Palacete
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Rocavarancolia Rol
29 participantes
- Rocavarancolia Rol
Palacete
03/08/11, 01:04 am
Recuerdo del primer mensaje :
Hecho en piedra gris, con forma de U, coronado por una cúpula de cristales negros y esmeralda bajo la cual hay un ventanal ovalado. Se entra por una escalinata de azulejos a un recibidor circular con dos grandes escaleras a ambos lados. Sobre este, se encuentran las habitaciones, flotando a distintas alturas.
- Descripción más detallada sacada de la saga:
- Exterior:
- El palacete se encontraba en mitad de una avenida, frente a una larga línea de casonas macizas, con tejados a dos aguas invadidos de gárgolas. Era la única construcción situada a ese lado de la avenida, pero llenaba el espacio con más rotundidad que la treintena de edificios que se desplegaban frente a ella.
Era de piedra gris, con forma de «U» redondeada, y había algo en sus ángulos y en su disposición sobre el terreno que tranquilizaba, que hacía pensar que no todo en aquella ciudad era horror. Lo que más llamaba la atención era la gigantesca cúpula que coronaba su centro: una maravillosa construcción de cristales negros y esmeralda. Bajo ella, en mitad de la fachada, se abría un gran ventanal ovalado rodeado de decenas de ventanas tan estrechas que parecían arañazos en el muro.
El patio era un sinuoso entramado de senderos que se desplegaba entre lo que una vez debieron de ser parcelas ajardinadas, pero que ahora no eran más que solares de tierra reseca. Se dirigieron hacia la escalinata de azulejos negros y verdes que conducía al portón de entrada, observando con cautela las ventanas que salpicaban los muros del palacete. Tras el enorme ventanal que ocupaba el centro sólo se veía oscuridad.
- Recibidor:
- Lo primero que vieron fue una densa zona de tinieblas, una cortina de oscuridad que precedía a un gran recibidor, iluminado por una delicada luz verde.
Se reunieron todos alrededor de Rachel en el último tramo de escaleras. El aire que se respiraba ante la puerta era de una pureza increíble, en nada se parecía a la peste rancia de los lugares cerrados que estaban acostumbrados a encontrar.
Fueron a parar a un amplio recibidor circular, de suelo y paredes de piedra gris. El techo, en cambio, era una pesada amalgama de grandes planchas de hierro que no encajaba con el resto del palacio; la sensación que provocaba aquel entramado era de asfixia, como si en cualquier momento fuera a caer y aplastarlos.
Dos grandes escaleras se disponían a ambos lados del recibidor, del mismo azulejo negro y verde que la escalinata de la entrada. Desde donde se encontraban, esas escaleras gemelas parecían hundirse como cuchillos en el techo enrejado, en una perspectiva extraña y forzada. No habían dado ni dos pasos fuera de la zona de sombras cuando se detuvieron todos casi al mismo tiempo, mirando hacia arriba, sorprendidos, boquiabiertos.
Lo que habían tomado como techo no era tal. Al salir de las sombras su perspectiva había cambiado y ahora podían ver el palacete tal y como realmente era. Las planchas que en un primer momento había creído colocadas en un mismo plano estaban suspendidas en realidad a distintas alturas por todo el palacio. Retrocedió un paso para regresar a la zona
de tinieblas y las planchas desordenadas volvieron a equilibrarse, formando un techo sin fisuras
aparentes que no era más que una ilusión óptica: si entrecerraba los ojos podía ver que las planchas flotaban en diferentes planos.
El palacete constaba de una sola planta, una planta vasta y asombrosa en la que flotaban
decenas de estancias de todos los tamaños y formas. La única semejanza entre ellas eran sus bases, de idéntico hierro forjado. La mayor de todas ocupaba tres pisos de altura y medía más de doscientos metros de largo, mientras que las más pequeñas eran meros soportes para adornos y estatuas. La mayoría ni siquiera tenía paredes.
Las escaleras no se hundían en ese falso techo como habían creído, sino que se prolongaban
curvándose en el vacío, hasta perderse en la movediza niebla esmeralda que copaba las alturas. Del tallo principal de cada escalera brotaban decenas de nuevos tramos que se dividían a su vez en más ramales de ajedrezado negro y esmeralda, retorciéndose en el aire hasta aterrizar en los bordes de las habitaciones flotantes. Aquel despliegue de habitaciones y escalinatas producía una prodigiosa sensación de armonía; era como si el mundo entero se hubiera vuelto liviano de pronto, como si la realidad, la propia existencia, fueran menos pesadas y opresivas entre aquellas paredes.
- Ascenso y ejemplos de habitaciones:
- Tomaron la escalinata de la izquierda. El tramo principal no tardaba en dividirse en tres grandes ramales. El de la derecha bajaba en una pronunciada curva antes de dividirse en otros dos tramos de escalera retorcida. A medida que avanzaban por aquella colosal montaña rusa pudieron contemplar un sinfín de habitaciones y salas. Vieron dormitorios de ensueño; salas de recreo con divanes de terciopelo, escabeles de cristal y columpios colgantes; zonas de paseo con fuentes y bancos de hierro…
La perspectiva resultaba engañosa allí arriba; prácticamente cambiaba a cada paso que daban, convirtiendo el palacete en un espacio en constante mutación. Una estancia vista desde arriba era diferente por completo contemplada desde abajo o desde un lateral. Todo fluctuaba, fluía. Era un enloquecido juego de perspectivas y arquitectura. Una sala observada desde una escalera parecía una selva rebosante de vegetación al quedar semioculta por los helechos que colgaban de las plataformas vecinas, para luego, desde arriba, convertirse en un elegante dormitorio. Desde otra curva de la escalera, esa misma habitación parecía vacía.
Rachel los guió hasta la estancia central del palacio, la única completamente cerrada con muros.(...) En el suelo, ante ellos, había aparecido un diminuto chispazo, una salpicadura brillante que se proyectó despacio hacia arriba, convirtiéndose en una creciente columna de luz que no se detuvo hasta alcanzar el techo, situado a gran altura. Un poco más adelante, una nueva columna tomó forma, de igual modo que la primera. Poco a poco, aquí y allá, se fueron formando más y más columnas. La luz que irradiaban iluminó la gran estancia, transformando la negrura en claridad.
—Es una sala de baile —murmuró Madeleine con admiración.
Mistral asintió, aunque sabía que aquel lugar era mucho más que eso. En aquella sala se habían
celebrado todo tipo de eventos: desde torneos de piromantes hasta conciertos de las fabulosas aves cantoras de Alarán, pasando por duelos de hechiceros y bodas reales. Se contaba que, en una ocasión, allí dentro se había sacrificado un dragón albino para mayor gloria del reino.
Los muchachos bajaron las escaleras que llevaban al suelo espejado de la sala. En el muro que
quedaba a su derecha se encontraba el gigantesco ventanal que habían visto desde fuera. El tercio inferior del mismo estaba cubierto por cortinajes negros, corridos en su mayoría, mientras que en la zona alta dos grandes cortinas verdes se abrían a izquierda y derecha.
En el extremo opuesto a la entrada se levantaba un pequeño escenario ocupado por varias estatuas metálicas. Se trataba de una orquesta compuesta por siete músicos tan extravagantes como los instrumentos que se disponían a tocar.
Un engendro con aire de rata humanoide empuñaba entre sus zarpas dos varillas que parecía a punto de estrellar contra el tambor agujereado que tenía delante. Entre los músicos había un ser casi humano, con la piel de un intenso negro y un magnífico par de alas rojas plegadas a su espalda. Aquella criatura sujetaba en una mano un violín abombado mientras en la otra empuñaba una varilla recubierta de protuberancias. Del costado de todas las estatuas surgía una mariposa metálica: una llave con la que darles cuerda.
Después de abandonar la sala de baile, fueron de plataforma en plataforma, siempre con Rachel a la cabeza. Casi tan sorprendente como el mismo palacio era el estado en el que éste se encontraba. Apenas había polvo y suciedad y aunque algunas habitaciones parecían vaciadas a conciencia, la mayor parte estaba en perfectas condiciones, como si los habitantes del lugar se hubieran marchado un instante antes de llegar ellos.
A media tarde hicieron un descanso para merendar. Se sentaron en los bancos de madera que
rodeaban un pequeño estanque. Apenas hablaron. Aquel lugar inducía al silencio, a la ensoñación.
Al poco tiempo de ponerse otra vez en marcha descubrieron una gran sala repleta de estanterías vacías. El cambiante deambuló entre ellas igual que todos, aun sabiendo que no iban a encontrar nada allí. Ese lugar había sido una importante biblioteca mágica, pero hacía tiempo que los pocos libros que no se habían llevado los magos de los mundos vinculados habían sido trasladados al castillo.
Otro ramal los condujo a una plataforma de paredes listadas en las que se desplegaban más de una veintena de grandes armarios, con espejos de marco de plata en cada puerta. Rachel se apresuró a abrir el más cercano y su contenido la hizo jadear emocionada. El armario estaba repleto de vestidos, a cada cual más espléndido.
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Re: Palacete
27/03/21, 11:20 pm
Al ochrorio le costaba horrores mover cualquier parte del cuerpo, así que a duras penas había amortiguado la caída. Los intentos para levantarse servían de poco, tenían que marcharse rápido del palacete y, al ritmo de Chromsa, anochecería antes de llegar al torreón. El tacto de Adam le hizo recobrar la esperanza y recuperar unas fuerzas mínimas. Lo miró agradecido mientras se levantaba intentando que el terrestre no tuviera que cargar con todo su peso. Ya de pie, el ochrorio tuvo que seguir apoyándose en él para seguir caminando. Quería darle las gracias, pero en ese momento tenía que concentrarse en recuperar el aliento.
