiera justificado el viaje. Por ello su mente divagaba con otras ideas, ninguna buena, ninguna moral pero de alguna manera compensadas. Ambos morenos eran tan adultos como cualquiera de ellos y si querían arriesgarse estaban en su completa libertad de hacerlo, respetaba eso, si no hubieran ido con los niños probablemente habría entrado de una pero porque sabía que ese caso habría sido alterno. Las vidas con el pasar del tiempo iban cobrando peso, subían o bajaban en una escala de moralidad y la edad era un factor muy importante. No quería que a nadie le ocurriese nada, pero si tenía que escoger ya sabía a quienes estaba dispuesto a perder antes, incluido a sí mismo.
Por ello afianzó a ambos niños a sus costados, ambas manos sobre sus hombros antes de animarles a caminar, una única mirada de refilón a Connor que si bien esta vez no buscaba su ayuda, si su apoyo para que estuviera cerca. Necesitaba su maza tanto como la lanza de Kalna o el arco de Nohlem, él no podía sostener la lanza con gusto si debía mirar por ellos. Dio un par de pasos hacía la entrada ocultando tras su velada sonrisa lo erróneo que le parecía la desconsideración en una toma de decisiones tan importante, pues, en parte quería guardar un mínimo de esperanza a que ese día pudieran explorar sin encontronazos y sorpresas. Solo una visita guiada a una especie de museo recreativo.
Y si no era el caso, más rezaba con que los primeros afectados fueran los primeros voluntarios. Que hubiera lo que hubiera dentro, tuviera garras, dientes o tentáculos nunca pudiera alcanzar a los más pequeños del grupo. Ojala saliera bien, pero que si salía mal, saliera mal solo para el resto.
-Espero que al menos haya papel.
Sentenció con cierta burla en su voz, como si aquel objeto tuviera valor suficiente como para ponerlos a todos en peligro.
La balanza entre responsabilidad y deber cambiaba de peso por cada tirón irregular que recibían sus mangas. Iris absorbentes tan negros como la noche o de un ambar que le recordaban a la dulce miel que no podian tomar le rogaban por un capricho que en condiciones normales no habría dudado en conceder. El problema es que aquella ciudad distaba de ser normal, era una extrañeza tras otra, un cúmulo de adversidades que cuanto más confiados estuvieran más fuerte les golpearía. No estaba nada seguro, si le preguntaban su humilde opinión prefería mantener al grupo intacto a cambio de no recibir ninguna mejora, volver con un libro pero horrendamente heridos era una condición que a la larga no beneficiaría a nadie, al contrario, sería llenar el pozo de más figuritas insulsas.
-Ishh, pero os quedáis a mi lado, entendido? -Las dudas no descansaban mientras sus preocupaciones se centraban en los niños a los que debía de cuidar. El positivismo extremo de Rick y la confianza desmesurada de Kalna le resultaba problemático cuando habían visto que ellos no podían enfrentarse ni a una rata grande. Si hubiera algo ahí dentro no sería fácil huir y el peso de la pérdida dolería más que el de la curiosidad por no haber entrado nunca. -Y nos vamos al centro, juntitos, de la mano…. Y como alguno de vosotros desobedezca, huya o toque algo sin permiso cogemos y nos vamos a casa directos, sin opción a replica.
Su tono era más propio de un padre exponiendo las normas que el de un chaval tan preocupado como estaba. No era solo miedo, era desconfianza e inseguridad, quería darles la oportunidad de visitar un lugar bonito a ambos peques pero una parte de él seguía pensando que si algo allí dentro salía mal, no habría nada que pudieran obtener que hubiera justificado el viaje. Por ello su mente divagaba con otras ideas, ninguna buena, ninguna moral pero de alguna manera compensadas. Ambos morenos eran tan adultos como cualquiera de ellos y si querían arriesgarse estaban en su completa libertad de hacerlo, respetaba eso, si no hubieran ido con los niños probablemente habría entrado de una pero porque sabía que ese caso habría sido alterno. Las vidas con el pasar del tiempo iban cobrando peso, subían o bajaban en una escala de moralidad y la edad era un factor muy importante. No quería que a nadie le ocurriese nada, pero si tenía que escoger ya sabía a quienes estaba dispuesto a perder antes, incluido a sí mismo.