Una vez salieron del baño pudo ver que ya estaban todos listos para irse. No había tiempo que perder, quería reencontrarse con el resto del grupo cuanto antes y dejar atrás todo lo que había ocurrido allí. Le indicó con un dedo a Adam que quería acercarse a su bastón para recogerlo y, una vez en sus manos, nada quedaba allí. Como dijo Kolja, volvían a casa.
Chromsa caminaba despacio, apoyándose en su bastón en una mano y con el otro brazo entrelazado con el de Adam. No iba a ser un camino de vuelta rápido ni agradable. Lo más probable es que el silencio reinara en ese momento y no le extrañaba en absoluto. Antes de salir del palacete, el ochrorio había recuperado fuerzas suficientes para hablar. Dejó caer su cabeza por unos momentos en el brazo del terrestre y le susurró: -Muchas gracias por todo, Adam. Te quiero.- El solo contacto con el ruso le había mejorado un poco el ánimo, lo suficiente para seguir adelante. Esperaba poder hacer lo mismo por él con aquel gesto.
Una vez salieron del baño pudo ver que ya estaban todos listos para irse. No había tiempo que perder, quería reencontrarse con el resto del grupo cuanto antes y dejar atrás todo lo que había ocurrido allí. Le indicó con un dedo a Adam que quería acercarse a su bastón para recogerlo y, una vez en sus manos, nada quedaba allí. Como dijo Kolja, volvían a casa.
Chromsa caminaba despacio, apoyándose en su bastón en una mano y con el otro brazo entrelazado con el de Adam. No iba a ser un camino de vuelta rápido ni agradable. Lo más probable es que el silencio reinara en ese momento y no le extrañaba en absoluto. Antes de salir del palacete, el ochrorio había recuperado fuerzas suficientes para hablar. Dejó caer su cabeza por unos momentos en el brazo del terrestre y le susurró: -Muchas gracias por todo, Adam. Te quiero.- El solo contacto con el ruso le había mejorado un poco el ánimo, lo suficiente para seguir adelante. Esperaba poder hacer lo mismo por él con aquel gesto.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Re: Palacete
28/03/21, 03:24 pm
Amira asintió al aviso de Chromsa, y dejó que la curara. No podía evitar poner caras de molestia por el picor, pero no se quejó de ello. Ya bastante estaban teniendo todos como para encima quejarse de que la magia picase. Bastante era que podían agradecer tener magia, lo que significaba que no morirían por sus heridas.
Agradeció a Chromsa que la curase y se preparó para salir cuando Chromsa cayó al suelo, probablemente del cansancio por usar la magia. Le ayudó a levantarse y agradeció infinitamente la ayuda de Adam cuando llegó al baño a ayudar también. Cuando Chromsa estuvo en pie de nuevo salió del baño, sin mirar de nuevo a Qirra. ¿Qué iban a hacer con ella? No sabía si conocían las costumbres funerarias de su mundo, pero si pensaba en las terrestres solo podían enterrarla en el patio, pues no había muchos otros sitios y además incinerarla no era una opción. Al menos era mejor eso que que se la comieran las alimañas.
Lo único que tenían todos eran ganas de volver a casa. Estaban cansados, débiles y parte de sus compañeros desaparecidos o buscando a los desaparecidos. Se ofreció a ayudar a Kahlo a caminar, ya que estaba muy débil y ella ya estaba curada. Al ritmo que iban, el viaje al torreón se les iba a hacer una eternidad.
Sigue en Torreón Silente
Agradeció a Chromsa que la curase y se preparó para salir cuando Chromsa cayó al suelo, probablemente del cansancio por usar la magia. Le ayudó a levantarse y agradeció infinitamente la ayuda de Adam cuando llegó al baño a ayudar también. Cuando Chromsa estuvo en pie de nuevo salió del baño, sin mirar de nuevo a Qirra. ¿Qué iban a hacer con ella? No sabía si conocían las costumbres funerarias de su mundo, pero si pensaba en las terrestres solo podían enterrarla en el patio, pues no había muchos otros sitios y además incinerarla no era una opción. Al menos era mejor eso que que se la comieran las alimañas.
Lo único que tenían todos eran ganas de volver a casa. Estaban cansados, débiles y parte de sus compañeros desaparecidos o buscando a los desaparecidos. Se ofreció a ayudar a Kahlo a caminar, ya que estaba muy débil y ella ya estaba curada. Al ritmo que iban, el viaje al torreón se les iba a hacer una eternidad.
Sigue en Torreón Silente
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Re: Palacete
23/05/23, 05:14 pm
La investigación de Dama Enigma aun seguía en pie y Adam todavía andaba esperando sus resultado. La espera se hacía larga y pesada, deseaba aportar aunque sea un poco pero el pensar en ello le estaba haciendo daño. Necesitaba distraerse, llevaba varios días dentro de la Torre Serpentaria y en una de esas mañanas en las que andaba tomando una taza de té en la planta baja vio a Kahlo vestida para salir.
No pudo evitar preguntar, con algo de apuro, adonde iba aquella mañana. Adam bajó la mirada pensativo cuando confesó que iría a una floristería que andaba por la zona. El pegaso entonces decidió pedir permiso para acompañarla, si no era molestia. Sonrió complacido cuando recibió una positiva de su compañera, agradecido. Lethe, que andaba ahí de casualidad, se ofreció también a marchar con ellos y por parte de Adam no pudo dar una respuesta más positiva, sería un paseo agradable.
No tardó mucho en prepararse, llevando el conjunto que ya usaba para salir. Camisa blanca de manga larga, corbata negra, pantalones vaqueros azul marino y unos zapatos de vestir de cuero oscuros. Por el camino Adam, Kahlo y Lethe hablaron lo justo y necesario, tenía ya bastante tiempo convivido junto a ellas pero aun le quedaba al pegaso para considerarse un amigo cercano a las dos y lo comprendía. Sobre todo por parte de Kahlo y la pelea que tuvieron, aunque desde la pequeña charla que tuvieron en el mercado ya se llevaban bastante mejor.
Al fin llegaron al sitio y se dirigieron a mirar por encima las macetas del patio interior y todas aquellas flores eran preciosas, sabía que era buena idea llevar una poca de dinero que consiguió de propina al ayudar a buscar a Lobi con Erknest y Chromsa, le daría para un detallito que le gustaría al fauno.
Mientras paseaban un poco por dentro observaba maceta tras maceta. Intentó ponerse en el lugar de su pareja, pensando en qué le podría gustar más. Debía ser algo vistoso y bonito, que le agradase lo suficiente para tenerlo en su cuarto. ¿Una rosa quizás? ¿De color marrón, para que se parezca a su dominio? Desde el rabillo del ojo pudo ver en una maceta una única rosa, era enorme y larga, con pinchos considerables y de un tamaño que fácilmente podía ser como la cabeza del pegaso. Era de color marrón claro, en sus petalos puntos de color negro similares a las manchas de un guepardo, con el tallo de color azul marino y en cuyo centro había una bola peluda de color violeta con una pequeña boca con dientes redondos de la que no se percató. Se llevó una negativa terrible por parte de las dos, y optó por unas rosas de un rojo intenso mucho más estéticas y con ninguna boca que quiera morder a su dueño.
Ya en el camino de vuelta dieron un rodeo curioso dado que no daban del todo con el trayecto. Adam llevaba el ramo encima, le sonaba el sitio pero no sabía de que. Y cuando vieron aquel edificio con forma de “U” ya entendía el por qué le sonaba tanto.
—Ostras… —alcanzó a decir en cuanto estuvieron en sus puertas, poniéndose algo serio—. Este sitio aun me da escalofríos —y no mentía, se le ponían los pelos de punta de pensar en lo que ahí dentro pasó, cruzando las puertas con la varmana herida en brazos. No pudo evitar pasar sus ojos sobre ella, torciendo un poco el rostro.
No pudo evitar preguntar, con algo de apuro, adonde iba aquella mañana. Adam bajó la mirada pensativo cuando confesó que iría a una floristería que andaba por la zona. El pegaso entonces decidió pedir permiso para acompañarla, si no era molestia. Sonrió complacido cuando recibió una positiva de su compañera, agradecido. Lethe, que andaba ahí de casualidad, se ofreció también a marchar con ellos y por parte de Adam no pudo dar una respuesta más positiva, sería un paseo agradable.
No tardó mucho en prepararse, llevando el conjunto que ya usaba para salir. Camisa blanca de manga larga, corbata negra, pantalones vaqueros azul marino y unos zapatos de vestir de cuero oscuros. Por el camino Adam, Kahlo y Lethe hablaron lo justo y necesario, tenía ya bastante tiempo convivido junto a ellas pero aun le quedaba al pegaso para considerarse un amigo cercano a las dos y lo comprendía. Sobre todo por parte de Kahlo y la pelea que tuvieron, aunque desde la pequeña charla que tuvieron en el mercado ya se llevaban bastante mejor.
Al fin llegaron al sitio y se dirigieron a mirar por encima las macetas del patio interior y todas aquellas flores eran preciosas, sabía que era buena idea llevar una poca de dinero que consiguió de propina al ayudar a buscar a Lobi con Erknest y Chromsa, le daría para un detallito que le gustaría al fauno.
Mientras paseaban un poco por dentro observaba maceta tras maceta. Intentó ponerse en el lugar de su pareja, pensando en qué le podría gustar más. Debía ser algo vistoso y bonito, que le agradase lo suficiente para tenerlo en su cuarto. ¿Una rosa quizás? ¿De color marrón, para que se parezca a su dominio? Desde el rabillo del ojo pudo ver en una maceta una única rosa, era enorme y larga, con pinchos considerables y de un tamaño que fácilmente podía ser como la cabeza del pegaso. Era de color marrón claro, en sus petalos puntos de color negro similares a las manchas de un guepardo, con el tallo de color azul marino y en cuyo centro había una bola peluda de color violeta con una pequeña boca con dientes redondos de la que no se percató. Se llevó una negativa terrible por parte de las dos, y optó por unas rosas de un rojo intenso mucho más estéticas y con ninguna boca que quiera morder a su dueño.
Ya en el camino de vuelta dieron un rodeo curioso dado que no daban del todo con el trayecto. Adam llevaba el ramo encima, le sonaba el sitio pero no sabía de que. Y cuando vieron aquel edificio con forma de “U” ya entendía el por qué le sonaba tanto.
—Ostras… —alcanzó a decir en cuanto estuvieron en sus puertas, poniéndose algo serio—. Este sitio aun me da escalofríos —y no mentía, se le ponían los pelos de punta de pensar en lo que ahí dentro pasó, cruzando las puertas con la varmana herida en brazos. No pudo evitar pasar sus ojos sobre ella, torciendo un poco el rostro.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Palacete
24/05/23, 11:50 pm
Kahlo por el contrario vivía bastante ajena a los sucesos que atormentaban a sus compañeros. No porque fuera inmune a la preocupación que merecían las desapariciones de aquellos con los que había sobrevivido tantos meses y quienes en más de una ocasión le habían salvado la vida, sino porque sencillamente no podía martirizarse con algo que escapaba de su control. ¿De qué le servía desvivirse en la angustia? Eso no les iba a traer antes de vuelta. Ya bastante fuerte le había pegado que Luci les anunciara que regresaba a su mundo sin pos de retorno, decisión que no podía culpar en lo más mínimo dada toda la situación, pero que picaba igual. Después de todo e incluso si no había tregua merecían ser felices, aunque en ese plural solo pudiera actuar por sí misma.
Ella se mantenía ocupada con sus viajes a Varmania bien acompañada de Archi, vendiendo lo que saqueaba- perdón, lo que recuperaba y decorando su habitación con pequeños caprichos. Un pequeño porcentaje de lo que no iba directo al irrense se lo quedaba para planes como el de ese día: se había enterado de que había una floristería cerca de la zona y quería visitarla para empezar en su cuarto un horror vacui vegetal digno de su mundo. Cuando Adam y Lethe le ofrecieron su presencia por supuesto que no se negó.
El mal gusto del pegaso era una cosa que, de no tener el pelo ya blanco, le sacaría más canas de las que había tenido su abuela. Por lo general lo ignoraba, no por respeto sino porque mientras no se les asociara a ella le traía sin cuidado que se empeñase en tener el atractivo sexual de una larva de polilla langosta, el dilema venía cuando estaban juntos. Santos, ¿cómo podía hacer que odiase una buena corbata? Se mordió la lengua con su look, pero no tuvo tanta paciencia en la tienda. Le faltó comérselo cuando vino con aquel aborto de la naturaleza cuyo único derecho como ser vivo era morir bajo el fuego. Podría haberle reñido por ser un aburrido que no salía de las impersonales y trilladas rosas rojas, pero vista la alternativa… casi mejor no tentar la suerte. Además, ya iba contenta, se había agenciado un helecho espectacular, una alocasia que por comodidad les seguía levitando y un poto que Lethe ayudaba a llevar.
Al ser la primera vez que hacían ese recorrido ninguno podía poner el piloto automático de vuelta a Serpentaria, y aunque la memoria de la aparición era mucho más aguda ahora aquellas calles tan familiares les jugaron una mala pasada. Las conocía, así que tenía que ser por aquí…
Su cerebro hizo click tarde. Estaban a un giro del palacete. Podría haber rectificado entonces, pero algo en ella le instó a seguir el juego, a acercarse de nuevo al que había sido su remanso de paz y hospital improvisado no tanto tiempo atrás.
No dijo nada. Simplemente se quedó ahí, observando aquella impresionante fachada a la que no habían regresado tras la tragedia. Le daba pena que su último recuerdo del lugar estuviera manchado de sangre, especialmente cuando las veces anteriores no habían sido negativas, y bien visto… ¿no habían salvado la vida por poder resguardarse en él tras el ataque de 77?
—Parece que ha pasado muchísimo tiempo… —masculló. Se le escapó un soplido nervioso, aferrándose al tiesto que sostenía. Apretó la boca, insegura de sus propios pensamientos pero queriendo expresarlos igualmente. Masoquismo, morbo, nostalgia, quizás los tres a la vez. Buscó la mirada de los otros dos—. Queréis… ¿Queréis entrar?
Su tono era inseguro aunque sus ganas certeras.
Ella se mantenía ocupada con sus viajes a Varmania bien acompañada de Archi, vendiendo lo que saqueaba- perdón, lo que recuperaba y decorando su habitación con pequeños caprichos. Un pequeño porcentaje de lo que no iba directo al irrense se lo quedaba para planes como el de ese día: se había enterado de que había una floristería cerca de la zona y quería visitarla para empezar en su cuarto un horror vacui vegetal digno de su mundo. Cuando Adam y Lethe le ofrecieron su presencia por supuesto que no se negó.
El mal gusto del pegaso era una cosa que, de no tener el pelo ya blanco, le sacaría más canas de las que había tenido su abuela. Por lo general lo ignoraba, no por respeto sino porque mientras no se les asociara a ella le traía sin cuidado que se empeñase en tener el atractivo sexual de una larva de polilla langosta, el dilema venía cuando estaban juntos. Santos, ¿cómo podía hacer que odiase una buena corbata? Se mordió la lengua con su look, pero no tuvo tanta paciencia en la tienda. Le faltó comérselo cuando vino con aquel aborto de la naturaleza cuyo único derecho como ser vivo era morir bajo el fuego. Podría haberle reñido por ser un aburrido que no salía de las impersonales y trilladas rosas rojas, pero vista la alternativa… casi mejor no tentar la suerte. Además, ya iba contenta, se había agenciado un helecho espectacular, una alocasia que por comodidad les seguía levitando y un poto que Lethe ayudaba a llevar.
Al ser la primera vez que hacían ese recorrido ninguno podía poner el piloto automático de vuelta a Serpentaria, y aunque la memoria de la aparición era mucho más aguda ahora aquellas calles tan familiares les jugaron una mala pasada. Las conocía, así que tenía que ser por aquí…
Su cerebro hizo click tarde. Estaban a un giro del palacete. Podría haber rectificado entonces, pero algo en ella le instó a seguir el juego, a acercarse de nuevo al que había sido su remanso de paz y hospital improvisado no tanto tiempo atrás.
No dijo nada. Simplemente se quedó ahí, observando aquella impresionante fachada a la que no habían regresado tras la tragedia. Le daba pena que su último recuerdo del lugar estuviera manchado de sangre, especialmente cuando las veces anteriores no habían sido negativas, y bien visto… ¿no habían salvado la vida por poder resguardarse en él tras el ataque de 77?
—Parece que ha pasado muchísimo tiempo… —masculló. Se le escapó un soplido nervioso, aferrándose al tiesto que sostenía. Apretó la boca, insegura de sus propios pensamientos pero queriendo expresarlos igualmente. Masoquismo, morbo, nostalgia, quizás los tres a la vez. Buscó la mirada de los otros dos—. Queréis… ¿Queréis entrar?
Su tono era inseguro aunque sus ganas certeras.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Palacete
25/05/23, 03:08 pm
Al haberse encontrado por casualidad con Kahlo y Adam a punto de salir, al parecer con intención de visitar un lugar donde venían plantas, Lethe les preguntó si podía acompañarles. En parte se sentía más segura cuántos más saliesen juntos, en parte quizás una actividad mundana como comprar unas flores podía distraer su mente de las diversas preocupaciones por un rato. Además sentía cada vez más curiosidad por la ciudad y los edificios que no eran simplemente un montón de ruinas.
El nombre de la tienda a la que fueron le recordó un poco a la agencia de dama Enigma: tenía también un nombre extraño y… ¿no era floristería el nombre correcto para ese tipo de negocio? Fuera como fuese, el lugar parecía bien provisto de plantas de todo tipo, el dueño les atendió con amabilidad y Kahlo pudo encontrar lo que quería sin problema, ofreciéndose a ayudarla a cargar con una de sus plantas. Habían tenido que evitar que el pegaso eligiese una de las flores más feas posible como regalo para Chromsa: la enderth empezaba a darse cuenta de que Adam parecía tener el sentido estético completamente roto por alguna razón. La horus no era la mayor experta en ese campo precisamente e incluso resultaba evidente para ella que su amigo no tenía buen gusto.
Centrada en cargar con su parte y en charlar con sus amigos, no se dio cuenta de dónde estaban hasta que ambos se detuvieron y miró en su misma dirección. Flashbacks cruzaron rápidamente por su cabeza, pudiendo entender el comentario de Adam, aunque no lo compartía exactamente. Su tren de pensamiento era más próximo al de la aparición y no era ese edificio en concreto el que tenía asociado al mal recuerdo. De todas formas, la enderth creía firmemente que no valía la pena evitar un lugar porque hubiese ocurrido algo malo en él, al menos no si la localización no era más que una aleatoriedad y no la causante de la desgracia. Por lo que se encogió de hombros ante la pregunta de Kahlo.
—Si vosotros queréis, no me importa —miró hacia Adam, pues era el que parecía tener algún reparo.
El nombre de la tienda a la que fueron le recordó un poco a la agencia de dama Enigma: tenía también un nombre extraño y… ¿no era floristería el nombre correcto para ese tipo de negocio? Fuera como fuese, el lugar parecía bien provisto de plantas de todo tipo, el dueño les atendió con amabilidad y Kahlo pudo encontrar lo que quería sin problema, ofreciéndose a ayudarla a cargar con una de sus plantas. Habían tenido que evitar que el pegaso eligiese una de las flores más feas posible como regalo para Chromsa: la enderth empezaba a darse cuenta de que Adam parecía tener el sentido estético completamente roto por alguna razón. La horus no era la mayor experta en ese campo precisamente e incluso resultaba evidente para ella que su amigo no tenía buen gusto.