Por ello afianzó a ambos niños a sus costados, ambas manos sobre sus hombros antes de animarles a caminar, una única mirada de refilón a Connor que si bien esta vez no buscaba su ayuda, si su apoyo para que estuviera cerca. Necesitaba su maza tanto como la lanza de Kalna o el arco de Nohlem, él no podía sostener la lanza con gusto si debía mirar por ellos. Dio un par de pasos hacía la entrada ocultando tras su velada sonrisa lo erróneo que le parecía la desconsideración en una toma de decisiones tan importante, pues, en parte quería guardar un mínimo de esperanza a que ese día pudieran explorar sin encontronazos y sorpresas. Solo una visita guiada a una especie de museo recreativo.
Y si no era el caso, más rezaba con que los primeros afectados fueran los primeros voluntarios. Que hubiera lo que hubiera dentro, tuviera garras, dientes o tentáculos nunca pudiera alcanzar a los más pequeños del grupo. Ojala saliera bien, pero que si salía mal, saliera mal solo para el resto.
-Espero que al menos haya papel.
Sentenció con cierta burla en su voz, como si aquel objeto tuviera valor suficiente como para ponerlos a todos en peligro.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Palacete
20/12/23, 05:16 pm
Los ojos oscuros de Damian rebosaban de ilusión brillante mientras se aferraba a su esperanza de entrar y admirar el gigantesco palacio que tenía delante. Por ello y por desgracia eso lo hacía inconsciente de cualquier mal que podría pasar, descartandolo automáticamente sin pensar en si podría haber algo o alguien dentro que quisiera lastimarlos. El sitio a sus ojos era demasiado perfecto y fantástico como para contener peligro, al contrario, quizá tuviese movidas muy interesantes que observar como en su día fue el torreón: habitaciones, camas, cocinas, cuartos de baño… pero más grandes.
—¡Yo quiero entrar también! ¡Vamos a mirarlo por dentro ya veréis que guapo, seguro que es la ostia! —se apoyó en quienes querían echar un vistazo y vaya si él se apuntaba a ese plan, ilusionado como nunca.
Era inconsciente en cuanto a los peligros y no por ello dejó de oír la opinión negativa de sus compañeros. Damian no lo comprendía, era solo ver el lugar por fuera y estaba cien por cien seguro de que no era peligroso. El italiano pecaba de ignorante por la belleza que había ante sus ojos.
—¡SIIIII! ¡Yo me pego a ti, no me despego te lo juro por mi madre! —no pudo agradecer más a Ethan por su decisión de finalmente entrar, temblón como un flan—. ¡T-te hago caso! ¡Yo no me meneo, te obedezco a todo todo todo todo todo todo todo! —haciendo un gesto militar por cada "todo", el circense se pegó como una lapa recibiendo la mano de Ethan en su hombro.
Le temblaban los labios y todo, mirando a Aniol con su boca hecha una “O” enorme por haber conseguido convencer junto a él a Ethan para entrar. Estaban a puntito de entrar, como si fuese la excursión de su vida que, de hecho, lo era. Daba botecitos en el sitio, mirando hacia el resto con una sonrisa mas grande imposible exhibiendo su diente faltante.
—¡Yo quiero entrar también! ¡Vamos a mirarlo por dentro ya veréis que guapo, seguro que es la ostia! —se apoyó en quienes querían echar un vistazo y vaya si él se apuntaba a ese plan, ilusionado como nunca.
Era inconsciente en cuanto a los peligros y no por ello dejó de oír la opinión negativa de sus compañeros. Damian no lo comprendía, era solo ver el lugar por fuera y estaba cien por cien seguro de que no era peligroso. El italiano pecaba de ignorante por la belleza que había ante sus ojos.
—¡SIIIII! ¡Yo me pego a ti, no me despego te lo juro por mi madre! —no pudo agradecer más a Ethan por su decisión de finalmente entrar, temblón como un flan—. ¡T-te hago caso! ¡Yo no me meneo, te obedezco a todo todo todo todo todo todo todo! —haciendo un gesto militar por cada "todo", el circense se pegó como una lapa recibiendo la mano de Ethan en su hombro.