Centrada en cargar con su parte y en charlar con sus amigos, no se dio cuenta de dónde estaban hasta que ambos se detuvieron y miró en su misma dirección. Flashbacks cruzaron rápidamente por su cabeza, pudiendo entender el comentario de Adam, aunque no lo compartía exactamente. Su tren de pensamiento era más próximo al de la aparición y no era ese edificio en concreto el que tenía asociado al mal recuerdo. De todas formas, la enderth creía firmemente que no valía la pena evitar un lugar porque hubiese ocurrido algo malo en él, al menos no si la localización no era más que una aleatoriedad y no la causante de la desgracia. Por lo que se encogió de hombros ante la pregunta de Kahlo.
—Si vosotros queréis, no me importa —miró hacia Adam, pues era el que parecía tener algún reparo.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Palacete
25/05/23, 04:31 pm
Desde luego Kahlo llevaba razón en sus palabras. Era un sentimiento extraño, pues no había pasado demasiado tiempo pero se sentía tan alejado ese momento. El palacete tuvo en un inicio una buena impresión, el pegaso pensó en lo que le contaron sus compañeros cuando fueron a probarse trajes y en aquellos baños dignos de un rey.
Pero no podía evitar pensar en aquella manta blanca llena de sangre, en la varmana con el brazo medio cercenado por la lanza, en sus compañeros que vinieron heridos tras la batalla con el lagarto. Les sirvió de refugio mientras los otros combatían pero era complicado echar todo eso atrás para Adam, quizás seria lo mejor volver y…
—¿Eh? —desde luego no se esperó aquella propuesta de Kahlo y el ruso la miró con un poco de confusión en un inicio. Resopló un poco, al recién pensar en todo lo malo se le complicaba responder pero el palacete era, desde luego, un paraíso dentro de sus puertas. Lethe también aprobó la idea, quien no tenía tanto apuro, y miro a Adam. ¿Ella sabía que él seria el más echado para atrás? En eso el pegaso era predecible, por lo que parecía ser—. Me da algo de rechazo pero… —se cruzó de brazos, examinando de nuevo el edificio. Avanzó unos pasos, mirando la puerta de cerca y girándose en una expresión de apuro —Yo… tengo curiosidad, la verdad. ¿Echamos un vistazo rápido, si queréis?
Dijo lo último como si fuese algo malo lo que estaban haciendo aunque, en esencia, no lo era. Era raro, estaba apurado más que nada por Kahlo pero de todas formas ella quería entrar. ¿La llevaba la curiosidad? Si ese era el caso, no podía culparla porque Adam sentía lo mismo. Si ellas dos lo aprobaban, abriría las puertas del edificio con calma.
El pegaso abrió los ojos, fue testigo anteriormente pero no dejaba de sorprenderle. Las escaleras, la estructura que conformaban las planchas suspendidas, todo era familiar, nostálgico y precioso. Adam se metió más al centro de la entrada y mirando hacia arriba esbozó una ligerísima sonrisa que intentó apagar, en el fondo no quería expresar alegría por un sitio en el que Kahlo lo pasó tan mal. Además, desde el momento en que entrasen ella se daría cuenta de que Adam la mira con algo de apuro todo el tiempo.
—¿Tenéis pensado… algo? Miramos un poco por encima, si no os importa —ahora estaban ahí pero no hubo plan de ningún tipo. Si fuese por Adam se dejaría llevar por Lethe y Kahlo, ellas fueron cuando probaron el ropaje del edificio y con respecto al ruso lo único que se sabía era la ubicación de los baños y esa habitación en la que resguardaron a la varmana que, desde luego, no pisaría ni loco.
Pero no podía evitar pensar en aquella manta blanca llena de sangre, en la varmana con el brazo medio cercenado por la lanza, en sus compañeros que vinieron heridos tras la batalla con el lagarto. Les sirvió de refugio mientras los otros combatían pero era complicado echar todo eso atrás para Adam, quizás seria lo mejor volver y…
—¿Eh? —desde luego no se esperó aquella propuesta de Kahlo y el ruso la miró con un poco de confusión en un inicio. Resopló un poco, al recién pensar en todo lo malo se le complicaba responder pero el palacete era, desde luego, un paraíso dentro de sus puertas. Lethe también aprobó la idea, quien no tenía tanto apuro, y miro a Adam. ¿Ella sabía que él seria el más echado para atrás? En eso el pegaso era predecible, por lo que parecía ser—. Me da algo de rechazo pero… —se cruzó de brazos, examinando de nuevo el edificio. Avanzó unos pasos, mirando la puerta de cerca y girándose en una expresión de apuro —Yo… tengo curiosidad, la verdad. ¿Echamos un vistazo rápido, si queréis?
Dijo lo último como si fuese algo malo lo que estaban haciendo aunque, en esencia, no lo era. Era raro, estaba apurado más que nada por Kahlo pero de todas formas ella quería entrar. ¿La llevaba la curiosidad? Si ese era el caso, no podía culparla porque Adam sentía lo mismo. Si ellas dos lo aprobaban, abriría las puertas del edificio con calma.
El pegaso abrió los ojos, fue testigo anteriormente pero no dejaba de sorprenderle. Las escaleras, la estructura que conformaban las planchas suspendidas, todo era familiar, nostálgico y precioso. Adam se metió más al centro de la entrada y mirando hacia arriba esbozó una ligerísima sonrisa que intentó apagar, en el fondo no quería expresar alegría por un sitio en el que Kahlo lo pasó tan mal. Además, desde el momento en que entrasen ella se daría cuenta de que Adam la mira con algo de apuro todo el tiempo.
—¿Tenéis pensado… algo? Miramos un poco por encima, si no os importa —ahora estaban ahí pero no hubo plan de ningún tipo. Si fuese por Adam se dejaría llevar por Lethe y Kahlo, ellas fueron cuando probaron el ropaje del edificio y con respecto al ruso lo único que se sabía era la ubicación de los baños y esa habitación en la que resguardaron a la varmana que, desde luego, no pisaría ni loco.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Palacete
25/05/23, 06:59 pm
A Lethe no le importaba, quedaba el pegaso. La varmana le observó con cierta inquietud, pues desconocía como se tomaría una propuesta como esa. Era lógico que le diera rechazo como bien había expuesto, a ella también debería de dárselo, ¿no? y sin embargo en aquel “pero” se sintió más reflejada. La curiosidad era extraña, compartida. Quizás le daban más a puro los sentimientos que pudieran levantarse en sus compañeros que los propios. Les asintió con una pequeña sonrisa.
—¡Hm-hm!
Las preguntas se arremolinaron en su cabeza según subían los peldaños, una cola abrupta de curiosidad que no podía expresar en voz alta por si la tomaban por estrafalaria. ¿Habría entrado alguien más después de ellos? ¿Seguiría la cama ensangrentada o estaría limpia? De ser así, ¿quién había limpiado el desastre? ¿Qué habrían pensado? Escudriñó el suelo en busca de cualquier mancha, cualquier rastro que delatase el escarnio que habían evitado tras esas puertas mientras Adam las abría, pero de momento no había nada. El tono oscuro de los azulejos y las baldosas no ayudaba a distinguir suciedad alguna pero estaba segura de haber sangrado muchísimo, así que…
El recibidor estaba tan impecable como siempre. Olí a limpio, a edificio importante y materiales caros, no a cerrado, polvo o al hierro de la sangre. El corazón se le encogió pues para su sorpresa, aunque tenía muy frescos los sucesos de la última vez, Kahlo seguía sintiendo la reconfortante familiaridad que le producía estar rodeada de lujo, incluso si ese no era su hogar ni lo había sido nunca. Le hacía feliz estar allí. Adam no tenía porque sentir miedo, pues era la propia aparición nocturna quien sonreía con la misma ligereza pero sin vistas a contenerse. De hecho la cohibía más la forma en la que este no dejaba de mirarla que sus malos recuerdos en sí. Se sentía peor por otros, por Chromsa, por Amira, por Lethe… incluso si sus heridas y cansancio había sanado hace tiempo.
Se adelantó a las escaleras para huir de la mirada de Adam y dejar el helecho que llevaba a un lado, sobre uno de los escalones. No quería que sintiera pena por ella, ni él ni nadie, no cuando ni ella lo hacía. Estaba recuperada, tenía una prótesis espectacular y seguía viva, no estaba desaparecida y hasta tenía medios para estar comprándose tonterías, ¿qué más quería?
—No le pasará nada aquí, ¿no? —dijo con naturalidad. Lo recogería a la salida, por supuesto. Hizo lo mismo con la alocasia un escalón arriba—. ¡Lethe, deja tú también el poto! No creo que se lo lleve nadie.
>>Hm, claro —continuó con Adam—. Y si no estáis cómodos cuando queráis nos vamos… A mi me gustaría comprobar algo.
Por supuesto se refería a la habitación
—¡Hm-hm!
Las preguntas se arremolinaron en su cabeza según subían los peldaños, una cola abrupta de curiosidad que no podía expresar en voz alta por si la tomaban por estrafalaria. ¿Habría entrado alguien más después de ellos? ¿Seguiría la cama ensangrentada o estaría limpia? De ser así, ¿quién había limpiado el desastre? ¿Qué habrían pensado? Escudriñó el suelo en busca de cualquier mancha, cualquier rastro que delatase el escarnio que habían evitado tras esas puertas mientras Adam las abría, pero de momento no había nada. El tono oscuro de los azulejos y las baldosas no ayudaba a distinguir suciedad alguna pero estaba segura de haber sangrado muchísimo, así que…
El recibidor estaba tan impecable como siempre. Olí a limpio, a edificio importante y materiales caros, no a cerrado, polvo o al hierro de la sangre. El corazón se le encogió pues para su sorpresa, aunque tenía muy frescos los sucesos de la última vez, Kahlo seguía sintiendo la reconfortante familiaridad que le producía estar rodeada de lujo, incluso si ese no era su hogar ni lo había sido nunca. Le hacía feliz estar allí. Adam no tenía porque sentir miedo, pues era la propia aparición nocturna quien sonreía con la misma ligereza pero sin vistas a contenerse. De hecho la cohibía más la forma en la que este no dejaba de mirarla que sus malos recuerdos en sí. Se sentía peor por otros, por Chromsa, por Amira, por Lethe… incluso si sus heridas y cansancio había sanado hace tiempo.