Le temblaban los labios y todo, mirando a Aniol con su boca hecha una “O” enorme por haber conseguido convencer junto a él a Ethan para entrar. Estaban a puntito de entrar, como si fuese la excursión de su vida que, de hecho, lo era. Daba botecitos en el sitio, mirando hacia el resto con una sonrisa mas grande imposible exhibiendo su diente faltante.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Palacete
22/12/23, 01:24 pm
Las palabras de Rick le dieron tanta seguridad como se la quitaron, sonriendo para sí con nervios y una ironía privada. Le dejó hablar sin interrumpir por educación, sintiendo crecer su sonrisa a más gracia le hacía el chiste interno. Solo que no era un chiste y no debería hacerle gracia. Miró en dirección a Ethan, Connor y Colmillo para ver si estaban conformes (él al menos lo estaba, amoldado a la firme convicción del neoyorko) antes de seguir al de ojos dispares con ese agradable gusanillo de adrenalina. La ilusión de Damian también era contagiosa.
—¡Eso! —exclamó mientras cogía carrerilla a la escalinata, tras Rick y Kalna—. ¡Sin miedo! La fauna en mi mundo consiste en lobos cuadrúpedos dos veces más grandes que un osogrifo, insectos enormes y escolopendras voladoras de 15 metros de longitud que podrían arrancarte la cabeza de un mordisco —con las manos a ambos lados de la cara y moviendo los dedo índice simuló los quelíceros—. Lo mejor es que al tener el cuerpo plano es sorprendentemente fácil que se cuelen por recovecos en el techo y edificios viejos... —su tono se iba haciendo gradualmente más bajo, personal, de forma que la información a peor era menos audible resultaba para quienes no estuvieran cerca suya, huyendo de los oídos de los niños e Ethan. Eso sería boicotearse—. ¡Pero eso es solo en Varmania, claro! Y yo nunca he visto una viva —lo despachó con un gesto de muñeca—. Estoy seguro de que en esta ciudad no hay nada tan peligroso.
Y como guinda al pastel, una sonrisa de ilusión tan genuina que hacía del sarcasmo más parte del contexto que del tono. Y es que de verdad al mendrugo de Nohlem le apetecía un poco de morbo, como el que en un juego de terror busca directamente al monstruo por el gusto de asustarse, de quien lee novelas de miedo a media noche para sentir el pulso en las venas. Con prudencia, claro, con prudencia. Por desgracia esto no era ficción. Por fortuna tenía la adrenalina lista para correr.
Cuando abrieron la puerta al varmano le temblaba la punta de los dedos. Se adelantó para asomar la cabeza antes que el cuerpo, rápidamente anonadado por las vistas tras el umbral de oscuridad. Si desde fuera podía parecer abandonado, desde dentro no quedaba duda a que no era el caso. El aire olía a limpio, a hogar, a ópera y museo, el suelo brillaba sin polvo por el reflejo de la luz verde de la cúpula, luz acentuada por la temporal oscuridad. Era tan familiar como desconocido, escalinatas altas y estatuas tan abstractas como las estructuras de hierro que tanto desentonaban con la imagen marmórea que hubiera esperado del lugar. Entró con cautela, prácticamente de puntillas para evitar el leve tacón de sus zapatos, siempre cerca del grueso del grupo. Y entonces, a la par que miraba en todas direcciones, el mismo que había tomado a Kalna por estúpida por adelantarse hizo la mejor estupidez que se le ocurría.
—¿Hola? —añadió en voz alta. Si realmente había alguien o algo habitando esas paredes, mejor que los pillase en el recibidor a escasos metros de la puerta que bien metidos en el edificio. Cuestión de modales y seguridad. Colocó las manos como megáfono—. ¡Disculpad! ¿Hay alguien? ¡Hemos encontrado la puerta abierta!
Esperó, tenso. Por lo pronto solo respondió su eco y el retumbar de su corazón. Si era otro refugio estaba impecable, de una forma que el suyo no había estado.
—Yo creo que no hay escolopendras —le susurró a Rick.