Se adelantó a las escaleras para huir de la mirada de Adam y dejar el helecho que llevaba a un lado, sobre uno de los escalones. No quería que sintiera pena por ella, ni él ni nadie, no cuando ni ella lo hacía. Estaba recuperada, tenía una prótesis espectacular y seguía viva, no estaba desaparecida y hasta tenía medios para estar comprándose tonterías, ¿qué más quería?
—No le pasará nada aquí, ¿no? —dijo con naturalidad. Lo recogería a la salida, por supuesto. Hizo lo mismo con la alocasia un escalón arriba—. ¡Lethe, deja tú también el poto! No creo que se lo lleve nadie.
>>Hm, claro —continuó con Adam—. Y si no estáis cómodos cuando queráis nos vamos… A mi me gustaría comprobar algo.
Por supuesto se refería a la habitación
- ♪♫♬:
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Palacete
25/05/23, 10:42 pm
El pegaso no parecía seguro en absoluto, pero había afirmado tener curiosidad, por lo que Lethe no dijo nada. Aquel no debería ser un lugar peligroso y Kahlo sí parecía querer entrar, por lo que no veía objeciones. Además, quizás enfrentándose a ello Adam sentiría menos reparo por el lugar.
—Pues entremos —dijo por toda respuesta siguiendo a la varmana al interior.
Al igual que su amiga, también escudriñó el lugar en busca de indicios de lo que había acontecido meses atrás allí, pero no le extrañó mucho no ver nada. Un sitio como aquel tenía que tener a alguien que se ocupase de él, aunque era un poco raro que nunca se hubiesen topado con su dueño. Era un edificio demasiado elaborado y lleno de cosas superfluas como para tratarse de un lugar público, aunque esa era una percepción suya y cada vez era más consciente de ello, por lo que ya no sabía si realmente podía aplicar aquella lógica a Rocavarancolia. Probablemente, no.
Hizo caso a la aparición nocturna y dejó la planta que cargaba junto a la otra.
—Si nos guiamos por nuestras anteriores experiencias… no creo.
En cualquier caso las plantas no eran suyas, por lo que si a Kahlo le parecía bien dejarlas allí, ella no iba a llevarle la contraria.
>>Yo no tengo ningún problema por estar aquí —le aseguró cuando aludió a su posible incomodidad. Se giró hacia Adam: sus palabras sugerían que, sin embargo, no era el caso para él—. Si quieres salir antes que Kahlo puedo acompañarte fuera. Aquí dentro debería estar a salvo.
No tenía motivos para pensar lo contrario, a fin de cuentas. Lo que no terminaba de entender era qué había motivado a uno y a otro a querer entrar, pues incluso el pegaso en su reticencia había afirmado sentir curiosidad. Ella simplemente les seguiría a donde quisieran ir.
—Pues entremos —dijo por toda respuesta siguiendo a la varmana al interior.
Al igual que su amiga, también escudriñó el lugar en busca de indicios de lo que había acontecido meses atrás allí, pero no le extrañó mucho no ver nada. Un sitio como aquel tenía que tener a alguien que se ocupase de él, aunque era un poco raro que nunca se hubiesen topado con su dueño. Era un edificio demasiado elaborado y lleno de cosas superfluas como para tratarse de un lugar público, aunque esa era una percepción suya y cada vez era más consciente de ello, por lo que ya no sabía si realmente podía aplicar aquella lógica a Rocavarancolia. Probablemente, no.
Hizo caso a la aparición nocturna y dejó la planta que cargaba junto a la otra.
—Si nos guiamos por nuestras anteriores experiencias… no creo.
En cualquier caso las plantas no eran suyas, por lo que si a Kahlo le parecía bien dejarlas allí, ella no iba a llevarle la contraria.
>>Yo no tengo ningún problema por estar aquí —le aseguró cuando aludió a su posible incomodidad. Se giró hacia Adam: sus palabras sugerían que, sin embargo, no era el caso para él—. Si quieres salir antes que Kahlo puedo acompañarte fuera. Aquí dentro debería estar a salvo.
No tenía motivos para pensar lo contrario, a fin de cuentas. Lo que no terminaba de entender era qué había motivado a uno y a otro a querer entrar, pues incluso el pegaso en su reticencia había afirmado sentir curiosidad. Ella simplemente les seguiría a donde quisieran ir.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Palacete
26/05/23, 08:19 am
Mientras miraba un poco el lugar, en una de sus miradas con bastante preocupación a Kahlo se fijó en su compañera. Ella se iba adelantando en las escaleras con una sonrisa, parecía feliz y a gusto en el sitio y en cambio el pegaso andaba serio por ella apoyado en razones que él mismo se imaginaba, quizás. Se le contagió la sonrisa un poco, mirando de nuevo hacia arriba y preguntándose por qué le daba tanto apuro el edificio.
Acompaño a Lethe para llegar donde la varmana, dejando también al lado de las plantas aquel ramo de flores con delicadeza, apoyado en el poto que la horus cargaba consigo. Estaría a buen recaudo, no se imaginaba a nadie llevándoselo tal y como Kahlo dijo.
—Lethe, te lo agradezco. No creo que salga antes que ella pero lo tendré en cuenta —dijo primero a Lethe con una sonrisa complacida por la amabilidad de su amiga. Por otro lado quiso responder a Kahlo—. Si quieres te acompañamos. A mi no me importa, si a ti no te importa —habiendo soltado la frase más redundante de su vida con respecto a pedir consentimiento cosa de la que el propio pegaso se dio cuenta, Adam miró a Lethe para ver si ella aprobaba la idea de acompañarla arriba con él—. ¿Y adonde exactamente? ¿Tienes pensado algo? —preguntaría curioso conforme iban subiendo las escaleras, observando por donde pasaban.
Acompaño a Lethe para llegar donde la varmana, dejando también al lado de las plantas aquel ramo de flores con delicadeza, apoyado en el poto que la horus cargaba consigo. Estaría a buen recaudo, no se imaginaba a nadie llevándoselo tal y como Kahlo dijo.
—Lethe, te lo agradezco. No creo que salga antes que ella pero lo tendré en cuenta —dijo primero a Lethe con una sonrisa complacida por la amabilidad de su amiga. Por otro lado quiso responder a Kahlo—. Si quieres te acompañamos. A mi no me importa, si a ti no te importa —habiendo soltado la frase más redundante de su vida con respecto a pedir consentimiento cosa de la que el propio pegaso se dio cuenta, Adam miró a Lethe para ver si ella aprobaba la idea de acompañarla arriba con él—. ¿Y adonde exactamente? ¿Tienes pensado algo? —preguntaría curioso conforme iban subiendo las escaleras, observando por donde pasaban.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Palacete
29/05/23, 02:30 am
Una sonrisa conforme brotó en su rostro con la afirmativa de Lethe y se hizo un pelín más estable tras oír a Adam, divertida en su redundancia. Bien, no quería estar huyendo de él ni sintiéndose mal por arrastrarle dentro. Igualmente no estaba del todo segura de querer verbalizar sus deseos, pero Kahlo no era de andarse con rodeos, y si algo sabía por experiencia es que cuanto más directo menor era el daño.
—Quiero volver a la habitación donde me atendísteis —era una manera suave de decir “donde me desangré como un animal en el matadero”—. Solamente para comprobar si sigue igual.
Por supuesto si el pegaso quería quedarse esperando estaba a tiempo y en todo su derecho de hacerlo. No habían subido mucho todavía.
>>Es mera curiosidad. Aún no entiendo como este lugar está tan impoluto cuando el resto de Rocavarancolia no, y más habiendo sitios de los que han saqueado hasta los tejados… e imagino que alguien se hará cargo de su mantenimiento —explicó, fueran a creer que solo lo hacía por morbo. Que también, pero saber vender el pescado era parte del negocio—. Solo quiero asomarme. Luego podemos ir donde queráis. Nunca exploramos este sitio en su totalidad…
Recordaba muy vagamente el recorrido que había hecho aquel día, después de todo la vida se le había estado escapando junto a la sangre que perdía, pero no había que dar muchas vueltas para llegar al cuarto. A fin de cuentas, habían entrado en uno de los más próximos por obvios motivos. Kahlo empujó la puerta y la recibió la misma cama en la que la habían tumbado, en exactamente el mismo estado de revista que había tenido antes de que ella la tiñera de rojo. El sitio estaba tan limpio como un hotel listo para entrar. La aparición apenas se asomó, escudriñando suelo y paredes. Quizás si era un poco masoquista, pues se encontró a sí misma con la mirada fija en la cama en el mismo punto que había ocupado. Si se concentraba un poco, solo un poco, podía ver a Chromsa sentado a su lado, totalmente exhausto por curarla. A Kolja, a Amira en la puerta del baño, a Alec…
—Qué sensación tan extraña… —susurró, deslizando la mano sobre la puerta para entrar apenas un par de pasos en la habitación.
¿Debería de darle más miedo? A decir verdad sin el olor a hierro ni el abundante color rojo manchando las sábanas la habitación no era más un espejismo. Esperaba sentirse… diferente. Más intensa, pero no. Era un cuarto normal. Casi por instinto se miró la mano derecha, la robótica, y tuvo que despegar la vista a posta al sentirse rara por ello.
—Quiero volver a la habitación donde me atendísteis —era una manera suave de decir “donde me desangré como un animal en el matadero”—. Solamente para comprobar si sigue igual.