—¡Eso! —exclamó mientras cogía carrerilla a la escalinata, tras Rick y Kalna—. ¡Sin miedo! La fauna en mi mundo consiste en lobos cuadrúpedos dos veces más grandes que un osogrifo, insectos enormes y escolopendras voladoras de 15 metros de longitud que podrían arrancarte la cabeza de un mordisco —con las manos a ambos lados de la cara y moviendo los dedo índice simuló los quelíceros—. Lo mejor es que al tener el cuerpo plano es sorprendentemente fácil que se cuelen por recovecos en el techo y edificios viejos... —su tono se iba haciendo gradualmente más bajo, personal, de forma que la información a peor era menos audible resultaba para quienes no estuvieran cerca suya, huyendo de los oídos de los niños e Ethan. Eso sería boicotearse—. ¡Pero eso es solo en Varmania, claro! Y yo nunca he visto una viva —lo despachó con un gesto de muñeca—. Estoy seguro de que en esta ciudad no hay nada tan peligroso.
Y como guinda al pastel, una sonrisa de ilusión tan genuina que hacía del sarcasmo más parte del contexto que del tono. Y es que de verdad al mendrugo de Nohlem le apetecía un poco de morbo, como el que en un juego de terror busca directamente al monstruo por el gusto de asustarse, de quien lee novelas de miedo a media noche para sentir el pulso en las venas. Con prudencia, claro, con prudencia. Por desgracia esto no era ficción. Por fortuna tenía la adrenalina lista para correr.
Cuando abrieron la puerta al varmano le temblaba la punta de los dedos. Se adelantó para asomar la cabeza antes que el cuerpo, rápidamente anonadado por las vistas tras el umbral de oscuridad. Si desde fuera podía parecer abandonado, desde dentro no quedaba duda a que no era el caso. El aire olía a limpio, a hogar, a ópera y museo, el suelo brillaba sin polvo por el reflejo de la luz verde de la cúpula, luz acentuada por la temporal oscuridad. Era tan familiar como desconocido, escalinatas altas y estatuas tan abstractas como las estructuras de hierro que tanto desentonaban con la imagen marmórea que hubiera esperado del lugar. Entró con cautela, prácticamente de puntillas para evitar el leve tacón de sus zapatos, siempre cerca del grueso del grupo. Y entonces, a la par que miraba en todas direcciones, el mismo que había tomado a Kalna por estúpida por adelantarse hizo la mejor estupidez que se le ocurría.
—¿Hola? —añadió en voz alta. Si realmente había alguien o algo habitando esas paredes, mejor que los pillase en el recibidor a escasos metros de la puerta que bien metidos en el edificio. Cuestión de modales y seguridad. Colocó las manos como megáfono—. ¡Disculpad! ¿Hay alguien? ¡Hemos encontrado la puerta abierta!
Esperó, tenso. Por lo pronto solo respondió su eco y el retumbar de su corazón. Si era otro refugio estaba impecable, de una forma que el suyo no había estado.
—Yo creo que no hay escolopendras —le susurró a Rick.
- ♪♫♬:
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Palacete
22/12/23, 05:53 pm
La expresión sorprendida que le dedicó Damian fue respondida con la misma exactitud de un espejo por parte del polaco. Aniol también esbozó una gran “O” antes las buenas noticias y mediante risitas bajas y golpecitos al hombro del italiano (con poca discreción delante de Ethan, todo sea dicho) el niño le regaló a su amigo un “no me creo que haya colado” con la intención que despidieron sus ojos.
—¡Yo casi nunca desobedezco! —aseguró, cuadrándose como un soldado (Por Rudolf, se le estaban pegando los gestos de Damian). Luego dibujó una sonrisa que le llegaba de oreja a oreja debido al apoyo que había recibido de Rick, Kalna y Nohlem. Si la mujer más fiera de la galaxia decía que allí no vivía nadie debía ser verdad. ¿No? Y seguro que les defendía con su espada. De repente ciertos pensamientos enterrados por las circunstancias parecieron cobrar vida con un hálito de esperanza, entendía por qué Ethan se ponía a veces tan nervioso delante de la libense. Si les salía al paso alguna criatura pequeñita e inofensiva pero que los asustara lo suficiente para que el medio japonés acabara en brazos de la mujer él no sería quién se quejara—. No me muevo de tu verita... —aseguró, sintiéndose reconfortado por la mano del chico de ojos rasgados en su hombro—. Promesa de motero —remató con un guiño bastante torpe en dirección a Connor.