Por supuesto si el pegaso quería quedarse esperando estaba a tiempo y en todo su derecho de hacerlo. No habían subido mucho todavía.
>>Es mera curiosidad. Aún no entiendo como este lugar está tan impoluto cuando el resto de Rocavarancolia no, y más habiendo sitios de los que han saqueado hasta los tejados… e imagino que alguien se hará cargo de su mantenimiento —explicó, fueran a creer que solo lo hacía por morbo. Que también, pero saber vender el pescado era parte del negocio—. Solo quiero asomarme. Luego podemos ir donde queráis. Nunca exploramos este sitio en su totalidad…
Recordaba muy vagamente el recorrido que había hecho aquel día, después de todo la vida se le había estado escapando junto a la sangre que perdía, pero no había que dar muchas vueltas para llegar al cuarto. A fin de cuentas, habían entrado en uno de los más próximos por obvios motivos. Kahlo empujó la puerta y la recibió la misma cama en la que la habían tumbado, en exactamente el mismo estado de revista que había tenido antes de que ella la tiñera de rojo. El sitio estaba tan limpio como un hotel listo para entrar. La aparición apenas se asomó, escudriñando suelo y paredes. Quizás si era un poco masoquista, pues se encontró a sí misma con la mirada fija en la cama en el mismo punto que había ocupado. Si se concentraba un poco, solo un poco, podía ver a Chromsa sentado a su lado, totalmente exhausto por curarla. A Kolja, a Amira en la puerta del baño, a Alec…
—Qué sensación tan extraña… —susurró, deslizando la mano sobre la puerta para entrar apenas un par de pasos en la habitación.
¿Debería de darle más miedo? A decir verdad sin el olor a hierro ni el abundante color rojo manchando las sábanas la habitación no era más un espejismo. Esperaba sentirse… diferente. Más intensa, pero no. Era un cuarto normal. Casi por instinto se miró la mano derecha, la robótica, y tuvo que despegar la vista a posta al sentirse rara por ello.
- ♪♫♬:
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Palacete
29/05/23, 02:51 pm
Asintió a Adam ante su respuesta y simplemente se dispuso a seguir a Kahlo tras el pegaso. El lugar al que quería ir la aparición nocturna no le resultó ni extraño ni obvio: no sabía muy bien qué tenía en mente la varmana para querer volver allí, pero tampoco le resultaba chocante en lo más mínimo. De todos modos, ella misma les ofreció una respuesta casi al instante y podía comprender esa curiosidad, a pesar de que a la propia enderth nunca se le hubiese ocurrido comprobar algo tan concreto como aquello.
—He leído acerca de hechizos anclados, a lo mejor se mantiene solo hasta cierto punto —aventuró mientras seguían el camino hacia el mencionado cuarto—. Porque es un poco raro que nunca nos hayamos encontrado con nadie aquí, ¿no os parece?
De nuevo, no le resultó ninguna sorpresa encontrarse impoluto el lugar donde meses atrás habían tenido que atender a las terribles heridas que Setenta y Siete les había producido. La cama donde había yacido Kahlo con el brazo destrozado estaba ahí, como si nunca hubiese servido de reposo a una persona desangrándose. Lethe también se acordaba de aquel día a la perfección y casi podía ver la escena con claridad en su mente. Negó levemente con la cabeza recordando la discusión que habían mantenido y cómo había abandonado el lugar en busca de Kradko y Alyssa porque Alec había demostrado ser más merluzo de lo que hubiese imaginado. Sintió cierto cansancio de pronto, acordándose de la sensación de absoluta extenuación debido al esfuerzo mágico que había realizado, mezclado con el hecho de que varios de sus compañeros habían elegido el peor momento posible para discutir…
La voz de la varmana le devolvió a la realidad y se sorprendió compartiendo sus palabras.
—Sí —dijo con el ceo algo fruncido por la confusión. Aquella clase de sensaciones todavía le resultaban impropias. Había descubierto que se podían sentir una enorme cantidad de cosas que jamás se hubiese podido imaginar en su vida anterior—. Sí que es extraño.
El gesto de Kahlo le preocupó ligeramente. ¿Le producía malestar, a pesar de lo que había dicho, encontrarse allí? Todavía le costaba demasiado leer emociones tan sutiles en especies tan distintas a la suya incluso si ya había transcurrido casi un año desde que compartía su vida con ellos, por lo que no sabía si se suponía que debía hacer o decir algo. Hizo un amago muy breve de alzar el brazo cuyo destino sería el hombro de la aparición, pero lo bajó enseguida.
—He leído acerca de hechizos anclados, a lo mejor se mantiene solo hasta cierto punto —aventuró mientras seguían el camino hacia el mencionado cuarto—. Porque es un poco raro que nunca nos hayamos encontrado con nadie aquí, ¿no os parece?
De nuevo, no le resultó ninguna sorpresa encontrarse impoluto el lugar donde meses atrás habían tenido que atender a las terribles heridas que Setenta y Siete les había producido. La cama donde había yacido Kahlo con el brazo destrozado estaba ahí, como si nunca hubiese servido de reposo a una persona desangrándose. Lethe también se acordaba de aquel día a la perfección y casi podía ver la escena con claridad en su mente. Negó levemente con la cabeza recordando la discusión que habían mantenido y cómo había abandonado el lugar en busca de Kradko y Alyssa porque Alec había demostrado ser más merluzo de lo que hubiese imaginado. Sintió cierto cansancio de pronto, acordándose de la sensación de absoluta extenuación debido al esfuerzo mágico que había realizado, mezclado con el hecho de que varios de sus compañeros habían elegido el peor momento posible para discutir…
La voz de la varmana le devolvió a la realidad y se sorprendió compartiendo sus palabras.
—Sí —dijo con el ceo algo fruncido por la confusión. Aquella clase de sensaciones todavía le resultaban impropias. Había descubierto que se podían sentir una enorme cantidad de cosas que jamás se hubiese podido imaginar en su vida anterior—. Sí que es extraño.
El gesto de Kahlo le preocupó ligeramente. ¿Le producía malestar, a pesar de lo que había dicho, encontrarse allí? Todavía le costaba demasiado leer emociones tan sutiles en especies tan distintas a la suya incluso si ya había transcurrido casi un año desde que compartía su vida con ellos, por lo que no sabía si se suponía que debía hacer o decir algo. Hizo un amago muy breve de alzar el brazo cuyo destino sería el hombro de la aparición, pero lo bajó enseguida.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Palacete
30/05/23, 11:18 pm
En la mitad del camino la aparición nocturna desveló cual iba a ser el destino, y no era otro que aquella habitación. Adam lo iba a aceptar de igual forma pero, ¿era necesario? Kahlo más adelante se explicó, argumentando que era extraño lo limpio y perfecto que era todo. Desde luego parecía mentira, no había ningún signo de ellos cuando pasaron con la varmana y su herida abierta. Por haber, ni siquiera se veían gotas de sangre cuando, tal y como ella dijo, había zonas mucho peores. Gente encargada de mantenerlo, magia anclada, habían muchas variables a considerar y todas se contradecían.
—La verdad es que este sitio parece abandonado, ¿pero a la vez no por lo cuidado que está? —comentó después de Lethe, rascándose la barbilla y compartiendo la duda.
Y al fin el momento de la verdad llegó tras el camino, el mismo que recorrió a trompicones con una persona en sus brazos. Abrió la puerta y… nada, ni un rastro de actividad. Las sábanas estaban nuevas, el suelo libre de manchas, los cajones en su sitio, el armario cerrado. Abrió mucho los ojos, todo estaba perfecto, tal cual llegaron en su día antes de toda esa sangre, cuando llegaron los demás, cuando curó a Kolja. Una sensación rara le recorrió el pecho, no muy agradable cuando comenzó a revivir todo aquello, esa discusión que él tuvo con el resto. Eso le hizo agachar la mirada, apenado por como se torcieron las cosas aquel día.
Kahlo habló, mientras daba unos pasos para estar mas adentro. ¿Que sentiría? Adam se quedó en la puerta, observando aquel gesto, cuando la aparición nocturna tocó su prótesis.
—¿Estás bien Kahlo? —le pudo la preocupación. El pegaso no pudo evitar preguntar a la varmana arrastrando delicadeza en sus palabras justo después de exhalar bastante aire. Tomó la decisión de dar unos pasos a su lado, observando por encima todo el lugar. Hasta el baño, que tenía la puerta abierta, estaba impoluto por dentro—. Es como si no hubiera pasado nada aquí dentro —continuó, apoyando su mano en el cuello y temiendo tocar llagas dolorosas, tampoco sabía que decir exactamente pero lo sentía, era como ver fantasmas, eventos intensos que no han dejado huella física en el Palacete.
—La verdad es que este sitio parece abandonado, ¿pero a la vez no por lo cuidado que está? —comentó después de Lethe, rascándose la barbilla y compartiendo la duda.
Y al fin el momento de la verdad llegó tras el camino, el mismo que recorrió a trompicones con una persona en sus brazos. Abrió la puerta y… nada, ni un rastro de actividad. Las sábanas estaban nuevas, el suelo libre de manchas, los cajones en su sitio, el armario cerrado. Abrió mucho los ojos, todo estaba perfecto, tal cual llegaron en su día antes de toda esa sangre, cuando llegaron los demás, cuando curó a Kolja. Una sensación rara le recorrió el pecho, no muy agradable cuando comenzó a revivir todo aquello, esa discusión que él tuvo con el resto. Eso le hizo agachar la mirada, apenado por como se torcieron las cosas aquel día.
Kahlo habló, mientras daba unos pasos para estar mas adentro. ¿Que sentiría? Adam se quedó en la puerta, observando aquel gesto, cuando la aparición nocturna tocó su prótesis.
—¿Estás bien Kahlo? —le pudo la preocupación. El pegaso no pudo evitar preguntar a la varmana arrastrando delicadeza en sus palabras justo después de exhalar bastante aire. Tomó la decisión de dar unos pasos a su lado, observando por encima todo el lugar. Hasta el baño, que tenía la puerta abierta, estaba impoluto por dentro—. Es como si no hubiera pasado nada aquí dentro —continuó, apoyando su mano en el cuello y temiendo tocar llagas dolorosas, tampoco sabía que decir exactamente pero lo sentía, era como ver fantasmas, eventos intensos que no han dejado huella física en el Palacete.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Palacete
04/06/23, 11:25 pm
Tras verse el brazo, uno que no había tenido antes de su última visita, su imaginación se prendió demasiado vívida. Recordó los anillos que había llevado, el reguero de sangre, el color brillante y luego oscuro con el que tiñó las sábanas, el cuerpo de... No. Aquello sí se parecía más a lo que esperaba sentir al volver ahí, y no le estaba gustando. La voz de Adam sacó las imágenes de su cabeza y por ende evitó que sus toxinas llenasen el cuarto. Kahlo pestañeó un par de veces, con la boca en forma de “o”, especialmente avergonzada al ser consciente entonces del gesto que por poco había tenido Lethe. Buscó uno de sus pendientes y jugueteó con ellos entre los dedos, abstraída.
—Ah. ¡No, claro, claro! No os preocupéis —sonrió con seguridad. Lo mejor sería cambiar de tema—. Me encantaría saber más de los posibles hechizos anclados que mantengan este lugar protegido. ¿Habrá alguno antirobo? Cuando nosotros nos llevamos cosas no pasó nada. Aunque tampoco es que fueran cosas de valor…
Al tiempo dio un paso atrás, sin la voluntad suficiente de meterse hasta donde había llegado Adam. Incluso sin el cuerpo aplastado de Qirra dentro del mismo ese baño en concreto ya era demasiado. Había cumplido con su curiosidad, ya no necesitaba estar ahí.
—¿Queréis que entremos en alguna otra sala? Hay un montón de habitaciones donde no hemos entrado nunca —añadió, por si con el ademán de apartarse no bastaba.
—Ah. ¡No, claro, claro! No os preocupéis —sonrió con seguridad. Lo mejor sería cambiar de tema—. Me encantaría saber más de los posibles hechizos anclados que mantengan este lugar protegido. ¿Habrá alguno antirobo? Cuando nosotros nos llevamos cosas no pasó nada. Aunque tampoco es que fueran cosas de valor…
Al tiempo dio un paso atrás, sin la voluntad suficiente de meterse hasta donde había llegado Adam. Incluso sin el cuerpo aplastado de Qirra dentro del mismo ese baño en concreto ya era demasiado. Había cumplido con su curiosidad, ya no necesitaba estar ahí.
—¿Queréis que entremos en alguna otra sala? Hay un montón de habitaciones donde no hemos entrado nunca —añadió, por si con el ademán de apartarse no bastaba.
- ♪♫♬:
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Palacete
05/06/23, 09:40 pm
Adam hizo la pregunta que ella no supo si hacer y que al parecer sí hubiera sido apropiado hacerla, a juzgar por la respuesta de Kahlo. Le alivió saber que la aparición se encontraba bien, o al menos lo suficiente como para sonreír, pues si algo no le era desconocido acerca de las emociones era el hecho de ocultar las negativas para no preocupar a otros. De todas formas, que la propia varmana propusiese seguir explorando el lugar la tranquilizó bastante al respecto: habría sugerido irse de haberse encontrado mal. O al menos consideraba que su amiga tenía el suficiente buen juicio como para que así fuera.
—Es muy probable que sí, o este sitio sería saqueado constantemente —dijo en respuesta a su pregunta acerca de posibles hechizos antirrobo—. La verdad es que no planeo ponerlo a prueba.
Ante su segunda pregunta tan solo se encogió de hombros y se giró hacia el pegaso.
>>Si vosotros queréis, yo os sigo. Aunque admito que también tengo cierta curiosidad por si averiguamos algo acerca de cómo funciona este sitio…
Tal vez ahora que poseían más conocimientos se diesen cuenta de algo que antes no. Como mínimo estaba pensando en buscar información al respecto, porque hechizos como los que se intuía que podía haber en aquel palacete serían muy útiles para protegerse de posibles peligros.
—Es muy probable que sí, o este sitio sería saqueado constantemente —dijo en respuesta a su pregunta acerca de posibles hechizos antirrobo—. La verdad es que no planeo ponerlo a prueba.
Ante su segunda pregunta tan solo se encogió de hombros y se giró hacia el pegaso.
>>Si vosotros queréis, yo os sigo. Aunque admito que también tengo cierta curiosidad por si averiguamos algo acerca de cómo funciona este sitio…
Tal vez ahora que poseían más conocimientos se diesen cuenta de algo que antes no. Como mínimo estaba pensando en buscar información al respecto, porque hechizos como los que se intuía que podía haber en aquel palacete serían muy útiles para protegerse de posibles peligros.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Palacete
05/06/23, 11:45 pm
Adam saltó un ligero suspiro de alivio al escuchar la respuesta de Kahlo, parecía ser que ella estaba bien y sonrió por ello. Se fue a otro tema de conversación, preguntando por los hechizos que posiblemente anden esparcidos por el palacete.
—Yo me dejé mi bufanda. Lo mismo ni está en los baños —añadió, teorizando su posible desaparición y/o robo. Tenía genuina curiosidad pero lo dejaría para otro día, eso le parecía una tontería igualmente.
»De acuerdo, vamos a dar una vuelta a ver que encontramos —respondió a las dos con el gusanillo de la curiosidad picando. Una vez se prepararon salieron de aquella habitación que solo traía malos recuerdos y se dispusieron a caminar un poco más arriba. Subían las escaleras y habían salas de todo tipo, hasta jardines. No se esperaba una variedad tan rara y sobrenatural, hasta se encontraron una habitación completamente blanca y vacía.
En una de ellas, sin embargo, pudo apreciar desde el rabillo del ojo lo que parecía ser una sala completamente salida de un conservatorio. Adam no pudo aguantar la curiosidad, asomando la cabeza y adelantándose al resto. No podía creer lo que tenía ante sus ojos.
—Hay… Hay un piano aquí —dijo conteniendo una enorme ilusión por ver aquel enorme piano de cola de acabado negro, era un completo lujo tener uno de esos y parecía de los buenos—. Ehhh ¿Queréis entrar? —se dirigió a ellas con una sonrisa que solo mostraba sus ganas de meterse dentro. Ni siquiera con un medio “sí” o asentida, el pegaso se metió dentro y se acercó al piano, tocando su madera con un respeto gigantesco. Tocó una tecla y sonó, escapándosele un grito ahogado— ¡Es de verdad! ¡Todos los instrumentos de aquí lo son! —miró a Kahlo y Lethe con la cara propia de un niño pequeño.
Tomó aire emocionado, sentándose en el taburete del piano. Hizo una pequeña escala que le salió medio regular pero que repitió varias veces, había perdido bastante práctica pero la mecanización de esos movimientos ayudó a que se acostumbrase rápido. Las teclas eran perfectas, suaves y cómodas al tacto. Adam puso ambas manos en ellas, con una gran sonrisa y cerrando los ojos. Tener ese instrumento en sus manos le traían muy buenos recuerdos, tanteando las notas para dar con lo que pensaba. Fue poco a poco amoldando aquel desorden de notas en una suave melodía que lo traía al pasado, estando de fondo en la sala y rodeando al pegaso, nadando en aquella sencilla sonata y mirando las teclas con un semblante sereno hasta que alguien le llamase la atención.
—Yo me dejé mi bufanda. Lo mismo ni está en los baños —añadió, teorizando su posible desaparición y/o robo. Tenía genuina curiosidad pero lo dejaría para otro día, eso le parecía una tontería igualmente.
»De acuerdo, vamos a dar una vuelta a ver que encontramos —respondió a las dos con el gusanillo de la curiosidad picando. Una vez se prepararon salieron de aquella habitación que solo traía malos recuerdos y se dispusieron a caminar un poco más arriba. Subían las escaleras y habían salas de todo tipo, hasta jardines. No se esperaba una variedad tan rara y sobrenatural, hasta se encontraron una habitación completamente blanca y vacía.
En una de ellas, sin embargo, pudo apreciar desde el rabillo del ojo lo que parecía ser una sala completamente salida de un conservatorio. Adam no pudo aguantar la curiosidad, asomando la cabeza y adelantándose al resto. No podía creer lo que tenía ante sus ojos.
—Hay… Hay un piano aquí —dijo conteniendo una enorme ilusión por ver aquel enorme piano de cola de acabado negro, era un completo lujo tener uno de esos y parecía de los buenos—. Ehhh ¿Queréis entrar? —se dirigió a ellas con una sonrisa que solo mostraba sus ganas de meterse dentro. Ni siquiera con un medio “sí” o asentida, el pegaso se metió dentro y se acercó al piano, tocando su madera con un respeto gigantesco. Tocó una tecla y sonó, escapándosele un grito ahogado— ¡Es de verdad! ¡Todos los instrumentos de aquí lo son! —miró a Kahlo y Lethe con la cara propia de un niño pequeño.
Tomó aire emocionado, sentándose en el taburete del piano. Hizo una pequeña escala que le salió medio regular pero que repitió varias veces, había perdido bastante práctica pero la mecanización de esos movimientos ayudó a que se acostumbrase rápido. Las teclas eran perfectas, suaves y cómodas al tacto. Adam puso ambas manos en ellas, con una gran sonrisa y cerrando los ojos. Tener ese instrumento en sus manos le traían muy buenos recuerdos, tanteando las notas para dar con lo que pensaba. Fue poco a poco amoldando aquel desorden de notas en una suave melodía que lo traía al pasado, estando de fondo en la sala y rodeando al pegaso, nadando en aquella sencilla sonata y mirando las teclas con un semblante sereno hasta que alguien le llamase la atención.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Palacete
07/06/23, 02:16 pm
—No, desde luego —le respondió a la enderth con una ligera sonrisa—. Ya bastante feo le hicimos a este lugar para robar nada ahora.