La puerta de aquel palacio se abrió al fin para recibirles y su interior terminó por maravillar al niño. Aniol abrió los ojos de par en par ante la emoción y respiró varias veces con fuerza ante la novedad del aire puro en sus fosas nasales. El olor nada tenía que ver con la peste rancia que acostumbran algunos lugares. Tampoco las dos escaleras enormes ni los azulejos azules y verdes como los ojos de Rick que presentaba la escalinata de la entrada. Tuvo que hacer verdadero esfuerzo por no salir corriendo y perderse en aquel más allá de placas de acero que coronaba sus cabezas.
—Ethan… nuestro castillo —le dijo, apretando su mano con suavidad y sin cesar de mirar a todos lados. Pero entonces la voz como un megáfono de Nohlem llegó hasta sus oídos, retumbando como una campana que anunciaba la llegada del grupo. El niño esgrimió una sonrisa tensa, incómoda e increíblemente exagerada a la par que analizaba el rostro del medio japonés en busca de una reacción. Se apresuró a adelantarse, al principio sin saber por qué, más tarde entendiendo que no lo hacía para con la seguridad del granta respecto a Ethan, si no porque no deseaba regresar al torreón Sendar por nada del mundo—. Nuestro elfito… —rió, con el corazón en la garganta. ¿Y si de verdad había algo acechando en las sombras?—. Nuestro elfito es que está un poco loquito a veces… yo creo… —argumentó en voz queda, tratando de hacer equipo a la desesperada.
—¡Yo casi nunca desobedezco! —aseguró, cuadrándose como un soldado (Por Rudolf, se le estaban pegando los gestos de Damian). Luego dibujó una sonrisa que le llegaba de oreja a oreja debido al apoyo que había recibido de Rick, Kalna y Nohlem. Si la mujer más fiera de la galaxia decía que allí no vivía nadie debía ser verdad. ¿No? Y seguro que les defendía con su espada. De repente ciertos pensamientos enterrados por las circunstancias parecieron cobrar vida con un hálito de esperanza, entendía por qué Ethan se ponía a veces tan nervioso delante de la libense. Si les salía al paso alguna criatura pequeñita e inofensiva pero que los asustara lo suficiente para que el medio japonés acabara en brazos de la mujer él no sería quién se quejara—. No me muevo de tu verita... —aseguró, sintiéndose reconfortado por la mano del chico de ojos rasgados en su hombro—. Promesa de motero —remató con un guiño bastante torpe en dirección a Connor.
La puerta de aquel palacio se abrió al fin para recibirles y su interior terminó por maravillar al niño. Aniol abrió los ojos de par en par ante la emoción y respiró varias veces con fuerza ante la novedad del aire puro en sus fosas nasales. El olor nada tenía que ver con la peste rancia que acostumbran algunos lugares. Tampoco las dos escaleras enormes ni los azulejos azules y verdes como los ojos de Rick que presentaba la escalinata de la entrada. Tuvo que hacer verdadero esfuerzo por no salir corriendo y perderse en aquel más allá de placas de acero que coronaba sus cabezas.
—Ethan… nuestro castillo —le dijo, apretando su mano con suavidad y sin cesar de mirar a todos lados. Pero entonces la voz como un megáfono de Nohlem llegó hasta sus oídos, retumbando como una campana que anunciaba la llegada del grupo. El niño esgrimió una sonrisa tensa, incómoda e increíblemente exagerada a la par que analizaba el rostro del medio japonés en busca de una reacción. Se apresuró a adelantarse, al principio sin saber por qué, más tarde entendiendo que no lo hacía para con la seguridad del granta respecto a Ethan, si no porque no deseaba regresar al torreón Sendar por nada del mundo—. Nuestro elfito… —rió, con el corazón en la garganta. ¿Y si de verdad había algo acechando en las sombras?—. Nuestro elfito es que está un poco loquito a veces… yo creo… —argumentó en voz queda, tratando de hacer equipo a la desesperada.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.