No pudo evitar arrugar el morro cuando Adam mencionó su vieja bufanda. El plural que había usado en su frase anterior le había generado duda, pues quien realmente había manchado el sitio por mucho había sido ella, pero bien visto la varmana prefería tener que lavar sábanas ensangrentadas que hacerse cargo de aquella prenda apestosa. No, el plural estaba muy bien usado. Rió por lo bajini.
Puesto que el primer capricho había sido suyo dejó que Lethe y Adam guiasen la marcha. Ahora que tenían la certeza de que el sitio era seguro y contaban con más medios con los que protegerse de una posible amenaza, según se iban asomando por las variopintas habitaciones a Kahlo se le antojaba pasar más veces por el palacete. Recuperar esas excursiones sería divertido, y si la cosa salía bien quizás se lo propusiese a más gente. ¿Lo habría visitado Fleur alguna vez...?
Adam se adelantó para chequear una habitación cuyo protagonista era un bonito piano de cola. Para Kahlo eran más inusuales los pianos de pared que esos, dadas las altas esferas en las que había vivido, y aunque su sorpresa fuera menor lo que sí le generaba era una profunda nostalgia.
—Claro.
No terminó de pronunciarlo, el pegaso ya estaba dentro. Le dedicó una sonrisita a Lethe casi como si dijera "este niño..." antes de seguirlo.
—¿Por qué iban a ser de mentira? —preguntó, burlona y divertida mientras echaba un vistazo al lugar.
Ella sabía algo de música, le gustaban los instrumentos de viento y como no sus padres habían querido que sus hijos supieran un mínimo de cada arte y tocar al menos un instrumento, pero ni loca se llevaría ninguna ocarina o flauta que no fuera suya a la boca. A saber quién las habría usado antes. Cuando dejó de pasear la vista y el ruido del banquillo le delató, se fijó en que Adam había tomado asiento frente al piano.
—¿Sabes tocar? —preguntó algo que se hizo obvio al momento.
Habían tenido varias conversaciones sobre música durante la criba, pero no sabía, o al menos, no recordaba que el ruso supiera hasta entonces. Kahlo se sentó en el taburete de un violonchelo para oírle, sin necesitar otra cosa que el sonido para deleitarse de la grata sorpresa. Incluso si no la había oído nunca, esa lenta y aparentemente sencilla melodía le traía recuerdos de otra época, tiempos que gracias al filtro de la añoranza sabían más dulce ahora que en su momento. Le habría halagado en ese mismo instante, pero no quería romper el hechizo de la música.
No pudo evitar arrugar el morro cuando Adam mencionó su vieja bufanda. El plural que había usado en su frase anterior le había generado duda, pues quien realmente había manchado el sitio por mucho había sido ella, pero bien visto la varmana prefería tener que lavar sábanas ensangrentadas que hacerse cargo de aquella prenda apestosa. No, el plural estaba muy bien usado. Rió por lo bajini.
Puesto que el primer capricho había sido suyo dejó que Lethe y Adam guiasen la marcha. Ahora que tenían la certeza de que el sitio era seguro y contaban con más medios con los que protegerse de una posible amenaza, según se iban asomando por las variopintas habitaciones a Kahlo se le antojaba pasar más veces por el palacete. Recuperar esas excursiones sería divertido, y si la cosa salía bien quizás se lo propusiese a más gente. ¿Lo habría visitado Fleur alguna vez...?
Adam se adelantó para chequear una habitación cuyo protagonista era un bonito piano de cola. Para Kahlo eran más inusuales los pianos de pared que esos, dadas las altas esferas en las que había vivido, y aunque su sorpresa fuera menor lo que sí le generaba era una profunda nostalgia.
—Claro.
No terminó de pronunciarlo, el pegaso ya estaba dentro. Le dedicó una sonrisita a Lethe casi como si dijera "este niño..." antes de seguirlo.
—¿Por qué iban a ser de mentira? —preguntó, burlona y divertida mientras echaba un vistazo al lugar.
Ella sabía algo de música, le gustaban los instrumentos de viento y como no sus padres habían querido que sus hijos supieran un mínimo de cada arte y tocar al menos un instrumento, pero ni loca se llevaría ninguna ocarina o flauta que no fuera suya a la boca. A saber quién las habría usado antes. Cuando dejó de pasear la vista y el ruido del banquillo le delató, se fijó en que Adam había tomado asiento frente al piano.
—¿Sabes tocar? —preguntó algo que se hizo obvio al momento.
Habían tenido varias conversaciones sobre música durante la criba, pero no sabía, o al menos, no recordaba que el ruso supiera hasta entonces. Kahlo se sentó en el taburete de un violonchelo para oírle, sin necesitar otra cosa que el sonido para deleitarse de la grata sorpresa. Incluso si no la había oído nunca, esa lenta y aparentemente sencilla melodía le traía recuerdos de otra época, tiempos que gracias al filtro de la añoranza sabían más dulce ahora que en su momento. Le habría halagado en ese mismo instante, pero no quería romper el hechizo de la música.
- ♪♫♬:
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Palacete
07/06/23, 03:56 pm
—Sí —le respondió a Kahlo—. Como la mencionada bufanda, precisamente —añadió con un poco de sarcasmo señalando hacia el pegaso con el rostro.
La varmana pretendía dejar que fuesen ellos quienes eligiesen a dónde ir, pero en realidad el único que lideraba la marcha era Adam. La enderth no tenía ninguna preferencia, aunque si lo hubiese visto dudar elegiría una dirección al azar que no le sonase para explorarla. No hizo falta, porque el humano finalmente se detuvo en un cuarto concreto cuando algo llamó su atención. La aparición le dedicó una mirada de complicidad y la horus se la devolvió tímidamente, no estando aún demasiado acostumbrada a aquella clase de intercambios. A pesar de ello, algo en su interior le indicaba que compartir pequeños gestos como aquel era agradable y correcto. Era como… ¿pertenencia? En cualquier caso, no era momento de ponerse a filosofar.
Prácticamente ninguno de los artilugios que había en aquel cuarto le sonaban de nada, y si lo hacía alguno era porque había visto alguna ilustración por casualidad en algún libro. Al parecer eran instrumentos musicales, lo cual hizo que también llamasen considerablemente su atención. No había podido seguir practicando mucho con su xilófono, preocupada como estaba por asuntos más importantes, pero la música era algo que empezaba a interesarle de verdad. Le gustaban muchas de las melodías que tocaban o ponían con algún cachivache raro las personas que vivían en la Torre Serpentaria y sentía cada vez más curiosidad por el arte, y aquel en específico era de los que más le llamaban.
Hubiese preguntado por los instrumentos, pero al parecer Adam iba a tocar aquella cosa que hubiese dicho que le recordaba a un xilófono enorme, pero siendo tan obvias las diferencias no podía hacer realmente esa comparación. Aunque parecía que al menos sí tenía teclas también, pero se tocaban con las manos. Buscó sitio para sentarse cerca de Kahlo mientras ambas escuchaban el relajante sonido que emitía aquel instrumento. Una sensación extraña le recorrió mientras su amigo tocaba: la música le estaba produciendo sensaciones que no entendía, pero que tampoco eran desagradables. Permaneció absorta con la mirada fija en las manos de Adam deslizándose por las teclas, pero con la mente en otra parte. ¿En cuál? No lo tenía claro, pero sí sabía que estaba en el lugar correcto, rodeada de las personas adecuadas.
La varmana pretendía dejar que fuesen ellos quienes eligiesen a dónde ir, pero en realidad el único que lideraba la marcha era Adam. La enderth no tenía ninguna preferencia, aunque si lo hubiese visto dudar elegiría una dirección al azar que no le sonase para explorarla. No hizo falta, porque el humano finalmente se detuvo en un cuarto concreto cuando algo llamó su atención. La aparición le dedicó una mirada de complicidad y la horus se la devolvió tímidamente, no estando aún demasiado acostumbrada a aquella clase de intercambios. A pesar de ello, algo en su interior le indicaba que compartir pequeños gestos como aquel era agradable y correcto. Era como… ¿pertenencia? En cualquier caso, no era momento de ponerse a filosofar.
Prácticamente ninguno de los artilugios que había en aquel cuarto le sonaban de nada, y si lo hacía alguno era porque había visto alguna ilustración por casualidad en algún libro. Al parecer eran instrumentos musicales, lo cual hizo que también llamasen considerablemente su atención. No había podido seguir practicando mucho con su xilófono, preocupada como estaba por asuntos más importantes, pero la música era algo que empezaba a interesarle de verdad. Le gustaban muchas de las melodías que tocaban o ponían con algún cachivache raro las personas que vivían en la Torre Serpentaria y sentía cada vez más curiosidad por el arte, y aquel en específico era de los que más le llamaban.
Hubiese preguntado por los instrumentos, pero al parecer Adam iba a tocar aquella cosa que hubiese dicho que le recordaba a un xilófono enorme, pero siendo tan obvias las diferencias no podía hacer realmente esa comparación. Aunque parecía que al menos sí tenía teclas también, pero se tocaban con las manos. Buscó sitio para sentarse cerca de Kahlo mientras ambas escuchaban el relajante sonido que emitía aquel instrumento. Una sensación extraña le recorrió mientras su amigo tocaba: la música le estaba produciendo sensaciones que no entendía, pero que tampoco eran desagradables. Permaneció absorta con la mirada fija en las manos de Adam deslizándose por las teclas, pero con la mente en otra parte. ¿En cuál? No lo tenía claro, pero sí sabía que estaba en el lugar correcto, rodeada de las personas adecuadas.
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